el caso galíndez en la prensa estadounidense

21
David Mota Zurdo El caso Galíndez en la prensa estadounidense 409 David Mota Zurdo Universidad Isabel I El profesor y político nacionalista vasco Jesús Galíndez Suárez fue una figura cardinal del exilio republicano, especialmente, del nacionalista vasco, al desempeñar funciones representativas en la ONU, mantener una estrecha relación como delegado vasco con miembros del Departamento de Estado estadounidense, o comprometerse con organizaciones políticas que promovieron la democracia en el continente americano, entre ellas, la Inter-American Association for Democracy and Freedom, una plataforma para la defensa de los Derechos Humanos en América compuesta por figuras estadounidenses de importante prestigio político e intelectual. Fue uno de los exiliados republicanos de la Guerra Civil que más contribuyó al conocimiento del régimen dictatorial dominicano gracias a que plasmó su experiencia personal en su tesis doctoral La 409 Este trabajo ha sido realizado dentro del Grupo de Investigación GIR03. Humanidades y Ciencias sociales en la Era digital y Tecnológica de la Universidad Isabel I en el marco de la línea de investigación L.05. Política, Economía, Sociedad y Memoria: El Estado en los siglos XIX a XXI de la que soy investigador responsable. Este estudio se ha realizado en el marco del proyecto PGC2018-094133-B-100 (MCIU/AEI/FEDER, UE).

Upload: others

Post on 30-Jan-2022

6 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

David Mota Zurdo

El caso Galíndez en la prensa

estadounidense409

David Mota Zurdo Universidad Isabel I

El profesor y político nacionalista vasco Jesús Galíndez Suárez fue una figura cardinal del exilio republicano, especialmente, del nacionalista vasco, al desempeñar funciones representativas en la ONU, mantener una estrecha relación como delegado vasco con miembros del Departamento de Estado estadounidense, o comprometerse con organizaciones políticas que promovieron la democracia en el continente americano, entre ellas, la Inter-American Association for Democracy and Freedom, una plataforma para la defensa de los Derechos Humanos en América compuesta por figuras estadounidenses de importante prestigio político e intelectual. Fue uno de los exiliados republicanos de la Guerra Civil que más contribuyó al conocimiento del régimen dictatorial dominicano gracias a que plasmó su experiencia personal en su tesis doctoral La

409 Este trabajo ha sido realizado dentro del Grupo de Investigación GIR03. Humanidades y Ciencias sociales en la Era digital y Tecnológica de la Universidad Isabel I en el marco de la línea de investigación L.05. Política, Economía, Sociedad y Memoria: El Estado en los siglos XIX a XXI de la que soy investigador responsable. Este estudio se ha realizado en el marco del proyecto PGC2018-094133-B-100 (MCIU/AEI/FEDER, UE).

Page 2: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

260

Era Trujillo, póstumamente publicada por la Columbia University, en la que impartió docencia410. Igualmente cabe destacar sus labores como agente de espionaje. En la República Dominicana fue uno de los miembros de la red de vigilancia de buques españoles que organizó el Servicio Vasco de Información para la Office of Strategic Services (OSS), Office of Naval Intelligence (ONI) y el Federal Bureau of Investigation (FBI) durante la II Guerra Mundial. Esta colaboración estuvo condicionada por la situación de enfrentamiento entre las agencias de inteligencia estadounidenses que, ansiosas de monopolizar las operaciones de espionaje en el extranjero, dificultaron las actividades de Galíndez411. Pero, en cualquier caso, el delegado vasco estrechó relaciones con el FBI durante su estancia en Ciudad Trujillo, siendo finalmente captado por la agencia de J. Edgar Hoover, que le puso el nombre en clave de agente Rojas (NY-507S)412. Desde entonces, sobre todo, desde su llegada a Estados Unidos en 1946, trabajó para el FBI, espiando al exilio comunista español y a las comunidades portorriqueña y dominicana, hasta su desaparición en extrañas circunstancias el 12 de marzo de 1956 en Nueva York. Esta última cuestión ha sido la que mayor atractivo ha causado en los investigadores, debido a que en su misteriosa desaparición estuvieron implicados agentes de Trujillo y de la CIA, con la aparente connivencia del FBI. Desde entonces, su secuestro y caso policial han estado rodeados de un importante magnetismo y han sido argumento de una gran cantidad de monografías y artículos que se han detenido en su figura para destacar su trabajo como espía, eclipsando las labores políticas que desarrolló durante su exilio en América.

410 David Mota Zurdo, Un sueño americano. El Gobierno vasco en el exilio y Estados Unidos (1937-1979), Oñati, IVAP, 2016, p. 284 y ss. 411 Tim Weiner, Enemigos. Una Historia del FBI, Debate, Barcelona, 2012, p. 172. El enfrentamiento CIA-FBI, condicionó la investigación del caso Galíndez: Stuart McKeever, The President’s Private Eye. The Journey of Detective Tony U. from N.Y.P.D. to the Nixon White House, Westport, Macsam, 1990, p. 78-79. 412 David Mota Zurdo, «El final de Jesús Galíndez, delegado del Gobierno vasco en el exilio: estado de la cuestión y nuevas fuentes de archivo sobre sus gestiones y desaparición», Trocadero, nº 19, 2017, p. 51-52.

