el consumo y el deseo

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f $ y L os cambios sociales que se han pro· ducido en los últimos años repercu- ten hoy en cambios igualmente pro- fundos en lo que se refiere a cómo un su- jeto se las arregla para habérselas con su dimensión de deseante. Es sabido que todo neurótico busca en sus ideales la foa de no confrontar- se con que es un sujeto del lenguaj e y por lo tanto de la castración, pero ¿qué suce- d e cuando la cultura propone de una for- ma privilegi�da que lo que debérla ser �ó- lo ·un sembl ante fálico adquiera un valor de ceeza suficiente COO para comandar la pulsi�n? El falo no circula y el obje· to parece dejar de ser inalcanzable p· ara apetecer en su lugar un obj eto concretiza- . do de la pulsióñ de muee. Hay algo que hace· significación fálica y el deseo queda inmovi lizado, siendo el resultado una vi.da pulsional clisé, iterati · va, de la cual toda la cl lnica viene a d ec ir q'ue sufrimos. Freud definla al objeto de la pul sión como contingente, pero cuando aparecen significantes amó que comandan la vida pulsional de. un sujeto, en ellos queda alienado 'algo de la organi zaci ón pulsional y ent onces hay algo que se pierde que es la flexibilidad, esa flexibilidad que hace que el deseo sea .si empre deseo de otra cosa. Hoy aparecen significantes que adquieren el valor del falo, porque n t anto un sujeto es mandado por ellos es· completo, y esto quiere dir que hoy l a cultura le ha pro- puesto al neurótico ·una forma consensuada para sustan- cíalizar el falo de manera que deje de ser un significante puro. Que el falo sea un significante puro implica que nó es nada sustancial, por' eso se trata de un significante impar, no tiene par,. no hace binario pero abre a significaciones. Hoy aparece en nuestra siedad aquello que hasta h a ce algún tiempo .era el "se del consumismo noeame- ricano, lejano todavía para nosotros. Nuestro abrupto in- greso al conmismo nos ha propuesto una forma di versa de renegación, ya que los ideales han cambiado y llega- mos a la conclusión de que la problemática de nuestro ser se reduce a que "somos" si consumí+1 os. Aquí apare la cuestión de que el consumismo no iplica un enriquecimiento que sea consecuencia de una pro- ducción, sino solamente una forma de acumulación cons- tant e de elementos que sostiene una imagen de completud. Hay que nsumir, y ésta la ra que prne a ta pregunta por la ctración y r el ser. í . que el consumo ofre como úno mino a l a pulsíón, habien entonces sólo repetición en lugar de pruión y creación. Sabemos ue· en cieo sentido esto no es nada nue- vo, ya que Freud mismo otorgaba al dinero un lugar prtvi- legiado en sus ecuaciones simbólicas, pero lo que se plan- tea oy es que este elementq se encuentra cuuralmente sobrevalorado respecto de los otros que integraban la fór- mula freudiana, debido a que posibilita realizar este cami· no pulsional por la vía de la repetición-. El Psicoanálisis deberá poner limite a este circuito pul · sional abriendo caminos alteativos, de foa que la ver- tiente de la ·repetición como fórmula creadora pua tener su lugar e� ra vida de cada sujeto. . De esta manera el sujeto tendrá la posibilidad de elegir, al tiempo que habrá un espacio para que la pulsion pueda circular unas veces por un camino, otras r otro, rec brando aquel estatuto con el que Freud la habfa defini. El Psi coanálisi s pue y debe apuntar a lograr que es- tos significantes amo caigan, porque de lo contrario no ha· brá psicoanálisis y detr de las engañosas már l éxito y del poder estará oculto un deseo consumi El Lic. Germin G. De Sténo ea ex Ro/dente Hospil/,. teona/ "Evs Per6n" (ex "Prof. Dr. Mariano stex") Blbllografla Freud, Slgmund: Pulslones y sus desnos: Tres ens pa - ra una teorla sexual; Psllfa de las m y análisis de l yo; M allá del principio de placer. Lacan, Jacquee: t direión de la cu y los principios de $U er; Seminario 1 o. Praxla Freudlene: Seminario Esategias de la Transfe· rancla. Papaci6n en lidad de Invegr.

