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3 Esta será una editorial injusta. Hablará de las cosas que quedaron afuera, intentando jus- tificar (con más de un gerundio) los por qué de las evidentes ausencias. Intentará en cuatro mil caracteres decir algo sobre lo que no estará en la revista, y probablemente fracasará. Sin embar- go, en el peor de los casos, será una manera de pedir perdón. Aquí se intentará con torpeza explicar lo inexplicable. Las diez mil o infinitas canciones dedicadas a Diego Armando Maradona no ten- drán su página. Las voces de Manu Chao y de Rodrigo Bueno, entre tantas otras que le can- taron, pasarán de largo por esta publicación. Tampoco sonará la Intro Maradó. Se hablará de la hermandad entre el tango y el fútbol pero Gardel andará cantando por otros barrios. Se hablará de rock y de identidad na- cional pero quedarán en el tintero otros géneros musicales relacionados al deporte. Faltarán las cumbias del “Kun” Agüero y de Carlitos Tévez. Sandro Guzmán no improvisará un alocado rap. Sergio Denis no sonará, como en TVR, en algún estadio alemán o japonés. Aún con pretensiones federalistas, el enfoque pecará de urbano y de bonaerense, y así perderá de vista ritmos nor- teños y sureños, entre otros. Todo eso intentará ser solapado aquí, casi irresponsablemente. Se hará todo lo posible por explicar cómo, aún desde una mirada latinoamericana, se pue- de dejar de nombrar a la Celeste de Jaime Roos. A Valderrama en El pibe de mi barrio, de Dr Krápula. Cómo no recordar a Pelé cantando con una guitarra criolla en La Noche del Diez. Ni a Nelson “Pipino” Cuevas en un abandonado Mar de fondo. Y seguirán las ausencias. En el siguien- te informe faltarán canciones y faltarán artistas. Faltarán atletas, deportes y países. Faltará Esto- pa cantándole a Riquelme desde Barcelona. En esta ocasión no estará el análisis minu- cioso sobre los cantitos de las hinchadas. Tam- poco habrá un capítulo humorístico en el que Los Oportunistas del Conurbano homenajeen a Messi, Nalbandián y Ginóbili, como en Peter Capusotto y sus videos. Diego Armando no apa- recerá por enésima vez. Quizás haciendo juegui- Las canciones perdidas Editorial tos con una pelota y bailando sobre un escenario “piojoso” o “bersuitero”, como lo hacía sobre el verde césped napolitano. Se omitirán olímpicamente todas las compo- siciones que refieran a Nicolino Locche, a Carlos Monzón y al boxeo en general. No estará León Gieco narrando la historia de Cachito, y de un pueblo alentando al campeón de Corrientes por televisión. Ni la paliza recibida, ni el amor por su madre y por su tierra. Ni ese señor del auto que se borró lleno de dinero, evidenciando cier- ta miseria humana. Y es que, aun contemplando lo injustificable de las ausencias mencionadas y de tantas otras, siempre nos motivó el desafío de vincular el ám- bito deportivo con el mundo del arte. Con ese espíritu nacieron A rodar la guitarra y Pluma y Pelota, secciones fijas e irreemplazables desde el primer día. Con esa intención nos propusi- mos encarar esta temática musical. Y aunque es verdad que muchas cosas faltarán, nos acompa- ñarán algunas de esas luces que brillan eterna- mente. Por allí andarán la pelota de Bob Marley, los fierros de Pappo y algunas genialidades de Spinetta. Y si en algún momento se habla da la maldi- ción del arco, en El trotador tenemos arquero para rato con Mariano Andújar. El hombre del Catania y de la Selección Argentina, nos habla sobre el puesto de los tres palos y nos cuenta detalles acerca de su trayectoria. También nos brinda sus sensaciones de cara al Mundial Bra- sil 2014. Desde estudios centrales de radio Continen- tal, Marcelo Mármol de Moura se convierte en una muy confiable Buena fuente, y nos describe las claves del trabajo que desarrolla al ritmo del relato. Una charla con un verdadero especialista en “perlitas” y curiosidades deportivas, que ade- más está terminando de editar su tercer libro. Por último, aprovechamos la ocasión para desearle éxitos a Julio Lamas y el plantel argen- tino en el Premundial de Básquet que comienza a fin de mes en Venezuela. A nuestros lectores, nuevamente gracias por todo y bienvenidos una vez más.

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Esta será una editorial injusta. Hablará de las cosas que quedaron afuera, intentando jus-tificar (con más de un gerundio) los por qué de las evidentes ausencias. Intentará en cuatro mil caracteres decir algo sobre lo que no estará en la revista, y probablemente fracasará. Sin embar-go, en el peor de los casos, será una manera de pedir perdón.

Aquí se intentará con torpeza explicar lo inexplicable. Las diez mil o infinitas canciones dedicadas a Diego Armando Maradona no ten-drán su página. Las voces de Manu Chao y de Rodrigo Bueno, entre tantas otras que le can-taron, pasarán de largo por esta publicación. Tampoco sonará la Intro Maradó.

Se hablará de la hermandad entre el tango y el fútbol pero Gardel andará cantando por otros barrios. Se hablará de rock y de identidad na-cional pero quedarán en el tintero otros géneros musicales relacionados al deporte. Faltarán las cumbias del “Kun” Agüero y de Carlitos Tévez. Sandro Guzmán no improvisará un alocado rap. Sergio Denis no sonará, como en TVR, en algún estadio alemán o japonés. Aún con pretensiones federalistas, el enfoque pecará de urbano y de bonaerense, y así perderá de vista ritmos nor-teños y sureños, entre otros. Todo eso intentará ser solapado aquí, casi irresponsablemente.

Se hará todo lo posible por explicar cómo, aún desde una mirada latinoamericana, se pue-de dejar de nombrar a la Celeste de Jaime Roos. A Valderrama en El pibe de mi barrio, de Dr Krápula. Cómo no recordar a Pelé cantando con una guitarra criolla en La Noche del Diez. Ni a Nelson “Pipino” Cuevas en un abandonado Mar de fondo. Y seguirán las ausencias. En el siguien-te informe faltarán canciones y faltarán artistas. Faltarán atletas, deportes y países. Faltará Esto-pa cantándole a Riquelme desde Barcelona.

En esta ocasión no estará el análisis minu-cioso sobre los cantitos de las hinchadas. Tam-poco habrá un capítulo humorístico en el que Los Oportunistas del Conurbano homenajeen a Messi, Nalbandián y Ginóbili, como en Peter Capusotto y sus videos. Diego Armando no apa-recerá por enésima vez. Quizás haciendo juegui-

Las canciones perdidas

Editorial

tos con una pelota y bailando sobre un escenario “piojoso” o “bersuitero”, como lo hacía sobre el verde césped napolitano.

Se omitirán olímpicamente todas las compo-siciones que refieran a Nicolino Locche, a Carlos Monzón y al boxeo en general. No estará León Gieco narrando la historia de Cachito, y de un pueblo alentando al campeón de Corrientes por televisión. Ni la paliza recibida, ni el amor por su madre y por su tierra. Ni ese señor del auto que se borró lleno de dinero, evidenciando cier-ta miseria humana.

Y es que, aun contemplando lo injustificable de las ausencias mencionadas y de tantas otras, siempre nos motivó el desafío de vincular el ám-bito deportivo con el mundo del arte. Con ese espíritu nacieron A rodar la guitarra y Pluma y Pelota, secciones fijas e irreemplazables desde el primer día. Con esa intención nos propusi-mos encarar esta temática musical. Y aunque es verdad que muchas cosas faltarán, nos acompa-ñarán algunas de esas luces que brillan eterna-mente. Por allí andarán la pelota de Bob Marley, los fierros de Pappo y algunas genialidades de Spinetta.

Y si en algún momento se habla da la maldi-ción del arco, en El trotador tenemos arquero para rato con Mariano Andújar. El hombre del Catania y de la Selección Argentina, nos habla sobre el puesto de los tres palos y nos cuenta detalles acerca de su trayectoria. También nos brinda sus sensaciones de cara al Mundial Bra-sil 2014.

Desde estudios centrales de radio Continen-tal, Marcelo Mármol de Moura se convierte en una muy confiable Buena fuente, y nos describe las claves del trabajo que desarrolla al ritmo del relato. Una charla con un verdadero especialista en “perlitas” y curiosidades deportivas, que ade-más está terminando de editar su tercer libro.

Por último, aprovechamos la ocasión para desearle éxitos a Julio Lamas y el plantel argen-tino en el Premundial de Básquet que comienza a fin de mes en Venezuela. A nuestros lectores, nuevamente gracias por todo y bienvenidos una vez más.

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Sum

ario

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Melodía de arrabal6 / Los dos berretines

8 / Sin OrsaiLejos de las guitarras eléctricas, en los albores del siglo XX, el fútbol coqueteó con el tango.

9 / El legado de Bob MarleyRecordamos la fuerte relación que tuvo con el fútbol el máximo exponente de la cultura reggae.

10 / La maldición del arco

12 / Goles y rocanrrol

13 / Sucio, desprolijo y fierreroEl rock y el automovilismo se unieron gracias a Pappo.

14 / Será que la canción llegó hasta el solLa poesía del “Flaco” Spinetta entrecruzada con diferentes deportes.

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16 / Cuerpo, música y disciplina

18/ Decencia y ética aplicada al deporte“Cachito” Vigil y un libro que nos lleva al interior del pensamiento de un referente.

19/ “La psicología del arquero es diferente a la del jugador”Mariano Andújar charló con Al Trote, minutos antes de su vuelta a Italia.

El polifuncional

El aporte del deporte

14

El trotador

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Así forma

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Número 10 - Agosto 2013

Editor responsable: Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata

Jefes de redacción: Lucas Mateo / David D´Agostino

Corrector: Francisco Trapaglia

Redactores: Joel Gentil / Víctor Olivera / Fernando Labal / José Álvarez / Lucas Mateo / David D´Agostino / Héctor Escobar / Jimena Maggi / Leo Gabino / Josefina Mas / Leo Timossi/ Juan Pablo Gatti / José Castro / Santiago Sturla / Leo Benaglia / Hugo De Angelis / Mariano Quadrana / Fernando Aranda / Matías Rueda

Colaboración especial: Gastón Luppi

Foto de tapa:AG La PLata

Fotógrafos: Martín Dutil / Javier Aimetta

Ilustrador: Martín Mateo

Arte y Diseño: Paula Romero

Agradecimientos: Gastón LuppiLeonardo AleAníbal DíazMaximiliano FriggieriLuis Dell´Acqua

Contacto: [email protected] en:http://www.facebook.com/Revisaltrotehttps://twitter.com/revistaaltrote

Publicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. Área de Contenidos en Periodismo Deportivo. Diag. 113 Nº 291, La Plata, Buenos Aires, Argentina. Tel: 0221 4250133. www.perio.unlp.edu.arRegistro de la Propiedad Intelectual en trámite. Prohibida su reproducción total o parcial sin citar la fuente. Año 2 - Nº 10 - Agosto de 2013. Distribución gratuita.

24

Paramos la bocha

A rodar la guitarra

Pluma y pelota

Cuestión de monedas

23/ Los reyes del céspedLuego del cimbronazo que significó el cambio de comando del hockey, “Los Leones” pusieron primera.

24/ “Tenés que saber cuándo hacer un aporte sencillo y cuándo tomar un poco más de protagonismo”Marcelo Mármol de Moura sale de los estudios de Continental para charlar con Al Trote.

28/ Gimnasia quiere volver al hockey: 55 años de una sanción fantasma

30/ “No queremos que se pierda la esencia del rock and roll”Los Perros de Presa nos cuentan su pelea para posicionarse en la escena.

32/ Periodismo a presiónCuando el morbo y la tragedia venden más que la información.

34/ Cuando el fútbol no es lo más importanteLos gastos del Mundial produjeron en Brasil algunos focos de conflicto interno.

36/ Garganta seca

38/ Con alma de potreroUn eterno saludo a Ariel Arnaldo Ortega.

La rompió

De buena fuente

La pelota en el medio

El polifuncional (bis)

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La música y el

fútbol han sido dos

instrumentos

válidos para la

conformación de una

identidad nacional.

Desde el tango al

rock, los argentinos

han encontrado

en estas dos

manifestaciones

culturales un ámbito

de desarrollo

y de expresión.

Melodía de arrabal

Cuando iniciamos este camino en el que decidimos parar la pelo-ta, hacer una pausa y ver cuál era la mejor opción de pase que te-níamos, sabíamos desde qué lugar teníamos que observar al deporte. A la inversa de lo que le sucedió a Colón, nos encontramos con que la forma no es redonda, aunque lo parezca. Tiene una multiplicidad de caras, que permiten entrarle desde distintos lugares. Ahí está el secreto y el interés que despierta el universo deportivo.

Y cuando hablamos de depor-tes, casi siempre, recaemos en el fútbol. Y la verdad, no está nada mal. Porque no lo elegimos desde estas páginas, caprichosamente, como un objeto comercial al que hay que darle la mayor y mejor publicidad posible para poder ven-derlo. No cobramos comisión por eso. El fútbol, robado a los ingleses como el chupetín que se le saca a un nene distraído, es una apro-piación que hizo cultura en nues-tra sociedad. Por ahí va la cosa. Si hilamos fino, encontramos que el fútbol atraviesa todo. Pasa por ahí y lo atrapa, lo capta y lo embebe con sus mieles. Actúa como una medusa a la que no se la puede mi-rar, porque te paraliza, y tampoco

escapar, porque te atrapa con sus cabellos de serpiente.

Y parece que cualquier otro berretín que quiera hacer base en la sociedad, debe recibir la aproba-ción del fútbol. Berretín entendido desde el deseo y la pasión por algo. Esos berretines que desde el cine, Enrique Telémaco Susini, brindó como un material de archivo único para comprender desde dónde –y cuándo– podemos estudiar al fút-bol como un creador importante de identidades y de cultura.

Los tres berretines fue la se-gunda película sonora del cine argentino. Causalidades del des-tino, el primer film que se pudo oír se llamó Tango. La película, con sus errores y desperfectos lógicos de la época, plantea algu-no de los debates que se daban internamente en las familias de principios del siglo XX, respecto a las oportunidades de ascenso en las escalas sociales. Y dentro de la discusión –la película fue estrena-da en 1933– entraba el fútbol. Los otros dos berretines son la músi-ca (representada por un cantor de tango de dudosa calidad) y el cine, que trataremos en forma de temática en algunos de nuestros próximos números.

Los dos berretines

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Hablar de la vinculación entre el deporte y la música no repre-senta un capricho editorial de Al Trote, sino más bien, una forma de entender y buscar, junto a los lectores, indicios que marcan cuá-les son los instrumentos que he-mos utilizado durante el transcu-rrir de la historia para ir forjando una identidad nacional. Música y deporte, separados o aleados, nos pueden dar algunas respuestas.

¿Te acordás hermano? ¡Qué tiempos aquellos!

“Mamita querida, ganaré dine-ro, seré un Baldonedo, un Martino, un Boyé; dicen los muchachos de Oeste Argentino que tengo más tiro que el gran Bernabé. Vas a ver qué lindo cuando allá en la cancha mis goles aplaudan; seré un triun-fador”. Con letra de Reinaldo Yiso, El sueño del pibe narraba la impor-tancia que el fútbol había adquiri-do en la sociedad. Interpretada, 40 años después, por el mismísimo Diego, es una canción que refle-ja ese amorío entre dos pasiones, aunque sólo es una foto de la gran película que los vincula.

El antropólogo Eduardo Ar-chetti fue uno de los investiga-dores que más énfasis puso en el estudio del tango y el fútbol como formadores de identidad. En su libro Masculinidades, afirma que “el fútbol integró a Buenos Ai-res –y a la Argentina– a una red global de cuerpos masculinos en acción. Lo mismo sucedió con el tango, que llegó a París a princi-pios de siglo pasado. Los aristó-cratas, los músicos y los bailari-nes argentinos, lo introdujeron en diferentes círculos sociales: fiestas privadas de la elite, caba-rets y salones de baile. Alrededor de 1913 el tango se exportó como música y baile, y los europeos y norteamericanos lo adoptaron para desplegar una nueva clase de erotismo”. Esa exportación, que también incluía a jugadores de fútbol que emigraban a Euro-

pa a formar parte de equipos y, también, selecciones nacionales, sirvió para formar una identidad propia. Para reconocerse y hacer-se ver hacia el exterior.

Archetti hace una maravillo-sa definición planteando que el tango y el fútbol actuaron como máscaras y espejos. Las máscaras que usábamos para hacernos ver de determinada manera ante los otros. Los espejos, para vernos tal cual éramos.

