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El Archivo Histórico Universitario de Zaragoza a través de sus fuentes documentales SUMARIO: I. Introducción.–II. Los Libros de Gestis.–III. Los inventarios de documentación: 1. Los inventarios archivísticos de carácter general. 2. Los inventarios archivísticos de carácter parcial.–IV. Las Memorias anuales de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza. I. INTRODUCCIÓN Al iniciar la presente investigación 1 , cuyo esencial objetivo se cifra en la agrupación, comprensión e interpretación de los materiales útiles para una aproximación a las principales corrientes de pensamiento jurídico que dis- currían en la Facultad de Derecho de Zaragoza a lo largo del siglo XIX 2 , encaré, con carácter previo, el análisis de las diversas fuentes bibliográficas y docu- mentales que, procedentes principalmente de la Biblioteca de dicha Facultad de Derecho, de la Biblioteca General Universitaria de Zaragoza y, muy especial- mente, de su correspondiente Archivo Histórico Universitario, resultaban imprescindibles para satisfacer la mencionada labor. 1 Este trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigación Las corrientes de pensamien- to jurídico en la Facultad de Derecho de Zaragoza en el último tercio del siglo XIX, del cual soy investigador principal, proyecto integrado por los profesores titulares de Historia del Derecho, Juan Francisco Baltar Rodríguez, y de Economía Política, José Luis Malo Guillén, y financiado por la Universidad de Zaragoza con el número de registro UZ2001-SOC-09. 2 Investigación que inicié al calor del proyecto Ciencia y Filosofía del Derecho en España en el siglo XIX, coordinado por el catedrático de Filosofía del Derecho, Juan José GIL CREMADES, y subvencionado, con una duración de tres años, por el Ministerio de Educación y Cultura con el número de registro PB97-1007.

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El Archivo Histórico Universitario de Zaragozaa través de sus fuentes documentales

SUMARIO: I. Introducción.–II. Los Libros de Gestis.–III. Los inventarios de documentación: 1.Los inventarios archivísticos de carácter general. 2. Los inventarios archivísticos de carácterparcial.–IV. Las Memorias anuales de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza.

I. INTRODUCCIÓN

Al iniciar la presente investigación1, cuyo esencial objetivo se cifra en laagrupación, comprensión e interpretación de los materiales útiles para unaaproximación a las principales corrientes de pensamiento jurídico que dis-currían en la Facultad de Derecho de Zaragoza a lo largo del siglo XIX2, encaré,con carácter previo, el análisis de las diversas fuentes bibliográficas y docu-mentales que, procedentes principalmente de la Biblioteca de dicha Facultad deDerecho, de la Biblioteca General Universitaria de Zaragoza y, muy especial-mente, de su correspondiente Archivo Histórico Universitario, resultabanimprescindibles para satisfacer la mencionada labor.

1 Este trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigación Las corrientes de pensamien-to jurídico en la Facultad de Derecho de Zaragoza en el último tercio del siglo XIX, del cual soyinvestigador principal, proyecto integrado por los profesores titulares de Historia del Derecho,Juan Francisco Baltar Rodríguez, y de Economía Política, José Luis Malo Guillén, y financiadopor la Universidad de Zaragoza con el número de registro UZ2001-SOC-09.

2 Investigación que inicié al calor del proyecto Ciencia y Filosofía del Derecho en Españaen el siglo XIX, coordinado por el catedrático de Filosofía del Derecho, Juan José GIL CREMADES,y subvencionado, con una duración de tres años, por el Ministerio de Educación y Cultura con elnúmero de registro PB97-1007.

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No obstante, de especial dificultad me resultó, por su incomprensible dis-persión y falta de catalogación, el examen de los fondos universitarios archi-vísticos zaragozanos. Para afrontar su estudio tuve que improvisar una personaltipología, diferenciando entre fuentes administrativas (expedientes personalesdel profesorado de la Facultad de Derecho)3, fuentes jurídicas (los diversosestatutos y reglamentos de la Universidad de Zaragoza y las normas universita-rias estatales)4 y fuentes históricas (Libros de Gestis, acuerdos claustrales, cola-ciones de grados, Libros de Aprobaciones, Libros de Matrículas e Inventariosde documentación)5.

Paralelamente, fui comprobando la ausencia de estudios sobre la trayecto-ria del Archivo Universitario de Zaragoza6 durante sus más de cuatrocientosaños de historia7, reducidos éstos exclusivamente a las impagables ediciones deÁngel Canellas de los inventarios documentales de 16038 y de 17699, a un capí-tulo en la excelente Historia de la Real y Pontificia Universidad de Zaragozade Manuel Jiménez Catalán y de José Sinués y Urbiola10 y a dos breves artícu-

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3 Ver, sobre el particular, VICENTE Y GUERRERO, Guillermo, «Fuentes documentales admi-nistrativas del Archivo Universitario de Zaragoza para el análisis del pensamiento jurídico arago-nés decimonónico», Ivs Fvgit, núms. 8-9, Institución «Fernando el Católico» (C. S. I. C.), Za-ragoza, 2001, pp. 451-471.

4 Ver, VICENTE Y GUERRERO, Guillermo, «Aproximación al estudio de las fuentes documen-tales históricas y jurídicas del Archivo Universitario de Zaragoza», en UBIETO, Agustín (ed.), IIJornadas de estudios sobre Aragón en el umbral del siglo XXI, Instituto de Ciencias de laEducación, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2001, pp. 561-580.

5 Ver, igualmente, VICENTE Y GUERRERO, Guillermo, «Los inventarios de documentación delArchivo Histórico Universitario de Zaragoza (1603-1983)», en: VV.AA., Archivos Universitariose Historia de las Universidades, Instituto Antonio de Nebrija de Estudios sobre la Universidad,Universidad Carlos III de Madrid, Madrid, 2003, pp. 317-345.

6 No existe la menor referencia a dicho Archivo Universitario en la Historia de laUniversidad de Zaragoza publicada por Gerónimo BORAO en 1869, lo que no deja de ser indica-tivo considerando que al realizar tal labor por comisión expresa del mismo Rector se le facilita-rían sin duda todos los documentos existentes. Ver: BORAO, Gerónimo, Historia de la Universidadde Zaragoza, Imprenta de Calixto Ariño, Zaragoza, 1869. Para el presente estudio he utilizado lareedición facsímil llevada a cabo por Mira Editores, Zaragoza, 1987.

7 Tampoco aparece noticia alguna sobre el mencionado Archivo Histórico Universitario enla Historia de la Universidad de Zaragoza coordinada por Antonio BELTRÁN, lo que resulta igual-mente difícil de comprender. Ver, VV.AA., Historia de la Universidad de Zaragoza, EditoraNacional, Madrid, 1983.

8 Ver: FRAYLLA, Diego, Lucidario de la Universidad y Estudio General de la Ciudad deZaragoza y de las cosas y sucesos de ella, edición preparada por Ángel Canellas López del manus-crito original de 1603, Institución «Fernando el Católico», Zaragoza, 1983.

9 Ver, igualmente, CANELLAS LÓPEZ, Ángel, El Archivo de la Universidad de Zaragoza en1770, Institución «Fernando el Católico», Zaragoza, 1983.

10 El capítulo XIV del tomo primero se dedica íntegramente al análisis del ArchivoUniversitario, con unos resultados ciertamente satisfactorios. No obstante, se limita al análisis delas diversas menciones que sobre dicho Archivo se encuentran en los distintos Estatutos de la pro-pia Universidad hasta 1753. Igualmente se centra en el examen de algunos de los inventarios dedocumentación realizados, cuyas observaciones, generalmente acertadas, resultan en determina-dos casos erróneas, como más adelante expondré en este mismo trabajo, al encarar el inventariode 1769 elaborado por Inocencio CAMÓN y el inventario de 1781 ejecutado por José ASPAS. El

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los del anterior responsable del Archivo, Jesús Alegre11, y de su actual directo-ra, Remedios Moralejo12. Bibliografía ciertamente escasa para una institucióninstrumentalmente básica, tanto para el análisis de la propia UniversidadCaesaragustana concebida en su totalidad como para el estudio particularizadode sus distintas Facultades.

En este sentido, la pretensión de examinar la vida académica, escolar e inte-lectual de la Facultad de Derecho y de su profesorado a lo largo del siglo XIX

pasaba, necesariamente en mi opinión, por una utilización innegociable de losexpedientes personales de su cuerpo docente, de los diversos acuerdos y reu-niones claustrales, de los registros de matrículas, grados y aprobaciones. Todauna serie de fuentes de muy difícil utilización y, en cualquier caso, incompren-siblemente dispersas en el Archivo zaragozano. Por todo lo anterior, me decidía profundizar sobre el mencionado Archivo Histórico Universitario deZaragoza, como peaje necesario y previo a la posterior catalogación y estudiodel pensamiento jurídico político decimonónico surgido al amparo de laFacultad de Leyes Caesaraugustana.

Sin embargo, ya desde el principio entendí que el análisis de su trayectorianecesitaba recurrir inexcusablemente a las propias fuentes documentales que elmismo Archivo Universitario había ido generando, prescindiendo de esta formade interpretaciones pretendidamente globalizantes que constantemente unían lasuerte del Archivo zaragozano con el de la Biblioteca Universitaria o, incluso,con el de la propia Universidad de Zaragoza en su conjunto. Así, el recurso alos Libros de Gestis, a los inventarios de documentación o a las Memoriasanuales de la propia Biblioteca Universitaria se me antojaron francamenteindispensables.

El planteamiento general del presente estudio pretende pues enfocar elanálisis del Archivo Histórico Universitario de Zaragoza no a través del se-guimiento de los avatares de la institución universitaria zaragozana entendidaen su totalidad sino, más bien, mediante el estudio de sus propias fuentes docu-mentales archivísticas, cuya infrautilización sólo puede ser hoy dibujada con

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devenir del Archivo Universitario durante la Edad Contemporánea se solventa significativamenteen poco más de tres páginas. Ver: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, y SINUÉS Y URBIOLA, José, Historiade la Real y Pontificia Universidad de Zaragoza, 3 vols., «Tip. La Académica», Zaragoza, 1922,1923 y 1927, en especial vol. I, pp. 299-314.

11 Trabajo de carácter menor en el que se consignan algunos datos interesantes sobre el deve-nir del Archivo, dando noticia de la existencia de un cuadernillo de notas fechado el 10 de marzode 1930 para una guía del Archivo Universitario, manuscrito hoy lamentablemente extraviado quefue elaborado por Julio VIDAL Y COMPAIRÉ, responsable del Archivo entre 1922 y 1930. Ver:ALEGRE ANDRÉS, Jesús, «Archivo de la Universidad», en Estado actual de los Archivos con fon-dos aragoneses, Ministerio de Cultura, Madrid, 1981, pp. 129-134.

12 Quien presenta un resumen de la trayectoria del mencionado Archivo Universitario y desus inventarios documentales siguiendo a Jiménez Catalán. De mayor valor resulta, en mi opinión,la parte final del trabajo, centrada en el estudio del devenir del Archivo durante el siglo XX y en lapresentación de su depósito documental actual. Ver: MORALEJO ÁLVAREZ, Remedios, «El archivouniversitario de Zaragoza», en: VV.AA., Actas de las IV Jornadas de archivos aragoneses,Diputación General de Aragón, Zaragoza, 1994, pp. 181-193.

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los delgados trazos de la incredulidad, un número más en la escala de descono-cimientos que rodean la historia de la Universidad de Zaragoza13.

Sin embargo, la investigación sobre el devenir del Archivo HistóricoUniversitario de Zaragoza no está todavía concluida. No obstante, a lo largo delas páginas siguientes voy a realizar una presentación, necesariamente de carác-ter sintético, de las mencionadas fuentes documentales, ofreciendo algunasobservaciones que tal vez puedan resultar de cierto interés para todos aquellosque, desde los parcelados terrenos del Derecho, la Política, la Historia, laMedicina, las Artes, la Teología o la Filosofía, pretendan sumergirse y navegar,cual holandeses errantes, en las oscuras e inhóspitas aguas del ArchivoUniversitario de Zaragoza14.

II. LOS LIBROS DE GESTIS

En primer lugar hay que destacar el importante papel que juegan, en cual-quier investigación de carácter histórico sobre la Universidad de Zaragoza, susvaliosísimos Libros de Gestis, indudablemente la principal fuente documentalarchivística de valor histórico referida a la Universidad Caesaraugustana15.Efectivamente, en 92 volúmenes se encuentra reunida una irreemplazable rela-ción histórica, detallada y magníficamente documentada de los distintos suce-sos que han ido conformando el devenir de la mencionada Universidad desdeoctubre de 1671 a octubre de 1858, si bien existen importantes pérdidas quemás adelante detallaré.

Los Libros de Gestis aparecen estructurados en dos apartados perfecta-mente diferenciados, a menudo con paginación distinta, finalizando siemprecon la correspondiente certificación rubricada por el Secretario de laUniversidad, a la vez Notario de número y Secretario de la ciudad, verificandotodas las reuniones y resoluciones claustrales, colaciones de grados y expe-dientes en general, agrupando todos ellos de forma metódica, siguiendo un cri-terio cronológico, a lo largo de sus diversos folios.

En su parte primera, siempre iniciada con los correspondientes índices ycon la jura y toma de posesión del oficio de Rector, se da noticia de las dife-rentes asambleas y acuerdos del Claustro universitario Caesaraugustano a lo

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13 Como denunciaba recientemente Redondo Veintemillas, «no debe sorprendernos quetodavía no se pueda contar con una obra que trate exhaustivamente de la Universidad deZaragoza». REDONDO VEINTEMILLAS, Guillermo, «La fundación de la Universidad de Zaragoza»,en VV.AA., Conmemoración del CCCCL Aniversario de la fundación de la Universidad deZaragoza 1542-1992, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1992, p. 9.

14 En cierto modo apaciguadas por la amabilidad de su directora, Remedios Moralejo Álva-rez, y la de los cuatro auxiliares de la Biblioteca General Universitaria Caesaraugustana, JoséRamón Magallón, Gabriel Cales, María Ángeles Córdoba y Rosa María Navarro. Sirvan estaslíneas de sincero agradecimiento para todos ellos.

15 Ver sobre el particular: VICENTE Y GUERRERO, Guillermo, «Aproximación al estudio de lasfuentes documentales históricas y jurídicas...», op. cit., pp. 564-566.

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largo del curso académico, habitualmente del 18 de octubre (día de San Lucas)al 17 de octubre del año siguiente, así como de los nombramientos y diligen-cias de las diversas oposiciones a cátedras y de las tomas de posesión subsi-guientes a éstas.

