el deporte como prevencion y tratamiento de enfermedades

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1 Ejercicio y nutrición:El deporte como prevención y tratamiento de enfermedadesHumberto Gallego Gómez UNIVERSIDAD DEL QUINDIO FACULTAD DE EDUCACIÓN PROGRAMA DE LICENCIATURA EN EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES EL DEPORTE COMO PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE ENFERMEDADES 1 - 2 Existen dos buenas razones que nos deberían animar a realizar ejercicio físico regularmente entre los 20 y los 50 años: la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y la prevención y el tratamiento de los dolores de espalda. Además, este estudio trata brevemente otro beneficio importante ligado a la actividad física: la prevención de los estados de ansiedad y depresión, que son enfermedades que se suelen comenzar a manifestar de modo muy significativo a estas edades. Enfermedades cardiovasculares como la arteriosclerosis de las arterias coronarias, son la principal causa de muerte en los países occidentales. 1. ¿POR QUÉ HAY QUE TENER MUY EN CUENTA LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES EN LAS PERSONAS DE 20 A 50 AÑOS DE EDAD? Porque son la principal causa de muerte en los países industrializados (el 50% de todas las muertes se debe a enfermedades cardiovasculares). De entre las muertes que se producen por enfermedades cardiovasculares, el 55% de dichas muertes se produce por la enfermedad de las arterias coronarias que irrigan al corazón, el 16% por accidentes cerebro-vasculares (A.C.V.), el 3% por hipertensión y el 26% por otras razones. Se observa que el riesgo de muerte por enfermedad coronaria comienza a aumentar progresivamente a partir de los 35 años de edad en los varones y de los 45 años en las mujeres, por esta razón, es muy importante prevenir en lo posible a estas edades el desarrollo de esta enfermedad. 1.2. ¿Qué es la enfermedad de las arterias coronarias? Las arterias coronarias son los vasos sanguíneos que irrigan el corazón, por donde circula la sangre que le suministran el oxígeno y el combustible necesario para que se contraiga a lo largo de la vida, es una degeneración progresiva de la parte interna de estas arterias. Esta degeneración se acompaña del desarrollo de placas fibrosas calcificadas y de grasa que van creciendo progresivamente a lo largo de los años, reduciendo cada vez más el espacio por donde puede circular la sangre. Esta reducción del espacio obliga a que la sangre tenga que circular muy lentamente. Esto favorece la formación de coágulos (llamados trombos) en el interior de las arterias coronarias reduciendo la luz interna de éstas lo que pueden ocluir parcial o totalmente el paso de la sangre. 1.3. ¿Por qué el tabaquismo es un factor de riesgo cardiovascular? 1 Dr. José Félix Meco Especialista en Medicina Interna Medico consultor de Advance Medical 2 Deborah Blasco Enfermera especialista en Nutrición Enfermera consultora de Advance Medical

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Ejercicio y nutrición:El deporte como prevención y tratamiento de enfermedadesHumberto Gallego Gómez

UNIVERSIDAD DEL QUINDIO FACULTAD DE EDUCACIÓN

PROGRAMA DE LICENCIATURA EN EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES

EL DEPORTE COMO PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE ENFERMEDADES1-2

Existen dos buenas razones que nos deberían animar a realizar ejercicio físico regularmente

entre los 20 y los 50 años: la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y la

prevención y el tratamiento de los dolores de espalda. Además, este estudio trata brevemente

otro beneficio importante ligado a la actividad física: la prevención de los estados de ansiedad y

depresión, que son enfermedades que se suelen comenzar a manifestar de modo muy

significativo a estas edades.

Enfermedades cardiovasculares como la arteriosclerosis de las arterias coronarias, son la

principal causa de muerte en los países occidentales.

1. ¿POR QUÉ HAY QUE TENER MUY EN CUENTA LAS ENFERMEDADES

CARDIOVASCULARES EN LAS PERSONAS DE 20 A 50 AÑOS DE EDAD?

