el grupo doméstico: concepto y realidades*

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103 El grupo doméstico: concepto y realidades* Marie-Jose Devillard El presente articulo responde a una necesidad personal de clarificación tanto de las preguntas a las que la investigación debe responder, como de la selección y utilización de los conceptos con los que ordenar los datos recogidos, en un terreno donde mi perplejidad es cada vez mayor Recordaré brevemente que el concepto domés- tico se ha ido imponiendo en nuestro discurso, añadiéndose —y en cierto sentido sustituyendo— al tan discutido concepto de familia, tras el fraca- so y rechazo de las definiciones de corte funcio- nalista. Con ello, se trataba de dotamos de un instrumento conceptual que permitiesefacilirarla comparición intelectual aclarando el estudio tanto de la naturaleza de la familia y del parentesco como de los grupos —formados o no de parentes- cos— que desempeñan las funciones o, mejor di- cho, las actividades domésticas, y el de las rela- ciones entre ambos tipos de hechos sociales (Douglas, 1984; Netting, Wilk, Arnould, 1984; Se- galen, 1981, 1984). Como la propia expresión indica, el grupo do- méstico es un grupo social que se distingue (o dis- tinguimos) de los demás porque es doméstico. Di- cho de otro modo y siguiendo tanto la etimología como el uso habitual de la palabra, se plantea como premisa más o menos asumida que la casa (lat.: domus) está en el origen de una entidad ¿¡(fe- rendada (y, a lo mejor. cftferenciadora,), o por lo menos ¿¡(ferenciahie, aunque sólo lo sea analíti- camente. Cómo abordarla, en qué consiste, cómo se diferencia de otras unidades sociales de mayor o menor envergadura y cuáles son sus rasgos dis- tintivos universales son las preguntas más gene- rales en las que los antropólogos suelen centrar sus análisis. Dos caracteristicas han servido para definir el grupo doméstico: su composición y estructura in- ternas —la morfología en palabras de Wilk y de Netting (1984)— y la(s) actividad(es) para/por cuya realización sus miembros constituyen pre- sumiblemente una unidad más o menos corpora- tíva. Sin embargo, y a pesar de este aparente con- senso, ambos aspectos no han despertado igual atención mientras se otorga una importancia central a las actividades en la conceptualización del término, paradójicamente y tal vez por el marcado y continuado interés —compartido por antropólogos e historiadores— por el análisis y la evolución de la organización familiar, se ha pres- tado, hasta hace poco, mayor atención a la mor- fologia del grupo. De hecho, varios autores ya se- Marie-Jose Devillard. Opto. Aníropologia Social. Universidad Complutense. Madrid Política a- Sociedad 6/7 (I9~I>. Madrid (pp. 103-lID

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El grupo doméstico:concepto y realidades*

Marie-JoseDevillard

El presentearticulo respondea unanecesidadpersonalde clarificación tantodelaspreguntasalas quela investigacióndeberesponder,como dela seleccióny utilización delosconceptosconlosque ordenarlos datos recogidos,en un terrenodondemi perplejidadescadavezmayor

Recordarébrevementequeel conceptodomés-tico se ha ido imponiendoen nuestrodiscurso,añadiéndose—y en ciertosentidosustituyendo—al tan discutidoconceptodefamilia, trasel fraca-soy rechazode las definicionesdecorte funcio-nalista.Con ello, se tratabade dotamosde uninstrumentoconceptualquepermitiesefacilirarlacompariciónintelectualaclarandoel estudiotantode la naturalezade la familia y del parentescocomodelosgrupos—formadoso no deparentes-cos— quedesempeñanlas funcioneso, mejordi-cho, las actividadesdomésticas,y el de las rela-ciones entre ambos tipos de hechos sociales(Douglas,1984;Netting,Wilk, Arnould, 1984; Se-galen, 1981, 1984).

Como la propiaexpresiónindica,el grupodo-mésticoes un gruposocialquese distingue(o dis-tinguimos)de los demásporquees doméstico.Di-cho deotro modoy siguiendotantola etimologíacomo el uso habitual de la palabra,se planteacomopremisamáso menosasumidaquela casa(lat.: domus)estáen el origen de unaentidad¿¡(fe-rendada (y, a lo mejor. cftferenciadora,),o por lomenos¿¡(ferenciahie, aunquesólo lo seaanalíti-camente.Cómoabordarla,en quéconsiste,cómosediferenciadeotrasunidadessocialesde mayoro menorenvergaduray cuálessonsusrasgosdis-tintivos universalesson las preguntasmásgene-rales en las que los antropólogossuelencentrarsusanálisis.

Dos caracteristicashanservidoparadefinir elgrupodoméstico:su composicióny estructurain-ternas—la morfología en palabrasde Wilk y deNetting (1984)— y la(s) actividad(es)para/porcuya realizaciónsus miembrosconstituyenpre-sumiblementeunaunidadmáso menoscorpora-tíva.

