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19/11/13 El cantante tenebroso descubre las baladas | Cultura | EL PAÍS
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CULTURA
JUAN JOSÉ ABAD GALLEGO Madrid 18 NOV 2013 - 15:03 CET 3
Llevo haciendo
discos casi 30
años, intento
Tentaciones
El cantante tenebroso descubre las baladasMark Lanegan se mete en la piel y las canciones de Nick Cave o Sinatra y presenta en gira su disco
de versiones 'Imitations'
Archivado en: Mark Lanegan Giras musicales Eventos musicales Música
Su fama le precede: Mark Lanegan
recela de las entrevistas
promocionales rutinarias y de los
periodistas, no suele ocultar su lado
más huraño y sus canciones tienden a
deleitarse en escenas sórdidas e
incluso violentas. Ahora bordea el
medio siglo de vida y este antaño
compañero de correrías de Kurt
Cobain prefiere probar el traje de
crooner y cantar temas de Sinatra.
No reniega del todo de su pasado
más reciente, pero no pocos de sus
seguidores se han sorprendido con
Imitations, su reciente disco de
versiones. No hay escenas violentas y
sí una amable revisión del standard
Autumn leaves que ha sido
interpretado por decenas de artistas
en un rango que va de Miles Davis o
Chet Baker a Eva Cassidy o Paula
Cole. “Es un género que me gusta
mucho, tanto como el soul o el folk”,
comenta al teléfono el propio Lanegan. “Pensé hace tiempo ‘voy a hacer un disco enteramente
consagrado a este tipo de material algún día’, y ese día es este año”.
Tampoco es el primer disco de versiones del estadounidense. A finales de los noventa publicó
I’ll take care of you, si bien más enfocado al cancionero blues y folk. “Realmente no encajaba
mucho con lo que hacía en esa época”, asegura. Por entonces, Lanegan todavía intentaba
despegarse de la etiqueta de padrino del grunge. Hoy reniega de este pasado y ni quiere oír
hablar de los tiempos en que lideraba los Screaming Trees, banda que competía, entonces, en
la misma liga alternativa en la que figuraban Nirvana, Soundgarden o Pearl Jam. “No echo de
menos nada de esos tiempos”, afirma tajante al otro lado del hilo telefónico, con su
permamente voz abismal, algo recelosa. “Me aburre el tema”. Bien, entonces de una eventual
reunión de la banda, práctica extendida, ni hablamos.
De joven descubrió en su hogar familiar una vieja colección de viejos
de blues. Lo que allí descubrió, una ingente cantidad de historias
sobre sexo, muerte y personajes tenebrosos, fue nutriendo su obra
periódicamente. Aunque en Imitations aparecen canciones de
artistas más cercanos a su forma de entender la música (Nick Cave,
Greg Dulli), la imagen amable de Sinatra o de Andy Williams, a quien
Mark Lanegan.
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excitarme con
cada álbum
De gira en noviembre
Bilbao. Sábado 23. Festival
BIME
Avilés. Domingo 24. Teatro
Niemeyer. 20.00. 22 euros.
Barcelona. Lunes 25. Teatro
Barts. 20.45. 27 euros.
Madrid. Martes 26. Teatro
Nuevo Apolo. 19.30. De 18 a
27 euros.
venera, poco tiene que ver con su tradicional imagen de hombre
atormentado con un pie en el lado salvaje. “Cómo me ve la gente,
personalmente, es algo que después de todo no me importa
realmente. Además, habrá otro disco de Mark Lanegan en enero y no
tendrá nada que ver con este disco”, confiesa el cantante. “Llevo haciendo discos casi 30
años, intento excitarme con cada álbum, y es lo que hago, ordenando las canciones,
poniéndolas juntas en mi cabeza, grabándolas, cantándolas, llevándolas al directo… Todos son
momentos excitantes para mí”.
En los últimos años, Lanegan ha publicado en solitario, ha colaborado
con artistas dispares (de Moby a Soulsavers pasando por
U.N.K.L.E.), ha fundado bandas con compañeros de generación (The
Gutter Twins con su amigo Greg Dulli), ha girado y tocado con
Queens of the Stone Age y ha grabado discos de folk con la ex Belle
and Sebastian Isobel Campbell.
Una disparidad de formatos que ahora le lleva a presentar Imitations
en cuatro ciudades españolas desde el sábado. Lo hará
acompañado de un dúo de cuerda y del multiinstrumentista Duke
Garwood, con quien grabó a principios de este año el acústico Black
pudding. “Incluso aunque sea un disco de Mark Lanegan siempre
estoy colaborando con gente. Hasta que sea capaz de tocar todos
los instrumentos como Prince, o quien sea que haga eso, Gary
Numan, no sé. Siempre será una colaboración”. Pocos han
acostumbrado a colaborar con tantos artistas y tan distantes entre sí.
“Bueno, hay mucha gente en el mundo. Mira con cuánta gente ha
tocado Engelbert Humperdinck o Johnny Cash. Estoy seguro de que han tocado con mucha
más gente que yo”.
Cuando un tema le cansa su tono le delata: afloran los silencios y el tono de su voz se hace
monótono, algo apático. Con todo, no está desencantado con el negocio. “Tengo un trabajo
fantástico, es lo que hago para ganarme y la vida y es lo que me encanta. Soy extremadamente
bendecido. Y no me aburro porque me excitan los retos que se me plantean en cada día”.
Igual que para él fue un reto ponerse delante de un micrófono, y ampliar desde el grunge su
abanico estilístico para acabar encontrando una voz propia, con su matiz roto y aguardentoso,
una de las más representativas de la última década –muchos la ponen al lado de las de Tom
Waits, Leonard Cohen o Johnny Cash– . Él insiste en que todo fue parte de un proceso. “Pasó
mucho tiempo hasta que me sentí cómodo cantando, pero lo hice. Pasaron muchos discos
antes de sentir que era un gran cantante. Pero ahora sé que lo soy”.
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