el eterno adán. el bi- bliotecario · méxico, a orillas del pacífico, un poco al sur del golfo...

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República Mexicana. La publicación está acompañada por tres grabados que representan tipos y paisajes mexicanos que, gracias al trabajo de los aventureros artistas, ocupaban las páginas y la imaginación de lectores y viajeros virtuales de ese tiempo. Además de estar situada en nuestro país e incluir desde el título su nombre, fue propiamente la primera nove- la publicada por Verne. El circuito de ese viaje nunca reali- zado pero siempre soñado y, por lo tanto, consumado, se cierra cuando la propia Leslie Alger nos informa que en 1910 a p a reció, como una de las obras póstumas de Verne, otra breve novela situada en México, titulada El eterno Adán. Una tra- ducción a nuestro idioma, obra de Ed u a rdo Stilman, fue p ublicada, en forma de digna separata, en la revista El Bi - bliotecario, de marzo de este año, dedicada a Verne. Este segundo texto es una narración dentro de otra na- rración. Un hombre del futuro, el zartog So f r - A ï . Sr, vive en el Imperio de Los Siete Mares, en un momento cuando el mundo está conve rtido en una aldea global y ha alcanza- do un alto grado de civilización y civilidad. Un día encuentra un manuscrito, en un lenguaje para él desconocido. Dedi- ca varios años a su desciframiento para finalmente ofrecerlo a los ojos de sus afortunados lectores. Aquí comienza para nosotros la parte más intensa, pues se trata de un diario, escrito en primera persona, y situado a comienzos del si- glo XXI en la ciudad de Rosario, Sinaloa. Dice el personaje narrador: Aquel día, el 24 de mayo, había reunido a algunos amigos en mi villa de Ro s a r i o. Rosario es, o más bien era, una ciudad de México, a orillas del Pacífico, un poco al sur del golfo de Cali- fornia. Me había instalado allí una decena de años antes para dirigir la explotación de una mina de plata que me pertenecía en propiedad. Mis negocios habían prosperado sorpre n d e n- temente. Era un hombre rico, muy rico incluso…, y pro- yectaba re g resar dentro de poco tiempo a Francia, mi patria de origen. Mi villa, una de las más lujosas, estaba situada en el punto culminante de un enorme jardín que descendía en pendiente hacia el mar y terminaba de forma brusca en un acantilado cortado a pico, de más de cien metros de altura. Por la parte de atrás de mi villa, el terreno seguía subiendo y, a través de un sinuoso camino, podía alcanzarse la cresta de las montañas, cuya altitud superaba los mil quinientos me- tros. A menudo era un paseo agradable…varias veces había realizado la ascensión en mi automóvil, un soberbio y po- tente doble faetón de treinta y cinco caballos, de una de las m e j o res marcas francesas. 24 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO

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República Mexicana. La publicación está acompañada portres grabados que representan tipos y paisajes mexicanosque, gracias al trabajo de los aventureros artistas, ocupabanlas páginas y la imaginación de lectores y viajeros virtuales deese tiempo. Además de estar situada en nuestro país e incluirdesde el título su nombre, fue propiamente la primera nove-la publicada por Verne. El circuito de ese viaje nunca reali-zado pero siempre soñado y, por lo tanto, consumado, secierra cuando la propia Leslie Alger nos informa que en 1910a p a reció, como una de las obras póstumas de Verne, otra bre venovela situada en México, titulada El eterno Adán. Una tra-ducción a nuestro idioma, obra de Ed u a rdo Stilman, fuep ublicada, en forma de digna separata, en la revista El Bi -bliotecario, de marzo de este año, dedicada a Verne.

