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CÁTEDRA "GENERAL CASTAÑOS" REGIÓN MILITAR SUR EL EMPERADOR CARLOS Y SU TIEMPO Actas IX Jornadas Nacionales de Historia Militar

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CÁTEDRA "GENERAL CASTAÑOS"

REGIÓN MILITAR SUR

EL EMPERADOR

CARLOS

Y SU TIEMPO

Actas

IX Jornadas Nacionales de Historia

Militar

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Sevilla, 24-28 de mayo de 1999

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© CÁTEDRA "GENERAL CASTAÑOS" Capitanía

General de la Región Militar Sur. Plaza de España. s/n

41013 SEVILLA

Editorial DEIMOS

Glorieta del Puente de Segovia, 3 Tel.

91 479 23 42 28011 MADRID

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PAX AUGUSTA, PAX CAROLINA.

APROXIMACIÓN A LA PAZ A TRAVÉS DEL DISCURSO

SIMBÓLICO DE LA IMAGEN DE CARLOS V

María Elena DÍEZ JORGE Inst itu to de la Paz y los Con f lic tos d e la Un ivers id ad de Gran ada

Dep art amen to d e Histo r ia d e l Ar te de la Un ivers id ad d e Granad a

1. INTRODUCCIÓN

La presencia del conflicto es una condición inherente al individuo debido a los

diferentes anhelos, deseos e intereses que entran en contacto en las complejas relaciones

sociales. Partiendo de la existencia del conflicto en las relaciones socia les, nuestro

interés se centra en las alternativas escogidas para regularlo' . Entre estas alternativas al

conflicto, las manifestaciones de violencia han acaparado tradicionalmente el interés

historiográfico. Su estudio ha permitido una clara estructuración entre la violencia física

—guerras, violaciones, agresiones físicas— y la violencia estructural —represión,

marginación, racismo—. Si obviar estas expresiones de violencia, pensamos en la

creciente necesidad de estudiar las manifestaciones y relaciones pacíficas que, por otro

lado, también han estado siempre presentes y sin embargo han acaparado menor interés

historiográfico2. Sin duda, el estudio e interrelación de ambas regulaciones, pacíficas y

violentas, nos aproxima un poco más a la realidad histórica.

Desde esta inquietud por el estudio de la paz, pretendemos exponer una serie de

reflexiones sobre el valor de la paz bajo el emperador Carlos V a través de las imágenes

1 Sobre los conflictos y su resolución véase BURTON, J. (ed.): Conflict: Human Need Theory, New

York, 1990. ROSS, Marc Howard: La cultura del Conflicto, Barcelona, 1995. 2 Sobre la paz, GALTUNG, Johan: Peace by Peaceful means. Peace and Conflict Development

and Civilization, Oslo, 1996. RUBIO, Ana (ed.): Presupuestos teóricos y éticos sobro la paz,

Granada, 1993.

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64 MARÍA ELENA DÍEZ JORGE

simbólicas y su conexión con el legado de la Antigüedad. Tradicionalmente el interés sobre el período de Carlos V se ha centrado en los grandes conflictos y guerras

mantenidos bajo su reinado. En la tradición historiográfica se ha destacado de la imagen

de Carlos V su simbolismo como héroe militar. Las hazañas militares han jalonado los

numerosos estudios que se han realizado sobre el emperador. Frente a la Edad Media, la

historiografía decimonónica y de principios de siglo aplaudía y categorizaba el

Renacimiento como una época de estabilidad y esplendor político y artístico, y

preferentemente bajo el reinado de Carlos V 3. Para algunos autores, en el Renacimiento

español dominan tipológicamente los palacios, debido a que "la estabilidad y extensión de

la monarquía permitía ya hacer residencias estables y dignas"4.

Sin embargo, Pi y Margall encuentra que "predominaba en los tiempos del emperador

los sentimientos bélicos; y está consignado este predominio en la misma arquitectura. Todo

tiene aspecto militar", si bien:

"la influencia de estos instintos militares en la arquitectura duró empero, un corto número de años. Nuestra dominación en Italia dio lugar a nuestros

artistas para que estudiaran en ella sobre las grandes ruinas romanas y sobre las

obras que acababa de levantar el gremio de algunos hombres grandes, el estilo conocido bajo el nombre de greco-romano, y fue pronto este estilo el que vino a

desterrar tanto el gusto demasiado duro de los tiempos del emperador, como las

bellas y frívolas líneas del Renacimiento" 5.

En el siglo XIX, la tradición católica, que los intelectuales ven representada en algunos

monarcas de la historia, marca una de las principales diferencias entre los países europeos,

fundamentalmente frente a aquéllos de religión protestante. La religión será uno de los

baluartes diferenciadores entre países. Naciones de tradición protestante como Inglaterra

considerarán al protestantismo con carácter progresista frente al catolicismo dogmático que

había imperado en España y que era la causa de su decadencia 6. Frente a un catolicismo no

tolerante, el protestantismo se alzaba como el defensor del respeto hacia otras culturas. En

este sentido se entiende que el reinado de Carlos V, juzgado como el brazo armado del

Papa, fuera reputado por los ingleses del XIX como aquél que no supo respetar otras cul-

turas y cuya manifestación más insolente e intolerante se aprecia en la irrupción con su

nueva

3 Vid. por ejemplo LLAGUNO Y AMIROLA, Eugenio: Noticias de los arquitectos y arquitectura de

España desde su Restauración. Madrid, 1829. 4 LAMPÉREZ Y ROMEA, Vicente: "Los palacios de los reyes de España en la Edad Media". Arte

Español, Madrid, N° 4-5-6 (1914/15), pp. 157-181, 213- 235, 285-300 respectivamente, cit. p. 169. 5 PI Y MARGALL, Francisco: Reino de Granada. Recuerdos y Bellezas de España. Madrid, 1850,

p. 199. 6 Cfr. GALÁN SÁNCHEZ, Ángel: Una visión de la "decadencia española". La historiografía anglosajona

sobre mudéjares y moriscos. (Siglos XVIII-XX). Málaga, 1991.

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Real en la Alhambra nazarí. A esta crítica se adscriben algunos autores españoles para

quienes Carlos V:

"demuele la mitad del palacio de los reyes de Granada, para levantar

en su lugar otro greco-romano que eclipsase —como decían los aduladores

del monarca— el alcázar muslímico, y cuyo palacio nuevo no se concluirá

nunca, en castigo de aquella profanación inaudita"7.

