el dios de abraham

EL DIOSDE ABRAHAMViernes, 6 de febrero de 1998

Cayey, Puerto Rico

Es nuestra intención hacer una transcripción fi el y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto, cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión, y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta conferencia puede ser verifi cado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio hasta que sea publicado formalmente.

NOTA AL LECTOR

Notas

DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO26

grandes bendiciones para cada uno de ustedes y para mí también, en la América Latina y el Caribe. Ese es el territorio donde Él estará derramando Sus grandes bendiciones; y luego las derramará sobre el pueblo hebreo. Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “EL DIOS DE ABRAHAM”, el cual está con nosotros en el territorio latinoamericano y caribeño, el cual está en Su Iglesia en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad en la cual se encuentra la Iglesia del Señor Jesucristo en este Día Postrero. Que las bendiciones del Dios de Abraham sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, y televidentes. Y será hasta el domingo, Dios mediante, en la mañana: a las 10:00 de la mañana tendremos la actividad con el devocional, con los cánticos, y luego estaré con ustedes en la plática de la mañana. Y luego a las 3:00 de la tarde tendremos la segunda actividad. Que Dios les bendiga y les guarde, y hasta el domingo, Dios mediante. “EL DIOS DE ABRAHAM”.

EL DIOS DE ABRAHAM

Dr. William Soto SantiagoViernes, 6 de febrero de 1998

Cayey, Puerto Rico

Muy buenas noches, amados hermanos y amigos presentes, y televidentes. Que las bendiciones

de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y en esta noche nos permita entender Su Palabra, nos hable directamente al corazón, y nos abra el entendimiento, y así nos llene del conocimiento de Su Programa. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Quiero leer en el Éxodo, capítulo 3, verso… del 1 en adelante: “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en


medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Dijo luego Jehová: Bien he visto la afl icción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fl uye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”.

EL DIOS DE ABRAHAM 25

y por consiguiente es un hijo de Abraham o una hija de Abraham; ya sea hijo… ya sea hombre o mujer, es un hijo o una hija de Abraham. Y por consiguiente, tenemos al mismo Dios de Abraham como nuestro Dios; el cual se hizo carne y habitó entre los seres humanos; y fue conocido por el nombre de Jesús, el velo de carne donde estuvo manifestado el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; se hizo carne en el velo de carne llamado Jesús. Ese es EL DIOS DE ABRAHAM. Y ahora, no solamente es el Dios de Abraham, sino que es el Dios del pueblo hebreo y es también nuestro Dios. Él es llamado, en el Antiguo Testamento, el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto. Él es el Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, velado en carne humana, en la persona de Jesús de Nazaret. Y luego que ascendió al Cielo, el Día de Pentecostés descendió en Espíritu Santo20; y ha estado en medio de Su Iglesia de edad en edad. ¿Quién? El Dios de Abraham, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, manifestado de edad en edad por medio de Sus mensajeros; y en medio de Su Iglesia; derramando Sus bendiciones sobre el Israel celestial, sobre los hijos de Abraham. Porque el Israel celestial es descendiente de Abraham; y, por consiguiente, el Dios de Abraham es el Dios nuestro, el Dios de la Iglesia del Señor Jesucristo. Hemos visto quién es EL DIOS DE ABRAHAM. Y para este Día Final o Día Postrero, Él ha prometido 20 Hechos 2:1-13


