el arte de volar sin alas

4
ANTIGUOS EN RED El Padre Chifri se sentía en su plenitud porque combinaba lo que más amaba hacer: volar y evangelizar. Pero una correntada de aire lo tumbó de su parapente e hizo realidad su peor pesadilla. Más de cien Antiguos Alumnos del Club Regional NOA escucharon en Salta el final de la historia, un encuentro que quedará grabado en la memoria de todos. El arte de volar (sin alas) 94 HISTORIAS QUE TRASCIENDEN ¿ Qué haría si su temor más profun- do se vuelve realidad? Esa sería una buena pregunta para hacerle al Padre Sigfrido Maximiliano Moroder –más conoci- do como Padre Chifri– y a los más de cien Antiguos Alumnos del Club Regional NOA que se encontraron a fines de agosto en Salta para escucharlo y conocer su historia. La ini- ciativa fue tomada por el profesor Fernan- do Zerboni, y el Centro de Convenciones Provincial de Salta sirvió de marco para que el Padre Chifri diera su respuesta personal. Pero ya no fue una pregunta retórica ni en potencial, sino en presente: ¿Qué hizo el Pa-

Upload: pejotage

Post on 25-Dec-2015

28 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

PADRE CHIFRI

TRANSCRIPT

Page 1: El arte de volar sin alas

ANTIGUOS EN RED

El Padre Chifri se sentía en su plenitud porque combinaba lo que más amaba hacer: volar y evangelizar. Pero una correntada de aire lo tumbó de su parapente e hizo realidad su peor pesadilla. Más de cien Antiguos Alumnos del Club Regional NOA escucharon en Salta el final de la historia, un encuentro que quedará grabado en la memoria de todos.

El arte de volar (sin alas)

94

HISTORIAS qUE TRASCIENDEN

¿Qué haría si su temor más profun-do se vuelve realidad? Esa sería una buena pregunta para hacerle al Padre

Sigfrido Maximiliano Moroder –más conoci-do como Padre Chifri– y a los más de cien Antiguos Alumnos del Club Regional NOA que se encontraron a fines de agosto en Salta

para escucharlo y conocer su historia. La ini-ciativa fue tomada por el profesor Fernan-do Zerboni, y el Centro de Convenciones Provincial de Salta sirvió de marco para que el Padre Chifri diera su respuesta personal. Pero ya no fue una pregunta retórica ni en potencial, sino en presente: ¿Qué hizo el Pa-

Page 2: El arte de volar sin alas

95 IAE BUSINESS SCHOOL

Cayó desde 40 metros de altura sin poder hacer nada más que someterse a su destino. Golpeó el suelo. Se quebró la primera vértebra lumbar. “No vas a volver a caminar”, dijeron los médicos.

dre cuando su miedo más hondo se volvió realidad?

Cuenta la historia que el Padre Chifri nació en Buenos Aires en 1965 y su vocación reli-giosa se despertó cuando cursaba el último año del secundario, en el Colegio Guadalupe de los Misioneros del Verbo Divino. En 1984, ingresó en el Seminario. Ordenado sacerdote, en 1994 se ofreció como misionero y, en esa condición, llegó en 1999 a Salta, donde fue destinado a la Quebrada del Toro. Amante del rugby y de los deportes en general, supo ingeniárselas para llegar a los caseríos en me-dio de las sierras del departamento de Rosa-rio de Lerma, una zona muy desolada y casi inaccesible: llegar volando, en parapente.

El Padre arribaba volando a los pueblos de Campo Quijano, La Silleta, El Mollar, Santa Rosa de Tastil y El Alfarcito, entre muchos otros. “El parapente, como sacerdote, era un compañero ideal. ¡Qué sensación estar en vuelo, solo, en silencio, contemplando la belleza de la creación de Dios! ¡Fascinante! ¡Increíble! Rezar, escuchar el silencio, vol-ar con las águilas y cóndores, contemplar. ¡Cómo agradecía a Dios poder volar! Me parecía un regalo increíble que Él me había hecho”, recuerda ahora el Padre en su libro Después del abismo.

