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EL FUEGO Y SU AIRE, SíNTESIS DEL NOVELAR DE ENRIQUE A. LAGUERRE «Soy universal por haber nacido en algún punto de esta tierra.» (El fuego y su aire). Al buscar una cifra que encierre el compromiso de humanista y el concepto del novelar en Enrique A. Laguerre, nos inclinamos por la que acomodamos en epígrafe. No porque la creamos original —para Ortega y Gasset «el individuo no puede orientarse en el universo sino al través de su raza porque va sumido en ella como la gota en la nube viajera»’; y Jean Paul Sartre sostiene que «la universalidad del géne- ro humano está en el horizonte del grupo concreto e histórico de los lectores» ‘—, sino porque en nuestro novelista va entrañablemente uni- da a su vida histórica y a su función de escritor. Porque en Puerto Rico se mueve sobre ascuas y vive al rojo vivo la problemática socio- cultural y políticoeconómica que nos aqueja a todos los puertorriqueños es que bebe el cáliz hasta las heces para encontrar la íntima comunión con su pueblo. Por estas palabras que pone en voz de Adalberto Lina- res, la conciencia ideológica de la novela que nos ocupa, podemos fil- trar el nacionalismo y el socialismo que constituyen la esencia de la obra completa —lo mismo en el ensayo, en el cuento, en el teatro, en las antologías, así como en las novelas— del escritor puertorriqueño. En Laguerre se concentran la realidad y el anhelo de Puerto Rico. Nove- la la epopeya del corazón puertorriqueño. Su obra es síntesis de la vida histórica colectiva desde el despertar en la toma de conciencia de pueblo en el siglo xíx. Jose ORTEGA Y GASSET: Meditaciones del Quijote, Revista de Occidente, Ediciones de la Universidad de Puerto Rico. Madrid, 1957, pág. 129. JEAN PAUL SAR-mc: ¿Qué es la literatura?, Editorial Losada. Buenos Aires, 1969, pág. 94.

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EL FUEGO Y SU AIRE,SíNTESISDEL NOVELAR DE ENRIQUE

A. LAGUERRE

«Soy universalpor habernacido en algún puntode estatierra.» (El fuego y su aire).

Al buscaruna cifra que encierreel compromisode humanistay elconceptodel novelaren Enrique A. Laguerre,nos inclinamos por laque acomodamosen epígrafe. No porquela creamos original —paraOrtegay Gasset«el individuo no puedeorientarseen el universo sinoal travésde su razaporqueva sumido en ella como la gotaen la nubeviajera»’; y JeanPaul Sartresostieneque «la universalidaddel géne-ro humano estáen el horizontedel grupo concreto e histórico de loslectores»‘—, sino porqueen nuestronovelistava entrañablementeuni-da a su vida histórica y a su función de escritor. Porque en PuertoRico se muevesobreascuasy vive al rojo vivo la problemáticasocio-cultural y políticoeconómicaquenosaquejaa todoslos puertorriqueñoses que bebeel cáliz hastalas hecespara encontrarla íntima comunióncon su pueblo.Por estaspalabrasque pone en voz deAdalbertoLina-res, la concienciaideológicade la novelaque nos ocupa,podemosfil-trarel nacionalismoy el socialismoqueconstituyenla esenciadela obracompleta—lo mismo en el ensayo,en el cuento, en el teatro, en lasantologías,así como en las novelas—del escritorpuertorriqueño.EnLaguerrese concentranla realidad y el anhelode Puerto Rico. Nove-la la epopeyadel corazónpuertorriqueño.Su obra es síntesisde lavida histórica colectiva desdeel despertaren la toma de concienciade pueblo en el siglo xíx.

Jose ORTEGA Y GASSET: Meditaciones del Quijote, Revista de Occidente,Ediciones de la Universidadde Puerto Rico. Madrid, 1957, pág. 129.

JEAN PAUL SAR-mc: ¿Qué es la literatura?, Editorial Losada. Buenos Aires,1969, pág. 94.

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252 LUIS O. ZAYAS MICUEL! ALH, x(1972)

Galdós afirma que una de las manerasde estudiarla novela esa travésde la sociedad;de la realidadvital de dondeel novelistaextraesu imagen.Este juicio lo creemosineludible parael estudiode las no-velas de Laguerre por su fuerte acento sobrela problemática socio-política de PuertoRico.

La configuraciónsocial de la isla en el siglo xix la componíanenla sabanay costas las haciendasde cañacon sushacendadosy los es-clavos que en 1873 pasana obreroslibres; y en la sierra la haciendade café con patronosy agregados.Alrededor de éstas los pequeñosagricultores.Porsercosechasde diferentesépocasseproducíala cons-tante inmigración lo quefomentael mestizaje.Las injusticias sociopo-líticas que trasuntanlos novelistasde la época,ZenoGandía,por ejem-pío, subrayanun mundode transiciones.

Tras la CartaAutonómicaconcedidapor Españaa PuertoRico en1897, la única autonomíalegítima en nuestrahistoria política, vino lainvasiónnorteamericanaen 1898 cortandode raíz cuanta esperanzaenla sucesiónhistórica cuya gradaciónascendenteirradiabacon encomiola metade un destinode acuerdocon la idiosincrasianacional.Deestemodose desvíael rumbo de la historia de Puerto Rico: nuevospatro-nes culturales; nuevosprincipios religiosos; nuevasestructurassocialesy nuevo enfoquede la vida. Es el trauma en que se producela frac-turaentreel sery el actuar.Encarnaen PuertoRico el dilemahamlet-liano del ser o no ser. Esta realidadmetafísicaes la que señalaMan-rique Cabreraal interpretarel trauma:

-. Es aquíprecisamente,aquí,en lo vivo, en la meraraíz delexistir histórico. ad interiorem, dondecobra rotunda resonanciael trauma que decimos.Trauma que a su vez rubrica la másamargade las frustracionesdela experienciacolectiva isleñat

La historia de PuertoRico en nuestrosiglo puedeagruparseen dosetapasde acuerdocon la sustanciacolonialista que la particulariza:primera y segundafase de la transculturación.La primera sigue unosmétodosdirectoscuyos componentesesencialesson: enseñanzaen in-glés,gobiernonombradopor la metrópoli, monopolio y acaparamientode las tierras,violencia armadapara la sofocaciónde los movimientos

BENITO PÉREZ GALnÓS: Ensayosde crítica literaria, Ediciones Península.

Barcelona, 1972, pág. 176.Luís O. ZA-VAS MicunLí: Francisco Manrique Cabrera y la generación

del treinta, tesis inédita en la Universidad de Puerto Rico, 1969, pág. 42.

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SíNTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LAGUERRE 253

de liberación. Esta fase, que comienzacon el 98 y se extiendehasta1940, culmina en los treinta con el renaceren la concienciapuertorri-queñaque la generandistintos factores: la depresióneconómicamun-dial; la fundación,por Federicode Onís,del Departamentode EstudiosHispánicos;edadde oro del nacionalismopuertorriqueño.

Los escritoresde la generacióndel treinta nacenentre 1895 y 1910,segúnlos límites cronológicosque le fijara ConchaMeléndez’, épocatrágicay violenta que afectaráal destino históricodel mundo: la crea-ción del imperio norteamericano.Los del treinta son hombresacorra-ladosentredosmundosy las primerasvíctimas quepadecenlos rigoresde la transeulturación.Se dan a la tarea,con espíritude la generacióndel 98, de revisar con visión crítica la vida toda del pueblo puer-torriqueño: examinan la literatura, el folklore, el sistema educativo,estudiany defiendenel idioma, concepciónde lo jíbaro como la ma-nerade ser nacional,estudiodel hombrejíbaro dentrode su situaciónsociopolitica conflictiva, rescatede las tierras... Del 98 españolcogenel métodoparaestudiarel almapuertorriqueña:la triple vía del paisaje.paisanajey manifestacionesespirituales.España,diestraen reconquistas.también ayuda a la recuperaciónde la puertorriqueñidadhispánica.Paraesa épocavisitan la isla egregiasfiguras de la intelectualidades-pañoladel momento:TomásNavarroTomás,Angel del Río. Federicode Onis, Américo Castro,AngelValbuenaPrat,ManuelGarcíaBlanco,Fernandode los Ríos, Amado Alonso... Dice ManriqueCabreraquepara los estudiantespuertorriqueños«erabeber las viejas saviasde lalenguaen cántarosde fresca juventud»

Con el cuarentalos hombresdel treinta experimentanuna de lasmás trágicasdesilusiones: pasar de la restauraciónpuertorriqueñístaal asimilismosofocador.Vuelve ManriqueCabrera,otra de las figurasparadigmasdel esplendortreintista,a describirnossu desolaciónespiri-tual con el nuevo estadode cosas:

- De los treintas trajimos las grandescicatrices.Tenaceslu-chas, forcejeo y logros. Pero también esa desilusiónde alguienque vio la estrella, que trabajó la estrella y hastasufrió su luzterrible por cercana,que la tuvo al cantio de las manos,comosalariomínimodequien se sabeganarel pansudándolela frente“.

