el concilio nuevo comienzo

97

Upload: heberosielmoraleslopez

Post on 08-Nov-2015

67 views

Category:

Documents


10 download

DESCRIPTION

Libro relacionado con la religión

TRANSCRIPT

  • Rahner_120704.indd 2Rahner_120704.indd 2 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • EL CONCILIO, NUEVO COMIENZO

    Rahner_120704.indd 3Rahner_120704.indd 3 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Rahner_120704.indd 2Rahner_120704.indd 2 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Rahner_120704.indd 4Rahner_120704.indd 4 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • KARL RAHNER

    EL CONCILIO,NUEVO COMIENZO

    Con una introduccin delcardenal Karl Lehmann

    Bajo la direccin deAndreas R. Batlogg y Albert Raffelt

    Traduccin de Alejandro Esteban Lator Rosy Marciano Villanueva Salas

    Herder

    Rahner_120704.indd 5Rahner_120704.indd 5 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Ttulo original: Das Konzil, ein neuer BeginnTraduccin: Alejandro Esteban Lator Ros, de la obra de Karl Rahner,

    Das Konzil, ein neuer Beginn.Marciano Villanueva Salas, de la Introduccin y del Eplogo.

    Diseo de la cubierta: Gabriel Nunes

    2012, Verlag Herder GmbH, Friburgo de Brisgovia 1966, 2012, Herder Editorial S. L., Barcelona

    ISBN: 978-84-254-3115-9

    La reproduccin total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del Copyright est prohibida al amparo de la legislacin vigente.

    Imprenta: XXXXXXXX Depsito legal: B - XXXX - 2012Printed in Spain - Impreso en Espaa

    Herderwww.herdereditorial.com

    Rahner_120704.indd 6Rahner_120704.indd 6 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • ndice

    Introduccin 9

    del cardenal Karl Lehmann

    El Concilio, nuevo comienzo 23

    Conferencia a propsito de la clausura

    del Concilio Vaticano II,

    el 12 de diciembre de 1965, en Mnich

    Eplogo 63

    de Andreas R. Batlogg y Albert Raffelt

    Rahner_120704.indd 7Rahner_120704.indd 7 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Rahner_120704.indd 8Rahner_120704.indd 8 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • INTRODUCCIN

    Cardenal Karl Lehmann

    Rahner_120704.indd 9Rahner_120704.indd 9 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Rahner_120704.indd 10Rahner_120704.indd 10 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 11

    Cuando se inaugur el Concilio Vaticano II, el 11 de

    octubre de 1962, Karl Rahner contaba con 59 aos

    de edad. Gozaba de prestigio internacional, debido

    sobre todo a los cinco volmenes, hasta entonces pu-

    blicados, de sus Schriften zur Theologie (1954-1962),

    a sus aportaciones para la organizacin de las cien-

    cias o a la coleccin de estudios de teologa pastoral

    Sendung und Gnade [Misin y gracia], editada en

    una etapa inmediatamente preconciliar y traducida a

    varios idiomas (1959, 41966). Se hallaba sin duda en el

    momento culminante de su carrera como dogmtico

    e historiador de los dogmas. Supo, al mismo tiempo,

    ganarse un amplio crculo de lectores a travs de

    sus libros de espiritualidad, repetidas veces editados,

    entre ellos Worte ins Schweigen [Palabras en el silen-

    cio], Von der Not und dem Segen des Gebetes [De

    Rahner_120704.indd 11Rahner_120704.indd 11 4/7/12 13:40:274/7/12 13:40:27Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 12

    Introduccin

    la necesidad y la bendicin de la oracin] o Maria,

    Mutter des Herrn [Mara, madre del Seor].

    A comienzos de los aos sesenta Rahner gozaba de

    tanta fama que, por una parte, eran muchos los que es-

    peraban como algo evidente su colaboracin en el con-

    cilio.1 Pero distaba mucho, por otra parte, de ser una

    pgina en blanco y ya desde los inicios de la dcada

    de los cincuenta haba tenido diversas difi cul tades

    con Roma que, por lo dems, se resolvan no pocas

    veces al norte de los Alpes. Rahner estaba cata logado

    como telogo progresista y haba sido denunciado,

    a veces incluso por miembros de su propia Orden. Se

    hallaba, por as decirlo, bajo observacin.

    Pero a Karl Rahner no se le poda sencillamente

    dejar de lado. El 22 de marzo de 1961 fue nombrado

    consultor de la Comisin preparatoria para la disci-

    plina de los sacramentos. En octubre de 1961, el car-

    denal Franz Knig de Viena solicit su asesoramiento

    para la seleccin y clasificacin de los materiales

    1. Cf. H. Vorgrimler, Karl Rahner verstehen. Eine Einfh-rung in sein Leben und Denken, Friburgo, Herder, 1985, p. 117 [trad. cast.: Entender a Karl Rahner. Introduccin a su vida y su pensamiento, Barcelona, Herder, 1988].

    Rahner_120704.indd 12Rahner_120704.indd 12 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 13

    Introduccin

    para la preparacin del concilio. Pero poco antes del

    inicio del concilio se tom una medida sorprendente.

    Con ocasin de la celebracin del Katholikentag de

    Austria, el 1. de junio de 1962, Karl Rahner haba

    tenido una intervencin muy comprometida bajo el

    ttulo Lscht den Geist nicht aus! [No apaguis el

    espritu!]. Pocos das despus (el 7 de junio de 1962)

    se le comunicaba que en adelante quedaba sujeto a

    una censura romana previa (a cargo de la direc-

    cin general de la Orden). Se reduca as, en cierto

    modo, su influencia en relacin con el concilio o

    incluso se le descalifi caba.2 Fueron muchos los que

    se manifestaron a favor de la supresin de esta me-

    dida, que era de facto, aunque no formalmente, una

    prohibicin de escribir.3 Al fondo se encontraba el

    Santo Ofi cio, hoy Congregacin para la Doctrina de

    2. Cf. K. Lehmann, Karl Rahner, en Bilanz der Theo-logie im 20. Jahrhundert. Bahnbrechende Theologen, ed. por H. Vorgrimler y R. Vander Gucht, Friburgo, Herder, 1970, pp. 143-181, aqu 148. Ofrece una reelaboracin fundamental de este texto la introduccin a Rechenschaft des Glaubens. Karl Rahner-Lesebuch, bajo la direccin de K. Lehmann y A. Raffelt, Friburgo, Herder, 1979 y otros, nueva edicin 2004, pp. 13*-53*, aqu 17*.

    3. Detalles en ibd.

    Rahner_120704.indd 13Rahner_120704.indd 13 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 14

    Introduccin

    la Fe, y ms en concreto el cardenal Alfredo Otta-

    viani, que ms adelante lleg a un perfecto entendi-

    miento con Rahner. Se puso en marcha una accin

    solidaria sin precedentes, en parte organizada por

    la Paulus-Gesellschaft,4 que cont incluso con el

    apoyo del canciller federal Dr. Konrad Adenauer.

    Finalmente, Juan XXIII se distanci de una manera

    indirecta de la actitud del cardenal Ottaviani, que

    evidentemente haba sido mal aconsejado y se haba

    apuntado al bando de los que el papa Juan XXIII,

    en su discurso de apertura del concilio,5 califi caba

    de profetas de calamidades6 (profeti di sventura). En

    4. Cf. E. Kellner, Karl Rahner und die Paulus-Gesell-schaft, en P. Imhof y H. Biallowons (dirs.), Karl Rahner. Bilder eines Lebens, Zrich, Friburgo, Benziger, Herder, 1985, pp. 57-59. Cf. K. Rahner, Schriften zur Theologie, vol. 5, Einsiedeln, Benziger, 1962, Widmung und Vorwort (pp. 7s.).

    5. Alocucin del papa Juan XXIII en la inauguracin del Concilio Vaticano II (11 de octubre de 1962), en L. Kaufmann y N. Klein, Johannes XXIII. Prophetie im Vermchtnis, Friburgo, Exodus, 21990, pp. 116-150, aqu 126.

    6. Merece la pena sealar la circunstancia de que una suerte parecida sufri Henri de Lubac sj, y que a dos de los ms eminentes escrituristas del Pontifi cio Instituto Bblico, Stanislas Lyonnet sj (1902-1968) y Max Zerwick sj (1901-1975), se les priv, de 1962 a 1964, de la licencia para la docencia. Estas medidas fueron aboli-das tras la eleccin de Pablo VI. El P. Zerwick fue, por lo dems,

    Rahner_120704.indd 14Rahner_120704.indd 14 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 15

    Introduccin

    todo caso, el 24 de septiembre de 1962 Karl Rahner

    fue ofi cialmente designado telogo del concilio. El

    6 de diciembre de 1962, el cardenal Knig lo llev

    consigo a la Comisin Central, sin que esta decisin

    provocara difi cultades.

    La dedicacin de Karl Rahner al concilio y por el

    concilio ha sido ya detalladamente valorada en varios

    lugares.7 Se entreg al trabajo hasta el agotamiento

    fsico. Para l se trataba de un servicio incuestiona-

    ble, una colaboracin desinteresada y oculta en pro

    de la Iglesia.

    en 1967, el segundo dictaminador de mi tesis doctoral teolgica Resucitado al tercer da segn la Escritura.

    7. Cf., adems de las exposiciones de la historia del con-cilio (G. Alberigo y K. Wittstadt), especialmente G. Wassilowsky, Universales Heilssakrament Kirche. Karl Rahners Beitrag zur Ekklesio logie des II. Vatikanums, Innsbruck, Tyrolia, 2001 (Inns-brucker theologische Studien, 59); H. Vorgrimler, Karl Rahner ver-stehen, Friburgo, Herder, 1985 (libro de bolsillo 1988) [trad. cast.: Entender a Karl Rahner. Introduccin a su vida y su pensamiento, Barcelona, Herder, 1988]; dem, Karl Rahner, Darmstadt, Pri-mus, 2004; K. H. Neufeld, Die Brder Rahner, Friburgo, Herder, 22004; U. Bentz, Jetzt ist noch Kirche. Grundlinien einer Theologie kirchlicher Existenz im Werk Karl Rahners, Innsbruck, Tyrolia, 2008 (Innsbrucker theologische Studien, 80, con bibliografa); Glaube im Prozess. Christsein nach dem II Vatikanum. Fr Karl Rahner, dir. por E. Klinger y K. Wittstadt, Friburgo, Herder, 1984.

