el comportamiento racional e irracional de los agentes econÓmicos
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EL COMPORTAMIENTO RACIONAL E IRRACIONALDE LOS AGENTES ECONÓMICOSTRANSCRIPT
Universidad Austral de Chile Escuela de Ingeniería Comercial
Seminario de grado
EL COMPORTAMIENTO RACIONAL E IRRACIONAL
DE LOS AGENTES ECONÓMICOS
Tesina presentada como requisito para
Optar al grado de Licenciado en
Administración.
Profesores responsables:
Jaime Astete A.
Horacio Sanhueza B.
Profesor patrocinante: Víctor Jacques P.
MACARENA BENTJERODT MARTINO
CAMILA SOTO NEIRA
VALDIVIA-CHILE
2009
ÍNDICE RESUMEN
1. INTRODUCCIÓN 1
2. MARCO DE REFERENCIA DEL ESTUDIO 4
3. MATERIAL Y METODOLOGIA DE ANÁLISIS 8
3.1. Conjetura acerca del problema de investigación 8
3.2. Operacionalización de Conceptos 8
3.3. Métodos a utilizar en el trabajo de tesina. 10
3.3.1 Tipo de Investigación 10
3.3.2 Diseño de investigación 10
3.3.3 Fuentes 10
3.3.4 Análisis 10
4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS 11
4.1. Racionalidad en la teoría clásica 11
4.2. La racionalidad y las organizaciones 12
4.3. Ejemplos de comportamiento de racionalidad acotada 15
4.4. Racionalidad limitada 20
4.5. La racionalidad como variable de la felicidad 23
4.6. Neuro-economía 24
4.7. Economía conductual 26
5. CONCLUSIONES 30
6. BIBLIOGRAFÍA 32
RESUMEN
Esta tesina es un estudio que está enfocado en la aplicabilidad de la teoría económica en la sociedad de hoy, donde se analiza el comportamiento racional de los agentes económicos. Sin embargo existen otras teorías que señalan algunas limitaciones y es ahí donde existen diferencias debido a que según varios estudios las personas se comportan de manera distinta a la que hace referencia la teoría, catalogándolos como “irracionales”. El análisis se basa en diversas teorías, donde se ve la teoría neoclásica y la teoría de la racionalidad limitada para posteriormente compararlo con la toma de decisiones de los agentes económicos. Además se muestran ejemplos de la vida cotidiana para dar a conocer un mejor entendimiento del estudio, los que demuestran el real comportamiento de los seres humanos. Esta investigación tiene características de estudio descriptivo y documental, y se ubicará en un nivel medio en cuanto a la profundidad de los conocimientos, debido a lo extenso de este. Con el fin de clarificar si la teoría económica ocupada hasta este momento, basada en la “racionalidad” de los agentes económicos, es real y aplicable al mundo de hoy. Finalmente se concluye que por un lado la teoría neoclásica sirve como parámetro de referencia para la toma de decisiones. Pero también existen otras teorías que tienen como objetivo cubrir la diferencia que se genera entre los resultados de la teoría neoclásica, la racionalidad limitada y la economía conductual
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1. INTRODUCCIÓN
El tema de estudio de esta tesina será “El comportamiento racional e irracional de
los agentes económicos”.
Para realizar esta investigación se utilizará como base la teoría económica, la cual a
partir de hipótesis básicas permite desarrollar modelos que analizan y predicen el
comportamiento de los agentes económicos, y el efecto de sus decisiones sobre otras
variables.
Los agentes económicos y sus decisiones son el foco central de esta
investigación, los cuales según la teoría económica se comportan de forma racional.
Sin embargo, existen estudios que afirman la posibilidad de un comportamiento
irracional en la toma de decisiones de los agentes económicos, algunos de estos
serán analizados y explicados en esta investigación.
Para lograr un mejor entendimiento, éste se enfocará en un principio a definir y
analizar, conceptos y teorías que se han ocupado hasta ahora. De esta forma el lector
podrá comprender de mejor manera el análisis que posteriormente se realizará.
A través de ésta investigación se logrará contar con material adicional que
permita facilitar la comprensión de las decisiones que toman los individuos, cuando
buscan influir en el entorno.
Hoy en día los agentes económicos juegan un rol fundamental en la economía, ya
que son la base de la teoría, por lo tanto, cualquier decisión que éstos adopten, sea
correcta o no, tendrá una repercusión en el objetivo final.
Según la teoría neoclásica tradicional, los agentes económicos esperan de una u
otra forma maximizar sus beneficios, estabilizarse, crecer, generar empleo y
riquezas, y respetar el medio ambiente, sin embargo, para todo esto se basan en la
racionalidad del ser humano, es decir, según Elster (1997), los agentes económicos
tendrán expectativas, conductas y decisiones con respecto al consumo, la producción
y la distribución, completamente racionales.
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En base a lo anterior se puede decir que todo lo que lleve al ser humano a
comportarse de una manera diferente a lo antes descrito, lo catalogará de inmediato
como un agente económico “irracional”.
Las personas a lo largo de su vida toman una infinidad de decisiones, las cuales
repercuten en la economía directamente, estas pueden ser predeterminadas por la
teoría económica, sin embargo, muchas veces los resultados obtenidos no son iguales
a lo que realmente suceden, demostrando que la teoría neoclásica es muy limitada, es
por esto la necesidad de difundir y analizar, teorías anexas o complementarias, que
permitan explicar otras formas de comportamiento.
La tesina tiene como objetivo principal demostrar si la teoría económica ocupada
hasta este momento, basada en la “racionalidad” de los agentes económicos, es
representativa y aplicable de manera mecánica y plena a la sociedad de hoy. Para
esto es necesario analizar, clasificar e identificar el comportamiento teórico de los
agentes económicos, para posteriormente compararlo con la toma de decisiones que
estos adoptan en el mundo.
Este requiere de objetivos específicos tales como:
- Identificar y agrupar información con respecto a la teoría económica,
específicamente respecto al punto de la “racionalidad de los agentes económicos”.
- Clasificar la información anteriormente reunida, de tal manera que se pueda
trabajar con ella, validando su real importancia dentro del proyecto.
- Examinar y separar información de acuerdo a nuevos estudios, respecto a la
existencia de “irracionalidad de los agentes económicos”.
- Analizar la información encontrada, para poder compararla con la realidad,
obteniendo de esta forma una identificación macro del problema.
- Simplificar el problema, transformándolo en nuestra base de estudio, de esta
manera lograremos analizar e interpretar lo que pasa en la sociedad de hoy con
respecto a las teorías ya estudiadas.
- Concluir y opinar respecto a la aplicabilidad de la teoría económica predictiva
que se ocupa desde los inicios de la economía.
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La tesina comienza con un marco de referencia del estudio, el cual identifica los
parámetros a seguir en esta investigación, posteriormente se identifican el material y
metodología de análisis, siguiendo con el presentación y discusión de resultados, el
que contiene la información relevante de las teorías anexas a la clásica. Finaliza con
las conclusiones que se logran obtener de este estudio.
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2. MARCO DE REFERENCIA DEL ESTUDIO
Los Agentes Económicos son la base para cualquier teoría económica, es por esto
su importancia. Normalmente éstos son clasificados en tres grandes grupos, las
familias, las empresas y el estado.
“Las familias, son a la vez las unidades elementales de consumo y las
propietarias de los recursos productivos” (De la Vega, 2007), por lo tanto, cumplen
una doble función en la economía. Son consideradas familias no sólo un grupo
grande de personas, si no también una pareja o simplemente en algunos casos un
solo individuo.
