el doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico...

24
El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una recomposición etimológica El nivel de calidad alcanzado por la actividad lexicográfica correspondiente a una lengua dada y la altura a la que, en tér- minos cuantitativos y cualitativos, haya conseguido rayar la labor de los filólogos que tienen a esa lengua por objeto ele sus tareas son magnitudes que están en relación ele proporcionalidad direc- ta. Acaso no resulte ocioso precisar que al hablar de filólogos me refiero aquí a quienes -parafraseando una de las definiciones académicas de filolog· ía-- se ocupan en reconstruir, fijar e inter- pretar los textos. Sentado lo cual se sigue que el lexicógrafo, lo mismo que el lexicólogo o el historiador del léxico, si no quieren ser víctimas de espejismos que lo s lleven a conclusiones ex tra- viadas, habrán de calibrar muy cuidadosamente el grado de rigor filológico de los materiales que manejan (sin excluir de la esc ala, desgraciadamente, el grado cero), y que, en caso de desconfianza hacia ellos, deberán suplir por su cuenta las carencias, las lagu- nas o los lapsus ele quienes "fijaron" - o debieran haber fija- do- los textos en cuestión. Nulla lexicographia, pues -y si se me permite el macarro- nismo- , sine philologia. A esta constatación inconcusa han lle- gado muchas veces los que cultivan la primera de esas di scipli- nas, como llegamos diariamente quienes elaboramos el Diccionario histórico de la lengua española (DHLE); y el hecho de que en

Upload: others

Post on 24-Mar-2021

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una recomposición etimológica

El nivel de calidad alcanzado por la actividad lexicográfica correspondiente a una lengua dada y la altura a la que, en tér­minos cuantitativos y cualitativos, haya conseguido rayar la labor de los filólogos que tienen a esa lengua por objeto ele sus tareas son magnitudes que están en relación ele proporcionalidad direc­ta. Acaso no resulte ocioso precisar que al hablar de filólogos me refiero aquí a quienes -parafraseando una de las definiciones académicas de filolog·ía-- se ocupan en reconstruir, fijar e inter­pretar los textos. Sentado lo cual se sigue que el lexicógrafo, lo mismo que el lexicólogo o el historiador del léxico, si no quieren ser víctimas de espejismos que los lleven a conclusiones ex tra­viadas, habrán de calibrar muy cuidadosamente el grado de rigor filológico de los materiales que manejan (sin excluir de la escala, desgraciadamente, el grado cero), y que, en caso de desconfianza hacia ellos, deberán suplir por su cuenta las carencias, las lagu­nas o los lapsus ele quienes "fijaron" - o debieran haber fija­do- los textos en cuestión.

Nulla lexicographia, pues -y si se me permite el macarro­nismo- , sine philologia. A esta constatación inconcusa han lle­gado muchas veces los que cultivan la primera de esas discipli­nas, como llegamos diariamente quienes elaboramos el Diccionario histórico de la lengua española (DHLE); y el hecho de que en

Page 2: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

222 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

algunas ocasiones pueda extraerse particular utilidad de una ejemplificación que ponga palmariamente de manifiesto esa ver­dad, en razón de las especiales circunstancias que concurran en el caso, me ha movido a redactar estas líneas 1. Adelantaré que la precisión que en ellas se contiene no afecta -como a menudo sucede en contribuciones ele asunto lexicográfico- a la retrocla­tación ele una determinada unidad léxica ele nuestro idioma, sino justamente a lo contrario ; es la postclatación ele una palabra es­pañola lo que aquí se establece: la demostración de que nació más tarde ele lo que se había dicho, o, más bien, de lo que se po­día deducir ele ciertos diccionarios o repertorios, por lo demás siempre demasiado escasos en nuestra lengua 2•

Quien hoy deseara informarse sobre la fecha en que la forma anteojo empezó a usarse en español seguramente encaminaría sus pasos hacia el Diccionario ele Corominas, aun sabiendo, o debien­do saber, que es obra que por sus propias características -es un diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico­no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría (s. v. ojo) que como 'primera documentación' ele anteojos, pero con advertencia clara ele que lo que se le ofrece es en realiclacl un tes­timonio ele antojos --con lo que la presunta 'primera documen­tación', independientemente ele que sea o no 'primera', desde

1 Los materiales que aquí manejo son básicamente los mismos que el Seminario de Lexicografía ha utilizado para la redacción de los artículos anteojo y antojo del DHLE, correspondientes a sendos fascículos en prensa. Pero una parte importante de esos materiales no podía, por las propias ser­vidumbres de toda obra lexicográfica, ser mostrada en el DHLE, y ello cons­tituye otra justificación de las páginas que siguen. No puedo dejar de recor­dar aquí, y con todo afecto, a aquellos compañeros del Seminario que re­corrieron conmigo determinados trechos de la pesquisa: M.• Rosa Moralejo, Marta Criado, Julián Gimeno y Abraham Madroñal, además, naturalmente, de nuestro director, D. Manuel Seco.

2 Véase, sobre esta cuestión, el excelente trabajo de Paolo Zolli «Filo­logia e lessicografia: il problema della postdatazione», en G. Savoca (ed.), Lessicografia, filología e critica. Atti del Convegno Internazionale di Studi (Catania-Siracusa, 26-28 aprile 1985), Florencia, 1986, págs. 151-75, donde se establece, con rica ejemplificación, una tipología de los errores que han dado lugar a la datación anticipada de voces italianas. (Nótese, pues, que el término «postdatación», que tomo de Zolli, no designa el error, sino la rec­tificación del mismo.)

Page 3: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE «ANTOJO» / «ANTEOJO» 223

luego dej a ele ser propiamente 'documentación'-, se le da la in­dicación "N ebrija" 3. En efecto, el Vocabulario español-latino (¿ 1495 ?) incluye una inequívoca entrada "Antojos o espejuelos", con la equivalencia "conspicillium, ii" 4 ; pero el consultante se­guiría sin saber nada sobre anteojo(s), que era el objeto ele la búsqueda. Acaso optaría entonces por acudir al venerable y tan socorrido Diccionario de autoridades, dispuesto a aceptar como primer testimonio ele la voz (y ya es aceptar) el más antiguo ele los textos que bajo la correspondiente entrada se le ofreciesen. Encontraría entonces una única "autoridad" (s. v. anteojos, y tras la definición "lo mismo que Antojos para mirar") proce­dente de una obra del P. Nieremberg, Obras y días: "si alguno viesse alguna cosa por unos anteojos .. . "; con la ayuda de una historia de la literatura llegaría a averiguar que ese tratado mo­ral del prolífico jesuita es de 1629. Mas si esta fecha no le deja­ra aún satisfecho acaso se ac01·claría del antiguo e inacabado Dic­cionario histórico ele la Academia (una obra que sigue estando muy próxima, pese a su título, al modelo ele "diccionario ele auto­ridades"), y, decidido a consultarlo, encontraría al repasar las acepciones del artículo anteojo que el más antiguo de los textos citados sub voce resultaba ser este ele Liñán y Verdugo: " Le­yendo un libro, a lo que parecía, ele devoción, ayudado ele unos anteojos que hacían más grave su presencia" 5 ; dicho texto va citado en el referido diccionario por la edición que no mucho antes había publicado la propia Academia de la Guía y avisos de forasteros que vienen a la Corte 6 ; nuestro curioso habría con­seguido arañar nueve años en su pesquisa sobre el nacimiento ele anteojo cuando averiguara que la primera edición del libro ele Liñán apareció en Madrid en 1620. Y, más o menos satisfecho - tampoco le quedaban muchas otras opciones en caso de no estarlo-, daría la búsqueda por concluida.

Pues bien, tanto el texto de Nieremberg como el de Liñán

3 J. Corominas, con la colaboración de J. A. Pascual, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, t. IV, Madrid, 1981.

4 Cito por la ed. facsímil que publicó la Academia, Madrid, 1951. 5 Diccionario histórico de la lengua española, t. I, Madrid, 1933. 6 Madrid, 1923; la cita, en pág. 40. La edición, con un prólogo de Ma­

nuel de Sandoval, apareció en la «Biblioteca Selecta de Clásicos Españoles».

