el Árbol de la vida o Árbol cabalístico

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EL ÁRBOL DE LA VIDA O ÁRBOL CABALÍSTICO EL ÁRBOL DE LA VIDA O ÁRBOL CABALÍSTICO Tristán Llop Introducción Puesto que en nuestros amuletos estamos utilizando símbolos relacionados con el Árbol de la Vida o árbol cabalístico, como los Sefirot o los Ángeles de la Cábala, hemos encontrado necesario facilitar información sobre este símbolo universal. El texto que pondremos en primer lugar fue escrito por el gran cabalista y astrólogo Kabaleb y el aspecto más práctico ha sido ampliado por su hijo Tristán Llop(publicado en su libro “Tú Decides, ed. Nekuda –Tristán Llop). Iniciación al Árbol Cabalístico El Árbol Cabalístico o árbol de la vida es un símbolo compuesto que representa a la vez al hombre celestial, que se concibe como macrocosmos, y al hombre del mundo material, considerado como microcosmos. Está formado por diez Centros de Vida llamados Séfiras o Sefirot (en plural). Cada Séfira está conectada con las demás por una línea que recibe el nombre de Sendero. Existen 22 Senderos, que representan las 22 letras del código hebraico (con el cual se ha escrito la Biblia). Los Séfiras son distintas etapas de la manifestación de la luz divina, y por consiguiente, de evolución. Son fases de la conciencia subjetiva mediante las cuales el alma penetra en el conocimiento de la manifestación cósmica. El Árbol de la vida se divide en tres Columnas o pilares. El de la derecha es el pilar de la Misericordia o de la Gracia, representa la fe, la tolerancia, el amor, la intuición y se le atribuye la potencia activa masculina. La columna de la izquierda es el pilar del Juicio, del Rigor, la Severidad, la austeridad, la inteligencia y se le atribuye el principio pasivo femenino. El pilar del centro, o del Equilibrio, es el factor armonizador que combina y une los de la Gracia y del Rigor. El esquema del Árbol nos describe, entre otras muchas cosas, el proceso de formación de un acto cualquiera, desde el momento en que sólo es una emanación inconcreta hasta que se cristaliza en el terreno físico; este esquema encuentra asimismo su correspondencia en el cuerpo humano, siendo Kether la cabeza y Malkuth los pies. Cada Séfira tiene sus leyes y sus principios, y para que podamos aprenderlos, las jerarquías espirituales que dirigen nuestra evolución, nos sitúan en una determinada vida, «más cerca» de un Centro que de otro. El estudio del horóscopo de nacimiento adaptado al esquema del Arbol de la vida (esta adaptación ha sido 1

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EL ÁRBOL DE LA VIDA O ÁRBOL CABALÍSTICO

EL ÁRBOL DE LA VIDA O ÁRBOL CABALÍSTICO Tristán Llop

In t roducción

Puesto que en nuest ros amuletos estamos ut i l izando símbolos re lac ionados con e l Árbol de la V ida o árbol cabal ís t ico, como los Sef i ro t o los Ángeles de la Cábala, hemos encontrado necesar io fac i l i tar in formación sobre este s ímbolo universal . E l texto que pondremos en pr imer lugar fue escr i to por e l gran cabal is ta y ast ró logo Kabaleb y e l aspecto más práct ico ha s ido ampl iado por su h i jo Tr is tán L lop(publ icado en su l ibro “Tú Decides, ed. Nekuda –Tr is tán L lop) .

Iniciación al Árbol CabalísticoEl Árbol Cabal ís t ico o árbol de la v ida es un s ímbolo compuesto que representa a la vez a l hombre ce lest ia l , que se concibe como macrocosmos, y a l hombre del mundo mater ia l , considerado como microcosmos. Está formado por d iez Centros de Vida l lamados Séf i ras o Sef i ro t (en p lura l ) . Cada Séf i ra está conectada con las demás por una l ínea que rec ibe e l nombre de Sendero. Ex is ten 22 Senderos, que representan las 22 le t ras del código hebra ico (con e l cual se ha escr i to la B ib l ia) . Los Séf i ras son d is t in tas etapas de la mani festac ión de la luz d iv ina, y por consiguiente, de evoluc ión. Son fases de la concienc ia subjet iva mediante las cuales e l a lma penetra en e l conocimiento de la mani festac ión cósmica.El Árbol de la v ida se d iv ide en t res Columnas o p i lares. E l de la derecha es e l p i lar de la Miser icord ia o de la Grac ia, representa la fe , la to lerancia, e l amor, la in tu ic ión y se le at r ibuye la potencia act iva mascul ina. La co lumna de la izquierda es e l p i lar de l Ju ic io , de l Rigor , la Sever idad, la auster idad, la in te l igencia y se le at r ibuye e l pr inc ip io pas ivo femenino. E l p i lar de l cent ro, o del Equi l ibr io , es e l factor armonizador que combina y une los de la Grac ia y del Rigor . E l esquema del Árbol nos descr ibe, ent re ot ras muchas cosas, e l proceso de formación de un acto cualquiera, desde e l momento en que só lo es una emanación inconcreta hasta que se cr is ta l iza en e l ter reno f ís ico; este esquema encuentra as imismo su correspondencia en e l cuerpo humano, s iendo Kether la cabeza y Malkuth los p ies.

Cada Séf i ra t iene sus leyes y sus pr inc ip ios, y para que podamos aprender los, las jerarquías espi r i tua les que d i r igen nuest ra evoluc ión, nos s i túan en una determinada v ida, «más cerca» de un Centro que de ot ro. E l estudio del horóscopo de nacimiento adaptado a l esquema del Arbol de la v ida (esta adaptac ión ha s ido descr i ta en los l ibros de Kabaleb «Los Mister ios de la Obra Div ina» y «Curso de In ic iac ión Cabal ís t ica a la Ast ro logía y a l Tarot») nos permi te aver iguar cuáles son los Centros act ivos en la presente v ida, para or ientarnos acerca del programa humano que hemos venido a real izar . A modo de e jemplo, d i remos que los p lanetas s i tuados en los s ignos de Capr icorn io y Acuar io , estarán en la esfera de Binah y act ivarán este centro, sus energías y nos t ransmi t i rán su esencia. Los p lanetas que estén en Sagi tar io y P isc is , act ivarán Hesed. Los de Ar ies y Escorp io, Gueburah. Los de Leo, T iphereth. Los de Tauro y L ibra, Netzah. Los de Géminis y V i rgo, Hod. Y los de Cáncer , Yesod.

Tr is tán L lop

El pr imer Séf i ra del árbol de la v ida, Kether , es la fuente, e l Padre de los nueve restantes. Es d i f íc i l de def in i r con palabras, está fuera de la exper ienc ia humana, nuest ra mente apenas a lcanza a comprender su esencia. En este Centro hay puro ser , porque en é l todavía no se d i ferencia un par de opuestos. Es e l manant ia l de

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donde proceden la vo luntad y e l poder creador y no se corresponde con nada mani festado.