    Rahner_120704.indd 15Rahner_120704.indd 15 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 16

    Introduccin

    Karl Rahner estaba marcado por una increble dis-

    posicin a aportar al concilio todos los trabajos que

    llev a cabo. Pero lo entenda siempre como un ofre-

    cimiento, como una invitacin a insertarse de este

    modo en la Iglesia. Es decir, admitiendo que la pro-

    puesta de un texto poda sufrir modifi caciones radi-

    cales o que una redaccin poda ser rechazada. Esto

    era para l algo evidente y nunca se mostr amargado

    ni contrariado.8

    La mentalidad, actualmente muy difundida, de vi-

    gilar celosamente el copyright9 le resultaba total-

    mente ajena, tanto a l como a la mayor parte de su

    generacin me viene aqu el recuerdo de algunos

    jesuitas alemanes en el concilio, como Alois Grill-

    meier, Johannes B. Hirschmann, Otto Semmelroth

    y otros.

    8. K. Lehmann, In der Nhe Karl Rahners, en dem, Es ist Zeit, an Gott zu denken. Ein Gesprch mit Jrgen Hoeren, Friburgo, Herder, 2000, pp. 161-166, aqu 164s.

    9. A. R. Batlogg, Karl Rahners Mitarbeit an den Kon-zilstexten, en F. X. Bischof y St. Leimgruber (dirs.), Vierzig Jahre II. Vatikanum. Zur Wirkungsgeschichte der Konzilstexte, Wurzburgo, Echter, 22005, pp. 355-376, aqu 360.

    Rahner_120704.indd 16Rahner_120704.indd 16 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 17

    Introduccin

    Yo haba ledo los escritos de Karl Rahner ya an-

    tes del concilio, y a partir de 1956 tuve varios encuen-

    tros personales con l en el Collegium Borromaeum,

    el seminario teolgico de Friburgo, con ocasin de

    conferencias y disertaciones. Tuve la oportunidad

    de conocerlo muy de cerca en Roma, durante el con-

    cilio, en mi condicin de estudiante del Germanicum

    donde l resida. Como paisano, me solicitaba peque-

    os favores. Ms tarde fui nombrado bibliotecario

    mayor. Karl Rahner solicit mi ayuda repetidas veces

    cuando se trataba de copiar textos y ms adelante de

    redactarlos, de preparar copias, ocuparse del material

    de ofi cina y cosas parecidas. Finalmente, a bordo de

    un taxi y provisto de una maleta, distribu por toda

    Roma textos en las diferentes residencias de cada

    una de las conferencias episcopales. Bajo mano,

    as qued establecido, me convert en una especie

    de ayudante cientfi co para l.10

    De estos servicios surgi una estrecha vincu-

    lacin, de modo que sin yo saberlo ni apro-

    barlo Karl Rahner concert con mi arzobispo,

    10. D. Deckers, Der Kardinal. Karl Lehmann. Eine Bio-graphie, Mnich, Pattloch, 2002, p. 101.

    Rahner_120704.indd 17Rahner_120704.indd 17 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 18

    Introduccin

    Dr. Hermann Schufele, que una vez terminados mis

    estudios romanos, de 1964 a 1968, pasara a ser su

    asistente y me trasladara con l a Mnich y ms tarde

    a Mnster.11 As fue como pude, antes, durante y des-

    pus del Concilio Vaticano II, aunque desde muy

    diversas posiciones (desde pequeos servicios de cor-

    tesa hasta la asistencia cientfi ca), estar al lado de Karl

    Rahner en el curso de sus trabajos por el concilio.

    Estuve tambin presente, e incluso pude colabo-

    rar un poco, el 12 de diciembre de 1965, en el gran

    discurso de Karl Rahner aqu reimpreso, El concilio,

    nuevo comienzo, en la ceremonia con ocasin de la

    clausura del concilio, en la Herkulessaal de la resi-

    dencia de Mnich. Fue un acontecimiento que caus

    una profunda impresin en la capital de Baviera. Los

    das siguientes estuve enteramente desbordado en la

    ofi cina ante las peticiones del manuscrito del discur-

    so, que dimos rpidamente a la imprenta. Uno de

    los distinguidos solicitantes, Hans-Jochen Vogel,

    por aquel entonces Alcalde de Mnich, me confes por

    telfono: Si lo que dijo Karl Rahner responde a la

    11. Cf. D. Deckers, Der Kardinal..., op. cit., p. 126.

    Rahner_120704.indd 18Rahner_120704.indd 18 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 19

    Introduccin

    realidad, se abre un futuro enteramente nuevo para

    la Iglesia. El texto fue publicado en enero de 1966

    y conoci en muy poco tiempo varias reediciones.

    Tras una actitud de reserva inicial,12 el concilio se

    convirti en el tema de la vida de Karl Rahner, como

    demostr, por ejemplo, la coleccin, ya disponible

    en 1966, organizada junto con H. Vorgrimler, de to-

    das las constituciones, decretos y declaraciones con-

    ciliares, bajo el ttulo Kleines Konzilskompendium

    [Pequeo compendio del concilio], que todava se

    sigue publicando (352008) y se mantiene como obra

    de consulta imprescindible.

    12. Cf., a este propsito, una temprana manifestacin de Karl Rahner sobre las perspectivas del concilio, el 17 de febrero de 1959, en H. Vorgrimler, Karl Rahner verstehen, op. cit., pp. 171s.: No me sorprende que la opinin dominante hasta ahora en muchos crculos romanos es que hoy da ya no es posible un concilio. En realidad, yo mismo comparta a medias esta opinin. Ya por simples razones de tcnica parlamentaria. Pero si estas difi -cultades son superables y se superan de hecho, un nuevo concilio podra poner en marcha y signifi car una notable dinmica contra el centralismo unilateral de la Iglesia de los ltimos decenios, siempre en el supuesto de que contemos con sufi cientes obispos con opinin propia. Confi emos, pues, en que del concilio saldr algo (Carta a Vorgrimler). Cf. tambin K. Rahner, Zur Theo-logie des Konzils, en Schriften zur Theologie, vol. 5, Einsiedeln, Benziger, 1962, pp. 278-303.

    Rahner_120704.indd 19Rahner_120704.indd 19 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 20

    Introduccin

    Karl Rahner despert un gran entusiasmo tam-

    bin por la brillante retrica de su conferencia. Esta

    afi rmacin conserva su validez tambin en nuestros

    das, sobre todo porque este texto se ha conservado

    en la viva voz de Rahner en documento magneto-

    fnico.13 Ello no obstante, en medio de aquel clima

    exultante Karl Rahner se mantuvo inusualmente so-

    brio y contenido, pues no hablaba solo de un nuevo

    comienzo sino, una y otra vez, del inicio del inicio.

    Saba cun difcil haba de resultar la realizacin prc-

    tica del concilio.

    La preocupacin por la implantacin del Vati-

    cano II mantuvo activo a Karl Rahner hasta los l-

    timos aos de su vida, y a veces fue acompaada de

    tonos un tanto speros cuando consideraba que

    se pasaban por alto o que incluso, en su opinin, se

    traicionaban las intenciones conciliares.14 Agradezco

    13. Cf. K. Rahner, Das Konzil, ein neuer Beginn: Festrede... gehalten beim Festakt anlsslich der Beendigung des II. Vatikani-schen Konzils im Herkulessaal der Residenz in Mnchen am 12. Dez. 1965, Maguncia, Matthias Grnewald, 1995, discos compac-tos y otras disertaciones: K. Rahner, Berhrt vom unendlichen Geheimnis, Maguncia, Matthias Grnewald, 2004, 3 cd.

    14. Sobre este punto, en conjunto, cf. K. Lehmann en

    Rahner_120704.indd 20Rahner_120704.indd 20 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 21

    Introduccin

    a mis dos colegas del grupo de editores de las Smtli-

    che Werke [Obras completas] de Karl Rahner, el Dr.

    Andreas R. Batlogg sj y el profesor Dr. Albert Raffelt,

    que hayan hecho de nuevo accesible este importante

    texto de Karl Rahner y lo hayan adems analizado y

    contextualizado en su instructivo eplogo dentro de

    una pequea serie, apreciada por numerosos lectores

    y lectoras, para quienes son desconocidas algunas de

    las motivaciones ltimas de la vida y la obra de Karl

    Rahner.15 Los breves textos de Karl Rahner son una

    invitacin a adentrarse en su gran obra, de la que puede

    sentirse orgullosa no solo su Orden sino la Iglesia

    entera. La contribucin de los telogos al Vaticano II

    fue insustituible. An hoy nos alimentamos de ella.

    Rechenschaft des Glaubens, pp. 44*s.; dem, Thesen zur Diag-nose des Getto-Verdachts, en K. Lehmann y K. Rahner (dirs.), Marsch ins Getto? Der Weg der Katholiken in der Bundesrepublik, Mnich, Ksel, 1973, pp. 107-116; dem, Was bleibt von Karl Rahner? Theologische Programmatik fr heute und morgen, Mnich, Friburgo, 2009 (Rahner Lecture 2009), pp. 15-30 [www.freidok.uni-freiburg.de/volltexte/6501].

    15. La serie, ejemplarmente asesorada por el Dr. Peter Suchla de la Editorial Herder de Alemania, consta hasta el momento de cinco pequeos volmenes; cf. Gotteserfahrung heute (2009, 22010); Der Priester von heute (2009; 22010); Warum lsst uns Gott leiden? (2010, 22010); Kirche der Snder (2011).

    Rahner_120704.indd 21Rahner_120704.indd 21 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 22

    Introduccin

    La conferencia de Karl Rahner, aqu nuevamente

    impresa, El concilio, nuevo comienzo, del 12 de

    diciembre de 1965 en Mnich, es para m un recuerdo

    inolvidable.16 Se la lee hoy da como sabor anticipa-

    do de lo que a partir de entonces deba producirse

    y debe seguir producindose. En nuestra situacin

    actual, y a la vista de las prximas celebraciones con

    ocasin del 50. aniversario del concilio, adquiere

    una nueva signifi cacin: con la mirada puesta en las

    tareas futuras, testifi ca una gran modestia (inicio

    del inicio), pero el entusiasmo todava ardiente por

    este concilio resulta til para una nueva confi anza

    de la que, en el momento presente, tenemos urgente

    necesidad.

    Cardenal Karl Lehmann

    Maguncia, diciembre, 2011

    16. Para una ulterior profundizacin, cf. K. Rahner, Das neue Bild der Kirche, en Geist und Leben 39 (1966), pp. 4-24 (publicado tambin como edicin especial); con posterioridad, dem, Schriften zur Theologie, vol. 8, Einsiedeln, Benziger, 1967, pp. 329-354 (aparecer en 2012, en el vol. 21 de las Smtliche Werke).