Porque son la principal causa de muerte en los países industrializados (el 50% de todas las

muertes se debe a enfermedades cardiovasculares). De entre las muertes que se producen por

enfermedades cardiovasculares, el 55% de dichas muertes se produce por la enfermedad de

las arterias coronarias que irrigan al corazón, el 16% por accidentes cerebro-vasculares

(A.C.V.), el 3% por hipertensión y el 26% por otras razones.

Se observa que el riesgo de muerte por enfermedad coronaria comienza a aumentar

progresivamente a partir de los 35 años de edad en los varones y de los 45 años en las

mujeres, por esta razón, es muy importante prevenir en lo posible a estas edades el desarrollo

de esta enfermedad.

1.2. ¿Qué es la enfermedad de las arterias coronarias?

Las arterias coronarias son los vasos sanguíneos que irrigan el corazón, por donde circula la

sangre que le suministran el oxígeno y el combustible necesario para que se contraiga a lo

largo de la vida, es una degeneración progresiva de la parte interna de estas arterias. Esta

degeneración se acompaña del desarrollo de placas fibrosas calcificadas y de grasa que van

creciendo progresivamente a lo largo de los años, reduciendo cada vez más el espacio por

donde puede circular la sangre. Esta reducción del espacio obliga a que la sangre tenga que

circular muy lentamente. Esto favorece la formación de coágulos (llamados trombos) en el

interior de las arterias coronarias reduciendo la luz interna de éstas lo que pueden ocluir parcial

o totalmente el paso de la sangre.

1.3. ¿Por qué el tabaquismo es un factor de riesgo cardiovascular?

1Dr. José Félix Meco Especialista en Medicina Interna Medico consultor de Advance Medical

2Deborah Blasco Enfermera especialista en Nutrición Enfermera consultora de Advance Medical

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Ejercicio y nutrición:El deporte como prevención y tratamiento de enfermedadesHumberto Gallego Gómez

Porque se ha demostrado que la probabilidad de que un fumador muera de una enfermedad

cardiovascular es dos veces mayor que la que tiene un no fumador. Por ejemplo, los fumadores

de 30 años de edad tienen 5 veces más riesgo de tener un accidente cerebro-vascular que los

jóvenes no fumadores de esa edad.

1.4. ¿Por qué es un factor de riesgo cardiovascular tener niveles altos de colesterol

en la sangre?

Porque se ha demostrado que existe una relación estrecha entre los niveles elevados de

colesterol en sangre y el riesgo de morir de enfermedad cardiovascular. Es deseable tener

valores de colesterol inferiores a 190 mg/dL (en menores de 30 años) y de 200 mg/dL (en

mayores de 30 años).

1.5. ¿Por qué el sedentarismo es un factor de riesgo cardiovascular?

Porque como se ha comentado en el capítulo primero, las personas que no hacen ejercicio

físico o que están en muy baja forma física, tienen dos veces más riesgo de tener un accidente

cardiovascular que las personas que tienen mejor condición física.

1.6. ¿Por qué la obesidad es un factor de riesgo cardiovascular?

Porque favorece el desarrollo de otras enfermedades ligadas al sedentarismo (diabetes, niveles

elevados de colesterol en sangre, sedentarismo) y porque existe una relación estrecha entre la

obesidad y el riesgo de mortalidad.

De los factores de riesgo señalados (tabaquismo, niveles altos de colesterol, hipertensión

arterial, sedentarismo y obesidad), ¿cuál de ellos es el más importante?

En un estudio reciente que ha analizado el riesgo de muerte en una población examinada en el

Centro Cooper, de Dallas (Estados Unidos), se ha encontrado que el factor de riesgo de muerte

más importante es el sedentarismo (tener muy baja condición física) seguido por el tabaquismo,

la hipertensión (mayor de 140 mmHg), el colesterol elevado (mayor de 240 mg/dL) y la obesidad

(índice de masa corporal mayor de 27 Kg/m2). Por lo tanto, este estudio sugiere que el tener

una baja condición física es probablemente el principal factor de riesgo de muerte.

