el desarrollo y las relaciones tempranas de los nios
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UNIVERSIDAD DEL PAIS VASCO – FACULTAD DE
MEDICINA
DEPARTAMENTO DE NEUROCIENCIAS
EL DESARROLLO Y LAS RELACIONES TEMPRANAS DE LOS NIÑOS PREMATUROS
Estudio comparativo con una población control a los dos años de edad
Fernando González Serrano 2009
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 3
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 4
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 5
A Uxue, Gorka,
June y Maider
A mis padres
A los que han compartido
y comparten conmigo
el amor y el latido de la vida
(ellos ya lo saben)
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 6
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 7
“…aprendió a conocerlo,
se conocieron, y descubrió con un grande alborozo
que los hijos no se quieren por ser hijos
sino por la amistad de la crianza.”
El amor en los tiempos del cólera
Gabriel García Márquez
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 8
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 9
Agradecimientos
Al Dr. Alberto Lasa Zulueta, mucho más que director de esta tesis,
maestro y amigo, que me introdujo en lo apasionante de la tarea de psiquiatra
de niños y me trasmitió su ilusión en ello.
A mis compañeras y compañeros del Centro de Psiquiatría Infanto-
Juvenil de Uribe (Osakidetza-Servicio Vasco de Salud): siempre he sentido su
apoyo y cariño.
Al resto de colegas de la Salud Mental de Niños y Adolescentes del
Servicio Extrahospitalario de Bizkaia, con los que cotidianamente aprendo y
comparto intereses y dudas.
A todos los que pertenecen o han colaborado en esa aventura tan
hermosa que es la Asociación Altxa.
A Manuel Hernanz y Xabier Tapia, ante todo amigos de tantos viajes.
A Maria Luisa Castillo, con la que he comprendido la importancia de
disfrutar con los grandes proyectos y también con las actividades cotidianas.
A Berta Ibañez, por su apoyo en los análisis estadísticos y su
permanente disponibilidad.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 10
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 11
Esta tesís ha sido realizada a partir de los resultados del Proyecto de
Investigación nº 200411058, subvencionado por el Departamento de Sanidad
del Gobierno Vasco-Eusko Jaularitza, y ha contado con el apoyo de la
Fundación Vasca de Innovación e Investigación Sanitarias (Bioef).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 12
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 13
EL DESARROLLO Y LAS RELACIONES TEMPRANAS DE LOS NIÑOS PREMATUROS
INDICE
1 Introducción y justificación del estudio ...............................17
2 Estado actual y antecedentes ...........................................23
2.1 Concepto de prematuridad............................................................24
2.2 Morbilidad y evolución de los prematuros.....................................26
2.3 Programas de seguimiento ...........................................................30
2.4 Concepto de desarrollo .................................................................33
2.5 Concepto de apego .......................................................................37
2.6 Revisión bibliográfica ....................................................................52
3 Descripción del estudio ................................................121
3.1 Hipótesis y objetivos de la investigación.....................................122
3.2 Metodología.................................................................................124
3.3 Análisis estadístico......................................................................141
4 Resultados ...............................................................145
4.1 Características de la muestra .....................................................146
4.2 Variables médicas del grupo de prematuros RNMBP ................151
4.3 Índices de desarrollo en función de la prematuridad ..................153
4.4 Variables de la relación madre-hijo: Estrés Materno y Modelo Vincular. .....................................................................159
4.5 Trastornos Psicofuncionales .......................................................161
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 14
4.6 Resultados en función de la variable Parto Múltiple para el grupo de prematuros .....................................................165
4.7 Influencia de las variables Estrés Materno y Prematuridad .............................................................................175
4.8 Influencia de las variables Modelo Vincular materno y Prematuridad .............................................................................182
4.9 Influencia de las variables nivel socioeconómico y Prematuridad .............................................................................188
4.10 Influencia de las variables nivel educativo de la madre y Prematuridad .............................................................................193
4.11 Influencia de las variables nivel educativo del padre y prematuridad..............................................................................198
5 Discusión.................................................................203
5.1 Sobre la población.......................................................................204
5.2 Sobre el nivel de desarrollo.........................................................206
5.3 Sobre la relación madre-hijo .......................................................209
5.4 Sobre la presencia de trastornos psicofuncionales ....................213
5.5 Sobre la influencia del parto múltiple ..........................................216
5.6 Sobre la influencia del estrés materno y la prematuridad...........218
5.7 Sobre la influencia del modelo vincular de la madre y la prematuridad.......................................................................220
5.8 Sobre la influencia del riesgo biológico neonatal ........................223
5.9 Sobre la influencia del nivel socioeconómico..............................225
5.10 Sobre la influencia del nivel educativo de los padres .................227
5.11 Resumen de las hipótesis planteadas ........................................228
5.12 Limitaciones del estudio ..............................................................229
6 Conclusiones ............................................................231
7 Bibliografía ...............................................................237
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 15
8 Anexos....................................................................265
8.1 APENDICE a: Entrevista R de evaluación de las representaciones maternas .......................................................267
8.2 Apendice B: Edicode Procedimiento de análisis de entrevistas semiestructuradas..............................................281
8.3 Apendice c: Cuestionario Symptom check list ............................289
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 16
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 17
1. INTRODUCCIÓN Y
JUSTIFICACIÓN DEL
ESTUDIO
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 18
Desde los inicios de la neonatología ha habido un interés intenso por las
repercusiones de la prematuridad sobre la salud y el desarrollo de los niños
que nacían en dichas condiciones.
En las últimas décadas se viene constatando que la supervivencia de
los niños prematuros ha mejorado, al igual que la calidad del estado de salud
de los bebés, una vez superado el periodo neonatal. Ello es debido a los
grandes avances de la neonatología que han permitido incorporar nuevas y
exitosas terapeúticas, en particular los corticoides a la madre en el periodo
prenatal para facilitar la maduración fetal, el tratamiento con surfactante y la
ventilación mecánica en los casos de síndrome de distrés respiratorio.
A pesar de ello, la tasa de prematuridad se ha mantenido o tiende a ser
más alta en los países desarrollados, incluido el nuestro (en torno al 7-10%).
Tampoco se ha conseguido modificar el número de recién nacidos con peso
menor de 1500 gr., los denominados prematuros de muy bajo peso al nacer.
No es previsible que éstas tasas vayan a disminuir dado que los factores
implicados (condiciones de vida de la mujer embarazada, partos múltiples por
técnicas de reproducción asistida, malas condiciones socio-económicas)
siguen estando presentes y, de hecho, algun estudio epidemiológico constata
cierta tendencia a su aumento.
Por otro lado, aunque, como se ha citado previamente, las cifras de
supervivencia se pueden considerar globalmente satisfactorias (la mortalidad
se concentra en recién nacidos de menos de 750 gr. de peso y de 26 semanas
de gestación), la repercusión de los avances tecnológicos en la morbilidad es
un hecho, y hace que haya un creciente interés en estudiar el origen de los
problemas de salud que presentan estos niños a corto plazo y en su evolución,
por las consecuencias en su calidad de vida futura.
Cara a elaborar estrategias para abordarlos se vienen poniendo en
marcha programas de seguimiento cada vez más sistemáticos, generalizados
y coordinados, a pesar de las dificultades que ello entraña.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 19
En el contexto de estos seguimientos se están realizando numerosas
investigaciones clínicas y epidemiológicas que van aportando información así
como facilitando y actualizando la práctica clínica y la gestión de recursos en el
marco de la prevención temprana.
Los estudios sobre la morbilidad a corto y medio plazo en la evolución
de niños prematuros muestran que las secuelas que aparecen con más
frecuencia son:
• Neurológicas: Parálisis cerebral (10% de todos los RN con
peso inferior a 1500 gr.) grave, media o ligera.
• Sensoriales: Sordera, retinopatía con o sin ceguera.
• Respiratorias: Displasia broncopulmonar.
• Disminución de los cocientes de desarrollo y posteriormente de
inteligencia; alteraciones del aprendizaje, del lenguaje y
psicomotricidad; trastornos del comportamiento con
inestabilidad e hiperactividad.
Estos estudios, junto a pruebas como la ecografía cerebral y la
valoración del desarrollo, permiten tener una información de gran valor cara al
pronóstico y la orientación e intervención con estos niños y sus familias tras el
alta hospitalaria.
La psiquiatría y psicología infantil, por su parte, se han interesado desde
siempre por la compleja interacción de factores físicos, psíquicos e
interpersonales (ambientales) básicos en el desarrollo temprano y el modo en
que influyen en la organización de la personalidad del niño.
La vulnerabilidad biológica de los recién nacidos prematuros, así como
los problemas médicos añadidos, tienen clara influencia en el desarrollo
psíquico (intelectual, psicomotor, afectivo y relacional) y se ha revelado como
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 20
un factor de riesgo de futuras dificultades, al menos si nos situamos en una
perspectiva estadística.
Es, asimismo, constatación de muchos profesionales, tanto de la
pediatría como de la psicología y psiquiatría infantil, que el papel del ambiente
(fundamentalmente familiar) es crucial para el desarrollo precoz del niño, dado
el intenso grado de dependencia con el que nace. La neurobiología actual, con
sus avances en el terreno de la plasticidad y vulnerabilidad neuronal, así como
la genética, con el desarrollo del concepto de influencias y modificaciones
epigenéticas, también lo confirman.
Se considera, cada vez más, que tanto los problemas médicos-
somáticos, como las situaciones que viven los recién nacidos que pasan un
tiempo obligado en servicios de cuidados intensivos y de neonatología, alteran
de manera importante estas normales y deseables condiciones de cuidado por
parte de la familia, considerándose por tanto situaciones de riesgo para el
desarrollo psíquico de estos niños.
Actualmente se sabe que el entorno social (más precisamente las
características de las interacciones y estimulaciones familiares) van a jugar un
papel significativo en la evolución de los niños nacidos “en riesgo”, sumándose
a los recursos médicos puestos en marcha.
También los propios profesionales encargados de atender a los niños
prematuros vienen observando el impacto afectivo-emocional que estas
situaciones generan, tanto en los padres como en ellos mismos. Por ello se
busca incorporar a las familias en los cuidados del bebé, ya desde la estancia
hospitalaria, al mismo tiempo que se incluye la presencia de profesionales de
la salud mental. El área de los cuidados especializados de la familia y de las
interacciones tempranas padres-bebé está adquiriendo una importancia
decisiva en el campo de la investigación de la evolución de los niños
prematuros
Desde el ámbito de la psiquiatría de la primera infancia y la psicología
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 21
del desarrollo hay una amplia experiencia en la utilización de pruebas de
valoración del desarrollo y las capacidades cognitivo-intelectuales, que aportan
una información fiable y valiosa, tanto en la investigación como en la clínica.
Pero la complejidad del funcionamiento psíquico y los factores que
influyen en éste han obligado a desarrollar instrumentos que puedan evaluarlo
con suficiente fiabilidad.
Desde la década de 1990 un grupo multicéntrico (europeo-americano)
de psiquiatras y psicólogos infantiles ha venido investigando las relaciones del
bebé-niño con su entorno familiar por medio de observaciones minuciosas con
material videofilmado, focalizando su interés en las percepciones y
representaciones maternas como forma de evaluar la relación madre-hijo.
Paralelamente, numerosos estudios, tanto desde las teorias del apego,
como desde la psicopatología del desarrollo, han confluido en constatar la
influencia de las representaciones maternas y modos de vinculación temprana
madre-bebé en el despliegue de las competencias o capacidades cognitivas,
emocionales y relacionales del recién nacido.
Los avances aportados por estas investigaciones son la base
conceptual que nos permite estudiar su influencia y efectos en el desarrollo de
los niños que nacen con gran prematuridad y muy bajo peso.
En esta investigación, buscamos complementar los estudios que en
nuestro medio (Unidad de Neonatología del Hospital de Cruces-Bizkaia) se
vienen realizando estos últimos años sobre el seguimiento, valoración y
tratamiento de los recién nacidos prematuros de muy bajo peso, desde el
ámbito somático-médico.
Nuestro objetivo incluye la valoración del desarrollo psíquico y de los
factores ambientales, objetivándolos en la calidad de las relaciones y cuidados que el bebé recibe a los 2 años de vida, momento especialmente
importante en el proceso de maduración de su identidad e individualidad.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 22
Hemos estudiado una muestra de recién nacidos prematuros de muy bajo peso, sin secuelas medias o severas, para evaluar los factores de riesgo médico y psicosocial (incluyendo características de la relación madre-
hijo) y su influencia sobre el desarrollo del niño, comparando con una
población de niños sanos al nacer.
La aportación más original de nuestra investigación sería mejorar el
conocimiento de la influencia de los ya citados factores ambientales, más
concretamente las relaciones padres-bebé. Asimismo, creemos que aportaría
un punto de comparación y de encuentro con las diferentes investigaciones
que tratan de avanzar en el conocimiento acerca de la interacción entre
sistema nervioso central y funciones cognitivas, y su impacto en el desarrollo
psíquico y constitución de la persona y de las relaciones tratando de
constatarlo con parametros objetivos.
Una aportación añadida, que complementa las ya conocidas en
estudios, sería la de sistematizar datos sobre el desarrollo cognitivo y
psicomotor en estas poblaciones de riesgo.
Como en toda investigación, estos objetivos quedan limitados en el
tiempo, pero posibilitan y hacen deseable la realización de posteriores
evaluaciones en fases evolutivas significativas, o de dificultades específicas,
en el desarrollo de estos niños.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 23
2. ESTADO ACTUAL Y
ANTECEDENTES
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 24
2.1 CONCEPTO DE PREMATURIDAD
Se define un nacimiento prematuro o pretérmino como el que ocurre
antes de las 37 semanas completas de gestación.
Los niños nacidos prematuramente son clasificados según la edad
gestacional (EG) y el peso al nacer (PN) con el fin de distinguir situaciones
clínicas con pronóstico y evolución diferente, tanto en la mortalidad como en la
morbilidad. Clásicamente se ha venido utilizando el peso al nacimiento dado
que, aunque la edad gestacional es un parámetro mas adecuado para valorar
la madurez del feto o del recién nacido, resultaba difícil establecerla con
precisión. En los últimos años van apareciendo publicaciones que priorizan la
edad gestacional.
Según esta variable podemos hablar de “recién nacido (RN) prematuro o
pretérmino”, cuando ha nacido entre las 33 y 37 semanas de gestación, de
“muy prematuro” si ha nacido con 32 semanas o menos, y de “extrema
prematuridad” por debajo de 29 semanas.
Si tomamos como referencia el peso al nacer, hablaremos de RN de
peso natal normal cuando pesa entre 2500 y 3999 gr., RN de bajo peso entre
1500 y 2499 gr., RN de muy bajo peso entre 1000 y 1499 gr. y RN de extremo
bajo peso en caso de pesar menos de 1000 gr.
A efectos prácticos podríamos agrupar a los RN prematuros
considerando ambas variables del modo que sigue:
Prematuridad: PN entre 1500 y 2499 gr. y EG > de 33 semanas
Gran prematuridad: PN entre 1000 y 1499 gr. y EG >29 semanas
Prematuridad extrema: PN menor de 1000 gr. y EG <29semanas
Este estudio se centra en la gran y extrema prematuridad y
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 25
específicamente en los Recién Nacidos con Muy Bajo Peso y de Extremo Bajo
Peso, que denominaremos conjuntamente RNMBP.
La prematuridad global en nuestro país está entre 4-5% y 7-7,5% de
todos los nacimientos y, dentro de estos, la del grupo de RNMBP entre 0,7-
1,5% (Pallás et al 2000). En Estados Unidos se dan cifras de 12,5% y 2%
respectivamente. Se ha constatado un significativo aumento de la incidencia
desde 1990 hasta la actualidad, atribuible en mayor proporción a los
nacimientos pretérmino entre las 33 y las 37 semanas (Hoyert et al 2006).
Una de las razones principales de este incremento es la mayor
frecuencia de embarazos múltiples, en gran parte secundarios a métodos de
reproducción asistida. La mitad de los nacimientos gemelares y el 90% de los
de tres niños son prematuros. La tasa de nacimientos gemelares se ha
incrementado en las últimas décadas, mientras la del resto de nacimientos
múltiples (trillizos o más) está tendiendo a disminuir en virtud de los protocolos
que recomiendan limitar el número de embriones transferidos en las técnicas
reproductivas citadas.
Como factores de riesgo asociados con la prematuridad se incluyen
unos de tipo sociodemográfico y otros médico-obstétricos.
Los factores sociodemográficos relevantes son la edad de la madre, la
raza, la situación conyugal y el estatus socioeconómico (Cohen et al 1982).
Entre los factores médico-obstétricos se encuentran la activación del eje
hipotálamo-hipofisario-adrenal de la madre o el feto, infecciones, diabetes,
consumo de tóxicos, hemorragias placentarias, anomalías uterinas y
distensiones uterinas patológicas. También ciertas complicaciones del
embarazo, del tipo de la preeclampsia o ciertas anormalidades fetales, y
situaciones de estrés físico o psíquico materno (Portellano 2007).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 26
2.2 MORBILIDAD Y EVOLUCIÓN DE LOS PREMATUROS
El nacimiento prematuro es la segunda causa de mortalidad infantil en
las sociedades desarrolladas, por detrás de las anomalías congénitas, y una
de las que determina más morbilidad. Las tasas de supervivencia mejoran en
la medida que aumenta la edad gestacional y el peso, por lo que la mortalidad
se concentra en la población de prematuros de extremo y muy bajo peso al
nacimiento. En nuestro medio se dan cifras de mortalidad de 3-3,5 por cada
1000 nacidos vivos para la prematuridad global, incrementándose en el grupo
de grandes prematuros (menos de 1000gr. y/o 33 semanas de edad
gestacional) a 6-7 por 1000.
Aunque la supervivencia ha mejorado de manera notable en los últimos
años, la mortalidad de los prematuros sigue representando el 70-75% de la
mortalidad neonatal (los primeros 28 días de vida).
Con los avances en los cuidados neonatales, la mayoría de niños
nacidos con edad gestacional cercana al límite de la viabilidad sobreviven hoy
en día. Por ejemplo, niños con EG entre 27 y 32 semanas han elevado sus
tasas de supervivencia del 82 al 87% entre los años 1993-94 y 1995-96. En
recién nacidos con prematuridad extrema (EG de 22 a 26 semanas) la
supervivencia también ha mejorado pasando de 55% en 1993 a 61% en 1997
respectivamente (Vohr et al 2005).
Evidentemente los niveles de supervivencia están vinculados a las
características, experiencia (volumen de partos prematuros atendidos) y nivel
de avances técnicos de las unidades de cuidados intensivos neonatales de los
hospitales que atienden estos partos.
La viabilidad de los prematuros más pequeños e inmaduros (por debajo
de 23 semanas de EG) es todavía incierta y está sujeta a decisiones de tipo
clínico y a controversias éticas, por los grandes riesgos (especialmente a nivel
del desarrollo neurológico) que conllevan para los niños y sus familias
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 27
Los niños prematuros tienen mayor riesgo de complicaciones
perinatales debido a su inmadurez anatómica y funcional. Frecuentemente
necesitan intervenciones añadidas a las rutinarias de todo parto.
Una parte importante de los RNMBP necesitan maniobras de
resucitación y con frecuencia pasan un tiempo en la Unidad de Cuidados
Intensivos Neonatal UCI ya que requieren monitorización y cuidados muy
especializados hasta su estabilización. Aproximadamente un 30% de los
ingresos en estas unidades lo constituyen los recién nacidos con peso al
nacimiento menor de 1500 gr. (Pallás et al 2000)
Las complicaciones más frecuentes a corto plazo son las siguientes:
• Hipotermia
• Trastornos respiratorios: síndrome de distres respiratorio
por déficit de surfactante; displasia broncopulmonar;
apnea de la prematuridad.
• Trastornos cardiovasculares: ductus arterioso
persistente; hipotensión sistémica.
• Hemorragia intracraneal
• Hipoglucemia
• Enterocolitis necrotizante
• Infecciones
• Retinopatía del prematuro
En cuanto a la morbilidad a medio y largo plazo, apoyándose en la
mejora de la supervivencia, se han consensuado clasificaciones de las
secuelas que presenta esta población durante su evolución. Una de estas
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 28
clasificaciones es la de “The Victorian Study Collaborative Group”-1988
(Ibáñez et al 2006) que distingue:
Secuelas que aparecen en el primer año de vida
• Graves o severas
• Parálisis cerebral (a menudo sin adquisición de la
marcha)
• Retraso del desarrollo medio o profundo (Índice
desarrollo <70)
• Ceguera bilateral
• Medias
• Parálisis cerebral (probabilidad de adquisición de la
marcha)
• Sordera central (que precisa audífonos)
• Ligeras
• Parálisis cerebral (con adquisición de la marcha)
• Retraso del desarrollo ligero (ID 70-84)
• Deficiencia visual
• Epilepsia
Secuelas de aparición tardía a los 6-7 años de edad: aparecen en
niños que han presentado una evolución aparentemente normal desde el
punto de vista neurológico y pediátrico hasta esa edad.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 29
• Trastornos instrumentales (grafo-perceptivos, atención,
lenguaje, memoria)
• Dificultad en los aprendizajes escolares
• Trastornos del comportamiento (inestabilidad,
hiperactividad)
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 30
2.3 PROGRAMAS DE SEGUIMIENTO
Los programas de seguimiento del gran prematuro tienen como objetivo:
Evaluar la evolución de sus procesos de maduración.
Determinar qué riesgos de evolución patológica están relacionados con
las complicaciones prenatales y perinatales
Definir factores de riesgo ambiental a fin de poder intervenir en el marco
de la prevención precoz.
Estos programas se inician desde el mismo momento del nacimiento de
un niño de muy bajo peso y, si es posible, aún antes, con el fin de identificar
intervenciones que puedan lograr la unificación de los cuidados y la obtención
de datos clínicos cara a establecer categorías de riesgo y orientar el
seguimiento (Pallás et al 2000, De Carlos et al 2005).
La información obtenida a través de los programas de seguimiento ha
orientado a los neonatólogos hacia nuevas perspectivas e innovaciones
asistenciales con los bebés prematuros y sus familias.
Estos programas tienen el particular interés de permitir la acumulación
de bancos de datos multicéntricos, los estudios comparativos y posteriores
evaluaciones (los niños son estudiados hasta los 7 o los 12 años de edad) que
complementan el conocimiento de las evoluciones a medio y largo plazo.
Lo deseable, y así se está tratando de lograr un número cada vez mayor
de servicios de neonatología en las sociedades desarrolladas, es que estos
equipos que realizan el seguimiento evolutivo sean interdisciplinarios,
formados por neonatólogos, neurólogos, oftalmólogos, otorrinolaringólogos,
psicólogos y psiquiatras infantiles (Sociedad Española de Neonatología 2004).
En nuestro medio asistencial siguen existiendo limitaciones en cuanto a
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 31
la disponibilidad de profesionales -formados en psicología y psicopatología del
desarrollo- adscritos a los servicios de neonatología, que puedan realizar la
valoración y orientación en ciertas áreas de estos niños. Con frecuencia se
recurre a la coordinación y derivación a Equipos de Atención Temprana, donde
estos se han desarrollado.
Estos equipos suelen realizar la tarea de informar y apoyar a las familias
además de atender la valoración y los abordajes terapéuticos de los niños
cuando lo necesiten (VanderBerg 1999).
Uno de los problemas habituales, en nuestro entorno asistencial más
cercano, es que la atención y seguimiento a esta población de niños solo se
mantiene hasta los 3 años, edad en que suelen finalizar los programas de
atención temprana.
Es una opinión mantenida por numerosos profesionales -basada en
datos de investigación y evaluación de los programas de seguimiento- que el
desarrollo de estos equipos y la continuidad en la atención a los niños que lo
precisen, durante los años preescolares y escolares, es una buena inversión
en términos preventivos (Singer et al 1999, Pallás et al 2000, OMS-WHO 2005,
Ibáñez et al 2006, Bozzette 2007, Portellano 2007).
La World Health Organization-Organización Mundial de la Salud en su
documento “Child and adolescent mental health policies and plans” (2005), que
forma parte de sus “Guías sobre servicios y políticas de salud mental” termina
su introducción con claras conclusiones:
• “Una intervención precoz con niños y adolescentes, así como con sus
padres/familiares, puede reducir o eliminar las manifestaciones de algunos
trastornos mentales y fomentar la integración de niños y adolescentes que
requerirían de otra manera especializados servicios intensivos.”
• “Las estrategias que no reconozcan las diferentes influencias de los factores
de riesgo y protectores según la fase de desarrollo del niño o del
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 32
adolescente tendrán un impacto menor o no serán efectivas.”
• “Están aumentando las evidencias de que las prestaciones de prevención y
tratamiento son rentables.”
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 33
2.4 CONCEPTO DE DESARROLLO
El niño, desde que nace, es un ser que, trasformándose continuamente,
va adquiriendo, poco a poco, ciertos conocimientos, comportamientos y modos
de pensamiento. Denominamos desarrollo a esta diferenciación progresiva
(Houzel et al 2006).
Los tres primeros años de la vida representan el periodo de mayor
desarrollo motor, cognitivo, emocional, interpersonal y del vínculo de apego.
En este periodo, el intervalo hasta los 18 meses es particularmente rico:
el bebé pasa del periodo fetal a la vida extrauterina y entra en relación con el
otro de un modo de rápida y creciente complejidad. Enseguida se vuelve un
participante muy activo de la interacción, desarrolla un apego preferencial,
muestra un desarrollo cognitivo impresionante, con capacidad, ya a los 18
meses, de mantener una atención conjunta con sus cuidadores.
El desarrollo psicológico precoz es el efecto de un proceso madurativo,
pero también, y sobre todo, el efecto de interacciones entre el niño y su
entorno. La maduración comprende el conjunto de factores endógenos del
desarrollo, que se ponen en marcha en cada especie de manera bastante
parecida. En el ser humano una parte más restringida de este desarrollo remite
a la pura maduración, bajo la influencia directa del código genético, y una parte
mucho más importantes es el efecto resultante de factores genéticos y
ambientales. Entre estos, la interacción padres-niño es un factor esencial, de
una manera directa, pero también por el efecto de la interacción gen-ambiente.
El papel de la interacción entre el genoma y el ambiente parece cada
vez más manifiesto en el desarrollo temprano y en sus trastornos, teniendo el
ambiente la capacidad de desplegar o bloquear la acción de ciertos genes
(Ansermet et al 2004, Rutter 2005).
El término epigenético, introducido en 1956 por Waddington, describe el
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 34
conjunto de interacciones existentes entre los genes y su ambiente, y que
conducen a la expresión fenotípica.
Bowlby, teórico del apego, de cuyas aportaciones se tratará con
amplitud en el apartado siguiente, ya hipotetizó que “hay en el neonato sano
un potencial para entrar en una forma elemental de interacción social”. Para él,
el organismo siempre interactúa con el ambiente. En este contexto, el debate
acerca de la dicotomía entre lo innato y lo adquirido es totalmente innecesario
(Bowlby 1969,1973, Marrone 2001, Guedeney 2002, Pierrehumbert 2003).
Según la comprensión biológica contemporánea, la mente, el cuerpo y el
ambiente están conectados intrincadamente. Los trabajos de los neurobiólogos
ofrecen argumentos convincentes referidos a la dependencia de la mente
respecto de la totalidad del cuerpo y no sólo del cerebro, y permiten mostrar el
camino hacia una integración fructífera entre ideas derivadas de la
neurobiología, la psicología evolutiva, el psicoanálisis y la teoría del apego
(Marrone 2001, Kandel 2001, Damasio 2006, Swain et al 2007).
Uno de estos investigadores, Shore, sostiene que las ciencias
neurobiológicas han dejado de poner énfasis en el cerebro aislado y ahora
estudian la interacción entre cerebros. Está comunicación directa entre
cerebros, particularmente entre hemisferios derechos, actúa como regulador
de estados psicobiológicos (incluyendo estados emocionales) y provee las
bases neurobiológicas de la intersubjetividad. El hemisferio derecho es
dominante durante los tres primeros años de vida y está fundamentalmente
involucrado en la vida emocional. Experiencias interpersonales sensorio-
somáticas quedan grabadas a nivel de memoria procedimental (procedural
memory) que tiene su asiento en el hemisferio cerebral derecho. Esta
comunicación intersubjetiva, basada inicialmente en el intercambio corporal, es
crucial para el desarrollo emocional no sólo durante la infancia sino a lo largo
de toda la vida (Shore 2000).
El desarrollo se puede separar, por razones de simplificación didáctica y
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 35
de parcelación especializada, en varias dimensiones: motor, perceptivo,
cognitivo y de la adquisición de conocimientos, del lenguaje y la comunicación,
del intercambio afectivo, del apego o formación de relaciones interpersonales.
Estos aspectos son interdependientes: el desarrollo del movimiento, por
ejemplo, es también el del pensamiento. La memoria es también,
inseparablemente, memoria afectiva o vivencia afectiva (Kandel 2001,
Ansermet et al 2004).
Pero, ¿cuales son las fuerzas que concurren en el desarrollo precoz?
Principalmente tres: la primera es la existencia en el bebé de capacidades y
potencialidades innatas, que le permiten comprender, aprehender el mundo
formando categorías y, más tarde, desarrollar el lenguaje. Estas capacidades
precoces, denominadas “transmodales” y “de categorización”, le permiten
clasificar objetos y personas en categorías (amenazantes-tranquilizadoras;
placenteras-displacenteras, etc). Estas capacidades se activan en el seno de
las relaciones con el entorno (padres) y de las estimulaciones y sensaciones
que surgen en ellas. Este contexto relacional constituye la segunda fuerza
sobre la que se apoya el desarrollo precoz (Manzano et al 2002). La tercera es
la propia curiosidad del niño y su deseo intenso de conocer y dominar las
cosas inicialmente, y de simbolizarlas en imágenes, palabras y conceptos
correlativamente, constituyendo así una memoria afectiva de sus experiencias
precoces. La acción conjunta de estas fuerzas, su sumación y contraposición
conforman la gran potencialidad del desarrollo temprano y la gran variedad
que su amplia capacidad de autocorrección y su plasticidad- psicológica y
neurobiológica- proporcionan (Guedeney et al 2007).
En esta línea se puede entender el concepto actual de “resiliencia”, que
denomina la capacidad de alcanzar y mantener un desarrollo normal en
condiciones ambientales altamente desfavorables. Este fenómeno tiene
relación con determinantes genéticos, como han demostrado varios estudios
tanto en animales como en humanos (Cyrulnik 2002).
Pero la resiliencia tiene sus límites, y es la acumulación de factores de
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 36
protección o de riesgo la que hará consolidar o fracasar dichas capacidades.
Cuantos más riesgos, peor será el resultado en términos del desarrollo. Los
riesgos con consecuencias en el desarrollo no son específicos: diferentes
factores de riesgo pueden tener el mismo efecto; un mismo conjunto de
factores de riesgo pueden condicionar trastornos de naturaleza diferente. No
obstante, conviene no confundir o equiparar el concepto de factor de riesgo
(factores identificados estadísticamente como asociados a un riesgo
aumentado de padecer una patología) con el de factor etiológico o patogénico.
Tampoco pensar que la existencia de un factor de riesgo entraña
necesariamente la aparición de trastornos. Los riesgos aislados producen
efectos débiles, pero el punto importante sobre el que hay consenso es la
relación entre la acumulación de factores de riesgo y la aparición de trastornos
del desarrollo y de psicopatología (Mazet y Stoleru 1990, Guedeney et al
2007).
Entre los numerosos factores de riesgo conocidos para el bebé, los más
influyentes son los que conllevan perturbaciones de la seguridad del apego,
concepto que ampliamos en el siguiente apartado.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 37
2.5 CONCEPTO DE APEGO
Aceptado que, para el estudio de las relaciones tempranas padres-hijo,
los resultados de las investigaciones actuales sobre el apego son
determinantes, se hace necesario un resumen de dichos trabajos y de sus
elaboraciones teóricas y clínicas.
J. Bowlby, que fue el primer gran teórico del apego, habla de esta teoría
como una forma de conceptualizar la tendencia de los seres humanos a crear
lazos afectivos fuertes, selectivos y duraderos, con determinadas personas en
particular (Bowlby 1969).
En la elaboración de su teoría tuvieron gran influencia los estudios
provenientes de la etología (especialmente de las relaciones madre-hijo en los
primates), de la cibernética (equivalencias entre organismos biológicos y las
computadoras), así como su necesidad de encontrar explicación a los dilemas
que le planteaba su formación psicoanalítica.
Estudiando los efectos de las separaciones precoces, dedujo que la
conducta de apego deriva de una disposición instintiva al contacto físico y
afectivo, independiente y no vinculada a la satisfacción de otras necesidades
vitales del bebé (por ejemplo la alimentación). Es esta conducta la que
sustenta asimismo la relación de dependencia del bebé y niño pequeño con el
adulto que le procura los cuidados elementales para su supervivencia,
normalmente sus padres, pero también otros adultos que le deparen cuidados
básicos (alimentación, limpieza, sueño...) con regularidad. El bebé marca
progresivamente una preferencia por su madre, su padre y personas próximas,
que se hace evidente a partir de los 6-8 meses, con la aparición de la reacción
de angustia ante los extraños (Spitz 1965) y el temor a la separación. A partir
de este momento cualquier amenaza de separación, dolor, estrés o ansiedad,
genera una reacción de búsqueda de contacto con la madre, que supone
retornar hacia una base segura de protección (Bowlby 1973,1988).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 38
A los niños pequeños entre 1 año y 2 años y medio de edad, el
establecimiento simultáneo de la locomoción autónoma y de la representación
simbólica (incluido el lenguaje) les permite nuevas posibilidades de
exploración. Esto trae una reestructuración importante de la relación entre dos
sistemas motivacionales primarios: el apego y la exploración (Mahler et al
1971, Marrone 2001).
La teoría del apego reconoce el hecho de que el modelo de interacción
entre el niño y sus padres (que se da en un contexto social) tiende a
incorporarse en el psiquismo y convertirse en una estructura interna, o sea, en
un sistema de representaciones mentales.
Este conjunto de representaciones o esquemas que un individuo tiene
de sí mismo, del otro y de la relación entre ambos, constituye lo que
conceptualizó como modelo operativo interno (Internal Working Model). Esta noción está influenciada y es compatible con la teoría de la
representación de Piaget (Bowlby 1973, Marrone 2001).
Los modelos operativos internos que un niño construye a partir de su
cuidador principal (habitualmente la madre o el padre) y de sus modos de
comunicarse y comportarse con él, junto con su propia imagen en la
interacción y experiencias compartidas con cada uno de ellos, se van
formando en los primeros años de vida (especialmente en los primeros
meses); se siguen construyendo en los años de inmadurez y, durante todo ese
largo periodo, se consolidan como estructuras cognitivas. De la misma manera
hacen posible la organización de la experiencia subjetiva y de las conductas
adaptativas, y serán poderosos determinantes de la forma en la que el niño
establecerá vínculos con los demás y ejercerá en un futuro como cuidador
adulto de sus propios hijos (Marrone 2001, Pierrehumbert 2003, Pedespan
2004).
Aunque los modelos operativos internos representan una variedad de
experiencias de la vida y del entorno, en la teoría del apego, el término se
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 39
utiliza más específicamente para referirse a un sistema de representaciones
sobre uno mismo en relación con las otras personas significativos. En este
contexto, las cualidades que definen el modelo operativo dependerán al menos
de dos criterios: (1) si la figura de apego queda representada, o no, como una
persona que responderá de manera fiable a las solicitudes de apoyo y
protección; y (2) si el niño se juzga, o no, a sí mismo como una persona a
quien la figura de apego-y secundariamente cualquier otra persona- le ofrecerá
el mismo apoyo y protección (Golse 1998, Marrone 2001, Guedeney 2002).
En ciertos momentos, Bowlby se refirió a la comprensión de los
procesos de formación de los modelos operativos internos como una teoría de
la interiorización (internalization), entendida como de naturaleza casi
mecánica, que consistiría en hacer interno algo que ha sido externo. No
obstante, dejó sin desarrollar toda la conceptualización de los mecanismos
mediante los cuales una persona se representa en su mente algo que no le ha
sido ni exclusivamente externo ni exclusivamente interno, y que otros teóricos
han seguido elaborando. Lo que el individuo se representa es, básicamente
una relación, una “experiencia de estar-con” alguien y de los afectos,
imágenes y sensaciones asociadas a esa experiencia compartida. Por tanto, la
representación interna, que quedará memorizada, asocia la percepción de
imágenes y sensaciones externas con percepción de sensaciones internas
(Stern 1997, Golse 1998).
Los modelos operativos de uno mismo contienen también la idea de ser
objeto de amor y aprecio, lo que se denomina autoestima, y la noción de tener
su propio cuerpo diferenciado y separado del mundo externo, de identidad y
conocimiento de uno mismo y de existencia continuada en el tiempo. En
palabras de Winnicott “el sentimiento permanente de vivir dentro de su cuerpo
y pensar con su cabeza” (Winnicott 2006).
Los modelos operativos internos no son estructuras invariables: son muy
estables, pero pueden cambiar y ser activados y desactivados en situaciones
particulares. Muestran una fuerte tendencia hacia la estabilidad y la
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 40
autoperpetuación, sin embargo no son plantillas fijas. Un modelo operativo de
algo que se experimentó en el pasado puede no encajar con la percepción de
la realidad actual. Entonces el modelo operativo puede ser modificado para
tomar en cuenta la nueva percepción. De lo contrario, la realidad actual podría
ser percibida con distorsiones condicionadas por experiencias anteriores.
Bowlby mantuvo que existe una fuerte evidencia de que la forma que
adquieren estos modelos operativos internos está basada en las experiencias
reales de la vida del niño, es decir, en las interacciones cotidianas con sus
progenitores.
Aunque las teorías tradicionales del apego tenían poco en cuenta el
temperamento del niño, la mayoría de los autores actuales afirman que hay
influencia recíproca entre ambos. Los cuidados y relaciones de la crianza
pueden modificar la expresión del temperamento, lo mismo que un modo
determinado de temperamento puede afectar el desarrollo del apego,
influyendo en las interacciones cuidador-bebé (Goldsmith et al 1987, Seifer et
al 1996). En este sentido las experiencias etológicas clásicas que Harlow
realizó con primates-demostrando que la forma de crianza modifica las
tendencias innatas al apego y las capacidades maternales ulteriores-se han
visto confirmadas en estos últimos años con las investigaciones genéticas, que
demuestran que el temperamento agresivo condicionado por selección
genética se modifica según el tipo de crianza postnatal recibida (Harlow 1958).
Estas experiencias están ampliando el concepto clásico de fenotipo (expresión
del programa genético condicionada por el entorno) con el de epigenética
(potencialidades virtuales que sólo se hacen reales si encuentran una
estimulación adecuada y específica) (Szif et al 2007).
En la actualidad se acepta que nuestros modelos operativos nos
permiten reorganizar el mundo que conocemos, imaginar nuevas aportaciones
y posibilidades y predecir las posibles consecuencias de la acción a tomar. La
noción de resiliencia, citada en el apartado anterior, es compatible con esta
perspectiva.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 41
Una vez formados, los modelos operativos internos adquieren una
existencia y una influencia que puede no ser consciente. Puede ocurrir que un
individuo opere simultáneamente con dos o más modelos operativos de su/s
figura/s de apego y dos o más de sí mismo, diferentes en cuanto a las
experiencias que los han originado, a su preponderancia y al grado en que el
sujeto es consciente de ellos (Bowlby 1973, Marrone 2001).
Los modelos operativos están emocionalmente cargados: formados en
el curso de acontecimientos relevantes del apego, contienen las emociones
inherentes a estos acontecimientos. La representación y rememoración de
estos está forzosamente asociada a su componente emocional. En ocasiones,
defensivamente las representaciones dolorosas pueden ser excluidas de la
conciencia con el fin de librarse de las emociones displacenteras asociadas,
pero esto tiene consecuencias a otros niveles. El excluir modelos operativos o
representaciones de la conciencia obliga a pensar y funcionar con un modelo
inadecuado de la realidad, lo que conduce a comportamientos inapropiados e
incluso patológicos.
Un descubrimiento importante de los investigadores del apego es que
los modelos operativos internos de las relaciones regulan y organizan la
atención y la memoria, y por tanto también la organización del pensamiento y
el lenguaje, consciente o inconscientemente relacionados con el apego. En
otras palabras, el grado de claridad de pensamiento y la narrativa de una
persona cuando relata sus relaciones y la historia de su apego, resulta de la
organización de sus representaciones. Sobre ello volveremos más adelante al
tratar sobre las entrevistas de evaluación del apego y sobre la metodología de
esta investigación (Marrone 2001, Pierrehumbert 2003).
Tanto Bowlby como sus continuadores, en especial Mary Ainsworth,
infirireron a partir de sus trabajos de investigación que, durante la infancia, la
respuesta sensible de los cuidadores es el principal determinante en el
desarrollo. Esta respuesta sensible (de los padres) incluye: captar las señales
del bebé, interpretarlas adecuadamente, responder de forma apropiada y con
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 42
prontitud, tener flexibilidad en la atención y en el comportamiento, y un
apropiado nivel de control y negociación de los objetivos conflictivos.
Una característica de esta respuesta sensible es la capacidad parental
de ver al niño como un ser humano con su propia individualidad y sus propias
necesidades diferentes de las del adulto que le cuida. Esto implica ofrecerle
una base segura y, al mismo tiempo, permitirle el desarrollo de conductas
exploratorias que van a posibilitar su autonomía (Bowlby 1988).
Un niño que tenga una madre o un padre que esté previsiblemente
disponible, sea cariñoso, tolerante y empático, tendrá mayor probabilidad de
desarrollar un modelo operativo interno de esa relación que se define por estos
autores como seguro. El niño, cuya relación carezca de estas condiciones,
muy probablemente desarrollará un modelo inseguro. Un niño puede ser
seguro con ambos padres, seguro con uno e inseguro con el otro, o inseguro
con ambos. También puede ocurrir que haga relaciones de apego seguro con
figuras secundarias que formen parte del entorno social cercano.
Para complicar aún más las cosas, un niño puede formar múltiples
modelos operativos internos del mismo padre, simplemente porque en la
historia de su relación, la conducta de los padres y la interacción entre el niño
y ellos puede ir cambiando. Si bien una persona puede tener modelos
operativos internos múltiples de una misma figura de apego, la definición de
seguro o inseguro vendrá dada por la calidad de los modelos predominantes.
Resumiendo esta concepción, la función primaria de las relaciones de
apego es la de proporcionar seguridad en situaciones que provocan miedo o
ansiedad.
Desde los estudios pioneros de Ainsworth, uno de sus descubrimientos
fundamentales fué que el apego era una capacidad relacional precoz
universal, independiente de aspectos culturales.
Ainsworth profundizó en la teorización de los dos tipos de apego:
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 43
Seguro e Inseguro-que, a su vez, subdividió en Inseguro Evitativo e Inseguro
Ambivalente o Resistente-obtenidos a través de sus estudios de poblaciones
de diferentes continentes y a través del instrumento creado por ella para
explorar el apego en un laboratorio de conducta, el test de “La situación extraña” (Ainsworth et al 1970, Main et al 1990, Marrone 2001).
Este instrumento de evaluación del apego en niños pequeños se aplica
a partir de los doce meses de edad y consiste en realizar experimentalmente
una situación de separación de la madre y el niño en presencia de un adulto
extraño para éste. Se reproduce una situación ansiógena que activa el vínculo
del niño con la madre, de forma que puede ser estudiado y clasificado
Se trata de una observación sistematizada, con varios episodios.
Inicialmente se sitúa al niño, acompañado por su madre, en una estancia con
juguetes. Luego, un observador desconocido entra en la habitación y la madre
sale dejando al niño con el extraño. Tras un periodo de pocos minutos la
madre retorna y se observa la reacción del niño. Se repiten posteriormente
otras situaciones en que la madre se ausenta y el niño se queda con la
persona desconocida, y otros momentos en que se le deja sólo, valorándose
las reacciones ante la separación y los reencuentros, es decir, las estrategias
del niño para mantener el control sobre la madre y para tranquilizarse. Lo que
se considera más importante es la reacción del niño al reencontrarse con la
madre.
El test de la situación extraña informa sobre los modelos operativos
internos que el niño tiene con su progenitor:
Apego Seguro
Según la descripción de Ainsworth, el niño con este modo de apego
puede quejarse de la separación de la madre (la llama, la sigue, se enfada)
pero le saluda cariñosamente en el reencuentro con ella; a menudo busca la
cercanía con ella (después de la separación) o un contacto físico indirecto, se
calma rápidamente de su angustia de separación y vuelve a jugar y a explorar
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 44
el entorno con curiosidad. Las características principales de estos niños son su
capacidad para mostrar disgusto como reacción apropiada a la separación y
mayor capacidad para tranquilizarse en presencia de la madre.
Apego Inseguro Evitativo
En este caso el niño no protesta ante la ausencia de la madre, parece
no percatarse de ella, se concentra en su ausencia sobre algún objeto, juguete
o persona que haya en la sala. Aunque aparentemente parece muy
independiente en una visión superficial de su conducta, no se trata de una
buena independencia. Cuando regresa la madre, el niño parece no percibirlo,
evita mirarla y se aleja de ella si ésta se acerca, mostrando así una reacción
afectiva inadecuada e inesperada a la separación entre él y la madre. Este tipo
de conducta se interpreta como el resultado de actitudes defensivas para tener
bajo control sus sentimientos de necesidad de protección, que no son
expresados ante la expectativa de que no van a ser adecuadamente
satisfechos por el cuidador.