    Rahner_120704.indd 22Rahner_120704.indd 22 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • KARL RAHNER

    EL CONCILIO, NUEVO COMIENZO

    Conferencia a propsito de la clausura del Concilio Vaticano II,

    el 12 de diciembre de 1965, en Mnich

    Rahner_120704.indd 23Rahner_120704.indd 23 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Rahner_120704.indd 24Rahner_120704.indd 24 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • El concilio ha terminado. Cada vez que llega a su trmino alguna cosa buena, se detiene uno con satis-

    faccin, al mismo tiempo que, con extraeza, cierta in-

    quietud y preocupacin ante el misterio de la historia, se

    pregunta: qu ha sucedido en realidad? Qu va a suce-

    der ahora? As tambin, al fi nal del concilio nos pregun-

    tamos: qu ha sucedido? En qu punto nos hallamos?

    Qu hay que esperar?

    Rahner_120704.indd 25Rahner_120704.indd 25 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Rahner_120704.indd 26Rahner_120704.indd 26 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 27

    I

    Qu ha sucedido? Qu ha habido? Un concilio de

    la santa Iglesia catlica romana. Ha estado la Iglesia

    a la altura de esta hora que le haba sido otorgada por

    Dios? Si preguntamos as y respondemos afi rmati-

    vamente, esta respuesta no signifi ca sino una obli-

    gacin de dar gracias a Dios por su bondad, con la

    mente y con el corazn. En efecto, haber estado a

    la altura de esta hora, haberla superado, es una vez

    ms pura bondad y gracia de Dios. Qu ha habido,

    pues? Un concilio. Este mero hecho tiene ya no

    poca importancia. Cierto que hoy es todava difcil

    decir si tambin en el futuro se podr proyectar y

    poner efi cazmente en prctica el principio sinodal

    y colegial de la Iglesia precisamente en la forma de

    este y de anteriores concilios, o si el recin fundado

    consejo episcopal en el caso de que no se limite a

    Rahner_120704.indd 27Rahner_120704.indd 27 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 28

    El Concilio, nuevo comienzo

    proceder en forma meramente consultiva desem-

    pear su quehacer ahora ya casi imposible de

    llevar tcnicamente a trmino en la forma de ante-

    riores concilios y, sin embargo, ser un concilio

    en cuanto a su esencia teolgica y hasta se reunir

    con relativa frecuencia.

    Sin embargo, el que este concilio haya sido un

    hecho, el que durante largo tiempo haya constituido

    el centro del acontecer eclesistico y haya osado

    ocuparse de cuestiones cruciales, esto solo tiene ya

    enorme importancia teolgica para la idea que la Igle-

    sia se forma de s misma en la teora y en la prctica.

    En efecto, se ha manifestado que el principio colegial

    y sinodal de la Iglesia no obstante tener esta su

    cabeza en el sumo pontifi cado no deja de ser una

    magnitud de poder real en la Iglesia, que ha vuelto

    a salir ms claramente a la luz si eventualmente se

    haba oscurecido.

    El concilio ha mostrado que la Iglesia, en la

    misteriosa unidad de estructura personal y colegial

    garantizada en el fondo, nicamente por el Esp-

    ritu de Dios, representa una magnitud de derecho

    constitucional que no se puede comparar con todas

    Rahner_120704.indd 28Rahner_120704.indd 28 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 29

    El Concilio, nuevo comienzo

    las dems formas sociales profanas, posibles y exis-

    tentes. Por eso es un misterio de fe que desborda

    toda democracia y todos los sistemas autoritarios,

    con su respectiva problemtica. Y hasta podramos

    preguntarnos si esta forma de actuacin conciliar no

    podr incluso tener importancia para el futuro pro-

    fano, como problema y como ltima meta, aun en el

    sentido de poltica social, cuando la sociedad masiva

    del maana se pregunte cmo se pueden conciliar en

    ella la libertad y la unidad.

    Ha habido un concilio: una asamblea constituida

    que ha mostrado su propia iniciativa, mltiple,

    espontnea y libre; una iniciativa que se ha puesto en

    prctica y que ha sido respetada incluso por el prima-

    do de la Iglesia, el cual, si bien ha intervenido como

    cabeza, conforme a la concepcin de la fe catlica,

    sin embargo, se ha guardado de rebajar a la comu-

    nidad de sus hermanos en el episcopado al nivel de

    una asamblea que se limitara a asentir con aplauso a

    sus proposiciones. Precisamente segn la concepcin

    de la fe catlica, la colaboracin entre el papa y el

    concilio no se puede institucionalizar adecuadamen-

    te en meras formas jurdicas de procedimiento, por

    Rahner_120704.indd 29Rahner_120704.indd 29 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 30

    El Concilio, nuevo comienzo

    lo cual ha dado lugar inevitablemente a momentos

    y acontecimientos dolorosos y turbios. As se pone

    de manifi esto, tanto en el acontecer mismo como en

    el resultado, que la Iglesia, no solo en teora, sino

    tambin cuando obra en concreto, no se rige a s

    misma, sino que, por encima de toda administracin,

    es guiada por el Espritu, y que as se mantiene una,

    en la imprevisible pluralidad de sus estructuras per-

    sonales y colegiales, gracias al milagro del Espritu

    y no en virtud de la letra sola.

    Ha habido un concilio en libertad y caridad.

    Ciertamente, ha obrado con la libertad que en to-

    dos los miembros del concilio se sabe ligada a la

    inquebrantable confesin de Dios, de Jesucristo, de

    su gracia, como tambin al dogma, que, aunque in-

    variable, puede la Iglesia profundizarlo, aumentando

    as la inteligencia de la fe. Ha sido, s, un concilio con

    libertad. Ciertamente, yo mismo he podido husmear

    en casi todas las trastiendas del concilio. Conozco lo

    humano, las fl aquezas, las limitaciones, las presun-

    ciones y cosas por el estilo que se dan all donde los

    hombres no dejan de ser hombres y precisamente

    como tales hacen la obra de Dios. Pero puedo dar

    Rahner_120704.indd 30Rahner_120704.indd 30 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 31

    El Concilio, nuevo comienzo

    fe de que hubo realmente libertad, una libertad con

    la que por todas partes se procuraba servir a la causa

    de Dios, a la verdad y a la caridad. Quien no puede

    ver esto en su adversario demuestra, por el hecho

    mismo, su propia estrechez de miras y su partidismo,

    cosa que puede darse aun en un vanguardista, ya que

    la providencia de Dios reparte con benigna sonrisa

    casi por igual en todas las direcciones la virtud y la

    miseria humanas.

    Pero lo que verdaderamente asombra y maravilla,

    en el sentido de la historia del espritu en este con-

    cilio celebrado en libertad, es que en medio de esta

    libertad se pudo llegar a una asercin comn y a una

    decisin comn. No puede decirse que esto ocurra

    con frecuencia en nuestros das. En todas partes, y

    hasta en el campo de la teologa, se puede observar

    hoy con consternacin que la libertad es disolvente

    y que una obra poderosa de pensamiento o de accin

    solo puede llevarse a cabo a fuerza de brazos. El con-

    cilio ha mostrado que, mediante la gracia de Dios,

    no ha de suceder necesariamente as. Naturalmente,

    en algunos momentos esta unidad y esta libertad no

    se han alcanzado sin largos y laboriosos esfuerzos;

    Rahner_120704.indd 31Rahner_120704.indd 31 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 32

    El Concilio, nuevo comienzo

    incluso ha sido preciso dejar pendientes algunas

    cuestiones o zanjar algn problema a base de lo que a

    primera vista podra parecer un compromiso. Pero, al

    fi n y al cabo, se ha realizado efectivamente verdadera

    unidad con autntica libertad. Por ello me gustara

    invitar a los crticos escpticos del concilio, dentro

    y fuera de la Iglesia, a que se preguntaran, antes de

    permitirse cualquier crtica, en qu otro lugar es posi-

    ble todava hoy tal unidad en medio de la libertad en

    el ejercicio del pensar y de la conviccin, incluso

    en la dimensin de las Iglesias y de sus teologas.

    Nos hallamos ante un fenmeno de la historia del

    espritu que no se puede explicar nicamente por los

    presupuestos ideolgicos y sociolgicos de la

    Iglesia, en cuanto son asequibles a la experiencia. Se

    ha patentizado el hecho de que en la Iglesia la unidad

    y la fi delidad a su propia historia no deben petrifi -

    carse, degenerando en un inmovilismo rgido, y que

    la libertad del pensar no degenera necesariamente en

    confusin y en pura palabrera.

    Ha habido un concilio catlico romano. La fe de

    esta Iglesia, nuestra fe, fue la ley y el centro de este

    concilio. Quien hubiera esperado otra cosa, quien

    Rahner_120704.indd 32Rahner_120704.indd 32 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 33

    El Concilio, nuevo comienzo

    hubiera credo que en el concilio haba de ponerse

    todo en tela de juicio, que se tena que aspirar a una

    unidad sin compromiso, que el dogma del pasado se

    haba de sacrifi car a la opinin corriente y fcilmente

    variable del hombre de la calle, en lugar de alcanzar

    la universalidad que le es propia, partiendo de su

    propio espritu dentro de nuestra inteligencia de la

    fe; quien con esta actitud, decimos, hubiera enfocado

    el concilio, se habra formado desde un principio una

    idea errnea de un concilio de nuestra Iglesia. As

    pues, si alguien se extraa de que no haya salido

    como se dice del concilio lo que l esperaba, a

    nosotros no tiene por qu extraarnos. Este con-

    cilio ha sido, incluso en esta misma catolicidad y

    en una medida inconcebible todava poco antes de

    celebrarse, un concilio de responsabilidad ecum-

    nica. Y esto no solo porque se hallaban presentes y

    desempeaban un papel efectivo los observadores

    de las otras Iglesias y comunidades cristianas, por-

    que hay un decreto sobre el ecumenismo, porque,

    a las antiguas controversias teolgicas que impiden

    la realizacin de la unidad de todos los cristianos

    (a las que, si no podemos cerrar los ojos, no es por

    Rahner_120704.indd 33Rahner_120704.indd 33 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 34

    El Concilio, nuevo comienzo

    obstinacin, sino por el deber que nos impone la fe),

    se guard de aadir otras nuevas evitando formu-

    lar decisiones de fe definitivamente obligatorias.

    Ni tampoco se manifest este espritu ecumnico

    sencillamente porque en todas las declaraciones se

    puso constantemente empeo en tener presentes

    a los cristianos no catlicos y su propia teologa

    en cuanto se pudo lograr esto sin traicionar la pro-

    pia conviccin de fe, sino porque el concilio ampli

    con gran ahnco su propia inteligencia explcita de la

    fe hasta la dimensin del dilogo con otros cristianos,

    expresando en nueva forma y con claridad verdades

    cuya importancia para una teologa ecumnica del

    futuro no se puede apreciar todava. Me refi ero, por

    ejemplo, a aserciones sobre el principio sinodal en

    la Iglesia, sobre la importancia de lo carismtico

    en ella, sobre la comunidad local en cuanto Iglesia,

    sobre la posibilidad de salvacin de los no cristia-

    nos, sobre la jerarqua, es decir, la diferente im-

    portancia de las verdades de fe, incluso las ya defi -

    nidas, sobre la Escritura, a la que sirven la Iglesia y

    el magisterio, sobre el sacerdocio universal, sobre el

    pluralismo de teologas con igualdad de derechos en

    Rahner_120704.indd 34Rahner_120704.indd 34 4/7/12 13:40:284/7/12 13:40:28Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 35

    El Concilio, nuevo comienzo

    una misma Iglesia, sobre la libertad personal de la

    fe, sobre la importancia y el derecho de una teologa

    histrica crtica, sobre la falsedad de la teora de una

    moral y una santidad de dos pisos, una superior y

    otra inferior, en la Iglesia, sobre la importancia del

    culto y de la liturgia, etctera.