Este segundo texto es una narración dentro de otra na-rración. Un hombre del futuro, el zartog So f r - A ï . Sr, viveen el Imperio de Los Siete Mares, en un momento cuando elmundo está conve rtido en una aldea global y ha alcanza-do un alto grado de civilización y civilidad. Un día encuentraun manuscrito, en un lenguaje para él desconocido. De d i-ca varios años a su desciframiento para finalmente ofrecerloa los ojos de sus afortunados lectores. Aquí comienza paranosotros la parte más intensa, pues se trata de un diario,

escrito en primera persona, y situado a comienzos del si-glo XXI en la ciudad de Rosario, Sinaloa. Dice el personajenarrador:

Aquel día, el 24 de mayo, había reunido a algunos amigos en

mi villa de Ro s a r i o. Rosario es, o más bien era, una ciudad de

México, a orillas del Pacífico, un poco al sur del golfo de Cali-

fornia. Me había instalado allí una decena de años antes para

dirigir la explotación de una mina de plata que me pert e n e c í a

en propiedad. Mis negocios habían prosperado sorpre n d e n-

temente. Era un hombre rico, muy rico incluso…, y pro-

yectaba re g resar dentro de poco tiempo a Francia, mi patria

de origen. Mi villa, una de las más lujosas, estaba situada en

el punto culminante de un enorme jardín que descendía en

pendiente hacia el mar y terminaba de forma brusca en un

acantilado cortado a pico, de más de cien metros de altura.

Por la parte de atrás de mi villa, el terreno seguía subiendo y,

a través de un sinuoso camino, podía alcanzarse la cresta de

las montañas, cuya altitud superaba los mil quinientos me-

t ros. A menudo era un paseo agradable…varias veces había

realizado la ascensión en mi automóvil, un soberbio y po-

tente doble faetón de treinta y cinco caballos, de una de las

m e j o res marcas francesas.

24 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO

La Ciudad Asilo del Rosario, antiguamente Real deMinas de Nuestra Señora del Rosario, fue el origen de for-tunas mexicanas y extranjeras. Punto de confluencia de em-p resarios y utopistas, de hombres de Dios y hombres sin ley,sus altas temperaturas eran mitigadas por la cercanía delmar y el paso generoso del río Ba l u a rte. Verne no es pre c i s oen su descripción de Rosario, pues no se trata de un puert o.El mar más próximo es el de Mazatlán. Sin embargo, Ve r n elogra que la naturaleza imite al arte. Gi l b e rto Owen, nacidoen Rosario en 1904, hará en su novela La llama fría, de1925, un escenario híbrido entre Rosario y Mazatlán, terri-torios de los nativos que se llamaban, re s p e c t i vamente, c h u -p a p i e d ra s y p a t a s a l a d a s. ¿Eligió Verne la palabra Rosario porsu eufonía o por el conocimiento que pudo tener de esapoblación a través de sus lecturas? Rosario fue un mineralde gran importancia desde la época virreinal, y aún a prin-cipios del siglo X X, los mineros se dieron el lujo de colocaren la parroquia un barandal de oro macizo. De ahí que seahistórica y económicamente ve rosímil la fortuna labradapor el personaje narrador de Verne. Resulta difícil en estesentido no evocar al utopista e ingeniero Albert KimseyO wen, que en 1872, a los ve i n t i c u a t ro años de edad, llegapor primera ocasión a la bahía de To p o l o b a m p o. Al apre c i a rla riqueza de recursos, la belleza del paisaje, la genero s i d a ddel clima, exclama:

Si con la luz del amanecer aparece un canal hondo y seguro

entre este mar interno y el Golfo de California, entonces éste

sería el lugar perfecto para una gran ciudad metropolitana. En

esas aguas, donde ahora no se ve embarcación alguna, un día

acudirían barcos de todas las naciones. En estas planicies habi-

tarán familias felices. Acudirán multitudes de asiáticos y austra-

lianos que serán recibidas por los europeos que llegaron a su

vez desde las costas del Atlántico por el ferrocarril, cruzando las

llanuras y las sierras.

El utopista Saint Simon escribió: “Todo el vapor y la elec-tricidad; sustituir la explotación del hombre por la ex-plotación del globo por la humanidad”. En esta frase, señalaJean Chesneaux, se resume el espíritu de los Viajes extra o rd i -n a r i o s de Verne. Además de las novelas donde hace talplanteamiento, diseminado a lo largo de las aventuras que sonel eje principal de sus obras, Verne resume sus ideas de antici-pación social en el ensayo Une ville idéale ( Una ciudad ideal),leído en la sesión pública de la Academia de Amiens del 12 ded i c i e m b re de 1875. Y en Los quinientos millones de la Bégum

soñaba con una sociedad pro g resista pero adve rtía contra losp e l i g ros de la desaparición del latín y el griego en los liceos: “lai n s t rucción es puramente científica, comercial e industrial” .Acaso sin quererlo, Verne anticipaba la negación de la impor-tancia de las humanidades en tiempos del neoliberalismo.