“Hacia la década del 20, la elección de la orquesta favorita de tango y del club de fútbol definía el gusto, las identidades y la perte-nencia a un territorio”. Esta aseve-ración, en la misma dirección que lo citado anteriormente, marca el porqué de la unión de dos pasiones argentinas, una bien nacional, y la otra con raigambres porteñas.

Jugadores que frecuentaban las noches de la ciudad de Bue-nos Aires, a disfrutar de muje-res, algún trago y un buen tango. Tangueros que hicieron de esta música un símbolo nacional, cantándole al fútbol y yendo, domingo a domingo, a alentar a su club. Borocotó, recordado pe-riodista de El Gráfico, fue uno de los principales responsables de la construcción de la idea de pensar una identidad criolla del fútbol local, diferenciado de las prácticas británicas. En el año 1928 redactó un informe en el que afirmaba que fútbol y tango “constituyen los mundos socia-les y simbólicos populares de Buenos Aires”. Y continuaba: “El fútbol es el deporte colectivo del criollo; el tango, su música. Hace muchos años, el tango se adoptó en París. Se originó en los arraba-les, en los mismos lugares donde se formaron los jugadores de fút-bol; se introdujo en los círculos que lo rechazaron y, más tarde, el tango expandió su reino hasta la Ciudad Luz”.

¿Te acordás hermano? ¡Qué tiempos aquellos! Eran otros hom-bres más hombres los nuestros.

Banderas en tu corazón

Pasaron los años. Con ellos, un sinfín de cosas pasaron por nues-tro país. Los vertiginosos cambios mundiales, los procesos internos de transformación, dictaduras, de- mocracias, flower powers, rock and roll, y muchas otras. Por sobre todas las cosas, pasó el tiempo y se instaló el olvido. Y ahí, quedaron el tango, el fútbol criollo que se creía el mejor del mundo, los burdeles y los tablo-nes de madera. Llegaron las pelotas con válvula y las guitarras eléctricas. El tango fue quedando en el recuer-do para darle paso al rock. Este sí, netamente importado, con una im-pronta nacional que se fue cultivan-do. En fin, igual que el fútbol.

El periodista Sergio Marchi, autor de El rock perdido. De los hippies a la cultura chabona, menciona que “cuando el rock na-cional alcanzó su máximo nivel de popularidad entre 1982 y 1983, se metió como un misil en la verdade-ra pasión de multitudes: el fútbol. Varios temas de rock animaron los cantos de las diferentes hinchadas. Eso encandiló a muchos que se fascinaron con las posibilidades, más allá de certificar que el rock se había convertido en una música de lo más popular: llegar a la cancha de fútbol lo certificaba”.

El arrabal pasó a ser la plaza o la esquina del barrio, esa misma que reemplazó a los extintos po-treros. Las nuevas lógicas del fút-bol, donde la hinchada comienza a tener una alta participación desde las tribunas se fue mezclando con el público del rock. Ese ida y vuelta que empezó a palparse con la vuelta de la democracia, tendrá su explo-sión en los 90. Las salas de ensayo reemplazaron a los burdeles y las canchas de fútbol cinco a los potre-ros y baldíos. Cambios propios de la evolución de las sociedades y las nuevas necesidades urbanísticas.

Lo que no cambiará es esa idea de que música y fútbol son dos símbolos de la cultura popular ar-gentina.

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Melodía de arrabal

Podríamos circunscribirnos a las palabras de Eduardo Archetti, uno de los sociólogos latinoamerica-nos más importantes del siglo XX, para afirmar que el tan-go y el deporte han cumpli-do un rol fundamental en la construcción de un gen argento. Probablemente, ahorraríamos valiosos ca-racteres que bien cotizan en una publicación cada vez más completa. A juicio de este redactor, la mirada sería correcta, sí. Pero dema-siado injusta con la rica historia y el presente de esta productiva simbiosis.

Que el tango se nutrió del fútbol (para hacer de su ya arrabalera impronta un elemento toda-vía más popular) es una verdad casi tan antigua como la existencia del fútbol mismo en el Río de La Plata. Bandera de los inmigrantes (como el football, aunque de otra clase) cuenta la historia que lleva el nombre de tango porque resulta de la onomatopeya del repique-tear de los tambores, instrumento básico de musicali-zación en las reuniones de la gente africana. Acaso por la colonización española, entre los siglos XVIII y XIX se les llamó “tambor” a los lugares de baile en Lati-noamérica y de la desambiguación posterior, nacerían las tanguerias en el post parto del siglo XX.

Por aquel entonces en estos puertos, arribaban sueños en barco desde Europa mientras en los subur-bios se cocinaba el lunfardo que resultaría la voz de las letras tangueras y de muchos términos futboleros que persisten hoy en día. Ya en la década de 20, la popu-larización del fútbol y la simbolización del tango como imagen nacional en el exterior conformaron un lazo inevitable que impulsó al fútbol como un elemento to-davía más multitudinario. Más tarde, este le devolvería el favor manteniéndolo en vigencia a través del tiempo.

Ya comenzado el siglo XXI, ambos estándares de la identidad argentina modificaron su status, aban-

Sin orsaiNo podemos obviar al tango si queremos hablar de la relación del fútbol

con la música. Surgido en los primeros bostezos del siglo XX, la melodía

del arrabal por excelencia, mamó las mismas ubres que lo hicieron

tan popular como al juego de la número cinco.

donando a una clase popular que re-emplazó su voz de protesta musi-

cal por la cumbia y un fútbol que añoran. Pero cuyos valores de

asistencia y permanencia resultan poco generosos con el bolsillo de las clases bajas. Persisten, románti-cos, y mantienen todavía una relación directa. A pesar del propio cambio social de ambos ítems, el

gen argentino mantiene, en líneas generales, esos rasgos

de picardía, obstinación y nos-talgia que ostentaban los cantores

y los wines hace mucho más de un decalustro.

En las calles del barrio de Tolosa, más longevas que la propia ciudad de La Plata, se respira todavía una pasión arrabalera por el potrero y el dos por cuatro. Así solían expresarlo los amigos de La Guardia Hereje, cuyas letras revitalizaron el género en el nuevo milenio y acercaron a la generación del 70 (hijos de los últimos tangueros de pura cepa) a través de melodías bien futboleras como Sin Ors-ai, una oda a los potreros que ya no existen o Para verte gambetear, acaso la canción más hermosa que alguien le haya escrito jamás a Diego Armando Maradona.

En octubre se cumplirán cuatro años de la parti-da de Jorge “Alorsa” Pandelucos, alma mater de La Guardia quien partió prematuramente de esta vida con apenas 38 años. Tolosano como la estación de tre-nes, este arrabalero (que en su propia producción se asombraba de escuchar en compactos a Gardel) debe observar con cierto orgullo desde una nube como sus letras despertaban a un tango que era siesta nomás, lo que dormía. Pero lo que más lo debe emocionar, se-guramente, es mirar desde arriba esos picados que se arman ahí cerca de la plaza de 6 y 528, donde vivió desde purrete: equipos en remera y cuero; charco en el área, jugando sin orsai.

Por Leo Timossi

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Melodía de arrabal

Si bien jamás incluyó una gam-beta, una rabona o un taco en sus letras, el padre y bandera insignia del reggae, Bob Marley, llevó al fútbol en la sangre y fue duran-te muchos años, incluso hasta su muerte, uno de sus cables a tierra. En el estudio, en Kingston, en Pa-rís, en la casa de sus amigos o en algún parque, practicaba el depor-te y quizás se hubiese dedicado a él si no hubiese elegido ser músico. Robert Nesta Marley no podía vi-vir sin el fútbol y paradójicamente moriría por él.

“El fútbol es una habilidad en sí misma. Todo un mundo; un uni-verso por sí solo. Yo lo amo, porque debes tener la suficiente destreza para jugarlo. ¡Libertad! ¡El fútbol es libertad!”, decía el jamaiquino más famoso de la historia.

El legado de Bob Marley

Por José Castro

Una de las grandes pasiones del máximo exponente del reggae fue el fútbol.

También allí encontró un puente hacia la libertad.

Desde pequeño, sumergido en un barrio donde no le sobró comi-da ni artefactos delicados, siempre hubo un balón presente y amigos para jugar fútbol.

Antes de formar The Wailers era mucho más jugador que can-tante. Sin embargo, el destino y sus convicciones hacia la religión rastafari lo llevaron a seguir un ca-mino que lo marcaría por el resto de su vida. Con el pasar de los años y los recitales, llegó a ser conside-rado un profeta del movimiento rastafari y fue la llave para que el reggae se masificara globalmente.

Cabe señalar que fue íntimo amigo de Allan “Skill” Cole, le-gendario jugador jamaiquino que supo defender los colores de su selección, de la que luego fue téc-nico. Cole, que además se destacó en el fútbol brasileño, fue una gra-ta compañía para Marley y uno de los impulsores para que el reggae creciera tanto en Jamaica como en el mundo, ya que por aquellos años no era muy aceptado en el ambien-te del rock.

Sus ídolos

Proveniente de un estrato so-cial bajo, Bob se levantaba al ama-necer para correr, hacer ejercicio y jugar. Giras, antes de recitales, después, en los estudios, habita-ciones, eran excusas para jugar un picado con amigos.

Allá por 1970 viajó a Río de Janeiro, donde llegó a jugar con-tra el brasileño Paulo César, quien fue compañero de Pelé en el Bra-sil campeón de México ‘70. Luego del match, el jamaiquino recibió la camiseta de “O Rei” del Santos.

“Rivelino, Jairzinho, Pelé, Brasil es mi equipo. A Jamaica le gusta el fútbol debido a los brasileños”, comentó luego el cantante.

Reconocido admirador de Pelé, fue recién en el mundial de Argen-tina 1978, cuando encontró a su ídolo futbolero, con el que se iden-tificó: Osvaldo “El Pitón” Ardiles, volante central y de interesantes cualidades técnicas, contención y creación. Cabe recordar que aquel año, con Ardiles, Argentina se con-sagró Campeón del Mundo.

Vivió y murió por él

Como se mencionó en párrafos anteriores, Bob Marley se entregó tanto al fútbol que paradójicamen-te murió por él. En 1977, recibió un punzante pisotón del periodis-ta Danny Baker en un partido que disputaba en el Battersea Park en Gran Bretaña. Debido a su religión no se trató la herida en su pulgar del pie, la cual se infectó.

Los doctores solo encontraban solución en la amputación, pero Marley respondió: “Mi religión no aprueba la amputación. Yo no dejo a un hombre desarmado”.

Tres años después de aquella lesión, su voz se apagó.

El reggae, el movimiento rasta-fari y el fútbol fueron sus pasiones. Pasiones, con las que conviviría hasta después de su muerte, el 11 de mayo de 1981. Marley fue ente-rrado con su Gibson Les Paul, un moño de marihuana, un anillo, el Kebra Nagast (la biblia del movi-miento rasta) y una pelota. Sin lu-gar a dudas, el fútbol para Marley no fue tan sólo un pasatiempo, sino parte de su pasión por la vida.

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Melodía de arrabal

“Dicen que donde él pisa, nun-ca más crece el césped. Es un solo. Está condenado a mirar el partido de lejos. Sin moverse de la meta aguarda a solas, entre los tres pa-los, su fusilamiento. Antes vestía de negro, como el árbitro. Ahora el árbitro ya no está disfrazado de cuervo y el arquero consuela su so-ledad con fantasías de colores”.

Se podrían haber puesto miles de palabras endulzadas o empezar invocando las palabras de Eduardo Galeano. Elegimos la segunda op-ción. Para decir que nadie entien-de por qué un niño, en una etapa donde su única preocupación pasa por divertirse junto a sus amigos, puede elegir pararse bajo un arco a la hora del picado. Menos aún, que ese puesto se transforme en algo que haga a lo largo de su vida. Y aunque muchos románticos de la meta quieran debatir esta postura, caerán en mentiras. El arco fue, es y será un lugar maldito que no hay que desearle a nadie.

Como una situación que apre-mia y es mejor no mencionarla, la

La maldición del arco

Por Lucas Mateo

Por más que intenten refutarlo, el puesto de arquero es un lugar reservado

para las malas historias. Los grandes recuerdos nunca residen en aquellos

que evitan los goles y, menos todavía, en los que no los pueden evitar.

portería se ignora. De lo contrario, ¿Por qué los músicos no dedican sus temas a un arquero? Quizás por la poca epicidad que genera el puesto, o por el simple hecho de pensar que nadie se detiene a mi-rar a un tipo que es el encargado de negar la situación más hermosa que tiene el fútbol.

Viajando por la fonola imagina-ria que contiene letras que hacen referencia al deporte, nos encon-tramos con dos canciones dedica-das al jugador número uno ¿Deli-rios de algún cantante rebelde que intenta reivindicar a los sectores marginados? ¿Algún exdeportista devenido a músico que quiere hon-rar en vida un puesto que debió padecer? Nada de eso. Estos dos temas, hacen referencia a la maldi-ción que pesó sobre dos tipos que osaron ponerse los guantes.

La doble muerte de Barbosa

Acá nomás, en Uruguay, Taba-ré Cardozo compuso el tema Bar-

bosa, como una especie de tributo a aquel portero del Brasil del 50, catalogado como el culpable de la gesta uruguaya del Maracaná. La expectativa brasilera ante la obten-ción de su primer título mundial, se vio dilapidada por la actuación de once héroes nacionales vestidos con uniforme celeste. De la mano del “Negro Jefe”, Obdulio Vare-la, Uruguay gestó el triunfo más grande de su historia y condenó a Barbosa a un karma que lo llevaría, tiempo después, a su muerte.

“Su sombra corta el pasto en el Maracaná/ retrasa la jugada en soledad, mil veces más”. Tal como lo describe el más famoso de los hermanos Cardozo, Moacir Barbo-sa Nascimento nunca pudo dejar de repetir el gol de Alcides Gighia en su cabeza. La desilusión de todo un país cayó en clave de condena sobre el primer arquero negro en la historia del seleccionado carioca que pasó, en menos de 90 minu-tos, de héroe a villano.

“Cuida los palos Barbosa del arco del Brasil/ La condena de

Moacir Barbosa Nascimento

Luis Miguel Arconada

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Maracaná se paga hasta morir”. La maldición estaba echada y no existió otro culpable de la derrota más que él. Quien había sido con-siderado como el mejor arquero del Mundial del 50 pasó, tras la derrota, a la más injusta indiferen-cia pública. El pobre Barbosa fue odiado e ignorado. Tal fue así, que sólo faltó la salida de la gente a las calles a festejar su muerte. Tiempo después de la tragedia, él mismo dijo: “la pena máxima en Brasil por un delito son treinta años, pero yo he cumplido condena durante toda mi vida por lo que hice”.

Y no sólo el público lo conde-nó, sino que, peor aún, el mismo ambiente del fútbol prefirió ha-cerlo a un costado por miedo a quedar pegado a su historia. En las horas previas a la disputa de la final del Mundial de Estados Uni-dos en 1994, en el que Brasil bus-caba su cuarto título frente a Ita-lia, Barbosa intentó ingresar a los vestuarios. La negativa del cuerpo técnico fue rotunda y solicitaron, además, que no lo dejaran acer-carse de ninguna manera al plan-tel. Mufa o no, estaba atado al pa-sado. Un pasado que lo acompañó

como una espada de Damocles durante toda su vida.

“Un viejo vaga solo / La gen-te sin piedad, señala su fantasma sin edad por la ciudad”. Y lo pagó Barbosa, que murió sólo y olvi-dado. Sin más visitas que la de sus familiares y amigos cercanos. Dejó el mundo de la forma que lo debe hacer un arquero. Más él, que imposibilitó a todo un pueblo de festejar algo único. Porque fue el único culpable. Ya lo dijo Galeano: “Con una sola pifia, el guardame-ta arruina un partido o pierde un campeonato, y entonces el público olvida súbitamente todas sus ha-zañas y lo condena a la desgracia eterna. Hasta el fin de sus días lo perseguirá la maldición”.

El arco, la nada

La misma suerte corrió Arco-nada, guardameta y capitán de la selección española entre los años 1977 y 1985, cuando con su error impidió a todo un país de alzarse con la Eurocopa.

Corría el año 84 y “La Furia” buscaba su segundo título en esa competición. El equipo realizó un buen torneo y contaba en su valla, con el arquero de la Real Sociedad, quien venía siendo figura en todos los partidos. Especialmente en se-mifinales, Arconada tuvo atajadas que se recuerdan en la actualidad. Todos los condimentos para un final feliz con su capitán y figura alzando la Copa.

Pero no olvidemos que es arque-ro, por lo que quedaba tiempo para lo malo. La final, España la debió

disputar frente al seleccionado local de Francia y Arconada cometió un error, el error, el único, que lo marcó para siempre. Luego de un tiro libre de Michel Platini, que llegaba sin mayores inconvenientes a las manos del avezado portero, la pelota decidió cambiar su curso direccional hacia el arco y, en lugar de reposarse segura sobre él, se escurrió como agua, por debajo de sus brazos.

