el ceremonial del galanteo, el cortejo y las huidas

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EL CEREMONIAL DEL GALANTEO, EL CORTEJO Y LAS HUIDAS. ESTRATEGIAS MA TRIMONIALES EN EL CONTEXTO RURAL TRADICIONAL DE LAS PITIUSAS UNA SANSANO COSTA Foto antigua galanteo. En el contexto rural de Ibiza y For- rnentera , las formas de vida y de producción tradicionales pervivieron hasta mediados del siglo XX. Una de las más signíficativas peculiaridades ha sido. y ya des- de la época púni- ca. la dispersión de la pobla ción rural que eviden- temente repercuti- en los más diversos aspectos sociales . econó- micos. políticos ...• en definitiva. cul- turales . Mucha s de las arraigadas costumbr es fue - ron perdiéndose a raíz de la Guerra Civil. otras logra- ron pervivir algu- nos os más hasta los años cin- cuenta y sesenta. truncándose con la irrupción de un nuevo modo de vida : el tur ismo . que supuso en el ámbito balear un salto drástico de la economía prima- ria con fuerte ten- dencia a la autosuficiencia en Ibiza y Formentera . a la economía terciaria . con gran especialización del sector de servicios. fenómeno éste conoci- do por balearización. La aparición de oleadas de turistas con costum- bres diferentes abrió las puertas a la modernidad. Numerosas fincas agrí- colas fueron abandonadas y. espe- cialmente la gente joven dejó la agri- cultura y ganadería que requería esfuerzos sin tregua. ante empleos en el sector turístico. con sueldos regulares . Este cambio iría evidente- mente acompañado del abandono de ancestrales costumbres y tradi- ciones. y como en el caso que nos ocupa. de las formas de galanteo y cortejo que se llevaban a cabo en el ámbito rural. El galanteo y las huidas. conoci- das en las Pitiusas como el festeig pagés y las fuites respectivamente . son un conjunto de comportamien- tos que individualmente parecen propios y exclusivos de cada caso. pero que analizados desde un pris- ma menos empírico y con cierta dis- tancia. significan toda una serie inte- ligible e inteligente de estrategias que tiene por objeto. juntamente con las reglas hereditarias . preservar el patrimonio familiar y. especialmente . proteger a las tierras de una excesi- va fragmentación ofreciendo a la par un más alto porcentaje de éxito en estas nuevas uniones familiares. Interpretadas las diferentes estra- tegias nos ofrecen la información necesar ia para caracterizar a la 71

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EL CEREMONIAL DEL GALANTEO,EL CORTEJO Y LAS HUIDAS.ESTRATEGIAS MATRIMONIALES ENEL CONTEXTO RURAL TRADICIONALDE LAS PITIUSAS

UNA SANSANOCOSTA

Foto antigua ga lanteo .

En el contexto rural de Ibiza y For­rnentera , las formas de vida y deproducción tradicionales pervivieronhasta mediados del siglo XX. Una delas más signíficativas peculiaridades

ha sido. y ya des­de la época púni­ca. la di spersiónde la pobl aciónrural que eviden­temente repercuti­rá en los másdiversos aspectossociales . econó­micos. políticos ...•en definitiva. cul­turales . Muchasde las arraigadascostumbres fue ­ron perdiéndose araíz de la GuerraCivil . otras logra­ron pervivir algu­nos añ o s máshasta los años cin­cuenta y sesenta.truncándose conla irrupción de unnuevo modo devida : el turismo.que supuso en elámbito balear unsalto drástico de laeconomía pr ima­ria con fuerte ten-

dencia a la autosuficiencia en Ibiza yFormentera . a la economía terciaria .con gran especialización del sectorde servicios. fenómeno éste conoci­do por balearización. La aparición

de oleadas de turistas con costum­bres diferentes abrió las puertas a lamodernidad. Numerosas fincas agrí­colas fueron abandonadas y. espe­cialmente la gente joven dejó la agri­cultura y ganadería que requeríaesfuerzos sin tregua. ante empleosen el sector tur ístico . con sueldosregulares. Este cambio iría evidente­mente acompañado del abandonode ancestrales costumbres y tradi­ciones. y como en el caso que nosocupa. de las formas de galanteo ycortejo que se llevaban a cabo en elámbito rural.

El galanteo y las huidas. conoci­das en las Pitiusas como el festeigpagés y las fuites respectivamente .son un conjunto de comportamien­tos que individualmente parecenpropios y exclusivos de cada caso.pero que analizados desde un pris­ma menos empírico y con cierta dis­tancia. significan toda una serie inte­ligible e inte ligente de estrategiasque tiene por objeto. juntamente conlas reglas hereditarias . preservar elpatrimonio familiar y. especialmente .proteger a las tierras de una excesi­va fragmentación ofreciendo a la parun más alto porcentaje de éxito enestas nuevas uniones familiares.

Interpretadas las diferentes estra­tegias nos ofrecen la informaciónnecesaria para caracterizar a la

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Foto Jo rd i Mont lló. Los jóvenes campesinos tenian la costumbre de ir armados.

NARRIAsociedad pit iusa rural tradicionalcomo una sociedad que tendía a laendogamia (casami ento dentro delpropio grupo o pueblo) y la homoga­mia (casamiento entre iguales, den­tro del mismo grupo socioeconómi­ca). Estas estrategias buscan nodispersar ni dividir más de lo estric­tamente necesario el patrimoniofamiliar que se transm ite a un solohijo, el heredero , I'hereu, por lo cualdomina la residencia patrilocal o viri­local , que es un modelo que prefierela residencia del nuevo matrimonioen casa de la familia del novio, quees quien transmitirá no sólo el primerapellido de los hijos (patrilinealidad),sino también el nombre de la casa,nom de casa, muy importante en elcontexto rural pitiuso donde la cos­tumbre y la endogam ia local produ­cen una alta repetición de nombres yapell idos.

