el caso de mansión parrishs

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    Percib!a la im$onente $resencia del hombre como un ecoamortiguado, as! como el le(ano " sombr!o ta)ido de la cam$ana quese balancea sobre una bo"a en alta mar confunde el rumbo* sussentidos envueltos en bruma " urgencia, la desviaron del mundo

    consciente conduci+ndola hasta +l.l que, $acientemente, aguardaba a que la moribunda decidiese $or&n de(ar atr-s esta vida. al ve se ir!an (untos, ngela lo $resent!a,$ero /qui+n era aquel hombre que ahora la cercaba0 /ui+n hab!ainvadido la intimidad de su casa haci+ndola sentir vulnerable " a sumerced0 Era tal la $otestad del desconocido que all- donde mirase susombra lo llenaba todo, ordenando cada rincn de la debilitadamemoria de ngela Parrish $ara cambiar el miedo $or es$erana.

    2odo ir- bien 3 lo escuch hablar dentro de su cabea, " seestremeci.

    ngela mir con los o(os entreabiertos la oscura e inmvil &gura a los$ies de la cama, quiso llamarlo $ero una ve m-s no consiguiarticular $alabra.

    Las s!labas que nunca $ronunciar!a en vo alta subieron $or sugarganta como un sus$iro silencioso que solo a ellos concern!a, elhombre se le hab!a metido en la cabea como una cancin $egadia

    de la que solo era ca$a de recordar el estribillo. #u $esarosacom$a)!a era una interminable lista de $reguntas sin res$uesta.

    4o sab!a cmo hab!a dado con ella, ni en qu+ momento a$areci ensus visiones. uiso, aunque tam$oco $udo, encontrar en aquel asediointenciones ben+volas, com$asin que serenasen su -nimo como en(usticia deb!a ser $or encontrarse ahora inmersa en el irre$etibletrance de muerte que, contra todo $ronstico, se $rolongaba "a $ores$acio de una semana.

    5urante meses im$lor $ara que el dolor que la desgarraba $ordentro cesara, re a sus santos $ero no hubo res$uesta, en cambio,los nefastos $ronsticos con que los m+dicos hab!an truncado sus$lanes de futuro se cum$lieron de forma im$lacable dentro del $lao$revisto. Morir!a, di(eron, antes del $r%imo verano, a)adi en sultima visita el (oven " a6igido doctor Mulligan.

    24o $odemos hacer m-s, lo lamento tanto 7livia2 la $eque)a de losParrish, sali de la habitacin agarrada del brao del m+dico " loacom$a) hasta la $uerta del casern familiar. 5urante el tra"ecto a

    duras $enas contuvo el llanto, $ero en cuanto qued sola se

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    desmade( sobre la silla del descansillo " llor amargamente $or suhermana. ngela, desde el $iso de arriba, la o" gimotear.

    5e forma $rodigiosa a medida que el cuer$o se le a$agaba, su o!do "olfato se agudiaron $ro$orcion-ndole un $unto de vista $rivilegiado

    de su $ro$ia muerte. ngela era testigo mudo de cuanto ocurr!a en lacasa, conoc!a de $rimera mano la evolucin de la enfermedad quesegn el diagnstico acabar!a con ella en $ocas semanas. 's! fue, losm+dicos tuvieron ran en todo, " de no ser $or el hombre que hab!aconvertido en tinieblas su mundo " gobernaba los $ensamientosdesde lo m-s $rofundo de su conciencia, la enfermedad mortal que laes$oleaba se habr!a resuelto como cab!a es$erar8 ngela Parrishdeb!a estar muerta.

    9onociendo de antemano el desenlace no ten!a sentido $rolongar laagon!a, $ero ngela se resisti $or $uro instinto, enfrent-ndose a lamuerte con todas las fueras de las que an dis$on!a.

    'l $rinci$io, cuando todav!a ten!a resuello, se concentr en res$irar "en seguir consciente. '$rendi a sobrevolar el inso$ortable dolor queacom$a)aba cada dilatacin de los $ulmones, aguant sin rendirse,minti que $odr!a con todo aquello, " alguna que otra ve $ens enabreviar las cosas a$rovechando la altura de la casa " las ventanasque 7livia abr!a a media ma)ana. Pero a medida que $asaron las

    semanas todo fue $erdiendo consistencia, incluso su -nimoevolucion hacia la ace$tacin de la desalentadora sentencia que larealidad se em$e)aba en no recti&car.

    ngela Parrish era "a caso cerrado, la $eor versin de s! misma, unacaricatura macabra, una mala historia a la que deb!a $oner $unto&nal cuanto antes. Llor, maldi(o " se reconcili con el destino cienveces, $ero todo cuanto ocurri en aquella habitacin, en el cuarto desu infancia que ser!a tambi+n su ltima morada en esta tierra, fuesiem$re ba(o la atenta mirada de su oscuro acom$a)ante.

    Pod!a verlo, estaba all!, &rme " a$arte, de $ie entre las sombras,observ-ndola im$-vido* sin intervenir* es$erando8 al acecho.

    5os veces sinti ngela que $or &n hab!a llegado el &nal de susufrimiento, $ero $or dos veces remont el trance " encontr motivos" aire fresco $ara aguantar un $oco m-s. 'ntes de marcharse deb!ahablar con su hermana.

    27livia2 la llam con vo tr+mula " sinti el tacto de sus c-lidos dedos.

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    24o hables, descansa 3 res$ondi la muchacha que la velaba, seacerc al lecho " acarici su frente, ngela ard!a. La besosuavemente en la me(illa " una $eque)a l-grima rod $or su sienhasta la almohada, 7livia la en(ug con el dorso de la mano.

    24o tengas miedo2murmur2 esto" aqu! 3con mucho cuidado a$art el$elo enmara)ado que le ca!a sobre el rostro " $as un mechn $ordetr-s de su ore(a. La e%trema $alide de ngela hac!a que sucabellera $areciese an m-s negra, d-ndole un as$ecto irreal "turbador.

    2:e llamado al $adre ;lorence, vendr- en cuanto $ueda, s+ quequieres verlo, eso di(iste /verdad0

    ngela esbo una leve sonrisa de a$robacin.

    2Eso es 37livia, recti&c el dobladillo de las s-banas, lo alis de una$almada " se ale( $ara verla en con(unto2 as! mucho me(or.

    Los $esados cortina(es, que enmarcaban los tres ventanales de laestancia, amortiguaban la lu de aquella tibia tarde de ma"o " la vida$lena que anunciaba la $rimavera en su a$ogeo.

    Mientras 7livia entornaba las contraventanas asegur-ndose de quemanten!an la res$etuosa $enumbra del duelo, ngela volvi la cabea

    hac!a el tenue rastro de lu, $ero no sinti el calor ves$ertino, ni elcosquilleo del sol sobre la $iel.

    9omo si la leve tiniebla fuese un antici$o del via(e que em$render!a,hacia su siguiente estacin de oscuridad $er$etua ngela Parrishcom$rendi que deb!a renunciar a todo, des$o(arse de cuanto hab!aamado " la identi&caba. 'll! a donde se dirig!a no necesitacredenciales.

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    La cama en la que ngela agoniaba desde &nales de abril, estaba enla $ared o$uesta de la sala, frente a los ventanales, donde la luremansaba " el aire ol!a intensamente a es$liego " madera vie(a,como a ella le gustaba. =unto al cabeal una $eque)a mesa sobre la

    que 7livia, ante la inminente visita del ca$ell-n, hab!a de(ado unabiblia " un vaso de agua fresca. #in hacer a$enas ruido, acerc unasilla " se sent a es$erar.

    Mir de reo(o a su hermana, $arec!a tan enferma, tan enferma...ngela ten!a veintisiete a)os, morir!a aquel mismo verano, qui-antes de la siega, ese era el futuro " nada que ella $udiese hacercambiar!a esa certea. 7livia ale( el funesto $ensamiento, comohac!a cada ve que se acercaba al lecho, seren su -nimo, res$irhondo " volvi a tomarle la tem$eratura. El mal la hab!a consumido

    rob-ndole el color " la carne* la e%trema delgade de ngeladesdibu(aba sus rasgos enfatiando los sobresalientes $mulos quese alaban sobre las cuencas ennegrecidas en las que descansabansus otrora hermosos o(os verdes. 5e su arrebatadora bellea a$enasquedaba nada, $ero manten!a el gesto, la sonrisa insinuada quetensaba sus labios en una mueca traviesa, como si estuviese a $untode soltar alguna ocurrencia que de(ar!a boquiabierto al $ersonal " legran(ear!a la atencin de todos los hombres de la reunin.

