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-30- OPINIÓN Miércoles 20 de setiembre del 2017 El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA INCERTIDUMBRE POLÍTICA EL PROCEDIMIENTO DISCIPLINARIO DE FUERZA POPULAR EN CONTRA DEL CONGRESISTA FUJIMORI ¿En verdad queda espacio para el optimismo? Gritos desde el silencio Congresista de la República KENJI Fujimori H acedosmesesescribíamosen estas páginas que había un espacio para el optimismo: el plan de ejecución de gasto público, única herramienta de reactivación en el corto plazo, resultaba creíble; se habían destrabado algunos pro- yectos de inversión relevantes; la economía internacional empezaba a ayudarnos; y, lo más importante, parecía que se había pro- ducido un “destrabe político”, pues el presi- dente Pedro Pablo Kuczynski y la lideresa de la oposición Keiko Fujimori habían sostenido un diálogo que, de acuerdo con fuentes cer- canas a ambos, había sido muy fructífero. Los sucesos de las últimas semanas muestran que este espacio merece una revisión. El canal de transmisión de la política a la economía es la confianza. Cuando esta exis- te, las empresas asumen mayores riesgos y toman decisiones de inversión, mientras que las familias gastan más y se sienten más cómodas endeudándose. Se ha dicho mucho que en el Perú se había logrado desacoplar la economía de la política. Eso no es cierto. El empresariado y las familias peruanas saben navegar en aguas turbulentas. La debilidad institucional de nuestro país los ha hecho resistentes al ruido político, esto es, a las ma- nifestaciones superficiales de tensiones, len- guaje cargado, etc. Sin embargo, otra cosa es la incertidum- bre: la baja o nula predictibilidad sobre los escenarios políticos en el futuro y su impacto en la estabilidad y crecimiento de la econo- mía y en las reglas de juego que la gobiernan. Si se ve una luz al final del túnel, muy proba- blemente las decisiones se afectarán poco o nada. Pero si en medio de la turbulencia no hay claridad, la confianza se retraerá, con consecuencias negativas para la actividad productiva. Esto pasó en el 2000, con la caída del gobierno de Alberto Fujimori, y también en las elecciones del 2006 y el 2011, cuando se temía por el triunfo del entonces candida- to Ollanta Humala. Hoy corremos el riesgo de enfrentar un escenario de incertidumbre, más que por la crisis política en sí –gobierno y oposición han respetado las reglas de juego institucio- nales–, por la conducta de los principales actores políticos. El mayor logro del diálogo del presidente Kuczynski con Keiko Fujimori Ten siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino”. -Constantin Cavafis M i partido, el que ayudé a fundar recogiendo 800 mil firmas por todo el Perú durante dos largos años, ha abierto por se- gunda vez un proceso en mi contra. fue el establecimiento de un canal de comu- nicación entre ambos, inexistente hasta ese momento. Se desconoce qué pasó desde en- tonces, pero resulta evidente que funcionó poco. Era responsabilidad de ambos lados fortalecerlo, pero el más interesado en ha- cerlo debió haber sido el Gobierno. La huelga de los maestros transparentó la fragilidad de ese entendimiento. Más allá del manejo del Poder Ejecutivo de este evento, resulta difícil entender la conducta del fu- jimorismo tanto durante la huelga –donde terminaron en una extraña cercanía al Mova- def– como en la posterior decisión de censu- rar a la ministra Marilú Martens. De allí a la tensión y virulencia que produjo el pedido de voto de confianza del Gabinete Zavala había solo un paso. Hoy es difícil pronosticar cuál será el es- cenario político en 12 me- ses. Un eventual indulto a Alberto Fujimori –acepta- do por el 65%, con solo un 1% que no sabe/no opina, lo que refleja un alto grado de polariza- ción– puede mover todo el tablero político, pero no queda claro si el gobierno será capaz de delinear una estrategia que le permita salir mejor parado de lo que está hoy. Tampoco sabemos si el siguiente enfren- tamiento –que seguramente ocurrirá, dada la impericia política del