ejem! tree

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EJEM! TREE Ana Balboa Marta Linaza Javier Mañero

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Catálogo de la exposición Ejem! Tree que reúne a tres escultores alrededor de la idea de árbol. Una propuesta de Mª Jesús Abad y Carlos Valverde para la Galería Liebre de Madrid (11/2015) Ana Balboa aporta con sus representaciones de árboles en bronce, una visión tan inmediata y expresiva de lo vegetal, de sus formas y texturas, como poética y de sutil carga sensitiva. Marta Linaza señala en sus diversas series tensiones entre los materiales y las representaciones que soportan, sus árboles, ramas y nubes son, además, literatura y soporte de un pensar la naturaleza. Javier Mañero trata el árbol como materia, con grandes tablas labradas dispuestas a ser devueltas al bosque original, y como espacio, con bosques y jardines pintados, de un tiempo velado y extrañamente verde.

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EJEM! TREE

Ana Balboa Marta Linaza Javier Mañero

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Ejem! TREE

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EJEM! TREE

Page 4: Ejem! Tree

Catálogo editado por la Galería Liebre con motivo

de la exposición conjunta de Ana Balboa, Marta

Linaza y Javier Mañero Ejem! Tree, celebrada el

mes de noviembre de 2015

Comisariado: Mª Jesús Abad, Carlos Valverde

Texto de presentación: Mª Jesús Abad Tejerina,

Carlos Valverde Martínez

Textos introductorios: Ana Esther Balboa Gonzá-

lez, Marta Linaza Iglesias, Javier Mañero Rodicio

Fotografía y Diseño editorial: Javier Mañero

Galería Liebre

Calle Doctor Fourquet 30

28012 Madrid

www.galerialiebre.es

Dirección: Isabel Gómez

Edita Galería Liebre, Madrid 2015

ISBN: 978-84-608-4995-7

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EJEM! TREE

Ana Balboa Marta Linaza Javier Mañero

Proyecto comisariado porMª Jesús Abad / Carlos Valverde

Noviembre de 2015

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Ejem! TREEEjem! TREE

SobRE una gRan alfombRa dE hojaRaSca

María Jesús Abad TejerinaCarlos Valverde Martínez

Page 7: Ejem! Tree

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La Galería Liebre acogió la exposición

EJEM! TREE durante el mes de noviembre

de 2015.

Amamos a los árboles de un modo instin-

tivo. Admiramos su firmeza, hermosura,

quietud y capacidad de regeneración. Algo

primigenio nos impulsa a acariciar su corte-

za esperando, quizá, sentir el latir de la tie-

rra. Su representación es un motivo común

a todas las culturas. Conecta el inframundo

con la tierra y el cielo, participa de todos los

elementos y puede interpretarse como una

alegoría de la renovación eterna, ya que

permite transitar por el pasado, el presente

y el futuro. Cada árbol deja grabada en su

interior la información de toda su historia.

Una de las más visibles diferencias

entre los seres vivos es que unos tienen

cabeza y otros no. Los que poseemos esa

extremidad, la necesitamos para buscar un

lugar ideal en el que poder plantar nuestras

raíces y... perderla. En ese sentido, las plan-

tas nos llevan ventaja: hace tiempo que en-

contraron su lugar en el mundo. Acaso sea

este tipo de particularidades las que nos

permiten reconocer su valor místico y ver

en él a un ser vivo superior.

Materia prima versátil y universal,

el árbol proporciona elementos necesarios

para mantener el suelo fértil y húmedo y

el aire limpio. También entregan la made-

ra con la que construir hogares, muebles y

medios de transportes; crían frutos y se-

millas que permiten alimentarnos; son el

combustible para el fuego que calienta el

ambiente (y la comida), dan sombra, papel,

carbón, medicinas... En definitiva, seres vi-

vos plenos de cualidades útiles y espiritua-

les.