    #olo que ahora no hab!a nadie all! $ara escuchar su risa, solo 7livia "el $adre ;lorence que en ese $reciso momento llamaba a la $uerta dela casa.

    ngela a$enas consigui entender nada de lo que 7livia " elreverendo ;lorence murmuraban, intu" los reos " el im$erce$tiblesoniquete de las cuentas del rosario que su hermana sosten!a entrelas manos entrelaadas. Lo nico que $udo hacer mientras ellosoraban a 5ios, fue mantener la mirada &(a en la sombra, que solo ellave!a, " se ergu!a solemne al $ie de la cama. Percibi que las

    evoluciones del sacerdote des$ertaban la curiosidad del hombreoscuro, $ero al igual que hab!a ocurrido durante toda su enfermedad,el intruso se mantuvo al margen, observ en silencio " de( hacer.

    2>olver+ m-s tarde $ara darle la e%trema uncin2 murmurcom$ungido el $adre ;lorence.

    Pocas horas des$u+s, aquella misma noche, las fueras laabandonaron $or com$leto " qued irreversiblemente sumida en elso$or que $reced!a a la muerte. #u res$iracin se ralenti, hasta

    volverse un murmullo que(umbroso que ngela dese cesara cuantoantes. 9err los o(os, $idiendo al cielo que fuese $or ltima ve,

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    rogando a 5ios que la de(ase $artir $ara reunirse en la eternidad consus $adres " amigos muertos.

    Pero tras los $-r$ados cerrados no encontr oscuridad ni consuelo,sino una fren+tica carrera de $ensamientos desbocados que la

    arrollaron con un $avoroso des$liegue de im-genes incone%as.5es&laron ante ella $unantes recuerdos de su vida $asada, de sus$ecados, de las $ersonas a las que am " tambi+n de aquellas a lasque ?$or mucho que negase en confesin@ hab!a odiado en secreto.

    ngela re$iti una $or una las $legarias de la infancia " con cadafrase su atribulada mente dibu( una des$edida. A'dis mi queridahermanaB el $recioso rostro de 7livia, su in&nita sonrisa, el inmensoamor que le $rofesaba ocu$ su cam$o de visin, esfum-ndose como

    el humo en $ocos segundos. 5es&laron ante sus o(os ciegos losrostros familiares de cuantos hab!an formado $arte de su vida, inclusode aquellos que hab!an $rotagoniado encuentros en a$arienciaintrascendentes " de los que "a no guardaba recuerdo consciente. #umemoria agotaba los ltimos cartuchos, se desvanec!a " con ella elmundo real de que hasta ahora hab!a formado $arte.

    ngela su$o que hab!a llegado el momento, estuviese $re$arada o noeste era el &nal, su &nal. #e arm de valor, dis$uesta a enfrentar loque fuera que la es$erase al otro lado.

    's!, en las tinieblas de aquellos mortales $ensamientos busc unresquicio de lu que la a"udase a resistir la devastadora oscuridad enla que de re$ente se hab!a sumido. Cn6am su fe inquebrantable, $eroesta, al igual que la abnegada ace$tacin del sufrimiento e%tremo dela que hio gala durante meses, no obtuvo res$uesta $or $arte de loscielos, solo la vo del hombre que la segu!a estuvo $resente en sudes$edida, " en sus salva(es sue)os.

    D

    Morir no era tan f-cil como ngela hab!a $revisto. 'l contrario de loque contaban no vio luces blancas ni emisarios de otro mundo* nohab!a un tnel que condu(ese a la vida eterna, tam$oco -ngeles, nigu!as es$irituales como an&triones de la tibia " frondosa cam$i)a enla que ansiaba disfrutar de la $er$etuidad de su alma. En la muerteno hab!a $uertas, $ero s! sue)os, largos, angustiosos e interminablessue)os. -fagas visionarias que convert!an en monstruosos los

    detalles insigni&cantes que la memoria desliaba $or las grietas de sudevastada mente.

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    ngela Parrish so) como nunca antes lo hab!a hecho " en cada unode sus delirios, el hombre sin rostro la llam $or su nombre. :ablabaen una lengua e%tra)a ?si es que aquello que martilleaba en sus o!dos" le atravesaba el es$!ritu $od!a considerarse de tal modo@ sent!a

    cada s!laba como una gota de metal incandescente que destilabadesde la coronilla hasta la $lanta de los $ies, arrastrando en su letalrecorrido la $oca voluntad de la que ngela an dis$on!a. El hombre$ronunci $alabras incom$rensibles que alumbraron el cielo " la tierrade sus mort!feros sue)os. La retuvo, contra su deseo, inter$oni+ndoseen su camino hacia la nada, $rolongando el sufrimiento " la dolorosaconsciencia.

    2F5+(ame morir 3 e%clam, $ero el hombre oscuro no $arec!ainteresado en com$lacerla. '(eno a sus ruegos, sigui recitando la

    diablica letan!a mientras, con sus manos invisibles, e(ecutabae%tra)os movimientos sobre la cabea de la difunta.

    Era +l quien la manten!a viva, su &rme vo le la una soga al cuello "tir de ella con suavidad, hacia aba(o, hasta llevarla a un nivel dee%istencia $or deba(o de la realidad que ahora le $arec!a tan le(ana.

    'll! los colores, que hab!an desa$arecido tras el velo de sus $-r$adosmoribundos, volvieron con furia. El mundo se convirti en una es$iralde sonidos " fosforescencia anaran(ada que gir engull+ndola. ngela

    sinti que cada -tomo de su cuer$o se inundaba de lu, que su $ro$iacarne mudaba en otro envoltorio rebosante de energ!a " renovadavitalidad. #e sent!a tan bien que aquello, aquel mar cre$itante "$ur$reo, sin duda deb!a ser la antesala del cielo.

    ' $artir de este momento acabar!a el dolor, "a no habr!a m-s es$erani incertidumbre, estaba segura de que as! ser!a, no $od!a imaginaruna sensacin m-s intensa " $lacentera, volver!a a 5ios " $or &n$odr!a descansar. #olo ten!a que seguir la vo del hombre oscuro, elcamino que +l le marcaba.

    2#alta ngela2 di(o mostr-ndole el cre$itante $reci$icio hasta el que lahab!a conducido.

    En aquel mundo de $esadilla la lu del sol oscuro desde el queirradiaban los sue)os ado$taba la forma de un inmenso faro, cu"o hade lu atravesaba los con&nes del universo. La tit-nica torre se ergu!asobre una sima sin fondo contra la que bat!an incesantes olas deenerg!a, un mar negro e in&nito coronado $or es$uma incandescente.

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    2#alta2 re$iti el es$ectro oscuro que la acom$a)aba, " ngela,entregada, imbuida $or la idea de que +l era un emisario de los cielos,salt sin mirar aba(o.

    #inti que ca!a a toda velocidad $ero no en direccin al abismo sino

    hacia el interior de su $ro$io cuer$o. 9a" hacia atr-s " hacia aba(o,con tanta celeridad que las im-genes del ensue)o en el que se$reci$itaba, se deformaron hasta convertirse en un ta$i decris$antes l!neas de lu aul. 9ada destello $unaba, sent!a elcentelleo en los costados, se le clavaba en los o(os descendiendo $orla garganta hasta hund!rsele en el $echo. 'malgamada con su carne,la lu se torn ro(a, densa e intensamente grana. 9reci hastaconvertirse en una esfera, una cre$itante bola de fuego que sustitu"a su coran " comen a ahogarla a medida que arrastraba sus

    6uidos hacia aquel vorte%* hacia el incandescente sol en susentra)as.

    Entonces la vo del hombre, que hab!a $ermanecido en silenciodurante un rato, orden a la esfera que girase " esta, como si tuviesevida $ro$ia, gir. En ese $reciso momento ngela, lo que quedaba dengela Parrish, su$o que algo no iba bien.

    #u intuicin ilesa le grit que hu"era, que se ale(ara del es$ectro " delin6u(o de la mal+&ca estrella que drenaba su alma con voracidad

    animal, $ero el horror que le $rodu(o la certera conce$cin de sunuevo estado la $arali.

    uiso de(ar de o!r la atronadora vo que la quemaba $or dentro $erono hubo tregua. :ab!a estado tan equivocada, aquello no era el cielo,no $od!a serlo, sin duda deb!a ser el in&erno8 fuego, aceleracinin6amada " la garant!a absoluta de que no hab!a esca$atoria.

    El hombre en quien hab!a con&ado era el 5iablo, tan $oderoso quesus $alabras reg!an la voluntad de los muertos con solo imaginarlas.

    's! deb!a ser, tal como estaba ocurri+ndole a ella* llamas eternas?/$or qu+ nadie hab!a mencionado la velocidad0@ que te abrasabanlas entra)as " un terrible error, $orque el in&erno no era oscuro nisilencioso, estaba inundado de lu, un refulgente es$acio en el quelas -nimas se transformaban en atormentados astros al servicio de lavo que lo e%tingu!a todo. ngela lo su$o, el in&erno es el lugar en elque todo gira, en el que uno est- solo, " sabe que es $ara siem$re.