“Las empresas son los agentes económicos destinados exclusivamente a la
producción de bienes y servicios. Para realizar su actividad necesitan los factores
productivos que les entregan las familias. A cambio de ellos pagarán unas rentas:
sueldos y salarios como contrapartida del trabajo; intereses, beneficios, dividendos,
etc., como contrapartida del capital; alquileres o simplemente renta como
contrapartida de la tierra. Los bienes y servicios producidos por las empresas son
ofrecidos a las familias que entregarán a cambio su precio.” (De la Vega, 2007)
“El estado es el agente económico cuya intervención en la actividad económica
es más compleja. Por una parte, el Estado acude a los mercados de factores y de
bienes y servicios como oferente y como demandante. Al igual que las familias, es
propietario de factores productivos que ofrece a las empresas de las que también
economía gran cantidad de bienes y servicios. A la vez, es el mayor productor de
bienes y servicios. Por otra parte, a diferencia de los otros agentes económicos, tiene
capacidad coactiva para recaudar impuestos, tanto de las empresas como de las
familias. Así mismo, destinará parte de sus ingresos a realizar transferencias sin
contrapartida a ciertas empresas que considere de interés social o a algunas familias
mediante subsidios de desempleo, pensiones de jubilación y otras.” (De la Vega,
2007)
Como se puede observar, lo que moviliza la actividad económica son los agentes
económicos, es decir, los individuos, las personas, y que cuando se construyen
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teorías se asume que se comportan de una manera determinada. El término Homo
Economicus, se refiere a una cierta concepción del comportamiento humano, “la
pieza mejor articulada del entramado que refleja y sostiene el capitalismo como
sistema económico” (Urrutia, 2009) utilizada por la teoría neoclásica que surge a
partir del siglo XVIII, la cual considera que el individuo se comporta de manera
perfectamente racional y por lo tanto, busca permanentemente maximizar su función
objetivo, sujeto a determinadas restricciones. Para cumplir con su función
maximizadora, el individuo frente a cada alternativa debe seleccionar la mejor
opción. Ello significa ser racional en sus decisiones, a su vez, como se asume que
busca su propio interés, sigue un comportamiento egoísta (Álvarez, 2008). Así, por
ejemplo, un consumidor trata de aumentar su bienestar considerando todo tipo de
precios o costos (se asume que él cuenta con toda la información disponible), dando
como resultado un mayor bienestar personal y en la medida que todos los individuos
hagan lo mismo, por agregación se alcanzará un bienestar social. Según la teoría
económica dominante (teoría neoclásica), todo individuo busca su felicidad, la cual
se logra a través de la posesión de bienes. Para que sea posible la posesión de un
bien o servicio se necesita la propiedad, sólo la propiedad efectiva permite un
intercambio, el cual lo garantiza el mercado, este mercado es motivado por el dinero.
Finalmente, se puede argumentar que el dinero está asociado a la felicidad, pues
permite la posesión de bienes y servicios, satisfaciendo así una mayor cantidad de
necesidades.
¿Es necesario consumir para ser feliz? ¿Todos los hombres se comportan de la
misma manera? ¿Existe la racionalidad en el hombre? Son muchas las preguntas que
se podrían hacer respecto de la teoría económica. Sin embargo, el punto de la
racionalidad humana es de suma importancia hoy en día.
En un sentido limitado la racionalidad económica es la maximización de
beneficio o bienestar, y en un amplio sentido es, optimización. Para la mayoría es
uno de los supuestos más importantes de la teoría económica, y tiene un carácter
normativo. El gran problema que surge a la vista, es si las personas son o pueden
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llegar a ser completamente racionales en su comportamiento y en la toma de
decisiones como asume la teoría neoclásica.
La racionalidad descrita por la teoría neoclásica deja completamente de lado a
personas altruistas y solidarias, a los conceptos de comunidad, comunicación y
adicción en el consumo, además supone al hombre reacio de adquirir compromisos,
ya que si las variables cambian y no le conviene tal situación, su tendencia es a
cambiar o a sustituir.
“El hombre no sólo consume y produce, sino que también genera bienes
intangibles” (Urrutia, 2009), que poco a poco limitarán la decisión de maximizar su
propia utilidad. “Muchas decisiones que toman los agentes económicos son en efecto
racionales pero otras, de acuerdo con Elster, entran en el dominio de la
irracionalidad, por lo cual no pueden ser anticipadas o calculadas adecuadamente”.
(Kalmanovitz, 2003)
Estas decisiones o acciones que hoy en día se pueden observar se toman no sólo
pensando en la racionalidad sino también en las emociones y sentimientos, toman en
cuenta las personalidades, las normas sociales y patrones de conducta heredados,
pasiones e impulsos de los individuos, y políticas y regulaciones constitucionales.
Elster (1997) indica que la envidia, el honor, el orgullo, la volatilidad del yo, el
auto-engaño y el apreciar lo ajeno más que lo propio, son ejemplos claros del
comportamiento de los agentes que definitivamente no se comportan de acuerdo a la
racionalidad económica teórica.
Es por esto que las personas se comparan siempre con sus pares, queriendo a toda
costa igualarlos o superarlos, al suplir esta necesidad obtendrán una mayor
satisfacción y bienestar social que si adquiere algo que nadie conoce o quiere. Otro
ejemplo de esto, es cuando los individuos suplen su negativo estado de ánimo a
través de las compras, es decir, cada vez que una persona se sienta triste lo puede
llegar a compensar y hasta superar consumiendo bienes o servicios.
Otro factor que puede distorsionar la racionalidad, es la información a la hora de
decidir. En muchos casos el costo de la información es más alto que el beneficio de
tomar la decisión correcta, o la información es errónea la que altera nuestra elección,
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o simplemente no saber cual es la información relevante, las cuales llevan a un
resultado erróneo sin intención.
La racionalidad termina siendo un término muy complejo y difícil de describir en
términos reales. Sin embargo, ha sido el hilo unificador en la historia del análisis
económico extendiéndose a otras ciencias sociales bajo el enfoque de decisión
racional.
“La racionalidad es un principio a nivel individual, que no coincide
necesariamente con la racionalidad colectiva. Las fallas de racionalidad se pueden
ligar con problemas de racionalidad acotada y con inconsistencias en nuestras
preferencias”. (Streb, 1998)
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3. MATERIAL Y METODOLOGIA DE ANÁLISIS
3.1. Conjetura acerca del problema de investigación
La racionalidad en los agentes económicos es un supuesto creado por la teoría
económica, el cual de acuerdo con el material bibliográfico y los casos reales
contenidos en la literatura, no siempre y en toda ocasión es aplicable a la sociedad
de hoy, sin embargo, sirve de referencia en la predicción de la toma de decisiones.
3.2. Operacionalización de Conceptos
Racionalidad económica
“El principio de racionalidad económica consiste en el uso óptimo de los medios
que se utilizan para alcanzar determinados objetivos” (Baltra, 1973), haciendo
referencia al comportamiento de los agentes económicos, los cuales tenderán a
maximizar su utilidad o beneficio reduciendo costos y riesgos.