La idea de Owen parecía tan descabellada como la de losingenieros de otras novelas de Verne: crear un ferrocarril queconstituiría la gran línea de Asia a Europa vía México y Esta-dos Unidos. Tras arduas negociaciones con gobiernos y em-presarios de México y Estados Unidos, en 1886 Owen diofin a su sueño: se tendieron las vías del ferrocarril y se esta-blecieron los primeros colonos en Topolobampo. Se sucede

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EL MÉXICO DE JULIO VERNE

Cuando Verne escribe El eterno Adán,el automóvil comienza apenas a rodar

por las calles del mundo.

Julio Verne como modelo para el personaje de Pierre Aronnax

una larga lista de enfermedades, hambrunas y descontentos.Hacia 1893, la mayor parte de las familias habían regresadoa su lugar de origen. Este drama real ha sido examinado porel historiador Sergio Ortega Noriega en el libro El edén sub -vertido. La colonización de Topolobampo.

Si bien El eterno Adán no tiene la fuerza de las obras ma-yores de Verne, su visión desencantada refleja el pesimismode sus últimos años, debido a dramas familiares y el fantasmaomnipresente de la melancolía. Otra autora clásica, MaryShelley escribió en sus últimos años, y también en difícilescircunstancias anímicas, una novela titulada The Last Man,testimonio del último de los sobrevivientes de la raza huma-na, la cual ha sido aniquilada por una epidemia.

En la obra de Verne que nos ocupa, la situación idílica dela familia francesa que habita Rosario se ve una noche intem-p e s t i vamente perturbada por un terre m o t o. Al salir de la casalos personajes se dan cuenta de que el nivel del mar sube conr a p i d ez inusitada. Cuando Verne escribe El eterno Ad á n, elautomóvil comienza apenas a rodar por las calles del mundo.El visionario advierte su imperio futuro y monta a sus perso-najes en un poderoso Renault que los lleva a la parte más altade Ro s a r i o. El agua continúa subiendo, y en el último minu-

to logran subirse a un barco, el Vi r g i n i a, que ve n t u ro s a m e n t ellegaba, y a bordo de él re c o r ren lo que antes era tierra. Elnarrador debe reconocer: “¡Qué cambio, en el espacio de unac o rta noche de primavera! Las montañas han desapare c i d o ,todo México ha sido sumergido por las aguas. En su lugarsólo hay un desierto infinito, el árido desierto del mar”. Po s-teriormente re c o r ren todo el planeta para descubrir que hand e s a p a recido todos los continentes y que ellos son los últimoss o b revivientes de la especie. El mar, ese dominio libre y sinataduras donde el capitán Nemo hallaba un paralelo para suespíritu anarquista, se ha transformado en inmenso sudarioque cubre a los antiguos habitantes del planeta.

De los sobrevivientes, dos son mexicanos: el sabio doc-tor Moreno y el señor Mendoza, “presidente del tribunal deRosario, un hombre estimable de mente cultivada, un juezí n t e g ro”. Si en la novela es un temblor de tierra el que alte-ra la vida armónica de Rosario, en otra historia, ésta de la vidareal, ocurrida en 1913, un niño del mineral del Rosario, el yacitado Gilberto Owen, dice a su madre: “Creo que va a tem-blar”. Minutos después comienza un terremoto, venganzasimbólica de una tierra vulnerada por varias generaciones degambusinos, uno de los cuales era el padre del niño Gilber-

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Grabado tomado de Un drama en México

to. A raíz del terremoto y de la Revolución, la familia OwenEstrada emigra, para iniciar la odisea de uno de nuestrosautores que hicieron del viaje uno de los temas fundamen-tales de su poesía y de su existencia. El terremoto de la nove-la de Verne —que es en realidad un maremoto de definitivasconsecuencias— no puede dejar de evocarnos la pesadillatangible del Tsunami que, como en la ficción de Verne, afinales de 2004 borró territorios que apenas ayer estaban ennuestros mapas. Creyente en los poderes benéficos de la na-turaleza, y en la capacidad humana para utilizarla en bene-ficio de su especie en la narración El eterno Adán ese podergeneroso se transforma en maligno.