Apego Inseguro Ambivalente o Resistente
Estos niños presentan pena cuando la madre está ausente y están
pendientes, todo el rato que dura la ausencia, de que vuelva, mostrando una
mezcla de cólera y resistencia que dificulta que puedan ser consolados.
Cuando la madre, vuelve llora y se aferra a ella en un intento de control que no
le calma, no atreviéndose a despegarse y entretenerse sólo.
Apego Desorganizado-desorientado
Main y Solomon (1990) describieron una serie de niños que eran
difíciles de clasificar en los tipos anteriores de Apego Inseguro proponiendo el
llamado Desorganizado o Desorientado. Son niños que parecen perder
fácilmente el objetivo, la intención o la explicación de la situación de ausencia
de la madre. Presentan conductas inusuales como movimientos congelados,
paralizados o enlentecidos, pueden presentar conductas evitativas o
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 45
ambivalentes, pero lo más importante es que carecen de estrategias
consistentes para hacer frente a la situación de separación y reencuentro con
la madre. Estos autores postularon que los niños con apego desorganizado
habrían experimentado graves situaciones de ser atemorizados por sus
progenitores (p.e. maltrato o abuso).
Posteriormente se han descrito tres tipos de representaciones de apego
observables a partir de los 4-5 años de edad y presentes a lo largo del ciclo
vital de una persona: Seguro, Inseguro Evitativo, Inseguro Preocupado (podría considerarse equivalente al Ambivalente o Resistente de la
clasificación de Ainsworth) y la categoría Desorganizado que puede aparecer
en cualquier tipo Inseguro (Grossmann y Grossmann 1998).
Se han ido desarrollando otros instrumentos de evaluación del modelo
operativo interno o de apego para aplicar a niños, como es el “Attachment Story Completion Task” (ASCT) creado para niños entre 3 y 8 años
(Bretherton et al 1990). Ha sido adaptado como “Cartas para completar historias” (CCH) y utilizado en nuestro medio como instrumento diagnóstico y
de investigación (Miljkovitch et al 2003, Alberdi 2006).
Dada que esta franja de edad no entra en este estudio no me detendré
en su descripción.
Para finalizar describiré otro instrumento de evaluación del apego en la
edad adulta que ha servido como modelo a la metodología de nuestra
investigación con las madres de niños prematuros.
Se trata de la “Adult Attachment Interview” (AAI) o Entrevista de Apego para Adultos (George, Kaplan & Main 1996, Marrone 2001) que
permite acceder a los modelos operativos internos o representaciones de
apego de personas adultas, a través de las narraciones autobiográficas, y
clasificarlas en cuatro categorías: Seguro, Inseguro Evitativo, Inseguro Preocupado y No resuelto o Desorganizado (Marrone 2001). Fue
inicialmente diseñada para estudiar procesos de transmisión intergeneracional
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 46
y se ha convertido en un instrumento de investigación fiable, válido y útil.
Requiere un cuidadoso entrenamiento para conseguir la capacitación para
utilizarla.
Es una entrevista semiestructurada, centrada en temas de relaciones
interpersonales en el presente, y no busca evaluar retrospectivamente el
apego de la persona en su infancia. Se compone esquemáticamente de cinco
partes. Primero el sujeto es preguntado sobre su relación con cada uno de sus
padres, respondiendo con cinco adjetivos que la describan y, a continuación,
encontrar algún recuerdo que ilustre cada uno de estos calificativos. En la
segunda y tercera parte se le interroga sobre sus propias experiencias de
separación, sobre eventuales abusos o rechazos que haya podido sufrir y
sobre experiencias de duelo. Seguidamente, se le pide reflexionar sobre la
evolución de sus relaciones con sus figuras de apego. La última parte se
centra sobre las experiencias que tiene con sus propios hijos.
La entrevista suele durar, por término medio, una hora; se transcribe
minuciosamente el discurso, sin tomar en cuenta otras modalidades de
expresión verbal como el tono, la prosodia o la mímica.
Uno de los aspectos innovadores de esta entrevista es su intento de
evaluar la estructura más que el contenido del discurso; lo importante no es
tanto lo que cuenta la persona sino como lo cuenta. El procesamiento de la
entrevista suele durar tres o cuatro horas a un examinador formado, por lo que
esta prueba es bastante costosa en términos de tiempo.
Se analiza especialmente la coherencia del discurso y, más
particularmente, entre los adjetivos dados para cada uno de los padres
(memoria semántica) y los ejemplos o recuerdos escogidos para ilustrarlos
(memoria episódica) (Guedeney 2002).
La noción de coherencia narrativa se refiere a la habilidad del sujeto
para comunicar sus ideas y experiencias de una manera fácilmente
comprensible y aceptada como plausible; la capacidad de hacer conexiones
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 47
claras y con sentido común entre eventos pasados, resultados, pensamientos
y sentimientos (Marrone 2001).
Una cualidad complementaria a la coherencia es la capacidad de
mantener una actitud cooperativa con el otro durante el diálogo. Está basada
en ciertas reglas que el lingüista Grice identifica en el discurso racional o
coherente y cooperativo:
• Calidad: decir la verdad y dar evidencias para substanciar lo
que se dice.
• Cantidad: ser sucinto y, al mismo tiempo, completo.
• Pertinencia: mencionar sólo puntos relevantes al tema que nos
ocupa.
• Coherencia: hablar con claridad y de manera organizada.
Main y Kaplan descubrieron que el grado de coherencia con el que
habla la persona indica su capacidad para tener acceso a la información
relacionada con su historia vincular y permite mantener la información
organizada de una manera reflexiva, aptitud relacionada con la seguridad del
apego (Main et al 1985).
Paso a describir, con bastante detalle, las características de cada
categoría de apego, ya que, básicamente, son las mismas que vamos a utilizar
en nuestra investigación, a partir de las entrevistas a las madres de los niños
estudiados.
Seguro: tienen un discurso coherente de sus experiencias pasadas y de
su infancia, hayan sido difíciles o no. Tienen la capacidad de explorar
libremente sus pensamientos en relación a sus figuras de apego, sin dejarse
desbordar por los recuerdos. Valoran las relaciones afectivas, familiares o de
amistad, sin ser completamente dependientes de ellas. Emociones e ideas son
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 48
mutuamente congruentes. Al hablar de duelos, suelen expresar dolor, pero
también su superación. La actitud con respecto al entrevistador es cooperativa
y dan la impresión de tener una personalidad propia.
Inseguro Evitativo: su discurso trata de evitar la discusión de
experiencias en relación con el apego. Insisten en su incapacidad para
recordar su infancia. La entrevista está marcada por una contradicción entre
una descripción idealizada de los padres y la imposibilidad de ilustrar dicha
descripción con recuerdos precisos. Aparecen comentarios que contradicen la
descripción general muy positiva. Tienen gran dificultad para entrar en
contacto con sus emociones. No pueden percibir ni la influencia ni los efectos
de sus experiencias sobre el desarrollo de su personalidad.
Inseguro Preocupado: hacen comentarios muy abundantes de su
pasado, pero no pueden centrarse sobre las cuestiones de la entrevista y su
discurso puede convertirse a menudo en digresivo y confuso. La entrevista
puede ser difícil de seguir, con respuestas tangenciales e irrelevantes; pueden
omitir información esencial para entender un concepto o situación y, al mismo
tiempo, agregar información sobre cuestiones secundarias e innecesarias. A
menudo, parecen estar intensamente preocupados con relaciones del pasado,
con su autoestima y apariencia física, o con duelos no resueltos.
No Resuelto o Desorganizado: esta categoría agrupa a los sujetos
cuyo discurso se desorganiza, en su forma o en su contenido, cuando son
evocadas experiencias traumáticas (pérdida, separación, traumas, abuso) que
parecen haber sido de particular severidad.
Estas categorías se corresponden con las ya descritas en el niño a partir
de la Situación Extraña. A pesar de ciertas controversias, muchos estudios han
encontrado estabilidad a lo largo del tiempo en las evaluaciones del tipo de
apego, tanto en niños con el test de la Situación Extraña, como en adultos con
la Entrevista de Apego para Adultos (AAI) y una remarcable constancia
intercultural, al menos en las sociedades industrializadas.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 49
En niños evaluados con el test de la Situación Extraña se halla un 65%
de apego Seguro, un 21% de Inseguro Evitativo y un 14% de Inseguro
Ambivalente. Asimismo, en adultos evaluados con la AAI, la distribución oscila
de la siguiente manera: 58-67% de Seguros, 21-24% Inseguros Evitativos y
12-18% de Inseguros Preocupados (van Ijzendoorn et al 1996, Guedenay
2002).
Una de las cuestiones de especial relevancia para los fines de esta
investigación es la de la transmisión intergeneracional de los patrones de
apego, ya que una parte del estudio consiste en la evaluación de las
Representaciones de Apego Maternas, que consideramos como un indicador
de protección o de riesgo para el desarrollo de las capacidades cognitivas,
adaptativas y de socialización de los hijos. En esta investigación se va a
utilizar una entrevista para madres, codificada de manera bastante similar,
pero simplificada, a la Entrevista de Apego para Adultos (AAI): es la
Entrevista R de Representaciones Maternas (Stern et al 1989) codificada con Edicode (Pierrehumbert et al 1999), que describiremos con detalle
posteriormente, en el apartado de metodología.
Varios estudios han mostrado consistentemente una asociación entre la
seguridad en el apego del niño y los modelos operativos internos de sus
padres, evaluados mediante herramientas especificas como las anteriormente
descritas (AAI, Situación Extraña) (Fonagy et al 1991, Marrone 2001, Gloger-
Tippelt et al 2002, Fonagy 2004).
La trasmisión de la seguridad del apego se desarrollaría de la siguiente
manera (Marrone 2001):
• Las experiencias relacionadas con el apego en la niñez y en la
adolescencia, de cada uno de los padres, están representadas
en forma de modelos operativos internos.
• Estos modelos operativos internos parentales influyen sobre la
organización representacional de sus hijos.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 50
• La representación que cada uno de los progenitores tenga del
hijo influye en el modo en que trata al niño y en la calidad de
su respuesta sensible a las comunicaciones infantiles que
demandan cuidados y atención.
• La calidad y el grado de respuesta sensible constituyen un
determinante primario de la calidad del apego del niño con
respecto a cada uno de los padres.
Parece que un factor crucial que perjudica la respuesta de cuidado es el
grado en que los padres usen mecanismos de defensa rígidos con respecto a
sus propias experiencias emocionales negativas y a su propio sentimiento de
vulnerabilidad.
Los padres que tienen una alta capacidad reflexiva (con modelos
operativos internos de tipo seguro como se ha descrito anteriormente) son más
capaces de promover un apego seguro en el niño, a pesar de las experiencias
adversas.
La capacidad o función reflexiva es un concepto desarrollado por
Fonagy y es uno de los aspectos cruciales valorados en la Entrevista de
Apego para Adultos (AAI) (Fonagy 2004, 2007). Implica una serie de
capacidades que desde otras teorías se conocen como Funciones Autónomas
del Yo. Entre ellas figura el hacer una evaluación adecuada de la realidad y
distinguir lo externo de lo interno de nuestro psiquismo.
Estos autores han utilizado, en parte, conceptos derivados de la Teoría
de la Mente que, resumidamente, consiste en la teoría que cada individuo se
forma de lo que ocurre en la mente de otra persona. No solo implica empatía,
sino también una profunda comprensión del hecho de que los otros son seres
autónomos con sus propias emociones, pensamientos y reacciones. Fonagy
sostiene la idea de que es preciso el reconocimiento de los estados mentales
del otro (así como su valoración e interpretación) para desarrollar la capacidad
de reflexionar sobre situaciones interpersonales (Fonagy et al 1991,2004).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 51
Un factor importante en la adquisición de esta capacidad reflexiva por
parte del niño, a través de la interacción atenta con los padres, es el desarrollo
de la noción de que otras personas tienen una mente propia. En consecuencia,
los estados mentales y la capacidad de resistencia individual a las condiciones
adversas, pueden ser explicados en términos de capacidad o función reflexiva,
que cuando opera adecuadamente se convierte en una especie de sistema
inmunológico mental.
Una buena función reflexiva permite a la persona predecir mejor las
consecuencias de los eventos interpersonales, ya que al atribuir ideas y
sentimientos a los otros, puede observar y predecir su conducta y, de este
modo, también las interacciones. Al mismo tiempo, el individuo logra una
mayor autonomía, ya que puede ocuparse de sus propias actividades con un
sentimiento de seguridad, sin necesidad de constatar a cada momento qué
hace la figura de apego y por qué lo hace (Marrone 2001).
Para concluir este apartado, decir que se mantiene como idea
fundamental que la persona desarrollará, con gran probabilidad, una
organización psíquica relacionada con un apego de tipo seguro cuando crece
en un grupo familiar estable y continente.
Existen, no obstante, individuos que han tenido experiencias
particularmente difíciles en la niñez pero muestran capacidades de resistencia
a esos embates adversos de la vida (de nuevo la noción de resiliencia ya
citada), y se presentan como excepcionalmente reflexivos y maduros. Las
personas de este segundo grupo son clasificados a menudo como con
seguridad adquirida. Se supone que tuvieron una base sólida antes de que
aparecieran las experiencias adversas o bien, a pesar de estas experiencias,
en momentos prolongados de su vida contaron con figuras de apego
secundarias que les ofrecieron condiciones óptimas de apoyo (Bowlby 1988,
Cyrulnik 2002).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 52
2.6 REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
A continuación vamos a hacer una revisión de la literatura científica
internacional sobre diferentes aspectos de la población de prematuros de muy
bajo peso al nacer-RNMBP. Aunque en lo referente a los aspectos evolutivos
médico-somáticos hay numerosas publicaciones, también en nuestro entorno
pediátrico, no ocurre lo mismo con los relativos al estudio de las competencias
psíquicas y de las interacciones del gran prematuro con su entorno, si bien es
cierto que se constata una creciente atención y esfuerzo por desarrollar
métodos de evaluación de dichas áreas.
La selección de artículos ha sido guiada por la relevancia de sus
aportaciones, la amplitud de la muestra y las variables seleccionadas. En la
revisión de las variables médicas los estudios se refieren a toda la población
de RNMBP, con y sin secuelas, mientras que en la referente a los aspectos
evolutivos del gran prematuro -que incluye aspectos del desarrollo neurológico,
cognitivo y emocional y de las relaciones padres-hijo- los estudios recogen
principalmente a los RNMBP que no presentan secuelas graves o medias.
Dividiremos la revisión en los siguientes apartados:
• Supervivencia y mortalidad
• Morbilidad neonatal
• Capacidades relacionales e interacciones padres-niño
• Programas de intervención
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 53
2.6.1 Supervivencia y mortalidad
Las técnicas médicas han mejorado de tal manera que, en la actualidad,
nacer con un peso entre 1250-1500 gr. comporta un riesgo relativamente bajo
de padecer secuelas neurológicas o sensoriales graves o medias. Nacer con
un peso de 1000 a 1250 gr. aumenta ligeramente este riesgo. Sin embargo, los
equipos neonatales continúan avanzando hacia el cuidado de la prematuridad
extrema, RNEBP<1000 gr. y EG<29 semanas de gestación, siendo en esta
población en la que se dan las ratios más altas de mortalidad y morbilidad de
la prematuridad.
En las estadísticas de USA, de 2002, las tasas de supervivencia de
niños prematuros van del 13,8% en el grupo de menos de 500gr. hasta el
98,9% en los de peso entre 2000 y 2500gr.
Los avances, ya citados, en los cuidados intensivos neonatales,
incluyendo el uso de tratamiento con surfactante para el síndrome de distres
respiratorio y la ventilación mecánica, han ayudado a mejorar las tasas de
supervivencia a lo largo de las ultimas 2 décadas: Según los datos del National
Institute of Child Health and Human Development se ha logrado una
supervivencia para los grandes prematuros-RNMBP del 74% en 1988, 80% en
1991 y 84% en 1996 (Lemons et al 2001, Vohr et al 2005).
La supervivencia se distribuye, según el peso al nacer, de la siguiente
forma (Stevenson et al 1998):
RNEBP: 501gr. a 750gr=49% de supervivientes
751gr. a 1000gr=85% de supervivientes
RNMBP: 1001gr. a 1250gr=93% de supervivientes
1251gr. a 1500gr=96% de supervivientes
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 54
La mayoría de fallecimientos ocurren en los tres primeros días de vida
(66% en las primeras 24 horas) y es más elevada para los niños que para las
niñas (Stevenson et al 2000).
En nuestro país se han dado cifras de supervivencia del 30% en
menores de 750 gr., 48,8% entre 750 y 999 gr. y del 83,9% entre 1000 y 1499
gr. en los años 1988-1992. En un estudio realizado con los prematuros nacidos
en los años 1998 y 1999, estos porcentajes se han incrementado al 43,4% en
el grupo de menos de 750 gr., 84,9% en los de peso entre 750 y 999 gr.,
quedando una cifra equivalente en los que pesan entre 1000 y 1499 gr., (Arce
et al 2003).
Según la edad gestacional en los RNEBP (prematuridad extrema) la
supervivencia se distribuye como sigue (Hack y Fanaroff 1999):
23 semanas de gestación: 2% - 35% de supervivientes
24 semanas de gestación: 17% - 58% de supervivientes
>24 semanas de gestación: 35%- 85% de supervivientes
En los bebés nacidos entre las 30-33 semanas de gestación la
mortalidad es de un 3,6%.
Como conclusión se puede decir que hay unas barreras de maduración
fetal que cambian sustancialmente la viabilidad del gran prematuro. Por
encima de 1000 gr. y de 29 semanas de edad gestacional los riesgos de
mortalidad se sitúan entre el 7% y el 15%. La variable determinante parece ser la edad gestacional: por debajo de 25 semanas de gestación el aumento de mortalidad y morbilidad es considerable (Pallás et al 2000;
Hack et al 2005).
En cuanto a los factores que contribuyen a la mortalidad y que son un
foco de interés prioritario para los neonatólogos, hay que señalar que los de
mayor importancia son los dependientes del feto: compromiso a nivel
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 55
respiratorio o cardiovascular, hipotermia, retraso en el crecimiento intrauterino
y bajo peso al nacimiento. En contraste, no se ha demostrado que tengan un
efecto significativo sobre la mortalidad las características maternas estudiadas
como raza, historia de tabaquismo, estado civil, antecedentes médicos previos
al embarazo (p.e. asma, diabetes, hipertensión), multiparidad e historia de
partos prematuros previos (Acolet et al 2005).
2.6.2 Morbilidad neonatal y del desarrollo
La morbilidad que el niño prematuro presenta en el periodo neonatal se
va a expresar de modos diversos a lo largo del desarrollo posterior. Vamos a
distinguir entre la morbilidad directamente asociada con afecciones médicas
del periodo neonatal y la que afectará al desarrollo neurológico, cognitivo, del
lenguaje y otras funciones básicas del bebé.
2.6.2.1 Morbilidad médica
Estudios llevados a cabo por el Nacional Institute of Child Health and
Human Development Neonatal Research Network (Stevenson et al 1998,
Lemons et al 2001) -con una amplia muestra de grandes prematuros de pesos
al nacer comprendidos entre 500 y 1500 gr. y nacidos en los años 1993-94 y
1995-96- evaluando factores sociodemográficos, acontecimientos perinatales y
el curso neonatal, refieren como más frecuentes los hallazgos siguientes:
• El síndrome de distres respiratorio es el trastorno pulmonar
más frecuente que aparece en un 52% de los casos. El
trastorno pulmonar crónico o displasia broncopulmonar, definido como la necesidad de oxígeno con ventilación
mecánica a las 36 semanas posteriores a la concepción,
aparece en un 19% de los casos.
• La hemorragia intracraneal que se origina en la frágil
estructura vascular de la matriz germinal, en el núcleo caudado
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 56
y, menos frecuentemente, en los plexos coroideos. Se clasifica
según los hallazgos ecográficos en grados de I a IV, de menor
a mayor gravedad. Se encuentra en un 32% de los niños y en
sus formas más graves (grados III y IV) en un 11%.
• La leucomalacia periventricular es la necrosis de la
sustancia blanca periventricular, dorsal y lateral a los ángulos
externos de los ventrículos laterales del cerebro. Aparece en
un 6% de los niños con exploración ultrasónica después de 2
semanas.
• La media de días de hospitalización fue de 122 días para los
RN supervivientes de extremo bajo peso (<1000 gr.) y 43 días
para los RN supervivientes de muy bajo peso (entre 1000 y
1500 gr.).
• La morbilidad aumenta claramente con el descenso de la edad
gestacional y el peso al nacer (Hack 1999,2005).
A) Displasia Broncopulmonar (DBP)
Se asocia a la presencia de secuelas neuroevolutivas posteriores y
puede contribuir a la aparición de secuelas leves tardías en diversas áreas del
aprendizaje escolar.
Hugues et al (1999) realizan un estudio de cohorte con tres grupos de
niños de 8-10 años de edad: 1º grupo Recién nacidos prematuros con muy
bajo peso (RNMBP) sin BDP (n=311); 2º grupo RNMBP con DBP (n=95); 3º
grupo RN a término de peso normal (RNPN) sin DBP (n=188). Mediante un
análisis de regresión evaluan el efecto de la DBP sobre 8 medidas de
ejecución-manipulación (performance). Concluyen: La DBP influye de forma significativa en las dificultades de aprendizaje en lectura y matemáticas y se asocia a un CI más bajo en las edades escolares de 8-10 años.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 57
Singer et al (1997) realizan un estudio de cohortes con la hipótesis de
que, a pesar de las innovaciones en los cuidados neonatales, los niños
prematuros de muy bajo peso que padecen DBP presentan resultados más
pobres en el seguimiento de su desarrollo en los 3 primeros años de vida y
que la DBP puede predecir este desarrollo más pobre e incluirse entre los
factores de riesgo. Estudian tres grupos de niños: 1º grupo RNMBP con BPD
(n=122); 2º grupo RNMBP sin DBP (n=84); 3º Grupo RNNP a término (n=123)
y los evalúan longitudinalmente hasta los 3 años con las escalas Bayley de
desarrollo. Los grupos no presentan diferencias en cuanto al sexo, raza ni
estatus socio-económico. Encuentran que los RNMBP con DBP a los 3 años
presentan un cociente de desarrollo cognitivo y/o motor por debajo de 70 en un
21%-22% de los niños. Concluyen: La DBP tiene un efecto negativo, independiente de otros factores de riesgo, en el desarrollo mental y psicomotor evaluado a los 3 años.
En los casos en que la displasia broncopulmonar del prematuro requiere
oxígeno durante más de 30 días, se puede considerar un factor de riesgo para
el desarrollo neuroevolutivo.
Farel et al (1998) estudian si este trastorno en los niños RNMBP
confiere un riesgo adicional para las secuelas de salud, de crecimiento y de
neurodesarrollo. Seleccionaron 17 RNMBP nacidos en 1984 con DBP que
necesitaron oxígeno durante más de 30 días y 28 niños sin DBP que fueron
seguidos hasta los 7 años. Se evaluó: la Hª médica, los parámetros físicos y
exámenes neurológicos, test de función pulmonar, test neuropsicológicos y el
rendimiento escolar. Concluyen que, aunque en la salud general de los niños
la DBP es un débil factor de riesgo, si que parece ser, de forma significativa,
un factor de riesgo que afecta a los resultados escolares, más pobres, si se asocia con pesos muy bajos al nacimiento.
Regnier et al (1997) realizan un estudio que evalúa si existe asociación
entre la severidad de la DBP en los RNMBP y el neurodesarrollo del 1º año de
vida y los resultados de eficiencia sensorial y el crecimiento corporal. Se trata
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 58
de un estudio retrospectivo con grupos de sujetos emparejados, niños nacidos
entre 1987-1991 en 17 regiones del norte de Carolina (USA). Los niños han
sido clasificados en 3 grupos según la duración del aporte suplementario de
oxígeno. Los niños que no necesitaron ventilación asistida durante 28 días se
clasificaron como no presentando DBP, los que necesitaron oxígeno más de
28 días pero no hasta las 36 semanas de edad gestacional-EG (post-
menstrual) se clasificaron como presentando un grado medio de DBP y los
niños que necesitaron oxigeno suplementario hasta las 36 semanas de EG
post-menstrual se clasificaron como presentando un grado severo de DBP.
Los grupos (n =174) se compararon respecto a la incidencia de trastornos
neuroevolutivos, eficiencias sensoriales, patrones de crecimiento corporal y
rehospitalizaciones durante el 1º año de vida. Concluyen que la probabilidad de presentar algún trastorno neuroevolutivo o sensorial aumenta con el grado de DBP. Los patrones de crecimiento corporal también se afectan
significativamente con el grado severo de DBP: los recién nacidos son más
delgados y más pequeños de talla a las 40 semanas de edad post-menstrual y
al año de edad corregida siguen más delgados. La duración de la
hospitalización inicial aumenta con la severidad de la DBP. Las
rehospitalizaciones también son más frecuentes de forma significativa en este
grupo de DBP severa.
B) Hemorragia intraventricular (HIV) y leucomalacia
La HIV grado III-IV se liga a la aparición de handicaps severos
detectables a los 2 años de edad. Finistron et al (1998) realizan una
investigación nacional prospectiva en USA, sobre 633 prematuros de extremo
bajo peso (RNEBP) nacidos en el periodo 1990-92 con peso <o= 1000gr y
edad gestacional >23 semanas, en la que estudian el desarrollo neurosensorial
y el crecimiento. Se siguió el 98% de los sujetos hasta los 36 meses.
Concluyen que la hemorragia intraventricular grado >o=III y/o la leucomalacia
periventricular aumentan significativamente el riesgo de discapacidad.
Fazzi et al (1997) describen el desarrollo a largo plazo de 53 RNMBP
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 59
prematuros. Los niños fueron divididos en 2 grupos en base a la resonancia
magnética. Se clasificaron en el Grupo I pacientes con resonancia magnética
normal o con hemorragia sin complicaciones y en el Grupo II los pacientes con
hemorragia con complicaciones o con lesiones de parénquima cerebral.
Compararon las secuelas menores y mayores detectadas a los 2 años con las
observadas a los 5 y 7 años. Concluyen que los niños con secuelas severas
son identificados a los 2 años. Las secuelas menores son más evidentes a los
5-7 años. Los que evolucionan bien presentan un cociente intelectual-CI >80
en la Escala General de McCarthy, con una discordancia en el perfil cognitivo
con puntuaciones en la escala verbal más elevadas que las de la escala
manipulativa (performance).
Skranes et al (1998) estudian los informes de Resonancia Magnética
Cerebral (MRI), en 20 niños RNMBP sin secuelas al año de edad, en relación
a la función motora. Se evaluaron y compararon los hallazgos MRI, los datos
antropométricos y las puntuaciones en las escalas de Bayley de desarrollo al
año de edad. A los 6 años se evaluaron estas funciones a partir del Peabody
Developmental Motor Scales y el Weshler Preschool and Primary Scale of
Intelligence (WIPPSI). La conclusión de su estudio es que no se encuentra relación entre la MRI anormal al año de vida y las funciones de motricidad fina, intelectual y perceptiva a los 6 años. Según los autores las puntuaciones en las escalas Bayley y el peso al año de vida son mejores predictores del desarrollo motor e intelectual tardío que los hallazgos de la MRI.
2.6.2.2 Aspectos del desarrollo neurológico y cognitivo.
A) En el área del desarrollo neurológico:
Las afecciones más frecuentes son las llamadas secuelas del primer año de vida, que ya han sido citadas en apartados anteriores. Son
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 60
consecuencia, generalmente directa, de las complicaciones perinatales que
puede sufrir el recién nacido prematuro, con más probabilidad cuanto más
bajos sean el peso y la edad gestacional. Durante las últimas décadas su
incidencia y prevalencia se vienen manteniendo estable. Por ejemplo la
parálisis cerebral se presenta aproximadamente en 10% de prematuros
en nuestro medio (Pallás et al 2000, Saitua 2007).
Las investigaciones se han centrado en la evolución desde el punto de
vista neurológico, sobre todo de los niños con prematuridad extrema, que no
habían presentado en los primeros meses de vida ninguna evidencia de
secuelas mayores (Wood et al 2005).
En un contexto asistencial de nuestro país, Iriondo et al (1996)-con una
muestra de grandes prematuros (menos de 1500 gr.) seguidos a los 2 años-
encuentran tasas similares de parálisis cerebral, pero también anomalías
neurológicas menores en un 15%, que alcanza el 30% cuando el bajo peso se
asocia a retraso en el crecimiento intrauterino.
Lacely et al (1998) realizan un estudio de seguimiento hasta los 6 años,
evaluando el valor predictivo de ciertas anomalías motrices en los primeros
días de vida de un grupo de RNMBP (153). El riesgo motor lo definen como la
presencia de, por lo menos, 6 características anómalas tales como:
nerviosismo inespecífico, reflejo tónico del cuello asimétrico, movimientos
pobres, desarrollo contradictorio, hipotonía o hipertonía. En la clasificación
neonatal hallan: 116 niños dentro de la normalidad, 26 con alguna
característica atípica ocasional y 11 en los que dominaba 1 o más
características atípicas. A los 6 años se evaluaron de nuevo los subsistemas
motor, del equilibrio, la coordinación, la motricidad fina y gruesa y los
movimientos asociados. Los resultados muestran, que 9 de los 11 niños
afectos de parálisis cerebral pertenecían a la categoría neonatal de
sospechoso (7) y anormal (2). Concluyen que la evaluación motora neonatal
de riesgo, definida más arriba, se muestra como predictora de disfunciones
motoras mayores en un 70% de los casos. Por otro lado, la evaluación motora
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 61
neonatal normal predice un desarrollo normal a los 6 años en un 62%.
Wildin et al (1997) realizan un estudio que intenta valorar cómo los
exámenes neurológicos a los 6 y 12 meses de edad pueden predecir los
patrones del desarrollo, en los RNMBP y los RNPN a término del grupo
control, hasta los 40 meses de edad. Realizan exploraciones de desarrollo
neurológico a los 6 y 12 meses con las Escalas de Bayley; a los 6, 12 y 24
meses con el Standford-Binet y a los 40 meses con el McCarthy Motor Scale.
Los RNMBP fueron categorizados según su estatus socioeconómico y su alto
y bajo riesgo médico precoz. Las puntuaciones neurológicas alteradas se asocian posteriormente con un desarrollo cognitivo ralentizado únicamente en los RNMBP de alto riesgo médico. El examen neurológico a los 12 meses predice el grado de enlentecimiento en el desarrollo motor. Por el contrario, el riesgo médico no aparece como un factor influyente en la curva de desarrollo psicomotor. Concluyen que los
exámenes neurológicos durante el primer año de vida pueden ser usados,
junto con otros factores, en la toma de decisiones concernientes a los
programas de intervención precoz.
Otros autores, como Keller et al (1998) estudian el efecto del muy bajo
peso (MBP) al nacer y extremo bajo peso (EBP) sobre las habilidades motoras
desarrolladas a los 5-7 años. Los hallazgos más importantes son: en los EBP
se ha encontrado un tiempo de reacción más lento, una velocidad máxima en
ejercicios de pedaleo de las piernas más baja y una inferior coordinación
corporal global, en comparación con los RNPN. Con los MBP sólo se han
hallado estas diferencias en algunas variables. Concluyen que las ejecuciones
motoras de peor calidad en los prematuros de bajo peso pueden ser el reflejo
de una dificultad del control neuromotor y del desarrollo motor, pero también,
simplemente, el reflejo de la talla pequeña del cuerpo o del músculo.
Nunes et al (1998), evalúan el neurodesarrollo de los RNMBP entre
1987 y 1993, a los 12 meses de edad corregida, correlacionando sus hallazgos
con el J. Bracy’s Neurobiologic Risk Score (NBRS).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 62
Aplicando la NBRS clasificaron 3 grupos de riesgo:
NBRS 0-4 Bajo riesgo
NBRS 5-6 Riesgo medio
NBRS 7-8 Alto riesgo
Los de NBRS bajo riesgo presentaron 20% de dificultades en el
neurodesarrollo; los de NBRS riesgo medio presentaron 41% y los NBRS alto
riesgo presentaron un 95%.
Concluyen que el NBRS es un buen predictor del desarrollo anormal en
los RNMBP y que es importante integrarlo en los seguimientos, para incluir a
los de alto riesgo lo más pronto posible en los programas de atención precoz.
B) En el área del desarrollo psicomotor y cognitivo temprano:
Hay bastante consenso en los trabajos de investigación al concluir que
los niños prematuros (excluidos los que presentan secuelas neuromotoras o
sensoriales medias o graves) presentan diferencias significativas, en relación a
los niños sanos nacidos a término, encontrándose una tendencia a tener puntuaciones inferiores en las pruebas de valoración del desarrollo
(Bylund et al 1998, Singer et al 1999, Portellano 2007).
En un estudio con RN prematuros de muy bajo peso (menos de 1500
gr.) sin secuelas neurológicas, aunque se habían mantenido asintomáticos los
primeros meses, presentaban a los 15 meses un retraso en el desarrollo psicomotor en comparación a los RN prematuros de bajo peso (entre 1500 y 2500 gr) y de peso normal a término y peores resultados en los aprendizajes escolares iniciales (Schendel et al 1997).
Los estudios en nuestro contexto asistencial han hallado resultados
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 63
inferiores en el desarrollo cognitivo y psicomotor, en el seguimientos a los 2 y 3
años, en más de la mitad de los prematuros de muy bajo peso, comparados
con los de peso normal (Jiménez et al 1997, Saitua 2007).
A pesar de ello, un metanálisis de estudios concluye que los resultados,
aunque más bajos, estarían dentro del rango de la normalidad (Aylward et
al 1989).
Miceli et al (2000)-en un estudio longitudinal en el que hacen el
seguimiento de 30 grandes prematuros (peso medio al nacer 1000 gr. y EG
27,9 semanas) y sus madres-valorando el desarrollo a los 4, 13 y 36 meses de
edad corregida, concluyen que las puntuaciones en los test (Bayley a los 4 y
13 meses, Peabody Picture Vocabulary Test-R a los 36) son más bajas. Los
autores sostienen que la prematuridad o el bajo peso al nacer por sí mismos
no colocarían en riesgo a estos niños, sino que serían más bien las complicaciones médicas de las primeras semanas o meses (APGAR alterado, nº de días de ventilación asistida y de oxígeno suplementario, de alimentación intravenosa, de sonda nasogástrica) las que aumentarían el riesgo. Sin embargo, ni el estado al nacer, ni las complicaciones médicas,
se relacionan con los resultados del desarrollo a los 36 meses, sugiriendo que
el papel de tales factores disminuiría con el tiempo y serían factores relacionados con el entorno social (ellos estudian la angustia de la madre y el nivel de apoyos sociales que ésta recibe) los que adquieren mayor importancia.
Hay también algún estudio que cuestiona lo anterior concluyendo-
basándose en los resultados de su muestra (28 prematuros con un peso medio
de 1840 gr. y EG de 32 semanas y un grupo control de RN sanos a término,
estudiados con sus madres)-que no hallan diferencias significativas entre las 2
poblaciones a los 6 meses de edad, ni en medidas de temperamento ni de
cocientes de desarrollo medido con las Escalas Bayley (Leroux et al 1999).
Hay que señalar que las diferencias entre las poblaciones de
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 64
prematuros estudiadas, en términos de variables biológicas (peso, edad
gestacional, tiempo de hospitalización, asistencia recibida por las
complicaciones médicas) puede explicar estos resultados discrepantes.
C) En el área del lenguaje:
En los RN prematuros de muy bajo peso (<1500 gr.), sin secuelas, no se
hallan trastornos claros del lenguaje, únicamente un cierto enlentecimiento en
el tiempo de la curva evolutiva, en relación a la población normal (Largo 1986).
Corregidas las variables de confusión (estatus socio-económico, edad
del niño en el momento del estudio) y usando instrumentos más específicos
que las escalas verbales de los tests de inteligencia general (por ejemplo el
Sequenced Inventory of Comunication Development), se hallan diferencias
entre los RN prematuros de muy bajo peso con secuelas neurológicas: en el
lenguaje comprensivo, en la producción de lenguaje y en las habilidades del
habla. En los RN de muy bajo peso sin secuelas se hallan diferencias en
ciertas variables lingüísticas: nombrar colores, objetos, hablar y comprender
conceptos de relación. Los problemas semánticos que intervienen en las
dificultades de comprensión de los conceptos se han asociado con problemas
importantes de habla y lectura en la edad escolar.
Así, el retraso de lenguaje no es un trastorno frecuente en los grandes prematuros de muy bajo peso sin secuelas. Parece necesario
desarrollar otros estudios más detallados para profundizar en la relación entre
calidad del lenguaje y aparición de secuelas leves tardías en los aprendizaje
(Ibáñez 2002).
Numerosos estudios consideran como factores de protección para un
buen nivel de desarrollo cognitivo, motor y del lenguaje, un alto nivel educativo
materno y un entorno familiar estimulante. El estilo interactivo temprano de la
familia está relacionado significativamente con el desarrollo del lenguaje: los
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 65
niños con lenguaje precoz tienen, con más alta probabilidad, madres que
mantienen, de manera consistente, el interés en la relación con ellos y utilizan
con menos frecuencia modos de hablarles directivos o imperativos. (Landry et
al 1997, 2000, Luoma et al 1998, Reissland et al 1999, Miceli et al 2000,
Singer et al 2001).
También ha sido confirmada experimentalmente la preferencia y el
interés específico que los bebés muestran hacia la voz materna, y en particular
a las modificaciones prosódicas y tonales que las madres introducen en su
lenguaje afectivo (Mazet et al 1990).
D) En el área visomotora y de las competencias visuales:
Dentro de los RNMBP sin secuelas graves o medias, el desarrollo
visomotor muestra una evolución más lenta en el grupo de niños nacidos con
<28 semanas de gestación, con membrana hialina (falta de maduración
pulmonar) y habiendo necesitado, durante un largo periodo, ventilación
mecánica (Goyen et al 1998).
Las dificultades visomotoras se asocian con la motricidad fina y la
percepción visual.
En relación a los subcomponentes de las funciones visomotoras, los
niños RNMBP tendrían déficits, primariamente, en el control voluntario de los
movimientos de manos asociado con pobre precisión de la percepción táctil y
cinestésica, y memoria de piernas y manos, así como pobre habilidad en
realizar fluidamente cambios en una serie de movimientos. Estos déficits
aparecen en los grandes prematuros de más bajo peso que presentaron
asfixia pre y perinatal, pareciendo estar relacionadas con hipoxias que afectan
a regiones profundas del cerebro, implicando zonas del tronco cerebral, los
ganglios basales, el tálamo, el hipotálamo, cerebelo y cuerpo calloso (Fuler et
al 1983, Volpe 1992, Aylward 1993, Luoma et al 1998).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 66
Las alteraciones visoperceptivas pueden evaluarse con el test
Gestáltico de Bender o con la Figura Compleja de Rey. La persistencia de las
dificultades visoperceptivas siempre empeora el pronóstico en estos niños, y
es considerada por algunos autores, como una variable de mayor importancia cara a la evolución cognitiva que las alteraciones psicomotoras o las alteraciones en las pruebas de neuroimagen cerebral (Portellano 2007).
Un alto porcentaje de RN de muy bajo peso presentan retinopatías del
prematuro. La evolución de los errores refractarios estudiados desde los 3
meses hasta los 5-6 años varía en función de la gravedad de la fase aguda de
la retinopatía del prematuro y con la enfermedad cicatricial (Quinn et al 1998).
No se ha encontrado asociación entre la retinopatía del prematuro, la
parálisis cerebral y el retraso mental (Sugimoto et al 1998).
E) En el área de la alimentación:
Muchas de las observaciones para estudiar características evolutivas y
de la interacción en prematuros se han realizado en situaciones en que el niño
es alimentado por la madre.
La alimentación refleja la integración de lo conductual y lo somático del
Sistema Nervioso Central del niño y, ciertas dificultades en esta área pueden
correlacionarse con otros cambios cualitativos en el comportamiento. Por
ejemplo, en un estudio sobre el desarrollo de niños prematuros de muy bajo
peso, se encontró que la alimentación era el área de las interacciones madre
bebé en que más diferencias había entre el grupo que presentaba retraso del
desarrollo (medido con las escalas Bayley) y el grupo de prematuros sin
retraso (Minde et al 1988).
Singer et al (1996) comparan 2 grupos de madres y prematuros de muy
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 67
bajo peso, uno de alto riesgo biológico con broncodisplasia pulmonar (55
niños) y otro de bajo riesgo sin broncodisplasia (34), con un grupo control- de
niños a término con peso normal (52)-estudiando la conducta alimentaria, los
síntomas psicológicos maternos y aspectos de las interacciones madre-bebé.
Las madres de los RN prematuros de ambos grupos dedicaban más tiempo,
que las del grupo control, a estimular a sus hijos para que coman cuando
presentan dificultades y oposición a la ingesta. Los prematuros sin
broncodisplasia se comportan de modo similar a los niños a término en el
porcentaje de tiempo de succión y en la cantidad de alimento ingerido, y toman
más calorías que los del grupo de prematuros de alto riesgo. Asimismo las madres de los prematuros de ambos grupos presentaban más síntomas de ansiedad y depresión, lo que hace pensar que estos aspectos psicológicos maternos puedan inducir interacciones inadecuadas en esta área específica de la alimentación.
Otro estudio sobre la interacción emocional de niños prematuros (peso
al nacer menor de 1500 gr. y EG entre 26 y 32 semanas)-que evalúa
situaciones de alimentación a los 6 meses-encuentra alteraciones en esta
área, comparando con los niños a término (Gerner 1999). Hubo una
correlación significativa entre interacción emocional y los índices de desarrollo
(medidos con las escalas Griffiths) a los 10 meses. Sin embargo, las
dificultades en la interacción emocional y la alimentación no se correlacionaron
significativamente con variables independientes maternas o del bebé.
Parece que en las situaciones de alimentación, más complejas con el
tiempo, y que requieren más capacidades del bebé, los intentos maternos de
compensar las dificultades no eran eficaces.
Las capacidades del niño van diferenciándose a lo largo del primer año,
pero estas diferentes funciones medidas por test de desarrollo (como el
Griffiths Mental Developmental Scale) son difícilmente distinguibles a esa
edad. El niño prematuro tiende a tener esta interdependencia temprana de
comportamientos y capacidades más acentuada y la diferenciación está
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 68
retrasada. Esta limitación puede manifestarse en la dificultad para comunicar-
interaccionar que aparece a los 6 meses (Gerner 1999).
En los prematuros además, la alimentación puede estar complicada por
las experiencias dolorosas y los recuerdos desagradables fuera de la relación
madre-hijo (p.e. alimentación con sonda o intravenosa) en fases tempranas de
su vida. En vez de llegar a ser un prototipo de experiencia intersubjetiva
humana satisfactoria, la alimentación puede estar asociada a sentimientos de
frustración y desesperación. Esto puede constituir un cierto sesgo a la hora de
evaluar las situaciones de alimentación.
Pierrehumbert et al (2003) también encuentran en una muestra de
prematuros (comparando un grupo de 50 con EG entre 25 y 33 semanas con
otro grupo control de 25 niños) más problemas de alimentación y de sueño que en los niños controles a los 18 meses de edad. Ponen en relación
estos trastornos psicofuncionales con la intensidad de la reacción postraumática vivida por la madre con el nacimiento prematuro y la elaboración o superación que haya podido hacer de dicha experiencia.
Esta variable materna la consideran como un factor de predicción
independiente y complementario de los riesgos o complicaciones perinatales
que aisladamente solo permiten predecir, de manera parcial, los problemas
posteriores del niño.
F) En el área cognitiva, de los resultados escolares y en las conductas:
Es un hecho reconocido, que los prematuros son un grupo con riesgo de
presentar, a lo largo de la infancia, dificultades escolares, cognitivas y de
atención (McCormick et al 1990, Bhutta et al 2002, Hack et al 2005, Portellano
2007).
En un estudio de seguimiento del desarrollo en las áreas cognitiva,
educativa y conductual de prematuros de muy bajo peso, se encontró que, a
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 69
los 8 años, tenían una prevalencia más elevada de dificultades y de resultados
más bajos en los aprendizajes que el grupo control con el que se les comparó
(Horwood et al 1998, Sommerfelt 1998).
La dimensión de las limitaciones a nivel de los aprendizajes y
comportamientos varía según los estudios, pero el consenso es claro en el
riesgo.
Diferentes estudios han concluido que los RN de muy bajo peso tienen,
en estas áreas, evoluciones menos favorables comparados con sujetos
controles de peso normal al nacimiento, y esto se ha mantenido en algún
estudio de seguimiento durante la adolescencia y la juventud (Hack et al 1999,
2004, Doyle LW et al 2001).
Constituyen lo que clásicamente se ha venido llamando las secuelas leves tardías, término un tanto reduccionista, en la medida que trata de acotar
la amplitud y naturaleza de las dificultades del desarrollo, emocionales y
conductuales de los grandes prematuros relacionándolo prioritaria o
exclusivamente con un origen neurológico, lo que tiene consecuencias sobre la
forma de comprender las dificultades del niño y atenderlas (Sibertin-Blanc et al
2001, 2002)
Los numerosos trabajos de seguimiento varían en relación sobre todo al
nivel de inmadurez y de peso al nacer de los prematuros cuya evolución se
estudia. En la medida en que ha aumentado la tasa de supervivencia de los
más inmaduros y pequeños, el seguimiento se centra en esta población.