CoNo-lA MELÉNDEZ: Literatura de ficción en Puerto Rico, Editorial Cor-dillera. San Juan de Puerto Rico, 1971, pág. 99.

6 FRANCISCO MANRIQUE CABRERA: «Notas sobre la novela puertorriqueñaenlos últimos veinticinco años», ea 4somante, núm. 1, enero- mano de 1955,pág. 28.

Luis O- LAYAS M¡crwrí: op. cii-, pág. 31.

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254 LUIS O. ZAYAS MICHEIL ALIL, (1972)

La era del cuarenta,cuyo máximo arquitecto es el Partido Po-pular Democrático,representala culminacióndel proceso transeultura-tivo, aunquecon resorteselípticosy tónicacufemística.Ahorase enseñaen españoly hay un gobierno interno propio. Con la transmutacióndeuna sociedadsemiagrícolaa una industrial de tipo norteamericanoseimportan a la isla todas las costumbres,gustosy enfoquesde la vidadel pueblo colonizador.La civilización tecnocráticaarrancacuantaraízy raicilla de las esenciasjíbaras.Se hanesfumadoaquelloscaracteresquenosparticularizabanen el contextohispánico.Con la emigracióna Nue-va York se creaun nuevo tipo social conocidocomo nuyorrican. Esteregresaa su tierra y fomentala anglicizaciónparticularmenteen la len-gua. A ello respondeel llamado quehicieraAmérico Castro:

Ahora bien, la mezcolanzade vocablos,los híbridos, ni ingle-ses ni españoles,dificultarán la tarea del bilingilismo a quienesno tenganocasiónde estudiaren el norte—los cualesa su vueltacorren el riesgo de anglicizaraún más vuestra lengua,si no hantenido una sólidainstrucciónen español—.Así como los EstadosUnidos están expuestosa desculturalizarsesi no se produce unareacciónde fe enérgica,del mismo modo vuestralengua correel riesgode convertirseen una jerga, si no atajáisa tiempo (aúnno es tarde) los destrozosidiomáticos ya muy visibles 8

RenéMarqués,uno de los escritoresmás destacadosde la genera-ción del cuarenta,nos ofreceun cuadrode la problemáticapuertorrí-queñaen nuestrostiempos:

El expertoojo sociológico podría descubriren nuestrareali-dad síntomasgravesque cierran, más sombríamenteque nunca,el horizonte. La quiebraestrepitosade valores moralesy éticosante el apogeode las bienandanzaseconómicas,la perceptibleactitudcívica, no ya en las generacionesmaduras,sino, desgracia-da y acentuadamente,en los gruposmás jóvenes,y la espantosaconfusiónintelectualy espiritual del puertorriqueñofrenteal ase-dio total de que es objeto para lograr su conformistaaceptacióndel statu qun, son algunosde los signosreveladoresde cómo sehan roto las defensastradicionalesque estepueblomantuvo por

AMÉRICO CAsno: «Nuestro idioma como expresión de vida, instrumentode cultura y exigencia de responsabilidad», en Conferenciasobre la enseñanzade la lengua (Antologíadc 23 coaferencias),Editorial del Departamento de Las-micción Pública. EstadoLibre Asociado, 1965, pág. 21.

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SíNTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LAGIJERRE 255

siglos para conservarsu personalidade integridad colectivas.Quizá nuncacomo hoy estuvo en mayor peligro la esenciadelser puertorriqueño.Nunca como hoy la colonia habíalogradohacerdel puertorriqueñoun ser tan auténticamentecolonialista.(Su misma inconscienciarespectoa este hecho es prueba feha-cientede que el hechoexiste.) Si antesfue posiblepercibir en elpueblo recursospotencialespara combatir la colonia económicay política, hoy el más capacitadoequipo de sociólogos,antropó-logos y psicólogos,tendríaque bucearmuy hondo para dar conpotencialidadescapacesde serútiles en la luchacontrala coloniamoral y espiritual que tan impúdicamentese desarrolladentrode la operanterealidad puertorriqueña~.

Mas el procesono sehaconsumado.Ya nosdiceMennniquedentrodel cuadro colonial la asimilación se ha revelado imposible‘~. Existeun pueblo escindido,cuarteadoen el devenirhistórico. PuertoRico esun pueblo queademásde la angustiay la inseguridaddel siglo force-jea entre el ser o ser otro. La obra iniciada por Poncede León aúnestáviva. La mejor espadaque nos legó fue la lenguaque sigue aquícomo un roble y como un Quijote velandolas armasde la hispanidadacrisoladaen el tríptico racial y cimentadaen el yunquede tres conti-nentes. Aquí estáel español,no digamosel de España.sino el puerto-rriqueño, respondiendocon impetuosodinamismo a las urgenciasdelpueblo de Puerto Rico. Las palabrasde Rosenblatsobreel particularvienen a ser el elixir más efectivo para todos aquellos a los que nosdueleen lo entrañablePuerto Rico:

Es distinta la situación en Puerto Rico, casi estadode laUnión: el inglés,despuésde setentaañosde ocupaciónnorteame-ricana, inundano sólo el léxico, sino hastala sintaxisdel hablaurbana,peroel espíritude independenciay el ideal culturalde lasclasessuperioresmantienenla integridady la bellezade la len-gua literaria; en Puerto Rico es quizá donde tienemás bríos latradición española“.

RENÉ MARQUÉS: «Pesimismo literario y optimismo político; su coexisten-cia en el Puerto Rico actual», sobretiro de Cuadernos Americanos. Méjico,1959, pág. 68.

10 ALBERT MEMMI: Retrato del colonizado, Edicionesde La Flor. Argentina,1969, pág. 128.

ANGEL ROSENBLAT: Nuestra lengua en ambos mundos, Salvat Editores,sociedadanónima. Navarra, 1971, pág. 97.

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256 LUIS O. ZAYAS MICJIELI AL>], (1972)

Acasola suavidadfonética,el acentosincopadoy el tono moderadoquesubrayaNavarroTomás12 seanel timbre con que la historia patriaha hollado la lenguaparanacionalizarla.Puedequea la postrela esen-cia definitoria de la personalidadpuertorriqueñaestéen estaamalgamacultural y quese cumplala profecíalingijística de Rubéndel Rosario:

Tarde o temprano,sin que nos demoscuentade ello el espa-ñol de América reclamarásu independenciarespectoal españolde España.quehabrá de sentirseorgullosode retoñaren formatan espléndida12

EnriqueLaguerre es el novelista más destacadode la generacióndel treinta y el mejor novelista puertorriqueñode todos los tiempos.Sus nueve novelas se agrupanentre las dos fasesde la transeultura-ción: La llamarada, Solar Montoya, El 30 de febrero, La resaca yLos dedosde la mano,a la primera época,y La ceiba en el tiesto, Ellaberinto, Caucesin río y El fuegoy suaire, a su segundafase.Las dela primeraépocapuedensubagruparse,a su vez, en novelasdela historiapasada,La resacay Los dedosdela mano,y lasnovelasde historiapre-sente,quecomprendenlas primerastres: La llamarada, SolarMontoyay Cl 30 de febrero.

Las novelasde la primera fase de la transeulturacióntrasuntanunmundode profunda y auténticapuertorriqueñidad.Reproducenla vidapuertorriqueñaen los distintoscontornosque determinansu personali-dad. Desfilan por ellas las diversastonalidadesque repercutenen elritmo vernáculo dentro del pentagramauniversal. Ofrecen folklore,particularidadeslingúísticas. leyendas,mitos, cuentos,supersticionesycreenciascon que el puertorriqueñovuelca su intimidad. Pueblanalmundo compendiadola gama de tipos y caracteresportadoresde lostintes forjadoresde la nacionalidad.

Laguerrecoincidecon los demásescritoresde su generaciónen laapasionadapreocupaciónpor las estructurassociopolíticasque aquejanal PuertoRico de su época.En todassus novelasmuestrauna genuinasolidaridadcon el obrero y denunciacon calor las injusticiascometidascontrael proletariado.Como el armaprincipaldel primerperiodotrans-culturativo viene a ser la cañacon los monopoliosausentistasque tie-

12 Tor.t4s NAVARRO TOMÁS: El españolen Puerto Rico, Universidadde Puer-to Rico, Rio Piedras, 1966, págs. 111-114.

~‘ Rubén del Rosario: «FI destino de la lengua», en Búsqueday plasma-

ción de nuestra personalidad,de MARIANA ROBLES DE CARDONA, Editorial Clubde la Prensa. San Juan de Puerto Rico, 1958, págs. 537-538,

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SíNTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LACUERRE 257

nen su sedeen las centralesazucareras.se lanza a la defensadel cafe-tal dondeestán los hontanaresde la cultura. En las ciudadescensuralos arrabalesformadospor el puebloque empiezaa emigrarde lasmon-tañasen estostiemposde transición.

