el cine y el tango etapa muda

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Revista del Hospital J. M. Ramos Mejía Edición Electrónica - Volumen X - Nº 3 - 2005 http://www.ramosmejia.org.ar EL “NEGRO” FERREYRA Pionero del tango en el cine mudo nacional El cine se inicia en nuestro país en 1897 con “Tango argentino”, un corto filmado por Eugenio Py, el Lumière del cine nacional, por medio de la Casa Lepage de la calle Bolívar 375 y fundada en 1890 por Enrique Lepage. El protagonista fue un negro llamado Agapito, ex payaso del célebre Pepino 88 ( José “Pepe” Podestá) bailando el tango con cortes y quebradas y visto en las cortes de Alfonso XIII y de Víctor Manuel II y hasta el mismo Vaticano, junto a otro corto, “ El pericón nacional” de 1901 y animado por los hermanos Podestá. Los primeros cortos, alrededor de 32, se filmaron en el desaparecido teatro San Martín de la calle Esmeralda y en la terraza de la Casa Lepage, no siendo todos tangueros y agregándose grabaciones a partir de 1899. En ellos participaron José “ Pepito” Petray, Angel Villoldo, Alfredo Gobbi y su esposa Flora Rodríguez, Rosa Bozán, Humberto Zurlo, los hermanos Podestá y muchos otros comprometidos en ese entonces con el sainete. En relación con el tango, podemos citar los siguientes cortometrajes: “Bohemia criolla”, de Enrique de María, música de Antonio Reynoso y 60 metros; “Pica pica el compadrito” de Miguel F. López y 60 metros, “ Los políticos“ de Nemesio Trejo y música de Antonio Reynoso y 60 metros,”Abajo la careta” de Enrique Buttaro, música de Antonio Podestá y 60 metros, “Ensalada criolla” de Enrique de María, música de Enrique Lalanne y 60 metros, “ Gabino, el mayoral” de Enrique García Velloso, música de Enrique García Lalanne con la escena del tango “No me vengan con paradas” y 60 metros; “El pechador” de 60 metros; “El soldado de la independencia” de 60 metros; “Los tocayos” de 80 metros; “Mister Whiskey” de 80 metros; “Dejá é jugar, che che ” de Angel Villoldo y 80 metros ; “Los carreros” de 60 metros y “El cochero de tranvía” de 60 metros y probablemente también de Villoldo; “La beata” de Ezequiel Soria, música de Antonio Podestá y 80 metros; “A Palermo” de Agustín Fontanella, música de Antonio Podestá y 60 metros; “Justicia criolla” de Ezequiel Soria, música de Antonio Reynoso y 60 metros, “La trilla” de Nemesio Trejo, música de Enrique García Lalanne y 60 metros, “Los escruchantes” de Valaguer y Tubasne y

