el hijo del papá del ahuizote no. 5: oseopoética iii

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Autores: Δημιουργός, Al fin liebre, Alma en Relevo, Brujeiro, David Castañeda, Enrique Peko, Froy-Balam, Gumaro Güigüí, Hernän Bc, Jorge Jolmash, Lucía Elizabeth Vásquez Méndez. Más información en: http://alfinliebre.blogspot.com/2011/05/ano-iii-no-09.html

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Page 1: El hijo del papá del Ahuizote No. 5: Oseopoética III
Page 2: El hijo del papá del Ahuizote No. 5: Oseopoética III

El hijo del papá del Ahuizote

por el momento es una publicación quincenal

encaminada a la difusión de textos literarios de

diferente índole. Los autores que contribuyen en

la creación de esta publicación son, al igual que

tú, querido lector, personajes que en el ejercicio

pleno de sus habilidades lúdicas alimentan el

imperioso modus vivendi que es la creatividad.

El contenido vertido en cada uno de los textos, así

como del material gráfico que se presenta en esta

publicación, nada tiene que ver con el criterio de

AL FIN LIEBRE ediciones digitales, salvo en

las ocasiones en las que la edición participa como

un autor más.

El hijo del papá del Ahuizote es una publicación

sin fines de lucro, de manera que, si te intentan

cobrar por la visualización, lectura, difusión o

reproducción del material aquí vertido, avísanos y

haremos lo necesario para partirles su madre.

El hijo del papá del Ahuizote No. 05:

Oseopoética III:

Portada:

«De noche todos los gatos son pardos»

Autor: Enrique Peko

Técnica: Grabado sobre linóleo

Medidas: 15 x 20 cm.

Año: 2011

Autores:

§ Δημιοσργός

§ Al fin liebre

§ Alma en Relevo

§ Brujeiro

§ David Castañeda

§ Enrique Peko

§ Froy-Balam

§ Gumaro Güigüí

§ Hernän Bc

§ Jorge Jolmash

§ Lucía Elizabeth Vázquez Méndez

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El hijo del papá del Ahuizote Estridentópolis, La Vieja. Jueves, 5 de mayo de 2011.

1

EDITORIAL

«… lo guardaba en el cajón,

donde guardo el corazón.»

Joaquín Sabina

uando Alicia me abandonó comencé a ir con

mi primer psicóloga, Marlene; al poco

tiempo Alicia y yo nos divorciamos y entablé

una relación seria con Marlene. A los pocos

meses nos casamos y tuvimos un matrimonio

corto que duró lo que le duraron los cigarrillos

de mariguana, después de eso estalló en una

neurosis incontrolable y por razones médicas

tuvimos que distanciarnos, —creo que ahora ella

es una notable instructora de Yoga y anuncia

aceites bajos en grasas trans en la televisión—; la

distancia definitivamente no ayudó a la relación

y en breve firmamos el divorcio. Tuve algunos

encuentros fugaces que serán motivo quizá de

otras editoriales, hasta que conocí a Marcela de

quien no podría escribir aquí pues le reservo una

novela próxima a editarse (y no es bueno andar

dando paso sin guarache). Anticipo, puesto que

la suela ya la tengo, que al cabo de algunos años

conocí a Mariana enfrente del Registro Civil;

ambos pedíamos un Pirata Morgan —pintadón—

en la barra del mismo bar y entablamos

conversación casi inmediatamente.

«Le vendí mi pedazo de piedra lunar», nos

coqueteamos, nos enamoramos, y después de un

noviazgo de miel (que se prolongó 5 años más de

lo que duró), salimos de nuevo por la puerta del

registro civil frente a la que nos conocimos. La

relación fue padre: Yo no quería salir de mi

Manhattan y ella no se quería ir a su

Atlacomulco de modo que nos sentó bien la

niebla de Londres.

Pero ocurrió que su profesión —hasta ese

tiempo— desconocida para mí, reclamó su

presencia en la ciudad de Schaan, en el

principado de Liechtenstein; Partió sin mayor

preámbulo llevándose entre su pasaporte un

papel con mi, —hasta ese entonces— última

rúbrica en un juzgado. Después supe, de buena

fuente que se había ido porque se había acabado

la miel y vivía en Los Cabos desde siempre,

felizmente acompañada por el mejor de mis

amigos.

En aquel entonces, le escribí esta carta que

me permito transcribir íntegramente:

Mariana:

Alguien debería arrancarte los ojos —no

me importa que sea a mordidas o a tirones—,

el punto es que se salgan de sus cuencas, de

sus benditas cuencas oculares. Sólo por

egoísmo, sólo porque me has visto caer y

rendirme —más no redimirme—.