Sin embargo,y a pesarde esteaparentecon-senso,ambos aspectosno han despertadoigualatención mientras se otorga una importanciacentral a las actividadesen la conceptualizacióndel término, paradójicamentey tal vez por elmarcadoy continuadointerés—compartidoporantropólogose historiadores—por el análisisy laevolucióndela organizaciónfamiliar, seha pres-tado,hastahacepoco,mayor atencióna la mor-fologia del grupo.De hecho,variosautoresya se-

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fialaron esta contradicción y propusieronque—por el contrario—se diera prioridad a lasactivi-dadesdistintivas del grupo doméstico(Hammel,1980:Lofgren, 1974; Yanagisako,1979), paralue-go abordarsobre una base más firme el de lamorfología. El simposium organizado por laFundaciónWenner-Grenpara la InvestigaciónAntropológicaen 1981 marcóun hito importanteen la discusióny generalizacióndeestaformadeabordar la cuestión (Netting, Wilk. Arnould,1984).

Esta proposiciónno respondesóloa unasim-píe exigenciade coherenciay mejor adecuacióndel contenidodela investigaciónconlosconcep-tos empleadosen la misma manera.Permiteromper e] nexo de unión —que se mantieneyfavorece,de hacerselo contrario— entreambosaspectos,dejandomásclaramentepatentecómo(y por qué)la morfologíapuedevariar indepen-dientementedelas actividadesy recíprocamente.Es más,el análisis puesto en la morfología y laprácticacorrientede tomar las relacionesgenea-lógicas como su rasgomássobresalientenos lle-va a menudoa olvidar quela esturcturadel gru-po domésticono se limita a dichos lazos, sinoqueabarcatodoun conjuntode dimensionessig-nificativas irreducibles al parentesco.En cual-quier caso,ni la sugerenciade distinguir ambasdimensiones,ni la prioridadanalíticadadaa lasactividadescompartidascomportahipótesis al-gunasobrela primacíadel uno sobreel otro.

El grupo doméstico—proponeHammel— es«the largest supraindividual (and perhapsnamed)group with the greatestmultifuncionalcorporacy»(1984: 41). La formulación articulaentresívariospresupuestosquedebenservalora-dos por separado:

- Se pretendeidentificar a un grupo mínimo(esté reconocidoo identificado por los propiosinteresadoso no).

2. Estesepolarizaen tornoa unao variasacti-vidadescuyocarácterno estápostuladoa prior¿ Laproposiciónde Hammelconsistenteenaveriguar«the smallestgrouping with the maximum cor-poratefunction» (19S0:251) —retomadapor va-nos antropólogos—pretendeescapara las defi-nicionesenumerativasque,al asimilar el grupodomésticocon unasu otras actividadesespecífi-cas, resultaninfructuosasa fines comparativosycondenaa la postrehastael propio empleodelconcepto.

3. No obstante,no llamamosgrupo domés-tico a todo grupo multiluncional; incluso entre

aquellosinvestigadoresqueconsideranque pue-den intervenir,en determinadascircunstanciasosociedades,en una gama muy amplia de ellas,incluidaslas políticas—por ejemploWilk y, Net-tíng (1984: 20)—, se sueleentenderque este seformafundamentalmente—aunquede formava-riable— en tomo las actividadesmásdirectamenterelacionadascon la reproducciónsocial inmediata.

4. A mayor densidadde actividades,mayorcorporativismodel grupodoméstico.

5. Ello le hacesignificativo paraserobjetodecomparaciónintercultural a pesarde las diferen-cíasen cuantoa la naturaleza,númeroy pnon-dad de las actividadesconcretasdesarrolladaspor cadagrupo(en las distintassociedades,o in-cítiso en el senode una misma comunidad>.

6. Porúltimo, estasactividades,sonconcretasy fácilmente identificables, lo cual podría dar aentenderqueelgrupoquelas lleva a cabocomparteestasmismascaraterísticasempírica&

¿Qué tipo de realidad se estudia?Lo que sehace(Lofgren, 1974;Wilk. 1984) en distintosám-bitosde actividad(residencia,producción,distri-bución,consumo,transmisión,etc.).El grupodo-méstico es, por lo tanto, un conceptoanalíticocón el que se analizade forma prioritaria —co-mo la mismapalabraactividad lo indica— la ac-ción. Ahora bien, si se entiendeque los hechosobjetivablesconstituyenun compromisoal niveldela acciónentredistintos factores(coyunturales)y el sistemade ideascon los cualesse les apre-hendey responde,los datosa partir delos cualesconstruimosel grupodomésticosona la vezpro-ductos de representacionesy actos que puedenocasionalmenteserobjetodeobsevacióndirecta.En cualquiercasorequieren—comoYanagisakolo defiende vigorosamente(1979; cf. también lanoción de householdsyvtemde Carter)— que seanalicesimultáneamentelo ideal —en el sentidode lo conceptual—y lo real. Sin embargoy mien-trasse considereúnicamentesusmanifestacionesconcretas(la acción),se arriesgael queel sistemade ideasy representacionesque rodeala forma-ción y evolución de los gruposdomésticospre-senteen estemarcotodoslosragosde«a colorfulembellishmentto a functionalist theroy»(Yana-gisako, 1984:330).

Aun así entendidala acción,siguesiendocier-to que la residencia,la producción,el consumo,constituyenactividadesuniversalesquedanlugar,por lo general,a la formación de grupossociales(en aras a la reproducciónsocial, las personassolas constituyencasosliminales, o propios de

~PbELMLó

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finalesde ciclos domésticos).Quéduda cabequeel procedimientoqueconsisteenpartir de estasuotras actividadespermite iden4flcar (¿producir2)—si de esosetrata—unidadesempíricascompa-rablesentresí.