Los lectores sinaloenses, y particularmente los nativo sde Rosario, ostentan el orgullo de que Verne haya elegido lapoblación para situar el principio de su narración apoca-líptica. La profesora ro s a rense Catalina Schneider, que debehaber nacido cuando Verne ingresaba a la inmort a l i d a d ,afirmaba, categórica y sabia, que el autor francés se cart e a-ba con una mujer de Ro s a r i o. La anécdota propicia unn u e vo viaje extraord i n a r i o. Lo cierto es que al articular ensus novelas nombres y escenarios mexicanos, Verne da piepara conversar con él de otra manera y establecer el prin-cipio de varias historias conjeturales, de nuevos viajes ex-t r a o rd i n a r i o s .

EL MÉXICO DE JULIO VERNE

Lo cierto es que al articular en sus novelas nombres y escenarios mexicanos,

Verne da pie para conversar con él de otra manera...

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Grabado tomado de Un drama en México

En t re los libros de escritores europeos del siglo X I X q u ere s g u a rda la Biblioteca Nacional de México la obra deJulio Verne (Nantes 1828-Amiens 1905) ocupa el se-gundo lugar en número de títulos.1 El primer sitio espara la narrativa del español Benito Pérez Ga l d ó s(1843-1920); en el acervo nacional, a Verne le sigue sucoterráneo, amigo y protector Alejandro Du m a s( 1 8 0 2 - 1 8 7 0 ) .

Este trabajo tiene como objetivo dar a conocer al-gunos aspectos sobre la difusión de la obra de Ve r n een nuestro país: ¿Cómo y cuándo llegaron sus libros?¿Quién los dio a conocer? ¿Quiénes los leían? ¿Cuál fuela relación de Verne con México? Para aproximar unaprimera respuesta a estas interrogantes, hemos realiza-do un viaje por el acervo de la Biblioteca y He m e ro t e c aNacionales. Exploración que nos ha permitido encon-trar la pista de confluencias culturales entre Francia,España y México.

VE R N E E N LO S PE R I Ó D I C O S M E X I C A N O S

La fórmula de publicación de las obras de Verne, prime-ro en el folletín de periódicos y revistas, y posteriormen-

te como libros, fue una práctica común entre Francia yMéxico. El editor Jules Hetzel daba a conocer primerolos textos de Verne en su revista quincenal Ma g a z i n ed’ éducation et de récréation y, más tarde, formaba volú-menes que constituían la Bibliothèque d’éducation et der é c r é a t i o n. En poco tiempo Verne se convirtió en un éxi-to editorial, los suscriptores del quincenario se mostra-ban ansiosos por adquirir un nuevo número del Ma g a z i n epor lo que Verne debía alargar sus relatos que ameniza-ba con “anécdotas, resúmenes de anteriores exploracio-nes y didácticas conferencias acerca de la flora, la faunay los descubrimientos científicos”.2

Verne inició su prolífica actividad novelística en ladécada de 1850, sin embargo en México su obra empe-zó a conocerse hasta 1872. Los diarios mexicanos queinsertaron en su folletín las novelas de Verne fueron ElDiario del Hogar, El Federalista, El Porvenir, La Repú -blica, El Universal y La Voz de México. La tendenciaideológica de estos periódicos, liberal o conservadora,no constituyó un impedimento para que ofrecieran alos lectores la prolífica obra del escritor francés. La Voz deMéxico publicó buena parte de las novelas de Ve r n e ,e ste periódico es conocido por su tendencia conserva-dora, ideología considerada en la historia oficial comoretardataria, enemiga del progreso y del avance cientí-fico y tecnológico. El hecho de que La Voz de México1 Adolfo Pérez Agustí señala que una investigación realizada por la

UNESCO reveló que hay más de ochenta libros de Verne traducidos yvendidos en ciento doce países, alcanzando el segundo lugar en la cate-goría de autores más leídos. Julio Verne, Obras selectas, Edimat Libros,Madrid, 2000, p. 11.