No podemos, pero , empezar ahab lar del galanteo s in antescomen tar que nos referimos a unasociedad con un alto sen tido delhonor, muy acentuado que , ta l ycomo refi ere Pitt-Rivers ' seriacomún a otras áreas del Mediterrá­neo, comparables incluso a épocasde la antigua Grecia o a otras cultu­ras de la cuenca oriental mediterrá­nea, como se corrobora en diversosartículos a ellas referidos ". Estamoshablando de una sociedad en la quela mujer es respetada cuando pre­senta sus virtudes de matrona y, lasjóvenes solteras preservan su virgi­nidad. En la sociedad trad iciona lpitiusa la mujer se encuentra siem­pre supeditada a la autoridad mas­culina, primero del padre y despuésde su marido. Por tanto, la época delgalanteo parece ser su etapa másfeliz : los padres tienen un trato másconsiderado y los chicos empiezan ainteresarse por ella. Es la reina delmomento, el centro de atención dejóvenes y adultos, unos por interés,

1 PITI-RIVERS, J. Antropologia del Honoro política de los sexos. Ed. Crítica. Barcelona,1979.

2 PERISTANY, J.G., (comp.) El conceptodel honor en la sociedad mediterránea. EdLabor. Barcelona,1968.

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otros por creerse obligados al ase­soramiento , por no hab lar de lasmás jovencitas, que ven con admira­ció n un modelo a imi tar: ¡ch icasjóvenes, felices y bien engalanadas!

Desde la antropología del paren­tesco son importantes todos losactos y rituales que conducen a uncambio de estatus individual, fami­liar y social. Estos tránsitos son losque en antropolog ía se denominanritos de pasaje y tienen la funciónbásica de indicarnos los cambios deestatus de los individuos. Estos ritosde paso vienen conformados portres estadios diferentes y sucesivos:la separación , la liminalidad o margi­nalidad y la incorporación .

Aplicados al tema que nos ocupa,las estrateg ias matrimoniales delámb ito rura l trad icional de Ibiza yFormentera tendríamos los siguien­tes pasos:

1. El festeig o galanteo represen­ta el inicio de la separación del indi­viduo con su propio grupo familiar ysocial, su grupo de nacimiento. Aúnpertenece al grupo familiar de origenpero empieza a preparar su cambiode estatus.

2. La liminalidad o marginalidad esun estadio intermedio, ambiguo y encierta manera peligroso, precisamen­te por esta confusión que envuelve alindividuo y que, en el ámbito rural tra­dicional de las Pitiusas, aplicaríamos

a los novios desde el momento enque se acaba el galanteo en grupo yéstos se dan la palabra y se prome­ten en futuro matrimonio; estipulanlos espólits o contratos o capitulacio­nes prematrimoniales, celebran laceremon ia religiosa y, un tiemp oindeterminado después, inician suvida en común. Algún informante nosrelató explicitamente que una vezcasados se pierde el derecho deseguir en la casa familiar, deben salire irse con su cónyuge. Excepcional­mente importante sería esta etapa deliminalidad para todos aquellos indivi­duos que en lugar de seguir las pau-

. tas socialmente establ eci das degalanteo-promesa de matrimonio­boda, optan por escaparse o fugarse,como veremos más adelante. Podre­mos también comprobar que la cos­tumbre del galanteo ha entrañado amenudo cierto peligro, dado el uso delos muchachos de ir armados'',

3. La incorporación del individuoa su nuevo grupo familiar, cortando amenudo vínculos territoriales y patri­moniales, aunque no afectivos, res­pecto al grupo fam iliar de origen,

3 Recordemos en este sentido el argumen­to de la novela del escritor BLASCO IBÁÑEZ,V. Los muertos mandan , inspirada en estacostumbre pitiusa. °bien los relatos, tal vezdemasiado dramatizados del notario NAVA­RRO , Vict or Costumbres en las PitiusasMadrid, 1901. '

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Foto Puget. Archivo de imagen y sonido. Boda en la ciudad a principios de siglo XX.

producidos por el traslado a su nue­va residencia , era una costumbreconocida como juntarse o ir a buscara la novia. Sin duda esto es más evi­dente para los hijos e hijas no here­deros que abandonan la casa pater­na. y en tiempos antiguos, al igualque pasaba en Cataluña y en gene­ral en el ámbito mediterráneo , en elcaso de las jóvenes casadas con unhereu (heredero del patrimonio fami­liar), este estadio se formalizaba conla entrega del clauer(conjunto de lla­ves de la casa, que en el caso quenos ocupa iban ligados con un cade­nón a la cintura , todo ello de plata) ala nuera, nueva mestressa (ama dela casa) por parte de la suegra que laacogía en su grupo. A pesar de lasevidencias materiales que han pervi­vido hasta nuestros días, en Ibiza sehan encontrado pocas informacio­nes sobre este punto, aunque seríanecesario profundizar en ello y ana­lizar las causas del abandono tem­prano de esta costumbre .

Una característica básica del ritode paso referido al matrimon io, adiferencia de otros , como el naci­miento, la adolescencia y la muertees que el matrimonio no se refiere aun único individuo, sino que compor­ta cambios a dos protagonistas prin­cipales además de a sus gruposfamiliares de origen.

DESCRIPCiÓN

Pasar a describir las costumbresque preced ían a la formación denuevas unidades domésticas, nue- ­vas familias, puede resultar un pococompl icado ya que cada pueblo olocalidad tenía sus propias especifi­cidades y, es más, la dispersión de lapoblación rural pitiusa de una parte,y la fuerte autoridad paterna por laotra, influida sin duda por las propiascond iciones familiares y socioeco­nómicas, hacen que en cada casalas normas fueran las que establecíael propio padre de familia.

A pesar de todo, podemos apuntarunas pautas más generalizadas, sinenglobar, aunque tampoco sin des­mentir,algunos aspectos o anécdotasconcretas, popularmente conocidos.

El festeig pagés o galanteo es unproceso largo que tiene por objetoque chicos y chicas se conozcanentre ellos, ya que estamos hablan­do de una sociedad tradicional, conun sistema de valores que dificulta­ba el libre acceso de la mujer a ámbi­tos externos de la casa y, muchomenos las solteras sin ir acompaña­das. Esto suponía , evidentemente ,un obstáculo para el encuentro entrelos jóvenes de ambos sexos . Portanto, estos encuentros debían reali­zarse en el contexto de la propiacasa de la mu ch acha. Po r es ta

NARRIArazón durante el galanteo, son losmuchachos los que van de casa encasa , al objeto de ir conociendo yrelacionándose con las chicas solte­ras a las cuáles podrá optar para for­mar su propia familia.