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El cine y el tango

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EL “NEGRO” FERREYRA Pionero del tango en el cine mudo nacional El cine se inicia en nuestro país en 1897 con “Tango argentino”, un corto filmado por Eugenio Py, el Lumière del cine nacional, por medio de la Casa Lepage de la calle Bolívar 375 y fundada en 1890 por Enrique Lepage. El protagonista fue un negro llamado Agapito, ex payaso del célebre Pepino 88 ( José “Pepe” Podestá) bailando el tango con cortes y quebradas y visto en las cortes de Alfonso XIII y de Víctor Manuel II y hasta el mismo Vaticano, junto a otro corto, “ El pericón nacional” de 1901 y animado por los hermanos Podestá. Los primeros cortos, alrededor de 32, se filmaron en el desaparecido teatro San Martín de la calle Esmeralda y en la terraza de la Casa Lepage, no siendo todos tangueros y agregándose grabaciones a partir de 1899. En ellos participaron José “ Pepito” Petray, Angel Villoldo, Alfredo Gobbi y su esposa Flora Rodríguez, Rosa Bozán, Humberto Zurlo, los hermanos Podestá y muchos otros comprometidos en ese entonces con el sainete. En relación con el tango, podemos citar los siguientes cortometrajes: “Bohemia criolla”, de Enrique de María, música de Antonio Reynoso y 60 metros; “Pica pica el compadrito” de Miguel F. López y 60 metros, “ Los políticos“ de Nemesio Trejo y música de Antonio Reynoso y 60 metros,”Abajo la careta” de Enrique Buttaro, música de Antonio Podestá y 60 metros, “Ensalada criolla” de Enrique de María, música de Enrique Lalanne y 60 metros, “ Gabino, el mayoral” de Enrique García Velloso, música de Enrique García Lalanne con la escena del tango “No me vengan con paradas” y 60 metros; “El pechador” de 60 metros; “El soldado de la independencia” de 60 metros; “Los tocayos” de 80 metros; “Mister Whiskey” de 80 metros; “Dejá é jugar, che che ” de Angel Villoldo y 80 metros ; “Los carreros” de 60 metros y “El cochero de tranvía” de 60 metros y probablemente también de Villoldo; “La beata” de Ezequiel Soria, música de Antonio Podestá y 80 metros; “A Palermo” de Agustín Fontanella, música de Antonio Podestá y 60 metros; “Justicia criolla” de Ezequiel Soria, música de Antonio Reynoso y 60 metros, “La trilla” de Nemesio Trejo, música de Enrique García Lalanne y 60 metros, “Los escruchantes” de Valaguer y Tubasne y

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60 metros. Se agregan otros cortos de autores desconocidos, como ser: “El carrero carbonero” de 60 metros, “Ya no te acuerdas de mí” de 60 metros, “Gente buena” de 60 metros y “Guarda tranway” de 60 metros, todos dirigidos como los anteriores, por Eugenio Py. “El pianista “ de Mario Gallo, que procedía del mundo del teatro de opereta y menos imaginativo que Py, filmó consecutivamente entre 1908 a 1913 un cine que imitaba al europero, preferentemente al italiano y francés y superado por un hombre de teatro, Enrique García Velloso, al adaptar y dirigir “Amalia”, de José Mármol en 1914 e inaugurando la era del largometraje. Pero cuando el cine nacional pasa al largometraje, el tango es uno de los temas más frecuentemente filmado. En 1915 se estrena “Nobleza gaucha”, producida por Ernesto Gunche y obra de dos fotógrafos, Eduardo Martínez de la Pera y Humberto Cairo ,película de éxito por valor de 20.000 pesos, produjo una ganancia de 1.000.000 de pesos, de la cual francisco Canaro tomó el título para perpetuarlo en ritmo de tango . En 1916 “Resaca” de Atilio Lipizzi, basada en el sainete de Alberto Weisbach y con la actuación de “ El cachafaz”, que actuó hasta su muerte en 1942, en 14 películas. En 1917 “Flor de durazno” de Francisco Defilippis Novoa, con el inicio de Carlos Gardel en el celuloide y “Federación o muerte” de Atilio Lipizzi con la aparición de Ignacio Corsini y del actor-cantor- compositor Arturo de Nava. También en 1917 se conoce “Violeta” o “La reina del tango” de Juan Glize y Vicente Marracino, con una visión fatalista de la vida; “El conde Orsini”, tema policial de Belisario Roldán y dirección de Venancio Serrano, que incluía el tango “ Probá que te va a gustar” o “Los pebetes” del chileno Osmán Pérez Freire. En 1919 se filma “Juan sin ropa” y en 1921 “La vendedora de Harrods”. Pero lo más destacable es el surgimiento de un hombre de tango, bohemio, sentimental y anárquico: José Agustín “el negro” Ferreyra, figura excluyente que compitió localmente con la industria norteamericana en la década del 20 y en los primeros años del cine sonoro. Era mestizo, de allí lo de “negro” con que se lo conoce, hijo único de madre negra y padre bohemio y aventurero de ascendencia europea. Nació el 28 de agosto de 1989, día de San agustín ( ese fue su segundo nombre) en la calle Cochabamba, entre Saénz Peña y Virrey