Page 3: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

261

En efecto, algunos trabajos, como la novela Galíndez de Manuel Vázquez Montalbán, han contribuido a la proliferación de hipótesis insuficientemente explicadas sobre su desaparición, su condición política e inclinación sexual, etiquetándole como comunista, espía, homosexual y agente del FBI. Esta mezcolanza de ideas contribuyó a deshumanizar al delegado vasco, al que se convirtió en un personaje de una novela de espías, controvertido y alejado de la realidad. Se construyó, pues, un Galíndez que era un convencido pro-estadounidense de espíritu anticomunista que traicionó a sus compatriotas de la España republicana por la relación que su gobierno, el vasco, mantenía con Estados Unidos. Galíndez, el personaje, no se entiende sin la participación de la prensa, sobre todo, la del exilio vasco, la pro-franquista y la estadounidense. Sin embargo, por motivos de espacio, en este trabajo nos centraremos en esta última recogiendo algunas de las principales noticias sobre Galíndez, haciendo especial hincapié en cómo la prensa norteamericana mostró su caso y cómo algunos medios construyeron un relato que contribuyó a ofrecer una imagen distorsionada. Pero, antes de profundizar en estas cuestiones, conviene realizar un sucinto repaso sobre quién fue el delegado vasco. ¿Quién fue Jesús Galíndez? Una de las principales polémicas que rodearon a su figura fue su lugar de nacimiento. Nació el 12 de octubre de 1915 en Madrid, pese a que reiteradamente se haya señalado a la localidad alavesa de Amurrio. De manera habitual, la mayoría de los investigadores han cometido el error de situar su origen en este municipio, influidos (in-)directamente por los usos partidistas de su figura llevados a cabo por la literatura histórica militante, que aprovechó su vinculación familiar con este municipio para vasquizar la historia personal de uno de los símbolos y mártires de la patria vasca en el exilio. Este «error», además, posee una gran carga ideológica porque omite y/o cambia éste y otros aspectos espurios de su vida en pos de reubicar su figura en el panteón de los demócratas vascos, muertos por la libertad de Euskadi. Su residencia habitual fue Madrid, pero Galíndez se trasladó todos los veranos a Amurrio, localidad a la que estuvo fuertemente

Page 4: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

262

vinculado, debido a las historias de prestigio social familiar contadas por su padre y su abuelo413. Sus largas estancias en la capital de España no impidieron que mantuviera una estrecha relación con este municipio y el nacionalismo. En 1932 se afilió al PNV e ingresó en las filas de la agrupación de estudiantes vascos, Eusko Ikasle Abertzale Batza. Durante la Guerra Civil participó como asesor jurídico del partido en Madrid; por orden de José Antonio Aguirre se puso al frente de un Comité-Delegación del PNV con la misión de expedir salvoconductos a los simpatizantes de la República, facilitando su evacuación414. También desempeñó labores humanitarias dentro de la Sección de Presos y Desaparecidos del Gobierno republicano, asociada al ministerio de Justicia que presidía Manuel Irujo. En octubre de 1936, constituido ya el Gobierno vasco, luchó en el frente como jefe de la Guardia del PNV, defendiendo con gran firmeza a los políticos nacionalistas afincados en Madrid. Y, tras la caída de Bilbao en 1937, combatió hasta la caída de Cataluña como oficial del cuerpo jurídico de la 142 Brigada Mixta Vasco-Pirenaica415. El exilio en Ciudad Trujillo

En febrero de 1939, tras la toma franquista de Cataluña, Galíndez pasó a Francia, donde fue recluido siete meses en el campo de concentración de Vernet-les-Bains. De allí, escapó a Burdeos y, en el otoño de 1939, con la intención de evitar las precarias condiciones que atravesaba el exilio vasco en Francia, consiguió un pasaje de barco para la República Dominicana. Eligió el país caribeño por recomendación de César Tolentino Rojas, el ministro de Asuntos Exteriores dominicano, y porque buscaba «un país pequeño a donde

413 Amurrio se encuentra dentro del valle de Ayala una zona que está situada al noroeste de Álava, limitando con Bizkaia y Burgos. A ojos de Galíndez representaría a la Euskadi más bucólica y más tradicional. 414 Iñaki Bernardo e Iñaki Goiogana, Galíndez: la tumba abierta. Guerra, exilio y frustración, Bilbao, FSA, 2006, p. 28-29. 415 Constancio Cassá Bernaldo de Quirós (comp.), Jesús de Galíndez. Escritos desde Santo Domingo y artículos contra el régimen de Trujillo en el exterior, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Archivo General de la Nación, Vol. CXI, 2010, p. 19.

Page 5: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

263

no se dirigiera la riada de refugiados»416. Optó por la República Dominicana por el simple hecho de que Trujillo se había mostrado favorable a la recepción del exilio republicano, al que consideraba mano de obra cualificada para modernizar el país417. Sin embargo, se trató de una emigración de intelectuales y políticos que, si bien contribuyeron al desarrollo cultural e intelectual del país, poco hicieron para favorecer a la coyuntura económica. Después de diferentes trabajos, consiguió la cátedra de la Escuela Diplomática y Consular del Departamento de Relaciones Exteriores. Este puesto le permitió dar el salto a la asesoría del Departamento del Tesoro y del Departamento de Trabajo y Economía418. En paralelo, se encargó de la delegación del Gobierno vasco y comenzó a realizar trabajos de información tanto para el agregado militar de la embajada estadounidense como para el FBI a los que informó sobre la marina mercante y agentes pro-nazis y falangistas como de comunistas infiltrados en la colonia española. De todas estas labores, sobresalió su rol de asesor político, que le permitió conocer los entresijos del régimen trujillista, granjeándose poderosos enemigos. Para 1946, su situación en el país caribeño se volvió compleja, optando por buscar su salida de la isla. Rumbo Estados Unidos: un nuevo comienzo

Tras el fin de la II Guerra Mundial, el presidente Aguirre requirió de sus servicios en Nueva York. Su misión era sumar esfuerzos con el exilio republicano y conseguir el aislamiento político y económico del régimen de Franco en la ONU. En la Gran Manzana, se encargó de la delegación del Gobierno vasco, contactando con el medio político norteamericano, asistiendo a reuniones en Washington DC, recaudando y enviando dinero de las instituciones republicanas y vascas a Europa, asistiendo a mítines, etc. Todo ello compaginándolo con el desempeño de cargos docentes en diferentes universidades.