Page 4: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

224 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA E SPAÑOLA

son sencillamente fal sos ; quiero decir que ni uno ni otro autor escribieron "anteojos" en los respectivos pasajes. Autoridades

-que, como es sabido, no precisa las ediciones por las que cita­debió de manejar para el texto de Nieremberg la edición pós­tuma de las Obras christianas ele este autor (Sevilla, 1686), en cuyo tomo III el pasaje que nos interesa contiene en efecto la forma "anteojos" citada por el diccionario académico 7. Ahora bien, dicha edición presenta las obras del jesuita como "corre­gidas y enm.endadas en esta vltima impressión"; y si acudimos tanto a la prínceps ele Obras y días (1629) como a otra edición

intermedia de ese mismo libro (publicada en 1641, también en vida del autor), lo que nos encontramos es "antojos" 8.

Así pues, alguien -para nuestros efectos es completamente ocioso saber quién; pudo ser el responsable de la edición, o aca­so el impresor mi smo- "modernizó" en 1686 el texto de Nie­

remberg. En cuanto al de Liñán, el caso es similar pero algo

más sencillo: al cotejar en la primera edición de la Guía (que, como hemos dicho, es de 1620) el texto citado arriba, lo que nos

encontramos es nuevam.ente "antojos" 9• Y eso, con tres siglos de por medio, sí que es modernizar.

¿Cuándo surge, pues, en español la forma anteojos? Pode­mos adelantar que en una fecha relativamente tardía para lo que se venía creyendo y algunos repertorios léxicos -entre otros los dos a que hemos hecho referencia- dan a entender. Pero antes

de ofrecer más precisiones al respecto convendrá ocuparse ele la trayectoria histórica que siguió el otro elemento del doblete, la

forma antojo. Dicha forma aparece documentada por vez primera a media­

dos del siglo XIII en uno de los romanceamientos bíblicos de la

biblioteca escurialense y en un pasaje de las Partidas:

7 « ... al modo que si vno [y no «alguno», como cita Autoridades] viesse alguna cosa por vnos anteojos que supiesse que representan las cosas mayores» (pág. 63a).

s Obras y días. Manual de miares y príncipes, Madrid, 1629, fol. 190v'; ídem, Madrid, 1641, pág. 318.

9 Guía y avisos de forasteros ... , Madrid, 1620, fol. 13.

Page 5: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE «ANTOJO» j « ANTEOJO» 225

Onde prouamos que non deue ombre tener que nós aoram,os los ydolos por antoio de cora~ón, mas por non saber 10

Otrosí decimos que la costumbre que quiere el pueblo poner et usar della debe ser con derecha razón et non contra la ley de Dios, nin contra señorío, nin contra derecho natural, nin contra pro comunal de toda la tierra o del lugar do se face. Et débenla poner con grant consejo et non por yerro nin por antojo 11 .

En ambos casos, como se ve, antojo expresa la noción de 'ca­pricho', 'deseo veleidoso, poco razonable' . Se inicia así en la pa­labra una rama semántica que ha ido incorporando desde enton­ces una serie de acepciones ('capricho repentino de la mujer em­barazada', 'lunar o mancha que se atribuye a un deseo insatis­fecho durante el embarazo', 'ilusión o figuración producida por engaño de los sentidos', 'aprensión, idea infundada y extra­ña', etc.) en cuyo detallado estudio no vamos aquí a detenernos. Por lo que a la etimología se refiere, es obvio que hay que par­tir de un ante oculu(rn), pues, como explica Rosal, "es muy co­mún modo de decir y lo fue siempre que lo que mucho se desea se tiene en los ojos o ancla ante los ojos, que comúnmente deci­mos: «tráigole ante ojos» . I ob aculas proponere es ofrecer al entendimiento, por ser los ojos sentido que más eficazmente offre­cen las especies y más vivas a los sentidos internos" 12 ; la mis-

10 El Nuevo Testamento. Versión castellana de hacia 1260, según el manuscrito escurialense I-i-6. Ed. y estudio de T. Montgomery y S. W. Bald­win. Madrid, 1970 (Anejo XXII del BRAE), pág. 248. El texto pertenece al prólogo de la Epístola a los Romanos.

11 Alfonso el Sabio, Las Siete Partidas, ed. por la Real Academia de la Historia, Madrid, 1807, t. I, pág. 32. La cita pertenece a Part. I, tít. 2, ley 5 en la versión que se toma como base, la correspondiente a un ms. del s. XIV; el pasaje figura también en el otro ms. ahí editado, del xv ( «antoio», Part. I, tít. 2, ley 2, pág. 30), pero no -porque falta el titulo completo­en el del s. XIII que se conserva en Londres (cf. Primera Partida, según el manuscrito Add. 20.787 del British Museum, ed. J. A. Arias Bonet, Valla­dolid, 1975).

12 S. Gilí Gaya, Tesoro Lexicográfico (1492-1726), t. I, Madrid, 1947, s. v. antoios. En latín se documenta, en efecto, la locución ante ( ob) aculas como «befare the mental view or contemplation (said of past events, future possibilities, etc.)» (Oxford Latín Dictionary, fase. V, Oxford, 1976, s. v. oculus).

Page 6: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

226 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

ma base etimológica habría de adoptarse en última instancia aun cuando se prefiriera ver en antojo un deverbal de antojar, forma que, de hecho, se documenta en fecha ligeramente anterior 13

.

En realidad, toda la serie etimológica demuestra ya plena vita­lidad a lo largo del siglo XIII 14. Y hay que añadir que los des­cendientes de ante oculu.( m) son comunes a otros romances pe­ninsulares: así, aunque port. antojo, antojar, documentados en el s. xvr, hayan de ser explicados como castellanismos 15, y aun­que cat. antoi.x, antoi.xar lleven en el diccionario de Alcover-Moll la nota de "castellanisme inaclm,issible" 16, existen también for­mas autóctonas previas en esas lenguas : port. antolhan(a se do­cumenta en el s. XIII 17, y para cat. antull ofrece el citado dic­cionario tres ejemplos del xv.

La otra rama semántica ele nuestra voz, aquella que agrupa los significados correspondientes a diversos objetos que, coloca­dos ante los ojos, sirven por lo general para facilitar o potenciar la visión, no surge hasta principios del siglo xv; el primer tes­timonio (1418-cl424) pertenece al poeta Villasandino, y no pue­de expresar ele forma más nítida cuál es el significado que en él tiene antojos:

Mal oyo e bien non veo ; ved, sseñor, qué dos enojos.

13 Concretamente, en La Fazienda de Ultra Mar (c1220?), y con for· ma un tanto anómala, antós, por antojós[e]: «Fue Josep de genta fechura; e antós dél la mugier de Furtifar [= Putifar] e dixo: "laz comygo"» (ed. Moshé Lazar, Salamanca, 1965, pág. 52). En la prosa alfonsí hay ejemplos abundantes de antojar.

14 Antojan~a 'visión ilusoria' se documenta en La Vida de Santa M«ría Egipciaca (ed. M.' S. de Andrés Castellanos, Madrid, 1964, v. 942), el Se­tenario (ed. K. H. Vanderford, Buenos Aires, 1945, pág. 47), el Lapidario (ed. S. Rodtíguez M. Montalvo, Madrid, 1981, pág. 69), etc. (cf. Y. Malkiel, «Development of the latín suffixes -antia and -entia in the romance langua­ges, with special regard to ibero-romance», University of California Publi­cations in Linguistics, I (1945), pág. 103); antojamiento en Part. I, tít. 7, ley 4 (ms. British Museum, ed. cit ., pág. 197); antojadizo en General Estaría. Primera Parte, ed. A. G. Solalinde, Madrid, 1930, pág. 170b.

15 Cf. J. P. Machado, Dícionário etimológico da língua· portuguesa, 5.' ed., Lisboa, 1989.

16 Diccionari catala-valencia-balear, t. I, 2.' ed., Palma de Mallorca, 1980. 17 Cf. Machado, op. cit.

Page 7: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE «ANTOJO» j «ANTEOJO»

¡Mal pecado!, syn antojos ya non escriuo nin leo 18.

