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265 Nº 51, año 2011 El ayni en la festividad de la Virgen del Rosario en Viacha, Bolivia Julio Álvarez Quispe 1 Resumen En la festividad de la Virgen del Rosario en Viacha, la reciprocidad y la redistribución tienen el rostro de ayni, es decir, estas dos categorías adoptan la imagen de ayni. Los actores, para expresar el significado de estos dos términos en sus relaciones sociales, articulan todo el engranaje de la identidad cultural aimara, en un diálogo complementario con la economía de mercado, en el cual la economía cualitativa, bebida y lo relacional se entretejen. El comportamiento económico de los protagonistas centrales de la festividad de la Virgen del Rosario muestra la pervivencia de la economía de reciprocidad y redistribución, en franco diálogo y complementariedad con la economía global de mercado. El rol que ejerce la bebida alcohólica en la realización de la fiesta es casi determinante, por ser un elemento inseparable de la reciprocidad y redistribución en todo el ritual de la fiesta de principio a fin; por lo tanto, es el principal dinamizador de ella. 1 El autor es Licenciado en Antropología de la Universidad Católica Boliviana, Magíster en Planificación de la Universidad San Francisco Xavier de Bolivia y PhD en Ciencias Sociales de la Atlantic Internacional University USA.

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265Nº 51, año 2011

El ayni en la festividad de la Virgen del rosario en Viacha, Bolivia

Julio Álvarez Quispe1

Resumen

En la festividad de la Virgen del Rosario en Viacha, la reciprocidad y la redistribución tienen el rostro de ayni, es decir, estas dos categorías adoptan la imagen de ayni. Los actores, para expresar el significado de estos dos términos en sus relaciones sociales, articulan todo el engranaje de la identidad cultural aimara, en un diálogo complementario con la economía de mercado, en el cual la economía cualitativa, bebida y lo relacional se entretejen.

El comportamiento económico de los protagonistas centrales de la festividad de la Virgen del Rosario muestra la pervivencia de la economía de reciprocidad y redistribución, en franco diálogo y complementariedad con la economía global de mercado.

El rol que ejerce la bebida alcohólica en la realización de la fiesta es casi determinante, por ser un elemento inseparable de la reciprocidad y redistribución en todo el ritual de la fiesta de principio a fin; por lo tanto, es el principal dinamizador de ella.

1 El autor es Licenciado en Antropología de la Universidad Católica Boliviana, Magíster en Planificación de la Universidad San Francisco Xavier de Bolivia y PhD en Ciencias Sociales de la Atlantic Internacional University USA.

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La dinámica de relacionamiento entre los actores, antes, durante y después de la fiesta es muy profunda. Abarca un tiempo y espacio muy grande y articula la fiesta del Rosario con otras festividades similares, por lo que denota una reciprocidad y redistribución muy visibles.

Palabras clave: Fiesta y reciprocidad, fiesta patronal y economía comunitaria, fiesta y ayni.

Abstract

On the feast of the Virgin of the Rosary in Viacha, reciprocity and redistribution have ayni`s face, that is to say, these two categories take the image of ayni. The actors to express the meaning of these two terms in their social relations, articulate all the gear of the cultural identity aimara, supplementary in a dialog with the market economy, where qualitative economy, drink and relational are interwoven.

The economic behavior of the central characters of the festivity of the Virgin of the Rosary shows the survival of the economy of reciprocity and redistribution, in frank dialog and complementarity with the global market economy.

The role of alcoholic beverage, in the conduct of the party, it’s almost determinant, by being an inseparable element of the reciprocity and redistribution in all the ritual of the feast, from beginning to end and, therefore, is the main driving force behind the development of it.

The dynamic relationship between the actors before, during and after the feast, is very deep, covering a time and very large space and articulates the feast of the Rosary with other similar festivities, denoting a reciprocity and redistribution very visible.

Keywords: Feast and reciprocity, feast and community economy, feast and ayni.

Introducción

Este estudio pretende identificar las relaciones sociales del ayni como una expre-sión de la reciprocidad, redistribución y prestigio en la festividad de la Virgen del Rosario en Viacha. La población de estudio está conformada por los protagonistas centrales involucrados en este ritual de la fiesta, que va desde los autonombrados “bailarines o folkloristas”, fundadores de comparsa, pasantes, hasta los familiares, cuya ascendencia étnica es aimara; todos ellos juegan un rol activo en la realización de la fiesta.

De manera específica, lo que se intenta es: identificar las relaciones económicas generadas por la reciprocidad, la redistribución y el prestigio en los protagonistas de la fiesta; analizar los elementos presentes en su realización y el sentido que le confieren los actores; y, por último, conocer la dinámica de relacionamiento entre los actores, antes, durante y después de la fiesta.

El trabajo está organizado en cuatro partes. La primera describe el ritual de la festividad de la Virgen del Rosario desde las recepciones sociales de inicio hasta la octava o cierre; en la segunda, se intenta analizar el ayni como expresión de reciprocidad,

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redistribución y prestigio, entendidos como relaciones económicas, a través de los actores mencionados; en una tercera parte, se abordan los elementos presentes en la fiesta, donde destaca el rol de la cerveza; en la cuarta y última, se incide en la dinámica de relacionamiento de los actores, antes, durante y después de la fiesta.

1. La festividad de la Virgen del Rosario

1.1. Qué es la fiesta

Las fiestas en Viacha2, son probablemente tan antiguas como la fundación misma de la localidad en 1906. Desde siglos atrás hubo celebraciones festivas regidas por un calendario agrícola. Posteriormente, con las reducciones3, fueron tomando cuerpo en los centros poblados, adaptando su fisonomía hacia un panorama cada vez más dialógico, en la convivencia de dos formas de religiosidad: la local y la cristiano-europea, hasta tomar un cuerpo más acorde para ambas formas de fe y consolidarse como algo sincrético y popular.

Al ser este el primer trabajo sobre esta festividad, aún no se cuenta con las herramientas apropiadas como para desarrollar un marco histórico sobre la fe religiosa en torno de la Virgen del Rosario, acompañado de todo el ambiente humano de folcloristas como se desarrolla hoy en día.

Desde un punto de vista antropológico, sabemos que todas las sociedades y en todos los tiempos celebran fiestas y, por lo tanto, constituyen un patrimonio humano universal. En este sentido, el propósito de la fiesta es:

Abolir circunstancialmente el tiempo ordinario para dar paso a un paréntesis de tiempo extraordinario, festivo, en el que se altera el vivir cotidiano en el comer, en el vestir, en el danzar y, en general, en el esfuerzo generalizado de construir un orden social y pasional de carácter ideal (González 1999: 13).

El anterior enunciado pone de manifiesto la dimensión temporal de la humanidad. Según González, el tiempo se vive de dos maneras totalmente distintas. Por un lado, está el tiempo lineal, de carácter irrepetible, donde las fechas evolucionan sucesivamente sin mirar atrás. Por otro lado, tenemos al tiempo cíclico, que repite periódicamente los mismos acontecimientos, dando la impresión de un permanente volver a empezar.

Por ejemplo, el camino irreversible del nacimiento a la muerte nos demuestra el transitar del tiempo lineal sin retorno; en cambio, la repetición de las mismas estaciones cada año, al igual que las fiestas, dan la sensación de un permanente resurgimiento, de un regreso a lo mismo, a lo que pasó el anterior año, aunque cada año tendrá a su vez su propia peculiaridad.

2 Ciudad intermedia, ubicada en el departamento de La Paz, Bolivia. Por su cercanía a la gran urbe, forma parte del área Metropolitana, aunque aún conserva más de 60 comunidades en su entorno.

3 Las reducciones coloniales configuraron los centros poblados actuales, algunas de ellas se convirtieron en ciudades intermedias.

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En el terreno específico de la fiesta patronal, el mecanismo de reproducción del ciclo de sobreconsumo, más universalmente reconocido por las sociedades de redistribución y de reciprocidad, es la fiesta.

Las fiestas reúnen a mucha gente en un consumo excepcional. Este consumo se hace posible gracias a un don, dirigido a todos de parte de aquel o aquellos que dan la fiesta. Se dice, por otra parte, dar una fiesta más que hacer una fiesta, hasta tal punto la idea del don está asociado a la de la fiesta. El don aparece así como un motor de la fiesta (Temple 2003: 332).

Con frecuencia, las fiestas son tildadas de despilfarro de dinero, borrachera y otros males. Sin embargo, estas críticas ignoran que las fiestas son mucho más que eso. De hecho, las fiestas son un puntal de desarrollo de las sociedades cuyo basamento esencial son la reciprocidad y la redistribución.

Como desagravio a las versiones peyorativas en torno del tema de estudio, a manera de ejemplos podemos ver que todas las fiestas patronales, desde los carnavales de Oruro, la Fiesta del Gran Poder en La Paz, la Candelaria en Puno, hasta las fiestas en los diferentes barrios marginales, ciudades intermedias como Viacha y las festividades en las diferentes comunidades andinas, siguen vivas como expresión de “búsqueda del prestigio y la nivelación de la riqueza” (Conlin 1974: 143); es decir, la manifestación de reciprocidad y redistribución.

Si bien el tema de la presente investigación es “Fiesta y Ayni”, en los hechos el ayni es una de las formas que adopta la reciprocidad y la redistribución en el contexto aimara de Viacha. Esto implica que el concepto de ayni remite a la reciprocidad y redistribución, puesto que son estos, sumados al prestigio, los que constituyen nuestra variable.

El concepto del don como sinónimo de reciprocidad generalizada y redistribución, o el equivalente del ayni, han sido desarrollados por Dominique Temple sobre los aportes de antropólogos clásicos como Marshall Sahlins, Marcel Mauss, Bronislaw Malinowski, Karl Polanyi, Claude Lévi-Strauss y otros que recrean los conceptos emergentes de contextos en los que esta ciencia jugaba un rol presumiblemente ideológico-político. En todo caso, Temple retoma los avances desarrollados y genera aportes basados en la realidad indígena del presente.