En e l Árbol Cabal ís t ico o árbol de la v ida, ex is ten cuatro p lanos o mundos: e l de Emanaciones, e l de Creaciones, e l de Formación y e l de Acción, los cuales corresponden a los cuatro e lementos, en este orden: Fuego, Agua, A i re y T ier ra. Kether es e l pr imer Centro del Mundo de Emanaciones y per tenece a l E lemento Fuego. Kether-Padre es pues la vo luntad creadora que, por enc ima de las cont ingencias y avatares de la v ida, pone a nuest ra d isposic ión la fuerza que ha de permi t i rnos conf igurar todas las cosas.

En la vo luntad de Kether , generadora de cuanto hacemos y deshacemos, res ide e l soplo de la l iber tad, Kether nos l ibera, nada f lorece s in la in tervención de ese fuego pr imord ia l . La pr imera act i tud a tener en cuenta para la const rucc ión de nuest ra personal idad s igu iendo e l esquema del Árbol de la V ida, es act ivar la Voluntad. Este at r ibuto inc i ta a actuar , a ent rar en acc ión, a d i r ig i r la energía hacia un punto determinado. Es prec iso mantener una act i tud abier ta ante la innovación, ante lo desconocido, ante lo sorprendente.

Quizá debamos volver a la in fanc ia, a ese per iodo en e l cual escuchábamos nuest ra in tu ic ión y éramos capaces de segui r sus d ic támenes. La vo luntad era entonces un e lemento act ivo, pero con e l paso de los años nos apalancamos y permi t imos que se duerma o la confundimos con e l deseo.

Cuando c i to la vo luntad me estoy ref i r iendo a un in tangib le, a un e lemento que carece de capa mater ia l pero que está presente en e l ar ranque de todos los procesos, sean de la índole que fueren. Cada vez que in ic iamos un proyecto, la vo luntad está presente. Aunque también se la requiere cuando se presenta un atasco; cuando la v ida nos s i túa entre la espada y la pared; cuando nos sent imos perd idos. S i una persona se encuentra depr imida, e l ant ídoto es la vo luntad. O presentado a la inversa, uno se depr ime cuando deja de act ivar su vo luntad. In ic iar proyectos, b ien sea en e l ámbi to fami l iar , profes ional , emot ivo o mater ia l se convier te en una obl igac ión para toda persona que esté d ispuesta a hacer uso de la fuerza de vo luntad. La in tu ic ión será e l e lemento complementar io que aparecerá cuando nos pongamos en marcha, esa voceci ta que nos guiará, marcando la senda correcta a segui r .

Aunque en muchas ocasiones haremos oídos sordos por e l s imple p lacer de exper imentar , de saber qué sucede cuando uno equivoca la senda. La vo luntad es la ja lea real de l a lma.Tr is tán L lop

El árbol de la vida, Hochmah

Hochmah es e l segundo Séf i ra del Árbol de la v ida y e l segundo Centro del Mundo de Emanaciones, per tenece a la co lumna de la Grac ia. S i Kether-Voluntad era e l Padre, Hochmah se ident i f ica con e l Hi jo , es la pr imera mani festac ión v is ib le del Padre, es su obra, e l heredero de sus v i r tudes, e l cent ro cr ís t ico por excelencia. De Hochmah proceden las energías que permi ten a los enfermos sanar , es de a lguna manera e l bot iquín del un iverso.

En Kether , la fuerza d iv ina se mani f iesta como un Fuego in terno que habi ta todo lo creado, en Hochmah, lo hace, s imból icamente, como Agua. La vo luntad de Kether es pura energía y necesi ta de un receptáculo para poder expresarse antes de ser derramada a l exter ior . Esta condensación de la fuerza d iv ina produce e l amor, y t iene como efecto una i luminación in ter ior .

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Hochmah t iene una correspondencia zodiacal : e l p laneta Urano. En la mi to logía gr iega, Ouranos es e l pr imer d ios del Ol impo, nac ido de la luz y del caos, es la pr imera mani festac ión de esta luz. I remos constatando a lo largo de nuest ro recorr ido por los Séf i ras la correspondencia de la Cábala con la mi to logía. E l esquema del Árbol de la v ida no só lo nos permi te comprender la creación del un iverso, s ino que descr ibe as imismo los mecanismos de nuest ra ex is tenc ia d iar ia . Todos las Séf i ras actúan en nuest ro organismo de una forma especí f ica.

A n ive l práct ico, cuando movemos nuest ra vo luntad con v is ta a un objet ivo cualquiera, estamos act ivando nuest ro Kether , y a l hacer lo , movemos automát icamente e l mecanismo del Séf i ra s igu iente (como en un s is tema de vasos comunicantes) : Hochmah, que se ocupará de que se vayan formando las c i rcunstancias idóneas -es deci r , ayuda d iv ina- para que e l propósi to ideado por nuest ra vo luntad-Kether l legue un día a ser rea l idad. De este esquema se desprende una idea b ien c lara: s i los e jes de nuest ra vo luntad ch i r r ían, s i les fa l ta engrase porque no la movemos, tampoco se movi l izará la ayuda d iv ina. Y este razonamiento puede l levarnos a un s in f ín de conclus iones. Nos permi t i rá comprender , por e jemplo, la pos ib le raíz de c ier tas sequías per t inaces en países como Et iopía y tantos ot ros, poblados en su mayor ía por gentes que no mueven su vo luntad, que se res ignan y se abandonan a un dest ino adverso que n i s iqu iera se p lantean cambiar . Y s i no hay Voluntad-Kether , tampoco habrá Agua-ayuda prov idencia l -Hochmah.

El segundo p i lar para la const rucc ión de nuest ra personal idad, s igu iendo e l orden del Árbol de la V ida, s i túa en nuest ro camino un e lemento impresc indib le para e l avance: la Sabidur ía. Éste es un concepto que ha cambiado de s ign i f icado con e l paso del t iempo, ahora lo asociamos con conocimiento, con c ier tos rasgos de cu l tura. Pero antes la sabidur ía era mucho más, englobaba un compendio de habi l idades, de act i tudes que fac i l i taban la v ida de la persona que las poseía, procurándole fe l ic idad. Se t ra taba en real idad de un modo de ser , de una manera de entender e l sent ido de los acontec imientos. Ésta es la cual idad que se pers igue en este segundo centro del Árbol de l la V ida, es e l momento para decid i r s i qu ieres aprender a in terpretar las señales que encuentres en tu camino.

La sabidur ía t ransmi te, además, la necesidad de saber aprovechar las opor tunidades, que en c ier to modo s ign i f ica tener oídos para todo cuanto suceda a l rededor , saber e leg i r e l camino correcto cuando se l lega a una b i furcac ión. Es pr imord ia l que la persona muestre una c ier ta aper tura hacia la v ida, que demuestre ganas de enf rentarse a e l la , de superar t rop iezos y a lcanzar a l tas metas.

Reza e l d icho que las ocasiones las p in tan ca lvas, y es prec iso in tentar cazar las a l vuelo. Las mejores suelen pasarnos inadver t idas. Prestamos poca atención a las opor tunidades que se nos presentan porque nuest ros sent idos están todavía a letargados y necesi tan un desper tar . Quizá sea debido a un encasi l lamiento obsesivo con la rea l idad que pref i jamos (nuest ra rut ina) , con e l encuadre que damos por def in i t ivo, y con e l lo conseguimos cerrar las puer tas del cambio con tantos candados, que resul ta demasiado penoso buscar la l lave para vo lver a abr i r los.