    9onsciente de la verdad que le hab!a sido revelada en su sue)o demuerte, ngela Parrish llor con la es$erana de que alguien viesebrotar sus l-grimas, $ero la concurrencia reunida en $eque)os

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    corrillos a lo largo del $asillo " la alcoba, estaba demasiado ocu$adalamentando el terrible e inminente &nal de la $rimog+nita de losParrish, como $ara echarle un vistao a la $r-cticamente difunta.

    ngela segu!a con notable esfuero las conversaciones entre

    murmullos, que ameniaban su velorio. =usto cuando la esfera de luro(a estaba a $unto de estallar en su $echo, " hacerla enloquecer dedolor, dos de los $resentes se lamentaban $or el $+simo estado de lafachada de la casa que a $artir de ahora gobernar!a 7livia como nicaheredera de los Parrish. ngela no reconoci del todo a losinterlocutores, $ero la imagen del muro, del ante$echo de la casonaque marcaba el linde del $ueblo, se dibu( en su mente con $asmosaclaridad.

    >io el desconchado en la fachada, sinti el tacto -s$ero " rugoso de la$ared encalada, $udo incluso recordar el sinuoso movimiento de losci$reses que bordeaban la &nca, su sonido, su intenso color verde. Losmortecinos sentidos de ngela, am$li&caban las sensaciones comocolofn, el ltimo alarde antes de la descone%in &nal.

    =unto a su cama alguien sus$ir, larga " que(umbrosamente, era unamu(er, la $rima 9arlota, su nica $rima* lo su$o $orque en cuanto seacerc not que la envolv!a una nube de intenso, rancio, einconfundible $erfume. #i hubiese $odido se habr!a a$artado dando

    un res$ingo, no so$ortaba aquella colonia que 9arlota llevaba usando,de forma invariable, desde los doce a)os* se lo hab!a dicho cienveces.

    2Pues a m! me encanta2 re$licaba 9arlota " volcaba la diminutabotella (o"a en el cuenco de su mano, dis$uesta a darse otro ba)oarom-tico. La locin ol!a a caramelo, con toques de bergamota "melocotn sobre un $rofundo lecho de violetas.

    2'squeroso2 conclu!a ngela cada ve que su $rima iniciaba la

    discusin.

    2e aguantas, sino no hab+rmela regalado 29arlota buscaba con lamirada la a$robacin de 7livia que, divertida, sol!a echar m-s le)a alfuego.

    2Hueno, reconocer-s que en eso tiene ran la $rima 9arlota, fuiste tquien se la regal, las navidades que volvimos de Londres entonces/es ella cul$able de que le descubrieses un $erfume tan Ae%quisitoB ola nica res$onsable de que tengamos que AdisfrutarloB $or el resto

    de nuestra vida es toda tu"a, querida hermana0

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    2FEso es /'caso tengo "o la cul$a de tener un gusto tan e%clusivo02vociferaba 9arlota haciendo as$avientos con adem-n teatral.

    ngela, resignada, callaba " cabeceaba al ver como 7livia conten!a larisa. En esta como en otras muchas cosas siem$re tuvo intencin de

    enmendarse, $ero de forma recurrente sucumb!a al ca$richo decontentar a los dem-s. 'unque eso signi&cara tener que sufrir aquelf+tido aroma envuelto en $a$el celof-n.

    El recuerdo de la vo de 7livia la acom$a)aba en la oscuridad,abri+ndose $aso entre el fuego " el dolor que cola$saba su embotadamente. En este momento, qui- la ltima ve que estaba (unto a suhermana, hubiese deseado hacerla $art!ci$e del amor que las un!a,con toda $lenitud* libre de banalidades, de rencillas cotidianas o

    cuentas $endientes. uer!a decirle que la amaba " que todo ir!a bien,que morir era un momento " $ronto descansar!a en $aI se alegrde no $oder articular $alabra, no quer!a mentirle en su des$edida.

    24o tengas miedo2 susurr 7livia, la agarr de la mano " a$ret.

    9ontra todo $ronstico ngela no sent!a miedo, solo desconcierto./Eso era todo0 /'s! acaba la vida0 /

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    el que dominaba el fuego, el que hablaba en una lengua arcana "terrible. 'quel que conoc!a en la intimidad de su es$!ritu $ero no eraca$a de se)alar, el que la llam $or su nombre antes de la esferagirase " todo se tornara fuego " desolacin.

    Presinti el desenlace, su$o que cuando el $adre ;lorence la asistieraser!a demasiado tarde, nadie $od!a "a redimirla. #u alma, $erdida,sucumb!a a la $oderosa " lacerante fatalidad de la tram$a en la quehab!a ca!do.

    Era cierto, hab!a un falso $rofeta, un im$ostor que sali al $aso en elltimo tramo del camino " ante el que ella, hab!a $erecido. #inembargo, aquella vo la $ersuadi de tal modo que no dud en acatarsus rdenes, las mismas directrices que la hab!an conducido al ne%o

    de destruccin que ahora ocu$aba.9uando el ca$ell-n descans las $almas de sus manos sobre ella,ngela sinti que todo se deten!a. La esfera $ar en seco, eldesaforado cre$itar del mal+&co fuego $erdi intensidad " con +l, eldolor se seren.

    2Por esta santa uncin " $or su $iados!sima misericordia, el #e)or te$erdone cuantos $ecados has cometido $or la vista2 di(o e%tendiendoaceite bendito sobre sus $-r$ados. El sacerdote re$iti la frmula con

    solemnidad, $asando de los o(os a la nari, des$u+s la boca, manos,$ies " $or &n la base de la es$alda. ngela se sinti alentada,investida $or el $oder del sacramento que fortalec!a su fe, "$re$araba su des$edida de este mundo. #ent!a el sutil roce del aceitesobre su $iel a(ada, se concentr en la vo del ca$ell-n " de( queaquella cantinela la meciera. 2J la oracin de fe salvar- al enfermo, "el #e)or lo levantar-* " si hubiere cometido $ecados le ser-n$erdonados, am+n2 a)adi el sacerdote antes de dibu(ar en el aireuna cru.

    9onforme el signo tra las invisibles coordenadas, las $aredes queconten!an el alma de la moribunda, ca"eron sin emitir sonido alguno "de nuevo ngela se vio trans$ortada a otro nivel de $ensamiento.

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    su cuer$o muerto, la sensacin de ingravide la invadi arrastr-ndolahacia el techo de la habitacin.

    5esde all! abri los o(os ?si es que de algn modo la conciencia tiene$-r$ados que el alma $ueda abrir " cerrar a su anto(o@ sea como

    fuere, tanto si era $resa de una nueva alucinacin que su cerebromanten!a neg-ndose a desa$arecer, como si realmente era sues$!ritu quien le $ro$orcionaba aquella cualidad, ngela Parrishobserv la escena desde arriba.

    7livia estaba reclinada sobre la cama, sin soltar la blanquecina manodel que hasta ahora hab!a sido su cuer$o. #e reconoci a duras$enas, $ero la cobria cabellera que su hermana anudaba a laes$alda, en una voluminosa trena, le result inconfundible. 7livia

    lloraba mientras un hombre alto " elegantemente vestido a$o"aba sufuerte mano sobre el hombro de la desconsolada muchacha. Era eldoctor Mulligan, a su lado la $rima 9arlota que gimoteaba en(ugandosus l-grimas con un diminuto $a)uelo de enca(e.

    La mu(er de la cama era ella, deb!a serlo, $ero aunque lo intentdurante un buen rato, no consigui sentir el menor a$ego $or laforma que en otro tiem$o ?uno que ahora se le anto(aba mu" le(ano@hab!a sido ngela Parrish. ui- al $erder la vida hab!a $erdidotambi+n la vanidad. #i es que alguna ve $udo $resumir de algo,

    sobre aquella cama "a no quedaba nada de lo que vanagloriarse.

    La grotesca mueca que formaba su mand!bula ba(o la mara)a dedesgre)ado $elo negro " los inmensos o(os verdes abiertos de formae%agerada, le daban un as$ecto rid!culo, como si (usto en el momentoen que su coran, agotado $or el fuego, de( de bombear sangrehubiese recordado algo urgente e im$ortante, un gran misterio, algoque (am-s $odr!a contar, $orque antes de revelarlo "a estaba muerta.

    ngela vari la direccin de sus $ensamientos " sinti que se

    des$laaba sin di&cultad, $od!a moverse a su anto(o con solodesearlo. ecorri la habitacin, ba( hasta el suelo " se col $or la$uerta entreabierta hasta el concurrido $asillo. >ecinos, amigosvenidos de $ueblos cercanos, familias enteras que reconoci comovie(os clientes de los negocios en la ciudad* incluso el $adre ;lorence,tan reacio a integrarse en la vida social de su $arroquia, estabantodos all!. 7livia hab!a conseguido reunir un nutrido gru$o* eso erabueno, la arro$ar!an, no so$ortar!a verla $asar $or esto sola.

