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El Enemigo como Sistema  Coronel John A. Warden III, USAF Desde el comienzo, éramos una raza de gatos diferentes. Volamos a través del aire en tanto que otros caminaban por la superficie. - General Carl A. Spaatz LAS PALABRAS DE SPAATZ constituyen una descripción acertada de los actuales hombres del aire, del mismo modo como lo fueron hace medio siglo. Con ligeras modificaciones, también son aplicables a la guerra estratégica porque ésta es un ejemplar diferente de guerra como la que hemos conocido a lo largo de la historia. No es fácil entender porqué necesitamos despojarnos de muchas de nuestras ideas sobre la guerra. Más todav ía, llevarlo adelant e requi ere pensa r de arriba a abajo pensar desde las imágenes más grandes hasta las pequeñas antes que hacer una revisión total del pensamiento que nos presta tan buenos servicios cuando trabajamos con los problemas tácticos. Básic ament e hay dos modos de pensar inductiva y deductivamente. El primero, requiere la reunión de muchos hechos pequeños para ver si se puede hacer algo con ellos. El segundo, parte de principios gen erales, de los cuales se puede lle gar a conocer los detalles. El primero es táctico, el segundo es estratégico. En la Fuerza Aérea, la mayoría de los entrenamientos iniciales nos relacionan con los procesos inductivos. Sin embargo, para conv ertirnos en buenos especial istas operac ional es y estrat égico s, tenemo s que aprender a pensar deductivamente. Un buen ejemplo del mundo civil resulta de comparar a arquitectos y albañiles.  Los arquitectos se aproximan al problema examinando de arriba a abajo el lugar donde la gente va a vivir. Primero, imaginan un pueblo con sus zonas para escuelas, casas y centros de negocios. Cuando tienen todo el plano en su mente, comienzan a pensar sobre la clase de edificios que irán en cada área. Deciden sobre el estilo de hogar que creen respon dería las necesidades de los probables residentes. Diseñan una casa partiendo de ideas generales sobre el espacio y el aspecto. Ya al final del proceso, puede n especificar la clase de ladrillos y la cantidad que será utilizada. Cada paso progresa desde lo mayor a menor hasta que finalmente alcanzan ese nivel de detalle en el que pueden confiar en otros para seguir la obra. Piense en como los albañiles encararían el problema. En función de su entrenamiento, comenzarían con la idea de apilar ladrillos, pero no tendrían manera de saber cómo integrarlos con otros materiales, o cómo se vincularía una casa con otra, o cómo se dividi a el pueblo. En otras palabras, no se puede cons tr uir un centro poblado comenzando de abajo hacia arriba. Lo mismo sucede al proyectar una campaña. Si se comienza pensando en los ladrillos que están en el campo enemigo, es improbable que se elabore un plan coherente. Por el contrario, si nos aproximamos partiendo de grandes ideas acerca de los objetivos y de la naturaleza del enemigo, hay una buena oportunidad de desarrollar algo que valga la pena. No podemos pensar estratégic amente si inic iamos el proces o elaborador considerando aviones aislados, salidas o armas o hasta todas las fuerzas militares adversarias. En lugar de eso, debemos poner atención en el enemigo como un todo, luego sobre nuestros objeti vos, y posteriormente en lo que puede suceder a ese oponente antes de que nuest ros objetivos se conviertan en sus objetivos. Cuando todo esto esté rigurosamente completo, podemos comenzar a pensar en cómo llegar a producir los efectos deseados sobre el adversario las armas, los sistemas de lanzamiento, y otros medios que utilizaremos.

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El Enemigo como Sistema Coronel John A. Warden III, USAF

Desde el comienzo, éramos una raza de gatos diferentes. Volamos a través del aire

en tanto que otros caminaban por la superficie. - General Carl A. Spaatz 

LAS PALABRAS DE SPAATZ constituyen una descripción acertada de los actuales hombresdel aire, del mismo modo como lo fueron hace medio siglo. Con ligeras modificaciones,también son aplicables a la guerra estratégica porque ésta es un ejemplar diferente deguerra como la que hemos conocido a lo largo de la historia.

No es fácil entender porqué necesitamos despojarnos de muchas de nuestras ideas sobrela guerra. Más todavía, llevarlo adelante requiere pensar de arriba a abajo pensar desdelas imágenes más grandes hasta las pequeñas antes que hacer una revisión total delpensamiento que nos presta tan buenos servicios cuando trabajamos con los problemastácticos.

Básicamente hay dos modos de pensar inductiva y deductivamente. El primero, requierela reunión de muchos hechos pequeños para ver si se puede hacer algo con ellos. Elsegundo, parte de principios generales, de los cuales se puede llegar a conocer losdetalles. El primero es táctico, el segundo es estratégico. En la Fuerza Aérea, la mayoríade los entrenamientos iniciales nos relacionan con los procesos inductivos. Sin embargo,para convertirnos en buenos especialistas operacionales y estratégicos, tenemos queaprender a pensar deductivamente. Un buen ejemplo del mundo civil resulta de comparara arquitectos y albañiles. Los arquitectos se aproximan al problema examinando de arriba a abajo el lugar donde lagente va a vivir. Primero, imaginan un pueblo con sus zonas para escuelas, casas ycentros de negocios. Cuando tienen todo el plano en su mente, comienzan a pensar sobre

la clase de edificios que irán en cada área. Deciden sobre el estilo de hogar que creenrespondería las necesidades de los probables residentes. Diseñan una casa partiendo deideas generales sobre el espacio y el aspecto. Ya al final del proceso, pueden especificar laclase de ladrillos y la cantidad que será utilizada. Cada paso progresa desde lo mayor amenor hasta que finalmente alcanzan ese nivel de detalle en el que pueden confiar enotros para seguir la obra.

Piense en como los albañiles encararían el problema. En función de su entrenamiento,comenzarían con la idea de apilar ladrillos, pero no tendrían manera de saber cómointegrarlos con otros materiales, o cómo se vincularía una casa con otra, o cómo sedividiría el pueblo. En otras palabras, no se puede construir un centro pobladocomenzando de abajo hacia arriba.

Lo mismo sucede al proyectar una campaña. Si se comienza pensando en los ladrillos queestán en el campo enemigo, es improbable que se elabore un plan coherente. Por elcontrario, si nos aproximamos partiendo de grandes ideas acerca de los objetivos y de lanaturaleza del enemigo, hay una buena oportunidad de desarrollar algo que valga la pena.

No podemos pensar estratégicamente si iniciamos el proceso elaborador considerandoaviones aislados, salidas o armas o hasta todas las fuerzas militares adversarias. En lugarde eso, debemos poner atención en el enemigo como un todo, luego sobre nuestrosobjetivos, y posteriormente en lo que puede suceder a ese oponente antes de quenuestros objetivos se conviertan en sus objetivos. Cuando todo esto esté rigurosamentecompleto, podemos comenzar a pensar en cómo llegar a producir los efectos deseados

sobre el adversario las armas, los sistemas de lanzamiento, y otros medios queutilizaremos.