Por e jemplo, s i una persona está en e l paro y se obsesiona con la idea que a su edad le resul tará imposib le encontrar t rabajo, es probable que p ierda muchas opor tunidades debido a que su act i tud le pondrá a la defensiva ante posib les ofer tas. Puesto que está convencida de sus nulas probabi l idades, creerá que só lo pueden of recer le contratos basura. En cambio, s i muestra una aper tura, s i cree en sus posib i l idades, s i conecta con su propia energía, s i acepta que todos tenemos cabida en este mundo y que cada cual debe mover las aspas de su mol ino, es muy

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posib le que encuentre t rabajo. Tal vez resul te d i ferente a l que había imaginado, pero representará una opor tunidad de crec imiento.

Esta etapa del v ia je debe cargar nuest ras maletas de espí r i tu pos i t ivo, de ansias de superarnos; nos susurrará a l o ído palabras de ánimo y nos t ransmi t i rá la sensación, sut i l pero real , de que ex is te la prov idencia, de que nos apoyan fuerzas, sean del más a l lá o del más acá, que nunca estamos solos.En c ier ta ocasión le decía Pu Shang a Confuc io:¿Qué c lase de sabio eres tú , que te at reves a deci r que Yen Hui te supera en honradez; que Tuan Mu Tsu es super ior a t i a la hora de expl icar las cosas; que Chung Yu es más valeroso que tú ; y que Chuan Sun es más e legante que tú?. Sí , todo esto es c ier to – añadió Confuc io.Entonces, ¿por qué los cuatro son d iscípulos tuyos?Yen Hui sabe cómo ser honrado, pero ignora cómo ser f lex ib le . Tuan Mu Tsu sabe cómo expl icar las cosas, pero le cuesta dar un s imple s í o una negat iva por respuesta. Chung Yu sabe cómo ser va leroso, pero o lv ida ser prudente. Chuan Sun Shih sabe cómo ser e legante, pero se desent iende de ser modesto. Por eso los cuatro están contentos de estudiar conmigo.

El sabio a menudo se caracter iza por dar un uso adecuado a la in formación que ca iga en sus manos, es deci r , comprender los mensajes d i rectos, ind i rectos y subl iminales y actuar en consecuencia. S igni f ica que la persona debe conectarse a d i ferentes f recuencias, extender su antena paraból ica para captar más canales, para entender ot ros lenguajes. Debe t ra tar de penetrar en los estados de ánimo a jenos, porque sólo así será capaz de comprender las razones que mueven a sus compañeros de v ida.

La sabidur ía es e l brazo derecho de la prov idencia o de lo que más comúnmente l lamamos suer te y para at raer la a nuest ra v ida ex is ten c ier tas act i tudes que a l lanarán e l camino.

El árbol de la vida, Binah

Binah es e l tercer Centro del Árbol de la v ida y tercero también del Mundo de Emanaciones, se encuentra en la co lumna del Rigor . En Kether aparecía un designio en forma de luz, en Hochmah se in ter ior izaba t ransformándose en amor y ahora ese amor inunda la esfera de Binah. E l papel de Binah consis te en as imi lar la luz-amor y lograr con e l la la const rucc ión de un mundo donde sea posib le una ex is tenc ia f ís ica. Para e l lo debe ceder par te de esta luz, procediendo a un auto oscurec imiento.

Binah ha s ido l lamada «La Gran Madre de Universo», ya que ha s ido la gran matr iz en la que se ha gestado; las madres, igual que este Séf i ra , t ienen que ceder par te de su luz-energía para poder dar v ida, - "dar a luz"- a un h i jo . B inah (es deci r , todas las ent idades espi r i tua les que t rabajaban en este Centro) exter ior izó la Obra Div ina, la expor tó a n ive les in fer iores, y esta func ión expor tadora ha s ido l lamada sacr i f ic io , de l mismo modo que cuando un país expor ta a ot ro sus b ienes, los sacr i f ica a su consumo personal con e l f in de obtener d iv isas. Lo que Binah buscaba, ev identemente, no era oro mater ia l , s ino oro espi r i tua l : conocimiento.En resumen, las jerarquías creadoras d isponían de un enorme potencia l energét ico, de un gran chorro de luz, y dec id ieron crear un mundo de formas para poder exper imentar con esta luz, obteniendo así una ser ie de in formaciones, un conocimiento, acerca del resul tado de su mater ia l izac ión. En e l oscurec imiento a lud ido radica la mayor d i f icu l tad de la mis ión de Binah y este hecho nos ayuda a entender lo que sucedió poster iormente.

Las ent idades angél icas que poblaban está Séf i ra se d iv id ieron en dos bandos. Uno de e l los estuvo de acuerdo en l levar a cabo e l p lan ideado por Kether y aceptó e l

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sacr i f ic io , aceptó rebajar su n ive l v ibrator io . Pero e l o t ro bando se negó a ent regar su luz y la congeló en su in ter ior . Por e l lo , la enseñanza cabal ís t ica at r ibuye a esta Séf i ra la regencia de la sa l , la cual conserva las cual idades de cualquier a l imento que esté bañado en e l la , porque rest r inge y repr ime. Pero Kether tenía que prosegui r su Creación y no le quedó más remedio que lanzar los insumisos a l «abismo»: son los Ángeles caídos de los que habla la B ib l ia , también l lamados «Luci fer ianos».Este punto cont iene una lecc ión impor tante, y es que cada vez que nos inh ib imos, que pasamos de largo ante las necesidades de los demás, incurr imos en e l mismo error que estos seres que egoístamente no quis ieron par t ic ipar en las labores de la Creación, y como e l los, podemos vernos re legados.

Sin embargo, es prec iso ensalzar e l t rabajo de este Séf i ra : tan só lo e l que conoce la luz que procede del Padre sabe del profundo d i lema que le supuso a Binah tener que ent regar la vo luntar iamente.

En Kether , la fuerza d iv ina aparece como Fuego, en Hochmah como Agua y en Binah lo hace como Ai re, apor tándonos un conocimiento que, s i no es t ransmi t ido, se convier te en a lgo inút i l . B inah t iene como representante mater ia l , a l p laneta Saturno. En la mi to logía gr iega, la re lac ión de Cronos-Saturno con Urano es la misma que en e l Árbol Cabal ís t ico: e l pr imero es h i jo de l segundo. Saturno r ige dos s ignos en e l Zodíaco: Capr icorn io y Acuar io . En e l pr imero edi f ica la soc iedad justa, inspi rando a l hombre para que real ice obras justas respetando las reglas d iv inas. En Acuar io , prepara los in te lectos humanos para que sean capaces de entender las leyes universales y apl icar las a l medio soc ia l en que v iven.