    Este concilio ha sido adems, sin duda alguna, el

    que ms ha trabajado entre todos los concilios ha-

    bidos hasta ahora. Un concilio que ha abordado tan

    grandes quehaceres y una temtica tan importante

    como no lo haba hecho concilio alguno. No hay

    que objetar que esto es debido a las posibilidades

    tcnicas de hoy da, en comparacin con las de otros

    concilios. Cierto que ya en el tiempo de la prepara-

    cin del concilio se haba trabajado a fondo, mucho

    y de muchas maneras, quiz demasiadas. Pero, si se

    tienen presentes las ideas que acerca del desarrollo

    del concilio se formaban no pocos crculos, incluso

    romanos, se comprender el sentido de la frase que

    acabamos de formular. En efecto, se crea que el

    concilio solo tendra que codifi car algunas ideas en

    forma algo ms solemne que antes, y que el trabajo

    propiamente dicho estaba ya hecho antes de que

    Rahner_120704.indd 35Rahner_120704.indd 35 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 36

    El Concilio, nuevo comienzo

    comenzase el concilio. Pero no fue as. Sera falta de

    visin y desagradecimiento rebajar lo que realmente

    se efectu, como si careciera de valor. Se volvi a tra-

    bajar de nuevo desde la base. Evidentemente, hubo

    que practicar una seleccin y limitar temticamente

    los quehaceres del concilio, y no se puede negar que,

    en medio de la tarea llevada efectivamente a cabo,

    hubo de dejarse algo al azar por lo que hace a la

    inclusin o exclusin de temas. Pero esta asamblea

    de la Iglesia universal, aun teniendo en cuenta esta

    restriccin, se aplic, ms que ningn concilio del

    pasado, a un conjunto de tareas que en gran manera

    coinciden con el quehacer mismo de la Iglesia. Para

    hacernos cargo de ello, basta dar una ojeada a los

    temas del concilio ordenndolos sistemticamente:

    1) La idea fundamental que la Iglesia tiene de s mis-

    ma: en la constitucin eclesistica Lumen gentium.

    2) La vida interna de la Iglesia:

    a) su munus sanctifi candi, o sea, la liturgia: en la

    constitucin De sacra liturgia;

    Rahner_120704.indd 36Rahner_120704.indd 36 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 37

    El Concilio, nuevo comienzo

    b) su munus regendi: en el decreto sobre los obispos

    De pastorali episcoporum munere in ecclesia y en

    el decreto sobre las Iglesias catlicas orientales;

    c) su munus docendi: en la constitucin dogm-

    tica sobre la divina revelacin (con las pginas

    dedicadas a la Escritura, tradicin y magisterio)

    y en la declaracin sobre la educacin cristiana;

    d) sus estados: en los decretos sobre los sacerdo-

    tes, su ministerio, su vida, y tambin su forma-

    cin; en el decreto sobre la oportuna renovacin

    de la vida religiosa y en el decreto sobre el apos-

    tolado de los laicos.

    3) La misin de la Iglesia al exterior:

    a) su relacin con la cristiandad no catlica: en

    el decreto sobre el ecumenismo y en el decreto

    sobre las Iglesias orientales (catlicas);

    b) su relacin con los no cristianos: en la declara-

    cin sobre las religiones no cristianas (compren-

    Rahner_120704.indd 37Rahner_120704.indd 37 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 38

    El Concilio, nuevo comienzo

    didos los judos) y en el decreto sobre la actividad

    misionera de la Iglesia;

    c) su relacin con la actual situacin profana del

    mundo en general: en la constitucin pastoral

    Sobre la Iglesia en el mundo de hoy y en el decre-

    to sobre los medios de comunicacin social;

    d) fi nalmente, su relacin con el pluralismo ideo-

    lgico de la actualidad: en particular, en la decla-

    racin Sobre la libertad religiosa.

    Dando un vistazo a esta temtica, se puede afi rmar

    que la Iglesia se ha planteado lo mejor que ha podido

    los problemas con que se enfrenta hoy da; que los

    planteamientos que en un principio parecan muy

    dispersos se han agrupado formando verdadera uni-

    dad. Esta temtica no se puede atribuir a un movi-

    miento de introversin de la Iglesia. Cierto que en

    todas estas notifi caciones habla de s misma, pero

    en sus palabras se refl eja la preocupacin acerca de

    la manera como ella misma puede servir a Dios, al

    hombre, al mundo y a su historia. Para terminar,

    Rahner_120704.indd 38Rahner_120704.indd 38 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 39

    El Concilio, nuevo comienzo

    diremos con toda claridad, una vez ms, que este

    concilio ha sido la primera asamblea eclesistica tan

    ecumnica que se la puede llamar un concilio de la

    liturgia y un concilio de las misiones.

    Rahner_120704.indd 39Rahner_120704.indd 39 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Rahner_120704.indd 40Rahner_120704.indd 40 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 41

    II

    Y ahora, ahora qu? Se puede afi rmar que la

    Iglesia ha llevado a cabo el aggiornamento que haba

    fi jado como tarea del concilio? Se puede decir que

    ahora, con nuevas fuerzas juveniles y con nuevos ni-

    mos, puede enfrentarse con el vasto y desconocido

    futuro que, lleno de promesas y de amenazas mor-

    tales, le sale al paso como el futuro de la humanidad

    una, con su nmero inmenso, su automanipulacin

    activa, su superior organizacin social, su tcnica ra-

    cionalizada y automatizada, sus fi nes extraterrestres?

    Pues bien, esto no se puede ni se debe decir. Nada

    sera ms peligroso que semejante entusiasmo. El

    concilio ha puesto las bases para el aggiornamento,

    para la renovacin, y hasta para la penitencia y la

    conversin que se imponen constantemente: es el

    incio del inicio. Y esto no es poco. De todos modos,

    Rahner_120704.indd 41Rahner_120704.indd 41 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 42

    El Concilio, nuevo comienzo

    es solo el inicio del inicio. Todo, casi todo es to-

    dava letra, de la que puede brotar espritu y vida,

    servicio, fe y esperanza, pero no brotar espont-

    neamente. La Iglesia ha reconocido un quehacer que

    todava debe cumplirse. Y esta Iglesia somos todos

    nosotros.

    Inicio del inicio. Para qu? Naturalmente, como

    se haba dicho siempre y se haba vivido siempre,

    para ir a Jesucristo, ayer, hoy y por toda la eterni-

    dad, para su gracia, que es la sola que salva y abre

    el acceso al Dios vivo. Pero inicio del inicio en tal

    forma que Jesucristo y su Iglesia entran realmente

    en contacto con este tiempo de hoy y de maana.

    Por consiguiente, inicio del inicio de una Iglesia de

    la indebida y gratuita gracia de Dios, de una Iglesia

    de nuestro Seor y Salvador, de una Iglesia de la

    palabra de Dios, de la fraternidad, de la esperanza,

    de la caridad humilde y del servicio, del gozo en

    el Espritu Santo; de una caridad que supera toda

    pura legalidad, para una Iglesia que ve concretrse-

    le su propio ser ms profundo y su propia tarea en

    funcin de las ansias secretas y de la miseria de la

    poca, que por esto mismo aprende cuando ensea,

    Rahner_120704.indd 42Rahner_120704.indd 42 4/7/12 13:43:324/7/12 13:43:32Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 43

    El Concilio, nuevo comienzo

    recibe cuando da, domina cuando se limita a servir;

    principio, por tanto, de una Iglesia que exista ya,

    pero que constantemente empieza por el hecho de

    volverse siempre de nuevo a su nico origen, que es

    tambin el comienzo y el Seor de la historia univer-

    sal, por quien la Iglesia se deja guiar hacia el futuro.

    Para que de este comienzo resulte un principio real

    y concreto, hay todava mucho que hacer, casi todo

    est por hacer.

    Las instrucciones de la constitucin sobre la

    liturgia deben convertirse todava en formas con-

    cretas de culto, y luego en vida concreta de oracin

    de la Iglesia, en adoracin de Dios en espritu y en

    verdad. Ahora es cuando debe comenzar realmente

    el dilogo ecumnico, paciente, humilde, animado,

    esperanzado y valiente. Todava no existen los dico-

    nos, cuya existencia en la Iglesia el concilio ha hecho

    de nuevo posible. Todava ha de mostrar el consejo

    episcopal que puede realizar de hecho en forma

    nueva y viva el principio personal y sinodal en la

    Iglesia. Todava deben codifi carse las prometidas

    reformas de la curia romana, y sobre todo deben

    convertirse en algo realmente vivo. Todava harn

    Rahner_120704.indd 43Rahner_120704.indd 43 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 44

    El Concilio, nuevo comienzo

    falta largos aos de trabajo hasta que se haya creado

    el nuevo derecho cannico que responda al espritu y

    a la letra de este concilio. Todas las sabias y animosas

    normas sobre la educacin de los seminaristas, sobre

    la accin sacerdotal y la accin de los obispos, sobre

    el colegio episcopal, deben concretarse jurdicamente

    y, sobre todo, deben cobrar vitalidad en la prctica de

    la Iglesia. La vida religiosa no est renovada porque

    exista un decreto en este sentido; el laico, sostenido

    por el sacro sacerdocio comn, por su mayora de

    edad, su corresponsabilidad y la conciencia cristiana

    de su misin, no vive ya por el mero hecho de que

    en el documento del concilio se digan sobre esto

    cosas edifi cantes, desde luego, en el mejor sen-

    tido de la Escritura. La Sagrada Escritura no se ha

    convertido ya en el libro de la vida en el corazn del

    hombre y en el culto de la parroquia, por el mero

    hecho de que en el concilio se entronizaran cada

    da los Evangelios y porque, aparte de numerosas

    indicaciones de detalle, exista una constitucin que

    ensalza la importancia de la Escritura en la vida de la

    Iglesia. El impulso misionero de la Iglesia en la sobria

    y dura prctica de la vida, en la que, por ejemplo, las

    Rahner_120704.indd 44Rahner_120704.indd 44 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 45

    El Concilio, nuevo comienzo

    obispos deben desprenderse de sacerdotes que ellos

    mismos necesitan, o se ha de dar desinteresadamente

    mucho dinero con la preocupacin de si se emplea

    racionalmente..., de modo que la voluntad misionera

    no se identifi ca con el decreto sobre las misiones.