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Como estrategas y especialistas operacionales, debemos desembarazarnos de ideas en lasque la característica central de la guerra es el choque de fuerzas militares.

En la guerra estratégica, ese choque puede llegar a tener lugar, pero no siempre esnecesario y normalmente debería ser evitado, y casi siempre es un medio para llegar a un

fin, no un fin en sí mismo.

Si vamos a reflexionar estratégicamente, debemos hacerlo respecto al enemigo cómo unsistema compuesto de numerosos subsistemas. Pensando sobre nuestro adversario comosi fuera un sistema, nos da una oportunidad superior de forzarlo o inducirlo a que haga denuestros objetivos sus objetivos, empeñando así un menor esfuerzo con oportunidadesmáximas de éxito.

Finalmente, como estrategas del siglo XX, debemos demistificar considerablemente laguerra. Napoleón y Clausewitz estaban en lo cierto cuando hablaban de desacuerdos,confusión y moral. Pero eso era cierto en una época cuando las comunicacionesprácticamente no existían, las armas tenían poco más alcance y precisión que las de las

legiones romanas, la mayoría de las maniobras se hacían a paso de hombre, las batallaseran ganadas o perdidas en función de los resultados de decenas de millares deencuentros prácticamente personales entre soldados que podían verse entre sí a medidaque disparaban, y la guerra estaba mayormente reducida al choque de hombres o buquesen lugares limitados en tiempo y espacio.

Bajo estas circunstancias, la moral estaba respecto a lo material en una relación de tresa uno. En realidad, lo físico estaba ampliamente relacionado con el soldado individual yera casi imposible aislar lo intangible, como moral, desavenencias y confusión, de lopuramente material. Actualmente, la situación es significativa mente distinta; elcombatiente individual se ha convertido en el director de cosas importantes comotanques, aeronaves, piezas de artillería, y buques. Los soldados dependen de esos

materiales, para dar cumplimiento a su misión. Desprovistos de ellos, su aptitud paraafectar al adversario es casi nula. No está claro si la ecuación se ha modificado como parahacer que la relación de lo material respecto a lo moral sea de tres a uno. Parece másprobable que los dos términos sean por lo menos equivalentes. El advenimiento del poderaéreo y las armas de precisión han hecho posible la destrucción del aspecto material delenemigo. Esto no quiere decir que la moral, las desavenencias y la confusión hayandesaparecido totalmente. Es como decir que ahora podemos ponerlos en una categoríadiferente, separados de lo material. En consecuencia, podemos pensar en términosGenerales sobre la guerra en forma de una ecuación: (Material) x (Moral) = Resultado

En el mundo de hoy, los entes estratégicos, sean estos un estado industrial o unaorganización guerrillera, dependen considerablemente de los medios materiales. Si eltérmino material de la ecuación pudiera ser reducido a casi cero, la mejor moral delmundo no llegaría a elevar el valor del resultado de un modo importante. Observando esaecuación, nos sorprende que el aspecto material del enemigo sea en teoría perfectamenteconocida y predecible. Por el contrario, en una situación particular, el factor moral elaspecto humano está más allá del ámbito de lo predecible, porque los hombres son muydiferentes entre sí. Por eso nuestros esfuerzos de guerra estarán dirigidospreferentemente hacia el factor material.

En la guerra estratégica, los objetivos son la clave del éxito. Cuando vamos al combatecontra un estado o cualquier ente estratégico,1 debemos (o deberíamos) tener objetivos,y esos objetivos, para ser útiles, deben ir mucho más allá de simplemente batir aladversario o destruir sus fuerzas militares. (En verdad, lo segundo puede serprecisamente lo que no queremos hacer; recuerde, la guerra en el nivel estratégico no es

lo mismo que en el táctico donde casi por definición se requiere la derrota de las fuerzastácticas del oponente.) Después de todo, no vamos a la guerra meramente para sostener

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un buen combate; más bien lo hacemos para alcanzar algo de valor político para nuestraorganización. Eso que nosotros queremos lograr puede ser tan extremo como el aniquilamiento delestado o su colonización. En el polo opuesto, simplemente podemos desear que eladversario no nos aniquile. Entre medio hay una enorme variedad de alternativas, algunas

de las cuales pueden ser las siguientes: en la Guerra del Golfo, los EEUU querían que Iraqse retirara de Kuwait y que su poder disminuyera hasta no ser más una amenaza para susvecinos; en la operación El Dorado Canyon, los EEUU querían que Muammar Qadhafi deLibia dejara de auspiciar al terrorismo internacional; en Indochina, los EE.UU. anhelabanque Vietnam permaneciera libre de los norvietnamitas y de la dominación comunista; enla Guerra Revolucionaria Americana, los norte americanos querían estar libres de GranBretaña; en la Guerra de 1898, los EEUU querían arrebatar a Cuba y a las Filipinas deEspaña; y en la II Guerra Mundial, Japón aspiraba apropiarse de las fuentes principales demateria prima y energía.

En el nivel estratégico, logramos nuestros objetivos provocando cambios a una o máspartes del sistema material del enemigo, hasta que este decida adoptar nuestros

objetivos, o que nosotros les hagamos materialmente imposible su oposición a losnuestros. A lo último le denominamos parálisis estratégica. Qué parte del sistemaadversario atacaremos (con una variedad de armas que van desde los explosivos hastavirus informáticos no letales), dependerá de cuáles sean nuestros objetivos, cuánto quiereresistir el oponente a nuestros esfuerzos, cuán capaz es, y cuánto poder somos capacesde aplicar material, moral y políticamente.

Un buen punto para comenzar el examen del sistema enemigo es el centro. Por definición,todo sistema tiene algún tipo de núcleo orgánico. El núcleo de un átomo controla lasórbitas de los electrones del mismo modo que el sol controla el movimiento de losplanetas. En el mundo biológico, cada organismo tiene un elemento director que va desdeel complejo cerebro humano hasta el núcleo de una ameba.

Un ente estratégico un estado, una organización de negocios, una estructura terroristaposee elementos tanto materiales como biológicos, pero el corazón de todo este sistema yde cada subsistema es un ser humano que lo conduce y le da sentido. Aquellos que losdirigen son líderes, sean del país en conjunto o de una parte. Son aquellos de los cualesdepende el funcionamiento de cada subsistema, y los que deciden que el ente estratégicoadopte o no adopte un conjunto distinto de objetivos. Ellos, los dirigentes, constituyen elcentro estratégico, y en una guerra estratégica deben ser el blanco figurativo, y a vecesliteral, de cada una de nuestras acciones.

