el encanto del cuervo - maria martinez

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  • Portadilla

    EL ENCANTO DELCUERVO

    Mara Martnez

  • Crditos1. edicin: mayo 2013

    Mara Martnez, 2013 Ediciones B, S. A., 2013para el sello B de BlokConsell de Cent 425-427 - 08009Barcelona (Espaa)www.edicionesb.com

    Depsito legal: B. 13.781-2013

    ISBN DIGITAL: 978-84-9019-449-2

    Todos los derechos reservados. Bajolas sanciones establecidas en elordenamiento jurdico, quedarigurosamente prohibida, sin

  • autorizacin escrita de los titulares delcopyright, la reproduccin total oparcial de esta obra por cualquiermedio o procedimiento, comprendidosla reprografa y el tratamientoinformtico, as como la distribucin deejemplares mediante alquiler oprstamo pblicos.

  • ContenidoContenido

    CrditosContenidoDedicatoriaPrlogoCaptulo 1Captulo 2Captulo 3Captulo 4Captulo 5Captulo 6Captulo 7Captulo 8

  • Captulo 9Captulo 10Captulo 11Captulo 12Captulo 13Captulo 14Captulo 15Captulo 16Captulo 17Captulo 18Captulo 19Captulo 20Captulo 21Captulo 22

  • Captulo 23Captulo 24Captulo 25Captulo 26Captulo 27Captulo 28Captulo 29Captulo 30Captulo 31Captulo 32Captulo 33Captulo 34Captulo 35Captulo 36

  • Captulo 37Captulo 38Captulo 39Captulo 40Captulo 41Captulo 42Captulo 43EplogoAgradecimientos

  • Dedicatoria

    Para Eva Rubio. En ti heencontrado un tesoro.

    Y a Celia y Andrea, por pintarmi mundo de colores.

    A la hechicera no ladejars con vida.

    xodo 22, 18

  • Prlogo

    Prlogo

    LOSTWICK, MAINE, NOVIEMBRE DE1995

    David saba que iba a morir, esaera la nica cosa de la que estabaseguro mientras lo arrastrabansobre el barro hacia el interior del

  • bosque. Sera una muerte lenta ydolorosa, cruel, porque no estabadispuesto a darles lo que habanvenido a buscar. La llave jamscaera en manos de La Hermandad,esa sombra oscura que acechaba asu linaje desde haca siglos y que,al fin, haba dado con l.

    Lo que nunca habra imaginadoera quin estaba al mando de esostraidores tras el robo del grimoriooculto durante ms de trescientosaos en los archivos secretos de laSanta Sede, solo unos das despus

  • de ese extrao incidente en Atlanta,cuando decenas de cuervos habantomado la ciudad bajo una lunallena teida de sangre. La mismaluna ensangrentada que coronaba elcielo la noche en que naci suhijo... y tambin ella.

    Los augurios volvan a repetirsecuatrocientos aos despus, peroesta vez anunciaban vida, y nomuerte. Haba pasado y no sabacmo, pero en alguna parte esa niaestaba viva, y l no haba podidocumplir con su deber. La nica

  • esperanza para proteger la llave yevitar que el grimorio fuera abiertorecaa ahora en su hijo, tan solo unbeb y el nuevo Guardin. Cerrlos ojos con un doloroso nudo en lagarganta. Apenas haba tenidotiempo de ponerlo a salvo junto a sumadre. A ella le haba entregado eldiario y la carta; tambin elcuchillo y el pndulo.

    Vivian era el amor de su vida, yuna mujer fuerte que se ocupara deque el chico, en cuanto fuera losuficientemente fuerte, supiera la

  • verdad y asumiera su legado. Porese motivo estaba tranquilo y notema la muerte; ellos estaran biensin l, protegidos por LaComunidad, aunque no soportaba laidea de abandonarlos, y menos deese modo.

    Los pies se le hundan en elbarro, impidindole avanzar alritmo que ellos marcaban. Estabaseguro de que tena alguna costillarota, porque el dolor y la presinque senta en el pecho amenazabancon hacerle perder el sentido.

  • Notaba la sangre calienteresbalando por la mejilla desde laceja. Se lami el labio inferior tambin se lo haban partido,escupi un trozo de diente y alz lavista para contemplar a Mason, queabra la marcha con paso seguro yla cabeza erguida bajo la capuchade su capa.

    De repente se detuvieron. Davidmir a su alrededor, estaba enmedio de un pequeo claro dehierba rodeado de rboles, apenassi poda ver nada en medio de

  • aquella oscuridad. Los hombres quelo mantenan preso lo soltaron y seretiraron sin quitarle los ojos deencima. l los estudi y midi lasposibilidades que tena de salir deall. Quiz, si no estuviera tandbil, podra con todos ellos.Poda intentarlo y no rendirse, solonecesitaba una oportunidad!

    Un crculo de fuego rode aDavid sin que le diera tiempo amover un dedo. Las llamassobrenaturales se alzaron hasta sucintura; notaba el intenso calor en la

  • piel a travs de la ropa hmeda.Lo intentar una vez ms

    dijo Mason con voz sibilina.Dame la llave y dime dnde est labruja. S que sabes dnde seencuentra.

    David contempl con asco elcolgante que penda de su cuello:una estrella de cinco puntas con unojo en su interior, el sello de LaHermandad.

    Yo no tengo esa llave, yaunque la tuviera, no servira denada. Si de verdad conoces hasta el

  • ltimo detalle de esa historia, sabesque nadie puede leer el libro. Soloun descendiente de la bruja puedehacerlo, y ese linaje ya no existe.

    Existe, lo s, rastre susangre.

    No te creo, para eso habrasnecesitado...

    La sangre de Moira? replic Mason adoptando unaexpresin inocente. Sabas queen esa iglesia donde la quemaronguardaron sus ropas como trofeo?S, en una cripta bajo el altar. Fue

  • sencillo conseguirlas, aunque enaquel momento no encontr nada.Supuse que tu familia habaconseguido borrar ese linaje de lafaz de la tierra. Una sonrisa deregocijo curv sus labios. Perohace unas semanas ese suceso enAtlanta me dio que pensar... volv aintentarlo y... los cristalesestallaron! Te haces una idea delpoder de esa criatura? Si nosupiera que es imposible, creeraque es ella que ha regresado deentre los muertos! Dime, es all

  • adonde ibas, a Atlanta? He vistoque tenas hecho el equipaje.

    De hecho acababa de regresarindic David con suficiencia.Ni la madre ni la nia estn vivas.Yo me he encargado de que as sea.

    Sabes, David? Algo dentrode m siempre te envidi, ladevocin de mis hermanos por ti, tupoder... psss. Durante aos teobserv en secreto, intentandodescubrir qu era eso que te hacatan especial, y aprend a conocerte,por eso s cuando mientes. Aunque

  • fue toda una sorpresa descubrir queeras el Guardin; eso no loesperaba! Un brillo iracundoilumin sus ojos. Dnde est lallave y dnde est la nia? pregunt con impaciencia, y lasllamas cobraron virulencia.

    No me dan miedo tus trucos,ni me da miedo morir.

    Puede que si ves morir aotros, cambies de opinin dijoMason en tono malicioso.

    Alz los brazos y del crculosurgieron trazadas de fuego que

  • poco a poco dibujaron una estrellade cinco puntas. Cada una deaquellas puntas terminaba a los piesde un rbol. Entonces David pudoverlos, un cuerpo atado a un troncoen cada punto, amordazados.

    Maldita sea, Mason,sultalos! rugi al reconocer asus amigos.

    Con lo que me ha costadodecidir a quines invitaba? No.Dame lo que quiero y sern libres.

    No puedo respondi convoz suplicante.

  • Bien, no me dejas eleccin.No...! grit David al ver

    como Vincent Sharp era rodeadopor las llamas y comenzaba a arder.

    Habla, o sus muertes sernculpa tuya! gru Masonapuntando con el dedo al prximo.

    Jams te lo dir!El siguiente en morir fue Jensen

    Dupree; tras l, su esposa Amber;el siguiente en caer fue NedDevereux. Y en ningn momentoDavid dio muestras de ceder. Susojos contemplaban con un dolor

  • insoportable los restos calcinadosde sus amigos. Todos estabanmuertos por su culpa y jams podraperdonarse por ello. Pero la llavevala esas vidas y muchas ms.Mir al ltimo que quedaba atado,pidindole perdn en silencio.

    Y ese grimorio vale la vidade Isaac? Vas a asesinar a tuhermano? musit.

    Por un momento la expresin deMason cambi, y lanz una fugazmirada al hombre atado al rbol.De inmediato se recompuso, fro y

  • calculador, insensible.Bueno, haba pensado en

    Aaron, es tu mejor amigo; pero notengo ni idea de dnde est. Cadavez que aparece una pista sobre esamujercita suya, sale corriendo.

    Eres un monstruo, estsperdiendo la razn por un poderque no te pertenece, que te superams de lo que puedes imaginar. Tno eres digno de l! le espetDavid.

    Aquellas palabras parecieronhacer mella en Mason.

  • Habla o te juro quesuplicars que te mate! grit alborde de la histeria.

    Por un instante la barrera sedebilit, David lo sinti yaprovech para saltar por encimade las llamas a la vez que atacaba aMason. Este sali despedido por elaire, golpendose la cabeza contraun rbol. David no dud, corrihacia Isaac, defendindose a duraspenas de los ataques de los brujos.Le quit la mordaza.

    No puedo moverme. Las

  • cuerdas... las cuerdas contienenhierro grit Isaac.

    David cerr los ojos e inhalprofundamente mientras las cuerdasse deshacan bajo su contacto. Isaacqued libre.

    Si salimos de esta, esperoque me cuentes quin demonios eresle espet a David. l no contest,pero su mirada esquiva dej a lasclaras que no iba a hacerlo.

    Juntos pelearon por sus vidas.David logr deshacerse de losbrujos que seguan a Mason, pero

  • no a tiempo de evitar que esteasesinara a su hermano de la peorforma, congelndolo de dentrohacia fuera; una escarcha rojabrotaba a travs de su piel.

    Se lanz contra l y lo apart deun empujn, pero ya era tarde y elcuerpo de Isaac cay al suelohacindose aicos.

    Irs al infierno por susmuertes! bram David. Lo tompor el cuello y lo aplast contra unrbol. Comenz a estrangularlo.Me dejara arrancar la piel a tiras

  • antes que permitir que alguien comot ponga sus manos en esa llave. Respir profunda y repetidamente,decidido a no perder la conciencia.Sinti un golpe seco en el costado ycmo algo hmedo se deslizaba porsu cadera empapando su ropa.

    Me parece que lo que tharas o no... ya no importa...espero que tu hijo no piense comot susurr Mason con la vozentrecortada por el agarre. Unasonrisa siniestra se dibuj en suslabios. Soy paciente, esperar a

  • que crezca y herede tu legado;mientras, encontrar a la nia.

    Si yo muero, mi hijo jamssabr nada, me llevar el secreto ala tumba dijo entre dientes,sujetando la mueca de Mason paraque no volviera a apualarlo. Se laretorci hasta que consigui quesoltara el pual, aplastndolo consu cuerpo.

    Seguro que tienes un plan B,jams dejaras que la llave cayeraen el olvido.

    David, transido de dolor, le

  • sostuvo la mirada encolerizado.Senta la sangre resbalando por supierna hasta el pie, acumulndosedentro de su bota. El miedo y larabia le dieron fuerzas, un destelloilumin su mano hasta convertirlaen pura luz. Con la otra le arrancel colgante del cuello.

    Lo tengo musit David,inclinndose hacia atrs. Nosvemos en el infierno! dijomientras golpeaba a Mason en elpecho con la mano incandescente.Entonces, ambos cuerpos se

  • desplomaron.David abri los ojos

    preguntndose cunto tiempo habrapasado inconsciente, y se encontrcon un rostro borroso sobre l.Trat de enfocar la vista y, poco apoco, distingui las facciones deAaron Blackwell, arrodillado a sulado.