Porque favorece el desarrollo de otras enfermedades ligadas al sedentarismo (diabetes, niveles elevados de colesterol en sangre, sedentarismo) y porque existe una relación estrecha entre la obesidad y el riesgo de mortalidad. La figura 2.13 muestra la relación entre el índice de masa corporal (que se obtiene dividiendo el peso corporal, en Kilogramos, entre la altura, en metros al cuadrado) y la esperanza de vida.

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Diferencias (estimadas) en la esperanza de vida de mujeres de 30 años, según su IMC. Se toma como referencia la esperanza de vida de mujeres de la misma edad con un IMC de 18.7. (Fuente: Seidell y Col, 1999)

Así, por ejemplo, se ha estimado que una mujer de 30 años con un IMC por encima de 30 kg/m2 (obesa) vivirá alrededor de 5-6 años menos que otra que tiene un IMC de 18, 5 kg/m2 (delgada).

2. ¿CUÁLES SON LOS EFECTOS DEL EJERCICIO FÍSICO REGULAR SOBRE ESOS

FACTORES DE RIESGO EN PERSONAS DE MEDIANA EDAD QUE ESTÁN

APARENTEMENTE SANAS?

Está firmemente establecido que el ejercicio físico de resistencia aeróbica practicado

regularmente por personas aparentemente sanas, se suele acompañar de una disminución de

la tensión arterial de reposo, de los niveles de colesterol total en sangre, de la cantidad de

grasa del cuerpo y de la resistencia a la insulina, es decir, de varios factores de riesgo. Estos

efectos del entrenamiento de resistencia aeróbica rebajan el riesgo de desarrollo de una

enfermedad cardiovascular y la mortalidad del hombre de mediana edad. Además, estudios

recientes indican que la mejora de un 10% de la resistencia aeróbica, disminuye por sí sola la

probabilidad de muerte en los años siguientes, aunque no se mejoren los factores de riesgo.

Los efectos del entrenamiento de fuerza sobre los factores de riesgo y los indicadores de la

salud están menos estudiados, aunque varios estudios sugieren que el entrenamientode fuerza

se acompaña de una disminución de la cantidad de grasa del cuerpo, de la resistencia a la

insulina, del riesgo de fracturas y de caídas, y de una mejora de la capacidad para llevar a cabo

las tareas de la vida diaria y de la sensación de bienestar.

Se ha indicado que las personas con una buena condición física y que hacen ejercicio físico

regularmente tienen menos riesgo de morirse en los próximos años. ¿Quiere esto decir que la

longevidad de las personas físicamente activas es más elevada que la de las personas

sedentarias?

Más que vivir muchos más años, lo que ocurre con las personas físicamente activas es que se

mueren mucho menos entre los 30 y los 65 años de edad. Este rango de edad corresponde a la

época de la vida en la que empieza a aumentar de manera dramática la mortalidad debida a las

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enfermedades cardiovasculares. El ejercicio físico parece que protege especialmente de la

mortalidad a esas edades.

2.1. Ejercicio físico como prevención de enfermedades de tipo neurodegenerativo.

La importancia de una vida sana, con ejercicio físico, dieta y hábitos apropiados, son la mejor

medida preventiva de muchísimas enfermedades; remarquemos una vez más que el ejercicio

físico es también la mejor herramienta en la prevención de enfermedades de tipo

neurodegenerativo.

Hace poco se hablaba del ejercicio como factor protector del cerebro en el envejecimiento.

Ahora citamos varios estudios donde se demuestra lo beneficioso del ejercicio como

prevención de enfermedades degenerativas como Alzheimer, Parkinson y otras.

Este artículo hace referencia a estudios que más o menos ya conocemos: que enfermedades

como el Alzheimer pueden, en cierta medida, prevenirse o retrasar su progresión si la

persona mantiene una dieta adecuada, ejercicio suave realizado de forma regular y realiza otras

medidas preventivas como puedan ser ejercicios de tipo mental.

Al parecer un estudio señala que la práctica de ejercicio aeróbico suave-moderado puede ser

útil para retrasar la progresión de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.