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    ngela $ens en su hermana " sinti una $unada de dolor, al &n unasensacin que identi&caba, algo m-s all- de la bruma blanquecina enla que hab!a encallado su conciencia.

    'quella maldita sensacin de inconsistencia " le(an!a que borraba

    cualquier rastro de humanidad, transform-ndola a ella, a la notablengela Parrish, en $oco m-s que una idea em$a)ada que en $ocassemanas ser!a un recuerdo* un sus$iro en los labios de 7livia* unatentacin que el olvido $ronto ale(ar!a. 's! era la muerte, al &n " alcabo.

    #e re$iti a si misma que estaba muerta " la idea la conmovi.E%amin la realidad con sus nuevos sentidos, $ero no $ercibininguna necesidad acuciante, si algo iba a ocurrir $asar!a sin que ella

    $udiese evitarlo $orque de nuevo, tal como suced!a mientras estuvoviva, en la muerte tam$oco se sent!a due)a de su destino.

    'quella noche el es$ectro de la difunta ngela Parrish vag $or lacasa e%$lorando las $osibilidades de su reci+n estrenada e%istencia.'traves los gruesos muros de la bodega " es$i las conversacionesque se suced!an en los corrillos del velatorio, m-s tarde volvi a laalcoba $ara ver a 7livia que se negaba a se$ararse de su cad-ver.=unto a ella estaba el im$enitente doctor Mulligan que desde hac!aunos meses frecuentaba la casa sin motivo " "a no ocultaba su

    desmedido inter+s $or la $eque)a Parrish, $or $arte de 7livia elsentimiento era mutuo, segn sos$echaba ngela.

    ' medida que avanaba la noche el cansancio hio mella en lareunin, $or lo que uno tras otro fueron des$idi+ndose de ladesconsolada an&triona " se retiraron cit-ndose a la ma)anasiguiente $ara dar se$ultura a ngela que tras el se$elio, segn eracostumbre, ser!a enterrada en la ca$illa familiar.

    ngela los vio des&lar dolientes uno tras otro, vio como 9arlota

    ultimaba los $re$arativos del funeral mientras acom$a)aba al $adre;lorence a su trans$orte, estuvo $resente cuando en la cocinarecogieron las sobras del nada modesto tentem$i+ que 7livia hab!aordenado $ara agradecer la $resencia de tantos amigos, $ero $ormucho que busc en cada rincn de la mansin que era su hogar noencontr ni rastro del hombre oscuro. 4i de su fuego atro.

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    Lo que ngela Parrish no sab!a es que el hombre, de cu"a sombrallevaba hu"endo toda la noche, no hab!a de(ado de observarla desdeel $rinci$io. #igui detenidamente sus evoluciones, vio cmo sesobre$on!a al dolor f!sico $ara m-s tarde de(arse arrastrar $or los

    ensalmos que +l le dict al o!do.7curr!a siem$re del mismo modo, $od!a avalar que as! hab!a sidodesde que la muerte era muerte, id+nticas reacciones8 incredulidad,des$u+s miedo " como conclusin ?de$endiendo de las creencias dele%tinto@ agradecimiento o rebeld!a. Estaba acostumbrado a que losmuertos lo llamasen $or muchos nombres, $ero casi todos coincid!anen el orden8 $rimero 5ios, des$u+s 5iablo* solo de$end!a del grado defelicidad o dolor que fuesen ca$aces de alcanar durante el $rocesoque desvincula el alma del cuer$o f!sico.

    En algn momento, que no alcanaba a recordar, de( de im$ortarlela identidad que los muertos le otorgasen* escuchaba sus lamentos oasist!a a sus desmedidas muestras de gratitud con la mismaindolencia.

    Los sentimientos le eran a(enos, $or lo que nunca se sinti vinculadode modo alguno a ningn ser humano. 4o com$art!a su curiosidad,tam$oco su miedo al olvido, +l cum$l!a su cometido, como otroshac!an lo $ro$io en distintas esferas, des$rovisto de e%$ectativas,

    formando $arte de un engrana(e que tam$oco alcanaba a entenderdel todo " que lo su$eraba con mucho, en todos los sentidos.

    El hombre oscuro aguard a que ngela Parrish reaccionase ante la$resencia de los signos sagrados. :ab!a descubierto en su interior uncoran devoto, as! que cuando a$ost a que el sacerdote ser!a el$unto &nal de la e%$eriencia de muerte, volvi a acertar. En cuanto elleo bendito la ro, ella se de( llevar sin o$oner resistencia.ememor las creencias sobre las que hab!a edi&cado su vidaes$iritual " entreg-ndose $or com$leto a la fe, reconoci el ltimosacramento sinti+ndose a salvo. 'ce$t el destino segn su creencia,que ahora era la realidad que la es$eraba8 estaba muerta, ir!a a unlugar me(or donde estar!a con sus seres queridos " ah! acababa todo.El es$ectro no ten!a nada que ob(etar, cada uno era libre de $ararcuando considerase o$ortuno, +l cortar!a los hilos de todos modos "bien mirado era mucho me(or acabar con aquel trance cuanto antesque $erderse en lamentaciones. Le resultaba e%tremadamentemolesto tener que v+rselas con un alma en $ena, lo cual aunque noera frecuente, hab!a ocurrido alguna que otra ve.

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    Era $recisamente en el $unto en el que se encontraba ngela, en elque hab!a visto descarriarse almas mu" nobles.

    =usto cuando tomaban conciencia de su naturalea de ultratumba,algunos lo asum!an sin rechistar, otros en cambio se negaban en

    redondo.

    #ab!a $or e%$eriencia que $or encima del miedo, del dolor o laincertidumbre sobrevolaba un sentimiento an m-s $oderoso, oscuro" $eligroso que la certea de la muerte8 la es$erana. Los humanosalbergan es$erana hasta en el m-s descabellado de los escenarios,$or lo que le resultaba casi im$osible a$lacar el convencimiento deque lo inamovible estaba sucediendo all! " ahora, sin vuelta de ho(a.

    ras la muerte no ha" retorno a este lado de la e%istencia /$or qu+ les

    resultaba tan dif!cil de entender0 /Por qu+ algunos se em$e)aban enmantener v!nculos con este mundo0 /' caso los humanos no hab!ana$rendido nada del orden $rimordial del universo0 La dimensin en laque habitan los muertos no $uede alcanar a los vivos " viceversa,reglas sencillas, al $arecer dif!ciles de mantener.

    ;i( su atencin en ngela, el lastimero fantasma volv!a de su $rimerae%$edicin $or la casa, entr en la alcoba " vio a 7livia de $ie (unto alos ventanales, envuelta en una c-lida toca de lana con los o(os

    anegados en l-grimas " la mirada $erdida m-s all- del (ard!n. En unarrebato de melancol!a se acerc a su hermana, quiso abraarla "decirle cuanto la echaba de menos, $ero nada ocurri como es$eraba.

    'n no hab!a amanecido " en el e%terior la $ro%imidad del veranomanten!a el ambiente a$eteciblemente c-lido, en cambio latem$eratura del cuarto ca" estre$itosamente en cuanto ngela sea$ro%im a la $obre muchacha.

    7livia sinti un escalofr!o, se arrebu( en su toquilla " e%hal un

    sus$iro que lleg al cristal de la ventana convertido en vaho " loem$a).

    La (oven al la mano iquierda " movi los dedos como si hiciesecosquillas al aire, la corriente helada ser$ente desde sus $iernas "(uguete entre las "emas de sus ateridos dedos. >olvi la cabea $aracerciorarse, $ero la $uerta estaba cerrada $or dentro, ella la hab!acerrado hac!a un momento, quer!a estar a solas con ngela,des$edirse antes de que se la llevasen $ara siem$re. Era im$osibleque con la $uerta cerrada hubiese una corriente como aquella.

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    2/Pero qu+I0 3murmur tocando la $unta de la nari com$letamentehelada. /'cababa de notar el roce de una mano invisible en su $elo oera solo que el cansancio " el dolor es$oleaban su imaginacin0Movi el cuello sacudiendo la melena anudada, manote la cortina de

    $elo cobrio como si quisiese librarse de un insecto molesto, $ero lasensacin viscosa del miedo acababa de $eg-rsele a los $iesde(-ndola com$letamente clavada al suelo.

    El coran le lat!a en los o!dos, una oleada de calor ascendi desde elestmago hasta la coronilla, ensordeci+ndola. 5esvi la mirada hastael lecho donde su hermana "ac!a muerta desde hac!a $oco m-s dedos horas, el cuer$o inerte estaba $erfectamente colocado en elcentro de la ma(estuosa cama de madera oscura.