Agentes económicos
Los agentes Económicos son “los centros básicos de la sociedad en que se toman
decisiones que afectan la actividad económica en cualquier área: Consumo,
inversión, ahorro, oferta o demanda de bienes o servicios. En consecuencia, son
agentes económicos las personas, las familias, las instituciones, las empresas y el
Estado.” (Martino, 2001)
Familias: “El concepto económico de unidades familiares engloba todos los
tipos de unidades domésticas, individuales o familiares con lazos de parentesco o sin
ellos, según las cuales la sociedad se encuentra segmentada.
Dicho concepto tiene una raíz sociológica. Su cualidad económica resuelta de
que unas unidades poseen y proporcionan recursos para la producción se apropia de
diferentes categorías de ingresos y deciden cómo, cuándo, dónde y en qué se
gastarán dichos ingresos. Las capacidades de elección en cuanto a sus presupuestos
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constituyen uno de los más importantes atributos de las unidades familiares”.
(Rossetti, 2002)
Empresas: “las empresas son los agentes económicos en los que convergen los
recursos de producción disponibles. Las unidades que los emplean y combinan para
la generación de bienes y servicios son las que atenderán las necesidades de
consumo y de acumulación de la sociedad. En este sentido, empresas y unidades de
producción son expresiones intercambiables desde el punto de vista de la teoría
económica.” (Rossetti, 2002)
Estado o gobierno: Según el concepto de Edey y Peacock (1963) “El gobierno es
un agente colectivo que contrata directamente el trabajo de unidades familiares y que
adquiere una parte de la producción de las empresas para proporcionar bienes y
servicios útiles a la sociedad como un todo.” Está conformado por distintas
administraciones públicas, las que ayudan a supervisar el normal funcionamiento de
la economía.
Teoría económica
“Hipótesis que procura explicar las normas por las que se regula el
funcionamiento de un esquema o doctrina económica dada, tanto en su expresión
global como en cada uno de los componentes que la integran, como macroeconomía,
microeconomía, distribución de la renta nacional, asignación de recursos , comercio
exterior, función del dinero, etc.” (Martino, 2001)
Toma de decisiones
“Acto por el cual se escoge un curso de acción entre distintas alternativas. El no
escoger entre nuevas posibilidades manteniendo la situación existente es también
una alternativa en la toma de decisiones.” (Martino, 2001) Todo esto para alcanzar
metas y objetivos, considerando la flexibilidad del entorno.
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3.3. Métodos a utilizar en el trabajo de tesina.
3.3.1 Tipo de Investigación
Esta investigación tiene características de estudio descriptivo y documental,
ya que consiste en la caracterización de un individuo o grupo con el fin de
modelar su comportamiento, y se ubica en un nivel medio en cuanto a la
profundidad de los conocimientos, considerando la complejidad del tema.
3.3.2 Diseño de investigación
El diseño de investigación que se presenta en este trabajo es de tipo no
experimental. Es por esto que se puede asumir que el estudio es netamente
teórico, es decir, no se realizaron trabajos en campos ni encuestas para su
desarrollo, sólo se estudió y analizó lo antes investigado.
3.3.3 Fuentes
En este estudio se utilizaron sólo fuentes secundarias, usadas como apoyo
teórico respecto al tema de la racionalidad e irracionalidad económica. Además
se ocupó información disponible en Internet alusivo al tema.
3.3.4 Análisis
Para efectuar el análisis de esta investigación se recurrió a fuentes
secundarias con características documentales, es decir, que se apoya en
publicaciones relacionadas al tema, que expertos han escrito con anterioridad.
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4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS
4.1. Racionalidad en la teoría neoclásica
Competencia perfecta
La competencia perfecta es un esquema teórico de mercado que pretende
producir el desarrollo equilibrado de la economía a través del cumplimiento de
algunas premisas, en primer lugar tiene que existir una gran cantidad de oferentes y
demandantes, y ninguno de estos con el necesario peso en el mercado como para
influir por sí mismo en forma significativa en la formación de los precios, estos
además deben tener un acceso de a información inmediata y completa en relación a
las características, precio y calidad de todos los productos. También debe haber una
libre, rápida y expedita movilidad de los factores productivos (capital, recursos
naturales y trabajo) para trasladarse de una actividad productiva a otra, además debe
existir una libre concurrencia de los agentes económicos al mercado. Finalmente los
oferentes deben tener como objetivo exclusivo, el maximizar sus utilidades y los
demandantes la satisfacción de sus necesidades o beneficios. (Martino, 2001)
Para que la competencia se pueda dar es necesario una serie de supuestos.
1. “Individualismo. Lo social se concibe como una yuxtaposición de intereses
individuales y se supone que la persecución de fines estrictamente individualistas
conlleva la consecución del mejor de los estados posibles para la comunidad.
2. Comportamiento racional. Un agente es racional si se cumplen dos requisitos:
a. Persigue fines coherentes entre sí
b. Los medios que emplea para alcanzar los fines son los más adecuados
3. Conducta egoísta. Los agentes adoptarán sólo las decisiones que les reporten
mayor utilidad individual sin tener en consideración las que tomen los demás ni los
efectos que éstas puedan provocar. Se supone que el conjunto de las decisiones
individuales generan un orden espontáneo de satisfacción general.
4. Estrategia maximizadora.- Los agentes se enfrentan a un problema de
maximización bajo restricciones:
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a. Maximización del beneficio para los productores
b. Maximización del nivel de para los consumidores” (Torres, 2002)
Racionalidad prefecta
La teoría neoclásica de la decisión racional, asume que la racionalidad del ser
humano es “perfecta”. Desde ese punto de vista, los individuos maximizan las
utilidades esperadas. Según esta teoría no existe una medida objetiva de las
probabilidades acerca de los posibles estados de la naturaleza, por lo tanto, es
necesaria una medida subjetiva de la probabilidad por parte de los individuos.
La teoría de la racionalidad “perfecta”, asume que, en una situación de decisión,
el medio, la información, las creencias y análisis personal, son óptimos; las
estimaciones de probabilidades son fácilmente realizables; el individuo tiene a su
alcance información sobre todas las alternativas posibles y dispone de un sistema
completo y consistente de preferencias que le permite hacer un perfecto análisis de
todas ellas; no presenta dificultades ni límites en los cálculos matemáticos que debe
realizar para determinar cuál es la mejor. Por lo tanto, garantiza que la alternativa
elegida es un óptimo global. (Simon, 1947).
4.2. La racionalidad y las organizaciones
La racionalidad es un concepto que se asocia a cada persona o individuo, sin
embargo, este individuo no se puede ver aislado, sino que por el contrario es parte
elemental de un sin número de organizaciones que dependen de cada uno de estos
para sobrevivir.
La tarea más importante dentro de cualquier organización es “la toma de
decisiones”. Son estas decisiones las que permiten que las organizaciones crezcan, se
desarrollen y mueran. La labor de decidir se extiende a la organización
administrativa total, es decir, llevar a cabo los objetivos de una organización recae
sobre cada persona que la integra. Estas decisiones deben ser tomadas considerando
un “bienestar general” y no individual, deben estar orientadas hacia metas u
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objetivos anteriormente propuestos. Las decisiones encierran matices de selección,
entre una opción y otra, consciente, deliberada y racional, es decir, no
necesariamente debe ser completamente racional, o completamente deliberada,
puede presentar un cierto grado de cada elemento, pero aún así las decisiones deben
ser racionales en cuanto a elegir alternativas que lleven al cumplimiento de metas
previamente seleccionadas.