Lógicamente no es que vaya a ser milagroso, lo que sí es cierto es que una persona aquejada

de esta enfermedad va a sufrirla de forma mucho más severa si sus hábitos son poco

saludables y si su cuerpo se deteriora por culpa de la inactividad.

Otras enfermedades, como la enfermedad de Parkinson, también encuentran en el ejercicio

físico una herramienta muy útil. En las primeras fases ayudará a que la persona se mantenga

activa e independiente el mayor tiempo posible. En fases más avanzadas servirá para que la

persona, a pesar de la progresión de los síntomas (temblor, rigidez, dificultad para realizar

movimientos, etc.) pueda mantener un buen estado físico, lo cual favorecerá que la pérdida de

capacidades sea mucho más lenta y suave. De lo contrario, la pérdida podría ser mucho más

brusca.

Es positivo ir recopilando diferentes fuentes que señalen lo útil que son el ejercicio y los

hábitos saludables como medida de prevención y tratamiento de diversas enfermedades, no

solo a nivel físico, sino también de tipo mental.

2.2. El ejercicio físico como prevención de enfermedadesdel sistema cardio-

circulatorio.

Las enfermedades del sistema cardio-circulatorio constituyen el principal problema de salud en

nuestro país tanto en la edad adulta como en los ancianos. Las enfermedades cardiovasculares

son la primera causa de muerte en nuestro país y representan una causa de morbilidad no

despreciable además de producir el aumento del gasto sanitario y el deterioro de calidad de

vida para los pacientes.

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Numerosos estudios en diversos países han demostrado que estas enfermedades pueden ser

prevenidas si modificamos nuestra alimentación, dejamos de fumar, hacemos más ejercicio

físico y perdemos peso.

Las enfermedades cardiovasculares se deben a la disminución, hasta llegar a la obstrucción

total, del paso de la sangre por las arterias que llevan el oxígeno y los nutrientes a diferentes

órganos y tejidos como el corazón, el riñón, el cerebro, el intestino o las piernas.

La causa de ello es el depósito progresivo de grasa en la pared de las arterias (aterosclerosis),

sobre la que se puede producir un trombo (aterotrombosis). La aterosclerosis produce

manifestaciones poco evidentes en los momentos iniciales pero progresivos, como angina de

pecho al hacer un esfuerzo no habitual, o claudicación de las piernas al hacer una pequeña

carrera para coger el autobús. La aterotrombosis produce los mismos síntomas pero de una

forma inmediata y de gran intensidad: por ejemplo, la angina de pecho mientras se está

durmiendo, o el infarto agudo de miocardio.

Las grasas de la sangre, especialmente el llamado colesterol "malo" (colesterol de las LDL) es

uno de los principales elementos en la aparición y el desarrollo de la aterosclerosis y la

aterotrombosis. Existen otros factores no relacionados con las grasas, como la tensión arterial

elevada, el monóxido de carbono del tabaco, el aumento de la homocisteína, el aumento del

azúcar de la diabetes mellitus, etc. que aceleran el daño del colesterol sobre las arterias. Se

conocen como factores de riesgo. El colesterol "bueno" (colesterol de las HDL) invierte el efecto

del colesterol "malo", al igual que las sustancias antioxidantes que tenemos en nuestro

organismo o que incorporamos de los alimentos. Se conocen como factores protectores.

Las enfermedades cardiovasculares (y la aterosclerosis y ateromatosis subyacentes) tienen un

origen multifactorial, donde los factores de riesgo y los factores protectores interactúan y se

potencian o se anulan. Es por ello que la prevención de la enfermedad cardiovascular a través

de la alimentación debe tener en cuenta todos los factores de riesgo y protectores implicados.

En el informe de la Sociedad Española de Aterosclerosis publicado en el 2007 se citan los

siguientes datos:

El 20% de los adultos españoles tiene el colesterol total por encima de 250 mg/dl; y más de la

mitad de los adultos lo tienen por encima de 200 mg/dl. Y aunque el grado de tratamiento con

pastillas para bajar el colesterol es moderadamente alto (tres de cada cuatro pacientes lo

reciben), el control es bajo pues sólo uno de cada tres individuos con alteraciones del colesterol

diagnosticados y tratados está en niveles de colesterol adecuados.

