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Espacios Públicos ISSN: 1665-8140 [email protected] Universidad Autónoma del Estado de México México Mercado Maldonado, Asael; Ruiz González, Arminda El concepto de las crisis ambientales en los teóricos de la sociedad del riesgo Espacios Públicos, vol. 9, núm. 18, 2006, pp. 194-213 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67601813 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Espacios Públicos

ISSN: 1665-8140

[email protected]

Universidad Autónoma del Estado de México

México

Mercado Maldonado, Asael; Ruiz González, Arminda

El concepto de las crisis ambientales en los teóricos de la sociedad del riesgo

Espacios Públicos, vol. 9, núm. 18, 2006, pp. 194-213

Universidad Autónoma del Estado de México

Toluca, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67601813

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El concepto de las crisis ambientales en losteóricos de la sociedad del riesgo

Fecha de recepción: 7 de febrero de 2006. Fecha de aprobación: 21 de abrilde 2006.

Los daños al medio ambiente y la destrucción de la naturaleza causada porla industria, con sus diversos efectos sobre la salud y la convivencia de los

seres humanos (que sólo surgen en las sociedades muy desarrolladas), secaracterizan por una pérdida del pensamiento social. A esta pérdida se

añade lo grotesco: esa ausencia no le llama la atención a nadie, ni siquieraa los sociólogos.

Urich Beck

Asael Mercado Maldonado*

Arminda Ruiz González* *

RESUMEN

La cuestión ambiental es una de las problemáticas que puede conside-rarse como parte inherente al concepto de la modernidad reflexiva. Nosólo porque es un legado del industrialismo �o del capitalismo comoalgunos autores afirman�, sino también porque están como referentede las acciones del Estado globalizado (Giddens); de la reflexividadcaracterística de esta época (Luhmann, Beck); de la sociedad del ries-go y el concepto de contingencia que sirve para definir a la sociedadmoderna (Beck, Luhmann, Giddens); de la globalización-globalidad ymodernidad (Giddens, Beck), y en general, de la preocupación centraldel hombre del siglo XXI.

PALABRAS CLAVE: cuestión ambiental, riesgo, globalización, contingen-cia, modernidad.

El concepto de las crisis ambientales en losteóricos de la sociedad del riesgo

* Profesor de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la UAEM.Líder del Cuerpo Académico: Nuevo orden mundial; retos políticos y económicos para el siglo XXI.

** Alumna del Doctorado en Ciencias Sociales UAEM y profesora del Tecnológico de Monterrey, CampusToluca.

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ABSTRACT

The environmental question is one of theproblematic ones who can considered to bea part inherent in the concept of thereflexive modernity. Not only because it isa legacy of the industrialism -or of thecapitalism as some authors they affirm-, butalso because they are as modal of theactions of the included State (Giddens); ofthe reflexividad typical of this epoch(Luhmann, Beck); of the society of the riskand the concept of contingency that servesto define the modern society (Beck,Luhmann, Giddens); of the globalization -globalidad and modernity (Giddens, Beck),and in general, of the central worry of theman of the century XXI.

KEY WORDS: environmental question, risk,globalization, contingency, modernity.

INTRODUCCIÓN

El hecho de incorporar el trinomio crisisambiental, intervención humana y desarro-llo tecnológico al estudio de las cienciassociales implicó un avance de parte de losprofesionistas de estas áreas en la medidaen que se abandonaba el encasillado mitodel objeto de estudio de estas disciplinas,para abordarlo con una mayor complejidad.

Por lo mismo, no se pretende abordar aquí,los elementos que ya han sido debatidostanto en artículos científicos como de di-vulgación. El objetivo de este ensayo esanalizar en qué forma este problema hasido tratado desde la perspectiva del ries-go como parte inherente de la modernidad

-tardía, reflexiva-, considerando como te-sis fundamental, que el riesgo ecológico sepercibe de manera distinta por la sociedadmundial actual, que la de los años sesentay setenta.

Nadie puede negar el carácter humano delas crisis ambientales, pero en la perspec-tiva social, el elemento técnico ha vincu-lado al hombre con la naturaleza. Las cri-sis ecológicas han sido vistas comoresultado de la confrontación de la natu-raleza y la acción humana, las leyes na-turales contra las sociales. De hecho, es-tas crisis se definen como la imposibilidadde la naturaleza de reproducirse al mismonivel con que la sociedad genera sus alte-raciones. Los límites del crecimiento y del�progreso� frente a los límites naturales(Foladori, 2001).

Uno de los grandes dilemas de las crisisambientales son sus orígenes, para algunosautores devienen de la naturaleza del hom-bre y su relación con el medio ambiente;para éstos las crisis ambientales han exis-tido desde que el hombre actuóartificialmente con la naturaleza, esto es,desde que el hombre tuvo que utilizar al-guna técnica para poder sobrevivir, comoel caso del fuego en el Paleolítico y, portanto, la agudización de éstas se debe alexceso de población y a las perversas apli-caciones del desarrollo tecnológico.

La sofisticación de la tecnología, el uso defuentes energéticas no biodegradables y lasociedad de masas hicieron que el riesgonatural tuviera un alcance mayor en cuan-to a su conocimiento por la sociedad comosu impacto por afectación a número de

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habitantes, pero, en particular, dieron pasoa que las crisis naturales se convirtieran englobales, provocadas por la acción humana.

Sin embargo, hay otras tesis que fundamen-tan la idea de la lucha por los recursos es-casos, generada por el proceso aceleradode industrialización, y al agotamiento delos bienes naturales en la medida en que seha intensificado su uso irracional y defi-ciente aprovechamiento.

Estos factores han llevado a la polémicaacerca de los orígenes de las crisisecológicas, entre estos debates se encuen-tran las atribuidas a un fenómeno caracte-rístico del capitalismo, o bien, del indus-trialismo.

EL DESASTRE NATURAL, ¿NATURAL?

Se considera desastre natural aquel queimpacta en una pérdida humana, económi-ca y social. Es una acción de la naturalezahacia la sociedad y se presenta como fenó-menos naturales, cuyo efecto se mide porlas consecuencias colaterales que provocanen la población. Tal es el caso del cambioclimático, que se considera como un posi-ble desastre en la medida en que se alerta nosólo de una alteración del clima de una re-gión, sino que pone en peligro a una buenaparte de la civilización, en particular delnorte desarrollado porque lo podría colocaren otra era glaciar, esto daría lugar a enor-mes luchas por la tierra, agua y, en general,por los recursos de los países del Sur.