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Ceballos del barrio de Constitución, donde predominaba la gente de color. De su padre andariego, tomó tal vez uno de sus oficios: el de fotógrafo y su facilidad para el dibujo, los óleos y la pintura; de carácter díscolo y travieso, producto de una cultura adolescente callejera, frecuentada por boliches y payadores, de importantes y bohemios pintores, entre otros Atilio Malinverno, que lo introdujo en el arte escenográfico y juntos trabajaron en el teatro Colón, entre 1907 a 1910. Alentado por José “Pepe” Podestá introduce la imagen cinematográfica como una posibilidad plástica, surgida de su espíritu bohemio y farandulero de romántico incurable. Sus afectos circularon por el mundo del cine; íntimo del actor Nelo Cosimi y de otros como Alvaro Escobar, Arturo Forte, Jorge Lafuente, Felipe Farah, Angel Boyano, Florentino Delbene, que luego continuó en el cine sonoro con rango estelar , y de las actrices Lidia Niss, Nora Montalbán, Yolanda Labardén y Elena Guido, admirador de Leopoldo Torres Ríos y amigo entrañable del iluminador Roque Funes, de Alfredo Murúa, Antonio Ber Ciani, etc. En matrimonio con María Turgenova, en realidad María López, vedette y cancionista modelada como actriz, entre 1924 y 1931, siempre fue un fanático de Buenos Aires, de sus noches y sus diversiones. A fines de 1914 o comienzos de 1915, Atilio Malinverno se entrega de lleno a la pintura y Ferreyra al cine, descubriendo uno de los rostros de Buenos Aires. Comenzó en 1915 con “Una noche de garufa” o “Las aventuras de Tito”, título tomado del tango de Eduardo Arolas, donde apareció por primera vez en la pantalla una orquesta de señoritas y con la particularidad de permanecer un solo día en la cartelera del cine Colón de Plaza Lorea. Continuó con dos títulos extraños, “La isla misteriosa” y “La fuga de Raquel”, ambas malogradas por su mediocre fotografía. En 1917 realiza “El tango de la muerte”, primera película argumental donde describe la asociación tango-muerte, a través de la muchachita del barrio que dejó el hogar por la mala vida, el seductor y el malevo insertos en un turbio cafetín orillero, donde abundan las camareras complacientes. En esta película redacta los cartones explicativos con un estilo casi canyengue. En 1919 asociado a un camarógrafo, Pío Quadro, crea una productora independiente: la “Ferreyra Film”, realizando dos películas relacionadas con el tango, ambas con sabor a estancias:

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“ De vuelta al pago”, con su actriz preferida Lidia Liss e inspirada en el tango de Armando Chimenti y “Campo ajuera””. Continuó en 1920 con “Palomas rubias” con los hermanos Torres Ríos, actuando Carlos como fotógrafo y Leopoldo como argumentista; se filmó en el primer local del Luna Park, en la avenida Corrientes entre Carlos Pellegrini y Cerrito, en Palermo y El Rosedal e incursionó en la comedia brillante. A través de “La Mayo Film” o “Compañía Cinematográfica Argentina”, con estudios en la calle Costa Rica 4.600, da a conocer dos películas : “La gaucha” y “Buenos Aires ciudad de ensueño”. En 1922 “La muchacha del arrabal” y en 1923, “ Corazón de criolla”, “La maleva” y “Melenita de oro”. En 1924, en sociedad con los hermanos camarógrafos Luis y Vicente Scaglione, propietarios de la Colón Film, con estudios en la calle Boedo 51, “La catedral de las galerías criollas”, filma “Mientras Buenos Aires duerme”. En 1925 “Mi último tango”; en 1926 “El organito de la tarde”, “La costurerita que dio aquel mal paso”, “Muchachita de Chiclana” y “La vuelta al bulín”; en 1927 “Perdón viejita” con el cómico Alvaro Escobar y con lo que cerrará su etapa de cine mudo. Su visión estética y plástica del cine, puesta a prueba en la descripción de los lugares y ambientes , en los personajes y las situaciones jugadas con un lenguaje cinematográfico propio, se explicaría por sus conocimientos de pintura y escenografía. En “La muchacha de arrabal” hizo una prueba de sonorización musical con discos sin éxito y con la orquesta de Roberto Firpo en el foso del cine Esmeralda; para ello, Firpo compuso el tango homónimo, con letra del propio Ferreyra, llamado por Firpo como “el Contursi” del cine y la colaboración de su discípulo, Leopoldo Torres Ríos, padre del luego gran director Leopoldo Torre Nilsson. Lo intenta nuevamente en “Mi último tango”, con los tangos “Y reías como loca”, con música de Eduardo “el Chon” Pereyra, “Muchachita de Chiclana” con Anselmo Aieta, “El organito de la tarde“ de José y Cátulo González Castillo y “El alma de la calle” o “Callecita del suburbio” con música de Raúl de los Hoyos y cantado en vivo por María Turgenova. Dejando al “negro” Ferreyra, otras películas mudas relacionadas con el tango son :de 1917 “Buenos Aires tenebroso” de Vicente Marracino y Juan Glize, que incluía el tango homónimo de Adolfo R. Avilés y trataba sobre el hampa y lo vicios de Buenos Aires. En 1922 “Milonguita”, producida por Federico Valle, con argumento y dirección de José Bustamante y Ballivián e Ignacio Corsini como

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protagonista, versos de Samuel Linning sobre música de Enrique Delfino. En 1923 “Galleguita” de Julio Irigoyen, utilizando el tango de Horacio Pettorossi y Alfredo Navarrine. En 1925 “El poncho del olvido” de Ricardo Villarán, tomando la temática del tango de Adolfo R. Avilés y Enrique Pedro Maroni. En 1927 un corto: “Anoche a las dos” de Federico Vidal, en que se recrea el tango de Raúl de lo Hoyos y Roberto Cayol. En 1928 “Alma en pena” de Julio Irigoyen, melodrama tomado del tango de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez; en el mismo año se produce “La borrachera del tango”, versión del sainete de un gran bailarín de tango y mejor actos, Elías Alippi y Carlos Schaefer Gallo, éxito de la compañía Muiño-Alippi en 1921 y que trata de la influencia negativa y peligrosa sobre las estructuras y la conformación familiar. Entre el cine estrictamente mudo y el moderno cine sonoro, hay una zona intermedia de transición, con intentos de sonorización, en que el tango fue casi totalmente, el protagonista. La música del tango se integró desde fuera de la pantalla, con el aporte de muchos ejecutantes o músicos, que a manera de “rebusques” o complementos, interpretaban simultáneamente con las proyecciones su música, tal vez con un simple piano o bien, con conjuntos clásicamente reducidos. Se tiene conocimiento verbal, que “El entrerriano” ha acompañado un melodrama italiano de Francesca Bertini o “La cumparsita” como fondo del trote de Tom Mix por el oeste norteamericano. Francisco García Jiménez expresa que la inclusión de las orquestas típicas, producía cierta rivalidad entre los empresarios por la contratación de los diversos conjuntos, que competían también entre sí, en el gusto de los espectadores. Así el conjunto de Julio De Caro con su hermano Francisco en el piano y los bandoneones de Pedro Maffia y Pedro Laurenz, ejecutaban un tango renovador en el Select Lavalle o en el Real Cine, al igual que Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese en el Metropol. El tango tradicional lo representaba Anselmo Aieta en el Paramount, el Electric o el Hindú, con el piano de Angel D’agostino y el violín de Juan D’arienzo o bien el pasatismo de Francisco Lomuto en el Select-Suipacha. No siempre la imagen cinematográfica era acorde o sincrónica con el sonido orquestal, sobre todo por los cortes muchas veces reiterados de las películas; pero lo importante fue que más allá de los años treinta, el tango penetró de esta manera, profundamente en el espíritu de los