La edad gestacional ≤ 28 semanas parece que marca un límite que
aumenta significativamente el riesgo de sufrir secuelas leves tardías en la
edad escolar (Ulvund et al 2001).
La incidencia de déficits o limitaciones a nivel neurocomportamental
llega hasta el 55% de los supervivientes de esta población de prematuridad
extrema (peso al nacer menor de 1000 gr. y EG de menos de 29 semanas)
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 70
(Anderson et al 2003).
En este estudio se hizo el seguimiento de 568 recién nacidos con
extrema prematuridad y bajo peso hasta la edad de 8 años. Se comparó,
emparejándolos, con un grupo control de niños sanos nacidos a término,
completando el estudio casi el 90% de ellos. No se excluyeron niños que
tuvieran secuelas neurológicas o sensoriales, y los evaluadores-psicólogos
actuaron a ciegas respecto a la pertenencia al grupo de prematuros o al otro.
Las valoraciones se realizaron a los 2, 5 y 8 años.
Los niños prematuros presentaban puntuaciones cognitivas inferiores
en comparación con los controles según la Wechsler Intelligence Scale for
Children-3ª ed (WISC-III). Aunque se podían considerar dentro de rango promedio (puntuaciones no patológicas) tenían un mayor riesgo de limitación
intelectual media o severa que los del grupo control. El subgrupo de alto riesgo biológico (peso menor de 750 gr y EG menor de 26 semanas), que
suponía algo más del 20% de los prematuros, tenía puntuaciones aún más bajas. La severidad de las dificultades fué ligeramente mayor en el área
perceptiva y en índice de distraibilidad, que incluye razonamiento visoespacial
y memoria de trabajo y atención.
Estos grandes prematuros nacidos en la década de los 90 se
comportaban de manera similar a los nacidos en la década anterior
(estudiados en un completo meta-análisis: Bhutta et al 2002) a nivel de las
pruebas de evaluación cognitiva. Teniendo en cuenta que las cohortes
estudiadas eran de prematuros más maduros y de mayor peso y que, la
mayoría de estudios excluían a los que presentaban secuelas
neurosensoriales, los autores piensan que la evolución neurocomportamental
puede haber mejorado ligeramente dado que han sobrevivido muchos niños
mucho más pequeños e inmaduros.
Otros estudios, que han evaluado a nivel neuropsicológico muestras de
recién nacidos con extrema prematuridad, han constatado déficits a nivel de
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 71
lenguaje expresivo, integración visomotora, atención, memoria, velocidad de
procesamiento y funciones ejecutivas a los 6 años. Concluyen también que el
riesgo biológico, basado en el peso al nacimiento, es el predictor más
importante de los resultados evolutivos (Taylor et al 1995, 1999, 2000).
El progreso escolar estaba retrasado en todas las áreas (lectura,
escritura, matemáticas) en esta población de prematuridad extrema, lo que
concuerda con otros estudios de muestras similares (Taylor et al 1995, Saigal
et al 2000, Taylor et al 2000, Rickards et al 2001, Doyle et al 2001). En
aritmética es donde las dificultades son mayores. La información de los
profesores sostenía los citados hallazgos. El 20% de prematuros de este
estudio habían repetido y un 39% requerían medidas de apoyo educativo
especial. A pesar de que una parte relativamente amplia seguía a lo largo de
los años escolares con problemas académicos, la mayoría evolucionó
satisfactoriamente.
En el estudio Epicure, multicéntrico en Reino Unido e Irlanda, evaluando
283 supervivientes prematuros de extrema inmadurez (menos de 26 semanas
de EG), encontraron asimismo cifras de discapacidad del 50% a los 30 meses
de edad corregida, siendo en un 23% de tipo severo. La discapacidad era
definida por uno o más de los siguientes hallazgos: índices de desarrollo
mental y psicomotor según las Escalas Bayley por debajo de 3 DS (desviación
estandar), parálisis cerebral, ceguera y/o pérdida auditiva (Wood et al 2000,
2005).
De esa población, 241 niños fueron evaluados a los 6 años,
encontrándose severas, moderadas y ligeras discapacidades en el 22%, 24%
y 34% respectivamente. El 86% de niños que habían presentado discapacidad
severa a los 30 meses, continuaban teniéndola de grado moderado a severo a
los 6 años (Marlow et al 2005).
Resultados similares han sido referidos por otro estudio de seguimiento
a los 5 años, en el que sólo un 25% de los niños seguidos tenía un nivel de
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 72
desarrollo normal, y en un 20% se apreciaban discapacidades mayores
(Mikkola et al 2005).
Otro estudio se ha centrado en la utilización de recursos educativos
especiales y de los programas académicos adaptados, a la edad de 8 años,
por una muestra de 77 prematuros de peso menor de 1000 gr. y EG menor de
28 semanas. El 10% tenía alguna discapacidad severa (IQ menor de 70,
Parálisis cerebral sin deambulación o ceguera), un 16% moderada (IQ entre 70
y 84, parálisis cerebral media, hipoacusia, descenso de la agudeza visual) y el
74% restante fue considerado neurológicamente normal. Aunque el 90% no
tenían discapacidad severa, el 43% requirieron algún tipo de medida educativa
especial de apoyo y sólo el 30% funcionaban a un buen nivel, a la vez en
lectura y matemáticas. Comparados con los controles no prematuros, obtenían
resultados más bajos en los exámenes académicos habituales y eran
evaluados por los profesores por debajo de su nivel de edad en lectura,
escritura y matemáticas (Bowen et al 2002).
En términos de condiciones de salud general y de utilización de recursos
sanitarios y educativos durante la edad escolar, la población de prematuridad
extrema tiene mayor probabilidad, que los niños nacidos a término, de
presentar problemas crónicos (parálisis cerebral, asma, déficits visuales,
limitaciones motrices, menor cociente intelectual, limitaciones académicas,
dificultades adaptativas) y otras limitaciones funcionales (retraso de
crecimiento, mental o emocional, problemas auditivos y de comunicación y
dificultades para participar en actividades físicas, lúdicas y de socialización)
(Hack et al 2005).
No hay evidencia de una mayor prevalencia de trastornos psiquiátricos,
aunque los padres y profesores sí refieren más problemas de comportamiento,
sobre todo de atención e hiperactividad y menos competencias a nivel de
socialización (Minde et al 1989, McCormick et al 1996, Beckwith et al 1996,
Lasa 2008).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 73
Un meta-análisis de 16 estudios -la mayoría con muestras de
prematuros nacidos antes de la década de 1990 y con mayor madurez y peso
(más de 1000gr.) que los anteriormente citados- que evaluaban aspectos
comportamentales, encontraba una significativa elevación de los denominados
problemas de comportamiento externalizante (de conducta e hiperactividad) en
el 69% de los estudios, problemas de comportamiento internalizante
(intrapsíquicos) en el 75% y problemas de atención en el 67% (Bhutta et al
2002).
Sin embargo, en otro estudio con prematuros mucho más pequeños e
inmaduros, hay un predominio de problemas internalizantes de intensidad
media (ansiedad, temores y fobias, síntomas depresivos, quejas somáticas) y
de atención, en las valoraciones realizadas con cuestionarios para padres y
profesores (Behavioral Assessment System for Children-1992). No se
identifican, en cambio, problemas importantes de comportamiento
externalizante (agresividad, trastornos de conducta) (Anderson et al 2003).
G) Evolución en la adolescencia y juventud:
Según la mayoría de investigadores, las diferencias en el plano cognitivo
y de resultados académicos tienen tendencia a persistir.
En un estudio de 130 adolescentes de 14 años que habían sido grandes
prematuros, del que quedaron excluidos los que tenían secuelas
neurosensoriales severas, se encontraron puntuaciones significativamente
más bajas en las tres escalas de inteligencia WISC-R, en procesamiento de
memoria visual, en aritmética y en capacidad de reflexionar y de resolución de
problemas. Sus profesores consideran que son más rechazados socialmente y
que presentan una autoestima más baja (Rickards et al 2001).
Otro estudio longitudinal de 242 grandes prematuros -con peso medio al
nacer 1179 gr. y EG de 29,7 semanas, y procedentes de un medio urbano de
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 74
USA- comparados a los 20 años con 233 controles, presentaban una
reducción significativa del cociente intelectual, de los resultados académicos y
de la tasa de graduación y paso a estudios superiores (Hack et al 2002).
A pesar del mayor riesgo que tienen estos niños nacidos con extrema
prematuridad de presentar limitaciones en su desarrollo neurológico y
cognitivo, también se puede decir que son capaces de superar las dificultades
y llegar a ser jóvenes con nivel de adaptación y funcionamiento académico y
profesional comparable a la población de nacidos a término. Así lo ilustra un
estudio prospectivo longitudinal realizado en Canadá con 166 niños que fueron
prematuros extremos y un grupo control equivalente en sexo, edad y nivel
socioeconómico, y seguidos desde los 8 a los 23 años (Saigal et al 2006).
Las limitaciones neurosensoriales fueron mayores en la población de
prematuros: 27% versus 2% en el grupo control.
A los 23 años los dos grupos demostraron tasas similares de
graduación en estudios básicos y superiores, situación de empleo y vida
independiente de sus padres.
En otra publicación, que recogía más datos de esta misma población, se
refería que los jóvenes nacidos prematuros, aunque tenían similares logros
académicos y vocacionales, experimentaban más dificultades en las
actividades diarias: problemas médicos crónicos (crisis epilépticas, asma,
bronquitis recurrentes, problemas de salud mental); limitaciones funcionales en
la visión, audición y lateralidad; torpeza motriz y dificultades en la lectura
(Saigal et al 2007).
Hay evidencia, en la población general, de que los problemas de
atención, aprendizaje y comportamiento en la infancia suponen un riesgo de
aparición de trastornos de conducta y delincuencia en la adolescencia. Sin
embargo, la población de grandes prematuros presenta menos conductas de
riesgo, menos actos delictivos y menos consumo de alcohol y otros tóxicos, al
llegar a su adolescencia, al contrario de lo que cabría esperar del hecho de
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 75
que en su infancia tuvieron los problemas citados con mayor frecuencia. Este
hallazgo genera controversia acerca de si la prematuridad extrema puede
considerarse un factor de riesgo o de protección ante los problemas de la
adolescencia.
En esta misma línea, otros estudios han hallado altas tasas de ansiedad
y de sintomatología de déficit de atención e hiperactividad, pero no trastornos
de conducta, en adolescentes que nacieron con prematuridad extrema (Botting
et al 1997, Saigal et al 2000).
En un estudio con una muestra similar de 150 adolescentes de 16 años
y otros 108 controles, evaluados por sus padres y profesores y por ellos
mismos, que se mantenían más del 80% en un medio de enseñanza
normalizada, se encuentra que los que fueron prematuros presentan -en la
apreciación de los adultos- más trastornos de hiperactividad y dificultades
emocionales (ansiedad e inseguridad más que depresión) y de relación con los
compañeros. Sin embargo, en su autoevaluación, el grupo de prematuros solo
refiere preocupaciones comunes y nerviosismo moderado pero no
sentimientos de baja autoestima (Gardner et al 2004).
Hay que señalar que, al igual que en otros estudios, a pesar de tener
varios factores mayores de riesgo de evolución psicopatológica (problemas de
socialización y de aprendizaje, de atención y de hiperactividad), no se
encuentran en estos adolescentes y jóvenes más problemas de conducta y si
mostraban, sin embargo, una tasa más baja de comportamientos antisociales,
delincuencia y consumo de alcohol y sustancias. En dos estudios de
seguimiento, a los 18 y 20 años, las chicas del grupo de prematuros refieren, a
través de autoinformes, más conductas de aislamiento, problemas
internalizantes y autoestima más baja. Los padres detectan más ansiedad,
depresión, aislamiento y problemas de atención de manera general, tanto en
los hijos como en las hijas. No había diferencias con el grupo control en las
puntuaciones para psicosis, logros académicos básicos, continuación de
estudios superiores y nivel de empleo (Hack et al 2004, Allin et al 2006).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 76
Se han intentado explicar estos hallazgos como consecuencia de
actitudes educativas y de vigilancia mayores por parte de los progenitores en
los niños prematuros. Se sabe que una adecuada función parental es un
importante factor de protección cara a evitar la aparición de conductas
antisociales (Hack et al 2002). Aunque sigan presentando más riesgo de sufrir
otros problemas psicosociales como hiperactividad, dificultades emocionales y
de socialización, el pronóstico general cara a la vida adulta mejora al no
aparecer conductas antisociales (Gardner et al 2004).
Por último, un estudio de seguimiento de una muestra de 158 jóvenes
de edad entre 18 y 27 años, que nacieron con gran prematuridad (peso medio
1122 gr. y EG 29,2 semanas) aporta las siguientes conclusiones: este grupo
muestra puntuaciones significativamente más altas en rasgos de consciencia
(grado de organización, precisión) y amabilidad, y más bajas en apertura a
nuevas experiencias, que incluye menor propensión a la fantasía y mayor
rigidez en los comportamientos (evaluados con el autocuestionario Neo-
Personality Inventory-1985). También muestran menos hostilidad e
impulsividad y más calidez en sus relaciones sociales, pero menos asertividad
y búsqueda de excitación. Estos hallazgos eran independientes del género,
resultados académicos, nivel educativo parental y complicaciones médicas
maternas en el embarazo. Se proponen como factores explicativos de estas
características la influencia parental y los mecanismos biológicos asociados a
la prematuridad (Pesonen et al 2008).
2.6.2.3 Factores de riesgo biológico, emocional y psicosocial
El nacimiento prematuro con bajo peso de un bebé puede servir como
paradigma para estudiar los conceptos de Factor de Riesgo, Vulnerabilidad,
Factores Protectores y Resiliencia, centrales todos ellos en la psicopatología
del desarrollo, como lo proponen Karen et al (2000).
Efectivamente, la prematuridad conlleva, tanto para el bebé como para
sus padres, una serie de factores de riesgo, tanto biológicos como
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 77
psicológicos. El nacimiento prematuro permite estudiar la interrelación entre
los efectos del riesgo biológico (problemas neuroevolutivos) y del riesgo
psicoemocional (trastornos de la interacción precoz, el ejercicio de las
funciones parentales, la capacidad de afrontar el estrés…). El estudio anterior
sugiere la importancia de la detección precoz de las familias con riesgo
psicosocial, ya en la Unidad de Cuidados Intensivos, con el fin de diseñar
intervenciones ajustadas a las necesidades del bebé y de los padres lo más
temprano posible (Karen et al 2000).
McCarton et al (1997) exploran el bienestar mental y emocional de niños
nacidos con pesos diferentes y seguidos en la edad escolar, identificando los
factores neonatales, sociodemográficos y ambientales y la asistencia médico-
psicológica recibida.
La muestra incluía niños de edades comprendidas entre los 8-10 años
con pesos entre 1000 y 2500 gr. al nacer. Hallan que los RN prematuros de
muy bajo peso no difieren de los nacidos con peso normal en las escalas
generales de bienestar, pero es más probable que presenten problemas de
conducta y que sean considerados menos competentes a lo largo de la
infancia. Encuentran también importantes correlaciones entre su bienestar
mental y emocional y la ausencia de enfermedades en su infancia, la salud
mental materna y un mejor ajuste del entorno familiar.
Laucht et al (1997) estudian el curso del desarrollo de 362 RN de muy
bajo peso, evaluados en 4 momentos evolutivos. Son niños con diferente
grado de riesgo biológico y psicosocial. El objetivo es describir e identificar
predictores precoces de los trastornos del desarrollo y su compensación, así
como el análisis de los procesos y mecanismos subyacentes a los diferentes
patrones de desarrollo. Los resultados muestran que el desarrollo precoz, de
los 3 a los 24 meses, es bastantes inestable. Estudiadas las diferentes áreas
del desarrollo sostienen que más del 75% de los trastornos de la infancia
temprana remiten en edades más tardías. Sin embargo, del tercio de los niños
que no presentaban problemas, la mitad desarrollan ulteriormente nuevos
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 78
trastornos. Tanto el riesgo biológico (tallas y pesos neonatales bajos) como el
psicosocial (nivel educativo de los padres, paternidad precoz y embarazo no
deseado) tienen un marcado efecto negativo en el desarrollo. El primero
parece que influye más en las disfunciones motoras mientras que el segundo
afecta negativamente a las competencias socio-emocionales y cognitivas.
Concluyen que el peso relativo de los factores de riesgo cambia durante
los 2 primeros años de vida, de modo que el riesgo biológico va perdiendo
importancia, mientras que el riesgo psicosocial la gana. Esta idea es sostenida
por otros autores (Beckwith et al 1996, Miceli et al 2000),
Entre los factores psicosociales, los más desfavorables son
características familiares tales como: pocos intercambios emocionales,
historias de ruptura en el hogar y dificultades crónicas y problemas mentales
de los padres. Estos factores, evidentemente, pueden estar influyendo desde
antes del nacimiento del hijo prematuro, pero las particularidades de esta
experiencia tienen más probabilidad de descompensar a estas familias que
cuando se trata de un nacimiento a término de un niño sano (Miles et al 1997,
Jobe 2001).
En cuanto a la contribución relativa de los factores de protección, parece
probado que cuando se ha estudiado la influencia mutua entre factores
específicos de riesgo y factores protectores se ha evidenciado el efecto
amortiguador de las interacciones tempranas madre-hijo exitosas.
Deater-Deckard (2000) concluye, en otro estudio, que la adaptación
cognitiva y socioemocional de los prematuros de muy bajo peso es el resultado
de complejas transacciones entre el riesgo biológico y ambiental, considerando
que el contexto familiar y cultural puede influir positivamente en el desarrollo
del gran prematuro.
Anderson et al (2003) sostienen que las limitaciones cognitivas están
relacionadas con las anomalías neurológicas y la inmadurez, al menos
parcialmente, aunque está relación no está definida ni cuantificada con
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 79
claridad. Las anormalidades no se limitan a aquellos que han sufrido
hemorragias intraventriculares o leucomalacia, lo que sugiere que la
prematuridad per se puede también afectar el normal desarrollo del cerebro.
Según estos y otros autores, los factores sociales y ambientales (nivel
socioeconómico, raza y lengua utilizada en el hogar, nivel educativo parental,
funcionamiento familiar) tienen gran influencia a largo plazo, aunque estudiar y
precisar la influencia de estas variables requiere una metodología
extremadamente compleja y difícil de realizar (Miles et al 1997, Jobe 2001,
Singer et al 2003).
2.6.3 Capacidades relacionales e interacciones padres-niño
Este aspecto del desarrollo del gran prematuro es el que más
recientemente se ha ido estudiando. En los últimos 10 años el desarrollo
progresivo de instrumentos de evaluación y de definiciones consensuadas de
las variables a estudiar ha facilitado la multiplicación de estudios específicos.
Los modelos teóricos que más se están utilizando estudian las
interacciones precoces, las influencias de las representaciones mentales
parentales respecto al niño, las características del apego y la adquisición de
las capacidades psíquicas incluidas bajo la denominación de “intersubjetividad”
(acceso a una teoría de la mente, utilización del pointing-señalamiento, etc).
Todos ellos forman parte de los conceptos teórico-clínicos que actualmente
fundamentan la psicología evolutiva y la psiquiatría del bebé y de la primera
infancia.
Numerosos estudios y autores subrayan que la calidad de la interacción
temprana madre-bebé es uno de los factores más influyentes en el desarrollo y
las competencias progresivas del niño (Stern 1997, Golse et al 2001,
Manzano 2001, Cramer et al 2002, Manzano et al 2002, Palacio-Espasa 2006,
Lasa 2008).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 80
A partir de los años 1960, en que se iniciaron las primeras
investigaciones del desarrollo del niño, empezó a evidenciarse, en contra de lo
que se suponía previamente, que los bebés no son pasivos receptores de la
socialización ofertada por los padres, sino seres altamente activos, complejos
y sofisticados. Ha quedado demostrado que, ya desde el nacimiento,
presentan comportamientos espontáneos y organizados, y un repertorio de
reacciones ante la presencia y estimulación humana. Esto ha hecho posible la
configuración de test de evaluación del recién nacido basados en la
observación de múltiples parámetros que permiten verificar grandes
diferencias biológicas y relacionales (Brazelton et al 1993).
Los hallazgos claves fueron que los cuidadores tenían un papel vital
iniciando y respondiendo a los niños, pero que éstos también contribuían
activamente a las interacciones sociales. Por ello es muy importante el
conocimiento recíproco que permite una adecuación mutua.
En este nuevo paradigma, los progresos en el desarrollo empiezan a
comprenderse como influenciados por características biológicas, incluida la
prematuridad, y por las aportaciones físicas y sociales del entorno. Los
estudios inciden en el concepto de reciprocidad y se van confirmando las
relaciones entre las cualidades de las interacciones tempranas padres-niño y
la evolución del desarrollo del niño (Crnic et al 1983, Stern 1997, Feldman et al
1999).
Asimismo creció el interés por los efectos negativos de las separaciones
precoces sobre el proceso de vinculación (bonding), en el que los padres van
sintiendo y organizando una implicación afectiva y corporal con su hijo en la
relación de crianza, y que tiene uno de sus periodos más críticos o sensibles
en las primeras horas o días tras el nacimiento. Con la aceptación de estos
conceptos teóricos empezó la práctica de permitir la estancia de los padres
con sus hijos durante las hospitalizaciones (Davis et al 2003).
En el caso de los nacimientos prematuros hay un amplio consenso en
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 81
reconocer que estas conductas interactivas tienen notables particularidades
dignas de especial atención, cuyo origen depende de factores múltiples. Han
sido atribuidas a la inmadurez del niño prematuro, a la experiencia emocional sufrida por los padres, especialmente la madre que sufre una
brusca supresión de los últimos meses de embarazo compartido, y a la
temprana separación vivida por padres e hijo (Crnic et al 1983, Miles et al
1997, Jacques 2003, Muller-Nix et al 2004).
Numerosos estudios han mostrado que el nacimiento prematuro y la
inmadurez del recién nacido provocan un gran impacto en la experiencia de los
padres y puede afectar a sus actitudes y conductas con su hijo. Aunque no hay
un modelo único de reacción de los padres (depende de la personalidad previa
de estos, del apoyo recibido, de las actitudes de los profesionales del servicio
de neonatología), se considera de modo global una experiencia de estrés y de
gran desbordamiento emocional (Parker-Loewen et al 1988, Druon 1996, Miles
et al 1997, Singer et al 1999, Jacoby et al 2003).
Algunos investigadores entienden que se pueden incluir dentro de los
Trastornos por Estrés Postraumático, encontrándose síntomas tales como
recuerdos persistentes, intentos de evitar o ignorar ciertas experiencias
concretas, o alerta emocional (Pierrehumbert et al 2003).
Se identifican 4 aspectos psicológicos en esta experiencia, que siguen
una cronología:
• Prepararse para la posible pérdida del bebé
• Reconocer sus sentimientos de fracaso por el nacimiento de
un bebé frágil y “dañado”
• Retomar el proceso de interacción con el bebé
• Aprender como el prematuro es diferente en sus necesidades
y maneras de crecer
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 82
Estos padres presentan sentimientos de ansiedad, infelicidad, culpa,
fracaso, decepción, pena, miedo, frustración, pérdida de control, impotencia y
envidia. También experimentan un descenso en la autoconfianza y la
autoestima en relación a la separación de su bebé. Un porcentaje
relativamente elevado rebasan el umbral de un padecimiento clínico, en
general de tipo ansioso o depresivo (Miles et al 1997, Sibertin-Blanc et al
2001).
En un estudio de 72 madres de prematuros, con peso medio al nacer de
1088 gr. y EG de 28 semanas, el 40% presentaron sintomatología depresiva
relevante (10-15% en la población general) que se mantenía meses después
del alta hospitalaria del hijo. Un nivel educativo bajo se asoció a más síntomas.
Por el contrario, no se confirmó la hipótesis de que las madres de prematuros
más pequeños o más frágiles médicamente tuvieran mayor riesgo de
depresión (Davis et al 2003).
Un alto grado de apoyo familiar, especialmente de la pareja, actúa como
factor de protección (Hodapp et al 1992, Davis et al 2003, Arockiasamy et al
2008).
Los padres, a menudo, refieren sentimientos similares a la reacción de
duelo con tristeza, dificultades de sueño, pérdida de apetito, rabia, culpa y
desesperanza. Se sugiere, por otro lado, que estos padres sufren aflicción
crónica, y que vuelven a experimentar, periódicamente, los sentimientos
relacionados con el nacimiento de su bebé durante la infancia de éste;
coincidiendo con enfermedades, intervenciones quirúrgicas, dejarles en manos
de cuidadores externos o cuando se les diagnostica retrasos del desarrollo o
discapacidades (Miles et al 1997).
El impacto emocional continúa a menudo tras el alta hospitalaria, con
síntomas ansiosos o depresivos y sentimientos de hostilidad. Se aprecia una
adaptación progresiva, disminuyendo el estrés relacionado directamente con el
estado del hijo, y aumentando el relacionado con las tareas cotidianas y la falta
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 83
de apoyo del entorno cercano, cuando esto ocurre. No obstante, se encontró
que, todavía 6 meses después del alta hospitalaria, la mayor parte de madres
tenía recuerdos de la angustia experimentada en la Unidad de Cuidados
Intensivos y, las que referían recuerdos más dolorosos, también sentían un
vínculo menos estrecho con sus hijos (Affleck et al 1990).
En la misma línea, otro estudio concluyó que las madres que habían
sufrido más ansiedad y estrés a los 3 meses de vida de su hijo prematuro,
tenían, a los 9 meses, menos conductas interactivas consideradas sensibles.
El nivel de ansiedad se mantenía alto meses después del alta hospitalaria. El
nivel educativo materno también fue un importante predictor de la calidad de la
interacción, al estar correlacionado con una mejor sensibilidad materna
(Feeley et al 2005).
Algún estudio relativiza esta reacción de las madres, sosteniendo que se
da durante un periodo relativamente corto (4 meses), y no evidenciándose
efectos negativos relacionados con la duración de la separación madre-hijo, ni
tampoco con las complicaciones médicas del prematuro. En una muestra de
22 madres de prematuros, de peso medio menor de 1500gr. al nacer y de 29
semanas de edad gestacional media, evaluadas durante los primeros 14
meses de vida del hijo, encuentran diferencias significativas entre estas y las
de niños con discapacidades severas y duraderas que sí presentarían
reacciones emocionales más intensas y a largo plazo (Hodapp et al 1992).
Durante la estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos, las fuentes de
estrés para los padres continúan.
Miles et al (1997), utilizando la Parental Stressor Scale, encontraron que
las fuentes principales eran: los cambios en el rol parental frente a su hijo
(incapacidad de protegerle y ayudarle, la separación de él, no poder cogerle o
tener miedo de hacerlo) y la apariencia y comportamientos de su bebé
(verle con dolor, apnea, asustado, triste, pequeño, arrugado, débil, con agujas,
tubos, respirador).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 84
Los problemas de relación con los profesionales médicos o de
enfermería aparecían en una pequeña proporción (15%) y ocasionaba estrés
moderado, lo mismo que el ambiente medicalizado de la Unidad.
Los avances en la asistencia neonatal, la mayor implicación de los
padres en los cuidados en las unidades de neonatología en los últimos años, y
el apoyo emocional que estos reciben, han relativizado dicho impacto
emocional. Pero, paralelamente, la mayor supervivencia de prematuros, cada
vez más pequeños e inmaduros, asociado con nuevas morbilidades, sigue
convirtiendo estas experiencias en problemáticas (Minde et al 1985, Golse et
al 2001, Furman et al 2006).
Algunos estudios han explorado la relación entre el estrés materno y las
características de la interacción padres-hijo (Wijnroks 1999, Muller-Nix et al
2004). Concluyen que hay diferencias en las conductas interactivas de madres
de prematuros de alto riesgo médico (según edad gestacional, peso al nacer,
puntuación APGAR, tiempo de ventilación asistida, presencia de hemorragias
cerebrales,…) y las de prematuros sin alto riesgo que presentaban altas tasas
de estrés en el periodo perinatal. Las de ambos grupos son menos sensibles y
más controladoras con sus bebés a los 6 meses de edad corregida que las
madres de recién nacidos a término sanos. Aunque las conductas interactivas
de las madres de los prematuros mejoraron a los 18 meses -igualándose a las
de madres de recién nacidos a término- los hijos de las madres que habían
tenido altas tasas de estrés a los 6 meses se mostraban significativamente
más pasivos. Los autores postulan que estas características parecen estar
más en relación con el nivel de estrés sufrido por la madre que con variables
del bebé, como la severidad y complicaciones de la prematuridad, la duración
de la hospitalización o la inmadurez de las conductas de éste.
Otros autores piensan que las características de la relación madre-niño
parecen tener menos que ver con una crisis o una desorganización emocional
de la familia, y más con la evolución y el ajuste de las madres a su hijo,
cualitativamente diferente (Minde et al 1988).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 85
Estos autores estudian dos grupos de díadas madre-hijo prematuros de
muy bajo peso y la evolución de la interacción a lo largo de los 18 primeros
meses, con observaciones en casa y en la guardería. Un grupo esta
compuesto por prematuros con retraso del desarrollo severo (índice mental
57,4 y psicomotor 58,6 medido con escalas Bayley) y otro sin retraso. Las
madres ya habían sentido que las cosas no iban bien desde el primer mes del
alta hospitalaria, aunque la información del retraso no se les hacía hasta el 6º-
9º mes por los médicos.
Las madres del grupo de niños con retraso muestran un mayor nivel de
actividad, hablan y tocan más al bebé, en lo que parece un esfuerzo para
estimular a su hijo “retrasado” y llevarle a compartir la interacción. Es lo que
otros autores conceptualizaron como un modelo de Cuidado o Crianza Compensatoria (Goldberg 1978, Miles et al 1997). Sin embargo, la cantidad
de conductas maternas de tocar, sonreir y hablar al bebé decrecen tras la
información recibida de la discapacidad (6º-9º mes), indicando que las madres
continúan el esfuerzo extra sólo si sienten que su hijo se beneficia de ello. A
los 12 meses se valoró que estaban implicadas con sus bebés con retraso
tanto como las madres de bebés normales. A pesar de las frustraciones y
demandas pueden empezar, en esa época, a ajustarse a la crianza a largo
plazo de sus hijos con discapacidad (Minde et al 1988).
Las madres con mejor nivel educativo y apoyos a nivel psicosocial se
mostraron como las más preparadas para percibir y responder a los signos
tempranos de retraso de sus hijos. Los autores sugieren que las percepciones
de las madres pueden generalmente considerarse como válidas y que reflejan,
bastante acertadamente, los comportamientos específicos del niño y animan a
los médicos a compartir con los padres sus preocupaciones clínicas acerca del
desarrollo de un niño, ya que puede darles el sentimiento de que sus opiniones
son comprendidas y valoradas.
Singer et al (1999) hacen un estudio longitudinal prospectivo (ya citado
anteriormente) de una cohorte de madres de prematuros de muy bajo peso
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 86
con alto riesgo (con displasia broncopulmonar; 122 casos), bajo riesgo (84) y
nacidos a término (123), desde el nacimiento hasta los 3 años, con el fin de
determinar el tipo y nivel de estrés o angustia que habían padecido. Utilizaron
autocuestionarios validados para medir la angustia materna (Parenting Stress
Index, Brief Symptom Inventory), el impacto de la vida familiar (Impact Family
Scale) y los estresores vitales (Family Inventory of Live Events and Changes),
y las escalas Bayley de desarrollo para el bebé.
Inicialmente los dos grupos de madres de prematuros tenían respuestas
similares, con niveles elevados de angustia psicológica, síntomas depresivos,
ansiosos y conductas obsesivo-compulsivas, incluyendo dificultades de
concentración y de toma de decisiones.
Subrayan, como hallazgo sorprendente, que las madres de bajo riesgo
funcionaban, tras el periodo neonatal, de manera similar al grupo de madres a
término en todas las medidas, y a los 3 años, tenían los niveles de angustia
más bajos. Es probable que estos niveles, relativamente bajos, de sufrimiento
materno fueran debidos a un alivio, tras un periodo de inquietud inicial, por el
desarrollo de su hijo dentro del rango normal (hay que señalar que los grandes
prematuros de bajo riesgo suelen dar resultados dentro de rangos normales en
el seguimiento del desarrollo).
Las madres del grupo de alto riesgo, al contrario, tuvieron un curso más
complicado, con más síntomas de angustia a los 2 años, más impacto familiar
negativo a los 2 y 3 años, y más tensiones en la crianza y estresores
relacionados con las complicaciones médicas a los 3 años. Aún así, a los 3
años, referían, al mismo tiempo, angustia y satisfacción en la crianza similares
al grupo a término, excepto que veían a su bebé como más demandante. La
recurrencia de síntomas elevados de angustia a los 2 años en estas madres
de alto riesgo, puede reflejar lo opuesto a las de bajo riesgo. Al percibir los
retrasos de desarrollo en sus hijos, deben renunciar a las expectativas que
tenían sobre ellos con los síntomas de sufrimiento psicológico que conlleva.
Los hallazgos de que estos síntomas no son diferentes, a los 3 años, de las
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 87
madres a término, sugiere alguna adaptación psicológica, a pesar del
reconocimiento materno de mayores niveles de estrés en la crianza y
familiares.
Concluyen que el impacto psicosocial del nacimiento de un RN
prematuro de muy bajo peso varía dependiendo de riesgo médico, la edad y la
evolución del desarrollo del niño. Proponen incorporar a los programas de seguimiento, servicios de valoración y apoyo psicológico a las madres y familias, particularmente durante los 2 primeros años de vida y en las madres
de RN de alto riesgo (Singer et al 1999).
En un estudio posterior (Singer et al 2003), estos mismos autores,
investigan los efectos del riesgo del niño y la angustia materna sobre las
interacciones durante el primer año de vida, añadiendo observaciones filmadas
de momentos en que la madre alimenta al bebé (a los 1, 8 y 12 meses).
Puesto que los grandes prematuros son un grupo de mayor riesgo biológico, el
contexto de cuidados, especialmente las conductas interactivas maternas,
pueden ser de mayor importancia para favorecer sus competencias evolutivas.
Durante el periodo neonatal los dos grupos de madres de prematuros
(de alto y de bajo riesgo) proporcionan más conductas favorecedoras de
crecimiento socioemocional durante las comidas que las madres a término.
Esto coincide con estudios previos y con su hipótesis de que serían más activas y estimuladoras. Hay controversia al valorar estas conductas,
que algunos consideran intrusivas o sobreestimulantes para el prematuro. Por
otro lado, debido a las preocupaciones por el desarrollo de su hijo suelen ser
aconsejadas, por los profesionales sanitarios, para que proporcionen más
estímulos. Esta estimulación puede ser apropiada, más que intrusiva, si
tenemos en cuenta la menor capacidad de respuesta de los grandes
prematuros.
Contrariamente a otra de sus hipótesis, de los 8 a los 12 meses, las
conductas favorecedoras de crecimiento cognitivo, y socioemocional no eran
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 88
diferentes en los tres grupos. Coinciden con otro estudio que comparó diadas
de madres y prematuros sin complicaciones con otros a término, entre 1 y 12
meses. Este cambio de mayor a menor actividad interactiva de las madres
puede ser atribuido a una progresiva adaptación a las características de los
bebés (Crnic et al 1983, Minde et al 1988).
Aunque los grandes prematuros de alto y bajo riesgo difieren en su
evolución, el estudio citado, al contrario de lo esperado y sostenido por otros
autores, no encuentra diferencias en los comportamientos interactivos y las
madres no fueron evaluadas como menos sensibles o con respuestas
inadecuadas a sus bebés.
Si nos centramos en las conductas de los bebés prematuros, se ha
descrito que presentan una reactividad que no suele ser uniforme: unos se
muestran hiperactivos, hiperexcitables, presentan gritos y descargas motrices
ante mínimos estímulos. Otros, por el contrario son apáticos, somnolientos y
no reaccionan a las estimulaciones del entorno. Por último, otros se sitúan
entre los dos extremos, demostrando capacidades notables de regulación de
los estados de vigilia y de entrar en interacción con los padres, por ejemplo
orientándose hacia sus voces o manteniendo un tiempo la mirada mutua. La
mayoría de estudios están de acuerdo en que estas capacidades de
interacción y de regulación de las respuestas motrices y emocionales
(evaluadas mediante la escala de Brazelton 1980) son inferiores en los recién
nacidos prematuros comparadas con recién nacidos a término, y aún están
más comprometidas en casos de afección o complicación médica (Mazet et al
1990, Wijnroks et al 1999, Bozzette 2007).
Una probable explicación es que la corteza cerebral y las redes
subcorticales no están completamente maduras. La organización de las
neuronas del lóbulo frontal, del que dependen inteligencia y personalidad,
ocurre en un estadío tardío de la gestación. Consecuentemente, para no
alterar el desarrollo del prematuro durante esta fase, altamente sensible, las
interacciones deben ajustarse al grado de maduración (Kleberg et al 2006).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 89
Los estudios centrados en la observación del temperamento de los
niños prematuros -referido a las diferencias individuales, de carácter innato, en
las expresiones de los niveles de vigilancia-alerta y de las emociones, y que
incluye aspectos como autorregulación, reactividad y modulación- no obtienen
resultados concluyentes (Bhutta et al 2002). Algunos no encuentran
diferencias, sobre todo si se trata de muestras de prematuros de más de 32
semanas de EG (Leroux et al 1999). Otros los encuentran menos adaptables,
con ritmos más lentos y con menor capacidad de atención y actividad.
Un estudio de 266 grandes prematuros (de menos de 29 semanas de
EG) comparados con un grupo control de 456 nacidos a término y seguidos
desde el nacimiento hasta los 5 años, no encuentra diferencias entre ambos
grupos en las informaciones aportadas por las madres cuando tenían 9 meses,
en las escalas que categorizan diferentes características del temperamento:
difíciles, inadaptables, impredecibles (Infant Characteristics Questionnaire). Lo
único que resalta, con escasa significación estadística, es que los perciben
como ligeramente más inactivos. Entre los prematuros, los factores que
contribuyen a la mayor puntuación en la escala de inactividad son anomalías
mayores en la ecografía cerebral neonatal y retraso en el desarrollo a los 9
meses. Los autores concluyen que en el segundo semestre de vida es posible
que el prematuro haya madurado lo suficiente para que su temperamento no
sea diferente a los recién nacidos a término (Larroque et al 2005).
Además, durante la estancia en cuidados intensivos, debido a los
estímulos y maniobras que sufre, con dolor y malestar, el bebé debe dedicar
su energía a reaccionar ante esos estímulos ambientales, quedándole poca
energía para la interacción con los padres.
Los padres encontrarán dificultades mayores en su ajuste al bebé:
algunas madres de prematuros tienden a hiperestimular, como ya se ha
referido antes, en la interacción con su bebé, mientras que otras pueden
tender a una relativa retirada afectiva si se les compara con madres de recién
nacidos a término. Sus propios sentimientos de angustia pueden influir
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 90
negativamente en el proceso de vinculación, haciéndoles sobrevalorar las
señales de debilidad y menor alerta y reactividad del bebé, a veces hasta tal
punto que la madre siente que éste evita el contacto (Minde et al 1983,
Charavel 2000).
Minde et al (1985) llevan a cabo un estudio sobre el impacto que tenían
las complicaciones médicas del prematuro en la percepción de éste por los
padres. Evaluaron el estado de enfermedad y fisiopatológico diario de un
grupo de prematuros, clasificados en dos subgrupos: 20 sujetos con leves
complicaciones y 20 sujetos con graves complicaciones durante la estancia
hospitalaria. Ambos grupos estaban igualados según peso al nacer, edad
gestacional y estatus socioeconómico.
En los resultados apareció una clara asociación entre nivel de
enfermedad del prematuro e intensidad de interacción madre-bebé. En las
díadas de bebés con nivel elevado de enfermedad, el nivel motor y de alerta
del bebé y los niveles maternos de sonrisa y caricias al bebé fueron
consistentemente más bajos durante las visitas en el hospital y en casa
durante las 6 y 12 semanas post-alta. También hallaron que, en las díadas que
la enfermedad del bebé sólo duró 17 días, el nivel motor y de alerta del niño y
el nivel de sonrisa y caricias maternas se recuperan rápidamente en cuanto el
bebé mejora, mientras que en las díadas de los bebés que están enfermos
más de 35 días, la recuperación de la conducta interactiva materna se retrasa
después de la recuperación del bebé y puede notarse un bloqueo interactivo
hasta 3 meses después del alta hospitalaria en las observaciones en el
domicilio. Esto sucede incluso cuando el bebé normaliza su desarrollo y no
presenta signos de lesión del SNC.
Concluyen que el estado de salud del RN prematuro de muy bajo peso
se relaciona significativamente con la calidad interactiva madre-bebé en los
primeros días de vida del prematuro, y que la calidad interactiva materna se
bloquea durante un trimestre, cuando la enfermedad dura más de 35 días,
siendo independiente de la recuperación somática del bebé.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 91
Otro estudio reciente de Furman et al (2006) corrobora los mismos
resultados: la calidad interactiva materna se bloquea proporcionalmente a la
duración de la estancia en el hospital de su hijo, aunque éste tenga una buena
evolución somática.
Esto ha sido interpretado por algunos autores ya citados, como una
respuesta adaptativa y compensatoria frente a las específicas dificultades del
prematuro (Minde et al 1985). Las madres tienen que compensar el bajo nivel
de vitalidad, así como la evitación de la mirada y la falta relativa de juego y
vocalizaciones del bebé. Lo hacen estimulando al niño continuamente en un
esfuerzo para mantener al bebé alerta y promover una mejor organización
interna del niño (Gerner 1999).
Otros autores las han descrito como conductas maternas problemáticas
intrusivas, hiperestimulantes y controladoras que pueden afectar
negativamente la evolución del niño prematuro, pudiendo responder éste con
falta de atención y evitación de la mirada, mostrando desinterés en la
interacción (Crnic et al 1983, Muller-Nix et al 2004).
En esta misma área, hay una línea de estudios que tratan de profundizar
en la influencia de los modos interactivos tempranos sobre aspectos de su
desarrollo posterior. Encuentran que las conductas maternas más sensibles a
las necesidades e intereses del niño RN de muy bajo peso pueden
proporcionar a éste un apoyo para logros cognitivos, lingüísticos, capacidad de
iniciativa y habilidades sociales (evaluados desde los 6 a los 40 meses),
comparados con niños controles sanos, y es más significativa esta influencia
positiva en el subgrupo de prematuros de alto riesgo médico (Landry et al
1977, 1998, 2000, 2001, 2006).
Otro estudio, con metodología similar, identifica patrones específicos de
interacción madre-hijo en una población de prematuros valorados a los 18
meses que pueden jugar un papel protector (patrón cooperativo: conducta
materna sensible y correspondiente) o desencadenante de riesgo (patrón
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 92
controlador) sobre los resultados del desarrollo y la conducta,
independientemente de factores de riesgo médico perinatales y del nivel socio-
económico familiar. El estilo controlador originaría respuestas más sumisas en
el niño y, a la larga, más pasividad en las interacciones (Forcada-Guex et al
2006).
Charavel (2000) estudia, con observaciones minuciosas, las actitudes y
conductas interactivas de un grupo de 10 madres de prematuros (peso medio
al nacer 1353 gr. y 29,8 semanas de EG) comparándolas con otras 10 madres
de bebés sanos a término en varios registros videofilmados desde el
nacimiento a los 6 meses. No había diferencias significativas entre ambas
muestras salvo en la edad gestacional, el peso y las condiciones de la primera
observación, que fue, en el caso de los prematuros, en el hospital, cuando
eran ya capaces de ser alimentados con biberón.
Encuentra diferencias claras tanto en los comportamientos gestuales
como verbales entre los dos grupos. En cuanto a la dimensión no verbal, las
madres de prematuros aparecen más fijadas, más estáticas, casi rígidas, y
focalizadas sobre el rostro de su bebé y lo que va a hacer. Se puede resumir
en una falta de exploración tanto visual como gestual. Las madres de niños a
término, sin embargo, exploran, tocan, mueven los brazos y piernas de su
bebé, para convertir el momento de la comida en una ocasión para descubrir y
conocer.
La actividad verbal de las madres de prematuros está constituida por
llamadas y estímulos dirigidos al bebé continuamente, para animarle en la
tarea de alimentarse. Éste no es ni frenado ni interrumpido en su actividad, y
apenas le dan ordenes o le plantean preguntas. Contrariamente, las madres
de niños a término, manifiestan un lenguaje verbal constituido principalmente
por preguntas dirigidas al bebé. Al mismo tiempo dicen su nombre, le animan y
le frenan en su actividad. Las órdenes son también poco utilizadas.
Esta manera de interpelar verbalmente, junto a la exploración visual y
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 93
gestual, parece buscar la creación de un espacio de anticipación del
comportamiento del niño, de su propia competencia para comunicar, mostrar
su autonomía y sus deseos. A través de las preguntas, la madre interpela la
competencia interactiva del bebé, imaginando las respuestas y actuando como
si una verdadera conversación con él se instaurara. Se trataría de la noción de
anticipación (ilusión anticipatoria), que es la manera en que la madre suscita,
refuerza y organiza la emergencia de la competencia del bebé en relación a
los mensajes que ella le envía (Levobici 1988, Stern 1997). En el caso de un
nacimiento prematuro, la inmadurez del bebé y su menor expresividad pone en
dificultades a la madre en su capacidad para anticipar las competencias de
éste.