Permeasus narracionescon un gris pesimismoy toma una actitudde radical escepticismo.Dicho espíritu lo absorbede diversasfuentes:la problemáticacolonial: el enfrentamientoa los principios aguillotinan-tes del capitalismonorteamericano,la depresióneconómicay la angus-tia existencialderramadapor el mundo. Ello lleva a Laguerre a pre-sentaren susnovelasla problemáticaespiritual de carácterecuménicotraducidaa la particular situaciónnacional.

Con La llamarada, la primeranoveladeLaguerre,aparecidaen 1935,se incorpora la novelísticapuertorriqueñaa la corrientehispanoameri-canade la novelade la tierra. Así lo señalansus mejorescríticos delpaís: Antonio S. Pedreira‘~ y Concha Meléndez“. Hay que subrayarqueno se circunscribea lo vernáculoque a decir de Zum Felde16 yCiro Alegría ‘~ caracterizaal género hispanoamericano.Laguerre com-pendía la problemáticahistórica de los obrerospuertorriqueñosen laplantaciónde cañacomo situaciónde la estructurapsicológicadel pro-tagonista,JuanAntonio Bor-rás, cuyo dilema espiritual consisteen «lalucha entreel corazóny el cerebro»,según confesiónde él mismo.En una narraciónautobiográficade episodiosyuxtapuestosofrecelarealidaddel presentehistórico y uno de los grandesconflictos univer-salesde nuestrotiempo. La novelamantieneel equilibrio entrelo psi-cológico y el tinglado de realidadesnacionales.

Solar Montoya (1940), otra novelade plantación, es consustancial-mentepuertorriqueña.Compendiaun retrato de la Vida del pueblo entodos los maticesque los tipos, caracteres,mitos, folklore, problemáti-ca moral la particularizandentro del contexto hispánico.Más que lasucesiónpsicológica sobresalela visión en bloque de la realidadvital.Más interesael jíbaro como personajecolectivo que la caracterizaciónindividual. A la postreGonzaloMora termina fundido en eseespíritu

>~ Antonio 5- Pedreira: Prólogoa«La llamarada»,en Obrar completos,1, deENRIQUE A. LAGUERRE. Instituto deCultura Puertorriqueña.SanJuan de PuertoRico, 1962, pág. 22.

CONCHA MELÉNOEZ: «Signos de Iberoamérica,>, en Obras completas, 1,Instituto de Cultura Puertorriqueña,San Juan de Puerto Rico, 1970, pág. 403.

“ ALBERTO ZUM FaDE: Indice critico de la literatura hispanoamericana:La narrativa, Editorial Guarania.Méjico, 1959, pág. 9.

17 Ciro Alegria: «Notassobre el personajeen la novela hispanoamericana»,en La novela hispanoamericana,de JUAN LoVELUcFZ, Editorial Universitaria.Chile, 1969, pág. 125.

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258 LUIS O. ZAYAS MFCHELI ALlí, (1972)

único. Ahorabien, no pierdeuniversalidad,puestoque el tiempo es elauténticopersonaje.La situaciónen que se manifiesta el tiempo es elcafetal: su decadenciay con ella el avancetransculturativoque vaescalandola sierradesdeel manantialde la puertorriqueñidady es de-positariade la eternahuella indígena.

Aunquela novela se apoyaen la tercerapersona,el autor se ocul-ta en diversasocasionespara entregarel hilo de la narración a dis-tintos personajes,quienescuentanleyendasen primerapersona.Además,uno de los episodiosse componede cartasde tresde los personajes.Deesemodo nosllega la realidaddesdetres diferentesperspectivas.

En Cl 30 de febrero abandonaLaguerrelos espaciostelúricosparaentrar a los urbanos.Entre el mundodel arrabaly de la universidadmuevela sucesiónpsicológicade Teófilo Sampedro,cuya tragediaestáen no podersobreponersea su destinode jorobado,por lo que tomaun carácterintrovertido con el que se devela el mundo onírico. Lacondición física del protagonistahacedesataruna corriente humorís-tica que se intensifica segúnse van encadenandolos momentosde lanarración.En ella el autor se vale de la técnica de la novelaya es-crita. Es el diario de Sampedro,que uno de sus compañeroslo pu-blica luego de trasladarloa la tercerapersonay prologarlo. En distin-tas ocasionessimula dejarlo en la forma autobiográfica.De suertequeseda la alternanciaentrela primerapersonay la terceraal igual queen Solar Montoya.

La resaco trasuntael último tercio del siglo xix en la historia dePuerto Rico. No es, como puedepensarse.una novela histórica. Elnovelista elude personajesy episodios históricos. Sólo alude a unaseriede pequeñosdetallesque comprendenlo lingilístico, lo social, lopolítico y lo folklórico con lo que crea una auténticaatmósferadeci-monónica.Por ello debemosllamarla intrahistórica.Paracompletarelintrahistoricismonoventayochista.el novelista entrecruzaimágenespa-sadascon otras similares del presente.

La novela se narra en la tercerapersonaomniscientedistribuida encinco partescon capítulostitulados.Siguede cerca el modelo del Qui-jote tanto en la estructuracomo en la caracterizacióndel protago-nrsta.

En Los dedosde la mano continúa el devenirhistórico de PuertoRico que comenzaraen La resaca. Ahora trasunta las luchas socia-listas desdesus inicios, con Santiago Iglesias Pantín, hasta 1920, enque el socialismocomienza a desviarsedel auténtico espíritu prole-tario al entrar en componendascon los partidosoficiales. Dentro deesta situación desarrollala estructurapsicológica de la trepadoraso-

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SINTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LACIJERRE 259

cial. Continúa la técnicade episodiosyuxtapuestosen tercera persona.Pero apareceel dominio en el manejo del monólogo interior directo.Anteriormente,particularmenteen La resaca, se habíavalido del mo-nólogo interior indirecto.

Estas cinco novelas de la primera épocapendulanentre las téc-nicas del siglo xix y las del primer cuarto del siglo xx. Del decimo-nono conservanla intriga densay el desarrollodel personajea travésde la observaciónen la realidadde modo que la caracterizaciónsigueel procesode la circunstanciaal personaje.A estetipo de personajepertenecenGonzalo Mora, el de Solar Montoya, Dolorito Montojo.de La resaca,y LucreciaMadrigal, de Los dedosde la mano. Ahorabien, las cinco novelas son de intriga con dilatados espacios.

De las técnicasde los veinte tienende Ortegacl microcosmoscomosímbolo del macrocosmosy el personajede «psicología imaginaria».Aquí acomodamosa Borrás. de La llamarada, y Sampedro.el de Cl 30de febrero. A la permeabilidadde horizontesabiertosque pide Barojase acogeLa resaca. Todos los personajespadecenla escisiónentreelmundoy el yo queseñalaLukács.

Las cuatro novelas que acomodamosen la segundafase de latranseulturacióncomienzancon un mundo ambivalenteentrela tierray la ciudadhastaquecon El fuegoy suaire se centralizaen lo urbano.Se acogea las nuevastécnicasde la narración,pero sin abandonarloque él considerala méduladel novelar: la caracterización.Laguerrees un novelistade personajes.En cuantoa la problemáticatrasuntadase mueve a la perspectivamás abierta a lo continental y a lo uni-versal, pero siempredesdeel núcleonacional. En estafase mueve laproblemáticapuertorriqueñaen dos núcleos: Puerto Rico y NuevaYork. Los cuatro protagonistasson hombresaventurerosen buscadela identidad.

La ceibaen el tiesto, la primera en la fase, trasuntala angustiadeGustavoVargas,el protagonista,por encontrarsu identidadcolectiva.La novela es una síntesisexpresionistade la problemáticaindividualy colectiva cuya realidad se complica al extendersea Nueva York.Laguerre se inicia aquí en la técnicadel flash back de estirpe prous-tiana.

Con El laberinto el novelistacompendiapor vezprimera unapro-blemáticaexterior: la dictadura trujillista en Santo Domingo. El pro-tagonistaes un puertorriqueñoradicadoen NuevaYork quese trasladaa la repúblicade Santiago(Santo Domingo) atraídopor un lucrativoempleoque le ofrecen los embajadoresdel tirano. Porlirio Uribe, elhéroe,es un personajede prosapiakafkiana por la incomunicacióny

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260 LUIS O. ZMAS MICLIELI AL>], 1 (1972)

por la humillación que padeceal verse envuelto en un proceso sinlógica alguna. Ese mundo de ignominia y de silencio es el que tra-suntaen la dictadura en vez de la realidad objetiva de la estructurapolítica. Uribe, al tomar concienciadel conflicto, abandonasu actitudindividualista y 0pta por morir en arasde la liberación colectiva.

En Cauce sin río tenemos a un Laguerre ya dueño de la técnicaproustiana. La novela constade dos partes: la primera correspondeal tiempoperdidoy la segundaal tiempo recobrado.La del tiempoper-dido, es decir, el presentehistórico con que se inicia, trasunta laproblemáticade un pueblo transmutadode una sociedadsemiagrícolaa otra tecnocrática.Centra!iza la caracterizaciónen la sociedadbur-guesaasimilada a los patronesnorteamericanosque mira con des-precio todo rasgo de expresión puertorriqueñista.Al héroe, Vic-tor Hugo RodríguezSandeau,lo coge en el momentoen que resientela asfixia espiritual de la sociedadburguesatecnocráticay mediantelos constantessaltos al pasadocomienzaa rescatargradualmentesuidentidad humana. La segundaparte, el tiempo recobrado,presentacon profundavibración lírica la vida en ci campo en contactocon latierra dondeVictor recuperalas fuerzas íntimas.