227

A partir de este momento los testimonios de antojos 'gafas' se dan en abundancia 19 ; quedó, sin embargo, abierta en la pala­bra la posibilidad de designar otros objetos similares -como las 'anteojeras' que se ponen a las caballerías 20- o instrumentos ópticos algo más complejos. Es así conw a comienzos del xvn viene a sumarse a antojo una significación nueva, que Covarru­bias recoge puntualmente en el suplemento a su Tesoro:

Agora modernamente an hallado vna manera de antojos de dos lunas acomodadas en los extremos de vn cañón, de ma­nera que con este instrumento se alarga la vista vn quarto de legua 21•

La palabra antojo podía designar por tanto, en el xvn, dos objetos bastante distintos: uno de ellos binocular, las gafas (y de ahí que en esa acepción la palabra se presente casi siempre en la forma de plural); otro monocular y cilíndrico, apto, por lo ge­neral, para ver a largas distancias: el antojo, en singular, abar­caba por consiguiente toda la gama comprendida entre un sen­cillo catalejo y un telescopio usado en astronomía. Ello explica que el término vaya a menudo acompañado de complementos es­pecificadores: frecuentí simo es el antojo de larga vista, existe el antojo astronómico o de Galileo, y Autoridades asegura que an­tojo de corta o pequefía v1:sta "se puede llamar al que común­mente llaman Microscopio" 22 ; téngase en cuenta, no obstante,

18 Cancionero de Juan Alfonso de Baena, ed. J. M.' Azáceta, Madrid, 1966, t . II, pág. 396.

19 El DHLE da cuenta de otros ocho en el siglo xv y de más de cien en los siglos XVI-XVII.

20 El primer testimonio de esa acepción se encuentra en el Asno de Oro de Lucio Apuleyo (c1503) traducido por Diego López de Cortegana, NBAE, 21, pág. 74a.

21 El Suplemento, que, como se sabe, se conserva manuscrito en B. N. M. (n.• 6.159), se compiló entre 1611 y 1613, año de la muerte de D. Sebastián; la cita, en fol. 41.

22 El primer testimonio del significado 'instrumento cilíndrico monocu­lar' es el de Covarrubias a que acabamos de referirnos. Mas para encontrar los primeros testimonios de uso -esto es, textos efectivos- adscribibles sin

Page 8: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

228 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

para evitar confusiones, que también en la primera de las dos acepciones dichas la palabra llevaba muchas veces ese tipo de

reservas a esta acepción hay que avanzar unos pocos años más, hasta Que­vedo: «Yo, Señor, pondré tal antojo de larga vista en vuestras manos que desde Madrid le registre en Turín las entrañas» (Lince de Italia u zahorí español [1628], BibAE, 23, pág. 241a); «el Holandés, conociendo la natu­raleza de los Indios, inclinada a juguetes y curiosidades, por engaitados la voluntad los presentó [ ... ] un tubo óptico, que llaman antojo de larga vista, encareciéndoles su uso, y con razón, diciendo que con él verían las naves que viniesen a diez y doce leguas de distancia ... » (La Hora de todos [c1633-35], ed. ]. Bourg, P. Dupont y P. Geneste, París, 1980, págs. 292-4; «tubo óptico» es atinada enmienda por «cubo óptico», lectura que aparece en la mayor parte de las ediciones de La Hora, incluidas las antiguas). Hay un texto anterior de Cervantes que podría aducirse, pero que resulta de muy problemática y controvertida interpretación. Se trata de la acotación inicial del Entremés de la guarda cuidadosa: «Sale vn soldado a lo pícaro, con vna muy mala vanda y vn antojo, y detrás dé! vn mal Sacristán» (Ocho comedias y ocho entremeses, Madrid, 1615, fol. 235); más adelante, el soldado propo­ne dar en prenda a un zapatero, para que le fíe unas chinelas que quiere regalar a su amada, «esta vanda y este antojo» (fol. 237b). M. Herrero Gar­cía interpretó la palabra como «tubo de lata a modo de anteojo, en el que el soldado llevaba guardada su documentación» (Clás. Castellanos, 125, Ma­drid, 1945, pág. 89), interpretación que suscitaba muchas dudas en S. Gris­wold Morley («el profesor Schevill me lo interpretó [antojo] como un lente de aumento, que se llevaba pendiente de una cuerda, según la moda del día»; reconoce, sin embargo, que la propuesta de Herrero «encaja bien con la materia del entremés, pues el soldado luego entrega al amo de Cristina un ' 'envoltorio de papeles", y dice que ''ay dentro van las informaciones de mis seruicios". Sin embargo, el envoltorio lo mismo podía ser u~ sobre de papel» -«Notas sobre los entremeses de Cervantes», Estudios dedicados a Menéndez Pida!, t. II, Madrid, 1951, págs. 490 y 491-) y que a F. Már­quez Villanueva le parece por completo rechazable: «El antojo en cuestión - escribe- no podía ser más que unos lentes debido a que el Soldado ha querido antes empeñárselo por el precio de las chinelas al zapatero Juncos, y las certificaciones de sus campañas son precisamente lo último que el des­dichado mílite podía avenirse a perder» (Fuentes literarias cervantinas, Ma­drid, 1973, pág. 97, nota; han sido las muy oportunas indicaciones de F. Se­villa Arroyo y A. Rey Hazas en su ed. del Teatro completo cervantino, Bar­celona, 1987, pág. 766, las que me han conducido a las opiniones de Morley y Márquez Villanueva). Pues bien, aunque a Márquez se le podría redargüir que el soldado no tenía por qué empeñar el contenido del supuesto cilindro al tiempo que empeñaba el continente, y aunque E. Asensio nos recuerde, en apoyo de la interpretación de Herrero, al soldado de El Buscón que «CO­menzó a sacar cañones de hoja de lata y a enseñarme papeles» (véase su ed.

Page 9: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE «ANTOJO»/ «ANTEOJO» 229

complementos, e incluso los mi smos: así, con antojos de larga vista y antojos de corta vista podían designarse otras tantas va-

de los Entremeses, Madrid, Castalia, 1971, pág. 129, nota), yo me inclino a dar a ese antojo de La guarda cuidadosa la significación que era entonces más corriente, 'gafa(s)', y ello por dos razones. En primer lugar, ha de te­nerse en cuenta que el invento del anteojo era muy reciente: los editores de la quevediana Hora de todos citados supra nos informan oportunamente de que aquel «tubo óptico» o «antojo de larga vista» había sido inventado en 1604 por los holandeses Jacob Metius y Zacharias Jansen, y después per­feccionado por Galileo, Lippershey y Kepler; si ya es bastante sorprendente la celeridad con que Covarrubias se hizo eco de la novedad, mucho más lo sería que por esas mismas fechas el objeto estuviera tan generalizado como para que su nombre se aplicara traslaticiamente a otro de forma similar, el cilindro de hojalata para guardar papeles. Por otro lado, hay que señalar que no faltan en la época ejemplos de antojo, en singular, con el valor de 'ga­fas': ya Mot·ley se fijó en un texto de otro entremés, El hospital de los po­dridos, que habla de cierta dama «enamorada de un hombre calvo y que mira con un antojo» (NBAE, 17, pág. 96b); debe añadirse que el individuo en cuestión, al que se moteja de «antojicalvo», tiene los ojos -los dos­«malos», y que precisamente otro personaje de la pieza, caracterizado tam­bién por su fealdad, mira «por antojos» (pág. 98b ). Claramente neutralizada está la oposición singular 1 plural en este pasaje de Alonso de Virués: «Eusebio: Allégate y léelo. Timoteo: No está tan cerca que pueda alcanc;:ar mi vista a leello. Bus.: Toma, vees aquí antojo con que alcances a leello más ligeramente que si fuesses lince [ ... ]. Tim.: Las letras bien las veo, mas ellas no me veen a mí, porque no las entiendo; por esso [ ... ] quiero passar los antojos a Teófilo ... » (Coloquios de Erasmo [1529], NBAE, 21, pá­gina 179a), y pueden añadirse otras más para ejemplificar el uso singular: «V na dama [ .. . ], como viesse passar a su no querido requebrado, que tenía una nuue en el ojo, y la estuviesse mirando con el antojo puesto, dixo: ¡Vá­lame Dios, y qué ñublado tiempo hace!» (Timoneda, Buen aviso y porta­cuentos [1564], RHi, XXIV (1911), pág. 235); «no contentas con lo que debaxo del mongil y de las tocas traen, vsan de ricos anillos y de guantes muy olorosos, de antojo guarnecido de oro y preciosas piedras, y de otras cien mil buxerías» (Fray J. de la Cerda, Vida política de todos los estados de mugeres, Alcalá de Henares, 1599, t. 1, fol. 441v0