Según Rodríguez (1994),1 la percepción delriesgo ambiental como una catástrofe glo-bal comienza a manifestarse en los años

setenta, producto de las inundaciones quetuvieron lugar a escala mundial. De estaforma, el sentido social de una percepcióndel riesgo puede ser visto tanto por el con-tenido como por el proceso para convertir-se en algo objetivo.

Los desastres naturales son comportamien-tos extremos de la naturaleza, cuyo impac-to se da en la sociedad en general, perocon una devastación mayor en zonas eco-nómicamente menos favorecidas. Así, laOrganización de las Naciones Unidas parala Agricultura y la Alimentación (FAO)menciona que los desastres provocaban 20veces mayor impacto sobre el ProductoNacional Bruto en países subdesarrollados,y Foladori (2005) menciona que el caso delhuracán Katrina en Nueva Orleans es unclaro ejemplo, ya que aun tratándose de unpaís desarrollado, esta ciudad puede con-siderarse víctima de la segregación por cla-ses y etnias.

Al margen de que estos desastres sean unfenómeno natural, cuya incidencia socialimplica devastar poblaciones, muchos es-pecialistas, hoy, analizan que la frecuenciade estos fenómenos y su dimensión obede-ce a la acción humana y en particular eldesarrollo tecnológico que ha transforma-do la naturaleza. Al respecto, FlavinFoladori señala que �si el mundo continua-ba su actual curso �alterando masivamen-te el mundo natural e incrementando elconsumo de combustibles fósiles� las fu-turas generaciones se enfrentarán a unacadena de desastres que harán que la esca-la de la catástrofe de Katrina sea una ca-racterística común de la vida del siglo XXI�(Foladori, 2005: 1).

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ORÍGENES DE LA CRISIS: ¿CAPITALISMO

O INDUSTRIALISMO?

La discusión sobre los orígenes delambientalismo no es un asunto de meraretórica, tiene que ver con las formas deexplotación de los recursos, derivadas dela racionalidad productiva, las cuestionesculturales, el aspecto técnico y con unaposición teórica. Para la mayor parte de losteóricos de la sociedad del riesgo, la tesisfundamental es que las crisis ambientalestienen su origen en el industrialismo.

Los especialistas que sostienen que estascrisis son producto del capitalismo mues-tran que la racionalidad propia de esta for-ma de explotación ha llevado a la destruc-ción intensiva de la naturaleza, porque esvista como una fuerza productiva. Subra-yan que los capitalistas al concebir al re-curso natural como una fuerza productivasólo pretenden: optimizar ganancias, bus-car tecnologías que subsanen el daño, ex-plotar los recursos y protegerlos a travésde incrementar su valor. Los analistas cri-tican que el problema radica en que loscapitalistas ven a estos fenómenos comoexternalidades. Al no considerar propiedadprivada a estos recursos, los empresariosno pretenden asumir los costos de su des-gaste y es por esta razón que siendo estosbienes propiedad de nadie son explotadosintensivamente; en esta posición la clarifi-ca Giddens �en sus primeros años cuandoera marxista�. Los procesos de destrucciónambiental han dependido de los �patronestecnológicos y de un modelo depredadorde crecimiento, que permite maximizar lasganancias económicas en el corto plazo�(Leff, 1994: 19). Por tanto, para proteger

los recursos naturales se requiere modifi-car radicalmente el sistema y buscar nue-vas formas de explotación.

Hay quienes consideran que estas crisis �como el caso de Beck� son producto de laindustrialización y se desataron con la re-volución industrial; esta postura del indus-trialismo encontró más adeptos cuando sedesenmascararon los efectos sobre la na-turaleza que se llevaron a cabo en los paí-ses ex socialistas. Sus medidas paraenfrentarlos son a través de tecnologías lim-pias y readecuando los recursos en igualproporción a la que se destruyen.

La crisis ambiental es un problema deriva-do de lo social (Leff, 1994), esta afirma-ción plantea conexiones con estilos de viday el orden económico en el ámbito mun-dial, con una forma organizativa de la pro-ducción y una cultura predominantementede mercado.

LA DIMENSIÓN DE LA CRISIS

AMBIENTAL DE NUESTROS DÍAS

La relación del hombre con la naturaleza,en el racionalismo, se concibe como doselementos separados, el ser humano se co-loca en la parte superior del proceso deevolución, y el desarrollo de su inteligen-cia materializado con la tecnología es porel dominio y control de la naturaleza. Elcriterio ético deviene de la idea de que lanaturaleza y sus leyes son valores cons-truidos de manera externa a la sociedadhumana.

Esta forma de concebir a la naturaleza y surelación con el hombre tuvo sus raíces en

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el racionalismo y el auge del pensamiento ilustrador del siglo XVIII,que llevado a los extremos ha consolidado la idea de que la naturale-za estaba al servicio del proceso civilizador. Estas ideas se basan en lacuestión del uso de la energía y la idea de la inagotabilidad del progre-so y de la tecnología. Después de la Segunda Guerra Mundial y en ladécada de los sesenta, se critica esta posición, la cual se ve fuertemen-te cuestionada con los anuncios mundiales del deterioro ambiental quecomienzan a darse por esta década; alertando con la idea de que era latecnología y las innovaciones científicas las que podrían alcanzar ries-gos incontrolables.

La idea de que los riesgos son ocasionados por el avance tecnológicotiene sus raíces filosóficas en el pensamiento romántico del siglo XIX yla crítica al capitalismo, donde se reivindica la relación hombre- natu-raleza, se reivindica al salvaje y se cuestiona el avance civilizador.

La sociedad actual ha creado el fenómeno de la modernidad reflexivapropensa a multiplicar las situaciones de riesgo derivadas del impactotecnológico, generando una fuerte corriente europea sustentada porlos sociólogos Urich Beck y Anthony Giddens sobre la Sociedad delRiesgo. Todo ese proceso de crecimiento de los riesgos, y la crecientepercepción de la opinión pública y de la comunidad científica coinci-den con el avance científico-tecnológico acelerado por una produc-ción y consumo no racional de la energía y su gran diferenciacióninternacional.