Sin duda, esta tradición decimonónica ha ejercido una notable influencia en la imagen

del Emperador. No sólo la imagen de Carlos V, sino que basta ojear la tradición histórica para

apreciar claramente que por norma general la guerra está mejor definida que la paz8. No

obstante, esta exclusiva exaltación heroico-militar contrasta con el círculo erasmista del que se

rodeó el Emperador y que ha sido puesto de manifiesto en los últimos años con importantes

aportaciones por algunos historiadores. Especialmente en los últimos años, se han hecho

importantes aportaciones sobre la paz, y específicamente aludimos a la época del emperador

que ahora nos ocupa9. Hablar de la paz del emperador no implica negar las guerras y conflictos

mantenidos. No podemos pensar en un estado idílico de paz, pero tampoco de continuada

violencia y represión. Sin duda, interrelacionar ambas realidades, paz y violencia, nos lleva a

un panorama histórico más acorde con la realidad.

2. LA PAZ EN LA ÉPOCA DEL EMPERADOR.

2.1. La paz, atributo del monarca.

Teóricamente, la paz se erige como el valor deseable y al que debe aspirar un buen

monarca a lo largo de la Historia. Este valor universal que se convierte en un atributo del poder

ya desde la época del Emperador Augusto, vive importante cambios en la percepción y

compresión, adquiriendo diferentes dimensiones sociales y políticas según el contexto

geopolítico. Un buen reinado se caracteriza por la paz preferentemente interna; habrá paz

7 Cfr. ENRÍQUEZ Y FERRER, Francisco. Originalidad de la arquitectura árabe. Discurso leído en

Junta Pública de la Real Academia de Bellas Artes de San Femando el 11 de diciembre de 1850, p. 208. 8 Sobre los organismos de guerra en la época del Emperador vid. MARTÍNEZ MILLÁN, José:

Instituciones y élites de poder en la Monarquía Hispana durante el siglo XVI. Madrid, 1992, especialmente

pp. 47-92. Del mismo modo, en los estudios de iconografía se ha definido con más claridad la simbología

de la guerra frente a la de la paz que aparece poco delimitada y dispersa. Véase al caso, VAN DE WAAL,

H.: Iconclass an iconographic classification system, Bibliography. Vol. 4, part. 1. Leiden, apartados 45A-

45M. 9 Entre algunas obras en las que se estudia la paz en la época del Emperador caben citar: BATAI-

LLON, Marcel: Erasmo y España, México, 1966; CHECA CREMADES, Fernando: Carlos V y la imagen

del héroe en el Renacimiento, Madrid, 1987; CASTELLANO, Juan Luis: "Erasmo, defensor de la Paz",

en MUÑOZ, Francisco (ed.): Confluencia de culturas en el Mediterráneo, Granada, 1993, pp. 277-288

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66 MARÍA ELENA DÍEZ JORGE

siempre que no haya sublevaciones ni enfrentamientos internos aunque los haya externos. Así

se considera en las fuentes medievales al describir, por ejemplo, el reinado de Alfonso VII de

Castilla en la primera mitad del XII: "gobernó en paz por mucho tiempo a toda Galicia y

Asturias, y la tierra de León y Castilla y Extremadura y la Trasierra, y causó mucho mal a

los sarracenos" 10. Del mismo modo, con Carlos V la paz se considerará como un valor

teórico deseable y al que ha de aspirar todo monarca, idea defendida especialmente por el

círculo erasmista del que se rodeó. Nuevamente, con Carlos V se exalta la paz interna en

virtud de la cual los reyes han de conceder las mercedes para ser "mas amados y poderosos y

ensalzados y muy servidos y amados de sus reinos, y la cosa Publica, de ellos dura mas, y son

mexor, governados, y mantenidos, en Paz y tranquilidad y Justisia" 11.

Por otro lado, si la paz medieval surgida bajo los auspicios de la Iglesia —Paz de Dios,

Tregua de Dios— se entendía desde la no participación en la guerra así como la seguridad de

peregrinos y clérigos, ensalzándose más bien la no violencia, sin embargo, en la edad

moderna, y principalmente bajo el reinado de Carlos V, la paz se convierte en un valor teórico

del estado y al que se aspira, incluyéndose no sólo la no violencia sino también la consecución

de una paz social. Aunque históricamente la paz es una virtud que se ha estipulado que debe

reunir todo buen monarca, y lógicamente a esa pax societatis también se aspira en el

medioevo, es en el XVI cuando surgen los ideales pacifistas como un debate intelectual de la

mano de Maquiavelo y principalmente de Erasmo en torno al Príncipe y la Paz. Los ideales

pacíficos practicados por los franciscanos y otros movimientos heréticos basados en el

rechazo a la guerra y la práctica de la no violencia y la caridad se trasladan a un panorama

teórico y de debate filosófico y político en el XVI. La Paz se recupera y entiende entonces

como una necesidad social y una virtud que depende en gran manera del monarca, sin

rechazar por ello las "guerras justas", tal como se recoge en los planteamientos erasmistas de

Ginés de Sepúlveda —Exhortación al invicto Emperador Carlos para que, después de hacer

la paz con los Príncipes cristianos, haga la guerra a los turcos—, Alfonso Valdés —Diálogo

de las cosas ocurridas en Roma o de Lactancio y un Arcediano— y Luis Vives —De Concor-

dia et Discordia in humano genere—.

2.2. La paz, una práctica política.

La referencia teórica política está más o menos clara en los años del erasmismo carolino

pero, ¿y en la práctica política? Nos podemos ubicar en dos instancias sociales.

10 Crónica latina de los Reyes de Castilla, ed. de CHARLO BREA, Luis. Cádiz, 1984. p. 6. El autor de esta

crónica definirá del mismo modo otros reinados como el de Fernando III en la primera mitad del XIII; la paz interna

conseguida por el rey motivará que se pueda hacer la guerra con los musulmanes: "la paz nos ha sido devuelta en

nuestro reino; discordia y profundas enemistades entre los moros sembradas y riñas de nuevo originadas", p. 62. 11

Archivo de la Alhambra, L-200-1, 15 de Octubre de 1501.