El 35% de la población española mayor de 18 años es hipertensa, el 40-50% en edades medias

y al 68% en los mayores de 60 años. El 65% de los hipertensos sabe que lo es; de ellos, el 85%

está en tratamiento con pastillas, pero sólo el 25% de ellos tiene la presión arterial en las cifras

adecuadas. En general, las personas de alto riesgo cardiovascular, los diabéticos y los

enfermos con enfermedad renal presentan peor control de la tensión arterial que el conjunto de

la población.

A finales de 2006, fumaba el 24% de los mayores de 18 años.

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Ejercicio y nutrición:El deporte como prevención y tratamiento de enfermedadesHumberto Gallego Gómez

En el año 2003, la prevalencia de obesidad (índice de masa corporal superior o igual a 30

kg/m2) era casi del 14% en individuos por encima de 20 años, sin diferencias entre los dos

sexos. Se incrementaba la prevalencia de la obesidad con la edad tanto en mujeres como en

hombres.

El 60% de la población (incluyendo individuos desde los 16 años) no realizaba actividad física o

deporte alguno durante el tiempo libre.

La frecuencia de diabetes Mellitus tipo 2 (conocida e ignorada) está en torno al 10%. En cuanto

al grado de control de la diabetes en Atención Primaria, está en torno al 30-50% cuando se

considera una hemoglobina glicosilada (HbA1c) inferior a 7%, e inferior al 30% con una cifra de

azúcar en sangre por debajo de 126 mg/dl.

En la actualidad se ha pasado de tener una dieta saludable a una dieta menos cardiosaludable,

propia de países latinoamericanos, con mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares.

Nuestra dieta actual incluye todavía un aceptable consumo de frutas y verduras, es

relativamente rica en cereales (en forma de pan), se mantiene el consumo de grasas vegetales

y hay un relativo consumo medio de pescado.

Sin embargo, el consumo de carne, de platos preparados, bebidas no alcohólicas (zumos y

refrescos, en su mayoría azucarados) y de azúcar es alto, mientras que el consumo de

legumbres es bajo. El consumo de leche y sus derivados es adecuado, pero demasiado rico en

grasa. Y esta dieta "de adultos" se prolonga y contagia a la dieta de los niños.

En resumen, tenemos que potenciar las medidas de prevención de las enfermedades

cardiovasculares y de sus factores de riesgo con modificaciones de nuestra alimentación y de

nuestro estilo de vida. Es muy importante entender que la alimentación es la base sobre la que

se sustenta la buena salud de los individuos, previniendo la enfermedad aterotrombótica y, en

muchos casos, permitiendo evitar un tratamiento farmacológico y mejorando la calidad de vida.

No obstante, las recomendaciones de alimentación que podemos hacer en este momento están

sujetas a modificaciones debido a la aparición de nuevas evidencias científicas, y las

recomendaciones de hoy pueden ser modificadas en un futuro. No hemos de olvidar tampoco

que la respuesta de los individuos a la misma alimentación es variable; hay individuos que

responden mejor a ciertas modificaciones del patrón alimentario, y otros que lo hacen en menor

medida. Ello no nos debe hacer olvidar los beneficios de la alimentación en todos los individuos.

3. LA ACTIVIDAD FÍSICA REDUCE EL RIESGO DE HIPERTENSIÓN EN JÓVENES

ADULTOS

Por la Lic. Mariela Licata

Los adultos jóvenes que dedican más tiempo a realizar actividad física tienen un riesgo menor de padecer de hipertensión arterial o presión sanguínea alta.

El estudio fue liderado por el Dr. David Jacobs, especialista en epidemiología de la Universidad de Minnesota en Minneapolis quien junto a su equipo llegaron a esta conclusión luego de

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chequear la presión sanguínea y la actividad física realizada por 3.993 mujeres y hombres blancos y negros con edades comprendidas entre los 18 y 30 años

Estudios anteriores han relacionado la falta de actividad física con la hipertensión en personas de mediana edad y ancianos siendo esta la primera vez que se investiga las consecuencias del sedentarismo y la hipertensión en adultos jóvenes.