La reproducción del don está dirigida a un tercero, así como el don se dirige al prójimo. Tal es la razón de ser del don, que al sistematizarse permite la construcción de sociedades de reciprocidad. El movimiento de reproducción del don basta para explicar la génesis de los sistemas de reciprocidad sin que sea necesaria la intervención de la obligación de restitución [...] Por consiguiente no hay, a priori, necesidad alguna de limitar la dinámica del don desde el origen, encerrándola dentro de lo que Polany llama dualidad del intercambio (Temple 1995: 45).

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1.2. Breve recorrido histórico de la fiesta Una de las personas aún vivas, cuya edad fluctúa entre los 95 y los 100 años4,

recuerda que a principios del siglo XX ya se celebraba la fiesta del Rosario acompañada de conjuntos autóctonos como los Sich’is con el marco musical de sikuris y posteriormente aparecerían la diablada y la morenada siempre acompañada de música autóctona con zampoñas.

A mediados del siglo XX, una de las primeras comparsas con banda en iniciar sus actividades fueron los Thantha Millonarios5, hoy en día extintos. Lastimosamente, la participación de los diferentes conjuntos no tiene sostenibilidad. Al momento, la Fraternidad “Inti raymis de La Paz a Viacha” es la única sobreviviente en el tiempo que participa desde 1976, es decir, durante 35 años consecutivos. Normalmente, los conjuntos que desaparecen no vuelven a la fiesta por segunda vez; sus dirigentes e integrantes sí lo hacen, pero bajo el nombre de otra comparsa.

Hasta el año 1983, la organización en cuanto a la participación de las comparsas era bastante precaria; recién a partir del 19 de agosto de 1984 es que se organizan bajo el amparo de la Asociación de Conjuntos Folclóricos de Viacha (ACFV). Antes de este acontecimiento, la participación espontánea de los bailarines adolecía de muchas fallas que van desde el orden de participación, el recorrido la ubicación del palco oficial, hasta la premiación. Hoy en día se han superado estos percances. En los últimos 20 años, el número de conjuntos folclóricos y autóctonos tiene un promedio de 20 por año. Lo novedoso es que cada vez van incursionando jóvenes, inclusive niños y adolecentes de unidades educativas junto a sus profesores. Otro hecho sobresaliente es la presencia de conjuntos autóctonos que hace 30 años no se los podía ver a no ser que fuera en alguna comunidad aledaña. Sin embargo, hoy es bastante sostenido; por eso, la clasificación se extendió a tres: danza pesada, danza liviana y danza autóctona.

1.3. Las recepciones sociales de inicio Después de realizarse la Festividad del Señor del Gran Poder en la ciudad de La

Paz, fecha movible entre mayo y junio, en Viacha se realizan los primeros aprestos para los preparativos correspondientes a cada gestión. De este modo, aquella festividad se constituye en la más importante del departamento. Es un parámetro y referente para la realización de la Fiesta en honor a la Virgen del Rosario en Viacha. Estas recepciones sociales que empiezan en junio suelen extenderse hasta fines de agosto.

Los líderes de diferentes comparsas, junta de presidentes o pasantes empiezan con sus reuniones de organización para la asignación de responsabilidades y el trazado de un cronograma de actividades hasta octubre. A medida que va pasando el tiempo, va aumentando la euforia de la fiesta. Las radios populares, tanto en A.M. como en F.M., se

4 Pascuala Mendoza Cantuta, bailarina de varias comparsas a principios del siglo XX. 5 En aimara: “Millonarios pobres”. Dentro de la lógica aimara denota la paradoja conceptual de

pobreza individual y material de tipo europeo-occidental, contraria a la riqueza biocéntrico-comunitaria.

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van sumando al ambiente festivo con la emisión de citaciones y avisos alusivos al gran acontecimiento. En respuesta, la sintonía de parte de los folkloristas y toda la población va en aumento. Existe una cronología espontánea en el orden de recepciones. Primero serán las danzas pesadas o “morenadas” las que inauguren el ciclo de recepciones, seguidas de las danzas livianas como las “kullawadas”, caporales, “tinkus”, “inkas”, doctorcitos, tobas, “pujllay”, etc. y para culminar las danzas autóctonas que se manifiestan a través de “sikuris” principalmente.

La clasificación en las tres categorías pesada, liviana y autóctona, viene como influencia de la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder6 y se maneja en todas las festividades del altiplano paceño. Implica muchos aspectos como el peso de la vestimenta, el presupuesto económico, el número de bandas de música y la cantidad de bailarines, como parámetros para categorizarlas y jerarquizarlas. Las recepciones sociales a cargo de las juntas de presidentes, en el caso de las danzas pesadas y algunas livianas, o pasantes en el caso de las danzas livianas y autóctonas, de la mano de sus fundadores, consisten, en la mayoría de los casos, en una “misa de salud” en el templo San Agustín y la posesión de los directivos en la misma puerta. Después de desarrollar el programa preparado para la ocasión que culmina con un brindis, viene lo esperado por todos, una buena orquesta, comida y harta cerveza que corre por cuenta de los anfitriones que hemos mencionado líneas arriba. A plena luz del día y en plena plaza se da rienda suelta al inicio de actividades oficiales de la comparsa, con miras a la gran fiesta de octubre.

Todos los fraternos, incluyendo invitados, visten sus mejores ropas, en lo posible, todos del mismo color: los varones con traje y corbata y las mujeres con el típico atuendo de chola. Las jóvenes hijas de aimaras que normalmente visten pantalón o vestido, ahora se ponen de cholita demostrando mucho orgullo, ya que toda su indumentaria tiene un costo muy por encima del de una dama citadina; inclusive, las señoritas más encopetadas están de pollera. Las recepciones sociales en plena plaza o calles adyacentes son recientes, no pasan de 20 años. Anteriormente se realizaban en locales y se acostumbraba salir a la plaza solo en la noche, para anunciar su participación en la festividad y luego retornar otra vez al local. En cambio, ahora permanecen casi todo el día en la plaza y recién cuando llega la noche se retiran a sus locales.

La mayoría de las danzas livianas y/o autóctonas aún hacen su recepción a la usanza antigua, sin misa y la mayor parte del tiempo en su local. Pero este hábito es paulatinamente arrastrado por el prestigio de los morenos; por tanto, nadie quiere quedar atrás: pequeños, medianos, grandes, todos quieren estar bien. Cada año va en incremento la generalización de realizar las recepciones sociales en plena plaza de armas de Viacha. Esta experiencia se puede entender como una recuperación simbólica de espacios negados a los indígena-originarios, pero no así en el contexto de la fiesta, ya que por el espacio de diez horas en las recepciones y una semana en la fiesta, los aimaras expresan su hegemonía espacial o lo que Raúl Prada llama “resistencia territorial, reterritorialización cultural” (Prada l996: 21). Así, la fiesta expresa también la reapropiación de espacios secularmente negados. Los vecinos del casco viejo protestan por este hecho, “cómo estos indios van a farrear en la

6 La imagen del Señor Jesús del Gran Poder es la representación de Cristo con tres rostros, cada uno de ellos expresa una simbología específica en términos de fe.

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plaza”, “cómo van a orinar en plena plaza”; empero, la magia de la fiesta es tan arrasante, que las mismas autoridades en la entrada se encuentran en el palco oficial como invitados especiales.

Por otro lado, la noción de prestigio aparece cada vez con mayor rigor en el gesto de los protagonistas mayores, siendo imitada rápidamente por los jóvenes a medida que pasan los años. Muchos morenos y “kullawas” expresan abiertamente: “que nos vean tomar y comer” y cuando están ebrios: “janiw khitin jawsat anuktsa”7 o “janiw khiti lap’araran masipaktsa”8, que denotan poseer opulencia, holgura y principalmente una familia multitudinaria, puesto que la fiesta “…cumple la función social de otorgar prestigio…” (MARZAL 1988: 122).

1.4. Los ensayos y práctica de pasos

La Asociación de Conjuntos Folclóricos, en coordinación con Radio Ingavi, desde los inicios del funcionamiento de la emisora en 1987 desarrolló el conocido programa “La hora folklórica” en aimara y castellano. Este ejemplo fue seguido posteriormente por otras emisoras como FAMA 97.5 y otras, donde semanalmente una agrupación habla sobre su historia, organización, ensayos y prácticas. Esta dinámica exalta más los ánimos de los folcloristas, que citan a sus componentes a reuniones.

Después de haber realizado su recepción, cada conjunto folclórico hace uso de su cronograma de ensayos y prácticas. Los primeros se realizan los días domingo y, los otros, en días ordinarios por la noche, preferentemente entre miércoles y viernes. A medida que avanzan los días y se acerca la fiesta, estos se van incrementando de tal modo que las últimas semanas, las calles y los locales de Viacha bullen de manera ensordecedora. Los conjuntos pertenecientes a las danzas pesadas o “morenadas” y algunas livianas son las más ostentosas.9 No solo alquilan locales y bandas, sino también van en caravana a las canchas de fútbol, llevando consigo toda la despensa de cerveza, cóctel y comida, pagada por la junta de presidentes o pasantes y el apoyo de los fundadores. En realidad, estos ensayos “a campo abierto” son todo un acontecimiento, hasta el número de bandas de música es impresionante, dos como mínimo. Asimismo, a estas citas asisten bloques de morenos de otras festividades.

Este campo abierto, principalmente utilizado por las “morenadas”, es una forma de medir su capacidad y grandeza en todo el sentido de la palabra. Su prestigio se expresa en los gastos realizados que tienen como apoyo financiero coyuntural a la junta de presidentes. Es una forma de expresar que “somos tan grandes que no hay local que nos aguante” o “tenemos toda la capacidad para atender a mucha gente”, incluyendo a los extraños. En horas de la noche vuelven a su local. En ese sentido, y tal como lo demuestran, “la autoridad

7 Literalmente se traduce como: “no soy ningún perro alojado”, semánticamente, en el contexto sociocultural local quiere decir: “no soy ningún mendigo”.

8 Expresión que literalmente dice: “no soy pariente de ningún piojoso”, semánticamente manifiesta: “no soy ningún pobre diablo”.

