el ateo virtuoso. actual id ad de un mito

8/9/2019 El Ateo Virtuoso. Actual Id Ad de Un Mito

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08 Febrero 2010 - EL ATEO VIRTUOSO. ACTUALIDAD DE UN MITOAutor: Toms Trigo - # 530 - Categora: tica y Antropologa

Hay personas en este mundo nuestro, casi siempre las ha habido, que niegan la existencia de Dios. Nose trata de un agnosticismo a la medida, de que haya un algo despus de la muerte que no se puedeconocer en nuestra condicin actual; tampoco valen las reencarnaciones u otros momentos de volver ala vida con otra forma corporal o fantstica. Estamos hablando de los ateos, de los sin dios, de losnegadores de cualquier tipo de existencia despus de la vida terrenal.

No se pretende en estas lneas incurrir en condenas ni poner como los trapos a nadie. Se tratasimplemente de ayudar, de hacer ver lo racionalmente incomprensible que resulta esta postura ante lavida.

Es fcil ser ateo, es cmodo. Dicho con todos los respetos. Basta con negar, con aportar teoras que nose pueden demostrar: es imposible que los cuerpos resuciten despus de cientos de aos, en los quehan quedado reducidos al polvo. Qu seguridades me da Dios de que existe. La ciencia lo explica todo.El ser humano vive de evidencias. Y un largo etctera cargado de pesados argumentos.

El ateo es lo que es por diversas circunstancias. Digamos, primero, que ha llegado a esa conclusin deforma honesta (honesta para l); pero hay una gran mayora a los que les sobreviene heredadaideolgicamente (o familiarmente). Es lo que han mamado en su familia o en su partido poltico y sehan sumado a ello como una segunda piel. Adems estn los ateos por conveniencia, ya sea para nometerse en complicaciones morales o para medrar social o polticamente. Y finalmente nos encontramosal ateo por escndalo; algn trauma infantil o juvenil le hizo huir de Dios: poner pie en pared; y lo queen un principio fue una rabieta o un disgusto o un desengao, acab tomando carta de ciudadana ymadur en un adulto sin Dios.

Creer en Dios es fcil.Dios quiere que todos los hombres sesalven y lleguen al conocimiento de la Verdad, dicen LasSagradas Escrituras. Adems, la fe es un don de Dios que

otorga a quin se lo pide con ganas verdaderas de creer, conrectitud de intencin. Aqu no hay trampa ni cartn, Dios nofracasa nunca. Lo que sucede es que se est ms tranquilosin meterse en la complicaciones que el Amor de Dios y elamor a Dios llevan consigo.

Pero Dios siempre pasa junto al ateo, se hace el encontradizo.Si la costra de impiedad le hace pasar inadvertido, es porqueel ser humano, harto de sus pecados y volviendo su mirada aDios, pierde la esperanza; pierde la esperanza de que puedasalvarse y, vctima de su soberbia, rechaza introducirse en elocano inmenso de un Dios que perdona.

En el siguiente artculo del Profesor Toms Trigo, publicado en tica sin Religin?, VI SimposioInternacional "Fe cristiana y cultura contempornea", del Instituto de Antropologa y tica de laUniversidad de Navarra (2006), se trata en profundidad todo este tema; con seriedad, sin dogmatismos,con el sincero deseo de ayudar alguien que cree firmemente estar en la verdad.

La opinin ya antigua- segn la cual el ateo puede ser buena

persona en una sociedad cristiana, se est convirtiendo en eldogma segn el cual solo el ateo puede ser buena persona enuna sociedad democrtica. La idea de que la fe en Dios lleva a laintolerancia y al fanatismo, parece confirmarse cada vez que losmedios de comunicacin informan sobre algn acto de violencia o
http://catinfor.com/2010/02/01/yo-ateo-digo-que-africa-no-necesita-dinero-sino-a-dios-y-los-misioneros/http://www.scriptor.org/2007/11/encclica-de-ben.htmlhttp://www.scriptor.org/2007/11/encclica-de-ben.htmlhttp://www.unav.es/tmoral/curriculum/trigo/default.htmlhttp://www.unav.es/tmoral/curriculum/trigo/default.htmlhttp://www.scriptor.org/2007/11/encclica-de-ben.htmlhttp://www.scriptor.org/2007/11/encclica-de-ben.htmlhttp://catinfor.com/2010/02/01/yo-ateo-digo-que-africa-no-necesita-dinero-sino-a-dios-y-los-misioneros/


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terrorismo por motivos religiosos.

