el don de la vida

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un breve resumen

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El Don de la Vida||a Virgen concebir y dar a luz un hijo a quien pondr el nombre de Emanuel, que traducido significa: Dios con nosotros (Mt. 1, 23).P. Ricardo FacciEl don de la vida. Don por el cual, gracias a Dios vivimos y existimos. Don, tambin, que aprovechamos mucho para negrselo a otros. El egosmo del hombre ha hecho que se apropie del don de la vida para s, negndoselo a otros.Los terroristas demogrficos nos han hecho creer que en el mundo somos muchos. No dej de denunciar en ningn momento esta trgica mentira, que hoy se confirma en pases europeos promoviendo con premios econmicos para que las familias tengan ms hijos y favoreciendo la inmigracin. La ecologa tambin est presente en la vida del hombre, se necesitan nios y jvenes, para que las nuevas generaciones sostengan a los mayores.El problema no est planteado en cuntos hijos debe tener un matrimonio. Esta es una decisin de los padres. La cuestin es ms de fondo. Subyace, en el aire enrarecido de este mundo, un desprecio concreto por la vida. Hoy, fcilmente, se condenan a multitudes al hambre, a la miseria, al analfabetismo; se motiva para que las vidas desemboquen en el alcoholismo, la drogadiccin, el tabaquismo, el vicio sexual.Hoy, tambin, se promueve el amor libre, un amor identificado con el placer, pero totalmente desvinculado del compromiso de amar de verdad, que es para siempre, y de la vida.Hay tantos jvenes conviviendo en pareja, sin formalidad alguna, y lo que es peor, avalados por sus padres.Fuimos espectadores en estos ltimos tiempos, de cientos de marchas de silencio pidiendo esclarecimiento ante determinados crmenes. Pero quin garantiza la inocencia de todos por quienes se hicieron marchas de silencio. De lo que estoy seguro es de la inocencia de cada nio que es engendrado, sin haberlo solicitado, y condenado al aborto por quienes nadie realiza marchas de silencio, ni publica en los medios de comunicacin: no se olviden de los nios indefensos e inocentes, que cada da matan en los vientres maternos, mbito cargado de contradiccin.El don de la vida. El problema no radica en que no se valora la vida del nio por nacer. Todo se inicia en la desvalorizacin de la propia vida, especialmente a travs de un individualismo y egosmo destructores. Si no se valora la vida de un nio por nacer, qu signific el da que nos engendraron a nosotros? Cmo puede valorar su vida un nio que escuche de sus padres que es un problema, un drama, una ridiculez, traerle un nuevo hermanito? Cmo puede valorar la vida un hijo que frente a un nuevo embarazo de la mam, contempla que los allegados a la familia, en lugar de felicitar a sus padres, tratan el tema en tono burlesco?Cmo alguien puede valorar la vida frente a una campaa anticonceptiva que est indicando que cada nuevo nio es un peligro para la humanidad?Cuntos que hubiesen sido lumbreras para el mundo, grandes cientficos de la humanidad, sacerdotes y religiosas, excelentes padres de familia, fueron tirados en las cloacas de nuestras ciudades, como desperdicio humano. A dnde vamos con la propuesta de este mundo? No ser posible encontrar seres pensantes, entre los habitantes de este planeta, que no se dejen llevar por sentimentalismos, por los medios de comunicacin, y por la influencia de los que gobiernan este mundo, que lo han programado para ellos, como si fuesen eternos?Hay quienes pueden poner como argumento las familias numerosas, que no son fruto de una madura accin, sino de la promiscuidad, el alcoholismo, el vicio. Esto es otro caso. A esto nadie lo avala, son tan irresponsables como las familias que pudiendo y debiendo tener ms hijos no lo hacen. Ms an, el cuestionamiento no es para aquellos, sino para nosotros, qu hacemos para mejorar estas situaciones? Qu aportamos a las nuevas generaciones para que no vuelvan a repetir la historia del vicio?Si valoramos la vida, vamos a descubrir en cada nio que llega a este mundo, un Emanuel, Dios con nosotros. Acaso, en cada vida que se gesta, no interviene Dios? En cada nio que llega a este mundo, Dios no tiene la oportunidad de que un nuevo hijo suyo, sea blanco, negro o amarillo, nazca en cuna de oro o en la paja de un pesebre?Seor Jess,gracias por el don de la vida;y por hacernos partcipes en comunicarla.Gracias, Seor,por los hijos maravillosos que nos regalaste,gracias, porque cuando llegaron a casa,todo fue una fiesta.Te pedimos la graciade contagiar al mundo el valor por la vida,que nuestra palabra y testimonio nos identifiquecomo una familia defensora del don de la vida.Dueo de la vida,despierta a tantos que, dormidos,an no descubrieron lo que vale su viday la de los dems. Amn.