para la resurrección de los muertos en Cristo de las edades pasadas. Esto es lo que el Dios de Abraham estará cumpliendo en este tiempo fi nal; porque el Dios de Abraham es también nuestro Dios; porque dijo el apóstol San Pablo en su carta a los Gálatas: capítulo 3 de su carta a los Gálatas, dijo de la siguiente manera; y quiero leer, dice… Vamos a ver lo que nos dice San Pablo en esta carta a los Gálatas, capítulo 3, versos 6 al 9: “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham”. Somos hijos de Abraham por fe: por la fe en Jesucristo nuestro Salvador, el cual produce en nosotros el nuevo nacimiento; y por consiguiente, somos hijos de Él, de Jesucristo, el cual nació en medio del pueblo hebreo; y por consiguiente, Él es (terrenalmente hablando) un hebreo, por nacimiento en medio del pueblo hebreo. Y si nosotros hemos obtenido el nuevo nacimiento por medio de Cristo (al creer en Cristo como nuestro Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo), entonces somos hijos de Abraham; y por consiguiente pertenecemos al Israel celestial. Porque está el Israel terrenal y el Israel celestial; y es el Israel celestial el que tiene la promesa de una resurrección para los que pertenecen al Israel celestial, que han muerto, y una transformación para los que estamos vivos, que pertenecemos al Israel celestial. Toda persona que ha creído en Cristo como nuestro Salvador, y ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y ha recibido Su Espíritu Santo: pertenece al Israel celestial;


Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: “EL DIOS DE ABRAHAM”. Ese es el tema para esta ocasión. “EL DIOS DE ABRAHAM”. Abraham es un descendiente de Adán. Él, encontramos que está en la línea de los justos; y él vivió en Ur de los Caldeos1, allá en el territorio de Babilonia; y fue llamado por Dios2 para salir a una tierra que Dios le mostraría, la cual Dios le daría por heredad para él y para su descendencia. Dios le escogió para, por medio de Abraham, Él traer a existencia una nación3; y de la descendencia de Abraham según la carne también vendría el Mesías4. Ahora, vean ustedes que este Dios de Abraham, el cual es el Dios de Isaac y también Dios de Jacob, y también Dios del pueblo hebreo (que es la descendencia de Jacob según la carne), es el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra. Este es el Dios del cual el Génesis habla en el capítulo 1 y verso 1, diciendo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Este es el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra; este es el Dios de los grandes patriarcas; este es el Dios del pueblo hebreo; este es el Dios de los profetas del pueblo hebreo, enviados por Dios de etapa en etapa; este es el Dios que envió al profeta Moisés para la liberación del pueblo hebreo allá en Egipto, el cual había llegado al tiempo de la liberación.

1 Génesis 11:27-312 Génesis 12:1-53 Génisis 12:24 Gálatas 3:16


Y cuando llega el tiempo para la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud, Dios descendió. Le dice a Moisés: “He descendido, porque he visto la afl icción de mi pueblo Israel, y he descendido (¿para qué?) para libertarlos”. Para librarlos de esa esclavitud descendió Dios. Y siempre que Dios se manifi esta, Él tendrá un instrumento, un velo de carne —llamado un profeta—, para revelarse a ese profeta, hablarle a ese profeta, y darle a ese profeta el Mensaje correspondiente a ese tiempo; y enviar a ese profeta al pueblo que tiene la promesa y que está esperando el cumplimiento de lo que Dios le ha prometido. Ese profeta viene a la escena con el Mensaje de Dios para ese tiempo, y es el velo de carne que Dios estará usando en ese tiempo para Dios cumplir la promesa que Él ha hecho para ese tiempo. Ahora, vean ustedes, Moisés vino a ser el velo de carne en el cual Dios estuvo manifestado, y estuvo la Palabra de Dios siendo manifestada por medio de ese velo de carne: el profeta Moisés. Encontramos que por esa causa Dios le decía a Moisés: “Haz esto, o haz esto otro”. Moisés lo hacía, y las cosas sucedían. Porque era el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Creador de los Cielos y de la Tierra, el cual estaba manifestándose por medio del profeta Moisés. Y dondequiera que esté Dios, estará velado siempre; velado en un velo de carne humana a través del cual estará hablándole a Su pueblo. Ahora podemos ver cómo Dios llevó a cabo la liberación del pueblo hebreo por mano del profeta Moisés, a través del cual Dios se manifestó. Un profeta dispensacional fue Moisés, a través del cual