416 Jesús Galíndez, La Era Trujillo, Santo Domingo, Editorial Letra Gráfica, 1999, p. 264. 417 Iñaki Bernardo e Iñaki Goiogana, Galíndez, op.cit., p. 50. 418 Ibid., p. 51 y ss.

Page 6: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

264

Pronto sacó rédito a su estancia en la República Dominicana, convirtiéndose en uno de los máximos expertos en latinoamericanismo. Fue invitado a numerosos congresos y mesas redondas y escribió numerosos artículos en reputadas revistas como Vision, Hemispherica, Revista de América, Ibérica y Cuadernos Americanos419. Galíndez, que tenía «la biblioteca más completa sobre Trujillo existente en EEUU», se especializó tanto en la materia que el profesor Frank Tannenbaum, experto en historia de Latinoamérica, le animó a que realizara su tesis doctoral sobre la dictadura dominicana420. Incluso, esta cuestión fue el leitmotiv de su producción literaria: El Carnicero del Caribe, una novela inacabada sobre Trujillo que fue presentada en el Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos (CEPI)421. Fue una persona entregada a su trabajo, que compaginó sus cargos docentes en Columbia con su actividad política. Su puesto de profesor le sirvió tanto de «carta de presentación» ante algunos foros diplomáticos americanos como de aval para participar en mítines del Partido Demócrata en Nueva York. Incluso, se planteó dar el salto a la política municipal en los distritos de presencia portorriqueña, a las que estuvo muy vinculado. Pero, al margen de las labores de lobbying político realizadas como delegado vasco en Nueva York y su papel como observador en la ONU, Galíndez fue un dedicado académico. Publicó regularmente en diferentes revistas y en numerosos periódicos, dictó dos clases por semana en Columbia, participó en el mencionado CEPI y promovió la organización de eventos literarios como los juegos florales422.

419 María Pilar Rodríguez, «La universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York: conexiones con el exilio vasco», in: José Ángel Ascunce, Mónica Jato, María Luisa San Miguel (ed.), VIII Congreso Internacional. Exilio y Universidad: presencias y realidades 1936-1955, San Sebastián, Saturraran, 2008, pp. 703-711. 420 «El caso de Galíndez», El Diario de Nueva York, s.f., CUA, Tannenbaum Papers, Galindez, caja 9, (1934-1969). «Pay Tribute to Vanished CU Professor», Columbia Spectator, 17-X-1956, p. 2. Columbia University Archives (CUA), Tannenbaum Papers, Galindez, caja 9, (1934-1969). 421 Ibid. 422 «Currículum Vitae de Jesús Galíndez», 13-III-1951, Nueva York, CUA,

Tannenbaum Papers, Galindez, caja 9, 1934-1969.

Page 7: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

265

Secuestro y desaparición

Todas estas actividades se malograron cuando misteriosamente desapareció en Nueva York el 12 de marzo de 1956. Una de las principales explicaciones de su enigmática desaparición es que debió de ser secuestrado en la sede del Gobierno vasco de la 5ª Avenida, donde fue drogado. Acto seguido, fue trasladado al aeródromo de Nueva Jersey, luego al de Long Island y, desde allí, en una avioneta pilotada por el norteamericano Gerald L. Murphy, a República Dominicana, donde Octavio de la Maza se hizo cargo de trasladarlo a Ciudad Trujillo y presentarlo al dictador. Allí fue interrogado y torturado hasta la muerte, para, finalmente, ser lanzado al mar423. Según las investigaciones policiales, Trujillo tuvo razones de peso para secuestrar y asesinar a Galíndez. En su tesis doctoral, había dado a conocer las corruptelas internas del régimen trujillista, y en el Carnicero del Caribe había dañado la imagen de la familia de Trujillo424. Tampoco ayudó su relación con el Partido Revolucionario Dominicano antitrujillista de Nicolás Silfa, Andrés Requena y Germán Ornes Coiscou; es decir, Galíndez había hecho méritos para estar en el punto de mira de Trujillo425. Aunque las hipótesis sobre el caso Galíndez son muy dispares, lo cierto es que el eje que vertebra a

423 Según las fuentes, el agente de policía Arthur E. Schultheiss, colaboró

en el secuestro de Galíndez, invitándole a que le acompañara para

solucionar un asunto relacionado con el Comité Pro Desfile Hispano en New

York. Stuart A. McKeever, The Galindez Case, Bloomington, Author House,

2013, pp. 334 y ss. Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Jesús de Galíndez,

op. cit., pp. 28-29. Alberto Elósegui, El verdadero Galíndez, Bilbao, Ediciones

Saldaña, 1990, p. 197 y ss. 424 Miguel A. Vázquez, Jesús de Galíndez: El vasco que inició la decadencia de

Trujillo, Santo Domingo, Taller, 1975, p. 120. Manuel de Dios Unanue, El

caso Galíndez. Los vascos en los servicios de inteligencia de EEUU, Tafalla,

Txalaparta, 1999. 425 Pedro Basaldúa, Crónicas de guerra y exilio, Bilbao, Idatz Ekintza, 1983, p.

422. Walter R. Bonilla, «Entre el recuerdo y el olvido. Las memorias de los

exiliados antitrujillistas», Revista Mexicana del Caribe, nº 15, vol. VIII, 2003, p.

79-105.

Page 8: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

266

todas ellas es coincidente: el dictador dominicano fue el brazo ejecutor de la desaparición y, muy probablemente, del asesinato de Galíndez426. Los efectos mediáticos del caso Galíndez

La desaparición de Galíndez trajo consigo multitud de muestras de repulsa de diferentes colectivos. Desde las protestas de los profesores de la Universidad de Nueva York, que manifestaron su indignación ante la falta de investigaciones por parte del FBI, hasta la firma de un comunicado conjunto que 11 organizaciones427 norteamericanas enviaron a Herbert Brownell, fiscal general de Estados Unidos, solicitando una investigación exhaustiva sobre el caso428. La universidad de Columbia también expresó públicamente su preocupación. A través de su vicepresidente, John R. Krout, y de la organización estudiantil Columbia Students for Galíndez, dirigida por Larry Zwirling y Robert Socas, exalumnos del exiliado profesor en la School of International Affairs, manifestó su malestar por «el silencio oficial» ante la desaparición del delegado, organizando movilizaciones429.

