el diabloyel asno

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  • EL DIABLO Y EL ASNO

    Annimo francs

    Haba una vez, en la regin de Thiers, un viejo prroco de fe tan sincera que toda su parroquia

    del valle del Durolle se haba transformado. Desde que l ejerca su ministerio, nadie cometa

    all el ms mnimo delito, robo o crimen de ningn tipo. Las mujeres, que haban renunciado a

    sus chismorreos, dedicaban sus escasos ratos libres a hacer encaje y pasamanera de tal

    calidad que venan a buscarlos desde Saint-tienne. Los hombres, muchos de los cuales eran

    cuchilleros, se mostraban sobrios, abstenindose incluso de blasfemar o de pelearse, y en la

    feria de ganado, donde siempre haba existido algo de taimera, se haban hecho tan honestos

    que confesaban espontneamente los defectos de los animales alineados para la venta. No es

    all donde podra haberse construido, como en la ciudad vecina, para servir de ejemplo a los

    que pasaban, una casa de los siete pecados capitales. La influencia tan piadosa del prroco

    tena al diablo loco de rabia, hasta el punto de que no dejaba de merodear por la regin

    buscando en vano un alma a la que poder arrastrar fuera del buen camino. No era cuestin,

    desde luego, de acercarse al prroco que le obligaba a huir haciendo la seal de la Cruz. A la

    desesperada, se volvi hacia el asno del sacerdote. Mezcl ramas de espino con su racin de

    avena, se transform en abejorro para volar constantemente ante su vista, le hostig como un

    tbano, le hizo tropezar y se dedic de todas las maneras posibles a volverlo loco. Pero el asno

    era tan dulce y paciente como su amo. Soportaba todos aquellos ataques sin dar coces ni

    quejarse jams. La Nochebuena, la costumbre recomendaba que se les diera doble racin de

    alimento a los animales en memoria de la ayuda que prestaron en el portal de Beln. Viendo el

    da concluir, el asno esperaba pues su racin de avena con algo de gula, cuando, de improviso,

    vio llegar al sochantre de la parroquia, que le dijo:

    -Mi buen asno, me gustara que me hicieras un gran favor. Las ovejas van a empezar a parir

    esta noche y debo quedarme con ellas. Aceptaras sustituirme en la misa de medianoche?

    El asno haba odo decir con frecuencia que, durante la Nochebuena, los animales reciben la

    facultad de hablar como los humanos. Por qu no iba a aceptar, despus de todo? Inclin la

    cabeza como prueba de aceptacin y entonces el sochantre le explic:

    -Bastar con que digas Amn de vez en cuando. Haz una prueba. -Y el asno rebuzn.

    -Muy bien, -aprob el sochantre-. Cantas ms alto que yo. Todo el mundo te oir bien y

    nuestro prroco se sentir orgulloso de ti.

    El sochantre desapareci como haba venido sin que al asno, henchido de importancia ante la

    idea de representar aquel gran papel, se le ocurriera sorprenderse por nada. Sin embargo,

    habra debido sospechar que el que se transforma en mosca punzante o en murcilago, puede

    asimismo adoptar la forma de un viejo sochantre. Pero estaba ya ocupado en acicalarse. Se

    revolc por el suelo para quitarse el polvo del lomo, se dio aqu y all varios lengetazos para

    que su pelaje brillara, golpe sus cascos contra el muro para desprender la tierra, y los alis

    pasndoselos por los corvejones.

    Al or el primer toque para la misa, se puso en camino, levantando mucho las patas como un

    caballo en un picadero que hace el paso espaol. Cuando lleg por fin a la iglesia, todo el

  • pueblo se le haba adelantado, los hombres se encontraban a la derecha, las mujeres a la

    izquierda, y el prroco estaba esperando ante el altar. Temiendo llegar con retraso para el

    primer canto, el asno se lanz al galope por el pasillo central, fren con las cuatro patas y se

    puso a rebuznar a pleno pulmn. Asustadas, las mujeres se pusieron a gritar y los hombres se

    lanzaron a cogerlo para llevrselo al exterior. El asno, que quera dar explicaciones, se neg a

    moverse, pero logr rebuznar ms fuerte y con ello aument la confusin. Le dieron una tunda

    de garrotazos para hacerle callar. l respondi coceando y, dndose la vuelta, huy.