Y esa misma Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final o Séptima Trompeta para el pueblo hebreo, para los escogidos de entre los gentiles, para la Iglesia del Señor Jesucristo es el Séptimo Sello. O sea que el Séptimo Sello y la Séptima Trompeta es lo mismo: es lo mismo que para el pueblo hebreo, para la Iglesia del Señor Jesucristo. En el mensaje “Cisternas rotas”, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham, de la siguiente manera, dice19: “‘… porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta ya ha sonado. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Sonará…’”. ¿Qué es lo que sonará? La Trompeta Final, esa Séptima Trompeta, que es el Séptimo Sello. Y la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello es la Venida del Señor. Y sonará la Venida del Señor: y será revelada la Venida del Señor. Será dado a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo, por medio del Mensaje del Evangelio del Reino, que contiene el misterio revelado de la Segunda Venida de Cristo…; y por medio de ese Mensaje, que contiene y que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, es revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo el misterio del Séptimo Sello, que para el pueblo hebreo es el misterio de la Séptima Trompeta. Y así la Iglesia del Señor Jesucristo obtiene la revelación, la fe, para ser raptada, ser transformada y raptada, en este tiempo fi nal. Ahí está la fe de rapto para los escogidos de Dios en el Día Postrero, en el Cuerpo Místico de Jesucristo, en la Edad de Piedra Angular; y 19 SPN64-0726E “Cisternas rotas”, pág. 33, párr. 158 - Citas, pág. 130, párr. 1164


en Jesús, dentro de Jesús), es el Dios de los apóstoles: San Pedro, San Juan, Andrés y demás apóstoles; es el Dios también del apóstol San Pablo, es el Dios de cada ángel mensajero de las siete edades de la Iglesia gentil; es el Dios del séptimo ángel mensajero, William Marrion Branham; es el Dios de la Iglesia del Señor Jesucristo; es el Dios del Ángel Mensajero del Señor Jesucristo para la Edad de Piedra Angular y Dispensación del Reino; y es el Dios de cada uno de nosotros que vivimos en este tiempo fi nal, el cual ha estado manifestado en Su Iglesia de edad en edad, por medio del mensajero de cada edad, llamando y juntando a Sus escogidos en cada edad, y en el territorio en que cada edad se ha estado cumpliendo. Y ahora, nos ha tocado a nosotros en la América Latina y el Caribe la bendición de tener al Dios de Abraham manifestado, llamando y juntando a Sus escogidos en este tiempo fi nal. Y para el Dios de Abraham manifestarse, y llamar y juntar a Sus escogidos, envía a Su Ángel Mensajero. Cristo dijo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Y también encontramos que Jesucristo dijo, en Mateo 24:31: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”. Ahora, podemos ver que el llamado de Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, para este Día Postrero será por medio de Su Ángel Mensajero. Por medio de Su Ángel Mensajero Dios estará sonando la Séptima Trompeta, que es la Trompeta Final, y que es la Gran Voz de Trompeta; y estará llamando y juntando a Sus escogidos en medio del pueblo hebreo, que serán 144.000 hebreos.


vino la Palabra de Dios para una nueva dispensación: la Dispensación de la Ley. O sea, Moisés fue un mensajero, un profeta dispensacional, con un Mensaje dispensacional para el pueblo hebreo, el cual recibió de parte de Dios en el monte Sinaí y lo dio al pueblo hebreo; y así quedó constituido el pueblo hebreo como una nación, la cual nació allí en el monte Sinaí. Ahora, vean ustedes cómo Dios por medio del profeta Moisés fue manifestado para el comienzo de esa Dispensación de la Ley, que es la quinta dispensación, de las siete dispensaciones que Dios tiene para llevar a cabo. Ya Dios, vean ustedes, cumplió la quinta dispensación, la Dispensación de la Ley, en la cual tuvo profetas; y encontramos que el profeta dispensacional fue Moisés. Y luego Dios envió diferentes profetas, como Samuel, como el profeta Elías, como el profeta Eliseo, como el profeta Isaías, como el profeta Jeremías, el profeta Ezequiel, el profeta Daniel, el profeta Habacuc, el profeta Zacarías, el profeta Malaquías y —por último— el profeta Juan el Bautista, el cual fue el último profeta de la Dispensación de la Ley. Por eso es que Jesús dijo en San Mateo, capítulo 11, que los profetas hasta Juan profetizaron, porque Juan el Bautista fue el último profeta de la Dispensación de la Ley. Juan fue el profeta de la séptima etapa o séptima edad de la Dispensación de la Ley. Por eso dice Jesús, en San Mateo, capítulo 11, verso 9 en adelante, dice: “Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Porque este es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.