); «Vna dama hermosa, y sin señal de corta de vista, traya vn antojo, a la qua! dixo: otras le traen por ver más, y v. m. por ser más vista» (J. Rufo, Las seyscientas apotegmas, Toledo, 1596, fol. 73); «venía delante don Chiste [ ... ] vestido de máscara ridículamente [ ... ] , pendientes de la pretina a lo Nuño Rasura todas las varatijas de la gala anciana de Castilla, escarcela de terciopelo, mocador ple­gado, guantes de entre grassa y ámbar, Rosario de cuenta Ermitaña, antojo adrede y cornetilla de no hay peor sordo» (P. de Castro y Anaya, Auroras de Diana [1632], ed. L. González Simón, Madrid, 1948, págs. 183-4). La pa·

Page 10: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

230 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

riedacles de gafas 23 • El indicio más seguro, pues, para distinguir un significado ele otro suele estar en el número gramatical, aun­que la cosa se complica si consideramos la posibilidad de que la palabra designara, en su forma de plural, instrumentos binocu-

labra, pues, habría seguido un proceso similar al que experimenta hoy gafas, convertida a menudo en gafa entre los profesionales de la óptica. Ahora bien, cabría preguntarse si en alguno de estos casos lo que se quería desig­nar con antojo no podría ser una especie de monóculo, hipótesis a la que parecería acercarse la ya aludida sugerencia de Schevill para el texto de Cer­vantes: «un lente de aumento, que se llevaba pendiente de una cuerda, se­gún la moda del día». Un completo tratado de la época refleja el uso de lentes dobles o simples unidas a una varilla que se sujetaba con la mano, es decir, de lo que podríamos llamar «impertinentes» y «monóculos» : «Maes­

tro: Algunos ay que llevan tan pesadamente el ponerse los antojos en las narizes, assí por no poder hablar bien como por acudirles vmor a ellas, que an puesto los antojos en vn cabo como balaustrillo, gustando más de tenerlos con la mano que de ponerlos donde parece que naturaleza crió el sitio para solo ellos. [ ... ] Mauricio: Lo que yo tengo desseado es traer vn balaustrillo con vna luna para ver a lexos, por no ponerme siempre antojos. Maestro:

No hagáys tal cosa, que os desigualará la vista, porque esse modo de ver no es para todos, sino solamente para los que no tienen más vista que en el vn ojo, y hazen mal los que teniéndola en ambos miran con balaustrillo, porque se destruye la vista de el ojo que menos lo vsa, y si no es remudando el balaustrillo en ambos ojos, corre peligro de cegar el vno; pero lo mejor es no vsarlo, si ay vista en ambos ojos» (Benito Daza de Valdés, Uso de los antojos para todo género de vistas, Sevilla, 1623, fol. 86-86v"). En cualquier caso, no se eche en olvido que el astroso soldado de La guarda tiene pujos de poeta, y que como tal le convienen los anteojos, frecuente atributo, en textos de la época, del versificador impertinente; ni tampoco que el zapatero Juncos llama irónicamente a las prendas con que aquel pre­tende pagarle «joyas y preseas», lo que se corresponde bien, añadida la opor­tuna dosis de ironía, con la índole de mondadientes, gafas, bandas y otras «bujerías» o «baratijas» semejantes -son términos que hemos visto más arriba- para uso personal.

23 «El juez no la vio con traer antojos de larga vista; yo, si la vi, ya no me acuerdo» (A. Enríquez Gómez, El Siglo pitagórico y Vida de don Gre­gario Guadaña [1644], ed. Ch. Amiel, París, 1977, pág. 97); «Al que no mira esto con antojos de corta vista, eche de ver en lo que se padece vi­viendo» (J. Valladares de Valdelomar, Cavallero venturoso [c1617], Ma­drid, 1902, t. I, pág. 73). A propósito de unos «antojos [ ... ] de larga vista» que aparecen en La Dorotea ya precisó Morby en su edición que «son an­teojos para miopes, no telescopio, como suponía Millé y Giménez» (Madrid, 1958, pág. 118, nota 148).

Page 11: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE «ANTOJO>> / «ANTEOJO» 231

lares para ver objetos muy alejados; de hecho, tales instrumen­tos existían, pues la Academia describe en 1.726 un antojo bi­nóculo, o sea, "un antojo doble de larga vista compuesto de dos cañones pareados, por cuyo medio se puede observar un objeto mui distante con los dos ojos al mismo tiempo". Pero nótese que el sustantivo sigue estando en singular ; y cabe añadir que en el material examinado no ha aparecido ningún ejemplo claro del plural antojos con el valor de 'gemelos, prismáticos', a diferencia de lo que ocurrirá, algo más adelante, con anteojos.

Forma esta última que, como se ve, aún no ha hecho su apa­rición en los textos citados, salvo en la reedición de Nieremberg ele 1686. Menudean, sin embargo, y es ese el espejismo que nos proponemos combatir, los falsos "anteojos" en textos del xvn, y aun del xvr, editados modernamente. Empezaremos por eles­montar aquellos que, por haber trascendido a algún repertorio lexicográfico, mayor riesgo de confusión provocan respecto de la fecha de nacimiento ele anteojo. Casos, en efecto, equiparables a los dos ya comentados a propósito de Autoridades (Nieremberg) y el Diccionario histórico de 1933-36 (Liñán) son todos los si­guientes:

l. Peter Boyci-Bowman, en la nueva y muy aumentada edi­ción en microfichas ele su Léxico hispanoamericano del si­glo XVI 24, registra, s. v. anteojos, el siguiente texto:

Cristóbal López, que es ele los antiguos de esta viiia y el más viejo que hay en ella y creo en toda la provincia, por ser de ciento y veinte años, y de tan buen aspecto que lee sin anteojos y a las veces sube a pie al cerro.

Procede de una Relación general de la villa imperial de Potosí redactada en 1585 por Luis Capoche y editada modernamente por Lewis Hanke 25 ; el original manuscrito se conserva en el Archi­vo de Indias, y al acudir en él al pasaje correspondiente lo que encontramos es "antojos" 26.

24 Madison, 1987. 25 BibAE, 122, Madrid, 1959; la cita, en pág. 105b. 26 Archivo General de Indias, Charcas 134, fol. 25. Quede aquí constan­

cia de nuestro agradecimiento a D. ' Rosario Parra, directora del referido Ar-

Page 12: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

232 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

2. El Léxico español de los toros de José Carlos de Torres 27

recoge, para ilustrar un supuesto uso de anteojos con el valor de 'anteojeras del caballo', este pasaje de la Miscelánea de Luis Zapata:

Salía a la pla~a solo, con unos anteojos en su caballo y con un negro detrás que le llevaba una lan~a.

Cita Torres por la selección de la obra de Zapata que publicó la C.I.A.P. 28 ; es decir, por una edición que, dadas sus caracte­rísticas, es casi seguro que no partió del manuscrito original

· -conservado en la Biblioteca Nacional ele Madrid-, sino de la transcripción que hizo Gayangos, a mediados del pasado siglo, para el Memorial Histórico Español, transcripción en la que tam­bién se lee "anteojos" 29, lo mismo que en la edición completa de Isidoro Montiel, quien asegura haberla realizado sobre aquel único códice conocido 30. En este, sin embargo, se lee con clari­dad "antojos", como puede comprobarse mediante el oportuno cotejo en el original de B. N. M. 31 o en la reproducción facsi­milar que del mismo procuró, hace unos años, Manuel Terrón Albarrán 32 • También aquí, la posibilidad de una datación rela­tivamente temprana de anteojo -la Miscelánea se supone es­crita hacia 1592- se nos esfuma.

chivo, por la diligente eficacia con que atendió la petición que le hizo el Seminario de Lexicografía de una fotocopia del documento en cuestión.

27 Madrid, 1989. 28 Luis Zapata de Chaves, Miscelánea. Silva de curiosos casos. Selección

con semblanza y notas por Antonio R. Rodríguez Moñino, Madrid, s. a. [1931], pág. 96.