Pero, ¿cómo sabían los chicos aqué casas podían dirigirse para cor­tejar a chicas en edad de merecer?Se enteraban de ello mediante laparentela, amigos y con motivo delas salidas de dichas chicas con oca­sión de la misa dominical, las fiestaspatronales , los bailes en pozos yfuentes", o por alguna reunión festi­va de trabajo (matanzas, desgranede maíz , despe lleje de almen­dras...).

Los solteros, una vez tenían cono­cimiento de las casas adonde po­dían dirigirse para el galanteo, de­bían empezar por pedir permiso alpadre de la chica, especialmente siesta todavía no había empezado acorteja r con nadie. Era el padre deésta quien autorizaba o impedía quesu hija pudiera empezar el galanteoo no. Una vez autorizado entramoscomo hemos comentado antes en elproceso de separación de la chicarespecto a su familia. Los chicos, porsu parte, desde el momento que seles permitía salir con los amigos o acortejar también iniciaban su propioproceso de separación respecto asu familia. Normalmente esto era unproceso largo que podía alargarsedurante tres , cuatro , sie te , diezaños...

EDAD DE LOS PROTAGONISTAS

La edad para empezar a corteja rpodía oscilar entre los 14 y los 18años para las muchachas , siempre adiscreción de los padres. Alguna denuestras informantes empezaron alos 12 años, pero la mayoría empie-

4 La costumbre de ballades a pous i fonts obailes en pozos y fuentes estaba muy arraiga­da en las Pitiusas y ha pervivido e inclusoresurgido con nuevo ímpetu en nuestros días.La Consellería de Cultura del Consell Insularde Ibiza y Formentera, editó un calendarioque refleja estas expresiones popula res yexiste bibliografía al respecto .

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NARRIAza entre los 14 y 16. Otra informante,entre risas, explicaba que cuandoella empezó, ya era «mayor» , yatenía «entendimiento», pues habíacumpl ido los 19. En cambio , losmuchachos empezaban entre los 16y los 18 años. Tal vez podríamosseñalar que se iniciaba este rito depaso cuando se acababa de salir deotro estadio intermedio, la adoles­cencia, etapa que hace referencia atodo aquel amplio sector de pobla­ción no comprendido ni como etapainfanti l ni como etapa adulta. Evi­dentemente no se empieza a corte­jar hasta que no son consideradosadultos : los much achos debíanobtener la autorización paterna parasalir de casa con el grupo de amigosen las tardes y noches libres de lastareas del campo. Antiguamenteesto podía ir preced ido de una señalexterna, de la cual existen numero­sas referencias literarias y bibliográ­ficas ". Nos estamos refir iendo a lacostumbre de regalar al joven mozoun arma, una cuchilla , un puña l ouna pistola , como señal de bienven i­da al grupo de adultos". Este hechono debe descontextualizarse de unasociedad acuciada por continuosataques de turcos y bereberes, has­ta bien entrado el siglo XVIII , yacos­tumbrada por tanto a su propia auto­defensa con la formación de cuadri­llas rurales de vigilancia costera",Situación que unida a la ya comenta­da existencia de un fuerte sentimien­to del honor, por no decir del carác­ter orgulloso y de un fuerte senti­miento del ridículo del campesinoibicenco y formenterés tal y comorefieren diferentes crón icas de nues­tros primeros ilustres visitantes , talvez los primeros etnógrafos de lasPit iusas, como son el Archiduque

5 Hacen referencia a este hecho autorescomo los ya citados V. Navarro y V. BlascoIbáñez, así como entre otros el ArchiduqueLuis Salvador de Austria en su conocida obrasobre las islas.

6 CARDONA, Susana , Armes blanques,armes de focoCatálogo exposicióm temporaldel Museo de Etnografía de Ibiza. Ibiza, 2004.

7 GAR IJO FALCÓ , Be lén, Formenteradefensa'tl Torres costaneres, la defensa deles Pitiüses. Catálogo exposición temporaldel Museo de Etnografía de Ibiza. Ibiza, 2002.

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Luis Salvador de Austria y el francésGastón Vuillier, crónicas que ambosilustran con magn íficos grabados.

Las muchachas en edad de corte­jar emp iezan a lucir, algunas de for­ma bastante ostentosa , otras no tan­to o nada, las emprendades o con­juntos pectorales de joyas , realiza­dos en coral y plata , los más anti­guos , o en oro, con gran espectacu­laridad. Dichas emprendadas no sonni más ni menos que el indicativo dela pos ición socioeconómica de lafamil ia paterna de la muchacha. Amenudo estas joyas serv ían comofondo transaccional , a cuenta o ensustitución de su correspondienteparte obligatoria de la herencia, lalegítimas. Como dato curioso esbueno comentar que en las peque­ñas localidades del interior de la islade Ibiza, de Sant Mateu d'Albarca iSant l.lorenc de Bal áfia, parece serque se había llegado a pactar quelas muchachas no lucieran empren­dada , ya que cas i ninguna familiadisponía de ellas , y as í ev itabanagravios comparativos, ya que comohemos dicho eran el primer indicati­vo de la riqueza de la familia de lamuchacha.

Volviendo al tema de las edades ,conv iene explicar que dentro de unamisma famil ia, no todos empezabana la misma edad, pr imero porquecada persona tiene su propio ritmobiológico , y después porque todoestaba suped itado a la situaciónfamiliar coyuntural. Por ejemplo, sihabía má s de una hermana conpoca diferencia de edad , aprove­chando la ocasión de tener el galan­teo en casa, era más fácil que leshermanas menores empezaran acortejar antes . En el otro extremo dela cuestión, un luto familiar rigurosoret rasaba o im pedía el inicio de lgalanteo . Esto implic aba un serioprob lema : si la muchacha cumplíademasiados años , difícilmente eravisitada por los jóvenes cortejado­res, y por otro lado, los chicos más

8 SANSANO COSTA, Lina , «Costums ipret foral eivissenc». V Jomades del CulturaPopular de les illes Pitiüses. «Sa Nostra» Cai­xa de Balears, Eivissa, 2003.

