el cuarto punto

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El CUARTO PUNTO Khinsu Savitri Al penetrar en la Senda, el discípulo debe elegir como objetivo principal la busca del “punto del equilibrio perfecto”, procurando de forma persistente y disciplinada establecer un lugar donde puedan estar reunidos en íntima comunión el material y el espiritual, permitiendo al discípulo ejercer el perfecto y armonioso dominio sobre ellos, entregándose de forma perseverante al culto del conocimiento de sí propio. No hay ninguna alternativa de trabajo que sea capaz de permitir un progreso real y consistente en la dirección de la Senda, sino a través de la permanencia en ese punto de apoyo perfecto, de lo cual el discípulo debe evitar alejarse, bajo pena de venir a fracasar en sus propósitos de ascesis mística. El cuarto punto es la representación de la manifestación de la LEY DEL SILENCIO, un centro notable para donde convergen el Infinito Poder, la Luz, el equilibrio absoluto y el conocimiento perfecto. Es en ese núcleo de fuerzas que el místico en comunión Interior se pone en contacto con el Ser. Una antigua expresión nos revela todo el poder oculto en la Ley del Silencio: “¡Entrad al silencio y sabed que soy Dios!. Pues es en el silencio que uno encuentra a Aquel que es: la presencia divina, el Yo interior, el Ser.” "¡Vengan en silencio y sabed que yo soy Dios!” Es en el silencio que se puede encontrar a Aquel que es la presencia divina, “el Yo interior, el Ser.” La práctica del silencio debe transformarse en un de los más sagrados y elevados trabajos para el discípulo, siendo capaz de eliminar por completo todo su malestar mental y los malos hábitos y el atavismo derivado del pasado, consecuencias perversas del materialismo y del fanático misticismo. El desarrollo del hábito de permanecer algunos pocos momentos en su centro de equilibrio, representado por la Ley del Silencio, aprendiendo poco a poco a educar y dominar las interferencias de todo cuanto emana de su “exterior”, será capaz de dotar el discípulo del perfecto dominio para permanecer en contacto con la Luz del Centro del Equilibrio Perfecto. ¿Cuál es el trabajo que el discípulo debe esforzarse por realizar al penetrar en el Centro del Equilibrio Perfecto, representación de la Ley del Silencio? Transmutar todo el deseo mundano, ese deseo que reside solamente en el cuerpo, vehículo transitorio del Ser y no en su propia Individualidad, que es eterna e

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Al penetrar en la Senda, el discípulo debe elegir como objetivo principal la busca del “punto del equilibrio perfecto”, procurando de forma persistente y disciplinada establecer un lugar donde puedan estar reunidos en íntima comunión el material y el espiritual, permitiendo al discípulo ejercer el perfecto y armonioso dominio sobre ellos, entregándose de forma perseverante al culto del conocimiento de sí propio.No hay...

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Page 1: El Cuarto Punto

El CUARTO PUNTO Khinsu Savitri

Al penetrar en la Senda, el discípulo debe elegir como objetivo principal la busca del “punto del equilibrio perfecto”, procurando de forma persistente y disciplinada establecer un lugar donde puedan estar reunidos en íntima comunión el material y el espiritual, permitiendo al discípulo ejercer el perfecto y armonioso dominio sobre ellos, entregándose de forma perseverante al culto del conocimiento de sí propio.

No hay ninguna alternativa de trabajo que sea capaz de permitir un progreso real y consistente en la dirección de la Senda, sino a través de la permanencia en ese punto de apoyo perfecto, de lo cual el discípulo debe evitar alejarse, bajo pena de venir a fracasar en sus propósitos de ascesis mística.

El cuarto punto es la representación de la manifestación de la LEY DEL SILENCIO, un centro notable para donde convergen el Infinito Poder, la Luz, el equilibrio absoluto y el conocimiento perfecto. Es en ese núcleo de fuerzas que el místico en comunión Interior se pone en contacto con el Ser.

Una antigua expresión nos revela todo el poder oculto en la Ley del Silencio: “¡Entrad al silencio y sabed que soy Dios!. Pues es en el silencio que uno encuentra a Aquel que es: la presencia divina, el Yo interior, el Ser.”

"¡Vengan en silencio y sabed que yo soy Dios!” Es en el silencio que se puede encontrar a Aquel que es la presencia divina, “el Yo interior, el Ser.”

La práctica del silencio debe transformarse en un de los más sagrados y elevados trabajos para el discípulo, siendo capaz de eliminar por completo todo su malestar mental y los malos hábitos y el atavismo derivado del pasado, consecuencias perversas del materialismo y del fanático misticismo.

El desarrollo del hábito de permanecer algunos pocos momentos en su centro de equilibrio, representado por la Ley del Silencio, aprendiendo poco a poco a educar y dominar las interferencias de todo cuanto emana de su “exterior”, será capaz de dotar el discípulo del perfecto dominio para permanecer en contacto con la Luz del Centro del Equilibrio Perfecto.

¿Cuál es el trabajo que el discípulo debe esforzarse por realizar al penetrar en el Centro del Equilibrio Perfecto, representación de la Ley del Silencio?

“Transmutar todo el deseo mundano, ese deseo que reside solamente en el cuerpo, vehículo transitorio del Ser y no en su propia Individualidad, que es eterna e

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incorruptible; educar la percepción sobre toda sensación, mirando del mismo modo para el placer y para el dolor, para lo ganar y para una perda, para la victoria y para la derrota, sin incurrir en el error de la separatividad; abdicar de la sabiduría fragmentaria, destruyendo el sentido de la existencia en separado, volviéndose consciente de su Ser interno, la divinidad de su Alma, estableciendo la más íntima y perfecta comunión con vuestro único y verdadero maestro, - aquél que reside en vuestro propio interior, viviendo así en Unidad con el Eterno.” *

El PUNTO DEL EQUILIBRIO PERFECTO, el cuarto punto del Triángulo, el Centro para donde convergen todos los recursos ESPIRITUALES, MENTALES y MATERIALES del Ser, produciendo una armoniosa convergencia de fuerzas y poder, es el BARICENTRO del Triángulo, el punto para donde convergen los perpendiculares bajados desde un vértice hasta el lado opuesto.

Paz Profunda.

(*) Condensado y adaptado de “La Voz del Silencio”, primer fragmento – Helena Petrovna Blavatsky. Traducción de Fernando Pessoa.