Aquellos jóvenes más activos que realizaron ejercicio en un promedio de 5 veces a la semana y gastaron 300 calorías por cada sesión de ejercicio disminuyeron en un 17 % el riesgo de sufrir hipertensión arterial en comparación con los que se mantuvieron menos activos. Otros participantes fueron aumentando su actividad física desde el comienzo del estudio disminuyeron el riego en un 11% por cada 1.500 calorías gastadas durante el ejercicio semanal.

El equipo de investigación sostiene que este estudio nos da más motivos para seguir con las recomendaciones de aumentar nuestra actividad física, no solo para mantener un peso saludable y un mejor estado cardiovascular, sino también para prevenir la incidencia de la presión sanguínea alta en adultos jóvenes que puede desarrollarse durante la mediana edad.

Cuando se realiza con regularidad, la actividad física moderada e intensa fortalece el músculo cardíaco o músculo del corazón. Al hacerlo, mejora la capacidad del corazón para bombear sangre a los pulmones y al resto del cuerpo. Entonces circula más sangre hacia los músculos y las concentraciones de oxígeno en la sangre aumentan.

Los capilares, que son los vasos sanguíneos diminutos del cuerpo, también se ensanchan. Esto les permite llevar más oxígeno a todas partes del organismo y transportar fuera de ellas los productos de desecho.

3.1. La actividad física reduce el riesgo de sufrir un ataque cardíaco

En las personas que padecen enfermedad coronaria, la actividad aeróbica frecuente contribuye a que el corazón trabaje mejor. También puede reducir el riesgo de presentar un segundo ataque cardíaco en personas que ya han tenido uno.

Es posible que la actividad aeróbica intensa no sea recomendable en personas con enfermedad coronaria. Pregúntele a su médico qué tipo de actividad física puede realizar sin peligro.

Investigadores de la compañía de seguros AXA de España, encontraron tres revisiones que evaluaban los efectos de la actividad física en los accidentes, publicadas entre los años 1989 y 1992. En estas revisiones se llegaba a la conclusión que se producía un mayor número de accidentes cardiovasculares en personas sedentarias que en personas activas.

Desde 1992, se han publicado 17 estudios que han examinado la asociación entre la actividad física y el riesgo de sufrir infartos cardiovasculares (tanto mortales como no mortales). Todos ellos han encontrado que el riesgo disminuye a medida que se incrementan los niveles de actividad física. Así 70 de cada 10.000 personas sedentarias sufren algún tipo de accidente cardiovascular mortal, por tan solo 40 de cada 10.000 personas físicamente activas.

Los autores sólo encontraron una revisión, publicada en 1992, la cual identificaba 7 estudios que se prolongaron durante un largo periodo de tiempo. Todos ellos usaron medidas reproductibles del ejercicio físico y todos encontraron un aumento del riesgo de muerte por

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accidentes cardiovasculares en personas con bajos niveles de ejercicio físico. Un reciente estudio ha encontrado un menor riesgo en aquellas personas que habían incrementado su nivel de ejercicio, si lo comparamos con otro grupo de personas que no tuvieron cambios en su comportamiento.

Los autores sólo encontraron 12 estudios publicados entre 1990 y 1999, basados en 3.680 ataques sufridos por personas de América del Norte, Japón y Europa.

Casi todos estos estudios han encontrado que una actividad física moderada reduce el riesgo de ataques cardiacos. Uno de los estudios de Japón llegó a la conclusión que una actividad física “fuerte” reduce el riesgo de ataque, si lo comparamos con una actividad “moderada”.