Saturno t iene fama de «coco» zodiacal , pero só lo debemos temer le s i v io lamos las leyes cósmicas. Prec isemos aquí , para ev i tar confus iones, que no ex is te una ent idad exter ior a nosotros que nos vaya a pres ionar o a cast igar s i no hacemos las cosas como debemos. En efecto, los p lanetas ta l como los conocemos no son más que meros representantes, s ímbolos externos de unas fuerzas que se s i túan en nuest ro in ter ior y actúan a l unísono con aquel las. Por lo tanto, cuando hablamos de las rest r icc iones o l imi tac iones de Saturno, esto s ign i f ica que la par te de nosotros mismos l lamada Saturno se comportará de manera que la l imi tac ión o la rest r icc ión aparezca en nuest ro panorama humano.

El tercer p i lar para la const rucc ión de nuest ra personal idad, s igu iendo e l orden marcado en e l Árbol de la V ida, establece e l conjunto de normas y reg las que conforman nuest ro Marco de Actuación.

El ser humano, para real izar cualquier obra, necesi ta un marco de actuación, un escenar io en e l que poder desplegar sus facul tades y una ser ie de normas que den cober tura y credib i l idad a l espectáculo. Se impone la necesidad de aver iguar cuál es e l l ími te del crédi to concedido para e l desarro l lo de nuest ro proyecto. Además, es prec iso dar le unos parámetros que nos permi tan s i tuar lo en e l t iempo y en e l espacio.

En una soc iedad expansiva como la nuest ra, la pa labra l ími te está in f ravalorada, aún cuando es por tadora de segur idad. Resul ta más esperanzador y pondremos una mayor dos is de entus iasmo en real izar una carrera de t res k i lómetros que una prueba en la cual debamos l legar tan le jos como podamos. Un n iño respetará más a un maestro que le marque los l ími tes, que a un tu tor que le permi ta e jercer su real gana.

El ser humano necesi ta encuadrar su real idad, reg i rse por unos parámetros, d isponer de un marco de actuación y luchar después por superar lo , por ensanchar

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su per ímetro. Gabr ie l García Márquez re la ta en sus memor ias que necesi ta pref i jar con exact i tud e l número de páginas que va a contener su l ibro antes de empezar a escr ib i r lo .E l l ími te s iempre ent raña una renuncia que conf i rma e l d icho: “qu ien a lgo quiere, a lgo le cuesta. ” Jesucr is to sentenció en una ocasión: “No está hecho e l hombre para las normas, s ino las normas para e l hombre. ” S igni f ica que e l pref i jar l ími tes debe formar par te de una est rategia para avanzar , nunca de una coar tada para estancarse.

Si conocemos los parámetros de nuest ra s i tuac ión, sabremos cómo superar la . L legar a l fondo de una p isc ina (su l ími te) nos permi te propulsarnos con fuerza hacia e l exter ior . La norma es pues una herramienta a l serv ic io del ser humano, nunca una fa ja para l imi tar lo .Las normas y los l ími tes son una garant ía de nuest ra segur idad y ev i tan, en c ier to modo, que nos perdamos por las ramas de la v ida. Por lo tanto, serán un paso obl igado para a lcanzar la fe l ic idad.

El Árbol de la vida, Hesed

Hesed es e l cuar to Centro del Árbol de la v ida, y e l pr imero del Mundo de Creaciones. Se s i túa en la co lumna de la derecha. Según la Tradic ión, toda fuerza act iva necesi ta pasar por cuat ro fases para desarro l larse: YOD-HE-VAV-HE, s iendo la pr imera la semi l la , e l impulso, la vo luntad; la segunda, la t ier ra donde esta semi l la debe germinar ; la tercera e l resul tado de la acc ión de la pr imera sobre la segunda, o sea que la semi l la f lorece; y la cuar ta es e l resul tado f ina l de este c ic lo , es deci r , e l f ru to. Pero éste cont iene una nueva semi l la y por lo tanto, será e l in ic io de ot ro c ic lo .

En e l Árbol de la v ida, Kether representa pues la pr imera fase, Hochmah la segunda, B inah la tercera y Hesed la cuar ta del pr imer c ic lo o Mundo de Emanaciones, pero es a la vez la pr imera de ot ro c ic lo , e l de Creaciones, que se as imi la a las emociones. En este sent ido, podr íamos deci r que Hesed es e l f ru to del pensamiento d iv ino (de Kether-Hochmah-Binah) y que cont iene a l mismo t iempo la semi l la de l Mundo de Creaciones, o sea de los sent imientos. Como consecuencia de todo e l lo , en Hesed nace e l deseo que impulsa a las personas a conquis tar y a gozar de todo.

Este Séf i ra t iene un representante mater ia l , Júpi ter . En la mi to logía, Júpi ter -Zeus es n ieto de Urano e h i jo de Saturno-Cronos, igual que en e l Árbol Cabal ís t ico. Júpi ter es pues f ru to de la in te l igencia en ca l idad de h i jo de Saturno, pero su propia fuerza da nacimiento a los deseos y en la v ida ord inar ia , las personas se ident i f ican más con su papel de promotor de los deseos que con e l de h i jo de la mente.

Esta separac ión ent re mente y deseos aparece c laramente ref le jada en la mi to logía, ya que Júpi ter dest ronó a Saturno. L iqu idados ya los lazos con su progeni tor , Júpi ter organizó un universo a su propia imagen, dando r ienda suel ta a los deseos, que eran los soberanos absolutos. Por e l lo se re lac iona a Hesed con e l Paraíso.

Siguiendo e l orden establec ido en e l Árbol de la V ida, pr imero se act iva la vo luntad, t razando metas y tomando decis iones (pr imer centro) ; se aprovechan las opor tunidades, con sabidur ía y espí r i tu pos i t ivo (segundo) ; y se establece un marco de actuación, creando sus pautas de movimiento, local izando sus l ími tes y mid iendo e l espacio y e l t iempo ( tercer p i lar . )

Con e l lo la persona está prepara para encarar con garant ías e l cuar to centro para la const rucc ión de nuest ra personal idad. Éste deberá inst ru i rnos sobre e l ar te y e l buen uso del Poder . E l poder es una cual idad innata en e l ser humano, pero a menudo se abusa de é l debido a que su per fume embr iaga los sent idos. E l poder es

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como una caja de bombones, la abres con e l f i rme propósi to de comerte só lo uno, pero en e l momento que lo saboreas s ientes la inmediata tentac ión de probar ot ro.

La h is tor ia está repleta de anécdotas que ref le jan abusos de poder , s in que e l lo deba asustar n iinduci rnos a delegar nuest ro poder en los demás para ev i tar problemas. Recordemos que uno de los pr inc ipa les objet ivos del ser humano es v iv i r exper ienc ias y ampl iar hor izontes. Un camino para e l lo es buscar en nuest ro in ter ior cual idades que permanecen ocul tas, con e l lo nos daremos cuenta que somos capaces de l legar más a l lá de lo que imaginábamos.