La actividad administrativa es una actividad de grupo, por lo tanto, la decisión de
cada individuo o elemento de la organización, influirá directamente con la decisión
que puede tomar otro miembro de ésta, es por esto, que al buscar un beneficio
organizacional se debe encontrar una alineación en los beneficios individuales. Éste
comportamiento se logra a través de la integración y coherencia por medio de la
estructura jerárquica. Por cierto, esta integración en la realidad nunca es completa,
sin embargo, existe algo de racionalidad en el comportamiento, lo que permite la
existencia de esta jerarquía al menos parcialmente.
La organización se enfrenta con un gran número de comportamientos
alternativos, gracias a la gran cantidad de individuos que la componen. Las series de
decisiones que estos individuos toman, son las que determinan el comportamiento a
largo plazo, éstas son llamadas estrategias. La tarea de la decisión racional consiste
en elegir aquella estrategia que vendrá seguida por la mejor serie de consecuencias,
he aquí donde se produce la primera limitación de la racionalidad. Debido a que se
hace imposible que un individuo conozca todas sus alternativas o todas sus
consecuencias. Esta imposibilidad representa una desviación muy importante del
comportamiento del modelo de racionalidad objetiva. (March y Simon, 1977). Si se
quisiera actuar con perfecta racionalidad sería necesario disponer de una descripción
completa de las consecuencias que seguirían a cada estrategia alternativa y comparar
todas y cada una de estas consecuencias. Tendría que conocer, cada uno de sus
aspectos, qué cambios experimentaría el mundo si se eligiera una manera en lugar de
otra, y tendría que seguir las consecuencias del comportamiento durante periodos
ilimitados de tiempo, extensiones ilimitadas de espacio y series ilimitadas de valores.
En tales condiciones, parece inconcebible, que el comportamiento real se acerque a
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la racionalidad pura. El comportamiento real no alcanza la racionalidad objetiva por
lo menos por tres razones:
- La racionalidad exige un conocimiento completo de las consecuencias
que seguirán a cada elección, y en la realidad el conocimiento de las consecuencias
es siempre segmentado.
- Dado que estas consecuencias pertenecen al futuro, la imaginación debe
suplir la falta de experiencia, es decir, que sólo es posible anticipar de manera
imperfecta.
- La racionalidad exige una elección entre todos los posibles
comportamientos alternativos, y en realidad sólo se nos ocurren unas pocas de estas
posibles alternativas.
Debido a que el individuo sólo tiene un número limitado de variables y
una serie limitada de consecuencias, sólo tiene un conocimiento parcial de las
condiciones que rodean su acción y una ligera percepción de las regularidades de las
leyes que le permitirían deducir las consecuencias futuras a partir del conocimiento
de las circunstancias presentes. Para que la decisión pudiera llegar a ser lo más
racional posible, sería necesario delimitar cuales serian los factores importantes y los
que no, definiendo así un sistema cerrado de variables completamente limitado.
De aquí surge lo que algunos autores llaman como “la racionalidad limitada” es
decir, el ser humano se comporta racionalmente de acuerdo con las limitaciones que
el entorno y la propia capacidad humana le proporcionan, teniendo así varios
sentidos de la racionalidad, según si las acciones se realizan consciente o
inconscientemente, si se realizan conscientemente con o sin la información
necesaria, y además teniendo en cuenta si las acciones sirven a la persona o a la
organización, de esto surge que la decisión sea:
- Objetivamente racional, si es en realidad el comportamiento correcto para
maximizar unos valores dado en una situación dada.
- Subjetivamente racional, si maximiza la consecuencia relativa teniendo en
cuenta el conocimiento limitado que tiene una persona.
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- Conscientemente racional, en la medida en que el ajuste de los medios a los
fines sea un proceso consciente.
- Deliberadamente racional, en la medida en que el ajuste de los medios a los
fines haya sido realizado deliberadamente (intencionalmente, predeterminadamente)
por el individuo o la organización.
- Organizativamente racional, si se orienta hacia las finalidades de la
organización.
- Personalmente racional, si se orienta hacia las finalidades particulares del
individuo.
Si hay que lograr racionalidad, debe preceder a la elección un periodo de duda
durante el cual deben ser colocadas bajo el foco de atención las diferentes
alternativas de comportamiento, el conocimiento de las condiciones, las
consecuencias del medio, así como los valores anticipados. En el caso de que no
estén bien limitadas las variables o el foco de atención, este tiempo de duda podría
alargarse a tal punto, que quizás cuando sea necesario tomar la decisión, resulte
demasiado tarde. Este elemento haría inviable la toma de decisiones bajo una
racionalidad completa (Simon, 1957).
4.3. Ejemplos de comportamiento de racionalidad acotada
Apostadores de carreras de caballos.
Kahneman y Tversky mencionan hallazgos empíricos encontrados en el estudio
de cómo se comportan los apostadores de carreras de caballos. Encuentran que las
apuestas por grandes sumas de dinero se incrementan en la última carrera del día (en
este sentido, apuestas por grandes sumas se vuelven peores apuestas al término de la
jornada). Siempre son malas apuestas. Pero la evidencia encontrada es que esta
práctica es muy común cuando el apostador promedio está perdiendo dinero durante
la jornada y está muy ansioso de quebrar este resultado. Lo que hacen en la última
carrera es apostar bastante a un caballo que tiene muy pocas posibilidades de éxito,
pero que potencialmente pague bastante. En otras palabras, en fondo dejan de jugar
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al favorito. La teoría económica tradicional nos diría respecto de este caso de cómo
jugar en esta carrera es que, esta misma, se trata de un evento totalmente
independiente de las carreras anteriores (en términos de resultados de dichas
carreras). Pero sucede en la realidad lo contrario, observando que todos los
apostadores con malos resultados en una jornada tienden a gastar grandes cantidades
(o el poco dinero que les va quedando) en un evento que tiene muy pocas
probabilidades de que suceda.
Esta observación plantea dos hechos. Uno de ellos es el efecto de la aversión a
las pérdidas de los individuos, llegando a elegir un evento que es muy incierto (para
ellos) con tal de perder lo menos posible. Pero esto es un ejemplo de un fenómeno
que los autores llaman “marco estrecho”, se refiere a que los proyectos son
evaluados uno a la vez, en vez de formar un portafolio completo. Para este caso, el
efecto del costo hundido de estos apostadores, depende completamente de la
decisión de cerrar las “cuentas” de apuestas diariamente. Si cada carrera fuese una
“cuenta” separada, las carreras previas no deberían tener efectos posteriores, son
sucesos independientes, y de forma similar sí las apuestas del día fuesen combinadas
con el resto de la riqueza del apostador, los resultados previos debieran ser triviales.
Esto no pareciera ser cierto para los apostadores de caballos observados. (Camerer,
1998).
Jornada laboral de los taxistas en New York
Se puede observar que los taxistas en New York deciden cuando finalizar su
jornada de trabajo fijándose en un objetivo de ingresos diarios. Esto significa que
típicamente trabajan menos horas en un día ocupado que en un día tranquilo. (Por
ejemplo, desean ganar 100 dólares diarios, por lo tanto, en un día malo trabajan más
horas para conseguir esa cantidad, y en un día bueno trabajan menos horas para
conseguir los 100 dólares). En New York, al igual que en otras ciudades, muchos
taxistas normalmente arriendan sus autos por un periodo de 12 horas a un cuota fija.