En muchas culturas las decisiones

importantes se toman bajo un árbol em-

blemático del lugar, sagrado y reconocido

por la comunidad. Acostumbra a estar en

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Ejem! TREE

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espacios al aire libre que ayudan a dialogar

y tomar decisiones. En la película Avatar,

dirigida por James Cameron en 2009 el

llamado Árbol Madre, centro espiritual de

los habitantes de Pandora, conecta a cada

individuo con la información del mundo,

rompiendo la barrera temporal.

Ésta es la reflexión nuclear de la ex-

posición El diálogo entre la escultura y el

árbol. Los artistas que participan en la mis-

ma (Ana Balboa, Marta Linaza y Javier Ma-

ñero) afrontan el universo arbóreo desde

diferentes –pero complementarios– pun-

tos de vista. La temática no ha sido elegida

al azar: está enraizada en la madurez pro-

fesional de estos artistas que llevan años

investigando sobre la materia.

Resulta fascinante transitar por esa

metafórica jungla plagada de arbustos en

la que, gracias al entorno, cambian su signi-

ficado según cómo se interprete el referen-

te, el resto de piezas y cuál sea la experien-

cia personal del aventurero que se atreva a

cruzar el aparentemente inhóspito paraje.

Eso es, en realidad, lo más interesante de

cualquier exposición.

Ana Balboa sitúa al árbol en un plano su-

perior. Sus obras son un tributo a lo que

éste tiene de sagrado. Presenta arbustos

descopados y copas sin tronco. Troncos

como cuerpos metamorfoseados entre

animal y vegetal que, una vez lograda la

simbiosis, se divisa a menudo en la natura-

leza. De este modo, rompe con la inocencia

perceptiva para trasladar al espectador a

una realidad diferente, influenciada por la

experiencia artística. Y abre paso a nuevas

reflexiones sobre la materia: la simbiosis

entre lo animal y lo vegetal –al fin y al cabo,

todos somos seres vivos–, la transforma-

ción de la naturaleza (imprevisible, extraña,

cercana, fuerza bruta…), la vida. Toda la

sabiduría quedó en la memoria del tronco

mutado, retorcido, dejando constancia de

que no estuvo exento de sufrimiento. Pig-

mentos puros tiñen de color algunas de las

obras, caen como semillas alrededor de los

troncos dorados. En definitiva, se recrea

en objetos sublimes presentados como

reliquias, cuidados hasta el último detalle.

Mostrando, con humildad, una delicada in-

timidad.

Marta Linaza presenció el incendio de un

bosque por el que paseaba con frecuencia.

Ese desastre ecológico la impulsó a cons-

truir un homenaje con el que recordar du-

rante mucho tiempo el esplendor y verdor

ya pretérito. Recogió troncos quemados y,

partiendo de ellos, esculpió nuevos árboles

con los que realizó una instalación artísti-

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Mª Jesús Abad

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ca. Los habitantes del lugar se reunieron

en torno a ella para celebrar el ya exinto

bosque. Allí comieron y bailaron, en un rito

ancestral de regeneración. Este tema ha

sido recurrente en su trabajo. La escultora

piensa el árbol desde el propio árbol. Y lo

recrea a través de materiales derivados del

mismo. Esto le permite, al mismo tiempo,

mostrar acusadoramente (quizá también

con gratitud) que los frutos del árbol (pa-

pel, carbón…) son absolutamente necesa-

rios para el arte. Nos dice: ¡ésto es árbol!

Presenta la dualidad del objeto en

cuestión a través del uso versátil de los

materiales. Combina, en una misma pieza,

texturas rígidas y blandas, pesadas y lige-

ras, cálidas y gélidas… La dualidad también

se siente en el modo de trabajar el concep-

to: en positivo y negativo a la vez

Javier Mañero plantea una triangulación:

árbol emoción, árbol materia y árbol ico-

no. Con esas tres patas elabora un dis-

curso multidimensional del tema. Con sus

imágenes recrea un bosque oscuro, lleno

de secretos, cuna de la fuerza primigenia,

habitado por seres fantásticos donde todo

se transforma por medio de nuestra imagi-

nación, de la luz y de la sombra… Un monte

arquetípico que oculta y expone al mismo

tiempo. Invita a pensar en la idea de la tabla

(mesa) como lugar de reunión sobre el que

se sirven los alimentos. La tabla transfor-

mada, el árbol materia. En las tablas talla-

das de Mañero se aprecian vibrantes tex-

turas. Algunas esconden en su dorso, apo-

yado en la pared, protuberancias cónicas

que aspiran penetrar otra materia. La obra

de la tablas se completa con unas pinturas

frágiles basadas en La Anunciación de Leo-

nardo da Vinci (Galería Uffizi, Florencia), un

dispositivo con el que animar al espectador

a reinterpretar el tema genérico de la ex-

posición.