Por la cuestión de los efectos de los riesgos, existen dos posicionesinternacionales: aquellas que plantean que las principales crisis ambien-tales se encuentran en el Tercer Mundo, derivadas de las condiciones deextrema pobreza que llevan a las comunidades a una gran explotaciónde los recursos y la otra que afirma que esta explotación irracional delos recursos naturales es producto del sistema capitalista �aquí tambiénse alerta sobre la discusión del tipo de propiedad.

Estas confrontaciones tienen que ver con la visión Norte-Sur acercadel desarrollo, mientras que por un lado se encuentra la línea raciona-lista derivada de la Ilustración tecnología-modernidad-civilización yel papel de las nuevas tecnologías no contaminantes, y, en el otro, laposición romántica del paradigma latinoamericano que reivindica latradición de los pueblos indígenas acerca de la explotación de sus re-cursos y el reconocimiento de una sustentabilidad autónoma.

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Dentro de las grandes preocupaciones está la rapidez con la que se havenido deteriorando el medio ambiente a escala mundial. Esto imposi-bilita a la propia naturaleza el poder regenerarse, incluyendo el deterio-ro de aquellos recursos que antes se consideraban renovables.

Foladori (2001) sintetiza los principales problemas ambientalesenlistados por los organismos internacionales:

Principales indicadores de la crisis ambiental del planeta

Deforestación de bosquesContaminación de aguaContaminación de costas y maresSobreexplotación de mantos acuíferosErosión de suelosDesertificaciónPérdida de la diversidad agrícolaContaminación del aguaDestrucción de la capa de ozonoCalentamiento global del planeta

FUENTE: Moguel y Toledo (1990), tomado de Foladori (2001:90).

Según un reporte del Banco Mundial, cada año, se pierde de 0.5 al 1%anual de la superficie forestal, y se estima que en los próximos 50 añosse perderán entre 10 al 40% de las especies por el proceso de urbaniza-ción, desarrollo industrial y agrícola; de 30 millones, 1.7 millones deespecies han desaparecido de la Tierra porque perdieron su hábitat natu-ral (World Bank, 1997).

En términos de contaminación del aire, además de la provocada por eldióxido de carbono, está la infinidad de moléculas artificiales que elhombre ha liberado en el ambiente. Su impacto es todavía mera especu-lación, en la década de los setenta se empezó a analizar la composiciónde la capa gaseosa y su interacción con los climas, pero sólo hasta ladécada de los noventa se convirtió en asunto de salud pública para algu-nas ciudades (Chauveau, 2004). El estudio señala que anualmente, �lasactividades humanas emiten 6.3 millones de toneladas de CO

2, un exce-

dente que los bosques y los océanos no pueden absorber� (Chauveau,2004: 15). Esta situación ha generado un aumento de 3º C de la tempera-tura con respecto a principios de siglo, que hizo de la década de losnoventa �la más cálida de todo el siglo XX� (Chauveau, 2004: 15). Estopodría traducirse en un calentamiento global que llevaría, entre otrascosas: al descongelamiento de los polos, la elevación de los mares, y alcambio de clima que provocaría glaciaciones.

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Algunas características de los problemas ambientales según Aguilera(2000: 122) que comenzaron a ser patentes en el mundo son:

� Multidimensionalidad� Efectos sinérgicos a largo plazo� Inconmesurabilidad o conmensurabilidad débil� Incertidumbre� Violación de los derechos de las personas� Conflicto distributivo intra e intergeneracional� Conflicto entre valores democráticos e intereses monetarios

En este devastador paso del hombre, cuando el consumo genera gran-des cantidades de residuos y las comodidades requieren de una cantidadsuperior de recursos naturales al de otros siglos, se han hecho estudiosacerca de la huella ecológica. Han sido estudios de algunas organizacio-nes ecologistas que han calculado el promedio de hectáreas que necesi-tan los habitantes de determinado país de acuerdo con sus patrones deconsumo. En promedio en el ámbito mundial se necesitaría 1.9 hectá-reas para satisfacer las necesidades de un hombre, sin embargo, esto esdesigual en diferentes países, por ejemplo la huella en EE. UU. es de 10hectáreas; en Europa de 5, en África menor a 2 hectáreas. Aun así, latierra no se daría abasto con el promedio requerido por habitante.Chauveau (2004: 97) calcula que �la huella de un habitante en un paísrico supera tres veces la capacidad biológica de la tierra�.

Tomado de Chauveua (2004:97).

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Las próximas luchas de los recursos seránpor el agua, considerada el oro azul; ya quese prevé su agotamiento para 2025. Se cal-cula que el 0.6% del agua es dulce. Se ob-serva que la cantidad de agua utilizadadesde 1900 se ha multiplicado por 6, unporcentaje muy alto de esta agua se lo lle-va el riego (70%). Asimismo, nueve paísestienen el 60% de estos recursos, mientrasque en África 250 millones de personas de26 países se ven afectados por la escasezde este recurso (Chauveau, 2004).

Otros datos reveladores �respecto a laexplotación del agua� provienen de losfamosos Foros Mundiales del Agua, el pri-mero en Marrakech, Marruecos en 1997;el segundo en La Haya, Holanda en 2000con el tema �De la visión a la acción�; eltercero en Kyoto, Shiga, Osaka, Japón(2003), con el tema �Objetivo: Traducir lavisión en acciones concretas�, y el cuartocelebrado en la Ciudad de México-2006con el tema �Acciones locales para un retoglobal�. En este IV Foro, 251 acciones lo-cales propuestas (28%) se registraron bajoel tema de Instrumentación de la gestiónintegrada de los recursos hídricos; 208 pro-puestas (24%) correspondían al tema Aguay saneamiento para todos; 199 propuestas(22%) al de Agua para el crecimiento ydesarrollo, 183 propuestas (21%) para eltema de Agua, la alimentación y el medioambiente y 44 propuestas (5%) correspon-dían al tema de Manejo de riesgos.

Entre los datos más reveladores presenta-dos en el IV Foro Mundial del Agua se en-cuentran:

� La pobreza, pérdida de bosques, selvasy biodiversidad, erosión de suelos, con-taminación y sobreexplotación del aguaforman un complejo problema que can-cela el desarrollo de muchos países ycondena a cientos de millones de perso-nas a vivir en condiciones demarginación (Jaime, 2004: 3).

� El 60% de la población de nuestros paí-ses son campesinos pobres e indígenas,quienes ven reducidos sus preciosos re-cursos, ya que el poder industrial y lossectores hidroeléctricos tienen el cami-no libre para apoderarse del agua res-tándolo al interés social.