Ya que 12 horas es mucho tiempo para conducir un vehículo, los taxistas deben
decidir cada día cuanto conducir, esto es, si mantener el auto por las 12 horas o
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retirarse antes. Esta decisión es complicada por el hecho que hay mayor demanda
por sus servicios algunos días más que otros (por ejemplo un día lluvioso o una gran
convención). En este sentido se considera, que un enfoque racional del mercado
laboral diría que el taxista debería trabajar de una manera opuesta a lo descrito antes,
trabajando más tiempo en el día más ocupado, cuando su salario es más alto. En
otras palabras, en este caso lo relevante es preocuparse de la situación marginal del
salario. Si se trabaja una hora más, entonces se obtiene un salario más alto por esa
hora adicional. De esta forma se debiera trabajar más horas que cuando el salario es
más bajo. Es decir, si el día esta bueno, los taxistas deberían de trabajar más y si esta
malo deberían dejar de trabajar e irse a su casa a descansar (el salario adicional por
quedarse esas horas no es muy alto). Pero se establece en cambio un nivel objetivo
de ganancias diario, ellos probablemente tenderán a hacer lo primero, retirarse en los
días buenos. La elasticidad de las horas trabajadas con respecto al salario diario
(como una medida de ganancias de otros taxistas ese día) es fuertemente negativa.
La teoría del comportamiento explica esa conducta irracional, si falla en cumplir con
su ingreso diario, el taxista sentirá que incurre en pérdidas, así que soportará un
horario de trabajo más extenso para evitarlas. Nada más lógico, las personas detentan
sentirse un perdedor. O bien, para decirlo en otras palabras, a todos les es útil ganar.
En resumen, los taxistas no piensan en el salario marginal, sino en este objetivo final.
La implicancia es que los taxistas elaboran sus cuentas mentales una vez al día.
(Camerer, 1998).
Otros ejemplos más comunes son los que ocurren en los restaurantes de comida
rápida. “¿Agranda sus papas y gaseosa por dos soles?”, pregunta la joven aprendiz
de ojos grandes, buena familia y sonrisa de anuncio publicitario. “Está bien”,
responde el joven ejecutivo, graduado con honores de la mejor escuela de finanzas
del país, estudiante brillante de una maestría en administración de negocios con
prestigio a nivel latinoamericano y destacado analista de inversiones en un
importante banco internacional, además de negociador excelso y soltero por
convicción, como resultado de un minucioso análisis costo-beneficio aplicado a su
propia vida. “Está bien”, dice, incapaz de responder simplemente “sí”, y con ello no
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sólo consigue que la sonrisa de la señorita se expanda aún más, sino también
incrementar en 15% el costo total de su almuerzo y pagar finalmente, por el costo de
una gaseosa de medio litro (que venden frente a la puerta del establecimiento), el
equivalente a cuatro onzas adicionales. El comportamiento del joven ejecutivo puede
ser una muestra clara de “irracionalidad”. Él antes de contestar “Está bien”, no
analizo si tenía más hambre o sed como para agrandar su pedido, o si el dinero que
estaba gastando por lo adicional, realmente correspondía a lo que debería pagar, o en
definitiva si este aumento no sólo de consumo sino también del costo, haría
aumentar su beneficio. (López, 2005).
Por otro lado, la aún joven representante de ventas de la empresa X camina por
las calles, visiblemente contenta. ¿El motivo?: ha obtenido lo que considera una
verdadera ganga. En efecto, tras una intensa búsqueda ha encontrado una promoción
de uno de los pocos gimnasios de la ciudad que considera aceptables: en lugar de
pagar $70 mensuales por acudir al gimnasio las veces que quiera, las horas que
quiera, durante ese mes, puede pagar $500 por un año completo, para obtener los
mismos beneficios durante 12 meses ¡a un costo mensual 41% menor! Claro que no
es la primera vez que se inscribe en un gimnasio: el verano pasado se inscribió por
tres meses, con lo que obtuvo un descuento del 20% respecto de la cuota mensual.
Sin embargo, en aquella ocasión, sólo pudo asistir regularmente al gimnasio durante
el primer mes, ya que después su trabajo le impidió acudir o la dejaba tan cansada
que prefería descansar. Ahora la situación no es muy distinta: luego de que su
empresa fuera absorbida por otra, las cuotas de ventas que se les ha asignado son
mayores, y su nuevo jefe (proveniente de la empresa compradora) les ha comunicado
que todo el personal se encuentra en evaluación permanente. Pero ¿quién se
preocupa por esos detalles, si se trata de una ganga? Muchas veces se cree estar
haciendo lo correcto cuando se ahorra pensando en el futuro, sin embargo, nunca se
sabe que depara el destino, es por esto que la falta de información y certeza muchas
veces cambia las decisiones “racionales”, en unas definitivamente “irracionales”.
(López, 2005).
19
Un maestro jubilado, un pintor y una costurera tienen algo en común: los tres se
encuentran en la cola de un banco, uno que ofrece préstamos con sólo ganar el 80%
de la remuneración mínima (a las tasas más altas del mercado), y los tres van a pagar
la última cuota del crédito que cada uno obtuvo en su oportunidad. Algo más: luego
de finalizada la transacción, los tres son invitados por el personal de caja a pasar a
otra plataforma, en la que sendos representantes les explican que, como han
cancelado la última cuota de sus préstamos, cuentan con un “disponible” en “su
cuenta”, es decir, que pueden retirar en ese momento, si lo desean un importe similar
al que obtuvieron inicialmente. Ninguna de estas personas tiene muy claro en qué
podría usar ese dinero, y sin embargo, los tres aceptan, por lo que muy
probablemente volverán a encontrarse en el futuro en la misma cola y de pronto, en
la misma plataforma. (López, 2005).
Este último ejemplo, se aleja de los agentes perfectamente racionales en todo
momento y lugar, que describe la teoría neoclásica, los cuales siempre saben lo que
es mejor para ellos y actúan de manera coherente con este conocimiento;
consumidores perfectamente informados y con la suficiente capacidad para procesar
la información relevante para sus decisiones de consumo, agentes con la fuerza de
voluntad necesaria para posponer decisiones de consumo placenteras en el presente,
pero con altas probabilidades de generarles perjuicios en el futuro; agentes,
finalmente, que no cometen dos veces el mismo error.
Los ejemplos que se pueden ver anteriormente son comportamientos comunes y
que se ven diariamente en la sociedad, ninguno de estos se caracteriza por ser
racional, y menos con cumplir el perfil de agentes económicos que se describe en la
teoría neoclásica, es por estos acontecimientos que se desarrollaron teorías
complementarias o alternativas, que describen de mejor manera el comportamiento
real y cotidiano.
20
4.4. Racionalidad limitada
La racionalidad limitada también llamada racionalidad acotada es un modelo de
racionalidad humana propuesta para modelizar en ciencias sociales, especialmente
en economía, la forma concreta de actuación de los agentes sociales en el marco de
la teoría de la elección racional.(Simon, 1947). La teoría de la racionalidad limitada,
ve el proceso de decisión desde un punto de vista muy diferente. En el proceso de
toma de decisiones, incluso en problemas relativamente simples, no se puede obtener
un máximo ya que es imposible verificar todas las posibles alternativas.
Las personas difieren tanto en oportunidades disponibles como en deseos que son
influenciados por factores de su entorno. Cuando un individuo debe decidir, no sólo
influyen los deseos que posee, sino que también las oportunidades que él cree
poseer. No es seguro que esas creencias sean correctas, también es posible que el
individuo no sea consciente de algunas oportunidades que en realidad le son viables
o, puede creer que le son propicias ciertas oportunidades que en realidad no lo son,
por lo tanto, no puede garantizarse que elegirá la mejor alternativa (Elster, 1997).