Foto Puget. Princip ios siglo XX. Ar·ch ivo de Imagen y sonido. Parejadialogando.

mayores siempre temían un posiblerechazo, ante lo cua l los de edadavanzada declinaban el galanteo.

LUGAR DEL GALANTEO

En general, pod ríamos habl ar dedos ámbitos diferentes: el interior yel exterior. El lugar más habitualpara el galanteo era el porxo, salaprincipal de la casa payesa de Ibizay Formentera, que recuerda el anti­guo atrium romano, lugar destinadoa lo social, no privativo de la familia.En invierno el porxo era substituidopor la cocina , junto a su llar encendi­da. La pareja se acomod aba en elpoyo o en sendas sillas, uno al ladodel otro. Habitualmente una tercerasilla servía para que el muchachoapoyara un pie y un codo, como siquisiera cerrar el entorno, ofrecien­do así una mayor intimidad a la pare­ja. Al ot ro lado de la estancia, elpadre de la muchacha, o más habi­tua lme nte la madr e se sentabanhaci en do alguna labor, pero sindejar de vigilar a la pareja . En vera­no se permitía que pud ieran salirfuera de la casa , a la sombra dealguna higuera , sin alejarse del cam­po del paciente vigilante .

El galanteo en el exterior se lleva­ba a cabo en lo que en el derechoconsuetudinario pitiuso ha dado enllamarse el camí de missa , es decirel camino hacia la iglesia. En el tra-

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Foto Raymar. Museo de Etnografía de Ibiza. Anillo de oro con el corazón y la llaveque el novio regala a la novia.

yecto de vuelta después de la cele­bración eclesiástica dominical lospadres permitían a las hijas el galan­teo a lo largo del camino hasta lacasa familiar.

Estos eran los lugares habituales ysocia lmente acordados para elgalanteo. Pero ¿tenían los jóvenessuficiente con esto? Evidentemente ,tanto ayer, como hoy, como mañana,ser joven y ser enamorado repre­senta una etapa con muchos alicien­tes, muchos de los cuales pasan porla morbosidad de transgredir las nor­mas. Esto no es un triunfo de losjóvenes de ahora, sino que las peri­pecias y artimañas para conseguirloson antiguas. Cuando una parejaquería cortejar a escondidas de lavigilancia paterna pactaban conti­nuar por las ventanas , costumbrepopularmente conocida como anarde finestres. Dicen los malpensadosque las muchachas que accedían adichas entrevistas nocturnas eraporque permitían cierto toqueteo . Nolo vamos a desmentir, aunque encaso afirmativo debían producirseposturas difíciles a tenor de los altosventanucos característicos de laarquitectura tradicional de las Pitiu­sas , que no son más que simplesaberturas pequeñas y situadas aalturas aproximadas a la cabezahumana (no a la cintura o al pecho

como es más habitual). Pero algúninformante atrevido nos explicaba suagilidad a la hora de encaramarseen algún puntal para conseguirlo.Evidentemente, todos conocenalguna divertida anécdota de algúnjoven sorprendido en plena noche,en esa tesitura , siendo fácil que reci­biera algún garrotazo por parte delpadre o madre de la chica. Es curio­so constatar que los informantesvarones se atreven a contar másexperiencias en este sentido , encambio las señoras entrevistadassuelen subrayar que a pesar deconocer la costumbre, ellas nuncase hubieran atrevido a hacerlo, por­que no estaba bien visto , aunquedos de ellas reconocen haber pasa­do algún recado por el ventanuco .

DíAS ESTABLEciDOS PARAEL GALANTEO

Se acostumbraba a cortejar dos o ~

tres días a la semana. En primerlugar los domingos, día en que teóri­camente no se debía de trabajar, portanto era el más adecuado . Los jóve­nes cortejaban el domingo por lamañana a la salida del oficio religio­so y por la tarde , después de comery, a veces , hasta la noche . Y des­pués, por ejemplo, el jueves , yen lascasas más permis ivas , tamb ién el

NARRIAmartes y a veces el sábado. Comoes de suponer, la frecuencia era laque autorizaba el padre de la chica.Entre semana era siempre por lanoche, después de la cena, alargán­dose hasta que se iban todos losmuchachos , hacia medianoche ,incluso de madrugada. Debido a ladispersión de las casas rurales delas Pitusas y a que los muchachosse desplazaban a pie , no es deextrañar que algunos informantescomentaran que cuando regresabana sus casas, especialmente si habí­an vis itado casas lejanas , el solestaba ya en lo alto.

PROCEDIMIENTO

El muchacho que deseaba cortejar,iniciaba la caminata cuando el sol seponía, a pesar de que al llegar a lacasa escogida, no podría entrar has­ta que la familia hubiera terminadode cenar y recoger. Si llegaba el pri­mero podía pasar, siempre despuésde pedir permiso al dueño de lacasa. Acostumbraba avisar de supresencia con un silbido y el dueñole contestaba entrau si sou per casar(entrad si sois soltero). Una vez den­tro ya podía empezar a platicar conla chica, quién o bien ya estaba dis­puesta y a punto , o bien se hacíaesperar mientras se engalanaba nocon sus mejores galas, pero sí bienacicaladas . En este punto hay dis­crepancias , ya que algunos concre­tan que eran sus mejores galas ade­rezado con las joyas, otros dicenque dentro de la casa no eran lasmejores galas , ni lucían las joyas,que se guardaban para las ocasio­nes especiales y fiestas patronales.