Entonces, en plena crisis de comienzos del milenio, los más jóvenes migraban a las ciudades de la zona con la esperanza muchas veces infructuosa de un mejor porvenir. Por eso, la primera tarea del Padre fue intentar convencer a los jóvenes de unas 25 comuni-dades de no marcharse de sus pueblos. “Había que hacer algo para que amen su tierra y ge-neren una identidad”, cuenta Chifri. El pro-fesor Fernando Zerboni ya conocía la histo-ria, pero otra vez lo escuchaba atentamente, al igual que el centenar de Antiguos Alumnos del noroeste argentino.

Para unir a los pueblos, montó una emi-sora de radio capaz de oírse en las 18 escuelas serranas que hasta ese momento estaban incomunicadas, sin señal de celular y aisla-das de los pueblos. Chifri continuó con su misión como mochilero y en paramente, y comenzó a mejorar la vida de la gente con colectas y armando talleres de costura para reparar las prendas donadas. Pero quería más; no le interesaba que los pueblos sean someti-dos al “asistencialismo”, sino que pretendía

para ellos una “salida productiva”, un em-prendimiento que los ocupe y les sumara la dignidad del trabajo. Y allí radica la esencia del encuentro en el Centro de Convenciones Provincial de Salta.

“Chifri es un emprendedor social”, define el profesor Zerboni, “una persona que dedica su vida a la construcción de una sociedad mejor y lo hace muy bien”. El Padre Chifri contó entonces que creó Expocerros, una feria de artesanías locales itinerante con los que los habitantes de la zona ganaban un sus-tento. Consiguió becas escolares e, incluso, puso a funcionar “el colectivo de los sueños”, que recorría las sierras con música y juegos. Fundó la Fundación Alfarcito, en la ciudad

Page 3: El arte de volar sin alas

96

ANTIGUOS EN RED

homónima, y todo era felicidad en la misión. Hasta que un día de 2004, su vida cambió para siempre.

La caída

Un remolino de aire le jugó una mala pasada. El Padre Chifri no era ningún im-provisado. Tenía un excelente estado físico y más de 200 vuelos de experiencia, pero ese día, mientras atravesaba la zona serrana, el remolino envolvió el paramente y su conduc-tor perdió el control. Cayó desde 40 metros de altura sin poder hacer nada más que some-terse a su destino. Golpeó el suelo. Se quebró la primera vértebra lumbar. “No vas a volver a caminar”, le dijeron sin ningún reparo los médicos, tras ser operado. Había quedado parapléjico.

“Lastimarme la médula había sido uno de mis miedos de la infancia en más de una oportunidad, cuando jugaba al rugby”, cuen-ta ahora el Padre. “¡No lo podía creer! Jesús disponía eso para mí. Quedar en la silla me era terrible. Solo una súplica, solo un querer: ‘Dios bueno, devuélveme las piernas…’”, cuenta el Padre con más o menos palabras.

La caída del Padre fue mucho más que del aire y en la sierra. Fue una caída espiritual, un “abrupto derrumbamiento” personal “que parecía no tener fin, era continuo y en to-dos los aspectos de mi vida, mis músculos menguaban; veía afinarse cada vez más mis piernas y mi tronco y descendía de escalón en escalón hacia menos movilidad”. Por eso,

La Fundacion Alfarcito aglutina to-das las actividades de la obra del Padre Chifri, que son muy variadas. Además de la gestión del colegio serrano, existen varios programas sanitarios para los niños de la zona que son sostenidas por ONG y el gobierno provincial. Las activida-des relacionadas con el desarrollo productivo y de sustento son Expo-solidaria, donde se compra y vende productos artesanales de más de 150 grupos de la zona; y el Proyecto Comunitario Papa Andina, que fomenta y coordina la producción.

La fundación recibe donaciones de personas, empresas y otras orga-nizaciones civiles. La gestión de los recursos y su impacto positivo en la vida de la gente llevó a la fundación a ganar varios concursos y beneficios de empresas, como de Fundación Vida Silvestre, Coca-Cola y Canal 13. De todas formas, las donaciones familiares de indumentaria, juguetes y útiles escolares, entre otras, son las que más se destacan. En la página

web de la fundación (fundacionalfarcito.org.ar) hay más detalles de las actividades que se realizan y de cómo ayudar.