De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él”. Ahora, ¿por qué el más pequeño del Reino de los Cielos es mayor que Juan el Bautista? Porque Juan el Bautista pertenece al pueblo de los siervos, que es el pueblo hebreo (ellos son los siervos de Dios); y el más pequeño del Reino de los Cielos pertenece a los hijos e hijas de Dios. ¿Y qué es más grande, un siervo o un hijo? Un hijo es más grande delante de Dios; por lo tanto, el más pequeño del Reino de los Cielos (o sea, el más pequeño de los hijos e hijas de Dios) es mayor que Juan el Bautista. “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. En versiones antiguas, dice5: “… al reino de los cielos se hace fuerza, y los valientes lo arrebatan”. Ahora, sigue diciendo: “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan (o sea, que hasta Juan llegaron los profetas del Antiguo Testamento). Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”. El pueblo hebreo estaba esperando la venida del profeta Elías, pero lo estaba esperando literalmente; pero la promesa de la venida del profeta Elías era la venida del ministerio del profeta Elías en otro hombre, y ese otro hombre fue Juan el Bautista, el cual vino a ser el precursor de la Primera Venida de Cristo, el mensajero 5 Reina-Valera 1909


de Jehová, se manifi esta en este Día Postrero, y nos habla todas estas cosas que deben suceder. Apocalipsis 22, verso 6, dice: “Y me dijo: Estas palabras son fi eles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. ¿Por medio de quién son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Por medio del Ángel del Señor Jesucristo. También dice Apocalipsis 22, verso 16: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. ¿A quién dice Jesús que ha enviado para dar testimonio de estas cosas en las iglesias? Dice que ha enviado a Su Ángel Mensajero. Por medio de Su Ángel Mensajero es que Su Iglesia ha de conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; porque este Ángel Mensajero es enviado a la Iglesia del Señor Jesucristo para darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; o sea, todas estas promesas, profecías prometidas para este tiempo fi nal. Y así abrir las profecías del Día Postrero, abrir las profecías de este tiempo fi nal a la Iglesia del Señor Jesucristo, para que las conozca, y para que obtenga el benefi cio del cumplimiento de estas profecías a medida que van siendo cumplidas de ocasión en ocasión. Ahora, podemos ver que la Obra para este tiempo fi nal es la Obra del Dios de Abraham, que es el Dios de Isaac y es también el Dios de Jacob; es también el Dios del pueblo hebreo, es también el Dios de los profetas del Antiguo Testamento; es el Dios de Jesús (el cual estaba


manifestándose por medio de Su Ángel Mensajero, así como se manifestó por medio de los ángeles mensajeros que tuvo en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil; y también se manifestó por medio de los profetas del Antiguo Testamento, que pertenecen a los siervos de Dios, o sea, al pueblo hebreo, que son los siervos de Dios. Y ahora, los siete ángeles mensajeros pertenecen a los hijos de Dios; por lo tanto, ahora en medio de la Casa de Dios, en medio de los hijos de Dios, será la manifestación de la Segunda Venida de Cristo, será la manifestación del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, que es el mismo Cristo, el cual se hizo carne dos mil años atrás y se manifestó en medio del pueblo hebreo. Para este tiempo fi nal, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, estará manifestado por medio de Su Ángel Mensajero, así como se manifestó por medio de Sus mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil. Y por medio de Su Ángel Mensajero nos estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, conforme a Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, donde dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. ¿A dónde vamos a subir? Tenemos que subir a la Edad de Piedra Angular, que es la edad de la manifestación del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, de Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, en medio de Su Iglesia gentil. Luego en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, encontramos que por medio de Su Ángel Mensajero es que son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; porque es por medio de Su Ángel Mensajero que Jesucristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, el Ángel