El modelo de los cinco anillos

Para conseguir que el concepto de un sistema enemigo sea útil y comprensible, tenemosque elaborar un modelo simplificado. Todos usamos modelos diariamente y todoscomprendemos que no reflejan la realidad. No obstante, nos proporcionan un cuadrocomprensible de un fenómeno complejo de modo que podemos utilizarlo. Los mejoresmodelos en el nivel estratégico son aquellos que nos dan la imagen más simple de unaamplia situación. Como necesitamos más información, ampliamos porciones de nuestromodelo de modo de poder observar más detalladamente los detalles. Sin embargo, esimportante que al construir nuestro modelo y usarlo siempre, comencemos por lo mayor ycontinuemos hacia lo menor. El modelo que constituye una buena aproximación al mundoreal es el de los cinco anillos. Aparentemente describe a la mayoría de los sistemas conuna precisión aceptable y es fácilmente expandible para obtener mayores detalles en lamedida que se requieran. Pensar sobre algo tan grande como un estado es dificultoso, demodo que iniciemos nuestro examen de los cinco anillos recurriendo a algo más familiarpara nosotros nuestros propios cuerpos (tabla 1).

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Tabla 1:SistemasCuerpoLiderazgoCerebro

-Ojos-NerviosElementos-Orgánicos-EsencialesAlimentos-y-oxígenoInfraestructuraVasos-sanguíneos,huesos,músculosPoblaciónCélulasMecanismos de combateLeucocitos -

En el mismo centro el núcleo estratégico personal está el cerebro. El cuerpo puede existirsin un cerebro actuante, pero en tales circunstancias el cuerpo ya no es un ser humano, oun ente estratégico. (Una entidad estratégica es algo que puede funcionar por sí misma, yes libre y capaz de tomar decisiones sobre donde se dirigirá y qué hará.) El cerebroproporciona la conducción y dirección al cuerpo como un todo y a cada una de sus partes.El, y solamente él es absolutamente esencial en el sentido de que no puede ser sustituido,y sin él al cuerpo, aunque técnicamente vivo, no puede seguir operando a un nivelestratégico. Junto con el cerebro estén los directores que le permiten reunir y diseminarinformación interna y externamente. Los ojos y otros órganos entran dentro de estacategoría.

Todos los sistemas parecen requerir ciertos elementos orgánicos esenciales normal mente

algún tipo de ingreso energético y las propiedades para convertirlo en otra forma. Para losseres humanos, los elementos esenciales son alimentos y oxígeno. A continuación y enorden de prioridad están aquellos órganos que denominamos vitales, como el corazón, lospulmones, y el hígado aquellos que trasforman o trasportan los nutrientes y el aire endonde el cuerpo pueda usarlos. Sin esos órganos esenciales,2 el cerebro no puededesarrollar su función estratégica, y sin el cerebro, esos órganos carecen del control queprecisan para proveer un apoyo integrado.

Nótese aquí que una máquina puede sustituir a todos los órganos vitales; por el contrario,no hay mecanismo que pueda hacerse cargo de las funciones estratégicas del cerebro.

Podríamos preguntarnos porqué los órganos vitales no son más importantes o similares

que el cerebro. La razón es que sin la función integradora y directriz del cerebro, estosórganos nada significan. En sentido opuesto, teóricamente el cerebro puede serconservado vivo y en comunicación con el mundo externo a través de alguna forma desistema de apoyo a la vida. Bajo estas circunstancias, todavía sería una persona y aúnsería capaz de influenciar al mundo exterior. Un corazón sin cerebro, por otro lado, es unabomba muy cara y compleja, sin sentido o aptitud, para actuar o alterar algo.

A continuación pueden considerarse los huesos, los vasos sanguíneos, y los músculos.Esta infraestructura es importante, pero aquí la tenemos en abundancia y el cuerpo escapaz de ocuparse de ella.

Siguiendo el examen del cuerpo, podemos observar decenas de millones de células quellevan alimentos y oxígeno por todo el cuerpo. También son importantes, aunquepodemos perder una moderada porción de ellas y aún sobrevivir.

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De este modo, hemos identificado un sistema completo, un cuerpo que puede hacercualquier cosa para lo cual haya sido preparado. En un mundo perfecto, no necesitaríanada más. Desafortunadamente, el mundo no lo es; más bien, está repleto dedesagradables parásitos y virus que atacan al cuerpo en cuanto pueden. El cuerpo se autodefiende con células especiales protectoras, tales como las blancas de la sangre. Ellas

constituyen el quinto y última parte de nuestro modelo universal de sistema.

En la medida que reflexionamos sobre cuerpos humanos, lo hacemos en términos desistemas; aunque podemos adjudicar varios niveles de importancia a las partes delcuerpo, ellas realmente constituyen un sistema. Si cualquier elemento del sistema deja defuncionar, tendrá un efecto de más o menos importancia sobre el resto del cuerpo. Esinteresante notar que, cada parte del cuerpo es a su vez un sistema. Por ejemplo, elcorazón cuenta con un mecanismo de control interno, aprovecha la energía que le llega,posee una red interna de vasos, tiene millones de células para hacer el trabajo debido, ycuenta con sus propias células protectoras especializadas. De ese modo tenemos un enteestratégico o sistema el cuerpo el que a su vez está compuesto por muchos subsistemas,cada uno de los cuales tiende a reproducir la entidad total en función del modo como

están organizados.

En el otro extremo del espectro está el sistema solar. El sol es parecido al cerebro. Estáubicado en el centro y su gravedad mantiene a los planetas en órbitas ordenadas. Suesencia orgánica es el proceso de fusión que entrega calor a todo el sistema solar yconserva al sol con dimensiones y masa apropiadas. Envía su calor y gravedad por mediode la infraestructura espacial y las órbitas planetarias. Los planetas mismos son similaresa las células del cuerpo o a la gente de un estado. La única cosa que no tiene el sistemaes el quinto componente que lo protegería de ataques externos. Los sistemas inorgánicos,a diferencia de los orgánicos, carecen de aptitud para auto-defenderse.

Si algún grupo quisiera destruir el sistema solar, podría hacerlo atacando y destruyendo

cada planeta o simplemente podría destruir el sol (o colocar un escudo antigravedad entorno a él si quisiera conservarlo con otros propósitos). Con el sol ausente o bloqueada sugravedad, todos los planetas se desplazarían hacia el espacio exterior y el sistema solarpasaría a la historia. Es interesante notar que el efecto de la destrucción del sol sobre latierra no se manifestaría hasta dentro de nueve minutos y podría continuar alguna suertede vida sobre la superficie durante algún tiempo después. (Debemos siempre asumir unademora entre los eventos estratégicos y los subsiguientes efectos tácticos.) La tierra seríairrelevante si el sol, su centro estratégico su cerebro desapareciese.

