el hombre en la luna

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Page 1: El Hombre en la Luna
Page 2: El Hombre en la Luna

LA MAYOR AVENTURA DEL HOMBRE

Apartado “El Mundo 69”, Revista “Siete Días Ilustrados”, edición especial, Buenos Aires,

Argentina, del 15 al 21 de diciembre de 1969, año 3, Nº 136.

Transcripción, Adaptación y Notas: Pablo Martín Agüero.

Brandsen, Buenos Aires, Argentina, 26 de marzo de 2017.

Una fecha para la historia el 20 de julio. Era noche cerrada en Buenos Aires (las 22:34,

exactamente) cuando Neil Armstrong posaba su pie izquierdo sobre la superficie de la

Luna. El comandante de la nave Apolo 11 – que había partido cuatro días antes desde la

base espacial norteamericana, en Cabo Kennedy – consolidaba una hazaña sin precedentes: la

conquista del satélite natural de la Tierra, el primer paso hacia la construcción de una civilización

cósmica. Ese día, la conquista lunar entrecortó la respiración del mundo. Las inquietantes peripecias

vividas por los selenautas mantuvieron en vilo la atención de los hombres y mujeres de todas las

latitudes del planeta durante ocho largos días. Por supuesto, no fue el impertérrito Neil Armstrong

el único héroe de la travesía. Otros dos Robinsones (Michael Collins y Edwin Aldrin), secundados

por un fabuloso equipo de expertos que lidera el cohetólogo alemán Werner von Braun,

posibilitando la concreción de acontecimientos más importante desde el descubrimiento de

América. Para que así sucediera fueron necesarios antes 20 vuelos al espacio sideral propulsados

por el cohete Saturno y otras tantas excursiones cósmicas tripuladas. El 21 de julio – 15 horas

después que Armstrong y Aldrin hicieran su primera caminata en la Luna – el LEM (módulo de

excursión lunar) despegó de suelo selenita hacia la nave madre, Columbia, donde Collins había

sobrellevado treinta horas de solitaria vigilia. Tres días más tarde, el jueves 24, culminaba un

vertiginoso viaje de retorno a Tierra y comenzaba para ellos la rigurosa cuarentena que los

mantendría aislados hasta el 12 de agosto, en previsión de una eventual contaminación por

gérmenes lunares. Se iniciaba también una nueva época en el devenir de la humanidad. Pero esa

semana, del 16 al 24 de julio, no fue sólo propicia desde el punto de vista científico. Un

acontecimiento menor serviría para rubricar la gesta: los argentinos, y de la misma manera, 600

millones de habitantes, se convirtieron en protagonistas de la hazaña gracias a los satélites

sincrónicos Intelsat, y vivieron – junto a Aldrin y Armstrong – las dos horas y cuarenta minutos que

los caminantes de la Luna dedicaron al primer tour de este nuevo territorio del hombre.

Page 3: El Hombre en la Luna

DOS EXPEDICIONES INAUGURAN UNA NUEVA ERA:

LA DEL HOMBRE CÓSMICO

Cuando en la Argentina culminaba la madrugada del 19 de noviembre (eran las 3:55), 180 millones

de norteamericanos volvían a presenciar por las pantallas de sus televisores la aventura más

peligrosa jamás vivida por el hombre: a esa hora se posaba en suelo lunar el módulo Intrepid, que

120 minutos antes se había desacoplado de la nave madre, Yankee Clipper. Fue entonces cuando

la travesía del Apolo 12 alcanzó su punto culminante. La ofensiva por la conquista de la Luna

estaba virtualmente coronada por el éxito. Los astronautas Charles Conrad, Alan Bean y Richard

Gordon habían sorteado el mayor peligro que presentó la nueva tentativa del hombre por domeñar

al satélite natural de la Tierra: un viaje en línea recta, merced al cual la menor falla en los

comandos hubiera posibilitado que la nave se perdiese definitivamente en el cosmos. Sin embargo,

no acabó allí la responsabilidad de Conrad y Bean, encargados de reconocer – por segunda vez en

la astronáutica – el territorio selenita. Ambos debieron cumplir un plan mucho más riguroso que el

confiado a los pioneros Armstrong y Aldrin. No sólo realizaron dos caminatas lunares en un lapso

de ocho horas (Armstrong sólo anduvo la pedregosa superficie lunar durante dos horas y 40

minutos) sino que, además, instalaron una base científica valuada en 25 millones de dólares y

localizaron e inspeccionaron la sonda automática Surveyor III, que había alunizado el 20 de abril

de 1967. Esta multiplicidad de tareas convirtió al viaje de la Apolo 12 en algo más que una mera

repetición de la aventura anterior; poco tiempo bastará – tal vez a principios del año próximo

(1970) – para que se den a conocer los resultados del viaje. A través de los instrumentos

depositados por Conrad y Bean en la Luna los expertos de Houston conocerán la estructura interna

del satélite, su forma geométrica (¿selenométrica?) exacta, la composición de su superficie y su

posible reserva latente de energía. El viaje de la cosmonave es, desde el punto de vista científico,

más importante que el de su predecesora y marca, definitivamente, el camino hacia nuevos

mundos, hacia culturas diferentes. Estas dos experiencias constituyen no sólo el acontecimiento

del año sino también del siglo.

Page 4: El Hombre en la Luna

Nota: Existen varios artículos on line acerca de las misiones “Apolo” y de los descubrimientos que

se realizaron durante los alunizajes. Incluyo cuatro links al respecto, el primero es de la “NASA” en

inglés y los tres restantes pertenecen a artículos en español. Dicho material complementa los

artículos transcriptos anteriormente.

https://www.hq.nasa.gov/office/pao/History/alsj/

https://dps.aas.org/files/dps/education/dpsdisc/2011/LunarCore-esp.pdf

https://elfirmamento.wordpress.com/2008/12/17/la-luna-estructura-interna/

http://www.windows2universe.org/earth/moon/lunar_interior_structure.html&lang=sp