� El Centro Internacional de Investigaciónpara el Desarrollo en Canadá, presentóla iniciativa de un programa para la con-solidación de la paz y reconstrucciónpara promover la investigación, el de-sarrollo de políticas y la creación de ca-pacidades en el Sur. Se propone aportarayuda a los países del Sur que vienensaliendo de conflictos, apoyando activa-mente la investigación, sobre procesosencaminados a la paz, con el fin de evi-tar que vuelvan a caer en la violencia.

� De los 872 millones de personas quehabitan en la región de las Américas, 128millones que viven en Latinoamérica yen el Caribe se encuentran en condicio-nes de pobreza, y 50 millones de ellospadecen de pobreza extrema, viven conmenos de un dólar americano al día.

� Para finales del siglo XX existían másde 45 000 grandes presas en más de 140países (WCD, 2000). De las 25 400 gran-des presas registradas en la Comisión In-ternacional de Grandes Presas se estima

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que la región de América cuenta con9 000 y 75% de ellas se ubican en losEE.UU Los países en la región con elmayor número de presas son, Cana-dá, Brasil y México.

� En la década de los noventa, más de45 000 personas murieron y otros 40millones se vieron afectadas y se oca-sionaron pérdidas por un monto esti-mado de 20 mil millones de dólaresen Latinoamérica y el Caribe. Se esti-ma que el huracán Katrina costó 34.4mil millones a EE. UU. en pérdidas abienes asegurados tan sólo en 2005.

LA TRANSFORMACIÓN DEL RIESGO Y SU

PERCEPCIÓN POR LA SOCIEDAD

MUNDIAL

Para los estudiosos de la sociedad del ries-go, la identidad del hombre moderno radi-ca en la idea de que hay una percepciónmayor de que el mundo se encuentra alborde de una catástrofe mundial. Diferen-tes daños como los accidentes petroleros,los peligros nucleares, así como los desas-tres naturales, terremotos y huracanes con-secutivos en diferentes lugares del mundohan dado la visión de una mayor vulnera-bilidad del hombre frente a accidentes o fe-nómenos de tipo natural. De esta forma, elriesgo se percibe como generalizante por-que alcanza a todos los tipos de sociedad ysectores sociales.

La conciencia de esta vulnerabilidad obe-dece a que se vive en una sociedad del co-nocimiento, en donde los medios masivosde comunicación juegan un papel clavepara generar criterios masivos. Lozano se-

ñala que para los receptores de la informa-ción mediática tiene el mismo valor sim-bólico la escena de un barrio devastado porun terremoto que la secuencia de una fran-ja de selva amazónica deforestada o un pla-no de marea ennegrecida por un vertidotóxico. Aunque las imágenes menciona-das sean totalmente distintas, los recepto-res las perciben sin conceder demasiadasdiscriminaciones entre ellas. Los riesgos decatástrofes pueden ser muchos y muy com-plejos, pero los medios de comunicacióncolaboran para que sean percibidos comoalgo único y generalizable (Lozano, 2005:2-3). Este autor enfatiza que el percibir larealidad como tal no favorece la compren-sión y a su vez le da un mayor peso al tras-torno en una �hipocondría generalizada�.

De los años cincuenta a los setenta, lasbombas atómicas fueron un antecedenteimportante para alertar al mundo, luego seconvirtieron en la evidencia de una guerrafría latente. La sociedad occidental se sen-tía amenazada de un enemigo único: el co-munismo, que competía mediante el desa-rrollo con su poder tecnológico y científico;el riesgo ecológico todavía se veía comolocal.

En este período se genera una gran oleadade movimientos ecologistas, los cuales co-menzaron a dar un inventario, de lo que sele había hecho a nuestro planeta. Sin ha-ber estallado la guerra fría el avance tec-nológico nuclear, químico y militar y elvoraz avance del capitalismo industrialhabían contribuido al deterioro ecológicodel planeta.

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La primera alerta al impacto globalecológico se hizo evidente por el libro Loslímites del crecimiento, escrito porMeadows,2 que ponía en evidencia las al-teraciones del ecosistema planetario, debi-do al crecimiento demográfico y las canti-dades energéticas que se requerían parasatisfacer las necesidades de esta población.Su publicación sentó los precedentes parauna vasta producción intelectual.

En los años ochenta con Chernobyl, se po-tenció el riesgo de la disminución de la capade ozono y su efecto en el derretimiento delos polos, los cambios en el clima, la cons-trucción de bombas nucleares en otros paí-ses fuera de las grandes potencias. Todoesto contribuyó a una participación activade los organismos internacionales para pre-sionar en acuerdos comunes entre países.

La influencia de la caída del bloque socia-lista no fue nada más el fin de una utopía,sino en muchos casos representó la necesi-dad de la formación de una nueva teoríasociológica que diera explicación a un nue-vo estilo de pensar y actuar que rompíacon las características del hombre de losaños sesenta: una sociedad desahuciadafrente a la carencia de un sentido de perte-nencia, alta violencia, consumismo e indi-vidualismo, una penetración del mercadoen el ámbito de la familia, la recomposi-ción de la familia, donde la privatizaciónde todas nuestras actividades ha borrado lalínea entre público y privado, y en suma,cambios ideológicos �acelerados por elavance de la informática� de profundo im-pacto acerca de la percepción de la seguri-dad, la identidad con la tierra, con la co-munidad y con el Estado nación. Sin

embargo, los científicos sociales todavía nohan podido ponerse de acuerdo en un con-cepto que defina a la época que están vi-viendo; aun cuando prácticamente dancuenta de la gran cantidad de transforma-ciones que se han estado llevando a cabo.

Esta alerta vino a conformar la suma depreocupaciones que la sociedad vive enel ámbito mundial de manera diferencia-da con otras épocas, una dinámica del pe-ligro que no identifica fronteras y cuyadivulgación es más rápida debido a la so-ciedad del conocimiento. �El reverso dela socialización de la naturaleza es la so-cialización de la destrucción de la natura-leza� (Beck, 1986: 13).