Entre el cuerpo y el sistema solar existen artefactos humanos grandes y complejos comouna gran red eléctrica. Tal red eléctrica consiste en un control central, cuenta conelementos orgánicos esenciales para recibir energía y convertirla en electricidad, disponede una estructura de líneas de transmisión, está dotada con personal que la mantiene enfuncionamiento, y tiene personal de mantenimiento para repararla cuando sufredesperfectos.

Habiendo observado diferentes sistemas con los que tenemos una cierta familiaridad,advertimos una similitud que se revela en todos ellos. El modelo que se despliega antenosotros y que parece describir una cantidad razonable de diferentes sistemas, tienecuatro componentes básicos: un liderazgo o dirección centralizada, elementos orgánicosesenciales, infraestructura, y población. Suplementariamente, todo sistema orgánicoparece contar con un quinto componente que lo protege de los ataques exteriores o ladegradación general. En otras palabras, tenemos un modelo simple que sirve de mapapara ayudarnos a interpretar procesos muy complejos.

Si tuviéramos que partir de abajo hacia arriba para comprender algo, así como un sistemaeléctrico, tendríamos que ser expertos en electricidad, computadoras, mecanismos,

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materiales y muchas otras cosas. A menos que eso fuera nuestro trabajo permanenteprobablemente nunca llegaríamos a saber como funcionan las cosas. Y los sistemaseléctricos son únicamente uno entre un número infinito de sistemas de interés para elpensador estratégico y el planificador de guerra. Puesto que posiblemente no podamosconocer alguno de esos sistemas en forma detallada, podemos presentarlos de un modoque nos permitan lograr suficiente aptitud como para trabajar con ellos en el mundo real y

debemos encargarnos de ellos porque constituyen nuestra esencia y la de nuestrosenemigos.

Una vez construido el modelo, podemos buscar semejanzas adicionales que se apliquen alos sistemas en general. Una de gran importancia es la aparente aplicabilidad de lasegunda ley de la termodinámica. Esta ley natural nos informa que el movimientoinexorable de las cosas pasa de un estado de orden a otro de desorden. Nuestros hogaresofrecen buenos ejemplos de la vigencia de esta segunda ley.3 Todos sabemos que ponerla casa en orden demanda una gran energía y aún más para controlar el proceso dedesorden. Sabemos que nuestros hogares están en un estado constante de deterioro,desde la tendencia de las ropas y los libros a emigrar de armarios y repisas, y desordenarla casa, hasta la herrumbre de las cañerías y el escamado de la pintura. Cuanto más

complejo sea un sistema, el mantenimiento tenderá a ser más precario y muyprobablemente la inyección de energía en los sitios equivocados acelerará el movimientonatural hacia el desorden y hasta el caos.

Puede ser útil para algunos pensar que esos subsistemas orbitan como los electrones; silos electrones se desplazan sobre distintas órbitas o desaparecen completamente, elátomo cambia su naturaleza.

Veamos ahora como nuestros modelos son aplicables a entidades estratégicas, como unestado o un cartel de la droga, y cómo podemos aprovecharlos para desarrollar planes decampaña. Sin embargo, antes de continuar es imperativo comprender que la guerraestratégica puede no tener nada que ver con las fuerzas militares enemigas.

La guerra estratégica procura forzar al estado enemigo u organización para que haga loque usted desea. En última instancia, aun puede llegar a ser una guerra para destruir alestado u organización. Sin embargo, nuestro objetivo es la totalidad del sistema, no susfuerzas militares. Si operamos apropiada mente sobre el sistema, sus fuerzas militaresquedarán como un apéndice inútil, sin el apoyo de la conducción, los elementos orgánicosvitales, la infraestructura, o la población. Esto no quiere decir que no tengamos quepensar cómo derrotar directamente a las fuerzas militares adversarias. Verdaderamentehabrá ocasiones en que esa derrota sea el único camino hacia los centros estratégicos queprotegen; en otras ocasiones, podemos no tener lo suficiente como para atacar a esoscentros. Sin embargo, en estos casos también debemos comprender que las fuerzasmilitares enemigas son un sistema que está bien descrito por el modelo de los cincoanillos. La clave del éxito es recordar que los especialistas estratégicos y operacionalesparten de los entes mayores, o sea el sistema enemigo, y luego se abren camino hacia losdetalles pequeños a medida que sea requerido.

Los cinco anillos en la guerra estratégica

El concepto del centro de gravedad es sencillo como tal, pero dificultoso de operar por laprobabilidad de que en alguna oportunidad exista más de un centro, y que éste tenga undeterminado efecto sobre los otros. También es importante notar que en algunos casos loscentros de gravedad solamente están relacionados indirectamente con la aptitud enemigapara desarrollar operaciones militares reales. Por ejemplo, un centro de gravedadestratégico para la mayoría de los estados que han sobrepasado la etapa agraria es unsistema de generación de energía eléctrica. Sin energía eléctrica, la producción de bienes

para usos civiles y militares, la distribución de alimentos y otros elementos vitales, lascomunicaciones civiles y militares, y la vida en general se torna de lo difícil a lo imposible.

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A menos que los intereses comprometidos en la guerra sean mucho más grandes, lamayoría de los estados harán las concesiones deseadas cuando su sistema de generaciónde energía sea suficientemente presionado o realmente destruido. Si ellos no reclaman lapaz, la pérdida del potencial eléctrico tendrá un efecto devastador sobre sus basesestratégicas, lo cual a su vez hará que la prosecución y el apoyo a la guerra seaextraordinariamente difícil especialmente si el sistema energético se corta rápidamente en

días, antes que en meses o años. Obsérvese que la destrucción del sistema puede tenerun escaso efecto a corto plazo en el frente si este existiere.

Cada estado y cada organización militar tendrán un conjunto exclusivo de centros degravedad o vulnerabilidades. Sin embargo, nuestro modelo de los cinco anillos nosproporciona un buen punto de partida. Nos informa cuáles son los interrogantes detalladosa formular, y sugiere una prioridad para las preguntas y las operaciones desde las másvitales en el centro hasta las menos esenciales en el exterior. Esos centros de gravedad,que también son anillos de vulnerabilidad, son absolutamente críticos para elfuncionamiento de un estado.