Salud, educación y cultura serrana

Page 4: El arte de volar sin alas

97 IAE BUSINESS SCHOOL

“Su experiencia física y emocional de rehabilitación lo inspiró a escribir con el propósito de transmitir Fe, espíritu de lucha y fibras humanas tocadas por el dolor, la esperanza y la pasión por el bien”, destacó el profesor Fernando Zerboni.

el accidente le fue “desconcertante”, cuenta el Padre en Después del abismo. “¡Dios! ¡¿Qué me has hecho?! ¿Por qué lo has querido así? Quedé sumido en el misterio”.

“Mi espacio quedó reducido a una cama que se me hizo altar de sacrificio. Era mi lu-gar. No tenía otro mejor. Con inmenso pesar, iba cayendo en la cuenta de lo que significaba el golpe en la médula. Lamentablemente la cuestión no es solo no poder mover ninguna extremidad. Todo está comprometido. La parálisis se va haciendo sentir. Interiormente estaba quebrado, profundamente dolorido, casi desesperado”.

Pero de la impotencia, del “no puedo”, de la dependencia, y de la tristeza y la angustia, el Padre Chifri supo levantarse. En cuanto pudo y los médicos en Buenos Aires lo de-jaron, volvió con su gran familia de las sier-ras salteñas, aprendió a manejarse en silla de ruedas y ejercitó más de cinco horas diarias durante casi tres años en la misma iglesia en la que daba misa, enseñaba a chicos y adul-tos, organizaba emprendimientos sociales y diseñaba su proyecto de escuela.

En la localidad de El Alfarcito, fundó la pri-mera escuela secundaria albergue de montaña, abrió talleres y galpones, lanzó un sistema de trueque comunitario y reorganizó la vida de las sierras, a donde muchos ahora eligen quedarse en vez de migrar. No es difícil reconocerlo en-tre las sierras: no puede caminar, pero gracias a un donante puede andar entre piedras y arbus-tos en un cuatriciclo rojo. Aprendió que no se necesitan alas para poder volar.

Las enseñanzas

El profesor Zerboni explica entonces la razón de por qué llamó al Padre Chifri a que cuente su historia: “Desde su caída, em-prendió un largo y penoso camino de recu-peración al que contribuyó su condición de deportista. Su experiencia física y emocional de rehabilitación lo inspiró a escribir con el propósito de transmitir Fe, espíritu de lucha y fibras humanas tocadas por el dolor, la es-peranza y la pasión por el bien.”

“Su historia es una historia de logros, a pesar de todas las dificultades que sufrió tanto per-sonales como lo que viene del entorno. Chifri se accidentó y a pesar de su delicada salud y convalecencia, obtuvo resultados increíbles.

Con un grupo de voluntarios, construyó un colegio modelo en la montaña a fuerza de vol-untad y tesón”, añadió el profesor.

Zerboni resumió en cuatro títulos los capítulos de la historia del Padre Chifri y por qué deberían ser tenidos en cuenta por todos: La construcción de una sociedad mejor. La perseverancia a pesar de las dificultades. El foco en la educación como la promoción de las personas. Las claves del liderazgo social. Pero “lo que más moviliza es la pasión por hacer el bien”. Algo que se nota y notaron los miles de argentinos que lo eligieron el Abanderado de la Argentina Solidaria 2010. El profesor Zerboni sabe que no se equivocó en llevarlo al Padre, y responde dos últimas consultas que lo reflejan:

– ¿Qué preguntas hicieron los Antiguos tras el relato del Padre?– Los participantes quedaron muy impacta-dos con su exposición, solo se preguntaban: ¿Cómo puedo ayudar?

– ¿Qué fue los que más les impactó a los Antiguos Alumnos y se llevaron consigo?– La coherencia, la coherencia entre sus dichos y su vida.