el behavioralismo político

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El behavioralismo político Ricardo Magaña Figueroa Durante la presentación de la biografía y comentarios a la obra de Sidney Verba, en el marco del Seminario Internacional a 50 años de la Cultura Cívica, James A. McCann, profesor de la Universidad de Purdue, señaló, respecto al pluralismo disciplinario y metodológico, que La ciencia política toma prestados libremente los conceptos y métodos de la economía, la sociología, la psicología, la antropología y otras disciplinas. Esto me parece natural, pero sospecho que a finales de la década de 1950 esos préstamos fueron mal vistos en algunos círculos. 1 (McCann, 2009:8) Lo anterior provocó que en aquella época Verba fuera cuestionado sobre el tipo de estudios que estaba realizando. De tal manera que llegó a contar que, en una ocasión, un profesor de una universidad en la que había sido entrevistado para obtener una plaza le hiciera el siguiente cuestionamiento: "Dígame, Sr. Verba, ¿ya ha decidido en qué campo está?”. La pregunta no era gratuita, porque, refiere McCann, para Verba las cuestiones teóricas y las innovaciones metodológicas vinieron antes de los límites disciplinarios. Lo que le permitió tener una actitud abierta acerca de los aportes y posibilidades que le otorgaban las teorías, métodos y conceptos provenientes de otras disciplinas. Por eso no resulta extraño que Sidney Verba escribiera en Small groups and Polítical Behavior, que este libro está concebido en gran medida como una contribución a la ciencia política. La mayoría del material, sin embargo, proviene de fuentes externas de lo que comúnmente se conoce como ciencia política... Uno podría preguntarse: “¿Esto es ciencia política?” Mi respuesta sería: “No lo 1 Political science borrows concepts and methods freely from economics, sociology, psychology, anthropology, and other fields. This seems natural to me, but in the late-1950s, I suspect that such borrowing was frowned upon in some circles.”

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  • El behavioralismo poltico

    Ricardo Magaa Figueroa

    Durante la presentacin de la biografa y comentarios a la obra de Sidney Verba,

    en el marco del Seminario Internacional a 50 aos de la Cultura Cvica, James A.

    McCann, profesor de la Universidad de Purdue, seal, respecto al pluralismo

    disciplinario y metodolgico, que

    La ciencia poltica toma prestados libremente los conceptos y mtodos de

    la economa, la sociologa, la psicologa, la antropologa y otras

    disciplinas. Esto me parece natural, pero sospecho que a finales de la

    dcada de 1950 esos prstamos fueron mal vistos en algunos crculos.1

    (McCann, 2009:8)

    Lo anterior provoc que en aquella poca Verba fuera cuestionado sobre el tipo

    de estudios que estaba realizando. De tal manera que lleg a contar que, en una

    ocasin, un profesor de una universidad en la que haba sido entrevistado para

    obtener una plaza le hiciera el siguiente cuestionamiento: "Dgame, Sr. Verba,

    ya ha decidido en qu campo est?. La pregunta no era gratuita, porque, refiere

    McCann, para Verba las cuestiones tericas y las innovaciones metodolgicas

    vinieron antes de los lmites disciplinarios. Lo que le permiti tener una actitud

    abierta acerca de los aportes y posibilidades que le otorgaban las teoras,

    mtodos y conceptos provenientes de otras disciplinas.

    Por eso no resulta extrao que Sidney Verba escribiera en Small groups

    and Poltical Behavior, que

    este libro est concebido en gran medida como una contribucin a la

    ciencia poltica. La mayora del material, sin embargo, proviene de fuentes

    externas de lo que comnmente se conoce como ciencia poltica... Uno

    podra preguntarse: Esto es ciencia poltica? Mi respuesta sera: No lo

    1Political science borrows concepts and methods freely from economics, sociology, psychology, anthropology, and other fields. This seems natural to me, but in the late-1950s, I suspect that such borrowing was frowned upon in some circles.

  • s. Depende de lo que entiendas por ciencia poltica. Y aunque importe si

    es o no, no importa mucho2. (ctd. en McCann, 2009: 8-9)

    Cuando James McCann relata el cuestionamiento que se le hizo a Sidney Verba,

    la pregunta iba ms all de consideraciones tericas e innovaciones

    metodolgicas, o de una preocupacin por los lmites disciplinarios. Estos

    aspectos, por s mismos relevantes, formaban parte de un tema ms importante y

    central: lo que estaba en el trasfondo del comentario tena que ver con el

    propsito y objeto de estudio de la ciencia poltica.

    En los Estados Unidos, esta disciplina estaba viviendo en los aos

    cincuenta del siglo pasado una importante transformacin en sus temticas y

    propsitos de investigacin. Esta etapa lleg a ser considerada como

    revolucionaria por propios y extraos, aunque tambin criticada y rechazada por

    diversos sectores acadmicos en su pas y en el extranjero: el behavioralismo3.

    Movimiento que, por las pasiones y debates que provoc tanto favorables como

    en contra, llev a Albert Somit y Joseph Tanenhaus a decir que Si la controversia

    que despert constituye alguna medida, esta discusin por una poltica ms

    cientfica resulta el acontecimiento ms importante de toda la historia intelectual

    de la disciplina (Somit y Tanenhaus, 1988: 219).