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Por un lado, las firmas de pactos que intentan acabar con un conflicto armado. Nos

referimos a los tratados de Paz y firmas de treguas que también jalonan nuestra Historia.

Los encuentros para firmar las treguas tienen lugar a lo largo del medioevo en los

palacios o residencias de uno de los firmantes. Frente a ello, y aunque se continúe en

época moderna la firma de una tregua y paz en el territorio de uno de los actores, sin

embargo se aprecia la elección de espacios lo más neutrales posibles y que suponga la

aproximación y desplazamiento por ambas partes. Así, ante la negociación de una

tregua y paz entre España y Francia en 1537, se señala que lo más adecuado era "que se

juntasen en la raya de entramos Reinos"12.

Por otro lado, y más allá del término tradicional de la paz como ausencia de guerra

o fin del conflicto armado, nos podemos ubicar en el plano de la negociación y

mediación ante las disidencias sociales. Por ejemplo, ante las intenciones de Carlos V

de prohibir ciertas costumbres moriscas, los cristianos nuevos de Granada negocian con

el Emperador y llegan a un pacto económico por el que no se llevarán a cabo las

mencionadas prohibiciones. En el plano de la mediación podemos mencionar cómo tras

la conversión forzosa se favorecerán instancias de acercamiento que permitan la

integración entre las diferentes tradiciones culturales; en este sentido, y sin obviar el

marco de la imposición, una clara medida en favor de la integración son las mercedes

que Carlos V otorga en 1526 a aquellos cristianos viejos que vivan y se casen con

cristianos nuevos:

"fazemos merced alos cristianos viejos que casaren en este Reino con

cristianas nuebas y a las cristianas viejas que casaren con cristianos

nuebos e alos cristianos viejos que fueren a vibir entre cristianos nuebos

que sean libres y esentos de huespedes asy de los de nuestra Corte como de

gente de guerra y otros quales quien y que no sea ropa ny bestias de

guarnyciones ny otra cosa alguna por via de aposento y demas desto porles

hazer mas merced alas tales personas que hizieren los susodicho les

prometemos luego que nos conste dello les faremos merced para ellos y

para sus herederos y subçesores" 13.

Junto a los pactos interestatales y los acuerdos internos hay que mencionar las

medidas de prevención de la violencia social. La evolución en la regulación de las

relaciones sociales nos refleja un cambio entre la edad media y la moderna. No es que las

violaciones y homicidios dejaran de existir pero se pasa a unas actitudes más preventivas

basadas en el buen gobierno de la ciudad. Los legisladores entran a regular y controlar

parcelas sociales que anteriormente no preocupaban. ¿Implica ello un cambio en la

violencia? Más bien es un cambio en la regulación de la violencia al añadir fórmulas de

control social en pro de una justicia social'. Generalmente muchas de estas medidas fueron

12 GIRÓN, Pedro: Crónica del Emperador Carlos V. ed. de SÁNCHEZ MONTES, Juan. Madrid, 1964,

p. 121. 13

Archivo Alhambra, L-167-33, 1526. 14

El castigo corporal siguió existiendo y practicándose a lo largo del XV y XVI aunque su re -

chazo, sobre todo en causas menores, se recoge en algunas fuentes de la época. Ante el castigo dado a

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estériles ya que en el temor a una sublevación y rebelión de grupos como los moriscos poco

se solucionaba con el control de armas ya que los problemas estaban en las estructuras

sociales y las políticas en ellas mantenidas.

Estas tres instancias político jurídicas de paz -pactos diplomáticos en la política

exterior, acuerdos y negociaciones en el fuero interno del estado y prevención de la

violencia- se han de entender con todo el entramado de regulaciones pacíficas que se

configuran en las relaciones sociales cotidianas.

2.3. La guerra y la consecución de la paz.

Pero dentro del discurso de la paz se mantiene en la época del Emperador la idea de

que la guerra es un medio válido para la consecución de la paz. Defensa de la religión y

defensa del territorio son las dos causas principales que justifican la guerra y que hacen de

ella que se estime como un medio para lograr una deseada paz. Los principios de defensa

se mantendrán con fuerza a lo largo del XVI como se recoge en un documento de 1555 en

el que se enumeran las guerras sostenidas con Carlos V -Germanías, guerra contra

Francia, contra los turcos, contra los reinos italianos- "siempre [por] la conservacion de la

Paz por el vien publico dela Cristiandad' y "por rresistir a los enemigos por

Conservasion dela relixion Christiana y de nuestros reynos y estados" 15. Si bien, y

finalizada la conquista de Al-Andalus, la justificación a la guerra mantendrá un nuevo

debate en los escritos sobre los indios americanos a lo largo del XVI. En este contexto se

establece como causa principal para la guerra la defensa de la Cristiandad, y no la de un

territorio, argumentándose que en el caso de los musulmanes éstos habían quitado la tierra

a los cristianos pero no era el mismo caso para los indios ya que se tiene presente que en

el caso americano se trata de una conquista 16

. La argumentación territorial para una

guerra justa cederá el paso a la argumentación ideológica.

La evolución de la guerra desde la Edad Media hasta la Moderna en el ámbito

peninsular no sólo se aprecia en las tácticas, armamento y fortificaciones, sino

principalmente en el sentido que adquiere. La universalidad que desea y alcanza el naciente

estado español en los albores de la modernidad en aras a la expansión y dominio territorial

hace que el número de enemigos se amplíe y diversifique. La guerra de la "Reconquista" se

justificaba en la defensa de la religión y la usurpación de un territorio. En la Edad Moderna también se mantendrán ambos principios pero el sentido de la usurpación territorial se

una mujer de cien azotes públicos se nana: "Y, como a esta moca la pusieron en el asno, ella se echó

encima dé! para encubrir el rostro deverguença o de desmayo [...] y ansí la llevaron por las calles

acostunbradas azotándola; y, guando acabaron, halláronla muerta, sin que la sintiesen morir; que fue

cosa de mucha lástima y que devén los juezes tomar aviso de no condenar a vergüença pública y igno-

miniosa y personas de honra y vergüença sin mucha causa", Crónica del Emperador Carlos V, pp. 160-

161. 15

Archivo de la Alhambra, L-177-1, 14 de Marzo de 1555, fol. 3r. y 4r. respectivamente. 16

Ideas expresadas en la Historia de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas. Textos seleccionados en

Xirau, Ramón: Idea y Querella de la Nueva España. Madrid, 1973, pp. 39-44.