    7livia hab!a mandado que des$u+s de amorta(arla cubriesen susrestos con una s-bana blanca.

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    no $od!a &arse de sus sentidos, saldr!a a buscar al doctor Mulligan,hac!a un momento lo hab!a o!do hablar en el $asillo con algunosem$leados, con&aba en que an siguiese en la casa.

    5io un $aso en direccin a la $uerta, $ero en ese momento, de la

    nada, surgi una r-faga de aire helado que la gol$e en la cara contanto !m$etu que la hio trastabillar.

    2F:ermana 3grit como acto re6e(o. Entonces, como si su vo hubiesetras$asado el velo de la muerte " tuviese el $oder del mism!simo diosencarnado ocurri lo que hab!a $revisto8 el cuer$o muerto ba(o las-bana se irgui dobl-ndose $or la cintura " qued quieto sobre lacama. La inmaculada morta(a que la cubr!a ca" desde la cabeahasta el regao de ngela de(-ndola al descubierto. El cad-ver al

    incor$orarse de forma sbita hab!a doblado el cuello hacia atr-sformando un -ngulo casi im$osible, como si mirase &(amente el techocon los $-r$ados cerrados " la boca desmesuradamente abierta.7livia, cu"os o(os desorbitados segu!an &(os en la es$antosa visin,$ro&ri un grito es$elunante " a continuacin ca" desma"ada alsuelo.

    2ngela 3di(o el hombre oscuro que segu!a la escena desde su $lanode e%istencia $reternatural2 /qu+ est-s haciendo0

    5el otro lado de la $uerta llegaron $asos a la carrera, era el doctorMulligan, +l " otros tres hombres intentaban abrir a gol$es la $esada$uerta.

    2es$ndeme ngela Parrish2la inst el es$ectro que comenaba amaterialiarse (unto a la desfallecida 7livia ado$tando la forma deuna neblina oscura 2/qu+ $retendes con esto0

    La tem$eratura de la alcoba volvi a descender un $ar de grados deforma tan brusca que $rovoc $eque)os remolinos de aire calienteque $ugnaba $or ascender* a su $aso las velas se a$agaron. odassalvo las dos hachas ma"ores que ard!an ambos lados del cabeal.

    2:abla 3insisti el hombre oscuro tocando la frente de la muerta quesegu!a inmvil " $erdida en su grito sordo. En cuanto uno de losgirones de bruma negruca ro la cabea de ngela, el cad-ver seagit como una marioneta a la que acabasen de tensar las cuerdas.

    La vo que emergi de la garganta sin vida era un gru)ido gutural

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    incom$rensible de no ser que, como el hombre oscuro, uno dominaseel lengua(e de los muertos.

    2/J siI todo estoI es un error0 3la es$antosa vo entrecortada queemanaba del cad-ver ven!a acom$a)ada de un hedor inso$ortable.

    La $estilencia era de tal calibre que se col $or deba(o de la $uerta "atest la nari del gru$o del doctor Mulligan. 5e inmediato, a unaorden su"a, los hombres detuvieron la embestida " quedaroncom$letamente en silencio.

    2/u+ es ese olor infecto0 /:ab+is o!do esa vo0 3#usurr se)alandola $uerta2 /ha" alguien m-s ah! dentro0 /9on qui+n estaba 7livia0

    odos se encogieron de hombros, ed Mulligan se llev el !ndice a loslabios " mand callar, $eg la ore(a sobre la robusta $uerta " a&no el

    o!do.

    24o ha" ningn error ngela, estas muerta, eso es todo2 el hombreoscuro era ahora una sombra traslucida, tal " como ngela lorecordaba al $ie de su cama2 $ens+ que hab!a quedado claro, notienes nada que hacer aqu!, moriste /recuerdas0 /ecuerdas lo bienque te sentiste al abandonar este cuer$o enfermo0

    El agitado cad-ver intentaba insu6ar aire en sus $ulmonesdescom$uestos, en cambio solo consigui boquear como un $e

    agoniante que con cada e%halacin emit!a un es$elunantegorgoteo.

    24o deber!aIestarImuertaI

    2/Podr!as de(ar de hacer eso0 /7 es que quieres des$ertar a toda lacasa0

    ngela gimote, ed Mulligan al otro lado de la $uerta la escuch conclaridad " an m-s8 reconoci $erfectamente el inconfundible timbre

    de vo de la ma"or de las Parrish.

    N

    ard unos segundos en atar cabos, +l era un hombre de ciencia noadscrito a credo alguno " de ningn modo dado a caer ensu$ersticiones o f-bulas de ultratumba. #egn le hab!an ense)ado enla universidad los muertos no resucitan, " si resucitan es que noestaban muertos o al menos no en su totalidad. /Era $osible quehubiese errado el diagnstico0 #ab!a de casos en los que incluso

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    des$u+s de haber $asado gran $arte de las $ruebas de muerte, elenfermo reviv!a sin e%$licacin a$arente.

    e$as mentalmente el $rocedimiento que hab!a seguido en el casode ngela8 auscult su $echo $or es$acio de doce minutos " en cada

    ocasin el coran estaba $arado* coloc un $eque)o es$e(o ba(o lanari de la difunta " no se em$a), lo que evidentemente indicabaque no hab!a actividad res$iratoria. Por ltimo, anud con fuera unode sus dedos $or la base, lo hio sin que 7livia se diese cuenta, noquer!a infringir m-s sufrimiento a la $obre muchacha. 9uando mediahora des$u+s volvi a com$robar si el dedo estaba ciantico,corrobor el diagnstico de muerte constatando que tanto el dedoanudado como el resto de sus e%tremidades manten!an el tonoblanquecino $ro$io de un cad-ver, le(os del es$eranador aul que

    hubiese indicado que an circulaba la sangre $or aquellas venasheladas.

    ed Mulligan se detuvo a $ensar, /estaba realmente seguro de que nohab!a escuchado ningn eco en aquel coran0, /J si la res$iracinera tan leve que a$enas hubiese em$a)ado el es$e(ito0, /5e verdadno circulaba sangre $or sus venas o era +l quien lo hab!a dado todo$or su$uesto0 Maldi(o en silencio, debi haber $asado algo $or alto "si ese algo signi&caba un error en la muerte de la heredera de losParrish, $od!a ir des$idi+ndose de su $uesto de con&ana entre lasfamilias m-s acomodadas de la comarca.

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    O

    2#al de ah!2 re$iti el hombre oscuro2 hablemos si es lo que quieres,

    res$onder+ a todas tus $reguntas $ero $or favor, abandona de unave ese cuer$o.

    ngela intent $or ltima ve hacerse con el control del que "a se leanto(aba mu" agotado cuer$o, $ero no $udo* en cambio, de algnmodo que no alcanaba a entender, hab!a logrado introducirse en elcad-ver con tanta facilidad que $or un instante $ens que todoaquello, la certea de la muerte, no era m-s que un mal sue)o.5urante unos segundos sinti el $eso de la gravedad, la densidad dela carne enferma " el angustioso ahogo de sus $ulmones neg-ndose a

    suministrarle o%!geno. #ensaciones de las que hab!a deseado librarsecon tanta intensidad como a)orana le $rovocaba ahora recordarlas.

    La vida, que se hab!a des$edido de ella con un ba)o de dolorinso$ortable tambi+n le hab!a regalado una galer!a de im-genesindelebles que llevaba $rendidas en su memoria $ara siem$re. Era$recisamente al evocar la felicidad " el amor que hab!a disfrutado envida, cuando encontraba fueras $ara volver a este mundo, as! lo hio" aunque solo fue una ve, lo logr.

    Cm$uls su voluntad hacia delante " sinti como los msculosres$ond!an al destello del $ensamiento. 9onsigui sentarse en lacama, 7livia estaba en la habitacin, su hermana la a"udar!a

    A7livia2 $ens2 Festo" viva, sigo aqu!B $ero la nica res$uesta queobtuvo fue un $avoroso grito " a continuacin un gol$e sobre el suelo.

    2ngela2 di(o el hombre oscuro2/qu+ est-s haciendo0

    9omo hab!a ocurrido antes, la vo infernal reson en cada una de sus

    c+lulas " es$ole su mente sin contem$laciones. 'hora "a sab!a loque la es$eraba tras la muerte, hab!a vagado $or la tierra de losmuertos, hab!a visto el otro lado* la mortecina lu del tit-nico faro quegu!a las almas hasta la con6uencia de dos r!os turbulentos* laestrecha casa ro(a que se ala en su delta " cu"as $aredes de tierraas&%ian la voluntad " el es$!ritu* vio el interminable " grotesco des&lede almas ba(o el cielo encendido, sus rostros vac!os " desencantadosdirigi+ndose hacia un es$antoso e inmutable destino. 'nduvo $erdidadurante lo que le $areci una eternidad, " cuando decidi volver,

    bast con desearlo.