Para terminar, resulta pertinente señalar

que esta exposición no tiene como objeto

promocionar a artistas para situarles en el

mercado. Se trata de poner en su lugar a

profesionales serios y honrados, bien for-

mados, doctores en Bellas Artes que co-

nocen bien su oficio y saben qué, por qué y

para qué hacen las cosas. Llevan toda una

vida trabajando, cada vez con más profun-

didad, y construyendo con cada pieza un

mensaje auténtico, sin buscar laureles.

Son artistas de verdad que ni se

repiten a sí mismos ni son deudores del

mercado. Ni de nada. Ni de nadie.

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ÁRbolES, SombRaS y dEmÁS dudaS

Ana E. Balboa González

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Contar estas piezas… ¿no se cuentan so-

las?, si tuvieran palabras con que expre-

sarse dirían que han nacido de una idea,

una imagen presentida, una intuición, la

sospecha de una naturaleza que existe y a

menudo huye como se escapan las olas en

la orilla del mar.

Ola que te deja cercada por un

porqué no resuelto y quizás en un conti-

nuum sin réplica …

Seres con los que convivo, están

alojados en un interior y han salido dis-

puestos a perseverar preguntándose, pre-

guntándonos, ¿naturaleza?, ¿árboles?...

Nacen de un bosquejo en el lugar,

en el tema, en el asunto, allí crecen, se fun-

dan comienzan a ser, la raíz esta en ingerir

naturaleza en todas las ocasiones, en cada

paseo, en cada visita, en cada pérdida, en-

gullir el natural con los ojos ávidos de for-

mas, de sombras, de luces, de alegría, esos

signos se entrelazan con un tejido neuronal

que habitan y en el que son acogidos.

Cuando son resueltos en cera,

salen a la luz aprehendidos, devanados y

resueltos, tantas veces soñados, tantas

veces,… duda.

No hay una actitud sentimental

en esta búsqueda, tampoco científica, es

un modo que no encuentra ni precisión ni

definición, es una necesidad interior. No

encuentro categorías para estas formas,

agruparlas me resulta un sin sentido, no

nombrarlas, nombrar es un intento de

poseer, y ya han sido poseídas, por lo que

volvemos al sin sentido de nombrarlas, de

categorizarlas.

La búsqueda de naturaleza es

una exploración sin palabras, es lo más

próximo a nosotros, lo conocido que pasa

a ser desconocido, cuanto más ves menos

comprendes, y más necesitas observar. El

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Ejem! TREE

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Ídolo. 18 × 4 × 5 cm. Bronce dorado. Pieza única.

mismo acto de observar cambia el objeto

observado, ¿qué truco utiliza la naturale-

za para que esto pase?. Quiero capturar lo

imposible, ese espacio entre el origen de la

observación y lo observado.

Hay una intensa emoción religio-

sa, el misterio, el silencio de lo sagrado, de

lo que escapa, se muestra con la sabiduría

de saber que no lo puedes apresar más que

con la intuición, con la duda, con un no sé.

Es mito, ese espacio sagrado es real, quizás

se configura más real que la propia reali-

dad, y por eso están ahí, y viven en espa-

cios invisibles sin los que no habría forma

visible. Esa vida que no se ve, es un aviso,

la constatación de un misterio, de una pre-

gunta.

Encaro en cada pieza una visión

del natural, la sujeto a esa forma, a esa

idea concreta, enfocar para comprender,

pero también para reducir, para acabar con

ella, para ponerle límites al conocimiento

de ese ser, ese ser misterioso e irreducible

que convierto en cuerpo, ese yo fuera del

yo.