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argentinos. A ello se agregó, la incursión de Carlos Gardel, primero en vivo y luego con la llegada de sus primeros cortos sonoros. Otra visión del cine surge de la inspiración de las letras de tango o de sus partituras. Así, ya en 1915 Lola embribes cantaba “La peliculera” e inspirado en Carlitos Chaplin y antes de 1920, se conoció el tango para piano “Carlitos” de José A. Molet y dedicado a Julián Ajuria, fundador de la Sociedad General Cinematográfica. El período transaccional de la sincronización de la acción de la película con los discos o sistema Vitaphone, tiene en la Argentina por espacio de unos cinco años, una serie de títulos, como el corto “Mosaico criollo” de 1930, con la voz de una cancionista de moda de ese entonces, Anita Palmero y del trío Vázquez Vigo ( uno de sus integrantes era el uruguayo Fernando Borel) y cuyo director, el maestro José Vázquez Vigo, fue más tarde el responsable de la Sociedad Impresora de Discos Eléctricos (SIDE) del barrio de Barracas y encarada por los técnicos Alfredo Murúa y Genaro Sciabarra. Anteriormente a “ Mosaico criollo” se habían filmado en mudo “Corazón ante la ley” de Nelo Cosimi en 1929 y “La canción del gaucho” en 1930, con la vuelta de España del “Negro” Ferreyra y de María Turgenova y producida por Federico Valle. A “Corazón ante la ley” se colocó un fondo musical de Eleuterio Iribarren ,con un tango orquestal, “Chinita” y un tango-canción “Madre mía” de Cabo Negro y Nelo Franco, que cantó el actor Miguel Gómez Bao. En “La canción del gaucho”, se contó con la colaboración de Augusto Gentile y su tango “Alma de indio” con letra de Pedro Numa Córdoba, cantado por María Turgenova y fondo musical del mismo Eleuterio Iribarren. . Con el sistema Vitaphone para las secuencias claves, fueron filmadas en 1930 “El cantar de mi ciudad” del “Negro” Ferreyra que incluía “La muchacha del tango” de Luis Rubenstein y Alfredo Mazzeo, cantado por María Turgenova y sonorizada parcialmente, tanto en la voz como en la música, en que se destaca alternados, un solo de flauta y otro de trombón. También en 1930, “El drama del collar” de José Bustamante y Ballivián y “Adiós Argentina” de Mario Parpagnoli, con el debut real cinematográfico de Libertad Lamarque, que canta el tango homónimo de Gerardo Matos Rodríguez. En 1931, “Dios y la patria” de Nelo Cosimi y la “La vía de oro” de

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Arturo Mom, discípulo cuentista de Horacio Quiroga, que incluía el tango “La hija de los taitas” con letra del director y música de Alberto De Caro. Es de destacar que en 1931, en “Muñequitas porteñas” del “Negro” Ferreyra la sonorización con sistema Vitaphone de la voz y la música es total en toda la película, considerándola algunos autores ,como la iniciación del cine sonoro. Este film contiene solamente un tango, “Muñequita“, cuyos versos pertenecen a Florentino Delbene, posteriormente protagonista como galán de éxito de Libertad Lamarque. Otros autores en cambio, consideran el inicio del cine sonoro a partir del sistema Movietone u óptico, con la inscripción del sonido sobre la película, difundido en Estados Unidos, aunque de origen alemán. En la Argentina se inicia nada menos que con Carlos Gardel, que junto a Francisco Canaro se asocian al productor Federico Valle, quien poseía un primer equipo sonoro Lee de Forest e importado por Rómulo Naón. Con la intervención del actor Eduardo Morera como director, planearon 10 cortometrajes con “El zorzal” y algunos invitados especiales, que rodaron en un galpón o galería de la calle México, entre Tacuarí y Piedras. A partir de allí, continuó Carlos Gardel su brillante carrera como gran cantor-actor en Francia y Estados Unidos, sin perder el carácter, el lenguaje y la idiosincrasia argentina a través de sus canciones, en lo que mucho se debió, a su letrista preferido: Alfredo Lepera. A todo ello, el ex dibujante y compaginador Luis Moglia Barth, también pensaba sobre el tango en el cine, con un corto con la cancionista Amanda Ledesma, sonorizado con discos y con “Consejo de tango”, con María Ester Gamas y el cantor Carlos Viván y con sonido fotográfico; ambos films, son referentes como antecedente directo de “Tango” en 1933, producida por Argentina Sono Film de don Angel Mentasti y “ Los tres berretines” de Enrique Telémaco Susini, de la productora rival Lumiton. Pero ello, es introducirse de lleno y ya sin pausa, en el cine sonoro, en el cual ha sobresalido notoriamente y con perfiles propios, un hombre brillante y superdotado para el espectáculo: Manuel Romero. Volviendo al “Negro” Ferreyra, diremos que la identificación con el tango fue total, ya que era un porteño de café y de alma, por su temperamento y vocación tanguera. Habitué de “El protegido”, café de la avenida San Juan y Pasco, de “El Caburé” de Entre Ríos e Independencia y del de Rincón y Garay,