La evolución continúa siendo diferente y solo tiende a igualarse a partir
de los 3 meses de edad corregida, en que se aprecia un cambio de la actitud
de las madres de prematuro. A pesar de que terminan por anticipar poco a
poco las competencias de su hijo, siguen tocándole y explorándole menos,
visual, verbal y gestualmente. Este acercamiento de las actitudes de ambos
grupos de madres es debido también a ciertos cambios en las interacciones de
las madres y bebés a término.
Una madre, en situación de normalidad, desarrolla, inmediatamente
después del nacimiento, una sensibilidad y una serie de comportamientos y
actitudes que favorecen el contacto con su bebé. Sería una fase de
“instalación” de la relación madre-hijo que reenvía al periodo postparto donde
la madre manifiesta una sensibilidad exacerbada hacia su bebé, verdadero
fundamento de las bases del apego (Golse 1998). Se puede avanzar la
hipótesis de que si esta fase no se realiza en el momento en que está
biológicamente programada, es decir inmediatamente tras el nacimiento, no se
daría más tarde. Así, la interacción con el bebé prematuro parece
definitivamente privada de esta fase de instalación, en que la madre explora y
solicita a su bebé, anticipando su competencia para interactuar, para ser actor
en la relación. No habría razones para hablar de una verdadera carencia en la
relación madre-bebé prematuro, pero muchos autores se plantean los
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 94
trastornos del apego que puede originar dicha situación (Miles et al 1997,
Charavel 2000).
Si tomamos como referente teórico las representaciones mentales
parentales y el apego, encontramos en la literatura científica de los últimos
años un creciente interés por estudiar el posible impacto traumático del
nacimiento de un niño prematuro sobre la organización del sistema de
vinculación y de representaciones, sobre todo maternas.
Varios estudios han mostrado que durante la gestación las fantasías
maternas sobre el bebé son muy ricas y presentes entre el 4º y 7º mes de
embarazo. Después de este periodo los pensamientos maternos sobre el bebé
decrecen y se hacen más vagos. Este fenómeno natural aparece como una
defensa normal que permite al niño nacer en un contexto de representaciones
maternas sin excesivas expectativas predeterminadas, para que el bebé tenga
más posibilidades de mostrar y ser reconocido con sus únicas y específicas
características.
Winnicott, pediatra y posteriormente psicoanalista (2006), subrayó la
extrema importancia, durante los dos últimos meses de embarazo de la
“convivencia” de la madre con un feto que ya comienza a ser percibido como
un bebé con sus propias reacciones (movimientos, patadas, etc) e, incluso,
con su “carácter”. Este proceso sería indispensable para la inmediata puesta
en marcha por la madre, tras el nacimiento, de su “preocupación maternal
primaria”, que denomina un estado de particular sensibilidad e hiperadaptación
adecuada a las señales y necesidades del bebé. Este proceso se vería
interrumpido por la prematuridad.
Estos descubrimientos hacen obsoleta la representación que se ha
tenido durante años de que el bebé era una tabla rasa en la que la madre
inscribía las características que ella pensaba, temía o deseaba. Pone de
evidencia que en el nacimiento el sistema de representaciones maternas está
silencioso y requiere del estímulo del bebé con sus particularidades, cuando
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 95
todo ocurre dentro de lo previsto. Una potencial fuente de psicopatología
precoz aparece cuando este mecanismo de neutralización de las expectativas
de representaciones maternas del bebé (bebé real sobre el bebé imaginario)
no tiene lugar, por diferentes circunstancias. El parto prematuro, que acontece
en el 5º, 6º o 7º mes de gestación, provoca que el bebé real irrumpa en la vida
mental materna cuando ésta tiene todavía muchas representaciones del bebé
imaginario, con el agravante de que, muy a menudo, se trata de un bebé
enfermo, con una apariencia extraña, y con riesgo de muerte o de secuelas
graves. Este es uno de los procesos que más perturba la función de los padres
y la relación padres-bebé en la prematuridad (Ammaniti 1991).
El modo en que una madre y un padre superan este contrapié evolutivo
y desarrollan su capacidad de establecer la relación con su bebé prematuro
está todavía abierta a estudio (Brazelton y Cramer 1993).
Las líneas de estudio del apego en prematuros básicamente abordan:
• La relación entre la experiencia del parto prematuro y el
modo de vínculo
• La trasmisión del modelo vincular o de apego de padres
a hijos
Dadas las diferencias en los modos interactivos entre prematuros y sus
madres, referidas ampliamente a lo largo de este apartado, se podría esperar
que las relaciones de apego sean diferentes, con una mayor incidencia de
apego inseguro en las díadas.
Ha sido un hallazgo sorprendente, en varios estudios sobre el apego en
prematuros, que la distribución de relaciones seguras e inseguras haya sido
comparable a la obtenida en muestras de niños nacidos a término. Asimismo
se encontró que los problemas del niño (incluidas las complicaciones de la
prematuridad) producían con menos probabilidad alteraciones en el apego que
los problemas maternos, al menos en poblaciones de relativo bajo riesgo
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 96
médico (más de 1500gr y de 30 semanas de EG) (Van Ijzendoorn et al 1996,
Carlson et al 2003).
En un estudio realizado en nuestro medio asistencial (Servicio de
Neonatología del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona) -que compara una
población de prematuros de muy bajo peso al nacer (peso medio 1267 gr. y
EG de 29,5 semanas) y sus madres, con un grupo control de características
similares a los 30 meses de edad corregida- no se encuentran tampoco
diferencias significativas en las representaciones maternas en términos de
seguridad o inseguridad en el apego. La evaluación se realiza a través de
entrevistas semiestructuradas con las madres (Entrevista R de
Representaciones Maternas, codificada con Edicode-Pierrehumbert et al 1999,
basado en la Entrevista de Apego del Adulto). Sí encuentran tasas
significativamente más altas de estrés (ansiedad, depresión, duelos no
resueltos) en las madres de los prematuros, durante el primer año de vida del
niño, y asocian esta variable con representaciones maternas de apego
inseguro y con problemas de alimentación a los 30 meses. Se trata de una
muestra de prematuros de riesgo biológico moderado (Ibañez 2005).
En un estudio posterior sobre las características del apego de estos
prematuros, evaluados a los 6 años de edad mediante la Attachment Story
Completion Task (ASCT) codificada con las Cartas para Completar Historias
(CCH) (Miljkovitch et al 2003) sí aparecen diferencias significativas. Los niños
que habían sido prematuros de muy bajo peso presentan puntuaciones más
elevadas de vínculo inseguro que la población control de niños a término
(Alberdi 2006). Si aceptamos que el modelo de apego materno tiene cierta
capacidad de predicción sobre el del hijo, se podría pensar, a la vista de estos
resultados, que hay riesgo de evolución de la seguridad hacia la inseguridad
en el apego en esta población de prematuros.
En los prematuros de alto riesgo, aparecen diferencias en la seguridad
del apego, mostrando más tendencia a tipo de apego inseguro que los nacidos
a término.Se aprecia una tendencia a pasar de la seguridad a la inseguridad
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 97
en el apego a lo largo del tiempo, al contrario de las poblaciones a término que
tienden a evolucionar hacia modelo vincular seguro. Esto sugiere que los
efectos de la prematuridad pueden llegar a ser más pronunciados con el
tiempo. Además, muchos padres de grandes prematuros reciben un gran
soporte social y de asistencia sanitaria durante el primer año, que va
disminuyendo en el 2º año, haciéndose las relaciones de cuidado más
estresantes, lo que puede aumentar el riesgo de complicar el desarrollo del
apego. Es posible que, a lo anterior, se sumen las decepciones cuando los
retrasos del hijo se hacen más evidentes. Esto sugiere que puede ser
beneficioso continuar dando soporte a los padres de prematuros de alto riesgo
más allá del 1º año (Plunkett et al 1986, Mangelsdorf et al 1996).
Un estudio de Feldman et al (1999) muestra que las madres de recién
nacidos a término que mantienen al recién nacido cerca de ellas presentan un
alto nivel de preocupación normal (con pensamientos sobre la protección y
bienestar del niño).
Esta preocupación aumenta con la separación que ocurre en el grupo de
madres de prematuros, inevitable y necesaria, y decrece significativamente en
el grupo de madres en las que la muerte del bebé es inminente. Concluyen
que las conductas de apego y las representaciones mentales del hijo son más
frecuentes en las madres de bebés nacidos a término y disminuyen en
proporción a la duración de la separación madre/niño en el grupo de
prematuros. La presencia de sintomatología de ansiedad y depresión en la
madre se relaciona respectivamente con un elevado nivel de preocupación y
una reducción de las conductas de apego y de las representaciones mentales
sobre su bebé (rasgos de modelo vincular inseguro).
Borghini et al (2006) han estudiado las representaciones del apego de
madres de prematuros, a los 6 y 18 meses, a través de entrevistas
semiestructuradas (Working Model of the Child Interview- Benoit et al 1997)
que clasifican las percepciones y experiencias subjetivas de los padres sobre
las características del hijo y su propia relación con él. Está inspirada también
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 98
en la Entrevista de Apego del Adulto-AAI (Main et al 1985) y se focaliza sobre
las reacciones emocionales de los padres durante el embarazo, la percepción
de la personalidad y el desarrollo del bebé, las características de la relación
con él, las reacciones ante los comportamientos y la angustia del niño, y las
previsibles dificultades en su desarrollo futuro. Clasifican las representaciones
de las madres en 3 categorías: Equilibrada, Desimplicada y Distorsionada,
derivadas de las categorías de apego según la AAI (Seguro o autónomo,
Evitativo y Preocupado). Asimismo evaluaron el riesgo perinatal soportado por
los bebés a través del Perinatal Risk Inventory, que se basa en factores como
el índice APGAR, edad gestacional, peso al nacer, perímetro cefálico, EEG,
ecografías y ventilación asistida, dividiendo a los prematuros en alto y bajo
riesgo. La muestra era 50 familias, de un total de 113 grandes prematuros
supervivientes en una unidad de Cuidados Intensivos Neonatal. Se reclutó un
grupo control de 30 familias con su hijo sano a término, a los que se hizo
seguimiento hasta los 18 meses.
Encontraron una alta tasa de representaciones maternas de apego
inseguro, particularmente desimplicadas, en el grupo de prematuros de bajo
riesgo. Fue un hallazgo inesperado ya que se supone que estos padres
estarían menos afectados por el nacimiento prematuro al tener un recién
nacido con más peso y edad gestacional, menos complicaciones médicas y
menos tiempo de hospitalización. Estudios previos del mismo equipo habían
mostrado que los padres de prematuros de alto riesgo, comparados con los de
bajo riesgo, presentaban más reacciones de estrés postraumático durante los
18 meses posteriores al alta hospitalaria.
Este estudio muestra que los padres de bebés prematuros de bajo
riesgo pueden estar tan afectados como los de alto riesgo, aunque de maneras
diferentes. En las madres de prematuros de alto riesgo aparecían con más
frecuencia representaciones de apego distorsionadas, mientras que en los de
bajo riesgo eran representaciones desimplicadas (distancia emocional y
frialdad respecto al hijo, la madre tiene poco que decir de él y de la relación, no
percibe las necesidades de dependencia del niño). Las representaciones
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 99
distorsionadas (apego preocupado), en cambio, se caracterizan por una
importante implicación emocional, pero la representación del niño y de la
relación está alterada por preocupaciones desmedidas, confusión y ansiedad,
y una sobreimplicación en las necesidades del hijo. El padre o madre están, a
menudo, centrados en sus propias dificultades o invadidos por preocupaciones
sobre el hijo que son exageradas en relación a las dificultades reales de éste.
Como explicación posible a estos hallazgos, los autores postulan que,
durante la hospitalización de prematuros de bajo riesgo, las madres tienden a
minimizar sus preocupaciones por el hijo, confiando en que, con los cuidados
profesionales, evolucionará bien, lo que puede tener efectos negativos sobre la
instauración de una relación madre-bebé más estrecha. Al contrario, las de
prematuros de alto riesgo se muestran emocionalmente afectados y hablan de
su necesidad de una relación estrecha con su bebé para atenderle y
consolarle durante la dolorosa estancia hospitalaria. A los 6 y 18 meses dicen
sentir un vínculo cerrado y especial con sus hijos, a menudo con actitudes más
protectoras y, al mismo tiempo, el sentimiento de estar desbordadas en la
relación.
El papel de los profesionales sanitarios puede tener influencia en lo
anterior, dado que suelen mantener más actitudes de soporte emocional hacia
los padres de los prematuros de más gravedad, lo que podría estimular un
vínculo de mayor implicación con su hijo.
Como hallazgo añadido refieren que las madres de prematuros de alto
riesgo tienden a evolucionar hacia representaciones de apego más
equilibradas o seguras con el tiempo (del 27% a los 6 meses hasta 42% a los
18 meses) que las madres del grupo de bajo riesgo (13% hasta 17%). Parece
que, en este estudio, paradójicamente, las madres que habían pasado
semanas de sufrimiento y estrés, y que podían ser más proclives a desarrollar
dificultades emocionales se muestran más implicadas en la relación con sus
hijos, y a los 18 meses, están más confiadas en el desarrollo de éstos. Como
limitación metodológica, los autores encuentran un menor nivel
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 100
socioeconómico en las madres con representaciones distorsionadas en el
grupo de alto riesgo a los 18 meses, lo que puede tener un efecto confusor y
hacer que los resultados deban ser tomados con precaución.
Concluyen que sus resultados sugieren que la respuesta parental a un
nacimiento prematuro está relacionada con la severidad de los riesgos
postnatales y apuntan la necesidad de sensibilizar a los profesionales sobre
las características específicas del apego, también en los prematuros de bajo
riesgo, durante la estancia hospitalaria.
Otro estudio sobre la calidad del apego, tanto en niños como madres,
sobre una población de 34 niños prematuros italianos, seguidos hasta los 12
meses tras el nacimiento también encuentra diferencias con la población de
recién nacidos sanos a término. Tanto los niños prematuros como sus madres
presentan más patrones de apego inseguro y desorganizado. La valoración del
apego en los niños se realizó mediante el test de La Situación Extraña y en las
madres con la Entrevista de Apego del Adulto (AAI). Estos autores no
encuentran ninguna influencia significativa de las variables de riesgo médico
(peso al nacer, edad gestacional y tiempo de hospitalización) sobre los estilos
de apego de los niños o sus madres (Fava et al 1997).
En relación a la trasmisión intergeneracional de las representaciones de apego, Miljkovitch et al (2004) evaluan las
características vinculares de padres y madres (mediante la Adult Attachment
Interview) y de los hijos, a los 3 años de edad, (con la Attachment Story
Completion Task). Concluyen que madres e hijos tienden a utilizar estrategias
de apego similares, no sólo en términos de seguridad versus inseguridad, sino
también respecto a estrategias secundarias, como hiperactivación y
desactivación. Se muestran de acuerdo con las sugerencias de Main et al
(1985), de que las madres trasmiten a sus hijos las reglas o estrategias
reguladoras que les informan sobre el tipo de apego que pueden o no esperar.
No hay evidencias acerca de la trasmisión del apego por parte del
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 101
padre, lo que apunta a una mayor influencia de la figura materna sobre el
desarrollo emocional de los hijos en los primeros años de vida.
Otras investigaciones encuentran, en esta misma línea, una
concordancia entre los modelos vinculares o de apego de las madres (basados
en la propia historia de su desarrollo) y las cualidades de la relación que
establecen con sus hijos. No es así en el caso de los padres (Fonagy et al
1991, Benoit et al 1997, Marrone 2001, Fonagy 2004).
Hay también evidencia de la relación entre las percepciones que los
adultos tienen de cómo han sido cuidados de niños por sus progenitores y su
propia conducta cuando llegan a ser padres. (Grossman et al 1998).
La articulación compleja entre dichas percepciones (en terminología del
apego Modelo Operativo Interno) y sus conductas como padres en situaciones
con riesgo médico alto, como la gran prematuridad, ha sido objeto de algunos
estudios.
Hammond et al (2000) examinan, en madres de prematuros y de
nacidos a término, la relación entre la percepción de la historia de su propia
infancia y las conductas maternas con sus hijos. Hallaron que las madres que
sentían que sus propias madres habían respondido a sus necesidades de un
modo sensible y flexible, respondían a sus hijos de manera similar (con más
calidez y aceptación de los estados afectivos y las necesidades de su hijo) y
estas conductas eran independientes del nivel de riesgo médico del hijo. Por
otra parte, las madres que se habían sentido rechazadas en su infancia
mostraban más control en las interacciones con sus hijos como modo de
reducir su nivel de ansiedad, resultado de las vivencias de inseguridad
relacionadas con como sentían que fueron criadas.
Como hallazgo relevante, este estudio también encontró que las
respuestas de madres que recordaban historias de su infancia muy negativas
(carencias graves, maltrato) variaban en función del riesgo biológico del recién
nacido. Las conductas maternas con hijos con riesgo médico alto dieron lugar
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 102
a relaciones más positivas de lo esperable por sus historias de hostilidad y
agresión vividas en la infancia.
No se tuvieron en cuenta en este estudio factores como el soporte
familiar y social. Los autores se inclinan a pensar que la presencia de un niño
nacido en condiciones de alto riesgo médico parece poder cambiar el ciclo de
crianza negativa, permitiendo a algunos padres con historias abusivas en su
infancia crear un ambiente idóneo para sus hijos. En otros casos de historias
infantiles negativas (p.e. madres que se sintieron abandonadas), un hijo con
riesgo médico elevado parece influir haciendo la crianza más difícil.
A pesar de las evidencias aportadas por los trabajos ya citados, el tema
de la predicción en la transmisión de los modos de cuidados, o más
ampliamente de apego, continua aún sujeto a algunas controversias como ya
se ha señalado en el apartado dedicado al concepto y teoría del apego
(Lebovici 1988, Fonagy et al 1991, Marrone 2001, Guedenay et al 2002,
Pierrehumbert 2003, Fonagy 2004).
Las investigaciones sugieren en general que la crianza de niños
prematuros puede ser más trabajosa y menos gratificante. A lo largo de la
infancia las madres perciben a sus hijos como más vulnerables que sus
hermanos o los niños de su misma edad, se preocupan más por su salud, la
evolución de su desarrollo y las dificultades de la autoestima y la personalidad.
Continúan teniendo vivencias emocionales intensas, lo que podría influir en un
estilo de “crianza compensatoria”, denominación que incluye estimulación,
atención y protección aumentadas, y dificultad en marcar límites. A pesar de
ello, incluso las madres de prematuros de alto riesgo ponen en marcha
estrategias de afrontamiento para manejar los estresores significativos que les
permiten un ajuste a las características particulares de los hijos y un mayor
crecimiento y maduración personal (Miles et al 1997, 1998, Singer et al 2007).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 103
2.6.4 Programas de intervención
De manera paralela a los avances en las terapeúticas médicas, tanto en
las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales NICU como en los
programas de seguimiento, se han ido poniendo en marcha diversas
intervenciones focalizadas sobre el desarrollo global del recién nacido
prematuro. De una manera inicialmente intuitiva y, posteriormente, basándose
en los resultados logrados, las intervenciones se han prodigado más sobre los
prematuros más vulnerables, es decir, los de menor peso y edad gestacional,
que son, además, los que están sometidos a largos tiempos de hospitalización
y a más riesgos y tratamientos médicos.
Estas intervenciones, en algunos casos, se han sistematizado en forma
de programas específicos con sus objetivos, cronología y evaluación. Buscan
fundamentalmente identificar elementos del entorno hospitalario y social
temprano que tengan influencia sobre diferentes áreas del desarrollo posterior
del niño.
Uno de los programas más difundidos y estudiados es el Newborn Individualizad Developmental Care and Assessment Program NIDCAP,
desarrollado en el Children´s Hospital de Boston (USA) en 1990, cuyo objetivo
es mejorar la evolución del niño y de la familia a través de la intervención en la
Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal NICU y la estancia hospitalaria (Als
et al 2003).
La observación detallada de las conductas y reacciones del niño,
durante las interacciones en los cuidados, es la base para las
recomendaciones que buscan minimizar el estrés y optimizar el desarrollo. Los
profesionales médicos y de enfermería se benefician del apoyo educativo
recibido, en colaboración con el bebé y los padres. Estas adaptaciones de los
cuidados pueden conducir a mejorar la evolución a nivel de bienestar médico,
funciones neurocomportamentales y funciones parentales.
Aunque un meta-análisis sobre la efectividad de los cuidados
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 104
individualizados del desarrollo concluye que no hay suficientes evidencias para
recomendar la intervención (Jacobs et al 2002), en un ensayo multicéntrico
controlado, aplicado a 92 grandes prematuros (peso al nacer menor de 1250 y
28 semanas de EG), los creadores de dicho programa afirman sus beneficios
(Als et al 2003).
Los profesionales formados trabajan con la familia y el personal médico
y de enfermería para, conjuntamente, diseñar un plan de cuidados y
estructurar entornos de apoyo individualizado al bebé. Realizan regularmente
observaciones formales de los comportamientos de cada niño, que se plasman
en informes semanales del neurocomportamiento, y hacen recomendaciones
para promover la estabilidad y competencias del bebé.
Los comportamientos estudiados (con vídeo) incluyen datos de la
regulación autonómica (respiración, frecuencia cardiaca, cambios de color de
la piel y signos viscerales), funcionamiento motor (posturas, fluctuación del
tono muscular y movimientos) y organización de estados globales (niveles de
alerta, patrones de transición entre estados sueño-vigilia, claridad y
consistencia del sueño y los estados de despertar). Algunos comportamientos
se categorizan como propios del estrés (flacidez, movimientos agitados,
hiperextensión, pausas respiratorias, arqueamientos, extensiones de los
dedos, desviación de la mirada) o reguladores (mano en la boca, apretar la
mano, agarrar, intentos de chupar, flexionarse) y son interpretados como
índices de vulnerabilidad o , por el contrario, fortaleza del bebé.
Concluyen que hay clara evidencia de la efectividad del programa con:
• Mejoría en la transición a alimentación autónoma, ganancia de
peso, menor tiempo de hospitalización, reducción de
rehospitalizaciones y mejoría evolutiva a nivel neurológico.
• Aumento de las conductas sensibles de los cuidadores en la
NICU a las señales del bebé, lo que es un factor que
contribuye a la mejoría evolutiva.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 105
• Demostración de mayor cercanía de las madres a su bebé,
que puede explicar que sientan más responsabilidad al
cuidarlo y mayor nivel de ansiedad. Se fortalecen los
sentimientos maternos y mejora la percepción del niño por los
padres, lo que finalmente es favorecedor del vínculo emocional
temprano (Kleberg et al 2007).
Los procesos biológicos subyacentes a la prematuridad pueden ser
influidos por las experiencias de reducción del estrés y apoyar así las fuerzas
del bebé y su competencia reguladora. Una buena regulación calma, y la
relajación del niño puede haber mejorado la autorregulación cerebral y
modificado el eje hipotálamo-pituitario-adrenal que controla las reacciones al
estrés. El bebé puede respirar más calmado, gastar menos energía y comer y
crecer mejor. Al mismo tiempo el aumento de la capacidad de calma vigil
influye en un mayor contacto visual con la madre. El intercambio de miradas es
un vehículo indispensable para la vinculación emocional (Brazelton et al 1993,
Kleberg et al 2007).
Muchos procedimientos utilizados en cuidados intensivos son
generadores de estrés. En el transcurso de estos, sostener y acompañar al
bebé, por ejemplo un padre o una enfermera que le acunan mientras se le
prepara o se recupera de ciertas intervenciones más o menos traumáticas,
puede reducir de modo considerable su gasto energético, contribuir a que se
tranquilice y disminuir su estrés a lo largo de las largas estancias hospitalarias
(a veces 3 o 4 meses).
Además facilita el desarrollo del cerebro inmaduro y de gran plasticidad
del prematuro, asegurando un contacto íntimo y familiar y una predecible
seguridad emocional, ingredientes esenciales del desarrollo físico y psíquico
de un bebé frágil.
Estos hallazgos significativos se produjeron en los tres centros
hospitalarios y con las tres poblaciones de prematuros, lo que avala la
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 106
consistencia y generalización de los resultados (Als et al 2003).
Las investigaciones en las NICU han evaluado también otras prácticas
como el método Canguro o de contacto piel con piel, acompañado de técnicas
de sostén y masaje, siendo aceptadas mayoritariamente como positivas para
favorecer el vínculo y, como consecuencia, se ha ido ampliando el papel de los
padres, con visitas no restringidas o participación en los cuidados,
alimentación e higiene de sus hijos prematuros (Davis et al 2003, Saitua 2007)
Se han puesto en marcha y se han publicado con resultados positivos
otros programas de intervención sobre el entorno familiar, ya sea para facilitar
la transición al hogar o a lo largo de los primeros meses o años de vida del
niño prematuro.
Achenbach et al (1993) diseñaron y evaluaron un programa cuyos
objetivos eran capacitar a la madre para apreciar los comportamientos
específicos y las características temperamentales de su bebé prematuro,
sensibilizarla a los signos del éste y enseñarle a responder a éstos. Se lleva a
cabo por enfermeras neonatales antes del alta y posteriormente en el hogar.
Los resultados demuestran una mayor autoconfianza materna, satisfacción en
su función, ampliación de las percepciones maternas y también mejoría en los
índices de desarrollo.
Landry et al (2006) estudian -en dos grupo de madres y sus hijos (264
en total: 144 con prematuros de muy bajo peso al nacer y 120 nacidos a
término)- varios aspectos de las conductas sensibles maternas como
mediadores sobre determinadas capacidades y comportamientos del bebé
prematuro, haciendo 4 evaluaciones entre los 6 y los 13 meses de vida del
niño. Se dividieron en un grupo de intervención (133) y otro de control (131). El
programa de intervención incluía el visionado de ejemplos videofilmados,
actividades de resolución de problemas y discusión de las madres sobre sus
propias conductas grabadas en vídeo en 10 visitas al hogar.
Todas las madres del grupo incluido en el programa aumentaron sus
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 107
conductas sensibles, siendo sus respuestas a las señales de sus hijos mas
rápidas y adecuadas; percibían tanto señales positivas como negativas como
comunicación de las necesidades e intereses específicos del bebé y utilizaban
un lenguaje más rico comparadas con las madres no incluidas, que
presentaban menos respuestas adecuadas a las señales del bebé, mayor
intrusividad, restricciones y tonos de voz más duros, y lenguaje más limitado.
Los aumentos en el lenguaje sensible también se dieron en el subgrupo
de madres de bajo nivel educativo, lo que es un hallazgo optimista que
contrasta con sus antecedentes sociales y culturales. Muchas de estas madres
decían, al principio, no comprender la importancia de hablar a los bebés y no
sabían que decirles si estos no les respondían. En un estudio previo con una
población (55 díadas) de alto riesgo social, se mostraba como la calidad de la
interacción madre-hijo, observada a los 13 y 20 meses, era una medida
significativa para predecir los posteriores resultados cognitivos y lingüísticos en
la etapa preescolar, y ello era independiente de la contribución del cociente
intelectual de la madre (Kelly et al 1996).
A lo largo de este periodo temprano de emergencia del lenguaje, los
niños del grupo diana, con diferentes grados de riesgo, mostraron un mayor
crecimiento en el uso de vocalizaciones y palabras que los niños no incluidos
en el programa.
Los niños del grupo diana mejoraron también en aspectos como la
cooperación, las modificaciones en su regulación de los estados afectivos y en
la capacidad social temprana, de manera paralela al incremento de las
conductas sensibles maternas.
Los cambios en las conductas de apoyo emocional eran más evidentes
en las madres diana de bebés prematuros de muy bajo peso al nacer. Estos
bebés con más complicaciones médicas neonatales redujeron ciertos
comportamientos, como los llantos o la agitación, si sus madres estaban en el
programa de intervención. Se piensa que esto ocurre por el apoyo maternal,
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 108
que era de particular ayuda para la regulación afectiva de los bebés más
vulnerables y con nivel más alto de disrregulación comportamental y de afecto
negativo.
Concluyen que el aumento de la sensibilidad materna facilita un mayor
crecimiento en las competencias cognitiva, de comunicación, emocional y
social, lo que apoya una influencia importante de la sensibilidad sobre el
desarrollo del bebé. Indican también la necesidad de incorporar, en los
programas de apoyo a la crianza, un amplio abanico de conductas sensibles a
las interacciones padres-bebé. Es necesario valorar a los niños en edades
más tardías para ver si las influencias positivas persisten.
Otro estudio previo, con poblaciones de niños de alto riesgo, incluido un
subgrupo de grandes prematuros junto a otros de niños adoptados, o con alto
nivel de irritabilidad, presentaba evidencias de resultados positivos en cuanto a
las destrezas cognitivas y sociales tras un programa de intervención para
mejorar la capacidad de respuesta sensible materna (Beckwith et al 1996).
Más estudios han sostenido la importancia de las actitudes y conductas
sensibles a lo largo de la crianza como amortiguador o moderador de los
riesgos aumentados de la población de gran prematuridad y como facilitadoras
del desarrollo cognitivo. Las mejores evoluciones se encontraron cuando los
cuidadores mantenían la actitud consistentemente sensible a lo largo del
periodo de bebé y la primera infancia, más que en periodos posteriores (edad
escolar).
Uno de éstos (Smith et al 2006) estudia un grupo de 190 prematuros de
muy bajo peso al nacer (en dos subgrupos de bajo y alto riesgo) y otro de 114
con niños a término y de peso normal. En el 98% el cuidador principal era la
madre biológica. Realizan observaciones longitudinales de la crianza en el
hogar y de las habilidades cognitivas (con Stanford-Binet Intelligence Test 4ª
ed) a los 6,12 y 24 meses (solo la interacción madre-bebé), y a los 3, 4, 6, 8 y
10 años. Concluyen que un entorno cuidador sensible parece apoyar el
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 109
desarrollo de las capacidades cognitivas, pero de modos diferentes
dependiendo del estado del niño al nacer. Parece que es más beneficiosa en
los nacidos a término y en los prematuros de bajo riesgo biológico (no
displasia broncopulmonar, no leucomalacia, hemorragia ventricular grado leves
I y II). Esto contrasta con hallazgos previos de los mismos autores (Landry et
al 1997).
El mecanismo por el que el entorno sensible apoya el desarrollo
cognitivo pasa por múltiples procesos. Los niños cuyas madres eran
consistentemente más sensibles, estaban implicados en interacciones más
cercanas, que perciben sus necesidades y dan niveles apropiados de
estimulación. Por el contrario, los que eran criados con mínima sensibilidad
experimentaban descuido, por parte de sus madres, hacia sus señales y
necesidades, escasa atención, altos niveles de actitudes negativas y bajos
niveles de estimulación.
En otro estudio se ha evidenciado la importancia de la atención conjunta
focalizada sobre los aprendizajes tempranos y su valor predictivo
(especialmente en el 2º semestre de vida) cara a la evolución cognitiva y la
atención posterior, y los problemas de falta de atención e hiperactividad a los
4-5 años. Los prematuros muestran menos atención conjunta durante la
exploración que los nacidos a término. A través de intervenciones sobre las
actitudes y respuestas maternas se puede facilitar mayores niveles de
atención conjunta focalizada en estos niños de mayor riesgo (Lawson et al
2004).
Estos procesos se pueden comprender desde varios marcos teóricos.
Desde la teoría del apego, una respuesta pronta y sensible del cuidador ayuda
al niño a implicarse, con sentimientos internos de seguridad, en interacciones
cooperativas. Desde un punto de vista socio-cultural del desarrollo, el estilo de
crianza va parejo a niveles de estimulación que encajan con las necesidades
de aprendizaje del niño. Con una crianza sensible, el aprendizaje tiene mejor
nivel que si el niño lo intenta independientemente, y se sostiene, por algunos
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 110
autores, que esta forma de apoyo en la crianza puede ser particularmente
importante para el aprendizaje en los grandes prematuros.
Estos resultados tienen implicaciones para los programas de
intervención ya que, si se les facilita este modo de crianza con alto nivel de
sensibilidad durante la infancia temprana, se puede establecer una trayectoria
positiva en el desarrollo que persiste en periodos posteriores (Backermans-
Kranenburg et al 2003). Estos modos interactivos facilitados pueden tener aún
más efecto en las madres que crían niños que nacieron con gran o extrema
prematuridad (Landry et al 2006).
El nivel socioeconómico también se asoció a la evolución, sin embargo
la influencia de la sensibilidad parental se apreció incluso valorando esta
variable. Hay que señalar, como limitación del estudio, que se evaluó solo un
aspecto del entorno, dejándose de lado la posible influencia de otros, como la
implicación de los padres en actividades y progresos del desarrollo, p.e.
colaboración y reuniones con profesores, o ayuda en las tareas escolares en
casa, que se piensa que se relacionan con los resultados escolares al fin de la
enseñanza primaria.
Como ya señalaba al comienzo del apartado, no todas las evaluaciones
de las intervenciones son concluyentes en los beneficios de estas.
En dos publicaciones recientes que evalúan programas de intervención
temprana con los padres, uno durante la estancia del prematuro en el hospital
y el otro en el momento del alta, no se encuentran mejorías en los resultados
cognitivos, motores o de conducta en los 2 primeros años. Las intervenciones
sí se muestran beneficiosas en cuanto a la reducción del estrés de los padres,
que suele ser alto en ese periodo posterior al nacimiento. Estos autores
plantean, a la vista de otros estudios sobre el apego y la sensibilidad materna,
que intervenciones, relativamente poco intensas, comenzando después del 1º
año parecen ser más efectivas que las más intensivas y tempranas (Marlow
2007, Kaaresen et al 2008).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 111
2.6.5 Conclusiones generales
2.6.5.1 Supervivencia y mortalidad
La supervivencia de los prematuros ha mejorado enormemente en las
últimas 2 décadas, tras la generalización del tratamiento con surfactante.
La mortalidad se concentra en la población con extrema prematuridad:
por debajo de 25 semanas de gestación aumenta de manera considerable, lo
mismo que la morbilidad en los supervivientes.
2.6.5.2 Morbilidad médica
Las complicaciones más habituales son de tipo respiratorio (síndrome
de distrés respiratorio y displasia broncopulmonar) y neurológico (hemorragia
intraventricular y leucomalacia).
La morbilidad médica aumenta claramente con el descenso de la edad
gestacional (factor más relevante) y del peso al nacimiento.
La displasia broncopulmonar se asocia con resultados más bajos del
desarrollo cognitivo y motor a lo largo de los 3 primeros años y, con mayor
frecuencia, de dificultades en los aprendizajes y las conductas en la edad
escolar (secuelas leves tardías), especialmente en los recién nacidos de muy
bajo peso.
La hemorragia intraventricular de grado severo (III y IV) aumenta
significativamente el riesgo de secuela o discapacidad, que se detecta en
general en los 2 primeros años de vida.
2.6.5.3 Desarrollo neurológico
Las afecciones más frecuentes son las llamadas secuelas del primer
año, en especial la parálisis cerebral, consecuencia de las complicaciones
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 112
neurológicas perinatales. Su prevalencia ha permanecido estable durante las
últimas décadas (en torno al 10% la parálisis cerebral).
Los exámenes neurológicos y motores de los primeros meses son
buenos predictores de la evolución neuromotriz en los años posteriores de la
infancia, aunque también el bajo peso y talla pueden ser factores influyentes
en la peor calidad de las destrezas motoras de los grandes prematuros.
2.6.5.4 Desarrollo psicomotor y cognitivo temprano
Hay un amplio consenso en considerar como significativas las
diferencias entre grandes prematuros (sin sintomatología neurosensorial
aparente) -que tienden a presentar valores más bajos- y la población de niños
a término en las puntuaciones en las pruebas del desarrollo en los 3 primeros
años de vida.
Estos resultados, sin embargo, entrarían en rangos considerados dentro
de la normalidad.
Hay controversia sobre el papel que juegan tanto el grado de
prematuridad, como las complicaciones perinatales, en la evolución del
desarrollo durante estos primeros años y a lo largo de la infancia.
Las complicaciones médicas tendrían más importancia en el desarrollo
durante el primer año, adquiriendo más relevancia, a partir de entonces,
factores relacionados con el entorno familiar y social.
2.6.5.5 Lenguaje
Se puede concluir que no se encuentran trastornos significativos del
lenguaje en los grandes prematuros sin secuelas, salvo un ligero
enlentecimiento en su desarrollo.
El buen nivel educativo materno y un entorno familiar estimulante
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 113
aparecen como factores favorecedores de un buen desarrollo del lenguaje, lo
mismo que ocurre en los niños a término. Esto incluye un estilo interactivo
temprano en el que los padres mantengan el interés por la relación con el bebé
y utilicen modos de hablarles menos imperativos o directivos.
2.6.5.6 Competencias visuales
El desarrollo visomotor muestra una evolución más lenta en el grupo de
niños nacidos con gran inmadurez, que han precisado durante largo un
periodo de tiempo ventilación mecánica.
La persistencia de las dificultades visoperceptivas empeora el pronóstico
y es considerada, por algunos autores, como una variable de mayor
importancia en relación a la evolución cognitiva que las alteraciones
psicomotoras o las que aparecen en las exploraciones por resonancia
magnética cerebral.
2.6.5.7 Alimentación
Las madres de los recién nacidos prematuros con muy bajo peso
dedican más tiempo a estimular que sus hijos coman cuando estos presentan
dificultades y oposición a la ingesta.
Algunos estudios encuentran más dificultades en la alimentación y el
sueño en los niños prematuros y las relacionan con la reacción postraumática
de la madre ante el nacimiento prematuro más que con el riesgo biológico o
las complicaciones médicas perinatales.
Los síntomas psicológicos maternos de ansiedad y depresión -más
frecuentes en las madres de recién nacidos prematuros- son un factor de
riesgo, dificultando la calidad de las interacciones y el área específica de la
alimentación del bebé.
Además, en los prematuros, la alimentación puede estar influida y
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 114
complicada por las experiencias displacenteras vividas en las fases tempranas
y por las técnicas utilizadas para alimentarles durante la hospitalización.
2.6.5.8 Desarrollo cognitivo, resultados académicos y conductas
Los estudios de seguimiento durante la edad escolar están de acuerdo
en que los grandes prematuros, sin secuelas neurosensoriales, son un grupo
de riesgo de presentar dificultades cognitivas, escolares y de atención. Es lo
que clásicamente se han denominado secuelas leves tardías.
La frecuencia y magnitud de dichas dificultades está relacionada con la
severidad de la prematuridad (sobre todo edad gestacional) y el menor peso al
nacimiento. Llega a superar el 50% en los estudios con grupos de prematuros
con EG menor de 29 semanas y menos de 1000 gr. de peso. Parece que la
tendencia durante la década de 1990 es a mantener estas tasas pero, como
han sobrevivido prematuros mucho más pequeños e inmaduros, se puede
hablar de mejoría en la evolución neurocomportamental.
Los niños que nacieron con extrema prematuridad presentan mayor
frecuencia de déficits menores en el lenguaje expresivo, integración
visomotora, atención, memoria, velocidad de procesamiento y funciones
ejecutivas a los 6 años. En un alto porcentaje, su progreso académico está
retrasado en todas las áreas (lectura, escritura, matemáticas) y suelen precisar
de recursos y programas educativos específicos. A pesar de ello, una
proporción importante de estos niños evoluciona satisfactoriamente.
La población de prematuridad extrema tiene también mayor
probabilidad, durante la edad escolar, de presentar problemas crónicos de
salud como parálisis cerebral, asma, déficits visuales, limitaciones motrices,
menor cociente intelectual, dificultades académicas y adaptativas y otras
limitaciones funcionales como retraso en el crecimiento, y dificultades para
participar en actividades físicas, lúdicas y de socialización.
No se ha encontrado evidencia de que presenten más trastornos
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 115
psiquiátricos que la población normal, aunque padres y profesores refieren
más problemas de comportamiento externalizante, sobre todo de atención e
hiperactividad, problemas de comportamiento internalizante de intensidad
media (ansiedad, temores y fobias, síntomas depresivos, quejas somáticas) y
menos competencias en la socialización.
Los datos neuroevolutivos de los 2 primeros años no siempre predicen
las secuelas leves tardías. Prematuros sin secuelas aparentes en ese primer
periodo pueden presentar dificultades a los 6-7 años; y, al contrario, signos
menores de mala calidad del desarrollo neuroevolutivo a los 2 años pueden no
evolucionar hacia secuelas leves tardías. La maduración neurológica y la
emocional parece ser la responsable de estos imprevistos evolutivos.
Los estudios actuales van dirigiendo sus objetivos hacia la detección de
signos tempranos de esas secuelas tardías, y a explorar la influencia de los
factores de riesgo neonatal, tanto médico o biológico como psicosocial.
2.6.5.9 Evolución en la adolescencia y juventud
Las diferencias en el área cognitiva y en los resultados académicos
tienden a persistir en estas edades. Sin embargo, según varios estudios, el
nivel de adaptación y funcionamiento académico y profesional es comparable,
cuando llegan a la juventud, a la población de nacidos a término.
A pesar de tener en la infancia factores de riesgo de evolución
psicopatológica (problemas de aprendizaje y socialización, de atención e
hiperactividad), estos adolescentes que fueron grandes prematuros, presentan
menos problemas de conducta (externalizantes) y tasas más bajas de
comportamientos antisociales y consumo de tóxicos. Se han explicado estos
hallazgos como consecuencia de actitudes educativas de mayor vigilancia y
protección por parte de los progenitores de niños prematuros.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 116
2.6.5.10 Factores de riesgo
La prematuridad conlleva, tanto para el bebé como para sus padres, una
serie de factores de riesgo biológicos y psicosociales.
El riesgo biológico neonatal se define por la presencia de diversos
parámetros: bajo peso, baja edad gestacional, ecografías cerebrales
patológicas grado III y IV, enfermedad pulmonar crónica, enterocolitis
necrotizante y apnea del prematuro.
El riesgo psicosocial incluye circunstancias socioeconómicas adversas,
bajo nivel educativo de los padres, especialmente materno, tensiones o
rupturas conyugales y factores relacionados con los cuidados e interacciones
con el bebé, el ejercicio de las funciones parentales (paternidad-maternidad
precoz, embarazo no planificado) y la capacidad de afrontar el estrés por parte
de la familia.
Hay un alto grado de acuerdo en que el peso relativo de los factores de
riesgo va cambiando durante los 2 primeros años de vida, de forma que el
riesgo biológico se va volviendo menos importante, mientras el psicosocial
gana importancia con el paso del tiempo.
2.6.5.11 Capacidades relacionales e interacciones padres-hijo
El nacimiento prematuro y la inmadurez de estos recién nacidos
provocan un gran impacto que puede afectar las actitudes y conductas de sus
padres con ellos. Se considera, en general, que aquellos sufren una
experiencia de estrés y gran desbordamiento emocional.
Un porcentaje elevado de progenitores, sobre todo madres, presentan
sintomatología de ansiedad y depresión que llega al umbral del padecimiento
clínico. Hay autores que equiparan esta experiencia a un trastorno por estrés
postraumático o a una reacción de duelo.
El impacto emocional persiste, a menudo, durante meses tras el alta
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 117
hospitalaria. Suele evolucionar hacia una progresiva adaptación, disminuyendo
el estrés relacionado directamente con el estado del hijo y aumentando el
relacionado con las tareas cotidianas, sobre todo en los casos en que el apoyo
del entorno cercano no es suficientemente adecuado.
El nivel educativo materno se ha evidenciado como un factor protector
que facilita la interacción con el bebé prematuro, por medio de una mejora de
las conductas sensibles de la madre.
Asimismo un alto grado de apoyo familiar, en especial de la pareja,
actúa como protector.
Se encuentra consenso general en valorar las conductas interactivas de
las madres de grandes prematuros como diferentes de las de nacidos a
término sanos: se las describe como más activas y controladoras, y menos
sensibles en las respuestas a sus bebés.
Hay controversia, no obstante, en relación al origen y consecuencias de
dichas conductas. Algunos autores las relacionan con la intensidad del estrés y
desorganización emocional sufrido por los padres. Otros las relacionan con la
evolución del hijo y el ajuste compensatorio frente a las características de éste.
Unos las consideran conductas intrusivas y sobreestimulantes, que pueden
afectar negativamente la interacción y el desarrollo del niño prematuro, si se
mantienen largo tiempo. Otros las valoran como apropiadas a la menor
capacidad de respuesta de los grandes prematuros que necesitarían más
estímulos, dentro de lo que conceptualizan como cuidado o crianza
compensatoria.
En general hay acuerdo en que las capacidades de interacción y de
regulación de las respuestas motrices y emocionales de los grandes
prematuros son inferiores a las de recién nacidos sanos a término y están aún
más afectadas cuando sufren complicaciones médicas.
Encontramos, no obstante, resultados discrepantes en el papel que
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 118
juegan los factores de riesgo biológico en el desarrollo de la relación padres-
bebé. Algunos estudios sostienen que la calidad de la interacción está
claramente afectada por el nivel de complicaciones médicas sufridas por el
prematuro y por la duración de la estancia en el hospital. En el caso de
estancias largas la interacción madre-bebé sufre un bloqueo significativo,
aunque el niño tenga una buena evolución a nivel somático.
Para otros autores, sin embargo, las alteraciones de la interacción
tienen más que ver con la intensidad del estrés sufrido por la madre, que con
la inmadurez del prematuro, la severidad de las complicaciones o la duración
de la hospitalización.
En relación al temperamento no se encuentran diferencias entre los
prematuros y los nacidos a término, al menos cuando se estudian muestras de
prematuros sin extrema inmadurez gestacional.
Las conductas maternas evaluadas como de tipo cooperativo (sensibles
y adecuadas) proporcionan a los grandes prematuros mayor apoyo en la
evolución cognitiva, lingüística y en las habilidades sociales en los primeros
años de vida, y esto parece que es más significativo en la población de mayor
riesgo médico.