El p i lar anter ior nos ha argumentado la necesidad de establecer l ími tes, pero ahora estamos en e l cent ro s igu iente. Se supone que hemos comprendido que ex is ten unas normas de convivencia que se deben segui r . La as imi lac ión de esas reglas nos capaci ta para i r más a l lá y v iv i r la exper ienc ia de sobrepasar los l ími tes, proyectando los objet ivos hacia metas más ambic iosas. Estamos hablando de ampl iar hor izontes, de romper moldes, de i r más a l lá de lo pref i jado. En c ier to modo, se t ra ta de ampl iar nuest ra d ie ta, de aprender a inger i r nuevos a l imentos, ya que comer s iempre lo mismo equiva le a permanecer encasi l lados, a echar e l anc la en un punto del océano y pretender pescar s iempre en e l mismo s i t io , es prec iso buscar nuevos bancos de peces.

Puede surg i r entonces un enf rentamiento in terno ent re las normas y la necesidad de sobrepasar las, debido a que con anter ior idad hemos t ra tado de f i jar una est ructura en nuest ro in ter ior y ésta nos t ransmi te segur idad. Pero es prec iso comprender que la as imi lac ión de las act i tudes que forman par te o que asociamos a cada uno de los p i lares, propic ia la comprensión del s igu iente, y que s i b ien en ocasiones puede parecer que se presentan contradicc iones, se t ra ta de un s imple proceso de evoluc ión.

Tomemos un e jemplo re lac ionado con las normas, las autor idades insta lan semáforos en los cruces para que aprendamos a ceder e l paso a los que c i rcu lan en ot ra d i recc ión o para que dejemos pasar a los peatones. Ser ía lóg ico pensar que s i la gente as imi la este concepto, se harán innecesar ios los semáforos, ya que pararemos todos de forma natura l cuando a lguien tenga que cruzar . S igni f ica que i remos más a l lá de la norma, ya que la habremos in ter ior izado.

La mi to logía venera a Zeus (gr iego, Júpi ter en la t ín) como e l más poderoso de los d ioses del Ol impo. Cuentan que su necesidad de ampl iar hor izontes era ta l que se entendía, además de con su mujer Hera, con d iosas, semid iosas y humanas, s in desprec iar a los de su propio sexo. Dedicó gran par te de su re inado a inseminar c ie lo y t ier ra de h i jos (que en e l lenguaje s imból ico representan obras, t rabajos creat ivos. ) También es conocido Zeus por potenciar las cual idades de todos cuantos se cruzaban en su camino.

Y puesto que e l regente p lanetar io de este cuar to centro del Árbol de la V ida es prec isamente Júpi ter , asumiendo e l s ími l podr íamos af i rmar que la persona, a su paso por este centro, deber ía asumir las act i tudes jup i ter ianas necesar ias para expandi rse, para d i r ig i r su v ida, para ampl iar sus hor izontes, potenciando sus propios va lores.

El árbol de la vida, Gueburah

Gueburah es e l segundo Centro del Mundo de Creaciones y e l qu into del Árbol de la v ida, per tenece a la co lumna de la izquierda. Hemos v is to que Hesed const i tuye e l Paraíso ter renal y que produce ta l estado de fe l ic idad que e l hombre en este punto

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no s iente la necesidad de adqui r i r exper ienc ias en los mundos in fer iores. S in embargo, para avanzar en la obra d iv ina, es prec iso que superemos la sensación de p len i tud que nos apor ta este Séf i ra .

Bien sabemos que genera lmente nadie abandona por las buenas un lugar donde se encuentra a gusto; es deci r , que en e l Paraíso necesi tábamos a a lgu ien que nos empujase, que nos tentase of rec iéndonos a lgo mejor . En este punto es donde aparecen los «Angeles Caídos», también l lamados «Luci fer ianos» que, tomando la forma de una serp iente nos prometen que podremos ser iguales a Dios, conocer e l secreto de la Creación.

Evidentemente, poco a poco vamos desarro l lando nuest ras potencia l idades y descubr imos nuestras capacidades en todos los ter renos; en esto no nos engañaron, pero lo que ocul taron era a qué prec io obtendr íamos este conocimiento. Conf iamos en e l los y s in darnos cuenta nos condujeron a la co lumna de la d i f icu l tad, o sea que pasamos de Hesed a Gueburah. A par t i r de ese momento, nos v imos obl igados a ganar e l pan con e l sudor de nuest ra f rente y a par i r con dolor ; desde entonces, toda obra humana se l leva a cabo con e l prec io del suf r imiento.

Hasta Hesed, Dios había actuado como un Padre que l leva a su h i jo (e l hombre) de la mano. Pero luego e l n iño se vo lv ió revol toso y se so l tó de esta mano para conocer e l mundo por su cuenta. E l padre le cast igó dejándole cont inuar s in su protecc ión y además le conf ió a una inst i tu t r iz ( los Luc i fer ianos) que le enseña, pero golpeándole cada vez que comete un error . E l cent ro Gueburah está representado a n ive l mater ia l por e l p laneta Marte. En la mi to logía, Marte era e l h i jo de Júpi ter -Zeus; y en e l árbol cabal ís t ico, Marte (Séf i ra número c inco) s igue también a Júpi ter (número cuatro) . Además por ocupar la segunda posic ión en la co lumna de la izquierda, Marte es e l más d i recto co laborador de Cronos-Saturno.

Hemos v is to a l hablar de Hesed que con Júpi ter , e l hombre e jerce un poder , organiza la v ida a su a l rededor en func ión de sus sent imientos y de su manera de ser y en este proceso de aprendiza je comete errores que Marte, de forma r igurosa, le hará reconocer como ta les y le hará pagar . Resumiendo, Marte apl ica la ley saturn ina dando buena cuenta de los desmanes jup i ter ianos. Marte admin is t ra los contenidos de Ar ies y Escorp io. Los Luci fer ianos son los encargados, como hemos v is to, de sumin is t rarnos las energías marc ianas; en func ión de nuest ra vo luntad, aparecen los que t rabajan con la espi r i tua l idad a t ravés de Ar ies o los que lo hacen con la sexual idad a t ravés de Escorp io.

De e l lo podemos deduci r que lo espi r i tua l y lo sexual son dos caras de una misma moneda y la obtención de una supone una l imi tac ión de la ot ra. Es deci r que para ambas cosas se ut i l iza e l mismo carburante, s i la empleamos en lo uno, d isminuye su fuerza para lo ot ro.

E l qu into p i lar para la const rucc ión de nuest ra personal idad, s igu iendo e l orden establec ido en e l Árbol de la V ida, es e l que enf renta a l ser humano con una de las c laves fundamenta les de su desarro l lo : e l Trabajo, entendido éste como e l conjunto de act iv idades que le ayudan a cosechar exper ienc ias. Es e l momento de descubr i r las herramientas con las que hemos s ido dotados y aprender a ut i l izar las. Aquí empezamos a ser conscientes que somos por tadores de una súper abundante energía y que es prec iso dar le sa l ida s i pretendemos mantener un equi l ibr io y estar en armonía.