gobierno y la agre- sividad de la oposición– terminará en un pedido de censura de algún ministro, una solicitud de voto de confianza del Gabinete y eventuales nuevas elecciones congresales; si estas podrán realizarse en los cuatro meses que regula la Constitución; o si Fuerza Po- pular intentará cambiar las reglas de juego. Esta incertidumbre puede pasarle la fac- tura a la economía. De acuerdo con Apoyo Consultoría, la diferencia de crecimiento en- tre un escenario pesimista y optimista para el 2018 –donde el elemento político es la clave– es de 1,7 puntos porcentua- les, muy significativo para los actua- les niveles de actividad productiva. Por ello, el gobierno y la oposi- ción tienen una responsabilidad enorme. Es obliga- ción de ambos alcanzar un acuerdo míni- mo que le dé gobernabi- lidad al país. Quien gobier- na requiere de un entorno apropiado para “Esperemos que esta crisis haya enseñado al Ejecutivo y al Legislativo el peligro de caminar al borde del abismo”. diseñar políticas públicas, llevarlas a cabo y ejecutar el gasto público necesario para satisfacer las necesidades de la población. Necesita, también, acuerdos políticos para aprobar reformas en el Congreso orientadas, entre otras cosas, a mejorar la competitivi- dad del país. Todo ello presume capacidad de diálogo y negociación, pero sobre todo un deseo genuino de que a todos nos vaya mejor. Esperemos que las buenas formas mos- tradas luego de la juramentación del nue- vo Gabinete no solo sean una breve tregua, sino una señal de que esta crisis haya ense- ñado a ambos lados el peligro de caminar al borde del abismo. Ya perdimos cinco años por la mediocridad del gobierno del presi- dente Humala. No per- damos otro quinque- nio, esta vez por no ser civilizados en política. No para suspenderme esta vez solo en mis derechos partidarios, sino para ex- pulsarme de mi partido y de mi bancada, y disminuirme en mis derechos como re- presentante. Su obsesión procesal los ha llevado a establecer recientemente el vía crucis del expulsado. La prensa ha llamado ley mor- daza a su nueva máquina de tortura, que ha vuelto a violar la Constitución para man- tener a los representantes cautivos del temor. Fue en protesta silenciosa contra este régimen de terror que mantiene a mis amigos prisioneros, que pedí la palabra sin hacer uso de ella y mostrar así la hiriente ironía de la mordaza que han creado. Solo yo voté en contra de esa ley en mi parti- do, en libertad de conciencia. Y volveré a hacerlo cada vez que de por medio se ha- llen las libertades fundamentales que la Constitución reconoce, no otorga, a los ciudadanos. Lucho, como todos saben, por la libertad de mi padre. Lo hago por todos los medios legítimos a mi alcance. Y dedicaré mi vida a luchar por la libertad del Perú de las ame- nazas globales del terrorismo y del desastre ambiental, que no es natural sino obra hu- mana, al haberse perdido el ciclo del agua y el bosque de los Andes. A esto dedico mi vida y mi trabajo como lo hacía mi padre. En esto empleo mi tiem- po. Y me pregunto ahora si debo entrar a sabiendas en la trampa de consumirlo en el objetivo pequeño de litigar contra las mezquindades de quienes pretenden des- pojarme de los medios que el pueblo me dio para servirlo. ¿Acaso me honró el pueblo peruano, pregunto, por dos veces con la primera vota- ción del Congreso –en homenaje y recuerdo de mi padre– para verme sometido a la dic- tadura de quienes se han encaramado en los cargos dirigenciales de mi partido? ¿No es suficiente sanción acaso ver al partido que ayudé a fundar tomado por estos preten- dientes y a nuestra lideresa, mi hermana, secuestrada? Es por respeto al clima político que el Perú y la libertad de mi padre necesitan y merecen que me he sometido antes a la or- dalía procesal que han inventado. Aguar- dando su libertad ya cercana, volveré a hacerlo ahora si hace falta para defenderlo y defenderme de su tribunal inquisidor y no permitirles tan fácilmente botarme de mi casa. ILUSTRACIÓN: GIOVANNI TAZZA Presidente ejecutivo de Apoyo Consultoría GIANFRANCO Castagnola