Alguien debería arrancarte la garganta

para que no pudieras jamás contar lo que has

visto, para que no le pudieras gritar al mundo

que soy vulnerable y que me he rendido a tus

pies y a tus atributos de mujer. Para que no

pudieras contarle a nadie cómo te he amado.

Alguien debería desgarrarte la piel. —

Con garras de metal o de perfume; ¡Qué

cuernos importa! ¡Ahora ya nada importa!—.

No deberías seguir portando ese velamen que

floreció en mis besos y se adornó de mis rayos.

De mí, en todo mi esplendor. Poderoso y tuyo.

Alguien debería despojarte de tus

encantos, de tus magias, de tus noches y de tus

sueños porque ya no te los mereces, porque no

son más tuyos. Alguien debería desvanecerte

con un simple ademán y borrar tus pasos de

este mundo como si con ello ganáramos

emancipación.

De ti.

Y si yo hubiera sido tan grande y tan

fuerte como tú, lo habría hecho con mis

propias alas, con mis propias manos. Más soy

débil y te necesito, soy débil y amo —y te

amo—; esa debilidad me cuesta cara porque

estoy peor que nunca y con las ganas de salir y

romper el viento y el camino hasta llegar a ti.

Pero no, soy ínfimo aún.

He visto la cara del destino atravesar

frente de mí una y mil veces y la suerte me ha

salvado, pero quiero comenzar a salvarme yo,

quiero tener fuerza y potencia para que no me

veas como algo que se puede destrozar cuantas

veces te plazca. Pero, ¿Sabes, Mariana?

Incluso si fuera grande y fuerte como tú,

incluso si en mis manos anidaran tus batallas

ganadas y tu fuerza bestial, incluso si en mis

piernas cabalgara ese ímpetu tuyo, aún incluso

si de mis ojos brotara la belleza que brota de

los tuyos y de mi lengua emanaran los cantos

de tus sirenas. No te quitaría nada de lo que

tienes.

C

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El hijo del papá del Ahuizote Estridentópolis, La Vieja. Jueves, 5 de mayo de 2011.

2

No te arrojaría sin puerto y sin norte al

mar de los tiburones, ni apagaría la vela de mi

faro, para que pudieras atracar conmigo,

desembarcar y seguir caminando a mi lado.

Aún si fuera el gigante más intrépido.

Un titán. El amor que me provocas seguiría

ardiendo tanto y tan temiblemente que mis

propias fuerzas tendrían miedo de él. Seguirían

temiendo el momento de salir por creer que

podrían morir calcinadas al instante.

Y entonces sí. No existiría nada, nadie,

ni alguien. Que pudiera contra ti.

Alfil.

Entonces me di cuenta de dos cosas

importantes:

1. Debo dejar de poner tantos guiones

largos pues pareciera que denotan

alguna deficiencia fálica —o al menos

eso dijo mi actual psicóloga—.

2. La oficina postal, acá en mi breve

espacio, está a un costado del Registro

Civil, y creo que he engendrado una

aversión tal a ese rumbo que los

nervios me invaden totalmente apenas

me acerco a la zona. Recuerdo, que en

aquella ocasión, envié esta misiva,

precisamente a la dirección ficticia en

Schaan, Liechtenstein en lugar de a Los

Cabos.

El punto medular quizá es que todas mis ex

esposas (como todas mis ex psicólogas) me han

dejado dos enseñanzas bellísimas antes de

dejarme en los puritos huesos:

«A la mujer que sabe latín, ni todo el amor,

ni todo el dinero». Y digo: ¿Por qué a mí no me

han robado el mes de abril? ¿Cómo pudo

sucederme a mí?

P.D.: Al cabo de algún tiempo mi situación con

Mariana mejoró y pude lidiar con ella, con su

mentira y con su profesión; ella es mi psicóloga

ahora. Sí, la que me dijo lo de la deficiencia

fálica.

AL FIN LIEBRE

ediciones digitales

Estridentópolis, La vieja. Abril de 2011

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El hijo del papá del Ahuizote Estridentópolis, La Vieja. Jueves, 5 de mayo de 2011.

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Imagen: < http://darwin-online.org.uk/content/frameset?itemID=F8.1&viewtype=image&pageseq=53 >

HUESOS PRIMIGENIOS.

ómese una parte de calcio por otra de arena

con lo cual hacemos un amasijo, al cual se

añade un litro de agua de mar, amasar hasta

lograr una mezcla homogénea, con la cual se

forman los huesos.