No obstante,es un hechoadmitido y subra-yado que el conceptode grupo domésticosolotieneun valoranalítico. Primeroporquela confi-guraciónde estegrupo tiene queconstruirseapar-tir de las distintasunidadesformadasen torno adichasactividades.Analítico tambiénporque,apesarde las dificultadesexistentesal pasardelnivel empírico(particular)al análisisy a la con-ceptualización(aptapara la comparacióninter-c’ Itural), se admitequesuutilidadcomotal —detenerla—está basadopor necesidad(dada la va-riedad de los datosetnográficos)en la flexibili-dad del mismo y la ausenciade unavinculacióndemasiadoestrechacon los conceptosnativos(Hammel, 1984; Segalen, 1981; Wilk, Netting,1984; Yanagisako,1984).

Pero másconcretamente,¿quéunidadhemosde considerarcomogrupo doméstico?¿Dóndesesitúael nexoentreel grupo así aisladoy la casacon la queseasimila,etimológicamentehablan-do, el ámbito de lo doméstico?¿Constituyenlasactividadesdesempeñadasensu marcoun princi-pio estructurantecontundentey tan seguroqueno quepadudarde lo que construimos?

El papel de la residenciaha sido uno de lostemastal vez másdiscutidostrasel propósitodeLaslett(1972)de convertirlaenun rasgodefinito-no excluyente.(Así ha pasadoa formar partedelas definicionesdel grupodomésticoenlos librosdestinadosaservir de introducioneso manuales(cf, por ejemplo,Auge, 1975; Segalen,1981).

Como Wilk y Netting lo señalanen la reseñahistóricaquededicana dicho concepto(1984: 2),el grupodomésticoy la unidadde residenciaa laquese le asimilaba en un principio remitían aconductasy a gruposempíricamenteobservables,oponiéndoseasía hechosconsideradosde ordenmásestructuralcomo,enestecaso,la familiay elparentesco.La mismapreocupaciónpor centrarel análisis en la distribución real de los indivi-duosen grupos supuestamentetangibles prosi-guiócon la explotacióna dicho fin de los datosproporcionadospor los censos(Laslett, 1972).Variosautoresdenuciaronloserroresdeaprecia-ción (dela realidad) inherentesa la utilizacióndefuentesde información recopiladasconotros fi-nes(Berkner,1975;Collomp, 1974),o a suconfec-ción y análisissubsiguientes(Fisher, 1975; Goo-

denough,1965);otros seesmeraronen definir al-gunasde las condicionesde análisis(mediantelareconstruccióndecié-losy la aplicaciónde nocio-nescomo la deprocesos)bajolascualessuutiliza-ción aseguraunamejor aproximacióna la reali-dady al dinamismopropio de los grupos(Goo-denough,1965;Goodoy,1971;Meillassoux,1973;Verdon, 1980). Pesea los progresossustancialesobtenidosal no limitar el análisis al marcoestre-chamentesincrónicopropio de los daosconsig-nados en los censosde población,la definicióndel grupodomésticoen los términos propuestospor Hammel posteriormente(antescitados)re-duceaúnmásla utilidad analíticade los censos:reflejana lo sumoa priori (deno serquecoinci-danestrictamentelas unidadesformadaspor lasdistintasactividades)y en el mejor de los casos(Karnooh,1979; Lenglud, 1979), las unidadesderesidencia.

Veamos,pues,el alcancede estasúltimas.Laprimera duda se plantearespectoal contenidomísmodel vocablo. Es precisoreconocerquesuutilización en el ámbitodomésticocomportaalgomás(Verdon, 1982: 164) que la meraproximidaden la vivienda,o seael lugar en el que se vive.1-lacetiempoque Barnes(1960)ya señalóla am-biguedadqueenvuelveel usocomún del término«vivír» (también recientemente, Yanagisako.(1984), Hender (1967), Laslett (1972) y Verdon(1980. 1982) pretendierondar a la residenciauncontenidopreciso(objetivoy concreto)sugirien-do queéstefuerala actividaddedormir, a la queunían —de una forma que reducebastantelaoperatividady alcancede su proposición—unavivencia afectiva(ordende lo subjetivo),el senti-miento que está asociadoa la palabra inglesahome.

Si atendemosa la primerapartede la proposi-ción, limitar la residenciaa la actividaddormirpuedetenerimportantesy contradictoriasreper-cusionessobreel análisis de la composición yestructuradel grupo.Con arregloa dichadefini-ción aquellosadolescentesque van a dormir acasade su abuelo/aparano dejarle solo durantela nocheno forniaria partedel grupoderesiden-cia de sus padres,de quienes,sin embargo,de-pendena todoslos demásefectosy con los cualescompartenla mayoríade las actividadesdiurnas,mientras sí, en cambio, estarán incluidos enaquella —como Hammel (1980: 250) y Netting,Wilk y Arnould (1984: xxvi) entreotros lo recuer-dan—tantolos invitadoscomolos huéspedes,et-cétera.Porel contrario,el hechode quelos emi-

~PAEL5Osí,

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grantesdesempeñasena menudoun papel im-portanteenla reproduccióndel grupodomésticodescartaparamuchosautoresqueseasimilesis-temáticamenteel grupodomésticocon la residen-cia (Douglass,1984).