Entre tales resoluciones aparecen a veces acuerdos referidos al funciona-miento del Archivo, comisiones para la realización de inventarios de documen-tación y, muy especialmente, estipulaciones encaminadas al control efectivo dela documentación. Igualmente resulta frecuente la inclusión de importantes ori-ginales o copias de cartas y papeles enviados al Claustro zaragozano para sudiscusión y debate, lo que permite ir reconstruyendo, sirvan como ejemplosparadigmáticos, la mayor parte de los trabajos de elaboración de los diversosíndices documentales, los sucesivos traslados de emplazamiento del propioArchivo o las medidas concretas encaminadas a salvaguardar la documentacióncontenida en sus armarios.

En su segunda parte, los Libros de Gestis realizan un completo recorridopor las distintas colaciones de grados de bachiller, licenciado, maestro y doc-tor16, así como por las cátedras obtenidas en el seno de la UniversidadCaesaraugustana17, consignando tanto los títulos menores de bachilleres comolos mayores de licenciados, maestros en artes o doctores de las cinco Facultadeszaragozanas18, incluyendo frecuentemente, ya en el siglo XIX, las papeletas ydocumentos correspondientes rubricados por el propio Secretario de laUniversidad19.

No obstante a mediados del siglo XIX y, más concretamente, a partir del cur-so 1844-1845 con la aplicación del Plan Pidal20, indudable culminación, en mi

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16 Sobre el particular resulta ciertamente imprescindible CAMÓN Y TRAMULLAS, Inocencio,Noticias sobre la Universidad de Zaragoza, manuscrito núm. 148 del Archivo Universitario deZaragoza, encuadernado en pergamino, s. f. (alrededor de 1786), en especial folios 46 a 285. Eneste manuscrito realiza Camón un catálogo abarcando los licenciados, maestros y doctores por laUniversidad de Zaragoza hasta el año 1786.

17 El mismo Camón elaboró una lista consignando los catedráticos de la Universidad de Zaragozahasta 1768. Así: CAMÓN Y TRAMULLAS, Inocencio, Memorias Literarias de Zaragoza, 3 volúmenes,Imprenta de Francisco Moreno, Zaragoza, 1768-1769. En concreto, recoge los catedráticos de Teología(tomo I, pp. 27-98), los de Cánones (tomo II, pp. 111-269), los de Leyes (tomo II, pp. 269-332), los deMedicina (tomo III, pp. 341-421) y los de Artes (tomo III, pp. 422-474).

18 También resulta de gran interés un breve opúsculo de veinte hojas, de nuevo de Camón, enel que señala todos los doctores y maestros graduados por el orden de sus fechas, indicando laFacultad en la que se titularon. Ver: CAMÓN Y TRAMULLAS, Inocencio, Plan que presenta el esta-do actual de la Universidad Literaria de Zaragoza: Número de sus Catedráticos, Doctores yMaestros Graduados en la misma; la renta que tienen señalada sus Cátedras, y los Colegios deEstudios que en el día frecuentan, Imprenta de Francisco Moreno, Zaragoza, 1769.

19 Igualmente necesario, si bien sigue en buena medida los trabajos anteriores de InocencioCamón: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, Memorias para la Historia de la Universidad Literaria deZaragoza, «Tip. La Académica», Zaragoza, 1926, quien realiza una reseña bio-bibliográfica de todoslos grados mayores de la Universidad de Zaragoza en sus cinco Facultades desde 1583 a 1845.

20 Cuyas repercusiones en la enseñanza del Derecho ya han sido felizmente abordadas. Así:PESET REIG, Mariano, «El plan Pidal de 1845 y la enseñanza en las facultades de derecho»,Anuario de Historia del Derecho Español, tomo XL, 1970, pp. 613-651.

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opinión, de un proceso centralizador21 insoportablemente avasallador22 defunestas consecuencias para las dos viejas Universidades aragonesas23, losLibros de Gestis también pierden, pues dejarán de recoger las reuniones claus-trales y sus correspondientes resoluciones, limitándose a reseñar las diversascolaciones de grados. En este último período cambiarán igualmente su título,que pasará a denominarse Libros de Actas de Grados, nombre que mantendránya hasta su definitiva desaparición en 1858.

Al comienzo de este epígrafe he señalado que, desgraciadamente, la colec-ción de los Libros de Gestis de la Universidad de Zaragoza no está completa.Ello se debe, en mi opinión, a tres hechos de una indiscutible importancia. Enprimer lugar a la Guerra de Sucesión por el trono de España a principios delsiglo XVIII, y a las consecuencias no sólo jurídicas y políticas sino también cul-turales y sociales que lleva aparejadas, para Aragón, el triunfo del candidatocastellano Felipe V de Borbón (resulta muy elocuente que faltan todos loslibros que van de octubre de 1694 a julio de 1721)24.

En segundo lugar, a la especial fiereza demostrada por las tropas francesasa lo largo de su segundo sitio contra Zaragoza durante la Guerra de laIndependencia25, actitud que desembocará en la destrucción del propio edificiouniversitario el 18 de febrero de 180926, estocada final al corazón de una heroi-ca ciudad materialmente en ruinas27 y, por consiguiente, en la pérdida de la

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21 Como afirma muy acertadamente Martínez Neira, dicho Plan «supone la culminación dela centralización en cuanto unifica los fondos de la enseñanza, acaba así con la autonomía finan-ciera de las universidades, al igual que con la administrativa, pues la gestión de la universidad sesegregó del cuerpo docente y se hizo parte del ministerio». MARTÍNEZ NEIRA, Manuel, El estudiodel Derecho. Libros de texto y planes de estudio en la Universidad contemporánea, InstitutoAntonio de Nebrija, Universidad Carlos III de Madrid, Editorial Dykinson, Madrid, 2001, pp. 138y 139.

22 Ver, sintetizando los efectos que su aplicación llevó implícita para la Universidad deZaragoza: FORCADELL ÁLVAREZ, Carlos, «La Universidad de Zaragoza en la época isabelina (1845-1868)», en VV.AA., Historia de la Universidad de Zaragoza, op. cit., en especial pp. 264-266.

23 Instrumento jurídico para la creación de una nueva Universidad, la liberal, basada en lasnociones de centralización y uniformidad, supuso un durísimo golpe para las dos Universidadesaragonesas, provocando la lamentable supresión de la histórica Universidad de Huesca y la elimi-nación de la acreditada Facultad de Medicina de Zaragoza, a la vez que únicamente autorizaba ala Facultad de Filosofía a conferir el grado de bachiller.

24 En este mismo sentido se pronuncia Canellas, si bien la lista de Gestis perdidos que ofre-ce está absolutamente equivocada. Ver: CANELLAS LÓPEZ, Ángel, El Archivo de la Universidad deZaragoza en 1770, op. cit., p. 4.

25 Ver sobre el particular, por su actualidad, las actas resultantes del Congreso Internacionalsobre la Guerra de la Independencia celebrado en Zaragoza del 3 al 5 de diciembre de 1997:ARMILLAS VICENTE, José Antonio (editor), La Guerra de la Independencia, 2 volúmenes,Zaragoza, 2001.

26 Como afirma significativamente Borao, el edificio de la Universidad de Zaragoza «fuedestruido por los franceses el 18 de febrero de 1809 a favor de dos minas que reventaron con tresmil libras de pólvora y motivaron la capitulación de la plaza a los dos días». BORAO, Gerónimo,Historia de la Universidad de Zaragoza, op. cit., p. 58.

27 El general francés Suchet, máxima autoridad del ejército invasor en Aragón, demostró alelegir la Universidad de Zaragoza como blanco de sus inquinas una falta de sensibilidad tan sólo

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mayor parte de los fondos bibliográficos y documentales que se conservaban ensu Biblioteca y Archivo universitarios28.

En tercer y no menos importante lugar, en la histórica e incomprensibledejadez de las autoridades académicas zaragozanas hacia los fondos de suBiblioteca y Archivo, situación fácilmente detectable en los propios Libros deGestis a lo largo de los siglos XVIII y XIX29 y que desembocará, el 6 de mayo de1973, en el vergonzoso hundimiento de la Capilla gótica del viejo edificio de laUniversidad, que servía como triste almacén de parte de la documentación, hoyirremisiblemente perdida, al quedar sepultada entre los escombros y abando-narse a la general rapiña30, provocando un merecido desprestigio para toda lainstitución universitaria31.

En cualquier caso, independientemente de las causas, lo cierto es que cuan-do desembarqué en el Archivo Histórico Universitario de Zaragoza ni se cono-cían los Libros de Gestis que habían sobrevivido al paso de los siglos ni los cur-sos académicos que éstos comprendían, situación lamentable que, incluso enmayor medida, se reproducía con los Libros de Matrículas y con los Libros deAprobaciones, remitiendo siempre al investigador a un listado mecanografiadoen tiempos inmemoriales que, con unos errores tan innumerables como incom-prensibles, dificultaba enormemente todo tipo de aproximación a los mencio-nados fondos documentales, imposibilitando de este modo cualquier investiga-ción con una mínima vocación de rigurosidad32.

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pareja con sus inexistentes inquietudes culturales. Esta actitud contrastó con la de otros cabecillasfranceses, como la ejercida por el general Thilbaut en Salamanca.

28 Ver: JIMÉNEZ JIMÉNEZ, María Rosa, «La crisis de la Universidad del Antiguo Régimen y elcomienzo de la Universidad liberal», en VV.AA., Historia de la Universidad de Zaragoza, op. cit.,en especial pp. 241-243.

29 Negligencia significativamente denunciada por la actual directora del Archivo zaragoza-no: «Tampoco fueron ajenas a la desaparición de una buena parte de la documentación universi-taria las condiciones ambientales de los locales que albergaron el archivo, generalmente inade-cuadas, y en ocasiones pésimas». MORALEJO ÁLVAREZ, Remedios, «El archivo universitario deZaragoza», op. cit., p. 185.

30 La explicación que ofrece la misma Biblioteca Universitaria en su correspondienteMemoria, si bien intenta minimizar el alcance de las pérdidas, resulta suficientemente elocuente.Así: «Cuando sobrevino el accidente, aún faltaban por retirar algunos, tal vez bastantes, volúme-nes de duplicados e incompletos y legajos de documentación administrativa de primera enseñan-za, todo lo cual quedó bajo los escombros de la techumbre, siendo imposible recuperarlo mientrasno se quiten las toneladas caídas encima. Las comunicaciones que por escrito y de palabra se handirigido al Rectorado y a la Gerencia no han dado resultado por cuestiones de competencia».Memoria anual de la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza. Año 1973, ejemplar mecanogra-fiado, Biblioteca General Universitaria de Zaragoza, Zaragoza, 1973, p. 4.

31 Calificativo empleado al año siguiente del derrumbe de la Capilla por la propia Memoriade la Biblioteca de la Universidad. Así: Memoria anual de la Biblioteca Universitaria deZaragoza. Año 1974, ejemplar mecanografiado, Biblioteca General Universitaria de Zaragoza,Zaragoza, 1974, p. 1.

32 Lo que tal vez explica la ausencia de referencias a los Libros de Gestis, Libros deMatrículas o Libros de Aprobaciones de la Universidad de Zaragoza entre los diversos especialis-tas. Las escasas referencias, que no voy a señalar aquí, están siempre basadas en el mencionadolistado y demuestran, cuando menos, que los libros citados no han llegado a manejarse nunca.

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Por todo lo anterior, con el valioso apoyo de los propios auxiliares de laBiblioteca Universitaria, me dispuse a emprender el estudio, ordenación y cata-logación de todos los Libros de Gestis, Libros de Matrículas33 y Libros deAprobaciones34 existentes en la actualidad en el Archivo Universitario, laborpolvorientamente ingrata por el estado de unos volúmenes que, desde su trasla-do en 1983, no habían vuelto en su mayoría a ser utilizados35.

Puede resultar útil por tanto que, con carácter ciertamente telegráfico,deje consignados en éstas páginas los Libros de Gestis que, en abril de 2002,todavía sobreviven en el seno del Archivo zaragozano, los cursos que cadatomo comprende y los libros que ya han desaparecido. Sirva este breve lista-do como guía para todos aquellos que quieran emprender algún tipo de inves-tigación, presente o futura, sobre la Universidad Caesaraugustana en su con-junto o bien sobre algunas de sus distintas Facultades. He asignado una nuevanumeración a cada uno de los tomos supervivientes, rechazando las numera-ciones arcaicas que, habitualmente, aparecen varias veces corregidas en ellomo de los diferentes Gestis, aumentando de forma directa, si cabe, la con-fusión reinante.

Así, en primer lugar, en cuanto a los Libros de Gestis del siglo XVII, no seconservan los tomos que recogen los cursos anteriores a octubre de 1671. Sin

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33 He catalogado los 86 volúmenes que se conservan en el Archivo zaragozano, que abarcandesde octubre de 1646 a junio de 1841, distribuyéndose de la siguiente forma: de octubre de 1646a abril de 1664; de octubre de 1664 a abril de 1680; de octubre de 1680 a abril de 1700; de octu-bre de 1680 a abril de 1715; de octubre de 1700 a abril de 1747; de octubre de 1715 a abril de1747; de octubre de 1753 a abril de 1757; de octubre de 1758 a abril de 1759; a partir de este cur-so los Libros de Matrículas son anuales, recogiendo un solo curso, excepto el libro que registra deoctubre de 1761 a abril de 1768.

No se conservan pues los Libros de Matrículas que daban noticia de los períodos de tiempoanteriores a octubre de 1646, así como los comprendidos entre octubre de 1747 y abril de 1753;octubre de 1757 y abril de 1758; octubre de 1768 y abril de 1769; octubre de 1790 y junio de 1791;octubre de 1800 y junio de 1801; octubre de 1809 y junio de 1813; octubre de 1814 y junio de1815; octubre de 1823 y junio de 1824; y octubre de 1836 y junio de 1839. Ver sobre el particu-lar: VICENTE Y GUERRERO, Guillermo, «Aproximación al estudio de las fuentes documentales his-tóricas y jurídicas...», op. cit., pp. 567-569.