“Pobre Arconada se le fue el balón, debajo de la espalda / Po-dría ser que la barrera le tapara, podría ser que el sol le deslumbra-ra / Pobre Arconada”. En clave de humor, entendido el humor como una sumatoria entre la tragedia y el paso del tiempo, el grupo Valen-ciano Sr. Mostaza compuso Mini-tragedia de Arconada.

“Tendrías que haberle visto bien la cara, pobre Arconada”. Un rostro que demostraba, segura-mente, el padecimiento del pues-to. Un lugar reservado para pocos, porque no muchos eligen estar a la espera de la humillación perma-nente. No abundan los hombres preparados para soportar el des-moronamiento repentino de algo que construyeron sobre buenos cimientos. Porque después de eso, viene la soledad, el desarraigo.

“Aquel señor que vino a pintar el salón lo maldijo en tres idiomas / No recordaba que en semifinales todo lo paraba Arconada”. Por su-puesto que no lo recordaba, por-que todo lo demás no le importa-ba. Ni a ese señor, ni al resto de los españoles que vieron escapar sus ilusiones por debajo de los brazos de su capitán.

Tabaré Cardozo

Sr. Mostaza

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Melodía de arrabal

Históricamente en nuestro país, el fútbol y el rock mantuvie-ron una estrecha relación que se hizo más evidente en los años 90. Al menos en la liga doméstica se pudo observar una unión más pal-pable entre dos de las tantas pasio-nes que tiene el argentino.

El gol es una de las mayores satisfacciones que puede tener un jugador, es una de sus principales metas. Y en el momento de marcar, desata toda su alegría contenida y lo festeja a su manera; abrazándo-se a sus compañeros, con su hin-chada o dedicándoselo a alguien en particular.

En los noventa, Carlos Daniel “Lobo” Cordone, delantero por ese entonces de Vélez Sarfield, cada vez que se hacía presente en la red lo festejaba con una modalidad to-talmente nueva para la época: se sacaba la camiseta -en esos tiem-pos los jugadores no eran amo-nestados por festejo desmedido- y mostraba remeras de distintas bandas argentinas que solía escu-char, tales como La Renga, Los Piojos o La 25.

Aunque dentro del plantel vele-zano no era el único interesado en el rock. Marcelo Gómez y Fernando Pandolfi también hicieron públi-co su fanatismo por la banda de El Palomar liderada por Andrés Ciro Martínez, siguiéndolos cada vez que el calendario se los permitía. Incluso, el “Rifle”, quién asistía a los ensayos piojosos, participó en los coros del tema Rey del Blues (B.B King), que forma parte del disco Azul.

Pero su paso por la música no terminó allí, sino que, en un

Goles y rocanrrolFutbolistas fanáticos del rock, rockeros fanas del fútbol, algunos que han

transitado ambos caminos. Por ahí va el asunto en esto de hablar

de la relación simbiótica que une pelotas y acordes.

Por Joel Gentil / Foto: AG La Plata

momento donde su carrera como futbolista profesional estaba dan-do sus frutos, cambió goles por acordes. Fue así que formó Acti-tud Sospechosa, que luego pasó a llamarse Mil Hormigas, donde es la voz del grupo y cuenta con dos discos en la calle, De tierras, to-rres y turros y El lenguaje de las arterias.

Sin embargo, el mundo pro-fesional del fútbol no fue el único aporte que hizo al rock nacional.

Uno de los casos más notorios lo tiene como actor principal a Germán Burgos, hoy ayudante de campo de Simeone en el Atlético Madrid. El “Mono”, que supo de-fender los colores de Ferro, River y la Selección Nacional, en sus ratos libres, tomaba la guitarra y compo-nía canciones.

Tras varios ensayos, salió a la calle con Simpatía y más tarde

con The GARB –en honor a sus iniciales– editando en total cua-tro discos: Jaque al Rey, Farole-ra de tribuna, Líneas calientes y Abismos.

Pero el caso que pocos conocen en el ambiente del fútbol, es la his-toria de tres integrantes de La 25, quienes tuvieron un pasado fut-bolero y hasta llegaron a jugar en primera en algunos casos.

Mauricio “Junior” Lezcano, lí-der de la banda, hizo las inferiores en Quilmes y llegó a debutar en el primer equipo en el Clausura 92 frente a Belgrano, partido que ter-minó igualado en cero. Jugó más de diez partidos en el fútbol gran-de de Argentina y luego participó –siempre en el conjunto cervece-ro– en la B Nacional, época don-de al club se le hacia cuesta arriba lograr el ascenso.

Luego pasó a Aldosivi de Mar del Plata donde compartió plantel junto a Mauro Camoranessi. De-fensa y Justicia fue su tercer club y se retiró defendiendo los colores de Berazategui en la temporada 97’-’98.

Su hermano Marcos –guita-rrista de la banda–, llegó a jugar en reserva de Boca y luego en De-fensa y Justicia y Argentinos de Quilmes. Mientras que el violero Hugo Rodríguez, fue delantero de Quilmes y formó parte del plantel que logró el ascenso en 1991.

Fanáticos de Racing, sin dudas que esta banda logró que el rock y el fútbol estén más unidos que nunca.

Así es el fútbol. Así es el rock. Dos pasiones que van de la mano.

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Le propongo estimado lector/a, que esta humilde nota la acompañe con una canción de él, cualquiera, usted elige. Es que “El Carpo” trascendió a través de la guitarra y su espiritualidad con el rock, pero también se alzó con su otro amor, su otro lateral: el automovi-lismo deportivo.

Sintió la necesidad del vértigo. Buscó el clima de un taller, ese que une a los amigos, al mate por la mañana y las cervezas por la noche. Incursionó codo a codo con los más grandes de la especialidad. Amó lo más profundo de la “esencia fierrera” a través de su Chevrolet y las motos, molécula innata de un rockero de ley. Y antes de despedir-se de todos nosotros, supo sacarse ese gustito de manejar un auto de carrera a más de 250 kilómetros por hora.

Norberto “Pappo” Napolitano, por si no lo sabía, era de la Paternal, nació el 10 de marzo del 50 y murió una noche del 25 de febrero de 2005, en aquel fatídico accidente a bordo de su Harley Davinson. El kilóme-tro 71 de la ruta 5, en Luján, fue testigo de la partida de un genio del rock local, del rey del blues argentino y también de un corredor de autos, que no trascendió deportivamente, pero que supo dejar su marca y captó la atención del hincha de Chevrolet.

Su primer auto de carrera lo compró en el 80, fue un TC Bonaerense con motor Torino y carrocería Ford 40, después tuvo un Datsun 280 y un Nissan con el que participó en el Club Argentino de Pilotos; hasta que llegó a su adoración: una coupé Chevy de TC 4000. También hizo incursión en el Supercart (categoría que ya no existe) y el TC Pista.

Pappo, además de tocar en la primera formación de Los Abuelos de la Nada y Los Gatos, con quien grabó dos discos, se codeó con Juan María Traverso. Estuvo en Conexión N°5, La Pesada del Rock, pasajera-mente en Manal, y corrió en la misma categoría donde lo ha-cía Ernesto Bessone y Osvaldo “Cocho” López, por ejemplo. Norberto Napolitano formó su primera banda donde tiene discos que no pueden faltar en ninguna batea: Pappo‘s Blues, y también, corrió en las mis-mas pistas que lo hacía Luis Rubén Di Palma.

Tras un paso por Europa y la disolución de la ban-da, nació Riff, la segunda formación de Pappo. Fue en los 80, cuando se metió definitiva y paralelamente al mundo del automovilismo deportivo.

Por vocación, por hobbie y con mucho entusiasmo, logró fusionar el rock y las ganas de tocar con el auto-movilismo y las ganas de correr.

John Bonham, de Led Zeppelin, y Lemmy Kilmis-ter, de Motörhead, frecuentaron con nuestro argentino blusero. En 1993, mientras corría en el Supercart, B.B. King lo invitó a zapar en vivo, en el Madison Square Garden. Allá, tocaba con un monstruo del blues mun-dial; acá, aceleraba un “Chivo” en circuitos como el Oscar Alfredo Gálvez de Buenos Aires.

En el dormitorio de “El Carpo” se podría encontrar las violas Gibson apoyadas en la cama, esperando ca-lladas, silenciosas, expectantes, el momento a ser ama-das por él, a ser tocadas por él. A un costado, sobre un mueble, relojes de presión de aceite, de temperatura, carburadores, distribuidores, bielas y demás piezas de motor, todos, como un público espectador de lujo de los conciertos íntimos en que un rockero ensaya y crea sus obras. O simplemente repasa las que tiene.

Fue sucio, fue desprolijo, y además fierrero. Se ganó un lugar privilegiado en nuestro rock. No fue brillante en lo deportivo junto al automovilismo. No obstante, con 54 años se llevó la impronta de un tipo avasallante, de sangre caliente, y admirado por mu-chos. Por eso, en abril se brindó un homenaje: “Gra-cias Pappo”. Fue en Arrecifes, la “Capital nacional del automovilismo”, donde se destapó un monumento en medio de un festival, en agradecimiento al sello que dejó allí “El Carpo” entre los talleres mecánicos y las

pistas de carrera.“Con la guitarra se expresa

el arte, uno habla a través del instrumento. En el caso de los fierros uno vive la adrenalina. La unión entre la música y el automovilismo la hago porque uno es espiritual, el otro es fí-sico. ¿Para qué mas hermano?, ¿para qué más?”: Norberto Aní-bal Napolitano.

Perdón A rodar la guitarra, pero Pappo es de todos.

Sucio, desprolijo y fierrero

Por Héctor Escobar

Foto: Eduardo Viola

Si existe una simbiosis entre música y deporte, Pappo supo dar cátedra.

Una vida de amor por la viola y el automovilismo.

Melodía de arrabal

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Melodía de arrabal

“La reina negra está ante su propio silencio. Los peones des-vanecidos rondan como espec-tros. Pasaportes hacia un mundo oscuro, negociados en las torres”. De manera inigualable, el increí-ble “Flaco” Spinetta comienza el desarrollo de una de sus mágicas composiciones. A través de Alfil, ella no cambia nada (tema que da inicio a Privé, álbum lanzado en 1986), juega metafóricamente con una partida de ajedrez y posibilita así múltiples interpretaciones.

Pero no solamente el deporte de los tableros cuadriculados lo motivó a escribir. En una oportu-nidad expresó que la legendaria frase “ya se ven los tigres en la lluvia” (con la que finaliza el bri-llante tema Los Libros de la Buena Memoria) refería a un partido de Los Pumas frente a Irlanda. Las crónicas históricas hablan de una derrota argentina por 21 a 8 en Dublín, una tarde fría y lluviosa

Será que la canción llegó hasta el sol

Por David D’Agostino

Luis Alberto Spinetta se fue sin irse porque nos dejó el brillo de su música y de su “lenguaje del cielo”. Al Trote repasa la obra de un artista eterno e inolvidable que, con su inconfundible estilo, incursionó en el universo deportivo. Sus letrasy melodías, como las hojas, “son del viento”.

en noviembre de 1973, que quizás sea la indicada. Verdad incompro-bable o broma de Luis Alberto, el disco que Invisible grabó en 1976, titulado El Jardín de los Presen-tes, es una de las grandes piezas de la música nacional.

Perteneciente a ese mismo tra-bajo es otro de sus clásicos: El Ani-llo del Capitán Beto. Aunque luego el propio Spinetta se encargaría de desmentir la versión, la mitología riverplatense afirmaba que la letra era un homenaje a Norberto “Beto” Alonso, ídolo del club de Núñez. Si bien el artista siempre profesó su amor y fanatismo por el equipo de la banda roja, alguna vez contó que ya había aclarado la cuestión, inclu-so ante el propio Alonso: “No le po-día mentir, no se puede gambetear a un diez tan majestuoso como él”.

“El Flaco” también estableció una intensa relación con el mundo del tenis. En 1980, y casi simul-táneamente con el regreso de Al-

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mendra, se publicó su tercer disco solista: Only love can sustain, gra-bado en Estados Unidos y canta-do íntegramente en inglés, lo que provocó cierta polémica y dispar aceptación entre sus seguidores. La particularidad es que uno de los protagonistas principales de la iniciativa fue el ex N°2 del mundo, Guillermo Vilas, quien inclusive colaboró en la letra de Children of the Bells. Vilas es también el padri-no del músico Dante Spinetta (hijo de Luis, y creador de Illya Kuryaki and the Valderramas, junto a Em-manuel Horvilleur).

Además, en el primer disco de Spinetta y los Socios del Desierto (de nombre homónimo), editado en 1997, se incluye un tema cuya letra pertenece al anteúltimo capitán del Equipo Argentino de Copa Davis, Modesto “Tito” Vázquez. El ex tenis-ta compuso la letra de 2 de Enero, en la que su amigo canta: “Agarro mis libros, quemo todas mis pala-bras falsas, hoy es temprano…”.

En 1988 se lanza Téster de Vio-lencia, un disco tan rockero como potente conceptualmente, en el que se destaca la pluma poética carac-terística en Spinetta. En él aparece La bengala perdida, composición inspirada en Roberto Basile, un joven hincha de Racing que perdió la vida en un encuentro ante Boca Juniors. El hecho había ocurrido cinco años antes, producto de una bengala lanzada de tribuna a tribu-na que perforó la garganta del sim-patizante. Lamentablemente, la historia de las bengalas en nuestro país seguiría escribiendo capítulos

tristes en las décadas si-guientes.

Indepen-dientemente de su talen-to artístico, “El Flaco” s i e m p r e fue un mú-sico com-prometido con diver-

sas causas. En los últimos años se había convertido en un ferviente militante de la organización “Ma-nejando a conciencia”, compuesta por padres y familiares de las víc-timas del Colegio Ecos. Allí tam-bién estudiaba Vera, hija menor de Luis, quien había sido compañera de los nueve alumnos y la profe-sora que perdieron la vida en una ruta santafesina, mientras regre-saban de un viaje a Chaco con fines solidarios.

El desgraciado hecho, aconte-cido en 2006, puso en evidencia la tremenda problemática en cuanto a seguridad vial y cuestiones vin-culadas a accidentes de tránsito, una de las principales causas de muerte en nuestro país. En con-memoración, Spinetta compuso la música de 8 de Octubre , tema que grabó junto a León Gieco (letra) para el disco El Desembarco, lan-zado en 2011 por el autor de Sólo le pido a Dios y Hombres de hierro.

Como no podía ser de otra ma-nera, “El Flaco” fue partícipe del homenaje a las víctimas de la dic-tadura, que se llevó a cabo el 29 de junio de 2008 en el Estadio Monu-mental. Con motivo de los 30 años de la consagración argentina en el Mundial 78, se realizó “La Otra Final, el Partido por la Vida y los Derechos Humanos”, un encuentro gratuito que contó con la participa-ción de jugadores de aquella selec-ción, como también de futbolistas actuales y otros no profesionales.

En la previa del partido, se rea-lizó una marcha desde la Ex ESMA hasta la cancha de River (separadas por pocas cuadras), configurando un símbolo de la triste, macabra y contradictoria “fiesta de todos” que envolvió a aquel campeonato del mundo. Al igual que otros ar-tistas, Spinetta subió al escenario y, acompañado solamente de su guitarra, entonó algunas de sus más sensibles creaciones, como Todos estos años de gente, Seguir viviendo sin tu amor y Plegaria para un niño dormido. Arriba, col-gada del alambrado de la cabecera,

una bandera sinte-tizaba el espíritu de la jornada: “30000 D E T E N I D O S -DESAPARECIDOS ¡PRESENTES!”.

Todavía no es posible dimensio-nar con precisión el valor cultural de su obra y su ge-nialidad. Más de 40 discos entre su carrera solista, Al-mendra, Pescado Rabioso, Invisible, Spinetta Jade y Spinetta y los Socios del Desierto. Su creatividad poética y su calidad sonora lo convierten en uno de los grandes músicos del Siglo XX a nivel internacional. En su voz, en sus melodías y en cada frase de su interminable repertorio puede en-contrarse una luz, un camino, una esperanza y “un signo del alma”.

En diciembre de 2009, para celebrar cuatro décadas junto a la música, el también maestro de guitarristas, obsequió a sus devo-tos una mágica noche de más de cinco horas y media de concierto, en cancha de Vélez Sarsfield. Ade-más de recorrer gran parte de su trayectoria, la velada contó con la presencia de figuras como Charly García, Gustavo Cerati, Fito Páez y Ricardo Mollo, entre tantos otros. La jornada sería inmortalizada bajo el nombre de Spinetta y las Bandas Eternas. Algunos afirman que en el estadio José Amalfitani todavía resuenan los acordes que “ilumina-ron algo por siempre”.