9 Lo que diferencia a cada una de las categorías: pesada, liviana y autóctona es, sobre todo, la capacidad económica.

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no depende de la acumulación sino, más al contrario, de la prodigalidad” (Temple 2003: 314).

La mayoría de las danzas livianas, sobre todo las juveniles, generalmente no alquilan un local para los ensayos y prácticas, sino que lo hacen en las calles, buscando para la ocasión un lugar que con el transcurso del tiempo llega a ser su territorio, donde otros no pueden ensayar. Estas danzas tampoco contratan banda para sus ensayos y no tienen cerveza ni comida en abundancia; lo que más se ve es cóctel y refrescos. Sin embargo, todos en algún momento llegarán a engrosar las filas de una danza pesada, motivados por esta búsqueda del prestigio.

Las danzas autóctonas, por su parte, ensayan unas veces en un local y otras en la calle; una –Semilla Nueva– tiene su propia sede. Para estos conjuntos todos son ensayos10, solo que algunas veces, cuando no es posible contar con el propio grupo de música, recurren a una amplificación para que su “cuerpo de baile”, afiance el ritmo y la danza. Lo llamativo de estas comparsas es que bailan tanto los músicos como los bailarines. Su coreografía es de complementariedad y, en determinados momentos, evolucionan conjuntamente ambos estamentos, lo que no ocurre con las comparsas con banda, a excepción, claro está, de los que tocan el platillo y tambor.

1.5. El convite o preentrada

Una semana antes de la entrada, es decir, un sábado antes de la fiesta, se realiza una especie de simulacro de lo que será el gran acontecimiento. Para esta ocasión, ya todo debe estar casi a punto. Esta es una excelente medida para todas las comparsas, en el sentido de calcular toda su capacidad, desde la organización, pasando por la coreografía, la logística, hasta lo económico.

Desde las primeras horas de la mañana, en todas las casas de los folcloristas se va gestando el afán de cumplir con todo lo previsto. Los líderes de cada conjunto son los más preocupados en realizar un buen papel, porque ese día se medirá su prestigio en ofrecer un desbordante cúmulo de atenciones: o bien se mantiene o se ridiculiza. Para enfrentar cualquier contingencia, ellos reflexionan con frases como estas: “Janiw mä p’inq uñjasiñ munkti”, “ajanujax kawkhankanisa” (No quiero verme en ridículo, ¿dónde va a quedar mi prestigio?). Así, los locales van recibiendo la concentración de sus protagonistas. De igual manera, las bandas de música van arribando para animar la participación de su comparsa. Otro tanto ocurre con los conjuntos autóctonos, para medir sus fuerzas con sus pares.

Cerca al medio día, en el lugar de concentración que en los últimos años es el puente que comunica Viacha con la Sociedad Boliviana de Cemento (SOBOCE), todos los conjuntos están listos para la partida, siempre y cuando hayan cumplido con los tres requisitos exigidos: Estandarte, Banda de música o conjunto autóctono y bailarines, de lo contrario perderán su puesto y darán paso al inmediato seguidor de acuerdo con la antigüedad; este orden será el definitivo y se repetirá en la entrada.

10 La diferencia ensayo-práctica es solo válida para las danzas pesadas y livianas; el ensayo es con banda y la práctica de pasos, sin banda. En cambio, para la mayoría de las danzas autóctonas, todas estas actividades son ensayos.

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El gran desfile ordenado de los conjuntos va encabezado por los más antiguos, aunque algunos perdieron su lugar por incurrir en faltas previamente estipuladas. Cada uno viste sus mejores galas en las danzas pesadas y algunas livianas: los hombres lucen un mismo color de traje o terno, camisa, corbata y calzado. Por su parte, las mujeres todas visten los mismos colores de sombrero, manta y pollera; además, como aditamento, llevan joyas en el sombrero, las orejas el pecho y las manos. La apariencia expresa por sí sola el prestigio personal y, para hacerla más grandiosa, está permitido prestarse lo que haga falta.

Por el contrario, los integrantes juveniles de las danzas livianas y conjuntos autóctonos llevan ropas ligeras como camisas, chalecos, ponchos y sombreros. Si bien la indumentaria también mide el prestigio de estos conjuntos, los parámetros son otros, como el hecho de que todos los chalecos sean del mismo color, al igual que las camisas y los ponchos, es decir, la uniformidad. Pero no es solo esto, sino también la coreografía y la cantidad; todos estos elementos son referentes de prestigio para los conjuntos integrados por jóvenes.

Sin embargo, no se puede ocultar la tendencia de imitar a los morenos, en la medida en que transcurren los años y la comparsa cobra mayor antigüedad. Tampoco se puede negar que la gran mayoría de folkloristas acaban su ciclo bailando “morenada”. Después de haber recorrido una veintena de cuadras, en el mismo orden de partida, todos los conjuntos van desembocando en la “plaza de sal”, lugar de desconcentración tradicional. Si bien en el punto de concentración los bailarines y músicos se tomaron unas cervecitas, esta vez, la bebida tiene mayor profusión. Es una articulación no solo al interior de cada comparsa, sino entre bailarines, familia y público a través de la bebida, hasta muy entrada la noche.

1.6. La entrada

La fiesta central ya empieza un día antes con la entrega de disfraces11 bastante ritualizada, el armado de graderías en la plaza principal, el preparado de “trago” en los locales, además de la compra de una serie de insumos para vestir y consumir que realizan todos, hasta los que no bailan. También se efectúan una serie de aprestos como la distribución de invitaciones, la consolidación del contrato con las cocineras, los garzones, las bandas de música, el local, las apxatas o donaciones, préstamos de dinero, padrinazgos y otros aynis que los pasantes aseguran para que la fiesta tenga éxito.

El día sábado, desde la madrugada, Viacha despierta al son de estruendos de dinamita que los “fuegoceros”12 han organizado con bastante anticipación, teniendo como escenario los alrededores de la población; luego dan la acostumbrada vuelta a la plaza principal. El inusitado movimiento en las diferentes calles de Viacha se va acentuando a medida que se va aproximando la hora de inicio del desfile de conjuntos, fijado para las nueve de la mañana: ajetreo de público por ubicarse en el mejor lugar, vendedores ambulantes que transitan de un lado a otro y puestos de venta de cerveza que pugnan por el mejor sitio.

11 Este término que en el lenguaje formal puede parecer peyorativo, en el idioma festivo aimara es totalmente legítimo. Fue reelaborado y reinterpretado a través de la transmisión oral. Hoy se usa en todas las fiestas.

12 Los “fuegoceros” son una pareja similar al preste, con la responsabilidad específica del derroche de fuegos artificiales.

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Por su parte, los integrantes de los diferentes conjuntos van llegando al punto de concentración con toda prestancia, para no perder el lugar que les corresponde y que con mucho sacrificio han mantenido en cada asamblea y, sobre todo, en la preentrada. Las condiciones y características son las mismas que en el convite, la gran diferencia es que ahora visten traje de luces o “disfraz” como ellos mismos lo denominan. A la hora indicada arranca la entrada presidida por la Imagen de la Virgen del Rosario. A continuación, inicia su travesía el conjunto más antiguo de la festividad (o el más responsable) y que haya cumplido con todas las exigencias, incluyendo la asistencia a las novenas que el párroco convoca la última semana.

El resto de las comparsas que esperan su turno van enalteciendo los ánimos al calor de la cerveza que empieza a ser demandada sin parar, hasta la finalización de la fiesta. Los pasantes o junta de presidentes y fundadores, en su condición de responsables del destino de cada conjunto, hacen gala de su estatus, brindando su cariño con varias cajas de cerveza, arengando que el triunfo sea del conjunto, una manifestación fáctica de prestigio. Aquí hace su manifiesto “La búsqueda del prestigio y la nivelación de la riqueza” de Sean Conlin (1974: 143).

En el recorrido de las comparsas por las diferentes calles, cuando descansan, se puede ver una interacción tanto en su interior como al exterior. Por un lado, se trata de apropiarse de un puesto de venta y beber cerveza para cumplir con la ch’amacha o recargar energías de la manera más rápida posible, puesto que el descanso no dura mucho tiempo. Pero en este ínterin se desarrolla un accionar muy peculiar: existen diferentes formas de acceder a la bebida; unas veces hacen turno y otras veces “cariño versus cariño”, un gesto que será reciprocado más tarde.

Por otro lado, dependiendo de si el danzarín es o no conocido, o si ha sembrado muchos aynis o ninguno, es que en el recorrido se le irán acercando familiares y otros allegados para alcanzarle un vaso de cerveza. Este acto de convidar al bailarín es un verdadero privilegio, tanto para el que baila como para el que invita, puesto que no goza de la misma prerrogativa aquel danzarín a quien nadie le invita un vaso de cerveza ni aquel observador que no tiene a quien invitar. En esta interacción social, la cerveza se convierte en la moneda por excelencia que de por sí goza de una reputación incomparable y ha sustituido a la chicha que hasta hace algún tiempo fuera la bebida social común en las comunidades campesinas; ni siquiera pueden igualarle los famosos “tapados” de la línea San Pedro y ni hablar de los “coctelitos”, que solo sirven de complemento.

La cerveza paceña ya forma parte de la identidad cultural del pueblo aimara, por haber ingresado desde hace mucho tiempo en todos los rituales. Cumple el papel de comunicador, de relacionador humano y público, ineludible e infaltable; por eso, cuando algo sale mal, la primera justificación es que no se “ch’alló” bien, lo cual denota la falta de libación a la pachamama y, sobre todo, con cerveza. Todos los conjuntos, después de haber recorrido por todas las calles señaladas, espontáneamente desembocan en otra concentración, pero esta vez para departir un sin fin de gestos recíprocos al son de la música y la cerveza. Un ir y venir de “contigo, conmigo”, “estito servite”, “a vos quiero invitarte”, “esto es para vos”, “seco, seco”, “con quién te has servido”, “cuál es tu vaso”, etc., va sucediéndose cada vez más fervorosamente, hasta trasladar la fiesta a los propios domicilios, en muchos casos hasta muy tarde y en algunos hasta el día siguiente.

