el espíritu de don orione i - ix

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EL ESPIRITU DE DON ORIONE ( I VOLUMEN) I LA PEQUEA OBRA DE LA DIVINA PROVIDENCIA - FIN ESPECIAL - PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

1. LA PEQUEA OBRA DE LA DIVINA PROVIDENCIA Es una humilde Congregacin religiosa, moderna en sus hombres y en sus sistemas, toda ella consagrada al bien del pueblo y de los hijos del pueblo, confiada en la Divina Providencia. Nacida para los pobres, para alcanzar su fin pone sus tiendas en los centros de trabajo, y preferentemente en los barrios y suburbios ms pobres, que estn a las afueras de las grandes ciudades industriales, y vive pequea y pobre entre los pequeos y los pobres, fraternizando con los trabajadores humildes, confortada con la bendicin de la Iglesia, con el vlido apoyo de las autoridades y de cuantos tienen el espritu abierto a los nuevos tiempos con un corazn grande y generoso. Ella se acerca al pueblo ms que con la palabra, con el ejemplo y el holocausto de una vida da y noche inmolada con Cristo en el amor y por la salvacin de los hermanos. Aunque viviendo una nica fe, y teniendo un solo corazn y una sola alma, y una unidad de gobierno, desarrolla actividades mltiples segn las diversas necesidades de los humildes, a cuyo encuentro va, adaptndose, por la caridad de Cristo a las diversas exigencias tnicas de las naciones entre las cuales la mano de Dios la va implantando. Ella no es, por lo tanto, unilateral, pero, con tal de sembrar a Cristo, la fe y la civilizacin, en los surcos ms humildes y necesitados de la humanidad, asume formas y mtodos diferentes, crea y alienta diversas instituciones, valindose, en su apostolado, de todas las experiencias y sugerencias, que vienen de las autoridades locales. Su anhelo es la difusin, entre el pueblo, del Evangelio y del amor al as como de un espritu ms vivo y ms grande de fraterna caridad entre los hombres, dispuesta a elevar, religiosa y socialmente las clases

trabajadoras, a salvar de ideologas fatales a los desheredados y a edificar y unificar los pueblos en Cristo. Su campo es la caridad, sin excluir nada de la verdad ni de la justicia, antes bien llevando a cabo la verdad y la justicia en la caridad. La Pequea Obra quiere servir y servir con el amor: ella, Deo adiuvante, se propone hacer prcticamente las obras de misericordia para alivio moral y material de los miserables. Su vida es amar, rezar y educar a los hurfanos y a los hijos del pueblo ms abandonado en la virtud y en el trabajo, y sufrir y sacrificarse con Cristo: su privilegio es servir a Cristo en los pobres ms abandonados y desamparados. Su grito es el de San Pablo y su programa, el dantesco: . Ella por tanto, acoge y abraza a todos los que tienen un dolor, pero no tienen quien les d un pan, un techo, un consuelo: se hace toda a todos para atraer a todos a Cristo. Y de esta manera, nacida del latido vivificante de aquel amor que est siempre despierto y atento a todas las necesidades de los hermanos doloridos, esta Pequea Obra de la Divina Providencia quiere ser una corriente de agua viva y benfica que extienda sus canales regando y fecundando de Cristo las capas ms ridas y olvidadas. Ella es una planta nueva, surgida a los pies de la Iglesia y en el jardn de Italia, no por obra de hombre, sino por un soplo divino de la bondad del Seor. Y, de ao en ao, desarrollndose, a la luz y al calor de Dios, para consuelo de millares y millares de cuerpos y de espritus, es planta nica, pero con diversas ramas, vivificadas todas por una nica savia, todas mirando al cielo, florecientes de amor a Dios y a los hombres. Quizs sea sta, la ms pequea entre las obras de fe y de caridad, que han brotado del Corazn de Jess, pero no quiere dejarse ganar por ninguna en el consumirse de amor al servicio de la Iglesia, de la patria y del pueblo. Todo nos dice que slo Dios es quien la ha suscitado y la va extendiendo a pesar de nuestra miseria, a travs de pruebas a veces dolorosas, per ignem et aquam, ciertamente para ayudarnos en la fe, a nosotros, hombres de poca fe. En una poca de positivismo, de avaricia y de dinero, la Pequea Obra de la Divina Providencia, se propone, bajo los auspicios de la Virgen celestial, enjugar muchas lgrimas, elevar la mente y los corazones a aquel bien que no es terreno, el nico que puede llenar y dejar satisfecho de s el corazn del hombre, y cooperar modestamente, con gran humildad y de rodillas a los pies de Roma, a mantener fiel o a reconducir el pueblo a la Iglesia y a la patria, a salvar a los pequeos, a los humildes, a los ms engaados, o a los ms sufrientes hermanos en Cristo. Laus deo!