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modifica hacia argumentaciones defensivas y de prevención ante el ataque a la Cristiandad.

Esta Cristiandad ha de ser entendida con un sentido más amplio y en el que la España de

Carlos V se erige como defensora, justificándose las intervenciones militares, no en un

territorio que se "recupera", sino en tierras ajenas al "estado español" y cuyos primeros

cambios se otean con la conquista de Melilla bajo los Reyes Católicos. Los principios teóricos

para justificar la guerra siguen siendo territoriales y religiosos, pero los márgenes para

delimitar la defensa de ambos se han ampliado abrumadora-mente hacia un mayor control

político sobre el Mediterráneo y sobre el individuo, como nos presentan los cambios en los

enemigos: el turco y los herejes 17

.

Los enfrentamientos bélicos a lo largo del XVI son más globalizadores en torno a la

cuenca mediterránea, configurándose grandes alianzas que alargan y endurecen el conflicto.

Del mismo modo, las negociaciones y treguas firmadas son más duras pero más largas,

adquiriendo gran importancia los tratados y firmas de paz 8. Lógicamente, este tipo de

conflicto, si se quiere más internacional, se desarrolla en otros momentos históricos

anteriores, como el enfrentamiento que Pedro III de Aragón a fines del XIII mantuvo con

franceses y sicilianos19

. Sin embargo, es en el XVI cuando la interrelación de las políticas

entre los diferentes estados modernos y la concepción de éstos en torno a la expansión e

incipiente consolidación de sus fronteras territoriales, se constituyen en objetivos prioritarios

que hacen que los enfrentamientos adquieran unas dimensiones mayores. Pero, y a pesar de

todo ello, convenía negociar en muchas ocasiones por la carestía de la guerra que en última

instancia no beneficiaba a las diferentes partes contendientes. Conforme avanzamos hacia el

siglo XV y XVI, el tipo de guerra hace que económicamente esta sea una verdadera carga

estatal. En ocasiones se tendrá que vender parte del propio patrimonio real porque "es

necesario de hazer munchos y grandes gastos de dinero"20.

En este documento se señala que ni los impuestos ordinarios, ni extraordinarios, ni lo

que llega de las Indias, son suficientes. La necesidad de grandes sumas de dinero para hacer la

guerra durante el reinado de Carlos V así como el malestar que provocaba también se recoge

en la Crónica de Pedro Girón:

Sobre el tema véase el trabajo con el estudio introductorio de Juan Luis Castellano en SÁNCHEZ

MONTES, Juan: Franceses, protestantes y turcos. Los españoles ante la política internacional de Carlos V.

Granada, 1995. 18

Véanse por ejemplo los tratados de paz y firmas de treguas que se recoge a lo largo de 1538 en la

documentación para la redacción de la Crónica del Emperador Carlos V: deseo por conseguir la paz con Francia, p.

255; inicios de la negociación para ello, pp. 256-260; redacción de acuerdos en la tregua de diez años con Francia -

abstinencia de guerra, favorecimiento del comercio...-, pp. 267-271. 19

Las treguas y vicisitudes de ambos conflictos son recogidas en la Crónica de San Juan de la Peña

escrita en la segunda mitad del XIV. Crónica de San Juan de la Peña. ed. de ORCÁSTEGUI GROS, Carmen.

Zaragoza, 1985, pp. 96-115. Estos conflictos en la política exterior coincidían con una mayor intromisión en los

asuntos concejiles como las misma crónica recoge al narrar el no acatamiento del rey a los fueros y privilegios

de las ciudades, p. 113. 20

Archivo de la Alhambra, L-177-1, "Poder del Emperador Carlos V a doña Juana para poder vender

los bienes habices y agüela para sufragar los gastos de las guerras", 14 de Marzo de 1555.

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70 MAR ÍA ELENA DÍEZ JOR GE

"Desto se agraviaron mucho los tratantes y mercaderes y la ciudad de

Sevilla diziendo y significando el daño que a éstos se hazle en particular y a todo

el trato de las Indias en general, pero era tanta la necesidad que S. M tenía de

dineros que no se pudo dejar de tomar" 21.

La paz se convierte en el primer deseo político ante el agotamiento de la guerra. Ante

las disputas entre Francia y España bajo Carlos V se desea en primera instancia la paz, con

victoria militar o sin ella:

"Dia de San Bartolomé deste año [ 1536] se hizo una solemne procesión

dende la iglesia mayor de la villa de Valladolid al monesterio de Sant Pablo por

la paz entre S. M. y el Rey de Francia, y guando ésta no se pudiese aver por la

vitoria" 22.

3. PAX AUGUSTA Y PAX CAROLINA: LA TRANSMISIÓN DEL LEGADO DE LA

ANTIGÜEDAD.

La exaltación de la paz por Erasmo no era más que la culminación de un discurso

continuado a lo largo de la Historia. Desde la época Imperial de Augusto, pasando por la Baja

Edad Media con los escritos de Marsilio de Padua23

, y llegando hasta el XVI, se mantiene viva la

idea de una consecución de la paz a través del monarca. Este continuismo lo apreciamos

simbólica y visualmente, debiendo entenderse que la paz debía ser un valor cierta relevancia, y

sin duda con dimensión y proyección social, para ser incluido en el discurso político. Estos

planteamientos —continuidad del discurso de la paz y valor político— se aprecian en el discurso

simbólico que rodea a la figura del Emperador. En este simbolismo destacaba especialmente el

papel asignado al legado de la Antigüedad greco-romana. Las referencias son múltiples: desde la

escenografía desarrollada en la entrada en Bolonia al colocarse en las calles el retrato del

Emperador junto a los de Augusto y Trajano —Augusto como fundador del Imperio y Trajano

que llegó a Italia procedente de España-24

, hasta el propio interés de Carlos V que contaba entre

sus lecturas preferidas las Historias de Polibio, con la figura a emular de Julio César. La Antigüe-

dad es exaltada como una época de expansión, prosperidad y edad áurea de la paz. En este

sentido se quiere ubicar la figura de Carlos V, como un nuevo César que instaura un nuevo

Imperio próspero y de paz.