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“Palmas, palmas, palmas”. Repite el malabarista, en su im-provisado escenario callejero Al Trote de aquí para allá. Intercala su carrera con pequeños saltos y desplomes. La concurrencia, ex-pectante, acompaña la gimnasia con aplausos. En ese momento. No antes; no después. En ese preciso instante la música se apodera del ambiente y los movimientos del payaso permiten descubrir a un atleta. El clímax de la música am-biental refuerza el repiquetear del redoblante y se lanza en un salto de alto para caer en una colchone-ta. Ahora es un gimnasta.

La gimnasia de atletas, de aquella Grecia que llamamos clá-sica es donde se fundamentan las diversas gimnasias y disciplinas, hasta la moderna y deportiva. Sin que por esto afirme que existe una evolución o desarrollo lineal de una en la otra. Más bien existe una refe-rencia en la primera que permite la transformación y adaptación de la gimnasia en diversos momentos y espacios en la historia de la huma-nidad, o al menos de occidente.

El cuerpo humano, ya sea en el periodo denominado Greco Roma-no o Clásico, en la Edad Media o el Renacimiento y también en la Mo-dernidad ocupa un lugar central

para el pensamiento dominante en cada uno de esos momentos. Sin embargo el cristianismo, hostil a la desnudez corporal, nada hizo para realizar o establecer los ejercicios corporales como hábitos saluda-bles.

Es así que en la alta y baja Edad Media el cuerpo es ocultado, clau-surado, reprimido mutilado. Pero de ningún modo enaltecido, cuida-do, atendido, educado. Esta actitud asemeja a los períodos precedente y consecuente, que –si bien le dan lugares distintos al cuerpo pero en sociedades distintas– estas sitúan al cuerpo en un lugar de enalte-cimiento. Es esta relación la que permite denominar Renacimiento al período anterior a la Moderni-dad. El renacer del amor al cuerpo humano en lugar de la repulsa el castigo y el rechazo.

La Educación Física encuentra en la gimnasia un formidable ins-trumento con el cual disciplinar el cuerpo del atleta. Un concepto di-ferenciado, la gimnasia, interviene el cuerpo y la mente. Esta relación cuerpo-mente se ha argumentado desde diferentes vértices y algunos de ellos han alcanzado verosimili-tud por algún tiempo. Acaso la más difundida y aceptada sea “Mens sana in corpore sano”

Contento con mi reflexión y satisfecho por la exhibición depor-

Cuerpo, música y disciplina

El aporte del deporte

Por Leo BenagliaLa valoración del

cuerpo humano, sus

movimientos y

mantención, han

sido a lo largo de la

historia un tema de

interés. Desde

la exaltación de la

desnudez, pasando

por la prohibición

de exhibirlo, hasta

una actualidad que

lo pone en ejercicio

permanente.

Los cuerpos siguen

moviéndose.

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tiva del artista, soy sorprendido por una gimnasta de altura; la que se destornilla colgada de una tela rojo carmesí hasta quedar a cen-tímetros del suelo. “Admirable la disciplina del cuerpo”, pienso. Me froto las manos, tengo frio. Vuelvo a pensar en los arlequines y ma-labaristas como depositarios de técnicas y saberes prácticos que se conservaron en las tradiciones y ri-tuales de los artesanos del cuerpo y el entretenimiento.

No fue sino hasta 1760 en que comenzó a entenderse la gimnasia como una teoría y una metodología que, puesta en práctica, educa el cuerpo y lo disciplina. Adoptada la gimnasia entonces por la Educación Física, instrumenta y organiza gru-pos muy amplios y heterogéneos, en los que participa gente de todas las edades en grupos que varía en números y sexo. Esta disciplina en la que se educa el cuerpo en grupos de trabajo reducidos de seis, siete u ocho personas a grupos que supe-ran los 120 gimnastas ejecutando rutinas de ejercitación muscular y aeróbica de manera sincronizada.

El renacer del cuerpo que recu-pere la centralidad en la dimensión del mundo indudablemente es uno de los puntales de la transforma-ción cultural y económica que en-cuentra su zenit en la toma de la Bastilla 1789.

A principios del siglo XIX, con la consolidación definitiva de los estados modernos, florece el deseo estatal por fomentar la práctica de actividades físico-culturales.

La gimnasia y los deportes son refundados en el Estado moder-no. Los programas racionales de enseñanza son un instrumento poderoso en la disciplina de la so-ciedad regida por el Estado Nación Moderno, que inaugura la norma-tiva como elemento constitutivo de la organización racional de toda institución que integre la socie-dad. Pero también como elemento organizador para el dictado de la normativa hacia el interior de esta institución deportiva, reglamento,

que pretenda reconocimiento en el orden de los Estados Nacionales.

Así, en 1861 segunda mitad del siglo XIX se funda la F.I.G. (Fede-ración Internacional de Gimnasia) encargada de fomentar y organizar certámenes internacionales de la especialidad deportiva. Cuando en el año 1896, en ocasión de realizar los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, la gimnasia es inclui-da en como disciplina deportiva. El Comité Olímpico Internacional, fundado en 1894, siempre incluyó la gimnasia como principio funda-mental en todos los certámenes.

La gimnasia moderna, regula-da por la F.I.G. reconoce seis dis-ciplinas: general, artística, rítmica, aeróbica, acrobática y trampolín. Las disciplinas de gimnasia rítmi-ca y artística son las más conoci-das por formar parte de los Juegos Olímpicos y la gimnasia en tram-polín, incorporada como disciplina olímpica desde el 2000 en los jue-gos de Sídney.

La presentación de la gimna-sia de altura, que es una categoría silvestre, da a pie a una fantástica coreografía, que desafía al frio de la tarde. Los parlantes propalan un ritmo entusiasmado que un nutri-do grupo de jóvenes acompaña con sus cuerpos.

La gimnasia deportiva da fle-xibilidad al cuerpo, tiene por ob-jeto la educación del movimiento. Idealmente desarrollar el cuerpo de manera armónica y racional en la infancia, y establecer un equili-brio saludable del adulto en la acti-vidad física y la intelectualidad.

La gimnasia jazz inunda la plaza y la concurrencia pierde sus cuerpos en el ritmo, el grupo de gimnasia se mueve como el agua, como olas en sudestada. Cada cuerpo. Cada uno de los gimnastas conforma un todo, que es el grupo de gimnasia. Un cuerpo disciplina-do que, armónicamente, mezcla la improvisación y los arreglos como envolviéndonos en llamas.

Es que el jazz fue elegido en los años 60 por la profesora sue-

ca Mónica Beckman quien impu-so como actividad física, tanto en instituciones educativas como en organizaciones de esparcimiento y tiempo libre, este concepto de la gimnasia jazz. La que podemos describir como una gimnasia en donde los movimientos se basan en los elementos rítmicos del jazz, en coordinación con las funciones establecidas de la gimnasia, refor-zando con la música la espiritua-lidad requerida para armonizar el cuerpo.

La gimnasia jazz, entonces, está en constante transformación y de-sarrollo añade nuevas formas que incrementan nuestro registro tra-dicional de movimientos, aumenta las posibilidades de variación para el adiestramiento y la capacitación física. También estimula la creati-vidad y la recreación y sirve como liberadora de inhibiciones.

Sucede que los ejercicios bási-cos están pensados de modo tal que todos, no solo los mejores dentro de un grupo, puedan percibir en su ejecución que su cuerpo cada vez se encuentra más dispuesto a la activi-dad física. De allí la importancia de la variación de cada ejercicio básico y la estimulación de la fantasía para alcanzar los mejores rendimientos de la propia creatividad.

El termo está vacío, los pibes regresan y el sol en el poniente nos invita a regresar a casa. Con los cuerpos calientes, los gimnastas se retiran invitándonos a pensar en los favores de una vida disciplina-da en el deporte.

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El polifuncional

Son las 2.28 de la madrugada y aún no mandé mi nota a la redacción de la revista. Mañana entro a trabajar a las 7.00 y voy a dormir poco, segu-ramente. Tengo mucho sueño pero hay algo que le gana. Y ese algo es YouTube. En realidad, son los videos de un maestro de la ética.

“Sergio Vigil es un auténtico docente que no sólo deja legados sino que, además, se ha convertido en un casi incomprensible liberador de gloria. Lo admiro por el enorme entrenador que es. Y por ponerle poesía a su capacidad de estrate-ga”, manifiestó Gonzalo Bonadeo en el Prólogo del libro ideado por “Cachito”: “Un viaje al interior”, que fue lanzado el pasado 12 de mayo en la Feria del Libro, y trata sobre “cómo enfrentar las batallas, reali-zar los sueños y disfrutar los éxitos”.

“Cachito”, aquel glorioso técnico de la Selección Feme-nina de Hockey sobre Césped, conocida como “Las Leonas” (1997-2004), no es sólo el actual entrenador de “Las Vikin-gas” de River. También, es una de esas personas a las que vale la pena escuchar para aprender; de aquellos referen-tes distintos del liderazgo que trascienden el deporte.

Además de constituirse en un motivador constante, Vigil es un transmisor de valores que se deberían tener en cualquier ámbito de la vida cotidiana, un estratega pasional pero no obsesivo, que se niega a la típica frase futbolera: “Hoy no podemos perder. Hay que ganar sí o sí, y como sea”, y la refuta afirmando: “Se puede ganar o perder pero lo que no podemos es dejar de crecer”.

Un romántico, si se quiere, que sabe distinguir al “nú-mero uno” del “mejor”. “Al número uno lo sustentan los re-sultados numéricos o un trofeo y no acepta dejar de serlo. En cambio al mejor lo sostiene la forma en la que llegó a eso, que es más importante”.

No es casualidad que dedique su tiempo a dar char-las de capacitación y trabajo en equipo, en cualquier tipo

de organización, como pueden ser entidades bancarias, empresas, so-ciedades de fomento, fundaciones solidarias, colegios, universidades, entes deportivos, entre otros. Es que “Cachito” siempre amó la profe-sión de enseñar y supo cómo lograr los sueños superando las barreras y metas que se interponen en el ca-mino.

Vigil es profesor de Educación Física, recibido en el Instituto Su-perior Hugo Quinn (ISEFI) y Master Coach de la Federación Interna-cional de Hockey. Fue docente en el Sworn Junior College y también coordinador de divisiones meno-res en la Universidad de Belgrano, el San Isidro Club (SIC) y el Club Atlético River Plate. Dirigió al Club Los Cedros, Club HCBra de Italia y al

Club Ciudad de Buenos Aires (mas-culino y femenino).

En la etapa en que se lo reconoció públicamente fue cuando dirigió a “Las Leonas”, donde logró el oro en los Jue-gos Panamericanos de Winnipeg, Canadá 1999, en el Cham-pions Trophy de Amstelveen, Holanda 2001 y en el Cam-peonato del Mundo de Perth, Australia 2002, además de la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.

Tras lograr el bronce en los Juegos Olímpicos de Ate-nas 2004, abandonó el seleccionado femenino para con-vertirse en el entrenador del seleccionado de varones, sustituyendo a Jorge Ruiz. Luego de que “Los Leones” perdieran la final del Preolímpico frente al seleccionado neozelandés, quedando así afuera de los Juegos de Bei-jing 2008, renunció a su cargo como técnico nacional.

Este maestro de la ética, que no me deja dormir, el próximo 11 de agosto cumple 48 años, y le queda toda una vida para seguir enseñando, transmitiendo, demos-trando, explicando sobre los valores morales que se de-ben tener en cualquier profesión o en cualquier ámbito de la vida cotidiana.

Docencia y ética aplicada al deporte

Por Matías Rueda

“Cachito” Vigil se ubicó en las páginas doradas del deporte argentino, no sólo por sus logros al mando de Las Leonas, sino también por plasmar

todos sus valores dejando una gran huella, que hoy es libro.

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“La psicología del arquero es diferente a la del jugador”

“La psicología del arquero es diferente a la del jugador”

El trotador

Por Fernando Labal y Lucas Mateo / Fotos: Jota´s fotografías

Es uno de los que estará en Brasil

buscando lograr el sueño de todo el pueblo

futbolero. Previo a su vuelta a Italia, para

sumarse a los entrenamientos del Catania,

Mariano Andújar charló con Al Trote sobre

su vida, su presente y lo que viene

en la previa al Mundial.

Es uno de los que estará en Brasil

buscando lograr el sueño de todo el pueblo

futbolero. Previo a su vuelta a Italia, para

sumarse a los entrenamientos del Catania,

Mariano Andújar charló con Al Trote sobre

su vida, su presente y lo que viene

en la previa al Mundial.

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Libertadores ¿Pero quién fue An-dújar en su infancia y cómo llegó a esta instancia?- Jugué en Yupanqui, en Lugano, de cinco. Yo quería atajar. Tenía un ami-go, que aún conservo, que jugaba en Huracán y con el padre me llevaron a probar suerte. Mi viejo me llevaba para pasar el rato. A los quince años debuté en Reserva y al poco tiempo ya estaba entrenando con la Primera. Se fue dando todo solo.

- ¿Quién era el técnico de Huracán en ese momento?- Fui al banco con Babington, a los 17. Me hizo debutar Jorge Célico, en 2003, antes de cumplir los 20. Ese año descendimos. Jugué dos años y medio en el Nacional B, hasta que me fui al Palermo. Fui como un pro-yecto y se lesionó el titular ni bien llegué. El suplente anduvo mal y me tocó. Jugué casi 30 partidos en la Se-rie A. Después vine a Estudiantes y ya

la historia es más conocida.

- ¿En qué parte de Lugano na-ciste?- En Lugano 1 y 2. Al lado del Autó-dromo. Todavía

sigo yendo porque tengo a todos mis amigos ahí.

- ¿Quiénes fueron los maestros que te guiaron en ese momento?- Tuve a Pedro Catalano como entre-nador de arqueros. A Agustín Mario Cejas que era el técnico de la Cuar-ta. Y Jorge Célico, que fue el que me hizo debutar y el primer técnico que tuve cuando llegué a Huracán a los seis o siete años. He aprendido un poco de todos. El “Turco” Mohamed, por ejemplo, me enseñó muchísimo a jugar con los pies; el “Cholo” Simeo-ne me enseñó a entrenar, a ser un verdadero profesional.

- ¿Qué sensaciones te genera ver el presente de Huracán?- Hay pocas casualidades en la vida. Huracán ha tenido malos manejos históricamente. Y lo que se ve es que no hay programación y siguen pasando las mismas cosas que pasa-ban cuando yo estaba en inferiores. Tengo a mi hermano jugando ahí, es un club al que quiero mucho, pero históricamente se ha manejado muy mal.

- ¿Te dedicarías en el futuro a la dirigencia como lo está haciendo Verón?- No, no quiero ni ser técnico. Como mucho puedo llegar a ser entrena-dor de arqueros. Lo que hace Se-bastián como manager o director deportivo me gusta, pero la verdad es que no me veo haciéndolo. Me imagino entrenando arqueros en Primera.

-¿Cuál es el aporte que le da un en-trenador de arqueros de selección a tipos que ya están consagrados y afianzados en sus equipos?- Tu actuación dentro de un partido es el reflejo de lo que hacés en el en-trenamiento. La repetición de movi-mientos, más en el arco donde está todo muy mecanizado, te lleva a lo-grar mejoras. Más allá de que se esté en un nivel alto, hasta con un video se puede mejorar. Es muy importan-te la presencia de alguien que, desde

A punto de subirse al avión para su vuelta al Catania, el ex arquero de Estudiantes de La Plata y uno de los candidatos a estar entre los 23 de Sa-bella que viajen al Mundial, nos abrió las puertas de su casa para hablar de su vida antes de ser profesional y de este presente que lo tiene como un referente del puesto. Andújar se muestra muy suelto ante todas las preguntas. Acostumbrado al trajín de contestarle a los medios, pero también con la tranquilidad de un tipo que ha forjado su carrera con los materiales adecuados para lograr una buena aleación.Sus primeros pasos en Huracán, la prematura salida para Italia y las sa-tisfacciones experimentadas en Es-tudiantes y la Selección son algunos de los temas que se verán a conti-nuación. Pasen y conozcan los pen-samientos de uno de los encargados de sostener la ilusión argentina de alzarse con la Copa en Brasil 2014.

- Sabemos que sos uno de los arqueros que estará en Brasil, afianzado en Ita-lia y un emblema del Estudiantes campeón de la

“A los quince años debuté en Reserva y al poco tiempo ya estaba

entrenando con la Primera. Se fue dando

todo solo”.

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afuera, te diga las cosas que hay que corregir para se-guir mejorando.

- ¿Varía la forma de entrenamien-to en Italia?- El entrenamiento en Italia es mucho más específico. Todo se hace en base a consultas con el entrenador de ar-queros. Y esa es la idea que yo tengo a futuro si me toca trabajar de esto. Abarcar el entrenamiento y hacerlo completo siempre a partir del entre-nador de arqueros.