Incumben al Centro, porque son el

punto de intersección, ese lugar arquetípi-

co, mítico de confluencia del cielo y la tierra.

Esta imagen se hace consciente, la imagen

consciente es alma…, yo sigo dudando, sin

embargo, ellas no.

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Ana Balboa

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La raíz del cielo. 14 × 9 × 12 cm. Bronce dorado y pigmento. Pieza original. P/A

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En el camino a Pombie. 27 × 27 × 17 cm. Bronce y pigmento. Pieza única.

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Ana Balboa

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Nido. 25 × 15 × 18 cm. Bronce y pigmento. Pieza única.

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Cuerpo sombra II. 12 × 4 × 4 cm. Bronce y pigmento. Pieza original. P/A

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Ana Balboa

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Cuerpo sombra. 19 × 6 × 3.5 cm. Bronce. Pieza original. P/A

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Rota. 13 × 6 × 6 cm. Bronce. Pieza original. P/A

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Ana Balboa

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Me estiro. 21 × 6 × 5 cm. Bronce y pigmento. Pieza original. P/A

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Copa. 12 × 12 × 10 cm. Bronce y pigmento. Pieza original. P/A

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Ana Balboa

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Me retuerzo rota. 14 × 8 × 5 cm. Bronce y pigmento. Pieza original. P/A

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Mi casa. 11 × 5 × 4 cm. Bronce y pigmento. Pieza original. P/A

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Ana Balboa

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El camino (cipreses). 21 × 15 × 5 cm. Bronce y pigmento. Pieza original. P/A

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Te miro. 18 × 5 × 5 cm. Bronce y pigmento. Pieza original. P/A

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Ana Balboa

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SopoRTaR nubESy dibujaR mundoS

Marta Linaza Iglesias

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“El dibujo de un árbol no muestra un árbol

sin más, sino un árbol que está siendo

contemplado. Mientras que la visión del

árbol se registra de forma casi instantánea,

el examen de la visión de un árbol (un árbol

que está siendo contemplado) no solo lleva

minutos u horas en lugar de una fracción de

segundo, sino que además incluye una gran

parte de la experiencia de mirar anterior, de

la cual se deriva y a la cual hace referencia.

En el instante de la visión del árbol queda

probada toda una experiencia vital” (John

Berger)

Llevo años haciendo árboles y

paisajes, esculturas; formas que tienen

relación con el crecimiento, la luz, el cielo

y la tierra. Con el tiempo y la memoria.

El paisaje me permite hacer un ejercicio

de ordenamiento y comprensión ya que

es desordenado, asimétrico y siempre

desconocido.

El árbol y la nube han construido ese

universo: nubes informes que se parecen

a cualquier cosa. Árboles fragmentados

en copas, en hojas, en ramas distintas y

repetidas; en ramas quemadas que dan

lugar a otros árboles dibujados; formas

abstractas y sorprendentes, como salidas

de alguna semilla desconocida.

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Claro 1, Claro 2 (2015) 40 × 18 ×13 cm. Papel hecho a mano y carbón.

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La ley de la calle 1 (2015) 35 × 11 × 20 cm. Papel hecho a mano, carbón y cristal.

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La ley de la calle 2 (2015) 35 × 11 × 20 cm. Papel hecho a mano, carbón y cristal.

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Paisaje dibujando (2015) 24 × 30 × 10 cm. Madera, papel y carbón.

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Paisaje mínimo (2009) 20 × 18 x 4 cm. Piedra, carbón y alabastro.

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Ejem! Tree. 12 × 4 x 3 cm. Alabastro, madera y carboncillo.

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Marta Linaza

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Árbol nube (2014) 50 × 16 × 10 cm. Madera y mármol blanco.

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Sin título (2009) 40 × 35 cm. Pizarra.

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Claros del bosque (2013) 60 × 30 cm. Pizarra.

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Esquina (2010) 40 × 30 × 30 cm. Pizarra.