Ahora bien,si se admitepor convenciónquelaunidadde residenciaseconstituyeen torno a di-chaactividad,quedatodavíasin explicar—comoapuntóYangisako(1979: 164)— por qué exclui-mos de nuestros análisis del grupo domésticootros lugaresdondeaquellasedesarrollade for-ma instituionalizaday relativamenteseguida(or-felinatos,casasde hombres,barracones,etc.).

Si, por el contrario,se otorga —implícitamen-te— mayor importancia a aquel sentimiento eidentificaciónsubjetivade los individuos, en talcaso,el análisisya no puedesercuestiónde meraobservacióny ha deatenderal sistemade ideasyrepresentacionesconstitutivas.Porotraparte,he-mosdepreverqueestesentimientopuedaacom-pañaractividadesdistintasde la de dormir (Ilus-traréestacuestiónun pocomásadelantecon da-tos recogidosen distintascomunidadessalman-tinas.)

Otra forma de tratar la cuestiónesconsiderarquelas otras actividadesen las queel grupo do-mésticoestáinvolucradoson másdeterminantesque la residenciaasí entendida.A modo de res-puestaa la preocupaciónde Verdonderestituirala residenciaun statusde primer ordenentrelosfenómenosestudiados,tal vezhayaqueresignar-se a definir distintosnivelesde análisis:el parti-cular,parael cualla residenciasería—contrana-mente a la prácticaque ha dominado hastalaactualidad—objeto de una investigaciónen símisma, en cuyo casose analizaríanlos grupos,asícomolasestrategiasespecíficasquedan lugara suformación(ej.: Verdon, 1982): y el másgene-ral, analíticoy comparativo,dondeestosúltimosquepan en parte relegadostras el desenvolvi-miento de las otras actividadescon las que así-mila másclaramenteel grupodoméstico.

Eneefecto( y contrariamentetanto a la prácticaantropológicapasadacomo a lo quelos autoresdefiendenexplícitamente)no sepresentala rest-denciaexactamentecomouna dela múltiples ac-tividadesquelos miembrosdel grupodomésticocomparten,sinocomo unacuyaimportanciapa-recesistemáticamentemarginal o por lo menossubordinadaanteotras,entrelas cualesdestacanla producción,la distribucióny el consumo,asícomo la transmisiónde bienes.Quedaclaramen-te ejemplificadoen las hipótesisde Wilk y, Net-

ting (1984: 20) formulan respectoa la actividadcuyaimportanciaparecemayor segúnel tipo deeconomía:la distributivay la reproductivaentreloscazadores-recolectores,la productivaentrelaspoblacionesde horticultores, la de transmisiónen las sociedadesagrícolas,y de nuevola distri-butiva y la reproductivaenla sociedadindustrial.Del mismo modo,en su análisisde Belize (1984),Wilk distinguela unidadde residencia(dwellinggroup)de las unidadesde produccióny de distri-bución a las que reserva(«decide»)considerarcomo grupodoméstico(householdgroup) propia-mentedicho.

Me pregunto:enesteúltimo caso,por ejemplo,¿porquéel autorda prioridadanalíticaa la pro-ducciónya la distribucióny no a la residenciaya la reproducción?¿Conarreglo a qué criteriosasignamosmayor peso a una actividad que aotra?¿Es la densidadde las actividadesel rasgosignificativo o es la importanciarelativa que elinvestigadoratribuyea estasúltimas lo que estáenjuego?¿Cuál de aquellosgruposson los máscorporativos?,y con un gradode funcionalidadsemejante¿cuálde ellosdebeconsiderarsecomo«el grupomínimo»?Ni la simplemultifunciona-lidad, ni la densidadparecensuficientesparaex-plicar la decisión del antropólogo en denominaraunas unidades«grupos domésticos»,y en darotro calificativoa las otras.De hecho,enmás deuna ocasión, experimentaremosprobablementegrandesdificultadesendefinir acuálesdelasdis-tintas unidadesplurifuncionaleshemos de lla-margrupo doméstico.

Procuraréilustrar algunasde mis dudasutili-zandodatossacadosde mis propiasinvestigacio-nes.En una investigaciónya antigua(Devillard,1977, 1985), me propusecompararla composi-ción de los gruposdomésticosendoscomunida-des salmantinas,Macotera y Villarino de losAires, y explicarlasdiferenciasmássignificativasquesucomparacióndestacaba.Mi materialpri-manoconststiaen unastablaselaboradasa par-tir de losdatosproporcionadospor loscensosdepoblación respectivos,en las que describíalosgruposdomésticosbasándomeen las relacionesgenealógicasy de dependenciaquerelacionabana susmiembrosentresí. Resultaobvioque,a estenivel del análisis,incurríaasídelleno enalgunosde los fallos queapuntabananteriormente,pnví-legiandola morfologíay asimilandoel grupodo-méstico con las unidadesque me ofrecían loscensosmunicipales.