34 He registrado los 14 volúmenes que se conservan, resultando estar la colección completa,a falta únicamente de un volumen que recogía de octubre de 1755 a abril de 1762. Los 14 tomoscorresponden a los períodos de tiempo: de octubre de 1684 a abril de 1713 (tomo I, sin foliar); deoctubre de 1714 a abril de 1755 (tomo II, sin foliar); de octubre de 1762 a abril de 1778 (tomo III,184 folios); de octubre de 1762 a octubre de 1780 (tomo IV, 191 folios); de octubre de 1778 aabril de 1785 (tomo V, 167 folios); de octubre de 1785 a junio de 1797 (tomo VI, 259 folios); deoctubre de 1785 a junio de 1800 (tomo VII, 284 folios); de octubre de 1797 a junio de 1807 (tomoVIII, 296 folios); de octubre de 1800 a junio de 1821 (tomo IX, 295 folios); de octubre de 1807 ajunio de 1827 (tomo X, 346 folios); de octubre de 1821 a junio de 1833 (tomo XI, 341 folios); deoctubre de 1827 a junio de 1833 (tomo XII, 335 folios), y de octubre de 1833 a junio de 1839(tomos XIII y XIV, dos ejemplares con la misma información, 354 y 352 folios). La numeraciónde cada tomo es propia, la he asignado cronológicamente, abandonando las antiguas numeracio-nes de los lomos. Ver de nuevo: VICENTE Y GUERRERO, Guillermo, «Aproximación al estudio delas fuentes documentales históricas y jurídicas...», op. cit., pp. 569-571.

35 Quiero agradecer muy especialmente a Clara Duplá Agüeras su inestimable colaboraciónen el examen y registro de todos estos fondos documentales.

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embargo, han sobrevivido tres volúmenes, abarcando los cursos que van deoctubre de 1671 a octubre de 1674 (tomo I, 200 folios); de octubre de 1674 adiciembre de 1684 (tomo II, 326 folios); y de enero de 1685 a octubre de 1694(tomo III, 358 folios).

En segundo lugar, en lo referente a los Libros de Gestis del siglo XVIII, tam-poco se conservan los tomos que recogen los cursos anteriores a agosto de1721, posiblemente como consecuencia de la Guerra de Sucesión de comien-zos de siglo. Han sobrevivido 28 volúmenes, abarcando los cursos que van deagosto de 1721 a marzo de 1728 (tomo IV, 361 folios); de marzo de 1728 anoviembre de 1734 (tomo V, 335 folios); de enero de 1741 a mayo de 1749(tomo VI, 391 folios); de mayo de 1749 a octubre de 1753 (tomo VII, 179folios); de octubre de 1753 a mayo de 1755 (tomo VIII, 318 folios); de mayode 1755 a octubre de 1758 (tomo IX, 497 folios); de octubre de 1759 a abril de1763 (tomo X, 409 folios).

A partir de esta fecha, cada tomo recoge únicamente un curso académicocompleto (de octubre a octubre): 1766-1767 (tomo XI, 332 folios); 1771-1772(tomo XII, 339 folios); 1773-1774 (tomo XIII, 516 folios); 1774-1775 (tomoXIV, 492 folios); 1776-1777 (tomo XV, 570 folios); 1778-1779 (tomo XVI,791 folios), 1779-1780 (tomo XVII, 878 folios); 1780-1781 (tomo XVIII, 552folios); 1782-1783 (tomo XIX, 594 folios); 1785-1786 (tomo XX, 674 folios);1786-1787 (tomo XXI, 783 folios); 1789-1790 (tomo XXII, 836 folios); 1790-1791 (tomo XXIII, 1.219 folios); 1791-1792 (tomo XXIV, 1.400 folios); 1793-1794 (tomo XXV, 1.036 folios); 1794-1795 (tomo XXVI, 949 folios); 1795-1796 (tomo XXVII, 1.171 folios); 1796-1797 (tomo XXVIII, 1.099 folios);1797-1798 (tomo XXIX, 1.005 folios); 1798-1799 (tomo XXX, 1.037 folios);1799-1800 (tomo XXXI, 883 folios).

En tercer lugar, en lo referente a los Libros de Gestis del siglo XIX, lacolección está completa. Han sobrevivido los 61 volúmenes, abarcando lamayor parte de los tomos un curso académico completo (de octubre a octu-bre): 1800-1801 (tomo XXXII, 1.150 folios); 1801-1802 (tomo XXXIII,1.104 folios); 1802-1803 (tomo XXXIV, 1.004 folios); 1803-1804, (tomoXXXV, 969 folios); 1804-1805 (tomo XXXVI, 1.187 folios); 1805-1806(tomo XXXVII, 1.269 folios); 1806-1807 (tomo XXXVIII, 1.717 folios);1807-1808 (tomo XXXIX, 280 folios).

El cierre de la Universidad por la Guerra de la Independencia provoca laausencia de Libros de Gestis de octubre de 1809 a julio de 1813. La relacióncontinúa por cursos completos: 1813-1814 (tomo XL, 506 folios); 1814-1815(tomo XLI, 486 folios); 1815-1816 (tomo XLII, 401 folios); 1816-1817 (tomoXLIII, 472 folios); 1817-1818 (tomo XLIV, 399 folios); 1818-1819 (tomoXLV, 645 folios); 1819-1820 (tomo XLVI, 409 folios); 1820-1821 (tomoXLVII, 282 folios); 1821-1822 (tomo XLVIII, 483 folios); 1822-1823 (tomoXLIX, 365 folios); 1823-1824 (tomo L, 1200 folios); 1824-1825 (tomo LI, 717folios); 1825-1826 (tomo LII, 1.279 folios); 1826-1827 (tomo LIII, 728 folios);1827-1828 (tomo LIV, 871 folios); 1828-1829 (tomo LV, 880 folios); 1829-1831 (dos cursos, tomo LVI, 1.070 folios).

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A partir de 1831, los Libros de Gestis recogen los cursos de julio a junio:1831-1832 (tomo LVII, 608 folios); 1832-1833 (tomo LVIII, 1.180 folios);1833-1834 (tomo LIX, 679 folios); 1834-1835 (tomo LX, 514 folios); 1835-1836 (tomo LXI, 432 folios); 1836-1837 (tomo LXII, 410 folios); 1837-1838(tomo LXIII, 472 folios); 1838-1839 (tomo LXIV 457 folios); de nuevo deoctubre a octubre: 1839-1840 (tomo LXV, 540 folios); 1840-1841 (tomoLXVI, 532 folios); 1841-1842 (tomo LXVII, 558 folios); 1842-1843 (tomoLXVIII, 904 folios); 1843-1844 (tomo LXIX, 1.094 folios).

Desde el curso 1844-1845 los Libros de Gestis pasan denominarse Librosde Actas de Grados, dejando ya de recoger las reuniones claustrales.Frecuentemente los tomos no abarcan cursos completos: oct. 1844-oct. 1845(tomo LXX, 1.189 folios); oct. 1845-jun. 1846 (tomo LXXI, 757 folios); jul.1846-oct. 1846 (tomo LXXII, 1.525 folios); oct. 1846-jun. 1847 (tomo LXXIII,752 folios); jun. 1847- oct. 1847 (tomo LXXIV, 965 folios); oct. 1847-oct.1848 (tomo LXXV, 805 folios); oct. 1848-oct. 1849 (tomo LXXVI, 1.094folios); oct. 1849-oct. 1850 (tomo LXXVII, 1098 folios); oct. 1850-jun. 1851(tomo LXXVIII, 583 folios); jun. 1851-oct. 1851 (tomo LXXIX, 681 folios);oct. 1851-jun. 1852 (tomo LXXX, 593 folios); jun. 1852-oct. 1852 (tomo LXX-XI, 778 folios); oct. 1852-oct. 1853 (tomo LXXXII, 276 folios); oct. 1853-oct.1854 (tomo LXXXIII, 756 folios); oct. 1854-oct. 1855 (tomo LXXXIV, 501folios); oct. 1855-feb.. 1856 (tomo LXXXV, 690 folios); feb. 1856-jun. 1856(tomo LXXXVI, 657 folios); jun. 1856 (tomo LXXXVII, 755 folios); jul. 1856-oct. 1856 (tomo LXXXVIII, 679 folios); oct. 1856-jun. 1857 (tomo LXXXIX,845 folios); jun. 1857-oct. 1857 (tomo XC, 684 folios); oct. 1857-jun. 1858(tomo XCI, 542 folios); jun. 1858-oct. 1858 (tomo XCII, 567 folios).

Faltan por consiguiente los Libros de Gestis anteriores a octubre de 1671;así como los correspondientes a los cursos que van de octubre de 1694 a juliode 1721; de enero de 1735 a diciembre de 1740; de octubre de 1758 a octubrede 1759; de abril de 1763 a octubre de 1766; de octubre de 1767 a octu-bre de 1771; de octubre de 1772 a octubre de 1773; de octubre de 1775 a octubrede 1776; de octubre de 1777 a octubre de 1778; de octubre de 1781 a octu-bre de 1782; de octubre de 1783 a octubre de 1785; de octubre de 1787 a octubrede 1789; de octubre de 1792 a octubre de 1793, y de octubre de 1809 a juliode 1813.

En conclusión, bajo una apariencia ciertamente de carácter administrati-vo36, los Libros de Gestis guardan en su seno la principal fuente histórica deldevenir académico y escolar de la Universidad de Zaragoza. En lo que hacereferencia al Archivo Histórico Universitario, su valor como fuente documen-tal es absoluto, al incluir todos los acuerdos suscritos por el Claustro universi-tario referidos al funcionamiento general del Archivo y al control real de todasu documentación, recogiendo frecuentemente, incluso, los diversos inventarioselaborados sobre sus distintos fondos documentales.

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36 Ver: VICENTE Y GUERRERO, Guillermo, «Fuentes documentales administrativas delArchivo Universitario de Zaragoza...», op. cit., p. 462.

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III. LOS INVENTARIOS DE DOCUMENTACIÓN

En segundo lugar, sobresalen igualmente los diferentes índices documenta-les del Archivo Universitario de Zaragoza, únicos testigos, con frecuencia, dela existencia del gran número de bulas pontificias, privilegios reales, ordina-ciones, estatutos, comunicaciones reales variadas, besamanos, cédulas realessobre gobierno universitario, procesos ante la Real Audiencia de Aragón, nom-bramientos de rectores, provisiones de cátedras, colaciones de grados y papelesde la receptoría que un día encontraron cobijo en los armarios del Archivo yque, en la actualidad, por las razones anteriormente esgrimidas, engrosan latriste lista de una documentación irreversiblemente perdida37.

Como ya destaqué en un reciente estudio, al que necesariamente me remi-to con carácter general38, a lo largo de los siglos han sido elaborados seis catá-logos recogiendo los diversos fondos documentales de la Universidad deZaragoza. De éstos, cuatro se pueden catalogar como generales, los de DiegoFraylla en 1603, José Domingo de Assín en 1756, Inocencio Camón en 1769 yel actual de 1983, a los que hay que sumar los inventarios parciales realizadospor José Aspas en 1781 y por Pedro Nolasco Lafuente en 1822, lo que cierta-mente invalida las afirmaciones anteriores de los especialistas que, por lo gene-ral, desconocían la existencia de los inventarios de Assín y de Aspas.

Como en el caso de los Libros de Gestis, voy a encarar la presentación deestos catálogos documentales con una vocación necesariamente sintética, másacorde indudablemente con los objetivos instrumentales de este trabajo y con lapropia naturaleza de la publicación en la que ciertamente se inserta, foro de dis-cusión siempre abierto sobre la Historia del Derecho y de las Instituciones.

1. LOS INVENTARIOS ARCHIVÍSTICOS DE CARÁCTER GENERAL

1.1 El inventario de Diego Fraylla de 1603

El primer índice de los fondos documentales de la Universidad de Zaragozatiene lugar a comienzos del siglo XVII, concretamente en 1603, al calor de unencargo del Concejo de la ciudad aragonesa que, en diciembre de 1597, comi-sionó al antiguo Rector, Diego Fraylla39, para que redactara el Lucidario de la

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37 En este mismo sentido se pronuncia Canellas para valorar la importancia del inventario de1769, afirmación que se puede hacer lógicamente extensiva al resto de índices documentales. Así:CANELLAS LÓPEZ, Ángel, El Archivo de la Universidad de Zaragoza en 1770, op. cit., p. 4.

38 Ver: VICENTE Y GUERRERO, Guillermo, «Los inventarios de documentación del ArchivoHistórico Universitario de Zaragoza (1603-1983)», op. cit.

39 Diego Fraylla y Fernández de Luna nació en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza),licenciándose en artes y doctorándose en teología por la Universidad de Zaragoza, de la que fueprimer Vicerrector entre 1583 y 1593, ejerciendo después el oficio de Rector los años 1595 y1596. Nombrado canónigo y posteriormente Prior de la Seo por Pedro Cerbuna, falleció el 27 defebrero de 1607, siendo inhumado en su capilla familiar en La Almunia. Ver: GÓMEZ URIEL,Miguel, Bibliotecas antigua y nueva de escritores aragoneses de Latassa, Calixto Ariño,

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Universidad y Estudio General de la Ciudad de Zaragoza40, exponiendo en estatrascendental obra la historia de la mencionada Universidad durante sus prime-ros veinte años de funcionamiento (desde 1583 hasta 1603).

Efectivamente, la redacción del primer catálogo archivístico de laUniversidad zaragozana aparece recogido en el capítulo XVI de dichoLucidario, códice de tamaño folio, en letra de la época, de 93 hojas numeradas.El manuscrito original se conserva en la Biblioteca Nacional41, mientras que laBiblioteca General Universitaria de Zaragoza guarda una valiosa copia42 elabo-rada por iniciativa personal de Inocencio Camón en 176843, a partir de unacopia anterior realizada en 173844.

Fraylla aborda la redacción del Lucidario adoptando una doble metodolo-gía. Así, en primer lugar, utiliza un criterio eminentemente cronológico a lo lar-go de los dos primeros capítulos de la obra45 (que ocupan aproximadamente untercio de su extensión), en los que expone los orígenes y el proceso fundacio-nal del Estudio General de Zaragoza y los enfrentamientos originados por suestablecimiento con la ciudad de Huesca, que contaba con una Universidad másantigua.

En segundo lugar, pasa a emplear un criterio sistemático, acometiendo des-de esta perspectiva la implantación de la jurisdicción rectoral (cap. III); los con-flictos suscitados con los estudios que tenía en aquella época la Compañía deJesús en Zaragoza (cap. IV); el nacimiento de los Colegios mayores (cap. V);

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Zaragoza, 1884, tomo I, pp. 527-529, Igualmente recoge datos biográficos interesantes JIMÉNEZ

CATALÁN, Manuel, Memorias para la Historia de la Universidad Literaria de Zaragoza, op. cit.,pp. 36 y 37.