Los argumentos a favor de esta idea suelen exponerse, en mbitos

no acadmicos, en forma de preguntas retricas como lassiguientes:

Por qu va a ser necesario creer en Dios para ser buena persona?Acaso un agnstico o un ateo no pueden ser honrados,trabajadores, responsables, amigos excelentes, incluso hombresgenerosos que viven para los dems y que pueden llegar a dar lavida por el bien de la humanidad?

No es verdad tambin que muchos creyentes son malaspersonas? No se encuentran acaso entre ellos muchos hipcritas,fanticos, intolerantes y enemigos de la libertad? No demuestra la

historia hasta dnde puede llegar un creyente: Cruzadas, Inquisicin, oposicin a la ciencia, a la libertady al progreso, terrorismo en nombre de Dios?

Por otra parte, no es verdad que tiene ms mrito y es ms moral ser buena persona sin esperar unpremio en la vida eterna?

Para los que responden afirmativamente a estas preguntas, son precisamente los ateos y agnsticos losque se encuentran en las mejores condiciones para ser buenas personas: su negacin de todo vnculocon Dios y con los dogmas de fe, les proporciona la libertad de pensamiento y la apertura de mentenecesarias para convivir en paz con todas las opiniones y formas de vida; la falta de esperanza en unavida eterna, garantiza a sus acciones un total altruismo; la liberacin de los prejuicios religiosos, los

convierte en personas abiertas a la ciencia y al progreso, etc.Hace unos meses (por citar un ejemplo), Giovanni Sartori, premio Prncipe de Asturias de CienciasSociales de 2005, recordaba en su discurso que el factor que hace impenetrable la democracia en unaidentidad cultural es el factor religioso, y ms concretamente el monotesmo, porque mientras prevalecela voluntad de Dios, la democracia no penetra. (Digamos entre parntesis que, en el mismo acto, seconcedi a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, que se dedican a ayudar a los pobres de lospases democrticos y no democrticos, el Premio Prncipe de Asturias de la Concordia).

1. P. Bayle y sus pensamientos sobre el cometa

En el pensamiento moderno, el mito del ateo virtuoso aparece de modo explcito con P. Bayle (1647-

1706), el hombre que segn Marx- hizo perder tericamente todo crdito a la metafsica del siglo XVIIy a toda la metafsica en general[1].

En su obra Penses diverses sur la comte (1682), en el que se refiere al cometa avistado en Europa afinales de diciembre de 1680, se expresa, al principio, con trminos negativos: el atesmo no es peorque la idolatra. Ms adelante afirma que es peor la idolatra que el atesmo; de aqu y teniendo encuenta que para la tradicin libertina, idolatra o supersticin eran sinnimos de religin en general-pasa a decir que el atesmo es inofensivo, y que si la religin es incapaz de regular la conducta moraldel hombre, un ateo, en cambio, podra ser una persona recta, de acuerdo con cierta honestidadnatural. La conclusin final se expresa con trminos positivos: el atesmo es compatible con una vidamoral recta.

Con estas premisas, la conclusin del lector no poda ser otra que la de considerar ms favorablementeal atesmo, as como una insanable fractura entre religin y moral, con la consiguiente reivindicacin dela esfera tica como algo autnomo, desligada de Dios y fundada nicamente sobre la naturalezaracional del hombre[2].
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ginebrino no puede actuar con rectitud quien no reconoce la verdad de la existencia de Dios: estaverdad aparece en el Emilio como el nico y verdadero freno para el mal moral.

Sin embargo, Wolmar expresa tambin un aspecto importante del pensamiento de Rousseau: laortodoxia, la verdad que la razn puede proporcionar, no tiene relevancia moral alguna. Se puede actuarbien desde el punto de vista moral (ortopraxis) incluso sin reconocer la verdad sobre la existencia deDios.

3. La moral autnoma y el ateo-cristiano

No podramos dejar de mencionar otro hito importante en el desarrollo del tema que tratamos: laexpansin de la ideas de Kant sobre la posibilidad de acceder al conocimiento de Dios, y sobre lareduccin de la religin a los lmites de la razn.