Según esto, la racionalidad es limitada desde dos direcciones:
1) Desde el entorno del decisor, ya que no tiene acceso a la información
perfecta, ni a la certidumbre e influyen en él factores exógenos como la cultura y las
organizaciones en las que está inmerso.
2) Desde el proceso mental del decisor, pues éste no tiene ni la estructura
perfecta de preferencias, ni la capacidad completa de cálculo, y le afectan factores
como la experiencia, la memoria, la percepción, las creencias y la sensibilidad
personal.
Es decir, la teoría de la racionalidad limitada, no asume al decisor como un ser
no racional, sino un ser que trata de ser racional con lo que tiene.
Se reconoce entonces la incapacidad de la teoría racional para captar
completamente el proceso de decisión que llevan a cabo los individuos en la
realidad. Ante la imposibilidad de optimizar, la teoría de la racionalidad limitada
busca caminos satisfactorios para el que decide. Como reconoce que el entorno que
21
el decisor percibe es una realidad parcial y simplificada, no pretende tratar el mundo
concreto en toda su complejidad y busca soluciones que le sean satisfactorias ante
“su realidad”.
Según Simon, el individuo es fundamentalmente un ser adaptativo a su entorno
porque recoge sólo una parte de la información y desecha aquella información con
un alto nivel de complejidad. Para esto el individuo usa representaciones mentales
soportadas en una memoria de trabajo que tiene una capacidad no infinita. Es decir,
la resolución está condicionada por la cantidad de elementos que tenga en la
memoria de trabajo. Pero, las cadenas de causalidad de los hechos realmente
determinantes, son breves y sencillas, por lo tanto, es posible tomar decisiones sin
considerar toda la información del entorno y siguiendo una serie de reglas sencillas y
manejables.
Simon señala que, “las personas no somos consciente y deliberadamente
irracionales, aunque algunas veces si lo somos, pero no poseemos ni los
conocimientos ni el poder de cálculo que permita alcanzar un nivel muy alto de
adaptación óptima”, por lo tanto, no existe la “perfecta racionalidad” implicada en la
teoría económica neo- clásica. Ante esa imposibilidad, su propuesta es encontrar
soluciones satisfactorias, más que óptimas.
A pesar de que la teoría de la racionalidad limitada, aún no ha tenido un rotundo
éxito entre los economistas, se ha convertido en un pilar muy importante para la
teoría económica neoclásica.
Limitaciones
La teoría de la racionalidad considera al individuo como una máquina pensante
perfecta. Sin embargo, existen limitaciones cognoscitivas que no deben obviarse,
como por ejemplo, la capacidad limitada de nuestra memoria inmediata, la
incertidumbre acerca de las consecuencias de nuestras acciones y la falta de
información. (Franco, 1999). Todos aquellos factores hacen que se tomen decisiones
guiados por racionalidad limitada y emitimos juicios que a duras penas se ajusten a
22
la realidad, pueden verse también como factores que simplifican la decisión,
permitiendo hacer análisis más rápidos y correctos y aprender más eficientemente
que con la simple experiencia. Ellos limitan el espacio de decisión, permiten
establecer ciertas reglas de búsqueda y de reglas de terminación de la búsqueda de
entre una serie de alternativas quizás muy grande o infinita.
La teoría acerca de la racionalidad limitada nos da una visión de nuestra
inteligencia práctica que no coincide con los cánones de productos culturales
refinados como la estadística, la lógica o en general el pensamiento científico.
Esto no quiere decir que nuestros juicios, conductas y decisiones sean
consecuencias del azar y, por tanto, no sean explicables de un modo similar a como
hemos logrado explicar otros ámbitos de la naturaleza. La contribución fundamental
de estos investigadores como Kahneman, Tversky y Simon ha sido, precisamente,
mostrar que juicios y comportamientos que aparentemente resultan irracionales y
poco inteligentes son consecuencia de la actuación de una inteligencia relativamente
humilde y aproximativa que, a falta de métodos más exactos, hace continuamente
apuestas sobre la realidad.
El no reconocer este tipo de factores ha obstaculizado los intentos de construir
máquinas inteligentes y robots que imiten el proceso de decisión humana. Algunos
de estos factores no cognoscitivos son la cultura, las emociones y la imitación.
(March y Simon, 1977).
La cultura se interpreta como un sistema de valores y creencias que establece una
serie de normas sociales que pueden comprometer la decisión de un individuo. Las
normas sociales pueden ser vistas cómo mecanismos medioambientales, rápidos y
efectivos, que dispensan cálculos de costos-beneficios y a la misma decisión,
pudiendo ayudar a los decisores a disminuir el problema de la búsqueda
combinatorial. Los valores y creencias no tienen que ser correctos para poder ser
utilizadas como herramientas: el desconocimiento científico o la religión pueden
determinar una decisión en un tiempo, espacio y cultura definida. Una decisión no
puede esperar a que se conozca el estado y concepto óptimo de una situación (lo cual
puede que nunca suceda).
23
Las emociones tales como el amor filial o el disgusto pueden dar también
efectivas reglas para modelar la conducta humana.
Similarmente, en especies sociales, la imitación y el aprendizaje social pueden
ser vistos como mecanismos que permiten un rápido aprendizaje y obvian la
necesidad de cálculos individuales de utilidades esperadas. Además, el ser humano
tiene la ventaja adicional que puede aprender y contar sus experiencias a otros,
reduciendo el proceso de aprendizaje de estos últimos. (March y Simon, 1977).
4.5. La racionalidad como variable de la felicidad
En el enfoque neoclásico, la felicidad está asociada a la maximización de los
beneficios individuales, sin embargo, no a todas las personas los satisface este
pensamiento tan reduccionista, es más, muchas de las personas priorizan cosas
mucho más abstractas como fuentes de felicidad.
Para Aristóteles, en su Ética a Nicómaco, la felicidad es aquello que acompaña a
la realización del fin propio de cada ser vivo. Por tanto, es una actividad del alma
para el aprovechamiento del propio talento a través de la virtud. Lo que hace a la
felicidad un tipo de vida basada en el ejercicio constante de lo que nos es propio, de
lo que nos diferencia de los seres “no racionales” (la consciencia, la compasión). Los
epicúreos la definieron como la ausencia de dolor; los estoicos, como la paz y
tranquilidad (ataraxia). Los budistas, como “alcanzar la iluminación”. Spinoza, como
la búsqueda de aquello que nos hace crecer y la capacidad de evitar lo que nos
empequeñece y Nietzsche distinguía entre dos tipos de felicidad: la de los mediocres
(una vida cómoda, sin problemas) y la de los que se marcan retos ambiciosos y
luchan por alcanzarlos.
Adrian White, de la Universidad de Leicester, elaboró el año pasado el primer
mapa de la felicidad, asociándola a la salud, la riqueza y la educación. Dando como
resultado que los países nórdicos y de europeos deberían ser más felices que el resto
del mundo. Pero se produce una paradoja, estos pueblos no se consideran tan felices
24
como el resto del mundo, de hecho ellos prefieren salir de sus países y buscar la
“felicidad” en otros más lejanos y con muchas más deficiencias. Entonces ¿de qué
depende realmente la felicidad?