En las evaluaciones más exhaustivas de las interacciones madre-gran
prematuro se encuentra que estas madres son más estimuladoras con sus
bebés, sobre todo en ciertas actividades como la alimentación, pero les tocan
menos y tienen menos conductas exploratorias visuales, gestuales y verbales
hacía ellos.
La distribución de relaciones de apego seguras e inseguras de los
grandes prematuros es, en algunos estudios, comparable a los nacidos a
término, lo mismo que las representaciones de apego y el modelo vincular de
las madres de dichos niños, a pesar de que podría esperarse lo contrario,
dadas las diferencias en los modos interactivos tempranos.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 119
Hay algún estudio que refiere diferencias en las representaciones de
apego de las madres de grandes prematuros, tanto de bajo como de alto
riesgo médico, con mayor tasa de representaciones inseguras que las madres
de niños a término.
Los problemas del niño (incluidas las complicaciones de la
prematuridad) producen con menos probabilidad alteraciones en el apego que
los problemas maternos, en estudios de poblaciones de relativo bajo riesgo
médico. Sin embargo, en estudios de prematuros de alto riesgo médico, se ha
encontrado más tendencia en el niño a presentar inseguridad en el apego y a
pasar de relaciones de apego seguro a inseguro a lo largo de la infancia, a
diferencia de lo que suele ocurrir en las poblaciones de nacidos a término, que
tienden a evolucionar hacia modelos vinculares seguros.
En lo relativo a la transmisión intergeneracional de los modelos
vinculares o de apego, los resultados en los últimos años parecen estar de
acuerdo con las sugerencias de los estudios del apego, encontrando
concordancia significativa entre los modelos vinculares de las madres, las
cualidades de la relación (conductas de apego) con su hijos, y las estrategias
de apego seguro o inseguro que estos últimos ponen en marcha.
2.6.5.12 Programas de intervención
A partir de la década de 1990, se han ido poniendo en marcha
intervenciones focalizadas sobre el desarrollo global del recién nacido
prematuro, en especial con los más vulnerables, es decir, los de menor peso y
edad gestacional y con largos períodos de hospitalización. El objetivo es
mejorar la evolución del niño y dar apoyo a la familia, interviniendo ya desde la
estancia en el hospital y continuando tras el alta y a través de los programas
de seguimiento. Los resultados avalan la efectividad de varios de estos
programas.
Las intervenciones encaminadas a reducir el estrés que sufre el bebé
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 120
influyen positivamente sobre los procesos biológicos subyacentes a la
prematuridad, facilitando asimismo el desarrollo del cerebro inmaduro.
Además, implicando a los padres, se busca lograr un contacto más íntimo con
su bebé que le proporcione una seguridad emocional, esencial para el
desarrollo físico y psíquico. Las prácticas más consolidadas y extendidas son
el Newborn Individualizad Developmental Care and Assessment Program
NIDCAP (programa de evaluación y cuidado individualizado del desarrollo del
recién nacido) y el método Canguro o de contacto piel con piel.
Asimismo otro tipo de programas busca aumentar la sensibilidad en las
conductas maternas, es decir, que respondan a las señales de sus hijos de
manera rápida y ajustada, percibiendo tanto las señales positivas como
negativas y utilizando un lenguaje más rico. Este aumento de las conductas
sensibles maternas parece facilitar una mejoría en el desarrollo cognitivo,
emocional y social del hijo, y esta mejoría es mayor cuando la actitud sensible
se mantiene a lo largo del periodo de bebé y primera infancia.
Algún estudio cuestiona que la efectividad sobre el desarrollo del niño
de las intervenciones intensivas con los padres sea mayor con intervenciones
tempranas que con las que se pueden realizar en momentos posteriores,
después del primer año.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 121
3. DESCRIPCIÓN DEL
ESTUDIO
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 122
3.1 HIPÓTESIS Y OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
Las características médico-biológicas de los recién nacidos prematuros
de muy bajo peso (RNMBP), hacen necesaria la puesta en marcha de una
serie de medidas de asistencia en un medio hospitalario, con la consiguiente
alteración de sus ritmos fisiológicos y de cuidados. Estas condiciones de
crianza alterada son una situación de riesgo porque pueden afectar a la
capacidad y características de la relación entre bebé y madre. La madre
además sufriría una situación de estrés, lo que puede influir en el vínculo entre
ellos haciéndolo más frágil.
La atención de las necesidades del bebé y la continuidad afectivo-
relacional se ve intensamente afectada con posibles repercusiones sobre el
desarrollo de estos niños.
Los objetivos principales de esta investigación y las hipótesis a ellos
vinculadas serían:
• Valorar las diferencias en el vínculo madre-bebé (por medio de la
Entrevista R de representaciones maternas) entre una población de recién
nacidos prematuros de muy bajo peso-RNMBP (<1500gr) y recién nacidos
con peso normal-RNPN (>2500gr) sin problemas perinatales a los 2 años de
edad corregida.
• 1ª hipótesis: existiría un vínculo más inseguro en las madres
de estos niños prematuros.
• 2ª hipótesis: las madres de prematuros de muy bajo peso al
nacer padecerían una situación de mayor estrés en el primer
año de vida del hijo.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 123
• Valorar los Índices de Desarrollo en los niños de ambas poblaciones a los
2 años.
• 3ª hipótesis: los grandes prematuros tienen índices de
desarrollo más bajos que los nacidos a término.
• Estudiar y comparar la presencia de trastornos psicofuncionales en las dos
poblaciones.
• 4ª hipótesis: los grandes prematuros presentarían más
trastornos psicofuncionales a los 2 años de vida.
• Estudiar la existencia de posibles asociaciones entre los índices de
desarrollo, tipo de vínculo madre-hijo y nivel de estrés materno.
• Estudiar la existencia de posibles asociaciones entre trastornos
psicofuncionales, tipo de vínculo madre-hijo y nivel de estrés materno.
• Estudiar los efectos de los factores asociados a la severidad de las complicaciones médicas que la prematuridad conlleva, incluyendo parto
múltiple, inmadurez gestacional, bajo peso y tiempo de hospitalización.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 124
3.2 METODOLOGÍA
3.2.1 Diseño:
Se trata de un estudio observacional de cohortes retrospectivas en
el que se considera como variable exposición la prematuridad y donde las
cohortes se seleccionaron cuando los individuos habían cumplido 2 años de
edad. La cohorte de individuos expuestos la constituían todos los nacidos
prematuros con muy bajo peso (RNMBP) ingresados tras el nacimiento en la
Unidad de Neonatología del Hospital de Cruces (Bizkaia) e incluidos en el
programa de seguimiento de dicha Unidad. La cohorte de individuos no
expuestos se creó a partir de una selección aleatoria de niños sanos, no
prematuros y de peso normal al nacimiento (RNPN), obtenida a partir de las
consultas pediátricas de atención primaria y de dos centros educativos de las
mismas áreas de referencia.
3.2.2 Población: características de la muestra
Población a estudiar: definición de sujeto expuesto.
Se consideraron los nacidos en el Hospital de Cruces, o ingresados tras
el nacimiento, entre 1 de febrero de 2003 y 31 de enero de 2005, seguidos por
la Unidad de Neonatología y que aceptaron participar en el estudio.
Los criterios de inclusión fueron los siguientes:
• Recién nacidos pretérmino de muy bajo peso (<1500 gr):
RNMBP.
• Con edad gestacional = o <33 semanas.
• Evaluados al cumplir los 2 años (edad corregida).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 125
• Sin problemas neurológicos (secuelas cognitivas y/o
motrices medias o severas) o sensoriales graves.
Población a comparar: definición de sujeto no expuesto.
Para seleccionarlos se consideraron los cupos de atención pediátrica
cuyos profesionales decidieron participar, y se complementó la muestra con
una selección aleatoria de alumnos de dos centros de Educación Infantil
(colegio Jado-Compasión de la comarca Uribe, y Urretxindorra ikastola de la
comarca Bilbao) cuyos padres y responsables educativos aceptaron participar.
Los criterios de inclusión fueron los siguientes:
• Recién nacidos a término (edad gestacional >37
semanas) con peso al nacer >2500 gr: RNPN.
• Evaluados a los 2 años.
• Considerados sanos, es decir que no presenten ningún
problema médico o psicológico, ni en el momento del
nacimiento, ni en el de realización del estudio.
La población final se compone de 90 niños prematuros de muy bajo
peso al nacer (RNMBP) y de 96 niños que nacieron a término y sanos (RNPN).
3.2.3 Variables estudiadas
Se realizó un estudio del desarrollo del niño y una entrevista con la
madre (en algunos casos acudía también el padre, pero no participaba en la
entrevista sino que se quedaba acompañando al hijo). El hijo realizaba las
pruebas en presencia, generalmente, de la madre, o de otro familiar. Cuando
las pruebas se realizaban en el centro escolar era uno de los enseñantes,
conocidos del niño, el que le acompañaba. La duración media de todo este
proceso era de unas 2 horas, distribuidas en una o dos sesiones.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 126
Se recogieron las siguientes variables: 1. Características del medio familiar Nivel de estudios y profesional de los padres que se resumirá en el
denominado Índice de pobreza
Número de hermanos y orden en la fratría
Cuidador principal del niño al año y a los 2 años, y momento de entrada en la guardería o escuela
Situación conyugal al nacimiento y a los 2 años
Edad y antecedentes psiquiátricos de los padres
2. Características médico-biológicas del niño (Sirven para evaluar el Riesgo Biológico) Peso al nacimiento y a los 2 años de edad corregida
Edad gestacional
Talla y perímetro cefálico al nacimiento y a los 2 años
Parto múltiple o no, reproducción asistida o no, tipo de parto
APGAR normal o no
Problemas respiratorios, cardiacos, digestivos, neurológicos o
sensoriales tras el alta hospitalaria del prematuro
Tiempo de hospitalización total y en UCI del prematuro
3. Indices de Desarrollo del niño Desarrollo mental
Desarrollo psicomotriz
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 127
4. Tipo de vínculo madre-hijo Modelo vincular interno Seguro
Modelo vincular interno Inseguro: Evitativo y Preocupado
5. Estrés materno durante el primer año de vida del niño 6. Trastornos psicofuncionales del niño a los dos años Problemas del sueño
Problemas de la alimentación
Síntomas psicosomáticos: digestión, respiratorios, de piel y
alergias
Trastornos emocionales y de comportamiento: externalizado (cóleras, agresividad, oposicionismo, rituales) e internalizado (retraimiento, miedos, dificultades de separación)
Para medir la variable índice de pobreza se recoge información de la
ocupación laboral y el nivel de estudios de los 2 padres a partir de un
cuestionario extraido de una publicación de la Dirección General de Salud
Pública del Ministerio de Sanidad y Consumo (1992) y avalado por la Sociedad
Española de Neonatología.
3.2.4 Instrumentos de evaluación
3.2.4.1 Valoración del desarrollo por medio de las Escalas Bayley de
Desarrollo Infantil (Bayley 1977)
Tras una revisión de los tests utilizados para medir el desarrollo en niños
desde el nacimiento hasta los 3 años, las Escalas Bayley son las que parecen
contar con mayor consenso, validez y fiabilidad en los estudios de
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 128
profesionales de la pediatría y la psicología (Ross 1985).
Constan de 3 subescalas:
Escala mental: evalúa la agudeza sensorio-perceptiva, discriminación
entre distintos estímulos y la capacidad de respuesta a los mismos. Valora
asimismo la adquisición del concepto de constancia del objeto, los inicios de
las capacidades memorísticas, la capacidad de resolver problemas, las
vocalizaciones e inicio del lenguaje verbal y las primeras habilidades para
generalizar y clasificar.
Consta de 163 ítems y los resultados se miden con el Índice de Desarrollo Mental (IDM) cuyo valor medio es 100.
Escala de psicomotricidad: evalúa el control corporal, coordinación de
la musculatura voluntaria y motricidad gruesa y fina. Da cuenta de la destreza
y la coordinación psicomotriz.
Consta de 81 ítems y se expresan los resultados en el Índice de Desarrollo Psicomotor (IDP) cuyo valor medio es 100.
Registro de comportamiento del niño: evalúa la calidad de las
orientaciones sociales y objetales del niño, la relación con su entorno según
intereses, actitudes, actividad, emociones y tendencia a la aproximación o
evitación de los estímulos. Este registro no es cuantificable como las dos
escalas anteriores por lo que no lo hemos reflejado en el estudio.
Las escalas Bayley son aplicables entre los 2 y 30 meses de edad. Los
items están distribuidos en 14 grupos de edades homogéneas. El material
empleado es amplio y varia según la edad. El tiempo promedio para la
aplicación es de 45 minutos.
Proporciona una evaluación comprensiva del desarrollo del niño y
permite la comparación con niños de su edad.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 129
Proporciona asimismo una serie de instrumentos básicos para identificar
retrasos tanto en el área mental como psicomotora.
Las Escalas Bayley se diseñaron para constituir una medida fiable en la
investigación con niños pequeños:
• El desarrollo de las capacidades mentales y
psicomotoras es tan acelerado durante los dos primeros
años de vida que los procedimientos de medida deben
ser significativamente diferentes para examinar a niños
que sólo difieren en unos meses de edad.
• Una escala de desarrollo infantil debe cubrir ampliamente
el repertorio de respuestas del niño en cada nivel de
edad.
• Al evaluar diferencias individuales, o detectar niños muy
excepcionales, deben efectuarse siempre comparaciones
con las características de la población normal.
3.2.4.2 Entrevista con las madres: Entrevista R de evaluación de las
representaciones maternas (Stern et al 1989) corregida por medio de Edicode: procedimiento de análisis de entrevistas
semiestructuradas (Pierrehumbert et al 1999)
Se definen las representaciones maternas como “las fantasías, deseos,
percepciones selectivas y atribuciones de la madre relativas a su hijo”.
Es una entrevista semi-estructurada que fue desarrollada originalmente,
en colaboración, por un grupo internacional de investigación (Suiza, Estados
Unidos). Contiene 28 cuestiones agrupadas en 10 temas principales:
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 130
• Percepción (representación) que tiene la madre de su
hijo
• Afectos vinculados a la percepción de su hijo
• Deseos y preocupaciones hacia su hijo
• Percepción de ella misma como persona y en su rol de
madre
• Percepción de su propia madre
• Percepción acerca del padre de su hijo
• Recuerdos de su infancia y de los miembros de su familia
• Influencias de su vida pasada y presente englobando
también aspectos conflictivos y estresores
• Papel de los acontecimientos importantes en la vida de la
madre
• Estado de su autoestima
Cada tema es investigado inicialmente por medio de preguntas abiertas,
con el fin de revelar contenidos y descripciones espontáneas. Asimismo se le
solicita a la madre que ilustre con ejemplos las 3 descripciones más
significativas. En un segundo momento se le solicita que rellene unas escalas
estructuradas en dos polos que incluyen un cierto número de calificativos, en
forma diferencial-semántica (por ejemplo tímido ---atrevido), y destinados a
proporcionar una información cuantificable sobre estas diversas
representaciones. Son igualmente abordados los acontecimientos percibidos
como importantes en la historia de la madre y en la del niño, y los sentimientos
de competencia materna.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 131
Se puede utilizar desde el embarazo hasta los 30 meses del niño,
aunque estudios posteriores lo han aplicado en edades más avanzadas
(Robert-Tissot et al 1996, Fava et al 1997, Pierrehumbert et al 1999, Cramer et
al 2002).
La valoración de la entrevista se realiza mediante el instrumento
Edicode: procedimiento de análisis de entrevistas semiestructuradas (Pierrehumbert et al 1999).
Está basado en el paradigma del apego y evalúa no sólo los contenidos,
sino también las cualidades intrínsecas del discurso materno, lo que
denominamos la “narrativa”.
Las dimensiones cubiertas por Edicode están muy próximas a los
conceptos propuestos por M. Main (George, Kaplan & Main 1996 en Marrone
2001) para codificar la Entrevista de Apego para Adultos (Adult Attachment
Interview) que se ha descrito ampliamente en el apartado inicial sobre el
concepto de apego y que posee un amplio consenso en cuanto a su validez,
fiabilidad y utilización en las investigaciones del apego. Se basa en la
concepción de que la manera en que el individuo maneja los intercambios
entre los niveles “episódico” y “semántico” de la organización de sus
experiencias subjetivas, la coherencia de su discurso, su credibilidad y la toma
en consideración de su propia subjetividad o la de los otros, son aspectos de
gran significación sobre su funcionamiento psíquico (Fonagy et al 1991, 2004).
Estos autores (Main et al 1985, Fonagy et al 1991) muestran que las
características citadas pueden constituir un elemento importante de la
trasmisión intergeneracional entre el psiquismo de la madre y el del hijo. Es
esta concepción la que nos ha decidido a elegir la Entrevista R, valorada
mediante Edicode, para estudiar el modelo de apego materno que puede
considerarse como indicador del apego del hijo y como importante factor de
influencia en aspectos del desarrollo de éste.
El objetivo de Edicode es recoger las impresiones subjetivas del
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 132
examinador en relación a dimensiones del discurso del sujeto, en este caso de
las madres.
El análisis de validación de Edicode se realizó sobre una variedad de
entrevistas semi-estructuradas (156) con varios grupos o poblaciones muy
diversas (adolescentes, mujeres embarazadas con la Entrevista R que se
utiliza en esta investigación, madres de bebés de alto riesgo y prematuros) y
es documentado en un amplio artículo por los autores de dicho instrumento
(Pierrehumbert et al 1999). El denominador común era abordar las
representaciones de las personas entrevistadas en relación a ciertas figuras de
apego (fundamentalmente su propia madre), en base a los recuerdos, las
expectativas y las generalizaciones que expresaban en su discurso. El formato
de entrevista semi-estructurada es propicio a la confrontación de diferentes
niveles de tratamiento de la información tanto en el nivel episódico (recuerdos
autobiográficos) como en el semántico (declarativo).
La entrevista se clasifica conforme a 5 factores o escalas:
1. Fluidez: riqueza asociativa, acceso fácil a los recuerdos,
participación implicada en la entrevista (5 items)
2. Coherencia: el discurso está focalizado convenientemente en
los temas solicitados por el examinador y es estructurado (6
items)
3. Adecuación: en sus evocaciones trasmite una distancia
relacional adecuada, confiado en las relaciones, con buena
capacidad de regulación emocional (3 items)
4. Capacidad Reflexiva: toma en consideración de los estados
mentales de si mismo, de los otros y de su influencia en
acontecimientos y en las relaciones humanas (4 items)
5. Autenticidad: presenta un discurso espontáneo, vivo (3 items)
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 133
Cada item se puntúa en un segmento de pares opuestos de 0 a 9
puntos con lo que se obtiene una puntuación para cada escala. La información
que aporta sobre el perfil del discurso narrativo es consistente con los perfiles
narrativos descritos con el modelo del Apego: Seguro, Inseguro evitativo e
Inseguro preocupado (en base a la AAI : George, Kaplan& Main 1996 en
Marrone 2001) y nos da el Modelo Vincular Interno.
El Modelo Vincular Interno tipo Seguro tiene una puntuación media-
alta (5 o más) en todos los factores citados. El Modelo Vincular Interno tipo Inseguro Evitativo presenta baja puntuación (4 o menos) en fluidez,
capacidad reflexiva y autenticidad, y media-alta (6 o más) en coherencia y
adecuación. El Modelo Vincular Interno tipo Inseguro Preocupado tiene
alta puntuación (6 o más) en las escalas de fluidez y autenticidad, y baja (4 o
menos) en coherencia, adecuación y capacidad reflexiva.
Los perfiles obtenidos se representan en la gráfica siguiente:
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 134
Los autores refieren unos resultados satisfactorios en cuanto a estos
análisis de validación a que han sometido a Edicode: estructura interna del
instrumento, consistencia de las dimensiones que lo componen, significación
de estas dimensiones, capacidad de los items para discriminar a los sujetos.
Estos análisis están destinados a evaluar, de una parte la fiabilidad del
instrumento, y de otra su pertinencia en relación al objetivo fijado (la
descripción de la expresión de la experiencia subjetiva de los sujetos).
Describen como llegan, a partir de 46 items iniciales, a reducirlos a 21
items agrupándolos en las 5 escalas citadas, con un grado de consistencia
interna suficiente y recibiendo una interpretación coherente: comportan items
no repetidos y suficientemente sensibles.
Los coeficientes de coherencia interna que reflejan son altos (más del
80%) y son dados por cada escala, constituyendo una serie de dimensiones en
la aprehensión, por el codificador, de la manera de expresar el sujeto su
experiencia subjetiva. El reagrupamiento de items en escalas implica la
pertinencia de una serie de nociones: la escala reflexiva se basa en la Función
Reflexiva (Fonagy et al 1991), es decir la atribución de subjetividad a sí mismo
y a los otros; la fluidez, la coherencia y la autenticidad se relacionan con las
reglas implícitas de la comunicación de Grice (Marrone 2001); la adecuación
se basa en la noción misma de seguridad relacional y su influencia en la
regulación emocional, descritas en la teoría del apego.
Por sus cualidades psicométricas, Edicode puede considerarse como un
instrumento interesante para el análisis de entrevistas semi-estructuradas, en
adultos y adolescentes, como se refleja a partir de los diversos estudios de los
que se da cuenta detallada en el citado artículo (Pierrehumbert et al 1999).
Los autores comentan con detalle aspectos sobre la comparación con
otros instrumentos relacionados con la evaluación del apego,
fundamentalmente con la Adult Attachement Interview cara a medir la validez
concurrente. El análisis en clusters (agrupamiento matemático de casos,
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 135
según la proximidad de los resultados) separándolos en tres grupos permite
apreciar un paralelismo de los resultados obtenidos mediante Edicode y los
resultados cuando se codifica mediante la AAI. La proporción de sujetos de
cada uno de los grupos se superponen practicamente a las tres categorias de
Apego descritas en la literatura (Seguro, Inseguro evitativo e Inseguro
preocupado: 69%, 24% y 7%).
Todo lo anterior no implica que el instrumento Edicode pueda
reemplazar otras entrevistas de valoración de apego, en especial la Adult
Attachement Interview, que son mucho más elaboradas en su modo de
codificar.
Asimismo encuentran una buena concordancia entre examinadores, con
notable experiencia en el estudio y la clínica del apego y en psicología del
desarrollo, que han codificado las entrevistas (coeficientes alpha de Cronbach
superiores a 0,70 en las 5 escalas evaluadas).
En cuanto a las limitaciones de Edicode, los propios autores plantean
que, a nivel de la validez de este instrumento, deberían realizarse más
estudios sobre la fiabilidad temporal en poblaciones no sometidas a eventos
vitales potencialmente estresantes, como algunos de los grupos estudiados
por ellos (madres de prematuros o niños de alto riesgo, embarazadas).
Proponen igualmente que el papel del género (varón o mujer) debería
ser considerado con atención en futuros estudios ya que hallan diferencias en
algunas escalas en función de esta variable.
El interés práctico de Edicode para la investigación es su relativa
sencillez (no requiere entrenamientos largos y costosos) para evaluadores con
experiencia en la clínica psicológica y psiquiátrica, y su polivalencia ya referida
para aplicarlo a diversas poblaciones.
En nuestro pais ya ha sido utilizada en dos trabajos de investigación,
uno parcialmente similar a éste, también con una población de niños
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 136
prematuros y sus madres (Ibañez 2005, Garcia et al 2007). Asimismo la
Entrevista R ha sido utilizada en otros estudios sobre la prematuridad y sus
efectos sobre el apego, junto a la Entrevista de Apego del Adulto y la Situación
Extraña en el niño (Fava et al 1997).
Uno de los objetivos posteriores a esta investigación sería la validación
y utilización de este instrumento, tanto en investigación como en la clínica, en
nuestro medio, en colaboración con profesionales de nuestro país y
asesorados por los creadores de Edicode (Pierrehumbert et al 1999).
Estas entrevistas son grabadas en audio, tras consentimiento informado
de las madres, para ser valoradas y puntuadas con detenimiento
posteriormente. La entrevista tiene una duración entre 45 y 60 minutos. En
nuestra investigación ha sido hecha por una psicóloga especializada en el
desarrollo de la infancia temprana. Posteriormente se ha codificado por esta
misma psicóloga y un psiquiatra infantil, tras un periodo inicial de
entrenamiento con otra psicóloga con amplia formación en metodología de
investigación del apego y en la codificación de esta entrevista, y con
publicaciones en dicho ámbito (Ibañez 2005, Ibañez et al 2006, Garcia et al
2007).
Se ha realizado un estudio de la concordancia entre examinadores
cuyos indicadores se dan más adelante en el apartado de resultados.
3.2.4.3 Valoración del estrés materno durante el primer año de vida de su hijo
Por medio de la entrevista R de evaluación de las Representaciones
Maternas, en sus apartados 5 y 6, recogemos datos sobre esta variable. Se
solicita a la madre la evocación de recuerdos de acontecimientos pasados y,
además que trate de valorar la influencia que han podido tener, o tienen, sobre
su vida y relaciones.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 137
Entendemos el estrés como una reacción de la persona ante estímulos
o acontecimientos de una intensidad tal que desbordan sus capacidades de
adaptación psíquica. Esta reacción se expresa, en los casos valorados como
positivos, en forma de diversas manifestaciones de ansiedad o de afectación
del estado de ánimo, de importancia suficiente para que, en el testimonio
materno, sean referidas como perturbadoras en diversos ámbitos de su vida
durante ese primer año de crianza de su bebé.
La valoración se hace en función de la reconstrucción o rememoración
de experiencias pasadas y se puede pensar en un posible sesgo por aceptar
una autovaloración subjetiva (los recuerdos y su efecto) en la recogida de esta
variable, pero hay consenso entre diversos autores en considerar fiable el
testimonio de las madres sobre sus percepciones acerca de su estado
psicológico y el de sus hijos, como ya se ha referido en el apartado de
antecedentes (Minde et al 1988).
3.2.4.4 Evaluación de la salud y el comportamiento del niño mediante
el Cuestionario Symptom Check List (Robert-Tissot et al 1989)
A través de una entrevista semi-estructurada se recogen, de manera
cuantitativa y cualitativa, los síntomas psicofuncionales apreciados en el niño
durante el último mes (aunque puede abrirse a los comentarios sobre la
aparición y evolución de los trastornos) y la vivencia subjetiva de los padres
respecto a los mismos. Está entrevista puede pasarse a la madre, los dos
padres o al cuidador habitual del niño desde las 6 semanas de vida hasta los
30 meses. En nuestro estudio se les ha pasado a las madres.
El cuestionario proporciona un cuadro exhaustivo de una situación al
tiempo que permite identificar rápidamente los problemas más destacados.
Más que juicios globales lo que hace es resaltar los comportamientos
específicos, máxime teniendo en cuenta que las preguntas se refieren a un
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 138
periodo preciso de tiempo. Sin embargo el cuestionario nos informa tanto
sobre las opiniones, creencias y actitudes de los padres como sobre sus
comportamientos declarados. Por lo tanto las respuestas obtenidas reflejan a
la vez tanto el comportamiento real del niño como la manera como es
percibido por el que responde al cuestionario.
Comprende 84 preguntas pero hemos tomado una versión simplificada
(Apéndice C del cuestionario) con respuestas cerradas (total 50) recogiendo
frecuencia, duración, e intensidad de estos trastornos psicofuncionales.
Se exploran:
El sueño: las dificultades a la hora de dormirse, los despertares
nocturnos, los horarios y el ritmo del sueño, las siestas y el humor al despertar,
el ritual en el momento de acostarse, los miedos y pesadillas, así como las
prácticas parentales en estas circunstancias.
La alimentación: se refiere al horario y a la duración de las comidas, las
variaciones en cuanto a la cantidad de alimento ingerido, las preferencias y los
rechazos alimenticios, los rituales, las reacciones a la introducción de nuevos
alimentos, las regurgitaciones y vómitos, así como los comportamientos y
reacciones del entorno ante estas manifestaciones. (qué hace la madre si el
niño no termina de comer, si rechaza la comida, etc.).
La digestión: se refiere a la frecuencia de los cólicos, dolores de
vientre, estreñimiento y diarreas.
La respiración: frecuencia e intensidad de las crisis de asma, su
desarrollo y los tratamientos consiguientes, así como el espasmo del llanto.
La piel: se refiere a la duración y a la intensidad de las crisis de eccema
así como a las zonas del cuerpo afectadas y al tratamiento prescrito.
Las alergias: cubren la intensidad y la frecuencia de las alergias
alimenticias, respiratorias, cutáneas u otras.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 139
El comportamiento: se interesa por la frecuencia, la intensidad y las
circunstancias de la aparición de los accesos de cólera, de los hábitos o
rituales del niño (balancearse, golpearse la cabeza, etc.), los episodios de
oposición y de agresividad. Los miedos: se refiere a la naturaleza, la
frecuencia y la intensidad de los miedos, la manera en que se manifiestan y las
circunstancias de aparición. Se investiga la existencia de fobias y dificultades
de separación madre-hijo.
Para la valoración de este cuestionario se les adjudica una puntuación
de 1 a 5 puntos a las respuestas dadas por la madre. La nota 1 se atribuye a la
ausencia (nunca o casi) de manifestaciones y a las cortas duraciones
(enseguida o casi). Se atribuye la nota 5 a las frecuencias elevadas (siempre o
casi), a una gran intensidad y a largas duraciones. Las notas 2, 3, 4 se
atribuyen a las frecuencias, intensidades y duraciones intermedias. Es preciso
señalar que, dada la ausencia del valor 0, tanto la frecuencia como la
intensidad de una manifestación no presentada por el niño se anotan con 1
punto cada una.
Con el fin de facilitar la clasificación final los hemos reagrupado de la
siguiente manera:
• Trastorno del sueño.
• Trastorno de la alimentación.
• Trastornos psicosomáticos (incluye digestión,
respiración, piel y alergias).
• Trastorno de comportamiento externalizado (incluye
cóleras, rituales, oposicionismo y agresividad).
• Trastorno de comportamiento internalizado (incluye
miedos, fobias y dificultades de separación).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 140
3.2.4.5 Otras variables
Se recogerán de manera protocolizada según la historia clínica y las
recomendaciones de la Sociedad Española de Neonatología (2004):
• Cuestionario de variables sociodemográficas
• Datos médicos del niño al nacimiento y en el momento
del estudio (2 años)
• Antecedentes psiquiátricos familiares
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 141
3.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO
3.3.1 Análisis descriptivo
Se describe la muestra total mediante medias y desviaciones típicas
referentes a las variables continuas como edad de la madre, peso al nacer,
edad gestacional, etc y mediante número de casos y porcentajes para las
variables discretas como sexo, parto múltiple, nivel socioeconómico, etc.
Además, se describen las variables médicas en la población de
prematuros (peso al nacer, edad gestacional, tiempo en UCI y tiempo de
hospitalización total) mediante el número de casos y el porcentaje, previa
categorización de las mismas siguiendo criterios clínicos.
Se representan gráficamente los resultados más relevantes mediante
diagramas de barras.
3.3.2 Análisis Inferencial
3.3.2.1 Comparación de variables en los grupos prematuros y no
prematuros
Previo al análisis de las variables clínicas de interés se analiza la posible
existencia de diferencias en las características sociodemográficas y del
entorno familiar entre la muestra de niños prematuros y la de no prematuros.
En concreto, los test estadísticos utilizados para llevar a cabo dichas
comparaciones son los que se citan a continuación.
Para la comparación de variables continuas en las que la asunción de
normalidad es adecuada se ha utilizado el test t de Student (por ejemplo, edad
de la madre), mientras que se ha utilizado el test de Mann Whitney en caso de
no normalidad, que fue probada mediante el test de Shapiro-wilk y
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 142
gráficamente mediante los gráficos de percentiles. Para la comparación de
variables categóricas, se ha utilizado el test X2 de asociación si el número de
casos esperados era suficientemente alto (por ejemplo, centro de nacimiento),
y el test de Fisher en otro caso (por ejemplo, antecedentes psiquiátricos de la
madre). Además, para analizar variables ordinales, con pocos valores, se ha
utilizado el test de Cochran-Armitage (por ejemplo, nivel de pobreza, nivel
educativo).
Para la comparación de las variables clínicas continuas relevantes entre
ambos grupos como cociente de desarrollo, talla y peso a los dos años, y para
las puntuaciones en las 5 escalas consideradas de trastornos
psicofuncionales, se utilizan el test de Student o el test no paramétrico de
Mann-Whitney para muestras independientes, dependiendo del cumplimiento
de la hipótesis de normalidad. Además, se analizan las 5 escalas de forma
conjunta mediante un MANOVA y se proporciona el valor lambda de Wilk. Se
presenta el valor del estadístico, así como su p-valor asociado. En todos los
casos se considera un nivel de significación alfa=0.05, aunque se señalan
además todos los resultados significativos considerando alfa=0.1. Los
resultados se representan gráficamente mediante los diagramas de cajas o
box-plots (ver secciones 4.3, 4.5, 4.6, 4.7 y 4.8).
Para las variables categóricas como estrés y modelo vincular, se utiliza
el test de Fisher, más apropiado que el test ji-cuadrado en el análisis de
muestras pequeñas. Para complementar el análisis del efecto de la
prematuridad sobre los trastornos psicofuncionales, se categorizan las 5
escalas y la escala global en dos categorías utilizando la mediana como punto
de corte, y se repite el análisis utilizando el percentil 75 como punto de corte.
Además, para cada una de las escalas de los trastornos psicofuncionales y
para la escala global, se presenta la estimación del odds ratio (OR) de
presentar dichos trastornos en prematuros con respecto a la de presentarlos
en no prematuros, junto con su intervalo de confianza, derivados a partir del
ajuste del modelo logístico en el que la variable respuesta es presentar o no
perturbación por encima de lo normal en dichos trastornos (utilizando la
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 143
mediana como punto de corte) y la variable explicativa es la pertenencia al
grupo de prematuros.
Los resultados se representan gráficamente mediante los diagramas de
barras múltiples (ver sección 4.1, 4.2, 4.4, 4.5 y 4.6).
3.3.2.2 Estudio de asociación de variables mediante la inclusión de variables adicionales como estrés, modelo vincular y parto
múltiple además de prematuridad
Además de comparar las variables de interés entre el grupo de
prematuros y el de no prematuros, se ha analizado si algunas de las
características de la muestra, como nivel socioeconómico, parto múltiple, o
estrés de la madre tienen un efecto adicional al que tiene la prematuridad en
las variables resultado (trastornos psicofuncionales, índice mental y
psicomotor, modelo vincular y otros), y si alguna de ellas interfiere en el efecto
de la prematuridad sobre dichas variables resultado.
Para analizar el grado de asociación entre las variables de interés de
forma conjunta, y siempre considerando el efecto de la prematuridad, se ha
utilizado el modelo de regresión lineal cuando la variable respuesta es
continua (por ejemplo, trastornos psicofuncionales, índice mental y psicomotor,
etc) y el modelo de regresión logística cuando la variable respuesta es discreta
(por ejemplo, vínculo y estrés). Las variables que se ha considerado pueden
influir en estas variables respuesta, además de la prematuridad, son el parto
múltiple, el estrés de la madre y el modelo vincular (categóricas), así como el
nivel socioeconómico familiar y el nivel educativo tanto de la madre como del
padre (continuas). En concreto, el efecto de la variable parto múltiple sólo se
ha analizado en el grupo de prematuros, ya que no había habido ningún caso
de parto múltiple en no prematuros, por lo que se han utilizado los mismos
métodos estadísticos que en los análisis anteriores cuando se comparaban el
efecto de la prematuridad sobre las variables de interés (trastornos
psicofuncionales, índice mental y psicomotor, vínculo, estrés, etc), pero siendo
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 144
los subgrupos parto múltiple versus parto no múltiple en lugar de prematuros
versus no prematuros. El resto de efectos de las otras variables (estrés,
vínculo, nivel socioeconómico y nivel educativo tanto de la madre como del
padre) ha sido evaluado mediante la inclusión de cada uno de estos factores
en el modelo de regresión múltiple. Son, por tanto, modelos cuyas variables
explicativas son dicotómicas o continuas, y se incluye el efecto de interacción
si éste resulta ser significativo. Para las que son categóricas, se consideran
como categorías basales “no prematuridad”, “no vínculo inseguro”, y “no estrés
materno”, de manera que valores positivos de los coeficientes representan
mayor probabilidad de valor alto en la variable respuesta (valor alto en las
escalas de trastornos psicofuncionales, o mayor probabilidad de padecer
estrés, vínculo inseguro o pertenencia a categoría de mayor valor que la
mediana en los modelos de regresión logística para los trastornos
psicofuncionales).
Igualmente, para las que son continuas, como nivel socioeconómico, la
interpretación de un coeficiente positivo sería que la probabilidad de valor alto
en la variable respuesta es mayor cuanto más alto es el índice de pobreza. En
el caso de los modelos de regresión logística, se presentan los valores de los
Odds ratios ajustados (tanto de prematuridad como de la otra covariable
considerada) junto con sus intervalos de confianza, y en el caso de los
modelos de regresión lineal, se presenta la estimación de los parámetros del
modelo junto con su intervalo de confianza.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 145
4. RESULTADOS
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 146
4.1 CARACTERÍSTICAS DE LA MUESTRA
La muestra total se compone de 90 nacidos prematuros de muy bajo
peso al nacer (RNMBP) y 96 nacidos a término con peso normal (RNPN) y
fueron evaluados a los 2 años de edad corregida (ver descripción en tabla 1).
Durante los dos años de tiempo (1-02-2003 hasta 31-01-2005) en que
nacieron los niños prematuros incluidos en el estudio, se atendieron en la
Unidad de Neonatología del Hospital de Cruces (Bizkaia) 166 recién nacidos
con peso al nacer menor de 1500gr. Fallecieron en la Unidad 26 niños y se
dieron de alta vivos 140. Otros 2 niños fallecieron antes de cumplir los 2 años.
No completaron el seguimiento 11 niños por vivir en otras provincias y 15 que
dejaron de acudir a las consultas. Otros 5 no cumplían los criterios de inclusión
ya que presentaban trastornos motores de intensidad moderada a grave. Por
último hay 17 que, aunque acudieron a las consultas de seguimiento y se les
propuso participar en la investigación, no solicitaron las consultas de
evaluación del desarrollo ni la entrevista con la madre. Como se constata, un
81% de los supervivientes continúa a los 2 años en el programa de
seguimiento de la Unidad hospitalaria, lo que puede considerarse una cifra
aceptable (teniendo en cuenta que otro 8% viven fuera de la provincia y es
posible que realicen el seguimiento en sus lugares de referencia) que es
similar a otros centros de nuestro país (Arce et al 2003).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 147
Tabla 1:Características descriptivas de la muestra
Prematuros No prematuros Total Diferencia Pre-No pre(*)
Población (n)
90 (48%)
96 (52%)
186 (100%)
Peso al nacer
1159.76 (234.41)
3310.26 (472.17)
2269.69 (1141.1)
T, p<0.001
Edad gestacional al nacer
29.98 (2.83)
39.55 (1.29)
34.92 (5.27)
T, p<0.001
Sexo 0 Niñas 1 Niños
49 (54%) 41 (46%)
44 (46%) 52 (54%)
93 (50%) 93 (50%)
X2,p=0.304
Parto único-múltiple Único Gemelar Trillizos
50 (56%) 35 (39%) 5 (6%)
96 (100%)
146 (78%) 35 (19%) 5 (3%)
F, p<0.001
Indice de Pobreza 1 (alto) 2 (medio-alto) 3 (medio) 4 (medio-bajo) 5 (bajo)
7 (8%) 20 (22%) 60 (67%) 3 (3%)
4 (4%) 35 (36%) 49(51%) 8 (8%)
11 (6%) 55 (30%) 109 (59%) 11 (6%)
C, p=0.841 M, p=0.516
Edad de la madre
34.05 (4.13)
33.38 (3.48)
33.7 (3.81)
T, p=0.238
Nivel educativo madre 1 ninguno 2 antes de 15 años 3 a los 15-16 años 4 posteriores no uni 5 univiersitarios
1(1%) 18 (20%) 44 (49%) 27 (30%)
1 (1%) 21 (22%) 42 (44%) 32 (33%)
2 (1%) 39 (21%) 86 (46%) 59 (32%)
C, p=0.884 M, p=0.860
Nivel educativo padre 1 ninguno 2 antes de 15 años 3 a los 15-15 años 4 posteriores no uni 5 universitarios
2 (2%) 27 (30%) 41 (46%) 20 (22%)
2 (2%) 39 (41%) 37 (39%) 18 (19%)
4 (2%) 66 (35%) 78 (42%) 38 (20%)
C,p=0.227 M,p=0.197
Ante psiquiátric madre 1 =no; 2=grave con hospi 3=grave en consulta 4=leve con hospit 5=leve en consulta
63 (70%) 1 (1%) 3 (3%) 3 (3%) 20 (22%)
67 (70%) 1 (1%) 1 (1%) 1 (1%) 26 (27%)
130 (70%) 2 (1%) 4 (2%) 4 (2%) 46 (25%)
F, p=0.621
Ante psiquiátric padre 1 =no; 2=grave con hospi 3=grave con onsult 4=leve con hospit 5=leve con consulta
82 (91%) 8 (9%)
88 (92%) 1 (1%) 1 (1%) 0 (0%) 6 (6%)
170 (91%) 1 (1%) 1 (1%) 0 (0%) 14 (8%)
F, p=0.631
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 148
Tabla 1:Características descriptivas de la muestra (continuación)
Prematuros
No prematuros
Total
Diferencia Pre-No pre(*)
Provincia de nacimiento 1 Bizkaia 2 resto CAPV 3 extranjero 4 desconocido
89(99%) 1(1%) 0 (0%)
95 (99%) 0 (0%) 1 (1%)
184 (99%) 1 (1%) 1 (1%)
F, p=0.735
Centro de nacimiento 1 público 2 privado 3 otros
90 (100%)
84 (88%) 12 (12%)
174 (94%) 12 (6%)
X2, p=0.002
Lugar de residência 1 rural 2 semirural 3 urbano 4 desconocido
1 (1%) 15 (17%) 74 (82%)
0 (0%) 2 (2%) 94 (98%)
1 (1%) 17 (9%) 168 (90%)
F, p<0.001
Situación conyugal al nacer 1 Casados/conviven 2 Separados o divor 3 Madre soltera 4 Desconocido
89 (99%) 1 (1%)
93 (97%) 2 (2%) 1 (1%)
182 (97%) 3 (2%) 1 (1%)
F, p=1.000
Situación conyugal al año 1 Casados o conviven 2 Separados o divor 3 Madre soltera 4 Desconocido
84 (93%) 6 (7%)
91 (95%) 4 (4%) 1 (1%)
175 (94%) 10 (5%) 1 (1%)
F, p=0.527
(*) Nota: Los tests utilizados para las comparaciones entre grupos en cada caso se indican mediante “T” para el test t-student (variables continuas), “X2” para el test X2
de asociación (variables categóricas con suficiente número de esperados), “F” para el test de Fisher, “C” para el test de Cochran-Armitage (variable ordinal) y “M” para el test Mann-Withney (variable ordinal a modo complementario).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 149
Figura 1: Sexo y Nivel socioeconómico en función de prematuridad
Se aprecian, como es evidente, diferencias en el peso al nacer y la edad
gestacional entre las 2 poblaciones: 1.159,76 gr. de peso medio los
prematuros y 3.310,26 gr. la población control; 29,98 semanas de EG por
39,55.
Encontramos un elevado porcentaje de embarazos múltiples (45%),
sobre todo gemelares (39%) en la población de prematuros RNMBP, por lo
que hemos estudiado separadamente la posible influencia de esta variable.
Asimismo hay diferencias (sin llegar a ser significativas
estadísticamente) en la variable sexo, habiendo una proporción mayor de
varones en los RNPN, comparado con los prematuros RNMBP.
En cuanto a las variables familiares y sociales: nivel socioeconómico,
edad de la madre, nivel educativo de los padres y antecedentes psiquiátricos
de estos, las dos poblaciones pueden ser consideradas similares.