Verne en laBibliotecaNacional

Lilia Vieyra Sánchez

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2 Herbert Lottman, Jules Verne, Anagrama, Barcelona, p. 128.

editara la obra de Verne contribuye a revisar las defini-ciones tradicionales de los conservadores y sus órganosde información, inclusive es importante anotar que elingeniero José Joaquín Arriaga, redactor del diario, fueconocido en su época como el “Julio Verne de la cien-cia mexicana”, por su interés en la difusión científica conestilo literario que desarrolló en la revista La cienciarecreativa.3

LA D I S T R I BU C I Ó N

Cinco semanas en globo, publicada en 1863, le dio re-conocimiento y celebridad a Verne. Esta obra llegó a

México nueve años después y la difundió La Voz de Mé-xico. Veinte mil leguas de viaje submarino (1870) fueeditada en nuestro país en 1872 por Alfredo Bablot,francés radicado en México, director de El Federalista.Su éxito fue rotundo, por ello, ese mismo año, Bablotdecidió insertar en el folletín de su periódico la novelaViaje al centro de la tierra y De la tierra a la luna, quehabían aparecido en Francia en 1864 y 1865, respecti-vamente.

La mayor parte de los títulos de Verne circ u l a ro nen México durante la década de los setenta, en pro m e-dio siete años después de su aparición en París, dondes a l i e ron a la luz entre 1863 y 1870. En cambio, los quef u e ron publicados entre 1870 y 1880 llegaron sola-mente con tres años de retardo. En los ochenta el ritmode recepción se aceleró y la obra de Verne sólo tard óun año después de su publicación en Eu ropa en llegara México.

Sobre las versiones de Verne en español, cabe ano-tar que los dueños de los periódicos adquirían las edi-

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VERNE EN LA BIBLIOTECA NACIONAL

3 Abigail Cruz Uribe asienta que Nicolás León le otorgó esa deno-minación a Arriaga, Un católico científico en México: José Joaquín Arria -ga y la divulgación de la ciencia en la segunda mitad del siglo XIX, Univer-sidad Nacional Autónoma de México/Facultad de Filosofía y Letras,México, 2004, p. 52 (Tesina de licenciatura en Historia).

A través de su narración Verne deja ver el conocimiento geográfico, histórico y cultural que

por esa época se tenía de nuestro país en Europa.

Grabado tomado de Un drama en México

ciones españolas y las imprimían sin introducción, niprólogo ni nota alguna sobre la traducción. So l a m e n-te en un caso Bablot precedió la inserción en el folletínde su periódico de Veinte mil leguas de viaje submarinocon un artículo de Justo Sierra, aunque posteriormen-te no lo incluyó al editar la obra en forma de libro. Sie-rra fue uno de los primeros literatos mexicanos quee xpresó su opinión sobre la narrativa de Verne en untexto poco conocido.4

Podemos afirmar que la obra de Verne circuló enMéxico durante el siglo XIX gracias al comercio edito-rial español, sus novelas fueron traducidas por ManuelAranda, Nemesio Fe r n á n d ez Cuesta y Picatoste, Vi c e n t eGuimerá y Antonio Ribot y Fontseré. Entre los libre-ros que recibían remesas se cuenta Juan Buxó, quien losvendía en la Librería Madrileña.

De las casi cuarenta obras de Verne, impresas enMéxico, que se encuentran en los fondos de la Biblio-teca Nacional, nueve fueron reeditadas: Viaje al centrode la tierra 1872 y 1879; Veinte mil leguas de viaje sub -marino 1872 y 1879; Alrededor de la luna 1873 y 1878;Los hijos del capitán Grant 1873 y 1882; Martín Paz1875 y 1881; La isla misteriosa 1876 y 1878; MiguelSt rogoff 1877 y 1880; De la tierra a la luna 1878 y 1879,

así como la primera parte de las Aventuras del capitánHatteras 1880 y 1881.5

LO S L E C TO R E S

En la República Mexicana, al igual que en Francia, laproducción de Verne fue considerada literatura peda-gógica, representaba un magnífico medio para entrete-ner a la juventud e inculcarle valores morales y científi-cos. Hetzel editó obras de George Sand, Honoré deBalzac, Alphonse de Lamartine y Victor Hugo, perotambién se interesó por captar al público infantil y ju-venil. En este proyecto lo apoyaron Jean Macé, educa-dor republicano fundador de la Liga Francesa de Edu-cación, y Julio Verne, lo que se tradujo en un gran éxitoeditorial de Hetzel.