21. Crónica del Emperador Carlos V, p. 68.

22. Crónica del Emperador Carlos V, p. 70.

23. En la obra Defensor Pacis, escrita en el primer tercio del XIV para el emperador Luis de Baviera,

Marsilio de Padua plantea la paz como un estado idóneo para vivir y al que ha de aspirar todo Príncipe.

La obra se terminó de escribir en 1324. Hemos manejado la edición: PADUA, Marsilio de: El defensor de

la Paz. Madrid, 1989. 24

. Cfr. TREVOR-ROPER, Hugh: Príncipes y artistas. Mecenazgo e Ideología en cuatro cortes de los

Habsburgo. 1517-1623. Madrid, 1992, pp.28.

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Esta repristinación de la Antigüedad en la figura de Carlos V hay que entenderla dentro

de un entramado cultural iniciado en otras cortes europeas y con anterioridad al período de

Carlos V en la propia de la Península Ibérica. La emulación de monumentos, su estudio y la

transmisión de tratados, grabados y monedas de la Antigüedad clásica suponían vehículos

transmisores e interpretativos no sólo de los aspectos formales sino principalmente de algunos

de sus valores. Desde nuestro objeto de estudio, así se confirma en la emisión de monedas

conmemorativas a la paz, emulando las de la Roma Imperial. En una moneda de bronce de

Inocencio VIII se muestra en el anverso el busto del Papa y en el reverso, y con la leyenda

"Iustitia-Pax-Copia", se representan las alegorías de la Justicia, la Paz y la Abundancia, tal

como se había llevado a cabo en la Roma Imperial y con similares atributos 25

. Del mismo

modo, una medalla del Conde Tendilla realizada en Roma en 1486 y que se encuentra en el

Museo del Prado, conmemora la Paz conseguida por medio del embajador en Roma D. Iñigo

López de Mendoza, entre el Papa Inocencio VIII y Ferrante I de Nápoles, primo y cuñado de

Fernando el Católico 26

. Por tanto, para el discurso simbólico de la paz se mantiene en este

caso las formas romanas —tipología de la moneda, anverso con el busto de perfil y reverso

con la alusión a la paz, atributos de la paz27—.

Sin duda, las artes plásticas inciden a primera vista en un Carlos V victorioso y guerrero

frente a un Carlos V pacífico 28

. No obstante, es necesario profundizar en el existente discurso

de la paz sobre el que se ha incidido menos historiográficamente y más si pensamos en la

interrelación que se produce en estos momentos entre la guerra y la paz. Como hemos

señalado anteriormente, la concepción del XVI incluye en el valor de la paz la justificación y

la posibilidad de la guerra; sin embargo, existen otras dimensiones simbólicas y sociales de la

paz.

En este discurso simbólico de la paz, el Palacio de Machuca en Granada se levanta

como un nuevo monumento a la paz, tal como ya hiciera Augusto con su Ara Pacis 29. Las

alusiones a la Paz se encuentran especialmente en la fachada de poniente donde las figuras

femeninas alegóricas de la Paz se acompañan de putti quemando armas como analizaremos

25. Moneda de la colección del cardenal Mendoza que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.

Reproducida en Reyes y Mecenas. Los Reyes Católicos. Maximiliano I y los inicios de la Casa de Austria en España.

Catálogo exposición de Toledo, Museo de Santa Cruz. Madrid, 1992, n° 45 del catálogo, p. 315. Vid. Figura 1. 26. Ibídem, n° 47 del catálogo, p. 317. En el anverso se representa el rostro de perfil de D. Iñigo López

de Mendoza y en el reverso una láurea rodea la inscripción "FUNDATORI QUIETIS ET PACIS ITALIAE.

ANNO MCCCCLXXVI" (Fundador del reposo y la paz en Italia). Figura 2. 27. Un estudio sobre las diferentes tipologías y significados de la paz así como su simbolismo en la Roma

Imperial en MUÑOZ MUÑOZ, Francisco A. y DÍEZ JORGE, M° Elena: "Pax Orbis Terra-rum. La pax en la

moneda romana", en Florentia Iliberritana, Granada (En prensa). 28

Un compendio de los diferentes retratos de Carlos V en PACHECO Y DE LEIVA, Enrique: "Retratos

de Carlos I de España y V de Alemania", en Arte español, Madrid, 1919, Tomo IV, pp. 217232, 282-299, 317-

341, 367-399. Véase también SÁNCHEZ CANTÓN, F.J.: Los retratos de los Reyes de España. Barcelona,

1948, pp. 105-118. 29

Cfr. HENARES CUÉLLAR, Ignacio: Contestación al Discurso pronunciado por el llmo. Sr. Don Earl

Rosenthal. Real Academia de Nuestra de las Angustias, Granada, 1999, p. 22.

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72 MARÍA ELENA DÍEZ JORGE

en las páginas posteriores 30

. Pero, sin duda, la propia ubicación del palacio y su

significación respecto al conjunto nazarí hacen del monumento un verdadero alegato a la

integración multicultural, una entrada a una estabilidad y paz imperial 31

.

El primer valor que se exalta históricamente de la paz es como sinónimo de

abundancia y prosperidad. Aunque la paz está asociada ya en Grecia con la fertilidad y la

vida, esta idea se consolida simbólicamente en la época imperial romana. En este sentido

se explica la frecuencia en representar la paz con la cornucopia o cuerno de la abundancia,

con espigas, o con frutos recolectados 32

. Este valor positivo asignado a la paz se mantiene

en la Puerta de las Granadas erigida bajo Carlos V en el ingreso hacia el conjunto de la

Alhambra. Un gran arco de triunfo que emplea los símbolos de la paz y de la abundancia

como alegorías principales 33

. Del mismo modo, en el programa iconográfico que se

desarrolla en el Palacio de Machuca el valor principal gira en torno a la idea del Príncipe

asociada con la virtud de la paz. Esta fachada de la Paz se cubre con idílicas sugerencias

que a través del legado de la Antigüedad recupera alusiones a la vida y fertilidad, como las

guirnaldas o los putti con cestos de frutas 34.