En las variables centro de nacimiento y lugar de residencia aparecen
diferencias que no nos parece que tengan influencia significativa en los
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 150
resultados de las evaluaciones realizadas. La población de niños prematuros
proviene de toda la provincia, que incluye un 18% de casos que habita en
zonas semirurales, mientras los niños controles pertenecen en su totalidad a
núcleos urbanos. Teniendo en cuenta las características poblacionales de
Bizkaia, con poca extensión y núcleos semirurales muy próximos a entornos
urbanos, creemos que las dos poblaciones pueden considerarse similares en
lo que a los datos de nuestra investigación se refiere. Asimismo, las
características de las clínicas privadas, donde nacieron un 12% de niños no
prematuros, no creemos que tengan influencia en los objetivos de este estudio.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 151
4.2 VARIABLES MÉDICAS DEL GRUPO DE PREMATUROS RNMBP
Figura 2: Variables médicas de la población de prematuros
Las características médicas más relevantes vienen dadas en la tabla 2 y
representandas mediante diagrama de barras en la figura 2. Podemos
considerar con estos datos que nuestra muestra presentó una prematuridad y
un Riesgo Biológico Neonatal de grado medio-severo.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 152
Tabla 2: Distribución de frecuencias de las variables médicas en el grupo
de prematuros
Variable médica Número de casos %
Peso al nacer <1000gr 22 25% 1000-1250 gr 30 33% > 1250 gr 38 42% Edad gestacional < 26 semanas 0 0% 26-29 semanas 41 46% 30-37 semanas 49 54% Tiempo de hospitalizacion UCI < 1 semana 39 43% >= 1 semana 51 57% Tiempo de hospitalización total < 1 mes 12 13% >= 1 mes 78 87%
A partir de estas variables, se agruparon los niños prematuros en dos subgrupos, prematuros de bajo y alto riesgo. La clasificación se realizó
atendiendo a 3 características: peso al nacer <1000 gramos, edad gestacional
< 29 semanas y hospitalización en UCI mayor a 7 días. Si el niño prematuro
cumplía al menos dos de estas tres características, se le consideró prematuro
de alto riesgo. En concreto, 33 de los 90 prematuros (37%) fueron
categorizados como de alto riesgo. Los análisis que se muestran a lo largo de esta tesis también fueron realizados utilizando la clasificación no prematuros/prematuros de bajo riesgo/prematuros de alto riesgo, pero como no se encontraron diferencias relevantes entre los dos subgrupos de niños prematuros, se presentan sólo los resultados obtenidos para la comparación global de prematuros/no prematuros.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 153
4.3 ÍNDICES DE DESARROLLO EN FUNCIÓN DE LA PREMATURIDAD
Nuestra muestra presenta globalmente un desarrollo mental y psicomotor (medido con las Escalas Bayley) dentro de la normalidad (índices por encima de 85). Un 13% en el índice mental y un 18% en el
índice psicomotor tienen <85 (alteración leve 70-85), y dentro de ellos hay sólo
2 casos claramente alterados, con ambos índices por debajo de 70 puntos,
perteneciendo uno de ellos al grupo de prematuros y el otro al de no
prematuros. Los valores medios de ambos índices se encuentran en torno a
100 puntos, aunque el índice psicomotor presenta valores inferiores en media
a los obtenidos para el índice mental.
En la representación mediante diagrama de cajas (figura 3) se muestran
los cuartiles entre los que se encuentran ambos índices para cada grupo,
además de algún valor que, dada su discrepancia con respecto al resto de
valores de la muestra, podría considerarse un valor atípico u outlier (índices en
torno a los 60 puntos).
Figura 3: Diagramas de cajas por grupo: índice mental y psicomotor
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 154
Si comparamos las variables de desarrollo entre el grupo de prematuros
y el grupo control (ver tabla 3) encontramos diferencias significativas en el
índice mental, más elevado en el grupo control de niños nacidos a término, con
una diferencia de medias de aproximadamente 8 puntos (p<0.001). En cambio
comparando el índice psicomotor no vemos la misma tendencia (p=0.312), lo
que nos ha sorprendido y nos ha llevado a plantear como posible explicación
las condiciones en que se hizo la exploración del desarrollo que han sido algo
diferentes en las dos poblaciones. En parte de los niños control a término
RNPN (cerca de la mitad), la exploración se realizó en los centros escolares,
que no reunían las condiciones ideales, sobre todo para pasar alguno de los
ítems de las pruebas psicomotrices, lo que ha podido condicionar resultados
ligeramente más bajos.
Tabla 3: Índices de desarrollo mental y psicomotor
Total Mean(sd)
No Prema Mean (sd)
Prematuros Mean (sd) T-test P
Indice mental 103.46(17.26) 107.31(18.27) 99.36 (15.16) T= 3.240 0.001
Indice psicomotor 94.72(12.12) 93.84 (12.40) 95.64 (11.80) T= -1.015 0.312
Como el efecto de los valores de los niños con alteraciones muy
grandes de los índices de desarrollo puede tener repercusiones en el análisis,
a pesar de la aparente normalidad de las variables, se ha considerado
apropiado utilizar tests más robustos (basados en medianas) como el test de
Mann-Whitney para corroborar los resultados. Se obtuvieron los valores
W=5577, con un p-valor asociado <0.001 para el índice mental, y W=3861, con
p-valor asociado p=0.183, lo que corroboró la significación de las diferencias
en índice mental y las no diferencias en el índice psicomotor.
Para estudiar con mayor detalle la relación entre los índices en el
seguimiento y el peso al nacer de forma continua, se estimaron y
representaron las regresiones lineales y las curvas lowess (más flexibles que
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 155
las lineales) que relacionan cada índice (variable dependiente) con el peso al
nacer (variable explicativa). Los resultados se muestran en la figura 4, donde
se observa que hay correlación positiva entre índice mental y peso (r=0.236, p<0.001), pero no lo hay entre índice psicomotor y peso (r=-0.013, p=0.852). A mayor peso al nacer mayor índice mental de desarrollo.
Si utilizamos regresiones robustas para minimizar la influencia de los
valores atípicos en la estimación de los parámetros, los resultados se
corroboran (F=15.158, p<0.001 para índice mental; F=0.138, p=0.711 para
índice psicomotor).
Figura 4: Relación entre índices y peso considerando a toda la muestra
En cuanto a la relación entre ambos índices, comprobamos que es
significativa tanto en prematuros como en no prematuros (ver figura 5), siendo
la correlación entre índices en torno a 0.4 en ambos casos.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 156
Figura 5: Relación entre índices de desarrollo en las dos poblaciones
Es curioso ver en la figura anterior que aunque están relacionados, la
pendiente de la regresión no es 1, es decir, la recta de regresión, que se
esperaba fuese una diagonal, no incrementa en 1 punto de índice psicomotor
por cada aumento de 1 punto en el índice mental, sino que en media los
resultados en el índice psicomotor son menores. De hecho, si realizamos un
test de muestras relacionadas para comparar si en media los valores medios
del índice mental son o no diferentes a los del índice psicomotor (ver tabla 4),
obtenemos que en total hay aproximadamente 8.5 puntos de diferencia, siendo
la diferencia más acusada en no prematuros que en prematuros.
Estos resultados son corroborados también con test más robustos
basados en la comparación de medianas como el de Wilcoxon para muestras
relacionadas, obteniendo un valor para la muestra total de W=3668 (p<0.001),
un valor para prematuros de W=1375 (p=0.015), y un valor para no prematuros
de W=571.5 (p<0.001), siguiendo la misma tendencia de los derivados
asumiendo normalidad.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 157
Tabla 4: Relación entre índices de desarrollo
I. Mental – I. Psicomotor Media IC T-Test p-valor
Muestra total -8.747 (-11.148,-6.346) -7.188 <0.001 Prematuros -3.711 (-6.790, -0.632) -2.395 0.019 No prematuros -13.469 (-16.904, -10.033) -7.783 <0.001
En cuanto a las variables talla y peso, sigue habiendo en el seguimiento
muchas diferencias, sobre todo en el peso (figura 6).
Figura 6: Talla y peso a los 2 años de edad corregida
En la tabla 5 recogemos los valores de talla y peso a los 2 años,
hallándose diferencias claras a favor de los niños no prematuros que siguen por encima en su crecimiento físico tiempo después del nacimiento.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 158
Tabla 5: Talla y peso a los 2 años
Total Mean(sd)
No Prema Mean (sd)
Prematuros Mean (sd) T-test P
Talla a los 2 años
86.11 (3.37) 87.26 (2.66) 84.88 (3.61) T=5.091 <0.001
Peso a los 2 años
11905(1584) 12703 (1267) 11055 (1443) T=8.255 <0.001
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 159
4.4 VARIABLES DE LA RELACIÓN MADRE-HIJO: ESTRÉS MATERNO Y MODELO VINCULAR.
Si consideramos la muestra total, se observa que el nivel de estrés
experimentado por todas las madres estudiadas en el primer año de su hijo
puede ser considerado alto (global 49%) (tabla 6).
Las madres del grupo de prematuros RNMBP presentan
significativamente más estrés durante el primer año de vida de su hijo (61%)
comparando con las del grupo control (39%). El efecto de la prematuridad en
el estrés es muy claro. En concreto, la estimación del Odds Ratio (OR) de
padecer estrés en función de prematuridad, obtenido mediante regresión
logística, es igual a 2.51, con un intervalo de confianza IC95% =(1.39,4.52). Esto
es, la probabilidad de padecer estrés (frente a la de no padecerlo) en
prematuros es aproximadamente el doble que en no prematuros.
Tabla 6: Estrés y modelo vincular materno
Total N(%)
No prematuros N(%)
prematuros N(%)
P (X2)(*)
94(51%)
59(61%)
35(39%)
Estrés No Sí 92(49%) 37(39%) 55(61%)
X2=8.584, p=0.003
122 (66%)
64 (67%)
58 (64%)
Vínculo Seguro Inseguro 64 (34%) 32 (33%) 32 (36%)
X2=0.027, p=0.869
Vinculo
Seguro 122 (66%) 64 (67%) 58 (64%) X2=2.363,
Inseguro evitativo 34 (18%) 14 (15%) 20 (22%) p=0.307
Inseguro preocupado 30 (16%) 18 (19%) 12 (13%)
(*) X2 significa que el test utilizado es el test X2 cuadrado de asociación
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 160
Figura 7: Modelo vincular materno
En cuanto al modelo vincular o de apego, que incluiría la calidad
global de las Representaciones Maternas, fue obtenido a partir de las 5
escalas de Edicode, ya descritas, por dos entrevistadores. El índice Kappa de Cohen que cuantifica el grado de acuerdo entre los entrevistadores toma valor k=0.83, z=15.1 (p<0.001), indicando un alto grado de acuerdo.
Si utilizamos 2 categorías (seguro vs inseguro), el índice Kappa toma valor
k=0.81, z=11.1 (p<0.001), indicando igualmente un alto grado de acuerdo.
A diferencia de lo que ocurre con el estrés materno, para la variable modelo vincular no encontramos diferencias significativas entre las madres de las dos poblaciones. El porcentaje de modelos vinculares
inseguros es muy similar en los dos grupos de madres (33% en no prematuros
y 36% en prematuros) (tabla 6, figura 7). De hecho, el valor estimado del OR
de presentar vínculo inseguro en prematuros comparado con el de no
prematuros es 1.1 IC=(0.6, 2.02) y, dado que contiene al 1, indica que dicho
riesgo no es significativamente mayor en los prematuros.
Hay una mayor tendencia a presentar modelo inseguro evitativo en
madres de prematuros frente a las de no prematuros (22 vs 15%), pero la
diferencia no es significativa (evitativo vs no evitativo, X2=1.339, p=0.247).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 161
4.5 TRASTORNOS PSICOFUNCIONALES
4.5.1 Categorizando normalidad/perturbación
Estudiando, con el Cuestionario Symptom Check List, los trastornos
psicofuncionales en términos de perturbación o variación dentro de la
normalidad (figura 8, tabla 7), encontramos más problemas de alimentación en los niños del grupo de grandes prematuros (29% vs 14%). El valor
estimado del Odds ratio es 2.63, IC0.95%=(1.25,5.53), lo que implica que el
riesgo de tener trastornos de alimentación es aproximadamente dos veces
superior en prematuros que en no prematuros. Sin embargo, no se encuentra
ninguna relación entre el grupo de los trastornos psicosomáticos y la
prematuridad (OR= 1.07, IC0.95%= (0.6,1.92)), ni siquiera en el subgrupo de
trastornos respiratorios en la población de prematuros (OR=1.31, IC0.95%=
(0.65,2.63)).
Figura 8: Trastornos psicofuncionales
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 162
(*) Consideramos Perturbado cuando valor de la escala > mediana
Tabla 7: Trastornos psicofuncionales: normalidad/perturbación
Total N(%)
No prematuros N(%)
prematuros N(%)
P (X2) P (X2)(**)
120 (65%)
59 (61%)
61 (69%)
T Sueño Variación normal
Perturbado 65 (35%) 37 (39%) 28 (31%)
X2=0.729 p=0.393
X2=1.243 p=0.265
146 (79%)
83 (86%)
63 (71%)
T Alimentación Variación normal
Perturbado 39 (21%) 13 (14%) 26 (29%)
X2=5.909 p=0.015
X2=5.909 p=0.015
102 (55%)
54 (56%)
48 (55%)
T Psicosomáticos Variación normal
Perturbado 82 (45%) 42 (44%) 40 (45%)
X2=0.007 p=0.933
X2=1.046 p=0.307
92 (50%)
54 (56%)
38 (43%)
T Comport. externalizado
Variación normal Perturbado 92 (50%) 42 (44%) 50 (57%)
X2=2.635 p=0.105
X2=2.352 p=0.125
106 (57%)
55 (57%)
51 (57%)
T Comport. Internalizado Variación normal
Perturbado 79 (43%) 41 (43%) 38 (43%)
X2= 0.022 p=0.883
X2=0.076 p=0.783
92 (50%)
55 (57%)
37 (43%)
Total T Psicofuncionales Variación normal
Perturbado 91 (50%) 41 (43%) 50 (57%)
X2=3.410 p=0.065
X2=3.692 p=0.055
(**) Los p-valores de la última columna se han obtenido recategorizando utilizando el punto de corte el percentil 75 en lugar de la mediana.
Asimismo, se puede apreciar una mayor frecuencia de trastornos de comportamiento externalizado, en los prematuros, encontrándose el p-valor
en el límite de la significación (p=0.105) y obteniéndose un OR estimado de
1.69 (0.94,3.03). También si consideramos los trastornos psicofuncionales globalmente hay una tendencia clara a la mayor presencia de los mismos en
el grupo de grandes prematuros, con un valor estimado de OR 1.81
(1.01,3.26), y estando el p-valor asociado según el test ji-cuadrado en el límite
de la significación (p=0.065).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 163
4.5.2 Cuantificando como variables continuas
Con el objetivo de complementar los datos anteriores sobre los
trastornos psicofuncionales (considerados variable categórica), los hemos
analizado en términos de intensidad, tomándolos como variable continua,
hallando los resultados que aparecen en tabla 8.
Tabla 8: Comparación de las variables de trastornos psicofuncionales entre los grupos
Total Mean(sd)
No Prema Mean (sd)
Prematuros Mean (sd) T-test P
T sueño 1.822(1.205) 1.938(1.296) 1.697(1.091) 1.370 0.172 T alimentación 1.573(1.196) 1.354(0.962) 1.809(1.372) -2.591 0.010* T.psicosomáticos 1.287(0.334) 1.268(0.326) 1.308(0.343) -0.799 0.426 T comport. Ext. 2.395(0.671) 2.293(0.635) 2.506(0.694) -2.163 0.032* T comport. int. 2.131(0.658) 2.103(0.675) 2.162(0.641) -0.614 0.540 T T Psicofunc. 1.773(0.323) 1.730(0.320) 1.820(0.322) -1,877 0.062*
Además, los resultados del MANOVA muestran que lambda
Wilks=0.912, p=0.006.
Por otro lado, si no asumimos normalidad (sería lo adecuado atendiendo
al test de Shapiro Wilk en los residuales del modelo ANOVA, cuyos p-valores
son menores a 0,001 para los tres primeros de la tabla y <0,05 para los tres
últimos), obtendríamos unas conclusiones similares tanto a las obtenidas a
partir de la clasificación de normal y perturbación como a los resultados del
test paramétrico anterior.
Los resultados corroboran de forma global la mayor probabilidad de
padecer trastornos psicofuncionales, en general, en la población de
prematuros, que se incrementa aún más para los trastornos de alimentación y
los trastornos de comportamiento externalizado, para los cuales el efecto de la
prematuridad es estadísticamente significativo (tabla 9, figura 9).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 164
Tabla 9: Comparación de las variables de trastornos psicofuncionales entre los grupos
Total Mediana(RI)
No Prema Mediana(RI)
Prematuros Mediana(RI) W P
T sueño 1 (1-3) 1 (1-3) 1(1-3) 4631 0.240 T alimentación 1 (1-1) 1 (1-1) 1 (1-3) 3589 0.008* T.psicosomáticos 1.13 (1.00-1.47) 1.13 (1.00-1.40) 1.13 (1.00-1.53) 3947 0.436 T comport. ext. 2.32 (2.00-2.78) 2.25 (1.84-2.53) 2.50 (2.0-3.0) 3443 0.030* T comport. int. 2.14 (1.57-2.57) 2.14 (1.57-2.57) 2.14 (1.71-2.57) 4054 0.550 T T Psicofunc. 1.72 (1.53-1.98) 1.70 (1.50-1.94) 1.84 (1.59-2.03) 3431 0.037*
Figura 9: Trastornos psicofuncionales
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 165
4.6 RESULTADOS EN FUNCIÓN DE LA VARIABLE PARTO MÚLTIPLE PARA EL GRUPO DE PREMATUROS
Dado que, como hemos visto en la descripción inicial de la muestra,
todos los casos de parto múltiple pertenecen al grupo de prematuros, se ha
decidido comparar el efecto de dicha variable en este subgrupo. Del total de prematuros, 40 (45%) han nacido de parto múltiple.
4.6.1 Índices, peso y talla en función de parto múltiple y prematuridad
Los resultados del efecto de parto múltiple sobre los índices de
desarrollo vienen dados en la tabla 10 y figura 10, y muestran que el hecho de
que el parto sea múltiple no tiene gran repercusión, por lo que las
significaciones obtenidas por el hecho de ser prematuros no son debidas a que
en éstos la proporción de partos múltiples sea superior. El parto múltiple sólo
influye en el peso en el seguimiento a los 2 años, que es significativamente
más alto en los niños prematuros nacidos de parto múltiple en comparación
con el resto de prematuros. En concreto, para no prematuros el peso medio es
12.7 kg., la media para prematuros es casi 2 kg. menor y en prematuros que
han sido parto múltiple sólo 1.5 kg. menor. Paradójicamente la diferencia de
peso entre los que han sido parto múltiple y los que no es de medio kg. a favor
de los primeros, con tendencia a la significación estadística (p=0.093). Si
reproducimos los análisis mediante metodología no paramétrica para intentar
minimizar el efecto de los valores extremos, comprobamos que los resultados
son idénticos, sin obtener significación en ninguna de las comparaciones, pero
sí una tendencia al efecto del parto múltiple como variable protectora para ganar más peso en el seguimiento (Test de Man-Whitney W=794,
p=0.094).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 166
Tabla 10: Índices de desarrollo, peso y talla en función de parto múltiple
Total Prematuros Mean(sd)
Prematuros No múltiple Mean (sd)
Prematuros múltiple Mean (sd)
T-test P
Indice mental 99.36 (15.16) 100.66(13.34) 97.73(17.19) T= 0.887 0.378
Indice psicomotor 95.64 (11.80) 95.72(11.76) 95.55(11.99) T= 0.067 0.946
Talla seguimiento 84.88(3.61) 84.68(3.69) 85.13 (3.54) T=-0.581 0.562
Peso seguimiento 11054.7 (1443.9) 10825(95.72) 11340(95.55) T=-1.696 0.093
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 167
Figura 10: Índices de desarrollo, talla y peso en función de parto múltiple
4.6.2 Trastornos psicofuncionales en función de parto múltiple en prematuros
4.6.2.1 Considerando las variables como dependientes continuas
En la sección anterior hemos comprobado que la prematuridad parece
tener efecto en la presencia de trastornos psicofuncionales en general,
haciendo que estos sean más frecuentes. Sin embargo, dentro del grupo de
prematuros, el parto múltiple muestra tendencia a ser un factor protector,
siendo menos frecuentes los trastornos funcionales en ellos que en los
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 168
prematuros que no han sido partos múltiples, si consideramos un nivel de
significación α=0.1. Esta tendencia ocurre tanto en trastornos de alimentación
como en los psicosomáticos y en los trastornos de comportamiento
internalizado y, como consecuencia, en el total de trastornos psicofuncionales
(ver tabla 11).
Tabla 11: Trastornos psicofuncionales en función de parto múltiple
Total Mean(sd)
Prematuros No múltiple Mean (sd)
Prematuros múltiple Mean (sd)
T-test P
T sueño 1.697(1.091) 1.81 (1.15) 1.55(1.01) 1.162 0.248 T alimentación 1.809(1.372) 2.02 (1.59) 1.55(1.01) 1.695 0.094* T.psicosomáticos 1.308(0.343) 1.36 (0.35) 1.23(0.32) 1.849 0.068* T comport. Ext. 2.506(0.694) 2.48 (0.63) 2.52(0.77) -0.234 0.816 T comport. Int. 2.162(0.641) 2.26 (0.68) 2.04(0.57) 1.730 0.087* T T Psicofunc. 1.820(0.322) 1.87 (0.33) 1.75(0.30) 1.776 0.079*
Si no asumimos normalidad para los tres primeros trastornos (que sería
lo adecuado atendiendo al test de Shapiro Wilk en los residuales del modelo
ANOVA, con p-valor correspondiente <0.001), pero sí para los tres últimos
(con p-valores mayores a 0.2), obtendríamos unas conclusiones similares a los
resultados del test paramétrico anterior (ver tabla 12).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 169
Tabla 12: Trastornos psicofuncionales en función de parto múltiple
Prematuros Mediana(RI)
Prematuros No múltiple Mediana (RI)
Prematuros múltiple Mediana (RI)
W P
T sueño 1(1-3) 1(1-3) 1(1-1.5) 1096 0.239 T alimentación 1 (1-3) 1(1-3) 1(1-1.5) 1092 0.249 T.psicosomáticos 1.13 (1.00-1.53) 1.3(1.05-1.6) 1.1(1-1.27) 1178 0.064 T comport. Ext. 2.50 (2.0-3.0) 2.5(2-2.87) 2.37(2.1-3.1) 940.5 0.903 T comport. int. 2.14 (1.71-2.57) 2.28(1.71-2.71) 2.0(1.71-2.43) 1185.5 0.090 T Psicofunc. 1.84 (1.59-2.03) 1.84(2.03-2.03) 1.81(1.52-2.0) 1086 0.202
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 170
Figura 11: Trastornos psicofuncionales en función de parto múltiple
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 171
Los resultados vuelven a marcar la tendencia, de la variable parto
múltiple, a constituir un factor protector para algunos trastornos como los
psicosomáticos y de comportamiento internalizado, pero no es tan evidente
esta tendencia protectora para los trastornos psicofuncionales totales. Si
consideramos que los tres primeros son los que no pueden ser asumidos
como normales y los otros tres sí, que es lo que indica el test de Shapiro-Wilk,
entonces la conclusión final sería que hay tendencia a que el parto múltiple
actúe como factor protector en los trastornos psicosomáticos, en los de
comportamiento internalizado y en trastornos psicofuncionales en su conjunto.
4.6.2.2 Considerando a las variables dependientes categóricas
También si consideramos como punto de corte la mediana, observamos
que existe asociación entre tener parto múltiple y la disminución del riesgo de
trastornos psicosomáticos y trastornos de comportamiento internalizado (ver
figura 12 y tabla 13).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 172
Figura 12: Trastornos psicofuncionales en función de parto múltiple
Conviene aclarar que para el análisis de los trastornos psicofuncionales
se han utilizado los dos enfoques, como variables continuas y agrupadas. En
el caso de los trastornos de sueño y de la alimentación es más recomendable
fijarse en el enfoque variables agrupadas, porque sólo hay 3 posibles valores.
En el resto de trastornos ambos enfoques son válidos.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 173
(*) Consideramos Perturbado cuando valor de la escala > mediana
Tabla 13: Trastornos psicofuncionales en función de parto múltiple
Total N(%)
Prematuros No múltiple Mean (sd)
Prematurosmúltiple Mean (sd)
P (X2) P (X2)(**)
61 (69%)
31 (63%)
30 (75%)
T Sueño Variación normal Perturbado 28 (31%) 18 (37%) 10 (25%)
X2=0.915 p=0.339
X2=0.032 p=0.858
63 (71%)
33 (67%)
30 (75%)
T Alimentación Variación normal Perturbado 26 (29%) 16 (33%) 10 (25%)
X2=0.308 p=0.579
X2= 0.309 p=0.579
48 (55%)
20 (42%)
28 (70%)
T Psicosomáticos Variación normal Perturbado 40 (45%) 28 (58%) 12 (30%)
X2=5.968 p=0.015
X2=1.848 p=0.174
38 (43%)
20 (41%)
18 (46%)
T Comport. externalizado Variación normal Perturbado 50 (57%) 29 (59%) 21 (54%)
X2=0.081 p=0.775
X2= 0.062 p=0.804
51 (57%)
22 (45%)
29 (73%)
T Comport. Internalizado Variación normal Perturbado 38 (43%) 27 (55%) 11 (27%)
X2= 5.776 p=0.016
X2=3.906 p=0.048
37 (43%)
20 (42%)
17 (44%)
Total T Psicofuncionales Variación normal Perturbado 50 (57%) 28 (58%) 22 (56%)
X2=0.001 p=0.970
X2= 0.235 p=0.628
(**) Los p-valores de la última columna se han obtenido recategorizando utilizando el punto de corte el percentil 75 en lugar de la mediana.
4.6.3 Estrés materno y modelo vincular en función de parto múltiple y prematuridad
La variable parto múltiple no parece influir en la relación con el estrés y
el vínculo de forma diferente a cómo lo hace la variable prematuridad. El Odds-
ratio de padecer estrés en mujeres que han tenido parto múltiple es 1.34,
IC0.95%=(0.57, 3.17), y el correspondiente a tener vínculo inseguro es 0.79
IC0.95%=(0.33, 1.88), por lo que podemos concluir que haber tenido parto
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 174
múltiple no ejerce ningún efecto sobre el estrés ni sobre el vínculo (tabla14,
figura 13).
Tabla 14: Estrés y modelo vincular materno en función de parto múltiple
Total N(%)
Prematuros No múltiple N(%)
Prematuros múltiple N(%)
P (X2)(*)
35(39%)
21 (42%)
14(35%)
Estrés No Sí 55(61%) 29 (58%) 26(65%)
X2=0.211 p= 0.646
58 (64%)
31(62%)
27(68%)
Vínculo Seguro Inseguro 32 (36%) 19(38%) 13(33%)
X2=0.102 p=0.749
Vinculo Seguro 58 (64%) 31(62%) 27(68%) Inseguro evitativo 20 (22%) 11(22%) 9(23%) Inseguro preocupado 12 (13%) 8(16%) 4 (10%)
X2=0.707 p=0.702
(*) X2 significa que el test utilizado es el test X2 cuadrado de asociación
Figura 13: Estrés y modelo vincular materno en función de parto múltiple
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 175
4.7 INFLUENCIA DE LAS VARIABLES ESTRÉS MATERNO Y PREMATURIDAD
A continuación se presentan los resultados de los modelos
multivariantes en los que, como variables respuesta, se consideran las
variables índice de desarrollo, trastornos psicofuncionales y modelo vincular,
que se explican en función de prematuridad y estrés materno.
También se han considerado las interacciones entre prematuridad y
estrés, pero en ningún caso han resultado ser significativas y por tanto se
muestran exclusivamente los resultados considerando un efecto aditivo de las
mismas.
4.7.1 Índices de desarrollo, peso y talla en función de estrés materno y prematuridad
Mientras el índice mental parece estar más influido por la prematuridad que por el estrés materno, causando aquella una disminución
en el índice de aproximadamente 7 puntos, IC0.95%=(-14.638, -0.444) (ver tabla
15), el índice psicomotor parece estar más relacionado con el estrés que con la prematuridad, causando aquel un decremento en el índice de
aproximadamente 4 puntos, IC0.95%=(-10.119, -0.191).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 176
Tabla 15: Índices de desarrollo, talla y peso en función de estrés materno y prematuridad
Estimación Error Estándar T-value P-valor Indice mental
Prematuridad -7.251 2.532 -2.864 0.005 Estrés Materno -3.130 2.531 -1.237 0.218
Indice psicomotor Prematuridad 2.740 1.804 1.519 0.130
Estrés Materno -4.162 1.803 -2.309 0.022 Talla a los 2 años Prematuridad -2.347 0.477 -4.922 <0.001 Estrés Materno -0.157 0.477 -0.329 0.743 Peso a los 2 años Prematuridad -1621.27 204.515 -7.927 <0.001 EstrésMaterno -122.32 204.420 -0.598 0.550
Figura 14: Índices de desarrollo en función de estrés materno y
prematuridad
Es decir, el estrés parece influir negativamente en el índice psicomotor
(ver figura 14).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 177
En cuanto a la posible relación entre talla, peso y estrés, no se observa
ninguna asociación. En cambio se mantiene el efecto de la prematuridad sobre
ambas variables a los 2 años de seguimiento (figura 15).
Figura 15: Talla y peso en función de estrés materno y prematuridad
4.7.2 Trastornos psicofuncionales en función de estrés materno y prematuridad
4.7.2.1 Considerando las variables continuas
La relación entre la prematuridad y los trastornos de alimentación, del
comportamiento externalizado y el total de trastornos psicofuncionales sigue
manteniéndose significativa al incorporar la variable estrés en los modelos
multivariantes. Además, observamos que el estrés materno no parece agravar de forma significativa esta relación. En cambio, cabe destacar que
el estrés sí afecta a los trastornos del sueño, aumentando significativamente
en aproximadamente 0.5 puntos el valor medio de dicha escala (p=0.013). En
consecuencia, la presencia de estrés parece estar relacionada con los trastornos del sueño, haciendo que éstos sean mayores, pero es la
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 178
prematuridad la que juega un papel importante en presentar trastornos psicofuncionales en general.
Tabla 16: Trastornos psicofuncionales en función de estrés materno y prematuridad
Estimación Error Estándar T-value P-valor
T sueño Prematuridad -0.340 0.179 -1.901 0.059 Estrés Materno 0.448 0.179 2.506 0.013 T alimentación Prematuridad 0.419 0.178 2.355 0.020 Estrés Materno 0.164 0.178 0.923 0.357 T psicosomáticos Prematuridad 0.043 0.051 0.846 0.398 Estrés Materno -0.016 0.051 -0.309 0.758 T comp externalizado Prematuridad 0.222 0.101 2.208 0.029 Estrés Materno -0.043 0.101 -0.429 0.668 T comp internalizado Prematuridad 0.057 0.100 0.574 0.567 Estrés Materno 0.010 0.100 0.102 0.919 Total T Psicofuncional Prematuridad 0.089 0.049 1.823 0.070 Estrés Materno 0.002 0.049 0.032 0.975
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 179
Figura 16: Trastornos psicofuncionales en función de estrés materno y
prematuridad
4.7.2.2 Considerando las variables categóricas
Mediante este enfoque adicional, si consideramos las variables
respuesta categorizándolas como normalidad/perturbación, corroboramos los
resultados obtenidos en la sección anterior. En concreto, los resultados de los
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 180
modelos de regresión logística muestran que el estrés está muy relacionado con el trastorno del sueño. Para este trastorno, el intervalo del Odds-ratio
ajustado para prematuridad contiene al 1 (ORajustado=0.61, IC0.95%=(0.32, 1.15),
y sin embargo el relativo a estrés materno es significativamente superior
(ORajustado=2.21, IC0.95%=(1.17, 4.19)).
Tabla 17: Trastornos psicofuncionales en función de estrés materno y prematuridad
Estimación Odds-ratio
Error Estándar T-value P-valor
T sueño Prematuridad -0.502 0.605 0.326 -1.537 0.124 Estrés Materno 0.794 2.212 0.326 2.433 0.015 T alimentación Prematuridad 0.903 2.467 0.387 2.336 0.020 Estrés Materno 0.315 1.370 0.378 0.832 0.405 T psicosomáticos Prematuridad 0.095 1.099 0.304 0.311 0.756 Estrés Materno -0.118 0.889 0.304 -0.389 0.698 T comp exterrnalizado Prematuridad 0.574 1.775 0.306 1.873 0.061 Estrés Materno -0.215 0.807 0.306 -0.701 0.483 T comp internalizado Prematuridad 0.059 1.060 0.306 0.192 0.848 Estrés Materno -0.266 0.766 0.306 -0.871 0.384 Total T Psicofuncional Prematuridad 0.589 1.802 0.306 1.923 0.055 Estrés Materno 0.029 1.030 0.306 0.096 0.924
Se mantienen los resultados significativos o con tendencia a la
significación de la variable prematuridad, tanto en trastorno de la alimentación
(ORajustado=2.47, IC0.95%= (1.19, 5.26)), como en trastorno del comportamiento
externalizado (ORajustado=1.78, IC0.95%= (0.97, 3.24)) y en el total de trastornos
psicofuncionales (ORajustado=1.80, IC0.95%= (0.99, 3.28)). Todo ello indica que el
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 181
riesgo de padecer dichos trastornos prácticamente se duplica en los
prematuros y que, por el contrario, no se ven modificados de forma
significativa por la presencia de estrés materno.
4.7.3 Modelo vincular materno en función de estrés y prematuridad
El modelo de regresión logística ajustado muestra que el estrés está
muy relacionado con presentar vínculo inseguro. En concreto, el odds-ratio
ajustado de tener vínculo inseguro es aproximadamente el doble en presencia
de estrés materno (ORajustaod=2.54 IC95%= 1.33, 4.63) y, en cambio, no se ve
influenciado por la prematuridad.
Tabla 18: Modelo vincular materno en función de estrés y prematuridad
Estimación Odds-ratio
Error Estándar T-value P-valor
Vínculo Prematuridad -0.113 0.893 0.325 -0.348 0.728 Estrés Materno 0.935 2.547 0.328 2.852 0.004
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 182
4.8 INFLUENCIA DE LAS VARIABLES MODELO VINCULAR MATERNO Y PREMATURIDAD
A continuación se presentan los resultados de los modelos
multivariantes en los que se consideran como variables respuesta los índices
de desarrollo, los trastornos psicofuncionales y el estrés materno, que se
explican en función de prematuridad y vínculo.
También se han considerado las interacciones entre prematuridad y
vínculo, pero en ningún caso han resultado ser significativas y, por tanto, se
muestran exclusivamente los resultados considerando un efecto aditivo de las
mismas.
4.8.1 Índices de desarrollo, peso y talla en función de modelo vincular materno y prematuridad
Tabla 19: Índices de desarrollo, talla y peso en función de modelo vincular materno y
prematuridad
Estimación Error Estándar T-value P-valor
Indice mental Prematuridad -7.782 2.416 -3.222 0.002 Vínculo -7.851 2.541 -3.090 0.002 Indice psicomotor Prematuridad 1.847 1.777 1.039 0.300 Vínculo -2.065 1.869 -1.104 0.271 Talla a los 2 años Prematuridad -2.385 0.465 -5.131 <0.001 Vínculo 0.109 0.489 0.223 0.824 Peso a los 2 años Prematuridad -1655.45 198.405 -8.344 <0.001 Vínculo 295.964 208.708 1.418 0.158
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 183
El índice mental se ve influenciado por el vínculo inseguro y la
prematuridad. Sigue apreciándose con claridad el efecto de la prematuridad
sobre el índice de desarrollo mental, talla y peso a los 2 años como ya había
aparecido anteriormente.
4.8.2 Trastornos psicofuncionales en función de modelo vincular materno y prematuridad
4.8.2.1 Considerando las variables continuas
No parece haber ninguna relación entre vínculo inseguro y sufrir
trastornos psicofuncionales, mientras que se mantienen la relación entre
prematuridad y padecer dichos trastornos, en particular padecer trastornos en
la alimentación, trastornos en el comportamiento externalizado y trastornos
totales.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 184
Tabla 20: Trastornos psicofuncionales en función de modelo vincular materno y
prematuridad
Estimación Error Estándar T-value P-valor T sueño Prematuridad -0.242 0.177 -1.368 0.173 Vínculo 0.106 0.187 0.567 0.571 T alimentación Prematuridad 0.454 0.174 2.612 0.010 Vínculo 0.086 0.183 0.472 0.638 T psicosomáticos Prematuridad 0.040 0.049 0.805 0.422 Vínculo -0.039 0.052 -0.747 0.456 T comp externalizado Prematuridad 0.213 0.098 2.170 0.031 Vínculo -0.050 0.104 -0.480 0.632 T comp internalizado Prematuridad 0.057 0.097 0.594 0.553 Vínculo 0.130 0.102 1.274 0.204 Total T Psicofuncional Prematuridad 0.089 0.048 1.872 0.063 Vínculo 0.001 0.050 0.020 0.984
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 185
Figura 17: Trastornos psicofuncionales en función de modelo vincular
materno y prematuridad
4.8.2.2 Considerando las variables categóricas
Los resultados de los modelos de regresión logística muestran que el
tipo de vínculo no parece tener ninguna influencia sobre la presencia de
trastornos psicofuncionales y, por tanto, todos los intervalos del Odds-ratio
ajustado para prematuridad contienen al 1. Se mantienen los resultados
significativos o con tendencia a la significación de la variable prematuridad
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 186
tanto en trastorno de la alimentación (ORajustado=2.64, IC0.95%= (1.26, 5.54)),
como en trastorno del comportamiento externalizado (ORajustado=1.69, IC0.95%=
(0.94, 3.03)) y en el total de trastornos psicofuncionales (ORajustado=1.82,
IC0.95%= (1.01, 3.27)), indicando todos ellos que el riesgo de padecer dichos
trastornos prácticamente se duplica en presencia de prematuridad, y no se ven
modificados de forma significativa por el tipo de vínculo.
Tabla 21: Trastornos psicofuncionales en función de modelo vincular materno y
prematuridad
Estimación Odds-ratio Error Estándar T-value P-valor
T sueño Prematuridad -0.312 0.732 0.310 -1.006 0.314 Vínculo -0.009 0.991 0.326 -0.028 0.978 T alimentación Prematuridad 0.970 2.638 0.379 2.561 0.010 Vínculo -0.059 0.943 0.389 -0.151 0.880 T psicosomáticos Prematuridad 0.070 1.073 0.297 0.237 0.813 Vínculo -0.162 0.851 0.315 -0.513 0.608 T comp exterrnalizado
Prematuridad 0.525 1.691 0.298 1.764 0.078 Vínculo 0.095 1.099 0.315 0.300 0.764 T comp internalizado Prematuridad -0.005 0.995 0.298 -0.017 0.986 Vínculo 0.303 1.354 0.313 0.970 0.332 Total T Psicofuncional Prematuridad 0.597 1.817 0.300 1.991 0.046 Vínculo 0.269 1.308 0.318 0.845 0.398
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 187
4.8.3 Estrés materno en función de modelo vincular y prematuridad
Tabla 22: Estrés materno en función de modelo vincular y prematuridad
Estimación Odds-ratio Error Estándar T-value P-valor
Estrés Materno Prematuridad 0.942 2.565 0.309 3.048 0.002 Vínculo 0.935 2.547 0.328 2.852 0.004
La variable vínculo inseguro tiene un efecto agravante sobre el estrés
materno (ORajustado=2,55, IC0.95%=(1.34, 4.84)) que se añade al que ya hemos
visto que tiene la prematuridad (ORajustado=2.57, IC0.95%=(1.40, 4.70)).
Por tanto, se evidencia una relación significativa entre estrés y modelo
vincular, incluso ajustando por la variable prematuridad. Lo que quiere decir
que se trate de prematuros o de no prematuros la relación entre ambas
variables es significativa.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 188
4.9 INFLUENCIA DE LAS VARIABLES NIVEL SOCIOECONÓMICO Y PREMATURIDAD
Como ya hemos visto en la descripción de la muestra, el nivel
socioeconómico es equiparable en ambos grupos.
En este apartado se analiza si dicho nivel tiene alguna influencia en
algunas de las variables respuesta consideradas y si la relación entre el nivel
socioeconómico y dichas variables respuesta difiere según la prematuridad, lo
que implicaría que el nivel socioeconómico puede ejercer como efecto
moderador. Dado que el factor interacción no ha resultado ser significativo en
ningún caso, se puede concluir que no existen evidencias de que el nivel
socioeconómico influya de forma diferente, en los grupos de prematuros y no
prematuros, sobre las variables de interés (índices de desarrollo, trastornos
psicofuncionales, estrés y modelo vincular materno). Recordemos que esta
variable se interpreta teniendo en cuenta que valores altos se refieren a mayor
nivel de pobreza.
4.9.1 Indices de desarrollo, talla y peso a los 2 años en función de nivel socioeconómico y prematuridad
La variable nivel socioeconómico no parece tener ninguna influencia
sobre el índice mental ni psicomotor, ni tampoco sobre la talla y el peso en el
seguimiento. Se sigue manteniendo el claro efecto de la variable prematuridad
sobre el índice mental, lo que implicaría que también ajustando por nivel
socioeconómico, el pertenecer al grupo de prematuros influye de manera
negativa (-7.929, IC95%=(-12.809, -4.950)), mientras que el nivel
socioeconómico no influye (-1.375, IC95%=(-4.950, ,2.199)).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 189
Tabla 23: Índices de desarrollo, talla y peso en función de nivel
socioeconómico y prematuridad
Estimación Error Estándar T-value P-valor Indice mental Prematuridad -7.929 2.473 -3.206 0.002 Nivel soc -1.375 1.812 -0.759 0.449 Indice psicomotor Prematuridad 1.781 1.780 1.001 0.318 Nivel soc 0.965 1.304 0.740 0.460 Talla a los 2 años Prematuridad -2.382 0.465 -5.124 0.000 Nivel soc -0.054 0.340 -0.159 0.874 Peso a los 2 años Prematuridad -1649.25 199.45 -8.269 0.000 Nivel soc 19.046 146.09 0.130 0.896
4.9.2 Trastornos psicofuncionales en función de nivel socioeconómico y prematuridad
4.9.2.1 Considerando las variables continuas
En el estudio del efecto del estatus socioeconómico sobre los trastornos
psicofuncionales, cabe destacar su efecto significativo sobre los trastornos del
comportamiento internalizado, con una estimación del coeficiente de regresión
de 0.151, IC95%=(0.011, 0.291). Esto implica que a mayor índice de pobreza,
mayor puntuación en los trastornos de comportamiento internalizado. También
parece tener cierto efecto sobre los trastornos de alimentación, con estimación
0.192, IC95%=(-0.059, 0.444), aunque no llega a ser significativo. Por otro lado,
se sigue conservando el efecto de la prematuridad en los tres tipos de
trastornos que se detectaron anteriormente: trastornos de alimentación
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 190
(p=0.009), trastornos de comportamiento externalizado (p=0.032) y trastornos
psicofuncionales totales (p=0.062).
Tabla 24: Trastornos psicofuncionales en función de nivel socioeconómico y
prematuridad
Estimación Error Estándar T-value P-valor
T sueño Prematuridad -0.242 0.177 -1.365 0.174 Nivel soc 0.131 0.131 1.004 0.317 T alimentación Prematuridad 0.454 0.173 2.629 0.009 Nivel soc 0.192 0.127 1.508 0.133 T psicosomáticos Prematuridad 0.040 0.049 0.800 0.425 Nivel soc -0.024 0.036 -0.663 0.508 T comp externalizado Prematuridad 0.213 0.098 2.166 0.032 Nivel soc -0.016 0.072 -0.215 0.830 T comp internalizado Prematuridad 0.059 0.096 0.611 0.542 Nivel soc 0.151 0.071 2.127 0.035 Total T Psicofuncional Prematuridad 0.089 0.048 1.877 0.062 Nivel soc 0.027 0.035 0.777 0.438
4.9.2.2 Considerando las variables categóricas
Si adicionalmente ajustamos los modelos de regresión logística teniendo
en cuenta perturbación por encima de la mediana, obtenemos resultados
similares (ver tabla 25).
Considerando como variable respuesta la clasificación trastorno por
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 191
encima de la mediana, aún ajustando por nivel socioeconómico, el efecto de la
prematuridad sigue siendo relevante en trastornos de la alimentación
(ORajustado=2.65, IC95%=(1.26, 5.59)), trastornos de comportamiento
externalizado (ORajustado=1.70 IC95%= (0.94, 3.04)) y trastornos
psicofuncionales totales (ORajustado=1.82, IC95%=(1.01, 34.27)). En cambio, el
efecto del nivel socioeconómico sobre el comportamiento internalizado ya no
es significativamente relevante (ORajustado =1.32, IC95%=(0.85,2.04)).
Tabla 25: Efecto del nivel socioeconómico en la probabilidad de trastorno
psicofuncional por encima de la mediana
Estimación Odds-ratio Error Estándar T-value P-valor
T sueño Prematuridad -0.313 0.732 0.310 -1.008 0.313 Nivel soc 0.081 1.085 0.229 0.355 0.723 T alimentación Prematuridad 0.975 2.652 0.380 2.567 0.010 Nivel soc 0.319 1.375 0.286 1.113 0.266 T psicosomáticos Prematuridad 0.070 1.073 0.298 0.236 0.814 Nivel soc -0.247 0.781 0.220 -1.121 0.262 T comp exterrnalizad Prematuridad 0.528 1.695 0.298 1.769 0.077 Nivel soc -0.170 0.844 0.221 -0.767 0.443 T comp internalizado Prematuridad -0.002 0.998 0.299 -0.007 0.995 Nivel soc 0.275 1.317 0.224 1.227 0.220 Total T Psicofunciona Prematuridad 0.597 1.817 0.300 1.991 0.046 Nivel soc 0.162 1.175 0.220 0.733 0.463
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 192
4.9.3 Modelo vincular y estrés materno en función de nivel socioeconómico y prematuridad
El efecto del nivel socioeconómico sobre el tipo de vínculo es
significativo (ORajustado=1.69, IC0.95%=(1.05, 2.73)), mientras que no lo es sobre
el estrés materno (ORajustado= 0.97 IC0.95%=(0.63,1.5)). Esto indica que por cada
punto que aumenta el nivel de pobreza, el riesgo de tener vínculo inseguro es
en torno al 70% más alto, mientras que el riesgo de padecer estrés materno es
alto independientemente del nivel socioeconómico. Además, el efecto del nivel
socioeconómico es similar en los dos grupos de la muestra, ya que la
interacción entre la variable nivel socioeconómico y prematuridad no resultó
ser significativa (p=0.215). Por ello, el status socioeconómico de la familia no
tiene efecto moderador sobre los resultados. En cambio, sigue manteniéndose
la clara influencia de la prematuridad elevando el riesgo de padecer estrés
materno (ORajustado= 2.51, IC0.95%= (1.39,4.53)).