En la Ciudad de México Bablot señaló que era muyimportante difundir los trabajos de Verne porque conello se desarrollaba “la instrucción pública en la nación”y el “amor a la lectura”, decía que era preciso dejar de“reproducir esas novelas que no dejan recuerdo algunoy que sólo sirven de efímera distracción en los ratos de

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4 La nota de Justo Sierra sobre Julio Verne no fue recogida en sus Ob ra sc o m p l e t a s que publicó la U N A M en 1948. Véase Lilia Vieyra Sánchez, “Untexto inédito de Justo Sierra. Veinte mil leguas de viaje submarino de Ju l i oVe r n e” en Hu m a n i d a d e s, núm. 258, 8 de octubre de 2003, p. 3-7.

5 Aquí sólo me refiero a los libros de Verne publicados en la Repú-blica Mexicana, sin embargo la Biblioteca Nacional de México tambiéncuenta con ediciones aparecidas en París bajo el sello editorial de JulesHetzel y con las que en Madrid dieron a conocer Agustín de Jubera ySáenz de Jubera, hermanos, éstas últimas se caracterizan por la bellezade sus ilustraciones.

Grabado tomado de Un drama en México

ocio”.6 Por su parte, Sierra anotó que los jefes de fami-lia se encontraron “con que sabían la crónica escanda-losa de la sociedad francesa; pero a su lado sus hijos ysus esposas empezaban a divertirse y a entusiasmarsecon la narración de los descubrimientos célebres, de lasmaravillas de la ciencia”.7 Sus palabras dejan ver que ennuestro país Verne era leído entre las mujeres y los ni-ños. Por su parte, Bablot avisaba: “Sí, estimables seño-ras; sí, niñas encantadoras; desde la entrante semanaprocuraremos complaceros continuando, con las me-nores interrupciones posibles, la publicación de nues-tro folletín La isla misteriosa”.8

Leer a Verne era sinónimo de instrucción y entrete-nimiento, a través de sus textos los mexicanos podíanrecorrer diversas regiones del mundo, una

sucesión de panoramas encantadores, el hemisferio aus-tral tan poco conocido todavía, se revela en esas páginas,al través de las cuales va en desarrollo un drama tierno einteresante en toda su extraña y misteriosa pompa. O siqueréis conocer la historia de los audaces navegantes delPolo Ártico, y más aún si queréis descubrir el Polo, se-guid al capitán Hatteras y a sus compañeros en su inau-dita excursión; el hielo, los osos, el escorbuto, el hambre,qué mejores atractivos para los hombres valientes.9

VE R N E E N E L T E AT RO M E X I C A N O

Enrique de Olavarría y Ferrari nos ofrece una guía im-p o rtante para rastrear en la prensa el impacto de las obrasteatrales de Verne. El escritor español asienta que Lavuelta al mundo en ochenta días, representada en 1879,fue un gran suceso ya que se estrenó simultáneamenteen los escenarios del Principal y del Arbeu. Los libretosde Verne eran traducidos y adaptados por escritores es-

pañoles, y de España venían también las compañías deteatro y los actores. Aunque Olavarría nos informa queen 1880 se puso en escena La venus negra, cuyo libre-to publicó Ireneo Paz, señalando que el guión no teníanada que ver con el que en París dio a conocer A. Be l l ó t .Los diálogos se hicieron para el pintor mexicano JesúsHerrera y Gutiérrez a quien, según anota Olavarría, sedebió el gran éxito de la obra en el Teatro Nacional. EnMéxico también fueron representadas Miguel Strogoff,Los hijos del capitán Gra n t, La guerra santa y El Po l oNorte.10

VERNE EN LA BIBLIOTECA NACIONAL

6 El Federalista, tomo 2, núm. 332, 1 de febrero de 1872, p. 1.7 Justo Sierra, “Julio Verne. A propósito de Veinte mil leguas de via -

je submarino” en El Federalista, tomo 2, núm. 339, 10 de febrero de1872, p. 1.