29 Tomo XI, Madrid, 1859; el texto, en pág. 270. 30 Varia historia (Miscelánea), Madrid, 1949, 2 vols. (Biblioteca Clásica

Castilla, 20-1); el texto, en vol. 11, pág. 127. 31 Ms. 2.790, fol. 241. 32 Miscelánea (Varia historia). Edición preparada, nuevamente transcri·

ta y anotada por Manuel Terrón Albarrán. Tomo 1 (facsímil). Badajoz, Ins­titución «Pedro de Valencia», 1983. No he podido averiguar si llegaron a publicarse los otros dos tomos de que la edición iba a constar. En cuanto a la muy cuidada de Geertruida Christine Horsman, Amsterdam, 1935, quedó interrumpida tras el primer tomo, y no llega a incluir el pasaje que nos interesa.

Page 13: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE «ANTOJO» / « ANTEOJO» 233

3. De los cuatro textos registrados s. v. anteojos en el L é­xico hispanoamericano del siglo XVII, de Boyd-Bowman 33,

examinemos por ahora el más antiguo de ellos. Procede de Die­go González Holguín, Vocabulario de la lengua general de todo el Perú llamada lengua qquichua o del Inca (1608), citado por la moderna edición de 1952; la palabra ocurre en la parte qui­chua-español, empleada como voz interna en esta equivalencia o definición :

C encallicuni qquespiñauicta: Ponerse anteojos, o otra cosa en las narizes colgada 34.

No hay tal. En la primera edición del Vocabulario lo que se lee, una vez más, es "antojos" 35. Y cabe añadir que en la parte español-quichua también figura esa misma forma, que esta vez sí respetó el editor moderno 36•

4. Serge Denis, compilador del L exique du théatre d' Alar­eón 37, aun observando a propósito de antojo( s) que era ésta for­ma única y común tanto para expresar la idea de capricho como para designar los anteojos, remite, tras citar una serie de ej em­plos que no hacen aquí al caso, a la entrada disfraz, y allí nos encontramos con la referencia a unos anteojos en la comedia Ganar amigos; en efecto, en el tomo correspondiente de la edi­ción Rivadeneira, que es la que maneja Denis, hallamos la si­guiente acotación (jornada III, escena 7 de la mencionada co­media):

Don Diego; Encinas, de donado francisco, con anteojos 38.

La trayectoria editorial de Ganar amigos es compleja: se pu­blicó por vez primera en la Parte veynte y quatro, apócrifa, de

33 Madison, 1983. 34 Ed. con un prólogo de Raúl Porras Banenechea, Lima, 1952, pá·

gina 81b. 35 Lima, 1608, pág. 73b. 36 «Antojos: Qquispiñaui» (ed. 1608, pág. 35a; ed . 1952, pág. 409a). 37 París, 1943. 38 BibAE, 20, pág. 354a.

Page 14: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

234 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

Lope (1633), con el título Amor, pleito y desafío (lo que no debe llevar a confundirla con otra comedia homónima, esta sí del Fé­nix, que se nos ha conservado manuscrita); al año siguiente sa­lió de nuevo, pero ahora ya a nombre de su verdadero autor y con el título por el que es conocida, en la Parte segunda de las comedias de don Juan Ruiz de AZarcón; y aún volvería a estam­parse como de Lope, otro año después, en la Veintidós parte per­feta de las co1nedias del F éni:r. Pues bien, en esas tres primeras ediciones, aunque aparezcan ligeras variantes en la redacción de la acotación, lo que lleva el gracioso Encinas son siempre "an­tojos":

Salen Encinas, de donado Francisco y con antojos, y don Diego 39.

Desgraciadamente, la lectura deturpada, "anteojos", subsiste en una prestigiosa edición moderna del teatro alarconiano 40

S. Volvamos al Lé:rico hispanoaanericano del siglo XVII de Boyd-Bowman, para someter a comprobación el segundo de los textos que ahí se citan bajo la entrada anteojos. Corresponde ahora el turno a la Historia de la provincia del Nuevo Reino y Quito de la C o111,pañía de Jesús, del jesuita P. Pedro Mercado; de esta obra, que permaneció inédita hasta hace pocas décadas, extrae Boycl-Bowman una cita que, ampliada por nosotros para abarcar dos ocurrencias de la palabra, dice así :

Tentaciones de carne le acometieron [al P. Antonio Agus­tín] como a hombre. pero diole Nuestro Señor una facili-

39 Parte segunda de las comedias de don Juan Ruiz de AZarcón, Bar­celona, 1634, fol. 127c. En Parte veynte y quatro de las comedias del Fénix de España Lope de V -ega Carpio, Zaragoza, 1633 : «Vanse, y salen don Diego y Encinas de donado y con Antojos» (fol. 214a); prácticamente igual -«sale» en vez de «salen»- en Veintidós parte perfeta de las comedias del Fénix ... , Madrid, 1635, fol. 187c.

40 Obras completas, ed. de A. Millares Cario, t. II, Méjico, 1959, pá­gina 340. No ocurre lo mismo en la de A. V. Ebersole, que aspira a repro­ducir casi paleográficamente las dos Partes de comedias del mejicano y edi­ta, en consecuencia, «antojos» (Segunda parte de las Obras completas, Va­lencia, Estudios de Hispanófila, 1966, pág. 193a).

Page 15: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE - «ANTOJO» j «ANTEOJO» 235

dad angélica para vencer este vicio. Para declarar esta fa­cilidad a una persona a quien convino declararla, le dijo [que] cuando se le ofrecía algún pensamiento menos puro con solo ponerse los anteojos se le quitaba. [ ... ] Le hizo Dios este favor de que tuviese el alma tan pura como los anteojos de cristal por donde solía mirar a causa de ser fal­to de vista 41 •

El primero de los cuatro volúmenes de esta Historia lleva un prólogo que firma Juan Manuel Pacheco S. J. y que contiene datos sobre el P. Mercado, pero está absolutamente horro ele información acerca de la procedencia del texto editado. No po­díamos, sin embargo, tener el original más a la mano, pues se conserva manuscrito en la Biblioteca ele la Real Academia Es­pañola. Casi huelga decir que, localizado el pasaje en cuestión, lo que ese manuscrito nos deparó fueron sendos nuevos casos de "antojos" 42•

La Historia del P. Mercado debió ele concluirse hacia 1683-85, por unas fechas en que, como enseguida veremos, la forma anteojo (que aquel no empleó), ya había hecho su aparición en el idioma. De ahí que los otros dos textos que recoge Boyd­Bowman para el xvu, y que corresponden a los años finales del siglo -son, concretamente, de 1689 y 1692-, pudieran ser ya fidedignos, aunque, desde luego, a estas alturas tampoco podría extrañarnos que no lo fueran. En cualquier caso, nos ha plantea­do dificultades prácticamente insuperables su verificación 43.

41 Bogotá, 1957, t. I, pág. 305; el «que» suplido entre corchetes es nuestro.

42 Ms. 56, fol. 81a. Puede verse una descripción del ms. en J. Tudela de la Orden, Los manuscritos de América en las bibliotecas de España, Ma­drid, 1954, págs. 26-7; y en el libro del propio P. Pacheco Los jesuitas en Colombia. Tomo II (1654-1696), Bogotá, 1962, la confirmación de que la edición por él prologada «fue hecha sobre una copia fotográfica del manus­crito que se conserva en Madrid en la Real Academia de la Lengua» (pá­gina 311).

43 El primero de esos textos pertenece a un censo de 1689 de los espa­ñoles residentes en Méjico: «DIEGO MARTfNEZ -se lee en él-, natural de Sevilla, casado en España, tiene tienda de anteojos» (en «Gente de Es­paña en la ciudad de México, año de 1689. Introducción, recopilación y anotaciones por J. Ignacio Rubio Mañé», Boletín del Archivo General de la Nación, VII (1966), pág. 62 ; el original se conserva en dicho Archivo).

