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Santiago Roncagliolo

El gran escapeIlustraciones de Akira Chinen

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Premio El Barco de Vapor 2013 - Per

Santiago Roncagliolo

El gran escapeIlustraciones de Akira Chinen

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El gran escape

Primera edicin: diciembre de 2013

Coordinacin de proyectos de lectura: Elisa CanoCoordinacin editorial: Teresa MarcosJefa de arte: Laura EscobedoDiagramacin: Rocel RodrguezRetoque digital: Jos QuijaiteIlustraciones: Akira Chinen

del texto: Santiago Roncagliolo, 2013 de esta edicin: Ediciones SM S. A. C. Micaela Bastidas 195, San Isidro. Lima, Per Telfono: (51 1) 614 8900 contacto@sm.com.pe www.sm.com.pe www.leotodo.com.pe

Impreso en el Per / Printed in Peru

Impreso por Metrocolor S. A.Los Gorriones 350-360, La Campia, Chorrillos, Limawww.metrocolor.com

Tiraje: 3 000 ejemplares

ISBN: 978-612-316-048-7Registro de Proyecto Editorial: 11501311300984Hecho el Depsito Legalen la Biblioteca Nacional del Per: 2013-18475

Todos los derechos reservados. Queda prohibida cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica y transformacin de esta obra sin el permiso previo y por escrito de los titulares de los derechos de propiedad intelectual.

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A To Chato y To Pere,mis hermanos de Barcelona

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Uno

Hugo el canguro viva en un zoolgico. Bueno, no exactamente en un zoolgico: en una reserva. Era un lugar muy grande y sin jaulas, donde los animales podan caminar por todas partes. Las plantas y los rboles eran como los de la sabana africana. Todo estaba tan bien hecho que los animales crean vivir en medio del frica. Los rinocerontes, las cebras, las jirafas pensaban que ah haban crecido ellos y sus padres y sus abuelos. Incluso, Hugo se lo crea. Y eso que en frica no hay canguros.

Por las noches, todos se reunan alrededor del Capitn Krupp, el viejo len, y escuchaban sus aventuras. El Capitn estaba ah desde mucho antes que cualquiera de ellos. Y aunque era ya muy mayor, an narraba sus historias con una energa que hechizaba a su auditorio. Por ejemplo, deca:

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Un da, hace ya muchos aos, llegaron a la sabana los humanos.

Los enanos? preguntaba uno de los avestruces, que estaba medio sordo.

No. Ha dicho los rumanos responda el otro avestruz, que estaba igual de sordo pero siempre crea tener la razn.

Silencio! grua el jabal, que siempre andaba de mal humor.

T cllate, cochino!A quin le has dicho cochino, plumero con

patas?El len guardaba silencio mientras los dems

discutan. Y cuando al fin se callaban, se aclaraba la garganta y continuaba con su historia:

Los humanos que digo eran muy malos, y queran comerse a todas nuestras cras...

Entonces, todos dejaban escapar un rumor de miedo, aunque en realidad, ah nadie tena cras. Y el len, satisfecho por la acogida de su historia, terminaba:

Pero llegu yo, y les dije: Alto ah! Quien se mete con mis animales, se mete conmigo. Y me enfrent a ellos con ardor y sin piedad, hasta que se rindieron. Desde entonces, son nuestros esclavos. Nos traen comida todos los das. Nos curan cuando

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nos enfermamos. Y siguen considerndome el rey de la sabana.

S! deca el avestruz. Yo tambin quiero bananas.

Pero ya nadie lo oa, porque todo el mundo estaba aplaudiendo, y coreando:

Ca-pi-tn! Ca-pi-tn!El len responda a los aplausos con rugidos de

orgullo y poder.

Como todos los dems, Hugo el canguro disfrutaba de estas historias. Hugo jams se haba metido en una pelea, pero le gustaba pensar que l tambin era muy valiente y jugar a las luchas. Mientras escuchaba al Capitn, soaba con que l mismo derrotaba a los humanos, a los buitres y a todos los enemigos que el len mencionaba. Y frecuentemente se perda por el campo, presa de su imaginacin, dando golpes al aire, como si estuviese luchando.

Una noche, despus de una de esas historias, Hugo fue mucho ms lejos. El len haba contado cmo expuls de su territorio a una cobra, y Hugo se revolc por el suelo peleando con miles de serpientes de su imaginacin. Corri de un lado

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a otro, jugando a que lo perseguan, y se escabull entre las plantas ms alejadas, gritando:

Tomen, tomen y tomen! Las derrotar, las vencer y tambin les ganar, malditas serpientes, no saben con quin se han metido; soy el terror de las...

Cuando termin de jugar y decidi volver a su guarida, se haba perdido. No saba qu camino tomar, ni vea a los dems animales por ninguna parte. Pas toda la noche caminando sin saber a dnde, asustado por los insectos nocturnos y por la oscuridad. Hasta que se dio de bruces contra algo muy duro, y plano.

Trat de rodear esa cosa plana, pero por mucho que camin, no lleg al final. Despus de un par de horas intentndolo, al fin sali el sol y pudo ver qu era. Era un muro enorme, que l jams haba visto. Y era ms grande que cualquier otra cosa que recordaba. Se extenda por ambos lados hasta donde alcanzaba la vista. Al fin, Hugo comprendi por qu no haba llegado al final. Porque no lo haba!

Aunque le gustaba jugar a ser valiente, Hugo sali despavorido de ah, temiendo que esa cosa enorme estuviese viva. Y no se detuvo en todo el da, hasta encontrar el camino de regreso.

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