    Y Mason? susurr David.Muerto, como todos los

    dems respondi Aaronhorrorizado. Qu ha pasadoaqu?

  • Ha sido culpa ma respondi muy despacio. Abri lamano y el colgante qued a la vista.Aaron mir la joya sin dar crdito.Despus recorri con la vista elentorno, completamente espantado.Se puso en pie. Yo dej que leshicieran eso...

    Una sensacin de vrtigo seapoder de David, iba a perder laconciencia de nuevo, quiz parasiempre. Vio la expresin de suamigo, cmo miraba el medalln desu mano y luego a l. Se dio cuenta

  • de lo que estaba pasando, estabamalinterpretando los hechos. Aaronintent alejarse con el rostrodesencajado, pero David consiguimover una mano y sujetarlo por elpantaln. No tena tiempo deexplicarle nada, y si las cosas ibana quedar as, antes necesitabapedirle algo.

    Quiero juicio... y sentencia tartamude. Senta un fro glacial enlos huesos. Aaron neg. Me estoymuriendo... si no recibo micastigo... lo har mi familia, ellos

  • no saben nada. Apret losdientes, pensando en su hijo y en eldestino. Conoces nuestras leyes...Por favor!

    Por qu, David? Cre que teconoca.

    Me co... noces. Por fa... vorsuplic. Ya no vea nada, nisenta dolor, solo un froinsoportable.

    Aaron dud, al final asinti condeterminacin.

    Por el poder que meconcedieron los Antiguos, te acuso

  • de la muerte de Vincent Sharp, NedDevereux, Jensen y Amber Dupreey... trag el nudo que tena en lagarganta Mason e IsaacBlackwell. Tu castigo es la muerte.

  • Captulo 1

    1

    NUEVA YORK, 1 DE SEPTIEMBREDE 2011

    Abby mir de nuevo el relojsobre la pizarra y empez a dargolpecitos con el bolgrafo sobre elcuaderno, al ritmo acompasado del

  • segundero. La ltima clase delprimer da de instituto se le estabahaciendo interminable. Se habanacabado las vacaciones y el nuevocurso haba comenzado. Justo elmismo da que ella cumpladiecisiete aos.

    Por fin son el timbre. Abbyrecogi sus cosas en la mochila ysali del aula, abrazando contra supecho su precioso lbum de fotosrojo, con una inscripcin en la tapaen la que se poda leer: Abby &CIA. Era el regalo de cumpleaos

  • que le haban hecho sus amigos.Demi, Laura, Elliot y Gale se lohaban dado durante el almuerzo,despus de que soplara una velatorcida sobre una madalena dechocolate.

    Abby, espera!Abby se gir y vio a Gale

    cruzando el aparcamiento haciaella. Apenas poda resistirse a susonrisa traviesa, pero en su vidanada duraba demasiado tiempo yencariarse con alguien siempre lecostaba ms lgrimas que alegras,

  • y, adems, ya haba tenidodemasiadas decepciones. Por esose haba obligado a ignorar lasmiradas furtivas y el flirteo, lasinsinuaciones y las sonrisascargadas de intenciones romnticas.

    Feliz cumpleaos! dijo l.La cogi de la mano y puso en ellauna cajita negra de terciopelo. Laabri y qued a la vista una pulserade plata. De los eslabones colgabanunos dijes diminutos con distintasformas. Quera drtela a solas.

    Gale, es preciosa!

  • exclam Abby, ruborizada. Por unsegundo pens que no debaaceptarla; hacerlo poda darle alchico ciertas esperanzas sobre unarelacin que, de momento, no iban amantener. Finalmente extendi elbrazo.

    Gale sonri satisfecho y conmanos temblorosas le puso lapulsera.

    Gracias susurr ella junto asu odo mientras lo abrazaba.

    De nada. Llvala siemprecontigo, vale? Te dar suerte.

  • Claro!El sonido de un claxon les

    sobresalt. Giraron la cabeza degolpe y vieron a la madre de Abbyaparcando frente a ellos. Se bajdel coche y los salud con la mano.

    La madre de Abby se llamabaGrace, y llevaba un ao y medioescribiendo artculos para unarevista cultural. No ganaba mucho,pero el sueldo daba para pagar elalquiler y las facturas, y para quepudieran permitirse algn caprichode vez en cuando. Aunque lo mejor

  • de todo era que a ella parecagustarle ese trabajo y que podahacerlo desde casa. Quiz por esohaban dejado de mudarse.

    Nunca permanecan en un mismositio ms de cuatro meses, su madresiempre acababa encontrando untrabajo mejor o una casa ms barataen algn otro lugar, y volvan amarcharse con sus pocaspertenencias, a empezar de nuevo,otra vez. Ella siempre prometa aAbby que aquella sera la ltimamudanza, el ltimo colegio nuevo, y

  • que la prxima vez podra haceramigos, tener clases extraescolares.Sin embargo, nunca cumpla supromesa. Durante quince aos laarrastr por todos los estados deNorteamrica y parte de Canad,como si fueran una especie deThelma y Louise. Entonces setrasladaron a Nueva York, su madreempez a escribir y ella pudo haceramigos, tener una taquilla decoraday participar por primera vez en unbaile de fin de curso; en definitiva,tener una vida normal.

  • Me llamars esta noche? pregunt Gale a Abby.

    Abby asinti y le dio un abrazofugaz. Subi al coche y se despidicon la mano sin poder evitar volverla cabeza y contemplar cmo ibaempequeeciendo hastadesaparecer.

    Es muy bonita dijo sumadre, observando su nuevapulsera.

    Abby se acomod en el asiento,acarici el lbum con la mano yagit la mueca para volver a or el

  • tintineo de los colgantes.S, es un regalo de Gale, por

    mi cumpleaos. Es muy buenoconmigo respondi.

    S, tengo que reconocer quees un buen chico, y se nota que legustas. Me sorprende que no te hayapedido salir admiti su madremientras se detena ante un paso decebra; los peatones cruzaron yvolvieron a ponerse en marcha.

    Mam! protest Abby. Noquera hablar de chicos con sumadre, esas conversaciones nunca

  • acababan bien.Qu? Solo es un comentario,

    o es que... te lo ha pedido? pregunt, mirndola con suspicacia. Estis saliendo? Esoexplicara lo del abrazo.

    Mam!Est bien, ya eres mayor y se

    supone que debo confiar en ti.Gracias suspir, consciente

    de que su madre segua estudiandosu rostro.

    Sabes que cada una de esasfiguritas es un smbolo de buena

  • suerte? coment Grace,cambiando de conversacin. Seapart de la cara un mechn de sularga melena pelirroja.

    Abby mir con atencin losdijes y tom entre los dedos untrbol de cuatro hojas; sinti unescalofro al acariciar el metal.

    Solo el trbol respondi.Ese otro es un elefante hind;

    con la trompa hacia arriba impideque la suerte se escape. El bho esuno de mis preferidos. Se cuentaque si encuentras uno y lo miras sin

  • asustarlo, te traer suerte de porvida y que tu fortuna harafortunados a los tuyos.

    Vaya! Cuentan los del zoo?Porque en Central Park no he vistoninguno.

    No, supongo que no. Laleyenda se refiere a los queencuentras por casualidad, en elbosque, ya sabes!

    Cmo sabes todas esascosas? Nunca me has parecido unapersona supersticiosa.

    Grace mir a su hija un instante

  • y se concentr de nuevo en lacarretera con una expresin seria,pensativa, en su rostro.

    Y no lo soy, ya me conoces!Investigu un poco para unreportaje, nada ms. Era interesanterespondi.

    Abby tom el bho entre losdedos.

    Pues me vendra bienencontrarme con uno. Como no dcon la forma de caerle bien a laseora Curley, creo que voy asuspender sus asignaturas.

  • Quieres que hable con ella?No te preocupes, un par de

    herraduras solucionarn elproblema. Toc la figura con esaforma que colgaba de la pulsera.Y si no me dan suerte, siemprepuedo lanzrselas a la cabeza yprovocarle amnesia dijo Abbycon sarcasmo.

    Grace solt una carcajada.Alarg el brazo y le dio un ligeroapretn en la pierna.

    Pero a ti no te hace falta nadade eso, eres una muchachita muy

  • afortunada que hoy cumplediecisiete aos.

    S! exclam Abby,alzando los puos en un gesto devictoria.

    Y eso significa...! dijoGrace, mientras agitaba los dedosde la mano derecha.

    Compras! grit Abbysacudiendo sus dedos contra los desu madre.

    S! exclamaron las dos ala vez a pleno pulmn.

    Rompieron a rer cuando se

  • percataron de que el polica detrfico esperaba pacientemente aque pasaran el cruce. Los coches dedetrs comenzaron a tocar el claxonde forma insistente.

    Vale, vale! En esta ciudadtodo el mundo tiene prisa sequej Grace sin dejar de rer.

    A media tarde comenz a caeruna fuerte lluvia, demasiado frapara finales de verano. El tiempopareca haberse vuelto loco. Desdehaca das, las tormentas elctricasse desataban sin previo aviso con

  • una violencia huracanada,descargando una cantidad de aguapropia de un diluvio.

    Cogidas de la mano, Abby y sumadre saltaban por encima de loscharcos que crecan en la acera. Lalluvia torrencial caa con fuerzagolpendoles el rostro; as les iba aresultar imposible llegar hasta elcoche sin acabar empapadas. Elletrero luminoso de un caf seencendi a pocos metros de ellas,destellando en la crecienteoscuridad. Apretaron el paso y se

  • refugiaron en el local, una pequeacafetera repleta de vitrinas dondese exhiban montones de pasteles dedistintos tamaos, formas y colores.

    Se sentaron a una mesa junto ala ventana. La lluvia caa cada vezcon ms fuerza, salpicando elcristal. Un grueso manto de nubeshaba oscurecido casi por completolas calles vacas de transentes. Unrelmpago lo ilumin todo con unfogonazo deslumbrante, seguido deun trueno ensordecedor que retumben sus odos. Las luces parpadearon

  • un momento, pero se mantuvieronencendidas.

    Menuda tormenta! El tiempoest loco dijo la camarera alacercarse a la mesa. Sac unalibreta y un bolgrafo de su delantal. Qu vais a tomar?

    Capuchino? sugiri Abbya su madre. Esta asinti. Doscapuchinos, por favor dijo a lacamarera.

    Hoy es el da de los pastelesde nata y caramelo, os apeteceprobarlos?

  • Abby y su madre se miraron unsegundo, sonrieron y asintieron conla cabeza.

    Unos minutos despus,saboreaban uno de aquellospasteles pringosos.

    Bueno, an no me has dichoqu quieres como regalo decumpleaos coment Grace,mientras agitaba la espuma de sucapuchino con una cucharilla. Abbyse relami y se chup un dedomanchado de nata. No crees queya eres mayorcita para eso? Usa la

  • servilleta la rega, tendindolela que tena en su regazo.

    Abby le dedic una muecaburlona y tom la servilleta.

    Y bien, no hay nada especialque te apetezca mucho, mucho? insisti.

    Ya me has compradodemasiadas cosas, y esa chaquetaha costado una fortuna respondiAbby, sealando con la cabeza unade las bolsas.

    Cincuenta dlares no es unafortuna, y ahora podemos

  • permitirnos comprar algunas cosas.Me han dado un adelanto por elprximo artculo.

    Vaya, eso es genial!S, cada vez me ofrecen ms

    pginas y es posible que prontotenga una seccin semanal.

    De verdad? preguntAbby, emocionada.

    Eso significaba que seguiranviviendo en Nueva York. Dejescapar un suspiro de alivio, ya queel miedo a volver a mudarse seguapesando sobre ella. No soportara

  • otra espantada sin respuesta msall de las que ya conoca y que yano resultaban tan crebles comocuando era pequea. No queraseguir siendo una nmada, no ahoraque empezaba a saber qu se sentaal asentarse en un lugar.

