¡El Espíritu Santo en la visión celular!

“ El hombre fuerte domina su espíritu, el sabio dirige sus

deseos, el entusiasta

conquista naciones y el sencillo transforma

corazones. C.C.D.

Dándole forma a la iglesia

La participación del Espíritu Santo es siempre fundamental en la perfección de su obra. Cuando Dios estaba creando el universo, el Espíritu se movía en medio del caos esperando

la Palabra de Dios para poder ejecutar los deseos de su corazón. El poder del Espíritu Santo es indescriptible, pero esta sujeto a la voluntad del Padre; de ahí que, sólo hasta cuando Dios habló, fue que se sintió en plena libertad para actuar. El salmista dijo: “Envías tu Espíritu, son creados, y

renuevas la faz de la tierra” (Salmo 104:30) De la misma manera que el Espíritu influyó en la creación de cada persona, se encarga también de darle vida a todo

aquel que se encuentra muerto en sus delitos y pecados. El Señor dijo: “Y cuando El venga, convencerá al mundo de

pecado, de justicia y de juicio” (Jn. 16:8).

Conservando una relación genuina con El

Imaginese por un momento que hubiese sido del desarrollo de la iglesia sin la ayuda y guía del Espíritu Santo. Alguien se atrevió a comentar que la persona más ignorada de este siglo

ha sido el Espíritu Santo. Aunque han transcurrido dos mil años de su manifestación gloriosa en la vida de los creyentes, algunos líderes se rehusaron a entregarle el control total del ministerio y prefirieron desplazarlo de sus organizaciones.

Pero si damos una mirada retrospectiva, veremos que todo el desarrollo de la iglesia giraba alrededor del Espíritu de Dios.

Los ciento veinte discípulos fueron llenos del Espíritu Santo, la presencia de Dios tomó control de sus lenguas porque quien

domine la lengua del hombre, habrá dominado todo su cuerpo

Ignorar al Espíritu de Dios es desviar el propósito de Dios

Para realizar un trabajo celular, Dios esta buscando a líderes y pastores, que le crean a El, que obedezcan su Palabra, y actúen bajo la dirección del Espíritu.

Recordemos que Jesús dijo: “ Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro consolador, para que esté con vosotros para

siempre; el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce, pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y

estará en vosotros” (Jn. 14:15-17)Notemos que Jesús destaca al Espíritu de verdad, y el solo ignorarlo, implica desconocer el propósito de

Dios para nuestras vidas.

Listos para el trabajo celularCuando cultivamos una genuina relación con el Espíritu Santo, estamos listos para desarrollar la visión celular. En las células,

el Espíritu de Dios es desatado y los milagros comienzan a ocurrir, partiendo de la conversión de una vida, hasta llegar a

otras maravillas y milagros.Tal como lo explicamos anteriormente, en la iglesia primitiva los

creyentes se reunían diariamente en el templo y en las casas puesto que el crecimiento era multitudinario y no se contaba

con edificios como los actuales para congregar a tantos convertidos.

Y en cada casa, en cada una de esas células, al tiempo que la Palabra de Dios era compartida, los milagros empezaban a suceder porque la unción del Espíritu tenía cabida. No se

ignoraba la presencia del Espíritu, por el contrario, se buscaba siempre esa manifestación poderosa de liberación, en sanidades

y otros milagros, y dice la Escritura que día tras día iban añadiéndose los que habían de ser salvos.

¡Los diez mandamientos de las células!

Próxima lección

Obedece estos mandamientosy serás bendecido con una unciónde multiplicación como jamáste has imaginado.

Jesucristo