    El behavioralismo fue calificado de revolucionario en el sentido al que hace

    referencia Thomas Kuhn en su clsica obra La estructura de las revoluciones

    cientficas. Lleg a significar una ruptura con el pasado y constituir un nuevo

    2 this book is conceived of largely as a contribution to political science. Most of the material, however, is derived from sources outside of what is ordinarily called political scienceOne might well ask: Is this political science? My answer would be, I dont know. It depends on what you mean by political science. And though it matters if it is or not, it does not matter much. 3 No se debe confundir el behavioralismo (behavioralism) poltico con el conductismo (behaviorism) de la psicologa. A pesar de que algunos autores utilizan estos trminos de manera indistinta, la tendencia mayoritaria en la ciencia poltica estadounidense es la de usar la primera denominacin. Lo que tienen en comn el behavioralismo y el conductismo es su preocupacin por estudiar el comportamiento, aunque de manera diferente, como se ver ms adelante cuando se haga referencia a la concepcin de la vertiente de la ciencia poltica. De entrada, al behavioralismo no le interesa ni le preocupa el condicionamiento estmulo-respuesta propio de la corriente psicolgica al estilo de Skinner o John B. Watson, al que, por dems, considera reduccionista, ya que el comportamiento poltico todava estaba imbuido de actitudes, significados y creencias sobre la poltica; y stos no podan reducirse a movimiento corporal o mecanicista. (Farr, 1995: 263)

  • paradigma en la ciencia poltica4. De esta manera, por ejemplo, el politlogo

    italiano Giovanni Sartori dice que la revolucin behavioralista signific, alrededor

    de los aos cincuenta, la transicin entre la fase precientfica y otra propiamente

    cientfica en la ciencia poltica: Naturalmente, esta revolucin se incubaba desde

    haca tiempo. La introduccin de las tcnicas cuantitativas se remonta a Stuart

    Rice y Harold Gosnell, y muchas premisas las haban planteado entre 1908 y

    1930 Bentley, Merriam y Lasswell (Sartori, 2010: 247). Por su parte, en trminos

    similares, Somit y Tanenhaus (1988: 220) mencionan que, slo de manera

    metafrica, el conductismo constituy para la ciencia poltica el paso de una etapa

    preparadigmtica a una etapa paradigmtica5.

    Los antecedentes ms claros de la llamada revolucin behavioralista,

    reconocidos por sus integrantes y por politlogos de otros pases como Sartori, se

    encuentran en los aportes de Arthur Bentley, Charles Merriam y George Catlin.

    Bentley escribi en 1908 el libro The Process of Government, el cual pas

    desapercibido en su poca, amn de que ejerci una fuerte influencia a partir de

    su reedicin en 1949, establecindose como uno de esos textos que no figuran en

    su momento, pero que tiempo despus es recuperado y valorado por una

    comunidad acadmica.

    Un ejemplo relevante de ello es el de David Truman, quien lo rescata en

    1951 en su libro The Government Process. Truman coincide en los puntos

    centrales de Bentley, como es el del gobierno, al que define como el proceso del

    ajuste de un conjunto de grupos de inters en un grupo o sistema distinguible

    concreto (ctd. en Farr, 1995: 272). Otra idea, que ser de suma importancia para

    los futuros behaviolistas y para Truman en particular, es la crtica de Bentley a la

    ciencia poltica tradicional, a la que llamaba muerta porque conceptualizaba y

    estudiaba su objeto en trminos de formalismos estriles. 4 James Farr, al igual que otros autores, cuestiona el uso errneo del calificativo de revolucionario que recibi el behavioralismo, ya que un examen ms detenido ha mostrado que el anlisis que hace Kuhn de los paradigmas y de su derrocamiento revolucionario tiene poco que ver con la estructura o la historia de las ciencias sociales una observacin que el propio Kuhn hiciera originalmente. Lo cual no ha evitado que sea comn el uso de su obra y terminologa en el mbito de las ciencias sociales. Seala, por otra parte, que los behavioralistas se sentan tambin revolucionarios, en el sentido poltico, porque haban derrocado el viejo orden de la ciencia poltica e instaurado uno nuevo (Farr, 1995: 260). 5 Somit y Tanenhaus establecen que slo metafricamente por las razones expuestas en la anterior nota al pie de pgina.

  • Por lo que respecta a Charles Merriam, este estudioso presenta en 1921 el

    manifiesto La actual situacin del estudio de la ciencia poltica, en el que

    recomienda introducir conocimientos psicolgicos en el estudio de las

    instituciones y procesos polticos, as como el empleo de mtodos estadsticos

    para incrementar el rigor cientfico del anlisis poltico () propuso (adems)

    practicar la ciencia poltica en vez de hablar de ella. (Almond, 1999: 56)

    Merriam escribi varios ensayos sobre la investigacin poltica, la

    importancia de la psicologa y la unidad interdisciplinar de la ciencia social que

    aparecieron publicados en 1925 en el libro New Aspects of Politics. Ah establece

    las lneas principales de desarrollo del estudio de los procesos polticos:

    1. El mtodo a priori y deductivo, hasta 1850.

    2. El mtodo histrico y comparativo, 1850-1900.

    3. La tendencia actual a la observacin, medicin de sondeos, 1900.

    4. Los comienzos del tratamiento psicolgico de la poltica. (Farr, 1995:

    274)

    Estas lneas adelantan el principio del mtodo que se seguir mayoritariamente a

    mediados de los aos cincuenta.