    S, as que pide lo quequieras respondi Grace,entrelazando sus dedos con los desu hija por encima de la mesa.

    Abby contempl sus manosunidas, se mordi el labio,indecisa. Se pregunt si sera capaz

  • de volver a sacar el tema. Sellev la mano al cuello y acarici lamedalla que colgaba de l.

    Hay algo que quiero dijo,sin levantar la vista de la mesa.Not una palmadita de su madre enel brazo, animndola a quecontinuara. Con decisin la mir alos ojos. Quiero que me hablesde mi padre.

    Grace retir la mano de formabrusca y se reclin en la silla. Suexpresin haba cambiado derepente y ahora pareca triste,

  • distante.Me prometiste que no

    volveras a preguntarme por l replic.

    Eso fue cuando tena sieteaos; he cumplido mi promesadurante diez, pero ahora quierosaber dijo de forma ansiosa.

    Su madre se rio, sorprendida,ms presa de los nervios que por lagracia del comentario.

    Y para qu quieres saber, nolo conociste! le espet un pocoalterada.

  • Abby record la ltimaconversacin que haba mantenidocon ella respecto a su padre.Record lo nerviosa que se habapuesto ante su insistencia y cmo ladescubri minutos despus llorandoen el bao, de una forma tandesgarradora que se asust.Entonces prometi que no volveraa tocar aquel tema. Nunca anteshaba visto a su madre llorar de esaforma; en realidad, nunca la habavisto llorar antes de aquel da. Perosu deseo de saber algo sobre la

  • persona que la engendr haba idocreciendo con los aos hastaconvertirse en una necesidad fsicaque la ahogaba. Senta un vacoenorme en el pecho cuando vea asus amigas con sus padres,recogindolas en el instituto oacompandolas a los bailes.

    Por eso, porque no s nada del. Mam, por favor, tengo derechoa saber!

    No hay nada que saber, Abby,creme.

    Mam, por favor, lo necesito

  • le rog con ojos llorosos. Sumadre neg con la cabeza, sinapartar la vista de la ventana, comosi de pronto la lluvia se hubieraconvertido en algo fascinante paraella. Ests siendo injusta, solopiensas en ti! Y qu hay de m? Yono tengo la culpa de lo que pasaraentre vosotros y me tratas como sila tuviera insisti Abby.

    Su madre se inclin sobre lamesa y volvi a cogerle la mano. Lamir frunciendo el ceo y su rostrose transformo con una expresin

  • culpable.Eso no es cierto, no te culpo

    de nada. De verdad lo crees? pregunt. Abby asinti al borde delas lgrimas. Oh, cario. Fue asu lado y se sent abrazndola porlos hombros. No te culpo denada, t eres lo mejor que me hapasado en la vida.

    Entonces, cuntame lo quepas.

    Hubo un largo silencio. Gracesaba que haba sido injusta conAbby al no contarle nada sobre su

  • padre, pero tena motivos parahaber enterrado ese tema de laforma en la que lo haba hecho.Ahora su pequea ya no era tanpequea, sino toda una mujer quenecesitaba saber quin era. Movila cabeza, apesadumbrada.

    Est bien, pero no te va agustar dijo al fin Grace. Loconoc nada ms terminar launiversidad en Stanford...

    Cmo? pregunt Abby,impaciente.

    De casualidad, supongo que

  • como siempre ocurren estas cosas.Me haban ofrecido un trabajo enprcticas en un peridico deCleveland. El nico requisito eraque deba incorporarme al dasiguiente. Encontr un vuelo directoa Boston, desde all cogera otro aCleveland y todo resuelto, pero esanoche se desat una tormenta denieve tremenda y cerraron elaeropuerto. Recuerdo que haca unfro insoportable y yo solo llevabauna cazadora de entretiempo. Hizo una pausa y sonri para s

  • misma. Entonces apareci tupadre, alto, moreno, tan guapo queera imposible no fijarse en l. Abby sonri, intentando formar unaimagen en su mente, pero solo veaa Christian Bale, su actor favorito.Quiz porque siempre habafantaseado con la idea de que supadre se le parecera. Gracecontinu. Se sent a mi lado y meofreci su abrigo. Pasamos toda lanoche hablando. Era encantador,inteligente, el sueo de cualquierchica. Tenas que haber visto cmo

  • las mujeres se lo coman con losojos!

    A Abby le lata el corazn cadavez ms deprisa.

    Y qu paso?Que no fui a Cleveland. S,

    no me mires as! Yo tambin tuveuna poca loca e impulsiva exclam, intentando contener larisa. Abby se gir en la silla paraverla mejor. Cuando estaba conl, era como si otro yo se apoderarade m. La felicidad era estar a sulado. Poco despus me qued

  • embarazada, t naciste y ldesapareci. Eso es todo.

    Desapareci? Quieres decirque... muri? Trag saliva; porun momento, esa idea la horrorizcausndole un dolor de prdida queno conoca, aunque siempre habasospechado que esa era la verdad,la verdad de la que a su madre lecostaba tanto hablar.

    No, no muri susurrGrace. Desvi la mirada unmomento, como si estuvierareuniendo fuerzas para continuar.

  • Se recogi un mechn de pelo rojotras la oreja. Nos abandon.

    Para Abby fue como un jarro deagua fra. Haba imaginado muchascosas, incluso que pudiera estar enla crcel, condenado a cadenaperpetua por algn delito muygrave. Pero jams se le pas por lacabeza que se hubiera desentendidode ella, que le importara tan pocotener una hija como paraabandonarla nada ms nacer.

    Cmo se llama? preguntcon voz queda.

  • Eso es lo de menos respondi su madre, acaricindoleel rostro.

    Cul es su nombre, mam?exigi Abby.

    Se llama Aaron, pero nopienso darte su apellido. Nocorrer el riesgo de que cometasuna locura y vayas en su busca.

    Nunca has querido saber porqu lo hizo?

    No, y creo que por hoy essuficiente respondi, adoptandode nuevo una postura tensa. Por su

  • parte esa conversacin haballegado a su fin y no pensabaretomarla nunca ms. Por el bien delas dos. Hoy es tu cumpleaos yno voy a permitir que nada loestropee. Tienes un minuto parapensar qu regalo quieres, lo quetardo en ir al bao. Por qu nopagas la cuenta mientras tanto? Sac dinero de su bolsillo y se loentreg.

    Abby cogi el billete de veintedlares y lo estir sobre la mesa,alisando las arrugas de forma

  • distrada. La revelacin de sumadre haba calado hondo en supecho, se senta triste ydesilusionada. Parpade para alejarlas lgrimas que se arremolinabanbajo sus pestaas y solt con fuerzael aire contenido en sus pulmones.Se puso en pie y se acerc a labarra.

    La cuenta, por favor dijoAbby, alzando la voz.

    Un momento, enseguida voygrit la camarera desde algnpunto de la cocina.

  • La puerta repic al abrirse. Unhombre vestido de negro seacomod en uno de los taburetes.Abby lo mir de reojo y no pudoevitar demorarse un poco en lacicatriz que luca en la mejilla. Derepente se dio cuenta de que elhombre tambin la miraba condemasiada atencin y una expresinde sorpresa que no supo descifrar.

    La camarera apareci en esemomento.

    La cuenta, por favor seapresur a pedir Abby, cada vez

  • ms incmoda porque el hombre nodejaba de observarla. Dio un paso asu derecha, alejndose. El hombrese inclin y se apoy en la barrabuscando de nuevo su rostro sinningn disimulo.

    Son nueve dlares dijo lacamarera.

    Abby le entreg el billete yesper impaciente el cambio,mientras haca girar entre los dedosla medalla; la llevaba desde quenaci y ese gesto sola calmarla.Cuando la camarera regres con el

  • cambio, estir el brazo paracogerlo, dejando a la vista la marcade nacimiento que tena en elinterior, a la altura del codo. Sinprevio aviso, el hombre la cogipor la mueca y tir de ella.

    Eh, qu hace? replicAbby, con un susto de muerte en elcuerpo. Se retorci para intentarsoltarse, pero aquel hombre nopareca dispuesto a dejarla. Mirababoquiabierto la marca y despus asu rostro.

    El parecido es tan increble

  • que no poda ser de otra manera dijo l. Solt una carcajada yvolvi a mirarla, alucinado. Losmismos ojos, el mismo pelo. Alz la mano para acariciar uno delos largos mechones de pelocastao oscuro de Abby.

    No s quin es usted, as quesulteme!

    Por qu no deja a la nia enpaz? se entrometi la camarera.

    Oiga, suelte a mi hija! grit Grace, corriendo hacia ellos.Fren en seco cuando el hombre se

  • gir hacia ella, se le doblaron lasrodillas y a punto estuvo de caer alsuelo. Ese rostro, no puede ser,pens.

    Michelle? Eres t? pregunt el hombre con los ojosabiertos como platos. Solt a Abbyy dio un par de pasos hacia Grace.

    Creo que me confunde respondi ella. Clav la mirada ensus pies y continu caminando. Sindetenerse agarr a Abby del brazo yse dirigi a la salida.

    No, no me confundo, eres t.

  • Corri y les cort el paso. Yella es tu hija. Dios mo, te fuisteporque...! No termin la frase yse frot la mandbula.

    Le repito que se equivoca depersona. Se movi a la derechaintentando rodearlo.

    No me creer cuando le digaque te he encontrado y... la sorpresaque escondes replic el hombre,mientras daba un paso atrsbloqueando la puerta.

    Mire, no s quin es usted,as que djeme en paz.

  • Por qu le has hecho esto,Michelle? l no se lo mereca, anpiensa en ti.

    Grace parpade y durante unsegundo su mirada se cruz con ladel hombre. Un atisbo de indecisinla ilumin, pero inmediatamente serecompuso.

    Aparta, no volver arepetirlo. Por favor, que alguienllame a la polica! grit porencima de su hombro, y apret confuerza la mano de Abby.

    l se cruz de brazos y una

  • sonrisa torcida asom a sus labios.Sabe quin es su padre?

    pregunt a Grace. Clav sus ojos enAbby. Te ha dicho adndeperteneces? Volvi a mirar aGrace. Qu sabe?

    Djanos en paz o te juro quete vas a arrepentir! grit Gracefuera de s.

    Eh, usted, ya ha odo a laseora, djela en paz! dijo unavoz masculina tras ellos. Elcocinero haba salido de detrs delmostrador y esgrima un rodillo

  • bastante grande.El hombre lanz una rpida

    mirada al cocinero y pos de nuevosus ojos en Grace. Se puso tenso,frunci el ceo y apret los dientescon un tic en la mandbula.Lentamente se apart y las dejsalir, no sin antes hacer un gesto dedespedida con la cabeza a Abby.

    Nada ms pisar la acera, Abbyse vio arrastrada por su madre.Tiraba de ella con fuerza,obligndola a correr cada vez msdeprisa. Sus pies se hundan en

  • todos los charcos y el pelo mojadose le pegaba a la cara, impidiendoque viera con claridad.

    Qu pasa, mam? Por qucorremos? pregunt con larespiracin agitada; intent frenaraquella carrera, pero su madre erams fuerte y la empujaba sinmiramientos.

    No te detengas, vamos! urgi su madre, sin dejar de mirarhacia atrs.

    Es por ese hombre? Pero sino nos sigue y... hemos olvidado

  • nuestras cosas en ese caf, tenemosque volver.

    No importa, te comprarotras.

    Llegaron hasta el coche.Sube, rpido! grit Grace.Abby obedeci, estaba

    demasiado desconcertada paradiscutir. Su madre arranc el coche,con verdaderos problemas parasincronizar las marchas, elembrague y el acelerador. El motorrugi y se pusieron en marcha conun sonoro chirriar de las ruedas.

  • Avanzaron a toda velocidad,serpenteando peligrosamente entreel trfico.

    Mam, qu pasa? Por qu tecomportas as?