Pero, en lugar de extendernos sobre este tema, preferimos dar un salto en la historia del pensamiento yllegar a una corriente de la teologa moral que tuvo gran impacto en la segunda mitad del siglo XX: lamoral autnoma, que hunde gran parte de sus races en la filosofa kantiana a travs de K. Rhaner.

Uno de sus defensores ms conocidos, J. Fuchs, se pregunta cmo se relaciona la moral cristiana con elhumanista, es decir, con aquel hombre que, viviendo de una manera puramente inmanente al mundo,busca, sin embargo, honestamente un ethos humano. Se trata de comparar al cristiano con el ateohonesto.

En primer lugar, por lo que se refiere a la determinacin del comportamiento moral concreto (mbitocategorial), el cristiano y el humanista -seala repetidamente nuestro autor- se encuentranfundamentalmente en las mismas condiciones. Ambos cuentan nicamente con la razn para poderdescubrir lo que en cada caso concreto es una conducta acorde con la dignidad del hombre[5].

La idea que expresaba Bayle, aparece aqu de nuevo: la fe no es operativa en el campo moral concreto;solo aade una intencionalidad nueva. Las normas morales operativas dependen de la razn autnoma,y en ese mbito el cristiano y el no cristiano estn en las mismas condiciones.

Al mismo tiempo, la oposicin entre ortodoxia yortopraxis, que sealbamos en Rousseau, seencuentra tambin en la moral autnoma: para Fuchsy otros autores, la razn no puede conocer la verdadsobre la moralidad de un comportamiento concreto; deah que propongan como nico criterio vlido el clculode las consecuencias de la accin.

Pero existe otro mbito, el trascendental, el de lasintenciones profundas. En este, el cristiano parecetener ventaja sobre el ateo, pues por la fe sabe quedebe orientar todas sus acciones a Dios y responder as

a la llamada a la salvacin. Sin embargo, la ventaja noes tan grande. En realidad, sucede explica Fuchs- que esta intencionalidad permanece en la esfera dela conciencia no reflexiva o no temtica, incluso para el cristiano. Y lo mismo le ocurre al humanista.Por eso se puede admitir que en esta esfera trascendental- el absoluto es conocido por el ateo como elDios viviente, aunque de una manera no conceptual y no temtica[6]. En consecuencia, en el niveltrascendental, tambin el humanista responde al ofrecimiento y a la llamada a la salvacin, y surespuesta anima y penetra su comportamiento moral categorial. Llamar cristiana o no a estaintencionalidad trascendental es algo indiferente. Lo importante es que expresa fundamentalmente laaceptacin de la llamada a la salvacin en Cristo[7].

A partir de estos planteamientos, Fuchs se inclina a negar que pueda existir propiamente una moral nocristiana, pues toda moral no cristiana verdaderamente seria puede ser considerada como una ciertaparticipacin de la moral cristiana y, en este sentido, no simplemente como no cristiana. En realidad, lasdiversas morales no cristianas no son otra cosa en su opinin- que intentos de buscar una moralhumana, es decir, una moral de la ley natural o del derecho natural.

Todo esto, traducido a un nivel de vulgarizacin, se puede expresar del siguiente modo: en el fondo, un
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ateo honesto es un buen cristiano, aunque no lo sepa.

Otro de los defensores de la moral autnoma, Ch.E. Curran, acepta que el reconocimiento de Jesscomo Seor afecta a la conciencia del individuo y a su reflexin moral, pero afirma tambin que, a pesarde todo, los cristianos y los no cristianos pueden llegar a las mismas conclusiones morales, puedencompartir en conjunto los mismos comportamientos morales, las mismas disposiciones, los mismosfines, y esto es en efecto lo que se produce. De modo que los cristianos explcitos no tienen elmonopolio de actitudes, de fines y de disposiciones ticas tales como el amor del sacrificio, la libertad,la esperanza, la preocupacin por el prjimo necesitado, y no son los nicos que piensan que no se

encuentra la vida ms que perdindola. Tener una conciencia explcitamente cristiana afecta al juicio delcristiano y a su manera de formar sus juicios morales, pero los no cristianos pueden llegar y llegan a lasmismas conclusiones ticas y tambin a adoptar y a amar los mismos motivos, las virtudes, los fines mselevados que los cristianos reivindican desde hace tiempo como su herencia propia[8].