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como de los cafetines orilleros; a todos ellos les guardó una respetuosa fidelidad y tal vez es allí, donde nacen sus tendencias hacia el dibujo y luego a la pintura, a la escenografía, a la música con el aprendizaje del violín y a la improvisación literaria, expresada cinematográficamente como una consecuencia poético-tanguera, de su propia realidad. Su primera letra de tango fue “La muchacha de arrabal”, con música de Roberto Firpo en 1922 y grabada por Carlos Gardel en 1923 con el título “La muchacha”. La firmó con el seudónimo Leopoldo José en colaboración con Torres Ríos y fue estrenada en el cine teatro Esmeralda por la orquesta de Roberto Firpo. Otras letras tangueras del “Negro” Ferreyra fueron : “Y reías como loca” con música de Eduardo “El Chon” Pereyra, de la película “Mi último tango” y grabada por Carlos Gardel en 1928 en Barcelona, España, “Muchachitas de Chiclana” con música de Anselmo Aieta, de la película “Muchachita de Chiclana” y grabada por Francisco Canaro; “El alma de la calle” de 1923 y grabada en 1926 por Carlos Gardel con música de Víctor Raúl de los Hoyos y superpuesto a otro tango referido a “Organito de la tarde” de José González Castillo y Cátulo Castillo, que da título a la película “Redención” en colaboración con Nolo López para “Calles de Buenos Aires” con música del cantor Guillermo Casali. Es también de destacar, que en 1927 tras la filmación de “Perdón viejita”, emprende con María Turgenova una gira latinoamericana por Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y México, llevando el film “Organito de la tarde”, como manera de difundir el cine argentino. Llegan luego a España, más precisamente a Madrid, Barcelona y Vigo y luego a Francia, previo paso por Cuba, pero todo ello sin la suerte y el fin deseado. Volvió junto a Mario Soffici a Buenos Aires, sonorizando parcialmente “El cantar de mi ciudad” y “Muñequitas porteñas”; pero el gran progreso económico lo logró, ya en la era sonora, con “Ayúdame a vivir”, “Besos brujos” y “La ley que olvidaron”, comprobando que las películas, lamentablemente, se hacen con dinero y no solo con el inquieto y porteño espíritu bohemio. Finalmente, como un justo homenaje y a manera de recuerdo a un pionero del cine argentino y el tango, citamos su filmografía completa hasta la aparición del cine sonoro.