Del mismo modo, la relación de la paz con un

estado próspero y de felicidad la encontramos visualmente en el frontispicio de un

opúsculo relativo a la Paz de Cambrai con las imágenes de la Pax Augusta y la Felicitas

Seculi 35. Esta dimensión social de la paz como estado de prosperidad es la que explica que

la paz sea un valor importante en el discurso político de cualquier monarca y

específicamente de Carlos V.

Por otro lado, la idea de la paz adquiere otra dimensión en su unión con la Justicia.

Desde la época griega encontramos la unión de la Paz, con la Justicia y el Buen Gobierno,

se mantiene durante el Imperio romano, pero se consolida especialmente a partir de la Edad

Media. Visualmente es frecuente la representación de la Paz acompañada de la Justicia,

como pilares político-sociales de todo buen monarca. Esta simbología se desarrolla con

frecuencia en la escenografía efímera que se crea en las entradas triunfales de Carlos V en

diversas ciudades y que tienen una gran relevancia simbólica a lo largo del

30 Vid. Figura 3.

31 Sobre el tema vid. DÍEZ JORGE, Mª Elena: El palacio islámico de la Alhambra: Propuestas para una

lectura multicultural. Granada, 1998, pp. 117-124. 32

Un estudio profundo sobre la simbología de la Paz en la Roma imperial en MUÑOZ, Francisco y DÍEZ

JORGE, Mª Elena: "Pax Orbis Terrarumm...". Vid. figura 4 y 5. 33

Ante el actual mal estado de los relieves, nos atenemos a las referencias dadas por Gallego y

Burin y en las que señala que en el tímpano de este arco "destaca un escudo imperial con figuras de la

Paz y Abundancia sujetando su coronación". GALLEGO Y BURÍN, Antonio: Granada. Guía artística e

histórica de la ciudad. Granada, 1987, p. 63. 34

Las guirnaldas como símbolos de regeneración, junto con los bucráneos que también aparecen en

la fachada carolina, recuerdan sin duda al ciclo de la decadencia y regeneración presentada simbóli -

camente en el Ara Pacis. Sobre el tema vid. HOLLIDAY, Peter J.: "Time, Histo ry, and Ritual on the

Ara Pacis Augustae", en The Art Bulletin, 1990, LXXII, n° 4, pp. 542-557. 35

Cit. en CHECA CREMADES, Fernando: Carlos V y la imagen del héroe..., p. 85.

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XVI 36.

Estas entradas en las ciudades significaban un buen momento para explayar ante los

ciudadanos las virtudes del monarca. En la entrada del Emperador en París, se preparó toda una

arquitectura efímera basada en arcos triunfales:

"y en los hartos havía muchas istorias y muy buenas [...] en los barcos

trihunfales [...] en lo mas alto estaban las armas del Emperador y las del ley de

Francia, juntas, muy hunidas en mi mismo papel' 37.

En la entrada en Burgos de 1520 de Carlos V, se reúnen las alegorías de la Bola del

Mundo, alegorías de la Paz y la Justicia, la Fama y la Fortuna.38

Del mismo modo acontece en

la entrada en Milán de 1541 donde se recogen entre otras las alegorías de la paz y de la

Justicia. En los Arcos de la entrada en Messina se presenta la Justicia por medio de la espada

como garante de la paz, simbolizada por medio de la rama de olivo 39

. Ya no se trata de las

consecuencias de la paz, sino de los medios para garantizarla, y entre ellos la Justicia se erige

como la virtud que debe desarrollar todo monarca si quiere garantizar la paz. En este sentido

la Justicia se alza como referente visual frecuente de Carlos V, como en la alegoría de su

abdicación en favor de su hijo, donde la Justicia con espada y guirnalda de laurel se ubica en

el tímpano del frontón que corona la estampa 40

.

Pero sin duda el valor más representativo dentro del discurso carolino de la paz es la

asociación de ésta como fruto de una victoria militar. Esta victoria militar se entiende en dos

sentidos a veces interrelacionados: la pacificación de un territorio perteneciente a la corona

por medio del fin de un conflicto —podríamos citar el caso de las Germanías—, así como la

victoria sobre un enemigo externo que inestabiliza la situación —caso del turco—. Estos

planteamientos no hacen más que continuar el tradicional discurso de la paz al incluir los

conceptos de la Tranquilitas especialmente en el primer caso, y en el segundo la Securitas

imperial. En la estampa de la Batalla de Mülbergh, de Enea Vico y Iovanni Battista

Mantuano, aparece entre otras referencias alegóricas la filacteria aludiendo a la Saecuritas

Publica. Estas ideas se habían forjado con claridad en el Imperio romano, donde las

victorias militares aportaban la seguridad y tranquilidad de la paz. Son frecuentes las

acuñaciones de monedas romanas en las que se alude a una victoria militar por medio de la

36 Cfr. CHECA CREMADES, Fernando: "La entrada en Milán de Carlos V el año 1541", en Goya,

Madrid, 1979, n° 151, pp. 24-31. 37

Crónica del Emperador Carlos V, pp. 343-344, año 1540. 38

CHECA CREMADES, Fernando: Carlos V y la imagen del héroe..., p.82. 39

Ibídem, p. 96. 40

Estampa de la obra de Girolamo Ruscelli, Le insprese illustri con expositioni et discourse del Sor.

leronimo Ruscelli. al Serenissimo et sempre felicissimo Re Catolico Philippo d' Austria. Reproducida en Felipe

II. Un monarca y su Epoca. Madrid, Catálogo de la Exposición 1 de Junio-10 de Octubre de 1998, p. 100. Como

virtud principal de todo Príncipe se mantiene en la Alegoría de la educación de Felipe II de Justus Tiel del

Museo del Prado, donde aparece una mujer con la espada de la Justicia además de otros atributos como el freno

del caballo como símbolo de la Templanza, la balanza de la igualdad y el caduceo alado con las dos serpientes

de Mercurio como símbolo de la Paz.

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74 MARÍA ELENA DÍEZ JORGE

alegoría de la paz y leyendas como Pax cum Persis, Pax Germanicus...41.

Por tanto, la identificación de ambos conceptos, victoria y paz, que aparecían unidos

frecuentemente en Roma también la encontramos en el Renacimiento, con las mismas

alegorías y atributos. La paz y la concordia como frutos de la victoria militar la encontramos

claramente representada en los tres arcos creados para la entrada en Messina: hiedra para la

Concordia, olivo para la Paz y laurel para la Victoria 42

.