Curran afirma, por tanto, que aquellos que nunca se han adherido a Cristo Jess ni odo hablar de l,pueden llegar a las mismas decisiones morales particulares, y adems son igualmente capaces de tenerlas mismas disposiciones y los mismos comportamientos, como la esperanza, la libertad y el amor porlos dems hasta el sacrificio de s mismos[9].

En este planteamiento se olvida el abismo que existe entre lo que el hombre debe hacer y lo querealmente puede llevar a cabo, pues el hombre natural ni puede conocer con perfeccin las exigenciasde la moral humana ni vivirlas sin la gracia, y mucho menos conocer y vivir las exigencias de la moralcristiana.

Sin duda, las opiniones de la moral autnoma sobre la situacin del humanista ateo y honesto, cuandohan salido del mbito puramente acadmico, han venido a reforzar el tpico del ateo virtuoso y a poneren duda la necesidad de la fe cristiana y de los sacramentos para el buen comportamiento moral.

4. Vida moral y conocimiento de Dios

Los ateos virtuosos de Bayle y Rousseau no son culpables desu atesmo. No vamos a entrar aqu en la cuestin de si existe

un atesmo inculpable. Preferimos poner de relieve,nicamente, que existe el ateo culpable de su propio atesmoy que, en tal caso, no puede calificarse de virtuoso.

Llegar a Dios no solo es posible, sino que es un deber moral.Responde a la inclinacin esencial de la naturaleza humana aconocer la verdad, y en esa inclinacin se funda el deber debuscarla. Dejando a un lado las influencias negativas que,desde los primeros momentos de la existencia, pueden tenersobre la persona las convicciones de los padres, educadores,etc., queremos llamar la atencin sobre las causas internas

por las que una persona puede no llegar al conocimiento de Dios.

Sto. Toms explica que la culpabilidad de los que no conocen a Dios no va precedida de ignorancia, sinoque ms bien ocurre al contrario: la culpa engendra una ignorancia consecuente, y en ese sentido esaignorancia tiene tambin razn de culpa[10]. La ignorancia de la existencia de Dios se debe, al menosen muchos casos, a que las malas disposiciones morales subjetivas impiden el recto uso de lainteligencia, que, por naturaleza, no se detiene hasta llegar a su Creador.

a) La interaccin del entendimiento y la voluntad

En la bsqueda de la verdad est implicada toda la persona; no slo el entendimiento, sino tambin lavoluntad, las pasiones y sentimientos, la cabeza y el corazn.

Cuando una verdad se presenta al entendimiento, entra en juego la voluntad, que puede amar esaverdad o rechazarla. Si la persona est bien dispuesta, su voluntad la acepta como conveniente, eincluso puede mandar al entendimiento que la considere ms a fondo, que busque otras verdades quela corroboren, y, por ltimo, si es necesario, ordena su conducta de acuerdo con esa verdad.
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Por el contrario, si la persona est mal dispuesta, la voluntad tiene mayor dificultad para aceptar laverdad, y puede incluso rechazarla como odiosa. En efecto, una verdad particular puede resultaraborrecible cuando aceptarla impide a la persona gozar de algo que desea. Es el caso de los quequerran no conocer la verdad de la fe para pecar libremente, a quienes el libro de Job hace decir: Noqueremos la ciencia de tus caminos[11]. Cuando esto sucede, es fcil que la voluntad incline alentendimiento a pensar en otra cosa, o a ver los aspectos negativos de la verdad que considera.

El resultado es que la persona no ve la verdad porque no quiere verla. La verdad queda aprisionadapor la injusticia[12]. Para entender, para reconocer una verdad como bien, hay que querer: Entiendo

afirma Santo Toms porque quiero, y del mismo modo uso de todas las potencias y hbitos porquequiero[13]. Esto no quiere decir que la voluntad o el deseo sean, a fin de cuentas, los creadores de laverdad, sino que se requiere la buena voluntad, la limpieza de corazn, para poder reconocer laverdad y convertirla en directora de la propia vida.

b) Las disposiciones morales y verdad sobre Dios

En el acceso a la verdad sobre Dios, las disposiciones de la voluntad son especialmente importantes. Laexistencia de Dios no es una cuestin slo especulativa: su aceptacin o rechazo deciden la vida enterade la persona.