2. CORRER POR TODA LA TIERRA... (...) Me parece que Nuestro Seor Jesucristo me est llamando a un alto nivel de caridad, por lo que en algunas ocasiones el Seor oprime mi corazn y entonces necesito que llore o ra de gran caridad y corra. Es algo que no puede expresarse bien, pero es un fuego grande y suave que tiene necesidad de extenderse y de encender toda la tierra. Querido seor Don Perosi, perdneme si le digo esto, tengo miedo tambin que sea soberbia, pero es algo tan grande que no s explicarlo. Siento una gran necesidad de arrojarme en el corazn de Nuestro Querido Seor Crucificado y de morir amndolo y llorando de caridad, y me parece que nuestro Seor debe estar muy enojado conmigo: porque le digo siempre que soy todo suyo y despus no lo soy nunca. Siento que hara muy mal, si no comenzase enseguida y por lo tanto deseo y quiero comenzar en este momento, mientras escribo estas lneas, a ser todo de Jess crucificado y a consumirme entero de caridad. Lo que le deca el otro da era poder abrazar todas las almas y salvarlas todas, todas. Y mientras tanto comenzar a implantar colegios pontificios, es decir todos de Jesucristo y salvar y salvar. Siento que tengo necesidad de correr por toda la tierra y por todos los mares, y me parece que la caridad inmensa de Nuestro Seor Jess dar vida a todas las tierras y a todos los mares y todos invocarn a Jesucristo. A la sombra de cada campanario nacer una escuela catlica, a la sombra de cada cruz un hospital: los montes darn paso a la caridad grande de Jess Nuestro Seor, y todo ser instaurado y purificado por l. (...) Siento que todava no le he dicho nada de cuanto siento. Tengo tambin una gran necesidad de tener un confesor que me entienda, y quisiera que tuviese el corazn grande, grande como San Francisco de Ass o como San Vicente de Paul, y me parece que todava sera poco. Pero quizs esto sea soberbia. Qu le parece? Dgamelo y rece por m. 3. ALMAS Y PAPA... Almas y Papa. PRO-MEMORIA SOBRE LA COMPAA DEL PAPA. I. a) El Papa es el blanco principal de los enemigos, es el Vicario de Nuestro Seor Jesucristo y es el Padre de la fe y de nuestras almas es nuestro jefe infalible. Para la defensa del Papa, para la pronta y total ejecucin de su voluntad y sus deseos, surgir, si as agrada al Seor, una nueva Congregacin, que tenga por ttulo: LA COMPAA DEL PAPA; como fin mediato remoto: la santificacin de los

congregados y de la sociedad; y como fin inmediato prximo: la realizacin total del programa pontificio. Este fin caracterstico viene ratificado por un cuarto voto, que sita al Instituto y y a cada congregado en la pronta y absoluta obediencia al Pontfice, en todo orden de ideas y de hechos, con toda actividad del entendimiento, del corazn y de las manos, para llevar a cabo donde, cmo, cuando y cuanto al Pontfice agrade para la realizacin de su programa. O en otras palabras, la Congregacin tiene como punto de partida: el programa pontificio general (para la humanidad, el Reino social de Jesucristo) y el programa pontificio particular (el mismo programa concretado para cada nacin segn sus distintas necesidades). Programa que el Pontfice tiene el derecho y la obligacin de proponer y que en lo tocante al gobierno universal de la Iglesia, est avalado por la infabilidad del supremo pontificado, programa que el Papa de hecho promulga gradualmente, claro y preciso. Camino intermedio: pongo ante todo el camino jerrquico de la Iglesia. Y con esta orientacin la compaa del Papa, tiene la misin de: a) buscar, recoger, ordenar los documentos pontificios; b) estudiarlos; c) popularizarlos; d) ponerlos en prctica; e) hacer que sean seguidos por los fieles de cualquier nacionalidad, en la medida y en el modo deseado y querido por el Papa. Punto de llegada: ejecucin del programa por parte de los fieles, guiados por los propios pastores; instruidos, convocados, ayudados, entusiasmados por la Compaa del Papa. II a) LA COMPAIA DEL PAPA estar mejor situada entre las compaas de la Iglesia: 1) cuanto mejor recibida sea por el Pontfice, a cuyo total servicio se ofrece, ya que debe nacer y vivir por la causa del Papa; 2) cuanto ms protegida sea por los obispos, cuya accin secundar siendo instrumento del querer y de los deseos del episcopado; 3) cuanto ms querida sea por las asociaciones preexistentes; 4) cuanto ms amada sea por los fieles. Esta aceptacin me parece que podr brotar del fin claro y determinado de la Compaa; fin que bien delineado, mostrar las ventajas de la nueva Congregacin, del respeto a las ya existentes y la posibilidad de que los catlicos de buena voluntad lleven a cabo el programa pontificio. b) LA COMPAIA DEL PAPA se sustentar de la doble vida contemplativa y activa, manteniendo la primera como el substrato necesario para el eficaz complemento de la otra La vida contemplativa se centrar en torno a la prctica de los tres consejos evanglicos, adems de la observancia de los mandamientos de Dios y los preceptos de la Iglesia: en torno a la unin con Dios, a la perfeccin interna, a los deberes de piedad y de culto, a la vivencia de cada virtud, y sobre todo en torno a la oracin, a la meditacin, a cualquier forma de penitencia y especialmente a la abnegacin de la propia voluntad. La vida activa se desarrollar ejecutando el programa Pontificio, IV voto y fin especfico y propio de la compaa. Fortalecidos por la gracia de Dios, probados en