40 FRAYLLA, Diego, Lucidario de la Universidad y Estudio General de la Ciudad deZaragoza y de las cosas y sucesos de ella, manuscrito, Zaragoza, 1603. Si bien esta obra no llegóa publicarse, existe en la actualidad una excelente edición preparada por Ángel Canellas. Así:FRAYLLA, Diego, Lucidario de la Universidad..., edición de Ángel Canellas, op. cit.

41 Depositado durante muchos años en la Biblioteca Real, en la actualidad se encuentra en lasección de manuscritos, signatura 939, de la Biblioteca Nacional.

42 Esta copia se conserva en la sección de manuscritos de la Biblioteca General Universitariade Zaragoza con el número 191. Son 169 folios de papel útiles, de los que los 68 primeros repro-ducen el Lucidario y los restantes transcriben el catálogo de 1769.

43 Camón no se basó en el original de 1603 sino en una primera copia, propiedad de laUniversidad de Zaragoza, elaborada por el escribiente José Martínez en 1738, por petición expre-sa del diputado por dicha Universidad, Diego Barbastro. Presuntamente custodiada en el ArchivoHistórico Universitario de Zaragoza, Jiménez Catalán y Sinués dan noticia de su conservación en1922. JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, y SINUÉS Y URBIOLA, José, Historia de la Real y PontificiaUniversidad de Zaragoza, op. cit., vol. I, p. XVI, por lo que su incomprensible desaparición enestos últimos años resulta enteramente inadmisible.

44 Esta primera copia concluyó el 15 de abril de 1738. Con una extensión de 124 folios úti-les, fue autorizada por Blas Antonio Nasarre y Ferriz, encargándose el bibliotecario real JuanIriarte de los trámites pertinentes, concediendo la transcripción al escribiente José Martínez.Ver, sobre el particular: BORAO, Gerónimo, Historia de la Universidad de Zaragoza, op. cit.,p. 5, nota 1.

45 El manuscrito original no tiene establecida la división por capítulos. No obstante, me pare-ce acertada la separación por apartados sugerida por Canellas para el análisis del Lucidario, yaque indudablemente facilita su lectura y estudio.

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las bases jurídicas y privilegios de la Universidad zaragozana (cap. VI); laCapilla de la Universidad (cap. VII); la cofradía de estudiantes (cap. VIII); eledificio de la Universidad (cap. IX); el gobierno universitario (caps. X y XI);la hacienda universitaria (caps. XII a XV); el Archivo universitario (cap. XVI);y el patronato real (cap. XVII).

Obsérvese pues que los primeros fondos archivísticos de la UniversidadCaesaraugustana son recogidos con presteza por Fraylla en el capítulo XVI delLucidario, haciendo un registro completo de todos los papeles custodiados enel Archivo de la Universidad. En cualquier caso, parece más acertado, conside-rando la naturaleza de la publicación en que este trabajo se inserta, remitir a laaccesible edición del Lucidario llevada a cabo por Ángel Canellas en 1983 quereproducir aquí cada uno de los documentos catalogados.

No obstante, simplemente reseñar que Fraylla divide el epígrafe en dos par-tes bien diferenciadas. En la primera recoge los 31 documentos que se encon-traban en 1603 guardados en el Archivo Universitario, entre los que de formaescueta podrían destacarse los Estatutos de 20 de mayo de 1583, dos bulas delpapa Sixto IV, una bula del papa León X, un privilegio del rey Juan II, variostrasuntos de privilegios de los reyes Pedro IV y Carlos V y de dos bulas delpapa Pablo IV, varios papeles sobre la hacienda universitaria zaragozana y algu-nas copias sobre procesos de causas criminales y civiles en los que participabade forma directa la Universidad Caesaraugustana46.

Igualmente menciona Fraylla en esta primera parte todos aquellos docu-mentos que, a su juicio, debían devolverse al Arca universitaria, encontrándoseen esos momentos en poder de sujetos de reconocido prestigio como el Obispode Zaragoza, el responsable del Archivo de la Catedral de la Seo o incluso elpropio Martín Español, secretario de la misma Universidad. Entre dichos escri-tos pueden destacarse varios documentos sobre las controversias surgidas entreHuesca y Zaragoza, los primeros Libros de Receptorías o Cuentas, y un par deLibros de Grados.

En la segunda parte, el anterior Rector de la Universidad de Zaragoza reco-ge todos aquellos papeles cuya copia resultaba ciertamente necesaria por suindiscutible importancia, entre los que brillan con luz propia los Estatutos de 6de diciembre de 1597, el acto de la venta de las casas que enajenó PedroMonterde a la Universidad, los libros de la cuenta de la obra de la Universidady dos deliberaciones del Capitol y Consejo de Zaragoza.

Concluyendo ya con la presentación de este primer inventario de los fon-dos documentales de la Universidad de Zaragoza, simplemente consignar denuevo que su importancia es máxima, ya que recoge los más antiguos y pre-ciosos papeles que se custodiaban celosamente en el Arca de la mencionadaUniversidad, constituyendo la principal referencia válida de la existencia de

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46 Diego Fraylla recoge 31 documentos en su Lucidario, de los que tan sólo sobreviven 24en el catálogo elaborado siglo y medio más tarde por Inocencio Camón. En este sentido:CANELLAS LÓPEZ, Ángel, «Presentación» a la edición de FRAYLLA, Diego, Lucidario de laUniversidad..., op. cit., p. 101, nota 1.

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toda una serie de escrituras y privilegios hoy desgraciadamente perdidos47, loque sin duda contribuye de forma poderosa a ensalzar su ya de por sí valiosopapel testimonial.

1.2 El inventario de José Domingo de Assín de 1756

El siguiente catálogo documental de los fondos que se conservaban en elArchivo Universitario de Zaragoza, de nuevo de carácter general, tuvo lugar en1756, siglo y medio más tarde que el índice de Diego Fraylla, y fue obra delNotario de número y Secretario de la Universidad y de la ciudad de Zaragoza,José Domingo de Assín48, quien presentó al Claustro de 8 de marzo de 1756 unmanuscrito redactado en folio y encuadernado en pergamino titulado:Descripción o inventario de todos los privilegios reales y pontificios, bulas yprovisiones de S.M. y señores de su Real Consejo de Castilla, papeles y escri-turas, procesos, representaciones y libros comprendidos en el cabreo que tienela Universidad literaria de Zaragoza.

Este nuevo índice documental aparece no obstante sin fechar, si bien decla-ra haber sido elaborado en la ciudad de Zaragoza. Assín aborda la redacción delinventario adoptando una metodología sistemática, realizando la catalogaciónde los documentos mediante una ordenación por ligámenes49, abriendo el cami-no a un método de clasificación que unos años más tarde continuará fructífera-mente Inocencio Camón.

El desconocimiento generalizado de la existencia de este nuevo inven-tario no resulta sencillo de entender50. La misma copia manuscrita del índi-ce de Inocencio Camón de 1769 recoge en su ligamen número 11 una refe-rencia explícita al mismo, que ya alerta sobre la presencia de un catálogoanterior que daba noticia de los fondos documentales del ArchivoUniversitario de Zaragoza. Posiblemente tal ignorancia se deba a dos cues-tiones fundamentales. En primer lugar, a la falta de datación del propio índi-ce de Assín, lo que obviamente dificultaba considerablemente su búsqueda.Este primer problema lo salvé analizando cada uno de los Libros de Gestis

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47 En parecidos términos, con carácter general: MORALEJO ÁLVAREZ, Remedios, «El archivouniversitario de Zaragoza», op. cit., p. 187.

48 José Domingo de Assín fue notario de número de la ciudad de Zaragoza, Secretario de suAyuntamiento y de la Universidad y Síndico General de ella. Inició sus labores como Secretariode la Universidad zaragozana certificando la reunión de su Claustro de 27 de abril de 1754. VerClaustro de la Universidad de Zaragoza de 27 de abril de 1754, Libros de Gestis, cursos 1753-1755, tomo VIII, folio 43 b.

49 El mismo José Domingo de Assín se pronuncia en tales términos al informar al Claustrode la finalización del inventario. Ver: Claustro de la Universidad de Zaragoza de 8 de marzo de1756, Libros de Gestis, cursos 1755-1758, tomo IX, folio 123 b.

50 Canellas da noticia de su existencia con una breve alusión, en la que erróneamente fechala realización del inventario en 1758. Así: CANELLAS LÓPEZ, Ángel, El Archivo de la Universidadde Zaragoza en 1770, op. cit., p. 7. Por su parte, Jiménez Catalán ofrece un par de referenciasinconexas absolutamente equivocadas. Ver JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel y SINUÉS Y URBIOLA, José,Historia de la Real y Pontificia Universidad de Zaragoza, op. cit., tomo I, p. 305.

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desde 1769 hacia atrás, encontrando referencias directas a dicho índice enlos tomos VIII (de octubre de 1753 a mayo de 1755) y IX (de mayo de 1755a octubre de 1758).

El segundo problema me resultó irresoluble, al constatar que en los men-cionados Libros de Gestis no se había cosido copia alguna del inventario deAssín, lo que conllevaba desgraciadamente la pérdida definitiva del menciona-do inventario, víctima el original sin duda, como tantos otros documentos, de lasinrazón francesa. Efectivamente, este catálogo se quemaría el 18 de febrero de1809 durante el segundo sitio de Zaragoza, a la vez que se destruía el edificiouniversitario. Sin embargo, dichos Libros de Gestis sí que guardan entre susfolios los secretos del único inventario del Archivo zaragozano que no ha sobre-vivido hasta nuestros días: las razones que lo originaron, su compleja elabora-ción, las personas que participaron en su redacción y las consecuencias queposteriormente se derivaron de su realización. Cuestiones absolutamente des-conocidas que, unidas a la falta material del índice, contribuyen a dotar al catá-logo de Assín de un carácter en cierto modo mítico.

De forma necesariamente sintética, la iniciativa para redactar un nuevocatálogo que sucediera al elaborado siglo y medio atrás por Diego Fraylla par-tió del Fiscal de la Universidad de Zaragoza, Francisco de Soto, quien informóal Claustro en su reunión de 7 de septiembre de 1754 de sus intenciones de ela-borar un índice consignando todos los papeles del Archivo de la mencionadaUniversidad51, solicitando la colaboración de José Domingo de Assín en cali-dad de Secretario de la misma y recogiendo con dicha finalidad, una semanadespués, todos los documentos que se conservaban en el Archivo52. Sin embar-go, la iniciativa de Soto no llegó a ponerse en práctica, falleciendo el mencio-nado Fiscal un año más tarde.

El problema que planteaba la muerte de Soto, al continuar en su domiciliola práctica totalidad de los papeles del Archivo, es resuelto por el Claustro ensu reunión de 2 de diciembre de 175553, en la que se acuerda comisionar alSecretario de la Universidad, José Domingo de Assín, para que recoja todos losdocumentos que había tomado del Archivo el fallecido Fiscal para elaborar elmencionado catálogo, poniéndose con tal objeto en contacto con el actual guar-dián de los papeles, el Abogado de la Real Audiencia de Aragón, FranciscoCalaf54. Unos pocos meses después, en la sesión claustral de 8 de marzo de

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51 Ver: Claustro de la Universidad de Zaragoza de 7 de septiembre de 1754, Libros de Gestis,cursos 1753-1755, tomo VIII, folio 121.

52 Ver: Claustro de la Universidad de Zaragoza de 14 de septiembre de 1754, Libros deGestis, cursos 1753-1755, tomo VIII, folio 124.

53 Ver: Claustro de la Universidad de Zaragoza de 2 de diciembre de 1755, Libros de Gestis,cursos 1755-1758, tomo IX, folio 96.

54 En sentido contrario, Jiménez Catalán, cuya única referencia sobre este nuevo inventarioes errónea, al afirmar que el Claustro comisiona a Calaf en marzo de 1756 «para que recoga ycorrija todos los papeles que había sacado del archivo el difunto D. Francisco de Soto, haciendoun cabreo». Ver: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, y SINUÉS Y URBIOLA, José, Historia de la Real yPontificia Universidad de Zaragoza, op. cit., tomo I, p. 305.

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1756, José Domingo de Assín afirma haber realizado satisfactoriamente55 lamencionada comisión56, elaborando además un completo inventario de todoslos papeles y escrituras del Archivo de la Universidad57, culminando la tareaconcebida originariamente por Francisco de Soto.

Las consecuencias que la elaboración del nuevo catálogo documental llevóimplícitas fueron ciertamente considerables, ya que la satisfacción del ClaustroUniversitario por la nueva ordenación y catalogación de todos los papeles yescrituras que se guardaban en el Arca de la Universidad propició el acuerdo«de construir en la misma sala del Claustro un Armario con tres llaves»58, enpalabras del propio Assín «para que todos los documentos estuviesen preserva-dos del polvo y ratones»59. El Archivo Histórico Universitario de Zaragozaempezaba a vivir, indudablemente, su mejor época.

1.3 El inventario de Inocencio Camón de 1769

En un ambiente de general satisfacción por las condiciones materiales delArchivo Universitario de Zaragoza, por la adecuada catalogación de sus fondosy por las medidas establecidas para salvaguardar su documentación va a tenerlugar el tercer inventario general de los depósitos documentales del menciona-do Archivo60, propiciado por el Consejo Real61 mediante Auto acordado delConsejo pleno de 14 de febrero de 176962, a través del cual se impelía a las dis-

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55 Lo que resulta indudable, vista la generosa gratificación con la que el Claustro le premió,tras un examen positivo de su labor inventarial por parte de una comisión de catedráticos forma-da a tales efectos. Ver: Claustro de la Universidad de Zaragoza de 11 de diciembre de 1756, Librosde Gestis, cursos 1755-1758, tomo IX, folio 209. Sobre la mencionada comisión ver: Claustro dela Universidad de Zaragoza de 11 de junio de 1756, Libros de Gestis, cursos 1755-1758, tomo IX,folios 173 b y 174.

56 Ver sobre el particular: ASSIN, José Domingo de, Instancia presentada por JosephDomingo de Assín al Rector en diciembre de 1756, en Libros de Gestis, cursos 1755-1758, tomoIX, folios 206, 206 b y 207.

57 «Deseando servir a la Escuela, había tomado a su cargo hacer el expresado índice o cabreode todos los referidos papeles y escrituras, y lo había pasado a manos del Sr. Rector, para que suseñoría lo hiciese presente al Claustro». Claustro de la Universidad de Zaragoza de 8 de marzo de1756, Libros de Gestis, cursos 1755-1758, tomo IX, folios 123 y 123 b.

58 Ver: Claustro de la Universidad de Zaragoza de 8 de abril de 1756, Libros de Gestis, cur-sos 1755-1758, tomo IX, folios 146 y 146 b.

