el cantar de mio cid

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Parece pertenecer al siglo XIII por la lengua en que fue reproducida.

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Page 1: El cantar de mio cid

Parece pertenecer al siglo XIII por la lengua en que fue reproducida. A Menéndez Pidal le

debemos su mayor estudio (fue propiedad de éste marqués). Procedente de la aldea

Española de Vivar. En 1960 fue adquirido por la fundación de Juan de March que lo donó a

la biblioteca de Madrid.

En el destierro del mio cid, Rodrigo es

desterrado de Castilla por el Rey Alfonso. Se

despide de su esposa Jimena y de sus hijas

Sol y Elvira, a quienes deja al cuidado del

abad de un monasterio, en San Pedro de

Cardeña. Y parte para el destierro. Su figura

es digna y humana:

Con los ojos llenos de lágrimas, volvió la cabeza para

contemplarlos por última vez. / Y vio las puertas

abiertas y los postigos sin candados; / vacías las

perchas, donde antes colgaban mantos y pieles, / o

donde solían posar los halcones y los azores mudados. /

Suspiró el Cid, lleno de tribulaciones, y al fin dijo con

gran mesura: / <loado sea Dios. A esto me reduce la

maldad de mis enemigos> (serie 1, pág. 43).

Page 2: El cantar de mio cid

En el camino consigue dinero prestado de

unos judíos, arma un pequeño ejército con el

que gana varias batallas contra los moros y

hasta se toma Valencia.

En las hijas del Cid, prosigue la descripción

de los triunfos del Cid sobre los moros, su

fidelidad al rey Alfonso, su amor por Jimena

y sus hijas.

El rey Alfonso se reconcilia con el Cid. Se

describen las bodas de los infantes de

Carrión con las hijas del Cid. Y se deja

entrever el recelo de éste, que solo entrega a

sus hijas por obedecer al rey Alfonso, su

señor.

Page 3: El cantar de mio cid

Allí hablará el rey Alfonso, como tan

cumplido señor. – Gracias, buen Cid,

predilecto del creador; gracias que me deis

así a vuestras hijas para los infantes de

Carrión.

Desde ahora tomo con mis manos a Doña

Elvira y Doña Sol y las doy por esposas a los

infantes (serie 104. Versos 2.095 y

siguientes)

El cantar de Corpes <Afrenta de Corpes>,

malvados hasta el extremo, los infantes de

Carrión abandonan a sus esposas, después

de azotarlas y dejarlas por muertas en el

Robledal de Corpes. Pero el Cid había

enviado a su pariente Félix Muñoz, quien

maliciando algo logra regresar a escondidas y

encuentra a sus primas medio muertas: <les

va haciendo volver en sí. Tan desmayadas

Page 4: El cantar de mio cid

están / Que no pueden articular palabra. Se

le desgarra el corazón> (serie 131)

Cuando se entera el Cid Campeador:

Se estuvo gran rato meditando. Al fin tomándose las barbas

Exclamó:

¡Loado sea Nuestro señor Jesucristo! Cuando tal han hecho

los

Infantes de Carrión.

Por estas barbas que nadie ha mesado nunca, que no

lograrán

Deshonrarme,

¡Y aún he de casar bien mis hijas! ¡Qué aflicción la del Cid y

la de

Toda su corte! (serie 131).

Alfonso VI consigue que los infantes de

Carrión den humillante satisfacción al Cid y le

devuelvan las dos famosas espadas <Colada

y Tizona> que les había regalado el Cid de

Page 5: El cantar de mio cid

matrimonio. Los reyes de Aragón y Navarra

solicitan en nupcias a Doña Elvira y Doña Sol

y el poema termina con el relato de las

nuevas bodas y la muerte del Cid.

Nuestro Cid, señor de Valencia,

Dejó el siglo en la pascua de Pentecostés.

Dios le haya perdonado,

Y así haga con todos nosotros justos y pecadores.

Estas son las hazañas del Cid Campeador.

Y llegando a este punto se acaba la canción.