Alargados, estilizados, rechonchos, según

sea el caso y su función.

Ahora bien, lo importante aquí es buscar

un horno de estrellas, ya que el secreto se

encuentra en la cocción, una vez hecho esto,

dejar un par de milenios a fuego lento, con lo

cual nos aseguramos de su correcta

solidificación, no hay que olvidar checar cada

quinientos años y bañar con una solución rica en

colágeno, esto para asegurar su flexibilidad y

ligereza.

Δημιοσργός

T

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El hijo del papá del Ahuizote Estridentópolis, La Vieja. Jueves, 5 de mayo de 2011.

4

s/ref.

VOLVERTE A VER

— Me fui sobre de ti, cual fiera hambrienta,

no te dejé ni hablar, te zampé un enorme

beso mientras succionaba tus fluidos y mi

lengua recorría tus pálidos dientes.

No esperé tus mudas palabras, tenia tanto

tiempo sin verte, que lo único quería hacer era

sentirte mía de nuevo, comencé a acariciar tu

estructura ósea, más ósea que estructura.

— El mismo lugar, la misma hora, la misma

fecha, solo así podría ser para memorar el

amor que te tuve y tengo. ¿Cuándo

hablamos la última vez, que dijimos? Ya

no lo recuerdo, ya no importa, fue doloso

y culposo creo por eso ya no está

presente.

Seguí tocándote, tu respondías a mí como

te era posible, igual como lo hacías las últimas

veces que te tomaba, te sentía vigorosa,

temblorosa, callada, rota, distante.

Tu frialdad me hizo enojar, te embestí con

más fuerza, me agarré de los malos recuerdos

para amarte con violencia, tu larga cabellera fue

tomada entre mis dedos y te jalé a mí con tal

fuerza que creí por un momento que te

desnucaría del dolor, pero no fue así, seguías

intacta, sin reaccionar, como desee destruirte de

una sola vez.

— Me sentí aliviado después de amarte, no

sabes el infierno que es vivir sin tu

flaqueza a mi lado, pero al tiempo me

alegro de nuestras visitas conyugales

anuales, donde tu complexión de campo

de concentración nazi, solo permite que

tus huesos coxígeos se hundan en mi

marcándome tu amor en la piel.

Una vez terminado el acto solemne de

cogerte, observé tu figura escuálida, enclenque,

olorosa, añeja, besé tu frente, alisé tus cabellos

(esos que había estrujado entre mis manos con

tanta vehemencia), acomodé mis ropas, arreglé

las tuyas, me aseguré de que todo estuviera en su

lugar. Salí de ahí.

— Recordé que año con año a pesar de la

condición mortuoria degenerada que cada

vez mas pesa sobre tus huesos, aun sigue

valiendo la pena cavar. Mis pies

apisonaron la tierra, todo quedó como

antes, avancé mi camino añorando la

próxima cita, para volverte a ver.

Brujeiro

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Powered by David Castañeda. Sin título

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¡¡A QUÉ CARAY CON LA GÜERQUÍA!!

Y dice uno, y dice dos y dice así:

Me dijo mi abue que le dijera a mi novia niña perversa y traviesa.

Y ella me dijo que le dijera cuando me dijera que le dijera, que no. Que nomás tantito.

Que era traviesa porque se le atraviesa la locura, pero que es perversa porque de eso no tiene cura.

Que además de todo, me dijo, todo esto en el mundo terrenal no perdura.

Y siempre me daba unos cocos en el coco, antes de un beso y decirme cabeza dura.

Y yo no entendía a mi novia que “no vía” bien y ahí andaba echándoles ojito a cuanto puerquito.

Y un día iren que si no lo quito le besa a un marranito todo por el completo el chipo.

Y por eso mi abue me contaba que por ella hasta se me fue el hipo.

Y que dejé de escuchar temerarios para volverme metalero y de esa onda loca del jip-jop.

¡Ay! Mi noviecilla y es que está reflaca la matraca.

Y sus kilitos ya son pal perrito. Puro hueso, ¡¡puro huesito!!

Pero eso sí, tiene chulita su manita.

Y su lunarcito boquero ya casi borrado le luce nais nais de bonito.

Sus costillitas y su cráneo así bien buenérrimos, son enemigos acérrimos de la luna

(de lo blanco que están).

Yo la conocí haciendo locuras en la cocina,

ansina, era pura adrenalina mi vecina

antes de irse a vivir al panteón de Pantaleón, y ponerse flaca como calaca.