426 José F. Colmeiro, «La verdad sobre el caso Galíndez o la re-escritura de

la Historia», en Juan Villegas, Encuentros y desencuentros de culturas: siglos XIX y

XX, Irvine, Actas del XI Congreso de la Asociación Internacional de

Hispanistas, 1994, p. 211-222. 427 Las 11 organizaciones eran: American Catholic Trade Union Committee, American Civil Liberties Union, American Committee for Cultural Freedom, Inter-American Association for Democracy and Freedom, International League for the Rights of Man, AFL-CIO Latin American representative, Pan-American Women's Association, Post-War World Council, Spanish Benevolent Society, Spanish Confederated Societies of New York and Workers Defense League. 428 «New York University Faculty Protests Galíndez Murder», Boletín del Partido Revolucionario Dominicano, nº 5, mayo de 1956, año V, p. 3. CUA, Tannenbaum Papers, Galindez, caja 9, 1934-1969. «11 Groups Assail FBI in Galindez Case», Columbia Spectator, 26-IV-1956, CUA, Tannenbaum Papers, Galindez, caja 9, (1934-1969). 429 Bernard Nussbaum, «Krout Expresses CU Worry for Galíndez», The New York Spectator, 20-IV-1956, CUA, Tannenbaum Papers, Galindez, caja 9, (1934-1969).

Page 9: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

267

Parte del contenido de estos mensajes salió a la luz el 23 de marzo en un artículo de The New York Times titulado «Galíndez search by FBI is urged» (Se insta al FBI a buscar a Galíndez):

«Solicitamos su intervención en el caso del Dr. Jesús de Galíndez, miembro del profesorado de la universidad de Columbia que desapareció el lunes 12 de marzo. Amigos y colegas del Dr. De Galíndez están convencidos de que ha sido víctima de un crimen político perpetrado por un gobierno extranjero de este hemisferio el cual él conocía por estar opuesto y que había sido amenazado por el mismo tres meses antes. Debido al cariz político del caso, le urgimos que solicite al FBI una investigación a gran escala. Su desaparición hace más de una semana justifica una inmediata e intensa investigación por parte del FBI al amparo de la ley anti-secuestro»430.

Norman Thomas, candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Socialista y firmante del comunicado, apuntó que el delegado vasco le había confesado «que había sido amenazado» por las fuerzas de Trujillo; de ahí -confesó Thomas- que la referencia al gobierno extranjero apuntara directamente a la República Dominicana431. No fue el único comentario al respecto que recogió el periódico neoyorquino. Las declaraciones del escritor Wenzell Brown vincularon la desaparición de Galíndez con la dictadura dominicana:

«El era un miembro de la Requena Memorial Committee, de la que yo era el presidente. El comité estaba formado en honor a Andres Requena, que había sido tiroteado y asesinado en Nueva York en 1952 después de publicar un panfleto criticando al régimen de Trujillo. Todos los miembros del comité hemos recibido amenazas»432.

The New York Post también insistió en la pista dominicana:

430 «Galíndez search by FBI is urged», The New York Times, 21-III-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). El subrayado es mío. 431 Ibid. 432 Ibid. El trujillismo negó su implicación en: «Letters to the Times», The New York Times, 28-IV-1956 y en «The Other Side of the Galindez Story», The New York World Telegram, 17-IX-1956.

Page 10: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

268

«Hoy se ha sabido que el Dr. Jesús Galíndez, profesor de la universidad de Columbia, que desapareció el 12 de marzo, escribió una carta a la policía para guiarles si era asesinado. La carta ha sido encontrada junto con las voluntades de Galíndez. Ambas fueron dirigidas a la policía. Se dice que en el caso de muerte violenta […] debían buscar a su asesino entre los simpatizantes del Generalísimo Rafael Trujillo, que dirige la dictadura de República Dominicana. No obstante, la carta no especifica el nombre del probable asesino […]. Un oficial […] ha dicho que los investigadores están convencidos de que Galíndez, un liberal anti-comunista, fue raptado y asesinado»433.

Pese a que este periódico ofreciera nuevos datos sobre el caso del delegado vasco, sorprenden los términos utilizados a la hora de definirle a menos de un mes de su desaparición. Si en el Times se le describía como «un exiliado republicano español de 42 años […] vasco y católico», el Post utilizaba términos como los extractados en el párrafo anterior434. La disparidad de términos usados respondía a una editorial marcada por la diferente inclinación política de cada publicación. El Times, más progresista, se situó cerca de la España republicana desde la Guerra Civil. En cambio, el Post siempre se caracterizó por su amarillismo. Lo mismo sucedió con El Diario de Nueva York del pro-trujillista Stanley Ross, sobre todo a partir de abril de 1956, cuando Trujillo creó específicamente un lobby para publicar artículos difamatorios sobre el político nacionalista435. En los momentos iniciales, empero, la situación fue sustancialmente diferente. El Diario era uno de los principales medios sobre asuntos latinoamericanos, Galíndez había sido uno de sus colaboradores y en él continuaban participando gente muy próxima al delegado vasco. El 4 de abril en una entrevista que hicieron a Tannenbaum se priorizó el relato blanco

433 «Missing Columbia Prof Left Letter Citing Suspects in Case of Murder», The New York Post, 4-IV-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). El subrayado es mío. 434 «Galíndez search by FBI is urged», The New York Times, 21-III-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). 435 David Mota Zurdo, Un sueño americano, op.cit., p. 290.