    El directorio para el trabajo ecumnico est todava

    por elaborar; todava deben crearse los estatutos de

    las diferentes conferencias episcopales; el decreto

    sobre la formacin de los futuros sacerdotes debe ser

    adaptado por los obispos a las condiciones regiona-

    les; deben cumplirse todava otras muchas decisiones

    conciliares mediante las conferencias episcopales; el

    trabajo sobre el derecho cannico oriental, que haba

    sido comenzado ya bajo Po XII, debe entrar en los

    nuevos carriles del concilio. Difciles cuestiones par-

    ticulares que se haban anunciado ya y que en parte,

    por su urgencia, se han sacado a plaza una y otra

    vez como criterio del xito del concilio como las

    cuestiones relativas a los matrimonios mixtos, a la

    moral conyugal, a la penitencia en la Iglesia, a las

    indulgencias, etctera estn todava por resolver.

    Los nuevos secretariados para los no cristianos, los

    incrdulos, y otros que sin duda se crearn todava,

    Rahner_120704.indd 45Rahner_120704.indd 45 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 46

    El Concilio, nuevo comienzo

    han de demostrar que no son hipertrofi as burocr-

    ticas nacidas segn la ley de Parkinson. Las Iglesias

    catlicas orientales deben comenzar por mostrar

    que tienen voluntad y energa para una propia ac-

    tividad misionera, y la Iglesia latina debe todava

    demostrar que no considera y trata a estas Iglesias

    como meros objetos venerables de museo, lega-

    dos por el pasado. En muchos casos la Iglesia debe

    todava comenzar por aprender a conceder la debida

    libertad, a manejar su poder social con humildad y

    modestia, a ser ms abierta y generosa, ms paciente

    y tolerante con todos, de lo que con frecuencia otros

    son con ella misma. Ahora debe la Iglesia entablar un

    dilogo con el mundo, con sus ansias, posibilidades

    y peligros mortales; un dilogo que se ha propuesto

    en la constitucin pastoral sobre su relacin con el

    mundo y para el que solo ha creado un esquema

    general y anticipante. Puede y debe decirse sin am-

    bages que en algn punto de su obra conciliar que

    por ser obra del Espritu Santo no deja de ser obra

    humana, incompleta y mero comienzo ha enfo-

    cado determinados problemas segn aspectos que

    responden ms a su pasado que a su futuro, como se

    Rahner_120704.indd 46Rahner_120704.indd 46 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 47

    El Concilio, nuevo comienzo

    echa de ver, por ejemplo, en los decretos sobre los

    medios de comunicacin y sobre las escuelas cat-

    licas. Todava habr de mostrarse cmo la doctrina

    sobre una comunicatio in sacris, posible ya desde

    ahora, concebida fundamentalmente en trminos

    de generosidad, puede, no obstante las necesarias

    restricciones, aplicarse realmente sacando de ella

    prcticamente todo el partido posible.

    El dilogo con el atesmo de nuestros das y con

    la crisis de fe de nuestro tiempo, declarado necesario

    por la constitucin sobre la Iglesia en el mundo de

    hoy, debe, pues, practicarse efectivamente. La bella

    idea de que una Iglesia episcopal debe ayudar a otra

    verdaderamente y de hecho debe todava realizarse

    en tal forma que no se reduzca todo a un gesto piadoso

    que no perjudique a la propia Iglesia ni aproveche

    a la otra. Tales cosas y otras muchas, muchsimas,

    estn todava por hacer, son una tarea que no ha

    llevado a cabo el concilio, sino que la ha impuesto

    a la Iglesia por haberle sido encargada a esta por

    Dios. En trminos generales, todava debe elaborarse

    una teologa que sea realmente digna del Vaticano II

    y del quehacer planteado por l. No porque la

    Rahner_120704.indd 47Rahner_120704.indd 47 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 48

    El Concilio, nuevo comienzo

    teologa de hoy no sea buena, sino porque debe ser

    mejor, porque debe penetrar ms radicalmente con

    sus preguntas en la profundidad de Dios y en nuestro

    futuro si quiere servir a la predicacin de la Iglesia

    de maana. Cierto que ahora, despus del concilio,

    comenzar una asidua y diligente labor teolgica de

    refl exin sobre los textos del concilio, para comen-

    tarlos e ilustrarlos histricamente. Esto ser bueno

    y es necesario. Pero la teologa postconciliar no sera

    digna del concilio si se limitara a llevar a cabo esta

    tarea considerndola como su quehacer capital. Le

    incumben cuestiones muy diferentes, que no han

    sido ni podan ser tema inmediato del concilio: las

    viejas cuestiones, que siguen siendo las ms nuevas y

    deben adoptar una forma propia de la poca. Cmo

    se puede hablar de Dios y de su existencia en me-

    dio de la existencia del hombre, de modo que tales

    palabras hallen eco en el hombre de hoy y de ma-

    ana; cmo se puede hablar de Cristo en medio de

    una ideologa evolutiva, de modo que la palabra

    de Dios-hombre y de la encarnacin del Verbo

    eterno en Jess de Nazaret no suene como un mito

    que no se puede ya creer seriamente; cmo se rela-

    Rahner_120704.indd 48Rahner_120704.indd 48 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 49

    El Concilio, nuevo comienzo

    cionan con la escatologa cristiana los proyectos e

    ideologas humanas acerca del futuro; cmo, en el

    eskhaton de la redencin ya habida, se puede preser-

    var al hombre de caer en la actitud del hombre vete-

    rotestamentario, que tema verse en el reino de los

    muertos, alejado del Dios de la vida; cmo el amor

    de Dios y del prjimo forman siempre una unidad

    absoluta, siempre segn el sentido de la poca; es

    incomprensible e impracticable un amor sin el otro,

    sobre todo desde que Dios, por Cristo, se halla en

    el hombre y nosotros, propiamente, solo podemos

    hallarlo as; cmo y por qu, habiendo el hombre

    casi dominado el mbito de su existencia, subsiste

    la cruz, a la que est clavado el hombre; cmo la

    muerte y la esperanza constituyen el nico clarear

    de la vida eterna en las permanentes tinieblas de la

    existencia. Estas y otras cuestiones anlogas, antiguas

    y a la vez radicalmente nuevas y nunca resueltas,

    son las cuestiones de una teologa del maana que

    quiera ser digna de este concilio. Por mi parte, opi-

    no que solo si las teologas de todas las confesiones

    cristianas vuelven a enfrentarse en comn con estas

    cuestiones y no se limitan a seguir discutiendo los

    Rahner_120704.indd 49Rahner_120704.indd 49 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 50

    El Concilio, nuevo comienzo

    viejos problemas de controversia teolgica (aunque

    estos tampoco deben descuidarse) practicarn ver-

    daderamente teologa ecumnica y se acercarn ms

    entre s.

    Indudablemente, el concilio se ha planteado

    tareas y temas que conforme a las posibilidades

    concretas de que dispone por el momento la Igle-

    sia no podran ser mayores. Pero, en comparacin

    con el quehacer que se ha de plantear a la Iglesia en

    los prximos decenios, todas estas cuestiones no son

    en realidad ms que un comienzo, una preparacin

    remota y un primer equipamiento para esta tarea que

    se nos echa encima.

    En efecto, el futuro no preguntar a la Iglesia por

    los detalles exactos de la constitucin de la Iglesia,

    por la estructuracin ms exacta y bella de la liturgia,

    ni tampoco por las doctrinas teolgicas controverti-

    das que distinguen la doctrina catlica de la doctrina

    de los cristianos no catlicos; ni por un rgimen ms

    o menos ideal de la curia romana. Preguntar si la

    Iglesia puede atestiguar la proximidad orientado-

    ra del misterio inefable que llamamos Dios, y esto

    en forma tan convincente, que el hombre de la era

    Rahner_120704.indd 50Rahner_120704.indd 50 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 51

    El Concilio, nuevo comienzo

    de la tcnica y de la unidad del mundo, el hombre

    que se hace a s mismo objeto de su propia accin y

    construye su entorno conforme a sus propias leyes,

    pueda experimentar este misterio inefable incluso

    como algo que se impone en su propia vida.

    Estos temas no podan ser temas inmediatos del

    ltimo concilio, y quiz no pueden siquiera ser tema

    de un concilio. Pero son la tarea de la Iglesia del fu-

    turo, ya que fueron siempre, o debieron ser, la tarea

    esencial del cristianismo. Y por esta razn las res-

    puestas y soluciones del pasado concilio no podan

    ser sino un comienzo muy remoto del quehacer de

    la Iglesia del futuro. As enfocados, los trabajos y

    el resultado de este concilio no quedan rebajados,

    sino que, precisamente as, adquieren un signifi cado

    incalculable.

    El aggiornamento que prepara la Iglesia no es un

    empeo por dar a la Iglesia una confi guracin ms

    simptica y vistosa, sino un primer equipamiento

    que arranca desde muy atrs, con el fin de hacer

    frente al problema de vida o muerte del maana.

    Este concilio no es sino un comienzo, incluso en

    esta perspectiva.

