El día que San Juanitofue a Curiepe

Ilustraciones: Daniela Lara

Autor: Eureka!

Edición/Corrección de estilo: María Alejandra Díaz

Ilustraciones: Daniela Lara

Diseño de portada y diagramación: Geraldine Canard

Producción:Viviana PadraLuisana RangelJesús Vivas

En una mañana de abril, San Juan se encontraba más aburrido que de costumbre.

“¡Ay! ¿pero que pasará?. Yo, San Juan Bautista, un santo tan alegre y festivo, ¿aquí solo y aburrido? Pensándolo bien, tengo tiempo sin sentir que mi gente de Curiepe canta, baila, celebra, se ríe, se reúne… ¿Será que pasa algo? Yo como que mejor me voy para allá a ver que está haciendo mi pueblo”.

Ya en Curiepe, San Juan comienza a recorrer sus calles, la Plaza Bolívar, la Iglesia y decide visitar a los niños para ver que están ha-ciendo. Cuando llega a la Escuela se da cuenta que los niños tienen juguetes modernos, dejando a un lado los juegos tradicionales, in-cluso muchos los desconocen.

“¿Y qué son estas cosas con 2 ruedas? –se pregunta San Juan- ¿Dónde están los trompos, los papagayos, el gurrufío? Estos niños de

ahora son bien raros. Voy a ver que están haciendo sus padres”

San Juan, un poco extrañado, decide ir a casa de los padres de los niños. Visitó varios hogares y se dio cuenta que todos estaban encerrados en la sala viendo televisión. Muy extrañado y preocupado se comenta a sí mismo:

“¿Y este aparato? ¿Por qué no están jugando dominó, bailando o cantando? ¿A esta gente se le olvidó como divertirse?”.

Pero se sorprendió aún más cuando escuchó que un abuelo se negó a explicarle a su nieto cómo se tejen las hamacas.

“¡Esto si es el colmo! Un abuelo que no quiere enseñarle a su nieto las cosas típicas de la cultura de Curiepe. Yo mejor me voy a los Centros Cul-turales que de seguro allá si están haciendo todas las cosas que antes se hacían y representaban a mi pueblo”

En la Casa de la Cultura de Curiepe, se encuentra a Rafael y Yomairys. Pero puede ver que ya no hay tantas actividades como antes. El piso de arriba está ocupado con niños que ven clases porque su Escuela la están remodelando. Yo-mairys baila con un grupo de adolescentes, pero ellos no danzan al ritmo de los tambo-res curiepeños, sino al de una música de otro país. Un rato después escucha a Rafael dicié-ndole a Yomairys:

“A mí me preocupa que nuestras tradiciones se pierdan, que la gente se la pase en sus casas y no hagamos nada juntos como el gran pueblo que siempre hemos sido, que nuestros abuelos dejen de enseñarnos todo el legado y todos los conocimientos que tienen, que Curiepe se quede sin memoria…”

San Juan vio en la Casa de la Cultura todo el amor y pasión que Rafael y Yomairys tienen por lo que hacen, pero también se dio cuenta que necesitaban una mano para poder hacer todas las cosas que quieren. Además, San Juan quería animar las cosas en Curiepe:

“Yo quiero bailar, cantar, unir a mi gente y no hay mejor forma de hac-erlo que celebrando mi cumpleaños”.

Así que decide convertirse en Juanito, un niño del pueblo, para avivar un poco las cosas en Curiepe.

San Juan, disfrazado de Juanito, va al Centro Cultural y le propone a los promotores:

“Rafael y Yomairys, ¿qué les parece si empezamos a preparar la fiesta de San Juan? No sé ustedes, pero yo pienso que necesitamos darle vida a nuestro pueblo”.

A ambos les encantó la propuesta que les dio San Juan y en seguida la imaginación de cada uno comenzó a volar.

“¡Qué excelente idea, Juanito! –comenta Yoamirys- Sí, me parece que tenemos que hacer algo para que la gente salga de sus casas y cele-bre la Cultura Curiepeña, además de celebrar el día de nuestro Santo. Pero tenemos que empezar ya a planificar todo. Vamos a casa de la costurera”.

Rafael, Yomairys y San Juan –disfrazado de Juanito- visitan la casa de la costurera y le comentan que necesitan hacer los trajes de los niños y la vestimenta del Santo para celebrar su día. La costurera quedó muy contenta con la petición que le hicieron.