La percepción del riesgo cambió porque lamisma amenaza se mundializó y los fenó-menos naturales pasaron de ser dados paraconvertirse en provocados. En particular,la percepción del riesgo se encuentra enfunción de la vulnerabilidad de la socie-dad a la contingencia y, al parecer, segúnuna investigación italiana sobre la percep-ción del riesgo, es más alta para los desas-tres provocados por cuestiones eminente-mente naturales más que por la mano delhombre, y en ellas se encuentran en escalamás amplia los deslizamientos e inunda-ciones.

Según este estudio, los niveles de percep-ción del riesgo de menor a mayor se en-cuentran: la población que vive en lugaresque se encuentran más expuestos a acci-dentes, aquellas personas que han vividoun desastre natural, pero todavía más altoes el nivel de información, con el que cuen-ta la población. Los medios de comunica-

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ción masiva ayudan a la noción de que estas catástrofes son inevitables,recurrentes y pueden ser vulnerables a ellas. En esta misma escala, tambiénse encuentra una concepción mayor de riesgo de parte de los científicos queen los ciudadanos. Pucci señala que la concepción del riesgo es social endonde �la apreciación de los daños depende de la representación que se ha-cen los actores de los umbrales de peligro y de riesgo aceptable� (Pucci,2005: 2).

Micheli (2000) muestra los cambios en la percepción del riesgo a lo largo delas últimas tres décadas y de la misma forma son los nuevos ingredientescon los que los estudiosos de las ciencias sociales han estado trabajando.

Tomado de Micheli (2000).

De esta forma, los fenómenos ecológicos tienen varios significantes espe-ciales que contribuyen a la definición de la teoría de la modernidad, funda-mentada en el riesgo mundial como rasgo distintivo de la época: la depen-dencia hacia especialistas, porque en la mayoría de los casos los riesgos sonimperceptibles para el hombre común; la privatización de la naturaleza, nosólo en la idea de internacionalizar las contingencias con el objeto deindustrializarlas, sino de sancionar al que contamina como el que más paga;la socialización del riesgo, en el sentido de que el fenómeno provocado encualquier parte del mundo y por cualquier clase social recibe un impactogeneralizado. El impacto de lo local sobre lo mundial; la necesidad de unanueva especialización de los Estados nacionales con respecto a la problemá-tica ambiental. Todas estas temáticas desarrolladas con especial énfasis enlos planteamientos de la sociedad del riesgo, para algunos autores con unaprioridad superior. Se observa que la naturaleza tiene �para estos autores�una influencia especial dentro de la teoría social, porque ejerce una nuevarecomposición en las relaciones sociales, el efecto bumerang, como Beckanuncia: el smog es democrático.

Ideas dominantes

Determinismo, tecnológico

Límites al crecimiento

La crisis ambiental es global

Sustentabilidad Globalización

y competitividad

El ambiente como factor eco-

nómico

Década

Setenta

Ochenta

Noventa

Conflictos

Crecimiento económico frente a

cuidado del ambiente

Aparición de la escala global

Contaminación transfronteriza

Ecología política frente a mo-

dernización ambiental

Ambiente contra libre mercado

Contradicciones en la tríada por

compromisos ambientales

Institucionalidad

Internacional

Informe Brundtland

Fuerza moral

Ciencia ambiental como actor

político

Consolidación de los nuevos

actores ambientales globales

(Banco Mundial, ONG, ISO)

Gobiernos

Organismos de protección

ambiental Generación de

normas

Políticas públicas ante la

crisis ambiental

Ambiente y geopolítica

ambiental Países en desa-

rrollo se integran a políti-

cas ambientales

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Asael Mercado y Arminda Ruiz

LOS MARCOS ANÁLITICOS DE LOS

TEÓRICOS DE LA SOCIEDAD DEL RIESGO

El enfoque de los riesgos de Giddens, Becky Luhman pone relevancia en las transfor-maciones que están sucediendo en el mun-do y, además, los reconocen como caracte-rísticos de la sociedad moderna; son partesconstitutivas de las relaciones sociales quese establecen en campos tan diversos comoel trabajo, la familia o la educación, pro-ductos de la globalización.

La globalización marca estas nuevas ten-dencias en cuanto a la percepción del ries-go, los riesgos mismos, y en general el sen-tido de incertidumbre de la sociedadmoderna. Esta modernidad refleja efectosperversos colaterales que ponen en peli-gro a la humanidad en cuanto tal. Por unlado, es una sociedad basada en la como-didad y en la disminución de los peligrosproducto de la tecnología e industrializa-ción y, por otro, la coloca en un mayor ni-vel de contingencia producto de ese desa-rrollo industrial que restringe el empleo,genera riesgos ambientales de magnitudmundial, deja al hombre aislado. Así, Alfil(2005) resalta que este hombre vive en dosfuerzas: la ambivalencia y la contingencia.

Para este tipo de sociedades, como se verámás adelante, el riesgo adquiere otra con-notación al desarrollado por el pasado, yano sólo implica toma de decisiones o aven-tura, sino que asume que el individuo seencuentra en peligro, al que es expuesto porotros. �Una diferencia adicional es que elpeligro se sitúa y delimita en un tiempo yun espacio; el riesgo, sin embargo, es cons-tante y permanente� (Alfil, 2005: 63). El

hombre vive el impacto de manera más ais-lada por un desencanto en las organizacio-nes sociales, esto hace que el peso y mag-nitud de lo que vive se observe más quecomo una verdadera amenaza para la pro-pia humanidad.

Al ser una sociedad del conocimiento, elhombre tiene acceso a mayor informacióny en este sentido la reflexividad en el mun-do, según señala Giddens, permite que elser humano reflexione sobre sus propiasacciones, considerando los conocimientoscientíficos y técnicos a sus alcances. Deesta forma, la idea de reflexividad en sufase actual incluye a los riesgos como par-te no de la fatalidad, sino de diferentes es-cenarios que pueden incluir el componen-te catastrófico.

BECK Y LA HERENCIA DE LO NATURAL

EN LA SOCIEDAD DEL RIESGO

Para Beck, el problema fundamental de lascrisis ambientales está en el centro de lateoría social moderna, �no imputable aDios, a los dioses ni a la naturaleza, sino alas decisiones humanas y los efectos indus-triales, es decir, a la tendencia de la socie-dad a configurar y controlar todo� (Beck,1998: 65).