Cauce sin río es la octava novelade Laguerre.Con las ocho no-velas completala visión de la realidad telúrica y el ciclo histórico dela formación de la conciencianacionalpuertorriqueña.Ello conviertelas novelaslaguerrianasen el retrato más íntegro de Puerto Rico. Enlas del primer grupo trasuntala realidad geosocialy geocultural,sir-viéndolede fondo las regionesnoroeste,centroy orientede la isla: Lallamarada, en las sabanascañerasdel noroeste;Solar Montoya es elnúcleocentralde la sierra;Cl 30 de febrero,Rio Piedras,ciudadubica-da en el naciente;La resaca, aunquees una biografía geográfica, elmicrocosmoses Yukiyú, una de las montañasmás altas,ubicadaen eloste,y Los dedosde la mano también tienesu centrogeográficoen eloriente.

El segundogrupo se centralizaen el suroeste,aunquetiene contac-tos, a travésde El laberinto, con el centrosur. Esta preferenciaporlos paisajesdel suroesteen el segundociclo consideramosque res-ponde a la acucia de encontrarlas venas íntimas de los inalienablesmanantialesde la puertorriqueñidad.cuyaagudacrisis amenazacon di-solvemosen la oceaníade unacultura foráneaal espíritu.El sur y eloestesonvértebrasde lo autóctonoy surtidoresde la másradianteespe-ranza en el horizontedel anhelo puertorriqueño:allí estuvo ancladala capital indígena con el asiento de Agúeybana;sirven de cunaa losmás preclaros caudillos y mártires de la redención patria —Hostos,

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SíNTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LAGUERRE 261

Betances,de Diego y Pedro Albizu Campos—; en Ponce,la ciudadprincipal del sur. fragua la más trascendentalfuerzadel autonomismoen 1887,por lo que vino a llainarsemecade la autonomía;Guayamay JuanaDíaz. ciudadesdel mediodíade la isla, sirven de cuna a dosegregiospoetasdel país,Luis PalésMatosy Luis LlorénsTorres,respec-tivamente; la inmensamayoría de las tesis sobre el desembarcodeColón presentanla bandasur como navegacióny el oeste como an-claje; de Poncees JuanMorelí Campos,el maestropadrede la danzapuertorriqueña...Para completarel intransferible retrato del sur dePuertoRico, le sirve de fondo a ésteun paisajediferenteal resto delpaís. Por ello explicamosel que Laguerre.genuino treintista que notraicionaa su generación,busqueen sus tierras meridionalesel para-caídasde la fe puertorriqueñistaen estos tiempos en que aflora elsentimientotrágico de la vida espiritual de Puerto Rico.

La novedadestructuralen estasnovelas consisteen el manejodelas técnicasproustianas,pero sin entrar a la densidadcaóticadel fran-cés; y la profundizaciónen el análisis introspectivo haciendodel per-sonajeel centro de la narración.Hay menosinterés por los dilatadosespaciosque en el primer ciclo. Los saltos en el tiempo no obliganal lector al procesode organización,como sucedeen la nuevanovela,porqueno deja que se oculte la linealidad en la sucesiónpsicológica.Tanto Gustavo Vargas como Víctor Hugo se muevendesdeel indi-vidualismo burgués hasta identificarse con la sociedad.Esta no latrasuntaLaguerrecon esecaráctercompactoe mtimo de la actual no-vela. Tampocoha eliminado el maniqueísmoque trae desdelas nove-las de la tierra.

«EL FUEGO Y SU AIRE)>

Cl fuego y su aire, la novenanovelade Laguerre,apareceen 1970publicadapor la editorial Losada.La novelaha producidoabundantecrítica favorable y entre los movimientos nacionalistasha generadocierto aire de repudio porque el protagonista0pta por irse a SantoDomingo a levantar la revoluciónen vez de hacerlaen PuertoRico:JuanMartínez Capó la considerael «mayor logro artístico y el másapasionadopronunciamiento)>de Laguerre;Josemilio González19 sub-

•~ JUAN MARTíNEZ CAPá: «La escena literaria», en El Mundo, 18 de agostode 1971, San Juan de Puerto Rico.

19 J«~SEMIL[O, GONZÁLEZ, ENRIQUE A. LAouraRw «El fuego y su aire», en

Sin Nombre, 1, nÚm. 4. San Juan de Puerto Rico, 1971, págs. 95-98.

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raya, entreotras cosas,la búsquedade la identidad individual y colec-tiva y se interrogapor quéel protagonistano se queda«luchandoenPuertoRico, con el pueblocon quien tanto queríaidentificarse»;Con-cha Meléndez20 también recalcala búsquedade la identidady la pre-sentación de la problemática puertorriqueña«vista con amargura,ironía, desesperanzae implacablecrítica social».

De allende los mares valga señalarque «La Prensa»de BuenosAires del 25 de julio de 1971, consideraEl fuegoy su aire un «aciertoliterario» porque supo«hollar la imageno el símbolo dondeconverjalo concretoy lo universal».Del mismo BuenosAires, «Cuadernosde Ju-ventud» —año 3, número 12—, dice queEl fuego y su aire «toca enlo vivo el dramade América».«La Nación»del 16 de septiembrede1970, considerala novelacomo «una visión» de una problemáticaco-mún a América latina.

Con una figuración panorámicade las nuevenovelaspodemoscon-siderarEl fuego y su aire como síntesisculminadadel novelarde En-rique A. Laguerre.En ella convergenlas ideasy las estructurasbásicasde las anterioresen una aleaciónsimbiótica que hace surgir una his-toria nueva por la asimilación de las precedentes.Los distintos ele-mentos que le dieron verticalidad a las situacionesantes trasuntadasse fundenen El fuego y su aíre con una nuevaintensidadde pasionesy emocionesy una problemáticacuya crisis caía el íntimo tejido dela puertorríqueñidad.Un Puerto Rico real y auténtico en los treintase transformaen una ficción mítica en nuestrostiempos. De esapre-térita realidad vernáculaque Laguerrevivió con intensidaden su Ge-neracióndel Treintay la actual realidad transeulturadasurgeel mundode la novela.

Por ello hace de El fuego y su aire una novela total. Es unana-rración cuya historia comprendela realidad completade Puerto Ricodesdeuna particular atalaya que le proporciona los horizontes ecu-ménicos.Dicha realidad transcurreen cuatro niveles:

REALIDAD HISTÓRICA

Laguerrey toda su generaciónheredande los noventayochistaslasugestióndel pasado.Emergede los ríos de la historia pasadaen buscade la continuidad que rompió el 98 puertorriqueñoy para explicarse

-~ CONCHA MELÉNDEZ Literatura de ficción en Puerto Rico, op. cii., pá-

ginas 187-195.

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SíNTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LAGIJERRE 263

el presente.En su libro de ensayos.Pulsode Puerto Rico, proponelanecesidadde rescatarla leyendapor ser éstalevadurade la historia.Las cinco novelasde la primera fase vimos quepuedenagruparseennovelasde la historia pasaday novelasde la historia presente.

El protagonistade El fuego y su aire, en su procesode búsqueda.se conmueveal pasarpor las montañasdonde están los manantialesde la herenciaindígena:

Frente a los montesde lilroyoán, por Marieno, escuchó aAdalberto decir que de esa sierra baja el Guaorabo.en cuyasaguasel indio Uroyoánahogó al españolSalcedopara conven-cersede que los invasoresno eran inmortales.Cl candorosopri-mitivismodel cacique montó guardia de tres díasjunto al diosde barro y comprobó la falsedad de la leyenda. Cl dios oilamal21.

Estasson, precisamenle,las tierrasde Solar Montoya y el episodiode Salcedosirve de vértebraíntima a la mitificación dela historia quecreaLa resaca.

María Luisa Taverasde El fuego y su aire, al monologarsu his-toria familiar se remontaa los tiemposdcl 98:

- Durante el cambio de gobierno, poco despuésde 1898,matarona don Jacinto Santamaríapor el sur de la isla. Era entiempos de las partidas sediciosas,gente fuera de ley que sededicabaa la depredacióny al incendio. Condenarona dos jí-baros al garrote, comoresponsablesdel asesinato.Andando eltiempo, una noche en un baile, alguien pide la hora. lino delos presentessacaun reloj y, mientrasatiendea la conversaciónde su vecino,deja por breves segundosel reloj colgando de lacadena~

De esemodoencuentraen su memoriaquesu esposoLorenzo Ta-veras es descendientedel quemató al abuelode ella. Las partidas se-diciosasafectanla niñezdeJuanAntonio Borrásy GonzaloMora—pro-tagonistasde La llamaraday SolarMontoyarespectivamente—y acelerala tragedia épica de Dolorito Montojo. el de La resaca. La resentida,

“ ENRIQUE A. LAGUERRE: El Juego y su aire, Editorial Losada,S. A. fluenosAires, 1970, pág. 126.