De ah que no se pueda plantear como un problemaexclusivamente terico: El primer planteamiento delproblema religioso no aparece ante el hombre de estemodo: Es posible reconocer a Dios?, sino que presentaesta otra forma: Estoy dispuesto a reconocer a Dios?[14]. Si se formula la pregunta por Dios slo del primermodo, como a veces se hace, puede dar lugar ainterminables elucubraciones tericas, porque en aparienciael sujeto no se implica personalmente. Es necesario adoptarla segunda perspectiva, que supone la implicacin personalen la bsqueda de la verdad religiosa, si uno quiererealmente encontrarla. Entonces aparecen, ante la

conciencia del que busca, los obstculos reales que seoponen a la aceptacin de la verdad, y se advierte que la dificultad no est del lado de Dios, sino delsujeto que pregunta por l. El problema no es de la Luz, sino de la voluntad que no quiere ver.

El evangelio de San Juan presenta a Cristo, desde el primer momento, como la Luz verdadera queilumina a todo hombre que viene a este mundo[15], pero esa Luz es recibida por unos, y ven; yrechazada por otros, y permanecen ciegos. La razn de tan diferentes desenlaces, la explica el mismoSan Juan: Vino la luz al mundo y los hombres amaron ms las tinieblas que la luz, porque sus obraseran malas. Pues todo el que obra mal odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no le acusen.Pero el que obra segn la verdad viene a la luz, para que sus obras se pongan de manifiesto, porquehan sido hechas segn Dios[16].

El problema, por tanto, no es slo de ndole intelectual, sino sobre todo moral: Porque sus obras sonmalas. Las obras malas, puestas a la luz de Cristo, acusan al que las realiza. Puede suceder, y dehecho sucede, que, con la ayuda de la gracia, el pecador se enfrente a la realidad de su vida, muestresus malas obras a la Luz, se humille y se convierta. Pero puede ocurrir tambin que quieramantenerse en sus obras, y entonces se niega a sacarlas a la luz, para no sentirse acusado; y ante laposibilidad de ser iluminado, odia la luz, siente miedo y rehsa incluso or hablar de Dios. En cambio, alque obra segn la verdad no le importa que sus obras se vean, porque han sido hechas segn Dios.Est dispuesto a recibir la Luz, a Cristo, la Verdad[17].

La negacin de la verdad sobre la existencia de Dios no es entonces fruto de un proceso puramenteintelectual, sino de la propia mala voluntad, que tuerce continuamente la cara de la razn para que mirehacia otro lado, o para que fije su atencin en todo aquello que parece contradecir la existencia de Dios:el sufrimiento de los inocentes, las catstrofes naturales, la existencia de personas creyentes cuya vidano es coherente con su fe, etc.

5. La importancia de la intencin en el obrar moral
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El mito del ateo virtuoso parece desarrollarse en el clima de la concepcin normativa de la tica, quejuzga las acciones exclusivamente desde el punto de vista externo, es decir, sin tener en cuenta laintencionalidad del sujeto agente, la dimensin interior de la accin. Desde el punto de vista delobservador, es fcil llegar a otorgar el mismo valor a dos acciones materialmente iguales, de dos sujetosdiferentes, sin tener en cuenta que pueden ser fruto de intencionalidades muy diversas.

Al juzgar la accin moral, no basta con tener en cuenta la accin exterior. El aspecto exterior de laaccin no es suficiente para saber si la accin es buena: la intencionalidad es un elemento intrnseco dela accin.

En efecto, para actuar bien desde el punto de vista moral no basta con realizar acciones en s mismasbuenas, sino que es preciso actuar por amor al verdadero fin ltimo. En caso contrario, la accin nopuede calificarse de verdaderamente honesta.