En lo que seguía,procurédar cuenta de las

~RbIMfiO~ó

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diferenciasmorfológicas;desdeel doble puntodevista interno (encadacomunidad)y comparativo(entreambospueblos),enmarcándolas—con susrespectivosciclos domésticosincluidosensucon-texto histórico y social particular (a través delanálisisde la estructurademográficay económi-ca fundamentalmente).No obstante,entreotrospuntosqueno vienenahoraal casoy másallá dela explicaciónde las diferenciasqueconstituíanel fin explícitodemi empresa,meencontréconlanecesidad(enMacoteraenparticular)de relativi-zar la representatividadde aquella unidad queconstituíael puntode partidade mi análisis:porejemplo,era habitual que,entrelos labradores,vanasunidadesde residenciay reproducciónes-tuvieran integradasen una misma unidad deproducción(y detransmisión),conlo quedifícil-mente podían constituir unidadesde distribu-ción autónomas;otras veces(o en otros momen-tos del ciclo doméstico),los miembrosde unaunidadde residenciay de reproducciónse repar-tían entrevariasunidadesde produccióne in-clusode distribucióny consumo;etcétera.

En definitiva,esteejemplosugierequela mis-maconsideraciónde las actividadescompartidaspuedesinvitar adesplazarla atencióndelosgru-poshaciala articulacióny tasrelacionesdedepen-dencia con/de otros, similares o complementa-rios (Segalen,1984).

Portodoello, cabriapreguntarse:¿Nonoscon-fundirá —hastaen el propio intento de integrarla diversidadreconstruyendociclos máso menoscomplejos(Devillard, 1981. 1985)— la lógica dela aprehensiónanalítica,de la exposicióny de lacomparación?¿Noserá(prejudicialy) perjudicialque privilegiemos sistemáticamenteen nuestrosanálisisla construccióndegruposen detrimentodel hacery del rehacer,de los procesos(formenciclos o no los formen)por los quesusmiembrosestándivididos,delas relacionesentrelosgrupos.de las actividadesqueno puedenperseguircon-juntamente,etc.?Conarregloa ello no setrataríaúnicamentede analizarsecuenciasde situacio-nes a tavésde las cualeslas unidadesderesiden-cia.deproducción,etc.,pasanvariable,o invana-blemente(mientrasse puede definir un ciclo),sino de enfocar los procesosde estructuración!desestructuración,articulada/desarticuladadeunidadesvariasy variablesy que,por todo ello,no ofrecennecesariamenteuna basesólida parala fonaciónde un grupocorporativo,su institu-cionalización y reconocimientosocial, del tipodel que sepostulaal decidir considerarlo—a fi-

nes comparativos—como grupodoméstico.Algoparecidoparece surgerir Wilk al recordarque«TIte actions that define tIte householdare aschangeableasthe unitsthemselves,andanycías-sification that fails to takethis into accountcon-fuses the most obstrusive object of the study—the householdgroupwith the moreimportantsubjectof study—thedinamicandadaptiveabili-Lies of that group»(1984: 239).

Pero,¿cuáles el objetoverdaderode la investi-gación?Quizá seala cuestión sobre la que noacabamosde ponernosde acuerdo.Creoqueenmás deuna ocasión,la discusiónsobreel grupodomésticoy la importanciao primacíade unauotra actividadha estadooscurecidapor el silen-cio enquedejamoslas razonespor tasqueprivi-legiamosun enfoquerespectoa otro. En lo queamí respecta.estáclaroque lo queme llevó a pri-vilegiarel estudiodelas relacionesdedependen-cia y las relacionesentrelos gruposfue el hechode considerarque los procesosde reproducciónsocial (es decir, al conjuntode medioshumanosy socialespor las que la continuidadse asegura)constituyeel auténtitonúcleode la cuestión.Pre-sumo que este es también el caso de Segalen(1984)en susanálisisdel Surdel PaysBigoudencuandonos recuerdaquelos gruposdomésticosno sonautónomosy que esprecisopor tantore-lacionarlescon las redessocialesque les permi-ten respondera susnecesidadesbásicas;y tal vezseatambiénel casodel análisisde Wilk cuandooptapor darprimacíaa la produccióny a la dis-tribución en su definición del grupo domésticoen Belice.

Ante todasestasdudasy dificultades,los con-ceptos,ideas, y unidadessocialesde las propiascomunidadesestudiadas¿nosofrecenalgunaso-lución o respuesta?Dado el problemaque meocupa y las cuestionesplanteadasen torno algrupodoméstico,el interroganteconsisteen ave-riguar si la casa (para tomarel término másge-nérico) constituyeun grupo corporativo significa-tivo desdeel doble puntode vista ideal y real, loquedefinela pertenenciaaella,y comose estruc-tura.

Tomaréel ejemplode una antiguadebesasal-mantina,Trabanca,cuyo principal rasgoparaloque aquí me interesaesque supoblaciónha pa-sadoa ser propietariade las tierras que arren-daba secularmenteal final de la Guerra Civil(Devillard, 1981).

En el marcodel pueblo,la casa constituye lacategoriasocialdereferenciamáscorrienteaefec-

PflEM o

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tos internos.Agrupaa priori, paraciertosfines, alosdecasaen unaunidadespacial,material y so-cial diferenciada.Así entendido,el conceptocasaes más amplio queel de grupodoméstico,ya queasocia—al igual que en otras zonasde la geo-grafía españolay a pesarde tenerun sistemadetransmisióna partesiguales—bienes,personas,derechosy obligaciones,en un mismo concepto.No obstantey contal deverlo quesugiereel con-cepto local para la discusióndel analítico,limi-taré la exposición al grupo formadopor los decasa.