Ibid., pág 168.

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única obra teatral de Laguerre,se afinca en estemismo periodo delas partidas.

OscarMartín, volviendo a la novelaque nos ocupa,parangonasuhabilidad para los negocioscon la astuciade los conquistadoreses-pañoles.Ello lo lleva a repudiarsu raíz indígena.No se pasepor altoque los asimilistas o americanizadosreniegande su puertorriqueñidaden su desvelopor imitar a los nuevos colonizadores:

Oscarmiraba al jefe de la casaTaverascon mezclade lás-tima y de burla. En el sigloXVI debíseradelantadoqueseapro-vechóde la torpeza de los nativospara prosperar. En el sigloXX aún hay territorios inexploradosy nativostorpes23.

Laguerrecrea un contrapuntoentrelos períodosmás significativosde la historia puertorriqueñay la vida intima de sus personajes.Apré-cieseque Maria Luisa Taverasse conectacon el 98. comienzosde lacolonizaciónnorteamericanay OscarMartín con el siglo XVI. En ambosla historia brota de su mundo interior a travésdel monólogo. Quieredecir que ambos se identifican con los colonizadores.Reanuda,pues.la historia desdeel espíritu colectivo por medio dc la oscilación deimágenespasadasy presentes.En esos momentosdel génesisde lasdos colonizacionesse forja la idiosincrasiapuertorriqueña,cuyo tras-cendentalfilón intimo lo determina,segúnatestiguaLaguerre.en todaslas sucesionespsicológicasquecompendia,el espíritude fuga: un pue-blo que huye de sus vernáculasraíces e inhibe cualquier confronta-miento con la problemáticaque lo aqueja.

REALIDAD EXTERIOR

La realidadobjetiva comprendela décadadel cincuenta: entre laguerrade Corea y «el año 17 del descubrimientode Puerto Rico».segúnlas palabrasde OscarMartín paradenominarel 1957.De acuer-do con los del PartidoPopular la historia de Puerto Rico comienzacon ellos en 1940. El períodoque compendiala novela representalaépocaen queel EstadoLibre Asociado,en el primer lustro de su fun-dación. se da a la tarea de sofocar todo vestigio de nacionalismo.Según van ahogandoel espíritu nacionalistava aumentandoel ane-xionismo:

“ Ibid., pág. 185.

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SINTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LAGUERRE 265

No se veíancamposde concentración,es claro, pero sí altasmurallasde una educaciónde Americanfirsís; nada-bueno-hubo-antes-de-1898; derecho-a-participar-del-surplus:mantengo; sen-timientos-nacionales-,no, -real-state-.sí; americanos-.héroes-in-falibles-vs. -separatistas-villanos,etc. Hacíanlegión los infatuadoscoloncíllos, quienesdecíanhaberdescubiertoa PuertoRico allápor 1940. ¿Eran simple ficción el acontecimientodel 19 de no-viembre de 1493 y los cuatrocientosaños de la forja del serpuertorriqueño?~

El gradode transculturación,al que ha llegado la isla en el períodocomprendido,nos lo da en todo su plasticismo el orgullo que sienteMaría Luisa por su esposotriunfanteen la era industrial.

Como en el cine de Hollywood. poor-boy-gets-rich.Luego.boy-meets-girl. Más adelante, león-rotario-elk; marido-de-líder-cívicas; rey-padre-de-hija-princesa.¿A qué más podía aspirarseen una ciudad que usabala preciosalaguna de San José comobacinetaen donde vaciar el intestino gordo de sus arrabales?Comoen el cinede Hollywood,a pesarde susdedosaporretados.desu cara de antiguo¡ipato, de su andarde simio amaestrado25

La política irnprecisay cargadade equívocosy retruécanosquefor-man el esqueletode la asimilación nos la describe,con el término au-téntico, Linares a travésdel monólogode Expósito:

Se juega con los idealesy los sentimientosmás sagrados,en lenguaje pomposo y oscuro —territorio ambiguo del Bací-yelmo—, y las palabras más corrientes se vuelven cabalísticaso medias verdades;y se suprimen arrabalesy crecen los arra-bales; y aumentala capacidadadquisitiva y aumentael númeroque vive de la caridad pública; y se canta a la democraciay sereducenlas oportunidadesde seguridad para los residentesbonofide; y creceel desbalanceexportación-importación,y seadvierteun ambientede sofocacióny de sinuosa y terrible histeria; ycontinúa el crecimiento monstruosode las deudasy hasta noscomemoslos propios tentáculoscomoel cefalópodohistérico de

20Hong-Kong

‘~ ibid., pág. 259.29 Ibid., pág. 169.20 Ibid., págs. 129.130.

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266 iiyis O. YAYAS MICHELI ALH, 1 (1972)

Mas la problemáticapuertorriqueñaes mucho más compleja altransponerlas fronterasinsularesy filtrarse en el ámbito de la metró-poli colonizadora.Puerto Rico tiene alrededorde un cuarentaporciento de su población en el exilio norteamericano,particularmenteen NuevaYork. Allí los puertorriqueñospadecenlos vejámenesde unade las minorías en el mosaico de culturasque forman a EstadosUni-dos, con el agravantedel colonialismo.Tal es la orientaciónde Lague-rre al desplegarla vida del puertorriqueñoen Nueva York en La ceibaen el tiesto, El laberinto y El fuego y su aire. De estaúltima elegimosel pasajeen que la visión del protagonistaemergerematadacon dosde los octosílabosque le sirven depie al poemaNostalgiade VirgilioDávila:

Me duele la impersonalidaddel ambiente, la pobrezades-orbitaday terrible de mis «compatriotas».Los viejos inmigran-tes, abren la boca para hablarde los antiguosoros del sol, delembrujo de unosaños de mocedadsin blancas—o frías— Na-vidades.Triste emigracióna ciegas. Borinquenes pura flama yaquí me muero de frío.

Expósito saboreabacada nombrede los pueblos de la isla,como dulce en palito. El azúcar resultabamás apetecible antelas actitudesinsolidariasy neutrasde estosadoradoresde totems.

27

Por momentos desesperabahasta el borde de la locura

Con estemismoenfoquese acercaa la participaciónde los puerto-rriqueñosen la guerrade Corea.Por ello develala problemáticadesdeel ángulode dos pueblosconfrontadossin causaalguna:

Todavíasonabanen los oídosde Pedro Josélas últimas pa-labrasdel «caudillo»:

—;Peleamospor la Patria Distante!—grito que habríasidoconmovedoren cualquierotra circunstancia.

Y el encendidocuchicheode Ulises:—¿Quiénle paga?¿Quién lo manda? ¿Desdecuándo hace

guerra Puerto Rico?20,

Cuando Expósito analiza la problemáticaconcluye con su particu-lar tónica ambivalente: «Si peleo por la libertad de Corea debo sercoreano.»

-‘ ibid.. pág. 30..0 Ibid., pág. 67.

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SíNTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LAGIJERRE 267

REALIDAD INTERIOR

Conla vivenciaintima del tiempo, la novelaen el siglo xx seapartade la mera descripción de la realidad externa, aspectofundamentalen el realismodecimonónico,y se sumergeen el mundointerior con loque logra una figuración del hombre total a través de la indagacióndel tiempo vital y conflictivo del hombrede nuestrosiglo. Esedesvelopor asir al hombreen su realidadcompletaes el anhelo característicode todo auténticonovelistaen nuestrotiempo. Proustdesdeñael rea-lismo de externidadespor serpresentistay no ve las cosasen la entra-ñable relación de hombre y objeto en la integración de los estadiostemporales:

Dc suerteque la literatura queselimita a «describirlas Co-sas»,a dar solamenteunamíseravisión de lineasy de superficies.es la que,llamándoserealista,estámás lejos de la realidad,la quemásnosempobrecey nosentristece,puescorta bruscamentetodacomunicaciónde nuestroyo presentecon el pasado,cuyas cosasconservabanla esencia,y el futuro, en el que nos incitan a gus-tarle de nuevo20

Ernesto Sábatonos atestigua:

A la inversa de los escritoresdel siglo pasado,que seproponían fundamentalmentela descripción objetiva del mun-do externo, el novelista de hoy se vuelve en un primer movi-miento hacia el misterio primordial de su propia existencia(sub-jetivismo) y en un segundo movimiento hacia la visión de latotalidad sujeto-objetodesde su conciencia (fenomenología)~

y Mario Vargas Llosa subrayarespectoa los libros de caballerías:

En El caballero Cifar, en el Amadísde Gaula la realidadreúne, generosamente,lo real objetivo y lo real imaginario enuna indivisible totalidad en la que conviven, sin discriminacióny sin fronteras,hombresde carney hueso y seresde la fantasíay del sueño,personajeshistóricos y criaturasdel mito, la razóny la sinrazón,lo posible y lo imposible.Es decir, la realidadque

29 MARCEL PROUST: «El tiempo recobrado»,en En busca del tiempo per-

dido, Alianza Editorial. Madrid, 1969, págs. 233-234.20 ERNEsTo SÁBAro: El escritor y sus fantasmas, Aguilar, Argentina 5. A.