Page 16: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

236 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

La relación de falsos "anteojos'' en ediciones modernas de textos antiguos podría ampliarse fácilmente con nuevos casos, estos ya sin mayor repercusión de orden lexicográfico : en una comedia fechada en 1622 que se atribuyó a Quevedo y fue publi­cada como suya por Artigas en 1927, Bien haya quien a los su­yos parece -obra, en realidad, de quien la firma, don Luis Cer­núsculo de Guzmán-, aparecen hasta tres veces unos "anteojos" que resultan ser siempre "antojos" en el manuscrito original 44 ;

en el conocido entremés de Las civilidades de Quiñones de Be­navente tal y como fue editado por Rosell y por Cotarelo, un doctor Alfarnaque sale a escena "con anteojos" 45, en vez de "con antojos", que es como lo hace en las ediciones primera y segunda de la Jocoseria 46 ; en cierto escrito de don Vincencio Juan de Lastan osa rescatado por Ricardo del Arco se habla de "anteojos de los que aumentan los objetos", de "anteojos hiper-

El otro procede del Diar.io de sucesos notables (1665-1703) de Antonio de Robles: «Sábado 11 [de octubre de 1692], estando D. Carlos de Sigüenza, clérigo sacerdote, con el señor arzobispo sobre algunas razones, le dijo dicho D. Carlos al señor arzobispo que viera su Illma. que hablaba con él, sobre que su Illma., con una muleta que traía, le quebró los anteojos y bañó en sangre a dicho D. Carlos» (ed. de A. Castro Leal, Méjico, 1946, t. II, pá­ginas 271-2; esta edición sigue la que un siglo antes había aparecido en los Documentos para la historia de Méjico, vols. II y III, Méjico, 1853, donde también se lee «anteojos» en t. II -III de la serie de Documentos-, pág. 112; de la información que suministra Castro Leal se deduce que el manuscrito original se ha perdido).

44 Quevedo, Teatro inédito, Madrid, 1927, págs. 216 y 219; el manus­crito es el n.0 139 de la Biblioteca de Menéndez Pelayo (Santander), fols. 129 y 130v0

• Por cierto que el texto nos depara un nuevo ejemplo de «antojos de larga vista» que se ponen sobre la nariz; cierto personaje «saca una caxa de Antojos embuelta en vn papel», y dice: «Corro el primer blanco velo 1 a tan gran reliquia, y salga 1 la tal caxa; y más, por Christo, 1 que es de An­tojos, y remata 1 el rico favor en estos 1 de larga vista [ .. . ] ; 1 pero ya me ha dado gana 1 de ponérmelos, y ver 1 cómo a la vista me encaxan» (fo­lio 129·129v0

).

45 Colección de piezas dramáticas, entremeses, loas y jácaras escritas por el licenciado Luis Quillones de Benavente, ed. Cayetano Rosell, t . I, Madrid, 1872, pág. 45; ed. Cotarelo en NBAE, 18, pág. 503b.

46 Madrid, 1645, y Valladolid, 1653, fol. 10v0• H. E. Bergman demostró

que Las civilidades no es, como durante mucho tiempo se había creído, de 1609, sino de c1629-30 (Luis Quiñones de Benavente y sus entremeses, Madrid, 1965, pág. 283).

Page 17: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE «ANTOJO» j «ANTEOJO» 237

bólicos", de "anteojos cóncavos, convexos", pero también aquí el cotejo en el manuscrito que manejó Arco depara indefectible­mente "antojos" 47 . En fin, hasta el título de una obrita de Ro­drigo Fernández de Ribera que se suele citar entre los prece­dentes de El Diablo Cojuelo y cuya edición príncipe es de hacia 1620-25, Los antojos de 1nejor vista, ha sido convertido, en una reedición moderna, en Los anteojos de mejor vista 48.

¿Cuándo surgió, entonces, la forma anteojo(s)? Siempre es comprometido responder a una pregunta como esta, y solo po­dem.os hacerlo exhibiendo el más antiguo testimonio fidedigno que para tal forma hemos encontrado ; pertenece a una obra de Francisco Santos aparecida en 1671, y dice así:

¡ Buen loco, por Dios! -clixo otro Poeta, muy cargado de anteojos-.

N o tiene mucho ele locura -exclamó la Verdad-, que lo que passa ha dicho, y la Verdad ha representado. - Pues atiendan a vn Romance en consonantes -clixo el ele los anteojos- que yo le hize para vn bufón que se passeaua muy tiesso de piernas 49 •

47 «Narración de lo que pasó a D. Vincencio Lastanosa a 15 de octubre del año 1662 con un religioso docto y grave», en R. del Arco y Garay, La erudición aragonesa en el siglo XVII en torno a Lastanosa, Madrid, 1934; las citas, en págs. 255 y 269. El ms. está en B. N. M., n.o 18.727 (55); vid. fols . 164v0 y 175V0

48 Los anteojos de mejor vista. El mesón del mundo, ed. de Víctor In­fantes de Miguel, Madrid, Legasa, 1979. Se respetó, en cambio, el título ori­ginal en la edición que publicó El Averiguador (segunda época), I (1871), págs . 188 y sigs.; también en volumen independiente, con un proemio de J[osé] M[aría] A[sensio], en Madrid y en ese mismo año. (Huelga decir que todas estas ediciones adoptan ante la palabra, cuando aparece en el cuer­po del relato, el mismo criterio seguido para el título.) Y añadamos como dato curioso -que pudo contribuir a la confusión en torno al título de la obra- que en varios volúmenes de la colección «Los Clásicos Olvidados» se anunció reiteradamente a fines de los años veinte una edición de «Los anteojos de mejor vista» junto con El mesón del mundo a cargo de Mario Méndez Bejarano, edición que no llegó a publicarse.

49 La Verdad en el potro y el Cid resucitado, Madrid, 1671, págs. 90-1. Agradezco de todo corazón a mi amigo el prof. Monroe Z. Hafter, profesor de la Universidad de Michigan, que cotejara para mí este texto en el único ejemplar que de la rarísima edición príncipe de esta obra de Santos pude localizar, ejemplar que se conserva en la Biblioteca de dicha Universidad,

Page 18: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

238 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

Que la nueva forma fuera reciente acaso pueda indicarlo el hecho de que el mismo autor utilizara en 1667, solo cuatro años antes, "antojo de larga vista" 50, y "antojos" (a un tiempo, me­diante juego dilógico, 'gafas' y 'apetito sexual ') en 1665 51 . No disponemos, por lo demás, ele otros testimonios ele anteojo( s) en las décadas finales del XVII, salvo el ya citado ele la reeclición de Nieremberg y los dos que, entre los aducidos por Boycl­Bowman, están pendientes de confirmación.

En el último tercio, pues, del siglo xvn se habría iniciado un proceso ele recomposición etimológica consistente en la simple restitución al prefijo ele su -e originaria, y dirigido a dotar ele significantes diferenciados a cada uno ele los dos significados o haces ele significados -'capricho' e ' instrumento óptico'- que hasta entonces habían convivido bajo la forma antojo; cabe aña­dir que el triunfo de la innovación fue rotundo y (en la medida en que lo son los cambios lingüísticos) rápido, pues en la segun­da mitad del siglo XVIII el proceso se nos aparece ya como ple­namente consumado.

En efecto, si el diccionario de la Academia registra en 1726 s. v. antojo todas las acepciones de las dos ramas semánticas ele la palabra con sus correspondientes autoridades, recogiendo bajo el lema anteojos (definido "lo mismo que Antojos para mirar") únicamente el texto que se presumía de Nieremberg, la segun­da edición, aparecida en 1770, lleva a anteojo todas las acepcio­nes "ópticas" -y los textos correspondientes- que antes figu­raban en antojo, y para justificar el hecho ele que la forma siri

en Ann Arbor. La lectura «anteojos» figuraba en otras varias ediciones pos­teriores de La Verdad en el potro más asequibles: en la de Madrid, 1686, pág. 70; en la de las Obras en prosa y verso de Santos, Madrid, 1723, t. III, pág. 83a; y en la de J. Rodríguez Puértolas, El no importa de España y La Verdad en el potm, Londres, Tamesis Books, 1973, pág. 139. Pero se com­prenderá que, tras todo lo que precede, era absolutamente inexcusable cer­ciorarse de que en la de 1671 decía también «anteojos».

50 El no importa de España, loco político y mudo pregonero, Madrid, 1667, pág. 31; o en la ed. Rodríguez Puértolas, pág. 18.

51 El diablo Asmodeo, Príncipe de la Lujuria, dice que ciertos indivi­duos «la miran [a una mozuela] con antojos míos» (Las Tarascas de Madrid y Tribunal espantoso, Valencia, 1694, pág. 197; no he conseguido ver la l.' ed., Madrid, 1665).