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1.7. La diana o alba

El día domingo, casi de madrugada, todos los conjuntos pugnan por ingresar a la plaza principal y ocupar el lugar que año tras año ostenta cada uno de ellos. Unos lo hacen por el acceso acordado en asamblea, pero otros ingresan por otras bocacalles o atajos, procurando cuanto antes tener el control del espacio que les corresponde. De lo que parece tratarse es medir quién tiene el mayor potencial económico y organizativo. Así, por ejemplo, las “morenadas” contaran hasta con dos orquestas aparte de sus bandas, en cambio, los conjuntos livianos juveniles y autóctonos solo se contentarán con su banda o su grupo autóctono.

De igual manera, la circulación de bebida y comida es ostentosa en las danzas pesadas y menos rimbombantes en las livianas y autóctonas. Si bien los “arcos”13 de los primeros son grandes cantidades de cajas de cerveza, en los segundos no pasa de unas cuantas cajas y refrescos. En el primer caso, la comida es casi siempre fricasé, en las otras, generalmente salteñas. Una vez medidas las fuerzas y evidenciado quiénes son los más pudientes, paulatinamente van desocupando la plaza, aunque en los hechos, la banda y una parte de los bailarines van a su local. Una parte muy significativa se queda en las tiendas y puestos de venta para hacer más sólidas las nuevas y viejas amistades, por intermedio de la cerveza.

En consecuencia, la fertilidad y la productividad del don o ayni, no se puede traducir más que con el término prestigio, antítesis del concepto de jan ajanuni (cara vacía). Aquel es un estatus muy apetecido por los aimaras. Esta búsqueda del prestigio induce a convertirse en un ser donador por excelencia; este es el gran rédito de aquellos que más han donado en su ciclo de vida. En consecuencia, este rédito es sinónimo de autoridad, pero no aquel influjo vertical muy trillado en las sociedades urbanas, sino este otro cargado de referente moral y respeto (Temple 2003: 314).

1.8. La procesión

Después de haber retornado de la diana y posteriormente a sus casas para ponerse su traje de luces, casi todas las comparsas retornan a la plaza principal para participar de la procesión de la Virgen del Rosario, patrona de Viacha, acompañando su recorrido, esta vez solo por la plaza. En los últimos años se han podido ver únicamente estandartes en lugar de comparsas; esto por el ajetreo inusual que viven en este día los folcloristas. Es así que muchos conjuntos ya no logran salir de la diana y se incorporan directamente de esta a la procesión, con la consecuencia de quedarse dormidos en plena misa en algunos casos.

Este día, se traslada a Viacha un gran contingente humano desde la ciudad de La Paz y El Alto para participar de la fiesta. La gran mayoría tiene un compadre, un cuñado, un amigo o, por lo menos, un compañero de trabajo con quien encontrarse y reafirmar sus lazos. Para ello, no deben faltar unos billetes en el bolsillo. De esta manera, la fiesta tiene su punto de partida en los bailarines, pasa por los observadores y llega a los visitantes

13 Son las cajas de cerveza que traen los invitados o los bailarines y entregan a las juntas de presidentes o pasantes, quienes, a su vez, redistribuyen las cervezas entre sus integrantes.

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de ciudades vecinas y todas las comunidades circundantes a Viacha. Su energía es compartida por propios y extraños. “Recibir un don implica, socialmente, la reproducción de este y el ciclo debe poder continuarse […] por la integración del prójimo al consumo. Es evidente que la cadena así abierta se cierra tarde o temprano y forma un circulo de reciprocidad” (Temple 2003: 86). Esto pone en tela de juicio la interpretación clásica de que la reciprocidad implica necesariamente una dualidad simétrica, donde unos reciben y, posteriormente, deben devolver en la misma dimensión.

1.9. Las recepciones sociales de fiesta

Al retornar de la procesión, en cada local existe un ambiente de fiesta, pero ya no con banda o con grupo autóctono, sino con orquesta. Aquí también se juega el prestigio de la comparsa y de sus pasantes. Sería un pecado que una danza pesada, por ejemplo, haya contratado una orquesta de poca valía; tiene que ser una que esté en boga y que, al mismo tiempo, cueste caro. En estas recepciones sociales, que en el caso de las “morenadas” dura hasta tres días, ya no solo participan los bailarines o integrantes oficiales, sino también sus allegados. En torno de los bailarines se reúne a veces toda una familia. El festejo será mucho mayor, si la comparsa ha sido objeto de algún reconocimiento o premiación.

En estos locales, la cerveza es el circulante válido por excelencia: uno tras otro se van sucediendo los “arcos” de cerveza. Para los miembros de las juntas de presidentes o pasantes de las comparsas, en varios casos son producto de muchos años de trabajo, es decir, de haber sembrado muchos aynis para ahora poder recibirlos, los cuales son redistribuidos a los integrantes de la comparsa. También se puede ver ingresar colitas, cotillones y hasta conjuntos de música folklórica, para darle más vistosidad o prestigio al acontecimiento. Pareciera que la gente no vive para acumular, sino para dar; toda la gente quiere, sin saberlo a ciencia cierta, desarrollar la economía de la reciprocidad porque le da una razón para vivir con más motivaciones que solamente tener dinero.

Con respecto a la comida, en los últimos diez años tiene la tendencia a desaparecer en las recepciones, hecho que ya es considerado por los folcloristas para tomar oportunamente sus previsiones. Esto ocurre muy a menudo con las danzas livianas y autóctonas, porque los morenos aún atienden la comida en sus locales. Inclusive, existe una costumbre muy conocida en las comunidades, el “alsa”, que significa que las madres llevan a su casa un plato de comida del local de fiesta, para que los hijos saboreen la comida de los pasantes.

1.10. La octava y cierre

El siguiente sábado después de la entrada, por lo menos la mitad de los conjuntos participantes en la festividad se trasladan a la comunidad Siq’ajawira14 ubicada a unos 4 km del centro poblado de Viacha, para cerrar con broche de oro la presente edición de la fiesta. En el lugar existe una capilla, donde todos los visitantes elevan una oración al gran creador y a la Virgen. En esta ocasión, los pasantes redistribuyen hasta lo último de lo que hubiera sobrado en la fiesta, como una especie de hasta luego o hasta dentro de un año y, al mismo

14 Palabra aimara que significa “río delgado”.

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tiempo, agradecen a las deidades locales por haber permitido una buena realización. Parece inconcebible pensar que económicamente aún la fiesta pueda sostenerse, pero así es. Los “colaboradores”15 aquí juegan un papel crucial para que la presencia del conjunto esté de pie hasta el último momento. Ellos, junto a los fundadores y los pasantes, se valen de cualquier artimaña para lograr ayudas recíprocas en cuanto a cerveza y banda, fundamentalmente.

Si bien en la recepción, o en algún caso en la diana, se acostumbra “hacer recibir”16 a los nuevos pasantes o junta de presidentes para el siguiente año, es en la octava donde se muestran estos como un símbolo de compromiso social para asumir y cumplir con la responsabilidad; de lo contrario, la Virgen y las deidades locales serán las que castiguen, aparte de sufrir una gran presión social. Este mecanismo de control social consiste en censurar, en todos los acontecimientos sociales de características festivas, a los infractores. Los propios medios de comunicación transmiten estos mensajes, fustigando duramente a los irresponsables por no asumir su compromiso. En tonos burlescos, las radioemisoras convocan a los incumplidos a “lavar los platos” o “recoger las botellas vacías” en términos de castigo, en nombre de toda la comparsa afectada por el desaire.

2. Las relaciones económicas generadas por la reciprocidad y la redistribución en los protagonistas de la fiesta

2.1. Los fundadores de conjuntos folclóricos y autóctonos

Un sistema abierto de redistribución-reciprocidad en el que el movimiento de las riquezas no puede ser interpretado como un intercambio entre dos socios; es más, para alejar cualquier idea de igualdad entre los dones, precisa que no hay acuerdo alguno entre los socios en cuanto al valor del don. El don pasa a un tercero y retorna solo después de un lapso durante el cual ha sido transformado, lo que implica su consumo y su reproducción (Temple 2003: 309).

La práctica del don se reduce a tres categorías: dar, recibir y devolver; significa o tiene su punto de partida en el criterio de dar antes que recibir, por eso, muchos autores han concebido a los pueblos indígena-originario-campesinos de los Andes como donadores por excelencia; asimismo, el concepto de recibir aunque sean pudientes, es un derecho y al mismo tiempo una obligación moral de la comunidad. Si todos los miembros de un “ayllu” son donadores, todos también deben ser receptores. Por último, está grabado en la conciencia profunda de la humanidad aimara el acto de devolver

15 Los colaboradores son los que ayudan a los pasantes a llevar la carga económica de la fiesta, aunque en una escala inferior a estos. En los últimos años tiende a desaparecer por el monopolio de las juntas de presidentes.

16 Es otro acontecimiento bastante ritualizado y que conlleva una serie de formalidades. Así, “hacer recibir” significa transmisión de la responsabilidad del cargo de miembro de la junta de presidentes o pasante y colaborador para el siguiente año.

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todo favor recibido, puesto que “todo en la vida es producto del ayni”. Así como en la economía de intercambio existe una especie de mano invisible que regula las leyes del mercado, en la práctica del ayni el acto de devolver tendrá algo así como un valor agregado, controlado por el ser comunitario, que permite acrecentar los contradones, que son un claro indicador económico sostenible.

En la festividad de Rosario, el estatus de los fundadores tiene mucha valía: haber fundado una fraternidad17 no tiene parangón alguno. Estas personas son algo así como los salvaguardas del conjunto y sus decisiones tienen mucho peso. Muchos fundadores, para mantener el prestigio ganado, aportan en calidad de “don”18, una banda de músicos, a veces la orquesta para la fiesta, o algo que reproduzca su prestigio. Lo más relevante y que conlleva reproducir su prestigio hasta lo impredecible, es que compran cajas y cajas de cerveza en el local, en el punto de partida de la entrada, al final del recorrido, en los descansos, en la diana, en las tiendas y puestos de venta de cerveza. Si no lo hace, su reputación se verá en entredicho, porque de por medio está la presión social de todos los folcloristas. Aquí se distingue claramente que la fiesta desde antaño, “…servía como un nivelador constante económico” (Carter y Mamani 1982: 440).