    Los behavioralistas tomaron el discurso inaugural de Merriam como presidente

    de la American Political Science Association (APSA) en 1925 como una proclama

    de lo que deban hacer en adelante con la ciencia poltica: algn da podremos

    adoptar un ngulo de enfoque distinto al formal, como otras ciencias tienden a

    hacer, y empezar a examinar el comportamiento poltico como uno de los objetos

    de investigacin esenciales. (ctd. en Farr, 1995: 274)

    Probablemente la labor programtica y promocional ms importante de

    Merriam se dio en la Universidad de Chicago, donde busc realizar su idea de

    una investigacin interdisciplinar, para lo cual fund un departamento con

    politlogos, estudiantes y colegas, que compartieran su punto de vista. De la que

    posteriormente fue la famosa Escuela de Chicago surgieron figuras de la talla de

    Harold Gosnell, Gabriel A. Almond, David Truman y, muy especialmente, Harold

    Lasswell. Los miembros ms jvenes fundarn en los aos cincuenta el

    movimiento behavioralista. La segunda guerra mundial y, posteriormente, la

    guerra fra contribuirn a su irrupcin en el mundo acadmico.

  • El tercer antecedente destacado, junto con Bentley y Merriam, es George

    Catlin, de quien Almond (1999: 56) dice que es, probablemente, el primero que

    haya hablado, en sentido estricto, de un tratamiento conductista de la poltica y

    que, adems, rechaza las objeciones de establecer una distincin entre los

    asuntos humanos y sociales, y los objetos de estudio de las ciencias naturales. A

    pesar de lo cual no es optimista respecto a las perspectivas de la ciencia. Por lo

    que Catlin menciona que

    Por el momento, la poltica debe concretarse a la humilde tarea de

    registrar y cuando sea posible hacerlo, mensurar y clasificar el material

    histrico pasado y contemporneo, as como seguir probables pautas

    para el descubrimiento de formas permanentes y principios generales de

    accin () Es razonable esperar que la ciencia poltica a final de cuentas

    resulte ser algo ms que esto, que nos brinde cierta esperanza de poder

    algn da controlar la situacin social, y nos muestre, si no lo que se

    debe hacer, por lo menos siendo la naturaleza humana como es- lo que

    no se debe hacer, toda vez que semejante accin ha de poner a

    descubierto la estructura de la sociedad, as como las lneas de actividad

    de las fuerzas ms profundas que contribuyeron a definir dicha

    estructura. (ctd. en Almond, 1999: 56-57)

    Con esta pretensin de descubrir formas permanentes y principios generales de

    accin, as como de la ciencia poltica brinde cierta esperanza de poder algn

    da controlar la situacin social, Catlin acerca de manera clara al positivismo

    tanto a la ciencia poltica en general como al futuro behavioralismo en particular,

    que tanto les fue criticado.

    Despus de estos antecedentes relevantes, en 1956 Heinz Eulau edita

    Political Behavior, que ser visto como el parteaguas definitivo de la ruptura con la

    ciencia poltica tradicional y el advenimiento de la revolucin behavioralista. En

    este libro, compilacin de trabajos de varios autores, entre los que se encuentran

    Bentley y Merriam, se declara que en las ciencias sociales se ha puesto en

    marcha una revolucin a mediados de los aos cincuenta que ha impactado a la

    ciencia poltica.

    David Truman adelanta, ya en 1951, en un artculo titulado The

    Implications of Political Behavior Research, las caractersticas de lo que ser el

    behavioralismo. Ah seala que:

  • La meta final del estudiante del comportamiento poltico () es el

    desarrollo de una ciencia del proceso poltico basada en pruebas

    sistemticas, hiptesis rigurosas, tcnicas cuantificables, conocimiento

    acumulable y cooperacin interdisciplinar. Aunque la indagacin de

    cmo deben actuar los hombres no es un inters de la investigacin del

    comportamiento poltico, era cierto, no obstante, que una razn de gran

    importancia de cualquier investigacin del comportamiento poltico es

    descubrir uniformidades [y sus consecuencias] para el mantenimiento de

    un sistema preferido de valores polticos. (Farr, 1995: 276)

    Con lo que Truman reitera lo que se podra denominar tambin como

    caractersticas fundamentales del estudio del behavioralismo: primero, la

    pretensin de seguimiento estricto del mtodo cientfico para garantizar la

    cientificidad de la ciencia poltica; segundo, el comportamiento poltico como

    objeto de estudio; tercero, el polmico positivismo debatido tanto al interior como

    al exterior de esta corriente; y, cuarto, los no menos cuestionados, negados y

    queridos valores del liberalismo y la democracia.

    Por su parte, James Farr, politlogo estadounidense, sintetiza los temas

    generales del behavioralismo: 1) una orientacin de la investigacin al

    comportamiento poltico; 2) un alegato metodolgico a favor de la ciencia, y 3) un

    mensaje poltico sobre el pluralismo liberal (Farr, 1995: 262).

    Respecto al primer punto, seala que para los behavioralistas el

    comportamiento, as como los grupos, procesos y sistemas dentro de los cuales

    se poda explicar, era el tema en el que se deba centrar la investigacin de la

    ciencia poltica. Para lo cual parten de la ruptura con la ciencia poltica

    tradicional que

    haba hecho durante mucho tiempo mucho ruido acerca de las

    formalidades del Estado, las constituciones y la ley, as como acerca de

    las ideas normativas de los grandes tericos polticos como Platn,

    Locke y Mill. Lo que se necesitaba desesperadamente, sostenan, era

    prestar atencin al comportamiento poltico en s a lo que la gente haca

    y realmente llevaba a cabo, no a lo que pensaban, enseaban, escriban

    o a lo que prestaban tributo verbal. (Farr, 1995: 262-263)

    En pocas palabras, Heinz Eulau, uno de los pioneros de esta corriente, dice que

    El comportamiento humano es la raz de la poltica (ctd. en Farr, 1995: 263). En

  • este sentido agrega que el anlisis del comportamiento poltico se basa sobre el

    supuesto de que la poltica, como forma especfica de la actividad humana, no es,

    ni puede ser, independiente de cuanto se sabe, o llegue a saberse, acerca del

    comportamiento social en general (Eulau, 1974: 545).

