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    El estudio de la personalidad en el modelo cognitivo de Beck Reflexiones crticas

    Isabel Caro Gabalda

    En el inicio de un trabajo titulado Teora cognitiva de la personalidad y de los trastor-nos de la personalidad, Weis-

    haar y Beck (2006, pg. 113) comentan lo siguiente:

    La terapia cognitiva est basada sobre una teora de la perso-nalidad que destaca el papel del procesamiento de la informa-cin para activar las respuestas cognitivas, afectivas, motiva-cionales y conductuales de una persona a los ambientes fsicos y sociales.

    Renen en este prrafo dos argumentos principales, su desarrollo de una teora de la personalidad y ser una teora basada sobre el procesa-miento de la informacin. Esta ltima cuestin ha sido desarrollada en otro momento (Caro, 2013), por lo que me ocupar, en este trabajo, de la primera afirmacin, centrndome, principalmente, en el modelo de Beck, aunque, a veces, me refiera al modelo cognitivo en general1. Baste como declaracin de principios inicial asumir que las psicote-rapias cognitivas ofrecen un modelo sobre la psicopatologa y la psicote-rapia, estudiando, en este sentido, al ser humano con problemas, pero

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    1 Reflexiones semejantes cabra hacer sobre el modelo de Ellis que ofrece una visin humanstica (Ellis, 1973), aunque existe una teora implcita sobre el ser humano (Magnavita, 2002). Pero su modelo teraputico, al igual que el de Beck, no ofrece una teora de la personalidad.

    Isabel Caro Gabalda es Catedrtica en el Departamento de Personalidad, Evalua-cin y Tratamientos Psicolgicos de la Universidad de Valencia.

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    no estn asentadas sobre un estudio amplio y comprensivo de la perso-na. As, su limitacin es la de no ofrecer una teora sobre la persona, la personalidad. Se ofrece una teora sobre la psicopatologa y sobre cmo conseguir el cambio teraputico. De manera, que podemos asumir que el modelo cognitivo no ha generado una teora propia sobre la per-sonalidad. Es bien sabido por todos que los orgenes del modelo de Beck se encuentran en su inters por desarrollar un modelo eficaz y distintivo de tratamiento para la depresin. Beck siempre se plante el desarrollo de tal modelo (Beck, 1963, 1964; 1976; Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). Sin embargo, con el tiempo, el modelo evolucion hacia campos como los trastornos de ansiedad (Beck, Emery y Greenberg, 1985; Clark y Beck, 2010) y los trastornos de la personalidad (Beck, Freeman, et al.; Beck, Freeman y Davis, et al., 2004) por citar dos de las reas principa-les. En su meritorio intento de ampliar el modelo, Beck (1983, 1996) se plante la necesidad de hacerlo girar hacia otras disciplinas. Veremos este intento en este trabajo. Unas consideraciones generales sobre las teoras de la personalidad El campo de estudio de la Psicologa de la Personalidad es funda-mental para la Psicologa, llegando a tener una significacin no slo prctica, sino moral y poltica (Hogan, 1998). Ya desde Allport (1937) el campo de la personalidad ha intentado estudiar a la persona completa. Esto redunda, sin duda, en la gran com-plejidad del campo. Como plantea Funder (2001), la misin nica de la psicologa de la personalidad es la de centrarse en la triada psicolgica del pensamiento, el sentimiento y la conducta e intentar explicar el fun-cionamiento psicolgico completo de los individuos. Esta tarea, sin em-bargo, es una misin imposible. Las teoras de la personalidad deben limitarse a destacar, slo, algunos temas psicolgicos. El estudio de la personalidad siempre ha sido un campo complejo (Sechrest, 1976). La persona tiene un lugar nico en la psicologa: ella es donde todos los elementos que ataen al ser humano se ponen con-juntamente en su lugar, donde se examinan los procesos integrativos y se comprenden los fenmenos de la vida cotidiana (Diener y Napa Sco-llon, 2002). Las dificultades para definir a la persona tienen un claro reflejo en las teoras consecuentes desarrolladas desde los inicios de la Psicologa de la Personalidad (Pervin, 1985). Siguiendo a Bermdez (1991, pg. 33) las notas definitorias sobre la personalidad seran: 1) La personalidad abarca toda la conducta; 2) La personalidad hace referencia a caracte-rsticas que son relativamente consistentes y duraderas; 3) El concepto de personalidad resalta el carcter nico de cada individuo; 4) Tiene un carcter inferido; 5) No implica juicio de valor.