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    ' diferencia de 7livia que se hab!a desma"ado nada m-s verla, elhombre oscuro estaba all! $ara recibirla.

    2es$ndeme ngela Parrish2 insisti2 /qu+ $retendes con esto02 tocsu cabea " orden A:ablaB, entonces habl.

    2/J si todo esto es un error0

    24o ha" ningn error ngela, estas muerta, eso es todo, $ens+ quehab!a quedado claro, recuerda lo bien que te sentiste al abandonareste cuer$o enfermoI

    ngela re$as su agon!a, $ero "a no guardaba nocin del dolor, ni deltiem$o que hab!a transcurrido desde que abandonase este mundo,ahora no $od!a recordar nada m-s all- de la barrera de fuego.

    Echaba de menos el fuego, la esfera ardiente sustituta de su corandurante el trance de muerte la hab!a hecho sentir m-s intensamenteque en toda su vida consciente. #i hubiese $odido elegir habr!a$edido volver a caer en aquel v+rtigo lento " lacerante, cualquiercosa menos la nada en la que se hab!a instalado $or toda laeternidad.

    24o deber!a estar muerta2 aleg, sin ser consciente de que su cuer$odescom$uesto traduc!a las $alabras convirti+ndolas en es$antosos

    gorgoteos.

    2/Podr!as de(ar de hacer eso0 3di(o el es$ectro 2de(a de hacer eseruido /quieres des$ertar a toda la casa0

    ngela se ahorr la discul$a, $ero ante la severa advertencia deinmediato de( de usar la garganta del cad-ver $ara hablar " se limita imaginar las $alabras* +l la oir!a, estaba segura.

    2:e de regresar 3$ens2 no es mi momento, an tengo cosas $orhacer "I

    2Moriste a"er, /tengo que record-rtelo0 3el hombre oscuro estabaem$eando a cansarse de la insistente ngela Parrish2 tu cad-ver sedescom$one, sal de ah!* hablemos si es lo que quieres, res$onder+ atodas tus $reguntas $ero $or favor, abandona de una ve ese cuer$o.

    2/9mo lo hago02 $regunt algo avergonada $or su desconocimientoen lo que a $rocedimientos es$ectrales se refer!a.

    El hombre oscuro, que ahora era una sombra (unto al lecho de la

    difunta, no di(o nada se inclin " le susurr unas $alabras al o!do. La

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    salmodia surti efecto al instante $orque sin $revio aviso ngela sevio e%$elida le(os de su cuer$o.

    El tr-nsito entre este " el otro mundo esta ve fue indoloro, $ero labrusquedad con que +l hab!a arrancado su es$!ritu la aturdi $or

    com$leto.

    5esconcertada observ al es$ectro que estaba de $ie frente a ella. 'sus o(os, la silueta oscura, la o$aca neblina que hab!a velado susltimas noches en esta vida se hab!a transformado ado$tando unas$ecto sobrecogedor. El hombre, era una masa de cre$itante lavaque ard!a sin quemar, su contorno desdibu(ado $or miles dediminutas chistas emanaba " se conten!a al mismo tiem$o,6uctuando $or $ura voluntad. ngela se rindi ante la ma(estuosidad

    del ente que ten!a ante si, un instinto ancestral la indu(o a $ostrarseante el hombre de fuego " no se refren* todas sus reclamacionesquedaron relegadas a un segundo $lano, lo nico que im$ortaba era+l, +l " el fuego.

    2/ealmente deseas volver a la vida0 3el ser incandescente ladeligeramente la cabea estudi-ndola a distancia, miraba al va$orosofantasma, como si intentase adivinarle los $ensamientos.

    2F

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    #inti que deb!a seguirlo $ero, refrenando su devocin, se mantuvo adistancia acatando el mandato.

    l e%tendi los llameantes braos sobre la difunta ngela Parrish "guard silencio mientras la e%aminaba bara(ando o$ciones en

    silencio. 'l cabo de un momento di(o con vo atronadora8

    2ui-I

    2/#!0 3ngela conten!a a duras $enas su im$aciencia.

    2al ve des$u+s de todo an tengas una o$ortunidad2 la telara)a deva$orosos girones fantasmales que era ngela Parrish se arremolinentorno al hombre de fuego, con&ando en que recibiese el ef!meroabrao cargado de gratitud in&nita e irreversible consagracin2 tu

    cuer$o no se ha a$agado del todo, es cierto. #iento la vida en ti,aunque im$erce$tible $ercibo tu $ulso el+ctrico.

    2#iendo as!I /ser!as ca$a de devolverme la vida02se atrevi a$reguntar.

    24o alcano a imaginar cmo $odr!a contravenir hasta ese $unto micometido, "a que $recisamente esto" aqu! $ara garantiar tu muerte.

    2/5e qu+ sirve entonces que mi cuer$o an albergue una $osibilidadsi no $uedo dis$oner de ella0 Ma)ana me enterrar-n2 a)adi cone%tremo $esar2 " la $eque)a chis$a que an arde dentro de m! sea$agar- en el se$ulcro. Piedad se)orI

    El hombre de fuego $ens detenidamente la res$uesta, im$asibleante los ruegos lastimeros de la desventurada ngela Parrish, " nohablo hasta que lleg a una solucin que consider acertada $araambas $artes.

    29omo di(e antes no $uedo administrar a mi criterio vida " muerte 3continu2 $ero $uedo asegurar que en este $reciso instante no est-smuerta, as! que volvemos al $rinci$io. #i decides regresar al ladomaterial de la e%istencia me quedar+ aqu! es$erando el momento enque decidas abandonar este mundo* "a sea voluntaria oconsecuentemente. Entonces $ondr+ a tu dis$osicin todo miconocimiento, con la venta(a de que "a hemos $asado $or eso/recuerdas el fuego ngela0

    Lo recordaba, lo recordaba todo, $ero ahora en lo nico que $od!a$ensar era en la $osibilidad que se abr!a ante ella, el giro ines$erado

    de los acontecimientos la devolv!a a la casilla de salida. Pod!aintentarlo, $od!a volver, qui- an $udiese recu$erar la vida que "a

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    hab!a rendido. #e agarr a la es$erana con todas las energ!as que lequedaban " como hab!a hecho la $rimera ve concentr su voluntaden un deseo8 regresar a su cuer$o, lo hio con tanta fuera que lareentrada de su alma errante $rodu(o una sacudida en todas las

    terminaciones nerviosas del cad-ver.El temblor hio que el agitado cuer$o saltase un $ar de veces sobre elcolchn, des$u+s ca" a $lomo, como si de nuevo hubiesen a$agadoel interru$tor que la manten!a viva.

    7livia o" el cru(ido de la cama " recobr el conocimiento dando unres$ingo, tard un momento en entender lo que hab!a $asado.9onmocionada, an segu!a en el suelo del dormitorio cuando escuchcon claridad unos insistentes gol$ecitos tras la $uerta.

    27livia, d+(ame $asar querida, so" "o, ed.

    heodore Mulligan con el coran desbocado $or el miedo, rogaba a5ios no haber errado el diagnstico de muerte de ngela Parrish. Lahab!a o!do hablar " aunque an era inca$a de dar e%$licacin a tanabsurdo hecho, $od!a (urar que era la difunta quien hab!a hablado

    dentro del cuarto en $enumbra.

    9uando $or &n 7livia abri, estaba tan $-lida " temblorosa que eldoctor Mulligan no $udo m-s que tomarla entre sus braos "consolarla.

    2FEst- viva FEst- viva 3re$et!a solloante " desconsolada2 la he vistomoverse, has de creerme2 " hundiendo la cara en el $echo delm+dico, se)al la cama sin mirar.

    La s-bana hab!a ca!do de(ando al descubierto la $arte su$erior delcad-ver. 5esde la distancia " la lu de las velas ed era no se atrev!aa asegurarlo $ero al $rimer gol$e de vista le $areci que la e%$resindel rostro de ngela tambi+n hab!a cambiado. Parec!a serena, $erono con el $+treo sosiego caracter!stico de la muerte* su $orte altivono era el de la m-scara cerlea con que la hab!a revestido la agon!a,$arec!a dormir $l-cidamente un sue)o en tr-nsito que es$eraba serinterrum$ido.

    #!, era cierto, algo hab!a cambiado durante la ltima hora, desde que

    +l certi&case la defuncin, $or suerte de momento ni siquiera 7livia

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    hab!a re$arado en ello. Era el miedo quien hablaba $or su boca, no lacertea. La (oven estaba abatida " en shocQ, +l se ocu$ar!a de todo.