Esta paz entendida por medio de la victoria militar no debe ser interpretada como una forma

de ensalzar unánimemente la guerra. Se ensalza la victoria militar pero no el hecho de la guerra

en sí mismo. Los monarcas no muestran ninguna preferencia en sus acuñaciones por las escenas

de batallas, por los saqueos, o por la muerte. La guerra va a venir caracterizada por el armamento

—escudos, lanzas, armas, corazas y atributos militares—. La aniquilación de estas armas en

manos de la Pax por medio del fuego destructor pero también purificador, no hace más que

indicar el deseo del fin de la guerra. Esta simbología romana que apreciamos en relieves de la

Antigüedad, la encontramos extendida en la fachada de poniente y sur del palacio de Carlos V en

el conjunto nazarí de la Alhambra 43

. En los plintos que soportan las monumentales columnas

toscanas de la fachada de poniente se desarrollan relieves de la guerra y la paz: objetos militares

depuestos y quemados así como alegorías de la paz. Estas armas sin vida aparecen en los

colaterales más próximos a la entrada y se repetirán en la fachada sur aludiendo a una entrada a la

paz.

Esta quema de armas de los relieves carolinos era frecuente en las monedas romanas en las

que se presenta a la Pax con antorcha y que llevan casi en su totalidad la leyenda de Pax Augusti

o Pax Optimo Principi, convirtiendo al emperador en la vía capaz de poner fin a la guerra,

generalmente por medio de una victoria como ya hemos mencionado 44

. Esta destrucción de

armas, este fin de la guerra, traerá la abundancia, representada en la cornucopia que suele llevar

la Pax con antorcha. El constructor y garante de esta paz es el Emperador. En la Crónica de Pe-

dro Girón, en la tregua de Niza del 18 de junio de 1538, se señala a Carlos V como "actor de

toda paz y concordia" 45. El poeta Ludovico Ariosto presentó en Mantua al Emperador su poema

de Orlando Furioso, añadiendo unas estrofas para el emperador en las que hablaría del

emperador más justo habido desde Augusto, un emperador por quien la diosa de la Justicia

volverá y restaurará en la tierra la edad dorada 46

. En este sentido se entiende la escultura de

Leoni de Carlos V batiendo al Furor. Esta obra reflejaba un conocido pasaje de Virgilio en el

41 Cfr. MUÑOZ, Francisco A. y DÍEZ JORGE, Mª Elena: "Pax Orbis Terrarum..."

42 CHECA CREMADES, Fernando: Carlos V y la imagen del héroe..., p. 96.

43 Vid. Figura 6 y 7.

44 Vid. Figura 8.

45 Crónica del Emperador Carlos V, p 267-268.

46 Cfr. TREVOR-ROPER. Hugh. Op. cit., p. 29.

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que éste saluda a Augusto como aquél que ha llevado la paz y la ley al mundo desordenado

aludiendo a que las puertas de la guerra están ahora cerradas y el impío furor bien sujeto con

cadenas de bronce 47

. Esta idea del monarca como pacificador, como vía para cerrar el Templo

de la Paz, la hallamos también en el Arco de los Españoles de la obra de Grapheus para la

entrada en Amberes de Felipe II, en el que se hace una recreación del Templo de Jano y en el

que Carlos V muestra el mismo a Felipe y Octaviano demuestra cómo se cerraba 48

. Del mismo

modo podemos mencionar el busto de bronce que realiza Leoni con la armadura que había

utilizado en Mülhberg, como general victorioso que restaura la paz, o el retrato ecuestre de

Carlos V hecho por Tiziano tras la batalla de Mülhberg y que ha sido puesto en relación con el

grabado de Durero representando el caballero Miles Christi de Erasmo 49

Estas alusiones a la figura de Carlos V como pacificador se completan con el círculo de

Hércules como pacificador. En la Antigüedad encontramos la identificación en monedas de

Hércules como pacificador. El ciclo de este héroe mitológico estaba bien arraigado al estar

presente a lo largo de la tradición literaria y figurativa 5o

En la tradición simbólica romana que se

obtiene de la literatura, algunas hazañas de Hércules preceden a la batalla. Algunos emperadores

toman la imagen de Hércules para los reversos de sus monedas, indicando de esta manera la

invencibilidad del emperador para conseguir la victoria, y en definitiva la pax 51

. También en el

Renacimiento se continua este discurso. No olvidemos que en 1483 fue editada en España Los

doce trabajos de Hércules por Villena. Esta asociación entre Hércules y Carlos V como

pacificadores es recogida en el elogio a Carlos V de la Historia Originis et Successionis

Regnorum et imperiorum a Noe usque ad Carolum V ad Ottone Cardinali et Episcopo

Augustano 52. Estas alusiones al Hércules pacificador las encontramos en el Palacio carolino de

Machuca. En la fachada de poniente, en el cuerpo superior, se esculpen relieves con las

representaciones alusivas a Carlos V por medio de Hércules. La paz y la guerra de los plintos

inferiores se coronan por el escudo imperial y las representaciones de Hércules en los tres tondos 53

. La política de Carlos V establece la paz y la guerra, a ésta última se vio obligado por las

47 Cit. de la Eneida (1,291-296) según TREVOR-ROPER, Hugh. Op.cit., p.40 48

CHECA CREMADES, Fernando: Carlos V y la imagen del héroe..., p. 140-141 49

CHECA CREMADES, Fernando: Tiziano y la monarquía hispánica. Madrid, 1994, p. 42-44. 50 Vid. al

respecto CROISILLE, J.M.: Poésie et art figuré de Néron aux Flaviens. Recherches sur 1 'iconographie et la

correspondance des arts á I 'époque impériale. Bruxelles, 1982, pp. 137-161. 51

En la leyenda se señala a Hércules como pacificador y suele aparecer con rama de olivo, maza y piel de león.

Este tipo iconográfico lo encontramos en monedas de Probo, de la época de Diocleciano así como de Póstumo. Cfr.