8 Alfredo Bablot, “Nuestro folletín” en El Federalista, tomo 7,núm. 1756, 5 de agosto de 1876, p. 3.

9 Justo Sierra, op. cit.

1 0 La guerra santa era un episodio o parodia de Miguel St ro g o f f,La Re p ú b l i c a, año 2, vol. 2, núm. 150-156, 3 y 10 de julio de 1881,p. 1-2.

En la República Mexicana, al igual que en Francia,la producción de Verne fue considerada literatura pedagógica, representaba un

magnífico medio para entretener a la juventud e inculcarle valores morales y científicos.

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EL MÉ X I C O D E JU L I O VE R N E

El éxito y popularidad editorial no habían llegado aVerne, cuando en 1851 publicó su primera novela cort aLos primeros navíos de la marina mexicana, en la re v i s-ta Musée des familles, publicación miscelánea de divul-gación cultural y científica. Los primeros navíos... f o r m a-ría parte de un estudio más amplio titulado L’Amériquedu Sud en el que se habría de incluir la novela MartínPa z, que dio a conocer datos geográficos e históricosde Perú.

Los primeros navíos... narra la historia del amotina-miento de una tripulación española con el fin de ven-der los barcos Asia y C o n s t a n c i a al gobierno mexica-no. Verne ubica su relato en el año de 1825, cuandonuestro país gozaba ya de una administración indepen-

diente de España. A través de su narración deja ver elconocimiento geográfico, histórico y cultural que poresa época se tenía de nuestro país en Europa. La voz deuno de sus personajes re vela el interés de los viajeros pornuestra nación: “Cuando regresemos de nuestra expe-dición y pase otra vez por aquí, prometo establecerme eneste delicioso país de México. Por estos lugares se bor-dea entre las ananás y los bananos, y se puede echar elancla y fondear sobre bancos de oro y plata”.11

En España se hicieron dos traducciones de Los pri -m e ros navíos... una por Manuel Aranda y la otra de lapluma de Nemesio Fe r n á n d ez Cu e s t a .1 2 En Méxicoesta obra fue publicada en 1875 por El Po rve n i r, pe-riódico científico y literario en el que part i c i p a b a ncomo re d a c t o res José María Vigil, Manuel Payno yGuillermo Prieto, entre otros escritores liberales. Lose d i t o res de El Po rve n i r la insert a ron en su Bi b l i o t e c aCientífica y Re c re a t i va, pero no daban los créditosdel traductor, sin embargo, por las características deltexto podemos considerar que se trata de la versión deManuel Aranda.1 3

Cabe señalar que la novela fue corregida, se le hicie-ron cambios ortográficos, particularmente la j por la xen las palabras México y mexicanos, sin embargo no seconservaron las ilustraciones que tenía la edición espa-ñola. Pi e r re Cheva l i e r, editor del Musée des familles, con-sideró que los dibujos eran la base de la obra y, por suparte, Herbert Lottman, uno de los biógrafos más im-portantes de Verne, asegura que las imágenes acentua-ban el carácter del escrito. Martyn Lyons opina que lasilustraciones en la obra de Verne le daban profundidadal texto y transportaban al lector “a un mundo lleno demisterio”.14 En julio de 1875 Olavarría observaba quelas ediciones mexicanas con grabados no podían igualar-

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...la prensa francesa de la época no se interesó por la vida de Verne, quien se quejaba

de que la crítica especializada no lo consideraba unbuen escritor, sino un éxito de librería.

11 Julio Verne, Los primeros navíos mexicanos. Estudios históricos,Imprenta de El Porvenir, México, 1875, p. 17.

12 Episodios históricos escritos por Julio Verne, traducidos librementeal español por Manuel Aranda, Trilla y Serra editores, Barcelona.

13 Desafortunadamente no he tenido acceso a la traducción deFernández Cuesta.

14 Martyn Lyons, “Los nuevos lectores del siglo XIX: mujeres, ni-ños, obreros” en Guglielmo Cavallo y Roger Chartier, Historia de lalectura en el mundo occidental, Santillana de Ediciones, Madrid, 2001,p. 569.