Page 11: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

269

sobre su desaparición, poniéndose de relieve aquellos aspectos que hacían a Galíndez más humano. En palabras de Tannenbaum:

«La tragedia no es sólo que haya desaparecido un ser humano, sino que era una persona especialmente dotada por la experiencia y educación para actuar como intermediario e intérprete entre los intelectuales de la América Latina y de los Estados Unidos […] para Columbia […] hubiera sido un excelente profesor de Derecho Comparado»436.

En esa misma fecha, también se publicó un artículo informando sobre la petición del CEPI para que se intensificaran las investigaciones sobre Galíndez:

«Con el propósito de trabajar más de cerca con las autoridades competentes que investigan desde hace tres semanas la misteriosa desaparición del profesor y escritor español Jesús de Galíndez, el Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos de Nueva York adoptó una resolución antenoche. La misma fue tomada durante una asamblea extraordinaria convocada por la directiva del Círculo de Escritores y presidida por el poeta Felipe N. Arana. […] Durante la asamblea se suscitaron debates agitados, dado el interés común de todos los asistentes por conocer la suerte que ha tenido el expresidente de esa misma organización, quien a su vez era columnista de EL DIARIO DE NUEVA YORK, y líder cívico muy conocido en la ciudad»437.

No obstante, El Diario dio una de cal y otra de arena. Apenas dos semanas después publicaba una carta de Waldo Ross escrita en términos muy hirientes y con voluntad difamatoria. Ross, catedrático universitario de Filosofía en República Dominicana, había conocido a Galíndez durante el seminario de asuntos latinoamericanos que anualmente organizaba junto a Tannenbaum y Germán Arciniegas en Columbia, donde, además, había realizado una estancia como

436 «Revelan contenido de tesis Galíndez presentó Columbia», 4-IV-1956, El Diario de Nueva York. CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). 437 «CEPI pide intensifíquese búsqueda Jesús Galíndez», 4-IV-1956, El Diario de Nueva York. CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969).

Page 12: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

270

investigador invitado. La carta se reproduce de manera casi íntegra porque no tiene desperdicio:

«La misteriosa desaparición de Jesús de Galíndez ha producido una honda inquietud en todos los círculos neoyorquinos. […] El 12 de marzo […] fue a tomar un café en compañía de algunos de sus alumnos. Después de esto nunca se volvió a saber de él. […] fue un joven refugiado político vasco que llegó a la República Dominicana huyendo del gobierno de Franco. […] no sobresalió en ninguna actividad intelectual. Pese a esta circunstancia el gobierno dominicano lo protegió económicamente nombrándolo funcionario de rango en varias dependencias de la administración pública. […] El hecho de haber logrado ocupar buenos puestos en la administración pública dominicana prueba el entonces cálido trujillismo que sufría Galíndez, pues ningún Gobierno del mundo nombra en cargos claves a sus enemigos políticos. […] estando ya en Estados Unidos, el trujillismo de Galíndez sufrió una metamorfosis. […] no fue ni comunista ni democrático: simplemente se ingeniaba por asumir posiciones que fueran en contra de todos los bandos para así destacar su persona con rasgos propios de un sensacionalismo de prensa amarilla. Por tal razón, varias veces estuvo a punto de ser deportado de los Estados Unidos. En Estados Unidos nunca tuvo ningún prestigio. El único que creía en él era mi amigo Frank Tannenbaum, […]. […] Su actuación en el CEPI le valió que el general Asensio, antiguo embajador de la República Española en Washington lo acusase […] de haberse robado un dinero de dicha institución. […] Galíndez trabajó activamente organizando grupos que conspiraban desde Nueva York contra el Gobierno dominicano. […] Galíndez comenzó a escribir artículos contra Trujillo, poniendo como fuente de autoridad sus años pasados en la República Dominicana. […] Esto le creó una atmósfera misteriosa de hombre dos veces perseguido: una vez por Franco y otra por Trujillo […y] que Galíndez explotaba hábilmente. Quiso entonces Galíndez poner el broche de oro a su campaña antitrujillista […] escribiendo una tesis doctoral sobre el régimen de Trujillo en la República Dominicana. […] Con mucho acierto los diarios norteamericanos calificaron esta tesis como «novela política». […] Lo primero que muchos pensamos fue que Galíndez se había escondido a fin de hacer creer al público que lo habían asesinado. […] era un gran actor y podía proceder así para lograr un éxito publicitario […]. Otro rumor […] es que los enemigos de Trujillo

Page 13: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

271

lo habrían asesinado para culpar del crimen al gobierno dominicano […]. Pero lo que es realmente sorprendente es el hecho del testamento de Galíndez, por el cual se distribuye su dinero […] ¿De dónde pudo sacar dinero un simple lector de la Universidad de más bajos sueldos que hay en los Estados Unidos? Es muy posible que Galíndez haya obtenido dinero de fuentes políticas. Ello explicaría muy bien el hecho de los continuos viajes de Galíndez (México, Cuba y Europa) […]. Puede ser entonces que las mismas personas que le facilitaban dinero lo hayan eliminado […] tuvo que ser secuestrado por personas o grupos políticos que estaban muy cerca de él […] pues el FBI norteamericano lo tenía registrado como espía extranjero […] El hecho de disponer Galíndez de fuertes sumas para poder viajar y llevar una vida superior a la de un simple profesor daría motivo para pensar en tramas propias de una intrincada novela policial»438.