-¿Sigue siendo Italia la gran cante-ra de arqueros del mundo? Porque parece haber mermado un poco eso, al menos en la consideración periodística.- Sí, sigue siendo así. Sacando a Bu-ffon que el más grande de todo el mundo, hay gran cantidad de bue-nos arqueros.

- Pero se nota que el mercado ha salido a buscar arqueros cuando tiempo atrás era difícil.- Que se abrió el mercado es real. Antes el italiano no aceptaba arque-ros de afuera. En Argentina siempre se piensa que somos los mejores en todo y que tenemos los mejores ar-queros. Es mentira. Porque atajar en Italia es muy difícil. Hoy soy el arque-ro argentino que más partidos jugó en el fútbol italiano. Y con “Chiquito” somos los únicos dos que estamos con continuidad en el puesto. Se cas-tiga al que está afuera porque no se lo ve.

- ¿Estar en la Selección es el reflejo de la continuidad en el alto nivel?- Es un puesto donde el que está se tiene que sentir tranquilo y seguro. La psicología del arquero es total-mente distinta.

- Se dice que son los “bichos raros” del fútbol.- ¿Por qué? Porque nos vestimos dife-rente, porque estamos solos, porque evitamos lo más lindo que tiene el

fútbol que es el gol. La psicología del arquero es otra. El jugador se puede equivocar mil veces dentro de un partido y no

pasa nada, en cambio el arquero se equivoca una vez, después de hacer un partido bárbaro, y se terminó.

- ¿Cómo son los medios de Italia a diferencia de los nuestros?- Son bravos. Siempre trato de darle la importancia justa. Porque no en-tiendo cómo un periodista puede ponerle la nota a 22 jugadores. La prensa italiana es complicada con los extranjeros. Siempre le están un po-quito más encima.

- ¿Te juntás con el resto de los ar-gentinos del Catania?- Siempre nos juntamos. A tomar unos mates o hacer un asado. El nene de Bergessio y el del “Pata” Castro son

Enojos en 140 caracteres

- ¿Cómo es tu relación con twitter? Hemos visto que tuviste varios altercados.- Encontré gente buena, con buena onda y mucho boludo que se hace el malo. Y yo soy más boludo porque me engancho. Entonces, lo dejé de usar un año. Ahora, volví y no le contestó más a nadie que sea ofensivo.

- ¿Te costó aprender a convivir con las críticas de la gente y los medios? Una vez caíste a la puerta de una radio platense a pedirle explicaciones a un periodista.- Fui y me pidió disculpas. Entendió mal lo que algún buchón le contó y me empezó a atacar sin ningún sentido. Entonces, fui y le pregunté qué le pasaba conmigo, si tenía algún problema. Pero entendí que es un personaje que tiene que vender y que le gusta hacer. Hablamos y quedó todo bien. Aprendí con el tiempo que no tengo que hacerme mala sangre.

- ¿El hecho de ser calentón es de siempre?- Antes me peleaba por cualquier cosa. Cuando era pibe me tomaba un té de tilo antes de jugar. Una locura. Si me lo tomo hoy me quedo dormido.

- ¿Lo trabajaste con algún profesional?- Lo corregí solo. Con los nenes, con mi señora. Te vas dando cuenta de que hay cosas mucho más importantes.

“El ‘Cholo‘ Simeone me enseñó a entrenar,

a ser un verdadero profesional”.

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de la edad del mío así que, mientras “dinamitan” la casa, nosotros charla-mos. Nos juntamos, no todos, porque somos un montón y se necesitaría un establo para juntar a todos.

- ¿Cómo es la relación con el grupo de la Selección?- La relación es muy buena. Hay un grupo con continuidad en el tiempo. Ya se puede hablar de otras cosas porque nos conocemos más. Aparte, los resultados ayudan y es algo que se retroalimenta.

- Se habla siempre de que para ser campeón se tiene que dar una se-rie de condiciones a nivel grupal, como les pasó en el caso de Estu-diantes ¿Ves alguna similitud en ese grupo con el de la Selección?- El grupo que ganó la Libertadores venía junto desde el 2006. Las rela-ciones eran diferentes porque com-partimos todos los días, durante tres años, concentraciones, vestuarios, comidas con las familias. Es diferente. De todos modos, no necesariamente el grupo se tiene que llevar bien para salir campeón.

- ¿Qué destacás de Sabella en ese grupo que conformó?- El hecho de llevar el mismo grupo siempre es algo para destacar. Que

“Practicamos con pelotas de vóley antes

de ir a Bolivia. El movimiento es similar.

Viborea un poco y sigue”.

se conozca de memoria y que, uno ya sepa más o menos cómo va a ser la lista antes de que salga. Igual, destaco más el trabajo del resto de los “profes”, que son los que están dentro del grupo, porque Alejandro, como es lógico, tiene que mantener cierta distancia de los jugadores.

-Hay dos fechas significativas en tu carrera: el 11 de noviembre de 2007, cuando recibís tu prime-ra convocatoria a la Selección y el 6 de junio de 2009, donde ha-cés tu debut en una victoria por 1 a 0 frente a Co-lombia ¿Qué fecha recordás más?- El debut es incomparable. Es algo que te queda grabado. Aunque cada vez que sale la citación estoy pendiente de la lista. Mi mujer se ríe y me dice “vas a estar”. No sé si voy a estar, lo quiero ver.

- ¿Pensás que tenés chances de llegar a Brasil como titular o cono-ciendo a Sabella sabés que lo más probable es que le mantenga la continuidad a “Chiquito” Romero?- Lo importante es estar, porque es el lugar con el que sueñan todos. Obvio que la ilusión de jugar está siempre y entreno para poder meterme en la discusión con Romero y hacer que Alejandro piense en ponerme. Pero

no va a haber una cara larga de mi parte si no juego. - ¿Cómo es el tema de la altura?-El que estuvo en la altura sabe lo que se siente. Porque no te entra bien el aire, te empieza a apretar la cabeza, es algo complicado.

- ¿Qué hay de cierto con que “la pe-lota no dobla”?

- La pelota viaja a una velocidad completamen-te diferente y se mueve de ma-nera diferente en la altura. Pero es verdad, si vos le querés meter

una comba, no la agarra.

-Practican con pelotas de vóley ¿Es parecido el efecto?- Practicamos con pelotas de vóley antes de ir a Bolivia. El movimiento es similar. Viborea un poco y sigue, no baja nunca. Pero eso está sumado al malestar, a la falta de oxígeno y al dolor de cabeza. Es muy difícil jugar en la altura.

- ¿Quedó la bronca de no haber sa-cado algún punto más para decir “ya está” y pensar en el 2014?- Sí, pero es así. Igual, está encamina-do. No se puede hablar de algo hecho, pero la realidad es que tendría que su-ceder una catástrofe para no estar.

Foto: Télam

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La rompió

Los reyes del césped

En silencio, sigilo-sos como un animal en busca de su presa, “Los Leones” rugieron en la Semifinal de la Liga Mundial disputa-da en Malasia. El Se-leccionado Masculino de Hockey sobre Cés-ped viajó a Johor Baru en busca del éxito, ése que no sólo significa estar entre los prime-ros puestos sino también afianzar el juego y continuar delineando la identidad del equipo. Y vaya si lo logró.

La medalla plateada obtenida en este torneo es un gran premio, un reconocimiento al esfuerzo y a la serie-dad del grupo. Siempre relegados por las triunfadoras “Leonas”, los incansables luchadores dejaron su huella en tierras lejanas y trajeron sus valijas rebalsadas de buenas noticias.

Además del segundo puesto alcanzado en esta com-petencia, lograron la clasificación al Mundial 2014 de Ho-landa, a la final de la primera Liga Mundial, que se desarro-llará en la India el próximo año, llegaron a la marca de 23 partidos invictos (hasta la derrota de la final), y sintieron un gran orgullo por haberle jugado de igual a igual a Ale-mania, bicampeón olímpico y mejor equipo del mundo.

El 4 a 2 de la final frente a los germanos no significó dolor. Fue más bien una molestia, de esas que dejan de sentirse al poco tiempo de iniciadas, porque ellos saben que lo logrado es mucho más que lo no conquistado. No cualquiera juega ese tipo de partidos como lo hizo Argen-tina y mucho menos poner en aprietos al mejor de todos. Y “Los Leones” lo hicieron. “Revolucionamos al hockey mundial. Fuimos el primer equipo en presionar en todos lados”, destaca un satisfecho Carlos “Chapa” Retegui, en-trenador del conjunto nacional.

Cuatro victorias sobre seis partidos disputados es lo que indican las frías estadísticas: triunfo 7 a 1 frente a Ja-pón, 3 a 0 ante Corea del Sur, 2 a 0 sobre Sudáfrica, 3 a 1 frente a Inglaterra, y empate 1 a 1 y posterior derrota 4 a 2 frente a Alemania. Pero los números también mues-tran una dulce verdad: el campeón del torneo es el único equipo al que no le pudieron ganar. Y si en algún aspecto

puede llegar a ser bien recibida la derrota es cuando se la padece frente al mejor de to-dos. Ojo, eso no signifi-ca ser conformistas.

Seis córners cortos para los argentinos contra uno solo de los alemanes en la final, demuestran algo im-portante. Que la máxi-ma potencia mundial

haya estado dos veces en ventaja, que Argentina haya logrado empardarlo y que la diferencia definitiva de dos goles se haya concretado en los últimos cinco minutos de juego, también marca algo relevante.

Destacar este triunfo (sí, digo triunfo) no sólo es me-recido sino que es debido. Luego del tibio paso por los Juegos Olímpicos de Londres 2012, este seleccionado pa-rece haber despertado. El primer puesto en el Champions Challenge de Quilmes y en el Sudamericano de Chile, y la clasificación a las semifinales de la Liga Mundial, de la mano del anterior entrenador Franco Nicola, comenzaron por delinear un camino certero.

El mismo que continúa el “Chapa” Retegui, viejo co-nocido de estos muchachos, en su segunda incursión en el seleccionado masculino, luego de haber pasado exi-tosamente por el femenino. Ante la nueva posibilidad otorgada por el actual Presidente de la Confederación Argentina de Hockey sobre Césped, Aníbal Fernández, Retegui va por la revancha que, por ahora, le es altamen-te favorable.

“Los Leones” ya no son ese grupo de jugadores que luchaban contra el éxito de “Las Leonas”. Ellos lograron correrse de ese lugar tan incómodo que pretendían im-plantarle los medios para pasar a ocupar uno mucho más lindo y confortable. Ahora sí aceptan ese apodo porque ya no son “por oposición a” sino que son un equipo con identidad propia, que sabe a qué juega, qué pretende y el camino que debe tomar para lograrlo.

Por eso, cuando en agosto próximo pisen el sintético de Toronto, en Canadá, donde disputarán la Copa Panameri-cana, sus rivales respetarán a estos animales que, ya no tan sigilosos, buscarán continuar implantando su huella.

Pasó todo muy rápido en el hockey. Nuevo presidente, cambios en las conducciones de los seleccionados y una nueva visión

del proyecto. Entre medio, Los Leones pegaron un batacazo.

Por Jimena Maggi / Foto: Télam

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De buena fuente

“Tenés que saber cuándo hacer un aporte sencillo y cuándo tomar un poco más de protagonismo”

Convocamos a Marcelo Mármol de Moura para conocer

los secretos de hacer estudios centrales en radio. Un tipo

que logró hacer de los datos, números y curiosidades

del deporte, una marca que lo identifica.

Por Lucas Mateo y Hugo De Angelis / Fotos: Jota´s fotografías

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Es periodista de Radio Continen-tal. A fines de 2002, fue tocado por la varita mágica de Víctor Hugo Morales e ingresó a su equipo en el programa Por deporte, relatando curiosidades y anécdotas de distintos deportes. Desde allí, permaneció en la emisora realizando tareas de producción y las infaltables perlas del deporte.

En 2006, ideó un programa para hacer los sábados junto a Viviana Vila, para llenar el vacío que había dejado Por Deporte. Víctor Hugo dio el visto bueno y el producto salió al aire en 2007. Fue La barra de Víctor Hugo, un programa polideportivo que llegó a ser nominado para el Martín Fierro.

Al año siguiente, se propuso hacer estudios centrales. Comenzó como segundo de Matías Canillán y, cuando él empezó a relatar, Már-mol de Moura se hizo cargo de los encuentros más importantes. Hoy, lleva 900 partidos al frente de las transmisiones de Continental y forma parte del programa Tirando Paredes, que conduce Román Iutch los sába-dos, en la misma emisora. También, escribe para la Revista Conmebol, publicación de la que es parte desde hace seis años. Además, tiene dos li-bros en su haber, Las perlas del depor-te y Mundialitis. Y está terminando la edición del tercero.

- ¿Te presentamos como periodista a secas o también como escritor?- Me recibí de periodista, no orien-tado a lo deportivo, sino en general. Estudié en el Círculo de la Prensa. En realidad, ya era periodista antes de entrar a la secundaria. En séptimo grado mi maestra me firmó en el guardapolvo: “Para el futuro periodis-ta”. Ese fue un problema en mi vida que no tuve que resolver. Desde los cinco años sabía que quería ser pe-riodista. El problema venía después cuando no se podía consolidar. Lo de escritor, es una palabra un poco pesada. Pero si a los que escriben libros, se los llama escritores, podría decirse que también lo soy. Digamos que hago experiencias en el tema de la escritura.

- ¿Cómo es tu llegada a Continen-tal?- Había estado muchos años traba-jando en radios alternativas. También hice un programa del club Temper-ley, en televisión por cable. Le había hecho una entrevista a Víctor Hugo Morales para la televisión. Tiempo después le mandé un mail y con esa cosa insólita que tiene él de darle bolilla a todos, me lo contestó. Nos encontramos, charlamos 20 minu-tos y le dejé mi carpeta. Víctor Hugo me dijo que estaba todo muy difícil, pero igual recibía la carpeta porque esperaba encontrar algo distinto que le sirva. A las dos semanas, me llamó diciéndome que lo que le había en-tregado era lo que necesitaba y así empezaron a aparecer las perlas en Por Deporte, a fines de 2002.

- ¿Qué es lo que tiene Víctor Hugo para captar personas capaces?- Él tiene un tercer ojo. Detecta cosas que el resto no detectaría. Algunas veces se equivoca, nadie es infalible. Pero hay casos extraordinarios como el de un compañero, que manejaba un taxi. Siempre decía que un día lo iba a llevar a Víctor Hugo y le iba a de-cir que había estudiado periodismo y que quería trabajar de eso. Un día eso sucedió, Víctor Hugo lo escuchó y al poco tiempo ya estaba trabajan-

do en el equipo de Continental. Sigue con su otro trabajo, pero cumplió su sueño. Víctor Hugo tiene un poder de captación notable y le ha dado chances a mucha gente. Muchos se lo han pagado bien, otros mal. Pero él, la chance, se la dio a todos.

- ¿Cómo te preparás a la hora de arrancar una previa de un parti-do?- Me manejo con una especie de ru-tina que ya tengo armada. Si no sos prolijo en estas cosas, se te complica todo. Los miércoles me ocupo de ar-mar en mi cuaderno la historia de los

“El diez por ciento de los periodistas deportivos son maestros. El 30 por ciento son muy buenos. El resto, son hinchas de

los clubes que van a tirarle centros a los

protagonistas”.

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partidos que voy a hacer. El jueves me dedico a hacer las planillas, que es lo más engorroso, pero me gusta. Las planillas incluyen: fútbol euro-peo y, en el último tiempo, fútbol de américa. Más que nada donde haya argentinos, porque si no, se haría muy largo y no se podría cubrir todo. Eso, lleva casi todo el día. Además, se incluyen los demás deportes que se desarrollen ese fin de semana. El viernes se ajustan las tablas de po-siciones y el sábado se refrescan las cosas para revisar todo y arrancar la

transmisión en orden. Llevo mi note-book, abro cuatro o cinco páginas de cabecera, el Twitter y listo.

- ¿Te preparás distinto de acuerdo a quien está relatando?- Si, totalmente. Las cosas que pre-paro, las preparo para todos por igual. Pero no es lo mismo hacer un partido con Víctor Hugo que con otro. Con él, estoy muy a la expec-tativa de cómo se da la transmisión. Porque por ahí, viene suelta y él está fantástico, como ocurre en general y vas entrando solo en la transmisión. Pero por ahí viene tensa, y ya tenés que estar preparado de otra forma. Tenés que saber cuándo hacer un aporte sencillo, para no complicar-te, y cuándo tomar un poco más de protagonismo. Víctor Hugo se apo-ya mucho en lo que se dice desde estudios centrales.