    Rahner_120704.indd 51Rahner_120704.indd 51 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 52

    El Concilio, nuevo comienzo

    En todo caso, podemos afi rmar que, en general,

    sera un tremendo error y una terrible ceguera de

    los corazones y no deja de ser un peligro real, del

    que ni siquiera la Iglesia imperecedera debe creerse

    preservada de antemano pensar que despus del

    concilio se puede, en el fondo, seguir obrando como

    antes, ya que lo que en l se ha dicho, decidido y

    enseado, o bien se haba practicado ya siempre,

    o solo afecta a cosas marginales sin trascendencia; o

    que, fi nalmente, solo encierra ideales piadosos, que

    uno se repite en forma edificante para su propia

    justificacin, pero que, por lo dems, se quedan

    en el papel, que todo lo soporta con paciencia. Es

    evidente que la Iglesia debe permanecer fiel a su

    propia esencia y entendindolo bien tambin a

    su pasado. No todo va a cambiar y a mejorar desde

    maana. La santa Iglesia ser tambin en el futu-

    ro la Iglesia de los pobres pecadores, como somos

    todos: la ecclesia semper reformanda in capite et in

    membris. Cierto que todava pasar mucho tiem-

    po hasta que la Iglesia, que ha sido agraciada por

    Dios con un Concilio Vaticano II, sea la Iglesia

    del Concilio Vaticano II. Anlogamente, pasaron

    Rahner_120704.indd 52Rahner_120704.indd 52 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 53

    El Concilio, nuevo comienzo

    algunas generaciones despus del Concilio de Tren-

    to hasta que la Iglesia fue una Iglesia de la reforma

    tridentina. Pero esto no quita nada de la enorme y

    tremenda responsabilidad que con este concilio nos

    hemos impuesto todos los que constituimos la Igle-

    sia: la responsabilidad de hacer lo que hemos dicho,

    de llegar a ser lo que hemos reconocido e incluso

    confesado ante el mundo entero que somos;

    de hacer de las palabras hechos, de las leyes esp-

    ritu, de las formas litrgicas verdadera oracin, de

    las ideas realidad. Para ello el concilio solo ha po-

    dido poner el inicio del inicio. Es incalculable el

    signifi cado de esto. Pero pesara una rigurosa sen-

    tencia sobre pastores y grey, sobre todos nosotros,

    si confundiramos palabras y hechos, comienzo y

    fi n. En el concilio hemos caminado como en otro

    tiempo Elas por un vasto desierto y nos hemos

    ido acercando al santo monte de Dios. Si despus de

    ello nos sentimos fatigados, soolientos y hastiados,

    y queremos reposar tambin como Elas a la

    sombra de la retama de un triunfalismo conciliar,

    entonces es posible, deseable y hasta inevitable que

    el ngel de Dios se sirva de los tremendos peligros

    Rahner_120704.indd 53Rahner_120704.indd 53 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 54

    El Concilio, nuevo comienzo

    y tormentos de nuestra poca, de persecuciones,

    de apostasas y dolores del corazn y del espritu,

    para despertarnos de nuestro sueo: Levntate [...],

    porque te queda mucho camino (1 Re 19,7).

    Rahner_120704.indd 54Rahner_120704.indd 54 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 55

    III

    S muy bien que a los prudentes y sesudos con ribe-

    tes de escepticismo, al or tales palabras, les asaltar

    un sentimiento de amargura y desazn: pensarn que

    todo lo que acabamos de decir no pasa de ser buenas

    palabras con que queremos paliar nuestra desespe-

    racin y olvidar la irremediable miseria crnica de

    la existencia e incluso de la Iglesia. Cierto que sera

    necedad y candidez pensar que, en este mundo y a

    travs de los tiempos, la Iglesia deje de ser alguna vez

    una peregrina fatigada, deje de ser la Iglesia de los

    pecadores, de los dbiles y de los afl igidos, para con-

    vertirse en la soberana y esposa sin mancilla, visible

    en su esplendor incluso a los ojos de los que miran

    con incredulidad. Toda renovacin, todo progreso

    de la Iglesia quedar una y otra vez como devorado

    por la experiencia de las tribulaciones de la historia,

    Rahner_120704.indd 55Rahner_120704.indd 55 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 56

    El Concilio, nuevo comienzo

    por la decepcin acerca de nosotros mismos, que

    al fi n y al cabo somos la Iglesia, a la que, por tanto,

    experimentaremos como nos experimentamos nece-

    sariamente a nosotros mismos, si somos verdadera-

    mente sinceros en nuestro interior. Constantemente

    tocamos la sinfona inacabada de la gloria de Dios y

    nunca pasamos del ensayo general. Pero no por ello

    es vano, no por ello carece de sentido todo esfuerzo,

    toda reforma, siempre inconclusa e inconcluible. Es

    sencillamente la tarea de los criados, que siembran

    con lgrimas a fi n de que Dios coseche, la tarea que

    solo la esperanza cristiana puede desempear contra

    toda esperanza, porque solo ella sabe por la fe que a

    la derrota aceptada de nosotros mismos contina el

    triunfo de Dios en el leo de la cruz. Finalmente y

    esto es quiz lo ltimo y lo ms importante, todo

    lo eclesistico, es decir, todo lo institucional, todo lo

    jurdico, todo lo sacramental, toda palabra, toda acti-

    vidad en la Iglesia y, por consiguiente, tambin toda

    reforma de lo eclesistico es, en ltimo trmino y en

    ltima intencin supuesto que se entienda como

    es debido y no se convierta en un dolo, puro ser-

    vicio, mera disponibilidad y ayuda para algo muy

    Rahner_120704.indd 56Rahner_120704.indd 56 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 57

    El Concilio, nuevo comienzo

    distinto, algo muy sencillo y, precisamente por ello,

    increblemente difcil y consolador a la vez: para la

    fe, la esperanza y la caridad en los corazones de todos

    los hombres.

    Sucede aqu para utilizar un ejemplo suma-

    mente profano como en la obtencin del radio.

    Hay que hurgar en una tonelada de pechblenda para

    obtener 0,14 gramos de radio, y aun as vale la pena.

    Todo quehacer eclesistico, en cuanto tal, todo go-

    bernar, hablar, teologizar, reformar; toda enseanza y

    toda afi rmacin de s mismo en medio de la sociedad

    actual pese al gigantesco aparato, esfuerzo, lujo de

    medios, movimiento y trajn, siempre inevitables

    no es sino algo as como la explotacin de inmen-

    sas cantidades de pechblenda para que en nuestros

    corazones y, a fi n de cuentas, solo en ellos se

    obtenga un poquito del radio de la fe, la esperanza

    y la caridad.

    En efecto, el concilio y todo el inmenso y nece-

    sario trabajo postconciliar de reforma no son sino

    servicio y preparacin. Este servicio no apunta en

    defi nitiva a la afi rmacin de la Iglesia en el futuro,

    sino que, en el concilio y despus del concilio, tie-

    Rahner_120704.indd 57Rahner_120704.indd 57 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 58

    El Concilio, nuevo comienzo

    ne por meta la verdadera infinitud del hombre y,

    ante todo, el advenimiento del reino de Dios; lo que

    persigue sencillamente es: fe, esperanza y caridad.

    Frente a esta cosa tan sencilla e infi nita a la vez, que

    desde el comienzo de la historia vive en el corazn

    del hombre y es a su vez el sentido mismo de toda

    historia y el verdadero contenido de sus logros y

    de la eternidad, frente a esto, decimos, es absoluta-

    mente secundario todo lo que ha tenido lugar en el

    concilio y todo lo que de l resulte. Toda teologa,

    aun la ms sutil, todo dogma, todo derecho can-

    nico, toda adaptacin y toda repulsa por parte de la

    Iglesia, toda institucin, todo ministerio, con todos

    sus poderes, toda sagrada liturgia y toda animosa

    misin no tienen sino este nico fi n: la fe, la espe-

    ranza y la caridad, el amor de Dios y de los hom-

    bres. Todos los dems planes y acciones de la Iglesia

    seran absurdos y perversos si trataran de sustraerse

    a este quehacer y buscarse nicamente a s mismos.

    Tambin un concilio busca el corazn que, con fe,

    esperanza y caridad, se desprende de s mismo y se

    entrega al misterio de Dios. De lo contrario, sera una

    horrible comedia y un endiosamiento del hombre o

    Rahner_120704.indd 58Rahner_120704.indd 58 4/7/12 13:40:294/7/12 13:40:29Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 59

    El Concilio, nuevo comienzo

    de la Iglesia. Tambin a un concilio se le aplican las

    palabras de san Pablo: ahora permanecen la fe, la

    esperanza y la caridad, estas tres; pero la mayor de

    todas es la caridad.

    Ahora la benignidad de Dios nos ha puesto en la

    mano este verdadero y nico resultado del concilio y

    de toda reforma postconciliar; nos lo ha impuesto

    como una tarea a realizar. Si el ministerio del obispo

    es servicio, servicio humilde y ms humilde que hasta

    ahora; si el sacerdote ofrece ms pura y ms desinte-

    resadamente, con xito o sin l, la palabra de Dios y

    la gracia de los sacramentos; si el seglar censura me-

    nos y colabora con mayor diligencia; si todos llevan

    con ms paciencia la cruz de su existencia, viendo

    en las tinieblas con ojos ms claros la luz de la fe,

    reconocindose cada uno con ms sinceridad peca-

    dor, aunque consolndose con la gracia de Dios; si

    cada uno comienza a amar ms a Dios; si cada uno se

    esfuerza diariamente ms por vencer el egosmo de

    su duro corazn y lograr un amor del prjimo algo

    ms activo; si hay cristianos que no apoyan el gri-

    tero brutal y feroz o el cuchicheo de un egosmo

    nacionalista o de clases; si unos cuantos hombres y

    Rahner_120704.indd 59Rahner_120704.indd 59 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 60

    El Concilio, nuevo comienzo

    mujeres cristianos preguntan ms claramente en la

    vida pblica y dicen ms abiertamente lo que es justo,

    y no lo que les aprovecha a ellos, entonces el concilio

    habr realizado su verdadero sentido, su nico senti-

    do, a fi n de cuentas. Cierto que este xito desaparece

    en el silencioso misterio de Dios, nico que puede

    calibrar los corazones y las obras. Pero la Iglesia

    debe tener el valor de aceptar la contradiccin de

    no poder acreditar hasta lo ltimo su misin. De lo

    contrario, no sera lo que es y lo que debe ser de

    nuevo cada da.

    Era necesario a este objeto un concilio? S, era ne-

    cesario un concilio. En efecto, este increble prodi-

    gio de la existencia humana, que silenciosamente se

    hunde en las tinieblas de la eterna luz, ha de verifi -

    carse necesariamente en la comunidad fraternal de la

    Iglesia. En ella deben decirse unos a otros, y todos

    deben decir en ella: escucha la palabra de Dios, mira

    la cruz, recibe el cuerpo del Seor, que se entreg

    por ti y por todos; ve, s cristiano, s uno que cree,

    que espera, que ama. Si en los prximos decenios se

    viera la Iglesia mejor regida, si se celebrara la liturgia

    Rahner_120704.indd 60Rahner_120704.indd 60 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 61

    El Concilio, nuevo comienzo

    en forma ms bella, si surgiera una teologa ms sa-

    gaz y penetrante, si se creara un derecho ms claro,

    si se lograra mayor infl ujo social, pero no hubiera

    ms fe, ms esperanza y ms caridad, todo ello sera

    en vano. Se amontonaran pechblendas y escorias,

    pero no se obtendra radio. Ahora bien, de nosotros

    depende, de cada uno de nosotros, de cada uno en la

    vida cotidiana y en la ltima decisin solitaria de

    la conciencia, realizar este sentido del concilio solo

    por la gracia de Dios y en la libertad de los hijos de

    Dios. Quiera darnos Dios para ello su gracia.