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Recoveco (2010) 25 × 4 × 10 cm. Hierro y piedra.

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Marta Linaza

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SElVa,TablaS y jaRdinES

Javier Mañero Rodicio

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Selva, Tablas y Jardines, describe la parte

de la exposición Ejem! Tree de la que me he

hecho cargo. Una instalación de esculturas

y pinturas que intentan resonar en acorde

único dentro del pequeño espacio en el que

conviven. Se relacionan, se componen en

algo mayor. Y esto determina un recorri-

do a través del cual estas cinco piezas se

miran entre sí y provocan perspectivas y

encuentros variables: escalas, superficies,

texturas, círculos. El árbol, claro, establece

la conexión: el árbol-emoción, el árbol-ma-

teria, el árbol-icono.

Una vez dentro de la instalación, se

proponen miradas diversas y contradicto-

rias sobre el árbol, siempre tomado aquí

como epitome de la naturaleza, su parte

humanamente más consistente. Toroide

que une y nutre tierra y cielo. En cada una

de estas miradas se alude a una experien-

cia emotiva acerca del árbol -de su entidad

y sus lugares- de distinta procedencia entre

la materialidad opaca y luminosa y la tem-

poralidad más transparente.

Registros desde lo procesual a lo

poético que se mezclan y se manifiestan al

recorrer el microespacio de exposición que,

tras asistir a los bosques de Ana Balboa y

Marta Linaza, se inicia por un breve pasaje

que desemboca en una suerte de cella que

acoge a la mayor parte de las piezas; des-

pués el recorrido inverso.

Page 44: Ejem! Tree

Ejem! TREE

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Selva de Lulu (Luz velada). Las dimensio-

nes de esta pintura son excesivas para el

espacio que la acoge; más que contemplar-

la solo es posible experimentarla. Situada

en el pasaje a través del cual se accede al

resto de las obras, se inicia con ella el breve

recorrido propuesto, y también despide a

quien ya lo da por concluido. Por ello, la obli-

gada proximidad a su superficie es, desde

un punto de vista de conjunto, una ventaja,

pues tanto su visualidad inevitablemente

fragmentaria como su pura materialidad,

determinan la experiencia perceptiva de

quien traspasa este pasaje obligado, dispo-

niendo a la experiencia siguiente.

Selva, en el sentido misterioso de

bosque oscuro y apartado: las de Dante o el

barroco. Es así como a Lulu le gusta llamar

a su bosque en la Dordogne, muy frondoso

y sombrío, sin intervención humana, donde

la luz, tan escasa, se filtra en mil metamor-

fosis, el espacio-tiempo se confunde y di-

lata esquizofrénicamente y una hoja tarda

una eternidad en caer desde su rama a tie-

rra. Su arbolado de castaños sirve con sus

siluetas de base figural al fondo del cuadro,

antes de superponer el sistema palimpses-

to de signos, capas transparentes y filtros

verdosos que caracteriza la imagen-mate-

ria final.

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Javier Mañero

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Tabla, taula, tavola, table, mesa. La materia

del árbol, física y míticamente nutricio, una

vez elaborada en planchas aplanadas se

convierte en la tabla, en la mesa que sopor-

ta los alimentos y los objetos. À table! La

madera nunca es material sin más, siempre

es árbol que porta mundos e imaginarios,

como los escritos en sus interpretables ve-

tas y nudos. Siempre alude al bosque ori-

ginal.

Tabla (Tallando) Se apoya entre suelo y

muro con un marcado sentido de provisio-

nalidad, de objeto abandonado o almace-

nado. De tablón dejado contra la pared. En

otro espacio podría aparecer horizontal,

poco importa. Esta escultura es, por una

parte, la metáfora formal de un devolver la

madera, el árbol-tabla, al bosque original

donde todo, como las hojas secas, se cur-

va, se retuerce y alabea antes de su des-

composición final en humus. Por otra, la

expresión de un proceso, un tao de expe-

riencias relativas al sonido, al olor, al tacto,

a la cadencia del tallar, al ser de la madera,

mediante el cual unos cuantos tablones -ya

un solo tablón- vuelve al bosque, acogedor,

ondulante, silencioso.