Buenos Aires, 1967, pág. 82.

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268 LUIS O. LAYAS MICHELI ALH, 1 (1972)

los hombresviven objetivamente (sus actos, sus pensamientos,sus pasiones),y la que viven subjetivamente,la que existe conindependenciade ellos y la que es un exclusivo producto desus creencias,sus pesadillaso su imaginación”.

Laguerre,desdesu primera novela, sondeala mcmoria de susper-sonajes.Estosse enfrentana sus respectivassituacionescon la conju-gacióndel tiempo animico y objetivo. Ello los convierte en seresqueexperimentanla finitud exterior y la infinitud en los recuerdosqueatesorantodas las vivencias.Perono es hastaEl 30 de febrero cuandocomienzaa darnospersonajesen su dimensión completa.

Como son seresproducto del medio, las vivencias íntimas apare-cen en función de la situación sociopolítica que los aguillotina. Losdistintos flash back develan fragmentosde la biografía personal parabuscarleexplicación al conflicto presente.De la mismamanera,en losmonólogosdevuelvenla realidad exterior caladacon la realidad espi-ritual; con el inalienablecalordcl almaque la anima.Porello tenemosen las novelaslaguerrianasuna sola realidad: la objetiva sociopolíticao telúrica cultural. Esa única realidadnos llega enfocadapor el lenteobjetivo y por el lente subjetivo. No se dan lucubracionesfilosóficasni insondablesdestinosontológicos. Son seresformadospor la situa-ción históricacon un fardo ideológico y unasensibilidadque las deter-minan los diversos diapasonesde la sucesióntemporal.

Cuando AdalbertoLinares, volviendo a nuestranovela, rememorala posturade doña Amelia Ruiz de Monte Bello respectoa los amoresde él con su hija Elda, monologaen actitud comprensivadondefundeesemomentode su vida con su visión de la problemáticapolítica desu patria:

- A veces se me figura que Adalberto Linares, profesoruniversitario y escritor, es apócrifo. En verdad, no creo muchoen Adalberto Linares, porque-habla-más-que-hace.A unque, loconfieso, le tengo miedo al nacionalismomártir ~.

El sol de Nueva York nos alumbra desdeel espíritu tropical delprotagonista:

La vida se le había instalado en los sueños,pero discurría,comosi fueseotra persona, entre los ruidos de Nueva York y

~‘ MARsO VARCAS LLOSA: García Mórquez historia dc un dcícidio, BarralEditores, S. A. Barcelona, 1971, pág. 177.

22 ENRIQUE A. LAGUERRE: El fuego y su aire, op. cii., pág. 106.

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SíNTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LAGUERRE 269

hasta,tal vez, tendríaque ir a defenderla democraciaen Corea.Al percibir la luz solar,miró al cielo. Estesol de engaño.ama-rillito y recién salido de las nubes> carecede fuerza para calen-tar y llena de ilusión a las madres,quienessalencon suscriatu-ras al parque,y sonríen queriendodejarse engañar.Quisieraha-cermenecesarioa alguién. Lo estremecióla ansiedad”.

Desdela intimidad del dominicanoUlises brota la problemáticapo-lítica de la hermanaAntilla acorraladatambién por el imperio:

Pero temió hastahablardormido. No tengo patria porque elMonstruomela ha hurtado con la anuenciadel País-de-la-Liber-tad. Allí, en la entradadel Puerto deNuevaYork, estála Estatua.Pero, amigo nilo, cuéntaletus desventurasa la Estatua. Cuén-taselas, vaya. Debo sobreponermea mi debilidad. Debo sobre-ponerme.Debo sobreponerme.Mi dilema es enfrentarmeal Ca-pitón y a su Estatuao enfrentarmea los tiburonesy nadarhastala Tierra-de-la-Libertad~.

En un diálogo compuestopor un monólogo interior y uno exterior,es decir, que Ulises le habla a su amigo Pedro Joséy éste le contestacon un monólogo, el último deja fluir su íntimo conflicto configuradopor la inseguridadde su destinode puertorriqueñoen Nueva York yde hombrearrancadode su mundocultural:

—Yodeberíaestar en mi país. El miedo me tienesecuestradoen los puertos del Pacífico.

—Deseaspermanecerpor acá,aunqueno lo admitas.Andasbuyéndolea tu país.

—Escurioso quese diga eso:quehuyode mi país, si siempredeseévivir allí.

—A ti te pasaalgo raro: quieresmatar el cuerpopara elimi-nar la sombra.¿Creesqueno me di cuentade tus imprudenciasen el frentede guerra?Queríasculpar a los chinosde tu suicidio.Pero se burlaron de ti porqueapenaste tocó nuncauna baJayno te dieron tantasmedallas,como a mi, quecasi me paralizabade miedo.

—Todo lo veo distante,como si me pasara la vida mirando

22 IbM., pág. 33.24 ¡bid., pág. 119.

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por el lado equívocode los anteojosde larga vista. Entresueñode mi país. En Nueva York, en mitad del más implacable frío,abríaseel puntoluminosode mi amorpor la tierra tropical, con sumiaja de sueños.

—La vida es uno de los acertijos cuya soluciónes mejor ig-florar.

—Nada más delicioso quevivir abiertamente.A veces te pa-sas horasy horas,con el hilo de la pescaen las aguas.Algún díavas a caer...,¿quiénte encontraríaen la inmensidaddel Pacífico?

—¿le conseguidopescarme?Ile osciladoentre el dogma yel descreimiento.¿Me salvó Dios del suicidio de Corea? ¿ Vigila-ba Dios mis pasos? No sé. A Dios se le engañacon su facili-dad. ¿Por quépermitióEl la matriz de sombrasdonderesidídu-rante ocho años?La muerteacechaallí dondeel aire niégasealfuego.

—Creo que debemosvolver a NuevaYork, al Caribe —pro-poneUlises23

El protagonistadialoga en su intimidad con Ruth, pero al lectorllega como realidadobjetiva:

—Mira, PedroJosé,aún estásen el Limbo.—Tal parece, Ruth, quizá no doy contigo porque prefieres

permaneceren el Infierno. No vas a decirme que encontrasteelParaíso.

—¿Quéharás,ahora?—Quizá iré a Puerto Rico, seguiréel rastrode los blancos

velámenespor los azulesmares.—Cuidado,el regresoa PuertoRico searegresoal Limbo por

la otra puerta.—Nunca quisistebien a Puerto Rico, Ruth.—Ya hablaremosde ello en nuestroencuentroreal36-

REALIDAD SIMBOLICA

Laguerre,al trasuntarla realidad, no se circunscribea la descrip-ción fría y desnudade toda significación trascendentalque pone en

“ Ibid., págs.72, 73.Ibid., pág. 88.

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SíNTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LACUERRE 271

bogala noveauroman. Paraél las palabrastienen resonanciasíntimas.Paraél la pluma siguesiendo «lenguadel alma» tal y como le subrayadon Quijote al caballero del gabánverde. Por ello manejaLaguerrela poesíaparael paisajecon la que logra impartir la intransferibleemo-ción a la realidad. Con la metáfora devela las intimas latencias; conel símbolo caía de contenido espiritual a las cosas; cuando antropo-mórfica hace que los objetos se integren a la sucesiónhistórica delhombredesdeuna auténtica integraciónen que el hombredefine a larealidady éstaa él, Estaentrañableidentidadde hombrey mundo, quesin duda heredade la generacióndel 98 por aquello de encontrarenel paisajeel carácterdel pueblo arrancadesdeel titulo. Los títulos la-guerrianosresultansignificativospuestoque sonportadoresdel intrín-seco contenidode sus novelasy a su vez sonánforas depositariasdelporquéde suartede novelar: La llamarada no es un merofuego en laplantaciónde caña,sino «la llamaradadel odio» que generael con-frontamientode patronosy obreros;Solar Montoyamás queunafinca,es el manantial de la identidad cultural del puertorriqueño;El 30 defebreromásqueel humor pueril es el desengañoquesufreel estudianteal saberque no espigaráel triunfo deseado;La resaca no es sólo unretroceso,sino la sofocacióndel espíritu nacionalcon lo que se hacefactible la asimilación; Los dedos de la mano encierra las distintasperipeciasde la trepadorasocial; La ceiba en el tiesto significa la as-fixia del espíritu en la actualcivilización tecnocráticay su secuela,cul-tura de masas;El laberinto comprendeal hombre abúlico acorraladopor las circunstancias;Caucesin río encarnala vida huecay cosificadadel hombreen la sociedadtecnocráticasin los profundosríos del espí-ritu.