    Rahner_120704.indd 61Rahner_120704.indd 61 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Rahner_120704.indd 62Rahner_120704.indd 62 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • EPLOGO

    Andreas R. Batlogg Albert Raffelt

    Rahner_120704.indd 63Rahner_120704.indd 63 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • Rahner_120704.indd 64Rahner_120704.indd 64 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 65

    PARA QUE ESTE INICIO DEL INICIO SE CONVIERTA

    EN UN AUTNTICO COMIENZO

    El balance del concilio

    en la conferencia de Karl Rahner

    y su permanente actualidad

    El aggiornamento que prepara la Iglesia no es un

    empeo por dar a la Iglesia una confi guracin ms

    simptica y vistosa, sino un primer equipamiento que

    arranca desde muy atrs, con el fi n de hacer frente al

    problema de vida o muerte del maana. Este concilio

    no es sino un comienzo, incluso en esta perspectiva.

    As se expresaba Karl Rahner sj (1904-1984), el 12 de

    diciembre de 1965 (tercer domingo de Adviento), en

    una conferencia que haba despertado una notable

    expectacin, en la capital de Baviera exactamente

    cuatro das despus de la solemne clausura del Con-

    cilio Vaticano II (1962-1965), el 8 de diciembre de

    1965, en Roma.

    Rahner_120704.indd Sec2:65Rahner_120704.indd Sec2:65 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 66

    Eplogo

    El final del concilio a vista de pjaro

    desde Mnich

    La conferencia de Karl Rahner marc el punto cul-

    minante de una ceremonia en la atestada Herkules-

    saal de la residencia de Mnich, en la que estuvie-

    ron presentes numerosas fi guras de primera fi la de

    las diversas Iglesias y comunidades religiosas y del

    mundo de la poltica y de la sociedad, entre ellas

    el primer ministro de Baviera, Alfons Goppel, con

    algunos de sus ministros y secretarios de Estado, el

    alcalde de Mnich, Hans-Jochen Vogel, el jefe de la

    casa Wittelsbach, duque Albrecht de Baviera, nume-

    rosos profesores universitarios, rectores y dirigentes

    de instituciones docentes catlicas. El Sddeutsche

    Zeitung hablaba al da siguiente, en una detallada

    informacin, del prolongado aplauso tributado

    al orador, y citaba las palabras fi nales del cardenal

    Julius Dpfner: Tengo la impresin de que en este

    momento cualquier otra palabra es superfl ua.1

    1. Citado segn M. Rehm y G. Sittner, Aufgaben, die das Konzil der Kirche stellt: Professor Karl Rahner spricht ber die Arbeit des Zweiten Vatikanums. Ein Anfang fr die

    Rahner_120704.indd Sec2:66Rahner_120704.indd Sec2:66 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 67

    Eplogo

    En paralelo con el acto de clausura en Roma,

    el 8 de diciembre de 1965 por la tarde, el vicario

    general Matthias Defregger celebraba un servicio

    litrgico en la Liebfrauendom de Mnich. El 9 de

    diciembre regresaba de la Ciudad Eterna el cardenal

    Julius Dpfner, arzobispo de Mnich y Freising. El

    peridico de la Iglesia informaba: Esta metdica

    mquina de la empresa Lufthansa ha trado este da

    hasta Mnich un pequeo resplandor del concilio:

    se hallaban tambin a bordo el cardenal Frings y el

    obispo Hengsbach, varios obispos sudamericanos,

    el obispo Rudolf Koppmann omi de Windhoek y

    un obispo maronita que concitaba la curiosidad con

    sus velos negros. Telogos conciliares y periodistas

    completaban la sociedad concilia de esta mquina.

    El capitn de la nave haba preparado una singular

    Erneuerung [Tareas que el concilio plantea a la Iglesia. El profe-sor Karl Rahner habla del trabajo del Vaticano II. Un comienzo para la renovacin], en Sddeutsche Zeitung, 13-12-1965, p. 15. Aparecen citados por sus nombres una lista de invitados de honor, entre ellos el exarca ucraniano obispo Platon Kornyliak, un obispo misionero de Filipinas, representantes de la Iglesia evanglica luterana del Land y el rabino de la comunidad cultual israelita de Mnich.

    Rahner_120704.indd Sec2:67Rahner_120704.indd Sec2:67 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 68

    Eplogo

    sorpresa a los pasajeros de este vuelo: bajo un cie-

    lo radiante y sin nubes cincunvol a baja altura la

    Zugspitze.2

    Tras una conferencia de prensa, la tarde del 9

    de diciembre Dpfner tuvo un recibimiento ofi cial

    por parte del cabildo catedralicio. En el presbi-

    terio, se dice en la citada informacin, tomaron

    asiento aquellos hombres de nuestra archidicesis

    que, en palabras de nuestro cardenal, tuvieron una

    participacin esencial en el xito de este concilio:

    los telogos conciliares, los periti de nuestra di-

    cesis. El prelado profesor Dr. Schmaus, el profesor

    Pascher, el profesor Mrsdorf, el profesor Rahner,

    el Dr. Tilmann y el P. Wulf sj, as como el secretario

    conciliar del cardenal, el Dr. Gruber. Si los obispos

    alemanes pudieron aportar una contribucin funda-

    mental a este concilio, declar el cardenal Dpfner,

    debe agradecerse en primera lnea al sobresaliente

    trabajo de los telogos conciliares.3 El ambiente era

    2. R. Pinzl, Das Konzil ist beendet das Konzil beginnt. Notizen von den Feiern in Mnchen, en Mnchner katholische Kirchenzeitung, n. 51 (19-12-1965), pp. 12s., 17. Aqu 12.

    3. Ibd., p. 13.

    Rahner_120704.indd Sec2:68Rahner_120704.indd Sec2:68 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 69

    Eplogo

    evidentemente eufrico (como ms tarde en la ce-

    remonia de la Herkulessaal). En esta enumeracin

    Rahner fi gura con razn entre los telogos conci-

    liares procedentes del arzobispado por aquellas

    fechas ocupaba la ctedra de Romano Guardini para

    la concepcin cristiana del mundo, si bien en el

    concilio era ofi cialmente el asesor teolgico personal

    del arzobispo de Viena, el cardenal Franz Knig y, en

    la prctica, tambin del cardenal Dpfner, al menos

    para las cuestiones teolgicas centrales.

    El texto de la conferencia de Rahner,4 algunos de

    cuyos resmenes y extractos aparecieron editados

    tambin en otros lugares con ligeras modifi caciones,5

    4. El manuscrito de K. Rahner est depositado en el Archivo Karl Rahner [kra] de Mnich (Sehr geehrte Festversammlung). Tiene una extensin de 15 pginas, una articulacin, tambin manuscrita (una pgina y media), varios escritos a mquina con correcciones a mano del propio Rahner, las pruebas de im-prenta con correcciones manuscritas de su por aquel entonces asistente Karl Lehmann, adems de la redaccin impresa, dos manuscritos hectografi ados de la sede episcopal de la archidicesis de Mnich y Freising, la conferencia misma con la observacin fecha de cierre, domingo, 12-12-1965, cuatro de la tarde y un resumen de dicha conferencia para la prensa, cf. kra i, A, 290.

    5. El 22 de mayo de 1966 Rahner present el discurso en el Konzilstag de su ciudad natal, Friburgo; cf. K. Rahner, Das

    Rahner_120704.indd Sec2:69Rahner_120704.indd Sec2:69 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 70

    Eplogo

    vio la luz, como publicacin independiente, en 1966,

    en la Editorial Herder. La primera impresin6 fue

    la llevada a cabo por Die Sendung, revista para el

    apostolado laico de los acadmicos catlicos (n. 1,

    enero-febrero de 1966). Aquel mismo ao se publi-

    caron extractos o reimpresiones en Klerusblatt, en el

    Mnchener katholischen Kirchenzeitung y en la re-

    visa Academia. Los aos siguientes siguieron nuevas

    impresiones de extractos. La Matthias Grnewald-

    Verlag edit la conferencia en el ao 2004, junto

    con otros dos discursos, como documento magne-

    tofnico, en audio-cd, Berhrt vom unendlichen

    Geheimnis [Tocados por el misterio infi nito]. En las

    Smtliche Werke [Obras completas] el texto, recogi-

    do en el tomo 21 con elaboracin a cargo de Gnther

    Wassilowsky, ser publicado el ao 2012.

    Cincuenta aos despus del inicio de aquel mag-

    no acontecimiento eclesial tiene sentido una refl exin

    Konzil ein neuer Beginn, en Oberrheinisches Pastoralblatt 67 (1966), pp. 228-237.

    6. Cf. K. Rahner, Das Konzil Ein neuer Beginn, en Die Sendung 19 (1966), pp. 2-11, aqu 2: Sendung agradece una vez ms, expresamente, al profesor Rahner, el permiso concedido para esta primera impresin.

    Rahner_120704.indd Sec2:70Rahner_120704.indd Sec2:70 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 71

    Eplogo

    sobre el concilio, sobre lo conseguido en l, lo pro-

    movido, lo por muchos esperado. Los apuntes in-

    mediatamente postconciliares de Karl Rahner siguen

    aportando estmu los tambin para el anlisis actual.

    El concilio, nuevo comienzo no fue su primera

    toma de posicin ni tampoco la ltima respecto del

    Vaticano II. Por eso resulta aconsejable situar bre-

    vemente el texto en su circunstancia histrica.

    Las expectativas de Karl Rahner

    sobre el concilio

    El entusiasmo de Karl Rahner por un nuevo conci-

    lio fue en un primer momento bastante contenido

    y contemplaba con talante ms bien escptico sus

    posibilidades. Gnther Wassilowsky7 ha aludido a

    escritos tomados al dictado de las declaraciones de

    primera hora de Karl Rahner en una de sus horas

    7. Cf. G. Wassilowsky, Universales Heilssakrament Kirche. Karl Rahners Beitrag zur Ekklesiologie des II. Vatikanums, Inns-bruck, Tyrolia, 2001 (Innsbrucker theologische Studien, 59), pp. 38ss. sobre el tema Expectativas conciliares.

    Rahner_120704.indd Sec2:71Rahner_120704.indd Sec2:71 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 72

    Eplogo

    de interpelacin de los viernes (Quaestiones quod-

    libetales) en la Facultad de Teologa de Innsbruck,

    que en los postescritos se encuentran bajo el ttulo

    Sobre el amenazante o inminente concilio. Wassi-

    lowsky descubre aqu un gran escepticismo respecto

    de la capacidad de ejecucin tcnica8 y una actitud

    reservada en lo concerniente a las cuestiones de con-

    tenido. No sabemos an nada sobre el orden del da

    y por eso no tiene sentido hablar de este tema.9

    En los aos entre el anuncio y el comienzo del

    concilio aparecieron encuestas, tomas de posicin,

    peticiones y solicitudes al futuro concilio y libros

    completos de telogos representativos. Tambin Karl

    Rahner pronunci en varias ocasiones una confe-

    rencia sobre la teologa del concilio, publicada

    por vez primera en febrero de 1962, en Stimmen

    der Zeit.10 Tambin aqu puede percibirse la actitud

    8. G. Wassilowsky, Universales Heilssakrament Kirche..., op. cit., p. 41.

    9. Ibd., p. 46. 10. K. Rahner, Zur Theologie des Konzils, en Stimmen

    der Zeit 169 (1961-1962), pp. 321-339; el mismo ao en dem, Schriften zur Theologie, vol. 5, Einsiedeln, Benziger, 1962, pp. 278-302, citado en lo que sigue segn este texto.