Tabla (Algunos intentos) Esta talla parte

igualmente de la noción de tablón, aun-

que ahora sometido a mayores deforma-

ciones. No solamente aquellas que curvan

y alabean, producidas normalmente por

cambios bruscos en las condiciones de hu-

medad; también aquellas que se sueñan. El

camino emprendido aquí es así más oníri-

co. Surge de la pulsión arquetípica de hollar

una superficie, una membrana, sin lograr

traspasarla, provocando en una cara una

convexidad o proceso equivalente a la pre-

sión ejercida en la opuesta. Esta tabla tiene

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que ver con el cuerpo, por ello su tamaño, y

tiene que ver con el erotismo, pero en defi-

nitiva no es más que un extraño objeto que

parece estar esperando, ahí apoyado, el

momento de ser útil, como una represen-

tación de la imposibilidad, una representa-

ción de algunos intentos infructuosos.

Jardín de Leonardo 1 y 2. Como contra-

punto a la materialidad reificada, luminosa

y apenas disimulada poéticamente de las

esculturas-tablas, y situadas precisamen-

te enfrente de cada una de ellas, se hallan

dos pequeñas telas pintadas. De muy frágil

instalación, colgando sin bastidor alguno

ligeramente separadas del muro. Contie-

nen fragmentos figurales tomados de la

Annunciazione de Leonardo da Vinci (Uffizi)

Esa franja de árboles de jardín cuya silueta

recortada contra el cielo hace aun más mis-

teriosa y melancólica la escena. Un paisaje

simbólico, como no puede ser de otra ma-

nera, pero que respira ya la emoción subli-

me de la lejanía.

Estas pequeñas telas se sitúan en

este gozne entre simbolismo y emoción,

entre citación culta del jardín y expresión

romántica del paisaje. Pero, sobre todo,

sitúan sus sombríos árboles y sus mate-

rialistas cielos tormentosos y estelados,

en oposición artística con las esculturas.

Jardín de Leonardo 1 cuelga frente a la su-

perficie alabeada pero lisa de Tabla (Tallan-

do), compartiendo ambas un nivel mínimo

de decisiones formales y simbólicas. En

eje cruzado, frente al lecho hoyado de Ta-

bla (Algunos intentos) y sus 10 profundas

concavidades circulares, se hallan los 14

bornes dorados, celestes, distribuidos por

la superficie de Jardín de Leonardo 2.

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Tabla (Algunos intentos) (1999) 205 × 61 × 40 cm- Madera de abedul.

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Selva de Lulu (Luz velada) (1994) 205 × 200 cm. Resina acrílica y cargas.

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Javier Mañero

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Tabla (Tallando) (1998) 315 × 67 × 40 cm. Madera de abedul.

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Javier Mañero

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Tabla (Algunos intentos) (1999) 205 × 61 × 40 cm- Madera de abedul.

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Tabla (Tallando) (1998) 315 × 67 × 40 cm. Madera de abedul.

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Tabla (Algunos intentos) (1999) 205 × 61 × 40 cm- Madera de abedul.

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Jardín de Leonardo 2 (1993) 38 × 31,5 cm. Resina acrílica y cargas.

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Javier Mañero

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Jardín de Leonardo 1 (1993) 38 × 31,5 cm. Resina acrílica y cargas.

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Javier Mañero

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SobRE loS aRTiSTaS

Page 59: Ejem! Tree

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Doctora en Bellas Artes por la UCM. Profe-

sora en el CES Felipe II-UCM desde el año

2003 hasta el 2014, desde entonces es

Profesora Visitante en la URJC, hasta el

momento actual.

A nivel docente trabaja e investiga en los

materiales y medios de la escultura tradi-

cionales y en los nuevos procedimientos,

técnicas de reproducción y materiales. Esta

interesada en las prácticas artísticas gru-

pales dentro de la docencia de la escultura,

y en ese sentido ha codirigido algunos pro-

yectos de innovación docente, relevantes

desde el punto de vista de la innovación

metodológica.