El fundador o los fundadores son prácticamente los padres de la comparsa y, al típico estilo patrilocal del hombre andino, según el cual tiene que correr con los gastos de sus hijos dándoles techo, comida y todo lo necesario para que vivan bien, de la misma manera el fundador de comparsa tiene que velar por la integridad del conjunto. Una vez que termina la fiesta, en otro acontecimiento festivo, la pareja de fundadores será reconocida y atendida como se merece. Estos gestos cualitativos hacen de sustento a la economía andina, es decir, aynis de diferente índole que sirven de soporte a la infraestructura de la fiesta.

Cuando los fundadores van a otras festividades, ya sea a participar de una fraternidad o en calidad de invitados, deben comportarse como tales, como fundadores de su comparsa, por lo tanto, deben vestir las mejores ropas, comer lo mejor que haya y tener siempre en los bolsillos muchos billetes, mejor si estos son dólares americanos, los cuales redistribuyen, mantienen o elevan su prestigio. Para develar el secreto del manantial económico de los fundadores, ellos son generalmente personas pudientes; si no son pequeños empresarios, por lo menos son prósperos comerciantes y transportistas. Entonces, lo que ellos hacen es “redistribuir” lo acumulado al igual que lo hacían en sus comunidades originarias, para nosotros, ayni.

En términos teóricos, lo que aquí podemos ver claramente es la interpretación “triádica” de la reciprocidad planteada por Dominique Temple: “El tercero es el que permite escapar a la bipolaridad del intercambio; el que permite significar la generación social del don, configurar el primer ciclo de la economía política de una sociedad de redistribución” (1995: 30). Los fundadores no individualizan de manera particular a sus receptores para exigirles posteriormente una devolución o restitución que apunte a una conducta “bipolar”, por el contrario, las siguientes expresiones fundamentan mucho más la dimensión “triádica”:

17 Término utilizado por los conjuntos que tienen banda de música, en lugar de comparsa; principalmente las danzas pesadas y algunas livianas.

18 Concepto recogido por Maus, Temple y otros antropólogos para designar a los gestos de reciprocidad. En este caso, esta muy vinculado a la reciprocidad generalizada de Marshall Sahlins.

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Era desinteresado, era un apoyo más de nuestra amistad entre nuestros amigos. Nunca ha habido eso de que “yo te doy” o “mañana me lo vas a devolver”. Si nos era de favor, “hazme este favor y listo” y tal vez algún día u otro día te voy a hacer un favor, pero no de la misma magnitud, tal vez en otro sentido, o algo así.19

A cambio, los fundadores son y serán merecedores del prestigio social, que significa un estatus no solo al interior de su comparsa, sino en cualquier ámbito de la sociedad aimara.

2.2. Los pasantes de los conjuntos

Los pasantes de los tres grupos jerárquicos existentes en todo el departamento de La Paz, vale decir: danza pesada, liviana y autóctona, ni bien termina la fiesta van preparando toda una estrategia económica para enfrentar la suya. Todos los fines de semana se convierten en “donadores”. Tienen que estar presentes en todos los acontecimientos que tengan ribetes de fiesta, desde el nacimiento de un niño, bautizo, “rotucha”, confirmación, primera comunión, graduación de colegio, licenciamiento, matrimonio, colación de grado, techada de casa, ch’alla de algún bien, en fin, hasta los entierros. El objetivo de la presencia de los pasantes en los acontecimientos mencionados es asegurar que su fiesta sea bastante productiva y no falte nada, pero esto solo será posible si la pareja ha articulado bien el ayni; es decir, si ha sido diligente en reciprocar cuando algún familiar o amistad requería de su concurso, que no siempre es en moneda, pero sí tiene que ver con la economía andina; es más, ellos deben ofrecerse como donadores, para ser otro día “donatarios”.

La filosofía aimara dice khuyapt’ayakiñaniya, aynikichinixaya20 que no insinúa una deuda bipolar y proporcional, sino de trascendencia social, es decir, “colaboremos ahora porque algún día se nos devolverá” y no: “te presto a ti una arroba de papa y tienes la obligación de devolverme el próximo mes en la misma proporción”, que involucraría solo a dos personas aisladas de la comunidad social, como plantea Marcel Mauss cuando señala que los dones circulan con la certeza de que serán devueltos. Se tiene la “seguridad” de que el mismo objeto será “devuelto” en un “tiempo” determinado para la “contraprestación” y que además solo en apariencia serían voluntarias y desinteresadas, ya que de por medio estaría el “principio de obligatoriedad” (Mauss 1971: 157). En ese caso, se estaría hablando de una restitución, en el marco estricto de una relación bipolar:

El ayni, por ejemplo, como aimaras, no podemos ir con la cara vacía ni con las manos vacías; es casi vergüenza ir así pelado. Entonces, forzosamente uno tiene que ir con algunas cajas de cerveza y, si no es cajas de cerveza, por lo menos prenderle algunos pesos para que con eso se pueda solventar. Entonces, yo lo veo en la parte económica, aquí del mundo andino, de nosotros como aimaras, de que es una organización tal vez mucho mejor que la europea, que tal vez podemos decir, la inversión en el banco; uno

19 Justino Jurado, fundador de la Fraternidad NK Pujllay América y actual dirigente de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Viacha.

20 “Cooperémosle, otro día seremos reciprocados”.

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dice, tantas propagandas, en televisión todo sale, nos ahorraremos; hay una quiebra de bancos, entonces el banco ya no devuelve el dinero. Pero la realidad de aquí, de nosotros como aimaras, ¡el ayni jamás va a quebrar, nunca!, siempre va a devolver. Si, por ejemplo, el papá debía y el papá muere por decirte, la madre también; pero el ayni sigue, ¿no? Entonces, el hijo por orgullo, por dignidad, por moral, tiene que cumplir ese ayni de su papá (el énfasis es nuestro).21

Los ejemplos de pasantes que establecen toda esta red de ayni son muchos. Así, vemos bailar a varios pasantes de Viacha en el Gran Poder de La Paz, en la Fiesta del Carmen de la zona 16 de Julio de El Alto, en la fiesta de la Virgen de Exaltación de Villa Dolores, también de El Alto, en la Fiesta Apóstol Santiago de Guaqui, solo para citar las más importantes y, por supuesto, en sus comunidades de origen vecinas a Viacha, en las cuales, además, entablan otras redes de ayni. De todos estos actos de reciprocidad no siempre nuestra pareja de pasantes será la beneficiaria; de repente sus hijos, sus hermanos, sus cuñados, quizá hasta sus amigos, pero lo que se sembró se tiene que cosechar tarde o temprano, si no, no tendría razón de ser. He aquí que se cumple la teoría triádica de Temple.

Cuando a nuestros pasantes les toque pasar su fiesta, obviamente tendrán que echar la casa por la ventana, extremando recursos para ser buenos redistribuidores, de lo contrario se romperá la lógica del ayni, a tal punto que no solo ellos serán afectados, sino todo su entorno familiar. Así, este proceso de ayni irá involucrando a todos los pasantes año tras año, de lo contrario, el prestigio de estos anfitriones se verá seriamente comprometido en todos los círculos sociales.

2.3. Los bailarines o folcloristas22

El solo hecho de participar en una comparsa, ya de por sí es un gran prestigio para cualquier aimara; además, este logro afecta a su familia. Es que este folclorista, sea hombre o mujer, no participa solo, detrás de ellos siempre están los allegados. Un hombre o mujer, para hacer patente su participación en la comparsa y en la fiesta, acude a una serie de estrategias. Así, unos le prestarán dinero en efectivo; otros, indumentaria y algunos le darán, a deuda, algún insumo como calzado, tela o los complementos del disfraz. En las mujeres es mucho más visible el fenómeno. Ellas, para sortear los gastos en dólares, sencillamente acuden al préstamo de manta, pollera, sombrero y joyas. Ellas también tendrán que devolver la generosidad, ya sea con las mismas personas o con sus descendientes. Este grupo descrito es el menos pudiente y son los recién llegados a la ciudad, el grueso de viacheños aimaras toma las previsiones para redistribuir lo que ha ahorrado en todo el año trabajando en la oficina, la empresa, en el taller, en el transporte, en el negocio o, finalmente, como vendedor ambulante, porque no sería nada digno pedir prestado, o lo que será peor, pedir rebaja en las cuotas para la banda y bordador; esto pondría en tela de juicio su prestigio.

21 Agustín Gutiérrez Cantuta, locutor de radio en idioma aimara y fundador de la Asociación de Conjuntos Folclóricos de Viacha (ACFV).

22 Así se autodenominan los protagonistas centrales de la fiesta.

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Esto confirma el planteamiento de Sean Conlin, en la línea de que, precisamente, la fiesta implica “La búsqueda del prestigio y la nivelación de la riqueza”, entendiendo a estos dos componentes como complementarios (Conlin 1974: 143). Este sector de bailarines, muy bien establecidos en la ciudad, redistribuye su dinero producto de la economía de intercambio, pero bajo la métrica andina. Así, aquel irá a las manos de los bordadores, la banda, los sastres, sombrereros, zapateros, “pollereras”, y de estos pasará a las vendedoras de cerveza, comida, golosinas, etc., hasta llegar al último rincón. Es decir, estos folcloristas convierten su riqueza en prestigio al bailar en la fiesta y redistribuyendo su dinero, lo que rebaja su superioridad económica al nivel del resto de los viacheños aimaras. Lo que aquí estamos viendo es la pervivencia de la economía andina en un nuevo espacio territorial, donde dialoga y se complementa con la economía de mercado y explica por qué no solo es despilfarro de dinero y borrachera únicamente, sino más bien una alternativa a la globalización económica.

2.4. Los músicos

Si bien la música originaria se basa fundamentalmente en instrumentos de viento y percusión, el ingreso de los aimaras en la modernidad ha hecho que se asimilen los instrumentos metálicos. Pero lo que llama la atención es que estos siguen reproduciendo ritmos y melodías andinas y sus intérpretes siguen siendo aimaras, aunque en un contexto diferente, citadino. Esta es la razón por la que las bandas de música hayan tenido toda la aceptación en las festividades.