- Con Arcapalo se nota un juego, como si te estuviera buscando el error, ¿Cómo es una transmisión con él?- Con Jorge, tengo que estar con to-das las planillas en la mano porque él te pregunta todo y tiene que sa-ber de todo. He tomado la decisión de no darle más bolilla, cuando pide cosas imposibles, como por ejemplo saber a qué hora va a jugar Cruzeiro por el Brasileirao dentro de seis días. Si no me dejás que lo busque, no lo puedo saber. Hay cosas que uno no puede saber, pero él piensa que sí, entonces tenés que estar muy pre-parado. Cada uno de los relatores tiene un camino especial y hay que aprendérselo.

- ¿Qué cambios notás con respec-to a los estudios centrales de años atrás?- Los que hacían estudios centra-les antes, tenían que consultar los resultados llamando por teléfono. Era todo a pulmón, digamos. Pero tenían alguien que los asistía. En la actualidad, por lo menos los que yo conozco, tanto Matías (Canillán) como los que ahora hacen estudios centrales conmigo, lo hacemos so-

“En el periodismo deportivo hay muchos

que sueñan con ser periodistas de

espectáculos. Alcanza con ver la televisión para

identificarlos.”.

Su veta como escritorEl camino de las curiosidades le permitió a Marcelo Mármol de Moura

entrar en el equipo de Víctor Hugo. Esas rarezas que él relataba en cada emisión de Por deporte se convirtieron, en 2007, en su primer libro. Las Per-las del deporte fue editado. El prólogo, realizado por Víctor Hugo Morales, indica que el libro no es sólo para los aficionados a los deportes, sino tam-bién para los mismos periodistas que quieran darle color a alguna crónica o alguna transmisión. El libro, recopila anécdotas y datos de varios deportes y hasta de los Juegos Olímpicos antiguos.

Siguiendo con esa característica que lo llevó a entrar en el mundo de Continental y que más tarde le permitió escribir para la Revista Conmebol, editó su segundo libro en 2010. Se tituló Mundialitis, nombre que refiere a una especie de enfermedad que ataca cada cuatro años. A través de sus páginas se recorren curiosidades de los mundiales, datos y estadísticas que no se conocen tanto pero que dicen mucho de los mundiales.

En la actualidad, está por terminar Los 200 partidos más curiosos de la historia del fútbol argentino, del cual Víctor Hugo Morales está realizando el prólogo. Según cuenta Mármol de Moura, el libro sufrió varias modifica-ciones. Primero iba a llamarse Las perlas del fútbol, y sería la versión de su primer libro, pero enfocado sólo en el fútbol. Luego, se dio cuenta que el título no englobaba la totalidad de lo que él presentaba, entonces decidió cambiar el nombre a Cosas de Disparates. Estudiar esos disparates, lo llevó a revisar varios partidos para ver en cuántos encontraba datos curiosos. Y no le fue nada mal, juntó 200 encuentros y, de allí, el nombre del libro.

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los. No tenemos ayuda de nadie. No porque no nos quieran dar una mano, sino porque se ha determina-do que sea así. Lo que sí se ha agre-gado es la opinión. Algunos lo asu-men y otros no, pero vos tenés que opinar sobre lo que acaba de pasar en una jugada del partido. Y me ha pasado de equivocarme y que esa equivocación esté en la boca de Víc-tor Hugo y del comentarista durante toda la transmisión. Es complicado porque no podés fallar. Es como si fueras el árbitro.

- ¿Cómo es sostenerle la transmi-sión a alguien que no está en el mismo estudio?- Eso es fantástico. La construcción de la transmisión sin vernos, es fa-bulosa. Porque, ¿cómo hacés para no pisarte? ¿Cómo hacés si están relatando, y vos te metés porque sentiste el hueco, y el relator sigue hablando? Y a veces la respuesta es: no sé. Pero es difícil, porque tam-bién está el comentarista, los que cubren vestuarios y el locutor co-mercial. Con el locutor tengo una gran ventaja, porque lo paro y me meto. Entonces la transmisión que-da prolija. Si no tuviera el locutor al lado mío, sería un karma. Hay veces que pasa que el locutor va a la can-cha. Pero en realidad, el relator y el locutor no necesitan verse, ellos ya se conocen y saben cuáles son las pausas porque es natural. En cam-bio, mi participación es un extra, no es algo natural. Entonces tengo que parar al locutor para que me dé un espacio para hacer un comentario o me presente un “informa”.

- Uno, desde afuera, puede pensar que el peor trabajo lo hace el que está en estudios centrales, por-que los demás están en la cancha viendo los partidos y vos estás ahí encerrado.- Se podría pensar eso, o se podría pensar lo contrario. A mí nunca me gustó meterme en un vestuario o tener que perseguir a los jugado-res, rogándoles casi, que se dig-nen a parar para atenderte, como

si ellos fueran un ente superior. Eso nunca me gustó. Y por suer-te, entré por otro camino que fue más directo. Pasé por esos luga-res, pero antes, cuando hacía otras cosas, cuando transmitía en otras radios y ya sabía que no me gus-taba. Yo quiero trabajar en donde me siento bien. Y eso lo consigo descubriendo alguna curiosidad que ilumine la transmisión. Hay muchos que no quieren hacer es-tudios centrales porque quieren ir a la cancha. A mí no me interesa, lo hice durante años y años, y hoy te puedo decir que me interesa más mi trabajo que el espectáculo de-portivo. Si quiero ir a la cancha, voy cuando no trabajo.

- ¿Te permite trabajar de otra for-ma el hecho de no estar pendien-te de la búsqueda de la primicia y poder ver el periodismo de otra forma?- La primicia nunca fue lo que identi-ficó a los equipos de Víctor Hugo des-de que llegó a Continental. ¿Cuánto puede durar hoy una primicia? Si a los cinco minutos que la publicaste ya la

“Víctor Hugo tiene un poder de captación notable y le ha dado

chances a mucha gente. Muchos se lo han pagado

bien, otros mal”.

sabe todo el mundo y ya está circulan-do en otros medios. No sé dónde está el mérito realmente. De lo que estoy convencido es que en el periodismo deportivo hay muchos que sueñan con ser periodistas de espectáculos. Alcanza con ver la televisión para identificarlos. Lo de ellos es ver que éste anduvo con aquella, aquel esta-fó al otro. Quieren ser chimenteros. Quieren generar conflictos porque, según ellos, lo que vende es la polé-mica. Si no hay polémica, la crean de alguna forma. El diez por ciento de los periodistas deportivos son maestros, genios, ejemplares. El 30 por ciento son buenos, muy buenos. El resto, son hinchas de los clubes que van a tirarle centros a los protagonistas o son de esos que llevan y traen.

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Pilar tiene siete años y juega al hockey. “¡Y no sabés cómo juega!”, dice Evangelina, la mamá. “Pili” es muy chiquita, aunque pinta y acti-tud de “leona” no le faltan. El stick es gigante, se le cruza entre los pies, pierde la bocha en el pasto, pero encara. Nunca deja de mirar el arco de enfrente ni de desparra-mar compañeras por el campo de juego. “Anda así por toda la can-cha”, explica “Mechi”, la entrena-dora. No la paran. Sueña con ser Luciana Aymar o Laura Maiztegui, la platense subcampeona olímpica en Sídney 2000, donde nacieron “Las Leonas”.

Lo que no sabe Pilar es que como jugadora del Club de Gim-nasia y Esgrima La Plata recién dentro de 45 años podría aspirar a una convocatoria para la Selec-ción. El “Lobo” platense recuperó

el hockey en 2011 y actualmente unas 280 chicas juegan en el club. Sin embargo, la institución todavía cumple la sanción que le impuso la Asociación Amateur Argentina de Hockey sobre Césped en 1958: ¡99 años de suspensión!

La historia de que Gimnasia fue sancionado se conoce y se reproduce en La Plata. Sin em-bargo, como junto al club fueron castigados varios jugadores, la institución abandonó la práctica del hockey. Quienes siguieron con ánimo de continuar en actividad emigraron a otros equipos y algu-nos otros, junto a deportistas que por divisiones internas habían dejado antes los colores “mens sana”, llevaron el hockey al Club Universitario, en 1959.

Sin hockey en Gimnasia, la san-ción pasó a ser un dato curioso, de color. Al menos hasta estos días en que el club inició las conversa-

ciones para intentar la afiliación, reafiliación, reducción de la sus-pensión, amnistía… Llame como se llame, Gimnasia quiere volver.

Un partido, muchas versiones

El club fue pionero en el hockey de la ciudad. Y como en tantas de las historias platenses, en los orígenes del primer equipo estuvo presente el frigorífico Swift de Berisso. Gimnasia se afilió a la Asociación Amateur Argentina de Hockey sobre Césped en 1949 y hasta 1958 compitió en el Torneo de Segunda de caballeros; ese año jugó la final por al ascenso.

“Partido decisivo”, anunció aquel duelo el diario El Día, el do-mingo 28 de septiembre de 1958. “Hoy, a las 10, en 60 y 117, se reali-zará el encuentro correspondiente a la última fecha del campeonato de ascenso […] entre los conjuntos

Un gol rival en la final de Segunda en 1958 desencadenó la protesta de los jugadores platenses. Todo terminó con suspensiones

de hasta 99 años. En los archivos no hay constancia de nada.

Paramos la bocha

Gimnasia quiere volver al hockey: 55 años de una sanción fantasma

Por Gastón M. Luppi

El Argentino, 2 de octubre de 1958: “Cumplió una buena campaña. Este es el equipo de Gimnasia y Esgrima de La Plata, que tras cumplir una buena cam-paña se clasificó tercero en el campeo-nato de ascenso […] Encontrándose los albiazules en la ofensiva, en un con-traataque su rival conquistó un tanto con uno de sus delanteros en posición prohibida. Dos jugadores reclamaron por la infracción sin que el árbitro los atendiera. Al insistir en su pedido, uno de los referees, sin solicitar la aproba-ción del otro juez, dió por finalizado el match, retirándose del field”.

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“En el hockey de Buenos Aires no querían clubes que, además, prac-ticaran fútbol. Por eso buscaron la excusa para sacarse de encima a Gimnasia”, explica Omar Salas, juga-dor de la polémica final. La de Salas es una interpretación que se repite entre varios protagonistas de aque-llos años. “¡Eso es una mentira! ¡No, no, no!”, exclama hoy Mario Gallia-no, presidente de la AAHBA. “Eso lo puede decir alguien que quiere apa-ciguar las cosas y no es así. Hay insti-tuciones, no de las fundadoras pero sí de las primeras, como Quilmes, que siempre estuvieron afiliadas. Lo desmiento categóricamente”.

EL MITO

A partir de la sanción Gimnasia dejó la práctica del hockey, apenas una década después de haberle abierto las puertas. Lo curioso ahora es que el club podría volver al deporte del palo y la bocha porque a nivel institu-cional no hay registro del castigo. “Sí hay gente que conoce el tema, que superficialmente se acuerda. Pero antecedentes, no, ni en la Asociación ni en el Tribunal de Disciplina. Pasó tanto tiempo que no hay registros”, expli-ca Mario Galliano, presidente de la actualmente denominada Asociación Amateur de Hockey sobre Césped de Buenos Aires (AAHBA). “Siempre que se pierde es malo el árbitro”, agrega entre risas. “Ha sido una gresca gene-ralizada, seguramente no tan sencilla como dicen por ahí, porque le dieron 99 años al club”, completa sobre la sanción.

Galliano, integrante también del Consejo Directivo de la Confedera-ción Argentina de Hockey que preside el senador nacional Aníbal Fer-nández, cuenta que las instituciones se han “aggiornado” y que sanciones como la que recibió Gimnasia ya no se aplican: “Hemos sacado muchísi-mas responsabilidades a los clubes, que por lo general no tienen nada que ver. Se debe legislar sobre lo que ocurrió: si fue una Primera División, qué tiene que ver la Quinta o la Sexta. Eso ya lo hemos quitado”. “Hoy, con el nuevo código de procedimiento del Tribunal de Disciplina, las sanciones no superan los 30 años”, continúa el dirigente, y explica: “El reglamento establece que sobre el 30 por ciento de la pena impuesta se puede recurrir a una asamblea: no es lo mismo recurrir al 30 por ciento de 99 que al 30 por ciento de 30, eso es aggiornarse”.

gadores fueron sancionados. Bajo el título “suspenden por 99 años a un player platense de hockey”, el diario El Argentino publicó el 27 de octubre de 1958: “En su última reunión, el Tribunal de Penas de la Asociación Argentina de Hockey sobre Césped consideró los hechos ocurridos […] y decidió suspender por el término de 99 años, por agre-dir al árbitro del partido, al jugador O. L. Salas; por 20 años, por intento de agresión, a H. Lisso, C. Bernardi y E. Durante; por la misma causa, 10 años a C. Castellanos; por agre-dir de palabra al árbitro, 5 años a H. Islas, C. Aguiló y R. Caputo. Ade-más de esas llamativas penas, el cuerpo suspendió por un año a los jugadores J. Biosca, A. Somoza y J. Pardo, por asumir una actitud de indiferencia en el momento de los incidentes, ya que debieron haber intervenido para calmar los ánimos de sus compañeros. Finalmente, el Tribunal de Penas recomendó […] retirar la afiliación al Club Gimna-sia y Esgrima de La Plata”.

Instituciones “aggiornadas”

“Pasó tanto tiempo que no hay registros”

al árbitro “con las manos atrás”, aunque reconoce que hubo algún altercado entre las parcialidades. En cambio, los hermanos Oscar y Francisco Goeta –quienes ya no estaban en Gimnasia en aquellos años- tienen presente que fue “un gran quilombo”.

“En el club no hay informa-ción, ni sobre el partido ni sobre la sanción”, explica la coordinadora de hockey de Gimnasia, Lucía Ro-magnoli. Ella, profesora de Edu-cación Física, intentó sin suerte rastrear material en la sede gim-nasista. En la Asociación Amateur de Hockey sobre Césped de Bue-nos Aires (AAHBA) tampoco dio resultados la búsqueda: “No hay registro”, reconoce el presidente Mario Galliano, quien opina sobre la sanción de 99 años: “No hay an-tecedentes de una sanción así, es una locura”.

Lo que sí se sabe es que aquel partido se le dio por ganado a Ban-co, que finalmente logró el ascenso. Y que Gimnasia y varios de sus ju-

de Gimnasia y Esgrima y Banco Provincia. Este último encabeza las posiciones con un punto sobre los ‘mens sana’ y Ogaraití”.

Ese partido se jugó pero nunca se completó, al menos en la can-cha. “La sanción de un gol a favor de Banco Provincia […] motivó que uno de los árbitros –el que había acordado el tanto- se reti-rara del campo ante las protestas formuladas por los locales, que entendían que había sido logrado desde posición prohibida. Se lle-vaban cumplidos 21 minutos de la segunda parte cuando el lance quedó suspendido con el marca-dor favorable a la visita por 1 a 0”, publicó El Día el miércoles si-guiente, 1º de octubre.

Reconstruir qué pasó aquella mañana de domingo en el Bosque no es tarea sencilla. Algunos lo re-cuerdan como un gran escándalo: “Hasta dicen que corrieron a los ár-bitros con los palos en la mano por Avenida 1”, cuenta el periodista Ra-món Quiroga. Según Carlos “Titín” Bernardi, que disputó ese encuen-tro, “hubo algunos insultos, pero no agresión física”, recordó en una entrevista que el propio Quiroga publicó en el diario Hoy, en 1994. Omar Salas, que cumplió 85 años en junio y es figura central de toda esta historia, dice que él se dirigió

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Los Perros de Presa salieron a rockear hace media década, entre el desorden y los acordes de las “zapadas”. Al ritmo de bluses y rocanroles pegaron el grito de guerra para salir de la vorágine del rock platense y entrar en la conversación.

A rodar la guitarra

Por Fernando “Koki” Aranda

“No queremos que se pierda la esencia del rock and roll”

La puerta del estudio se cierra. En cada uno de ellos se nota la seguri-dad de que se está haciendo algo importante. Mientras acomodan los instrumentos, la sala de ensayo se aclimata para el ladrido del rock. “De esta banda no me olvido más” dice el “Flaco” Busquets, baterista. Ariel conecta el piano y ya quiere contar lo que significó el viaje, desde la salida del “Pe-rromóvil” a la ruta y el tiempo en que Perros de Presa sonó frente al mar. Durante esa gira (20 días por toda la costa atlántica), toca-ron en el mítico Prix de Mar de Ajó donde alguna vez se presentaron Pa-ppo, Charly, Viejas Locas, entre tantas bestias del género.