Ha realizado diferentes exposiciones colec-

tivas siempre en el ámbito de la docencia y

de la exploración plástica.

Centra su investigación plástica en la ob-

servación de la Naturaleza revisada como

encuentro empírico de la tradición occiden-

tal y oriental. La escultura en los territorios

y ámbitos de la Naturaleza. Estas líneas de

investigación engloban asimismo, la idea

del cuerpo en la escultura y su relación con

el mundo de la naturaleza, del territorio, de

la dinámica. Basándose en estas ideas ha

realizado varios proyectos de investigación

en los que estos asuntos son la base con-

ceptual de su trabajo, tanto a nivel personal

como para la propia práctica docente.

Ana E. Balboa González

Page 60: Ejem! Tree

Ejem! TREE

60

Doctora en Bellas Artes; profesora en Be-

llas Artes en la Universidad de Salamanca

(2002/04), CES Felipe II-UCM (2003/2014)

y Universidad Rey Juan Carlos en la actua-

lidad.

Exposiciones y proyectos artísticos:

Premio en el VII Simposio Internacional de

Escultura, Escuela Mármol Andalucía, Alme-

ría. Obra pública Monumento al Desarrollo

Sostenible en Fines, Almería, 2007.

Recomponer el bosque, Proyecto llevado a

cabo con madera de enebro procedente de

un incendio; 2008 Valdesimonte, Segovia.

Instalado en la exposición colectiva Hacer

paisaje en el jardín: cultivo de espacios. Otro

jardín botánico. Jardín Botánico UCM, 2009

y en la exposición individual en el Torreón

de Lozoya, Segovia. 2009.

Tallando, exposición colectiva de escultura

en mármol travertino financiada por Cristó-

bal Flores S.L. ; con el apoyo de la Funda-

ción Paisaje y el Ayuntamiento de Aranjuez.

Glorieta de Rusiñol, Arnjuez, 2011.

I Simposio Internacional de la Lana, Sculp-

ture Network, El Arreciado, Toledo 2012

Conversaciones con el paisaje en Monten-

medio, Proyecto artístico docente, con el

apoyo de la Fundación Montenmedio de

Arte Contemporáneo y la URJC, 2015

Marta Linaza Iglesias

Page 61: Ejem! Tree

61

Sobre los artistas

Reparte su actividad entre el taller y la do-

cencia e investigación universitarias. Ha

estado vinculado a varias universidades,

encargado de asignaturas de dibujo y de

proyectos artísticos asociados a la escultu-

ra. Actualmente es docente en el área de

escultura de la UCM.

Como doctor e investigador en Bellas Ar-

tes, se interesa por historia y teoría del arte

contemporáneo y del siglo XX, con espe-

cial atención al período de Entreguerras.

Surrealismos, arqueología, arte relacional;

son algunos de los temas que ha tratado

en publicaciones y que también inspiran

sus proyectos artísticos.

Como artista visual ha trabajado en dife-

rentes campos aplicados, como el diseño,

la escenografía o la escultura pública. En

cuanto a la obra de taller, frecuenta, en fun-

ción de cada proyecto, territorios propios o

bien híbridos entre escultura, pintura y di-

bujo, proponiendo tensiones y atracciones

entre la virtualidad del plano y la realidad

de la materia.

Estuvo vinculado inicialmente a la Galería

Magda Bellotti, donde expuso individual

y colectivamente en su sala y stands de

ARCO. Posteriormente firmó proyectos

permanentes de escultura pública, como

Whispering (Corea del Sur, 2001) o Jardín

de Planetas (Madrid, 2003) y participó en

propuestas escultóricas en espacios pú-

blicos como Tallando (Aranjuez 2011) o

Conversaciones con el paisaje en Monten-

medio (Cádiz 2015). Iluminaciones (y unas

sombras) es su última exposición personal

(Galería Arrabal & Cía., Granada 2013)

Javier Mañero Rodicio

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Madrid, noviembre de 2015

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Galería liebre. C/ Doctor Fourquet 30. Madrid 28012. www.galerialiebre.es

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