Tabla 26: Efecto del nivel socioeconómico en la probablidad de padecer vínculo
inseguro y estrés
Estimación Odds-ratio
Error Estándar T-value P-valor
Vinculo Prematuridad 0.090 1.094 0.313 0.287 0.774 Nivel soc 0.526 1.692 0.243 2.161 0.031 Estrés Materno Prematuridad 0.919 2.507 0.301 3.051 0.002 Nivel soc -0.028 0.973 0.221 -0.125 0.901
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 193
4.10 INFLUENCIA DE LAS VARIABLES NIVEL EDUCATIVO DE LA MADRE Y PREMATURIDAD
El nivel de educación de la madre no difiere de forma significativa entre
los grupos. Sin embargo, puede tener algún efecto sobre los índices de
desarrollo, los trastornos psicofuncionales, el modelo vincular y el estrés
materno, e incluso puede afectar de forma diferente a los dos grupos de la
muestra.
4.10.1 Índices de desarrollo, talla y peso a los 2 años en función de nivel educativo de la madre y prematuridad
La variable educación de la madre no parece tener una influencia clara
sobre los índices de desarrollo, aunque se observa cierta relación entre tener
mayor nivel educativo y obtener valores más altos de índice mental (b=2.66,
IC95%=(-0.58, 5.89). Se sigue manteniendo el claro efecto de la variable
prematuridad sobre el índice mental, lo que implicaría que también ajustando
por nivel educativo de la madre, el pertenecer al grupo de prematuros influye
de manera negativa (-7.915, IC95%=(-12.768, -3.062)).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 194
Tabla 27: Índices de desarrollo, talla y peso en función de nivel educativo materno
y prematuridad
Estimación Error Estándar T-value P-valor Indice mental Prematuridad -7.915 2.460 -3.218 0.002 Nivel educ m 2.655 1.639 1.620 0.107 Indice psicomotor Prematuridad 1.809 1.782 1.015 0.311 Nivel educ m 0.506 1.187 0.426 0.671 Talla a los 2 años Prematuridad -2.386 0.464 -5.138 0.000 Nivel educ m -0.186 0.309 -0.602 0.548 Peso a los 2 años Prematuridad -1648.2 199.397 -8.266 0.000 Nivel educ m 41.06 132.863 0.309 0.758
4.10.2 Trastornos psicofuncionales en función de nivel educativo de la madre y prematuridad
4.10.2.1 Considerando las variables continuas
El efecto del nivel educativo de la madre sobre los trastornos
psicofuncionales resulta ser relevante en varios de los aspectos analizados.
Un mayor nivel educativo ejerce como factor protector en los trastornos de
comportamiento, tanto internalizado (b=-0.21,IC0.95%=(-0.336,-0.088)) como
externalizado (b=-0.12, IC0.95%=(-0.247, 0.009)), y también cuando
consideramos los trastornos de manera global (b=-0.07, IC0.95%=(-0.137, -
0.012)). Por otro lado, se sigue conservando el efecto de la prematuridad en
los tres tipos de trastornos que se detectó anteriormente: trastornos de
alimentación (p=0.010), trastornos de comportamiento externalizado (p=0.030)
y trastornos psicofuncionales totales (p=0.059) (tabla 28).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 195
Tabla 28: Trastornos psicofuncionales en función de nivel educativo materno y
prematuridad Estimación Error Estándar T-value P-valor T sueño Prematuridad -0.242 0.176 -1.372 0.172 Nivel educ m -0.193 0.118 -1.644 0.102 T alimentación Prematuridad 0.454 0.173 2.620 0.010 Nivel educ m -0.093 0.116 -0.806 0.421 T psicosomáticos Prematuridad 0.040 0.049 0.801 0.424 Nivel educ m 0.025 0.033 0.761 0.447 T comp externalizado Prematuridad 0.212 0.097 2.182 0.030 Nivel educ m -0.119 0.065 -1.835 0.068 T comp internalizado Prematuridad 0.059 0.094 0.621 0.535 Nivel educ m -0.212 0.063 -3.364 0.001 Total T Psicofuncional Prematuridad 0.089 0.047 1.898 0.059 Nivel educ m -0.073 0.031 -2.347 0.020
4.10.2.2 Considerando las variables categóricas
Si adicionalmente ajustamos los modelos de regresión logística teniendo
en cuenta perturbación por encima de la mediana, obtenemos resultados
similares (ver tabla 29).
Considerando como variable respuesta la clasificación trastorno por
encima de la mediana, el efecto de la prematuridad, ajustado por nivel
educativo de la madre, sigue siendo relevante en trastornos de la alimentación
(ORajustado=2.64, IC95%=(1.26, 5.54)), trastornos de comportamiento
externalizado (ORajustado=1.69 IC95%= (0.94, 3.03)) y el total de trastornos
psicofuncionales (ORajustado=1.86, IC95%=(1.02, 3.38)). Adicionalmente, el efecto
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 196
protector del nivel educativo de la madre sobre los trastornos en el
comportamiento internalizado (ORajustado =0.59, IC95%=(0.39, 0.88)) y sobre los
trastornos totales (ORajustado =0.58, IC95%=(0.38, 0.87)), es significativamente
relevante.
Tabla 29: Efecto del nivel educativo de la madre en la probabilidad de trastorno
psicofuncional por encima de la mediana
Estimación Odds- ratio
Error Estándar T-value P-
valor T sueño Prematuridad -0.314 0.731 0.311 -1.010 0.313 Nivel educ m -0.169 0.844 0.206 -0.821 0.412 T alimentación Prematuridad 0.969 2.636 0.379 2.560 0.010 Nivel educ m -0.095 0.910 0.246 -0.385 0.701 T psicosomáticos Prematuridad 0.070 1.072 0.298 0.235 0.814 Nivel educ m 0.174 1.190 0.199 0.874 0.382 T comp externalizado Prematuridad 0.526 1.692 0.298 1.766 0.077 Nivel educ m -0.098 0.907 0.199 -0.492 0.623 T comp internalizado Prematuridad -0.002 0.998 0.303 -0.005 0.996 Nivel educ m -0.535 0.586 0.206 -2.596 0.009 Total T Psicofuncional Prematuridad 0.618 1.856 0.306 2.021 0.043 Nivel educ m -0.548 0.578 0.208 -2.633 0.008
4.10.3 Modelo vincular y estrés materno en función de nivel educativo de la madre y prematuridad
El efecto protector que ejerce el nivel educativo de la madre sobre la
presencia de vínculo inseguro es significativo y muy notable (ORajustado=0.51,
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 197
IC0.95%=(0.33, 0.78)), mientras que no lo es sobre el estrés materno (ORajustado=
0.77 IC0.95%=(0.55,1.13)). Esto indica que por cada punto que aumenta el nivel
de educación, el riesgo de tener vínculo inseguro es en torno al 50% más bajo,
mientras que el riesgo de padecer estrés materno es alto independientemente
del nivel de educación. Este resultado es concordante con el obtenido para el
nivel socioeconómico de la familia. Además, el efecto del nivel educativo es
similar sobre los dos grupos de la muestra, ya que la interacción entre nivel
educativo y grupo no resultó ser significativa (p=0.440 para vínculo y p=0.250
para estrés de la madre), por lo que el nivel educativo de la madre no tiene
efecto moderador sobre el resultado. Por otro lado, sigue manteniéndose el
claro efecto de la prematuridad sobre el aumento de riesgo de padecer estrés
materno (ORajustado= 2.52, IC0.95%= (1.39,4.56)).
Tabla 30: Efecto del nivel educativo de la madre en la probabilidad de padecer vínculo
inseguro y estrés
Estimación Odds-ratio
Error Estándar T-value P-valor
Vinculo Prematuridad 0.096 1.101 0.318 0.304 0.761 Nivel educ m -0.673 0.510 0.216 -3.114 0.002 Estrés Materno Prematuridad 0.924 2.518 0.303 3.049 0.002 Nivel educ m -0.274 0.761 0.203 -1.349 0.177
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 198
4.11 INFLUENCIA DE LAS VARIABLES NIVEL EDUCATIVO DEL PADRE Y PREMATURIDAD
El nivel de educación del padre no difiere de forma significativa entre los
grupos. Sin embargo puede tener algún efecto sobre los índices de desarrollo,
los trastornos psicofuncionales, el modelo vincular y el estrés materno, e
incluso puede afectar de forma diferente en los dos grupos de la muestra.
4.11.1 Índices de desarrollo, talla y peso en función de nivel educativo del padre y prematuridad
La variable educación del padre no parece tener una influencia clara
sobre los índices de desarrollo. Se sigue manteniendo el claro efecto de la
variable prematuridad sobre el índice mental, lo que implicaría que también
ajustando por nivel educativo del padre, el pertenecer al grupo de prematuros
influye de manera negativa (-8.233, IC95%=(-13.118, -3.347)).
Tabla 31: Índices de desarrollo, talla y peso en función de nivel educativo paterno
y prematuridad
Estimación Error Estándar T-value P-valor Indice mental Prematuridad -8.233 2.476 -3.325 0.001 Nivel educ p 1.995 1.587 1.257 0.210 Indice psicomotor Prematuridad 1.791 1.790 1.001 0.318 Nivel educ p 0.073 1.147 0.064 0.949 Talla a los 2 años Prematuridad -2.377 0.467 -5.094 <0.001 Nivel educ p -0.043 0.299 -0.144 0.886 Peso a los 2 años Prematuridad -1623.71 199.121 -8.154 <0.001 Nivel educ p -182.09 127.649 -1.426 0.155
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 199
4.11.2 Trastornos psicofuncionales en función de nivel educativo del padre y prematuridad
4.11.2.1 Considerando las variables continuas
El efecto del nivel educativo del padre sobre los trastornos
psicofuncionales también resulta ser significativo para algunos de los
trastornos. Un mayor nivel educativo del padre ejerce un factor protector en los
trastornos de comportamiento internalizado (b=-0.189, IC0.95%=(-0.310, -0.069))
y también cuando consideramos todos los trastornos de manera global (b=-
0.079, IC0.95%=(-0.138, -0.019)). Por otro lado, se sigue conservando el efecto
de la prematuridad en los tres tipos de trastornos que se detectó
anteriormente: trastornos de alimentación (p=0.006), trastornos de
comportamiento externalizado (p=0.024) y el total de trastornos
psicofuncionales (p=0.032).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 200
Tabla 32: Trastornos psicofuncionales en función de nivel educativo paterno y
prematuridad
Estimación Error Estándar T-value P-valor
T sueño Prematuridad -0.231 0.178 -1.296 0.196 Nivel educ p -0.068 0.114 -0.598 0.551 T alimentación Prematuridad 0.480 0.173 2.769 0.006 Nivel educ p -0.171 0.111 -1.539 0.125 T psicosomáticos Prematuridad 0.044 0.050 0.882 0.379 Nivel educ p -0.027 0.032 -0.851 0.396 T comp externalizado Prematuridad 0.224 0.098 2.280 0.024 Nivel educ p -0.077 0.063 -1.232 0.220 T comp internalizado Prematuridad 0.087 0.095 0.919 0.359 Nivel educ p -0.189 0.061 -3.105 0.002 Total T Psicofuncional Prematuridad 0.102 0.047 2.162 0.032 Nivel educ p -0.079 0.030 -2.630 0.009
4.11.2.2 Considerando las variables categóricas
Si adicionalmente ajustamos los modelos de regresión logística teniendo
en cuenta perturbación por encima de la mediana, obtenemos resultados
similares (tabla 33).
Considerando como variable respuesta la clasificación trastorno por
encima de la mediana, el efecto de la prematuridad ajustado por nivel
educativo del padre sigue siendo relevante en trastornos de alimentación
(ORajustado=2.76, IC95%=(1.30,5.84)), trastornos de comportamiento
externalizado (ORajustado=1.74, IC95%= (0.96, 3.13)) y trastornos
psicofuncionales en su totalidad (ORajustado=1.97, IC95%=(1.08, 3.59)).
Adicionalmente, el efecto protector del nivel educativo del padre sobre los
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 201
trastornos de comportamiento internalizado (ORajustado =0.59, IC95%=(0.40,
0.87)) y sobre los trastornos psicofuncionales totales (ORajustado =0.66,
IC95%=(0.44, 0.97)) es significativamente relevante.
Tabla 33: Efecto del nivel educativo del padre en la probabilidad de perturbación por
encima de la mediana
Estimación Odds-ratio
Error Estándar
T-value P-valor
T sueño Prematuridad -0.311 0.733 0.311 -0.998 0.318 Nivel educ p -0.009 0.991 0.199 -0.043 0.965 T alimentación Prematuridad 1.015 2.760 0.383 2.652 0.008 Nivel educ p -0.267 0.766 0.241 -1.109 0.268 T psicosomáticos Prematuridad 0.080 1.084 0.299 0.270 0.788 Nivel educ p -0.072 0.930 0.192 -0.377 0.706 T comp exterrnalizado Prematuridad 0.551 1.736 0.300 1.837 0.066 Nivel educ p -0.161 0.852 0.192 -0.836 0.403 T comp internalizado Prematuridad 0.080 1.084 0.305 0.264 0.792 Nivel educ p -0.533 0.587 0.201 -2.651 0.008 Total T Psicofuncional Prematuridad 0.678 1.969 0.307 2.209 0.027 Nivel educ p -0.422 0.656 0.199 -2.124 0.034
4.11.3 Modelo vincular y estrés materno en función de nivel educativo del padre y prematuridad
El efecto protector que ejerce el nivel educativo del padre sobre la
presencia de vínculo inseguro, aunque no tan relevante como el de la madre,
es también significativo (ORajustado=0.65, IC0.95%=(0.43, 0.97)), mientras que no
lo es sobre el estrés materno (ORajustado=1.05, IC0.95%=(0.72,1.54)). Esto indica
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 202
que por cada punto que aumenta el nivel de educación del padre, el riesgo de
tener vínculo inseguro es en torno al 35% más bajo, mientras que el riesgo de
padecer estrés materno es totalmente independientemente del nivel de
educación del padre. Este resultado es concordante con el obtenido para las
variables nivel socioeconómico de la familia y nivel educativo de la madre.
Además, el efecto del nivel educativo es similar en los dos grupos de la
muestra, ya que la interacción tampoco resultó significativa. Por otro lado,
sigue manteniéndose el claro efecto de la prematuridad sobre el aumento de
riesgo de padecer estrés materno (ORajustado= 2.49, IC0.95%= (1.38,4.50)) (tabla
34).
Tabla 34: Efecto del nivel educativo del padre en la probabilidad de padecer vínculo
inseguro y estrés
Estimación Odds-ratio
Error Estándar T-value P-valor
Vinculo Prematuridad 0.162 1.176 0.314 0.516 0.606 Nivel educ p -0.436 0.647 0.206 -2.117 0.034 Estrés Materno Prematuridad 0.912 2.489 0.302 3.017 0.003 Nivel educ p 0.051 1.052 0.194 0.263 0.792
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 203
5. DISCUSIÓN
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 204
5.1 SOBRE LA POBLACIÓN
La muestra total del estudio se compone de 90 niños nacidos
prematuros de muy bajo peso al nacer (RNMBP) y 96 nacidos a término con
peso normal (RNPN).
Como ya se ha señalado, el porcentaje de niños prematuros RNMBP
que continúan en el programa de seguimiento de la Unidad de Neonatología
del Hospital de Cruces (Bizkaia), a los 2 años de edad, es del 81%. Es una
cifra aceptable teniendo en cuenta las características de la población atendida
en dicho hospital (población de lugares lejanos) y comparable a otros centros
de nuestro país (Arce et al 2003).
En relación a las 17 familias que -estando en el programa de
seguimiento de prematuros- no aceptaron participar en el estudio, no hemos
encontrado características reseñables que puedan explicar este rechazo,
como podría ser la gravedad médica del niño o distorsiones del funcionamiento
familiar que habíamos barajado inicialmente. Creemos que una de las razones
es que las pruebas se realizaron en un centro de salud fuera del hospital, que
era desconocido para ellos y, en algunos casos, lejano a su domicilio, puesto
que la población proviene de toda la provincia de Bizkaia.
La población de prematuros tenía, al nacimiento, una media de peso de
1159,76 gr. y una edad gestacional media de 29,98 semanas, con tiempos de
hospitalización media en UCI de más de 1 semana de duración en un 57% y
de hospitalización media total en el Unidad de Neonatología de más de 1 mes
en el 78%, lo que nos hace considerar a la muestra como presentando una
severidad médica o riesgo biológico neonatal de grado medio-severo evaluado según las clasificaciones al uso y comparándolas con las
poblaciones de los estudios revisados.
Encontramos una proporción relativamente elevada de embarazos-
partos múltiples (45%), casi todos gemelares (solo hubo 5 trillizos; el sexto
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 205
tenía peso mayor de 1500 gr. por lo que no entró en el estudio). Como hemos
mencionado anteriormente, la causa más frecuente de estos embarazos
múltiples en nuestro medio son las técnicas de reproducción asistida. Hemos
considerado esta variable por separado buscando su posible influencia en su
interacción con otras. De ello trataremos en uno de los puntos siguientes.
En relación a las variables familiares (edad de la madre, nivel educativo
de los padres y antecedentes psiquiátricos de éstos) y sociodemográficas
(nivel socioeconómico o índice de pobreza), las dos poblaciones pueden ser
consideradas como similares.
Únicamente se encuentra una pequeña diferencia -sin tener significación
estadística- en la variable sexo, habiendo una proporción mayor de varones en
el grupo de recién nacidos de peso normal-RNPN en comparación con el de
prematuros-RNMBP.
Las diferencias en la variable centro sanitario de nacimiento,
considerando el modelo sanitario de nuestro pais, no creemos que tengan
influencia significativa en los resultados del estudio.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 206
5.2 SOBRE EL NIVEL DE DESARROLLO
Tanto la población de niños que nacieron prematuros con muy bajo
peso, como la de niños sanos a comparar, presentan un nivel de desarrollo mental y psicomotor medidos por las Escalas Bayley dentro de la normalidad (índices >85). Lo mismo aparece reflejado en diversas
publicaciones (Aylward et al 1989: meta-análisis de varios estudios, Ibáñez
2002) con muestras similares en términos de peso y edad gestacional al nacer.
Debemos señalar que, en el presente estudio, fueron excluidos los niños
prematuros con secuelas neurosensoriales medias o severas que podrían
haber influido en un descenso de estos valores en las pruebas de desarrollo,
que se encuentran dentro de rangos de normalidad en nuestra población.
En algunos estudios, con muestras de extrema inmadurez y bajo peso,
se han informado resultados más bajos en las pruebas de desarrollo, lo cual es
un dato esperable y vinculado a dicha inmadurez biológica, con una influencia
más marcada en estas edades tempranas (Taylor et al 1999, Wood et al 2000,
Anderson et al 2003).
En nuestra población se ha encontrado una correlación significativa entre peso al nacer y resultados del índice mental, coincidente con los
estudios revisados. En cambio, cuando hemos agrupado la población de
prematuros en función de la severidad médica (bajo peso y edad gestacional y
mayor duración de la hospitalización en UCI) no se aprecian peores resultados
en los tests de desarrollo en el subgrupo de prematuros más vulnerables
médicamente. Lo mismo es referido por Miceli et al (2000), que concluyen que
la inmadurez o las complicaciones médicas no influyen de manera relevante
en los resultados del desarrollo a los 36 meses, siendo factores relacionados
con el entorno familiar los que afectarían en mayor medida tras los primeros
meses de vida del niño prematuro.
Sin embargo es importante señalar que, sin dotarlo de sentido
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 207
patológico, sí encontramos diferencias al comparar los dos grupos en los
resultados del índice mental, que es más bajo en los prematuros (IM
prematuros: 99,36, IM no prematuros: 107,31, p=0,001). En cambio no
aparece en nuestro estudio esta diferencia en relación al índice psicomotor,
similar en los dos grupos (IP prematuros: 95,64, IP no prematuros: 93,84). Ya
hemos planteado que pueden haber sido las condiciones para la realización de
las pruebas psicomotrices las que hayan originado estos resultados más bajos
en el grupo de niños no prematuros. Este hallazgo, que no coincide con la
generalidad de las investigaciones revisadas, nos hace cuestionar dichos
resultados en nuestro estudio y pensar que deberían haber sido más altos en
los niños no prematuros.
Este significativo, aunque no patológico, desfase o retraso en el nivel de
desarrollo mental, y también psicomotor, en los niños prematuros de muy bajo
peso a los dos años, se ha señalado en la mayoría de los trabajos revisados
(Schendel et al 1997, Jiménez et al 1997, Bylund et al 1998, Singer et al 1999,
Portellano 2007, Saitua 2007).
Hay que ser prudente a la hora de valorar estos resultados como
indicadores de mala evolución en el desarrollo de estos niños prematuros ya
que, insistimos, han de entenderse como dentro de los márgenes de la
normalidad y, además, algunos estudios de seguimiento han comprobado que
la tendencia es a igualarse con el paso de los años.
A pesar de que los grandes prematuros presentan, a lo largo de la
infancia, valores del cociente intelectual en un rango medio, casi todos los
estudios de seguimiento encuentran una mayor frecuencia de dificultades en
los aprendizajes y peores resultados escolares (Bylund et al 1998, Bhutta et al
2002, Hack 2005).
Es importante tener en cuenta las diferencias entre las poblaciones
estudiadas, sobre todo en relación al peso y edad gestacional del nacimiento.
A pesar de que se ha referido que la mayor vulnerabilidad biológica no se
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 208
asocia a resultados significativamente más bajos en las pruebas de desarrollo,
las muestras de niños con extrema prematuridad son los que tienden a
presentar algunas diferencias si se comparan con niños sanos a término. No
obstante, los resultados del desarrollo en estas poblaciones están mejorando
significativamente en los últimos años (Bhutta et al 2002, Anderson et al 2003,
Marlow et al 2005). Esta mejoría en los resultados del desarrollo en los
primeros años es debida, tanto a la eficacia de los cuidados y tratamientos
médicos aportados a los grandes prematuros, como a la mayor implicación de
las familias durante la estancia hospitalaria y al apoyo que reciben
posteriormente.
En este estudio hemos planteado como objetivo ver posibles
asociaciones de los índices del desarrollo con otras variables, lo que
abordaremos en varios de los apartados posteriores.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 209
5.3 SOBRE LA RELACIÓN MADRE-HIJO
Las madres de los niños prematuros de muy bajo peso al nacer
(RNMBP) de nuestro estudio han experimentado mayores niveles de estrés
durante el primer año de vida de su hijo, siendo claras y significativas
(p=0,003) las diferencias en esta variable comparando con el grupo de madres
de niños sanos al nacer. La probabilidad de las madres de grandes prematuros
de nuestra población de padecer estrés, durante el primer año de vida de su
hijo, es el doble que las de niños no prematuros.
Este hallazgo coincide con la generalidad de los estudios revisados que
consideran que el nacimiento de un niño con gran prematuridad es una
experiencia de estrés y gran desbordamiento emocional para los padres
(Parker-Loewen et al 1988, Druon 1996, Miles et al 1997, Singer et al 1999,
Jacoby et al 2003). Algunos autores plantean incluso que, en un alto
porcentaje de casos, puede cumplir criterios de un trastorno por estrés
postraumático cuando se evalúa a los padres meses después del nacimiento
prematuro (Pierrehumbert et al 2003, Muller-Nix et al 2004).
Los testimonios recogidos para valorar el estrés materno en la
Entrevista R van en la línea de intensas y contradictorias emociones ligadas a
los recuerdos de la situación de inmadurez y de incertidumbre por el estado de
salud del hijo, sobre todo los primeros días o semanas tras el nacimiento; a la
separación de él, a menudo durante varias semanas o meses; y a las
frecuentes vivencias de frustración en las actividades de crianza posteriores,
cuando ya el bebé ha sido dado de alta del hospital.
En pocos casos las madres de prematuros habían solicitado apoyo o
consulta psicológica, aunque algunas de ellas seguían teniendo -dos años
después del nacimiento- dificultad para recordar la estancia de su hijo en el
hospital sin verse desbordadas por la emoción o el llanto, o tener que recurrir,
como modo de protección, a la racionalización de los recuerdos o al olvido.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 210
Miles et al (1997) y Sibertin-Blanc et al (2001) encuentran una tasa
relativamente alta de madres cuyos síntomas de ansiedad y/o depresión
consideran que cumplían criterios de un trastorno clínico.
A pesar de que, en los últimos años, es cada vez mayor la implicación
en los cuidados y atención al hijo prematuro durante su estancia hospitalaria, y
que reciben más apoyo emocional por los profesionales, médicos y de
enfermería, los padres y madres siguen teniendo que hacer frente a una
experiencia emocional problemática debido al hecho de que sobreviven
prematuros cada vez más pequeños e inmaduros, con riesgos y
complicaciones más graves.
En cuanto a la calidad de la relación con su hijo, lo que hemos
denominado tipo de vínculo o modelo vincular (de apego), evaluado a
través de las representaciones maternas de apego, no se han encontrado diferencias entre las madres de los dos grupos estudiados.
Este hallazgo, al mismo tiempo que la presencia de tasas mayores de
estrés en las madres de prematuros, ha sido referido en otros trabajos (Druon
1996, Wijnrocks 1999, Halpern 2001, Ibáñez 2002, Muller-Nix et al 2004,
Pavoine et al 2004, Forcada-Guex et al 2006).
Sólo un estudio revisado -con una muestra relativamente pequeña y
evaluada a los 12 meses de vida de los hijos- encuentra diferencias en las
representaciones de apego presentando las madres de niños prematuros
mayor frecuencia de representaciones de apego inseguro comparadas con
madres del grupo control de niños sanos a término (Fava et al 1997).
En otra investigación (Borghini et al 2006), se encuentra un hallazgo en
principio sorprendente: son las madres de los prematuros en situación de bajo
riesgo biológico las que tienen más representaciones de apego inseguro
comparado con las de prematuros de alto riesgo. Ambos grupos evolucionan,
a lo largo de los primeros 18 meses de vida del hijo, hacia patrones de apego
seguro, pero el grupo de madres de alto riesgo lo hacen en mayor proporción,
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 211
es decir su interacción con el hijo mejora. Esto plantea, de nuevo, la
complejidad para evaluar las interacciones tempranas y el modo en que
ejercen influencia sobre ellas los acontecimientos traumáticos y los diversos
factores asociados.
Muller-Nix et al (2004) proponen que la experiencia de estrés de las
madres afecta significativamente a sus conductas interactivas con el bebé los
primeros meses tras el nacimiento, mostrándose las madres de prematuros
más controladoras y menos sensibles hacia el hijo, aunque las conductas
interactivas de éste no eran diferentes de los no prematuros. Con el paso del
tiempo (lo evalúan a los 18 meses de edad corregida del niño) dichas
conductas interactivas van igualándose con el grupo de madres de niños a
término.
Las concepciones teóricas y de investigación sobre la organización de
los modelos de apego -y, más ampliamente, de la personalidad- han
encontrado una tendencia a la estabilidad en dichos modelos. Por tanto, es
lógico pensar que las madres tienen un modelo vincular o de apego
internalizado que va a continuar estable a pesar de acontecimientos o
situaciones vitales adversas como puede ser un embarazo complicado, el
nacimiento muy prematuro de un hijo o las posibles complicaciones médicas
asociadas. La reacción emocional o el estrés padecido con estas experiencias
será manejado en función de sus capacidades adaptativas (mecanismos
psíquicos de defensa) y será resuelto de manera más o menos favorable
según dichas capacidades.
Aunque inicialmente la experiencia de estrés afecte a las conductas
interactivas y pueda alterar el tipo de vínculo, poco a poco éste tenderá a
estabilizarse hacia su pauta predominante. Parece improbable que las
respuestas en entrevistas de apego en adultos (madres) puedan verse
afectadas por dicho evento, puesto que lo que evalúan son las
representaciones de apego en relación a su propia infancia y no
específicamente hacia su hijo (George et al 1996, Borghini et al 2006). En
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 212
nuestro estudio hay que tener en cuenta, además, que la evaluación se realiza
a los 2 años, por lo tanto ha habido un periodo de recuperación de los padres
tras el nacimiento prematuro.
Está demostrado que los estilos de apego seguro se asocian a mejores
capacidades de manejo del estrés y de los conflictos vitales. En nuestro
estudio se aprecia una relación muy significativa entre un mayor nivel del estrés materno durante el primer año del hijo y un modelo vincular de tipo inseguro, de la que trataremos en un apartado posterior.
Nos ha parecido un hallazgo relevante la alta tasa de estrés que refieren
también las madres de los niños a término durante el primer año de vida de
sus hijos. Nos lleva a reflexionar sobre las condiciones de los cuidados y la
crianza temprana de los hijos y la probable influencia de los cambios sociales
profundos acaecidos en los últimos decenios, en especial en el rol de la mujer,
con sus intereses profesionales y laborales. Mantener a un nivel óptimo su rol
de madre y hacerlo compatible con las tareas profesionales parece constituir
una fuente notable de estrés.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 213
5.4 SOBRE LA PRESENCIA DE TRASTORNOS PSICOFUNCIONALES
Hallamos una tendencia en la población de prematuros a presentar
globalmente más trastornos o síntomas psicofuncionales.
Si valoramos separadamente, la diferencia es significativa en los
trastornos de alimentación que siguen apareciendo más en prematuros (el doble que en no prematuros), lo que también han encontrado varios
estudios revisados (Singer et al 1996, Gerner 1999, Ibáñez 2002,
Pierrehumbert et al 2003, Forcada-Guex et al 2006). Estas dificultades se
expresan mayoritariamente en forma de rechazo del alimento.
Los problemas de sueño, en cambio, tienen una tendencia a
presentarse con más frecuencia en el grupo de niños de peso normal al nacer,
hallazgo coincidente con Ibáñez (2002) en una población de bebés prematuros
y a término de similares características. Por el contrario uno de los estudios
revisados (Pierrehumbert et al 2003) informa de más frecuencia de problemas
de sueño también en los prematuros de su muestra.
Parece importante señalar al respecto, que los datos epidemiológicos
actuales con poblaciones infantiles -en las sociedades occidentales
desarrolladas (Europa, USA)- aportan evidencias de un incremento de las
consultas relacionadas con dificultades del sueño.
En los primeros años de vida las funciones de alimentación y de sueño
son especialmente importantes y reflejan la capacidad del niño para ajustar
sus ritmos biológicos y de relación con el entorno familiar-social.
Los problemas de alimentación -que son más frecuentes en la población
de prematuros estudiada- están, en nuestra opinión, relacionados no sólo con
la gravedad de la prematuridad y las complicaciones que conlleva en este área
(alimentación por suero o sonda nasogástrica, falta de estimulación de las
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 214
sensaciones orales y la deglución), sino también con las reacciones y
vivencias parentales. Las dificultades del bebé originan sentimientos de
frustración y ansiedad en relación a la salud de éste, lo que puede hacer que
los padres se vuelvan muy intervencionistas, incluso intrusivos, en los
procesos de alimentación.
No se encuentra mayor frecuencia de trastornos respiratorios-
incluidos en el grupo de trastornos psicosomáticos- en nuestra población de prematuros. Es un dato no esperable si tenemos en cuenta que la morbilidad
de origen médico que más suelen presentar los niños prematuros, en función
del grado de inmadurez, es la que afecta a órganos y función respiratoria
(displasia broncopulmonar, enfermedad pulmonar crónica que suele requerir
ventilación asistida) y que frecuentemente deja algunas secuelas a lo largo de
los primeros años de vida. De hecho varios de los estudios revisados incluyen
esta complicación respiratoria, frecuente a lo largo de los primeros meses,
como parámetro de gravedad médica y hacen agrupamientos de prematuros
en función de la presencia o no de broncodisplasia pulmonar. Hay que
recordar que la valoración de trastornos respiratorios en este estudio se hace a
la edad de 2 años, recogiendo la percepción de la madre acerca de los
problemas de su hijo durante el último mes, por lo que podemos encontrar que
un porcentaje de prematuros que inicialmente presentaron broncodisplasia
pulmonar hayan tenido una evolución satisfactoria, normalizando su función
respiratoria.
Es importante señalar que estos trastornos psicofuncionales,
especialmente de alimentación, no parecen originar problemas importantes de
salud y crecimiento, ya que no influyen significativamente sobre peso y talla a
los dos años.
La población de prematuros también presenta más trastornos de comportamiento externalizado (cóleras, rituales, oposicionismo y agresividad) pero no de comportamiento internalizado (miedos, fobias y
dificultades de separación) que son referidos con la misma frecuencia en
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 215
ambos grupos. Hallazgos parcialmente similares se refieren en varios de los
estudios revisados: mayor frecuencia de problemas de atención e
hiperactividad (Minde et al 1989, McCormick et al 1996, Beckwith et al 1996),
de problemas de comportamiento externalizado y también internalizado (Bhuta
et al 2002). Debemos tener en cuenta que, en estos estudios, las valoraciones
de padres y profesores sobre las dificultades del niño se realizaron a edades
más avanzadas, durante la escolaridad.
En cambio, otro estudio -con prematuros de gran inmadurez y bajo
peso- encontró fundamentalmente trastornos internalizados y de la atención
(Anderson et al 2003).
Las manifestaciones de tensión a nivel psíquico varían con el paso de
los años, adquiriendo un predominio en las edades más tempranas su
expresión a través del cuerpo, el movimiento y la descarga motriz.
Posteriormente, con el dominio de otros modos de comunicar el malestar y las
tensiones, especialmente con el desarrollo del lenguaje, el niño va adquiriendo
la capacidad de contener sus tensiones psíquicas, incluso de expresarlas en
forma de síntomas o de comportamientos internalizados. Esto podría quizás
explicar esta mayor presencia de trastornos de comportamiento internalizado
referidos durante la edad escolar de los antiguos prematuros. También
coincide con la menor prevalencia de trastornos de conducta que constatan la
mayoría de estudios de seguimiento de grandes prematuros en la
adolescencia y la juventud (Botting et al 1997, Saigal et al 2000, Gardner et al
2004, Hack et al 2004, Allin et al 2006, Pesonen et al 2008).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 216
5.5 SOBRE LA INFLUENCIA DEL PARTO MÚLTIPLE
Ya hemos señalado que el porcentaje de embarazos-partos múltiples es
alto en nuestra muestra, comparando con otros estudios. Recordemos que el
embarazo múltiple ha sido bien descrito como factor etiológico de la
prematuridad: la mitad de embarazos gemelares y el 90% de los de tres niños
son prematuros.
En nuestro estudio solo tenemos partos múltiples en el grupo de
prematuros y no en el grupo de niños a término a comparar, por lo que al
estudiar posibles influencias de dicha variable hay que tener en cuenta está
limitación.
No hallamos que la variable parto múltiple tenga ningún efecto añadido
sobre el de la prematuridad en los índices de desarrollo, ni en la talla a los dos
años. En relación a la variable peso en el seguimiento se encuentra tendencia
a ser más alto en los prematuros nacidos de parto múltiple
En cuanto a la posible influencia sobre estrés materno, tipo de modelo
vincular y trastornos psicofuncionales, tampoco observamos en los resultados,
al asociar las variables, que el parto múltiple tenga un efecto negativo.
Inicialmente, por el efecto acumulativo de factores de riesgo (consideramos el
parto múltiple como tal), podría esperarse que las madres de gemelos o
trillizos prematuros de muy bajo peso sufrieran más sobrecarga y estrés, y
pudieran verse más perturbadas las interacciones tempranas con sus hijos,
con la influencia que se sabe que ello tiene en la aparición de problemas,
especialmente en las conductas de alimentación y de sueño.
Nos ha sorprendido, por el contrario, encontrar -en este grupo de
madres y prematuros gemelos y trillizos- cierta tendencia (sin adquirir
significación estadística) a presentar menos estrés, menos vínculo inseguro y
menos trastornos psicofuncionales.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 217
Los resultados obtenidos estudiando los dos subgrupos de prematuros,
nos lleva a plantear la posibilidad de cierto efecto protector por el hecho de nacer de embarazo múltiple que lleguen a compensar, incluso a mejorar, la
situación evolutiva de estos prematuros. Podríamos hipotetizar, en base a
nuestra experiencia clínica, que es la puesta en marcha de mayores apoyos la
que daría seguridad a estas madres y sus bebés. Suele ser necesario y
habitual, cuando se crían gemelos o trillizos, rodearse de otros miembros de la
familia extensa (abuelos, tíos), o de otros cuidadores, para poder hacer frente
a las necesidades cotidianas de los hijos. Asimismo los pediatras y
profesionales puericultores suelen estar más vigilantes hacia el crecimiento, la
alimentación y la salud en general de estos bebés. Ambas intervenciones
podrían tener una influencia positiva sobre los parámetros de madre y bebé ya
citados.
Otro estudio, por el contrario, halla mayor presencia de estrés materno
en la población de gemelos prematuros, pero tampoco encuentra diferencias
significativas en el modelo vincular ni más problemas de alimentación en este
grupo (Ibáñez 2002).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 218
5.6 SOBRE LA INFLUENCIA DEL ESTRÉS MATERNO Y LA PREMATURIDAD
Es destacable el efecto que el estrés de la madre parece tener sobre el
índice de desarrollo psicomotor, que es más bajo en los niños de ambos
grupos cuyas madres referían altos niveles de estrés durante el primer año del
hijo.
Encontramos asimismo una asociación significativa entre el estrés
materno y la presencia de modelo vincular inseguro, tanto en las madres del
grupo de prematuros como en el de no prematuros. Es importante subrayar
que este hallazgo, que refieren estudios con metodología y objetivos
semejantes evaluando características de la relación madre-hijo, no puede ser
interpretado en términos de causalidad lineal, sino como hemos referido
anteriormente, de asociación (Ibáñez 2002, Pierrehumbert et al 2003).
Podemos plantear que las madres que tienen con sus hijos modelo
vincular o de apego de tipo inseguro tendrían menos capacidades psicológicas
para hacer frente a acontecimientos potencialmente traumáticos como es un
parto muy prematuro. El modo de expresarse este desbordamiento de los
mecanismos de mantenimiento del equilibrio psíquico adquiere más
fácilmente, en estas madres, un carácter sintomático, presentando cuadros de
ansiedad o depresivos de intensidad variable, que ha requerido, en algunos
casos de nuestra población, atención psicológica o psicofarmacológica.
Otros trabajos que incluyen una evaluación de la calidad de la
interacción madre-bebé encuentran una relación significativa entre la
presencia de estrés postraumático en las madres, mayor presencia de
representaciones de apego inseguro y problemas de sueño y alimentación
(Pierrehumbert et al 2003).
Asimismo se ha referido relación entre los síntomas de ansiedad y
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 219
depresión maternos y un grado excesivo de preocupación por el niño
(independientes del riesgo médico-biológico o el tiempo de hospitalización),
que puede originar una reducción de las conductas maternas de apego (Minde
et al 1983, Feldman et al 1999, Charavel 2000).
Otros estudios informan de la influencia de las altas tasas de estrés
materno y la gravedad médica en el periodo neonatal sobre los modos de
interacción, presentando, las madres de niños prematuros de alto riesgo
médico, actitudes y conductas más rígidas y menos sensibles en la crianza de
sus hijos. Estas conductas se mantenían después de pasado el
acontecimiento traumático y la estancia hospitalaria, aunque tienden a
normalizarse a lo largo del segundo año de vida del hijo (Wijnrocks 1999,
Muller-Nix et al 2004).
En nuestro estudio se evidencia también la influencia del estrés
materno, que se añade a la originada por la prematuridad, sobre los trastornos
psicofuncionales, aunque únicamente adquieren significación estadística en el
caso de los trastornos del sueño. Encontramos que los niños de nuestro
estudio -tanto prematuros como nacidos a término- cuyas madres refieren
altas tasas de estrés a lo largo del primer año de vida de su bebé, presentan
más perturbaciones del sueño. Una asociación similar muy clara entre la
reacción de estrés materno y los problemas de sueño encuentran
Pierrehunbert et al (2003) al evaluar a los 18 meses una población de grandes
prematuros. Estos autores refieren el hallazgo relevante de que los prematuros
de bajo riesgo biológico perinatal presentaban más problemas de sueño que
los de alto riesgo y que los controles a término, por lo que consideran una
mayor influencia de la reacción de estrés materna en dichos problemas de
sueño.
El resto de trastornos psicofuncionales no se ven afectados
específicamente por la variable estrés materno.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 220
5.7 SOBRE LA INFLUENCIA DEL MODELO VINCULAR DE LA MADRE Y LA PREMATURIDAD
Ya hemos comentado anteriormente que, al igual que en otros estudios,
no hemos hallado diferencias en el modelo vincular, o sea las
Representaciones Maternas de Apego, entre las madres de prematuros y de
no prematuros.
Se aprecia, en los resultados de nuestra muestra, que las madres que
son clasificadas como presentando modelo vincular o de apego inseguro
serían más vulnerables, reaccionando con tasas mayores de estrés, y esto es
más evidente en las madres de prematuros, ante la situación de sobrecarga
psicológica que supondría la prematuridad grave de su hijo.
Podemos apreciar que el tipo de vínculo inseguro también tiene un
efecto perturbador sobre aspectos del desarrollo de los niños estudiados a los
2 años de edad. Encontramos que los niños de ambos grupos cuyas madres tenían modelo vincular inseguro tienen resultados más bajos en el índice mental, disminuyendo estas cifras aún más en el grupo de prematuros.
No encontramos, en cambio, ninguna influencia del modelo vincular en
la probabilidad de presentar más trastornos psicofuncionales (alimentación y
sueño), que sí encuentran varios de los autores antes citados (Ibáñez 2002,
Pierrehumbert et al 2003).
Si consideramos las posibles influencias entre las variables
prematuridad (con peso<1500gr), el estrés y el tipo de vínculo de la madre,
podemos concluir que, en los resultados de nuestro estudio, la prematuridad
no tiene efecto sobre el modelo vincular pero sí se asocia con altas tasas de
estrés materno durante el primer año de vida de su bebé. Se evidencia
asimismo una relación clara entre estrés materno y modelo vincular, en ambas
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 221
poblaciones, la de prematuros y la de niños sanos a término. Es decir, en ambos grupos, las madres que presentaban modelo vincular o de apego inseguro tenían más probabilidad de presentar sintomatología ansiosa o depresiva.
Los resultados anteriores nos llevan a pensar que el modelo vincular
materno incluye una serie de características psicológicas maternas
relativamente independientes de acontecimientos vitales, por muy traumáticos
que estos sean, como es el caso de un parto muy prematuro y complicado.
Este modelo –cuando es seguro- parece representar una organización
psíquica estable que permite afrontar dichos acontecimientos sin que lleguen a
desbordar el equilibrio psíquico materno originando síntomas importantes de
estrés.
Podemos pensar que la aparición de más estrés en las madres con
vínculo inseguro se explicaría por la mayor vulnerabilidad de este otro tipo de
organización psicológica.
Ambas posibilidades supondrían una confirmación de la estabilidad y
consiguiente capacidad para afrontar ciertas situaciones psicologicas,
vinculadas a adquisiciones psíquicas propias del desarrollo previo, tal y como
postula Fonagy para la función reflexiva materna, que colocaría a quien la
posee en una situación favorable para captar las necesidades del bebé y de la
crianza y responder adecuadamente a ellas (Fonagy et al 1991, Fonagy
2004,2007).
Los hallazgos anteriores nos plantean nuevos interrogantes sobre los
complejos modos de relación entre los seres humanos y, concretamente, entre
el niño pequeño y sus cuidadores principales. Es posible plantearnos que el
modelo vincular inseguro en las madres de recién nacidos constituya un factor
de riesgo sobrecargado, en el caso de los prematuros de muy bajo peso al
nacer, por la experiencia de estrés padecida.
Estas preguntas siguen siendo planteadas en los trabajos de los últimos
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 222
años sobre los modos de apego y la comprensión de los factores psico-
sociales que influyen en la crianza. ¿Puede cambiar el modelo vincular frente a
un acontecimiento traumático como tener un hijo gran prematuro, es decir, una
madre con vínculo seguro puede responder con vínculo inseguro como
respuesta adaptativa al nacimiento prematuro? ¿Es estable el modelo vincular
materno a través de los años de vida de un hijo, y se mantiene con todos los
hijos?
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 223
5.8 SOBRE LA INFLUENCIA DEL RIESGO BIOLÓGICO NEONATAL
Hemos realizado un análisis de los resultados agrupando a los niños
prematuros como de alto y bajo riesgo biológico, en función de 3
características: peso al nacimiento, edad gestacional y tiempo de
hospitalización en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal. El grupo de alto
riesgo incluye los prematuros que cumplían 2 de las 3 condiciones siguientes:
• peso al nacimiento menor de 1000gr.
• edad gestacional menor de 29 semanas
• tiempo de hospitalización en UCI mayor de 7 días
Este grupo de alto riesgo incluía el 39% de la muestra de prematuros
(33 niños).
No se han encontrado diferencias entre los dos grupos de prematuros
estudiados por separado (prematuros RNMBP de alto riesgo, de bajo riesgo,
comparados con no prematuros) ni en relación a variables del niño (índices de
desarrollo, trastornos psicofuncionales), ni de la madre (estrés en el primer
año, modelo vincular). En el estudio de Ibáñez (2002) tampoco encuentran
diferencias en función de estas variables.