la virtud, libres de todo compromiso domstico, poltico y social, es decir preparados en el espritu y en la carne gracias a la vida contemplativa, la compaa no pedir explicaciones a su Jefe supremo, el Papa, sobre bendiciones y trabajos, sobre rdenes y misiones. El IV voto se resume en la mas completa adhesin de mente, de corazn y de obra al Pontfice, y, como el religioso cumple con los propios deberes hacia Dios de manera mucho ms regular y preciso que el laico en medio del mundo, as la Compaa del Papa como un solo hombre, se propone con el IV voto llevar a afecto ms rigurosamente y de manera ms perfecta, aunque comn a todos los catlicos, el deber de unirse, de amar filialmente y de defender a la Sede Apostlica. Ms an, la compaa con todo su saber y con todas sus fuerzas, en el nombre del Seor se dedicar y se entregar a la voluntad del Papa, a conseguir la libertad del Romano Pontfice y a la ejecucin de sus programas sobre la humanidad entera. III. La oportunidad, que me parece ver actualmente, de una Congregacin que se dedique a la completa ejecucin del programa pontificio, se mantiene incluso en cuanto al futuro, sea el porvenir favorable o no al triunfo del Papado, sea que los acontecimientos se precipiten o se sucedan con lentitud. a) Si los tiempos venideros maduran lentamente, es decir se desarrollan por crisis y por evoluciones, la Compaa del Papa ser siembre la ms dispuesta, o estar entre las ms dispuestas, para preparar con calma las nuevas generaciones a ser ms dciles a la palabra pontificia, y a esto llegar especialmente ganndose la juventud, de la escuela y del campo. b) Si los tiempos maduran bruscamente, por revoluciones o catstrofes sociales, la Compaa del Papa ser un ncleo de personas preparadas a los nuevos tiempos. c) Si el maana es bueno para el reino de Jesucristo y de su Vicario, la Compaa del Papa ser la tranquila propagadora del pacfico y restaurador verbo papal, y servir para mantener el estado de paz y de libertad para la Iglesia. d) Si el futuro fuese sombro y hubiese das de lucha ms enconada entre los hijos de Dios y los hijos de los hombres, entre Cristo y Satans, entre el Papa y la Masonera, los miembros de la Compaa del Papa, como firmemente lo espero y como rezo al Seor cada da, estarn siempre en la vanguardia del ejrcito pontificio, sern los pioneros de la libertad en medio de una sociedad convulsionada y apstata, preparados a confirmar, con el sacrificio de la vida y de la sangre, el amor a nuestro queridsimo Seor Jess y a su vicario en la tierra, el Papa. 4. VIVIR Y MORIR POR EL PAPA Un borrador de Don Orione en preparacin del texto arriba citado: La Compaa del Papa Los hijos del Papa. El fin de esta compaa es no slo atender con toda el alma y todas nuestras fuerzas a la propia santificacin, con la gracia del Seor; sino que, contando con el gran amor y misericordia de Dios, deber emplearse con todo afn en la perfeccin y salvacin de todas las almas, y de