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Hablar de t rabajo s ign i f ica estar en d isposic ión de arremangarse, de presentarse vo luntar io ante cualquier eventual idad (como demostraron en su momento los vo luntar ios que ayudaron en Gal ic ia a l impiar e l chapapote generado por e l ver t ido de crudo del “Prest ige” , un pet ro lero que se par t ió en aguas gal legas. )Trabajar es estar a punto para l levar a cabo todos los cambios de act i tud requer idos para la mejora de nuest ra personal idad, tanto en e l exter ior como en e l ámbi to in terno. Trabajar es of recer e l máximo que se pueda dar en cada uno de los apar tados de la v ida, pr inc ipa lmente e l de la fami l ia , e l t rabajo y los amigos, porque absorben e l noventa por c iento de nuest ro t iempo. También debe entenderse t rabajar en e l sent ido de pul i r tu p iedra bruta, tu carácter y estar en d isposic ión de rect i f icar tendencias equivocadas.

El árbol de la vida, Tiphereth

Tiphereth es la sexta estancia del Árbol Cabal ís t ico o árbol de la v ida, es e l segundo Séf i ra de la co lumna centra l , la de l equi l ibr io , después de Kether . Y es e l tercer cent ro del Mundo de Creaciones. T iphereth es e l rost ro v is ib le de Kether , es su mani festac ión mater ia l , representada en e l un iverso por e l Sol . T iphereth es un centro de armonía, ya que todos los senderos conducen a é l , y é l conduce a todos los centros de v ida.

En esta estancia so lar se establece la concienc ia del hombre, ya que centra l iza todas las exper ienc ias procedentes de la co lumna del Rigor ( izquierda) y de la de la Grac ia (derecha) , in fundiéndonos la idea de un equi l ibr io ent re la necesidad hecha ley y la Grac ia Div ina. Aquí se s i túa nuest ra concienc ia, es deci r la qu intaesencia de todo lo que hemos aprendido a lo largo de nuest ras encarnaciones.

En e l cuerpo humano, T iphereth t iene re lac ión con e l corazón, e l cual bombea la sangre y apor ta oxígeno a todas las cé lu las. Los rayos del Sol también apor tan un a l imento que no es as imi lado de forma d i recta, se in ter ior iza en la t ier ra y produce e l desarro l lo de l mundo vegeta l , toda la v ida ex is tente en la t ier ra es un don del Sol .

La sangre es e l vehícu lo del Cuerpo de Deseos y en e l la se encuentran las imágenes re lac ionadas con nuest ras exper ienc ias emot ivas. Por e l lo , de la misma forma que e l corazón pur i f ica la sangre, e l Sol l impia constantemente los deseos. E l corazón es e l motor de l organismo, y a l rededor del Sol g i ran e l resto de los p lanetas de nuest ro s is tema solar .

E l Sol impr ime la vo luntad necesar ia para que todo se ponga en marcha. En e l corazón f ís ico se encuentra e l á tomo-germen que se ut i l izará para la const rucc ión de un nuevo cuerpo f ís ico en func ión de los contenidos de este átomo.

De la misma forma, e l Sol par t icu lar de cada ser humano cont iene e l conjunto de las exper ienc ias v iv idas, e l cúmulo de la sabidur ía lograda a lo largo de las v idas: e l Sol const i tuye la voz de la concienc ia que proporc iona la pr imera respuesta a modo de pre ju ic io a las s i tuac iones a las que nos enf rentamos. Hablamos de pre- ju ic io porque se t ra ta de un ju ic io que procede de lo aprendido con anter ior idad y no de una ref lex ión del presente.

Más adelante, esta va lorac ión in ic ia l será anal izada por nuest ra personal idad actual que puede apoyar la o rechazar la . Esto determina s i e l Ego super ior posee mucha o poca l iber tad en la presente encarnación.

E l sexto p i lar para la const rucc ión de nuest ra personal idad, s igu iendo e l orden establec ido en e l Árbol de la V ida, es aquél que of rece a l ser humano la opor tunidad

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de Escuchar su Conciencia antes de cont inuar con su proyecto. La v ida de los hombres se r ige por dos t ipos de leyes d is t in tas, las que han escr i to los gobiernos, los pol í t icos o los jueces y las que se imponen a s í mismos, las que t ienen que regi r su comportamiento in terno. Comprender las pr imeras será ya un gran paso hacia la mejora de las condic iones de v ida, e laborar las segundas un requer imiento ind ispensable en la búsqueda de la fe l ic idad. La creación de un código de conducta impl ica un compromiso personal para mejorar la convivencia in terna y exter ior . Se t ra ta de real izar un pacto que ayude a opt imizar las condic iones de v ida. Par t iendo de la base que cada movimiento ind iv idual genera uno co lect ivo, cualquier in ic ia t iva que tomemos en un sent ido posi t ivo estará favorec iendo nuest ra comunidad.

E laborar un código de conducta es una act i tud personal e in t ransfer ib le ya que se basa en la adecuación del comportamiento a lo que d ic te la propia concienc ia. En c ier to modo se t ra ta de escuchar los d ic támenes in ternos, a ese sabio que desde lo más profundo de nuest ras ent rañas va d ic tando las leyes a segui r . E l problema es que en muchos casos hacemos oídos sordos a sus recomendaciones y e l lo genera conf l ic tos in ternos que acaban repercut iendo en e l exter ior . En todo caso t ienes la pos ib i l idad de escuchar .

En ocasiones, segui r los d ic támenes de la concienc ia impl ica contradeci r e l impulso de las emociones y es aquí donde radica uno de los pr inc ipa les problemas del ser humano. “Mañana debo levantarme temprano para real izar un t rabajo de prec is ión, pero en esta f iesta me lo estoy pasando de miedo, ¿qué hago? Si se lo d igo le va a doler , pero s i me lo guardo quizás sea peor , ¿qué hago? Quiero mucho a mi mujer , pero mi secretar ia me fust iga con cont inuas ind i rectas, ¿qué hago?”

Se impone la creación de un código de conducta, que debe ser avalado por una observación de los impulsos pr imar ios que nos d i r igen hacia e l ob jeto de nuest ro deseo.

El árbol de la vida, Netzah

Netzah es e l sépt imo Séf i ra del Árbol Cabal ís t ico o árbol de la v ida. Se s i túa debajo de Hesed-Paraíso en la co lumna de la derecha, la de la bondad, la grac ia y la to lerancia. Sabemos que en Hesed se encuentra ref le jada la Luz-Amor de Hochmah, y que T iphereth es e l rost ro f ís ico de Kether-Voluntad en la co lumna centra l , por lo tanto Netzah quedará impregnado de las v i r tudes inherentes a estos Séf i ras por ser los que t iene más próx imos en la escala super ior .

A medida que descendemos por e l Árbol Cabal ís t ico, podemos comprobar cómo las fuerzas de sus centros se mater ia l izan de forma progres iva, tanto las posi t ivas como las negat ivas. Hemos v is to más arr iba que e l amor emanado de Hochmah es tan puro, que sus radiac iones son captadas con c ier ta d i f icu l tad y nos cuesta aprovechar las. En Hesed ese amor se t ransforma en afán de conquis ta, de gozar con los deseos, tanto los subl imes como los emocionales y los mater ia les.