    Por ello es que el comportamiento poltico debe ser el objeto de estudio de

    la ciencia poltica y su principal objetivo el de vincular lo especficamente poltico

    con los dems aspectos de las relaciones sociales. De esta manera se establece

    claramente que el behavioralismo se orientar a estudiar la conducta de los

    individuos y de los grupos que intervienen en el proceso poltico; es decir, aquello

    que los hombres hacen en la poltica y por qu lo hacen.

    He aqu uno de los aspectos fundamentales de la ruptura con el pasado: el

    rechazo a que la ciencia poltica se dedicara al estudio exegtico de las ideas de

    los grandes tericos y pensadores de la poltica; ideas que eran tomadas como

    normativas de la sociedad y la poltica, adems de las especulaciones sobre las

    formalidades del Estado, las constituciones y la ley.

    En especial, las concepciones normativas de la ciencia poltica tradicional

    son rechazadas por los behavioralistas porque imponerle a la actividad poltica de

    los hombres una visin predeterminada y considerada como buena, adecuada

    o ideal, o sea, de lo que debe ser, no es tarea de esta disciplina si tiene

    pretensiones de cientificidad; en todo caso esa ser preocupacin de los polticos,

    no de los politlogos. Por eso su planteamiento es partir del hecho de dejar de

    estudiar el deber ser por el ser, para decirlo en otros trminos. El postulado de

    los behavioralistas consisti en estudiar el ser como el comportamiento real,

    efectivo, de los actores polticos.

    Esta ruptura con el pasado tiene otros rubros a destacar y que David B.

    Truman puntualiza como rasgos predominantes de la ciencia poltica

    prebehavioralista:

    (1) una falta de inters en los sistemas polticos como tales, incluyendo

    al sistema estadounidense, que en ciertos casos consideraba como un

    hecho indiscutible sus propiedades y necesidades; (2) una concepcin

    no examinada y en su mayor parte implcita sobre el cambio poltico y el

    desarrollo, que era optimista, reformista, y en cierto modo irreflexiva; (3)

  • un descuido casi absoluto de la teora en cualquier significado importante

    del trmino; (4) un entusiasmo consecuente por un concepto de ciencia

    que rara vez llegaba ms all del burdo empiricismo; (5) una

    preocupacin ms limitada por los asuntos de estados Unidos que

    frenaba el desarrollo de un mtodo comparativo efectivo; y (6) el

    establecimiento de una restriccin comprometida con la descripcin

    concreta. (ctd. en Somit y Tanenhaus, 1988: 243)

    Es as que, con base en estas crticas, los procesos de la poltica (procesos

    reales, no sus formalismos fijos ni los ideales ticos normativos), se convirtieron

    en la mejor forma de representar los escenarios o consecuencias del

    comportamiento poltico, sobre todo los que se revelaban en grupos o sistemas

    ms grandes.

    Cabe aclarar que esta preocupacin e inters por las consecuencias o

    efectos del comportamiento poltico6 son diferentes al del conductismo

    (behaviorism) aplicado a la comunicacin, ya que toda accin, para ser poltica,

    debe afectar de alguna manera al sistema. Este trmino, sistema, sustituy al de

    Estado. Concepto que, con los de comportamiento, grupos, procesos y

    sistemas () revolucionaron el propio lenguaje dentro del cual podan examinarse

    los objetivos de investigacin de la ciencia poltica. (Farr, 1995: 263)

    Respecto de este cuestionamiento del concepto del Estado y su sustitucin

    por el sistema, David Easton publica en 1953 The Political System, en donde,

    adems de criticar la ciencia poltica tradicional y la teora poltica en particular,

    descalifica el uso poltico del concepto Estado y sugiere centrar las

    investigaciones en torno al concepto sistema y la construccin de una teora

    sistmica, los cuales, a pesar de lograr que se utilicen de manera generalizada

    en la ciencia poltica, no es aceptada por todos los behavioralistas. Con todo, ser

    una propuesta que influir los estudios polticos.

    En realidad, este cuestionamiento del Estado es muy anterior al realizado

    por el behavioralismo en general, y Easton en particular. Desde inicios del siglo

    XX haba ya una corriente crtica del Estado, por ejemplo, con Bentley; pero es 6Esta aclaracin es pertinente, especialmente porque de ella de derivar una de las concepciones de la comunicacin poltica ms influyentes a partir de Richard R. Fagen, como se ver ms adelante.

  • despus de la primera guerra mundial cuando se desata la oleada ms crtica y se

    hace referencia a la declinacin del Estado (Gunnell, 1999). El concepto

    Estado, considerado como una idea metafsica por el behavioralismo y sus

    antecesores, es sustituido, especialmente a partir de los aos cincuenta, por el

    liberalismo pluralista y su idea de gobierno emanada de Bentley en 1908 y

    recuperada por Truman7.

    La metodologa, en segundo lugar, implic tambin una ruptura con el

    pasado. Como ya se mencion en la rememoracin de Sidney Verba, los

    politlogos estaban en busca de nuevos caminos y herramientas para su

    investigacin. En otras ciencias sociales, como la sociologa y la psicologa, se

    haba avanzado en el uso de mtodos y tcnicas de investigacin cuantitativos y

    los behavioralistas estaban ms que dispuestos a utilizarlas. Por ello

    Los revolucionarios behavioralistas, cuya orientacin era expresamente

    interdisciplinar, sostuvieron en voz muy alta que la ciencia poltica poda

    avanzar si y slo si adoptaba (o inventaba) nuevas tcnicas de

    investigacin, tales como el uso de los datos de encuesta, los

    cuestionarios de sondeos, la experimentacin psicolgica, las tcnicas

    de construccin de escalas y los mtodos estadsticos. Cuales quieran

    que fueran las tcnicas determinadas que se adoptaran o inventaran, el

    nfasis general recaa claramente en la necesidad de cuantificacin.