El más crítico es el anillo del comando porque se refiere a la estructura de comando

enemigo, sea que haya un civil a la cabeza del gobierno o un comandante militardirigiendo a una flota, porque es el único elemento adversario que puede hacerconcesiones, adoptar las más complejas decisiones para mantener a un estado con unaorientación particular, o que puede dirigir a un país en la guerra. En realidad, las guerrasse han combatido a lo largo de la historia para cambiar la estructura (o la mentalidad de)de comando para derrocar al príncipe, literal o figurativamente o, en otras palabras, parainducir a la estructura de conducción a hacer concesiones o impedir su ejercicio. La captura o muerte del jefe de un estado a menudo ha sido decisiva. En los tiemposmodernos, sin embargo, se ha hecho muy difícil pero no imposible capturar o matar alelemento de comando. Al mismo tiempo, las comunicaciones de comando se han hechomás importantes que nunca y por lo tanto son vulnerables al ataque. Cuando estas

comunicaciones sufren un daño elevado, como aconteció en Iraq, la conducción tienegrandes dificultades para administrar los esfuerzos de guerra; en el caso de un régimenimpopular, la falta de comunicaciones no solamente dificulta el mantenimiento de la moralnacional en un nivel adecuadamente alto, sino que además facilita la rebelión de losdisidentes.

Cuando el centro de conducción no puede ser amenazado directamente, la tarea consistiráen aplicar suficiente presión indirecta hasta que ese elemento director racionalmenteconcluya que es preferible hacer concesiones, perciba que otras acciones son imposibles,o que materialmente sea desprovisto de la aptitud para continuar en un rumbodeterminado, o para seguir combatiendo. El elemento de comando normalmente llegará aesa conclusión como consecuencia del grado de destrucción logrado sobre los anillos quelo rodean. Ante la falta de una respuesta racional de parte del elemento director enemigo,es posible dejarlo impotente imponer la parálisis estratégica destruyendo uno o más delos anillos estratégicos externos o centros de gravedad. El siguiente anillo más crítico contiene los elementos orgánicos esenciales. Taleselementos son aquellos procesos y facilidades sin los cuales el estado o la organización nose pueden mantener. No necesariamente están directamente relacionados con elcombate; en muchos casos, la industria vinculada con la guerra puede no ser muyimportante respecto a la industria bélica. Por ejemplo, consideremos el efecto que tendríasobre un cartel de droga la detención de la producción. Así como nada sucederíainstantáneamente en la tierra si desapareciera el sol, el cartel no se esfumaríainmediatamente. No obstante, queda totalmente claro que el sistema tendría que cambiardramáticamente o perecer.

A nivel de estado, el aumento del tamaño de las ciudades en todo el mundo y la necesidad

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de los derivados de la electricidad y el petróleo para mantener su funciona miento, hanpuesto en la mayoría de los países a esos dos productos en la categoría de los vitales. Silos elementos orgánicos esenciales ya sean generados internamente o importados sondestruidos, la vida se hace difícil y el estado queda incapacitado para emplear armamentomoderno y debe hacer grandes concesiones, como puede ser renunciar a la realización deoperaciones ofensivas fuera de sus propias fronteras. Según sea el tamaño del estado y la

importancia que le adjudica a sus objetivos, aun los daños menores a las industrias vitalespueden inducir al elemento de conducción a hacer concesiones. Las concesiones puedenrealizarse porque el daño a los elementos orgánicos esenciales:

a. conduce al colapso del sistema.

b. hace materialmente dificultoso o imposible mantener una determinada política ocombatir.

c. tiene repercusiones políticas o económicas internas que hace muy costoso sostenerlas.

El número de objetivos relativos a elementos orgánicos vitales, aun en un gran estado, es

razonablemente pequeño, y cada uno de los blancos dentro de los subsistemas, como laproducción de energía y la refinación de petróleo, son frágiles.4

El tercer anillo más crítico es el de la infraestructura. Contiene el sistema de trasporte delestado adversario el sistema que moviliza las mercaderías civiles y militares y los serviciosen torno de toda el área de operaciones del estado. Incluye líneas ferroviarias, aerolíneas,carreteras, puentes, aeropuertos, puertos, y una cantidad de otros sistemas análogos.Involucra a la mayoría de la industria del país porque no entra en la categoría de loselementos orgánicos esenciales. Tanto para fines militares como civiles, es necesariomover mercaderías, servicios, e información de un punto a otro. Si ese desplazamiento sehace imposible, el sistema estatal rápidamente disminuye su dinamismo y por lo tanto suaptitud para resistir las imposiciones de su enemigo. En comparación con los sistemas de

elementos orgánicos vitales, hay una mayor disponibilidad infraestructural y másduplicaciones; por consiguiente se requerirá un esfuerzo superior para hacer dañosuficiente como para lograr un determinado efecto.

El cuarto anillo más crítico es la población. Dejando de lado las objeciones morales, esdifícil atacar directamente a la población. Hay demasiados blancos y, en muchos casos,especialmente en un estado policial, la población puede absorber un grave sufrimientoantes de que se vuelva contra su propio gobierno. El ataque indirecto sobre la población,como Vietnam del Norte lo hizo contra EEUU, puede ser especialmente efectivo si el paísobjetivo tiene un interés relativamente bajo en el resultado de la guerra. Como lodemostraron los norvietnamitas, es absolutamente posible generar condiciones queconduzcan a la población civil de un oponente a pedir al gobierno que modifique laspolíticas estatales. Los norvietnamitas cumplieron este propósito elevando el nivel debajas militares americanas más allá de lo que el pueblo estadounidense podía tolerar. Casicon seguridad se pueden emprender acciones que induzcan a cualquier población civilenemiga a ofrecer algún grado de resistencia a las políticas gubernamentales propias. Escomplicado determinar qué acciones pueden ser por cuanto los humanos son muyimpredecibles. Como parte de un esfuerzo total para alterar el sistema enemigo, puedeque valga la pena efectuar una aproximación indirecta a la población; no obstante, nohabría que contar con eso.

Los primeros teóricos aeronáuticos como Giulio Douhet pensaron que la guerra podía serganada infligiendo una cantidad tal de bajas a la población civil que se quebraría la moralcon la consiguiente capitulación. Por supuesto, históricamente estaba bien fundamentado;normalmente, las ciudades sitiadas se habían rendido cuando el dolor y el sufrimiento

había sido demasiado grande para que lo admitiera la población civil. Sin embargo,muchos han argumentado que el bombardeo de Gran Bretaña y Alemania en la II Guerra

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Mundial en realidad había endurecido la moral civil. En tanto que no hay indicios queapoyen este improbable reclamo, hay evidencias muy claras de que ni la moral civil de losbritánicos ni de los alemanes decayó hasta un punto donde sus respectivos gobiernosestuvieran forzados a rendirse.

Que la moral no se haya derrumbado en Gran Bretaña y Alemania, no es prueba de que

una acción distinta no condujese a diferentes resultados en diferentes lugares yoportunidades. Por ejemplo, los terroríficos ataques de Iraq contra Irán ciertamenteafectaron la moral civil y casi con seguridad indujeron al gobierno iraní a negociar unarmisticio con Iraq. Nuevamente, permítannos reiterar que los ataques directos contraciviles son moralmente reprochables y militarmente difíciles. Pero eso no impide quealguien lo intente contra nosotros o alguno de nuestros amigos. Es algo que ha existidodesde tiempo inmemorial y no es probable que desaparezca en el futuro cercano.