Los jóvenes cortejadores se solíancolocar en un extremo del porxoadoptando la colocación antes expli­cada, con una tercera silla delantede ellos y con la postura del chicoofreciendo cierta privacidad a la con­versación de la pareja. A menudo ,incluso, la chica sostenía un pañue­lo de mano con el que se tapaba unpoco la cara, postura que se ha con­servado en las parejas de cantado­res de glosas. El muchacho en oca-

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NARRIA

10 Nos referimos a BISÓN, Jean, La terreel I'homme eux ttes Baléares. Édisud Aix-en­Provence. France, 1977.

no conocían bien su proce­de nc ia era e l momen toopo rtuno para dejar cae rpreguntas sencillas, carga­das de intención, al objetode s i t ua r su c on di ci ó nsocioeconómica. La madrepreguntaba como quién noquiere la cosa: I a ca vostrateniu hortet? (¿Tenéis huer­to en vuestra casa? ). Nimucho menos era una pre­gun ta bana l, no hay másque pensar que para dispo­ner de huerto hay que teneragua en abundancia, cuan­ta más , cuanto mayor elhuerto , por tanto era unbuen indicador de la riquezade la finca paterna del chico.

Hay alguna referenc iablblioqr áflca"? que explicaque antiguamente cuandouna chica tenía muchos pre­tendient es, cortejaba condos a la vez, estando obliga­da a mante ne r el mi smointerés y cortesía con uno yotro. Esta costumbre era lla­mada festeig al quantre. Losmayores que hemos entre-

vistado no recuerdan esta expresiónpero sí la de fes teig en remolí ogalanteo en grupo.

Esta costumbre de recibir a másde un chico en casa de la chica, eraconocida como feste ig en grup odonar es lIoc, es decir, «galanteo engrupo» o «dar la vez», que es la par­te que más pronto se abandonó conel devenir del tiempo, seguramenteporque el dueño de la casa debíaquerer evitar las continuas peleas delos muchachos a causa de envidiasy ofensas producidas durante dichogalanteo. Según la mayoría de infor­mantes, los padres de las chicasdecían: aqui només festeja el primerque arriba! (aquí sólo corteja el pri­mero que llega). Y en estos casoslos muchachos que no llegaban enprimer lugar a la casa de la chicapretendida, ya podía dar media vuel-

si llevaba pistola disparaba un tiro,acto seguido volví a a entrar y sedesped ía de la famili a. Si por nohaber quedado contento del galan­teo o por pura fanfarronería invertíalos términos y primero se despedía yluego al marcharse definitivamentedisparaba algún tiro, esto se consi­deraba una ofensa grave hacía lafamilia, viéndose el padre o uno delos hermanos en la obligac ión devengar el desprecio. En cambio, si elgalanteo había sido satisfactorio, elmuchacho se dirigía hacia su casa,campo a través, haciendo ucs (gritosguturales de tres tiempos diferencia­dos muy característicos de la campi­ña pitiusa). Como cada uno tiene supropio estilo, el muchacho era reco­nocido, y la gente comentaba que atal muchacho, le había ido bien elcortejo.

Los muchachos que esperaban elturno para cortejar a la chica seentretenían jugando a las cartas ocharlando. Si los padres de la chica

Foto Raymar. Museo de Etnografía de Ibiza. Clauer queantiguamente recibía la esposa a su llegada a la casa fa­miliar.

9 Nos referimos a Eivissa.La terra. La his­tória. La genl , de 1974, que tuvimos ocas iónde comentar en el articulo sobre él publicadoen Homenatge a Maria Villangómez i JoanMari Cardona . Institut d'Estud is Bale árics ,2004 .

siones traía un especie demantilla al objeto de tapar ycrear más intimidad, aunqueesto era también vigilado. Latercera silla, situada enfren­te de la pareja a veces dabapie a los demás muchachosque esperaba n turn o parasentarse allí y hacer un pocode burla, eso sí, con el con­siguiente peligro de provo­car una pelea.

En el otro extremo de lasala o porxo se sentaba elpadre o la madre que apro­vechaban para ir realizandoalgún quehacer o artesanía .Si, mientras , iban llegandomás muchachos se senta­ban le jos de la pareja yesperaban su turno paracortejar a la chica. El tiempodel que disponían cada unoera pactado entre ellos ydebía ser escrupulosamenterespetado . Una vez agotadosi el galanteador no se des­pedía de la chica de motupropio los que esperaban leavisaban tirándole una pie­drecita a sus pies . Si nohacía caso había una segunda eincluso una tercera chinita. Desgra­ciadamente, llegar al tercer avisosuponía motivo seguro de pelea, locual no era un buen augurio si recor­damos que los jóvenes campesinostenían afición por ir armados, aun­que como dice nuestro gran escritoribicenco Maria Villanq órnez", en suponderada prosa sobre la historia deIbiza, no hay que dramatizar sobreeste tema, ya que según él la cos­tumbre del ga lanteo en el campopitiuso era la respuesta razonable aun contexto ge ográfico y socia lespecífico.

Retomando el tema de la despedi­da del chico, éste al acabar saluda­ba a la chica, salía fuera de la casa y

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NARRIA

Oleo Antonio Prats Calbet. Pareja paseando

ta e irse a otra parte, porque aqueldía en esa casa no cortejarían. Lamayoría sin rechistar demasiado seencaminaban a cualquier otra casaque conocieran donde hubiera chicaen edad de cortejo. Y esta costum­bre ya arrancaba de antiguo , porquemuchos de ellos, al acabar el galan­teo en una casa, todavía se dirigíana otra o otras más, y como la cos­tumbre antigua obligaba a recibir atodo el que se presentara, se harta­ba de cortejar. A esto se le llamabaanar de revetia, expresión que indi­ca la repetición del acontec imiento .A algunas chicas esto no les impor­taba o tal vez no tenían más remedioque consentirlo, pero a la mayoría ,especialmente si se hacían valer, noles gustaba y no lo consentían , por­que consideraban que las trataba desegundo plato. Una de las informan­tes, de la localidad de Sant CarIesde Peralta , explicó que en su casa,una noche cuando ya estaban apunto de retirarse a dormir, llegó unjoven al que !a costumbre obligó ainvitar a pasar, hecho que dolió a lachica, tanto por ella misma ya quesabía que venía de visitar a otra chi­ca, como también porque lamentabaque su madre, que ya estaba muycansada , debería todavía alargar lavelada. Sus palabras textuales fue­ron que «nunca había tenido tantasganas de hablar como esa noche ,pero no decía una palabra que nofuera para molestarlo , porque yosabía que venía de otra casa».