Sin embargo, el hecho de que las bandas sean contratadas en dólares americanos, no exime sus rasgos de reciprocidad en su relación con sus contratantes, puesto que no es un compromiso frío como con las orquestas. La contratación de la banda está coronada por un sinfín de rituales de acercamiento, de beber y comer, hasta su contratación final, es decir, de acuerdo con normas aimaras, de ahí que si, por ejemplo, en un principio el director de la banda pidió US$ 1500, pueden llegar a consolidar en US$ 1000. Este acontecimiento es tomado por ambas partes como ayni; a cambio, la fraternidad contratante deberá ser fiel a la banda por un tiempo. Se dan casos en los que ambos grupos no se separan por más de 10 años. Además, deben ser bien atendidos en comida y, sobre todo, en cerveza. Por su parte, los intérpretes espontáneamente se quedarán más tiempo de lo acordado y lo que está casi institucionalizado es la jaqunta23, que significa “donar” o “tocar todo un día gratis” como un gesto de agradecimiento por todas las atenciones. Si no es el último día de la fiesta, es en la octava. En cambio, la orquesta cumple sus ocho horas de contrato de acuerdo con un documento, ni un minuto menos ni un minuto más.

Una simbología distinta ocurre con los músicos autóctonos, quienes no reciben ni un solo centavo como paga y basan su fortaleza en un verdadero ayni. Un ejemplo claro es el Centro Cultural “Semilla Nueva”, cuyos músicos de manera ordenada participan en diferentes entradas folclóricas. Una semana después de Rosario van a la festividad de la Virgen del Pilar en El Alto a participar con sus pares, unas veces con Jalsuri Marka y otras con Jiwasanki. Antes de la fiesta de Viacha, en agosto, participan en tres festividades, dos

23 Sinónimo de yapa (plus): don.

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en la zona San Luis de El Alto para la Virgen de Asunción con Jichha aymara y Jiwas Marka y en la población de comanche, a dos horas de Viacha, con Sangre Aymara. Por si esto fuera poco, suben al cerro de letanías a una hora de Viacha para participar con Qala Chuyma, en el mes de septiembre, en Villa Dolores de El Alto con Laq’a Aymara” y en otras fiestas más.

Para que la gente venga a apoyarnos, primero tenemos que ir nosotros a tocárselos. Otros conjuntos entran entre veinte, máximo llegan a cuarenta. Nosotros siempre hemos entrado cien tocadores. Como yo reparto los instrumentos he contado que he dado como cincuenta pares; pero la gente no viene así nomás, tenemos que trabajar todo el año, yendo de un lugar a otro para llegar a ese número. Sobre eso hay que atenderles bien, para que ellos también nos atiendan igual en su fiesta. Ahora, por ejemplo, estamos yendo a ayudar a los hermanos de Comanche.24

2.5. Los familiares

El rol de los familiares y allegados no es nada pasivo en el logro de objetivos de

los pasantes, que son los que llevan el mayor peso de la carga. Para este efecto, tanto su familia nuclear como extendida se hacen presentes en el local de fiesta o en los domicilios de los pasantes, con el fin de cumplir con el acostumbrado ritual de ch’uqi muntaña, ch’uñu k’ichiña, wayk’a k’iyaña, uta apthapiña (pelar papa, preparar el chuño, moler ají y recoger la casa) una labor destinada generalmente a las mujeres, porque los hombres deben cumplir con su trabajo formal, pero ellas lo hacen a nombre de la pareja.

Sí, en ese caso siempre, dónde más podemos recurrir, o sea, siempre va a estar la familia, ¿no? En este caso me han ayudado mis papás, los tíos; porque en mi caso hemos sido siempre una familia unida. Cuando yo he pasado, me han ayudado toda la familia. Cuando alguno de la familia, o sea, un tío, tiene alguna fiesta, también de esa forma nosotros igual vamos a ayudar a cocinar, a pelar papa, a arreglar el local; cada uno se da su tarea, ¿no?: “yo voy a hacer esto, el otro”, “yo voy a hacer aquello”. En cuestión de dinero igual, ¿no?: “yo voy a aportar con esto”, “yo te voy a ayudar con seis cajas de cerveza” o “yo te voy a dar la orquesta”… Porque en mi caso hemos pasado una pareja muy joven; uno de mis tíos me ha dado la orquesta, mi papa me ha dado cinco cajas de cerveza, otros tíos me han ayudado con papa, con verdura. Entonces, de esa forma se ha hecho, se ha logrado hacer la fiesta, con el encabezamiento mío. Por detrás de una pareja o uno que ha recibido, siempre está la familia.25

Todos procuran, algo así como marcar su tarjeta de presente, porque en cualquier momento pueden estar en la misma situación y si no han cumplido con estas costumbres, se verán solos o con pocas manos para enfrentar la contingencia. Los primeros en la

24 Marco Antonio Paredes, Presidente y expasante del Centro Cultural “Semilla Nueva”. 25 Guillermina Nicolasa Álvarez, fundadora del Centro Cultural “Semilla Nueva”.

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lista son, por lo común, los ahijados. Ellos deben honrar, ahora y siempre, con el deber sagrado de ser fieles y diligentes colaboradores. Cuando ellos sean padrinos, disfrutarán de la misma manera de estas bondades. Por eso, en esta dinámica económica nunca se deja de mencionar: “taqikunas aynikiwa”.26 Entonces, existe una enorme diferencia con las fiestas de la clase media en las grandes ciudades, donde toda la servidumbre es contratada y el entorno familiar solo es un invitado más. Al contrario, la fiesta aimara es llevada en hombros por todos los parientes, tanto sanguíneos como ficticios. Este es otro de los grandes secretos de la economía andina o ayni.

3. Los elementos presentes, en la realización de la fiesta y el sentido que le confieren los actores

3.1. La cerveza está presente en todo el accionar de sus protagonistas En el campo folclórico, siempre uno tiene que poner aunque sea dos cervezas, ¿no? Si no pones cerveza, no eres bien venido o pierdes el respeto de los componentes de la fraternidad. Entonces, uno tiene que llevar siempre unos pesos para invitar a la gente.27

La fiesta empieza con cerveza y acaba también con ella. Todos los pasos que las comparsas, los pasantes y los integrantes dan en el proceso de iniciación, planificación, organización, realización y culminación, lo hacen ineludiblemente con cerveza. En todo caso, se constituye en el intermediador social válido por excelencia.

3.2. En los pasantes y fundadores

Cuando se hace “recibir” a los nuevos pasantes o a la junta de presidentes28, la cantidad de cajas puede acelerar o dilatar el consentimiento de los nuevos responsables de comparsa. Si los actuales pasantes, por algún descuido o desconocimiento, se atreven a ofrecer pocas cajas de cerveza, la censura será muy fuerte; es más, los “recibientes”29 tomarán esta actitud como un insulto. Sin embargo, para desagraviar el hecho, rápidamente se traerá muchas cajas más. Estas, a su vez, serán convidadas por el recibiente a todos sus allegados; luego, al resto de la fraternidad. En horas de la noche, los nuevos pasantes son llevados hasta su casa, acompañados por toda la comparsa. Al dejarlos en su casa, les serán entregados otro lote de cerveza “para que se tomen con sus familiares”.

26 Sentencia que significa: “Si no siembras nada, no cosecharás nada”.27 Alberto Mamani, fundador y expasante de la Morenada “Unión Juventud”.28 Las nuevas generaciones de aimaras, particularmente los de la danza pesada, han sobrepuesto el

término “junta de presidentes” en lugar de “pasantes”. Esto es asimilado poco a poco por las otras categorías de danza.

29 Pasantes o nueva junta de presidentes designados para el siguiente año.

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Al día siguiente, todos los recibientes son recogidos de sus casas, con todos los honores y el bullicio acostumbrados que hacen al prestigio de estas parejas, ya que todos deben enterarse del rol que asumen estos folcloristas. La llave de ingreso y de salida de sus casas es una vez más la cerveza. En esta ocasión, los “flamantes miembros de la junta de presidentes” han invitado a sus parientes y vecinos para que se enrolen en esta nueva experiencia de ayni. Los que no participan verán con bastante respeto, aunque algunos con cierto disimulo, pero en el fondo con admiración, el prestigio que va gestando la pareja de vecinos en cuestión.

Después de que pasa la fiesta, en un acto especial, los nuevos pasantes son homenajeados nuevamente con mucha cerveza, que les servirá de energía motivadora o hasta catapulta para cumplir con todo éxito su responsabilidad. Este acontecimiento está organizado por los salientes. Además, esta ocasión servirá para producir aynis que coadyuvaran la realización de la próxima edición de la fiesta, dependiendo de cómo se lo haga y cuánta cerveza se done.

Cuando ya los pasantes se han puesto la camiseta de responsables plenos para el nuevo año, empieza el reclutamiento de “componentes”. Esta tarea la realizan de dos maneras: unas veces deciden visitar casa por casa y, otras, aprovechar todas las fiestas y de diferente índole, para realizar su travesía que es bastante difícil. El principal requisito, por no decir el único, es la cerveza. Los pasantes, generalmente empiezan invitando dos cervezas, las cuales nunca se acaban porque son permanentemente recambiadas, hasta que los nuevos integrantes hayan aceptado. Esto no solo lo realizan con nuevos, sino también con antiguos, porque, quién sabe, de repente muchos de ellos decidan cambiar de comparsa.

Desde un principio, las autoridades civiles y eclesiásticas de la colonia habían intuido el papel de la embriaguez como resguardo de la cohesión socio-cultural andina y de reciprocidad, pero reduciéndolo a aspectos hereditarios de indios inclinados a la ociosidad y vicios de la carne y glotonería, especialmente en el beber demasiado (Saignes 1993: 46).