59 Ver: Claustro de la Universidad de Zaragoza de 8 de marzo de 1756, Libros de Gestis, cur-sos 1755-1758, tomo IX, folio 123 b.

60 Si bien el manuscrito original, como sus predecesores, nunca vio la luz de la imprenta,existe en la actualidad una excelente edición de dicho inventario realizada, de nuevo, porCANELLAS LÓPEZ, Ángel, El Archivo de la Universidad de Zaragoza en 1770, op. cit., conmemo-rando los 400 años de la fundación de la Universidad de Zaragoza.

61 Canellas concede la paternidad de la iniciativa al Real y Supremo Consejo de Aragón, locual es obviamente imposible, al haber desaparecido lastimosamente el supremo órgano aragonésal sofocante calor de los sucesos de 1707. Ver: CANELLAS LÓPEZ, Ángel, El Archivo de laUniversidad de Zaragoza en 1770, op. cit., p. 3.

62 Dicho auto puede ser consultado, junto al auto acordado de 20 de diciembre de 1768 y ala Real Cédula de 14 de marzo de 1769 en ESCOLANO DE ARRIETA, Pedro, Práctica del Consejo

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tintas Universidades a clasificar todos los papeles y escritos que reposaban ensus respectivos Archivos, lo que supuso indudablemente en la práctica la pri-mera intervención estatal directa en la esfera archivística universitaria63.

La interpretación comúnmente aceptada que ha llegado hasta nuestros díassobre el origen legal de este nuevo catálogo de los fondos documentales delArchivo zaragozano, ofrecida por especialistas de la talla de JiménezCatalán64, Sinués y Urbiola o Moralejo Álvarez65 resulta ciertamente errónea,ya que todos ellos relacionan la confección del nuevo inventario con una RealOrden del Consejo Real de 30 de enero de 1779, lo que resulta materialmenteimposible.

El verdadero proceso de elaboración del índice de 1769 debe su origen pri-migeniamente a un Auto acordado del Real Consejo de 20 de diciembre de1768, en el que se implantó la figura de los Directores de Universidades. Unosdías más tarde, los Fiscales del Consejo Real66 presentaron las diferentes medi-das que los Directores de Universidades debían necesariamente alentar parafavorecer el progreso de las enseñanzas universitarias. Entre dichas reglas des-tacó, por sus previsibles consecuencias, aquella que apremiaba a todas lasUniversidades a la ordenación y catalogación de los diversos fondos de docu-mentación que reposaban en sus correspondientes Archivos.

Teniendo en cuenta el informe de los mencionados Fiscales, el pleno delConsejo Real elaboró la preceptiva Instrucción a los Directores de Univer-sidades67 mediante un nuevo Auto acordado de 14 de febrero. Tal Instrucciónestaba compuesta por cuarenta artículos, especificándose imperiosamente en

El Archivo Histórico Universitario de Zaragoza... 695

Real en el despacho de los negocios consultivos, instructivos y contenciosos, con distinción de losque pertenecen al Consejo pleno, o a cada sala en particular, y las fórmulas de las cédulas, pro-visiones y certificaciones respectivas, 2 tomos, Imprenta de la viuda e hijo de Marín, Madrid,1796, en especial tomo I, pp. 92-100.

63 En este sentido: MORALEJO ÁLVAREZ, Remedios, «El archivo universitario de Zaragoza»,op. cit., p. 187.

64 Si bien Jiménez Catalán fecha el día 5 de febrero de 1779 la Orden del Consejo Real, taldía lo que se lleva a cabo es la reunión del Claustro de la Universidad Caesaraugustana que acuer-da el cumplimiento de dicha Orden, dictada realmente por el Consejo Real el día 30 de enero. Yaen el texto de la mencionada Orden se obligaba a las Universidades a llevar a cabo lo ya prescri-to por la Real Cédula de 14 de febrero de 1769, ensalzando a la Universidad de Salamanca comoejemplo de celo y presteza. En esta remisión a la Real Cédula puede encontrarse tal vez expli-cación a la sorprendente equivocación del insigne bibliotecario. Ver: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel,y SINUÉS Y URBIOLA, José, Historia de la Real y Pontificia Universidad de Zaragoza, op. cit.,tomo I, p. 307.

65 Al seguir Moralejo Álvarez en la primera parte de su trabajo a Jiménez Catalán, cometenecesariamente el mismo error que su predecesor en el cargo, tomando la citada Orden delConsejo Real como causa de la formación del nuevo inventario de 1769. Ver: MORALEJO ÁLVAREZ,Remedios, «El archivo universitario de Zaragoza», op. cit., p. 187.

66 Que eran Pedro Rodríguez Campomanes y José Moñino, quienes expusieron el 7 defebrero de 1769 las medidas que consideraban oportunas para la mejora de la enseñanza públi-ca en España. Ver: ESCOLANO DE ARRIETA, Pedro, Práctica del Consejo Real..., op. cit., tomo I,pp. 92 y ss.

67 Instrucción a los Directores de Universidades, formalizada en el Auto acordado de 14 defebrero de 1769, recogido en la Real Cédula de 14 de marzo de 1769.

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el cuarto que todas las Universidades estaban obligadas a componer un catá-logo documental «dividido por clases de materias, y cada clase por orden detiempos, en que se anoten los asuntos, y exprese la decisión o estado en quequedaron»68, subrayando igualmente que «en el término de seis meses hande formar, donde ya no le hubiere, un índice de todos los papeles delArchivo»69.

Tras los trámites pertinentes70, la aprobación real de todo lo practicado porel Consejo llevó aparejada la expedición de la Real Cédula de 14 de marzo de176971, que obviamente incluía la mencionada Instrucción. Así, en esta tesitu-ra, con el objetivo de dar cumplimiento con la mayor brevedad posible a loprescrito por la mencionada Real Cédula, Jacinto Mariano de Blancas, comoRector de la Universidad Caesaraugustana, comisionó, el 28 de abril, a unadelegación del Claustro dirigida por Inocencio Camón72 e integrada por los doc-tores José Berné, Faustino de Acha, José Aspas, Francisco Larraz y José deMendoza el encargo de ordenar, clasificar y registrar todos los fondos docu-mentales que permanecían custodiados en el Archivo73.

Ocho meses más tarde, concretamente el 21 de diciembre de 1769, Camónfinalizaba la redacción del catálogo documental, inventariando toda la docu-mentación que había entrado al Archivo hasta el día 17 de octubre de ese mis-mo año, acompañando dicho registro con un dibujo del Archivo Universitarioobra del propio Camón. Varios meses después, él mismo incorporó nuevosdocumentos que habían sido trasladados al Archivo a comienzos de 1770, con-cluyéndose el índice de forma definitiva el 25 de marzo de 1770.

696 Guillermo Vicente y Guerrero

68 Artículo 4.º de la Instrucción a los Directores de Universidades, op. cit.69 Artículo 4.º de la Instrucción a los Directores de Universidades, op. cit.70 Efectivamente, un día más tarde el Rey recibió copia certificada de todo lo previsto por el

Consejo Real, publicándose su aprobación real en el Consejo pleno de 7 de marzo. Ver: ESCOLANO

DE ARRIETA, Pedro, Práctica del Consejo Real..., op. cit., tomo I, p. 92.71 Dicha Real Cédula aparece accesiblemente recogida en el tomo I de MORENO GARBAYO,

Natividad, Colección de Reales Cédulas del Archivo Histórico Nacional: Catálogos, 2 tomos,Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural, Comisaría Nacional de Archivos, Madrid,1977.

72 Inocencio Camón y Tramullas nació en Zaragoza en 1726. Estudió en la Universidad deZaragoza, en donde alcanzó el grado de doctor en Leyes el 17 de octubre de 1751 y obtuvo, en1770 y 1780, las cátedras de Código y de Vísperas de Leyes respectivamente. Fue Secretario delColegio de Abogados de Zaragoza y Relator de la civil en la Real Audiencia de Aragón.Igualmente destacó como autor de varios estudios (ver notas 16 a 18 de este mismo trabajo) deinapreciable valor para la historia de la Universidad de Zaragoza. Falleció en la capital de Aragónel 6 de agosto de 1793, siendo enterrado en la Capilla del Real Convento de San Francisco. VerGÓMEZ URIEL, Miguel, Bibliotecas antigua y nueva de escritores aragoneses de Latassa, op. cit.,tomo I, pp. 271 y 272. Ver igualmente: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, Memorias para la Historia dela Universidad Literaria de Zaragoza, op. cit., pp. 385-389.

73 El ya mencionado artículo cuarto de la Instrucción a los Directores de Universidadesexhortaba a éstas, para la elaboración del futuro catálogo, a comisionar a un doctor por cadaFacultad mayor. Así, en la Universidad de Zaragoza se designó por la Facultad de Teología a JoséBerné, por la de Cánones a José Aspas, por la de Leyes a Faustino de Acha, por la de Artes a Joséde Mendoza y por la de Medicina a Francisco Larraz. Tanto la coordinación de todos ellos comola efectiva realización del inventario corrió a cargo de Inocencio Camón.

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Manuscrito redactado en folio, compuesto por 163 hojas74 y encuadernadoen pergamino, llevaba por titulo: Índice de todos los Papeles que se hallaban enla Universidad y su archivo firmado en cumplimiento del Auto acordado delReal y Supremo Consejo de su Magestad de Febrero del año 1769, con comi-sión del Claustro Pleno, de 28 de Abril del mismo año a los Doctores que sue-nan en el epígrafe o principio de dicho libro manuscrito. El inventario originalno fue pasto de las llamas, como tantos otros documentos, el ominoso 18 defebrero de 1809, ya que aparece incluido en el catálogo parcial elaborado porPedro Nolasco Lafuente en 1822. Sin embargo, en la actualidad pertenece altriste grupo de papeles incomprensiblemente extraviados, un eslabón más en lavergonzosa cadena de pérdidas de los fondos documentales del ArchivoUniversitario de Zaragoza durante la época contemporánea. Afortunadamente,al menos se conserva una copia de este índice, obra una vez más del insustitui-ble Inocencio Camón75.

En el propio catálogo documental, dentro del ligamen 11 referente a pape-les y libros sueltos, se recoge la existencia de un diario, redactado de nuevo porCamón, que al parecer fue consignando los diferentes trabajos encaminados ala elaboración del mencionado inventario76. Sin embargo, dicho diario se que-mó también durante el tantas veces mencionado 19 de febrero de 1809. Tal pér-dida debe sumarse a la de la de los Libros de Gestis que abarcaban los cursos1768-1769, 1769-1770 y 1770-1771, por lo que toda la información relaciona-da con la nueva catalogación de los fondos documentales del ArchivoUniversitario se ha perdido. Nos encontramos pues ante una situación diame-tralmente opuesta a la del inventario anterior de Assín.

En lo que hace referencia a la metodología utilizada por Inocencio Camóna la hora de encarar la elaboración del nuevo catálogo documental, convieneseñalar que adopta un criterio de ordenación sistemático77. Así, al constar en1769 el Archivo Caeasaraugustano de diez armarios con tres cajones cada unode ellos, se fueron clasificando todos los papeles y escrituras por materias afi-nes formándose legajos, colocándose éstos ordenadamente en los treinta cajo-

El Archivo Histórico Universitario de Zaragoza... 697

74 Así figura en el folio 168 de la copia de Camón: «Certificamos los abajo firmantesComisionados por el Sr. Rector y Claustro Pleno de la Universidad literaria de Zaragoza para laformación de este índice, y arreglo de su Archivo; que aquí se compone de ciento sesenta y treshojas, inclusas ésta y la que se sigue escritas todas, foliadas y rubricadas por el Dr. D. Inocenciode Camón, que también ha formado al dorso de la página 6 la figura del Archivo para su buenmanejo e inteligencia».

75 Biblioteca General Universitaria de Zaragoza, sección de manuscritos, número 191. Son169 folios de papel útiles. Como ya he indicado al presentar el inventario de Fraylla, los 68 pri-meros folios contienen el índice de 1603, recogiéndose el nuevo inventario de 1769 a partir delfolio 69.

76 Diario del registro del archivo de la Universidad literaria de Zaragoza para la coordi-nación del índice que debe formar de los papeles existentes en él, con arreglo al Auto acordadodel Real Consejo de 14-II-1769 y su capítulo IV, Copia simple escrita por el Dr. Camón,Zaragoza, 1769.

77 Ver sobre el particular: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, y SINUÉS Y URBIOLA, José, Historia dela Real y Pontificia Universidad de Zaragoza, op. cit., tomo I, pp. 308-310.

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nes, previamente numerados, e inventariándose los depósitos documentales endiecisiete ligámenes igualmente numerados78. Además, se concedió a cadadocumento un número de registro propio con el objetivo de facilitar su locali-zación en la medida de lo posible. Camón hizo de esta forma suyo el métodoutilizado unos años atrás por Assín en su anterior índice.

De nuevo no resulta adecuado reproducir aquí la gran cantidad de papelesinventariados, máxime tras la accesible edición del índice preparada de nuevopor el irreemplazable Ángel Canellas en 1983. No obstante, con indudablevocación de generalidad, tan sólo señalar que en el primer ligamen Camónrecogió los escritos relacionados con la fundación y confirmación de laUniversidad de Zaragoza, en especial los privilegios reales, las bulas pontifi-cias, las ordinaciones y los estatutos. En el segundo y tercero aparecen las ren-tas reales, las particulares y las concedidas por la ciudad de Zaragoza, los cen-sales y los libros y documentos de la receptoría universitaria, mientras que enel cuarto y quinto se agrupan documentos referidos a honores, besamanos, pre-eminencias y comunicaciones reales sobre acontecimientos de singular impor-tancia.

Entre los ligámenes seis a diez encuentran acomodo los papeles sobre laeconomía y gobierno universitario, en especial provisiones de cátedras, provi-siones de grados, planes de estudios, cédulas reales sobre el gobierno universi-tario o jubilaciones. En el número once se recogen todos aquellos papeles ylibros sueltos no catalogados en ningún otro ligamen, entre los que destacan elíndice de José Domingo de Assín de 1756, las Memorias literarias de Zaragozay el Plan del estado actual de la Universidad, ambas obras del propio Camón.

Ya en el ligamen doce se hallan los valiosísimos Libros de Gestis, utilizán-dose los tres ligámenes siguientes para cobijar los Libros de Matrículas, losLibros de Aprobaciones y los exámenes de latín respectivamente. En los dosúltimos aparecen los documentos referidos a la jurisdicción universitaria, ymuy especialmente a los procesos civiles y criminales ante el Rector de laUniversidad de Zaragoza y a los procesos celebrados ante la Real Audiencia deAragón.