Todo parece indicar que Waldo Ross había escrito este artículo para exculpar a Trujillo y desviar la atención de la República Dominicana, confundiendo a la opinión pública al señalar como culpables a personas cercanas a Galíndez. El texto está permeado de inquina hacia el delegado vasco, con diversas descalificaciones hacia su inteligencia, personalidad e integridad política e intelectual, llegando incluso a insinuar que podría haber fingido su desaparición para obtener un alto grado de ventas de La Era de Trujillo. Uno de los aludidos en el texto de Ross, el general José Asensio, no dudó en contrarrestar este intento de descrédito y de desmemoria en El Diario de Nueva York:

«[…] deduzco que ese Sr. Waldo Ross debe ser un profesor de filosofía chileno que frecuentó los medios democráticos hace unos dos años y que era aspirante a un puesto en Columbia que nunca consiguió. Actualmente se encuentra de profesor en la República Dominicana gozando del favor de aquellas autoridades. Su posición actual la encuentro muy poco en consonancia con los deberes de un caballero y con lo que expresaba en sus conferencias y conversaciones. […] no debiera el periódico haber admitido esa rotunda afirmación sin antes cerciorarse de la veracidad. […] nunca

438 «La opinión del lector. El caso de Galíndez», El Diario de Nueva York, 18-IV-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). El subrayado es mío.

Page 14: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

272

he sido Embajador de la República Española en Washington por tanto si eso es falso ¿qué no será todo lo demás que tan rotundamente afirma el firmante de la carta? Jamás, señor director, he juzgado la conducta administrativa del Sr. Galíndez como presidente del CEPI y menos he afirmado ni de palabra ni por escrito que el Sr. Galíndez «hubiese robado un dinero de dicha institución». Esa falsedad habrá de probarla documentalmente el Sr. Waldo Ross ante los tribunales y ante usted, pues es responsable de cuanto se hace por quienes no tienen solvencia. Lo contrario sería fomentar el chantaje y no creo sea esa la norma de «El Diario de Nueva York». Espero constate además la similitud de cuanto dice ese señor Waldo Ross y lo dicho hace unos días por un Sr. ministro de la República Dominicana. Tengo en cuanto a honorabilidad administrativa de don Jesús de Galíndez se refiere, el más alto concepto de dicho señor, del cual podrían separarme posiciones transitorias no políticas o al juzgar sus actuaciones, pero nunca poner en duda su intachable honestidad como Administrador de fondos. Hombre honrado a carta cabal, ahora querer manchar su nombre es una infamia y estoy dispuesto a defender esto en todos los terrenos como si fuera el propio Galíndez»439.

Como se infiere de la carta extractada, Asensio señalaba a Ross y a El Diario de irresponsabilidad, cuando no de incumplir el código deontológico periodístico al dar rienda suelta a elucubraciones de escasa consistencia. Al delegado republicano en Nueva York no le cabía duda de que el gobierno dominicano se encontraba detrás del texto de Ross, máxime por la coincidencia de criterios y términos de ésta con otros escritos directamente por los representantes del gobierno de Trujillo. En cualquier caso, el representante de la España republicana no fue el único de los aludidos en responder. El escritor portorriqueño Felipe N. Arana desmintió también la carta de Ross, poniendo en valor la figura de Galíndez:

«[…] nos ha sorprendido mucho la actitud del Sr. Waldo Ross […] Conocimos al Dr. Waldo Ross por presentación que nos hiciera el profesor Galíndez en una tertulia […] Ahora, el Sr. Ross ataca a Galíndez despiadadamente. Es decir, Ross la emprende contra un hombre desaparecido o muerto que no puede defenderse. […] queremos

439 «Editorial: Waldo Ross Vs Jesús Galíndez», El Diario de Nueva York, 20-IV-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969).

Page 15: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

273

refutar la alusión que hace el Dr. Waldo Ross […] en ningún momento nuestro expresidente se robó dinero perteneciente a nuestra institución. Entendemos que es hondamente lamentable que siendo el Sr. Waldo Ross un compañero del desaparecido Galíndez, aproveche su ausencia trágica y el dolor de los amigos que le quisimos mucho para asestarle otra puñalada, además de las que, si es verdad que le han asesinado, le habrán dado los supuestos criminales. Jesús de Galíndez hizo mucho por nuestra cultura y desarrolló su brío y su entusiasmo para el bien social. […] Esa obra llevada a cabo con buena fe es un rayo de sol que no pueden ensombrecer los despectivismos [sic.], ni la calumnia»440.

Esta primera jugada del lobby trujillista en Nueva York no fue muy efectiva. Como se ha visto, las respuestas de las organizaciones y representantes cercanos a Galíndez respondieron con suma contundencia. Tampoco funcionó el intento de Ross de borrar el rastro dominicano, ya señalado por el propio Galíndez. Más bien al contrario. El Post insistió en la pista dominicana desde su característico amarillismo rescatando la hipótesis de que el delegado habría sido asesinado como consecuencia de la inminente publicación de su tesis doctoral:

«The Post averiguó hoy que la policía ha confiscado las únicas tres copias en inglés del potencialmente explosivo manuscrito escrito por el profesor de la Universidad de Columbia Jesús de Galíndez […]. La policía impidió la entrada al reportero del Post para que examinara el manuscrito insistiendo en que se necesitaba como «prueba». […] Sus planes para publicar el libro habían sido de conocimiento público en toda Latinoamérica y sus socios han expresado la creencia de que su desaparición fue un intento de prevenir la publicación del trabajo. Las autoridades han expresado aquí la creencia de que Galíndez, un liberal anticomunista, fue secuestrado y asesinado por simpatizantes de Trujillo. […] Galíndez analiza una serie de anti-Trujillistas que fueron asesinados a causa de sus actividades políticas, incluidos Andrés

440 «La opinión del lector: Felipe Arana Comenta», El Diario de Nueva York, 20-IV-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). El subrayado es mío.

Page 16: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

274

Requena, asesinado en 1952, y Sergio Bencosme, muerto por disparo en Manhattan en 1935»441.