- ¿Cómo surgió Perros de Presa?- Nos conocimos en el Club de Blues hace cinco años, todo arrancó como un juego, probando, viendo si había

onda. De a poco empezó a tomar co-lor, buscamos lugares para ensayar y entre covers y risas compartidas le dimos vida. A ello se sumó que todos tenemos gustos musicales variados, algo determinante porque las in-fluencias de cada uno marcaron un estilo a la hora de hacer Rock and Roll. Y así empezamos a conseguir

espacios, nos lla-maban bandas amigas, tocába-mos tres o cuatro canciones.

- ¿Y el nombre?- El nombre nace por idea de José(Busquets) quien tuvo una

banda de rock llamada Willy Busquets y los Perros de Presa y cuando se disolvió esa banda, José tomó Perros de Presa para llamarnos así. De ahí algunos nos identificamos con el fútbol también, porque somos unos perros (risas).

- ¿En qué momento notaron que ya no estaban para “zapar”?

“Nos dimos el gusto de ser soporte de John Primer, guitarrista de blues de

Chicago, y también violero de Muddy Waters”.

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- Nos sucedió que ensayábamos poco y en los recitales parecía todo lo contrario por el nivel y la comodidad que sentíamos. Eso lo notamos, nos hizo pensar y darle más importancia al ensayo. Y luego comenzamos a es-cribir, a producir temas propios de-jando de lado los covers. Un tiempo después, en una fecha que hicimos en Caetano, la primera programada íntegramente por nosotros, tuvimos la respuesta que necesitábamos. Ahí, hubo más de 150 personas, graba-mos un DVD con 11 canciones y nos dimos cuenta que teníamos que ir por más, que a la gente le gustaba lo que hacíamos y que esto no sólo nos gustaba sino que también lo hacía-mos bien.

- Sienten que están para dar el salto, ¿cuál fue el punto de in-flexión?- La gira por la costa en el verano pa-sado. Esa gira nos marcó el camino. Tocamos durante 20 días y realmen-te fue un recorrido por toda la costa atlántica. Fue un desafío gigante y nos hizo dar un salto impresionante ya que tocábamos todos los días, en la playa a la tarde y en bares a la no-che. Nos dimos a conocer a personas de todo el país, generamos lazos con otros artistas, nos ganamos lugares para tocar y lo mejor es que apren-dimos de nosotros y crecimos con nuestra música. El hecho de compar-tir la gira fue algo irrepetible con un saldo más que positivo.

- Tienen un manager, ¿eso le da seriedad al proyecto? ¿lo asumen como una responsabilidad profe-sional?

- Sí. Sin dudas, Gabi Montero nos dio el empujón que nos faltaba. Nos ayu-dó con la gira, estuvo presente des-de los inicios del grupo y ahora nos brinda las herramientas que nos dan seguridad para laburar profesional-mente. También puso el “Perromóvil” que nos permitió llevar los equipos en la costa y ahora es nuestro transpor-te para cada presentación. Además, lo más importante para nosotros es que Gabi es amigo, es uno más de la banda y eso nos motiva más.

- ¿Cuál fue el momento más me-morable?- Tenemos varios. Dejando de lado la gira, como una excepción nos dimos el gusto de ser soporte de John Primer, guitarrista de blues de Chica-go, y también violero de Muddy Waters, que tocó en La Plata en 2008. Otra gran recuerdo es una presentación que compartimos con Gustavo Bazterrica (fue guitarrista de Los Abuelos de la Nada, La Máquina de Hacer Pájaros y Spinetta) el año pasado en Caetano.

- ¿Y el peor?- En la gira por la costa tuvimos una presentación en un bar donde no sentimos estar haciendo lo que nos gustaba. Fue increíble. No lo estába-mos disfrutando, no entendíamos que estaba pasando. El sonido, el volumen, la mala onda, no encon-tramos algo donde apuntar nuestra bronca.

- Están a punto de lanzar el disco Perros de Presa, ¿qué significa?- Es el producto de más de cinco años de ensayos, presentaciones, de creci-miento, de experiencia, de buenas y malas. Este disco es nuestro reflejo, es una meta cumplida y se identifica con nuestra historia. El disco tiene once canciones, todas nuestras, don-de incluimos blues, rocanroles, bala-

das. Y materializa un momento único de nuestras vidas.

- Los artistas, las diferentes ban-das siempre despliegan un estilo no sólo musical sino también del manejo del escenario. ¿Cuál es la peculiaridad de Perros?- Tenemos varias(risas). Ariel a veces hace que es un mimo. Marcos se pone a bailar. No tenemos una coreo-grafía, todo surge espontáneamente. Esas cosas hacen que nos conecte-mos más con la gente y expresemos que hacemos lo que gusta. A veces bromeamos que vamos a tener una

escenografía y una ambienta-ción como la de un circo (risas).

- ¿Y qué signifi-ca ser parte de una banda que está progresan-do, que está me-tiéndose en la conversación?- Hoy nos senti-mos orgullosos,

seguros y disfrutando. De esto no se olvida, queda para siempre. Es una banda que nos marca. Es un equilibrio entre amistad y vocación que nos per-mite darle un buen rumbo a la banda, entre el respeto, la amistad y la res-ponsabilidad. Todos aprovechamos de ensayar, tocar y crecer personal y grupalmente. Ahora nos enfocamos en grabar, trabajar minuciosamente en cada detalle y salir a rockear.

“Este disco es nuestro reflejo, una meta cumplida y se identifica con nuestra

historia. Tiene once canciones propias, donde incluimos blues, rocanro-les, baladas. Materializa

un momento único”.

Integrantes: Ariel Rod: Piano y segunda voz. Marcos Ricco: Primera voz y bajo. Martín Montero: Guitarra y coros. José Busquets: Bateria. Rulo: Logística y plomo. Gabi Montero: Manager.

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La pelota en el medio

Periodismo a presión

La marea pasó, el mar parece haberse detenido una vez que la ola ya rompió. La prensa elogió el comportamiento de los hinchas de Independiente con el descenso ya consumado. Lo que denota que, en parte, se ha naturalizado que en la derrota deportiva la violencia tenga que ser la protagonista del paroxis-mo que hoy rodea al fútbol, sobre todo en un equipo de los denomi-nados “grandes”. Como aquellos “hin-

chas” de River que se “descargaron” en el Monumental. Pero bajar de ca-tegoría fue vendido como la muerte. Una muerte que muchos hinchas compraron. La señal Todo Noticias (TN), uno de los que fogoneó el caso, potenció su discurso editorial con aquel recordado trapo de un hincha que decía “matar o morir”, cuando la promoción estaba en juego.

Luego de la experiencia river-platense y lo que muchos discursos

En tiempos de “crisis” por los

reiterados episodios de “violencia”

en los estadios de fútbol y sus

cercanías, la prensa acompaña con

su granito de arena. Desde muchos

espacios mediáticos se estimula

el morbo, la burla y el dramatismo

por el descenso con el mayor descaro.

Por Víctor Olivera

periodísticos llamaron “el peor día de su historia”, ahora le tocó a Indepen-diente. Pareciera ser que gran parte del periodismo tiene la imperiosa ne-cesidad de dar certezas y con el dedo inquisidor buscar a los culpables, son pocos los que plantean la duda para llamar a la reflexión. Es más fácil evitar la causar y llegar directo a la consecuencia. En la última fecha el Rojo jugó “el partido más dramático en 108 años”. Jornadas antes: “Inde-

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pendiente, cerca del abismo”, “El rojo, cerca del infierno”; y después, la es-tocada final: “descenso al infierno”. Contundencia en los zócalos de tv.

Al fútbol se lo ha dramatizado en demasía, y los protagonistas han asumido como propia esa de que se juega con “presión”, cuando en reali-dad debiera hablarse de mayores o menores grados de responsabilidad. Es cierto que su profesionalización/industrialización lo ha convertido en uno de los negocios más obscenos del mundo (sumado a la aparición de grandes marcas, jeques, petrodó-lares, etcétera), pero a pesar de eso, no hay que olvidar su raíz lúdica: es un juego.

En un apartado sobre el léxico de los relatores radiales y televisivos, recopilado en el libro Dirigentes, de-cencia y wines, Dante Panzeri señala que la tragedia se apoderó de los relatos deportivos; el fútbol perdió risa, perdió chispa humorística y se llenó de disciplina, seriedad, trabajo y sacrificio.

La sensibilidad/susceptibilidad de un hincha que sufre porque a su equipo lo persigue una derrota de-portiva, indirectamente, es atacada con la burla (véase la marcha fúne-bre de los fanáticos de Racing). Mien-tras sea realizado por los hinchas sin daños físicos a terceros, tal vez no sea malo. Quizá hoy se disfruta más la desgracia ajena que el mérito pro-pio; esas bromas de tono agresivo y latiguillos condenatorios (“vos sos de la B”) que ahora forman parte de lo que llamamos “folclore”. El proble-ma es si esa burla viene de un medio de comunicación, como la señal in-formativa C5N que, en la previa del partido contra San Lorenzo, se mofó del mal momento de Independiente. La periodista en el canal anunció la llegada del micro al estadio, y el mo-vilero, con varias frases, continuó el relato: “Están haciendo descenso los jugadores del micro”; “un descenso paulatino”; “veíamos como descen-día Miguel Ángel Bríndisi”.

Desde el piso destacaban la con-centración de los jugadores, y desde el móvil también: “Esa es la imagen

que tratamos de retratar, de cómo hacían el descenso y cómo hacían el ingreso al estadio”. La palabrita “descenso” no era algo más que un simple término: la intencionalidad de provocar estaba en evidencia. La provocación a la violencia tiene consecuencias; pero es así, de los lu-gares que la generan, luego son los primeros en repudiarla. Ya lo dijo alguna vez Carlos Bianchi: “El perio-dismo siempre está invicto”

Pero no todo se mueve en esa lógica, existen algunas trincheras y colegas que se distancian del amari-llismo de algunos. El periodista Ma-tiás Canillán, en su cuenta de twitter (@matiascanillan), escribió: “Esos SINVERGUENZAS deberán hacerse cargo de lo que han incentivado IM-PUDICAMENTE durante todo el día de hoy”. Otro tuit: “Una cosa más: RE-PUGNO LA IRRESPONSABILIDAD DE BURLARSE DEL ROJO como lo hace C5N: ESO es fomentar la violencia”.

Otro que estuvo en la previa de ese partido, al menos en esta oca-sión, fue Canal 26. ¿Cubrirán con frecuencia los partidos, o el morbo del descenso de un “grande” ameri-tó presencia? El móvil salió en vivo, y el cronista se cruzó a un hincha de Independiente con una respuesta inesperada: “Todos ustedes (lo ex-culpó de responsabilidades, mero empleado) están esperando que nos vayamos al descenso y lo único que les interesa es armar el morbo”.

Unos días después, con el des-censo consumado, el “Rolfi” Monte-negro, como referente del equipo, le concedió una nota a Estudio Futbol (TyC Sports). Farinella y Palacios, mar-tillando en la herida, le preguntaban sobre las sensaciones de descender. Cuando llegó el turno de Ariel Seno-siaín, en otra línea de pregunta, pre-vió que el jugador no quería seguir hablando de lo mismo y dijo que “no sé si tenemos (en línea) al Rolfi”. Y la premonición fue precisa: se cortó la comunicación. O sugestivamente terminó, justo en ese momento. A lo que Pagani dijo: “Ya está, basta. Po-bre muchacho, está sufriendo, no lo atormentemos más”.

Caruso, partícipe necesario Un paréntesis merece Caruso

Lombardi y su verborragia, pero como dice el dicho: “la culpa no es del chancho, sino de quién le da de comer”. Resultan insoslayables para un sector del periodismo sus decla-raciones. La proliferación de medios audiovisuales dedicados al fútbol y la necesidad de llenar horas y ho-ras de programación potenció esos discursos que hoy circulan. Parece más redituable hablar de polémica, de las declaraciones cruzadas, que de juego.

La conducta del entrenador, y su capacidad de poner en duda hasta la honestidad de “Cachito” Vi-gil, no es un tema menor. Su hablar beligerante, ciertamente lengua-raz, es materia prima para los pro-gramas. A Domingol (TyC Sports), éste personaje, le vino como anillo al dedo para hacer la gran previa de aquel domingo fatídico para los hinchas del “Rojo”. Sus dichos altisonantes en contra de Juan An-tonio Pizzi no fueron repudiados por ninguna entidad. ¿Casualidad o causalidad?

El escritor Matías Bauso, en un artículo publicado para el sitio 11wsports, escribió: “Se nos quiere hacer creer que cada una de las bar-baridades de Caruso y cada una de sus faltas éticas hacen que sus equi-pos saquen puntos. Esto no resiste el menor análisis. (...) la venganza permanente, la búsqueda de la res-ponsabilidad siempre puesta en el otro, la facilidad para la delación y para la injuria. Todo eso es Caruso Lombardi. Todo eso es el fútbol ar-gentino”.

Cabe preguntarse hasta qué punto ese accionar no fomenta la violencia mediática. Como si fuera que sólo se trata de un boomerang dialéctico entre los protagonistas. Del folclore o la frase pintoresca pa-samos a la histeria y de la histeria a la agresión, en éste caso verbal. De eso es difícil volver. Y el sistema co-labora: diviniza el éxito y exacerba el fracaso.

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Cuestión de monedas

El costo de organizar una Copa del Mundo es algo que parece tras-cender las fronteras de la coherencia. La disputa del próximo Mundial ha obligado a Brasil a incurrir en un gas-to enorme, y eso ha llevado a que a menos de un año para la cita no sean pocas las voces que se alcen en con-tra de la misma. Las protestas que se llevaron a cabo durante la Copa Confederaciones, prueba piloto para el evento mayor del año entrante, son un claro indicio de que algo no va del todo bien, y evidencian otras prioridades.

El pasado mes de junio trajo con-sigo un hecho inédito para la FIFA, ya que fue la primera ocasión en la que buena parte del país anfitrión del Mundial se manifestó en contra del mismo. Las protestas se propagaron como el fuego, con las redes sociales cobrando un rol fundamental en la

convocatoria, y tras iniciarse en San Pablo pasaron a Río de Janeiro, Bra-silia y Belo Horizonte, entre tantas otras ciudades. El detonante inicial, que fue la suba de las tarifas de los transportes públicos sin una mejora en la calidad del servicio, pronto se vio superado y diversificado.

Miles de brasileños salieron a las calles, y reclamaron por una gran variedad de cuestiones que fueron desde la corrupción hasta el estado del transporte y la salud pública. La enorme erogación de fondos para la organización del próximo Mundial y de los siguientes Juegos Olímpicos 2016 fue el hilo conductor de los re-clamos.

El déficit de cuenta corriente se ha incrementado drásticamente del año pasado a esta parte, y el saldo negativo al mes de julio es casi 3 mil millones de dólares mayor respecto

Cuando el fútbol no es lo más importanteLa organización del Campeonato del Mundo Brasil 2014 provocó el debate, como suele ocurrir cada cuatro años. Gasto público o inversión, esta vez varias manifestaciones en las calles, y voces de figuras reconocidas, se mostraron en contra del evento durante la Copa Confederaciones.

Por Mariano Quadrana

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al mismo período del año anterior, según el reporte del Banco Central de Brasil.

Por su parte, en este marco, el gasto en el Mundial del año entrante no ha hecho más que incrementar-se. Hasta febrero los datos oficiales afirmaban que el costo necesario para las obras era de 12.300 millo-nes de dólares, pero ahora, según la previsión del mes de julio, el mis-mo asciende a 13.000 millones. No obstante, estas cifras son las que se manejan actualmente, y no hay que descartar que puedan incrementar-se más antes del inicio del evento, ya que aún queda mucho camino para que todo esté listo.

Sobre las inversiones en los es-tadios, Luis Fernandes, secretario ejecutivo del Ministerio de Depor-te de Brasil, señaló que “todas las sedes son centros turísticos que se beneficiarán de las mejoras en in-fraestructuras, movilidad urbana y telecomunicaciones”. Sin embargo, las dudas en torno a la utilidad que tendrán varios de los estadios luego de la Copa es un tema que ha gene-rado mucha polémica. Más aún si se tiene en cuenta que cinco de ellos se encuentran en ciudades en las que no hay equipos de Primera División, como son Brasilia, Cuiabá, Fortaleza, Manaus y Natal.

Mientras tanto, varias voces se han alzado durante y después de las manifestaciones, y entre ellas estuvieron las de los integrantes de la Selección local. “Sabemos que las protestas son justas y que el país puede mejorar en muchas cosas”, señaló Hulk, quien junto a David Luiz y Neymar fueron los que más expre-saron su apoyo. Ex futbolistas como Bebeto y Rivaldo también aportaron, siendo este último el más tajante al señalar que “es una vergüenza es-tar gastando tanto dinero para este Mundial y dejar hospitales y escuelas en condiciones precarias”.