Parece por otro lado necesario subrayar que la suma de toda esta ingentedocumentación se acercaba ciertamente al medio millar de originales, sin con-tar con una gran cantidad de líos de papeles sueltos (especialmente papeletas deexámenes y recibos administrativos que obviamente no se inventariaron)79.Entre los que sí que fueron objeto de catalogación pueden destacarse, a modode ejemplo, los Libros de Gestis, de Matrículas y de Aprobaciones, la bula con-cedida por el papa Sixto IV en 1474 de erección del Estudio general, los diver-sos estatutos de la Universidad de Zaragoza, papeles relacionados con el fun-

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78 Ver: CANELLAS LÓPEZ, Ángel, El Archivo de la Universidad de Zaragoza en 1770, op. cit.,pp. 4-6.

79 CANELLAS contabiliza «456 items individualizados más unos 60 aproximadamente líos depapeles sueltos». Así: CANELLAS LÓPEZ, Ángel, El Archivo de la Universidad de Zaragoza en1770, op. cit., p. 6.

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dador Pedro Cerbuna, con la visita de Felipe II al contraer matrimonio, conRamón de Pignatelli, con la expulsión de los jesuitas, con el santo oficio, conla imposición en la enseñanza del latín de los textos de Gregorio Mayans o conla obligatoriedad de utilizar sombrero de tres picos los estudiantes, así como elinventario de José Domingo de Assín de 1756.

En conclusión, los resultados de este nuevo catálogo de los fondos docu-mentales del Archivo Caesaraugustano fueron indudablemente muy satisfacto-rios, como se desprende no sólo de los elogiosos comentarios de los reputadosdirectores del mencionado Archivo que se han ido sucediendo a lo largo de esteúltimo siglo, muy especialmente Jiménez Catalán80, Alegre Andrés81 yMoralejo Álvarez82, sino, incluso, de la simple lectura del inventario, lo queconstituye indudablemente su principal carta de presentación y, por ende, dejusta y meritoria honra.

1.4 El inventario actual de 1983

El último inventario de carácter general de los fondos del ArchivoUniversitario de Zaragoza83 debe fecharse en 1983, más de dos siglos despuésdel catálogo documental elaborado por Inocencio Camón en 1769. Este solodato ya resulta suficientemente significativo de la escasa atención de la que hasido merecedor el mencionado Archivo Universitario, eterno olvidado de lasautoridades académicas zaragozanas a lo largo de la época contemporánea.

El clima de profunda dejadez que parece acompañar a este ArchivoUniversitario desde la Guerra de la Independencia hasta nuestros días resultasencillamente inadmisible, materializado esencialmente en dos aspectos demuy grave consideración. En primer lugar, en las lamentables condicionesambientales de los locales en los que sus diversos fondos documentales se hanido almacenando84, no resultando precisamente infrecuentes las referencias aratones o sabandijas como huéspedes permanentes del Archivo, según consta-tan los diversos responsables del Archivo aragonés a lo largo de los sucesivosInformes anuales de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza85.

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80 Ver: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, y SINUÉS Y URBIOLA, José, Historia de la Real y PontificiaUniversidad de Zaragoza, op. cit., tomo I, p. 310.

81 Ver igualmente: ALEGRE ANDRÉS, Jesús, «Archivo de la Universidad», op. cit., p. 130.82 Así: MORALEJO ÁLVAREZ, Remedios, «El archivo universitario de Zaragoza», op. cit.,

p. 188.83 Inventario del Archivo Histórico de la Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1983, 3 volú-

menes mecanografiados sin editar.84 En este mismo sentido, la directora actual del Archivo: «Tampoco fueron ajenas a la

desaparición de una buena parte de la documentación universitaria las condiciones ambientales delos locales que albergaron el archivo, generalmente inadecuadas, y en ocasiones pésimas»,MORALEJO ÁLVAREZ, Remedios, «El archivo universitario de Zaragoza», op. cit., p. 185.

85 Así, sirvan como ejemplo paradigmático las palabras de Jacinto Velasco Taboada, respon-sable del Archivo en 1935: «Es lástima el abandono que por parte de la Universidad se tiene alArchivo dejando para el mismo el local más reducido, no ocupándose de su limpieza, ni aten-diendo a sus necesidades, por lo que el estado en que se encuentra es verdaderamente lastimoso,siendo sus condiciones deficientísimas en cuanto a capacidad, carencia absoluta de servicio y fal-

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En segundo y no menos importante lugar, en los continuos cambios de localde los que el Archivo Universitario va a ser triste objeto86. La situación adqui-rirá tintes grotescos, como ya he señalado con anterioridad, cuando sus fondosdocumentales, amontonados en dos salas en el viejo edificio de la Plaza de laMagdalena, se irán descuidando de tal modo que los que se encontraban en lallamada sala baja, que habían sido trasladados a la Capilla gótica del edificio,serán materialmente sepultados por ésta tras su escandaloso desmoronamientoel 6 de mayo de 197387.

Estos dos importantes factores tendrán una doble consecuencia, la efecti-va falta de vigilancia y control de los fondos documentales y la pérdida cons-tante de buena parte de los legajos y manuscritos. Así, en este caótico contex-to, tienen lugar providencialmente las celebraciones del cuarto centenario dela Universidad de Zaragoza, propiciando el digno asentamiento de laBiblioteca y del Archivo Universitarios en el antiguo edificio de la Facultad deMedicina88. Este nuevo cambio, efectuado por fin con sentido común, conlle-vará la realización, como se solicitaba expresamente en el Informe sobre laBiblioteca de la Universidad de Zaragoza de 198189, del primer catálogo docu-mental del Archivo zaragozano en la época contemporánea.

La redacción del nuevo catálogo, ciertamente obligada tras las continuaspérdidas de documentación, representa un esfuerzo estimable de clasificación yregistro de los fondos documentales que componen en estos momentos elArchivo Universitario de Zaragoza. Sin embargo, su directora actual ya hamanifestado que un número considerable de cajas de documentación permane-cen todavía sin catalogar90, alegando problemas de personal.

El índice se compone de tres volúmenes mecanografiados que, incompren-siblemente, no han llegado a ser editados. No obstante, con mayor motivo aún

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ta de calefacción, siendo necesario... proceder a la desratización del mismo, pues estos roedoresacabarán en poco tiempo con la documentación del Archivo». Ver: Memoria anual de laBiblioteca de la Universidad de Zaragoza. Año 1935, manuscrito, Biblioteca GeneralUniversitaria de Zaragoza, Zaragoza, 1935, pp. 18 y 19.

86 En este sentido: ALEGRE ANDRÉS, Jesús, «Archivo de la Universidad», op. cit., p. 131.87 Sin embargo, los documentos que se hallaban en la sala alta, ciertamente los de mayor

valor, habían sido ya trasladados a los sótanos de la Facultad de Filosofía y Letras en 1963 tras undesprendimiento. Ver: Memoria anual de la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza. Año 1973,ejemplar mecanografiado, Biblioteca General Universitaria de Zaragoza, Zaragoza, 1973, p. 7.

88 Tras los increíbles sucesos de 1973, los fondos del Archivo Universitario permanecierondos años amontonados en los sótanos de la Facultad de Filosofía y Letras, subsistiendo allí hastasu mudanza a los sótanos de la Facultad de Derecho. En dicho lugar se mantendrán con más penaque gloria hasta su traslado en 1983.

89 «Los fondos archivísticos deben ser ordenados, completados e instalados definitivamente;la redacción de un catálogo y su publicación son indispensables para la investigación sobre la his-toria de la Universidad de Zaragoza». SAN VICENTE PINO, Ángel, y MORALEJO ÁLVAREZ,Remedios, Informe sobre la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza, ejemplar mecanografiado,sin publicar, fechado en Zaragoza el 8 de junio de 1981. Agradezco al Dr. Ángel San Vicentehaber puesto a mi disposición, con su proverbial amabilidad, el mencionado documento .

90 En este sentido: MORALEJO ÁLVAREZ, Remedios, «El archivo universitario de Zaragoza»,op. cit., p. 190.

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que en los casos anteriores, la transcripción de los documentos que recoge elnuevo inventario carecería aquí de sentido, no sólo por su mayor accesibilidadsino por el ingente número de papeles que registra. Vista su proximidad en eltiempo, dejar el análisis de su sistemática y metodología a los archiveros ydocumentalistas parece cuestión de necesaria cortesía, labor en cualquier casomuy alejada de la finalidad que persigo con el presente trabajo.

2. LOS INVENTARIOS ARCHIVÍSTICOS DE CARÁCTER PARCIAL

2.1 El inventario de José Aspas de 1781

Una vez presentados los cuatro inventarios generales de documentaciónsobre los fondos archivísticos de la Universidad de Zaragoza, elaborados a lolargo de su dilatada historia con una gran dispersión cronológica, como hapodido apreciarse con facilidad, me parece necesario advertir de la existencia,igualmente con vocación eminentemente sintética, de los dos catálogos docu-mentales de naturaleza parcial que se han ocupado de registrar parte de losdepósitos archivísticos de dicha Universidad.

El primero de tales índices de carácter parcial se inicia, indirectamentecomo expondré a continuación, con la Real Orden del Consejo Real de 30 deenero de 1779, en la cual se recordaba a todas las Universidades la obligato-riedad de satisfacer lo dictaminado unos años atrás en la Real Cédula de 14de marzo de 176991, poniendo como ejemplo de diligencia a la Universidadde Salamanca92.

El Claustro zaragozano recibió indudablemente tal mandato con evidenteescepticismo y sorpresa, lo que aparece perfectamente consignado en loscorrespondientes Libros de Gestis, al considerar acertadamente que apenas unadocena de años atrás Inocencio Camón había elaborado el mejor catálogo docu-mental de los fondos del Archivo Universitario de toda su historia, satisfacien-do sobradamente lo prescrito por la Real Cédula de 1769.

Sin embargo, en su sesión de 5 de febrero de 1779, el Claustro decidióprobablemente cubrir las apariencias, comisionando al catedrático de Primade Leyes, Francisco Paula de Roa y Rey, para la elaboración de un nuevo

El Archivo Histórico Universitario de Zaragoza... 701

91 «El Consejo en su vista y de lo expuesto por el Sr. Fiscal ha acordado (entre otras cosas)se haga recuerdo a las Universidades del Reino, citándoles el ejemplar de la de Salamanca, de laformación del Índice, para que promuevan y cumplan por sí con el encargo que se les tiene come-tido por la referida Real Cédula de 14 de marzo; Y a fin de que esa Universidad en la parte quele toca tenga entendida esta Resolución para su cumplimiento lo participo a V. S. de orden delConsejo». Carta dirigida al Rector y al Claustro de la Universidad de Zaragoza, fechada el 30 deenero de 1779 y firmada por Antonio MARTÍNEZ Y SALAZAR, Libros de Gestis, curso 1778-1779,tomo XVI, folios 103 y 103 b.

92 Al considerarla autora de un «Índice completo, metódico y claro que ha formado por ordenalfabético, expresando en él las Bulas, Privilegios, Reales Cédulas, Provisiones y papeles que exis-ten en su Archivo». Carta dirigida al Rector... fechada el 30 de enero de 1779 y firmada porAntonio MARTÍNEZ Y SALAZAR, op. cit., folio 103.

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inventario93, dejando en cualquier caso constancia escrita de que laUniversidad de Zaragoza ya poseía un completo catálogo documental detodos sus fondos94.

Vista la actuación del Consejo Real, resulta claro que no llegó a dispo-ner en ningún momento del índice documental realizado por Camón unosaños atrás, lo que parece probar la absoluta falta de comunicación entre losdiversos Claustros Universitarios y los recién creados Directores deUniversidades, significativamente elegidos entre los mismos ministros delpropio Consejo Real95 según establecía el Auto acordado de 20 de diciembrede 176896.

Así pues, el Claustro de la Universidad de Zaragoza cumplía las aparien-cias al ordenar la satisfacción de lo prescrito por dicha Real Orden. Como yahabía un índice general recién formado, dispuso su revisión en un nuevo regis-tro, siguiendo lo mandado por la propia Instrucción a los Directores deUniversidades, en la que se especificaba en su artículo 4.º que si ya se contabacon un inventario documental de los papeles del Archivo, éste se revisaría porlas personas que, en su caso, tendrían que haber elaborado el nuevo registro97.No obstante, Francisco Paula de Roa no llegó a cumplir nunca el encargo delClaustro zaragozano, bien por lo innecesario de volver a catalogar unos fondosdocumentales que habían sido inventariados de forma muy cuidadosa unospocos años atrás o bien, sencillamente, por no haberse generado en esos pocosaños documentación suficiente que registrar.

Sin embargo, sorprendentemente, año y medio más tarde el propioRector, Blas Mathias de San Juan, retoma la idea anterior de catalogar de nue-vo los fondos documentales del Archivo Universitario. Tal vez recibió algunapresión del Director de Universidad o del propio Consejo Real que no hepodido rastrear. En cualquier caso, la explicación que da el mismo Rector al

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93 «Se acordó se obedezca que cumpla y ejecute en todo y por todo lo que por el Real ySupremo Consejo se manda a cuyo fin quedó encargado el Sr. Dr. D. Francisco Paula de Roa»,Claustro de la Universidad de Zaragoza de 5 de febrero de 1779, Libros de Gestis, curso 1778-1779, tomo XVI, folios 101 b y 104.

94 «Asimismo se tiene formado índice de los Privilegios, Registros y papeles de la Escuelaque paran en su Archivo de que tienen noticia algunos señores que a este fin comisionó elClaustro», Claustro de la Universidad de Zaragoza de 5 de febrero de 1779, Libros de Gestis, cur-so 1778-1779, tomo XVI, folio 101 b.

95 Para cada Universidad se nombró como director a un ministro del Consejo, con el únicorequisito de no haber pertenecido el nuevo director a la Universidad que se le asignaba. Ver:ESCOLANO DE ARRIETA, Pedro, Práctica del Consejo Real..., op. cit., tomo I, p. 91.

96 «Los Srs. del Consejo... proponen las reglas prácticas, que tienen por convenientes para lainstrucción que se mandó formar, respectiva al encargo y obligaciones de los Srs. Ministros nom-brados por directores de las universidades de estos Reynos». Instrucción a los Directores deUniversidades, formalizada en el Auto acordado de 14 de febrero de 1769, recogido en la RealCédula de 14 de marzo de 1769.

97 «Donde hubiere índice ya formado se revea, adicione y puntualice, en el modo que vaexplicado, por los que deberían hacerle de nuevo si no lo hubiese». Artículo 4.º de la Instruccióna los Directores de Universidades, formalizada en el Auto acordado de 14 de febrero de 1769,recogido en la Real Cédula de 14 de marzo de 1769.