    Por nada, mi nia, todo estbien respondi sin apartar lavista del espejo retrovisor.Cuando lleguemos a casa quieroque metas en una maleta lo msimprescindible.

    Por qu?Debemos marcharnos, esta

    misma noche.

  • Qu?! Me ests asustando...quin era ese hombre? De verdadte conoca?

    Ahora no, Abby.Mam!Ahora no, no le grit. De

    repente se puso plida y aceler, elhombre las estaba siguiendo en unaberlina negra.

    Con las manos apretandofuertemente el volante, Gracecondujo a toda velocidad, cada vezms deprisa. En las curvas el cochederrapaba demasiado, invadiendo

  • el carril contrario.Mam, vas muy rpido, es

    peligroso.Debo despistarlo.Tienes que decirme qu est

    pasando; conoces a ese hombre,verdad? Sus miradas secruzaron un instante y su madreasinti. Pero te llam Michelle!

    Es una larga historia. Teprometo que te la contar, te lo dirtodo, pero no ahora, de acuerdo?Maldita sea, an nos sigue.

    Y qu quiere ese hombre de

  • nosotras?No es l quien me preocupa.Entonces, quin?Cuando lleguemos al

    apartamento, recuerda, recoge sololo imprescindible continu, comosi no hubiera escuchado nada de loque Abby deca.

    Quin, mam? insistiAbby, posando su mano en el brazode su madre.

    He hecho mal, hace tiempoque deberamos haber hablado,pero tena miedo.

  • Miedo de qu?Son tantas las cosas que no

    sabes... Cre que haca lo mejor,ahora ya no estoy tan segura.

    Mam, de qu hablas?Fui una ilusa al pensar que

    podra protegerte para siempre. Mir a su hija con un sentimiento deimpotencia que le estrujaba elpecho.

    Entonces, un camin sali de lanada, en medio del cruce. Grace dioun volantazo a la derecha, girbruscamente a la izquierda para

  • evitar empotrarse contra otrovehculo, el coche hizo un trompo ychoc contra una farola, rebot yvolvi al centro del cruce, justofrente a un camin que noconseguira frenar a tiempo deevitar embestirlas. Abby grit y secubri la cara con los brazos,esperando el inminente impacto.

    Liberabit te oy que sumadre gritaba.

    Entonces sucedi algo extrao,sinti una fuerza tirando de ellahacia arriba y atraves el metal

  • como si estuviera hecho de aire.Oy un fuerte ruido de choque,

    tras este un estruendo, variosfrenazos y un nuevo impacto msfuerte que el anterior. Abri losojos de golpe, sin entender por quno senta dolor, nada. La imagen ladej sin aire en los pulmones; seencontraba suspendida en el aire, avarios metros de altura entre elcableado elctrico. No fueconsciente de dnde estaba ni decmo haba llegado hasta all. Nopoda apartar los ojos de lo que

  • suceda abajo, el paisaje eradantesco, varios vehculos habanchocado en cadena y uno de loscamiones haba quedado atravesadoen medio del cruce. La gente corrade un lado a otro pidiendo auxilio agritos. Abby busc con la mirada elcoche de su madre, pero no lo veapor ninguna parte. Un leve destelloazul metlico llam su atencin,aguz la vista y el mundo se detuvo.All estaba el coche, convertido enun amasijo de hierros bajo elcamin. Una mano inerte y

  • ensangrentada sobresala por elparabrisas. No pudo soportarlo, sedesmay y cay.

  • Captulo 2

    2

    Abby abri lentamente los ojos,tena un fuerte sabor amargo en laboca y le dola la cabeza. Se llevuna mano a la frente y encontr unapsito pegado encima de la ceja.Intent moverse y su rostro secontrajo con una mueca de dolor,

  • tena todo el cuerpo entumecido.Haba demasiada luz, parpademolesta y mir a su alrededor. A suderecha encontr una serie demonitores que emitan diferentespitidos y zumbidos; contempl elrecorrido de los cables que salande ellos hasta sus brazos y pecho.

    Recuper de golpe el sentido ycon l los recuerdos. Muy nerviosa,empez a quitrselo todosistemticamente: las vasintravenosas, los cables de losmonitores, el oxgeno...

  • Las alarmas de las mquinascomenzaron a pitar, embotndolelos odos. Una enfermera entrcorriendo en la habitacin.

    Tranquila, tranquila!Doctor, que alguien llame aldoctor! Vamos, cario, tienes quetranquilizarte dijo la enfermera aAbby, mientras la sujetaba contra lacama.

    Dnde est mi madre?Quiero ver a mi madre.

    El doctor irrumpi en lahabitacin, seguido de otra

  • enfermera. Empez a mirar losmonitores, se cercior de que lasalarmas no se deban a ningn fallovital en la paciente y se dispuso aatenderla.

    Quiero ver a mi madre,llamen a mi madre insista conangustia.

    Abigail, soy el doctor Nixon,necesito que te calmes dijo, ytrat de sujetarla por los hombros. Si no te calmas tendr quesedarte.

    Abby dej de ofrecer

  • resistencia, se estaba mareando, lacabeza le daba vueltas y tena ganasde vomitar. Un sudor fro leempap la piel en cuestin desegundos, mientras imgenes de loocurrido acudan a su mente comoflashes.

    Eso est mejor dijo eldoctor. Sac una linterna delbolsillo de su bata y observ suspupilas. Le tom el pulso en lamueca y la temperatura en la frente. Parece que todo est bien.Cmo te encuentras?

  • Estoy mareada.Bueno, eso es normal en tu

    estado. Qu recuerdas?No mucho, solo imgenes

    sueltas. S que sufrimos unaccidente, nuestro coche perdi elcontrol y se empotr contra uncamin.

    El mdico asinti con pesar.Por favor, dnde est mi

    madre? Cmo est? volvi ainsistir Abby.

    El doctor le sostuvo la miradamedio segundo antes de desviarla

  • hacia la enfermera. Pero aquellamirada efmera fue suficiente paracomprender que algo muy malohaba pasado. Abby empez atemblar de forma incontrolada.

    La enfermera hablar contigo.El mdico se puso en pie, le

    dedic una sonrisa triste y sali dela habitacin.

    Vers, cario dijo laenfermera tomndola de la mano.Esboz una sonrisa triste, y eso hizoque el nerviosismo y el miedo deAbby aumentaran. Un gemido

  • escap de su garganta esperandorecibir la peor de las noticias. Elaccidente fue muy grave, el golpeque recibisteis destroz porcompleto el vehculo... tu madre...tu madre no sufri, muri en el acto.Espero que eso te consuele.

    Abby tard unos segundos enasimilar las palabras, se llev lasmanos a la boca y empez asollozar, las lgrimas brotaron delo ms profundo

    Consolarme? He perdido ala nica persona que tena en el

  • mundo! le grit. Se abraz a laalmohada y cerr los ojos deseandoque todo aquello solo fuera unapesadilla de la que iba a despertar. No, esto no puede estarocurriendo.

    Era imposible sobrevivir aese accidente, el que t sigas vivaes un milagro, pequea. Nadieentiende an cmo pudiste salirdespedida del coche sin apenaslesiones.

    Abby se senta cada vez msconfusa e indefensa.

  • Quiero verla.Qu?Quiero ver su cuerpo, puede

    que estn equivocados y se trate deotra persona. Tiene que tratarse deotra persona.

    La enfermera dud antes decontestar. Si decirle que su madreestaba muerta haba sido malo, elresto iba a ser an peor.

    Vers... Suspir y volvi acogerla de la mano. Eso no va aser posible...

    Qu quiere decir? la cort

  • Abby, y su voz se quebr alpronunciar la ltima palabra.

    El coche se incendi y...apenas qued... Hubo que darlesepultura respondi la mujer.Abby, horrorizada, se llev lasmanos a los odos. Escucha,pequea, ingresaste en coma, otracosa que no logramos entenderporque tus lesiones no eranimportantes; de eso hace ya dossemanas. Entiendo lo duro que debede ser todo esto para ti, pero es elprocedimiento, no podamos tenerla

  • aqu una vez que se clarificaron loshechos.

    Abby se desmoron porcompleto, los sollozos seconvirtieron en un llantodesconsolado. No conseguaentender qu estaba pasando, todoera demasiado irreal, sin sentidocomo para poder creer que fueracierto. Pareca que solo hubieranpasado unos minutos desde quetomaron un capuchino en aquel caf,felices, sin problemas; y ahoradeba enfrentarse a algo para lo que

  • no estaba preparada: su madrehaba muerto y ella estaba sola.

    Abigail, necesito saber si hayalguien a quien podamos llamar,alguien que pueda ocuparse de ti.No hemos logrado encontrar aningn familiar, nada.

    No tengo a nadie ms respondi Abby, secndose laslgrimas con las manos.

    De verdad? Ni tos,abuelos... padrinos?

    No, mi madre y yo estbamossolas respondi, y rompi a

  • llorar con ms fuerza.Bien, tranquila, no te

    preocupes, ya nos ocuparemos deeso ms adelante. Ahora necesitasdescansar. Voy a darte algo que teayude a relajarte, de acuerdo?Despus intentaremos darte unbao. Sac una jeringuilla delbolsillo de su bata, tom el brazode Abby y le inyect el contenido.Despus, abri el cajn de lamesita y cogi algo. La polica loencontr entre los restos del coche,lo trajeron aqu y pens que te

  • gustara recuperarlo. Tambin tengoesto, la guard con la esperanza dedevolvrtela cuando despertaras.

    Abby contempl las manos de laenfermera; en una tena el lbum defotos sucio por el holln y araado,y en la otra mano la pulsera. Derepente cay en la cuenta de algomuy importante para ella. Se llevlas manos al cuello, pero la medallano estaba.

    Tambin tena una pequeamedalla... con una virgen, la hanencontrado?

  • Lo siento, cario, solo nostrajeron esto.

    Quiso alargar los brazos paratomar sus cosas, pero no lerespondan, por segundos perda laconciencia. El sedante le estabahaciendo efecto y todo se volviborroso hasta desaparecer bajo unvelo de silencio y oscuridad.

    No te preocupes, los dejaraqu, dentro de esta bolsa, paracuando despiertes susurr laenfermera mientras le acariciaba lamejilla.

  • Pocas horas despus, Abbydespert del sueo inducido por lossedantes. Intent moverse,incorporarse un poco en la cama,pero le dola cada centmetro delcuerpo y segua agotada. Escuchvoces en el pasillo y no parecanmuy amables, discutan. Pudodistinguir la del doctor y tambin lade esa enfermera tan simptica; unatercera voz de mujer, ms alta quelas otras, pronunci su nombre. AAbby se le hizo un nudo en elestmago con un mal

  • presentimiento.La puerta se abri y entr el

    doctor, seguido de una mujer con elpelo rubio recogido en un moo.Vesta un sobrio traje de pantalngris y llevaba algn tipo deidentificacin en la chaqueta que nologr ver con claridad, semiocultatras un portafolios que abrazabafirmemente contra el pecho. Doshombres la acompaaban.

    Abigail dijo el doctor.Esta es la seorita Patrick, havenido para...

  • No se moleste, doctor. Ya lainformo yo, es mi trabajo lo atajla mujer, y con la mano hizo ungesto invitndolo a salir de lahabitacin.

    En cuanto el doctor hubo salido,la seorita Patrick cogi una silla yla acerc a la cama. Los hombres sesituaron tras ella. Abby no podaquitarles los ojos de encima, lamiraban como si ella fuera algntipo de delincuente peligroso y esono le gust.

    Hola, Abigail. Soy Lauren

  • Patrick y trabajo para el Serviciode Atencin al Menor. Quieropresentarte al seor Williams, miasistente, y al seor Vitola, deljuzgado. Abby asinti y se subila sbana hasta el cuello. Cmote encuentras?