Pues bien, Bayle hace una defensa de la honestidad del ateo, en la que a la vez demuestra sinpretenderlo- que tal honestidad es deshonesta: Como la ignorancia de un primer Ser Creador yConservador del mundo no impedira a los miembros de esta sociedad (de ateos) el ser sensibles a lagloria y al vilipendio, a la recompensa y a la pena, y a todas las pasiones que se ven en los otroshombres, y no entenebrecera todas las luces de la razn, se encontraran entre ellos personas queactuaran de buena fe en el comercio, que asistiran a los pobres, que se opondran a la injusticia, queseran fieles a sus amigos, que denigraran las injurias, que renunciaran a las voluptuosidades delcuerpo, que no engaaran a nadie, sea porque el deseo de ser alabados les empujase a todas estasbellas acciones que no dejaran de tener la aprobacin pblica, sea porque les lleva a eso el deseo deconseguirse amigos y protectores en caso de necesidad[18].

Pero actuar bien por el deseo de alabanza y de conseguir amigos y protectores en el caso de necesidadconstituye una motivacin muy diversa a la que requiere la honestidad cristiana y aun la honestidadnatural de quien sigue la ley que Dios ha impreso en su alma[19].

6. Un punto de reflexin para creyentes y ateos

El modo de vivir de algunos cristianos ha alimentado, en ciertas

ocasiones, el mito del ateo virtuoso. La falta de coherencia entre la fey la conducta; el pietismo y el espiritualismo desencarnado; eldesprecio de las realidades terrenas, como si fuesen tareas en las queel cristiano no puede mezclarse para no contaminarse; la mezcla de laverdadera fe con creencias vanas o supersticiosas; la reduccin de lamoral a algunos aspectos, olvidando otros asimismo importantes, etc.,han servido de ocasin para pintar de atractivos colores a unpersonaje que, a pesar de no creer en Dios, vive como hombrehonrado. Y esto debe servir de reflexin a los cristianos para tomarconciencia de la importancia de la unidad entre fe y vida.

De todas formas, cuando se piensa en la fe (y en la moral) predicada

por Cristo y en aquellos que lucharon por ser coherentes con ella,incluso a costa de su vida, los santos, parece lgico deducir que loscristianos que exhiben una conducta deshonesta, viven as no a causade profesar la fe cristiana, sino a pesar de ello. Y si se piensa en lasconsecuencias prcticas del ateismo militante, tambin parece lgicoconcluir que los ateos que dan muestras de vivir las virtudes humanas, viven as no a causa de negar laexistencia de Dios, sino a pesar de ello.

En resumen: pienso que no puede darse un comportamiento tico en sentido pleno, una vida moralplena, con todas las condiciones que exige la palabra moral en cuanto al conocimiento y la voluntad algo que no coincide con lo que se entiende habitualmente por ser buena persona-, si se prescinde dela aceptacin prctica de la verdad sobre Dios.

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Notas:
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[1] K. MARX, Die Heilige Familie, c. VI, 2, en Karl Marx-F. Engels Werke, Berln 1958, Bd II, 134.

[2] T. ALVIRA, Pierre Bayle: Pensamientos diversos sobre el cometa, Madrid 1977, 16.

[3] Cfr. ibidem, 19.

[4] J.-J- ROUSSEAU, Julie ou la nouvelle Hlose, Librairie Garnier Frres, Paris s/f, II, 344.

[5] Cfr. J. FUCHS, Existe-t-il une morale chrtienne?, Gembloux 1973, 23.

[6] Cfr. ibidem, 24-25.


[8] Ch.E. CURRAN, Y a-t-il une thique sociale spcifiquement chrtienne?, Supplment 24 (1971) 54.La cursiva es ma.


[10] Cfr. Sto. TOMS DE AQUINO, In Ep. ad Rom., cap. 1, lect. 7.

[11] Sto. TOMS DE AQUINO, Summa Theologiae, IIII, q. 25, a. 5, ad 2.

[12] Cfr. Rm 1, 18.

[13] Sto. TOMS DE AQUINO, Quaestiones disputatae: De malo, q. 4, a. 1. Cfr. tambin Summa contragentes, l. I, cap. 72.

[14] A. LANG, Teologa fundamental, I, Madrid 1966, 158.

[15] Cfr. Jn 1,9.

[16] Jn 3,1921.[17] Cfr. S. GREGORIO DE NISA, De vita Moysis, II, 65.

[18] P. BAYLE, Penses diverses sur la comte, Socit des textes franais modernes, Librairie E. Droz,Paris 1939, II, 103. La cursiva es ma.

[19] Cfr. T. ALVIRA, Pierre Bayle, cit., 142.
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el ateo virtuoso. actual id ad de un mito

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