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-30- OPINIÓN Miércoles 20 de setiembre del 2017

El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y refl exiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las fi rman, aunque siempre las respeta.

LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA INCERTIDUMBRE POLÍTICA

EL PROCEDIMIENTO DISCIPLINARIO DE FUERZA POPULAR EN CONTRA DEL CONGRESISTA FUJIMORI

¿En verdad queda espacio para el optimismo?

Gritos desde el silencio

Congresista de la República

KENJIFujimori

H ace dos meses escribíamos en estas páginas que había un espacio para el optimismo: el plan de ejecución de gasto público, única herramienta

de reactivación en el corto plazo, resultaba creíble; se habían destrabado algunos pro-yectos de inversión relevantes; la economía internacional empezaba a ayudarnos; y, lo más importante, parecía que se había pro-ducido un “destrabe político”, pues el presi-dente Pedro Pablo Kuczynski y la lideresa de la oposición Keiko Fujimori habían sostenido un diálogo que, de acuerdo con fuentes cer-canas a ambos, había sido muy fructífero. Los sucesos de las últimas semanas muestran que este espacio merece una revisión.

El canal de transmisión de la política a la economía es la confi anza. Cuando esta exis-te, las empresas asumen mayores riesgos y toman decisiones de inversión, mientras que las familias gastan más y se sienten más cómodas endeudándose. Se ha dicho mucho que en el Perú se había logrado desacoplar la economía de la política. Eso no es cierto. El empresariado y las familias peruanas saben navegar en aguas turbulentas. La debilidad institucional de nuestro país los ha hecho resistentes al ruido político, esto es, a las ma-nifestaciones superfi ciales de tensiones, len-guaje cargado, etc.

Sin embargo, otra cosa es la incertidum-bre: la baja o nula predictibilidad sobre los escenarios políticos en el futuro y su impacto en la estabilidad y crecimiento de la econo-mía y en las reglas de juego que la gobiernan. Si se ve una luz al fi nal del túnel, muy proba-blemente las decisiones se afectarán poco o nada. Pero si en medio de la turbulencia no hay claridad, la confianza se retraerá, con consecuencias negativas para la actividad productiva. Esto pasó en el 2000, con la caída del gobierno de Alberto Fujimori, y también en las elecciones del 2006 y el 2011, cuando se temía por el triunfo del entonces candida-to Ollanta Humala.

Hoy corremos el riesgo de enfrentar un escenario de incertidumbre, más que por la crisis política en sí –gobierno y oposición han respetado las reglas de juego institucio-nales–, por la conducta de los principales actores políticos. El mayor logro del diálogo del presidente Kuczynski con Keiko Fujimori

“Ten siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino”.

-Constantin Cavafi s

M i partido, el que ayudé a fundar recogiendo 800 mil firmas por todo el Perú durante dos largos años, ha abierto por se-

gunda vez un proceso en mi contra.

fue el establecimiento de un canal de comu-nicación entre ambos, inexistente hasta ese momento. Se desconoce qué pasó desde en-tonces, pero resulta evidente que funcionó poco. Era responsabilidad de ambos lados fortalecerlo, pero el más interesado en ha-cerlo debió haber sido el Gobierno.

La huelga de los maestros transparentó la fragilidad de ese entendimiento. Más allá del manejo del Poder Ejecutivo de este evento, resulta difícil entender la conducta del fu-jimorismo tanto durante la huelga –donde terminaron en una extraña cercanía al Mova-def– como en la posterior decisión de censu-rar a la ministra Marilú Martens. De allí a la tensión y virulencia que produjo el pedido de voto de confi anza del Gabinete Zavala había solo un paso.

Hoy es difícil pronosticar cuál será el es-cenario político en 12 me-ses. Un eventual indulto a Alberto Fujimori –acepta-do por el 65%, con solo un 1% que no sabe/no opina, lo que refleja un alto grado de polariza-ción– puede mover todo el tablero político, pero no queda claro si el gobierno será capaz de delinear una estrategia que le permita salir mejor parado de lo que está hoy.

Tampoco sabemos si el siguiente enfren-tamiento –que seguramente ocurrirá, dada la impericia política del gobierno y la agre-sividad de la oposición– terminará en un pedido de censura de algún ministro, una solicitud de voto de confi anza del Gabinete y eventuales nuevas elecciones congresales; si estas podrán realizarse en los cuatro meses que regula la Constitución; o si Fuerza Po-pular intentará cambiar las reglas de juego.