La felicidad no está asociada a la riqueza, sino a integrarse en entornos
saludables, en un sentido de comunidad. La felicidad está, sobre todo, en unas
relaciones personales sanas. (Cubeiro, 2007).
Muchos dicen que el dinero ayuda mucho en la felicidad, por ende el aumentar la
cantidad de bienes también, según Manuel Baucells existen dos tipos de bienes: los
básicos, como los amigos o la comida, y los adaptativos, como el auto o la televisión.
“Un amigo lo tienes hoy y dentro de diez años. Sin embargo, en seis meses te cansas
de un auto. Los objetos deben valorarse según lo que te vaya a durar la felicidad de
poseerlos”. Baucells recomienda ir adquiriendo bienes de forma gradual porque si
una persona es feliz al comprar un porche con treinta años, es difícil saciar su
felicidad cuando tenga cincuenta. En conclusión, la compra de bienes para generar
felicidad no se mide en cantidad, si no en el tiempo que este bien entregue
satisfacción, Alberto Ribera señala que la relación entre dinero y felicidad es
relativa. “Algunas de las aplicaciones más relevantes de la ciencia de la felicidad
desde la perspectiva de un directivo consiste en tener una actitud positiva ante la
vida, un espíritu deportivo para superar las dificultades y fracasos, valorar lo que se
tiene sin compararse con los demás y sobre todo, tener en cuenta a las personas”. No
existen fórmulas para encontrar la felicidad, y en la realidad ni el uso de un
comportamiento completamente racional la podría asegurar. (Drake, 2007).
4.6. Neuro-economía
Al descartar la racionalidad como una variable dominante frente a la toma de
decisiones de los agentes económicos, muchos científicos comenzaron a investigar
cuáles serían las reales variables que influyen al ser humano a la hora de tomar una u
otra decisión, de estos estudios se desprendió una nueva ciencia, la neuro-economía.
25
“Es imprescindible abordar nuevos puntos de vista para comprender mejor los
mecanismos que operan en las tomas de decisiones económicas. Las neurociencias
abren una vía que probablemente contribuyan mucho a comprender mejor el
comportamiento de los individuos en un contexto de mercado económico. Queremos
explicar las irracionalidades bursátiles, las compras compulsivas, el marketing feroz
(neuromarketing) que nos programa para que compremos determinados
productos.”(Peyrolón, 2004).
Se descubrió que al tomar decisiones financieras las personas están influidas por
el estómago y las intuiciones. Cooperan con perfectos extraños, se juegan el sueldo
familiar y apuestan sus ahorros en inversiones promovidas por conocidos
mentirosos. Esas debilidades humanas parecen demasiado complicadas e
impredecibles para caber dentro de las ecuaciones económicas. Pero ahora, muchos
neurocientíficos están comenzando a argumentar que es hora de que se cree un
nuevo campo de estudio llamado neuro-economía. Este nuevo enfoque, se considera
una revolución, debería proveer una teoría de cómo la gente decide en situaciones
económicas, hasta ahora el proceso de toma de decisiones para los economistas ha
sido una caja negra. Para estudiar la toma de decisiones, los investigadores están
explorando los cerebros de personas que intervienen en juegos diseñados por
economistas experimentales. Estos ejercicios intentan hacer que los individuos
anticipen lo que los otros van a hacer o qué van a inferir de sus propias acciones. Los
juegos también revelan algunos hechos fundamentales acerca del cerebro que los
economistas sólo ahora empiezan a conocer:
-Al hacer predicciones de corto plazo, los sistemas neurológicos se conectan con
sensaciones y emociones, comparando lo que sabemos del pasado con lo que está
ocurriendo.
-El cerebro necesita una forma de comparar y evaluar objetos, personas, eventos,
recuerdos, estados internos y las necesidades percibidas de otros, de tal forma que
pueda realizar elecciones. Lo hace asignando un valor relativo a todo lo que sucede.
Pero, en lugar de dólares se basa en el ritmo de actividad de un número de
neurotransmisores, como la dopamina, que transmiten impulsos nerviosos. La
26
novedad, el dinero, la cocaína, una comida deliciosa o una cara hermosa, todos
activan circuitos dopaminérgicos en niveles variados, por la experiencia pasada y su
estructura biológica calibra exactamente cuánta dopamina genera un individuo en
respuesta a una recompensa determinada.
-Circuitos cerebrales específicos monitorean cómo las personas evalúan
diferentes fuentes de recompensa y castigo. Una región llamada cingulado anterior,
reacciona cuando las personas cometen errores, algunos neurocientíficos dicen que
también registra ganancias y pérdidas financieras. Una pequeña estructura llamada la
ínsula detecta sensaciones en el cuerpo. Estas estructuras y neurotransmisores se
activan antes de que una persona sea consciente de haber tomado una decisión.
(Blakeslee, 2009).
Al tomar imágenes de los cerebros de personas que jugaban al juego del
ultimátum. Daban como respuesta que cuando un jugador aceptaba una oferta
suficientemente justa se activa un circuito de su cerebro relacionado con el
pensamiento reflexivo. Pero cuando rechazaba una oferta, la ínsula que controla los
estados corporales sobrepasaba al circuito frontal. Cuanto más rápido disparaba la
ínsula, más rápido la persona rechazaba la oferta. Es más la ínsula se activaba
bastante antes de que la persona oprimiera el botón para rechazar la oferta.
Los economistas pueden utilizar este hallazgo para cuantificar la contribución de
las emociones y el razonamiento en la toma de decisiones. Es posible calcular cuánta
emoción está involucrada en estudiar el valor de actividades económicas y evaluar
los circuitos neurales que subyacen al regateo, por ejemplo. La neurociencia puede
arrojar luz en todo tipo de comportamiento económico, bajo la influencia de
poderosas emociones e impulsos la gente frecuentemente termina haciendo lo
opuesto de lo que piensa que es bueno. (Blakeslee, 2009).
4.7. Economía conductual
La economía conductual utiliza los hechos, modelos y métodos de la ciencia de
la psicología para determinar hallazgos descriptivamente exactos sobre la habilidad
27
cognitiva humana y la interacción social. Sin embargo existen otras ciencias como la
sociología, la antropología y la biología que también influyen de manera positiva en
la economía.
Por otro lado, según Mullainathan y Thaler (2000), la economía conductual es
una disciplina que combina la economía y la psicología, al investigar lo que ocurre
en los mercados cuando los agentes sufren las limitaciones y complicaciones propias
de los seres humanos.
La economía conductual está muy relacionada con la materia de las finanzas
debido a que ha sido de gran ayuda en cuanto a la cantidad de datos disponibles para
que las diversas teorías económicas realicen predicciones, las sometan a prueba y
aprecien, muchas veces, la aparición de resultados inexplicables o francamente
contradictorios con lo que afirman las teorías. Un ejemplo de esto ,es que hasta ahora
no se cuenta con una explicación para el hecho que las empresas pequeñas en los
Estados Unidos suelen tener mejores resultados en la bolsa durante el mes de enero y
también los días viernes, y que no les vaya tan bien los días lunes. (López, 2005).
Los hallazgos empíricos en el campo de las finanzas son, en ocasiones, bastante
elocuentes. Considérese, por ejemplo, el exceso de confianza de los inversionistas.