En cuanto a la FIFA las palabras fueron las justas y necesarias, y no hubo grandes declaraciones. Sin lu-gar a dudas, el que más se ha pronun-ciado al respecto fue Jerome Valcke,

secretario general, quien salió al cru-ce de los rumores sobre posibles al-ternativas en caso de que Brasil final-mente no pueda albergar el evento. “No hay plan B, la Copa del Mundo se disputará en 12 ciudades de Brasil como está estipulado”, señaló frente a las versiones que situaban a Esta-dos Unidos, Alemania, Inglaterra y Japón en carrera por la sucesión.

Pero eso no fue todo lo que dijo Valcke, sino que también develó la que ha sido la única medida a futuro que ha tomado la FIFA, disminuyen-do los precios de las entradas en un 70% en orden de lograr contentar de alguna manera a la enardecida población brasileña. “Tendremos zonas habilitadas con pantallas gi-gantes en distintas ubicaciones, quizás en las favelas y otros lugares en los que la gente no tenga acceso a los estadios. Queremos darles la oportunidad de ver el Mundial y de formar parte de él”, agregó, con un convencimiento que difícilmente haya logrado transmitir.

Lo que dice la historia

Con antecedentes poco favora-bles en la previa de las últimas dos ediciones, el Mundial de Brasil se encuentra en la etapa final de su pre-paración, en la cual tanto Alemania como Sudáfrica debieron sufrir varios interrogantes. Si bien las dificultades del país sudamericano son distintas desde su concepción, ya que surgen de las manifestaciones masivas de su propio pueblo, los dos organizadores previos también debieron atravesar un período de dudas.

De los dos anfitriones anteriores Sudáfrica fue el que se llevó todas las miradas en cuanto a los proble-mas organizativos, ya que contó con una gran variedad de inconve-nientes. Desde la inseguridad que vivieron miembros de las diferentes delegaciones hasta el paupérrimo transporte público, la primera cita en el continente africano dejó varias cosas por mejorar. Sin embargo, el tema de los estadios fue al menos en la previa una problemática común

en ambos eventos, y la Copa Confe-deraciones de 2005 sirvió, así como la de 2009, para desnudar algunos inconvenientes que a la postre fue-ron solucionados.

Ahora bien, en el caso actual la situación parece ir más allá de cues-tiones de administración e infraes-tructura, y las manifestaciones así lo demuestran. Este no es un dato me-nor, y aunque todo hace indicar que la sede no corre peligro, existen vo-ces que opinan lo contrario. Como si toda esta situación no bastara, el dia-rio Estado de Sao Paulo señaló que el gobierno local pretende modificar la “Ley General del Mundial” en lo que refiere a que sólo los patrocinadores de la FIFA puedan verse dentro del estadio, algo que ni siquiera es una opción para el organismo.

A poco menos de un año para la realización del Mundial, el cambio de sede parece una utopía. La única ocasión en la que un hecho como tal se produjo fue en 1986, cuando Co-lombia debió dejarle su lugar a Méxi-co debido a una serie de condiciones que nunca estuvo en posición de llegar a cumplir. Sin embargo aquella vez todo se dio con cuatro años de anticipación, y lo que es más impor-tante aún, la FIFA no quería realmen-te que el evento tuviera lugar en el país cafetero, motivo por el cual le impuso unos requisitos inéditamen-te estrictos. Hoy, en cambio, Brasil sigue contando con su beneplácito, y con tan poco tiempo de espera, no parece haber manifestación posible que sirva para torcer su destino.

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-¿Mirá quién está acá? El gordo mufa – tiró Fernando tratando de chicanear a su viejo compañero de laburo.

- Dra-pie – apuró el Uruguayo anticipándose a cual-quier comentario de los presentes – Ni mufa, ni piedra: Dra–pie.

- Callate vende humo – se defendió el “Cabe’, no sa-biendo qué otra cosa contestar ante la ofensiva de Fer-nando.

-¿Pueden creer que nunca pudo relatar un gol? – le dijo el Uruguayo al resto de los presentes – Un campeo-nato entero y no gritó un condenado gol el miserable. Se cagaban todos los equipos a goles, pero iba el “Cabe” y cero a cero.

- No me hagas acordar – reflexionó, casi romántica-mente el “Cabe”–, me quería matar. Es cierto que metí unos cuantos cero a cero. Pero bien que relaté los goles más importantes para todos los Triperos cuando se salva-ron de la Promoción.

- Tengo mis dudas con ese partido. No sé si lo arregla-ron para que se salve el Lobo o para que vos puedas gritar

un condenado gol – Fernando le clavó las palabras casi como un puñal, aunque la duda que planteaba parecía ser legítima.

Recuerdo ese encuentro como si fuera hoy. Y eso que pasaron más de diez años. Se pusieron a hablar de fútbol, del destino que le deparaba al cuadro del que cada uno era hincha y esas discusiones interminables que se dan cada vez que se tocan temas tan sensibles a los intereses del ser humano. Después de un rato, cada uno juntó sus pasiones y se enfiló para el lado que iba el resto de los integrantes de su grupo. El pasillo quedó desierto. Ni un alma. Tardé en entrar al aula donde habíamos acordado hacer la reunión.

Sentía que algo raro había sucedido en mí luego de esa charla. Entendí el tono jocoso y las chicanas propias de pibes que, además de colegas, eran amigos. Lo enten-dí, pero no lo admití. Algo estaba faltando. Algo me esta-ba perdiendo y no lo veía. Lo que sí pude ver fue cómo la duda seguía ahí, inmóvil, en el pasillo, invitándome a que la siga. Me sentí un poco paranoico. Entré en el aula.

Al llegar a mi casa, encaré hacia el escritorio pensan-do que en internet podría encontrar el dato que me fal-taba para hacer la gran nota. Sólo pude detectar algunos links que hablaban del “Cabe” como relator y las fotos de Facebook donde aparecía por algún contacto en común. Desistí la búsqueda. Prendí la tele. Estaban repitiendo un partido de Nalbandián. Lo ganó, pero no recuerdo a quién. Debe haber sido un Master en Mónaco o Madrid. Por la fecha y la superficie.

Diez años. Puchos más, puchos menos. Ese es el tiem-po que transcurrió desde aquella noche de reunión en la facultad. Puse una olla con agua a calentar para hacer unos fideos. Creo que era la única sugerencia del menú en ese momento del mes. Además de llegar con lo justo, siempre le esquivé a las compras mensuales. Lo mío siem-pre ha sido el día a día. Y ese día, precisamente, no había sido el mío. Fideos, un poco de aceite, y a la cama. Pren-

Pluma y pelota

Por Enzo Vera / Ilustración: MEM

GargantaSeca

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dí el televisor y me fui derecho a los canales deportivos. Poco para ver. Receso futbolístico y torneos de tenis que para esa hora de la noche estaban culminados.

En la rapidez del zapping se sucedieron dos imágenes que me impactaron y me pusieron el corazón al borde de un sobresalto. Entre el shock, la confusión y el envión del pulgar que seguía pasando canales, tardé un poco en re-accionar. Volví para atrás en la grilla de canales. En ESPN repetían un partido de un Master 1000. Jugaba Nalban-dián contra un checo de veinte años y más de dos metros de altura. Diez años después. Como el tema de Calamaro. En el acomodamiento de mis pensamientos, lo primero que sentí fue un poco de lástima. Un mínimo de bronca con el paso del tiempo por ser testigo del deterioro de un tipo que al verlo desplazarse en la cancha demostraba que estaba agotando su vida útil. El checo era una bestia. Dos metros de vitalidad moviéndose dentro de la cancha con la elasticidad de una bailarina del Colón y la potencia de tiro de un lanzador de bala olímpico. El otro, el nuestro, estaba ahí como esperando el pitazo final. Haciendo del fin de su carrera un homenaje a García Márquez.

No llegué a ver ni un game, pero desconfío en que haya podido ganarle a semejante criatura. Seguí el descenso de la grilla. Caí en TyC. Al igual que el resto de los canales, no tenía ninguna oferta en vivo. Estos habían elegido el bás-quet. Era un partido de play off de la Liga Nacional.

Me quedé mirándolo por dos motivos. En realidad por tres. El primero, que era el que iba a obviar y ahora lo cuento, es porque en la valoración general y espontánea esta era la mejor propuesta para esperar los fideos al den-te. En segundo término, porque el relator y el comentaris-ta estaban analizando el partido y siempre me maravilló esta situación. Por ignorancia, seguramente, pero siem-pre consideré altamente dificultoso poder analizar un partido de básquet cuando la diferencia entre uno y otro pasa por una pelota más que entra en el canasto. Tan di-fícil de imaginarlo que siempre me atrajo ver cómo se las arreglan los especialistas. El tercer y último motivo por el que me quedé mirando fue porque me llamó la atención la pasión que le ponía el relator a cada tanto. Fuese un simple, doble o triple, el tipo daba unos gritos que me ha-cían imaginarlo saltando de su silla en cada conversión.

Fueron a la pausa. Además de ofrecerme unas comi-das deliciosas instantáneas que nunca me gustaron pero me hubiesen venido bárbaro en ese momento, invitaban al espectador a no perderse la final del Champions Tro-phy. Le ponían muchas ganas aunque Argentina había perdido en semifinales.

Al volver de la pausa lo vi a él. Ese tipo que dejaba la vida en cada doble era el mismo de aquella noche en la facultad. Con un treinta y largos sobre el lomo, mostraba esa contextura enorme dentro de un arreglado saco con la característica camisa blanca que visten todos los perio-distas del canal. El mismo gordo al que acusaban de “pie-dra”, nos narraba un atractivo partido de básquet entre dos candidatos al título.

No sé cuánto tiempo pasó desde el descubrimiento y la laguna mental que se me ocasionó. Sólo sé que re-accioné cuando el agua hervida se escapaba de la olla e inundaba la cocina. Estaba como aturdido. Todavía siento que fue por el descubrimiento, aunque no descarto que el gas haya estado haciendo efecto. Cerré la hornalla, guardé los fideos en la alacena y me fui a dormir. Dormí poco y nada esa noche.

-Hola, Fer.-¿Quién habla?-Yo pelotudo, Lucas ¿Ya te olvidaste de los pobres

ahora que estás en la tele?- ¿Qué hacés loco? ¿Cómo va? ¿Dónde conseguiste mi

número?- Me extraña esa pregunta. Si hay algo que aprendi-

mos en la facultad es conseguir números de teléfono-Pensar que lo había cambiado así no me rompías

más las bolas.-Andá a cagar pelotudo –volví a lo que me interesaba-

¿Te acordás del gordo aquel que ustedes cargaban en la facultad con que era mufa?

-¿El “Cabe”?-Sí, ese.-¿Qué pasa con el “Cabe”?-Lo vi en la tele.- Mirá vos. Que novedad. Vos sí que mejoras con el

paso del tiempo. Te estás transformando en un gran pe-riodista de investigación. Hace como diez años que el gordo labura en TyC. Es el relator de básquet del canal. Se fue Carlín y agarró él. Arrancó de abajo y se fue acomo-dando. Y relata bien el hijo de puta. Bueno, por lo menos relata algo. No como en el fútbol.

-¿Qué hay de cierto con eso de que era mufa?-¿Mufa? Era una piedra. El desgraciado relató más

de veinte cero a cero. Lo rajaron a la mierda de la radio. Imaginate, los oyentes se fijaban qué partido relataba el gordo para no escucharlo. Hasta los del Prode tiraban la bronca porque decían que tenían un poroto perdido. Donde relataba el gordo, la gente no iba a la cancha.

-Pero relató los tres goles de Gimnasia cuando zafó del descenso.

-Sí. Pero estaba re contra arreglado ese partido.-Andá boludo. Si lo hubiesen querido arreglar al parti-

do no dejaban que Rafaela gane tres a cero de local y era menos evidente.

-¿Qué decís? Yo no te hablo de que el partido lo arre-glaron por Gimnasia. Lo arreglaron por el “Cabe”.

-¿Qué?-Sí, boludo. Había dirigentes que tenían deudas pen-

dientes con él, y las saldaron arreglando el partido. Así el gordo gritaba un gol. Al menos uno, antes de que lo raja-ran a la mierda.

-Me estás jodiendo.-Sos el único que no lo sabe ¿Dónde vivís, adentro de

un tupper? Lo mandaron a relatar básquet. Por lo menos se aseguraban que no se iba a quedar con la garganta seca.

Page 36: Editorial Las canciones perdidas - perio.unlp.edu.ar · una guitarra criolla en La Noche del Diez. Ni a ... y de expresión. Melodía de arrabal Cuando iniciamos este camino en el

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El polifuncional (bis)

Era imposible para Al Trote cerrar su edición número 10 sin hacer algún tipo de mención de quien justamente llevara la “10” durante muchos años y diera tantas alegrías al fútbol argen-tino. Una casaca marcada por el peso de la gloria, la magia y el talento natural.

Si bien hacía más de seis meses que había pisado por úl-tima vez, profesionalmente ha-blando, un campo de juego, aún quedaba pendiente este peque-ño homenaje a un grande, a uno de esos tipos al que el fútbol (entendido en todas sus dimen-siones) le dio y le quitó mucho.

Al igual que el “Beto” Alonso, Enzo Francescoli y otros tantos ídolos riverplatenses, Ariel Arnaldo Ortega estuvo en el pedestal más alto que un de-portista puede alcanzar. Fue venerado por la prensa, por dirigentes, por colegas y por una sociedad que miró y ad-miró su destreza, su personalidad y su juego.

Proveniente de la localidad jujeña de Ledesma, de-butó en la primera división de River Plate con tan sólo 17 años de edad, de la mano de Daniel Passarella, y se consolidó como ídolo de la institución de Núñez a fuerza de gambetas, lujos, un estilo muy propio y una humildad admirable.

Allí ganó siete títulos, que incluyen seis campeonatos locales (Torneo Apertura 1991, 1993, 1994 y 1996, Torneo Clausura 2002 y 2008), y un certamen internacional (Copa Libertadores 1996), en lo que fueron sus tres ciclos en el club: 1991-1996, 2000-2002 y 2006-2008.

El “Burrito” formó parte uno de los mejores equipos millonarios de la historia: aquel dirigido por Ramón Díaz desde 1995, en el que conformó la delantera junto a Enzo Francescoli y a Hernán Crespo. Fue entonces cuando co-menzó a vestir la camiseta número “10”, que luego llevaría en la Selección Nacional.

Convocado por Alfio Basile para disputar la Copa del Mundo de 1994, que se realizaría en Estados Unidos y que sería su primera incursión representando a la Argentina, fue quien reemplazó a Diego Maradona tras la suspen-sión por el recordado doping positivo. Posteriormente,

jugó el Mundial de Francia 1998 y el de Corea-Japón, en 2002.

También vistió las camisetas de Valencia de España (1997-1998), Sampdoria (1998-1999) y Parma de Italia (1999-2000), Fe-nerbahçe de Turquía (2002-2003), Newell’s Old Boys (2004-2006), In-dependiente Rivadavia de Men-doza (2008-2009), All Boys (2011) y Defensores de Belgrano (2011-2012), donde cerró su carrera profesional.

El incumplimiento de su con-trato en el equipo turco le valió una inhabilitación profesional que destrabó el club rosarino en 2004, donde, bajo la dirección técnica de Américo Gallego, ob-

tuvo nuevamente un Torneo Apertura.En 2008, otra vez en River, conquistó su último título,

el Torneo Clausura. A partir de allí, las recaídas por su adic-ción al alcohol hicieron inconstante su juego y su paso por diversas instituciones. Fue en este difícil momento cuando las críticas sobre su persona (esas que juzgan, que indignan y que duelen) y la actuación de algunos di-rigentes, parecieron llevarlo del más alto triunfalismo a la peor de las derrotas. Como históricamente le sucedió a otros tantos héroes, padeció la dureza del éxito, la cima y el abismo.

Contra todos y todo, en mayo de 2010, fue citado por Maradona para disputar un partido amistoso frente a Hai-tí en la provincia de Neuquén. Argentina ganó 4 a 0 este encuentro, considerado su despedida de la Selección Na-cional, en el que lució orgulloso el emblemático “10” en la camiseta blanquiceleste y el brazalete de capitán.

Con sus aciertos y sus errores dejó todo en la cancha, deleitó con sus genialidades, con sus goles, con su engan-che y con su carisma. Con alma de potrero supo ganarse el aprecio de hinchas y aficionados, de todos esos que ya lo extrañan.

El sábado 13 de julio en el Monumental “Orteguita” tuvo el homenaje que se merecía, una fiesta en la que más de 65 mil almas gritaron su nombre y le devolvieron con alegría y afecto algo de todo aquello que él le dio al fútbol.

Con alma de potrero

Por Josefina Mas

Hay jugadores que dejan recuerdos tan imborrables que homenajearlos parece poco. Ariel Ortega fue, es y será por siempre una de esas figuras.