    Rahner_120704.indd Sec2:72Rahner_120704.indd Sec2:72 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 73

    Eplogo

    precavida de Rahner frente a expectativas demasiado

    ambiciosas.

    Las refl exiones fundamentales giran en torno al

    hecho de que el concilio es un acontecimiento de la

    Iglesia ministerial como sociedad autoritativamente

    fundamentada desde arriba por el mismo Cristo a

    travs de las disposiciones del colegio de los aps-

    toles bajo Pedro como su cabeza, que se presenta a

    los hombres con la exigencia, procedente del mismo

    Dios, de obediencia, fe y orden; los rasgos funda-

    mentales de su constitucin, derecho y divisin de

    poderes se basan en concreto, y en todos sus cam-

    bios y modifi caciones, en la voluntad fundadora de

    Cristo.11 El inters de Rahner se centraba sobre

    todo en la fi gura colegiada del ministerio: El co-

    legio episcopal no puede ser considerado como la

    suma complementaria y la agrupacin secundaria de

    cada uno de los obispos como sucesores individua-

    les de los apstoles concretos.12 Deben aplicarse

    nuevas refl exiones a la interconexin del supremo

    11. K. Rahner, Zur Theologie des Konzils, en Schriften zur Theologie, vol. 5, op. cit., p. 280.

    12. Ibd.

    Rahner_120704.indd Sec2:73Rahner_120704.indd Sec2:73 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 74

    Eplogo

    poder en la Iglesia el colegio total con el papa y

    a la pregunta de la representacin del pueblo de la

    Iglesia en el episcopado en su conjunto tambin

    el episcopado es parte de este pueblo de la Iglesia y

    adquiere su legitimidad desde la fe.

    Si los telogos no consiguieron proclamar el

    evangelio de Dios de tal modo que en nada se viera

    oscurecida su resplandeciente claridad,13 tampoco lo

    conseguirn los decretos doctrinales. Y en otro lugar:

    tambin los concilios pueden no estar a la altura de su

    tarea, por ejemplo los concilios prerreformistas, que no

    pusieron en marcha las necesarias reformas que hu-

    bieran hecho superfl ua la Reforma.

    A pesar de esta precavida advertencia frente a las

    grandes expectativas, hay toda una serie de campos

    temticos que Rahner enumera como tareas concilia-

    res: la relacin entre las comunidades religiosas y los

    obispos, la descentralizacin de la Iglesia, la apertura

    ecumnica, modifi caciones en el mbito del derecho,

    una nueva confi guracin de la liturgia, la renovacin

    del diaconado, el problema de la implantacin real

    13. K. Rahner, Zur Theologie des Konzils, en Schriften zur Theologie, vol. 5, op. cit., p. 297.

    Rahner_120704.indd Sec2:74Rahner_120704.indd Sec2:74 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 75

    Eplogo

    de la colegialidad y la relacin entre el primado y el

    episcopado,14 entre otros.

    A un gnero distinto pertenece el discurso No

    apaguis el espritu pronunciado por Karl Rahner

    el 1. de junio de 1962, en el duodcimo Katholiken-

    tag de Austria, en Salzburgo. Tambin este texto se

    sita en la perspectiva preconciliar, pero no habla

    del ministerio, sino que de acuerdo con el tema

    propuesto por el cardenal Knig se centra en la

    peticin paulina mencionada en el ttulo, que se

    sita en el contexto de la alegra, de la oracin ince-

    sante, de la atencin al don de la profeca y el man-

    tenimiento de todo lo que es bueno. Brevemente:

    aqu se alude al carisma. El discurso forma parte

    de los textos ms elocuentes y dotados de mayor

    efi cacia retrica formulados por Rahner. Hace suya

    14. A esta cuestin dedic en 1961, en colaboracin con Joseph Ratzinger, un libro especfi co, cf. K. Rahner y J. Ratzinger, Episkopat und Primat, Friburgo, Herder, 1961 (Quaestiones dispu-tatae 11) [trad. cast.: Episcopado y primado, Barcelona, Herder, 22005]. Las aportaciones de Rahner se encuentran ahora en K. Rahner, Smtliche Werke, vol. 16: Kirchliche Erneuerung. Studien zur Pastoraltheologie und Struktur der Kirche, elaboracin a car-go de A. Raffelt, Friburgo, Herder, 2005, pp. 292-356.

    Rahner_120704.indd Sec2:75Rahner_120704.indd Sec2:75 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 76

    Eplogo

    en cuanto al contenido, no en la literalidad de las

    palabras la reclamacin de aggiornamento de

    Juan XXIII al plantearse la pregunta de la situa-

    cin y de las tareas de la Iglesia en una fase de glo-

    balizacin y entender la sentencia del apstol no

    solo como un principio de validez permanente [...],

    sino como imperativo de nuestra hora que nos per-

    turba, nos acusa y nos sobresalta.15 Rahner pide

    que nos preocupemos de si no se estn anunciando

    carismas para los que debemos comenzar por adqui-

    rir una visin y una percepcin.16

    Tambin hoy se presenta esta tarea. Existe el peli-

    gro de pasar por alto, ante la queja por la decadencia

    de los valores y el auge del secularismo, las iniciativas

    positivas de la Iglesia y a veces tambin de fuera

    de la Iglesia. Por eso Rahner solicitaba urgente-

    mente el valor para el riesgo. El nico tuciorismo

    permitido hoy da en la vida prctica de la Iglesia

    es el tuciorismo del riesgo.17 Y lo concretaba, por

    15. K. Rahner, Lscht den Geist nicht aus, en Schriften zur Theologie, vol. 7, Einsiedeln, Benziger, 1966, pp. 77-90, aqu 84.

    16. Ibd, p. 85. 17. Ibd.

    Rahner_120704.indd Sec2:76Rahner_120704.indd Sec2:76 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 77

    Eplogo

    ejemplo, en el problema ecumnico. No se trata de

    Qu debemos conceder a los hermanos separa-

    dos?, sino de cmo aprovechar todos juntos las po-

    sibilidades [...] razonables de un comn encuentro

    [...] para acercarnos algo ms al menos a la unidad

    de los cristianos.18 Rahner sabe que tambin esto

    entraa confl ictos, pero se atiene con fi rmeza: Hay

    hechos que Dios quiere, pedidos por la conciencia

    del individuo, incluso antes de que el ministerio d

    la seal de partida.19

    Rahner sita, con Pablo, esta actitud en la ora-

    cin, en el temblor ante la propia escasez carismtica,

    en el respeto, pero tambin en la recta obediencia

    con el valor de la autorresponsabilidad. Los grandes

    imperativos preconciliares de Rahner son aplicables

    en primer lugar a cada cristiano concreto, entre ellos

    tambin, obviamente, al ministerio, que no est ex-

    cluido del carisma.

    18. K. Rahner, Lscht den Geist nicht aus, en Schriften zur Theologie, vol. 7, op. cit., p. 85.

    19. Ibd., p. 89.

    Rahner_120704.indd Sec2:77Rahner_120704.indd Sec2:77 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 78

    Eplogo

    El trabajo de Rahner para el Vaticano II

    Las circunstancias personales de Rahner en su activi-

    dad docente antes del concilio eran muy prestigiosas,

    como demuestra su discurso en el Katholikentag, pero

    no exclusivamente positivas. Para algunas autoridades

    romanas no era un compaero especialmente estimado.

    Haba tenido problemas con la censura, a veces mal

    resueltos. Y ahora penda sobre l la amenaza de una

    censura previa de su actividad para la publicacin de

    escritos.20 La slida presencia de Rahner en la opinin

    pblica intelectual de la Iglesia a travs, por ejem-

    plo, de su colaboracin en la Paulus-Gesellschaft, que

    reuna a cientfi cos y telogos de renombre en foros

    de discusin, desencaden una accin solidaria en

    la que particip incluso el canciller federal Konrad

    Adenauer. Y as, aunque la censura previa nunca fue

    retirada, tampoco fue de hecho nunca aplicada.

    20. Cf. U. M. Bentz, Jetzt ist noch Kirche. Grundlinien einer Theologie kirchlicher Existenz im Werk Karl Rahners, Innsbruck, Tyrolia, 2008 (Innsbrucker theologische Studien, 80), especial-mente pp. 388ss. a propsito de la singular censura para Rahner en vsperas del concilio.

    Rahner_120704.indd Sec2:78Rahner_120704.indd Sec2:78 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 79

    Eplogo

    A pesar del recelo de algunos ministerios roma-

    nos, Rahner disfrutaba de la confi anza del arzobispo

    de Viena, que lo conoca desde la poca de la guerra.

    Cuando el cardenal Knig solicit su consejo res-

    pecto de los textos que deberan prepararse para el

    prximo concilio, Rahner se comprometi inmediata-

    mente en favor del futuro acontecimiento. El propio

    Knig ha presentado sus Recuerdos de Karl Rahner

    como telogo del concilio.21 Las declaraciones de

    Rahner aqu citadas muestran que su trabajo personal

    no avanzaba en la direccin de las expectativas reduci-

    das, sino que subrayaba las posibilidades positivas del

    acontecimiento conciliar. En los textos preparatorios

    escriba, por ejemplo: No; estos esquemas [...] no

    hacen todo lo que puede hacerse; son reelaboraciones

    de lo cmodamente seguro, que confunden su propia

    seguridad con la fi rmeza de la fe.22

    21. En A. Raffelt (dir.), Karl Rahner in Erinnerung, Ds-seldorf, Patmos, 1994, pp. 149-164.

    22. Ibd., p. 152. Algunos de los informes han sido pu-blicados en K. Rahner, Sehnsucht nach dem geheimnisvollen Gott. Texte Bilder Texte, ed. por H. Vorgrimler, Friburgo, Herder, 1990, pp. 95-165 (De los informes conciliares para el cardenal Knig).

    Rahner_120704.indd Sec2:79Rahner_120704.indd Sec2:79 4/7/12 13:40:304/7/12 13:40:30Negro de cuatricromaNegro de cuatricroma

  • 80

    Eplogo

    El concilio mismo signifi c para Rahner un in-

    tenso periodo creativo en el que no solo se implic en

    los duros y poco vistosos trabajos del acontecimiento

    del concilio, sino que organiz y desarroll una am-

    plia actividad publicitaria antes, durante y despus.

    Se haca necesario el trabajo e