    Los mozos del pueblo soltaron los perros y lo persiguieron tan bien que tuvo que irse al galope

    hacia el bosque de Motier. Fue tropezando de rbol en rbol y termin por caer de rodillas,

    jadeante. En un claro del bosque que haba delante de l, se esparci de repente una luz roja.

    Un olor a azufre impregn el aire. El asno se sinti observado. Levant la cabeza, vio al falso

    sochantre y supo que era el diablo el que all lo esperaba. Totalmente confundido, comprendi

    que haba cado de cabeza en una trampa, y haba cometido un pecado de vanidad. Y ahora el

    diablo lo tena a su merced... Has querido jugar a ser sochantre -se dijo- y mira lo que te ha

    sucedido. Ahora juega a ser asno. Es tu ltima oportunidad para escapar de aqu. Y resopl,

    pareci incapaz de levantarse, tropez y se dej caer de nuevo pesadamente. El diablo solt

    una burlona carcajada.

    -Quin sois? -pregunt el asno-. Os suplico que tengis piedad de un pobre ciego. He debido

    saltarme los ojos al pasar por entre los espinos, y me faltan las fuerzas. Indicadme el camino

    hacia mi cuadra, por favor. Quiero exhalar mi ltimo suspiro en casa de mi amo.

    -Si te guo -pregunt el demonio- qu me dars por molestarme?

    -Antes que nada, me gustara saber quin sois.

    -Es muy sencillo, soy el diablo.

    -Seor diablo, si as lo deseis podris recibir mi alma, puesto que es eso lo que se

    acostumbra a intercambiar con vos.

    -Un alma de asno no es gran cosa, -dijo el otro-. Pero, en fin! Voy a subirme a tu grupa y te

    indicar el camino a seguir.

    -Oh! Estoy cubierto de moratones y demasiado dbil para llevaros, como veis. Id por delante.

    Yo me orientar sujetando la punta de vuestro rabo.

    Sin ver en la propuesta malicia alguna, el diablo ech a andar seguido por el asno. Voy a

    llevarlo al ro -se deca- y al querer seguir mis pasos, se ahogar.

    -No vaya demasiado rpido, -protestaba el asno, detrs de l-. No puedo ms...

    Llegaron por fin a la orilla del ro. El diablo pensaba dar un salto hasta la otra orilla, porque en

    diciembre el ro est muy fro.

    -Agrrate bien -dijo-, y camina. Slo tiene que dar unos cuantos pasos ms.

    El asno, que vea perfectamente y haba comprendido cules eran las intenciones del demonio,

    le mordi el rabo con todos sus dientes y se apoy en una roca cercana en el momento en el

    que el diablo saltaba. El rabo se arranc, quedando entre los dientes del asno, y el diablo

  • perdi el equilibrio y cay a la corriente helada. Se le oy gritar de dolor desde la iglesia del

    pueblo.

    El asno regres al trote en el momento en el que la misa estaba terminndose. Deposit el

    rabo del demonio ante el buen prroco, que no tard en comprender que su querido asno

    haba sido vctima del Maligno, pero que haba sabido tomarse la revancha. Le perdon que

    hubiera interrumpido a misa y le concedi doble racin de avena, regada con vino caliente, en

    honor de aquella dulce noche de Navidad.

    Sobre la lectura:

    1. Por qu estaba rabioso el diablo?

    2. Qu tramaba?

    3. Qu ocurri en nochebuena?

    4. Cmo se senta el asno?

    5. Cul fue la reaccin del asno al encontrar al diablo, de nuevo?

    Sobre el gnero:

    Analiza la estructura

    Te toca escribir a ti:

    1. Escribe el relato, sin aadir informacin, con una estructura in medias res.

    2. Escribe las parte del relato en Estilo directo contada por el narrador e inventa Estilo

    directo en la parte narrada. Elige la estructura que quieras.