que le prepararía el camino al Señor, al Mesías en Su Primera Venida. Y para la Segunda Venida de Cristo también tenemos la promesa de la venida de Elías precursando el camino, precursándole el camino al Mesías para el tiempo fi nal. Esa promesa también se cumplió, y ese profeta mensajero con el espíritu y virtud de Elías fue el reverendo William Branham. Y ahora, vean ustedes cómo en el tiempo de Jesús, Su precursor fue Juan el Bautista; y luego vino el Ungido de Dios para una nueva edad y una nueva dispensación: el Ungido de Dios para la Dispensación de la Gracia y para la Edad de la Piedra Angular. Por eso Jesús vino a ser la Piedra Angular, la Piedra del Ángulo que los edifi cadores desecharon6, de la cual habló Juan el Bautista diciendo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”7; lo presentó como aquel hombre del cual él dijo que vendría después de él, al cual él le estaba preparando el camino8. Ahora, vean ustedes, esa Primera Venida de Cristo cumplida en medio del pueblo hebreo fue nada menos que el cumplimiento de la promesa de Dios a través del profeta Malaquías en el capítulo 3, verso 1 en adelante, donde dice: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (ese fue Juan el Bautista); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis…”. ¿Quién vendría después de Juan el Bautista? El Señor,

6 Sal. 118:22, Mt. 21:42, Mr. 12:10, Lc. 20:17, Hch. 4:11, 1 P 2:77 San Juan 1:29, 1:368 San Mateo 3:11, San Lucas 3:16, San Juan 1:26-27, 1:30


al cual el pueblo hebreo buscaba. Y sigue diciendo: “… y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros”. ¿Quién vendría? El Ángel del Pacto, o sea, el Ángel de Jehová; el mismo que le apareció al profeta Moisés allá en el monte Sinaí, y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. Ese es el que ha prometido venir para cumplir Su Primera Venida en medio del pueblo hebreo. Él fue el que libertó al pueblo hebreo por medio del profeta Moisés, allá en Egipto, el cual estuvo manifestado en una Columna de Fuego; y por medio de esa manifestación, encontramos que llevó a cabo grandes maravillas en favor del pueblo hebreo. Y el instrumento que Dios tenía era el profeta Moisés; por eso encontramos al profeta Moisés, en algunas ocasiones, en medio de esa Columna de Fuego. Y también encontramos que en la segunda ocasión en que el profeta Moisés subió al monte Sinaí, encontramos que, cuando descendió, su rostro resplandecía, su piel resplandecía y él no lo sabía; y luego se colocó un velo sobre su rostro, y solamente se lo quitaba cuando entraba a la presencia de Dios; y luego, cuando regresaba al pueblo, se colocaba el velo9. Pero vean ustedes cómo este profeta le hablaba al pueblo hebreo la Palabra de Dios; y terminando de hablar esa Palabra, encontramos que se colocó el velo; y así esa gloria de Dios —que resplandecía en su piel y en todo su rostro—, el pueblo hebreo no la podía ver cuando Moisés tenía ese velo sobre su rostro. Ahora, vean que este Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual es el Creador de los Cielos y de la Tierra, dice en San Juan, capítulo 1, versos 1 en adelante:9 Éxodo 34:29-35