Mientras sushabitantessiguieronsiendosim-ples arrendatarios,se considerabaque los de casacomprendíana todaslas personasqueocupabanun hogarde maneraduradera(residencia)pero,sobretodo trabajaban (producción)y dependíaninmediata (distribución y consumo)y diferida-mente(transmisióndebienes)delos recursosex-plotadoscorporativamente.Y es que,en efecto,aldependerla continuidadde la casade la produc-ción de la rentade la tierra (el disfrutede la vi-vienda mismadependíadeella),aquellaafectabadirectamentea la reproducciónsociala travésdelas modalidadesde transmisiónde los bienes:únicamentelos descendientesque permanecíanen el lugar y participaban(a tenor de su sexo,edady estadocivil) en la puestaen valor de losbienesinmuebles,heredabanun derechode pre-lación en caso de cambio de la titularidad delarriendo. Los que emigrabanperdíantodossusderechosde posesióna la vez. En aquellaépocaera,por lo tanto, la integracióninmediatao dife-rida (casode los niños), en una unidad de tra-bajo, lo quedefinía en última instanciala perte-nencia(efectiva)a la casa,así conio la percepcióndelosderechosredistributivos(manutención,he-rencia)quela acompañaba.El desacuerdo—enla actualidad—de algunaspersonasmayoresres-pectoa quelos hijos quehan emigradohereda-ranpartedeun patrimonioqueno contribuyenaponeren valor por su trabajopresente,es pro-ducto—hoy limitado al ámbitodelasrepresenta-ciones— de estesistema(pasado)de reproduc-ción social.

Con ocasiónde la compradel pueblo,los bie-nesinmuebleshanpasadoa ser(igual que,ante-riormente,los bienesmueblesy el dinero)dividi-dosa partesigualesentretodoslosdescendientesdel matrimonio,cualesquierafueransu lugar deresidenciay el grado en el que participaen lareproduccióndoméstica.Paralelamente,el signi-ficantecasaremiteen la prácticay segúnlos con-

textos, a dos unidadessocialesdiferentes:una lalimita a los queocupanuna(o varias)vivienda(s)en el lugar,y tienen a sucargoel procesode pro-ducción y reproduccióninmediatos,la otra,mu-cho másamplia.integraocasionalmenteal con-junto de las personasque tienen derecho(porfiliación) a heredaruna partealícuotadel con-junto de los bienespatrimoniales(y, trasla parti-ción, de su partecorrespondientedel producto),independientementede su mododevida y lugarde residenciaparticular.

Este ejemplo pone de relive varios hechosdeimportancia para la díscuston.En cuanto a laresidencia,se observacómo. bajo determinadascondicionesdevida (enestecaso,el hechodequela tierra fuera arrendadaa unos terratenientesforáneos,y quesu explotaciónseael factordeter-minantepara la identificación social y domés-tica). la viviendapropiamentedichatiene menorimportancia(tanto individual como social) quela residenciaen el pueblo.el estaren él. De hecho,la pobreza,el bajo nivel decapitalización,la pre-sión demográfica,etc., reducíanel valor de la vi-vienda a su másestrictonivel funcional de tenerun techo(unahabitacióncomún,y muchasvecesun pajarpara uno o varios miembrosde la casa)dondedormir, y un lugar abrigadoy dotadodeuna infraestructuramínima que permita tomarlas comidas (cocidasy calientes,en contraposi-ción conla meriendafría quesetoma en el campoduranteel día). En cualquiercaso,la importanciadela residenciaera derivada: lo quele proporcio-naba su papel aparentementecrítico, era queconstituyerala condiciónsinequa non para inte-grar una unidad de trabajo. Hastalos derechosde transmisióndependíande esteúltimo.

Desdeestaperspectiva.compartansus miem-bros una única vivienda o no. el grupo social-mentesignificativo, tanto ideal como realmente,estabaconstituidopor las unidadesdetrabajo,dedistribución y de transmisiónde bienes funda-mentalmente.De hecho,así se presentano úni-camentea nivel interno, sino también frente alexterior,ya queestemismogrupo,bajo la tutelade uno de susmiembros,es el queentraa partesen el disfrutede la tierra y pagoproporcionaldela renta.

La sustituciónde un régimende posesiónporotro en el que los miembrosde la casa poseenbienesen plena propiedad,fue acompañadodeun cambio de los mecanismosde reproduccióndoméstica.En estesentido,sepuedeafirmarquela adquisicióndela propiedadha tenido un do-

b

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ble efecto: disminuir la importanciade la resi-dencia y de la explotacióndirecta de los bienesafectivos,y revalorizar~—aefectosde reproduc-ción— los lazosde filiación. Seobservapor con-siguientecómo, en la prácticay desdeun puntode vista interno, la población nativa define lapertenenciaa la casa(los decasa)dandopioridadbien a laproducción,biena la transmisióndelosbienes.

No obstante,esde observarqueen lo queres-pectaal períodoabiertopor la adquisiciónde lapropiedadde la tierra, presentarla cuestiónenmerostérminos de cambio de actividadespuedeesconderun cambio que,a mi juicio, es muchomás profundoaún.No setratameramentedepri-vilegiar la transmisiónrespectoa la producción:sepasaotro registro de hechos:del fáctico y pun-mal,quesetraducepor la incorporacióndeener-gía a la tierra lo quele proporcionasu valoreco-nómico, al ideológico, al reconocimiento—aefectosprácticos—de los lazosde parentesco.