    24o quisiera ahondar en tu dolor querida, $ero a veces ocurre que loses$asmos cadav+ricos se confunden con movimientos musculares

    voluntariosI

    2FPero se sent en la cama, "o la vi 2 sollo $osando la me(illa en lasola$a de su chaqueta2des$u+s deb! desma"armeI$orque "a norecuerdo nada m-s.

    2Est-s desorientada 7livia2 di(o $asando un brao $or encima de sushombros2de(a que te acom$a)e hasta la sala, te $re$arar+ una tisana$ara que descanses. ienes que dormir, ma)ana ser- un d!a mu"largo, hale caso al doctor2 a)adi mientras sal!an del dormitorio.

    ed Mulligan no necesitaba m-s gente $ululando $or la casa, as! queno avis al servicio " se encarg $ersonalmente de calentar agua$ara la infusin de tilo " $asi6ora que 7livia bebi a rega)adientes.Las dos gotas de hidrato de cloral que de( caer (unto a los tresterrones de acar la sedaron $or com$leto en cuestin de minutos.5ormir!a $rofunda " $l-cidamente hasta entrado el d!a. 'comod sus$iernas en el mullido taburete que estaba frente al silln, la arro$con la toca de lana " asegur-ndose de que nadie lo hab!a visto salir

    de la cocina, se dirigi a toda $risa hacia el dormitorio del $iso dearriba.

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    instintivamente abri el ca(n de la mesilla de noche que estaba a sulado. La suerte le sonri, un broche en forma de es$iral con diminutosaabaches cerrado $or una inmensa " a&lada agu(a.

    'ntes de clavarla en el brao de ngela re $ara que no sangrase.

    Pero al hundir el al&ler en la $-lida carne brot una diminuta gota desangre de un ro(o intenso.

    El doctor Mulligan dio un res$ingo " se a$art de la cama. Era cierto,estaba viva.

    'quella revelacin, an sin haber sido $ronunciada en vo alta, "ahab!a vuelto su mundo del rev+s. odo $or lo que hab!a traba(ado, sucarrera, su $osicin, la $osibilidad de labrarse un futuro $rometedor,estaba a $unto de esfumarse* si se llegaba a saber que hab!a

    cometido un error tan estre$itoso se $ondr!a en entredicho su criterio" su buen hacer* $erder!a la clientela " su nombre quedar!a $orsiem$re vinculado a este lamentable e$isodio. Por no hablar del dolorgratuito " el rid!culo im$erdonable que helar!a el coran de la bella7livia $ara los restos.

    endr!a suerte si ella condescend!a en volver a hablarle.

    ed Mulligan not que le faltaba el aire " le sudaban las manos, elmiedo que lo atenaaba dis$ar su $ulso hasta llevarlo a un galo$e

    desenfrenado. La $ro"eccin de la nueva " calamitosa vida que loes$eraba $as antes sus o(os a toda velocidad, algo mareado sederrumb sobre la silla que estaba (unto a la cama* en aquel $recisomomento ngela e%hal un hilo de aire en forma de leve que(ido.

    heodore se incor$or de un salto, 7livia estaba en lo cierto /era$osible que se estuviese recu$erando0 /9mo hab!a encontrado elcamino de vuelta de entre las sombras0 9on seguridad era el estadocatal+$tico en el que se hab!a sumido durante las ltimas horas lo

    que lo hab!a llevado a enga)o, $ero al $arecer ngela estaba deregreso al mundo de los vivos en el que, al contrario de lo que cabr!asu$oner, ser!a heodore quien se someter!a al (uicio &nal $or sunegligencia. uiso cerciorarse del todo " acerc una de las enormesvelas $rendidas (unto al cabeal, la lu incidi de lleno en las $u$ilasciegas de la no tan difunta ngela Parrish, en las que ed a$enas$udo constatar una reaccin casi im$erce$tible.

    'fuera, tras los grandes ventanales, la lu del nuevo d!a em$eaba ades$untar " clareaba el negro $rofundo de la noche en un aul

    intenso que se $re$araba $ara recibir el estallido de naran(as "amarillos del amanecer de ma"o. El doctor Mulligan estaba e%hausto

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    " tan asustado que era inca$a de elaborar un $lan coherente del quesaliera bien $arado. La nica o$cin que se le ocurri, al margen dereconocer su res$onsabilidad absoluta en el nefasto diagnstico, fuealegar que la re$entina resurreccin de ngela Parrish se deb!a a un

    hecho milagroso.#ab!a de casos en los que contraviniendo toda lgica m+dica los$acientes se curaban de esta o aquella enfermedad mortal sin que enel $roceso mediase m-s que la $ro$ia voluntad del moribundo " un$ar de ofrendas al santo $ertinente. Pero aunque esta $osibilidadfuese ace$tada de buen grado $or los m-s allegados a ngela,inclu"endo a 7livia que enloquecer!a de alegr!a al recu$erar a suhermana, seguir!a desacreditado a o(os de la comunidad cient!&ca obien $or creer en su$ercher!as o an $eor, $or haber intentado

    tomarlos $or tontos. /uedaba alguien que an cre"ese enseme(antes cosas0 9uraciones $rodigiosas en $lena revolucinindustrial, atreverse a bara(ar tal $osibilidad le $arec!a rid!culo "descabellado.

    4o le quedaba otra o$cin m-s que asumir su error. 7 matar.

    La $rimera ve que el $ensamiento cru $or su cabea, lo descart.#e a$art de +l como un gato del agua, horroriado $or la solamencin de tal monstruosidad. #in embargo a medida que $asaban

    los minutos " el nuevo d!a amenaaba con revelar la buena nueva, laidea de matar a ngela Parrish comen a tomar forma como una$osibilidad certera de desenlace $ara aquella in(uriosa trama.

    A'c-baloB di(o una vo en su cabea Aa o(os del mundo "a est-muerta /qu+ har!as que no est+ hecho "a0B heodore hab!a relegadoal rincn m-s ale(ado de su conciencia, cualquier recato " la memoriadel (uramento que hio cuando fue investido como m+dico. Estabadeses$erado, no era momento de de(arse llevar $or un arrebato dedecencia, su $orvenir estaba en (uego, adem-s sin duda $ara el restodel mundo ngela llevaba muerta toda la noche.

    A4adie m-s lo sabr-2re6e%ionaba 2 al &n " al cabo su salud es tande$lorable que, no sobrevivir!a otro invierno, eso teniendo en cuentaque &nalmente sea ca$a de sobre$onerse a este embate. 9osa quedudoB

    Le ech otro vistao, $ero no observ ningn cambio en ella. 'horaque la res$landeciente lu del sol em$eaba a ascender sobre elhorionte, la habitacin se inund de lu carmes! que volv!a an m-sirreal la escena. Las velas (unto al lecho, se consum!an sin $ar$adear,

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    ngela inmvil " desenca(ada aguardaba tras los $-r$ados cerradosla resolucin &nal, en manos de quien no hac!a mucho hab!a llegado aconsiderar casi como de la familia. #us coqueteos con 7livia contabancon el bene$l-cito de la $rimog+nita de los Parrish que solo hab!a

    visto en heodore Mulligan buenas intenciones " un gran coran queres$aldaba cada uno de sus actos. 7tro error, del que no $odr!aesca$ar a tiem$o.

    ed se $uso en $ie " agarr uno de los mullidos co(ines sobre los quere$osaba la cabea de ngela. #e inclin sobre ella " le habl al o!do.

    24o s+ si $uedes o!rme, en cualquier casoI $erdname ngela,$erdname " descansa2 $uso el almohadn sobre la boca entreabiertade la moribunda, sin de(ar de murmurar2 descuida, "o me ocu$ar+ de

    todo, de la casa, de 7liviaIt solo descansa, $asar- enseguida2re$iti a$retando con fuera la almohada2 lo hago $orque la quiero, tlo sabes bien ngela, no so$ortar!a $erderla 3di(o2la quiero tantoI

    2F'"dame2 im$lor ngela Parrish al hombre oscuro, viendo que suses$eranas se esfumaban ba(o la as&%iante $resin de la almohada.

    Pero el ser de fuego " tiniebla, el que cre$ita " aguarda sin$ronunciarse, se mantuvo al margen* como hab!a hecho antes, comosiem$re hac!a, $ara deses$eracin de ngela que esta ve estaba se

    sab!a com$letamente muerta. 9uando el coran se le $ar inici laindolora e irremediable transicin que "a hab!a ensa"ado. 's! ngelaabandon su cuer$o mortal, en com$leta sincron!a con su destino, sinrastro de miedo.