La vida: Don de DiosRicardoSada Fernndez28 mayo 2008Seccin:De la Ley de Dios

Realmente sabemos respetar y defender la vida? Conocemos qu significa el no matars del quinto mandamiento?Johnathan Swift, el conocido autor de Los viajes de Gulliver, se pona de luto y ayunaba el da de su cumpleaos. Haber nacido le pareca una autntica desgracia. Pero como millones y millones de personas celebran su cumpleaos, no parece que hayamos de darle la razn el seor Swift. Haber nacido es una cosa buena y positiva; an ms, la vida no slo es un bien, sino que es el bien ms alto en el orden natural. El sentimiento contrario es pasajero, debido quiz a la enfermedad fsica o mental, o a las injusticias que los dems nos han causado.Adems, la vida no slo es un bien, sino que adems es un don, un regalo. Ese don nos ha sido dado (a travs de nuestros padres) por Dios: slo Dios es dueo de la vida. Cada alma es individual y personalmente creada por Dios y slo Dios tiene derecho a decidir cundo la infunde a un cuerpo y cundo su tiempo de estancia en la tierra ha terminado.Que la vida humana pertenece a Dios es tan evidente que la gravedad del homicidio -quitar injustamente la vida a otro- es aceptada universalmente por la sola ley de la razn entre los hombres de buena voluntad. La gravedad del pecado de suicidio -quitarse la vida de modo voluntario- es igualmente evidente.Aunque la vida sea un bien tan grande, no es un bien absoluto. Por gravsimas razones, es lcito matar a otro, quitarle justamente su vida. Por ejemplo, si un agresor injusto amenaza mi vida o la de un tercero, y matarlo es el nico modo de detenerlo, no peco si lo hago. De hecho, es permisible matar tambin cuando el criminal amenaza con tomar o destruir bienes de gran valor y no hay otra forma de pararlo. De ah se sigue que los policas no atentan contra este mandamiento cuando, no pudiendo disuadir al delincuente de otra manera, lo privan de la existencia.Est claro que el principio de defensa propia slo se aplica cuando se es vctima de una agresin injusta. Nunca es lcito quitar la vida a un inocente para salvar la propia. Si estoy perdido con otro en el desierto y slo hay agua para una persona, no puedo matarlo para conseguir as llegar hasta el oasis. Tampoco puede matarse directamente al nio en gestacin para salvar la vida de su madre. El nio an no nacido no es agresor injusto de la madre, y tiene derecho a vivir todo el tiempo que Dios le conceda. Destruir directa y deliberadamente su vida es un pecado de suma gravedad; es un asesinato y tiene, adems, la malicia aadida del envo a la eternidad de un alma sin oportunidad de bautismo. ste es otro de los pecados que la Iglesia trata de contener imponiendo la excomunin a todos los que sin su ayuda no se hubiera cometido el delito: no slo a la madre, tambin a los mdicos o enfermeras que lo realicen, a quien convenza a la madre o le facilite el dinero para ese fin.Una extensin del principio de defensa personal se aplica a las naciones. Por ello, el soldado que combate por su pas en una guerra justa no peca si mata. Una guerra es justa: a) si es una guerra defensiva, es decir, si la nacin ve sus derechos o su territorio injustamente violados; b) si se recurre a ella en ltimo extremo, una vez agotados todos los dems medios de dirimir la disputa; c) si se lleva a cabo segn los dictados de la ley natural y la leyes internacionales, y d) si se suspende tan pronto como la nacin agresora ofrece la satisfaccin debida.En la prctica resulta a veces muy difcil para el ciudadano medio decidir si la guerra en que su nacin se embarca es justa o no. El ciudadano comn suele no conocer todos los intrngulis de una situacin internacional. De ah que muchas veces deba esperar el juicio de la autoridad