yo, vive Cristo en mí”18…; y luego estuvo manifestado en los diferentes ángeles mensajeros de las diferentes edades de la Iglesia gentil; luego, en la séptima edad, estuvo manifestado en Norteamérica en el reverendo William Branham, el cual fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el cual vino con el espíritu y virtud de Elías por cuarta ocasión, precursando la Segunda Venida de Cristo; para este tiempo fi nal estará manifestado en el Ángel del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino, en el territorio latinoamericano y caribeño. Así como en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón, el lugar santo estaba en el oeste, Cristo ha estado construyendo un Templo espiritual, que es Su Iglesia; y el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual corresponde al oeste; y el oeste corresponde a la América Latina y el Caribe. Porque ya la parte norte del oeste, que es Norteamérica, tuvo la séptima edad de la Iglesia gentil cumplida en el tiempo del ministerio del precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Marrion Branham. Y ahora le toca a la América Latina y el Caribe la parte fi nal o etapa fi nal entre los gentiles, del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, en Su manifestación fi nal, a través del Ángel del Señor Jesucristo. Ahora, el Ángel del Señor Jesucristo es el profeta mensajero de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, a través del cual el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, estará dándonos Su Mensaje Final. Ahora, el Ángel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo; aunque el Señor Jesucristo estará 18 Gálatas 2:20


Cristo rejuvenece Su Iglesia en este tiempo fi nal, como hizo con Sara; para así traer el Hijo prometido en y por medio de Su Iglesia en este Día Postrero; así como trajo el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo por medio del pueblo hebreo, que fue la Iglesia del Antiguo Testamento, fue la Iglesia de la Dispensación de la Ley. Y por medio de la Iglesia de la Dispensación de la Ley, encontramos que fue cumplida la Venida del Hijo prometido, la Venida del Hijo de Abraham, la Venida del Mesías en medio del pueblo hebreo. Y para el Día Postrero, la Venida del Mesías, la Venida del Señor, será cumplida en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo; así como fue cumplida la Primera Venida de Cristo en medio del pueblo hebreo. Es la Iglesia del Señor Jesucristo la que está esperando la Segunda Venida de Cristo; y Su Segunda Venida es como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Ahora, podemos ver que para este tiempo fi nal, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob…; el cual ha estado manifestado en edades pasadas y dispensaciones pasadas, llevando a cabo la Obra correspondiente a cada edad y a cada dispensación del pasado; encontramos que durante las siete etapas de la Iglesia gentil fue manifestado por medio de cada ángel mensajero; y ahora, para el Día Postrero, estará manifestado en medio de Su Iglesia, también en Su Ángel Mensajero, en el Ángel del Señor Jesucristo; y así cumplirá —Cristo, por medio de Su Ángel Mensajero— lo que Él ha prometido para este Día Postrero a Su Iglesia. Y el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual estuvo manifestado en San Pablo, y San Pablo decía: “No vivo ya


“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. O sea que toda la Creación fue realizada por Él, por el Verbo que era con Dios y era Dios. ¿Quién es este Verbo que era con Dios y era Dios? Es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico. Se le llama, al cuerpo teofánico de Dios, a esa teofanía, se le llama el Verbo de Dios. Y ahora, vean ustedes todo lo que nos dice acerca del Verbo de Dios. Dice: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fi n de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”. Ahora, ¿cómo iba a venir a este mundo esa Luz verdadera, que alumbra a todo hombre? Dice: “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en


su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (o sea, son engendrados por el Espíritu de Dios por medio del nuevo nacimiento. Dice). Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Vean ustedes cómo el Verbo vendría a la Tierra en medio del pueblo hebreo: sería en carne humana. Vino en carne humana en medio del pueblo hebreo, velado en aquel velo de carne llamado Jesús de Nazaret. Aquel cuerpo de carne fue creado por Dios, por el Ángel del Pacto, por el Verbo. Fue creado en el vientre de María el cuerpo llamado Jesús, el cual nació de la virgen María, allá en Belén de Judea; y en ese cuerpo habitó el Verbo que era con Dios y era Dios, y en el cual estaba Dios. Dios estaba en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y luego se creó el cuerpo de carne en el vientre de María, llamado Jesús, el cual nació en Belén de Judea. Y en ese cuerpo de carne Dios estuvo manifestado en carne humana, y estuvo viviendo en medio del pueblo hebreo como un ser humano (pero perfecto), el cual tomó nuestros pecados y murió en la Cruz del Calvario; porque para eso fue Su Primera Venida en medio del pueblo hebreo: para tomar nuestros pecados, y pagar el precio de la redención. Porque el ser humano, con la caída en el huerto del Edén, había perdido su herencia, había perdido sus derechos a toda la herencia divina; y el ser humano había perdido el derecho a la vida eterna. La Escritura dice:


Esto es un Programa que Cristo estará cumpliendo en el Día Postrero. O sea que no es algo que Él va a inventarse, sino, es algo que Él estará haciendo, que está en el Programa de Dios desde antes de la fundación del mundo. Dios lo que ha estado llevando a cabo es lo que Él programó desde antes de la fundación del mundo. Ahora, Él ha estado creando una nueva raza. Por medio del primer Adán ha venido la raza que podemos ver de generación en generación, la cual luego de la caída ya es una raza caída; y por eso nace, vive y muere, y tiene tantos problemas aquí en la Tierra. Pero por medio del segundo Adán Dios está creando una nueva raza. Esa nueva raza está compuesta por los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, nacidos del Agua y del Espíritu, los cuales han creído en nuestro amado Señor Jesucristo, y han recibido a Cristo como su Salvador, y han lavado sus pecados en la Sangre de Jesucristo, y han recibido el Espíritu de Jesucristo; y así hemos nacido en el Reino de Dios; y hemos sido colocados en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, en la edad que nos corresponde a nosotros en este tiempo; como los que han nacido en el pasado, en el Cuerpo Místico de Cristo, fueron colocados en la edad que les tocó vivir. Y ahora nosotros estamos en el tiempo fi nal; en donde, encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo, así como Sara, la esposa de Abraham, recibió un cambio para poder tener al hijo prometido, la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo fi nal recibiría un cambio, y Dios rejuvenecería Su Iglesia para traer el cumplimiento, la promesa, de la Venida del Hijo prometido. Para el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo,


reciben a Cristo como su Salvador, y lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, y reciben el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo; y se produce así el nuevo nacimiento en esas personas. Y así Cristo ha estado llamando y juntando a Sus escogidos, de edad en edad, y ha estado produciendo ese nuevo nacimiento; y han estado naciendo en el Cuerpo Místico de Jesucristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y así nos ha colocado Cristo en lugares celestiales en Cristo Jesús17. Él nos ha dado un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y para el Día Postrero, que es el séptimo milenio, y también llamado el Día del Señor o Día de Jehová, Él nos dará el cuerpo eterno que Él ha prometido para nosotros los que vivimos, y para los que han partido en el pasado. Porque Cristo dijo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”. ¿A quién resucitará en el Día Postrero, Jesucristo? Él dice a quiénes Él resucitará. Dice capítulo 6, verso 39 al 40: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”. ¿Para qué día Él dice que tiene la comisión de resucitar a los que el Padre le ha dado? Dice que es para el Día Postrero. Dice: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. Es una promesa de nuestro amado Señor Jesucristo, porque así está en el Programa de Dios desde antes de la fundación del mundo establecido.17 Efesios 2:6