Ah! Pero eso no le quita lo coqueta.

Bonita la chiquilla pero ¡¡ah que caray con la güerquía chiquía!!

Pestañeaba, cintureaba, cadereaba y brazeaba. Boqueaba, nariceaba, olfateaba y manoseaba.

Y cuando yo quería más me la pasaba llámele y llámele su nombre y ella nunca que me respondía.

Y le decía: Rosa de Castilla y nada, Estrellita de medio día, y nada, Conchita marinera, y nada.

Y bueno, resulta que ya no escuchaba porque ya no tenía oídos, jijiji

ya estaba bien flaquita y en los puros huesos.

¡¡Ay que caray con la güerquía chiquía!!

Gumaro “Gumis” “Gumarindo” “Gumarciano” (etecé) Güigüí

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OSEOPOÉTICA III

I

Cala los huesos. Profundo. Hondo, más allá del tálamo.

El dolor es una sensación que se desvanece con frío y calor.

Desde la carne hasta el hueso penetra y hiere.

Sin otro fin más directo que causar intenso dolor.

Tensa los músculos. Carne y hueso sufren.

II

Ninguna pócima libera del trance hipnótico,

Ni el viento del sur ni el vendaval del norte

Son capaces de devolverle a los huesos su retorno a la tierra.

Navegan desde entonces los cielos complejos

Y en los mares vuelan atrapados en su viaje soporífero.

III

Mis dedos se atoran en tus costillas.

Mi mentón entre la cavidad de tu coxis y tus pantorrillas.

Y así, brazos, pies, talones, caderas y rodillas.

Entrelazados todos en un enredijo de huesos.

Huesos atorados: por la travesía de la descarnación: presos.

Hernän Bc

Foto: Enrico Pajello/Handout / Reuters

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SIN TÍTULO

Tu indiferencia hace girar mi cráneo completo…

Mi inquietud mueve mis ojos de orbita… mi nariz ahora

es sólo un hueco de fosa nasal porque no puedo respirar

si no estás…

Haces temblar mi tibia con estar cerca de mi… me siento

renovada por tu existir, pero…

Si tan sólo me miraras, como yo te veo a ti, aun y con

las orbitas vacías… aun con sólo un vestigio de que

una fosa nasal estuvo viva alguna vez.

Si tan sólo vieras que mi occipital protege mi cerebro de

pensamientos dedicados a ti….

Pero tú no te das cuenta, de lo imprescindible que eres

para el existir de este esqueleto, que sonríe cada vez

que te aproximas…

Te juro que por ti, dejaría lo que tanto trabajo y tantos

huesos me costó construir.

Sueño contigo, parpadeo contigo…

Yo sé que esto no es bueno, sé que puedo tener problemas pronto

por este idilio en mi cabeza, pero no importa, porque bien

valdrá la pena, tú vales la pena…

Pero, es obvio que tú no haces lo mismo por mí…

Que no soy lo mismo para ti…

Y la desesperación vuelve…y se apodera de mis falanges,

quienes creen necesario gritarte aquí, todo lo que mi ser siente

incluso, los huesos que en mí se esconden.

Lucía Elizabeth Vázquez Méndez

Benedetta Bonichi, Amanti, 2000. Disponible en: < http://www.toseeinthedark.it//fixedPages/index.html >

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Misceláneos

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Bitácora del Capitán

Motosintla, Chiapas

Visitando localidades de la sierra

10 de enero de 1998

10 pm. en el hotel después de caminar el parque

Nota: He platicado con mi papá de ciertas cosas

que me inquietan, pero él dice que es normal,

que tengo que aprender a que suceden por algo,

entendiendo que, lo que deba pasar o no, de

todos modos va a suceder.

Escribo esto hasta esta hora por que en la

carretera cuando hablábamos no podía escribir

(me regaña si lo hago o si leo y estoy en

movimiento, dice me quedaré mas ciega, creo

tiene razón), sin contar que mientras hablaba me

imaginaba lo que pasaría si fuéramos arboles,

hay muchos en la carretera, me gustó la parte

donde todos hacen un arco sobre el cemento y se

ve bien bonito.

Ya quiero contarle a mi hermana de qué

hablamos y que me dijo que escribiera lo que

ando pensando, porque es bueno, me evita

pensar de corrido, estoy emocionada es la

primera vez que escribo algo reflexivo, ya antes

he escrito pero no así, esos cuentos locos y raros

no son tan importantes como este, porque me

hicieron escribir para que no se me olvide que lo

dije y lo pensé.