    Bien, gracias.Me alegro; segn el doctor, te

    ests recuperando rpidamente. Esboz una sonrisa poco natural.Bien, ser mejor que empecemos atratar el tema que me ha trado aqu.Nunca he credo que darle vueltas a

  • las cosas sea positivo dijo,mientras repasaba unos papeles desu portafolios. Tu nombre esAbigail Novik, no es as? Madre:Grace Novik. Abby asinti y tuvoque controlarse para no echarse allorar al or el nombre de su madre. Padre desconocido... Levantla vista y mir a la chica con losojos entornados, estudindolaatentamente. No hemosencontrado datos sobre ningnfamiliar ms, incluso los datossobre tu madre son confusos e

  • insuficientes. Hay alguien conquien podamos contactar? Alguienque pueda ocuparse de ti?

    Abby neg con la cabeza.Nadie? insisti la mujer, y

    empez a tomar notas.No. Mi madre y yo estbamos

    solas. Ella era hija nica y que- dhurfana de pequea. Nunca medijo que tuviera ms familia.

    Y tu padre?No lo conozco, nos abandon

    antes de que yo naciera.Ya veo... Continu

  • escribiendo. Tu madre tenaalgn amigo cercano que querra...asumir tu custodia?

    Abby neg de nuevo. Empezabaa ser consciente de por qu estabaaquella mujer all y la idea laaterr, era menor de edad y no tenaa nadie que se ocupara de ella.

    Lauren Patrick cerr suportafolios y la contempl con unamirada amable ms que ensayada.Haba hecho tantas veces aquelloque ya no se conmova por losrostros asustados que le devolvan

  • la mirada en cada caso.Abigail, eres consciente de

    que no hay nadie en este momentoque pueda hacerse cargo de ti? Eresmenor de edad y no puedes valertepor ti misma, por lo que el Estadose har cargo de tu custodia. Abby empez a mover la cabeza deun lado a otro, rechazando aquellaidea. Irs a un centro donde tetratarn muy bien, te lo garantizo,hasta que encontremos una familiade acogida para ti. Comprendesque es necesario en tu situacin?

  • No pienso ir a ninguna partecon usted. Tengo mi casa y mimadre guardaba algunos ahorros, nonecesito a nadie replic al bordede un ataque de nervios.

    Esto no es discutible. Eresmenor de edad y necesitas quealguien cuide de ti. Mira, entiendopor lo que ests pasando, yotambin perd a mi madre hace unosaos y s lo duro que es. Abbyno crey una sola palabra, seguroque aquella mujer tena miles derespuestas y frases acertadas para

  • aquel tipo de situaciones. Perolas cosas son as, puedes colaborary hacer esto por las buenas o... porlas malas.

    Williams y Vitola seadelantaron y descruzaron losbrazos. Abby los mir un instante.Ni encontrndose en plenasfacultades conseguira zafarse delos dos hombres. Pero tena tantomiedo de aquellas personas que aunas lo intent. Se tir de la cama sinsaber si podra mantenerse en pie.Trastabill un poco y se lanz hacia

  • la puerta. Williams consiguiatraparla, aferrndola por lacintura, y la alz del suelo. Abbyempez a patalear, sus talonesgolpeaban los muslos del tipo, peroeste no pareca dispuesto a soltarla,apretando con ms fuerza sudolorido cuerpo. Empez a notarque le faltaba el aire y con l laabandonaron las pocas fuerzas quele quedaban.

    Si es necesario, espsela dijo la mujer a Vitola, el agente deljuzgado.

  • Vitola se llev una mano a laespalda y sac unas esposas dedebajo de su chaqueta. Esa imagenhizo que Abby volviera aretorcerse, mirando desquiciadacmo el tipo se acercaba. Derepente todas las luces de lahabitacin estallaron, los cristaleshechos aicos cayeron como unalluvia al suelo.

    Pero qu demonios...! exclam Vitola, mirando perplejohacia arriba.

    Suelte a la chica! bram

  • una voz masculina desde la puerta.Todos se detuvieron. Abby mir

    por encima del brazo de Williams,que an la mantena fuertementesujeta. Se qued de piedra al ver alhombre de la cicatriz en la mejilla.Este avanz hacia ella, pero Vitolale cort el paso.

    Disculpe, pero quin esusted? intervino Lauren,intentando poner orden en lasituacin.

    Le he dicho que la suelte repiti el hombre, ignorando la

  • pregunta, y apart de un empujn alagente que le cortaba el paso.

    Abby pens que iba a vomitar,todo aquella locura empezaba aescapar a su comprensin. S, estavez estaba segura de que debatratarse de una pesadilla. Todo loque estaba sucediendo era tansurrealista que en cualquiermomento sonara su despertador ytodo terminara. Solo que no fue eldespertador lo que son, sino algoque prendi un extrao calor en supecho.

  • Seth! dijo una segundavoz, grave, profunda, suave como elterciopelo.

    El hombre de la cicatriz sedetuvo con los puos apretados, lamandbula tensa, era evidente queestaba tratando de contenerse y noseguir avanzando. Tras unossegundos que parecieron unaeternidad, se gir hacia la personaque haba pronunciado su nombre y,dedicndole una venia, se hizo a unlado.

    Abby mir al hombre que

  • acababa de entrar. Tendra unoscuarenta y cinco aos, alto, pelonegro y ojos castaos. Vesta untraje gris de corte impecable y suporte era el de un prncipe.

    El hombre mir una sola vez aAbby y despus a la asistentesocial. Arrug el ceo condesagrado.

    Quin es usted? pregunta la mujer.

    Soy... soy Lauren Patrick,trabajo en el Departamento deMenores... respondi,

  • desconcertada por la presencia y laactitud del hombre.

    Y qu hace aqu? inquiri,lanzando una mirada malvola a losdos hombres que la acompaaban.Williams solt a Abby poco a pocohasta dejarla en el suelo.

    Tengo rdenes de llevar aesta nia a un centro de acogida.Ver...

    Pues eso no va a ser posiblela interrumpi.

    Perdn, qu?El hombre le entreg un sobre

  • que llevaba en la mano. Ella saclos documentos que contena ycomenz a examinarlos. Poco apoco su rostro se fue transformandocon una mueca de sorpresa. Ladela cabeza para ver los datos de ungrfico; entonces sus ojos seposaron en la chica y despus en elhombre para volver a losdocumentos.

    Esa nia no va a ningunaparte dijo l. Clav sus ojos enAbby y aadi: Mi nombre esAaron Blackwell, y como puede ver

  • en esos documentos, soy el padrede Abigail.

    Su voz son tan firme eirrebatible que nadie dijo nada,apart la vista de la joven yobserv con disgusto a los doshombres. Abby observaba la escenaestupefacta. Al or la declaracindel hombre sinti que le flojeabanlas piernas. Los odos le zumbabany el corazn le lata tan rpido quetena la impresin de que le iba aexplotar; toda la habitacin le dabavueltas. Lauren Patrick volvi a

  • mirar los documentos, parecanlegales.

    Entonces, supongo que... mitrabajo aqu ha terminado susurrla seorita Patrick. Le hizo un gestoa su asistente para que soltara a lachica, a la que an tena sujeta porel codo. Entonces la joven cerr losprpados y cay desplomada a lospies de la cama.

    Abby supo que haba alguien enla habitacin sin necesidad de abrirlos ojos. Poda sentir su respiraciny el olor a perfume masculino

  • mezclado con el del tabaco de pipaque flotaba en la habitacin. Sinsaber muy bien por qu, aquelaroma la reconfort. Fuera llova yel viento azotaba la ventanahaciendo temblar los cristales.Continuaba sintindose muycansada, haba dormido, pero entrepesadillas a cul ms horrenda.So con su madre, con elaccidente, con casas de acogida ypersonas desconocidas, y con elrostro de aquel hombre de pelonegro, su padre.

  • Tantos aos fantaseando con l,con cmo sera, con la idea de queun da aparecera buscndola. Ycuando al final ocurra, nada eracomo tendra que haber sido.

    Ya ests despierta.Abby lade la cabeza y mir

    hacia la ventana; an no habaamanecido y la habitacin seguasumida en la penumbra. Vio lasilueta de su padre recortada contrael cristal, proyectando una enormesombra sobre el suelo. Lentamentese gir hacia ella y le sostuvo la

  • mirada, su boca dibujaba una lnearecta y sus ojos mostraban un brillotan intenso que la apabullaban.

    S susurr.Aaron cambi de pie el peso de

    su cuerpo, meti una mano en elbolsillo de su pantaln y empez ajuguetear con las monedas quellevaba dentro, algo que hacasiempre que se senta incmodo.

    Bien. El mdico asegura quete encuentras perfectamente, por loque seguir aqu no tiene sentido.Crees que podrs hacer un viaje en

  • coche? pregunt muy serio.Un viaje, adnde?Vendrs a vivir conmigo.A Abby se le aceler el corazn

    an ms, el rostro de su padreresultaba impenetrable, por lo queera difcil saber si la idea dellevarla con l le gustaba o no. Nocontest e inclin la cabeza,limitndose a mirarse las manossobre el regazo. Se sentademasiado cohibida e insegura ensu presencia.

    Le dir a la enfermera que

  • venga a ayudarte replic l.No tengo ropa que ponerme,

    mis cosas... tendr que ir a casa yrecoger mis cosas.

    Est solucionado respondi Aaron, y sali de lahabitacin haciendo todo lo posiblepor no mirarla.

    Una hora despus ya habaniniciado el viaje. Abby no podaapartar la vista del conductor. Seth,as era como se llamaba el hombrede la cicatriz en la mejilla. Todo

  • haba pasado por su culpa, y unsentimiento de odio profundo seinstal en su pecho. Si l no hubieraaparecido en aquel caf... Podrahaberse limitado a dejarlas marcharevitando as la estpidapersecucin, y su madre estaraviva y ella no viajara en aquelcoche al lado de una persona a laque no conoca de nada y a la queno quera conocer. Ahora ya no.

    No resisti el impulso por mstiempo y mir de soslayo a supadre, llevaban casi tres horas

  • dentro del coche y no habapestaeado ni una sola vez. Inmvilcomo una estatua, no apartaba lavista de la ventanilla, y ella seoblig a hacer lo mismo. Apoy lafrente en el cristal y se limit amirar el paisaje, sumida en elrecuerdo de su madre. No tena niidea de cmo iba a lograr vivir sinella, rodeada de extraos.

    Esta vez fue Aaron el queobserv a su hija a hurtadillas, nose senta preparado para afrontar laprueba que tena por delante. Haba

  • enterrado el pasado tanprofundamente que apenas si ledola, pero ahora regresabaimplacable destapando viejasheridas. Dio gracias al cielo, almenos la chica no se pareca a ella.

    Abandonaron la autopista ytomaron una carretera comarcal queserpenteaba entre frondososbosques. El otoo se encontraba ala vuelta de la esquina y los coloresdel verano estaban dando paso a losamarillos, marrones y rojizos de lanueva estacin. Una fina llovizna

  • comenz a caer, al tiempo que laslgrimas resbalaban por lasmejillas de Abby. Not un leveroce en el regazo, baj la mirada yencontr un pauelo sobre sumuslo. Lo tom sin mediar palabray continu mirando a travs de laventanilla.

    Debi de quedarse dormidadurante bastante rato porque,cuando despert, tena un dolor decuello horrible. Haba empaado elcristal con el vaho de surespiracin, lo limpi con la mano

  • y estudi el paisaje intentandoaveriguar dnde se encontraban.Llegaron a un pueblo de bonitascasas coloniales, con jardines queparecan salidos de un catlogo depaisajismo.

    Oy el taido de unas campanasy al doblar la calle apareci unaiglesia de paredes blancas. Variaspersonas se reunan en la entrada yotras descendan de sus vehculos ollegaban caminando por la acera;todos vestidos de forma elegante.La imagen hizo que Abby cayera en

  • la cuenta de que deba de serdomingo. Ni siquiera saba qu dade la semana era; intent contar losque haban pasado desde elaccidente, pero ni de eso estabasegura.