Por otra parte, el galanteo pel camíde míssa o en el trayecto de vuelta acasa tras la misa dominical tenía tam­bién sus peculiaridades.Se trataba deacompañar a la chica durante dichotrayecto. Tampoco en estas ocasio­nes se libraban de la vigilancia pater­na o materna. Acabado el oficio reli­gioso los muchachos se disponían enla puerta de la iglesia o en la placetahasta que la muchacha escogida salíay la podían saludar. Era el momentoen que, según diversas crónicas, dis­paraban a los pies de la chica.Aunqueeste extremo no lo recuerdan los infor­mantes, Gastón Vuillier, entre otros lorecoge y además lo ilustra con uno desus conocidos grabados.

En el caso de que más de unmuchacho quisiera cortejar a la mis-

ma chica, en lugarde pactar el tiem­po, se repartían elespacio del trayec­to, y acordaban porejemplo, hasta talárbol el primero, ohasta tal piedra elotro... e ir dando lavez al siguiente .Con el tiempo, y dela misma formaque pasó con elgalanteo en el inte­rior de la casa, lospadres sólo permi­tían el galanteocon uno solo, queser ía el primeroque lo pedía. Si porla razón que fueralos muchachos nose pon ían deacuerdo , y con elfin de evitar unape lea , la mad recogía del brazo a lachica y exclamaba:avuí no en festeja­ra cap! (hoy ningu­no la cortejará).

A menudo suce-día que el mismo chico que acompa­ñaba a la chica hasta su casa , siestaba satisfecho, quisiera conti­nuar el cortejo por la tarde , o que lamisma chica lo invitará a ir. Pero sidespués de la comida no era el pri­mero en llegar a la casa , perdía laoportun idad. Po r este motivo amenudo, especialmente cuando elinterés acuciaba , el chico no se iba asu casa a comer, y se quedaba es­perando fuera de la casa , sin comer,hasta que llegaba la hora permitidade entrar.

El galanteo pel camí de míssa eraa veces causa de algunas envidiasentre las muchachas si se daba elcaso que alguna de ellas tuv ieramuchos pretend ientes y otra pocoso ningu no . Pero como ya hemoscomentado antes , los hombres eranlos que ten ían la in ic iat iva , lasmuchachas sólo podían esforzarseen ser honestas (recatadas) yagra­dables, ya que tampoco se puedeescoger ser guapa y rica. Por lasinformaciones recogidas , evidente-

mente , las de «buena casa» solíantener más pretendientes, y si ade­más eran guapas y agradables tení­an muchos puntos a su favor. Pero,lo que esta claro es que el galanteoes sobretodo una diversión para lossolteros , especialmente para losmás jóvenes que todav ía no teníanprisa por escoger y prometerse .Buscaban visitar chicas simpáticas ydivertidas, y muchas sin perder lacompostura gastaban un humor muypicante y sabían cantar e improvisarglosas satíricas y divertidas quedepend iendo del talento del mucha­cho también eran oportunamentecontestadas.

ACTITUD MASCULINA Y ACTITUDFEMENINA

Como hemos ido viendo y, aunquenadie se ciñe a un único patrón, elhombre tiene una actitud un pocosoberbia (popularmente un gallet ogallito). No sólo buscaba enamorar a

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NARRIAlas chicas sino también presumir deello ante el resto de muchachos,demostrar su valentía en caso depelea aún antes que la sensatez,que no suele ser cómpl ice de losjóvenes. Es lo que tradicionalmenteen las Pitiusas se conocía como unverro . En este sentido , no-deja deser curioso que entre el campesina­do griego existía una figura seme­jante , denominada varvatos, que esdefinido como un gallito, es decir unmuchacho «tan va lien te» que nonecesita demostrarlo, tal y como loexplica J.K. Carnpbell " . Este con­cepto de varvatos al igual que verro,no es un término moral, sino que aveces puede llegar a describir unaconducta deshonrosa y en ocasio­nes una capacidad algo despiadada.

Por otra parte , y como hemoscomentado antes, el chico tenía lainiciativa de ir a cortejar a la casaque quisiera, incluso a más de unaen una sola noche. En camb io lamuchacha , sin salir de casa, teníaque conformarse con los chicos quese presentaban a su casa. De laschicas con ans ias de cortejar sedecía que iban coua afta (la trenzaalta, aunque se refiere más bien a supose o actitud). A pesar de todo, seesperaba que la act itud femen inafuera contenida, honrosa y recatada.Estas dos actitudes diferentes y con­frontadas del hombre y de la mujerno son casualidad. Son complemen­ta rias una de otra (dominante ydominada o sumisa) y están en rela­ción con el honor, y tal y cono expli­ca J.K. Campbell para el campesina­do griego : el honor de la mujeresdepende de la cons ideración quequieran darle los demás, por tantolas mujeres inten tan pro teger suhonor en todos sus aspectos exter­nos. La indumentaria femenina pitiu­sa trad ic iona l cumple bien esterequisito y esconde las formas delcuerpo femenino. La hombría de loshombres de cada familia protege elhonor de sus mujeres de los ataqueso insultos externos . Las mujeres

11 «Honor y vergüenza» en PERISTANY,1968 (Op. cit.).

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deben actuar con vergüenza y reser­va al objeto de evitar que la hombríade sus hombres se vea en peligro,amenazada por alguna pelea. Vistoal revés se concluye que el honor deuna familia lo pierde una mujer conuna actitud licenciosa, pero es elhombre quién lo defiende o lo venga.

La muchacha tiene la obligación decortejar con todos los chicos que lavisitan y además procurará ser cor­tés con todos ellos por igual, tanto sia ella le gusta el chico en cuestióncomo si no, ya que fácilmente podríacausar envidia u ofensa a uno deellos y provocar una pelea. Si actua­ba así deliberadamente, la mucha­cha enseguida conseguía mala pren­sa. El comportamiento vanidoso deuna chica pod ía ser censu rado ocastigado con las picarolades o cen­cerradas y las empallades dejándoleel camino hasta su casa lleno depaja, alfalfa, trozos de hoja de higochumbo... e incluso «cosas» peores.