cualquier modo posible llevar la sociedad a nuestro Seor Jesucristo instaurare omnia in Christo, - cumpliendo por doquier, segn situaciones, lugares y circunstancias, la voluntad y los deseos del Pap II. Es propio de la esencia de nuestra vocacin ser totalmente hijos consagrados al Vicario de Jesucristo; vivir y morir por l; para nosotros no tener nunca nada: ni voluntad ni personas ni cosas: estamos consagrados a la voluntad de la santa Sede y totalmente y ciegamente entregados a ella en las manos del Papa: hijos del Vicario de nuestro Seor Jesucristo, vivir y morir por l, totalmente unidos, en todo y siempre, a sus mandatos, para ser suyos... El fin de esta Compaa es atender no slo, por la gracia, con toda el alma y todas fuerzas, a la propia santificacin, sino, en la gran misericordia del Seor, empearse en la perfeccin y salvacin de todas las almas, y de cualquier modo querido por la caridad, llevar toda la sociedad a Nuestro Querido Seor Jess (Cristo) instaurare omnia in Christo especialmente haciendo catlica la juventud de las escuelas y de los campos y cumpliendo la voluntad y deseos del Papa con toda obra de caridad espiritual y temporal. II. Es fin explcito de la Compaa y esencia de nuestra vocacin, ser del Papa: no tener nada, absolutamente nada nuestro: -ni voluntad, ni personas, ni ropa, ni ninguna otra: estamos unidos y consagrados a la voluntad de la Santa Sede: Para ella todo el sacrificio de nuestra sumisin en todo y siempre, tanto de la mente como del corazn, y de todas nuestras opiniones personales, y de nuestra vida y de todo lo que tenemos o podamos tener: instrumentos dciles y de hecho ciegos y totalmente abandonados en las manos del Vicario de Jesucristo, verdaderos hijos del Papa, hechos y unidos todos para santificarnos en sus santas manos, para vivir y morir por l, no movidos por afectos o ambiciones terrenas, sino nicamente y siempre por la gloria de Dios. Segn esta vida queremos vivir y morir, y por ella, a pesar de tantos pecados, esperamos firmemente en la misericordia del Seor salvar nuestras almas. Esta es la regla fundamental y nuestra profesin de fe y de vida religiosa: sta permanecer invariable, ningn artculo o deliberacin podr modificarse nunca. Todo contando con cuanto la Santa Sede modifique, cambie o suprima como crea conveniente, hoy o maana o cuando le parezca mejor. Nosotros con todo el corazn y con todo lo que somos, lo que tenemos y lo que podamos tener, y estamos y estaremos siempre en sus manos: y bendecimos y bendeciremos siempre a Nuestro Querido Seor. 5. PRIMEROS ESBOZOS SOBRE EL FIN DE LA PEQUEA OBRA DE LA DIVINA PROVIDENCIA El fin de nuestra hermandad es amar a Jesucristo y darle a conocer y a amar por los hermanos. Amar y hacer amar a su santa Iglesia catlica, nuestra dulcsima madre, llevando a cabo el programa papal; especialmente en lo concerniente a la libertad y la unidad de la santa Iglesia. Jess ha dicho que estar all donde dos o tres estn reunidos...