    Continuaron hasta las afueras yAbby pudo comprobar que elpueblo se encontraba en medio deun bosque interminable de rbolescentenarios. Una mansin aparecia lo lejos y algo le dijo que era alladonde se dirigan. Unos segundosdespus cruzaban una verja y se

  • detenan frente a la entrada. Abbycontempl desde el coche las altasventanas en ambos pisos y labaranda y las columnas querodeaban la casa de una bellezaatemporal. Nunca haba visto nadaparecido, solo en las pelculas,pero viendo a su padre, su ropa, elcoche, Seth... No poda imaginarotro lugar para l. La sobriedad y labelleza de la vivienda parecan unaprolongacin de l.

    Aaron descendi del vehculo;inmediatamente, un hombre que

  • podaba unos rosales y una mujerque barra las hojas cadas en laentrada fueron a su encuentro y losaludaron con un profundo respeto.Cruzaron unas palabras, bueno,hablaba su padre, ellos asentan sinapartar la mirada del vehculo.

    La puerta del coche se abri degolpe y Abby dio un respingo,girndose en el asiento. Seth lasostena aguardando a que elladescendiera. Tom aire y condecisin sali fuera, tratando demirar a cualquier parte menos a la

  • cara del hombre.Bienvenida a Lostwick

    dijo Seth.

  • Captulo 3

    3

    Ella es la seora Gray y l esel seor Doyle, se encargan delmantenimiento de la casa. Sinecesitas cualquier cosa, no dudesen pedrsela. Ellos te ayudarn ainstalarte dijo Aaron a Abby, yse encamin al interior de la casa

  • sin aadir nada ms; necesitabaencerrarse en su despacho y estarun rato a solas.

    Seor dijo el seor Doyle. No esperaba que regresara tanpronto y el resto de las cosas siguenen el garaje. Las subirinmediatamente.

    Aaron ya haba cruzado elumbral y se volvi un instante.

    No se preocupe, Nolan respondi, llamndolo por sunombre de pila, dgale a Damienque lo haga. Usted ya tiene bastante.

  • Nolan le dedic una sonrisa deagradecimiento y se gir haciaAbby, ofrecindole la mano. Ella sela estrech esbozando una levesonrisa, sin saber muy bien qudecir: Encantada, no, porque nolo estaba; Me alegro deconocerles, eso tampoco eracierto, ni estaba contenta de estarall, ni era un placer. Pero no lequedaba ms remedio que instalarseen aquel lugar si no quera acabaren una casa de acogida, aunque bienvisto, no haba mucha diferencia.

  • Seth pas junto a ellos portandodos maletas que Abby reconocienseguida. Palideci al imaginarsea ese hombre tocando sus cosas. Aeso se refera su padre con lo de:Est solucionado. Habanirrumpido en el apartamento yviolado su intimidad sin ni siquierapedirle permiso, pero no fue capazde abrir la boca y tuvo que tragarselas palabras, nada amables, quetena en mente.

    Una rfaga de aire fro los azoty Abby se estremeci, abrazndose

  • los codos. Ola a salitre y lahumedad se le pegaba a la piel,estaban junto al mar. De pequeasiempre haba querido vivir junto almar y en una casa como aquella. Lacontempl pensando que, a veces,los deseos cumplidos erandemasiado crueles.

    Abby sigui a la seora Graydentro de la casa. Si el exterior lehaba parecido imponente, elinterior duplicaba con creces esasensacin. Todo estaba decorado enblanco, desde las paredes a los

  • muebles, pasando por lasalfombras. La nota de color lapona el suelo de madera de caoba,tan brillante que se reflejaba en lcomo si fuera un espejo.

    Subieron al piso de arriba. Lashabitaciones se distribuanalrededor de la baranda querodeaba el amplio hueco de laescalera. El pasillo que formabanera tan ancho que daba cabida aunas estanteras repletas defotografas, libros y pequeasesculturas, un par de consolas con

  • lmparas de bronce y una butacacada pocos metros.

    Esta ser tu habitacin dijola seora Gray, detenindose frentea una puerta. La abri y dej queAbby entrara primero. Tras esapuerta est el bao y esa otra es ladel vestidor. Se acerc a laventana y corri las cortinas paraque entrara la luz. Se volvi haciaAbby y la mir un instante. Bien,te dejar sola para que te instales.Damien subir el resto de tus cosasen cuanto vuelva del instituto. Hoy

  • cenaremos un poco ms tarde, sobrelas ocho y media.

    Abby asinti y mir sus maletasencima de la cama. La seora Grayse encamin a la puerta, pero sedetuvo antes de salir. Se alis conlas manos el vestido, algo nerviosa.

    Abigail...Abby, por favor, llmeme

    Abby.Abby repiti, y le dedic

    una sonrisa afectuosa. Sientomucho la muerte de tu madre ysiento que ests pasando por esto...

  • No dudes en acudir a m paracualquier cosa que necesites, deacuerdo? Y por cierto, puedesllamarme Helen.

    Abby asinti.Gracias... Helen.No tard mucho en colocar su

    ropa y se sent junto a la ventana,sin otra cosa que hacer. Tom airecon la sensacin pasajera de que laangustia que oprima su pecho eratan fuerte que podra hacerloexplotar. Apoy la cabeza en elcristal y se dedic a contemplar el

  • paisaje. Al otro lado del seto querodeaba la vivienda haba una casade largos balcones. Empezaba aanochecer y las luces estabanencendidas, pudo ver a una mujertocando un piano junto a una de lasventanas de la planta baja. En elpiso de arriba, una chica quetendra ms o menos su edad,apenas vestida con una camiseta detirantes y un pantaloncito corto,paseaba de un lado a otro de lahabitacin mientras hablaba portelfono. De repente, la chica se

  • detuvo y mir en su direccin.Abby sinti cmo clavaba sus ojosen ella a pesar de la distancia y laoscuridad que la amparaba.Entonces la chica sonri y la saludcon la mano. Durante un instante,Abby se qued inmvil por lasorpresa, levant un poco la mano yle devolvi el saludo con timidez.

    Apart la mirada fingiendointeresarse en el jardn. La luz delos faros de un coche ladeslumbraron, la verja comenz aabrirse y un Lexus RX de color gris

  • avanz hasta detenerse frente a laentrada. Un chico descendi delvehculo. Desde la ventana, Abbypudo ver que era alto, con el peloclaro, aunque quizs el color sedeba a la luz amarillenta de losfaroles que flanqueaban la fachada;sac una mochila del asientotrasero y se dirigi a la casa,desapareciendo bajo el arco delportn.

    Unos minutos despus, unosgolpes sonaron en la puerta. Abbyse sec las lgrimas con el dorso de

  • la mano, haba empezado a llorarde nuevo. Se acerc a la mesita yencendi la lmpara.

    S?Estooo... soy Damien, traigo

    algunas de tus cosas, puedo pasar?Abby abri la puerta y la

    sostuvo mientras el chico que habavisto a travs de la ventana entrabacargado con una caja. Repar enque era mucho ms alto de lo que enun principio le haba parecido y quesu pelo era algo ms oscuro, tenaunos ojos grises enmarcados por

  • unas pestaas largas y espesas y, enese momento, estaban fijos en ella.

    Hola, dnde dejo esto? pregunt l.

    A... ah mismo respondiella, sealando el rincn.

    Damien dej la caja en el sueloy se limpi las manos en elpantaln. Abby le dirigi unamirada dubitativa, sin saber muybien qu decir, y a l parecaocurrirle lo mismo, porque estabaall plantado, mirndola, y sin dejarde frotarse las manos contra los

  • bolsillos traseros de su pantaln.Por cierto, soy Damien.Lo s, acabas de decirlo. Yo

    soy Abby.Damien levant una mano a

    modo de saludo y la bajinmediatamente dejando escaparuna risita azorada.

    Ella tambin sonri nerviosa, semir los pies y de nuevo clav losojos en l. Tena un rostro dulce,atractivo, en el que destacaba unanariz recta, y un cuerpo modelado afuerza de ejercicio. De repente cay

  • en la cuenta de un detalle muyimportante.

    Vives aqu? le pregunt.l asinti. Mucho tiempo?

    Desde siempre.Abby se puso rgida y se le

    aceler el pulso. Eso significabaque...

    T y yo somos...? vacilun instante, le faltaba el aire. lfrunci el ceo y asinti con lacabeza animndola a preguntar,intrigado. T y yo somoshermanos? Aaron es tu padre?

  • No, l no es mi padre! Perole quiero como si lo fuera, l sehizo cargo de m cuando quedhurfano con apenas unos meses devida. Sonri y se apoy contra lapared con los brazos cruzadossobre el pecho. Es un buenhombre.

    Abby forz una sonrisa, ella noestaba tan segura de esa afirmacin.Un hombre que era capaz deabandonar a una mujer embarazadade un hijo suyo, no poda ser muybueno. Hubo un incmodo silencio.

  • Bueno... an quedan algunascajas abajo, ir a por ellas aadi Damien.

    Gracias.Unos minutos despus, Damien

    entraba en la habitacin con laltima caja; la coloc en el suelo,junto al resto. Abby habacomenzado a abrirlas y a colocar sucontenido en los muebles. Encontrel juego de escritorio de ncar quesu madre siempre tena en su mesade trabajo, y le quit el plstico deburbujas que lo protega. Tom el

  • tintero entre los dedos y s quedmirndolo fijamente. Record cmosu madre se lo quitaba de las manoscada vez que la pillaba jugando conl y siempre le deca lo mismo:Abby, hay cosas que son parajugar y otras para admirar; esta esde las que se admiran. Laslgrimas acudieron a sus ojos yparpade para alejarlas, dej eltintero sobre el escritorio. Se gir yse dio cuenta de que Damiencontinuaba en la habitacin.

    Siento lo de tu madre, nadie

  • debera pasar por algo as susurr l al percatarse de suestado.

    Abby forz una sonrisa y susojos se encontraron. Abri la bocapara responder, pero lo nico quesali de sus labios fue un suspiroentrecortado.

    Si quieres te ayudo seofreci l.

    Gracias, no es necesario.No me importa, de verdad, y

    tampoco tengo otra cosa que hacer.Minti, en realidad tena un

  • montn de deberes que terminar, eltrabajo de literatura segua enblanco y tambin deba practicar loaprendido en sus clasesextraescolares.

    Abby lo contempl un instante.Era muy guapo, y aunque parecaser un chico bastante serio,empezaba a caerle bien, no solo porla empata que le produca saberque l tambin era hurfano, sinoporque necesitaba sentir la cercanade alguien.

    Vale respondi al fin.

  • Abre cualquiera de esas y a ver qute encuentras.

    Damien obedeci. Sac unmanojo de llaves de su bolsillo yus una para romper la cinta deembalaje.

    Libros! anunci. Tienesun montn, lo sabes? No era unapregunta, ms bien una quejadivertida.

    Fuiste t quien recogi miscosas?

    S, Aaron y yo, y llegamosjusto a tiempo. Esa arpa de casera

  • que tenas quera vaciar elapartamento para volver aalquilarlo respondi mientrascolocaba los primeros libros en laestantera.

    Vaya, qu amable, nisiquiera esper a que acabara elmes!

    Nos cost encontrar ladireccin, t madre y t eris comodos fantasmas...

    Qu quieres decir?Hola! grit una voz

    cantarina desde la puerta.

  • Abby dio un respingo y se gir.Se encontr a una chica rubia con elpelo recogido en dos largas trenzacaminando hacia ella. Se dio cuentade que era la misma que haba vistoa travs de la ventana, aunque enesta ocasin iba bastante mstapada, con un jersey azul de cuellocisne y unos tejanos. Abby abri laboca para responder al saludo, perola chica se lanz a su cuello y laabraz con tanta fuerza que laspalabras se le atragantaron en laboca.

  • Abigail, no?Abby.Qu ilusin conocerte!

    exclam la chica mientras la seguaestrujando. Se separ un poco y lamir con detenimiento. Cmo tepareces a mi to, s, eres unaautentica Blackwell!