PROMESA DE MATRIMONIO

El galanteo se alargaba hasta que lachica se decantaba por uno' de suspretend ientes , y este también porella. Entre ellos se daban palabra yluego lo comunicaban a los padres,y si estos consideraban que su hijahab ía hecho una buena eleccióntenían que donar es boc, es decircomunicar al resto de pretendientesque ya no podían ir más a cortejar asu hija. Esto no se decía abierta yclaramente y se acostumbraba ahacer de diversas maneras: una erano ir a misa el domingo siguiente a lahora habitual, sino al atardecer o demadrugada. O bien cuando los pre­tendientes llegaban a la casa de lachica, la madre decía avui no sottiré ,(hoy no saldrá). La mayoría de chi­cos lo entendía, pero algunos se lotomaban ma l y causaban algúnenfrentamiento. Y esta era una delas causas que después explicare­mos de las fugas. Si no se comuni­caba enseguida que la chica ya sehab ía prometido , se cons iderabaque la chica no actuaba honrosa­mente , feia una trastada , ya que

habiendo hecho su e le cc ió n yhabiendo ya dado su palabra a otro,no debía continuar recibiendo al res­to de pretendientes.

Una vez comprometidos y en elcaso de que la chica tuvie ra laemprendada (conjunto de joyas pec­tor ales) completa , era costumbreque el novio le regalara s'anellada,los anillos de oro, veinticuatro entota l, de diferentes mod elos, desello, de castell , de borronat y deroseta. Estos últimos llevan cadeni­tas colgando con el corazón y la lla­ve que, popularmente, siempre seha interpretado como que el novio lehacía entrega de su corazón y la lla­ve que lo abría. Podríamos haceruna interpretación más arriesgada ydecir que dicha llave simbolizaba lomismo que las llaves del antes men­cionado claueribicenco (conjunto dellaves), presentándose como orna­mento de los anillos, una vez que yase había dejado de lado el uso delclauer. Esto, evidentemente , sedebería corroborar con las cronolo­gías de los espólits o capitulacionesmatrimoniales y testamentos que loaluden.

Los anillos eran lucidos el domingosiguiente de su entrega, signo evi­dente de que ya se había comprome­tido y se había acabado el galanteoen grupo. Si la chica no tenía toda laemprendada su prometido no teníadicha obligación de regalarle todoslos anillos. Evidentemente esto esuna forma o estrategia que conducíaal cas ami ent o entre igu ales, y apesar de que entre los campesinosde las Pitiusas no había grandesdiferencias socioeco nómicas, setendía, como ya se ha apuntado a lahomogamia o ca sam iento entreiguales, a pesar también de que lospadres siempre intentaban mejorarla pos ición de los hijos. Si algúnmuchacho iba a cortejar a una chicaque podía estar por encima de susexpectativas , se le llamab a culterrós , haciendo referencia a unapersona de condición humilde quepretendía a una chica de casa rica.

La entrega de los anillos vendría aser la dote indirecta que no se debeconfundir con lo que se llama precio

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Postal ant ig ua Viñets. La madre de la muchacha vigiladurante el galante o.

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de la novia, que es una circulaciónde bienes de la familia del novio a lafamilia de la novia, como compensa ­ción a su pérdida. En cambio , la doteindirecta son bienes que circulandesde la familia del novio hacía lanovia directamente, pasando a serde su exclusiva propiedad y, porexten sión, de la nueva unidaddoméstica , que a menudo residiráen la misma casa de la familia delnovio , especialmente si éste es elhereu (residencia patrilocal/virilo­cal), por tanto, a veces, éstos bienesofrecidos a la novia no se llegan aalienar.

Una vez prometidos ten ían quepactar lo que cada parte aportaríapara la formación de la nueva unidaddoméstica . El joven , si era el hereu,aportaba la casa con el paramento(ajuar) y las tierras. Si no era el here­dero tenía que buscar una finca paratrabajarla como mayorala jornalero ,o bien, especializarse en un oficio.

Las muchachas ,por su parte, apor­taban la caja denovia o la cómo­da, con su propiaropa que normal­mente ella mismahabía cosido ybordado. No eracostumbre en elcampo pitiuso pre­parar ajuar a lashijas, pero sí apor­tar dote y legitima .Esta no era siem­pre pagada en tie­rras , sino que sele podía descontarde la cuantía de loque se llevaba enropa y joyas. Todoesto se pactabade palabra o porescr ito en losespólits, que sonlos contratos ocapitulacionesmatrimon iales, enlos cuales se dis-tinguía : 1) Ladonación de lospadres a los con-

trayentes con reserva de usufructo .2) La dote y regalos a la novia enropa y joyas . 3) Nombramiento delos contrayentes de su futuro here­dero, que no es forzosamente el pri­mogénito como en el derecho foralcatalán . Y, antiguamente , el novioestaba obligado a garantizarmediante hipoteca legal sobre sustierras el total de lo aportado por lamujer, más la mitad más, lo que seconoce como escreix y que teórica­mente se devolvía a la mujer encaso de disolución del matrimonio ,en compensación a la virginidad dela chica.

Celebrada la ceremonia religiosase hacía un convite donde no faltabanla música y el baile tradicional. Y pornorma general, la novia todavía retor­naba a la casa paterna, hasta un tiem­po después, hasta que se acordabaajuntar-se (iuntarse) y el novio iba abuscarla, y se producía la incorpora­ción de la mujer a su nuevo hogar.

NARRIALAS FUGAS

No podemos dejar de explicar lascausas que motivaban la fuga deuna chica. En primer lugar cab eseñalar que cuando una chica huía,lo hacía, normalmente , en compañíade alguna persona de confianza quepudiera cuidar de la honestidad de lachica, y la llevaban a casa de algúnfamiliar. A menudo no era ni tansiquiera el novio el que se la llevaba,

. aunque sí por encargo suyo . Nor­malmente no se producía cohabita­ción, ni suponía el inicio de la vidamarital. Se hacía a pleno día y seguardaba escrupulosamente elhonor y la virginidad de la mucha­cha. Esto hacía que luego no se pro­dujeran represalias fam iliares, nisociales. Al contrario , la pareja quese fugaba ganaba un cierto prestigiomoral. La gente de la casa donde seamparaba eran los encargados de ira convencer a los padres. Éstos solí­an aceptar el hecho y consentían elmatrimonio . Pero sí que significaba,al menos simbólicamente , la precipi­tación de la etapa de incorporaciónde la chica a su nuevo status.