Page 19: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE «ANTOJO» j «ANTEOJO» 239

-e- aparezca en todas las autoridades citadas excepto en una -la de la obra de Nieremberg-, explica: "En lo pasado se decía más freqüentemente antojo, pero hoy ha prevalecido el uso de llamarle anteojo, que es el más propio."

Si en las décadas finales del xvn coexisten unos pocos tes­timonios de ante o jo ( s) con los todavía más numerosos de anto­jo ( s), en la primera mitad del Setecientos el panorama se pre­

senta más equilibrado: Feijoo, nacido en 1676, todavía usa ex­clusivamente la forma antigua por los años 40 del siglo 52

, cuan­do su amigo Martín Martínez y el Diario de los Literatos em­pleaban ya anteojos 53 y el autor ele un tratado de equitación

52 «El Abogado Mons. Fournier era tuerto, y siempre tenía puestos los

antojos» (Cartas .eruditas y curiosas, t. II, Madrid, 1745, pág. 108). Cuatro años antes, en una de las cartas a Sarmiento que se conservan en el monas­terio de Samas, aquella de 21 de octubre de 1741 en que Feijoo comu­nica a su hermano de hábito que le devuelve el microscopio que dos años antes había encargado que le compraran, y ello porque «yo no tengo paciencia para andar atisbando átomos», le escribe también: «Al passo que me deshago de este instrumento óptico que no me sirve, deseo otro que me es necessario, esto es, antojos propor.;:ionados a mi vista» (Maximino Arias, «Catorce cartas de Feijoo al P. Sarmiento», Boletín del Centro de Estudios del Siglo XVIII, 4-5 (1977), pág. 43 ); más adelante precisa que lo que ne­cesita son unos «antojos de vista cansada» (pág. 44 ), acerca de los cuales da todo tipo de detalles y especificaciones destinados al buen desempeño de tan difícil encargo por parte de su amigo (y que constituyen, al mismo tiem­po, una deliciosa muestra más del poderoso espíritu observador y deductivo que alentaba en el autor del Teatro crítico, y de su declarada determinación de autorrecetarse); en otra carta escrita una semana después se repite la for­ma «antojos» (págs. 52 y 53). Puede comprobarse, además, la fidelidad de todas las transcripciones gracias a los facsímiles de las cartas -autógrafas­que las acompañan (véanse págs . 47-50). En fin, no estará de más advertir que en el muy conocido libro de Marañón donde estas cartas fueron publi­cadas por vez primera se lee siempre «anteojos» en la transcripción de las mismas (Las ideas biológicas del Padre Feijoo, Madrid, 1962, 4.' ed., pági­nas 286-7), lo cual no es necesariamente achacable a la intervención del ilus­tre médico, pues sabemos que no manejó directamente los originales, sino unas copias que se sacaron para él en S amos y se le remitieron ( cf. M. Arias, loe. cit ., págs. 6 y 42).

53 Martínez, Philosophía scéptica, Madrid, 1730, pág. 11; Diario de los Literatos, t. I, pág. 259, y t. III, pág. 118 (ambos de 1737).

Page 20: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

240 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

transfería a esa nueva forma la significación 'anteojeras' 54• Pero en quien más claramente se nos muestra la contienda entre las dos formas es en Torres Villarroel, con cinco testimonios docu­mentados ele antojo(s) frente a siete ele anteojo(s), algunos de ellos con posterior vacilación textual 55 . Después ele 1750 ya no hay testimonios de la forma sincopada, que solo reaparecerá oca­sionalmente como arcaísmo, intencionado en Mesonero Romanos, Estébanez Calderón o Eugenio N oel 56, espontáneo en Canarias y en j udeo-español 57.

54 «Conviene desde luego acostumbrarle [al caballo] a los anteojos» (Manuel Alvarez Ossorio, Manejo real, Madrid, 1733, pág. 118).

55 Ofrezco aquí una relación completa de ocurrencias, verificadas siem­pre que ha sido posible en primeras ediciones y cotejadas en las Obras de Salamanca, 1752, 14 vols. (en adelante, S.) y Madrid, 1794-99, 15 vols. (en adelante, M.): «anteojos» 'gafas' en Visiones y visitas de T!Yrres con D. Fran­cisco de Quevedo por la Corte [Primera parte], Madrid, 1727, págs . 3, 9 y 38 (pero, sorprendentemente, Torres -¿o el impresor?- cambian el pri­mero de esos tres «anteojos» -no los otros dos- en «antojos» en la ed . de Sueños moral.es, Salamanca, 1743, pág. 6a, y así pasa a S. II, pág. 3a, y M. II, pág. 5, y a la ed. Sebold, Clás. Castellanos, 161, pág. 19; los otros dos subsisten con su forma plena : S. págs 10b y 49b, M. págs. 14 y 61, ed. Sebold págs. 31 y 87); «anteojos» (aquí 'catalejos': «sale un compositor de Prognósticos con sus anteojos, astrolabios, bolas y compases ... ») en último sacudimiento de botarates y tontos, Madrid, 1730, págs. 6-7 (se man­tiene idéntica lectura en S. y M.; cuando esto ocurra, no lo indicaré en lo sucesivo); «anteojos» (también 'catalejos') en Los ciegos de Madrid, Barce­lona, 1731, pág. 5 (no he conseguido localizar la ed. original madrileña de este almanaque); «antojos» 'gafas' en El quartel de inválidos, Salamanca, 1738, pág. 2; «antojos» 'catalejos' en Juicio y pronóstico del nuevo cometa, Madrid, 1744, pág. [5] (así también en S. V, pág. 90b, pero «anteojos» en M. V, pág. 105); «antojos» 'gafas' en La nueva ciudad de San Fernando, Madrid, 1748, pág. 3. Hay otros textos que no he podido compulsar en edi­ciones sueltas originales, bien por ser estas desconocidas, bien por no re­sultarme accesibles: «anteojos» 'gafas' en La Mogiganga (1726): S. IX, pág. 59, y M. X, pág. 72; «antojo» 'catalejo' (pero hay dilogía con el sig­nificado 'capricho de las embarazadas') en Juicio nacido en la casa de la locura (1727): S. IX, pág. 70, y M. X, pág. 84; «antojo» 'catalejo' ibíd.: págs. 76 y 92, respectivamente; «anteojos» 'gafas' en La Librería del Rey (1741): S. IX, pág. 274, y M. X, pág. 359 .

56 «Los antojos se me quebraron la otra noche leyendo el Bertoldo» (Mesonero, Panorama matritense, t. III, Madrid, 1838, pág. 24; el texto es de 1836; una vez más, estos «antojos» se convierten en «anteojos» en BibAE, 200, pág. 16b ). «D. Opando volvió a inaugurar su observatorio de dedos y

Page 21: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE <<ANTOJO» j «ANTEOJO» 241

El éxito de la forma recompuesta también se refleja en su ca­pacidad para generar derivados y adoptar nuevas acepciones. Si antojo(s), en tanto que 'instrumento u objeto que se pone de­lante de los ojos', había dado lugar al muy raro antojera 'fabri­cante de anteojos' (un único testimonio, de c1650) y, poco an­tes de iniciarse su declive, a antojera(s) 58, anteojo(s) servirá de base a derivados -algunos de ellos mera creación ocasional­como anteojista (1758), anteojero (1778), anteojcula (1831), an­teojera( s) (1837), anteojazo (1886), anteojería (1939) y anteoju­do (1940) 59, e incorporará significados nuevos, entre otros -y desde fines del xvnr- el de 'gemelos, instrumento binocular para ver objetos lejanos' 60 .

antojos» (Estébanez, Escenas andaluzas, Madrid, 1847, pág. 99). «No habla de los antojos o antojeras de espejos para que braceen de firme y mientan fogosidad las bestias más viejas» (E. Noel, España nervio a nervio, Madrid, 1924, pág. 19).

57 En Fuerteventura antoios 'anteojeras' (M. Alvar, Atlas lingüístico y etnográfico de las Islas Canarias, t. I, Gran Canaria, 1975, lám. 192); en judeo-español de Oriente se han documentado antozos, entozos e intozos 'ga­fas' (vid. J_ Subak, ZRPh, XXX (1906), pág. 143; M. L. Wagner, Homena¡e a Menéndez Pidal, t. II, Madrid, 1925, pág. 196; K. Levy, Volkstum und Kultur der Romanen, II (1929), pág. 366; K. Baruch, RFE, XVII (1930), págs. 127 y 148; para la inestabilidad de la vocal átona inicial trabada por nasal y el cruce concomitante de prefijos véase A. Alonso, BDH, I, pá­ginas 393-4 ).