La significación del título El fuego y suaire abarcados etapas:laprimera, de caráctercientífico, con su apoyo objetivo, lo explica elmismo protagonista,quien pone un vaso encimade la vela encendidacon lo quepruebaque «senecesitaba,algo másque pabilo y grasaparaquela velapermanecieseencendida».Luego esAdalbertoLinaresquienle da el contenidoespiritual:

La actualidadengendrala historia, sobretodo, cuandohayfuegointerior y se resistela sofocación2%

A partir de la trascendenciasimbólicadel título siguen desgranán-doseotros simbolosquevan ampliandola corrienteespiritualde la no-

Ibid., pág. 92.

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272 LUIS O. ZAYAS MICaELA ALlí, í (1972)

vela-Todosellos dirigen sus resplandoreshacialas lacrasde la proble-mática puertorriqueña.El fuegoy suaire intensificala críticade Caucesin río a la civilización tecnocráticade tipo norteamericanoque apagala flama íntima de la puertorriqueñidad.Ambos títulos, Caucesin ríoy El fuegoy su aire, apuntana esamismaesferainterior: la asfixia delo más entrañablede un pueblo.

El novelista manejauna serie de aspectosde la realidadexterior ode las experienciasintelectualespara develar lo inefable. El mito delos perrosde Acteónle sirve para presentara la civilización devorandoa sus progenitores:

La comodidadmata sin remedio. Es civilización de gente36atrapada,de cazadoresdevoradospor sus propios canes -

El Cromagnónrepresentaal hombre que vive toda una vida en-cerrado,en este caso el protagonista,y de súbito lo sacan a la civi-lización:

Hace quince mil años que nosotrosnos entendemos.Loscromañonesnos colamos en un mundoque no nos pertenece~‘.

Antropormofica la casa, y la convierte en un personajemásaliado a los que abominanla transeulturación:

La casa deberíaestar lamentandosus propios vacíos, enlos que casi se corporificaba la ausenciadel calor humano...¡desventuradosresidentesmíos,queno aprendieronaamar! Con-denadasentíase,sin duda,a no permitir queel pesode los cuer-pos latienteshicierachirriar sus mueblesde museo46

En SolarMontoyaya apareceel símbolode la casahechapersonaje.Peroaquí es la antítesisde la de El fuegoy su aire. Representael hogarde la tradición; dadorade calor y epicentro de la inefable expresióníntima de la humanidad:

La casa le tendió una bienvenidaenmilagradade afectos41y parecíallorar de gozo, alabadosea Dios

~ Ibid., pág. 98.“ Ibid., pág. 16.40 Ibid., pág 17!.~‘ ENRIQUE A. LAGUERRE: «Solar Montoya», en Obras completas,1, lasa-

tuto de Cultura Puertorriqueña. San Juan de Puerto Rico, 1962, pág. 398.

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SINTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LAGUERRE 273

Estesímbolo de la casaen Solar Montoya y en El fuegoy su aireencierra,en apretadasíntesishistórica,toda la problemáticapuertorri-queñaen el procesotransculturativo.Por el ángulo ecuménicoresumeel conflicto de la metamorfosisquepadeceel hombredenuestrotiempoabatidopor el pragmatismoqueentrañala civilización tecnocrática.

Los PERSONAJES

Laguerrees autor de novelaspsicológicas.Sigue a sus personajesatravés del análisis introspectivodejándolosmanifestaren su ser y ac-tuar. Siempretenemosun protagonistay una rica gamade personajessecundariosdebidamentecaracterizadoscuyasexistenciasamplíane in-tensifican el dramaíntimo del héroe.Todos ellos aparecenagrupadosen dos posicionesantagónicasrespectoa la atmósferaideológica.Si enlas novelasde la primerafaseel choquesurgegeneralmentedelas ideassocialistasfrenteal capitalismoen el segundociclo la problemáticame-dular gira en torno del confrontamientoentreasimilistasnorteamerica-nizados y los puertorriqueñoshispanoamericanistas.Este maniqueísmocon la psicologíacentral alejaaLaguerredel tipo de novelade realidadcompactay de vitalismo colectivoque se acostumbrahoy día,particu-larmentea partir de 1950. Ello no significa que no sea un gran nove-lista o que su obra no puedaparagonarsea la mejor novelauniversal,en especialhispanoamericana.A toda novelaquetengaunavisión tras-cendentaly personalde la problemáticavital universalancladaen losíntimos manantialesnacionales,como lo es la de Laguerre, hay queconsiderarlabuena.Sirvanos —sólo por dar un ejemplo de vibranteactualidad— el novelista Heinrich Bóhí. premio Nobel de este año,cuyanovelade contornostradicionalistascontrastaprofundamenteconla actual novela experimental.

PEDRO JOSÉ Expósíio

En El fuego y su aire, Pedro JoséExpósito. el protagonista,es unpuertorriqueñoquellega a NuevaYork a los ochoañossin sabercómoni por qué. Vive durantedoce años en un hospicio para retardadosmentales:

Comió desganadamente.como si ya no tuviesepor qué vivir.Extrañosecosresonabanen los recintosdeshabitados.iEsta sen-

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274 LUIS O. ZAYAS MICHFLI ALH, í (1972)

saciónde resonanciasimprecisas,de peregrinoslugaresdeshabita-dos! Porque más allá, en aquelloslugaresque no podía precisar,todoestabadeshabitadoy vacío.Y se me figura queallá comienzaaquí42,

En el hospicio,la primerapalabraquepronuncia,luego de dos añosde mudez,es Puerto Rico. ComponeunasFantasíasen sol tropical ysu mejoramigo en el hospiciolo es el dominicanoUlises Pichardo.Dcsusprimerosocho añossólo tieneuna imagenen el subconsciente:

Y los denuestosen voz de varón y las protestasllorosasen voz femenina.Quizá —no estabaseguro—contrapunteabaelperro con sus ladridos. Y de repente,ella puso el grito en elsuelo,con el mancharónde sangre...

PedroJosé,personajequepodemosmatricularloen la «estéticadelmisterio», segúnla denominaciónde Amorós para estaspsicologíasdela nuevanovela, se lanza por las calles de Nueva York con estaspie-zas del rompecabezasde su vida en buscade las que le faltan parapoderarmarsecomo hombre en el mundo. Lo muevela búsquedadesu integridady no de su identidad como afirman ConchaMeléndezyJosemilioGonzález.Necesitaencontrarel fragmentode la sucesióntem-poral de su vida histórica que le falta.

Por último se entera que el génesis de su existencia estáen LaParguera. Va al lugar, pero:

Luego de tal situación, ¿dónde,cómo reunir mis restosparacomenzarmi empresade ser puertorriqueño?llago todo lo ima-ginable por incrustrar mi pieza en el rompecabezasdel gruposocial, y no acierto. Resulto siempregrande o chico, con unapunta de más o una punta de menos.No sé quésaldrá de esteperennedesencuentroconmigomismo44.

Terminaescindidoen PedroJoséExpósitoy PedritoCerame.Antela incapacidadde la unidad íntima se va a la revolución dominicanadondeestáUlises. con el único que forma generación.

42 ENRIQUE A. LAGIJERRE: El fuegoy su aire, op. cit., pág. 9.

Ibid., págs.29-30.Ibid., pág. 2o56.

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SÍNTESIS DEL NOVELAR DE E. A. LAGUERRE 275

ADALBERTO LINARES

Laguerre,en sus novelasde auténticaraigambrenacional.acomodaun personajeque actúade concienciaideológica. A su vez vienen aservir de maestro al protagonista: don Polo en La llamarada, donLonso en Solar Montoya, don Cristo en La resaca...Tal es la funcióndeLinares.Por ello másque por la intensidadcon quepresentala pro-blemáticasocial. El fuego y su aire se hermanaal primer ciclo nove-lesco.

La preocupaciónde Linaresno es el rechazoa la civilización, sinoporque éstaen Puerto Rico ha servido como antídotocontra el espí-ritu nacional.La civilización de tipo norteamericanonosha desviadoelrumbo histórico y nos ha asimiladoal espírituanglosajón.Hoy el pue-blo no sabequién es,puestoque se ha alejadodel manantialhispánico.nutridor del «fuego intimo». Oigamosa Linares:

—Bien. Perola cosano es tan simple. El procesosocial y eco-nómico es la combustiónque se le proveea Puerto Rico, pero¿y si falta el aire para que ardael fuego?Quiero decir, el fuegoíntimo sin el cual no puedensobrevivir los pueblos..- No se puedevivir en la sofocaciónespiritual, no importa cuántomaterialcom-bustiblehaya,¿nocree?‘~.

De esemodo el dilema colectivo de PuertoRico y el conflicto si-cológico de Expósito forman una misma problemática.A la postrela doble historia de Expósito y de Puerto Rico concluyenfundiéndoseen el más punzantey desafiantepesimismo.

El mismo Linaresconsolidael espíritu antillanistaque irnpregualanovela. El propósitode Laguerre en esta última novelaes consolidarel antillanismoque empezaraen El laberinto y definir la visión hispa-noamericanaque trasuntaen las cuatronovelasdel presenteciclo, Elantillanismo que propulsaLinaresamplia la orientaciónde Expósito:

—¿Quépalabrararafue la quedijo allí?—¿Indafrispano?—Eso.—Ah, si. Yo creo en el indafrispanismoantillano, como an-

tídoto que nos libre de los sentimientosde inferioridad. De laguerradel Pacíficosalí dispuesto,frenéticamente,a buscarme -

Ibid., pág. 92.‘~ Ibid., pág. 90.