Nuestro fin es colaborador directamente con el beato Pedro para que pueda realizar en la santa Iglesia el mandato de instaurare omnia in Christo y llevar a todos y por todas partes la caridad suavsima de Nuestro Seor Jesucristo Crucificado, y que por su medio vengan las gentes, y las naciones sean reunidas y establezcan un justo orden en la tierra en Nuestro Seor Jesucristo Crucificado: instaurare omnia Christo... Las constituciones del Instituto de la Divina Providencia llevan directamente a la imitacin de la vida de Nuestro Seor Jesucristo Crucificado, conforme a las reglas de la santa perfeccin evanglica, con la prctica de toda virtud interna y externa y nos conducen al bien con la oracin y la unin continua con Dios, con la prctica de la caridad y con la adquisicin de la ciencia. Y tanto su organizacin interna como su actuacin fuera de ella pretenden que el Instituto coadyuve a la Obra de la Divina Providencia y de nuestra santa religin, instruyendo, formando y guiando a cada uno segn su propio oficio, para conducir las almas y las instituciones humanas a ocupar su puesto en la santa Iglesia catlica, a regirse y a gobernarse segn la doctrina y la caridad de Jess Crucificado y a vivir de Dios, en plena subordinacin y unin filial de mente, de corazn y de obras al Vicario (de Cristo) en la tierra. Para alcanzar tal fin la Obra de la Divina Providencia empieza, con sus varias familias, a difundir el sensus Christi y su espritu y el amor de Jess y de su santa Iglesia catlica, nuestra madre, con el ejercicio de las obras de misericordia, especialmente de aquellas relacionadas con los pobres de Jesucristo, los pequeos, los ancianos, y tambin enseando la verdad y el cuidado a los hermanos que viven en la ignorancia de la fe y en los errores de la iglesias separadas... Llevarlos a Jesucristo: que los pequeos y los pobres y los ancianos sean la solicitud, la delicia personal y la obra caracterstica del Instituto, y que sean los ms bajos y pobres, enfermos, ancianos de todos sus hermanos. Por tanto, amar a Dios y por amor de Dios amar inmensamente a los pobres y pequeos de Jess, a los afligidos por cualquier mal y dolor, confortndoles con obras de misericordia cristiana, amar a la santa Iglesia catlica, nuestra madre, y hacer conocer, amar y servir al Papa, Nuestro dulcsimo padre, y as en el amor del Seor y Dios nuestro Jesucristo, del Papa y de las almas, colaborar, con nuestro pequeo Instituto, a instaurare omnia in Cristo, constituye el fin principal de la pobre y pequesima Congregacin. Esta humilde congregacin es para la los pobres, exclusivamente para los pobres. Ella ve y sirve en ellos a Jesucristo Nuestro Seor: por la divina gracia, hace un total holocausto en las manos y a los pies de la Iglesia, con espritu de fe, de humildad, de grande y dulcsima caridad, prefiriendo entre los pobres, a los ms alejados de Dios, los ms necesitados de consuelo cristiano y de pan. Aunque principalmente quiera consagrarse a la salvacin de la juventud hurfana y desamparada, especialmente la ms abandonada, quiere tambin, con la ayuda divina, vivir y sacrificarse por todos los pobres de cualquier edad, de cualquier nacin o religin, sin excepciones, sanos o enfermos y de cualquier enfermedad y dolor. Su fin es el de tener unidos a los pequeos y a los humildes trabajadores y operarios y ligados fuertemente a la Iglesia madre y al Papa, difundiendo, con cualquier sana manera de actividad y propaganda segn las necesidades de los tiempos y lugares, el conocimiento y el amor del Papa y de la Iglesia, de forma que seamos en realidad como los Jesuitas del pueblo.

Por tanto, todo aquel que quiera ir verdaderamente detrs de Nuestro Seor Jesucristo, negarse a s mismo y llevar la cruz por amor de Dios, y servir slo al Seor y al Romano Pontfice, su vicario en la tierra, en nuestro Instituto, despus de haber hecho los votos solemnes de obediencia, de castidad y de pobreza, debe proponerse formar parte de una sociedad instituda principalmente para trabajar y sacrificarse en toda obra de misericordia espiritual y corporal y cumplir la voluntad de Dios en la voluntad del Papa, y sembrar y hacer crecer el amor de Dios y del Papa en el corazn de los pobres, de los pequeos, de los afligidos... Las constituciones de nuestro Instituto de la Divina Providencia procuran ayudar a la Obra de la Divina Providencia y de la Iglesia en la conduccin de las almas y las instituciones humanas a ocupar un puesto en nuestra santa Iglesia. Si amar a Jesucristo y renovar todo el hombre y todos, todos los hombres en la unidad de la fe, de la esperanza y de la caridad, sin distincin ni de griego ni de brbaro, es el fin de la Iglesia Catlica, nuestra veneradsima y santsima madre, igualmente es tambin el fin que, en su mnima pequeez, postrado humildemente en adoracin a los pies del corazn adorable de Jess en el Santsimo Sacramento, se propone nuestro Instituto; amar a Dios y hacerlo conocer y amar con cualquier obra de misericordia: amar y servir a su santa Iglesia Catlica y hacer conocer, amar y servir al Vicario de Dios en la tierra, el Papa, nuestro santsimo padre; y, como la Iglesia abraza la vida contemplativa y su vida activa, todas las ciencias y todas las buenas obras, as ella los abraza... Todos nosotros somos hermanos, hijos de Dios, tenemos una misma fe, una misma caridad, que es amor a todos, amor al orden, amor a la paz, amor a la salvacin de la Patria, amor de Dios, amor al Papa y al Papado, al obispo, una misma bandera: la cruz de Jesucristo... .