El último anillo contiene a las fuerzas militares desplegadas por el estado. Aunquetendemos a pensar que las fuerzas militares constituyen lo esencial en una guerra, enrealidad son medios para lograr un fin. Esto es, su función exclusiva es defender a suspropios anillos interiores o amenazar los de un adversario. Naturalmente, un estado puede

ser inducido a hacer concesiones reduciendo a sus fuerzas de campaña y si todas susfuerzas desplegadas son destruidas, puede tener que hacer la concesión final,simplemente porque el elemento comando sabe que los anillos internos se han hechoindefendibles y pasibles de ser destruidos.

Considerar que las fuerzas de campaña son medios para un fin y no son necesariamenteimportantes en sí mismas, no es un punto de vista tradicional en gran medida porque lamayoría de los escritos y pensamientos clásicos sobre la forma de hacer la guerra fuerondesarrollados por militares continentales que no tenían otra opción que confrontar a losejércitos enemigos. Pero ahora la moderna tecnología hace viables nuevas y políticamentepoderosas opciones, que en realidad ubican a las fuerzas de campaña en la categoría demedios y no de fines.

 En la mayoría de los casos, todos los anillos existen en el orden presentado, pero puedeno que sea posible alcanzar con medios militares a más de uno o dos de los externos.Hacia fines de 1943, por ejemplo, en la II Guerra Mundial los alemanes fueron incapacesde realizar ataques serios sobre otras cosas que no fueran los anillos cuarto y quinto(población y fuerzas de campaña) de sus principales enemigos; carecían de una aptitud deataque de largo alcance. Los japoneses podían atacar solamente el quinto anillo (fuerzasdesplegadas) de sus enemigos principales. Por el contrario, los EEUU y los aliados podíanatacar a cada anillo de vulnerabilidad alemán o japonés. Los iraquíes durante la Guerradel Golfo de 1991 tenían un problema aún más dificultoso: no podían alcanzar ninguno delos principales anillos estratégicos de sus adversarios a menos que EEUU decidiera colocara sus fuerzas de campaña en una posición riesgosa. Para los estados que no puedenemplear su armamento militar contra los centros estratégicos del enemigo, el únicorecurso es el ataque indirecto mediante formas sicológicas y no convencionales de hacerla guerra.

Es imperativo recordar que todas las acciones deben apuntar contra la mente delcomando enemigo o contra su sistema como una entidad. Por lo tanto, no se realizaun ataque prioritario contra la industria o la infraestructura por el efecto que puede tenero no sobre las fuerzas desplegadas. Más bien, es emprendido por su efecto directo sobreel sistema enemigo, incluyendo las consecuencias sobre los dirigentes nacionales y loscomandantes que deben evaluar el costo de reconstrucción, el efecto sobre la posicióneconómica del estado en el período de la posguerra, la consecuencia política interna sobrela propia supervivencia, y si vale la pena continuar la guerra en relación con la gananciapotencial a obtener. La esencia de la guerra es presionar sobre el más interno de los

anillos estratégicos del oponente: su estructura de comando. Las fuerzas militares sonmedios para lograr un fin. Tanto en la defensa como en la ofensa, es inútil batallar

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contra las fuerzas militares enemigas cuando pueden ser sobrepasadas por laestrategia o la tecnología.

Necesitamos agregar algo más acerca de los cinco anillos. Están en el orden presentadopor varias razones: la más importante está en el medio (en la II Guerra Mundial, Alemaniacontinuó resistiendo, si bien ineficazmente, hasta que murió Hitler); hay un incremento en

la cantidad de gente o apoyos que se desplazan desde el centro hacia el cuarto anillo (unoo dos dirigentes, unas pocas docenas de elementos orgánicos vitales, muchas ayudas deinfraestructura, y un gran número de personas); y la disminución teórica devulnerabilidades desde el interior hacia el exterior ampliamente debido al númeroinvolucrado. En volumen, el quinto anillo es actualmente más pequeño que el cuarto de lapoblación, pero teóricamente es menos vulnerable al ataque directo simplemente porqueestá preparado para comportarse así. Un puñado de bombas alrededor de Qadhafi lo llevóa hacer concesiones; si la misma cantidad hubiera caído sobre sus tanques, no habríantenido consecuencias.

Aunque previamente discutimos la idea que la guerra estratégica es diferente a nuestropopular punto de vista sobre este conflicto, es un concepto complicado de interpretar por

lo que motivaría un análisis complementario. Podemos volver al mítico, aunquelógicamente plausible antiguo mundo, donde todos los hombres vivían en paz. Vivieron enpaz hasta que un grupo decidió que deseaba algo que poseía una comunidad vecina yresolvió apropiarse de ese elemento. Por supuesto, esa cosa por definición se encuentradentro de los cuatro anillos más internos; tal vez eran alimentos, una parte de lainfraestructura, o probablemente era la gente misma.

Aquella primera guerra ciertamente fue exitosa por cuanto no había un quinto anillo quedefendiera a los otros cuatro internos (a pesar de la falta de un choque entre fuerzasarmadas, proporcionalmente fue más guerra que las que le siguieron.) Sin embargo, lacomunidad atacada remedió rápidamente la situación y creó una fuerza, el quinto anillo,para defender a los cuatro interiores. Nuestro enfoque es simple: la guerra estratégica

apareció primero, y fue solamente después de la extensa difusión del quinto anillo relativoa las fuerzas militares cuando comenzamos a pensar en una guerra como el choque deesas fuerzas. Por supuesto, la lógica dice que el propósito de la guerra, siempre que seaalgo más que un espectáculo secundario, es hacer alguna cosa a los anillos internos delenemigo, o evitar que éste haga algo contra los nuestros. Si este es el caso, entoncesnuestro planeamiento debería estar claramente basado en afectar o defender los anillosinternos en la más temprana y menos costosa oportunidad. Solamente deberíamosaceptar una batalla clásica si no tuviéramos otra elección.

Antes de continuar, debemos preguntarnos si existen estados u organizaciones que notengan los cinco anillos o centros de gravedad. Nuestra respuesta básica es no,sencillamente porque nuestros cinco anillos son únicamente un modelo del mundo realsobre sistemas construidos en torno de formas de vida de cualquier tipo. Por otra parte, larelativa importancia de los cuatro anillos externos (el de la conducción es necesariamentesiempre el de mayor importancia) ha cambiado con el tiempo. Complementariamente, lavulnerabilidad de los anillos varía nítidamente de un sistema social y un período históricoa otro.