MUÑOZ, Francisco y DIEZ JORGE, M' Elena: "Pax Orbis Terrarum...". 52

Fue publicada por primera vez en el trabajo de PACHECO LEIVA, Enrique. Art. cit., pp. 325341. En el

elogio se señala a Hércules como aquél que en todas las partes de Grecia hizo la paz, comparándose con Carlos

V. 53

Se representa la escena de la lucha contra el león de Nemea, que en palabras de Villena, "este tal

despojo [piel de león] podría se el estado del caballero aplicado a quien conviene contradezir a los sobrebios

enemigos de la patria quitándole los despojos en testimonio del vencimiento y recordación y recobramiento de

virtud y paz". Cit. en CHECA CREMADES, Fernando: Carlos V y la imagen del héroe..., p. 116.

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76 MARÍA ELENA DÍEZ JORGE

circunstancias, pero él siempre fue el pacifico César 54.

Esta idea de Carlos V como pacificador se completa con la imagen del pacto y de la

negociación. Esta representación de un acuerdo la encontramos en la obra de Salviati para el

Palacio Farnesio de Roma y donde Carlos V y Francisco I cierran el Templo de la Paz;

aparecen vestidos como romanos militares y laureados mientras estrechan sus manos derechas

en señal de acuerdo. La imagen del pacto y negociación a través del apretón de manos la

encontramos nuevamente en la Antigüedad romana aunque es aún más frecuente a lo largo de

la Edad Media. Esta escenas de pactos y acuerdos son múltiples: en el Palacio Ducal de

Venecia se representa la Paz de Bolonia entre Clemente VII y Carlos V, en Arco de los Ingleses

de Grapheus se escenifica a varios personajes dándose la mano (pacto) y sobrevolando la diosa

de la paz con sombrero y rama de olivo 55

, en la Sala de los Cien días del ciclo del Palacio de la

Cancillería en Roma se desarrolla una alegoría de la paz entre Carlos V y Francisco I pintada

por Vasari en la como él mismo Vasari señalaría se recogía el pacto y acuerdo de la paz

universal entre Carlos V y Francisco I. El Emperador pacta, construye en este sentido una paz

política que pasa del plano teórico a la práctica real.

4. CONCLUSIONES

La paz asume la tradicional delimitación de ausencia de guerra, aunque no de otro tipo de

conflictos o violencias estructurales. A pesar de ello se documenta que la victoria militar y la

guerra no son las únicas vías para la consecución de la paz. En este sentido es habitual la

mención de firmas de acuerdos y tratados de Paz en los que se manifiesta una voluntad entre las

diferentes partes por acabar con el conflicto armado. Nuestro estudio nos ha permitido apreciar

profundos cambios y aprendizajes que en el ámbito de la diplomacia se producen bajo el

Emperador frente a la diplomacia medieval. En instancias más alejadas de la política interestatal,

la paz adquiere otras dimensiones. Entre los diversos valores que hemos documentado que

asume y se identifica con la paz —concordia, tranquilidad, igualdad— hay que mencionar

especialmente su asociación habitual con el concepto de Justicia. Esta Justicia es entendida como

la vía que ha de mediar entre los pleitos vecinales, y por tanto va enfocada principalmente al

interno del estado. Estos valores que identifican a la paz en la época de Carlos V no se limitan a

una expresión teórica sino que alcanzan una dimensión y práctica social: firmas de tratados, tre-

guas, pactos y convenios; cambios en el sistema normativo recogido en las ordenanzas y

privilegios... en los que el sistema principalmente punitivo que caracterizaba a los ordenamientos medievales viven una ligera transformación hacia sistemas preventivos de la violencia en los que

54 "Todo te lo debemos a tí, pacífico César, ante cuya presencia nace la paz sin fin". Cit. del Elogio a

Carlos I en PACHECO LEIVA, Enrique: Art. cit., p. 334. 55

CHECA CREMADES, Fernando: Carlos V y la imagen del héroe... pp. 140-141.

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se ensalza la justicia en pro a una paz social.

La proyección política, analizada a través del repertorio simbólico, nos descu bre

que el discurso de la paz no es algo cerrado y estático sino que, por el contrario, está

lleno de dinamismo, de grandes variedades semióticas, que en el caso del Emperador

Carlos V tienen su horizonte iconográfico e iconológico en el legado de la Antigüedad

romana. En nuestro estudio hemos analizado la variedad icono-gráfica de la paz que es

asociada con la justicia, con la victoria, con la abundancia, con el Emperador... Todo

ello hace que podamos establecer conexiones más profundas de lo que a primera vista

pudiera parecer entre el discurso simbólico de la pax augustea y el de la pax carolina.

Entre los discursos simbólico-políticos caben mencionar: la Paz como sinónimo de

abundancia y prosperidad, la Paz como consecuencia de una victoria mili tar, la paz con

su valor complementario de la Justicia y Concordia, la Paz como deposición de armas y

fin de una guerra, el Emperador como pacificador, Hércules y Carlos V como

pacificadores y el pacto mediante el motivo simbólico del apre tón de manos. Todos

estos valores semióticos e iconológicos de la Pax Carolina los documentamos en la

Roma imperial. No es que pretendamos manifestar que el Renacimiento rescata

enteramente el legado de la antigüedad, ya que este legado antiguo se había mantenido

en cierta manera durante el medioevo, de hecho entre las máximas para el soberano en

el medioevo está la de conseguir la paz. Tampoco se trata de una simple emulación del

legado de la Antigüedad. Visual y discursivamente se reinterpretan valores de la

Antigüedad y entre ellos se repristina el discurso del Emperador y la Paz, algunos de

cuyos valores tradicionales siguen siendo válido.

PAX AUGUSTA. PAX CAROLINA. APROXIMACIÓN A LA PAZ... 77

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Figura 1. — Anverso y reverso de moneda relativa a la Paz de Inocencio VIII.

Figura 2. —Moneda con representación de la Pax quemando armas. Moneda de la época

de Domiciano.

Figura 3. —Anverso y reverso de moneda de D. Íñigo López de Mendoza alusiva a la Paz.

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Figura 6.—Moneda con representación de Pax con cornucopia y rama de olivo aludiendo a la Pax

Augustea. Época del Emperador Vitelio.

Figura 7.— Objetos militares. Relieve de la época de Trajano. Museo de los Uffizi.

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Figura 8.— Objetos militares. Relieve de la época de Carlos V

Palacio de Carlos V en Granada.

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