Las causas principales que motiva­ban las fugas son cuatro: 1) Lospadres se oponían de forma directa ala elección hecha por su hija y prohi­bían las relaciones. Deseaban , sinduda, poder mejorar su posición,especíalmente cuando ella era debona casa y en cambio él de unaposición más humilde . O tamb iénporque a los padres no les gustaba elchico como persona. Esta es la cau­sa más frecuente y la que tendría unsentido menos práctico, desde elpunto de vista económico, pero sí unfuerte componente romántico, ya quees el triunfo del amor sobre otros fac­tores de conveniencia socioeconómi­ca. 2) Es una huida simulada, porqueera con el consentimiento de lospadres, o incluso por su instigación,movidos éstos a veces, por la premu­ra de no dejar perder un buen partido,especialmente si la chica era jovenpara decidirse. A la vez , con estadecisión solucionaban el tema de losnumerosos pretendientes que la ase­diaban y sus posibles conflictos por

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Postal ant igua Viñets, ini ci ando el ga lanteo.

NARRIAenvidias. 3) La tercera causa es unpoco más difusa y representaría unaoposición indirecta de los padres, omás bien dicho, una expresión deciertas reticencias hacia la elecciónde la hija, sugiriéndole que no dieratodavía su palabra y que siguiera conel galanteo en grupo. Sucedía enton­ces que el muchacho se impacienta­ba y temía que la chica cambiara deopinión si se presentaban mejorespretendientes, por lo que le pedíaque se fugara. 4) La fuga protagoni­zada por parejas muy jóvenes con elafán de imitar estos episodios que lla­man la atención y aumentan el presti­gio como si se tratará de una heroici­dad. No hemos encontrado ningúntestimonio que confirme esta causaque apunta el historiador ibicenco lsi­dar Macabich" y que también seapunta en algunos de los casos queexplican Jorge y Paula Dernerson" .Estos casos si que eran reprobados,a diferencia de los anteriores.

SOLTERíA Y MATRIMONI OS DECONVENIENCIA

A pesar de estas diferentes manerasde llegar al matrimonio y a la consti­tución de una nueva unidad domés­tica , siempre hab ía alguien queencontraba dificultad en elegir a supareja, y dado que el modo de vidade la economía rural tradicional sebasa en la explotación familiar de lastierras , con una división sexual y poredad de las tareas lo más recomen­dable era agotar las posibilidades,para lo cual se recurría a la parente­la y conocidos para intentar concer­tar un matrimonio de conveniencia.Era fác il que en estos casos setuviera que recurrir a algún parienteno muy lejano, con lo cual había queso lic itar la consab ida dispensama tr imo nia l, necesaria pa ra losmatrimonios dentro del cuarto gradode parentesco . Las principales cau-

12 MACABICH LLOBET, Isidor. Historia deIbiza. Barcelona, 2" Ed. Art-85. IV Volumen.

13 DE MERSON, Jorge y Paula . Sexo,amor y matrimonio en Ibiza, durante el reina­do de Carlos /11. El Tall del Temps/16. Mallor­ca,1993.

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sas que se exponí-an para solicitarlaeran do s : edadsup eradulta de /aoratriz y carenciade dote.

A pesar de todo,en caso de no con­certarse matrimo­nio y ten iendo encuenta que el sis­tema de transmi­sión de la tierra eraa través de un soloheredero, hacien­do que los demáshijos al casarsede jasen la casapaterna , el dere­cho fora l pitiusoestablecía el dretd 'habitaciómediante el que secontemplaba laobligación del her­mano heredero depermitir al herma­no /a solte ro /a lapermanencia en lacasa paterna , conderecho a unahabitación propia, a usar la cocina,la cisterna, disfrute del huerto ... Acambio, se acostumbraba que estemiembro colateral legara la parteobligator ia de su herencia , la legíti­ma, al hijo de su hermano el hereu,normalmente ahijado suyo. Eviden­temente el objetivo es siempre divi­dir lo menos posible la finca tal ycomo ya se refirió cuando se explicóel tema de derecho foral".

Finalmente y a pesar de que setendía a los matrimonios entre igua­les, y a poder ser dentro del mismopueblo , tal y como señala J. Bes­tard15 especialmente para el caso de

14 SANSANO COSTA, Lina. Costums i dretforal eivissenc». V Jomades de Cultura Popu­lar de les illes Pitiüses. Sa Nostra, Caixa deBalears. Eivissa, 2003.

15 BESTARD CAMPS, Joan. Casa y fami­lia. Parentesco y reproducción doméstica enFormentera. Institut d'Estudis Bale árics, Pal­ma, 1986. Y «La estrechez del lugar y la pro­tección patrimonial: el significado social de losmatrimonios consanguíneos en Formentera»en Antropolog ia de los Pueblos de España.Taurus Universitaria. Madrid, 1991.

Formentera , la gente piensa que loideal es casarse entre gente conoci­da , sin ser familia , pero sin serdemas iado extraños. Convienecasarse ni massa prop, ni massalIuny, es decir ni muy cerca ni muylejos. Y prueba de esta endogamialocal es la repetición de apellidosque se produce en cada una de laslocalidades de Ibiza y Formentera.

El galanteo no era polémico siem­pre que los jóvenes supieran esco­ger siguiendo el c rite rio de lo spadres , qu e aunqu e deseabanmejorar la situación de los hijos, sila persona escogida era trabajado­ra y honesta los padres se confor­maban. En caso contrario, los jóve­nes se fugaban como forma decoaccionar a los padres, estrategiaque estaba socialmente aprobada yvalidaba matrimonios desiguales,significando también el triunfo defactores románticos sobre otrosmás materiales.