“Por cuanto todos pecaron, todos están destituidos de la gloria de Dios”10. Y nos enseña la Escritura que la paga del pecado es muerte11. Por lo tanto, el ser humano siendo heredero a la vida eterna, al pecar delante de Dios perdió el derecho a la vida eterna, y perdió así su herencia, y por consiguiente obtuvo la muerte. Y por eso cuando un ser humano nace en esta Tierra está sentenciado a muerte; y a medida que le pasan los años, se le acortan los días de vida aquí en la Tierra, y se va acercando cada día más a la muerte física de su cuerpo; y algunas veces: antes del tiempo normal, que son de 70 a 80 años para el ser humano, antes de ese tiempo algunos parten del cuerpo físico por alguna causa; otros logran llegar a los 70 años, otros a los 80; y otros llegan a 90 y a 100 años; pero vean ustedes, al fi nal el cuerpo físico muere, porque está sentenciado a muerte, por causa del pecado allá en el Huerto del Edén. Y Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí”12. O sea que para regresar a la vida eterna no hay otro Camino, ni hay otra Vida, ni hay otra Verdad, sino el Señor Jesucristo; y por eso es que Él llevó a cabo Su Sacrifi cio en la Cruz del Calvario: para Él restaurarnos a la vida eterna, para Él así llevar a cabo la Obra de Redención (redimir es ‘volver al lugar original’). Y para volver al lugar original los hijos e hijas de Dios, para volver a la vida eterna, el Sacrifi cio de Cristo era necesario; era necesario que un ser humano muriera, un

10 Romanos 3:2311 Romanos 6:2312 San Juan 14:6


ser humano sin pecado; y el único que llenó ese requisito fue nuestro amado Señor Jesucristo, que vino sin pecado, porque vino por creación divina. Y ahora podemos ver el por qué Cristo tenía que morir en la Cruz del Calvario; lo cual fue representado también en las ofrendas y sacrifi cios que el pueblo hebreo ofrecía a Dios allá en el templo: el macho cabrío de la expiación del día diez del mes séptimo, y también el cordero pascual y los demás sacrifi cios de animalitos13; los cuales señalaban a Cristo y Su Sacrifi cio en la Cruz del Calvario. También fue representado, el Sacrifi cio de Cristo, cuando Moisés por primera vez se encontró con el pueblo en el desierto, y sin agua para el pueblo (el cual clamó a Moisés); y luego Dios le dijo a Moisés que Él iba a estar sobre la roca, sobre aquella roca, sobre aquella peña, y que Moisés fuera e hiriera la peña con la vara, y la roca, la peña, le daría agua para el pueblo14. Moisés hirió la roca, la peña, y dio aguas para el pueblo; lo cual es tipo y fi gura de la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario, donde fue herido por nuestros pecados para darnos el Agua de vida eterna, de salvación, darnos el Agua de Su Espíritu Santo para vida eterna; y así producir en nosotros el nuevo nacimiento: por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo; y así producirse en nosotros el nuevo nacimiento del cual Cristo le habló a Nicodemo15. Ahora, vean ustedes que nuestro amado Señor Jesucristo es nada menos que el Ángel del Pacto, el Ángel

13 Leví co 1614 Éxodo 17:1-615 San Juan 3:1-7


de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual se vistió de carne humana; y vivió en medio del pueblo hebreo 33 años vestido de carne humana, para llevar a cabo Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario. El Mesías para el pueblo hebreo es el mismo Dios viniendo en la forma de un profeta; pero no pudieron comprender que ese profeta que estuvo en medio de ellos, llamado Jesús de Nazaret, era el Mesías prometido para el pueblo hebreo. Y era nada menos que el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, vestido de carne humana, para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario; y luego llamar y juntar a todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales estarían viviendo, algunos en medio del pueblo hebreo y otros en medio de los gentiles (o sea, de los pueblos gentiles o pueblos no hebreos). Ahora, podemos ver quién es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual luego que murió y resucitó (en cuanto a Su cuerpo físico), luego de estar unos 40 días aquí en la Tierra ya resucitado, y apareciéndoles a Sus discípulos en diferentes ocasiones, luego ascendió al Cielo16: Se sentó en la diestra de Dios, a la diestra de Dios, en el Trono de Dios, haciendo intercesión por cada persona que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; para así que el Sacrifi cio de Cristo en la Cruz del Calvario se haga efectivo en esas personas, las cuales —en el tiempo que les toca vivir— oyen la Voz de Dios, porque les llega la Voz de Dios, el Mensaje de Dios para esa edad en que viven, y 16 Hechos 1:3-11

el dios de abraham

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