    (Farr, 1995: 264)

    Esta preocupacin por los mtodos cuantitativos trae aparejada otra mayor:

    otorgarle la anhelada cientificidad a la ciencia poltica, ya que, para ellos, el tipo

    de estudios normativos que se hacan antes no se la daban. Por eso Sartori habla

    de una era precientfica y Somit hace referencia a la etapa preparadigmtica

    antes del advenimiento del behavioralismo; lo que, con su arribo, trajo consigo la

    era cientfica o paradigmtica, como se prefiera.

    La investigacin de la ciencia poltica behavorialista parte, ante todo, de los

    hechos, por lo que se asume como netamente emprica. En este sentido, los

    hechos demostrables del comportamiento poltico.

    7Vid supra, p. 55.

  • Salvo estas consideraciones generales cabe sealar que en el

    behavioralismo se incluyen, en realidad, una diversidad de posturas y matices

    no siempre empatables. Por ejemplo, unos asumen, ante todo, el principio de

    descubrir hechos, otros critican el carcter hiperfactual y, algunos ms, como

    Easton, consideran que la ciencia aspira a teoras generales que estaban

    compuestas por leyes o generalizaciones cuasilegales que organizaban y

    explicaban los hechos (Farr, 1995: 265); hechos relacionados con el

    comportamiento, los grupos, los procesos y los sistemas polticos.

    En este sentido de diversidad que le dio un carcter amorfo al

    behavioralismo, Evron M. Kirkpatrick, uno de sus destacados integrantes y

    fundadores, menciona que el trmino sirvi de paragas (sic), lo suficientemente

    espacioso como para proporcionar abrigo temporal a un grupo heterogneo unido

    solamente por la insatisfaccin con la ciencia poltica tradicional (ctd. en Somit y

    Tanenhaus, 1988: 221). A lo que Robert A. Dahl complementa que el

    conductismo era menos un estado de nimo, que un compromiso doctrinal (ctd.

    en Somit y Tananhaus, 1988: 221).

    Debido a esta divisin de posturas y concepciones entre los que buscan

    descubrir y estudiar hechos, y quienes desean formular generalizaciones tericas

    y leyes que agrupen dichos hechos, es por lo que tambin resulta difcil

    considerar a todo el behavioralismo como positivista. A pesar de que algunos de

    ellos, como David Easton y Robert Dahl, lo acepten explcitamente. Con todo,

    aclara Farr (1995: 265), la teora es vista desde un mero punto de vista

    explicativo, no en un sentido normativo, lo que, como se ha sealado, es uno de

    los aspectos de crtica fundamental a la anterior ciencia poltica estadounidense.

    Para ellos, la teora, al ser emprica y explicativa, no debera ser valorativa ni

    objetiva; por lo que, consideraban, haba un abismo lgico entre hecho y valor,

    entre es y debe, que bajo ningn concepto deban cruzarse.

    Dicho de otra manera, si se queran abordar trminos normativos como la

    libertad, la justicia o la autoridad, slo se deba hacer mediante el estudio de las

    emociones subjetivas o estados expresivos; es decir, de la forma en que se

    manifestaran en el comportamiento observado; lo dems, como reflexin y

  • especulacin, era metafsica. Por eso consideraban, en palabras de Heinz Eulau,

    que

    Los politlogos tradicionales no slo estudiaban las cosas equivocadas

    (); lo hacan del modo equivocado, bien prescribiendo lo que haba de

    ser un buen ciudadano o un Estado justo, bien mediante la exgesis

    textual de los clsicos, como si fueran escritos sagrados (ctd. en Farr,

    1995: 266).

    El tercer tema general del behavioralismo es el pluralismo liberal en los Estados

    Unidos. Para esta corriente, el sistema poltico pluralista y liberal se manifestaba

    como caracterstico de Estados Unidos. Lo afirmaban porque era el resultado de

    sus investigaciones de la poltica estadounidense y no producto de un discurso

    normativo o de buenos deseos. Este sistema poltico era ms o menos aceptado

    por la mayora de los ciudadanos, incluidos los apticos, y especialmente por las

    elites.

    Los valores del sistema pluralista liberal de individuos y de grupos,

    integrados por el individualismo, la racionalidad, la apertura y la tolerancia,

    contaban con el consenso del pueblo estadounidense. Este sistema estaba

    integrado por individuos que actuaban en grupos para realizar sus intereses

    colectivos, para lo cual, los grupos

    Se ordenaban en diferentes escenarios dentro de los cuales competan

    por obtener influencia y a travs de los cuales llegaban a una serie de

    acuerdos con el fin de ejercer impacto sobre la gobernacin y la

    distribucin del poder en la clase de democracia representativa que se

    encontraba en los Estados Unidos. El sistema, globalmente, por tanto,

    era estabilizado por estos conjuntos de grupos de inters superpuestos y

    en competicin que operaban dentro de los lmites de la ley, pero sin los

    dictados del estado (para usar el vocabulario tradicional). Farr, 1995:

    266)

    Aunque los behavioralistas sealaban enfticamente que esta caracterizacin del

    sistema poltico estadounidense era, como se mencion, el resultado de sus

    investigaciones, termin convirtindose en uno de los principales puntos de crtica

    que recibieron.