Aparte de que la vinculación de la desaparición de Galíndez a los asesinatos de los antitrujillistas Bencosme y Requena en Nueva York ya había sido realizada anteriormente por Wenzell Brown y que, por consiguiente, ponía al dictador dominicano en la diana, la revelación de la existencia de varias copias en inglés de la tesis del delegado vasco, así como el conocimiento de que La Era de Trujillo se publicaría en español e inglés, hizo que la maquinaria de descrédito contra Galíndez volviera a activarse. El 13 de junio de 1956, Alfonso Naranjo, de la Editorial del Pacífico, en la que se publicaría el libro, fue claro al respecto en sus declaraciones a la revista chilena Ercilla:

«Debo decir que ya comenzó el ataque organizado a la obra, y el primero viene justamente de la ciudad que Cristóbal Colón llamó Santo Domingo, y que ahora se llama Ciudad Trujillo. Los ataques son ingenuos, pero más de algún incauto puede despistarse. Dicen que el libro que aquí se editará, y cuyo texto recibí yo de manos de De Galíndez en Estados Unidos, es apócrifo, hecho a base de recortes de artículos de De Galíndez, publicados en revistas americanas o del Caribe, sazonados y rellenados en Santiago por Pablo Neruda, Vittorio Codovilla (dirigente máximo del comunismo argentino), y José Luis Arévalo (el ex presidente de Guatemala). La imputación es torpe. Nadie se atreverá a creer que la Universidad de Columbia haya dado a De Galíndez el doctorado en Filosofía sobre la base de una obra que le hubieran preparado dichos personajes»442.

Como se comprueba en el testimonio anterior, los intentos del lobby trujillista para desacreditar a Galíndez eran evidentes: habían pasado de considerarle un liberal anticomunista a tratar de vincularle con el comunismo y el socialismo, uniendo su nombre a

441 «Cops Seize Galíndez Book as ‘Evidence’», The New York Post, 23-IV-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). El subrayado es mío. 442 «Editor responde ingenuos ataques al libro de Galíndez», Revista Ercilla, 13-VI-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). El subrayado es mío.

Page 17: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

275

Neruda, Codovilla y Arévalo, justo cuando aún en Estados Unidos resonaban los ecos del McCarthismo. De modo que unos días más tarde en el periódico chileno El Mercurio Naranjo se explayó en diferentes detalles para desmentir estas acusaciones y contribuir a explicar cómo fueron las semanas previas al secuestro:

«Nunca sentí la impresión de hallarme ante una persona que estuviera bajo el complejo de la persecución. Creo que era plenamente consciente de los peligros que le amenazaban, más, su tipo físico y psíquico era el de aquéllos que saben que cumplir los deberes es más duro que no cumplirlos. Mi retrato de Galíndez podría sintetizarlo diciendo que era un vasco que, en su sangre y en su estampa, llevaba y mantenía toda la tradición de su pueblo. […] Le reiteré que lograría la publicación en Chile […] «La Era de Trujillo» es un preclaro enfoque de la farsa constitucional que sufren o han sufrido muchos países de América. […] Hasta hoy, 16 de junio, nada se ha logrado, según parece para esclarecer la desaparición […] […] Yo creo que Jesús de Galíndez ha muerto exclusivamente por la causa de la libertad»443.

Los simpatizantes de Trujillo no se detuvieron en sus actividades de descrédito y desvío de atención de la pista dominicana, volviendo a la carga poco tiempo después de la publicación del artículo de Naranjo. Contra pronóstico, The New York Times ayudó a difundir uno de sus bulos, aduciendo que el delegado vasco se había hecho con ingentes cantidades de dinero y que, por consiguiente, esa podría haber sido una de las razones por las que habría sido asesinado:

«El Dr. Jesús Galíndez desapareció hace 4 meses y todavía no hay pista alguna sobre su paradero. Pero ahora hay más razones para que las autoridades incrementen las investigaciones sobre su desaparición con mayor esfuerzo. Esto se debe a que las posibles explicaciones de su ausencia se han incrementado alarmantemente por el archivo de sus actividades de recaudación de fondos como agente registrado en este país del Gobierno Vasco en el exilio. […] poca gente sabía que, en nombre

443 Naranjo, Alfonso, «El encargo de Jesús Galíndez», El Mercurio, 16-VI-1956, p. 3. CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969).

Page 18: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

276

de los vascos, el profesor de 40 años de la Universidad de Columbia había recaudado más de 1 millón de dólares en siete años. […] Obviamente, cualquier hombre que maneje tales sumas, de las que tiene constancia el Departamento de Justicia, está potencialmente más expuesto a las intrigas y al asesinato que un académico y escritor modestamente pagado»444.

Sin embargo, fue Waldo Ross quien intoxicó con más vehemencia a la opinión pública, como quedó constatado en su testimonio a Ercilla, donde vinculó a Galíndez con el tráfico de armas y el desfalco:

«De todas las hipótesis que se han formulado, la menos convincente es, a mi juicio, la que relaciona su desaparecimiento con el gobierno de la República Dominicana […]. El gobierno dominicano no tenía nada que ganar con la desaparición de Galíndez […] En Nueva York Jesús Galíndez dejó de ser ferviente admirador trujillista y entró en contacto con individuos que se dedicaban al tráfico ilegal de armas, oportunidad que le dio la posibilidad de enriquecerse rápidamente. Pero hay todavía otro hecho revelador: a raíz de la última campaña electoral del estado de Nueva York, el representante demócrata por Nueva York, James G. Donovan, acusó a Galíndez de malos manejos de dinero y gestionó su deportación ante las autoridades […] Es probable que lo hiciera desaparecer alguien que tenía interés en asegurarse su silencio. En todo caso, detrás de su desaparición hay móviles de dinero y no políticos»445.

Estos comentarios, empero, no impidieron que la pista dominicana continuara siendo investigada por las autoridades policiales y la prensa norteamericana. De hecho, aunque el caso Galíndez estuviera teniendo una importante repercusión en los principales medios de comunicación estadounidenses en lengua española e inglesa, como los ya destacados, aun había muchos claroscuros. La revista Life puso sobre la mesa algunas de estas

444 «A deepened Mystery», The New York Times, 2-VII-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). 445 «Filósofo chileno tiene teoría contra Galíndez», Ercilla, 17-X-1956, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). El subrayado es mío.