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Claustro es absolutamente disparatada, al asegurar que «hacía muchos añosno se había hecho Inventario de los Libros y Papeles que se hallaban en elArchivo»98.

Fuera cual fuese la verdadera motivación que movió al Rector, lo cierto esque propone al Claustro en su reunión de 8 de noviembre de 1780 la formaciónde una nueva comisión coordinada por José Aspas99, e integrada por frayNicolás Frayse, José Royo y Joaquín Romeo de Latorre100, para encargarse dela ordenación y clasificación «de los Libros y Papeles que se hallaban en elArchivo… de las Alhajas y demás bienes que se hallaban dentro del edificio dela Escuela»101.

No obstante, dicha comisión sólo cumplió la segunda parte de su encargo.Así, en el Claustro de 8 de enero de 1781, José Aspas expuso, junto con Latorrey Royo, que «se había hecho y formado el Inventario de todas las Alhajas per-tenecientes a la Capilla, Sacristía y Sala del Claustro de esta Escuela»102. ElRector mandó a su vez a los comisionados que pesaran cada uno de los vasossagrados, jocalías y demás ornamentos de la Universidad consignando su pesoen el nuevo catálogo103, lo que realizaron con prontitud Aspas y Latorre, pre-sentando, en el Claustro de 7 de abril de 1781104, el resultado de tal servicio.

Sin embargo, el mismo Claustro, reunido el 8 de noviembre, acuerda, para-lelamente a esta primera delegación, inventariar los libros duplicados y de des-hecho y los papeles desordenados e inútiles «que se habían depositado en elArchivo antiguo en el que por la humedad del sitio, y abundancia de ratones ysabandijas se inutilizaban cada día»105, formando con este fin una nueva comi-

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98 Claustro de la Universidad de Zaragoza de 8 de noviembre de 1780, Libros de Gestis, cur-so 1780-1781, tomo XVIII, folio 34.

99 José Aspas y Pérez nació en Zaragoza. Estudió en la Universidad de la capital de Aragón,obteniendo el grado de bachiller en Cánones y Leyes y graduándose posteriormente como licen-ciado y doctor en Cánones el 23 de noviembre de 1763. Presbítero, desempeñó los cargos deRacionero de mensa de la Iglesia metropolitana del Salvador, Juez metropolitano para las causasde apelación de la provincia y Abogado Fiscal, Oficial Eclesiástico y Juez de pías causas delArzobispado de Zaragoza. Abogado de los Reales Consejos, también fue miembro de la RealAcademia Juridico-práctica de Zaragoza, llegando a ser Presidente de la misma.

100 La mencionada comisión estuvo integrada por los doctores José Aspas representando a laFacultad de Cánones, Joaquín Romeo de Latorre a la de Artes, José Royo a la de Medicina yNicolás Frayse a la de Teología.

101 Claustro de la Universidad de Zaragoza de 8 de noviembre de 1780, Libros de Gestis, cur-so 1780-1781, tomo XVIII, folio 34.

102 Claustro de la Universidad de Zaragoza de 8 de enero de 1781, Libros de Gestis, curso1780-1781, tomo XVIII, folio 103 b.

103 Dicho mandato se repitió en el Claustro de 8 de marzo siguiente. Ver: Claustro de laUniversidad de Zaragoza de 8 de marzo de 1781, Libros de Gestis, curso 1780-1781, tomo XVIII,folio 161 b.

104 Claustro de la Universidad de Zaragoza de 7 de abril de 1781, Libros de Gestis, curso1780-1781, tomo XVIII, folios 189 b y 190.

105 Así se pronuncia el propio José Aspas en el Claustro de 6 de febrero, informando habervendido los libros duplicados. Ver: Claustro de la Universidad de Zaragoza de 6 de febrero de1781, Libros de Gestis, curso 1780-1781, tomo XVIII, folio 121.

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sión que, coordinada también por José Aspas, acompañado esta vez porInocencio Camón106 y por Joaquín Campos, se encargará del registro de losmencionados papeles y libros y de la posterior venta de aquellos ejemplaresrepetidos a algún librero, «y con lo que produjesen reemplazar algún libro sifaltase, y en caso de quedar algún remanente emplearlo en la mismaLibrería»107.

En la sesión del Claustro de 8 de enero de 1781, Aspas presenta el catálo-go documental finalizado. El Rector y los Consiliarios decidirán «que a bene-ficio de ella (de la Biblioteca) se permuten o vendan dichos duplicados, y seponga su producto en el Receptor de la Universidad»108, formalizándose dichaventa por los propios Aspas y Campos con el librero José Monge por un con-trato de permuta firmado el 6 de febrero109. Dicha venta originará una encendi-da disputa entre Francisco Paula de Roa y varios miembros del Claustro, pre-sentando el catedrático de Prima de Leyes ante el mismo Claustro una protestapor daños y perjuicios110 redactada en forma de Memorial111 solicitando «se lede testimonio para usar de su derecho en la Superioridad»112.

Sin entrar de lleno en el análisis de dicha polémica, lo cierto es que JoséAspas presentó al Claustro, reunido el 8 de enero de 1781, el catálogo de lospapeles desordenados e inútiles y de los libros duplicados y de deshecho que sehallaban en el Archivo antiguo. Inocencio Camón no participó en la referida

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106 El Claustro de 29 de diciembre de 1780 encargará a Inocencio Camón la verificación dela entrega de todos los papeles propiedad del Archivo que se encontraran en los domicilios parti-culares de los profesores, con el objeto de integrarlos en el nuevo índice, labor que ciertamente norealizó. Tal comisión se basó en un Memorial presentado por el propio Rector. Ver: Puntos quepresenta el Rector, Dr. Blas Mathias de San Juan, para conferencia y deliberación del Claustroextraordinario de Señores Catedráticos y Consiliarios del día 29 de diciembre de 1780, en Librosde Gestis, curso 1780-1781, tomo XVIII, folios 98, 98 b y 99. Ver igualmente, Claustro de laUniversidad de Zaragoza de 29 de diciembre de 1780, Libros de Gestis, curso 1780-1781, tomoXVIII, folio 102 b.

107 Claustro de la Universidad de Zaragoza de 8 de noviembre de 1780, Libros de Gestis, cur-so 1780-1781, tomo XVIII, folio 34 b.

108 Claustro de la Universidad de Zaragoza de 8 de enero de 1781, Libros de Gestis, curso1780-1781, tomo XVIII, folio 104 b.

109 Contrato de permuta celebrado el 6 de febrero de 1781 entre el librero Josef Monge y losConsiliarios Josef Aspas y Joaquín de Campos, por el que el primero se obliga a pagar 140 librasjaquesas. Compulsado por el Secretario de la Universidad, Eustaquio Vidal y Latorre, en Librosde Gestis, curso 1780-1781, tomo XVIII, folios 381 y 381 b.

110 La protesta presentada por Roa se centraba en denunciar que no se dejó comprar a los pro-fesores y doctores interesados, que la venta no fue pública, que se hizo sin el consentimiento delos Comisionados a la librería Inocencio Camón y Faustino de Acha y que no se discutió por elClaustro de Consiliarios. Ver: Protesta de Francisco Paula de Roa por la venta de libros y pape-les al librero Monge de 15 de febrero de 1781, en Libros de Gestis, curso 1780-1781, tomo XVIII,folios 383, 383 b y 384.

111 Aspas, Latorre y el Rector Blas Mathias de San Juan desmentirán con rotundidad y dure-za las razones alegadas por Roa, presentando a su vez un informe al Claustro reunido el 7 de junio.Ver: Claustro de la Universidad de Zaragoza de 7 de junio de 1781, Libros de Gestis, curso 1780-1781, tomo XVIII, folios 378 a 380 b.

112 Protesta de Francisco Paula de Roa por la venta de libros..., op. cit., folios 383 b, y 384.

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exposición, ya que en ningún momento llegó a intervenir en la confección delnuevo índice. Todo el protagonismo en la redacción del inventario corrió acargo de José Aspas, asistido en su labor compiladora por el doctor en ArtesJoaquín Campos. Las diversas intervenciones del canonista en el Claustrono dejan lugar a dudas acerca de su paternidad sobre la elaboración de dichocatálogo, así como su participación directa en el informe sobre la venta de loslibros duplicados de 12 de marzo de 1781113 o su colaboración en el informe de7 de junio de 1781, desempeñando la misma función que la realizada años atráspor Diego Fraylla, José Domingo de Assín o Inocencio Camón.

Esta es la sucinta historia de la elaboración del inventario parcial de 1781,de los sujetos que intervinieron en su redacción y de las consecuencias y pro-blemas que llevó aparejados. La ignorancia generalizada entre los propios espe-cialistas, incluso de la simple existencia del catálogo, ciertamente ha condicio-nado las escasas y poco satisfactorias referencias de que ha sido objeto a lolargo de los años114, confundiendo, como ya he señalado anteriormente, los orí-genes legales de los inventarios de Camón y de Aspas. Es muy posible que lacausa de tal despiste estribe en la remisión que el propio texto de la Real Ordende enero de 1779 hacía sobre la Real Cédula de 14 de marzo de 1769, recor-dando la obligación impuesta por ésta de catalogar los diversos fondos docu-mentales de los diferentes Archivos Universitarios.

En cualquier caso, este nuevo índice tuvo pues una naturaleza parcial, alrecoger parte de los fondos que reposaban en el Archivo Universitario deZaragoza, en especial sus papeles más despreciados y olvidados. Fue redacta-do a mano, muy probablemente por su propio autor, el canonista José Aspas.Afortunadamente la práctica establecida, aunque no generalizada, de insertaruna copia del mismo en el Libro de Gestis correspondiente supuso sin duda lasalvación del inventario, que todavía hoy aparece cosido en el Gestis de 1780 a1781, dando forma a las páginas 386, 386 b, 387 y 387 b, con lo que la super-vivencia de este nuevo catálogo documental es deudora de la del propio Librode Gestis que lo acoge.

Las páginas 386, 386 b y 387 recogen los libros duplicados y de deshecho,en una cantidad ciertamente muy considerable, lo que no deja de ser bastantesignificativo. A continuación, en la página 387 b del mencionado Libro deGestis, se consignan aquellos documentos procedentes del Archivo antiguoque, sumidos en unas inaceptables condiciones materiales, habían estadodesordenados hasta esa fecha115, así como aquellos papeles considerados porel Claustro de la Universidad de Zaragoza con el más que discutible califica-tivo de inútiles.

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113 Ver: Informe del Dr. Josef Aspas de la venta de papeles y libros duplicados e inútiles de12 de marzo de 1781, en Libros de Gestis, curso 1780-1781, tomo XVIII, folios 384 y 384 b.

114 Ver: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, y SINUÉS Y URBIOLA, José, Historia de la Real y Ponti-ficia Universidad de Zaragoza, op. cit., tomo I, pp 306, 307 y 310. Ver igualmente: MORALEJO

ÁLVAREZ, Remedios, «El archivo universitario de Zaragoza», op. cit., pp. 187 y 188.115 Las palabras del propio Aspas confirman la situación nada favorable de esos documentos,

cada vez más inservibles «por la humedad del sitio, y abundancia de ratones y sabandijas».

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Ya para concluir, el nuevo inventario documental elaborado por José Aspasagrupa todos estos escritos por temas y por paquetes de documentación. Se distin-guen trece colecciones diferentes de originales, que se ordenan en treinta y nuevefardos distintos de documentación, a los que debe añadirse un tomo en octava conpapeles varios. Entre tales legajos pueden destacarse los de materia científica, enespecial los dedicados a la aritmética y a la geometría, y los de materia filosófica.El legajo más sorprendente y curioso congrega toda una serie de papeles referidosa Laponia y a su gobierno. En cualquier caso, como era previsible, obviamentepredominan los documentos de naturaleza religiosa, como los dedicados a la vidade San Francisco Javier, reglas de la consagración del Corazón de Jesús, diversassentencias espirituales o, incluso, algunos sermones de Santa Teresa.

2.2 El inventario de Pedro Nolasco Lafuente de 1822

Ya para concluir con esta sucinta presentación de los distintos índices dedocumentación del Archivo Universitario Caesaraugustano, únicamente restandedicar unas pocas líneas a su segundo y último inventario de carácter parcial,elaborado en pleno Trienio Liberal mientras los vientos del liberalismo sopla-ban con inusitada fuerza y vigor, dotando al ambiente de un frescor exaltadoque jamás se recuperará.

Las causas que motivan la redacción de este nuevo catálogo recuerdan, enmi opinión, a las razones que inicialmente se encontraban en el origen del regis-tro elaborado por José Domingo de Assín en 1756. Si a mediados del siglo XVIII

el índice se compuso tras el fallecimiento del Fiscal Francisco de Soto, al repo-sar en su propio domicilio los papeles del Archivo, en el caso del catálogo de1822 éste se compondrá al recoger la propia Universidad una considerable can-tidad de papeles y documentos que, durante un importante período de tiempo,habían permanecido igualmente en el domicilio particular del presbítero recien-temente fallecido Manuel Berné y Cebrián, quien fuera catedrático de laFacultad de Leyes desempeñando la cátedra de Código.

Así, el propio hermano del mencionado catedrático de leyes, Pedro Berné yCebrián, informa al Claustro reunido en sesión de 6 de diciembre de 1821 advir-tiéndole que, al haber fallecido tristemente su hermano, «había recogido varioslibros y papeles pertenecientes a la misma (a la Universidad de Zaragoza) queaquel tenía en su poder al tiempo de fallecer, y que esperaba se le designase lapersona a quien debía hacer la entrega»116. La reacción del Claustro Universitariono se hace esperar y, en su reunión de 10 de diciembre, acuerda, «comisionar alSeñor Lafuente para recogerlos y que se depositen los libros en el sitio destinadoal efecto donde se hallen los demás, y los papeles en el Archivo»117.

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Claustro de la Universidad de Zaragoza de 6 de febrero de 1781, Libros de Gestis, curso 1780-1781, tomo XVIII, folio 121.

116 Claustro de la Universidad de Zaragoza de 6 de diciembre de 1821, Libros de Gestis, cur-so 1821-1822, tomo XLVIII, primera parte, folio 25.

117 Claustro de la Universidad de Zaragoza de 10 de diciembre de 1821, Libros de Gestis,curso 1821-1822, tomo XLVIII, primera parte, folio 25 b.