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    Un terico de la personalidad se pregunta cmo somos los seres humanos, qu convierte a una persona en un individuo nico. Siguiendo a Brody y Ehrlichman (1998) el campo de la personalidad (atendiendo al Journal of Personality and Social Psychology) se divide en dos reas. La primera de ellas, la de las diferencias individuales se centra en el qu y en el cul de la individualidad, preguntndose, por ejemplo, de qu forma se distinguen las personas entre s?; cul es el origen de las diferencias?; cules son las consecuencias de esas diferencias? La segunda rea se centra en los procesos de la personalidad, o lo que es lo mismo, los acontecimientos dentro de nosotros que contribuyen a la individualidad, el cmo de la personalidad. Estudiando, as, cmo pen-samos (procesos cognitivos), cmo sentimos (procesos emocionales), cmo aprendemos (procesos de aprendizaje) y cmo influyen en nues-tras acciones nuestras necesidades y objetivos (procesos motivaciona-les). El concepto de personalidad es complejo y supone mltiples dimen-siones (Larsen y Buss, 2009; Pervin, 1996). Por ello, la mayora de las teoras de la personalidad slo explican un rango limitado de fenme-nos, no pueden predecir otros, o pueden llegar a ignorar algunos de este amplio campo (Bermdez, 1991). Engloba muchos elementos y la orga-nizacin de estos. La complejidad organizativa es clave para la defini-cin de la personalidad. La siguiente definicin nos da una idea, para terminar este apartado, de dicha complejidad:

    La personalidad es una organizacin compleja de cogniciones, emociones y conductas que da orientaciones y pautas (cohe-rencia) a la vida de una persona. Como el cuerpo, la personali-dad est integrada tanto por estructuras como por procesos y refleja tanto la naturaleza (genes) como el aprendizaje (expe-riencia). Adems, la personalidad engloba los efectos del pa-sado, incluyendo los recuerdos del pasado, as como construc-ciones del presente y del futuro (Pervin, 1996, pg. 444 de la edicin castellana).

    La Psicologa de la Personalidad y la Psicoterapia: una pincelada introductoria Las relaciones entre la Psicologa de la Personalidad y la Psicotera-pia vienen de lejos. Personalidad y psicoterapia han estado unidas en la prctica clnica desde sus inicios, ya que desde los griegos, la enferme-dad siempre estuvo ligada a caractersticas de la persona (Ibez, 1993). En la revisin que hacen Crowne (1979) y Pervin (1996) de las gran-des tradiciones de investigacin en psicologa de la personalidad, se destacan el mtodo o la aproximacin experimental, el correlacional y la

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    aproximacin clnica. As, las grandes teoras de la personalidad toma-ron forma en el ltimo cuarto del siglo XIX, explicando al ser humano y adems, como teoras clnicas centradas en la conducta trastornada y su tratamiento. Por ejemplo, Crowne (1979) seala el desarrollo del psi-coanlisis como el origen de una formalizacin de una teora de la per-sonalidad, aunque podemos considerar, igualmente, en este sentido, la obra de Murray, Rogers y Kelly (Pervin, 1996, 1998). Si atendemos a textos clsicos, por tanto, ninguna teora clsica de la personalidad evita sus implicaciones teraputicas. Es as en el psi-coanlisis, en el humanismo, en el cognitivismo de Kelly e incluso en el conductismo, por citar ejemplos sin entrar en ms detalle. Baste citar textos paradigmticos como los de Rychlak (1973), o las diversas revi-siones de los manuales de Pervin (1970). En ellos se plantea la nocin que tericos como Freud o Kelly tenan del ser humano, cules son sus principales estructuras, procesos, cmo evoluciona y se desarrolla la persona, cmo se explican sus diferencias con los otros individuos, qu le afecta y cmo le afecta. Preguntas y cuestiones tan importantes no tienen una respuesta nica. Cabe sealar que el campo de la Psicologa de la Personalidad es extremadamente complejo y ha vivido una gran cantidad de polmi-cas que alcanzan a cuestiones relacionadas con su foco y su mtodo, con su rango en definitiva (Avia, 1986; Ibez, 1986; Pelechano, 1986; Tous, 1986). As Ibez y Galdn (1985) sealaron que el concepto de personalidad dependa de nuestra concepcin acerca del sujeto humano o de nuestro particular punto de vista sobre la persona. Existe una com-plejidad implcita en el sentido de que tras el trmino de personalidad se incluye al actor (a la persona) que representa un personaje, pero tam-bin al actor en el sentido de autor responsable de esa representacin (Prez y Garca, 2004). Se podra asumir, a la vista de las mltiples y diversas definiciones (vase Pelechano, 1996a) y de la complejidad del trmino, que existe un concepto de Psicologa de la Personalidad para cada terico. Esta va-riabilidad de la que siempre ha hecho gala la Psicologa de la Personali-dad, parece que ha dado lugar, con posterioridad, a cierta calma. Al me-nos as lo seal Fierro (1996). Es decir, que a pesar de ser un campo complejo la situacin logr una cierta paz (Fierro, op. cit., p. 450) y se considera, en la actualidad, que la Psicologa de la Personalidad goza de muy buena salud (Funder, 2002; Morf, 2002) tras superar distintas tendencias y polmicas (Cervone, 1991; Sarason, 1991). El que exista tal diversidad no facilita las cosas a la hora de plan-tearnos este tema en relacin a las psicoter