En teoría, se espera que los inversionistas racionales realicen contribuciones y
retiros periódicos de sus portafolios de inversión, que traten de mantenerlos
equilibrados en términos de rentabilidad y riesgo y que realicen algunas
transacciones con fines tributarios. Sin embargo, es difícil que estas legítimas
necesidades del inversionista racional puedan justificar los altos volúmenes de
transacciones registrados en las bolsas a lo largo del mundo. Barber y Odean
evaluaron empíricamente la conducta de una muestra de 35.000 inversionistas de los
Estados Unidos y llegaron a la conclusión de que: 1) el volumen de transacciones era
excesivo respecto de lo recomendable y 2) como consecuencia de esta conducta, los
agentes que realizaban más transacciones obtenían, por lo general, peores resultados
que el promedio de mercado.
Algo más: los autores clasificaron a los inversionistas por sexo y encontraron que
los inversionistas hombres (quienes, además, están excesivamente representados en
28
el sector) realizaron 45% más transacciones que las mujeres y obtuvieron ganancias
netas menores en aproximadamente un punto porcentual, un margen
estadísticamente significativo.
Las conclusiones que tuvieron estos autores fue un exceso de confianza que en
este caso consiste en la convicción por parte de un agente, de que la exactitud de su
conocimiento respecto del valor de una acción es superior al que tiene el mercado y
que se refleja en el precio corriente.
En concordancia con los hallazgos empíricos, estudios psicológicos muestran
que los hombres presentan exceso de confianza con mayor intensidad que las
mujeres, especialmente en lo referido a tareas que son percibidas como
“masculinas”, entre las que se cuentan las finanzas, y en aquellas situaciones en las
que la información de retroalimentación es inexistente o ambigua.
Entonces, aún cuando tanto hombres como mujeres muestran signos de exceso
de confianza, el exceso de confianza del “macho” en una actividad que asume como
“su dominio” lo lleva a invertir en exceso y a obtener peores resultados que las
mujeres.
Otro campo en el que la investigación de la economía conductual ha sido
productiva es el ahorro de los hogares. En efecto, la teoría del ciclo de vida
pronostica que las personas ahorrarán durante los periodos más productivos de su
vida y se endeudarán o consumirán sus ahorros durante los años de menores
ingresos. Claramente, esta predicción no está respaldada empíricamente. Por el
contrario, se aprecia que el consumo de las personas está estrechamente relacionado
con su ingreso y que, en muchos casos, el consumo de los individuos disminuye
cuando jubilan, simplemente porque ya no cuentan con ahorros suficientes para
financiar su consumo. Un análisis realizado para los Estados Unidos muestra que
muchas familias de ingresos medianos y bajos simplemente no tienen capacidad de
ahorrar y, por consiguiente, no ahorran.
El análisis sobre la racionalidad de los consumidores y su impacto sobre el
equilibrio de mercado también comprende el estudio de aquellos mercados
caracterizados por la utilización de información velada. Gabaix y Laibson (2005)
29
dedican su análisis a aquellos mercados donde se verifica que las empresas eligen
esconder información de los consumidores. Ponen como ejemplo a los bancos, que
realizan grandes gastos en publicidad para anunciar las virtudes de sus servicios,
pero no resaltan suficientemente los diversos costos que el consumidor debe asumir,
tales como portes y gastos de diversa índole. En este caso, a pesar de que los bancos
podrían competir en estos cobros (como lo indicaría la teoría económica
convencional) deciden ocultarlos, de tal manera que la mayoría de consumidores
demoran mucho tiempo en entender la estructura de costos de los servicios asociados
a sus cuentas bancarias. De manera similar, en el mercado de impresoras los
fabricantes compiten intensamente por el costo de los equipos de impresión, pero no
compiten respecto del costo principal asociado con tener una impresora, a saber,
cartuchos de tinta sólo compatibles con un tipo de equipo, que pueden terminar
costando diez veces el valor del equipo a lo largo de su vida útil.
Como ya se mencionó, en estos casos, la teoría convencional implicaría que este
ocultamiento de información terminaría afectando al agente responsable de él, puesto
que la información velada, que probablemente no es favorable a los consumidores,
daría lugar a que los consumidores racionales descubran la información o, por lo
menos, establezcan la conjetura de que los precios ocultos deben ser precios altos y,
en consecuencia, se orienten hacia aquellos proveedores que no ocultan información.
En equilibrio, todos los proveedores revelarían el íntegro de la información relevante
para los consumidores.
Los resultados del análisis muestran que la existencia de consumidores “miopes”
da lugar al surgimiento y permanencia de conductas de ocultamiento de información
por parte de los proveedores, situación que configuraría un equilibrio de mercado en
el que una parte de la información se encuentra velada. Estos resultados son
consistentes con otras investigaciones que muestran que los consumidores otorgan
más peso al precio de venta de un artefacto eléctrico que al costo del consumo
eléctrico asociado durante la vida útil del producto, o que revelan que, tratándose de
compras por Internet, los consumidores prestan más atención a los costos directos
que a los gastos de envío.
30
5. CONCLUSIONES
De acuerdo con los objetivos propuestos en la introducción del estudio, se puede
concluir que la teoría económica neoclásica que ocupa la racionalidad como uno de sus
supuestos más importantes, no esta cimentada en los hechos cotidianos y reales, sino en
un esteriotipo de agentes económicos maximizadores de beneficios, los cuales tienen
poder de decisión en todo tiempo, perfecta información, un perfecto uso del tiempo,
(saben exactamente que debería pasar en el futuro), y por sobre todo, toman decisiones
siempre pensando en un bien propio y nunca ajeno.
Los agentes económicos no son en la realidad este modelo frío que describen los
neoclásicos, sino más bien, individuos complejos e imperfectos, llenos de detalles y
aristas imposibles de homogeneizar, que se dejan influenciar no sólo por la
maximización de sus beneficios, sino también por sentimientos, experiencias y
emociones que se presentan justo antes de tomar decisiones. Es decir, la característica
fundamental de los agentes no es la de que razonan mal sino la de que actúan a menudo
intuitivamente. Y la conducta de estos agentes no está guiada por lo que son capaces de
calcular, sino por lo que por casualidad ven en un momento dado. Son precisamente
estas variables las que hacen imposible formar un patrón a seguir para los agentes
económicos.
Basados en los resultados empíricos que han tenido varias investigaciones se han
creado teorías y corrientes paralelas o alternativas a la propuesta en un comienzo, tales
como, la racionalidad limitada, economía conductual, neuro-economía entre otras, las
cuales están destinadas a cubrir la brecha que existe entre los resultados que arroja la
teoría neoclásica y la realidad, generando cada vez más una cercanía entre ambas.
Sin embargo, la aplicación de las teorías alternativas o adicionales y sus variantes,
representan tan sólo un punto de vista, sólo una visión de lo que es el mundo. Es por
ello, que la incapacidad para explicar plenamente el fenómeno de la toma de decisión
persiste.
Simon y Elster explican que es extremadamente difícil poder acercar la teoría a la
realidad, debido a que se está inserto en el campo del pensamiento social, y es
31
complicado poder conciliar la gran diversidad de puntos de vista y perspectivas que se
encuentran en él. Ambos asumen, un margen de error constante e imborrable, que se
obtiene por el sólo hecho de que los individuos sean los actores fundamentales dentro de
este tipo de fenómenos. Cada individuo en sí, está hecho distinto al de al lado, y al que
era, distinto al que será. Es por esto, que la muestra y el universo en sí cambia
constantemente, dejando cualquier teoría obsoleta en segundos.
32
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