el al gore europeo
TRANSCRIPT
El Al Gore europeo
Dídac Gutiérrez-Peris
13.06.08
Un reto: el cambio climático. Un problema que resolver: la falta de
conocimiento sobre las implicaciones y consecuencias de este
fenómeno. Un recurso posible: un personaje de la vida pública que se
dedica en exclusiva a informar, promover el debate y provocar un
cambio de la opinión pública.
Ahora imaginen el equivalente para el proyecto europeo. 27 Al Gore,
27 personajes públicos (no necesariamente políticos) que sin interés
marcadamente partidista, priorizando el objetivo de solucionar un
déficit informativo, se dedicaran exclusivamente a promover el
debate en el seno de una sociedad que no tiene demasiada idea de
cómo funciona Europa, y los motivos por los que vale la pena seguir
juntos en el mismo barco.
Nuestras sociedades tienen hoy esta capacidad alarmante de dar por
adquirido aquello que no lo está. Nos pasa con nuestros principios
democráticos; con el cambio climático, que si bien reconocemos que
existe, todavía dudamos que pueda afectarnos del “todo”; con las
crisis económicas, que al fin de cuentas nos parecen “cíclicas” y que
jamás llegaran a cuestionar nuestro “cine del fin de semana”. De la
misma manera que nos ocurre con la Unión Europea y los beneficios
del mercado común que damos por garantizados y explicados.
Y cuando las cosas se tuercen, a veces agriamente, como en Irlanda
esta semana, nos miramos extrañados. Cómo es posible, se
exclaman algunos, que este “pequeño” país, con apenas cuatro
millones de habitantes (por casi 500 en la Unión Europea), que ha
pasado de ser desde 1973 (cuando adhirió a la Unión Europea) uno
de los países más desfavorecidos de Europa a ser el segundo más
rico después de Luxemburgo gracias en grandísima parte a las
políticas comunitarias, haya votado no. Y además con semejante
claridad.
La verdad es que muchos nos empeñamos en creer que el mal
momento por el que pasa el proceso de construcción europea no
tiene nada que ver con el funcionamiento y resultados de la Unión
Europea en sí, sino con problemas domésticos propios de cada país.
En 2005 le echamos la culpa a Chirac, más tarde al gobierno
holandés (aunque la encuesta del euro barómetro a salida de urna
dijera lo contrario y revelara que los votantes justificaban su decisión
en primer lugar por la desinformación y desengaño sobre Europa).
Hoy apuntamos el paro en Irlanda.
Me pregunto cuantos “no” vamos a necesitar para despertarnos de
una vez, para dejar de ignorar las raíces de la antipatía creciente
hacia Europa y darnos cuenta que existe un problema real y global de
desconfianza y desinformación hacia Bruselas.
Los ciudadanos están hartos que nadie les diga donde estamos; que
no tengan los mecanismos disponibles para entender que pone ese
Tratado; que no tengan la oportunidad de debatir entre ellos de
cuestiones esenciales como la energía, la inmigración o el
funcionamiento institucional de la Unión Europea.
Están hartos de ver como las instituciones comunitarias, allá a lo
lejos, en una especie de misterioso e inaccesible feudo bruselense,
decide siguiendo no sé sabe muy bien que criterios de “eficacia” y
“tecnocracia” y no siguiendo los criterios propios de la democracia
representativa y de la confrontación política. Se sienten perdidos,
engañados, desconfiantes.
La tentación del inmovilismo en un ambiente tan enrarecido es
monumental.
Veinte años después, todavía no hemos aceptado que la caída del
muro de Berlín supuso el fin de una “Unión Europea” exclusivamente
económica y se abrió la caja de Pandora de una Unión Europea
“política”, pendiente todavía de definir sus fronteras, sus objetivos,
sus competencias y sus capacidades. Su rol en el mundo actual
también.
No podemos seguir con los mismos esquemas que como cuando
éramos 15, cuando nadie se planteaba el dilema de ¿hasta dónde?,
cuando existía una especie de consenso permisivo con todo lo que
paría la Unión Europea.
Las cosas han cambiado, las expectativas y demandas de los
ciudadanos también. Piden una Unión Europea más representativa y
democrática, que fomente la participación y la apropiación de este
magnífico proyecto. Una Unión más legítima.
Ojala tuviéramos más Al Gore europeos.
Noticias relacionadas en LVD:
http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53457648495&ID_
PAGINA=22088&ID_FORMATO=9&turbourl=false
http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53429823157&ID_
PAGINA=22088&ID_FORMATO=9&turbourl=false
Webs relacionadas:
Europa – Debate Europe (català) : http://europa.eu/debateeurope/index_ca.htm