competente (los obispos o el Papa), para saber cmo actuar. No ha de olvidar, en todo caso, que incluso en una guerra justa se puede pecar por el uso injusto de los medios blicos, como en caso de emplear armas biolgicas que causen estragos al margen de objetivos de valor militar.Ya que la vida no es nuestra, hemos de poner todos los medios razonables para preservar tanto la propia como la del prjimo. Es a todas luces evidente que pecamos si causamos deliberado dao fsico a otros; y el pecado se hace mortal si el dao fuera grave. Por ello, las disputas en que se llega a las manos -a no ser que se trate de una agresin injusta-, son una falta contra el quinto mandamiento de la ley de Dios.Lo que directa o indirectamente se relacione con la vida cae en el mbito del quinto mandamiento. Podemos ir deduciendo de ello muchas consecuencias prcticas. Por ejemplo, es evidente que quien conduce un vehculo de modo imprudente, comete pecado grave, pues expone su vida y la de otros a un riesgo innecesario. Esto tambin se aplica al conductor que se encuentra atarantado por el alcohol. El conductor ebrio es criminal adems de borracho. Ambos son pecados contra el quinto mandamiento, pues beber en exceso, igual que comer excesivamente, contraviene este precepto porque perjudica la salud, y porque la destemplanza causa fcilmente otros efectos nocivos. El pecado de embriaguez se hace mortal cuando de tal modo afecta al bebedor que ya no sabe lo que hace. Pero beber sin llegar a ese extremo tambin puede ser un pecado mortal por sus consecuencias malas: perjudicar la salud, revelar secretos o descuidar los deberes profesionales o familiares. Quien habitualmente toma bebidas alcohlicas en exceso y se considera libre de pecado porque conserv la nocin de lo que hizo, normalmente se engaa a s mismo; raras veces las bebidas alcohlicas no producen dao grave en el prjimo o en uno mismo.El drogadicto peca gravemente contra este precepto de la ley de Dios. Ingiere la droga con el fin de recibir sensaciones o experiencias sin otro objeto que la satisfaccin personal. Implica un arbitrario y arriesgado peligro, que priva al individuo de la funcin rectora de la razn y le produce perjuicios fisiolgicos y psicolgicos casi siempre graves e irreversibles. Es, sin ninguna justificacin, un atentado contra la vida.Al ser responsables ante Dios por la vida que nos ha dado, tenemos obligacin de cuidar la salud dentro de lmites razonables. Exponernos a peligros deliberados o innecesarios (como el alpinismo sin precauciones debidas), descuidar la atencin mdica (cuando sospechamos tener una enfermedad seria), descuidar el necesario descanso (no dormir o no comer lo debido), es faltar a nuestros deberes como administradores de algo que es de Dios.Un principio bsico sobre este precepto es que la vida de todo el cuerpo es ms importante que la de cualquiera de sus partes. En consecuencia, es lcito extirpar un rgano para conservar la vida. La amputacin de un brazo gangrenado o de una matriz cancerosa est justificada moralmente. Sin embargo, mutilar el cuerpo innecesariamente es pecado, y pecado mortal si la mutilacin es seria en s o en sus efectos. Aquella persona que voluntariamente se somete a una intervencin quirrgica con el nico fin de quedar estril, incurre en un pecado mortal, igual que el cirujano que la realiza, sean cuales fueren las circunstancias del caso concreto. Tambin se incluye dentro de este precepto la eutanasia (matar a un enfermo incurable para acabar con sus sufrimientos). La eutanasia es pecado grave, aunque el mismo paciente la pida. Si una enfermedad incurable es parte de la providencia de Dios para m, ni yo ni nadie tiene derecho a impugnarla. La vida es de Dios, y slo l determina cuando llega a su fin.