    5e forma casi im$erce$tible atraves la carne " regres al $lano dee%istencia donde la angustia " la o$resiva sensacin de soledad eran$er$etuas, all! no hab!a calma ni e%$ectativas, tam$oco resignacin niamor, al menos no $ara ngela Parrish. En cuanto tom conciencia dela ine%orable realidad la es$ita, que manten!a a ra"a la ira " el

    des$echo, salt $or los aires liberando su m-s $rofunda ira. ngelacarg contra el hombre oscuro e%igi+ndole a"uda.

    2Ja te he dicho que no $uedo hacer nada $or ti2re$iti el ente.

    2FMe niego, me niego a morir2 bram la mu(er, " se abalan sobre suasesino que an manten!a el almohadn sobre su rostro. ngela viol-grimas en los o(os del doctor Mulligan, /lloraba mientras acababacon su vida0 /u+ locura era esta0

    2F'l+(ate de m!2 le grit al criminal " solt su mano es$ectral $aragol$ear al e(ecutor de su sentencia 2F5+(ame vivir, maldito

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    Pero ed Mulligan no a6o( el mortal abrao, $resion la almohadacontra su cara hasta que $asados unos minutos dedu(o que la muerteera irreversible. 9on total a$lomo volvi a colgarse el estetosco$io "busc rastros de vida en los $ulsos de ngela. 9oloc de nuevo el

    $eque)o es$e(o frente a su boca " ba(o la nari, $or &n se arm devalor " al una de las $lantas de los $ies del cad-ver $ara otra veclavarle la agu(a del broche aabache. Esta ve no man sangre.Cntrodu(o de nuevo la agu(a, $ero con id+ntico resultado. El coranhab!a de(ado de bombear, con eso le bastaba. 4o $ermitir!a m-s$ruebas, tam$oco es$eraba que nadie las $idiera, si acaso 7livia aldes$ertar an no estaba convencida de que el e$isodio de la nocheanterior hab!a sido una alucinacin, +l se encargar!a de guiar sus$ensamientos en la direccin correcta.

    heodore, se dirigi a los ventanales " descorri las $esadas cortinas.:ab!a amanecido un es$l+ndido d!a de &nales de ma"o, ah! fuera noten!a cabida la muerte ni los malos $resagios. Por lo que a +lres$ectaba en cuanto terminase el se$elio, em$eaba su nueva vida,estaba ansioso $or salir de aquel cuarto. 's! lo hio " fue en busca delos traba(adores de la casa $ara comenar con los $re$arativos delentierro.

    R

    ngela Parrish estaba de $ie (unto a su cuer$o, se observaba ensilencio. La nica muestra de que el es$!ritu de la difunta segu!a$resente era que continuamente mudaba de forma 6uctuando entrela diminuta mota de materia fantasmal en que se hab!a convertido "la neblina blancuca " deforme que amenaaba con materialiarse.

    El hombre oscuro cu"o envoltorio cuarteado de(aba entrever una$al$itante masa de lava incandescente, interrum$i su embelesado

    lamento.

    2enemos que terminar con esto cuanto antes2 anunci2 /vendr-sconmigo voluntariamente o debo volver a insu6arte el fuego0

    La mu(er, no res$ondi. #egu!a absorta en sus $ensamientos " en sul-nguido $esar.

    2ngela Parrish2 la llam el ser oscuro2 te reclamo $ara el mundo delos muertos /qu+ res$ondes0

    Ella se volvi " lo mir desde sus centelleantes o(os verdes. Lacolumna de bruma que hab!a sido hasta ahora comen a tomar

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    forma, imitando hasta en los m!nimos detalles el semblante " la &guraque ngela Parrish hab!a tenido en vida. La inconsistente substanciaes$ectral se con&gur como una translcida r+$lica de la muerta, soloque su as$ecto "a no era el que recordaba a ngela. 4o hab!a ni

    rastro de la bondad, la bellea " el gran sentido del humor que laidenti&caban* tam$oco quedaba viso del $rofundo amor que hab!aderrochado a manos llenas* $or los su"os, $or la vida, $or lo buenoque siem$re hab!a augurado.

    Era el amor mismo el que se hab!a vuelto en su contra, el desalmadoheodore Mulligan la hab!a matado $or amor8 $or amor $ro$io, $oramor a 7livia " $or amor al futuro que hab!a imaginado " al que noestaba dis$uesto a renunciar.

    ngela Parrish abandon toda es$erana " transmut su dolor en una$resencia rebosante de ira " furia incontenible. La terror!&cae%$resin de su rostro, sobre el que ondulaba la larga cabelleraoscura, los orbes de los o(os hundidos " ennegrecidos* los o(osin"ectados en odio, la informe boca rebosante de a&lados " diminutosdientes. #u $orte altivo era ahora desa&ante, " mientras se ada$tabaa la forma en la que $ermanecer!a $or toda la eternidad " e%aminabasus cadav+ricas manos coronadas $or aquellas unas a modo degarras de $-(aro, se volvi hacia donde estaba el hombre oscuro.

    24o vo" a ir contigo 3di(o con vo terrible2 me quedar+ aqu! en micasa, este es mi lugar " debo cobrarme la vida que me han robado.

    2Me cuesta creer que quieras convertirte enIen un alma en $ena2di(osin conmoverse2 aqu! "a no ha" nada $ara ti, entiende que no$erteneces "a a esta vida* ha" muchas cosas es$er-ndote al otrolado.

    Pero ella ni si quiera res$ondi, le dedic una ltima " sombr!a mirada" a continuacin sali al corredor ado$tando una difusa forma

    fantasmal, a$enas $erce$tible $or los vivos. 9uando ngela Parrishatraves el umbral de su alcoba, la $esada $uerta de madera delcuarto gir sobre sus gones " se cerr de un $ortao.

    El resto de $uertas de la casa la imitaron al un!sono, $rovocando ungol$e coral, terrible " atronador.

    El estruendo des$ert a 7livia de un salto, $ero $or fortuna edestaba a su lado $ara tranquiliarla, consolarla " e%$licarle que hab!asido el viento. #olo el viento.

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    4ota $ara el lector8

    5urante m-s de ciento veinte a)os se ha considerado la mansin delos Parrish Mulligan como una de las casas encantadas con ma"oractividad $aranormal de Cnglaterra. 5esde la muerte de la$rimog+nita ngela Parrish, durante la $rimavera de 1R1D se hanregistrado todo ti$o de fenmenos que ho" catalogamos como$ro$ios de una Acasa malditaB. 'ctividad que los e%$ertos vinculancasi con toda $robabilidad a la $resencia es$ectral de la hermanama"or de 7livia Parrish.

    Los e%tra)os sucesos que se han sucedido en la casa, los casos demuertes violentas " las decenas de testimonios que aseguran habervisto una mu(er deambulando $or el corredor del segundo $iso, nosllevan a creer que $uede haber algo de cierto en la maldicin queenvuelve a la familia. #e dice, aunque no ha" constancia, que la

    hermana ma"or estaba enamorada del m+dico de la familia heodoreMulligan, el cual $or desgracia $ara ngela qued $rendado de la

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    menor de las Parrish. 4o consta cual es la enfermedad que llev angela Parrish a la tumba, $ero son muchos los sensitivos " $s!quicosque han coincidido en catalogar este es$ectro como Amovido $or lavenganaB. 'l $arecer su $avorosa e incendiada aura oscura no de(a

    lugar a dudas.Los $eriodistas o a&cionados a lo $aranormal que han conseguido$ermiso $ara llevar a cabo investigaciones en la casa Parrish Mulligan,actualmente sede de la biblioteca " centro c!vico munici$al,atestiguan casi de forma un-nime que la $resencia fantasmal en lacasa se intensi&ca al amanecer, horas en las que casi siem$re detonala actividad es$ectral en forma de ruidos, susurros, libros que caen delas estanter!as " $uertas que se cierran solas.

    esulta llamativo que un gran nmero de $ersonas aseguren que esen el tramo de la escalera que conduce al segundo $iso, " en elcorredor contiguo, donde la sensacin de fr!o se intensi&ca de formaincre!ble, habi+ndose registrado ca!das de tem$eratura de hastacinco grados.

    Es $recisamente ah! donde se ha visto a la Amu(er oscuraB bautiadaas! no solo $or su terror!&co as$ecto sombr!o, sino $orque a veces, enmu" $ocas ocasiones, se la ve acom$a)ada $or otro ente decaracter!sticas similares a las de ella, $ero de una $rofunda "

    aterradora oscuridad.

    odos los que han tenido contacto con las hermanas Parrish, su casa,su historia o su le"enda* aseguran que algo de ngela se ha quedadoen ellos. 4o son $ocos los que en la intimidad de su hogar, en unascensor o mientras caminaban a solas $or un $asillo, han sentido la$resencia, el susurro " la mano helada de la sombr!a " des$echadangela Parrish.

    Martin =arod Merville

    Presidente de la #ociedad $ara la Cnvestigacin Paranormal 'rconte.