Page 19: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

277

cuestiones al señalar que no dejaba de sorprender que se hubiera producido un lapso de 5 días entre la desaparición y el reporte de la misma a las autoridades, máxime cuando el 13 de marzo no había asistido a dictar su clase a Columbia, ni se había presentado a la reunión que tenía con Thomas Santana de las Sociedades Hispanas Confederadas, ni había cumplido con otra serie de compromisos a los que, según las fuentes, siempre había acudido puntualmente446. En cualquier caso, el gobierno de Trujillo se puso manos a la obra y un año después de la desaparición del delegado, contrató al prestigioso bufete de abogados de Morris Ernst para que investigara la desaparición y la recondujera lejos de los confines del mar Caribe. El informe de esta investigación, presentado en 1958, llegó a una torticera conclusión, como quedó recogido en un artículo del Post:

«La dictadura de Trujillo, conocida educadamente como República Dominicana, invitó el pasado julio al abogado Morris Ernst para que dedicara sus energías -y su reputación liberal- a investigar los cargos contra el régimen de Trujillo, acusado de planificar la desaparición de Jesús de Galíndez. Trujillo generosamente aceptó financiarlo, así como facilitar la investigación. […] El documento [fue] elaborado por Ernst, con el concurso (vigilado) de la opinión del consejero asociado William H. Munson […]. Actuando en el doble papel de juez y abogado de la defensa, Ernst ha llegado al veredicto de que Trujillo no es culpable. […] El estudio de Ernst sugiere que Trujillo es la víctima inocente del drama planificado por Galíndez y promovido por la prensa norteamericana»447.

Epílogo y conclusiones

El silencio oficial al que había hecho alusión la Columbia Students for Galíndez duró aproximadamente siete meses. Un tiempo lo suficientemente amplio como para que la prensa diera rienda suelta a todo tipo de valoraciones, aprovechando los claroscuros que rodeaban a su figura. En efecto, su caso se convirtió en terreno

446 «Carta de Norteamérica. Un reportero trata», Life, 7-V-1956, CUA, Tannenbaum Papers, Galindez, caja 9 (1934-1969). 447 «Ernst, Trujillo and Galíndez», The New York Post, 2-VI-1958, CUA, Tannenbaum Papers Galíndez, caja 9 (1934-1969). El subrayado es mío.

Page 20: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

278

abonado para oportunistas que buscaron sacar rentabilidad a su misteriosa desaparición: propagandistas de indistinto signo político y periodistas que buscaron vender la mayor exclusiva con multitud de teorías, etiquetas y valoraciones. Así ocurrió en abril de 1956 cuando la médium mexicana Emma de la Luz, solicita de que no la tomaran por una desequilibrada, declaró en Columbia Spectator que en un periodo de tiempo relativamente corto se encontraría a Galíndez «o, mejor dicho, aparecería vivo»448. El caso Galíndez no cobró suficiente relevancia hasta que las investigaciones policiales implicaron al piloto estadounidense Gerald L. Murphy449. El asesinato de Murphy a manos de las autoridades trujillistas en diciembre de 1956 fue el acicate necesario para que la prensa estadounidense dedicara una mayor atención a la desaparición de Galíndez450. De no haber sido por éste, en el que estuvieron implicados el exagente del FBI John Joseph Frank, el detective Horace W. Schmahl y el cónsul dominicano en Nueva York Arturo Espaillat, la trama Galíndez-Trujillo no habría alcanzado la trascendencia que acabó adquiriendo en la prensa, ni el dictador dominicano habría movido ficha para «comprar», como se ha visto, una investigación que le exculpara451. Pero, a pesar de que la prensa dedicó largos reportajes a la desaparición de Galíndez, la Administración Eisenhower se mantuvo en silencio. Incluso hizo caso omiso a las solicitudes de comunicado oficial que realizaron diferentes personalidades norteamericanas como el filántropo Louise Crane que manifestó su descontento al Fiscal General del Estado de Nueva York por la ausencia de investigaciones452. La respuesta norteamericana siempre fue desalentadora: no había evidencias suficientes como para crear una

448 «Report from 'Spirit World'. Tip on Galindez Comes from Mexicam Medium», Columbia Spectator, 26-IV-1956, CUA, Tannenbaum Papers, Galindez, caja 9 (1934-1969). 449 Iñaki Bernardo e Iñaki Goiogana, Galíndez: la tumba abierta, op. cit. p. 301. 450 Ibid. 451 Tim Weiner, Enemigos, op. cit., p. 604-605. 452 Carta de Louise Crane a Jacob K. Javits, fiscal general del Estado de Nueva York, 27-IV-1956, Nueva York, Rutgers University Archives (RUA), Frances R. Grant Papers, R-1, caja 29.

Page 21: El caso Galíndez en la prensa estadounidense

279

comisión federal que abriera una línea de investigación distinta a la ya iniciada por la policía de Nueva York. En 1963, Jesús Galíndez fue declarado oficialmente muerto, aunque nunca se encontró su cuerpo. Los claroscuros sobre su caso aún continúan, sobre todo, según aducen los especialistas, entre ellos Stuart McKeever, porque el Departamento de Justicia no quiere divulgar el testimonio secreto del gran jurado de Washington DC que investigó la desaparición del delegado vasco; es decir, quiere impedir que se revelen los detalles de su desaparición. McKeever siempre ha defendido que en la desaparición de Galíndez participaron miembros de la CIA y que, debido a tal implicación, los documentos e informes sobre su caso deberían desclasificarse en su totalidad. Sin embargo, por el momento, los documentos no son consultables453.

453 John Gerstein, «'Sleeper’ case could torpedo Mueller report», Politico, 27-VIII-2018, recuperado de https://www.politico.com/story/2018/08/27/ robert-mueller-special-counsel-report-sleeper-case-797373.