Así pues en Netzah ese afán, ese amor y esos deseos ya t ienen forma concreta, tangib le y somos capaces de perc ib i r , de sent i r , de crear mediante e l apor te energét ico de este centro de v ida. Venus es e l rost ro v is ib le de Netzah, y admin is t ra los contenidos de L ibra y Tauro.

Acerca del or igen de Venus-Afrodi ta , ex is ten dos vers iones. La pr imera la hace h i ja de júp i ter -zeus. Según la segunda, Kronos-Saturno, t ras mut i lar a su padre Ouranos-Urano (e l c ie lo) , lanzó los despojos de la v i r i l idad de éste a l mar y de una b lanca espuma que se formó, nac ió Venus-Urania.

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Estos or ígenes parecen ind icar c laramente que ex is ten en este Séf i ra dos ver t ientes, la que provoca en e l ind iv iduo la apetencia de las cosas ter renales ( la pr imera) y la que lo induce a e levar su mirada hacia los mundos del espí r i tu . Los or ígenes de esta d iosa nos dan un c laro ind ic io de los at r ibutos que t iene bajo su mando: la fer t i l idad, la be l leza, la abundancia y e l amor. Según su n ive l de v ibrac iones, la persona t rabajará más con una que con la ot ra.

Desde este centro de v ida nos v iene la inspi rac ión, la sensib i l idad, la armonía de las formas, la búsqueda del complemento ideal y la p len i tud tanto f ís ica como espi r i tua l . De Netzah-Venus nace también la apetencia por las cosas ( las de la t ier ra o las del c ie lo) , las ganas de poseer las para poder exper imentar con e l las. Netzah es e l pr imer Séf i ra del Mundo de formación y por lo tanto la semi l la y e l motor de l E lemento Ai re ( ideas- lóg ica-razón) , que exter ior izará a t ravés del s igno de L ibra.

E l sépt imo p i lar para la const rucc ión de nuest ra personal idad, s igu iendo e l orden establec ido por e l Árbol de la V ida, es aquel que ayuda a l ser humano a comprender la impor tanc ia que t iene saber Valorar los Deta l les.

Hasta e l s ig lo pasado, en muchos ámbi tos de la v ida – sobre todo en e l profes ional - , se va loraba por enc ima de todo la capacidad menta l de una persona, su coef ic iente in te lectual , aparcando en c ier to modo sus sensaciones, sus v ibrac iones, sus sent imientos, su sensib i l idad, su del icadeza. Afor tunadamente nuest ra soc iedad ha avanzado mucho en este sent ido. Nos damos cuenta que la forma va por de lante y que un buen envol tor io l legará antes a l corazón, que e l contenido a la mente práct ica.

De este modo, e l est i lo de comunicac ión puede l legar a tener más re levancia que e l mensaje en s í . Ya nos lo demostró Quevedo. Según se re la ta en una anécdota, apostó con un amigo que podía repet i r le dos veces a la re ina Isabel que era co ja s in que ésta se ofendiera (a e l la le molestaba mucho que le nombraran esa minusval ía) , y lo consiguió con la ayuda de los s igu ientes versos ( l levando una rosa en una mano y un c lavel en la ot ra) : “ent re la rosa y e l c lavel su majestad escoja; ent re la rosa y e l c lavel , escoja doña Isabel ” . Por supuesto ganó la apuesta.

Prestar a tenc ión a los deta l les, a la forma, se vuelve así una muestra de respeto hacia las personas de nuest ro entorno y abre la puer ta a unas re lac iones humanas más sanas y armónicas, en def in i t iva, nos acerca a la fe l ic idad.

El árbol de la vida, Hod

Hod es e l tercer Séf i ra de la co lumna de la izquierda y representa la búsqueda de la per fecc ión a t ravés de la verdad. Es, a l mismo t iempo, e l segundo del Mundo de Formación. De este centro rec ib imos toda la energía necesar ia para impulsar nuest ro cerebro a no contentarse só lo con los p laceres que nos of rece e l Séf i ra anter ior , Netzah.

El lado izquierdo de nuest ro cerebro, de donde emana esta energía, remueve los c imientos de nuest ra personal idad profana para act ivar e l mecanismo que nos permi te corregi r los desmanes que hayamos podido cometer ba jo e l imper io de los sent idos (Venus) .

Hod ha heredado e l pensamiento act ivo de Binah y es e l encargado de leg is lar , de d iscern i r lo que es l íc i to de lo que no lo es, en lo refer ido a nuest ro programa humano. Tal como reza la ley hermét ica «Como arr iba es abajo», Mercur io-Hod es e l guard ián de esta analogía. Grac ias a sus radiac iones, podemos descubr i r los secretos de los d ioses. Como se t ra ta del ú l t imo Séf i ra de la co lumna de la

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i zquierda, const i tuye e l ú l t imo es labón de la cadena del escenar io de nuest ras exper ienc ias. E l aprendiza je no será fác i l , por la v ía del do lor , pero Hod insuf lará a nuest ro paisa je humano chispa, creat iv idad y una gran capacidad de anál is is . En la leyenda mi to lóg ica, Hod-Mercur io-Hermes era h i jo de Hesed-Júpi ter y hermano de Apolo-Netzah.

Cuenta la h is tor ia de los d ioses que Júpi ter , su padre, le ordenó ser su mensajero, debiendo t ransmi t i r los mensajes del Ol impo a los morta les. Mercur io actúa pues de lazo de unión entre e l c ie lo y la t ier ra, su func ión en lo profundo consis te en comunicar a la mente concreta los p lanes y objet ivos del Ego super ior o , d icho de ot ro modo, nos ayuda a descubr i r desde abajo e l func ionamiento de los mundos de arr iba, nos apor ta la comprensión. Hod-Mercur io admin is t ra los contenidos de Géminis y V i rgo. En Géminis , actúa posi t ivamente apor tando d iscern imiento a la exter ior izac ión del pensamiento. En Vi rgo, actúa por su polar idad negat iva y nos conf iere una gran capacidad anal í t ica y de s íntes is . Estamos ya en e l p i lar número ocho para la const rucc ión de nuest ra personal idad, s igu iendo e l orden establec ido en e l Árbol de la V ida, lo cual s ign i f ica que hemos real izado un recorr ido por los s ie te anter iores, adqui r iendo act i tudes que permi ten una a l ta def in ic ión de nuest ro edi f ic io in terno.

El octavo p i lar o f rece ingredientes que nos ayudarán a comprender mejor nuest ra real idad: l legar a l Anál is is y la Razón a t ravés de la Comunicac ión.Hemos l ibrado muchas bata l las con nuest ras tendencias in ternas y con su proyección a l exter ior y es t iempo de real izar un anál is is ap lomado de la s i tuac ión resul tante. ¿A quién hemos ofendido en nuest ro afán ind iscr iminado por compet i r y por qué? Esa podr ía ser una buena pregunta a formularse.

Es e l momento de recurr i r a la lóg ica y la razón, permi t iendo que la in te l igencia penetre en nuest ros proyectos y nos ayude a superar las fases emocionales y los impulsos inst in t ivos.