Las repercusiones del ayni sembrado, no se dejan esperar, porque las mismas personas recientemente rogadas, suelen animar a su grupo de amigos o los familiares porque dicen: “Es más bonito estar entre nosotros”. De esta forma, el ayni llega a terceros y se hace comunitario, tal como dice Temple. Quizá, la costumbre de reproducción, hasta mitificada en este caso, sea el jan umaqasiñampi.30 Los folcloristas llevarán una carga de conciencia por mucho tiempo, si no responden a la convocatoria, porque en un próximo encuentro con los pasantes, su prestigio quedará por los suelos, ya que hay que añadirle la presión social con relación a este “manguero”. Entonces, para evitar el estigma, los homenajeados, de estar imposibilitados ellos, harán que bailen sus hijos u algún otro allegado. Así, el engranaje de reciprocidad seguirá funcionando, de lo contrario, ellos quedaran aislados, con el peligro de perecer.

30 En el dicho popular equivale a “sin manguear”, es decir: beber siempre con la idea de reciprocar.

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Nosotros como pasantes, durante todo ese año, hasta nuestra festividad, tenemos que ir detrás de la banda. Si tienen una fiesta en Villa Fátima, tenemos que ir ahí, a invitarle aunque sea uno o dos cajones. Si hay una fiesta en El Alto donde está la banda que va a venir a nuestra festividad, también hay que ir al Alto. Y así, inclusive para traer la banda Pagador de Oruro, nosotros tenemos que ir hasta Oruro. Ya casi un año prácticamente hay que hacer los contratos, el acercamiento y todo aquello. Por eso, la bebida, la cerveza particularmente es muy importante para hacer ese tipo de contratos; no solamente de la banda, sino también de los bordadores. Tienes que ch’allar siempre con la cerveza, es imprescindible, no solamente el bordador; digamos ande el sandaliero, ande los matraqueros Con todos ellos hay que hacer el compromiso siempre, pero con la presencia de la cerveza; lo propio con los garzones... por ejemplo, como agradecimiento a las cocineras, aparte de pagarles, hay que invitarles al día siguiente la cerveza.31

La sola actitud de haber invitado una caja de cerveza puede abrir muchas puertas, puede ablandar muchos corazones, puede lograr rebaja en cientos de dólares. Es que precisamente a través de la cerveza se hace manifiesta la cualidad de la economía andina, que se sobrepone a lo meramente cuantitativo y hasta poco humano de la economía de mercado que lleva a la consolidación de la individualidad e indiferencia. Los fundadores no donan cerveza durante un año únicamente como los pasantes, lo hacen todo el tiempo, hasta que decidan retirarse, aunque con la diferencia de que no es tan sostenido como el de los pasantes. Su atención está centrada principalmente en la recepción social, la preentrada, la entrada y la fiesta. En estos hitos tiene que redistribuir su dinero convertido en cerveza. Siempre que lo haga, será por cajas y nunca por unidad, “si no, qué va a decir la gente, siendo fundador todavía”.32 Algunas cajas a la banda o conjunto autóctono, otras a los componentes y, por supuesto, a los familiares. Tiene que quedar bien sentado que son los fundadores. Si alguien pone más cajas, el fundador debe superarlo, de lo contrario su honorabilidad quedará cuestionada.

“Sírvanse mi cariño, hermanos folcloristas”, “Sírvanse estito por lo menos”, “Nos serviremos”, “para ustedes”, son las frases expresadas por los fundadores de comparsa cuando compran e invitan cerveza a sus confraternos, a veces arengando estribillos creados para la ocasión que tienen la misión de infundir ánimo, pero fundamentalmente honrar de prestigio a los fundadores. Por su parte, los “organizadores”33 y componentes, en respuesta a los donativos de cerveza, generan muchas estrategias de reciprocidad. Lo primero es el respeto dentro y fuera de la comparsa; luego darle un trato preferencial e invitarle también cerveza, aunque sea un vaso, en cualquier otro acontecimiento. Lo que no hacen nunca es entrar en una competencia de donación de cerveza en la misma fiesta del Rosario. Esto

31 Marcial Canaviri, fundador de la Fraternidad “Emperadores del Collasuyo” y Fundador de la ACFV.

32 Sentimiento y expresión colectiva de los folcloristas.33 Este término, sinónimo de pasante, tiende a desaparecer paulatinamente, reemplazado por otros

como el de junta de presidentes. Seguramente, después serán otros, pero algunos también volverán a la actualidad.

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sería catastrófico, no se hace nunca, porque atentaría el rango o jerarquía de los fundadores, es decir, consciente o inconscientemente, no es posible devolverle al fundador el mismo objeto, en la misma dimensión, mucho menos en un tiempo establecido; entonces, aquí tambalea la interpretación dual de Marcel Mauss.

3.3. En los folcloristas y sus familiares

Casi todos los folcloristas, antes de salir de su casa rinden culto a la pachamama y al uywiri y a los achachilas34, a través de alcohol, coca y cerveza, en ese orden, con el propósito de pedir permiso y que les permita volver sanos y salvos. Lo que aquí se puede ver es que el alcohol puro propiamente dicho está destinado a las deidades como aperitivo principal, para mantener relaciones recíprocas con ellas; también se alterna con vino. La cerveza ocupa un segundo lugar, se usa como complemento. En cambio, para los bailarines y sus parientes es al revés, la cerveza es el licor más apetecido y preciado, la moneda oficial de los folcloristas.

En el punto de concentración y de partida al mismo tiempo, en los diferentes puestos de venta de cerveza, concurren todos los folcloristas para cumplir con el rito de iniciación, el de “ch’allar para que les vaya bien”, como diría algún pariente, “y que el primer premio la comparsa gane”. Algunos familiares de los bailarines llaman a estos “para que se ch’allen”, invitando para ello dos cervezas, prometiendo alcanzarlos al final, en la desconcentración y “brindar” más cervezas. Ocurre que si no se cumple con el ritual de la ch’alla, existe la susceptibilidad a cualquier mal augurio, existe una especie de inseguridad. Cuando ocurre alguna desgracia, la explicación es “janiw sum ch’allt’askpachatat jicha” (“seguramente no te has ch’allado bien”).

Ya cuando la fiesta está en curso y dos componentes de una comparsa, sean estos solteros o dos parejas, en lugar de compartir con un caramelo o un refresco, lo hacen con cerveza, porque es parte de la formalidad y de la ritualidad del jikisiña (encuentro de personas). Siempre se empezará con dos cervezas o más, pero nunca con una, salvo que se desconozcan las relaciones sociales aimaras. En respuesta, la pareja aludida comprará otras dos cervezas, para cumplir con la formalidad. En este caso, más que una relación de reciprocidad es un rito de encuentro, y un saludo exige naturalmente una respuesta inmediata. Posteriormente, de manera indistinta y nada proporcional, se irán turnando ambas parejas, de acuerdo con sus posibilidades. El que más tiene, obviamente reproducirá mucho más.

En el recorrido, cuando los bailarines están en plena actividad coreográfica, es normal que algún familiar, e incluso amigo, se acerque llevando en la mano un vaso de cerveza, como queriendo legitimar sus lazos. Este gesto es un privilegio e indicador de prestigio tanto para el que baila como para el que invita, puesto que no goza del mismo privilegio aquel danzarín a quien nadie le invita una cerveza o aquella persona del público que no tiene a quien invitar. En los descansos, cuando la banda se calla, una gran mayoría de

34 Uywiri es la deidad cuidadora de la casa y achachila los cerros tutelares.

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los integrantes busca afanosamente una tienda o un puesto de venta35 para la ch’amacha36 y seguir bailando con el mismo ímpetu o quizá mucho más. En estos descansos, al calor de la cerveza se van articulando un sin número de relaciones sociales de ayni, se van gestando los compadrazgos, favores, prestamos de dinero, etc.

El mayor corolario de una relación, innegablemente es llegar a ser algo más que lo que hasta ese momento se es –primo, concuñado, amigo, etc.– y ese algo es “ser compadres”. Se dicen: “Te lo voy a entregar a mi hijo, vos siempre vas a ser mi compadre, a vos siempre te he mirado”. Esta combinación de mito y rito con el calor de la cerveza, va hilvanando el tejido del ayni, que fortalece su economía y hace más llevadera su vida –generalmente empapada de postergación, discriminación racial y hasta exclusión–, dado que al ser compadres, no solo las dos parejas, sino ambas familias se fortalecerán por la predisposición a la solidaridad, cuando lo necesiten. En consecuencia “…ni la fiesta ni el alcohol pueden ser considerados como agente de desintegración... Con esto hemos señalado que el alcohol tiene una función más bien positiva en la sociedad indígena” (Sallnow 1974: 137-138).

Al final de la preentrada, ya en la desconcentración y siempre de la mano de las cervezas, los grupos de bailarines, parejas matrimoniales o individuales, se van consolidando cada vez más entre sí. También se van legitimando las nuevas relaciones sociales, procurando siempre llegar a ser algo más: los primos lejanos de tercer, cuarto, hasta quinto grado, una vez que son presentados, a partir de ese momento ya son de primer grado “uñt’asiñanipï jilapuräskarakitatansa” (vamos a conocernos, habíamos sido hermanos propios). Entonces, en los futuros encuentros, los nuevos primos, por ejemplo, acercarán a otros más lejanos. Por eso, hablar de parentesco en el mundo andino es generalmente perderse en el infinito, no en vano la palabra “tío” abarca a todo los mayores de ego y el primo hermano no es considerado como tal, sino con hermano propio.

En esta línea, el antropólogo norteamericano Dwight Heath, especialista en este tema, sostiene que es casi imposible vivir en una comunidad sin beber, al igual que con la coca, la voluntad de beber y compartir alcohol es sinónimo de convivencia comunitaria y “lubricante social” y, como con la coca, se deben respetar las reglas ceremoniales prescritas. También aclara que esta es una región donde hombres y mujeres beben con bastante frecuencia por lo que existen intoxicaciones, “pero pocos indios son alcohólicos, dependientes o adictos al alcohol” (1993: 172, 173, 175).

4. La dinámica de relacionamiento entre los actores, antes, durante y después de la fiesta

4.1. Entre conjuntos folclóricos y autóctonos

En la festividad del Gran Poder, se puede ver en filas de muchas “morenadas” a integrantes de la Cooperativa José Ballivián, Bolivar e INCERPAZ, las tres fraternidades

35 En todo el trayecto están instalados una serie de puestos y tiendas de expendio de cerveza.36 Traducido al español significa “refuerzo” o “revitalización”.