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PERÍODO MUDO Año 1915: UNA NOCHE DE GARUFA o Las aventuras de Tito Prácticamente no tuvo explotación comercial; se exhibió un solo día en el cine Colón de la Plaza Lorea. Año 1916: LA ISLA MISTERIOSA Probable productor y argumentista: Italo Fattori. Se habría estrenado con bastante retraso en el cine Crystal Palace. LA FUGA DE RAQUEL o Tito diplomático Presumiblemente Ferreyra interpretaba un papel y se habría filmado en Ceballos al 1400 bajo los rubros de América Buenos Aires Film,Mar del Plata Film y Ortíz Film. Año 1917: EL TANGO DE LA MUERTE Filmado en los sets de Ortiz Film, Ceballos 1400. VENGANZA GAUCHA Antes de terminarse el film, Ortiz disolvió la productora. Año 1919: CAMPO AJUERA Los exteriores se filmaron en el bajo Paraná DE VUELTA AL PAGO Año 1920: PALOMAS RUBIAS Los interiores se filmaron en decorados armados en el primer local del Luna Park.

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Año 1921: LA GAUCHA Año 1922: LA MUCHACHA DEL ARRABAL En el estreno se hizo un ensayo de sonorización con la orquesta de Roberto Firpo en el foso. BUENOS AIRES, CIUDAD DE ENSUEÑO LA CHICA DE LA CALLE FLORIDA Año 1923: MELENITA DE ORO CORAZÓN DE CRIOLLA LA MALEVA LA LEYENDA DEL PUENTE INCA Los exteriores se filmaron en Mendoza, al pie de la cordillera. Año 1924: EL ARRIERO DEL YACANTO Se filmó casi íntegramente en exteriores, la mayoría en Yacanto, provincia de Córdoba y algunos en Buenos Aires, cerca de Mataderos. ODIO SERRANO Los exteriores se filmaron en Córdoba y el bajo Paraná. MIENTRAS BUENOS AIRES DUERME Algunos interiores se filmaron en decorados levantados En la terraza de una casa sita en Defensa, entre Carlos Calvo y Humberto 1º, el bandoneonista Anselmo Aieta trabajó de extra.

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Año 1925: MI ÚLTIMO TANGO Muchas exibiciones fueron acompañadas con la ejecución del tango “Y reías como loca”, alusivo al argumento del film. EL ORGANITO DE LA TARDE En las primeras exhibiciones fue acompañada con la ejecución de dos tangos alusivos:”Organito de la tarde” y “El alma de la calle” Año 1926: LA COSTURERITA QUE DIO AQUEL MAL PASO MUCHACHITA DE CHICLANA Se acompañaba con la ejecución del tango “Muchachitas de Chiclana”. LA VUELTA AL BULÍN Se exhibía integrando un espectáculo que el actor Alvaro Escobar montaba con monólogos y estampas de tango. Año 1927: PERDÓN VIEJITA PERÍODO INTERMEDIO Año 1930: EL CANTAR DE MI CIUDAD Aunque se anunció como la primera producción sonora, cantada y hablada, Lo era muy parcialmente. La Sonorización se limitaba a algunos efectos musicales de fondo, un diálogo breve entre María Turgenova y Felipe Farah y dos canciones: el tango “La muchacha del tango”, cantado por la primera Y el vals “La canción del amor”, cantado a dúo por Turgenova-Farah. La sincronización por el sistema Vitaphone fue hecha en SIDE por los técnicos Alfredo Murúa y Genaro Sciabarra.

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LA CANCIÓN DEL GAUCHO Después de filmada se le agregó un acompañamiento sonoro por el sistema Vitaphone, en SIDE ,de Murúa y Sciabarra con fondo musical de Iribarren y Gentile y el tango “Alma de indio”, letra de Pedro Numa Córdoba y Música de Augusto A. Gentile, cantado por María Turgenova. Bibliografía consultada: COUSELO, Jorge Miguel. El negro Ferreyra, un cine por instinto. Editorial Freeland, Buenos Aires, 1969. COUSELO,Jorge Miguel. La historia del tango. El tango en el cine. Tomo 8, pág. 1289-1328, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1977 . Autor: Dr. Horacio G. Giménez Jefe de Departamento Materno Infanto Juvenil Del hospital Gral. De Agudos “José María Ramos Mejía” Gral. Urquiza 609 Capital Federal.

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