Es t iempo de so l tar las amarras que nos unen a l pasado y de hacer lo de forma consciente, como resul tado de una ref lex ión muy madurada y de un anál is is pormenor izado de las act i tudes abandonadas y superadas a lo largo del camino.

El árbol de la vida, Yesod

Yesod es e l Séf i ra número nueve del Árbol Cabal ís t ico o árbol de la v ida, es e l tercero del Mundo de Formación. Es e l cent ro encargado de cr is ta l izar y ob jet ivar los impulsos procedentes de los demás centros, convi r t iéndolos en actos, proyectando la concienc ia super ior hac ia abajo.

Grac ias a Yesod todo lo que se encuentra en nuest ro in ter ior se convier te en imágenes, es deci r en s i tuac iones. Por e jemplo s i sent imos odio o rencor , podemos tener la segur idad de que Yesod, un día u ot ro, ob jet ivará en e l mundo real estos sent imientos, br indándonos la ocasión de e jercer ese odio, o b ien, vo lv iendo la imagen del revés, nos hará v iv i r s i tuac iones odiosas, v io lentas o crueles.

Resul ta pues pel igroso a l imentar este centro sef i ró t ico con emociones o in tenc iones negat ivas ya que después nos veremos obl igados a v iv i r las. Es prec iso e jercer un contro l consc iente sobre la producción de imágenes, procurando captar s iempre imágenes posi t ivas de los demás, ya que s i captamos únicamente lo negat ivo, acabaremos v iv iendo esta negat iv idad. Podemos comparar las func iones de Yesod a las del tubo catódico de un te lev isor , que recoge las puls iones energét icas del cent ro emisor y las convier te en las imágenes que aparecen luego en panta l la .

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Yesod es as imismo e l cent ro productor de los sueños. Por ot ra par te, Yesod también se ocupa de centra l izar las exper ienc ias procedentes de Malkuth, es deci r de la rea l idad mater ia l , para ver ter las en la concienc ia super ior , representada en e l Árbol por T iphereth. Esto s ign i f ica por e jemplo que s i ponemos la mano en e l fuego, e l cent ro Yesod se encarga de t ransmi t i r a l Ego super ior la lecc ión aprendida, o sea, que e l fuego quema. Y cuando nuevamente nos acerquemos a l fuego, T iphereth, es deci r nuest ra concienc ia, mandará a Yesod (a nuest ra imaginación) la imagen de la quemadura y de esa forma ev i taremos volver a cometer e l mismo error .

Aunque, puede ocurr i r que, debido a un b loqueo de Malkuth en nuest ro Árbol de la v ida par t icu lar , las exper ienc ias f ís icas y la lecc ión que cont ienen no puedan subi r hac ia la concienc ia, en este caso, vo lveremos a t ropezar una y ot ra vez en la misma p iedra, a l menos hasta que l levemos a cabo e l desbloqueo de Malkuth, pero esto ya es har ina de ot ro costa l (a propósi to de los b loqueos de Séf i ras, consul tar e l «Curso de In ic iac ión a la Ast ro logía y a l Tarot» de Kabaleb, ed. Ind igo) .

En e l Zodíaco, e l Séf i ra Yesod está representado por la Luna, regente a su vez del s igno de Cáncer . S iguiendo e l orden establec ido en e l Árbol de la V ida, cuando se ha act ivado la vo luntad, t razando metas y tomando decis iones (pr imer p i lar ) ; aprovechado las opor tunidades, con sabidur ía y espí r i tu pos i t ivo (segundo p i lar ) ; se ha establec ido un marco de actuación, creando sus pautas de movimiento, local izando sus l ími tes y mid iendo e l espacio y e l t iempo ( tercer p i lar ) ; se ha comprendido e l a lcance del poder y la necesidad de potenciar cual idades (cuar to p i lar ) ; se ha t rabajado con ahínco y protegido las in ic ia t ivas (quinto p i lar ) ; se ha implantado un código de conducta, escuchando la concienc ia (sexto p i lar ) ; se han va lorado los deta l les, act ivando los sent idos (sépt imo p i lar ) ; y se ha real izado un anál is is cu idando b ien la comunicac ión (octavo p i lar ) , entonces se está preparado para la ú l t ima fase en la const rucc ión de nuest ra personal idad, la que nos permi t i rá V isual izar e l Resul tado.

L legamos a l f ina l de l recorr ido con este noveno p i lar que nos t raerá, en c ier to modo, una recapi tu lac ión de los ocho anter iores. S i hemos sabido cu l t ivar y pract icar de forma adecuada las act i tudes deta l ladas con anter ior idad, tendremos ya un proyecto de v ida en avanzado estado de gestac ión, habremos impreso numerosos cambios en nuest ra personal idad y estaremos v iv iendo de forma más equi l ibrada.El propósi to ha l legado a su novena fase, a punto de sa l i r a l exter ior , só lo le quedan unos pequeños retoques para dar lo por f ina l izado. La imaginación va a ser aquí un ingrediente esencia l .

E l V i t r io lum, además de ot ros s ímbolos, t rabaja de forma d i recta la energía del séf i ra Yesod (a t ravés de cada uno de sus 8 ángeles) , lo cual ayudará enormemente a que se cr is ta l ice, se l leve a la práct ica e l deseo formulado cuando lo hemos act ivado.

El árbol de la vida, Malkuth

Malkuth es e l ú l t imo Séf i ra , e l déc imo, del Árbol Cabal ís t ico o árbol de la v ida y per tenece a l Mundo de Acción. En e l Zodíaco, corresponde a l Ascendente o Casa I . Este centro representa pues nuest ra t ier ra humana, nuest ro mundo f ís ico.

Los nueve centros anter iores representan ot ros tantos grupos de facul tades que debemos adqui r i r a lo largo de nuest ro recorr ido humano, v ida t ras v ida. Malkuth será pues e l resul tado de nuest ra act iv idad anter ior . Todos los centros de v ida

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desembocan f ina lmente en Malkuth, es deci r en nuest ra personal idad mater ia l , t ransformándola.

En este punto, todo se t ransforma en acontec imiento, en real idad palpable. Cuando se a lcanza este punto, ha pasado e l momento de pensar , medi tar o imaginar , y só lo cabe exper imentar aquel lo que anter iormente - ta l vez en ot ras v idas- hemos ideado. La v ida nos p ide respuestas inmediatas, actos. E l Árbol nos permi te entender , ent re ot ras muchas cosas, e l proceso de formación de un acto cualquiera.

Todo acto f ís ico se in ic ia en pr imer lugar en e l Mundo de las Emanaciones (Kether , Hochmah, B inah) , en e l que se mani f iesta como una emanación la vo luntad inc ip iente de hacer a lgo, este proceso es muy a menudo inconsciente. Luego este embr ión de proyecto será regado con e l Agua de nuest ros deseos en e l mundo de Creaciones ( formado por los centros Hesed-Gueburah-Típhereth) , poster iormente en e l Mundo de Formación (Netzah-Hod-Yesod) lo anal izaremos de forma exhaust iva y veremos la forma lóg ica de real izar lo y cr is ta l izar lo y f ina lmente aparecerá mater ia l izado en Malkuth, en la esfera f ís ica.

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