Por ejemplo, cuando Guillermo el Conquistador desarrolló su plan de campaña para laconquista de Inglaterra, no habría identificado elementos orgánicos vitales,infraestructura, o la población como centros de gravedad contra los cuales podía esperaroperar con resultados decisivos. Su blanco tuvo que ser el anillo central el mismo reyHaroldo. No tenía ni el tiempo ni los recursos para ocuparse de la población,infraestructura, y elementos orgánicos esenciales. Consecuentemente, apuntódirectamente a Haroldo, quien estaba protegido por el quinto anillo de su ejército (en

aquel tiempo histórico, el conductor y el ejército eran frecuentemente uno y el mismo.)Cuando Haroldo cayó debido a una flecha de trayectoria elevada, Guillermo pudo cumplir

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su objetivo estratégico. Hoy el problema es más difícil porque raramente se puede operardirecta y exitosamente contra un solo líder de la organización. Por ello, será normalmentenecesario atacar a varios de los anillos internos.

La utilidad del modelo de los cinco anillos puede quedar algo disminuida en circunstanciascuando un pueblo entero se levanta para desarrollar una batalla defensiva contra un

invasor. Si el pueblo está suficientemente motivado, puede ser capaz de combatir duranteun extenso período empleando recursos que están a su alcance. Esto sucedeocasionalmente cuando el invasor es tan terrible que el pueblo no avizora esperanzaalguna si se rinde. Cuando el pueblo combate hasta el final, lo hacen como individuos y,en esencia, cada persona se convierte en un ente estratégico. En tanto que esto es posiblepara la defensa, no lo es para la ofensiva. Es un caso especial, y definitivamente no debeser confundido con las ideas maoístas del combate de guerrillas en el cual la organizaciónguerrillera está bien descrita por los cinco anillos.

Hasta este punto hemos analizado los centros de gravedad estratégicos, porque sonpartes principales del sistema enemigo. Idealmente, un comandante atacará los centrosde gravedad lo más próximo posible al anillo de conducción. Sin embargo, puede verse

forzado a operar contra las fuerzas militares adversarias desplegadas, ya que no puedellegar a los centros estratégicos sin neutralizar primero las defensas enemigas, porqueellas están amenazando sus propios centros de gravedad estratégicos u operacionales, oporque sus superiores políticos no le permiten atacar esos centros estratégicos. En estoscasos, debe encarar a las fuerzas militares del oponente como un sistema y avanzar conel mismo análisis que hizo cuando se ocupó del enemigo como un todo. ¿Qué se debehacer cuando por cualquier razón es preciso enfrentar a las fuerzas militares enemigas?

Los centros de gravedad existen no solamente en el nivel estratégico, sino en eloperacional y en verdad son muy similares. En el nivel operacional, el objetivo es todavíainducir al comandante del nivel operacional adversario a realizar concesiones tales como

una retirada, una rendición, o renunciar a la ofensiva. Como la estructura de conducciónestatal, el comandante operacional tiene anillos de vulnerabilidad o centros de gravedadque lo rodean. En realidad, cada elemento mayor de su comando tendrá también similarescentros de gravedad.

En el nivel operacional, el primer anillo o centro de gravedad es el comandante mismo. Esel objetivo de las operaciones, sea directa o indirectamente, porque es quien decidirá si seconcede alguna cosa al enemigo. Su sistema central de comando, control ycomunicaciones está dentro de su anillo central; sin aptitud para coleccionar información yemitir órdenes a sus subordinados, el comandante y su comando está en peligro. Sinembargo, en el nivel estratégico, la probabilidad de capturar físicamente o paralizar elanillo de comando es relativamente pequeña; así, puede ser necesario tener que recurrir alos anillos operacionales o centros de gravedad que rodean al comandante del niveloperacional.

El siguiente anillo operacional es el de los elementos orgánicos esenciales (que en el niveloperacional puede ser catalogado como la logística) porque contiene lo esencial para elcombate las municiones, el combustible y las provisiones sin los cuales una guerramoderna no puede ser continuada. Una revisión elemental de la historia revelarápidamente la horrenda estrechez que los comandantes operacionales han encontradocuando su anillo logístico es atacado por el enemigo. En verdad, la guerra en los siglosXVII y XVIII era ampliamente planeada en torno al aislamiento del comandante de suanillo logístico. La experiencia de ambos bandos en la Guerra del Golfo, del mismo modoque el estudio de la distribución operacional del petróleo, aceites y lubricantes (Petroleum,Oil and Lubricants POL) en el ejército soviético, demuestra que el problema de proveer un

apoyo logístico clave para una ofensiva en gran escala se ha hecho increíblemente másdificultoso que nunca en los anales de la guerra. Sin embargo, la dificultad y complejidad

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hace que el ataque a este centro de gravedad sea más sencillo y más decisivo que en la IIGuerra Mundial, cuando aún mucho equipo era movido por vehículos de tracción asangre5 y cuando los requerimientos totales por cada hombre en el terreno era unafracción de lo necesario hoy día.

Para movilizar el material que existe en el anillo de los elementos orgánicos vitales es

necesario contar con una infraestructura y fuerzas militares desplegadas y esainfraestructura es el tercer anillo operacional. Consiste en caminos, aerovías, rutasmarítimas, vías ferroviarias, líneas de comunicaciones, oleoductos, y miríadas de otrasfacilidades para apoyar a las fuerzas de campaña.

Ninguno de los tres anillos interiores funcionarían sin personal, y ese personal de apoyointegra el cuarto anillo operacional. Como la población en el cuarto anillo estratégico, estepersonal ofrece blancos muy difíciles y muy raramente serán aptos para el ataque directo.

El quinto y último anillo del comandante operacional es el de las fuerzas de campañaaviones, buques y tropas. El quinto anillo es el más duro de reducir, simplemente porqueha sido diseñado para ser así. Por regla general, una campaña que enfoca el quinto anillo

(sea por elección o por que no hay otra alternativa) es probable que sea la más larga ysangrienta para ambas partes. No obstante, a veces es apropiado concentrarse contra elquinto anillo, y a veces es necesario reducirlo en alguna medida, de modo de alcanzar losanillos operacionales o estratégicos internos.

Ataque paralelo

El requerimiento más importante del ataque estratégico es comprender el sistemaadversario. Una vez interpretado, el siguiente problema es cómo reducirlo a un niveldeseado o como paralizarlo si así se requiere. El ataque paralelo será preferentemente elmodo de hacerlo, a menos que exista alguna razón convincente para prolongar la guerra.