COMPARACIÓN DE LAS PERSONAS CON LOS ÁRBOLES

ay personas de distinto color, raza, estatura

y peso. Así también los árboles, sólo que en

ellos es tamaño, grosor y tipo.

Cuando las personas nacen, conforme pasa

el tiempo van adquiriendo conocimientos hasta

que ensanchan su mente. Los arboles comienzan

desde que son retoños y con el tiempo ellos

también ensanchan pero solamente su tronco y

raíz.

Cuando una persona después de trabajar

mucho o de pasar por distintos sacrificios,

obtiene un éxito, puede compararse a cuando un

árbol por fin de muchas temporadas da frutos.

Cuando se ha logrado algo y la emoción

que causa se comparte con los demás. Es como si

un árbol compartiera sus frutos con nosotros, ya

que eso le hace feliz.

Las personas al igual que los árboles

nacen, crecen, se reproducen y mueren, pero

ambos al ver a uno de sus retoños crecer

experimentan un sentimiento hermoso, al cual

algunos le llaman “AMOR FRATERNO”.

Cuando una persona se enferma, demuestra

lo contrario y se hace el o la fuerte, pero nos

damos cuenta de que no es así. Cuando un árbol

enferma, se ve ya que presenta cambios en su

estructura, pero sigue fuerte y de pie.

Hay personas que viven en extremos y han

encontrado una manera para poder sobrevivir.

Los árboles al estar expuestos a distintos climas,

cambian su follaje y se adaptan para seguir

viviendo.

Muchas personas ocultamos nuestras

debilidades por miedo a que nos lastimen o es

más a que nos tengan lástima, por eso creamos

una coraza, para así poder protegernos, pero hay

veces en las que es tanto nuestro pesar que

terminamos por demostrar nuestra debilidad, lo

que realmente somos, y es como si dejáramos

ver nuestra raíz.

Así los árboles a los que se les puede

apreciar la raíz, es como si dejaran a la

intemperie sus debilidades y mostraran que

debajo de esas hojas y esa dura corteza hay algo

frágil y débil, la raíz, la cual se esconde debajo

de la tierra.

Por eso y por muchas cosas más es que

pienso que los árboles se parecen a las personas.

H

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P.D.: Cuando el alma abandona el cuerpo, la

carne se hincha, se vuelve pálida, como pasa el

tiempo se pone flaca y poco a poco se pudre, se

cae, se desvanece y deja al desnudo los huesos,

mientras el tiempo lima las asperezas, dejando

solo debilidades y carencias, mientras la mente

se marchita, al igual que las ideas y el tiempo en

esta vida.

Por eso siempre estaré bien sembrada,

aunque mis raíces se vean lastimadas.

3/05/11

No sé qué pensar después de haber

transcrito esto y releerlo, recordando palabras y

momentos, aún creo mucho de lo que dice,

aunque podría replantearlo (risas), esa etapa de

mi vida fue muy grata, ¿Qué hacían en esa

fecha?, ¿Qué estaban pensando?, ¿Dónde

estaban? Cuídense mucho hasta la próxima.

Alma en Relevo

Foto: Froy-Balam, Fake plastic tree, 2009.

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SIN TÍTULO

La luna cubre de magia la noche…

se entrega a besos apasionados

a sentimientos recién descubiertos…

a palabras dichas y a sueños

que faltan por realizar…

La magia nocturna esconde dos rostros sonrientes…

dos vidas

aparentemente lejanas… juntas por un sentimiento…

juntas por ¿El destino?… Si…

El aire sopla lentamente sobre los rostros que se encuentra

caminando en la calle, fresco, aire nuevo…

trae noticias consigo…

la madrugada observa a los dos rostros sonrientes

por la ventana… sigue avanzando…

La madrugada sigue su camino…

Dejando huellas de su paso en las hojas del patio…

Hay dos sueños… dos emociones… dos vidas… dos corazones

que palpitan sin control… que lloran de felicidad…

que viven en una realidad alterna…

SU realidad alterna… Nada importa

más que sus sentimientos…

nada importa más que la magia

compartida… más que los sueños

y los besos aguardando por

el momento ideal…

Lucía Elizabeth Vázquez Méndez

Pictograma de la película «Los amantes del círculo polar»

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La libreta de Jolmash

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SIN TÍTULO

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Hídrido de Jorge Jolmash

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« El poeta debe caer como un

halcón sobre su presa y dejarla

en los huesos»

Baldomero Fernández Moreno

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Se terminó de digitalizar el jueves, 5 de mayo de 2011

en Estridentópolis, La vieja.

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