58 El significado fundamental de esta palabra ya lo hemos visto en las formas no derivadas: designa las piezas de cuero u otro material que llevan las guarniciones de las caballerías para impedirles la visión total o lateral­mente. He aquí el primer testimonio que conozco: «Encended gran fuego en la plac;:a y echad en él estas antogeras del racional animal» (Francisco Santos, El no importa de España, loco político y mudo pregonero~ Madrid, 1667, pág. 237); también así en ed . Madrid, 1668, pág. 247, y en Obras, Madrid, 1723, t. IV, pág. 127a; pero (atención al nuevo posible «fantasma», si cae en manos de algún lexicógrafo) «anteojeras» -forma que no se do­cumentará hasta 1837- en ed. Rodríguez Puértolas (cf. nota 49), pág. 92.

59 Remito, para más detalles sobre todos ellos, al DHLE. 60 «Mientras duró la comedia 1 estuve observando a ustedes; 1 pero,

vaya, ni una seña, / ni siquiera una ojeada, 1 siendo así que en la Luneta 1 por lo menos cien anteojos 1 la estaban batiendo en brecha» (Juan Ignacio González del Castillo, La orgullosa enamorada, en Obras completas, Madrid, 1914, t. rrr, pág. 47; he cotejado el texto en el ms. -único- que sirvió de base a Leopoldo Cano para esta edición, el n.o 16.128 de B. N. M., y he

Page 22: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

242 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

E s claro que la restauración etimológica que llevó de antojo a anteojo no pudo deberse sino al deseo de eliminar una polisemia eventualmente incómoda, polisemia que los hablantes, habiéndose convertido antojo 'capricho' en voz opaca al análisi s, percibían más bien como una homonimia. Es bien sabido en fonética his­tórica que la necesidad de evitar una coincidencia de significantes que pueda resultar gravemente perturbadora para el sistema jus­tifica el que se produzca una interrupción o una desviación anó­malas en la evolución de una de las dos formas implicadas en la posible colisión homonímica. Algo similar se habría producido en el caso que estudiamos, pues, aunque no pueda en referencia a él hablarse propiamente de "colisión" dado que los dos grupos de significados en juego surgieron de un mismo significante y re­corrieron juntos un trecho histórico de duración nada desdeña­ble, fue ese mismo deseo de claridad y orden que pone en fun­cionam.iento los mecanismos "antihomonimia" -y no me parece incongruente hablar de "deseos" refiriéndonos a las tendencias del sistema lingüístico, que se asemeja en esto no poco a un or­ganismo vivo- el que intervino para separar las trayectorias ele cada uno ele aquellos dos grupos y hacer que en adelante discu­rrieran bajo significantes diferenciados.

Hemos procurado dar cuenta, en la forma más detallada po­sible, del cuándo y el porqué ele un cambio lingüístico. Hay algo, sin embargo, que aquí, como en muchos otros casos que se plan­tean a la investigación diacrónica ele una lengua, queda sin res­puesta: el porqué ele ese cuándo. Es decir : ¿por qué ese "de­seo" clarificador y ordenador del sistema no intervino antes ?; ¿por qué lo hizo. precisamente a fines del siglo xvn, y no antes, o después? Ya hemos apuntado hace un momento que el cam­bio, en este caso, puesto que no vino en realidad a evitar una confusión homonímica, no fue un remedio de urgencia: la "con­fusión", o mejor la coincidencia bajo un mismo significante ele dos significados ele más que mediano uso y entre los que difícil­mente se percibía parentesco, no solo .se produjo, sino que duró por espacio de casi tres siglos; y su existencia no solo no ponía

comprobado la lectura «anteojos», como también que el transcriptor añadió en ese mismo verso, de su cosecha, la preposición «por» inicial, forzando a una inexistente sinéresis: el ms. dice «lo menos cien anteojos», fol. [lO]).

Page 23: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

EL DOBLETE «ANTOJO» j «ANTEOJO» 243

en grave peligro la comunicación, sino que además brindaba nue­vas ocasiones de lucimiento a los escritores aficionados a la di­logía 61 . El cambio, sin embargo, como si los significados que du­rante mucho tiempo habían convivido bajo un mismo techo se hi­cieran repentinamente incompatibles 62, se produjo, y con él, se­guramente, el sistema ganó en claridad. Hemos hablado más arriba de polisemia eventualmente incómoda, potencialmente per­turbadora, y es cuanto se puede decir. La lengua, en un determi­nado momento, optó por eliminarla; pero también podría no ha­berlo hecho, o haberla eliminado antes, o después. Creo, en defi­nitiva, que no siempre le es dado al investigador atar todos los cabos de una brillante explicación estructural : hay en muchos cambios lingüísticos un importante margen ele contingencia, y como tal hay que aceptarlo.

Añadamos que esa eventualmente perturbadora polisemia de antojo desde luego lo ha sido para no pocos editores de textos, cómodamente instalados ya en otro sistema en que todo resulta mucho más claro. Inhabituados o incapacitados para trasladarse al antiguo, y guiados por un propósito seguramente loable ele acercar el texto al lector, ele ahorrarle esa molesta perplejidad de creer por un momento que unos caprichos pueden ir colocados sobre una nariz, optaron por añadir una simple e donde tanta falta hacía. Es muy probable que muchos de ellos lo hicieran ele

61 Añadiremos un par de ejemplos, entre muchos posibles, a los que ya quedan citados: el primer terceto de un conocido soneto de Góngora contra Quevedo dice: «Con cuidado especial vuestros antojos 1 dicen que quieren traducir al griego, 1 no habiéndolo mirado vuestros ojos» (Sonetos comple­tos, ed. B. Ciplijauskaité, Madrid, Castalia, 1969, pág. 266); y el propio Quevedo hace decir a uno de los condenados del Discurso de todos los dia­blos que el feto, en el interior del seno materno, está «antes de ver, lleno de antojos» (BibAE, 23, pág. 363a). En un pasaje de El Diablo Cojuelo (tranco VI) el juego dilógico se extiende a antojadizo (ed. Bonilla, Madrid, 1910, pág. 63).

62 En la inexistencia de ese otro significado eventualmente incompatible residiría la explicación más convincente para el hecho de que la aparición de anteojera(s) no diera lugar a la desaparición de antojera(s): esta última es forma que, aun con frecuencia sensiblemente menor que la de su compa­ñera de doblete, ha seguido usándose hasta nuestros días, favorecidas una y otra por el bastante extendido empleo figurado que de ellas se hace (véase DHLE).

Page 24: El doblete «antojo))/ ((anteojo)): cronología de una ......diccionario "crítico etimológico", no un diccionario histórico no iba a poder suministrarle elatos seguros. Allí encontraría

244 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

forma no plenamente consciente, quiero decir, no con propósito expreso de modernizar la lengua del texto, sino considerando a esa e como una minucia más de las muchas regularizaciones me­ramente gráficas (equiparable para ellos a la ortografía, la acen­tuación, la puntuación, etc.) que la edición de un texto antiguo requiere. Puede incluso que más de uno creyera estar enmendan­do una errata, o salvando un despiste del autor.

Tampoco hay que rasgarse las vestiduras por todo ello; otros -muchos más- dejaron los antojos como estaban. Pero sí hay que advertir a lexicógrafos incautos de los peligros que acechan cuando se manejan determinados tipos de ediciones 63, e incluso de la saludable dosis de desconfianza con que deben enjuiciar, en casos dudosos o conflictivos, los datos que otras en princi­pio más solventes les suministren. La moraleja de cuanto aquí se ha expuesto, anticipada ya al comienzo de estas líneas, espero se le haya hecho presente al lector de forma lo suficientemente per­suasiva com.o para que no sea necesario insistir más en ella.

PEDRO ÁLVAREZ DE MIRANDA.

63 Nótese que muchos de los textos en que aparecían falsos anteo¡os pertenecían a obras o documentos de carácter histórico, cuya edición no sue­le correr a cargo de filólogos; que tales escritos interesen grandemente al historiador de la lengua no debe llevarle a perder de vista esa circunstancia.