  • En efecto, si bien decan que conforme a sus principios eran neutrales en

    su valorizacin del sistema, sus crticos mencionaban que sus concepciones y

    preferencias polticas estaban presentes. Esto era inaceptable para los

    behavioralistas desde el punto de vista tico, adems de que lgicamente no

    poda hacerse; a pesar de que ellos mismos se reconocieran como liberales.

    Menos an podan aceptar que se considerara que ellos establecieran el sistema

    pluralista como un principio normativo, lo cual iba en contra de sus convicciones

    ya que fue un factor que establecieron como ruptura con la anterior ciencia

    poltica. A pesar de ello, ste fue uno de los principales elementos de tensin y

    crtica constante hacia el behavioralismo.

    Respecto del inventario de las reas de investigacin del comportamiento

    poltico, Heinz Eulau (1974: 545-550) menciona que puede ser llevado a cabo en

    funcin de los contextos situacionales e institucionales en los cuales el hombre

    acta polticamente, y consiste en: el estudio del comportamiento administrativo,

    el comportamiento poltico de la comunidad, el comportamiento poltico

    internacional, el anlisis de sistemas, el enfoque de grupo, el anlisis del proceso

    de adopcin de decisiones, la comunicacin, el anlisis del poder y el anlisis del

    poder social. Para lo cual establece uno de los aspectos fundamentales para

    comprender la concepcin del behavioralismo respecto del comportamiento

    poltico, en general, y del papel de la comunicacin poltica en particular: el inters

    preferente en determinar las consecuencias del comportamiento individual para el funcionamiento de las instituciones polticas.

    Ante la anterior afirmacin es necesario recalcar que el behavioralismo

    entiende el comportamiento individual en sentido amplio, integrado por sus actos

    y por las orientaciones de sus actuaciones: identificaciones, demandas,

    expectativas y valoraciones. A pesar de ello, el individuo no es el objeto de

    estudio de esta corriente, sino que ms bien trata de

    describir y explicar la conducta poltica de un grupo, una organizacin,

    una comunidad, una elite, un movimiento de masas, o una accin, pero

    no por ello deja de admitirse que tales colectividades no existiran con

    independencia de la conducta de sus miembros individuales. Las

    interacciones y transacciones contribuyen a formar un sistema de

  • relaciones estructuralmente distintas y funcionalmente especfica,

    susceptibles de un estudio pleno de sentido. (Eulau, 1974: 545)

    Con lo cual queda claro que el estudio del comportamiento individual no trae

    consigo el riesgo de la pulverizacin en una gran cantidad de comportamientos

    individuales, ni de una sumatoria de los mismos que no conduce a nada, sino que

    se da de una manera estructuralmente integrada en un ente colectivo particular y

    diferenciado.

    Por otra parte, Albert Somit y Joseph Tanenhaus (1988: 222-224)

    establecen sus lineamientos bsicos, a partir de la revisin de los anlisis que

    hicieron sobre el behavioralismo varios de los estudiosos ms destacados de esta

    corriente, como David B. Truman, Robert A. Dahl, David Easton, Heinz Eulau,

    Evron M. Kirkpatrick y Mulford Q. Sibley. No sin antes aclarar que, ante la

    diversidad de concepciones y posturas entre los behavioralistas sealadas en otro

    momento, ni siquiera el ms comprometido de ellos comparte necesariamente

    todos estos puntos. Los principales lineamientos son:

    1. La ciencia poltica puede convertirse en una ciencia capaz de prediccin y

    explicacin, por lo que debe preocuparse por la bsqueda implacable de

    regularidades en la conducta poltica y de las variables asociadas a ella. Su

    tratamiento analtico debe ser riguroso.

    2. La ciencia poltica debe ocuparse principalmente de las conductas de

    individuos y/o agregados polticos observables; es decir, de lo que hacen o

    dicen. Las instituciones no entran porque es imposible estudiar la conducta

    institucional.

    3. Los datos deben cuantificarse y los hallazgos deben basarse en datos

    cuantificables.

    4. La investigacin debe estar orientada hacia la teora y dirigida hacia la

    misma. La teora debe producir hiptesis que puedan probarse con datos

    empricos.

    5. La ciencia poltica debe encaminar sus esfuerzos en favor de la

    investigacin pura y olvidar la investigacin aplicada que busque

    solucionar problemas sociales inmediatos y especficos.

    6. La verdad o falsedad de valores como la democracia, la libertad y la

    igualdad no pueden establecerse cientficamente y no estn al alcance de

  • la investigacin legtima, por lo que deben abandonarse. Slo se pueden

    estudiar cuando la conducta es resultado de estos temas o est

    relacionada con ellos. La ciencia poltica no tiene ningn inters en las

    cuestiones morales o ticas como tales.

    7. Como la conducta poltica es una forma de conducta social, los cientficos

    polticos deben ser interdisciplinarios para aprovechar la capacidad,

    tcnicas y conceptos de otras ciencias sociales; y

    8. La ciencia poltica debera ser ms consciente de s misma y ms crtica

    respecto de su metodologa; as como de la planificacin, ejecucin y

    evaluacin de sus proyectos de investigacin.