Esta incertidumbre puede pasarle la fac-tura a la economía. De acuerdo con Apoyo Consultoría, la diferencia de crecimiento en-tre un escenario pesimista y optimista para el 2018 –donde el elemento político es la clave– es de 1,7 puntos porcentua-les, muy signifi cativo para los actua-les niveles de actividad productiva.

Por ello, el gobierno y la oposi-ción tienen una responsabilidad enorme. Es obliga-ción de ambos alcanzar un acuerdo míni-mo que le dé gober nabi -lidad al país. Quien gobier-na requiere de un entorno apropiado para

“Esperemos que esta crisis haya enseñado al Ejecutivo y al Legislativo el peligro de caminar al borde del abismo”.

diseñar políticas públicas, llevarlas a cabo y ejecutar el gasto público necesario para satisfacer las necesidades de la población. Necesita, también, acuerdos políticos para aprobar reformas en el Congreso orientadas, entre otras cosas, a mejorar la competitivi-dad del país. Todo ello presume capacidad de diálogo y negociación, pero sobre todo un deseo genuino de que a todos nos vaya mejor.

Esperemos que las buenas formas mos-tradas luego de la juramentación del nue-vo Gabinete no solo sean una breve tregua, sino una señal de que esta crisis haya ense-ñado a ambos lados el peligro de caminar al

borde del abismo. Ya perdimos cinco años por la mediocridad

del gobierno del presi-dente Humala. No per-damos otro quinque-

nio, esta vez por no ser civilizados en política.

No para suspenderme esta vez solo en mis derechos partidarios, sino para ex-pulsarme de mi partido y de mi bancada, y disminuirme en mis derechos como re-presentante.

Su obsesión procesal los ha llevado a establecer recientemente el vía crucis del expulsado. La prensa ha llamado ley mor-daza a su nueva máquina de tortura, que ha vuelto a violar la Constitución para man-tener a los representantes cautivos del temor. Fue en protesta silenciosa contra este régimen de terror que mantiene a mis amigos prisioneros, que pedí la palabra sin hacer uso de ella y mostrar así la hiriente ironía de la mordaza que han creado. Solo yo voté en contra de esa ley en mi parti-do, en libertad de conciencia. Y volveré a hacerlo cada vez que de por medio se ha-

llen las libertades fundamentales que la Constitución reconoce, no otorga, a los ciudadanos.

Lucho, como todos saben, por la libertad de mi padre. Lo hago por todos los medios legítimos a mi alcance. Y dedicaré mi vida a luchar por la libertad del Perú de las ame-nazas globales del terrorismo y del desastre ambiental, que no es natural sino obra hu-mana, al haberse perdido el ciclo del agua y el bosque de los Andes.

A esto dedico mi vida y mi trabajo como lo hacía mi padre. En esto empleo mi tiem-po. Y me pregunto ahora si debo entrar a sabiendas en la trampa de consumirlo en el objetivo pequeño de litigar contra las mezquindades de quienes pretenden des-pojarme de los medios que el pueblo me dio para servirlo.

¿Acaso me honró el pueblo peruano, pregunto, por dos veces con la primera vota-ción del Congreso –en homenaje y recuerdo de mi padre– para verme sometido a la dic-tadura de quienes se han encaramado en los cargos dirigenciales de mi partido? ¿No es sufi ciente sanción acaso ver al partido que ayudé a fundar tomado por estos preten-dientes y a nuestra lideresa, mi hermana, secuestrada?

Es por respeto al clima político que el Perú y la libertad de mi padre necesitan y merecen que me he sometido antes a la or-dalía procesal que han inventado. Aguar-dando su libertad ya cercana, volveré a hacerlo ahora si hace falta para defenderlo y defenderme de su tribunal inquisidor y no permitirles tan fácilmente botarme de mi casa.

ILUSTRACIÓN: GIOVANNI TAZZA

Presidente ejecutivo de Apoyo Consultoría

GIANFRANCOCastagnola

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