    To?Tu padre. Bueno, no es mi to

    de verdad, pero como si lo fuera.As que eso nos convierte casi enhermanas.

    Abby, esta es Diandra

  • inform Damien, ligeramenteincmodo.

    La misma! Diandra Devereuxreplic ella con un gesto coqueto.De repente, su cara se transformcon una expresin afectada.Antes de nada, quiero que sepasque siento muchsimo lo que te haocurrido. Qu tragedia! Habr sidoterrible. Bueno, ya sabes quepuedes contar con nosotros paratodo lo que necesites. Puso unamano sobre el hombro de Abby yacerc su cara a la de ella.

  • Nosotros mejor que nadie, sabemoscmo te sientes, verdad, Damien?

    Damien asinti con los ojos enblanco, moviendo la cabeza de unlado a otro, resignado.

    Nuestros padres murieron,por eso sabemos por lo que estspasando aadi ella.

    T tambin has perdido a tuspadres? pregunt Abby,sorprendida, no porque pretendieracotillear ni inmiscuirse en asuntosde nadie, sino porque lacoincidencia era demasiado

  • evidente como para aceptarla comotal sin ms. Tres personas en unahabitacin y las tres haban perdidoa alguien. Qu le pasaba a aquellafamilia?

    Solo a mi padre. Mi madresigue vivita y coleando. Vivimos alotro lado de la calle. Le gui unojo. Yo era la de la ventana.

    Abby se sonroj al tener laconfirmacin absoluta de queDiandra la haba descubiertoobservndola.

    Ah, s. Se frot la frente.

  • No es que te estuviera espiando ninada de eso.

    Vamos, no seas tonta, soy lanica vista que tienes! Adems,tambin soy un poco exhibicionista.Damien rio por lo bajo y Diandrase gir hacia l arrugando la narizcon una sonrisa maliciosa.Aunque no tanto como elmusculitos. Qu raro que an no tehayas quitado la camiseta!

    S, y que t vengas vestida dijo Damien arqueando las cejascon actitud provocadora.

  • Esta vez fue Abby la que nopudo contener una sonrisa. Diandraera descarada, vanidosa, la tpicareina del instituto, todo lo que Abbydetestaba por las veces que sehaba convertido en el blanco deese tipo de chicas. Pero Diandrapareca ser diferente, no haba unnimo ofensivo en ella.

    Damien frunci el ceo y lelanz una mirada asesina a Diandracuando vio que esta se sentaba en lacama dispuesta a quedarse.

    Qu estabais haciendo?

  • pregunt Diandra.Damien me est ayudando a

    deshacer el equipaje respondiAbby.

    Ah... os ayudara, de verdad,pero es que acabo de hacerme lamanicura. Estir los brazos paracontemplar sus manos desde lejos,lade la cabeza y sonri encantada. No os importa, verdad?

    No contest Damiendedicndole una sonrisa cargada deintencin. Diandra le sac la lengua. No tienes a nadie a quin

  • mortificar, Di?S, a ti. Se volvi hacia

    Abby. Ten cuidado con l, estodo un donjun, seguro que ya te haechado el ojo.

    Damien agarr un cojn de labutaca que haba en la esquina y lolanz contra Diandra acertndole enel cuello.

    Damien! Sabes cunto meha costado conseguir este aspecto?Has arruinado mi peinado leespet ella, agarr el cojn y se lodevolvi con tanta fuerza que le

  • acert en el estmago como si lohubiera golpeado con una pelota.

    Abby sonri para s misma. Vera aquellos dos pelendose eradivertido, aunque an no tena muyclaro si lo hacan en serio o no.Damien agarr de nuevo el cojn,una enorme sonrisa le iluminaba lacara y su mirada maliciosa brillabafija en Diandra. Por un momento,Abby pens que aquellos dosestaban juntos.

    No, de eso nada replicDiandra, apuntando con el dedo al

  • chico. De repente, una extraa luzasom a sus ojos y abri la manocomo si sujetara algo en ella.

    Diandra!El padre de Abby estaba en la

    puerta y la reprenda con la mirada.Lo siento, to, lo olvid se

    disculp, y desvi la vista hacia elsuelo.

    Helen servir la cena encinco minutos anunci Aaron.Contempl las cajas abiertas y eldesorden en la habitacin, pero enningn momento mir a Abby. Lo

  • hizo de forma premeditada y aunquesaba que estaba mal, era algo quean le costaba. Te quedas connosotros? pregunt a Diandra. Suexpresin seria haba desaparecidoy ahora le sonrea con cario.

    Claro, mi madre ha ido alclub, tena otra de esas reuniones yno me apetece cenar sola! respondi ella.

    Bien, os espero abajo.Ir a prepararme dijo

    Damien, saliendo tras l.Abby se qued clavada en el

  • suelo, mirando fijamente la puertapor la que haba desaparecidoAaron. Sinti una punzada de celosal ver cmo su padre trataba aaquella chica, mientras que a ella laignoraba de forma deliberada. Unasensacin de lgubre oscuridadempez a apoderarse de ella, erauna intrusa en aquella casa. Leentraron unas ganas terribles desalir corriendo de aquel pueblo,pero... adnde ira? Se dio cuentade que Diandra la observaba,esboz una sonrisa y se gir hacia

  • ella.Prepararse? Os arreglis

    para cenar o algo as? seinteres, un poco preocupada porlas costumbres que pudieran tener ytambin para deshacerse de queaquella necesidad imperiosa dehuir.

    No, no te preocupes. Damiensuele cambiarse de ropa a todashoras, es un presumido.

    T y l... estis juntos?Diandra clav sus ojos azules

    completamente abiertos en Abby,

  • preguntndose si haba entendidobien. Se le encogi el estmago conun estremecimiento solo deimaginarse la posibilidad.

    Te refieres a juntos... juntos?Uni el dedo ndice de cadamano dando golpecitos y frunci loslabios como para dar un beso.Damien y yo juntos? Rompi arer. No! Qu te ha hechopensar eso?

    Abby se sonroj y se encogi dehombros, avergonzada, con unadisculpa en los ojos.

  • Bueno, parecis muy unidosempez a explicar.

    Diandra se levant de la camacon su pose de modelo y se asomal interior de una de las cajas.Acarici con el dedo la figura deporcelana de un gato negro quesobresala entre unos cuadernos.Sonri para s misma.

    Hemos crecido juntos,Damien es como un hermano param. El problema es que se comportacomo tal y a veces es un autenticotostn. Cerr los ojos y dej

  • escapar un suspiro. A pesar de queel chico poda ser tan molesto comouna jaqueca, lo adoraba.Deberamos bajar, empiezo a olerla salsa especial de Helen. Debesde haberle cado muy bien, soloprepara esa salsa en las grandesocasiones.

    Abby inspir profundamentepara darse valor, baj las escalerastras Diandra y la sigui hasta elcomedor. Cuando entraron, su padrey Damien ya estaban sentados a lamesa y ambos se levantaron de

  • forma corts, mantenindose en piehasta que ellas tomaron asiento.Abby mir la vajilla y la cubertera;jams haba comido en algo tanelegante, en su casa no haba dosplatos o tazas iguales, y la mayoraestaban desportillados.

    La mesa haba sido iluminadacon un par de candelabros y lucarepleta de fuentes con comida:ensalada, pollo, pur de patatas,verduras con mantequilla y algo decolor naranja en una salsera queola de maravilla; parecan de lo

  • ms apetitoso. Con el viaje y losnervios, no se haba dado cuenta delo hambrienta que estaba. Se sirviun poco de cada una de las fuentesque Damien le iba pasando ycomenz a cenar en silencio, sinatreverse a levantar la vista de suplato.

    Enseguida, Diandra se puso aparlotear ahogando el silencioopresivo. En cuestin de minutoshizo un relato detallado de cmohaba transcurrido su da en elinstituto, solo interrumpido de vez

  • en cuando por los comentariosmaliciosos de Damien, que tratabade picarla.

    Abby mir a su padre desoslayo. l no dejaba de sonrer yasenta a todo lo que los chicosdecan, se le vea en la cara que losadoraba. En cambio, a ella apenasla haba mirado un par de veces.Sus ojos se haban encontrado deforma huidiza y la incomodidad erams que evidente. Abby empez asentirse cada vez peor. Aquelhombre que le haba dado la vida,

  • para despus abandonarla sinmiramientos, haba criado a Damieny Diandra como si fueran suspropios hijos. Y all estaba,disfrutando de la cena y laconversacin, observndolosorgulloso. Se dijo que no debaimportarle, que deba darle igual loque aquel hombre pensara osintiera. No es que a ella leentusiasmara estar cerca de l, peroen el fondo s que le importaba y nodejaba de preguntarse por qu elloss y ella no.

  • De repente se puso en pie, noaguantaba ni un segundo ms enaquel comedor.

    Ocurre algo? preguntDamien, levantndose de la silla.

    No... no me encuentro bien,creo que necesito descansar respondi.

    Te acompao intervinoDiandra.

    Abby forz una sonrisa y con ungesto de la mano detuvo a la chicaantes de que se levantara.

    No es necesario, gracias, solo

  • necesito acostarme un rato dijocon una voz que pareca cubierta detelaraas.

    Ests segura? insisti.Abby asinti y su mirada se

    encontr con la de su padre. Por unmomento le pareci ver un atisbode preocupacin en sus ojos, perotodo qued en ese asomo; l lededic un pequeo gesto deasentimiento y nada ms.

  • Captulo 4

    4

    Regres a su habitacin y sedej caer en la cama. Se hizo unovillo, abrazndose las rodillas,esforzndose por no sentir ningunaemocin, lo nico que quera eradormir. Con suerte despertara ensu antigua habitacin, oliendo a

  • crepes quemadas en la cocina. A sumadre siempre se le quemaban.Cerr los ojos y la recordmovindose por la casa, con el pelotan rojo como el fuego recogido enun moo sujeto por un lpiz,leyendo en voz alta sus artculosmientras los correga.

    El reloj del pasillo dio las dos yella an no haba conciliado elsueo. La casa estaba en silencio,solo se oa el viento y los latidos desu corazn. Aquella calma leresultaba inquietante, estaba

  • acostumbrada al ruido de loscoches, a las sirenas de la polica ylas ambulancias, que ya formabanparte de su nana a la hora dedormir. Pero all todo parecasuspendido e inanimado.

    Sali de la cama y vag por lahabitacin; encontr una caja en laque haban escrito: Habitacin deAbigail. La abri y fue sacandocosas, encontr un sobre blanco queno reconoci, mir el contenido yun sollozo escap de sus labios.Eran las fotografas que tena

  • alrededor del espejo de su antiguahabitacin. Entre ellas encontr unade su madre. Cogi el lbumchamuscado y coloc la fotografajunto a las de sus amigos. Elloseran lo ms parecido a una familiaque haba tenido y en los ltimosdas los haba olvidado porcompleto.

    Sinti el deseo repentino dehablar con alguno de ellos, deescuchar una voz familiar. Busc untelfono en la habitacin, no habaninguno, y no saba qu haba

  • pasado con su mvil. De repente sele ocurri una idea.

    Sali al pasillo y descendi laescalera sin hacer ruido. Lo mslgico es que en aquella casahubiera algn despacho o estudio yque en l hubiera un telfono,incluso en la cocina habra uno. Sedirigi a la primera puerta queencontr, una de doble hoja junto alcomedor. Acert a la primera, secol en la estancia y cerr la puertatras de s.

    Con el corazn latindole a mil

  • por hora fue hasta el escritorio;mir el reloj que haba a suderecha, eran las dos y veinte,demasiado tarde para una llamada.Seguro que Demi llevaba horasdurmien- do y que le dara un sustode muerte, pero aquello era unaemergencia y lo entendera.Descolg el telfono y marc. Algodecepcionada volvi a colgarlo, elmvil de Demi estaba apagado.