    Respecto a las crticas formuladas por los antibehavioralistas a esta corriente,

    Somit y Tanenhaus (1988: 225-228) sealan las principales que se le han

    formulado, no sin la aclaracin de que algunas de ellas podran ser aceptables

    para los propios behavioralistas:

    1. La ciencia poltica no puede ser una ciencia debido a que los fenmenos

    con los que trata no se presentan a un estudio riguroso; no se puede tratar

    la conducta humana, individual o social, con la falta de apasionamiento que

    requiere el conocimiento cientfico; la ciencia poltica (como cualquier

    ciencia social) no puede sujetarse a la experimentacin; ante la existencia

    de demasiadas variables y contingencias histricas lo ms que se puede

    hacer es el establecimiento general de regularidades; no pueden

    establecerse leyes de conducta poltica para el hombre.

    2. La conducta poltica pblica slo cuenta una parte de la historia, ya que la

    mayor parte de la vida poltica se encuentra debajo de la superficie de la

    accin humana y no puede comprenderse directamente; adems de que

    diferentes individuos pueden realizar el mismo acto por razones muy

    diferentes, por lo que la observacin de una conducta repetida no nos

    explica los diversos porqus de ella.

    3. La cuantificacin requiere de conceptos precisos y de una mtrica

    confiable, pero la ciencia poltica no tiene ninguna de las dos cosas.

    4. No se puede hablar de una teora general de gran alcance cuando la

    ciencia poltica todava carece de formulaciones de nivel bajo y medio, que

    sean adecuadas para los hechos que tiene a la mano.

  • 5. La investigacin aplicada y el inters por las cuestiones de poltica pblica

    son, sobre bases filosficas e histricas, garantizables y deseables.

    6. Los temas polticos significativos involucran temas morales y ticos, por lo

    que histricamente la ciencia poltica est preocupada por los problemas

    del bien y del mal, aunque estos problemas no puedan resolverse

    cientficamente.

    7. El enfoque interdisciplinar puede resultar de utilidad, pero se debe

    conservar la identidad e integridad de la ciencia poltica. Los prstamos

    indiscriminados de conceptos y tcnicas son inadecuados para la

    investigacin cientfica.

    8. La preocupacin respecto de la metodologa ha sido llevada demasiado

    lejos, por lo que se ha llegado a exaltar la tcnica a costa del contenido.

    Estos puntos, tanto de los lineamientos como de las crticas, no slo

    resumen las posiciones respecto al behavioralismo, sino que tambin manifiestan

    los tpicos y argumentos del debate. En ellos se plantean puntos polmicos,

    algunos presentes en la discusin ms genrica sobre la cientificidad de las

    ciencias sociales ms que del behavioralismo en particular, como se hace en la

    primera crtica a esta corriente.

    ste es un viejo tema que peridicamente regresa y que pareciera no tener

    solucin definitiva. Lo que llama la atencin es que sta era una discusin de los

    cientficos sociales contra la negativa de los cientficos de la naturaleza de

    otorgarle el reconocimiento de cientificidad a las disciplinas sociales y ahora, al

    interior de la ciencia poltica, se utilizan los mismos argumentos provenientes de

    las ciencias duras para descalificar no a una disciplina o agrupacin de ellas, sino

    a una corriente en particular por su pretensin de darle a la ciencia poltica un

    efectivo status de ciencia.

    Por su relevancia particular, el aspecto de la cuantificacin abordado en el

    tercer punto de los lineamientos y de las crticas requiere tambin una mencin

    especial. El papel otorgado por el behavioralismo a las matemticas no es tema

    menor, por lo que es materia de reflexin de otros politlogos. Por ejemplo,

    Giovanni Sartori comenta que

  • En mrito a la cuantificacin o mensurabilidad, y por consiguiente al

    tratamiento estadstico de los datos, el problema no reside en saber si la

    ciencia poltica debe convertirse o no en cuantitativa. El problema es si

    los datos cuantitativos disponibles, o cuya adquisicin podamos prever

    razonablemente, son relevantes a los fines de los problemas que se

    plantea el politlogo. Nadie cuestiona que una medicin es mejor que

    una estimacin puramente impresionista, hecha a ojo. Lo que se

    cuestiona es que la ciencia poltica pueda remitirse y reducirse al

    dominio de lo cuantificable. En la medida en que la naturaleza de los

    datos (si sern cuantitativos o no) determina cules son los problemas, la

    ciencia poltica corre el riesgo de descubrir ms y ms en mrito del

    menos y menos; de volverse precisa, incluso exacta, pero sobre cosas

    triviales. Bienvenidos sean, pues, los datos cuantitativos que se prestan

    para un tratamiento estadstico; pero el hecho de que sean datos

    expresables en nmeros no los hace de por s importantes, no constituye

    un criterio de relevancia (Sartori, 2010: 249).

    De ah que Sartori establezca que la revolucin behavioralista haya significado el

    desarrollo de la investigacin de la ciencia poltica a partir de la conjuncin

    complementaria entre el trabajo de escritorio y el trabajo de campo.

    Otro aspecto destacado, mencionado anteriormente8, es el vinculado con

    los valores, contemplados en el sexto punto de los lineamientos y crticas. Como

    seala Sartori (2010: 249-250), los behavioralistas, bajo la influencia de la

    Wertfreiheit formulada por Max Weber, procuraban liberarse del valor; es decir,

    ser neutrales en cuanto a la valoracin del sistema y que una de sus crticas

    fundamentales a los tradicionalistas era precisamente que eran valorativos.

    Paradjicamente, los behavioralistas despus fueron acusados de no

    valoratividad conservadora; mientras que sus crticos reclamaban la libertad de

    valorar.

    La conclusin de Sartori respecto de la no valoracin radica en que

    epistemolgicamente es difcil sostener que un saber cientfico depende en

    primersimo y determinante lugar de su no valorabilidad; quien lo hace as peca de

    exageracin y simplismo. Aade que Mientras la neutralizacin de los valores

    resulta, cuando menos para la ciencia poltica, un principio regulador de 8Vid supra, p. 84.