Los Estados tienen un pequeño número de objetivos estratégicos vitales alrededor deunos pocos cientos con un promedio de tal vez diez puntos a apuntar por cada blancovital. Estos objetivos tienden a ser pequeños, muy caros, tienen pocos reemplazos, y soncomplicados de reparar. Si se ataca en paralelo a un significativo porcentaje, el daño sehace insuperable. En contraste con este tipo de acción, el ataque en serie solamentepuede cubrir uno o dos objetivos diarios (o aún más separados). El enemigo puede aliviarlos efectos de un ataque en serie dispersando los blancos a lo largo del tiempo,incrementando las defensas de aquellos que probablemente sean atacados, concentrandosus recursos para reparar el daño de los objetivos sencillos, y emprendiendo contraofensivas. El ataque paralelo lo priva de la capacidad para responder con eficacia, ycuanto más grande sea el porcentaje de los objetivos batidos en un solo ataque,menos posible será la respuesta. En el pasado, el ataque paralelo no fue viable en unaescala apreciable porque el comandante tenía que concentrar sus fuerzas a fin ser másfuerte contra una sola parte vulnerable de las fuerzas enemigas. Si lo lograba, podíavolver a concentrarse y atacar otro punto de las defensas adversarias. El proceso deconcentración y reconcentración era habitualmente lento y el enemigo lo trataba de evitara toda costa. Este proceso, fue mejor interpretado cuando fue designado ataque en serie,permitía maniobrar y contra maniobrar, atacar y contraatacar, y desplazarse y descansar.También dio lugar al fenómeno conocido en las campañas como el punto culminante elpunto en el que la campaña está en un cuasi equilibrio y donde el esfuerzo correcto decada parte puede tener un significativo efecto. Todas nuestras reflexiones sobre la guerraestán basadas en los efectos en serie, en altas y bajas. Pero la capacidad de ejecutar unaforma de guerra en paralelo hace que este concepto sea obsoleto.

La tecnología ha hecho posible el ataque casi simultáneo sobre cada nivel devulnerabilidad estratégica y operacional enemigo. Este procedimiento paralelo de guerra,

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contrariamente a la antigua forma en serie, hace muy real lo que Clausewitz denominabael estilo ideal de guerra, o sea el lanzamiento de incursiones en cualquier parte al mismotiempo. Para Clausewitz, lo ideal era una sombra platónica sobre la parte trasera de lapared de la gruta, que nunca sería conocida por los mortales. La sombra se hamaterializado y nada volverá a ser igual otra vez.

Conclusión

La guerra estratégica proporciona la solución más positiva de los conflictos. Sin embargo,para ejecutarla correctamente debemos invertir nuestro método normal de pensar;debemos hacerlo partiendo de lo mayor a lo menor, desde arriba hacia abajo. Debemospensar en término de sistemas; nosotros y nuestros adversarios son sistemas ysubsistemas con dependencias mutuas. Nuestro objetivo casi siempre involucrará el haceralguna cosa para reducir la efectividad del sistema total; si se prefiere, hacerlo más afíncon la idea de que queremos formar parte de él. Al mismo tiempo, tenemos quedesarrollar acciones para asegurarnos que el enemigo no ejecute daños inaceptables anuestro sistema o a alguno de sus subsistemas.

No tenemos que iniciar nuestra reflexión sobre la guerra con sus instrumentos con losaviones, tanques, buques y quienes los tripulan. Estas herramientas son importantes ytienen su lugar, pero no pueden ser nuestro punto de salida, ni podemos permitirnos elverlos como la esencia del conflicto. El combate no es lo vital de la guerra, ni aununa parte deseable de ella. La esencia real es hacer lo necesario para que elenemigo acepte a nuestros objetivos como los propios.

Notas

1. Los entes estratégicos constituyen realmente nuestra materia, donde una nación-Estado es un tipo de entidad estratégica. Una entidad estratégica es una organización quepuede operar autónomamente; esto es, se auto-conduce y se auto- mantiene. Un estado

es un ente estratégico como la mafia o una organización comercial como General Motors.Por el contrario, ni un ejército ni una fuerza aérea son entidades estratégicas, porque nose auto-mantienen ni se auto-dirigen. Es una importante distinción en sí misma. Sinembargo, lo de mayor importancia aquí es que nuestro análisis sobre centros estratégicosy formas estratégicas de hacer la guerra es aplicable a una organización guerrillera deigual modo que a un moderno estado industrial.

2. Aquellos que están familiarizados con el modelo de los cinco anillos, usado paradesarrollar el plan de la campaña aérea inicial en la Guerra del Golfo, descubrirán que allí hay un cambio de nombre de producción clave a elementos orgánicos esenciales. Siempreha quedado claro de que hubo ciertas facilidades o procedimientos tan importantes paraun estado que requirieron una etiqueta o clase específica. Así, identificamos la producciónde electricidad y petróleo como producción clave porque entendemos que sacándolos deun estado que los poseen, éste se trasformaría en algo muy diferente y mucho menospoderoso. Sin embargo, mucha gente tiene problemas para distinguir entre producciónclave, normal, e infraestructura. Creo que el cambio de nombre a elementos orgánicosesenciales (significando que son parte del sistema y vitales para su supervivencia en elestado actual) ayudaría a clarificar este asunto. Adicionalmente, en la medida que lassimilitudes entre muchos diferentes tipos de sistemas se clarifica, los elementos orgánicosvitales parecen tener una aplicación más universal.

3. Mi agradecimiento a Stephen Hawking y su libro A Brief History of Time: From the BigBang to Black Holes (New York: Bantam Books, 1988).

4. Superficialmente, los ataques aliados a la industria alemana en la II Guerra Mundial

parecieran contradecir la idea de que la industria vital es frágil. No obstante, en eseconflicto la precisión de los bombardeos no era buena; más de la mitad de todas las

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bombas caídas erraron sus blancos por muchos millares de metros. Cuando la precisión seperfecciona hasta que más de la mitad de todas las bombas caigan a un radio de pocospies de sus blancos, como sucedió con la mayoría de las que fueron destinadas a losobjetivos petroleros y eléctricos en Iraq, se hace claro que lo que demandó millares desalidas y muchas toneladas de bombas, ahora puede ser resuelto con esfuerzos de menormagnitud.

5. Bastante más de una tercera parte del trasporte alemán utilizado en la ofensiva contralos soviéticos en 1941 era de tracción animal. De igual modo, los abastecimientosrequeridos para mantener en la ofensiva a todo el Tercer Ejército de Patton en 1944,apenas sería suficiente para apoyar a un cuerpo actual. La proliferación de los vehículos amotor, equipos de comunicaciones, y doctrina que demanda altos ritmos de fuego, tal vezha creado más problemas de los que ha resuelto para un ejército ofensivo.

Biografía

El Coronel John A. Warden III (USAFA; MA, Texas Tech University) es el comandante de laEscuela de Comando y Estado Mayor de la Fuerza Aérea de los EE.UU. Base Aérea

Maxwell, Alabama. Sus asignaciones anteriores incluyen la de ayudante del Vicepresidentede los EE.UU. y subdirector para acciones de guerra en el Cuartel General de la USAF. ElCoronel Warden es el autor de Air Campaign: Planning for Combat y es un graduado en laEscuela de Guerra Nacional.