Las crisis ambientales han mostrado la in-capacidad humana de reflexionar sobre lapropia complejidad de su actuar, que re-quirió que las generaciones futuras fueranalcanzadas por los efectos pasados para quese percataran de la forma como el hombreestaba explotando la naturaleza. La crisisambiental, para Beck, forma parte de las

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incertidumbres e irregularidades que la so-ciedad del riesgo ha dejado como heren-cia. Es una parte de la producción socialde riesgos de la modernidad avanzada otambién denominada segunda modernidad.�Así pues, ya no se trata (o ya no exclusi-vamente) del aprovechamiento de la natu-raleza, del desprendimiento del ser huma-no respecto de la obligación tradicional,sino que, se trata también esencialmente deproblemas que son consecuencia del desa-rrollo técnico-económico. El proceso demodernización se vuelve reflexivo, se tomaa sí mismo como tema y problema� (Beck,1986: 26).

Beck plantea que no es un riesgo cualquie-ra, al principio de la primera modernidad,durante el Renacimiento, los riesgos eranmás personales contra los de nuestra épo-ca que se convierten en amenazas globalescomo la fisión nuclear o el almacenamien-to de basura. �La palabra �riesgo� tenía enel contexto de esa época connotación decoraje y aventura, no la de posibleautodestrucción de la vida en la tierra�(Beck, 1986: 27). En el siglo XVI, las in-fecciones eran perceptibles por la proble-mática de higiene; en la actualidad, el ries-go corre sin que nos demos cuenta, en losalimentos contaminados, en la capa de ozo-no, en peligros que no son advertidos de lamera observación, sino que requieren deuna reflexividad, del análisis de los efec-tos colaterales.

La crisis ecológica, en la medida en que espercibida por la sociedad reflexiva, gene-raliza la idea de destino común en un ám-bito de violencia catastrofista, e impideexternalizar los efectos secundarios de la

producción que aun cuando se desarrollaen un ámbito local tiene un impacto glo-bal. El sujeto al realizar un acto reflexivo,generalmente soportado por una sociedaddonde la información se generaliza másrápidamente, puede detectar un problemaque si no afecta al presente, sí repercute alas generaciones futuras. La magnitud delos problemas adquiere connotaciones dis-tintas en la sociedad del riesgo gracias alacto reflexivo del humano, que puede de-tectar aquellas crisis que ponen en peligrouna forma de vida completa.

La globalización nos une en un destinocomún: se mundializan los patrones decontratación de la fuerza de trabajo, se di-luyen las fronteras nacionales en materiade movilidad del capital, se generalizan losefectos de las crisis ecológicas. Pero, porotra parte �como Beck lo señala� tambiénestán las consecuencias que se concatenany ponen en juego la existencia de la vidaen la tierra: la magnitud de los riesgos co-laterales, en este sentido: la socializacióndel riesgo. Muchos de los riesgos requie-ren de la visualización previa del expertoporque no son visibles ni perceptibles enuna primera observación, que no fueronefecto inmediato, sino producto de gene-raciones anteriores.

La crisis ambiental es consecuencia de losefectos colaterales desencadenados por laindustrialización (Beck, 1998), asociada ala autodisolución de los fundamentos deracionalidad y de formas de racionalizaciónen los centros (de poder); todo esto suponeel retorno de la incertidumbre (Beck, 1996).Parte de estas crisis ambientales obedecena un crecimiento económico desenfrenado

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sin observar que pasa con la cuestiónecológica, de la desnaturalización de lanaturaleza y, a esto se le suma que la polí-tica ambiental permite que la industria de-cida al final del proceso productivo, albuscar solución a la contaminación y noen el proceso inicial, esto es, escogiendotecnologías, materias primas, ingredientes,y desplazando algunas industrias contami-nantes.

El tema de las crisis ambientales está liga-do a la problemática de la sociedad de ries-go y la globalización en varios puntos:desde la reflexividad en la medida en quesus efectos colaterales para la sociedad nose observan sus dimensiones y el efectobumerang a simple vista; desde el análisisdel impacto se encuentra la idea de laglocalidad;3 desde la racionalidad propiade la modernidad; desde la socializaciónde los efectos de las crisis ambientales.Destaca en esta relación, la idea de la in-fluencia de lo global en un escenario local,en la medida en que una alteración de lanaturaleza tiene consecuencias en todo elplaneta, el espacio de la acción de losambientalistas ha reconocido esta unión: elactuar localmente pensando globalmente.

GIDDENS Y LOS QUEHACERES DE LA

SOCIEDAD Y EL ESTADO EN LAS CRISIS

AMBIENTALES

Giddens construye su teoría de la socie-dad del riesgo a partir de las contingen-cias provocadas por la fragmentación de laidentidad de los individuos. La sociedad delriesgo es una característica de la moderni-dad reflexiva; sin embargo, no significa que

exista un aumento de la condición del ries-go con respecto a las sociedades pasadas,sino que en nuestra época aumenta la si-tuación de indefensión económico-socialdel individuo, así como impacto mundialdel riesgo.

La modernidad cambia las condiciones devida de los seres humanos. La fragmenta-ción del individuo ha estado relacionadacon el carácter global de los procesos so-ciales en lo familiar, estatal y cultural. Lasinstituciones inherentes al Estado-nación yano tienen el mismo sustento, se disuelvenen formas más privadas, se homogenizanestilos de vida, de trabajo y de significa-dos para el individuo. �La modernidad esun orden post tradicional, la globalización,destroza culturas locales, amplía desigual-dades mundiales y empeora la suerte de losmarginados� (Giddens, 1996)4 y se contra-pone a la certidumbre del conocimientoracional.

La preocupación se encuentra en el planode la reflexividad y del yo �se acerca aLuhmann� como la idea de una moderni-dad basada en el abandono de la razón deprimer orden por una razón de segundoorden que implica la reflexión de lo re-flexionado. La razón crítica permea la vidasocial y constituye una dimensiónexistencial del mundo contemporáneo.

Esta reflexión nos permite una situación deventaja en la sociedad del riesgo en parti-cular cuando existen problemas de magni-tud mundial que requiere que el individuose cuestione más sobre esta condición. Elindividuo construye su identidad, en lamedida en que reflexiona sobre sí mismo,

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recupera su pasado y, al mismo tiempo, seubica en la sociedad moderna que ha gene-rado otros riesgos. La segunda modernidado reflexiva se libera de la primera cuandose ocupa no del plano ontológico, sino delconjunto de seres vivos y recursos natura-les, ha profundizado sus preocupacionescomo sus riesgos. La sociedad modernadebido a su complejidad tiene quereelaborar el análisis sociológico (Giddens,1993).