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Page 1: El Consumo y El Deseo

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Los cambios sociales que se han pro· ducido en los últimos años repercu­

ten hoy en cambios igualmente pro­fundos en lo que se refiere a cómo un su­jeto se las arregla para habérselas con su dimensión de deseante.

Es sabido que todo neurótico busca en sus ideales la forma de no confrontar­se con que es un sujeto del lenguaje y por lo tanto de la castración, pero ¿qué suce­de cuando la cultura propone de una for­ma privilegi�da que lo que debérla ser �ó­lo ·un semblante fálico adquiera un valor de ce(teza suficiente CO!JlO para coman•

dar la pulsi�n? El falo no circula y el obje· to parece dejar de ser inalcanzable p·ara apetecer en su lugar un objeto concretiza-

. do de la pulsióñ de muerte. Hay algo que hace· significación fálica

y el deseo queda inmovilizado, siendo el resultado una vi.da pulsional clisé, iterati·

va, de la cual toda la cllnica viene a dec ir q'ue sufrimos. Freud definla al objeto de la pulsión como contingente,

pero cuando aparecen significantes amó que comandan la vida pulsional de. un sujeto, en ellos queda alienado 'algo de la organizac ión pulsional y entonces hay algo que se pierde que es la flexibilidad, esa flexibilidad que hace que el deseo sea .siempre deseo de otra cosa.

Hoy aparecen significantes que adquieren el valor del falo, porque -en tanto un sujeto es comandado por ellos es· tá completo, y esto quiere decir que hoy la cultura le ha pro­puesto al neurótico ·una forma consensuada para sustan­cíalizar el falo de manera que deje de ser un significante puro. Que el falo sea un significante puro implica que nó es nada sustancial, por' eso se trata de un significante impar, no tiene par,. no hace binario pero abre a significaciones.

Hoy aparece en nuestra sociedad aquello que hasta hace algún tiempo .era el "selr del consumismo norteame­ricano, lejano todavía para nosotros. Nuestro abrupto in­greso al consumismo nos ha propuesto una forma diversa de renegación, ya que los ideales han cambiado y llega­mos a la conclusión de que la problemática de nuestro ser se reduce a que "somos" si consumí111os.

Aquí aparece la cuestión de que el consumismo no im· plica un enriquecimiento que sea consecuencia de una pro­ducción, sino solamente una forma de acumulación cons­tante de elementos que sostiene una imagen de completud.

Hay que c9nsumir, y ésta es la respuesta que se propone a toda pregunta por la castración y por el ser. Así .es que el consumo se ofrece como único camino a la pulsíón, habiendo entonces sólo repetición en lugar de producción y creación.

Sabemos q'ue· en cierto sentido esto no es nada nue­vo, ya que Freud mismo otorgaba al dinero un lugar prtvi­legiado en sus ecuaciones simbólicas, pero lo que se plan­tea t\oy es que este elementq se encuentra culturalmente sobrevalorado respecto de los otros que integraban la fór­mula freudiana, debido a que posibilita realizar este cami· no pulsional por la vía de la repetición-.

El Psicoanálisis deberá poner limite a este circuito pul· sional abriendo caminos alternativos, de forma que la ver­tiente de la ·repetición como fórmula creadora pueda tener su lugar e� ra vida de cada sujeto. .

De esta manera el sujeto tendrá la posibilidad de elegir, al tiempo que habrá un espacio para que la pulsion pueda circular unas veces por un camino, otras por otro, reco­brando aquel estatuto con el que Freud la habfa definido.

El Psicoanálisis puede y debe apuntar a lograr que es­tos significantes amo caigan, porque de lo contrario no ha· brá psicoanálisis y detrás de las engañosas máscaras del éxito y del poder estará oculto un deseo consumido

El Lic. Germin G. De Stéftlno ea ex Ro/dente del Hospital/,.. terzona/ "Evs Per6n" (ex "Prof. Dr. Mariano Csstex")

Blbllografla Freud, Slgmund: Pulslones y sus destinos: Tres ensayos pa­ra una teorla sexual; Pslcologfa de las masas y análisis del yo; Más allá del principio de placer. Lacan, Jacquee: t.:a dirección de la cura y los principios de $U poder; Seminario 1 o. Praxla Freudlene: Seminario Las Estrategias de la Transfe· rancla. Partlctpaci6n en calidad de Investigador.