“Cuenten conmigo, prometo que serán los trajes más bonitos que hay-an visto, llenos de colores para

traer alegría a las calles de Curiepe. Vayan a casa

de la florista, para que arme las flores

que acompañarán al Santo y ador-narán su altar”, sugirió la modis-ta. Los 3 aventureros le tomaron la pa-labra a la señora e inmediatamente

después se d i r i g i e r o n a casa de la florista quien se

puso a traba-

jar en los arre-glos florales que se usarán para la Fiesta de San Juan.

“Ahora falta algo muy importante: ¡la música! Hablemos con Bernardo Sanz para que nos ayude a hacer los tambores, vayamos a la Escuela de Música para decirle a los jóvenes que nos ayudarán ese día a tocar los instrumentos y digámosle a los bailarines que se preparen para mover sus cuerpos como nunca antes el día de San Juan”, dijo Rafael y así lo hicieron. Bernardo les explicó cómo se hacían los tambores tradicio-nalmente en Curiepe, en la Escuela de Música los jóvenes practicaron los toques que sonarían ese día y los bailarines empezaron a ensayar el tradicional baile del tambor.

Después de cantar y bailar tanto, con los músicos y bailarines de Cu-riepe, Yomairys, Rafael y San Juan –vestido como Juanito- quedaron exhaustos y querían refrescarse. Eso les recordó que tenían que coor-dinar también las comidas y bebidas de ese día, así que fueron a todos los sitios de comida y les dijeron:

“El día de San Juan necesitamos que hagan las comidas más sabrosas, las tetas y helados más refrescantes, las cocadas más energizantes y los platos más suculentos”.

Todos se emocionaron mucho y se comprometieron a hacer una danza de sabores en las bocas de los Curiepeños.Cuando llegó el día de San Juan, la emoción y el entusiasmo corría por las calles del pueblo y por las venas de cada uno de los curiepeños. Todos habían contribuido con un grano de arena para hacer posible la gran celebración que se merecía San Juan Bautista. Cerca de la hora, ya los curiepeños se encontraban en la calle, contentos y llenos de ex-pectativas por la gran Fiesta que habían preparado Rafael y Yomairys, con la ayuda de todos. Pero en eso, San Juan escucha que no encuen-tran al Santo y se acordó que todavía estaba disfrazado de Juanito. Así que se escabulló entre las piernas de la gente, corrió en frente del Museo Lino Blanco, pasó por la Iglesia y con su rápido trote espantó las palomas de la Plaza, para finalmente llegar a la Casa de la Cultura.En la Casa de la Cultura, San Juan se puso el traje que le cosió con tanto amor la costurera, agarró la cruz que con mucho esmero había elaborado la florista y se subió en el altar que prepararon los jóvenes

del pueblo. En lo que terminó de arreglarse, Rafael –quien había es-tado buscando al Santo por todo el pueblo- abrió la puerta y aliviado vio al Santo arreglado y más brillante que nunca.

“Aquí estás San Juan, no entiendo cual era la alaraca de esas mujeres que decían que no te encontraban, porque yo estaba seguro que te había dejado en este cuarto”.

Rafael y Yomairys, con la ayuda del pueblo, pasearon al Santo por todas las calles de Curiepe, en el fondo se escuchaban los repiques de tambor y los rezos de una comunidad creyente y religiosa. Ese día, los curiepeños bailaron como nunca; los toques de tambor se escucharon más fuertes que de costumbre; las flores estaban vivaces; los ni-ños, muy alegres con sus trajes de colores, jugaron con los pa-pagayos y trompos que habían construido con la ayuda de sus abuelos. Al finalizar de pasear a San Juan, lo llevaron a la Casa de la Cultura, donde le esperaba un altar hermosamente adornado con flores de todos los colores. Allí la Fiesta continuó hasta el amanecer. San Juan nunca había estado tan con-tento: había logrado unir a todo su pueblo y revivir la tierra ardiente del tambor que siempre ha sido Curiepe.

EUREKA!Geraldine Canard – Diseñador GráficoMaría Alejandra Díaz - Comunicador Social, PeriodistaDaniela Lara – Diseñador Gráfico, IlustradoraViviana Padra – Diseñador IndustrialLuisana Rangel – Diseñador de InterioresJesús Vivas - Arquitecto

PRODISEÑO – UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLODiplomado en Diseño e Innovación Social