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de moreno con que cuenta Viacha. Como una respuesta al gesto de los paceños, bailan junto a las “morenadas”: Rosas Residentes de Viacha, Unión Comercial, Los Fanáticos, San Pedro, Residentes de Achacachi, entre otros. De igual manera, aunque con poca incidencia, participan de la festividad del Carmen en la zona 16 de Julio de El Alto, así como de otras festividades como Villa Fátima de La Paz, Villa Dolores de El Alto y otros. Estos también visitaran Viacha en la fiesta de Rosario, para fortalecer el número de integrantes. Se trata de aynis iniciados hace muchísimos años por los organizadores de cada comparsa. Su sostenibilidad dependerá de cuánto riego se le dé a este jardín de aynis, para que sus flores se mantengan o se mueran.

Estas redes de reciprocidad se dan también con otras comparsas de otros barrios de La Paz, El Alto, poblaciones y comunidades circundantes a Viacha. Los anfitriones van preparando todo lo necesario para correr con la responsabilidad de la alimentación alojamiento y estadía de los visitantes. En ambos casos, los anfitriones procuran dar lo mejor que tienen, puesto que cuando ellos vayan de visita, también recibirán el mismo trato. Así, se escucha decir: “nos han atendido bien, pero nosotros tenemos que ganarles”, “nosotros les vamos a enseñar”37, refiriéndose a la comida, bebida y alojamiento. Estas expresiones de por sí denotan el “prestigio de ser donador”. Entonces, a su turno, cada uno tratará de redistribuir mejor que el otro. “Incluso se podría sostener que si el otro no aceptase el don, el donador debería desesperarse, puesto que se vería privado del derecho a dar; privado del derecho a la vida” (TEMPLE 1995: 31). Esto ocurre, por ejemplo, cuando un folclorista invita una copa de cerveza a otra y esta no se ha servido o no lo ha hecho en su totalidad (el famoso seco), provocando una gran molestia: “con quién te has servido” o “lo has echado” “por qué no me echas en mi cara”, hasta saciar o emborrachar al convidado.

En el caso de los conjuntos autóctonos, el panorama es bastante peculiar. Mencionamos otra vez al Centro Cultural “Semilla Nueva”, quienes han logrado establecer una red de aynis con varias organizaciones de su tipo Llaxtamayu de Pelechuco de La paz, Jalsuri Marka de El Alto (zona 12 de octubre), Jiwas Marka de El Alto (zona San Luis A), Sangre Aymara de la población de Comanche, Qala Chuyma de la comunidad de Contorno Letanías, Machaq Qhantati de Viacha y otros. Estos conjuntos vienen a “reforzar” y son “reforzados” en la fiesta de su lugar de residencia; es decir, siembran aynis para luego cosecharlos.

Por si esto fuera poco, Semilla Nueva hizo ayni con la Asociación Juvenil 27 de Junio del Perú entre los años de 1986 y 1996, participando en la fiesta de la Candelaria en Puno, las fiestas Carnestolendas de Juliaca y Rosario de Viacha, respectivamente. Lastimosamente, razones de orden político-social que afectaban al vecino país, no permitieron continuar con las relaciones de las dos agrupaciones. En los ensayos del Semilla Nueva, al igual que en la recepción los conjuntos visitantes, ingresan generalmente ejecutando su música simbolizando un “arco”38. Como respuesta, los organizadores anfitriones los reciben tal como se hace cuando viene un “arco”, con cerveza y refresco, porque hay mucha

37 Expresiones colectivas de los líderes de comparsa.38 Ingreso de cajas de cerveza.

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gente joven. A medida que van llegando los visitantes y los propios, se distribuyen los instrumentos sikus o zampoñas, los cuales serán devueltos al final del ensayo.

En el momento de ejecutar las melodías, se observa una especie de tinku entre los diferentes conjuntos con miras a la “guiatura”.39 Los que consigan mayor aceptación y tengan carisma serán los guías. A medida que va subiendo el calor de la música se puede observar que se van legitimando parejas de músicos en función a la afinidad que cada uno busca, ya que el siku se ejecuta entre dos personas: un arka y un ira40, que simbolizan la dualidad complementaria andina. Entonces, este será su compañero en toda la fiesta. Paralelo al diálogo ira/arka, sus ejecutantes afianzarán sus relaciones procurando ser algo más de lo que son hasta ahora, igual que en la danza pesada y liviana, por lo que después de la fiesta se celebrarán compadrazgos y otras categorías de ayni, con réditos económicos sorprendentes.

La peculiaridad de este grupo es que los músicos y su cuerpo de baile interactúan en la coreografía. No ocurre como en los conjuntos con banda, en los que estos solo se dedican a ejecutar. Aunque existe una clara separación entre varones y mujeres, porque no bailan en parejas, los hombres tocan la zampoña y las mujeres bailan, siempre haciendo alegoría a la dualidad andina.

El ayni con conjuntos de otras festividades, e incluso con la entrada universitaria, también se da a nivel de danzas livianas –juveniles, el caso por ejemplo de los Pujllay América NK, que hacen su peregrinación por diferentes festividades–:

¡Sí! con la 16 de Julio hemos ido una cosa de 20 personas y ellos han venido; eran de los Raymis Pagadores de la 16 de Julio…Te puedo contar lo que hacíamos con la Universidad: Justamente hace dos años, más bien, que querían compartir con nosotros y nosotros también encantados [...] “bueno vengan, pero, ¿cuántos van a venir?” y nos dijo “un bloque”. Bailar un bloque, ¡eso significa un aporte más para la banda, che! “Hermano, pero, ¿no nos pueden ayudar con un poquito de cuotita para poder contratar otra banda más?” Para poder entrar con dos bandas y así nos hacíamos más numerosos y lo pasamos bien. Entonces... “Más bien, yo voy a traer mi banda”, nos dijo... y es así que el año pasado hemos confraternizado con ellos, con la Universidad con Pujllay de auditoría. Este año también nos han invitado.41

4.2. Entre Asociaciones de conjuntos folclóricos

La Asociación de Conjuntos Folclóricos de Viacha está afiliada a la Federación Folclórica Departamental, que resulta ser su ente matriz y aglutina a las asociaciones de la ciudad de La Paz y las 20 provincias. Existen congresos anuales donde se tocan temas

39 Los mejores “tocadores” o músicos serán los guías de todo el conjunto en la preentrada y la fiesta.40 Simboliza un diálogo hombre/mujer o hembra/macho. En la práctica, la zampoña 6 es ira y la 7

arka, pero la que manda es la ira: viene de la palabra irpiri que significa “guía”. 41 Justino Jurado, fundador de la Fraternidad NK Pujllay América y actual dirigente de la Asociación

de Conjuntos Folklóricos de Viacha.

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inherentes al folclore y también temas que atañen a cada una de las asociaciones. Asimismo, se realizan asambleas semanales para preparar las diferentes festividades.

Esta macroorganización es el punto de partida, la punta del ovillo que al irse desenredando irá tejiendo la trama de la reciprocidad entre asociaciones. En ella se organizará, por ejemplo, el jurado calificador para cada una de las festividades, y también nombra comisiones para las distintas zonas de La Paz y las provincias, donde serán bienvenidos y atendidos.

Los siguientes años se ha profundizado esta relación ya, con las instituciones, por ejemplo, con la Federación Folklórica de Oruro. Ellos han venido precisamente a la declaración del Centro Folklórico Internacional Viacha, que se ha hecho con la participación de todos los delegados de las Asociaciones Folklóricas de La Paz, o sea, Villa Fátima, Gran Poder, Villa Victoria, Vino Tinto etc., etc. y ese mismo año hemos tenido la honrosa visita del grupo Peruano 27 de Junio. Con el mismo se ha dado el aval de la fundación del Centro Internacional de Viacha.42

Lo llamativo es que esta entidad matriz no cuenta con recursos, pero aquello no es un problema; en el caso de Viacha, por ejemplo, algunos exdirectivos de la ACFV cuentan que tenían que correr con todos los gastos, incluyendo trofeos para ser entregados a las comparsas ganadoras, pero que lo hacían con mucho orgullo, ya que aquel trofeo lo entregaban a nombre de la Asociación de Viacha, levantando en alto a su institución de origen, lo cual significa que la gran motivación que mueve a estas donaciones es otra vez el prestigio, el prestigio de ser donador.

5. A manera de conclusión

Al desarrollar este trabajo: el ayni como expresión de reciprocidad, redistribución y prestigio, se ha podido ver que en Viacha:

Las relaciones económicas en los protagonistas centrales de la festividad de la Virgen del Rosario están muy ligados al prestigio y muestran la pervivencia de la economía de reciprocidad y redistribución a través del ayni, en franco diálogo y complementariedad con la economía global de mercado.

En cuanto a los elementos presentes en la fiesta y el sentido que le confieren los actores, el rol que ejerce la bebida alcohólica, en la realización de la fiesta, es casi determinante por ser un elemento inseparable de la reciprocidad, redistribución y prestigio en todo el ritual de la fiesta, de principio a fin y, por lo tanto, principal dinamizador de ella.

La dinámica de relacionamiento entre los actores, antes durante y después de la fiesta, es muy profunda y abarca un tiempo y espacio muy grande que articula a más de una festividad, lo cual denota una reciprocidad y redistribución muy visibles.

En consecuencia, en la festividad de la Virgen del Rosario en Viacha, la reciprocidad, la redistribución y el prestigio se manifiestan efectivamente a través del ayni. Es decir, estas tres categorías adoptan el rostro de ayni, ya que los actores, para expresar el significado

42 Julián Cruz, Fundador de la Asociación de Conjuntos Folclóricos de Viacha.

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de estos términos, recurren al ayni. Además, sus relaciones sociales permiten articular todo el engranaje de la identidad cultural aimara, en un diálogo complementario con la economía de mercado, donde economía comunitaria, prestigio, bebida y la dinámica de relacionamiento, se entretejen.

Julio Álvarez Quispe

[email protected]

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