La mayoría de los estudios llegaban a la conclusión que el beneficio de la actividad física era mayor en ancianos y en hombres. La mayoría de estos estudios fueron realizados en personas blancas con edades entre 45-60 años. Generalmente se tuvieron en cuenta otros factores que también pueden suponer un riesgo de sufrir un ataque cardiaco (presión sanguínea, lípidos en sangre, masa corporal, así como si la persona era fumadora o no). Asimismo, se excluyeron aquellas personas a las que se detectó previamente algún tipo de enfermedad que pudiera limitar la actividad física o que pudiera aumentar el riesgo de sufrir un ataque cardiaco. Otros estudios más recientes han llegado a la conclusión que la máxima reducción del riesgo de infarto se produce con un ejercicio moderado y no con altos niveles de ejercicio físico.

No existen evidencias de posibles efectos adversos en todos los estudios descritos en este artículo. Aunque se encontraron dos estudios basados en personas que habían experimentado infartos de miocardio no fatales. Ambos estudios fueron realizados en Estados Unidos y Alemania. Se encontró que en la hora siguiente a la realización de una actividad física muy fuerte, la probabilidad de sufrir un infarto de miocardio aumenta de dos a seis veces, retornando estas posibilidades a unos valores normales después de 60 minutos. De todas maneras, el riesgo absoluto permanece en valores bajos: 6 muertos por cada 100.000 hombres de media edad y año o de 0,3 a 2,7 infartos por cada 10.000 personas-horas de ejercicio. Ambos estudios encontraron que el riesgo relativo de padecer un infarto de miocardio es mucho mayor en aquellas personas que son habitualmente sedentarios. Los principales “efectos secundarios” de la actividad física son las lesiones, aunque los datos son demasiado escasos como para cuantificar ese riesgo.

3.2. La actividad física reduce los factores de riesgo de la enfermedad coronaria

Cuando se realiza con regularidad, la actividad aeróbica moderada e intensa puede disminuir el riesgo de la enfermedad coronaria. La enfermedad coronaria consiste en el depósito de un material graso llamado placa en el interior de las arterias coronarias. Estas arterias llevan sangre rica en oxígeno al músculo cardíaco.

La placa estrecha las arterias coronarias y reduce la circulación de la sangre al músculo cardíaco. Con el tiempo, una zona de la placa puede romperse y en su superficie puede formarse un coágulo de sangre.

Si el coágulo crece lo suficiente, puede bloquear de manera parcial o total la circulación de la sangre que pasa por una arteria coronaria. El bloqueo de la circulación al músculo cardíaco provoca un ataque cardiaco (infarto al miocardio).

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3.2.1. Disminución del riesgo coronario:

Ciertas características, enfermedades o hábitos pueden aumentar el riesgo de sufrir la enfermedad coronaria.

La actividad física puede ayudar a controlar algunos de estos factores de riesgo por varias razones:

Puede bajar la presión arterial y las concentraciones de triglicéridos, que son un tipo de grasa de la sangre.

Puede elevar las concentraciones de colesterol HDL o colesterol “bueno”. Le ayuda al organismo a controlar las concentraciones de glucosa y de insulina en

sangre, con lo cual se reduce el riesgo de sufrir diabetes de tipo 2. Disminuye las concentraciones de proteína C reactiva en el organismo. Esta proteína es

un indicador de la inflamación. Las concentraciones altas de la proteína C reactiva pueden indicar un mayor riesgo de sufrir la enfermedad coronaria.

Ayuda a disminuir el sobrepeso y la obesidad cuando se combina con el consumo de una alimentación con menos calorías.

La actividad física también le ayuda a la persona a mantenerse en un peso saludable con el paso del tiempo tras haber bajado de peso.

Puede servir para dejar de fumar. El hábito de fumar es uno de los principales factores de riesgo de la enfermedad

coronaria.

En las personas poco activas, el riesgo de sufrir la enfermedad coronaria es dos veces mayor que en quienes realizan actividades físicas. Algunos estudios parecen indicar que la falta de actividad física es uno de los principales factores de riesgo de la enfermedad coronaria, así como lo son el colesterol alto, la presión arterial alta y el hábito de fumar.

“Todos estos estudios deben interpretarse con mucho cuidado, ya que cada estudio define de una manera distinta los niveles de actividad y de ejercicio”.