Otra serie de estudios longitudinales (Singer et al 1999, 2003) sobre una
población numerosa de grandes prematuros -122 de alto riesgo y 84 de bajo,
comparados con 123 no prematuros- no encuentran diferencias en el nivel de
estrés en el periodo neonatal o la presencia de conductas maternas sensibles
a las necesidades de su bebé entre los 2 grupos de prematuros. Únicamente
encuentran diferencias en las tasas de estrés referido por las madres a los 2
años de vida del hijo. Contrariamente a una de sus hipótesis, las actitudes y
conductas maternas favorecedoras de crecimiento cognitivo y socioemocional
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 224
en el hijo -que podemos incluir como características del modelo vincular
seguro- no era diferente en los 3 grupos tras el primer año de vida, lo que
coincide con los hallazgos de nuestro estudio de que no se encuentran
diferencias en relación al modelo vincular de la madre.
Por tanto, en la población de prematuros estudiada (sin secuelas medias
o graves), no se aprecia que el riesgo relacionado con la inmadurez biológica
del gran prematuro, o con complicaciones médicas, tenga una influencia
añadida a la provocada por la propia prematuridad sobre aspectos del
desarrollo y el estado de salud del niño a los 2 años de edad corregida, ni
sobre las tasas de estrés padecido por la madre, ni sobre la seguridad en el
modelo vincular de ésta con su bebé.
El riesgo de origen médico-biológico, al menos cuando no es muy
severo (sin secuelas neurosensoriales), no parece tener un efecto
desorganizador ni sobre las fuerzas físicas y psicológicas que impulsan el
desarrollo del niño en los primeros 2 años de vida, ni sobre las capacidades de
la madre para interaccionar con él y proveer los cuidados óptimos. Este
hallazgo de nuestro estudio viene a constatar el carácter plurifactorial del
desarrollo y el papel potencialmente amortiguador o agravante de los factores
ligados a la respuesta materna en los casos de ciertas dificultades neonatales
de intensidad moderada, como la prematuridad aquí estudiada.
Esta relativización de los efectos de las complicaciones neonatales va
en el sentido de considerar, como ya se ha referido en el apartado de
antecedentes y de acuerdo con bastantes autores, que el peso relativo de los
factores de riesgo cambia durante los 2 primeros años de vida. El riesgo
médico-biológico, de clara importancia en las primeras semanas y meses tras
el nacimiento, va perdiendo importancia mientras que los factores de riesgo
psicosocial -especialmente los ligados a la familia y los apoyos que esta
recibe- van jugando un papel más relevante (Beckwith et al 1996, Miceli et al
2000, Ibáñez 2003, Singer et al 2003).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 225
5.9 SOBRE LA INFLUENCIA DEL NIVEL SOCIOECONÓMICO
Dado que los dos grupos de nuestro estudio son similares en cuanto a
sus características socioeconómicas, podemos mantener que esta variable
afecta del mismo modo a ambas poblaciones, mitigándose el posible efecto
moderador o confusor.
El hallazgo más relevante es la asociación entre tener nivel
socioeconómico familiar más bajo y la probabilidad mayor de que la madre
presente un modelo vincular inseguro. Conviene, de nuevo, subrayar que
dicha asociación no se puede entender en términos de causalidad lineal, ni en
el sentido de que tener condiciones socioeconómicas desfavorables origine
modelos de relación o de apego con el hijo de tipo inseguro, ni lo contrario,
que un modelo de apego inseguro genere en la madre o la familia dificultades
en el ámbito citado. De nuevo, pensamos que hay que considerar la
comprensión de esta asociación en términos de pluricausalidad, causalidad
circular e interacción de factores de vulnerabilidad.
La presencia de estrés en el primer año del hijo -que es alto en las
madres estudiadas- especialmente influida por la prematuridad, no aumenta
por el hecho de padecer las familias peores condiciones socioeconómicas.
No podemos concluir de los resultados de este estudio ninguna otra
influencia de los factores socioeconómicos ni sobre los índices de desarrollo,
ni sobre la probabilidad de padecer trastornos psicofuncionales, ni sobre
parámetros del crecimiento como peso y talla a los 2 años.
Clásicamente se ha mantenido, apoyada por trabajos de investigación
fiables, la influencia de las condiciones materiales en las que un niño era
criado y educado sobre el desarrollo de sus capacidades cognitivo-
intelectuales y sus resultados escolares. Estos factores ejercen su influencia a
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 226
largo plazo y por medio de complejas interacciones con factores del
funcionamiento familiar, que se añaden a las condiciones médico-biológicas
(Singer et al 2003).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 227
5.10 SOBRE LA INFLUENCIA DEL NIVEL EDUCATIVO DE LOS PADRES
A la luz de los resultados sobre los efectos del nivel educativo de los
padres sobre las variables de desarrollo, salud del niño, vivencias maternas y
relación temprana madre-hijo, nos parece importante resaltar la asociación clara entre el mayor nivel educativo familiar y un modelo vincular o de apego de tipo seguro, en el mismo sentido que ocurría con el nivel
socioeconómico. El nivel educativo de la madre tiene mayor peso que el del
padre. Estos hallazgos coinciden con los generalmente mantenidos de que las
personas con mayores capacidades reflexivas y de mentalización -
características del apego seguro- tienen mayores logros académicos e
intereses culturales más amplios. Otra vez hay que recordar la relación de
asociación y no de causalidad entre ambas características de las personas.
Siguiendo a lo referido en relación al nivel socioeconómico, se sabe que
un nivel educativo alto de los padres, especialmente de la madre, tiene un
efecto favorecedor y estimulador de las capacidades cognitivas y del desarrollo
del lenguaje de los hijos. En nuestro estudio encontramos esa influencia favorecedora de mejores logros en el índice mental de desarrollo, aunque
sin que adquiera significación estadística. En la misma línea encontramos que
el mayor nivel educativo de ambos padres tiene un efecto protector sobre la presencia de trastornos de comportamiento internalizado y la totalidad de trastornos psicofuncionales, disminuyendo su frecuencia. Podemos
entender esta influencia como mediatizada por las capacidades relacionales
de unos padres con características cognitivas y relacionales que les permiten
atender con mayor adecuación las necesidades de su hijo, con el efecto
contenedor tanto en sus emociones y comportamientos como, globalmente, en
sus funciones corporales.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 228
5.11 RESUMEN DE LAS HIPÓTESIS PLANTEADAS
Considerando las hipótesis planteadas en los objetivos del estudio
podemos concluir lo siguiente:
• 1ª hipótesis: existiría un vínculo más inseguro en las madres de los niños
prematuros de muy bajo peso al nacer.
No se cumple dado que no encontramos diferencias entre las madres de
los dos grupos.
• 2ª hipótesis: las madres de prematuros de muy bajo peso al nacer
padecerían una situación de mayor estrés en el primer año de vida del hijo.
Se cumple hallándose tasas significativamente más altas de estrés en
las madres de los niños prematuros.
• 3ª hipótesis: los grandes prematuros tienen índices de desarrollo más bajos
a los 2 años de vida.
Se cumple en relación al índice mental, más bajo en los niños
prematuros. En el índice psicomotor no se encuentran diferencias, pero se
plantean dudas sobre los resultados de los niños no prematuros, más bajos de
lo esperable en este índice.
• 4ª hipótesis: los grandes prematuros presentarían más trastornos
psicofuncionales a los 2 años de vida.
Se cumple, presentando mayor frecuencia de trastornos de
alimentación, trastornos de comportamiento externalizado y trastornos
psicofuncionales tomados en conjunto.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 229
5.12 LIMITACIONES DEL ESTUDIO
La primera de ellas es la relativa al tamaño de la muestra. En el diseño
original se había contemplado lograr una muestra de niños controles a
comparar del doble que la población de prematuros. Se ha intentado conseguir
dicha muestra ideal pero se han encontrado dificultades para implicar en la
investigación a suficientes profesionales de la pediatría y familias de sus cupos
asistenciales, así como a dispositivos escolares de nuestra comarca, durante
el tiempo fijado para la investigación (2 años) y teniendo en cuenta las
posibilidades limitadas de los investigadores que realizaron las pruebas del
desarrollo, las entrevistas con las familias y la elaboración-corrección del
material recogido (1 psicóloga becaria y un psiquiatra infantil a tiempo parcial).
A pesar de ello, según criterio de los expertos en estadística consultados, la
potencia estadística no se ve rebajada de manera significativa.
Otra de las limitaciones, que ya hemos comentado en el apartado de
resultados, es la de las condiciones en que han debido realizarse las pruebas
de evaluación del desarrollo (mediante las Escalas Bayley) en un número de
niños de la población a comparar (nacidos sanos a término con peso normal).
Dado que se realizaron en aulas de los centros donde estaban escolarizados,
puede considerarse que estas condiciones han podido tener una discreta
influencia en los valores ligeramente más bajos de los esperables en dichos
niños. En el apartado de discusión de los resultados ya se ha comentado con
mayor amplitud.
El hecho de realizar todas las entrevistas con las madres añade también
una cierta limitación, ya que no se estudia la influencia que en los modelos
vinculares, así como en el desarrollo mental y psicomotor del niño, tiene la
figura del padre. Por un lado, hemos constatado que la realidad habitual y
generalizada en nuestro medio es que son las madres las que
mayoritariamente acompañan a sus hijos a los dispositivos de salud, en ambas
poblaciones estudiadas. Por otro, de acuerdo con las líneas de investigación
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 230
consensuadas que estudian las interacciones progenitores-bebé y los modelos
vinculares o de apego, pensamos que, en nuestro contexto social actual de
cuidados y crianza de los hijos, la figura materna tiene una influencia mucho
más determinante, por lo cual, como en la mayoría de estudios revisados,
hemos escogido estudiar la relación madre-hijo por medio de las entrevistas
realizadas a las madres. En la amplia literatura científica consultada, son muy
escasos los estudios que se centran en las relaciones padre-bebé, aunque,
con la mayor implicación de los padres en las Unidades de Cuidados
Intensivos Neonatales, va cobrando más importancia su influencia sobre el
vínculo temprano con sus hijos tanto directamente, por su presencia y modos
de interacción afectiva, como, indirectamente, a través del soporte material y
emocional que prestan a las madres.
Otra limitación está relacionada con el hecho de que los problemas del
hijo (trastornos psicofuncionales) son referidos por las madres. Se puede
plantear que las madres -en especial las que han presentado alta tasa de
estrés en el primer año de vida del hijo- pueden tener alterada la percepción
de la vulnerabilidad de éste incluso tiempo después de que haya normalizado
su situación somática. Puede que hayan desarrollado una tolerancia más baja
a los problemas y que den una imagen de mayor fragilidad y peores datos de
la evolución de su hijo. Por el contrario, es posible que otras madres de niños
prematuros tiendan a dar una imagen exageradamente positiva o idealizada
del hijo en un esfuerzo por olvidar, o negar, parte de la dura experiencia del
nacimiento prematuro. Es importante señalar que cuando se ha utilizado este
tipo de metodología (entrevistas semiestructuradas con padres) las madres
que expresaban recuerdos más traumáticos del nacimiento prematuro –ya
sean reales o distorsionados- no aparecen en general más preocupadas por el
bienestar y la salud de sus hijos que las otras madres. No obstante, sería
importante tener un seguimiento posterior de la evolución del niño y de las
percepciones de los padres.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 231
6. CONCLUSIONES
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 232
• Las madres de niños prematuros de muy bajo peso al nacer (<1500gr) no
presentan diferencias en los modos de vinculación (evaluados según el
modelo de apego) con sus hijos a los 2 años de vida de estos, comparadas
con madres de niños de peso normal al nacer, es decir no presentan más
modelo vincular inseguro.
• Las madres de niños prematuros de muy bajo peso al nacer (<1500gr)
presentan mayores tasas de estrés, en forma de síntomas depresivos y de
ansiedad, durante el primer año de vida de su hijo, que las madres de niños
nacidos a término y con peso normal al nacer.
• La población de niños prematuros estudiada tiene un desarrollo psicomotor
y cognitivo, a los 2 años de edad corregida, evaluado mediante las Escalas
Bayley de Desarrollo Infantil, dentro de la normalidad. Hay que señalar, no
obstante, que los valores en el índice mental de desarrollo son más bajos en
el grupo de niños prematuros que en el de nacidos a término con peso
normal a esa edad. No se encuentran diferencias en el índice psicomotor,
aunque los resultados del estudio en este índice son dudosos y es posible
que pueda haberlas.
• Los niños prematuros de muy bajo peso al nacer (<1500gr) presentan más
trastornos psicofuncionales, en especial trastornos de alimentación, en
forma de rechazo del alimento, y trastornos de comportamiento
externalizado (cóleras, rituales, oposicionismo, agresividad), que los niños
nacidos a término con peso normal. Estos últimos tienen, en cambio, más
trastornos del sueño.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 233
• Los niños, tanto prematuros como no prematuros, cuyas madres
presentaron altas tasas de estrés durante el primer año de vida de éstos,
tienen índices de desarrollo psicomotor más bajos que los de madres que no
refirieron estrés.
• Los niños, tanto prematuros como no prematuros, cuyas madres tienen
modelo vincular o de apego inseguro tienen resultados más bajos en el
índice de desarrollo mental comparados con los hijos de madres con modelo
vincular seguro.
• El estrés materno durante el primer año de vida del hijo está relacionado con
mayor riesgo para éste de presentar trastornos del sueño a los 2 años.
• Se ha encontrado una relación significativa entre modelo vincular o de
apego inseguro de las madres y estrés de éstas (expresado por
sintomatología de ansiedad y depresión) en el primer año de vida del hijo en
los dos grupos estudiados. Sería importante profundizar en la naturaleza de
dicha relación que puede ser útil para poder predecir líneas de
vulnerabilidad en estas díadas madre-hijo.
• Dentro del grupo de prematuros no hallamos diferencias en función de la
variable embarazo-parto múltiple, teniendo los gemelos y trillizos similares
puntuaciones en los índices de desarrollo, peso y talla a los 2 años. No
presentan más trastornos psicofuncionales y sus madres no tienen más
modelo vincular inseguro ni refieren más estrés en el primer año de vida de
su hijo.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 234
• No se encuentra influencia del riesgo biológico neonatal -incluyendo peso al
nacer, edad gestacional y tiempo de hospitalización en Unidad de Cuidados
Intensivos Neonatal- sobre el desarrollo y estado de salud de los niños
prematuros estudiados a los 2 años de edad corregida, ni sobre las
características de la relación madre-hijo.
• Un alto nivel educativo de los padres, en especial la madre, y un mayor nivel
socioeconómico están relacionados con una mayor probabilidad de que la
madre tenga un modelo vincular seguro.
• Un alto nivel educativo familiar ejerce un efecto protector, disminuyendo el
riesgo de que el hijo presente, a los 2 años, trastornos psicofuncionales.
Este efecto es más significativo para los trastornos de comportamiento
internalizado.
Los hallazgos de este estudio confirman el hecho de que la experiencia
traumática, en relación al nacimiento prematuro, es un factor de influencia
mayor sobre el equilibrio emocional materno y la salud y el desarrollo del hijo
en los primeros años de su vida.
Como comentario final a estas conclusiones, nos parece importante
plantear -a pesar de la dificultad de hacerlo cuando el bebé está en la unidad
de neonatología- la necesidad de evaluar las reacciones de estrés de las
madres (y padres en general) de niños nacidos con gran y extrema
prematuridad lo más temprano posible, así como los signos de riesgo en los
patrones interactivos, sugerentes de inseguridad en el apego. Esto permitiría
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 235
detectar qué padres pueden necesitar intervenciones de apoyo específico para
afrontar la situación traumática y facilitar la instauración de una relación de
cuidados más adaptada y sensible a las características del hijo prematuro. Se
trata con ello de minimizar los potenciales efectos perturbadores sobre la
relación con el hijo, y sobre el desarrollo de éste y la aparición de problemas
psicofuncionales en el futuro.
Las intervenciones de apoyo con los padres deberían incluir empatía
con su experiencia emocional, así como informaciones generales, orientación
y estímulos para que muestren sus capacidades de preocupación y cuidado
hacia su hijo durante el tiempo de hospitalización. El objetivo es aumentar los
sentimientos de autoconfianza y competencia hacia su hijo, incrementando la
capacidad de relación e interacción y su interés y dedicación al niño y a su
crianza. En resumen, facilitar el desarrollo del apego durante la estancia
hospitalaria.
La observación conjunta de las conductas y competencias del bebé por
los padres junto con los diferentes profesionales (médicos y personal de
enfermería), con explicaciones acerca de dichas conductas, refuerza también
su comprensión del hijo.
Tras el alta hospitalaria, a través de los programas de seguimiento de
los grandes prematuros, se puede facilitar la transición de los cuidados del
niño en el hogar y continuar el acompañamiento y la vigilancia de la evolución
de las distintas áreas del niño y de la interacción con sus cuidadores.
Asimismo, creemos que son necesarios estudios de seguimiento a largo
plazo, tanto de aspectos del desarrollo cognitivo y emocional de estos niños
prematuros como de la interacción en el entorno familiar y social, para
profundizar en las dificultades que los grandes prematuros siguen presentando
durante la infancia y adolescencia.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 236
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 237
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El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 265
8. ANEXOS
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 266
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 267
8.1 APENDICE A: ENTREVISTA R DE EVALUACIÓN DE LAS REPRESENTACIONES MATERNAS
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 268
Entrevista R de evaluación de las representaciones maternas
Nombre Madre: ____________________________ Fecha:_____________
Sexo hijo/a __________ Edad hijo/a:__________
I– DESCRIPCIÓN DEL NIÑO ( Apartados: 1, 2, 3, 4)
1. Listado de adjetivos (descriptores) del niño. Espontáneamente
1.______________________________________________
2.______________________________________________
3.______________________________________________
4.______________________________________________
5.______________________________________________
2. Listado de adjetivos (descriptores) del niño. Con ayuda.
1.______________________________________________
2.______________________________________________
3.______________________________________________
4.______________________________________________
5.______________________________________________
3. Características personales del niño
Pasivo _________________________________ Activo
Tranquilo _________________________________ Nervioso
Agresivo _________________________________ Pacífico
Cerrado _________________________________ Sociable
Decidido _________________________________ Tímido
Alegre _________________________________ Triste
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 269
Difícil _________________________________ Fácil
Guapo _________________________________ Feo
Poco inteligente _________________________________ Inteligente
Receptivo _________________________________ Poco receptivo
Distante _________________________________ Afectuoso
Independiente _________________________________ Dependiente
Desconfiado _________________________________ Confiado
Vivo _________________________________ Apagado
Despreocupado _________________________________ Preocupado
Afectuoso _________________________________ Frío
4. Descripción anecdótica del niño. Ejemplos concretos para 2 adjetivos
__________________________________________________________________
__________________________________________________________________
II. INFLUENCIA HECHOS IMPORTANTES DEL PASADO (Apartados: 5, 6)
5. Listado de acontecimientos en el pasado del niño
1._______________________________________________________
2._______________________________________________________
3._______________________________________________________
4._______________________________________________________
5._______________________________________________________
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 270
6. Influencia de los acontecimientos importantes en el pasado del niño
Acontecimiento 1 Ninguna influencia ____________________________ Mucha
influencia Acontecimiento 2 Ninguna influencia ____________________________ Mucha
influencia
Acontecimiento 3 Ninguna influencia ____________________________ Mucha
influencia Acontecimiento 4
Ninguna influencia ____________________________ Mucha influencia
Acontecimiento 5 Ninguna influencia ____________________________ Mucha
influencia
III. DESCRIPCIÓN DE ELLA COMO MADRE (Apartados: 7, 8, 9, 10)
7. Listado de adjetivos (descriptores) de ella misma como madre. Espontáneamente
1._______________________________________________________
2._______________________________________________________
3._______________________________________________________
4._______________________________________________________
5._______________________________________________________
8. Listado de adjetivos (descriptores) de ella misma como madre.
Con ayuda
1._______________________________________________________
2._______________________________________________________
3._______________________________________________________
4._______________________________________________________
5._______________________________________________________
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 271
9. Características de ella como madre
Poco afectuosa ______________________________ Afectuosa
Tolerante ______________________________ Intolerante
Temerosa ______________________________ Confiada
Disponible ______________________________ Ocupada
Sobreprotectota ______________________________ Despreocupada
Impaciente ______________________________ Paciente
Autoritaria ______________________________ Permisiva
Seria ______________________________ Alegre, jovial
Controladora ______________________________ Condescendiente
Entregada ______________________________ Poco entregada
Despreocupada ______________________________ Preocupada
Satisfecha con el rol de madre
________________________________
Insatisfecha del rol de madre
Rol maternal difícil ________________________________
Rol de madre fácil
10. Descripción anecdótica de ella misma como madre. Ejemplos concretos para 2 adjetivos
__________________________________________________________________
__________________________________________________________________
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 272
IV-DESCRIPCIÓN DE SU PROPIA MADRE (Apartados: 11, 12, 13, 14, 15)
11. Adjetivos (descriptores) de su propia madre. Espontáneamente
1.______________________________________________________
2.______________________________________________________
3.______________________________________________________
4.______________________________________________________
5.______________________________________________________
12. Adjetivos (descriptores) de su propia madre. Con ayuda
1.______________________________________________________
2.______________________________________________________
3.______________________________________________________
4.______________________________________________________
5.______________________________________________________
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 273
13. Características personales de su propia madre
Poco afectiva _________________________________ Afectiva
Tolerante _________________________________ Intolerante
Temerosa _________________________________ Confiada
Disponible _________________________________ Ocupada
Sobreprotectota _________________________________ Despreocupada
Impaciente _________________________________ Paciente
Autoritaria _________________________________ Permisiva
Seria _________________________________ Alegre, jovial
Controladora _________________________________ Condescendiente
Entregada _________________________________ Poco entregada
Despreocupada _________________________________ Preocupada
Satisfecha con el rol de madre
_________________________________ Insatisfecha del rol de madre
Rol maternal dificilil _________________________________ Rol de madre fácil
14. Descripción anecdótica de su propia madre. Ejemplos concretos para 2 adjetivos
______________________________________________________________
______________________________________________________________
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 274
15. Cambios en la relación con su propia madre
Mucho menos contacto ____________________ Mucho más contacto Af tiPienso mucho menos en ella ____________________ Pienso mucho más en ella
Mucho más distante ____________________ Mucho más próxima
Mucho más negativa ____________________ Mucho más positiva
Mucho más implicada en el rol de hija
____________________ Mucha más implicación en el rol de hija
Mucha menos comprensión ____________________ Mucha mejor comprención
V. PARECIDO CON LA FAMILIA (Apartados: 16, 17, 18, 19)
16. Personas a las que el niño se parece / en qué
1.______________________________________________________
2.______________________________________________________
3.______________________________________________________
4.______________________________________________________
5.______________________________________________________
17. Adjetivos del niño en los apartados 1 y 2, y a que persona recuerdan
1._____________________________________________________
2._____________________________________________________
3._____________________________________________________
4._____________________________________________________
5._____________________________________________________
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 275
18. Características personales de Vd misma (madre)
Pasivo _________________________________ Activo
Tranquilo _________________________________ Nervioso
Agresivo _________________________________ Pacífico
Cerrado _________________________________ Sociable
Decidido _________________________________ Tímido
Alegre _________________________________ Triste
Difícil _________________________________ Fácil
Guapo _________________________________ Feo
Poco inteligente _________________________________ Inteligente
Receptivo _________________________________ Poco receptivo
Distante _________________________________ Afectuoso
Independiente _________________________________ Dependiente
Desconfiado _________________________________ Confiado
Vivo _________________________________ Apagado
Despreocupado _________________________________ Preocupado
Afectuoso _________________________________ Frío
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 276
19. Características personales del padre del niño Pasivo _________________________________ Activo
Tranquilo _________________________________ Nervioso
Agresivo _________________________________ Pacífico
Cerrado _________________________________ Sociable
Decidido _________________________________ Tímido
Alegre _________________________________ Triste
Difícil _________________________________ Fácil
Guapo _________________________________ Feo
Poco inteligente _________________________________ Inteligente
Receptivo _________________________________ Poco receptivo
Distante _________________________________ Afectuoso
Independiente _________________________________ Dependiente
Desconfiado _________________________________ Confiado
Vivo _________________________________ Apagado
Despreocupado _________________________________ Preocupado
Afectuoso _________________________________ Frío
VI INFLUENCIA DEL PASADO Y PRESENTE DE LA MADRE (Apartado 20)
20.Influencia de los acontecimientos importantes Acontecimiento 1 Ninguna influencia ____________________________ Mucha influencia Acontecimiento 2 Ninguna influencia ____________________________ Mucha influencia Acontecimiento 3 Ninguna influencia ____________________________ Mucha influencia Acontecimiento 4 Ninguna influencia ____________________________ Mucha influencia Acontecimiento 5 Ninguna influencia ____________________________ Mucha influencia
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 277
VII AFECTOS LIGADOS A REPRESENTACIONES (Apartados 21, 22)
21. Tres emociones más intensas que le despierta su hijo:
1.
2.
3.
22. Afectos que le despierta su hijo:
Alegria Poco _________________ Mucha
Tristeza Poco _________________ Mucha
Ansiedad/Miedo Poco _________________ Mucha
Curiosidad Poco _________________ Mucha
Rabia Poco _________________ Mucha
Culpabilidad Poco _________________ Mucha
Orgullo Poco _________________ Mucha
Vergüenza Poco _________________ Mucha
Tedio Poco _________________ Mucha
Equilibrio entre las emociones
Emociones positivas Ninguna influencia
____________________________ Emociones negativas
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 278
VIII. DESEOS Y TEMORES FRENTE AL FUTURO ((Apartados: 23, 24, 25, 26)
23. Deseos sobre el niño en el futuro
1.
2.
3.
4.
5.
24. Temores sobre el niño en el futuro
1.
2.
3.
4.
5.
25. Deseos para la madre en el futuro
1.
2.
3.
4.
5.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 279
26. Temores para la madre en el futuro
1.
2.
3.
4.
5.
IX . AUTOESTIMA (Apartado 27)
Equilibrio entre emociones
27. Autoestima
Muy negativa _________________________ Muy positiva
X. OTROS (Apartado 28)
28. Exploración de temas importantes
______________________________________________________________
______________________________________________________________
______________________________________________________________
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 280
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 281
8.2 APENDICE B: EDICODE PROCEDIMIENTO DE ANÁLISIS DE ENTREVISTAS SEMIESTRUCTURADAS
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 282
EDICODE El codificador expresará su impresión general de la
intensidad y frecuencia de las dimensiones siguientes teniendo en cuenta,
dentro de la posible, el conjunto de la entrevista.
Cada escala tiene 9 cm y se tiene que valorar cada ítem con una puntuación del 1 al 9 (únicamente números enteros). 1 punto esta en el extremo izquierdo, 5 puntos en el medio y 9 puntos en el extremo derecho. Hay una serie de ítems donde hay que invertir las puntuaciones, son estos: 2, 4, 6, 8, 10, 12, 14, 16, 18 y 20.
Una vez dadas las puntuaciones para cada ítem se busca la media para cada escala. De esta manera la escala de Fluidez corresponde a la media de los ítems 1, 6, 10, 12 y 17. La escala de coherencia corresponde a los ítems 2, 7, 9, 11, 13 y 18. La escala adecuación a los 3, 14 y 19, y la de Reflexividad a los 4, 8, 15 y 20 y la de Autenticidad a los 5, 16 y 21.
1 -Bloqueo-s : El participante habla con mucha indecisión; se para en el momento de decir algo pertinente o rechaza claramente responder a una pregunta (‘mi madre, como describirla...no puedo’). - Discurso no interrumpido: El participante habla de forma continua, con facilidad, espontáneamente hace relaciones, cono pocas invitaciones ha hablar del interlocutor
2 - Fácil de seguir : Impresión global del codificador de poder seguir al participante en su discurso. - Difícil de seguir: Impresión del codificador de perderse en un discurso que va en todas direcciones, desorganizado (temas generalmente no pertinentes).
3 - Invasión emocional: Emergencia de emociones (tristeza, despecho, cólera), generalmente intensas que el sujeto no consigue canalizar y que se reflejan generalmente a nivel de la expresión (voz temblorosa, ...) - Distancia adecuada: Emociones presentes pero matizadas Nota: Se adjudicará una puntuación media a un discurso vacío de emociones, que denigra las emociones o que relativiza emociones en los temas evocados p.e.duelo reciente
4 - Atribuye (a sí mismo y a otros) motivaciones, deseos, emociones : El participante presta a los demás (o a sí mismo) intenciones deseos, temores, etc. para explicar los comportamientos y actos; el participante llega a imaginar cuáles son los sentimientos de las personas con las que interacciona. - Pocas atribuciones subjetivas : Éste tipo de atribuciones no existe o está poco presente.
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 283
5 - Clichés, lugares comunes: Se expresa por imágenes estereotipadas o banalizadas en relación con los roles que las personas tienen o deberían tener en la vida (‘Es normal, es una mujer...’; ‘Me he fijado como objetivo el hacerlo todo perfecto’); la idealización entra en ésta categoría (‘Era la mejor de las madres, una madre ejemplar’) - Discurso auténtico : Narración salpicada de elementos personales, de ejemplos vivos, sin clichés.
6 - Comentarios abundantes: Explicaciones, ejemplos, detalles de los adjetivos dados en primer término; el participante da muchas explicaciones y se extiende en los detalles (personales o no, pertinentes o no) - Comentarios restringidos : Discurso usado; el participante no da detalles mas que la pura descripción (‘Mis padres me querían, ya está’).
7 - Discurso desorganizado : Empieza una frase, se para, se va a otro tema, sin seguir una idea clara. - Discurso estructurado : El discurso es preciso, lógico y focalizado (pertinente o no, completo o no). Nota: Un discurso desentendido puede ser estructurado aunque sea pobre
8 - Reconoce su subjetividad : Cuando el participante hable de las relaciones que tiene con otras personas o cuando las describe hay elementos de reserva, tiene tendencia a matizar aspectos subjetivos del discurso, a relativizar ( ‘Fíjese, es mi opinión...,’; ‘Si vd. preguntara a mi hermana...’; ‘Esto puede ser exagerado...’) - Ignora su subjetividad : Pocos indicadores permitan pensar que el sujeto establece la diferencia entre sus apreciaciones subjetivas y la realidad
9 - Fuera del tema : Da respuestas aparte del tema; sin darse cuenta divaga, pierde el hilo librándose a asociaciones; no responde a la cuestión, da una respuesta en relación a otro tema no solicitado por el entrevistador (‘¿cómo ve a su hijo desde el punto de vista de su personalidad?’ ‘ Es guapo, algo pequeño, cada día más fuerte’) - Respuestas apropiadas : Da respuesta focalizadas ( al menos el codificador tiene la impresión de que el interlocutor encuentra las respuestas apropiadas) (‘Es alegre, a veces gruñón, tiene su carácter...’)
10 - Facilidad de evocación espontánea : Evoca fácilmente sentimientos, recuerdos notables de su pasado, da su opinión personal, poca necesidad del entrevistador de reanimar la conversación. - Falta de evocación persistente: no consigue (o no desea) evocar sentimientos, acordarse de los detalles de aquello que le afecta, dar su opinión (‘No llego a acordarme cómo era de pequeña’; ‘-¿Cuál es su opinión?- Oh, yo...’)
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 284
11 - Labilidad de los temas: pasa de un tema a otro muy rápidamente, sin conexión aparente (habla de su infancia, de los cuidados durante el parto, de la política de los hospitales). - Temas seguidos: los temas se suceden de forma pertinente y con conexiones evidentes. Nota: puntuación intermedia para un discurso con muchas lagunas
12 - Implicación emocional: Se implica (implicación normal o sobre implicación); a menudo la emoción se percibe en la voz. - Restricción emocional, frío: Describe, en particular las emociones, con un tono frío, formal o denigrante. Nota: Puntuación media para un discurso que evita las referencias a las emociones, o bien, busca matizarlas pero sin frialdad.
13 - Pierde el hilo: Tendencia a perderse en detalles insignificantes; no llega a encontrar la ilación de su discurso (se da cuenta). - Focalizado: permanece centrado sobre el tema que se le ha preguntado; pertinente
14 - Evaluación global positiva: Se describe (ya sea creíble o no) como satisfecho en las relaciones y en su vida; da una apreciación globalmente positiva de su vida relacional (p.e. en como describa a su familia). - Evaluación global negativa: Se describe como decepcionado de las relaciones, triste, encolerizado, perdido...
15 - Se ve pasivo en las relaciones: tiene la impresión de sufrir en las relaciones y aparentemente no identifica su influencia en las relaciones con su entorno ( ‘Las personas me critican;’ -Y vd. ¿qué hace?- , Nada, todos tienen alguna cosa contra mí’; ‘Generalmente, espero que sea mi marido quien decida’). - Se reconoce un papel en las relaciones: Identifica su parte activa en la forma como los demás lo perciben y se comportan con él. (‘Bien, ya sé, soy muy provocador...’; ’Como tengo un carácter fuerte”...).
16 - Discurso elaborado: El participante tiende a establecer relaciones entre las cosas, buscar explicaciones (ya sean pertinentes o no) aciertos sentimientos o reacciones que él (o las personas próximas) pueden haber tenido. - Discurso superficial: Se limita a la descripción de situaciones (sean descripciones abundantes o no lo sean) sin querer o poder buscar más allá. Generalmente el tono de voz es bastante despegado
17 - Ausencia de recuerdos o recuerdos globalizantes: Se acuerda poco (p.e. de la relación con su madre, de su infancia) y/o los recuerdos son vagos y globales (‘Mi infancia pasó bien...’). - Recuerdos precisos: Presencia de recuerdos, detallados, precisos (incluso si es necesario insistir para obtenerlos).
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 285
Nota: si el participante permanece a nivel descriptivo anotar menos alto en lo positivo.
18 - Se destaca una idea global: Después de la entrevista el codificador tiene la impresión de haber adquirido una idea de la historia del participante (tanto si el discurso ha sido abundante como si no). - Difícil de extraer una idea global: Impresión del codificador de estar perdido entre las diversas facetas del discurso y/o de la personalidad del participante, de faltar el sentido general de su historia.
19 - Avidez relacional: El participante se queja de no haber tenido suficientes contactos; sentimiento de frustración en las relaciones; de dar más que de recibir. - Satisfecho en las relaciones: En conjunto, dice estar satisfecho ( o lo parece) de las personas próximas y de las relaciones que ha tenido con ellas. Nota: Puntuación media para una persona insatisfecha pero sin trasmitir frustración
20 - Variedad de sentimientos atribuidos: Los sentimientos y las emociones (positivos o negativos) atribuidos a los demás y a sí mismo son variados y matizados. - Atribuciones poco variadas: El participante solo ve un tipo de sentimiento o emoción en cada persona que describe o en sí mismo
21 - Excesivamente factual : Se limita a descripciones formales (admitidas socialmente) evocando pocos sentimientos (‘Como todo el mundo, me digo que eso ya pasó...’; ‘Es una madre ejemplar, alimenta bien a sus hijos’). Las valoraciones son evitadas o son vacías de emociones. - Vivo: Relato personal, implicado
.
Fernando Lacasa. Servei de Psiquiatria . Hospital Sant Joan de Deu.
Barcelona
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 286
EDICODE: Hoja de puntuación 1 Bloqueos ___________________________________________________ Discurso no
interrumpido Fluido
2 Fácil de seguir ___________________________________________________ Difícil de
seguir Coherente In
3 Invasión emocional ___________________________________________________ Distancia
adecuada Adecuado
4
Atribución deseos motivaciones emociones
___________________________________________________ Pocas atribuciones subjetivas
Reflexivo In
5 Clichés, lugares comunes
___________________________________________________ Discurso autentico Autentico
6 Comentarios abundantes ___________________________________________________ Comentarios
restringidos Fluido In
7 Discurso desorganizad ___________________________________________________ Discurso
estructurado Coherente
8 Reconoce su subjetividad ___________________________________________________ Ignora su
subjetividad Reflexivo In
9 Fuera de tema sin darse cuenta
___________________________________________________ Respuestas focalizadas, apropiadas
Coherente
10 Facilidad de evocación espontánea
___________________________________________________ Falta de evocación persistente
Fluido In
11 Labilidad de los temas ___________________________________________________ Temas
enlazados Coherente
12 Implicación emocional ___________________________________________________ Frialdad,
retraimiento Fluido In
13 Pierde el hilo, se da cuenta
___________________________________________________ Focalizado, pertinente Coherente
14 Evaluación global positiva
___________________________________________________ Evaluación global negativa
Adecuado In
15 Se ve pasivo en las relaciones
___________________________________________________ Se reconoce un rol en las relaciones.
Reflexivo
16 Discurso elaborado ___________________________________________________ Discurso
superficial Autentico In
17 Recuerdos ausentes o globalizados
___________________________________________________ Recuerdos precisos Fluido
18 Se destaca idea global ___________________________________________________
Difícil de destacar idea global
Coherente In
19 Avidez relacional ___________________________________________________ Satisfecho
de relaciones Adecuado
20 Variedad de sentimientos atribuidos
___________________________________________________ Atribución sentim. poco variados
Reflexivo In
21 Excesivamente factual. ___________________________________________________ Vivo
implicado Autentico
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 287
Escalas del Edicode por Clusters
1
3
5
7
9
(Ds)Evitativo. 3,3 6,1 7,2 3,2 2,8
(F)Seguro 6,5 7,6 7 6,3 7
(E)Preocupado 6,8 3,5 5,6 5,4 6,8
Fluido Coherente Adecuado Reflexivo Auténtico
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 288
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 289
8.3 APENDICE C: CUESTIONARIO SYMPTOM CHECK LIST
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 290
Cuestionario Symptom Check List
SUEÑO
2 LE CUESTA DORMIRSE PUNTUACION 1 Todas o casi todas las noches. 5 2 4 3 Una noche cada dos 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
5 MIEDOS AL ACOSTARSE PUNTUACION 1 Todas o casi todas las noches. 5 2 4 3 Una noche cada dos 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
6 PESADILLAS PUNTUACION 1 Todas o casi todas las noches. 5 2 4 3 Una noche cada dos 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
7 DESPERTARES PUNTUACION 1 Todas o casi todas las noches. 5 2 4 3 Una noche cada dos 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
8 NUMERO DE DESPERTARES POR PUNTUACION O Veces. 1 1 vez de cuando n cuando. 2 1 - 2 veces. 3 2 -3 veces. 4 3 veces o más 5
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 291
11 TIEMPO PARA VOLVERSE A DORMIR
PUNTUACION
1 Casi enseguida 1 2 Alrededor de 15 minutos 2 3 Alrededor de 30 minutos 3 4 Alrededor de 1 hora. 4 5 Más de una hora. 5
12 DESPERTAR DIFICIL PUNTUACION 1 Cada despertar o casi. 5 2 4 3 Una vez o o cada dos 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
12* SISTEMA MADRE-HIJO
(evaluar a partir de las preguntas 4, 9, 10, 11, 12).
PUNTUACION
Variaciones dentro de la norma. 1
Tensiones importantes, con una cierta disarmonía en laregulación de la tarea.
3
Sistema francamente disfuncional 5
ALIMENTACION
19 CANTIDAD PUNTUACION Demasiado. 5 Más o menos suficiente. 1 Demasiado poco. 5
21 DURACION DE LA COMIDA PUNTUACION De 5 a 30 minutos. 1 De 30 a 60 minutos. 3 Más de 60 minutos o menos de 5 5
29 FRECUENCIA DEL CEREMONIAL (Condición necesaria)
PUNTUACION
En todas las comidas 5 Unicamente en la comida principal. 3 De vez en cuando para jugar 1
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 292
33a RECHAZO A COMER LIQUIDOPUNTUACION 1 Cada comida o casi 5 2 4 3 Una comida cada dos. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
33b RECHAZO A COMER SOLIDO PUNTUACION 1 Cada comida o casi 5 2 4 3 Una comida cada dos. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
35 COMIDA PERCIBIDA COMO PUNTUACION Un rato desagradable 5 Un rato agradable 1 Un rato como los demás. 1
35* SISTEMA MADRE-HIJO
(evaluar a partir de las preguntas 19, 21, 28, 34 y35)
PUNTUACION
Variaciones dentro de la norma. 1
Tensiones importantes, con una cierta disarmonía en regulación de la tarea.
3
Sistema francamente disfuncional 5
45 VOMITOS PUNTUACION 1 En todas las comidas o casi 5 2 4 3 Una comida cada dos. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 293
DIGESTION
54 DOLOR DE TRIPAS PUNTUACION 1 En todas las comidas o casi 5 2 4 3 Una comida cada dos. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
56 ESTREÑIMIENTO PUNTUACION 1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
57 DIARREA PUNTUACION 1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
RESPIRACION
59 ASMA, FRECUENCIA PUNTUACION 1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
60 ASMA, INTENSIDAD PUNTUACION 1 Muy intensa. 5 2 4 3 Medianamente intensas.. 3 4 2 5 Poco intensas. o ausentes 1
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 294
62 ASMA, TRATAMIENTO PUNTUACION 1 Tratamiento en el hospital. 5 2 Tratamiento médico en casa. 4 3 Otro tratamiento en casa. 2 4 Sin tratamiento 1
PIEL
65 EXTENSION DEL EZCEMA (AdiciónN zonas)
PUNTUACION
Ausentes o 0 1 Presente 1+ N
66a DURACION DE LAS CRISIS PUNTUACION Ausente. 1
1 1´ó 2 días. 2 3 Alrededor de 1 semana. 3 5 Crónica. 5
67b INTENSIDAD DE LAS CRISIS PUNTUACION 1 Fuerte. 5 2 4 3 Media. 3 4 2 5 Débil 2
Ausente 1
68 MEDICACION PUNTUACION 1 No medicación. 1 3 Pequeños medicamentos. 3 5 Cortisona, antibióticos 5
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 295
ALERGIAS, INTENSIDAD
69a ALIMENTARIAS PUNTUACION 1 Fuerte 5 2 4 3 Moderadas, persistentes. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes 1
69b RESPIRATORIAS PUNTUACION 1 Fuerte 5 2 4 3 Moderadas, persistentes. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes 1
69C CUTANEAS PUNTUACION 1 Fuerte 5 2 4 3 Moderadas, persistentes. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes 1
69d OTRAS PUNTUACION 1 Fuerte 5 2 4 3 Moderadas, persistentes. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes. 1
COMPORTAMIENTO
71a CRISIS DE COLERA, FRECUENCIA
PUNTUACION
1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 296
71b CRISIS DE COLERA, INTENSIDAD
PUNTUACION
1 Fuerte 5 2 4 3 Media. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales. 2
Ausentes. 1
74a RITUALES, FRECUENCIA PUNTUACION
1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
74b RITUALES, INTENSIDAD PUNTUACION
1 Fuerte 5 2 4 3 Media. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes. 1
75a OPOSICION Y NEGATIVISMOFRECUENCIA
PUNTUACION
1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
75b OPOSICION Y NEGATIVISMO INTENSIDAD
PUNTUACION
1 Fuerte 5 2 4 3 Media. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes. 1
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 297
76a AGRESIVIDAD , FRECUENCIAPUNTUACION
1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
76b AGRESIVIDAD, INTENSIDAD PUNTUACION
1 Fuerte 5 2 4 3 Media. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes. 1
MIEDOS/TIMIDEZ
77 MIEDOS (ANOTAR EL N.º DE MIEDOS O DE SITUACIONES ANSIOGENAS DIFERENTES)
PUNTUACION
Ausente o cero. Ausente o Muy a 1 Presente 1+N
77a MIEDOS FRECUENCIA PUNTUACION
1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
77b MIEDOS INTENSIDAD PUNTUACION
1 Fuerte 5 2 4 3 Media. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes. 1
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 298
79 FOBIA CON EVITACION SISTEMATICA DE SITUACION (evaluar a partir de 77, 77a y 77b).
PUNTUACION
Máximo. 5 Ausente 1
80a TIMIDEZ, RECHAZO DEL CONTACTO, FRECUENCIA
PUNTUACION
1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
80b TIMIDEZ, RECHAZO DEL CONTACTO, INTENSIDAD.
PUNTUACION
1 Fuerte 5 2 4 3 Media. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes. 1
81a DIFICULTADES DE SEPARACION FRECUENCIA
PUNTUACION
1 Muy a menudo. 5 2 4 3 De vez en cuando. 3 4 2 5 Nunca o casi nunca. 1
81b DIFICULTADES DE SEPARACION, INTENSIDAD.
PUNTUACION
1 Fuerte 5 2 4 3 Media. 3 4 2 5 Ligeras, ocasionales.. 2
Ausentes. 1
El desarrollo y las relaciones tempranas de los niños prematuros 299
RECURSO A LOS SERVICIO MEDICOS
70 COSTUMBRES, FRECUENCIANOTA
A Tratamiento sin medicación. 2 B Tratamiento con medicación. 4 C Hospitalización. 5 D Régimen alimenticio., otroso 1
Ninguna consulta 0 PUNTUACION FINAL = n.º consultas por la nota atribui
al resultado.
SEPARACIONES/ CAMBIOS
82 CAMBIOS DE PERSONAS PUNTUACION
Ninguno. 1 De 1 a 2 cambios. 2 De 3 a 5 cambios. 3 De 6 a 8 cambios. 4 Más de 8 cambios. 5
83 CAMBIOS DE HORARIOS PUNTUACION
Ninguno. 1 De 1 a 2 cambios. 2 De 3 a 5 cambios. 3 De 6 a 8 cambios. 4 Más de 8 cambios. 5
84 CAMBIOS EN EL ENTORNO PUNTUACION
Ninguno. 1 De 1 a 2 cambios. 2 De 3 a 5 cambios. 3 De 6 a 8 cambios. 4 Más de 8 cambios. 5