el flautista de hamelín

5
Hace mucho, muchísimo tiempo, en la próspera de Hamelin, sucedió algo muy extraño: una mañana, cuando sus habitantes salieron de sus casas, encontraron las calles invadidas por miles de que merodeaban por todas partes, devorando las cosechas de sus graneros y la comida de sus despensas. conocía la causa de tal invasión, y lo que era aún peor, nadie sabía qué hacer para acabar con tan inquietante plaga. Ante la gravedad de la situación, los jefes de la ciudad, que veían peligrar sus riquezas por la voracidad de los ratones, convocaron al Consejo y dijeron: "Daremos cien monedas de oro a quien nos libre de los ratones".

Upload: eugenia-racedo

Post on 25-Jun-2015

3.458 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

Page 1: El flautista de Hamelín

Hace mucho, muchísimo tiempo, en la próspera

de Hamelin, sucedió algo muy extraño: una mañana, cuando sus habitantes salieron de sus casas, encontraron las calles invadidas por miles de

que merodeaban por todas partes, devorando las cosechas de sus graneros y la comida de sus despensas.    

  conocía la causa de tal invasión, y lo que era aún peor, nadie sabía qué hacer para acabar con tan inquietante plaga.

Ante la gravedad de la situación, los jefes de la ciudad, que veían peligrar sus riquezas por la voracidad de los ratones, convocaron al Consejo y dijeron: "Daremos cien monedas de oro a quien nos libre de los ratones".    

 Al poco tiempo se presentó ante ellos un flautista a quien nadie había visto antes, se presentó ante ellos y dijo: "La recompensa será

Page 2: El flautista de Hamelín

mía. Esta noche no quedará ni un sólo ratón en Hamelín".

Dicho esto, comenzó a pasear por las calles y, mientras paseaba, tocaba con una flauta una

melodía que encantaba a los ratones.

Y así, , los llevó a un lugar muy lejano, tanto que desde allí ni siquiera se veían las murallas de la ciudad.    

 Por aquel lugar pasaba un caudaloso río donde, al intentar cruzarlo para seguir al flautista, se

cayeron y se

    

Los habitantes, al verse al fin libres de los voraces ratones, respiraron aliviados. Ya tranquilos y satisfechos, volvieron a sus prósperos negocios, y tan contentos estaban que organizaron una gran fiesta para celebrarlo, comiendo exquisitos manjares y bailando hasta la medianoche.     

A la mañana siguiente, el flautista se presentó ante el Consejo y reclamó a los jefes de la ciudad las cien monedas de oro prometidas como

Page 3: El flautista de Hamelín

recompensa. Pero éstos, liberados ya de su problema y cegados por su avaricia, no lo

obedecieron y .

  Furioso por la avaricia y la ingratitud de los hamelineses, el flautista, al igual que hiciera el día anterior, tocó una dulcísima melodía una y otra vez, insistentemente. 

 Pero esta vez no eran los ratones quienes le

seguían, sino

  

Sordos a los ruegos y gritos de sus padres que en entre sollozos de desesperación intentaban impedir que los niños siguieran al flautista.

Al darse cuenta de su error, todos recapacitaron y se arrepintieron, disculpándose con el Flautista y

prometieron y no ser nunca más tan egoístas.

Page 4: El flautista de Hamelín

Al final, el Flautista devolvió al pueblo a los niños

y todos por aquel final feliz.