Bajo este esquema, Giddens analiza lacuestión ambiental. Esta temática se abor-da bajo tres rasgos fundamentales: lareflexividad que requiere la crisis ambien-tal para ser detectada y la importancia delos estudiosos por encima del observadorcomún; la dimensión de lo global y su vin-culación con lo social y, finalmente, el pa-pel del Estado frente a estos problemas.

Guiddens destaca la idea de que la crisisecológica forma la agenda fundamental delos problemas sociales inmediatos a resol-ver. En un primer momento, el autor pos-tulaba �en una propuesta más cercana almarxismo� que las crisis ambientales eranproducto del capitalismo; pero más adelan-te la transforma al reconocimiento de ca-racterística inmanente de la modernidad yque implicó una crisis general no produc-to del capitalismo debido a que las mismaseconomías socialistas presentaron esta des-trucción; hace esta traslación del riesgo dela racionalidad capitalista a la de la moder-nidad (Foladori, 2003). Para el autor lamodernidad reflexiva, la tecnología ha pro-vocado una incertidumbre fabricada(Giddens), hasta el punto de que la socie-

dad actual se ha convertido en una socie-dad del riesgo como lo plantea Beck.

Para Giddens (1996), el fenómeno de lacrisis ecológica ha puesto en cuestión laseparación entre naturaleza y sociedad, sonel lado oscuro (como él lo ha señalado) dela globalización y han dado cuenta de lasbases en que pretendió edificarse la socie-dad industrial y la teoría de la modernidad.

Los riesgos ecológicos globales no sólo hanpuesto en evidencia que entre sociedad ynaturaleza, se requiere de expertos e insti-tuciones del poder, de hecho Giddens esuna prueba de que la forma en que un de-bate científico puede ser usado como ro-paje de un debate político.

Para Giddens (1998) la mayoría de los pe-ligros ambientales rebasan las fronterasnacionales y se insertan en la cuestión mun-dial, la ciudadanía más reflexiva es la for-ma ideal de disminuir el riesgo, pero elEstado debe aprender a colaborar con lascompañías tanto para internalizar las crisisecológicas como en la conformación denuevas tecnologías limpias.

La escalada mundial de los efectosecológicos también refleja la desigualdadmundial, si se observa a los principalescontaminadores han sido los países desa-rrollados; sin embargo, han comenzado agenerar tecnologías limpias, y al parecerel deterioro ambiental se está revirtiendo,tan solo China y la India aportan ahora unasexta parte de la contaminación ambientaldel mundo. Tendencia que coincide con elinforme de Brundtland, al considerar queel problema de las crisis ecológicas se hadesatado en los países en desarrollo.5

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Giddens ha defendido un papel reguladordel Estado en la cuestión ecológica, éstetiene que aprender a valorar entre riesgo yseguridad para construir una idea de socie-dad de tomadores de riesgos personales enlas esferas del gobierno y precisamenteporque es internalizar las crisis ecológicasen el ámbito del Estado.

Entre la disputa de sociedad civil y el Es-tado, para el autor, la cuestión ecológicaestá más allá de la influencia de los movi-mientos sociales verdes, aunque no niegaque los logros de estos movimientos sen-taron las bases de una política ambientalistamás desarrollada, en particular en Alema-nia. �Las soluciones de mercado son posi-bles para una diversidad de problemasecológicos, pero, como en otras áreas, és-tos no debería implicar optar por elfundamentalismo del mercado. Ser confia-do sobre los peligros ambientales sería porsí misma ya una estrategia altamente peli-grosa� (Giddens, 2000: 70).

La cuestión de los recursos naturales es unproblema fundamental del Estado no sólofrente al mercado, sino frente a lo global,es quizá la única bandera sobreviviente, ajuicio de Giddens, en la competencia entrelo global y lo local. La modernidad reducelos riegos totales en ciertas áreas y modosde vida, pero al mismo tiempo introducenuevos riegos: derivados de laglobalización, de la supremacía militar ytecnológica, de la catástrofe ecológica, delcolapso económico global. Los medios decomunicación juegan un papel central engeneralizar esta indefensión. En un mundoúnico, los seres humanos estamos cada vez

más dispersos y fragmentados (Giddens,1996).

De esta forma, el autor menciona que has-ta hace algún tiempo se pensaba que el de-sarrollo económico era incompatible conla protección ecológica, por la cuestión delas externalidades. De hecho empresa yecologista se enfrentaba. La modernizaciónecológica ha roto con este enfrentamiento,las mismas empresas están contribuyendoa generar tecnología limpia. Los programasecológicos ahora deben estar encaminadosa prevenir o limitar la polución. Para dis-minuir este riesgo, hay que repartir las res-ponsabilidades. Esta responsabilidad com-partida implica democratizar lademocracia: el cambio debe ser mundial ynacional.

LUHMANN Y LA DIMENSIÓN NATURAL

EN LO SOCIAL

Luhmann (1996) plantea que la especifici-dad de la sociedad moderna es la contingen-cia. Aquí los riesgos son autorreferenciales,independientes del entorno de las necesida-des humanas. La influencia en el ámbito deestos riesgos penetra en el gobierno, en elcapital, en las leyes y en la tecnología.

Para Luhmann, la reflexividad sobre la con-tingencia ambiental también es caracterís-tica de las sociedades modernas. Sin em-bargo, el hombre moderno desarrolla laautoconciencia, producto de laautorreflexividad que debe ser dirigida porlos intelectuales, a diferencia de Giddensque esta reflexión implicaba un análisis dela racionalidad que correspondía en buena

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parte a un poder institucional. Esta re-flexión tiene que ver con su sociedad desistemas y la forma como se construye laciencia (Luhmann 1996b).

La ciencia y, en particular la Sociología,han tratado de identificar las crisis ambien-tales, pero han dejado atrás las causas deéstas. Y esto obedece a la complejidad mis-ma de dicha temática: �Los problemasecológicos que hoy nos ocupan tienen otroformato. Yacen en la relación del sistemasocial con su entorno� (Luhmann, 1997:142) y en particular porque los problemasson globales y requieren resolverse en lu-gares donde no fueron generados.