    Rode el escritorio y se senten un silln de piel con ruedas,frente a un ordenador. Movi el

  • ratn rezando para que estuvieraencendido y que no tuviera ningntipo de contrasea. La pantalla seilumin mostrando una hoja decontabilidad. Sonri.

    Con los nervios a flor de piel yel corazn a punto de salrsele porla boca, escribi un correoelectrnico a Demi en el que tratde explicarle de forma resumidatodo lo que haba ocurrido en losltimos das: el accidente, elextrao coma aunqueprobablemente esto lo sabra, algo

  • as siempre se sabe, dnde seencontraba y con quin. Le pidique no contestara a aquelladireccin y que esperara a que ellavolviera a contactar. Iba a darle aenviar cuando, de repente, la puertadel estudio se abri y una sombrabloque la luz que llegaba delpasillo.

    Abby se qued de una pieza, supadre ocupaba el umbral y lamiraba muy serio. Entr sin decirnada y cerr tras de s. Abby sepuso en pie a la velocidad del rayo

  • mientras borraba de un clic elcorreo.

    Qu haces aqu? preguntl. Se acerc a la mesa conexpresin severa, dej unos papelessobre ella y encendi una lmpara.

    Solo comprobaba mi correo,desde el accidente...

    Tan tarde? la interrumpi,cuestionndola.

    Lo siento, no poda dormir respondi, y se encamin a lapuerta dispuesta a salir de allcuanto antes.

  • Te agradecera que laprxima vez me pidieras permisoantes de irrumpir a hurtadillas en midespacho seal con voz cortante. Buenas noches.

    Abby apret los dientes. Agarrel pomo de la puerta con la manotemblorosa, el nudo que tena en lagarganta amenazaba con ahogarla.La vergenza que senta setransform en indignacin y eldique que haba estado conteniendosus emociones los ltimos das serompi. Se gir resuelta con la

  • adrenalina corrindole por lasvenas y sin dejar de temblar.

    Por qu? pregunt conrabia. Su padre se haba sentado ala mesa y levant los ojos de lospapeles que estaba revisando. Lamir sin entender. Por qu mehas trado contigo? Es evidente queno te gusta tenerme aqu.

    l se movi en la silla,incmodo, apoy un codo en elreposabrazos del silln y se sujetla barbilla con la mano. Resoplpor la nariz, temiendo el inicio de

  • una conversacin que no queramantener, no en ese momento.

    Qu te hace pensar eso? susurr con la vista clavada enalgn punto de la mesa.

    Todo! Ni siquiera eres capazde mirarme, me rehyes, meevitas... Tu cara muestra a laperfeccin tus sentimientos leespet. No tienes ningunaobligacin conmigo, podas haberdejado las cosas como estaban, nohaber aparecido nunca. Se abrazlos codos, intentando controlar el

  • temblor que la sacuda.l alz la mirada y la clav en

    ella, algo asombrado por elresentimiento que destilaba la vozde su hija. Quiz no se parecierafsicamente a su madre, pero tenasu carcter y el mismo tono de vozcuando se enfadaba. Demasiadosrecuerdos enterrados quecomenzaban a despertar.

    Por qu clase de persona metomas? pregunt l, y su bocadibujo una mueca, como si laspalabras le hubieran golpeado.

  • Lejos de amedrentarse, Abbydio un paso hacia l.

    Por la clase de persona quefue capaz de abandonarnos a mimadre y a m y olvidar queexistamos respondi indignada,contemplndolo con dureza.

    l se puso en pie frunciendo elceo, desconcertado, dolido.

    Eso fue lo que te dijo? pregunt.

    Rode el escritorio y se colocfrente a ella poniendo cuidado enmantener las distancias. Abby se

  • sorprendi por la pregunta, peroan ms por la expresin de supadre. Tena el rostro desencajadoy su respiracin se haba acelerado.

    Te dijo que yo os habaabandonado? pregunt l denuevo. Se llev una mano a la caray se masaje las sienes, mientrasmantena los ojos cerrados.Cmo pudo hacer algo as?

    Qu? Hacer qu?Tu madre no te dijo la

    verdad.Abby dio un respingo, aquello

  • era lo ltimo que le faltaba porescuchar.

    Ests llamando mentirosa ami madre? Cmo te atreves? Mimadre no era una mentirosa!

    Abigail.Abby! grit, temblando de

    pies a cabeza; las lgrimaspugnaban por salir. Me llamoAbby.

    l inspir, tratando deserenarse. Se masaje la nucapensativo. Si esperaba encontrar enaquella nia alguna respuesta a la

  • desaparicin de su madre,diecisiete aos antes, esta acababade esfumarse.

    Abby, yo no abandon a tumadre y mucho menos a ti. Negcon la cabeza, pareca derrotado.Ni siquiera saba que existas. Nohasta hace unos das.

    Por primera vez, Abby atisbsentimientos en l. Se oblig aignorarlos.

    No te creo...Y a quin crees? replic

    Aaron con voz ronca. Apret los

  • puos muy enfadado. A la mujerque tu madre fingi ser durantediecisiete aos? A Grace Novik?

    Esas palabras la pusieronenferma. Record que Seth la llamMichelle y empez a tener dudas.Todo lo que haba ocurrido en losminutos previos al accidente habasido muy raro, sobre todo lareaccin y las palabras de sumadre.

    Si lo que dices es cierto, sino sabas que yo exista, qu eranesos documentos que le enseaste a

  • la asistente social?Una prueba de paternidad, se

    la solicit al director del hospitalmientras estabas en coma.

    Porque no creas que yo fueratu hija repuso con amargura.

    No, Abby, supe que eras mihija desde el primer instante, nadams verte, y no solo por esto. Sesubi la manga de la camisa y dejal descubierto una marca idntica ala que Abby tena en el interior delcodo. Pero gracias a tu madre notena otra forma de demostrarlo

  • respondi sin poder disimular suira. Se tuvo que recordar que eracon Michelle con quien estabaenfadado, no con aquella niaasustada que le devolva la miradacon temple. Aunque te cuestecreerlo, ella fue la que meabandon a m. Un da recogi suscosas y se march sin despedirse.Nunca supe qu pas o por qu lohizo, y mucho menos que estuvieraembarazada. Dio media vuelta yrode de nuevo el escritorio, sacuna llave del bolsillo de su chaleco

  • y abri uno de los cajones. Volvijunto a Abby con una carta en lamano y estir el brazo,ofrecindosela. Solo me dejesto.

    Abby lo mir a los ojos, parecaque deca la verdad. Tom la cartay la sostuvo entre las manos. Elpapel estaba amarillento yarrugado, estropeado, como sihubiera sido ledo un milln deveces. La abri e inmediatamentereconoci la letra de su madre.

  • Mi amor:Siento despedirme as, pero

    no tengo fuerzas para hacerlo deotro modo. Me marcho parasiempre. Debo proteger algomucho ms importante que t yyo. S que no vas a entenderlo,pero debes confiar en m. Tharas lo mismo si estuvieras enmi lugar. Por favor, perdname.

    Te quiero y siempre te querr.

    MICHELLE

    Michelle susurr Abby,

  • apretando el papel muy fuerte.Me minti, me minti en todo.

    Lo siento. Aaron suspir ycerr los ojos un instante. Sientosi te he hecho creer que no erasbienvenida. Lo eres. Es solo que...esto est siendo tan difcil para mcomo lo est siendo para ti aadi Aaron.

    Abby levant la vista de lacarta, asinti con la cabeza y se ladevolvi a su padre. Su mundo sedesmoronaba por segunda vez: siperder a su madre haba sido duro,

  • saber que ni siquiera la conoca yque su vida a su lado haba sido unamentira era an peor. En esemomento no saba quin era enrealidad, no tena nada ms all desu propio nombre, porque ni suapellido era real.

    Debera estar enfadada conella, pero no lo estoy. Letemblaba la barbilla; se sec unalgrima con los dedos. Mehubiera gustado despedirme.

    El silencio se impuso en lahabitacin como una pesada roca.

  • Ven conmigo dijo derepente su padre con voz firme.Tom unas llaves de la mesa y salidel despacho. Abby lo sigui sinsaber qu ocurra. Coge algo deabrigo, hace fro. Te esperar en elcoche.

    Adnde vamos?Ya lo vers.Un par de minutos despus,

    Abby se arrebujaba en el asientodel coche. A pesar del abrigocontinuaba teniendo fro. Sinapartar los ojos de la carretera, su

  • padre puls un botn delsalpicadero y la temperatura dentrodel coche comenz a subir. Lo mirde reojo, era muy guapo, con lanariz larga y recta, y una bocagenerosa... como la suya. Susrostros se reflejaban en elparabrisas, los estudi con atenciny se sorprendi de hasta qu puntose parecan. El mismo pelo negro,los mismos ojos castaos con motasverdes. Ahora entenda la sorpresade Seth cuando la vio por primeravez. Ella era la versin femenina de

  • l.Enfilaron una larga calle

    bordeada por rboles centenarios,tan frondosos que apenas dejabanver el cielo estrellado. Su padredetuvo el coche y se ape. Abby loimit y sus ojos se abrieron comoplatos al comprobar que estaban enun cementerio. Se qued paralizada.

    Por qu hemos venido aqu?pregunt desconcertada.

    Ahora lo vers. Ven respondi l, y comenz a andarentre las lpidas.

  • Abby lo sigui sin apartar lavista de su espalda. Una rfaga deviento le agit el cabello, seencogi an ms bajo su abrigo y seoblig a apretar el paso. Si no lohaca, iba a perderlo de vista enaquella oscuridad. Lo vio detenersefrente a dos tumbas coronadas porsendas lpidas de piedra gris, unaal lado de la otra. Se par junto a ly forz la vista para leer lasinscripciones; en la de la derecharezaba un nombre masculino: IsaacBlackwell. Y en la de la izquierda

  • descansaba otro hombre: MasonBlackwell.

    Abby observ de reojo a supadre; le dola contemplar aquellossepulcros. Al mirar con msatencin, se dio cuenta de la fechade la muerte, ambos el mismo da,casi diecisiete aos antes.

    Son tus hermanos?No exactamente. Mi madre

    muri cuando yo era muy pequeo,y poco despus mi padre volvi acasarse con otra mujer, la madre deMason e Isaac, y los adopt. Pero

  • yo los quera incluso ms que sihubiramos compartido la mismasangre susurr Aaron. Frunci elceo, a pesar del tiempotranscurrido, los recuerdos an erandolorosos. Hubo un desgraciadoincidente y ambos fallecieron juntoa los padres de Damien y el padrede Diandra. Seal unas tumbasa su espalda. Inhal el aire fro ysus ojos se perdieron absortos en elhorizonte. S cmo te sientes, ylo importante que es despedirse dealguien a quien quieres, aunque sea

  • despus de que se haya ido. Nedera el padre de Diandra, era muypequea cuando l muri, no lorecuerda, y an viene aqu parahablar con l. Mason e Isaac eranmis hermanos, era mi deber cuidarde ellos y su muerte es algo quenunca superar. Los echo de menostanto como el primer da, pero mealegro de poder venir aqu y saberque una parte de ellos permanece eneste lugar. Lade la cabeza ymir a Abby, poda ver la confusinen su rostro. Ven, sgueme.

  • La guio a un espacio abiertoentre los rboles en el que crecanflores silvestres, hasta una enormelosa blanca coronada por un ngelde piedra sobre un rectngulo detierra roja que haca poco habasido removida. Abby la mir casicon miedo, con un plpito que ledesboc el corazn. Ley lainscripcin en la lpida: MichelleRiss, 1968-2011.

    Te ocupaste de su funeral?pregunt, sorprendida.

    l asinti sin apartar los ojos de

  • las flores que haba sobre la tumba.Ella debe estar aqu.En lo ms profundo de su

    autocompasin, Abby se dio cuentade que Aaron tambin sufra ylloraba la muerte de su madre.

    La queras, verdad? Sesec las mejillas con la