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En una situación pues similar a la que provocó la confección del catálogode Assín, Pedro Nolasco Lafuente118 quedaba comisionado por el Claustro dela Universidad para recoger todos lo libros y documentos que se encontrabanen el domicilio del catedrático fallecido, reunidos posiblemente por Berné conel objeto de estudiar algún aspecto concreto de la historia de la Universidad deZaragoza, vista la documentación inventariada. Obviamente, como en el casode Assín, la recepción de dichos documentos fue acompañada del preceptivoíndice.

Dos meses después de la mencionada comisión, Lafuente afirma haberrecogido todos los papeles guardados en la casa de Berné, presentando elcorrespondiente catálogo documental ante el Claustro, reunido en su sesión de5 de febrero de 1822, señalando igualmente que «ya había recogido y archiva-do según se dispuso los Papeles y Libros que obraban en poder del difunto Dr.D. Manuel Berné, y constaban de la nota firmada por el mismo Señor Lafuenteque presentó, y se acordó unirla a las Actas»119. Encargo satisfecho indudable-mente con una encomiable celeridad, más aún teniendo en cuenta que, aunqueLafuente presenta el índice en el Claustro de 5 de febrero, es el día 2 de enerola verdadera fecha de conclusión del mismo, según aparece consignado en elpropio inventario.

Dicho catálogo lleva por título Relación de los libros y papeles que obra-ban en el (poder del) Dr. D. Manuel Berné que en paz descanse y han sidoentregados por su hermano el Dr. D. Pedro Berné al que abajo firmaComisionado del Claustro de la Universidad para recibirlos. Su naturaleza esobviamente parcial, al centrarse exclusivamente en los libros, papeles y docu-mentos variados entregados por Pedro Berné a Pedro Nolasco Lafuente, comorepresentante del Claustro de la Universidad zaragozana.

El inventario de Lafuente es un manuscrito que únicamente consta de treshojas. Por fortuna, como ocurrió en casos anteriores, se cosió una copia delmismo en el Libro de Gestis correspondiente, en concreto en el tomo XLVIIIque informa de los diversos acontecimientos vividos por la UniversidadCaesaraugustana entre octubre de 1821 y octubre de 1822. Tal copia aparece enlos folios 64, 64 b y 65, si bien a mi juicio existen muchas posibilidades de queel índice que aparece cosido en el mencionado Gestis sea realmente el original.

Ya para concluir, advertir tan sólo que el listado de los diversos documentosque formaban parte de este nuevo índice aparece recogido por Jiménez Catalán

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118 Pedro Nolasco Lafuente nació en Zaragoza en 1783. Estudió en la Universidad zarago-zana consiguiendo los grados de maestro en Artes el 18 de diciembre de 1800, de bachiller enLeyes el 18 de julio de 1803 y de bachiller, licenciado y doctor en Cánones los días 18 de junio,1 y 7 de julio de 1805 respectivamente. Fue catedrático de Novísima Recopilación en la Facultadde Leyes, de Instituciones Canónicas en la de Facultad de Cánones, y miembro reputado de la RealAcademia Jurídico-práctica de Zaragoza. Es éste el canonista al que erróneamente JiménezCatalán se refiere como Nolasco de Lapuente. Ver: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, Memorias para laHistoria de la Universidad Literaria de Zaragoza, op. cit., pp. 303, 548 y 575.

119 Claustro de la Universidad de Zaragoza de 5 de febrero de 1822, Libros de Gestis, curso1821-1822, tomo XLVIII, primera parte, folio 54 b.

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en su tantas veces citada Historia de la Universidad de Zaragoza120, por lo queresulta más juicioso remitir a dicho trabajo que volver a reproducirlos aquí.No obstante, puede resultar de cierto interés subrayar que, entre los papelesy manuscritos inventariados destacan un pergamino con los Estatutos de laUniversidad de Zaragoza de 3 de agosto de 1682, una Real Cédula de 1755 sobreprovisión de Cátedras, una Real Provisión sobre los ejercicios que deben hacer-se previamente a la colación de grados de 25 de mayo de 1771, un borrador delinforme sobre el arreglo de la Biblioteca y otro sobre arreglo de Misas en la capi-lla de la Escuela y cuatro pergaminos manuscritos sobre la historia de laUniversidad zaragozana escritos por Inocencio Camón121, todos ellos papelesrelacionados de alguna forma con la historia de la Universidad Caesaraugustana,objeto de estudio que tal vez perseguía Manuel Berné cuando los reunió.

Igualmente se encuentra incluido en este registro documental el inventariooriginal elaborado por Inocencio Camón en 1769122, lo que no sólo invalida latesis de su desaparición en 1809 durante el segundo sitio francés sino, lo que esmás grave, vuelve a plantear importantes interrogantes sobre su desapariciónposterior, estigmas permanentes que llevan persiguiendo a la documentaciónpresuntamente custodiada en el Archivo Universitario de Zaragoza durante todala época contemporánea. En este mismo sentido cabe denunciar la pérdida detres de los cuatro manuscritos citados sobre la historia de la Universidad deZaragoza de Inocencio Camón, recogidos en este inventario de 1822, utilizadospor Jiménez Catalán un siglo más tarde123 y, en la actualidad, incomprensible-mente extraviados.

IV. LAS MEMORIAS ANUALES DE LA BIBLIOTECA

En tercer y último lugar, el análisis de la vida del Archivo UniversitarioCaesaraugustano puede igualmente satisfacerse mediante el estudio de las dis-tintas Memorias anuales de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza124 que van

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120 Ver: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, y SINUÉS Y URBIOLA, José, Historia de la Real yPontificia Universidad de Zaragoza, op. cit., tomo I, pp. 311-313.

121 CAMÓN Y TRAMULLAS, Inocencio, «Extracto antiguo de la Universidad de Zaragoza» (noti-cias referidas a su trayectoria durante los siglos XVI y XVII); «Extracto moderno de la Universidadde Zaragoza» (noticias generadas a lo largo del siglo XVIII); «Noticias relativas a colaciones degrados de la Universidad Literaria de Zaragoza» (que dará origen a sus Memorias Literarias deZaragoza, op. cit.,), y «Noticias sobre la Universidad de Zaragoza» (op. cit., único manuscrito quehe conseguido encontrar).

122 CAMÓN Y TRAMULLAS, Inocencio, Índice de todos los Papeles que se hallaban en laUniversidad y su archivo firmado en cumplimiento del Auto acordado del Real y Supremo Consejode su Magestad de Febrero del año 1769..., op. cit.

123 Ver sobre el particular: JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, y SINUÉS Y URBIOLA, José, Historia dela Real y Pontificia Universidad de Zaragoza, op. cit., tomo I, p. 313.

124 Agradezco sinceramente la excelente disponibilidad de la directora de la Biblioteca yArchivo Universitario de Zaragoza, Remedios Moralejo Álvarez, al facilitarme personalmente laconsulta de tan importante fuente documental.

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jalonando, en la última parte del siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX, supropia trayectoria. La importancia de dichas Memorias anuales es ciertamentemuy considerable, ya que sustituyen a los extintos Libros de Gestis en su papelde cronistas de los distintos avatares que irán sufriendo, nunca mejor dicho, nosólo el Archivo Universitario como institución sino, lo que es más importante,sus propios fondos documentales.

En cuanto a su origen legal y factual, resulta necesario subrayar que lasMemorias anuales de las distintas Bibliotecas Universitarias españolas iniciansu obligada andadura a partir de 1881, con el objetivo de suministrar datos ynoticias elaboradas por sus respectivos Jefes para la publicación del correspon-diente Anuario del cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticua-rios. Dicha publicación fue acordada por la Junta Superior del mencionadocuerpo facultativo, según lo dispuesto en el Real Decreto de 16 de abril de 1875y en dos Reglamentos orgánicos expedidos en 1871 y en 1881125.

Efectivamente, en una complicada coyuntura, marcada por el Real Decretode 25 de marzo de 1881 refrendado por el Ministro de Fomento, José LuisAlbareda, se introducen importantes reformas en el cuerpo facultativo de archi-veros y bibliotecarios, suprimiendo las llamadas plazas de gracia en todas lascategorías, secciones y grados y ordenando que los futuros ingresos en la cate-goría correspondiente de Ayudantes se proveerán mediante las pertinentes opo-siciones públicas. En este contexto de indudables mejoras debe circunscribirsela obligación de las Bibliotecas Universitarias de redactar sus propiasMemorias, apuntando todos aquellos aspectos que puedan considerarse de cier-to interés con vistas a su posterior publicación en el citado Anuario.

Las Memorias anuales de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza tienenpues una frecuencia anual que suele ser escrupulosamente respetada, salvo casosaislados que a continuación señalaré. Se inician en 1881 con las realizadas porGregorio Martínez Gómez (oficial de tercer grado y jefe de la Biblioteca),Francisco Marzo López (ayudante y encargado del Archivo) y Ángel SomozaFernández (ayudante)126, llegando, de momento, hasta el año 2000.

Dichas Memorias anuales se encuentran en la actualidad custodiadas deforma celosa, por su indiscutible valor, en las propias dependencias de la actualdirectora de la Biblioteca y Archivo Universitarios. Clasificadas en tres carpe-tas distintas, cada una de ellas recoge un período de tiempo determinado, sinque la división establecida parezca obedecer a algún criterio predeterminado.En concreto, la primera de estas carpetas recoge las Memorias anuales elabo-radas entre los años 1881 y 1952, la segunda contiene aquellas que van desde1953 hasta 1976, mientras que la tercera abarca desde 1977 hasta 1985.

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125 Según aparece perfectamente consignado en la advertencia preliminar del primer Anuariopublicado. Ver: Anuario del cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios. Año1881, Imprenta del Colegio Nacional de sordo-mudos y de ciegos, Madrid, 1882, p. VII.

126 Si bien la Biblioteca Universitaria de Zaragoza no conserva el borrador de esta primeraMemoria, resulta indudable que ciertamente se redactó, como demuestra el Anuario correspon-diente. Ver: Anuario del cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios. Año 1881,Imprenta del Colegio Nacional de sordo-mudos y de ciegos, Madrid, 1882, pp. 262-266.

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A partir de 1986, las Memorias anuales pasan a denominarse Memoria In-forme de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza. Realizadas por su actual di-rectora, Remedios Moralejo Álvarez, llegan hasta el año 1994. Por último, desdeesa fecha hasta el año 2000, dichas Memorias de nuevo cambian, pasando a con-vertirse en una simple rejilla de datos personales y económicos de la BibliotecaUniversitaria, lo que obviamente reduce considerablemente su interés.

Sin embargo, es necesario señalar que ya no se conserva la colección com-pleta de Memorias anuales de la Biblioteca, ya que faltan las Memorias corres-pondientes a los años 1881, 1919, 1921, 1922, 1925, 1926, 1927, 1929, 1937 y1938, algunas de ellas por no haber sido materialmente redactadas, lo queresulta indudable en el caso de las Memorias anuales que recogen la trayecto-ria de la Biblioteca y Archivo Universitarios a lo largo de los años 1937 y1938, período marcado por la propia Guerra Civil como oscuro telón de fondo.

Las Memorias anuales de la Biblioteca Universitaria tienen una extensiónciertamente variable. Escritas a mano hasta los años treinta del recientementeconcluido siglo XX, a partir de esa fecha comienzan ya a presentarse mecano-grafiadas. En cuanto a su estructura, son elaboradas de forma muy sencilla. Así,al comentario inicial del director de la Biblioteca siguen los correspondientesapartados sobre adquisiciones, trabajos de organización, obras ingresadas,servicio al público y, finalmente, un epígrafe dedicado al Archivo Universitario.De esta forma, las Memorias anuales de la Biblioteca se convierten, por dere-cho propio, en la fuente de consulta por excelencia para el análisis del aconte-cer de la institución archivística a lo largo de la última parte del siglo XIX y dela recién concluida centuria.

En este sentido, puede resultar conveniente destacar que, hasta el año 1942inclusive, el apartado que las Memorias anuales de la Biblioteca dedican alArchivo Universitario aparece escrito por el propio responsable del mismo, tra-dicionalmente el número dos dentro del escalafón de la propia plantilla, inme-diatamente detrás del jefe o director de la Biblioteca y, por extensión, delArchivo127. Esta feliz iniciativa se quiebra definitivamente con la llegada a lajefatura de la Biblioteca Universitaria de Mariano Burriel Rodrigo, quien susti-tuye en las labores de dirección a Pedro Sánchez Viejo desde el 9 de noviem-bre de 1942. A partir de esa fecha, las referencias al Archivo incluidas en lasMemorias anuales se reducen drásticamente, en una triste tradición que ha lle-gado hasta nuestros días, en la que las noticias sobre el Archivo Universitariozaragozano son ciertamente muy escasas.

De entre todas las Memorias de la Biblioteca destacan con luz propia, ami juicio, unas Memorias extraordinarias realizadas por Manuel JiménezCatalán al finalizar el año 1915128, de una importancia singular al constituir el

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127 Hay que tener en cuenta que, si bien el cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios yArqueólogos se crea por el Real Decreto de 8 de mayo de 1857, la incorporación del nuevo cuer-po a la Universidad de Zaragoza se produjo de forma escalonada, a partir de 1883. Ver sobre elparticular: MORALEJO ÁLVAREZ, Remedios, «El archivo universitario de Zaragoza», op. cit., p. 188.

128 JIMÉNEZ CATALÁN, Manuel, Memoria extraordinaria de la Biblioteca de la Universidadde Zaragoza. Año 1915. Sección General y Medicina, manuscrito, Zaragoza, 1915.

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embrión de lo que unos años más tarde se convertiría en su insustituible y tan-tas veces citada en este mismo trabajo Historia de la Real y Pontificia Uni-versidad de Zaragoza.

Efectivamente, la llegada en abril de 1915 de Manuel Jiménez Catalán a laBiblioteca Universitaria de Zaragoza, procedente de la Biblioteca de la EscuelaIndustrial de Madrid, es ciertamente capital. A la Memoria anual ordinaria de1915 acompaña una extraordinaria en la que incluye los libros, manuscritos eincunables de mayor valor de la Biblioteca (entre las pp. 15 a 26), y sus princi-pales adquisiciones de 1902 a 1914 (pp. 29 a 39). En lo que hace referencia alArchivo Universitario, el insigne bibliotecario le dedica el epígrafe séptimo desus Memorias extraordinarias, aportando datos de indudable interés que, sinembargo, no encontrarán acomodo posteriormente en su ya comentada Historiade la Universidad de Zaragoza, lo que indudablemente les confiere a talesMemorias extraordinarias una mayor importancia y significación.

GUILLERMO VICENTE Y GUERRERO

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