  • fundamental importancia, la elisin (sic) de los valores se presenta como un

    principio constitutivo que est por demostrarse (Sartori, 2010: 253). ste es un

    tema que, como se puede ver, ha generado mucho debate, pero no slo en la

    ciencia poltica, sino tambin en las ciencia sociales en general.

    Por otra parte, en un recuento de las influencias recibidas por el

    behavioralismo, es menester sealar que los cientficos sociales europeos que

    huyen del nazismo y de la guerra tendrn un papel destacado. Somit y Tanenhaus

    (1988: 231) mencionan que, an cuando pocos de ellos se inclinaban hacia el

    conductismo y que ms bien le eran hostiles, le acercaron a los estadounidenses

    corrientes de pensamiento como el positivismo lgico o la obra de Max Weber, de

    las cuales los futuros behavioralistas tomaron muchas cosas prestadas.

    En este reconocimiento, Gabriel A. Almond establece respecto a la

    estadstica, uno de los mayores orgullos del behavioralismo, que la mayora de los

    avances ms importantes fueron logrados por europeos y agrega que La Place y

    Condorcet eran franceses; la familia Bernoulli era suiza; Bayes, Galton, Pearson y

    Fisher, ingleses; Pareto, italiano; y Markov, ruso. El primer terico de la eleccin

    pblica fue un escocs llamado Duncan Black (Almond, 1999: 58); sin embargo,

    lo que hicieron los estadounidenses fue mejorar y aplicar los mtodos

    cuantitativos en la investigacin por encuestas, el anlisis de contenidos, el

    anlisis estadstico agregado, la elaboracin de modelos matemticos y la

    comprobacin emprica de hiptesis psicolgicas y sociolgicas formuladas en la

    bibliografa europea sobre ciencias sociales.

    A este recuento, Almond le aade la penetracin de los cientficos sociales

    europeos refugiados como Paul Lazarsfeld, Kurt Lewin, Maria Jahoda, Wolfgang

    Kohler, Hans Speier, Erich Fromm, Franz Neumann, Otto Kircheimer, Leo

    Lowenthal, Franz Alexander, Hannah Arendt, Hans Morgenthau y Leo Strauss,

    entre otros. Por lo cual, considera que

    dicha corriente migratoria trajo consigo las diversas polmicas entonces

    existentes en el rea de las ciencias sociales, y que es un mito la

    contraposicin de un enfoque europeo y otro estadounidense en torno al

    problema de la orientacin humanista vs. cientfica. El desarrollo de las

    ciencias sociales y polticas en los Estados Unidos de Norteamrica

  • muestra una clara continuidad con sus antecedentes europeos (Almond,

    1999: 58).

    Por lo que, contrario a la crtica antibehavioralista respecto de la

    interdisciplinariedad y aprovechamiento de los mtodos, tcnicas y conceptos de

    otras disciplinas sociales, Almond concluye que La ciencia poltica en general

    est abierta a cualquier metodologa susceptible de hacernos ms inteligible el

    mundo de la poltica y de la administracin pblica (Almond, 1999: 59). Aunque,

    contrario al espritu de los aos cincuenta, establece que tampoco se debe

    desdear el saber propiciado por la metodologa tradicional slo porque ahora se

    dispone de la estadstica y las matemticas.

    Las crticas recibidas, adems de la autocrtica realizada al interior del

    behavioralismo, dieron pie al replanteamiento de esta corriente desde finales de

    los aos sesenta, con lo cual se constituir el postbehavioralismo. En el espriru

    del sealamiento realizado por Gabriel Almond respecto de las aportaciones e

    influencias recibidas por el behavioralismo de parte de los investigadores

    europeos y de la ciencia poltica tradicional, los postbehavioralistas reconocen

    que los estudiosos que siguen otras concepciones tericas pueden hacer

    aportaciones tiles al conocimiento del comportamiento politico. Los

    postbehavioralistas plantean, adems, que la teora debe ser el punto de partida

    de la investigacin emprica; no obstante, debe ser falsable, es decir, ponerse a

    prueba y ser desmentida por los hechos o por un experimento adverso.

    El arranque del behavioralismo desde sus antecedentes, hasta los ajustes

    y modificaciones posteriores que llevaron a los avances y matices del

    postbehavioralismo, convirtieron a esta corriente, como se dijo desde un inicio, en

    una de las ms influyentes en la ciencia poltica, tan as que se ha convertido para

    propios y extraos, con crticas y alabanzas, en un referente inevitable. En la

    actualidad hay otras corrientes preocupadas por el estudio del comportamiento

    poltico, pero no existiran sin las aportaciones iniciales y posteriores realizadas

    por los behavioralistas.

    El behavioralismo, en su esfuerzo por estudiar el comportamiento poltico,

    apost por la interdisciplinariedad y Gabriel Almond, en su rememoracin de

    influencias, simplemente hace un reconocimiento de ella, a la cual lleva a sus

  • ltimas instancias, pero con la visin clara de que no se trata slo de tomar por

    tomar, sino que el eclecticismo implica tener claro qu, cmo y por qu se

    obtienen prstamos de otras reas de conocimiento. Otra decisin, igualmente

    relevante, es la de determinar aquellas reas que sean viables de ser materia de

    estudio para la comprensin de su propio objeto de estudio. Una de estas reas

    fue la comunicacin y a partir de ah surgi la preocupacin por la comunicacin

    poltica.