Portodoello, deberíade quedarclaroquecen-trarseen la realizaciónefectivay consecucióndelas actividades,por realesqueseany por estruc-turales que puedanser a determinadosniveles.no acabadadehacerjusticiaa la complejidaddela realidadsocial,cuandosela consideradesdeelpunto de vistade las comunidadesestudiadas.

Tenemosque ir más allá aún: el ejemplo deTrabancailustra tambiéncómolas modalidadesde reproducciónque se han sucedido—a nivelpráctico—y hancontribuidoa formarlos habitus(Bourdeieu, 1980) individuales y comunitarios,puedenser utilizadas simultáneamentepor losdistintosmiembrosque se reclamande la casa,segúncual fuerasusituaciónobjetiva respectoala misma.

Volvamosun momentoa los hechosetnográfi-cos: bajo su primera modalidad,la casa se pre-sentacomo una unidad complejadondese im-brican—cotidianay continuadamente—lasinte-raccionesfamiliares y las representacionesentomo al parentesco,las actividadeslaborales,lareproduccióninmediata(física, culturay social)y la situaciónfutura. Conla segunda,encambio,las personasqueno residenen el pueblopartici-panen dos casas,en las cualesse implican y es-tán implicadosdesigualmente.

El hechode que los individuos puedanconsi-derarsede la casaenvirtud deconceptosdiferen-tes tiene importantes consecuenciasinternas.Mientras, para los que constituye su principalmarcodevida, la casacomportaunasobrecarga.

económicay social,y cotidiana,éstano es tal pa-ra los que no participanactivay diariamenteensu mantenimientoy en la responsabilidadqueesto conlíeva. Esta misma situación constituyeuna fuerte potencial de conflictos: frente a losprimerosqueinsistenenquesonellos losquelle-van el pesodel sostenimientoy la mejorade losbienes comunes (producción> distribución ytransmisión),los segundosrecuerdany alegansusderechosde propiedad(distribucióny trans-misión > producción).Paralelamentey llegadoel caso,el hechode que los bienesseheredaranpor vía de filiación —admitido por todos ideal-mente,y hechoprácticaen circunstanciasnor-males hoy en día— estácuestionadoen ocasio-nes por algunosresidentes,en provechode losderechosque —al igual que ocurría antesdecomprarel pueblo—la permanenciay el trabajodirecto supuestamenteotorgan. El recuerdoaúnvivo deuna épocano muylejanaen la cual estoconstituíaun hechoaceptado,el habitusformadoen estecontexto,y la puestaentreparéntisistantode las circunstanciasque legitimabanestos me-cantsmosde reproduccióncomo de las que hanquitadodichalegitimidad,sonsuceptiblesde darun respaldo(normalmentemoméntaneo)a lasproposicionesde quienes defienden pública-menteesteargumento.

El conceptocasa es suceptiblede yuxtaponerasí variasacepciones,enraizadasen condicionesde reproducciónmaterialesy socialesdistintas,sin que la una hayadefinitivamente(¿todavía?)desplazadoa la otra, y haceproblemáticacual-quierdefinición quesehagade ella, normativaymonolítica. Bien al contrario,entrevemosque sepresentacomoun enjeu dondetodasaquellasac-tividadesquesolemosponerenel centrodenues-tra reflexión sobrela organizacióndoméstica,laresidencia, laproducción,la transmisión,la distribu-ción, etc.,asícomo la importanciadel parentescoen las mismas,vancobrandomayoro menortm-portancia según las personasque integran lacasa,los momentos,las condicionesy el nivel devida.la naturalezae importanciadel patrimonio.la dinámicade la población,el papelquelos quehan emigradodesempeñanen la reproduccióninterna,y ensentidoinverso,el valor (económico,afectivo, etc.) que éstosatribuyenal patrimoniofamiliar, etc. De estaforma, la identidady com-posiciónde la casa(lejos detenerla aparenciadeunaunidad con loscontornosclarosquelas pre-senciasfísicade las personascontribuyena dar-le). se presentacomo unaentidaddiscutida.ob-

b

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jeto —constanteu ocasionalmente—de relacio-nesde fuerza.

Al término de estaconfrontación,esperoquequedeclaroquela cuestiónno se limita a replan-tear —a la vista de los datosetnográficos—larelevanciade tal o cual actividad, ni a averiguaren torno a cuál/esde ella(s)y segúnquécriteriosla casa se constituyedesdeun puntode vista lo-cal, tanto ideal comopráctico.Nos obliga acons-tatar qué diferencias de peso separanambosplanteamientos,haciéndoseasí dificil pasarine-quívocamentedel uno al otro.

En el último apartadohe procuradoindicarcómo,para los propios interesados,la composi-ción de la casa (los de la casa)estásometidaafuerzasmuy diversas,al cabo de las cualeslasactividadescobran un valor distintivo variable.Su número y cualidad(así como las unidadesque se forman conestaocasión)puedenllegar ateneruna tmportanciameramentepuntual, queno permitequese las considereautomáticay ho-mogéneamentecomo elementoscreadores deunidadessignificativassocialmente.En estesen-tido, uno seve obligadode constatarquela refe-rencia a la casa,o a losde la casa,no debeenga-ñamos. Constituyen categoríascomunesa lasque se apelaque esconden,tras la uniformidaddel significante,no yaunasimplepolisemia,sinocontenidoscambiantesy a vecescontradictorios.