El problema ecológico tiene varias parti-cularidades; en primer lugar, requiere deuna reflexión, esto es de observar sobre loobservado, porque �en segundo lugar� es-tos fenómenos ecológicos se encuentran dellado del unmarked space �zona de análisisque prácticamente no puede estudiarse a lasimple observación6 � y este unmarkedspace tiene razón de ser porque la relaciónentorno y sistema sólo afectan a sistemasque tienen el tiempo y el espacio defini-dos.

Según el autor, las teorías sociales apare-cen sobre una visión en el que el sistemaahora queda inmerso en el entorno: la so-ciedad es influida e influye en el entorno.Éste ha sido uno de los aspectos de su teo-ría que también en el análisis pedagógicoha sido estudiado, la idea de que lo obser-vado cambia al observador que cambia loobservado y así repetidas veces en un mun-do en continua evolución.

Se acumula conocimiento sobre la cuestiónecológica, pero se hace poco sobre la reci-procidad de la relación. La paradoja curio-samente obedece a que el hombre tieneconocimiento suficiente para provocar cier-tos fenómenos, pero las crisis ambientalessólo se reconocen cuando rebotan sus efec-tos y este es el unmarked space.

Luhmann propone llevar a cabo lareflexividad a través de la autopoiesis delo social, deben concebirse como sistemasdotados de significado, como redes de co-municaciones en las que el individuo, ensu calidad de unidad fundamental, se inte-gra a la forma general del conjunto comoformas de autorreferenciales. En particu-lar, en la medida en que existen en térmi-nos de la crisis ambiental una separaciónentre tiempo-espacio, entre primera y se-gunda observación, esto hace que la igno-rancia entre lo ecológico haga que el plan-teamiento se revise a través de la ética.7

En particular, los problemas ecológicosdeber resolverse mediante una autopoiesisdel sistema, �mediante la continua búsque-da de objetivos y mediante la redirecciónde la estructura� (Beck, 1997: 193).

Bajo este esquema, las crisis ecológicas de-ben ser analizadas por un alto criterio decientificidad y rompiendo con los patronesde análisis fundamentados en descripcionespasadas, en la medida que el proyecto de laprimera modernidad fue inconcluso: �Loscambios estructurales como los que tenemosa nuestras espaldas nunca han sido obser-vados y descritos completamente, sino conla ayuda de conceptos completamente in-adecuados� (Luhmann, 1996). En Luhmann,

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la naturaleza tiene un significado muy es-pecial y en función de su comportamientopuede persuadir a las ciencias del progresoa generar conocimiento práctico para el me-joramiento social.

CONCLUSIONES

La crisis ambiental es un punto importan-te en los teóricos de la sociedad del riesgo,sólo que la dimensión de estos análisis tie-ne diferente peso en cada uno; para Beck,este peso forma parte nodal de la construc-ción de sus planteamientos. La preocupa-ción por los riesgos de la sociedad moder-na no sólo ha sido producto de un aceleradodesarrollo tecnológico, de niveles de con-sumo y formas productivas que están a unritmo superior al ciclo natural, sino de lascaracterísticas reflexivas de la sociedadmoderna, estas mismas particularidades delhombre moderno le han permitido un cam-bio en la forma de difundir y conocer losefectos colaterales.

El punto esencial del análisis de las crisisambientales se encuentra en el papel de lareflexividad, la observación de lo observa-do, que se requiere para que el problemapueda ser comprendido, tanto por la mag-nitud de su impacto (espacio-temporal)como por la complejidad de lo observado.

El individuo tiene conciencia del proble-ma ecológico gracias a la reflexividad; quele da elementos para sobrevivir frente a unriesgo de escala mundial y del efectobumerang o colateral.

Éste es uno de los aspectos que se ha dis-cutido continuamente en las cumbres in-

ternacionales, el grado en que una crisisecológica tiene una dimensión cultural querequiere de actos reflexivos para compren-der, dimensionar, establecer políticas, cam-biar patrones y evitar o disminuir el im-pacto ecológico. Acciones propias de losindividuos que han vivido en una sociedaddel riesgo. A grado tal que se ha habladode un ciudadano del planeta cuando logradesarrollar una conciencia ecológica.

A partir de la escalada mundial de los im-pactos ecológicos, se construye el senti-do del riesgo en la modernidad, para al-gunos autores como Beck esta concienciaes insustituible y se convierte en el eje fun-damental de una nueva dimensión de losocial.

NOTAS

1 Para esta autora la percepción del riesgo �des-de la perspectiva de las ciencias sociales elestudio de riesgo supone el análisis de lascreencias, actitudes, juicios y sentimientos,así como el de los valores y disposicionessociales y culturales más amplios que laspersonas adoptan frente a las fuentes de pe-ligro (tecnologías, actividades, sustancias,etc.) y los beneficios que estas conllevan�(Rodríguez, 1994: 65).

2 Criticado de malthusiano, sin embargo estelibro logró desatar un gran debate que con-tribuyó a una extensa producción literaria;en la actualidad, se calcula que en el mundohay aproximadamente 450 mil especialis-tas en el tema. Una vez superada la crisispetrolera de 1973, las naciones másindustrializadas hicieron caso omiso de estaadvertencia y siguieron produciendo a ni-veles muy altos, fomentando la economía

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del derroche y el consumismo, mientras quese ampliaba la brecha entre los países po-bres y ricos.

3 Término de Roland Robertson, que habla dela unidad indisoluble de las presiones�globalizadoras� y �localizadoras�, comodos tendencias opuestas provocadas por laglobalización.

4 En algunas citas no se pone página porquefueron tomadas de las lecturas que se pro-porcionaron en el curso y no correspondenal texto original.

5 La Comisión de Brundtland, en 1986, subra-yó la estrecha relación que existía entremedio ambiente devastado y la pobreza. En1992, durante la cumbre de Río de Janeiro,se comienza a valorar la necesidad de exa-minar estrategias para el desarrollo susten-table que promuevan el combate a la pobre-za y el mejoramiento en la calidad de vida.

6 Para efectos de análisis y abstracción, el ob-servador tiene que marcar espacios que noserán analizados unmarked space un mun-do invisible para el observador. Mientras quesu sistema social se construye en términosde abstracción por el marked space. Perotambién tiene que ver con que la observa-ción es un proceso que ha cambiado, no sólocambia lo observado, sino el proceso mis-mo de observación históricamente.

7 Y esto lo hace la sociedad misma con el finde no entrar en una crisis de valores, en par-ticular cuando el unmarked space no ha sidolo suficientemente analizado.

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