Facsímil del periódico donde apareció por primera vez Un drama en México

se con las de España porque en nuestro país la técnicaapenas empezaba a tener expertos en los discípulos quetrabajaban bajo la dirección de Luis Campa, patro c i n a-do por la Academia de San Carlos.15

Verne no sólo se relacionó con nuestro país en el te-r reno literario, al contar la historia de las primeras nave so buques mexicanos, sino también en el aspecto cientí-fico, pues en mayo de 1872 fue nombrado socio corre s-ponsal en París de la Sociedad Mexicana de Geografíay Estadística.16 Esta institución contaba en su bibliote-ca con varias obras en francés escritas por el autor deCinco semanas en globo, según consta en su informe co-rrespondiente a 1882.17

Al parecer, la prensa francesa de la época no se inte-resó por la vida de Verne, quien se quejaba de que lacrítica especializada no lo consideraba un buen escritor,sino un éxito de librería.18 La actitud de las publicacio-nes galas puede ser la explicación de que en México secareciera de noticias sobre Verne, sin embargo, cuandolos redactores de un diario encontraban informacións o b re el escritor se apresuraban a traducirla y darla ac onocer.19

La muerte de Verne no pasó desapercibida en Mé-xico, el doctor Manuel Fl o res publicó un artículo enEl Mundo Ilustrado, correspondiente al 2 de abril de1905, en el que señalaba a Verne como representantede “la literatura sana, vigorosa, inocente, capaz de man-tener vivas en el alma la fe en el progreso y la esperanzade un porvenir mejor para la humanidad”.20 Flores semostró a favor de este tipo de corriente literaria desa-creditando a los hombres de letras que se interesabanen “lo enfermizo, en lo patológico, en lo delirante conBaudelaire y Zolá”.21

Fl o res hizo un balance de la trascendencia de la obrade Verne, me permito hacer eco de su voz para terminarcon las siguientes líneas:

Y superó a Cyrano, como por lo demás a todos los Da n i e lDefoe, los Maine Reid y los demás del coro y comparsas,porque como Don Juan Tenorio y más que él, subió a los

astros, bajó al centro de la tierra y al fondo inaccesible delos mares; exploró por su cuenta y por cuenta ajena to-dos los continentes y archipiélagos; descubrió islas encan-tadas, mil veces más bellas que las de Calipso y Citerea,en su Isla misteriosa; inventó la navegación submarina, ladirección de los globos, la galvanización de las razas delnorte y su transformación en razas del mediodía, en suCapricho del Dr. Ox, a beneficio del oxígeno a alta dosis;dotó de un nuevo satélite a la Tierra con el monstruosoproyectil de Los quinientos millones de la princesa, descu-brió y puso, el primero, la planta en el Polo, como nave g óen los mares intra terrestres.22

VERNE EN LA BIBLIOTECA NACIONAL

15 Enrique de Olavarría y Ferrari, “Editorial” en El Porvenir, año2, núm. 435, 21 de julio de 1875, p. 1-2.

16 Boletín de la Sociedad de Geografía y Estadística de la RepúblicaMexicana, tercera época, tomo 6, 1882, p. 261.

17 Ibidem, tomo 4, 1882, p. 397.1 8 Al respecto Margo Glantz dice que la novela de folletín o por en-

tregas era considerada literatura popular o de masas y por lo tanto eravista como carente de arte, “Cultura popular” en Los Un i ve r s i t a r i o s,núm. 101-102, agosto de 1977, p. 21-22.

19 En septiembre de 1881, La Voz de México informó que Verne sehallaba de viaje en su barco Saint Michael por Kiel y Prusia. Ademásplaneaba excursionar por Dinamarca, Suecia y Noruega, tomo 12,núm. 209, 16 de septiembre de 1881, p. 3.

20 El Mundo ilustrado, año 12, tomo 1, núm. 14, 2 de abril de1905, p. 3.

21 Ídem.

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 33

Los grabados tomados de Un drama en México p e rtenecen a la edición publi-cada por Conaculta en 2004.

22 Ídem.