Dicho deotro modo,ponerel énfasissobrelasactividadespuedequeseauna formaacertadadeabordarel problemadela reproducciónen aque-llas sociedadesy de poderutilizar el materialpa-ra fines comparativos,peroal mismo tiempounaforma ciertamenteinadecuadapara identificarlosgrupos socialesa los que los propios interesa-dos atribuyenun valoroperativoen la dinámicasocial. De todoello parecejuicioso reafirmamosen la idea de quesacaremosmayorprovechoendiferenciar,en la medidade lo posible,entrelosdistintosniveles de aproximacióny deconstruc-ción de la realidad.Hemosvisto que la casa,co-mo referente linguistico y como categoria deacción que es para sus miembros,difícilmentepuedeproporcionarun marcode acercamientoapreguntasquepertenecena otro tipo de hechoscomo, en estecaso,el cumplimientopuntual deactividadesy la formación de los gruposquede-rivan de él.

A mi mododever, todoesto replanteaunavezmás la operatividaddel conceptogrupo domes-tico. En estesentido no puedopor menosquesumarmi pesimismoal deHammel cuandoafir-

mabaque veía «tite pastof this subjectwith dis-trust, its presentwith perplexity. and its futurewith a resigned forboding» (1984: 29). En cual-quier caso,no mereceque la definición que esteautorpropusodel mismo nos permitasalir defi-nitavamentede la duda. Tal vez no quepamásremedioconcluir, al igual queya lo hizo Yanagi-sako(39: 200). queel conceptogrupo domésticopuedeser unaexpresiónútil para la descripciónperode pocautilidad para el análisis y para lacomparación.

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El grupo doméstico: concepto y realidades

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NOTA

Una primeraversiónde estetrabajofue expuestacon ocasióndeliv Congresode Antropología (Alicante. abril. 987). con ci tiluto«Consideracionesen torno al conceptodel gnapodoméstico>s

ELiDa ti

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Page 10: El grupo doméstico: concepto y realidades*

ILUSTRE COLEGIO NACIONAL DE

DOCTORESY LICENCIADOS EN CIENCIAS POLíTICAS

Y SOCIOLOGíA

Estamosal servicio dela Profesión

Quintana>29, bajo izquierdaTeléfono247 34 8028008 MADRID

Page 11: El grupo doméstico: concepto y realidades*

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La estrategia patrimonial:los pobres poseedoresy muy poseedoresy los ricos poseedoresy muy poseedores

Miguel Cancio*

No haydatossin teoría,los datosy las teoríasseconstruyen,losdatosy las teoriastienenimpli-cacionesen la prácticasocialy política.

El análisis realizadopor las cienciassociales,en estecasopor la Sociología,puededar lugar aque alcancemoslo que podría ser, como dicePierreBourdieu t uno de susprincipalesobjeti-vos, a saber:«transformarlos problemaspresen-tadosen problemassusceptiblesde ser tratadoscientíficamentey, por tanto,políticamente».

En las elecciones,el comportamientoy prác-tica política,en la emisióndel voto,jueganvaria-bles del campo político-ideológico,del campoestructural-económico-sociológicoy del campohistórico quepodemos,deformasumaria,referiry definir de la siguienteforma:

En el campopolítico-ideológico,a la oferta polí-tica con sus diferentes mediaciones(políticas,ideológicas,administrativas,religiosas,cultura-les, informativas, educativas,etc.) manifiestasylatentes, y concretadaen un proyecto políticoplasmadoen un programa,organización.Encar-nada,representadao incorporadapor unosagen-tes sociales,desdeel líder principal al militantemás modestoque, con susorganizaciones,conlos recursosmateriales,humanos,políticos,ideo-lógicos, económicos,electorales..., tratan, a lolargo del periodoo cursopolítico, de obtenerlosmejoresresultadospara dichaoferta.

En elcampoestructural-económico-sociológico,almarco,al contextocultural-económico-social,yhastaantropológico,en el que se desenvuelvenlos agentessociales,y que se refiere al mayor omenorgradodedesarrolloeconómico,cultural ysocial.Lo queva adarlugar,segúnel contextoenel que nos situemos,a un menoro mayordesa-rrollo, a unamayoro menorindustrialización,auna u otra distribución y posesióndel capitaleconómico,cultural, simbólico y social por losagentes,lo quetendráunainfluencia notoriaa lahorade emitir el voto,a la hora de realizarunauotra práctica política. Los agentessocialesqueposeenmayorcapitaleconómico,cultural,social,simbólico,contextualy existencialsonlos quees-tán en mejorescondicionesparaconocery des-cubrir la repercusiónqueparasuposicióntendrávotar o no votar, votar a una u otra opción po-

~ lítica o secundarunau otra prácticapolítica. Losagentesque poseenmenos capital económico,cultural y social son los queestánmás desguar-necidospolíticamente,sonlos másfácilmentein-fluenciablesy fáciles de manipularporquedes-

Miguel Cancio.Dpto. Sociotogia.Universidad de Santiago.5. dc CompostelaPolítica y Sociedad. 6/7 (1990).Madrid <pp. i 13-122>