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Y más adelanteofrecela misión trágica de los hispanoamericanosrespectoal imperio:

—SantoDomingo, cadapaís de la América Latina, somoselandamio,que se construyetemporalmenteparapoder levantar elmonumentoimperial.

—A mí me gustaque llamen al pan,pan y al vino, vino.—Bien. EstadosUnidos, imperio, sólo tiene interésen supro-

pio imperio, en la permanenciade su imperio. El andamio,nos-otros, se construyetemporalmente.Después,se derriba en peda-zos, para quese pudra. Y los ingenuossólo elogian lo queven:el monumentoimperial. ¿Quiénse acuerda,entonces,del anda-mio? t

Los COLONIZADOS

Los personajeslaguerrianosposeenlas característicassustancialesde la psicología del colonizadode acuerdocon Los condenadosde latierra, de Frantz Fanon,y el significativo título Retrato del colonizado,de Albert Memmi: aceptaciónde la colonización,«amnesiacultural»,«amor por el colonizador»,complejo de inferioridad. minimización delo nacional, considerarchauvinistasa los concientizados~«bilingilismocolonial» y «dislocacióninterior» ~ Esta última constituye la proble-mática interior de los protagonistas.Todos ellos son, en cierta medidarebeldes.Ante la imposibilidad de poderconjugarel ser con el actuaracabanrebelándoseen desafíoa las circunstanciasy a la asimilación.No significa que todos seanrevolucionarios—sólo Dolorito Montojo.el de La resaca,es un auténticorevolucionario—, sino que son radi-calesy practicanesaviolencia sin violencia,válganosla paradoja,quele señalaArangurenal nuevo humanismo.El dramade éstos,dijimos,se desataal encontrarel obstáculode los queaún no se han concien-cizado. Ello hacede Puerto Rico un país en estadode guerra. Tal esla definición del libro Colindancias,de ManriqueCabrera:

- . - Peroprecisamente,inter nos, agro boricua, las colindanciasson esto muy concretoque específicamentehemosluchado,viví-

‘~ Ibid., pág. 133.

40 Las que acomodamosentre comillas son frases textuales de ALBERT

MEMMI, op. ch., págs. III, 126, 114, y 142, respectivamente.

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do y ¿porquéno? sufrido. De modoque nadade abstraccionesen nuestrovocablocolindancias“.

Toda guerra es maniqueísta,nos dice Sartre. Ello explica el mani-queísmolaguerrianoqueseñaláramos.Con él ponede relieve la proble-máticapolítico cultural de Puerto Rico cuya dimensión ecuménicalaatestiguanlos sociólogosde la colonización mencionados.

En El fuego y su aire se nospresentaJavierAguirre. el vicegober-nador y prominentefigura de la Universidad,predicandoel internacio-nalismo:

En recientesdías JavierAguirre habíaparticipadoen un «sim-posio internacional,en dondeel ilustre jurista boricua(la infor-mación mezclabala ínclita palabragriegacon el estropeadogen-tilicio regionalista)hizo atinadasproposicionesde convivencia

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internacional»,segúndijo uno de los periódicos

Precisamente,hacia 1953.a raízdel EstadoLibre Asociado,comien-za el movimiento occidentalismoversusnacionalismoque empezóeli-minando el curso de literatura puertorriqueñacomo requisito en laUniversidad.De estadoctrinaes el libro Puerto Rico y Occidente,deRamónMellado, secretariode Instrucciónen el actualgobierno asimi-lista de la isla.

Estees cl mensajeque traeOscarMartin. paraquien «patriay cul-tura sontaparrabos»y conocebien a Whitman mientraspide al puerto-rriqueñodefensorde su cultura que se «eleve».

- Decía Martin ser portadorde un mensajede la coloniapuertorriqueñade Nueva York parala coloniapuertorriqueñadePuerto Rico. Así, sin más.Quizá un lapsus, que el periódiconose dignó corregir. PedroJoséno podía explicarsepor qué sentíainevitable antipatía por una persona a quien apenasconociómientrasviajabana bordo del PrometeoÑ

En MaríaLuisa Santamaríade Taveras,la burguesacolonizadaquese hermanaa Marina de Caucesin río y contrastacon Carmenchodela mismanovela y con doña Ana de Solar Montoya, el novelista lanza

40 Luis O. ZAYAS MICHELI: Francisco Manrique Cabrera y la generación

del treinta, op. ciA, pág 38.~ ENRIQUE A. LACUFIRRE: El luego y su aire, op. ch., pág. 109.

Ibid., pág. 121.

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todo el fuego irónico embadurnadode un humor que une lo quevedes-co con lo esperpéntico:

Frentea Aguirre y Oscar,MaríaLuisaparecíaun día de fiestanacional, las sonrisas,las manos, las miradasy las caderascol-gándolehacia afueracomo vistosasbanderas.

Aparecíatener la edadembotellada,como los viejos licores..-

En las circunstancias,sus palabrassonaron ridículas. Sobretodo, al notarquemedio se le caíala bataa la mujer paradescu-brir sostenesde puntasagresivas,y carnesmarchitas.Llevaba unamascarilla de cosméticos.Sin embargo,se notabanlos residuosde su antigua belleza juvenil, bastantepresentespara una mujerque habíacumplido los treinta y nuevevarias veces.(Piénsarne-siempre-como-me-soñaste.)Terrible vergiienza le paralizaba lavoluntad. ¿Era esta señora, en realidad, la propia madre deLori? ~.

PisuRÍpERsppaIvísMo

Todaslas novelasde Laguerre se componende narracionesyux-tapuestas.Con El fuegoy su aire la yuxtaposiciónadquierela más altaautonomíaal poseercadaunasu título y su protagonista.Ello hacequepersonajessecundariosa los efectosde la novelacompletaen su parti-cular narraciónseanhéroes.Algunos títulos llevan esesello particularque caracterizaa los títulos laguerrianos:Velas sin pabilo, cuyo prota-gonistalo es la psicologíacentralde la novela; Un día para ver pasarlos ríos, el personajeprincipal, Pedro Mejías; Los perros de Acteón,el protagonista,Linares; La paloma mensajera, la protagonista.LoriTaveras; Traficantes de paraísosartificiales, con Larry Taveras, her-mano de Lori, como protagonista..-

Ello no significa que no se enfoque al protagonistacentral. Por elcontrario, la seriede novelasexplicala psicologíacentral.en ocasionesdirectamentey otras vecesa travésde las demásconciencias.La misma

3.2 Ibid., págs. 163, 253.

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problemáticapuertorriqueña,el protagonistacolectivo, aparecerefrac-tadapor los distintospersonajes.Las visionesmáspesimistasbrotandeun monólogo interior de las tres concienciasa las que más les duelePuertoRico: AdalbertoLinaresse estremeceantesu imagende la na-cionalidaden arasde extinguirse:

Sus propias palabras lo hicieron estremecer.¿Está PuertoRico, en verdad, abocado a desaparecer?No se trata de cata-clismos geológicos,no. Duele toda desapariciónsin gloria %

Expósito le aplica su condición de ser fragmentado:

Parece también que hay muchagentesin terminar, comosiloshubiesendejadoa mitado a lomás,en dosterceraspartes“.

Y Lori Taverasse lamentade que PuertoRico ha perdido la co-municacióny la convivencia:

Pero es queen Puerto Rico, todos—hombresde negocio.profesionales,políticos, todos— se comenla paloma mensajeracuandoles da hambre.Sólo queremossatisfacerhambresfísicas.¿TieneOscarque serdiferente?~.

La narraciónde la noveladiscurrecon la alternanciade la primeray tercerapersonas.A vecescambiael foco narrativo en oracioneso depárrafoen párrafo.En los saltosde perspectivasse apreciala tenden-cia a dominar la tercera omnisciente.

No pasemospor alto que de las ocho novelas precedentescinco—Solar Montoya, El 30 de febrero, La resaca, Los dedosde la manoy El laberinto—senarranen tercerapersona,con esporádicasalternan-ciasa la primera, y tres—La llamarada, La ceiba en el tiestoy Caucesin río— discurrenen la primera persona.Con El fuego y su aire seme,ulcanlos dos focosnarrativospreferidospor el autos

El fuegoy su aire absorbe,en la ficción y en la forma, las narra-cionesanteriores.Con la adhesiónde nuevosmateriales—como la gue-

~ Ibid.. pág. 104.

~‘ Ibid., pág. 123.~ Ibid., pág. 141.

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rra de Corea—y la culminaciónde los precedentesse erige la nuevaficción. Lo novedosode la noveladescansaen su carácterde asimila-ción, o de «canibalización»,para usarel término, que por la mismacondición le aplica Vargas Llosa a Cien añosde soledad.

Luis OSVALDO ZAYAS MICÍ-tELI

UniversidadCatólica de Puerto Rico