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ADRIANA ROMERO-PALACIOSAMCELA, A.C.

FERNANDO A. CERVANTESCOLECCIÓN NACIONAL DE MAMÍFEROS

INSTITUTO DE BIOLOGÍA, UNAM

LIEBRE TROPICAL / ARTURO CARRILLO

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Existen dos características importantes que distinguen a los lagomorfos: sus hábitos her­bívoros, ya que su alimentación está basada únicamente en plantas como hierbas, arbus­tos y pastos, y en el caso de los conejos y lie bres silvestres, su locomoción, pues son

saltadores y corredores sumamente veloces para su tamaño; al­gunas liebres pueden alcanzar velocidades de hasta 70 Km/h, lo cual les permite ocupar áreas descubiertas y escapar de sus de­predadores con gran destreza. Además, pueden ser diurnos, cre­pusculares o nocturnos dependiendo de la especie.

A diferencia de los otros mamíferos, los lagomorfos son los únicos que poseen dos pares de dientes incisivos superiores; el se­gundo par, pequeño y en forma de clavija, se localiza justo de­trás del primero. Al igual que los roedores, estos dientes incisivos

n grupo de gran importancia dentro de los mamíferos, anima­les que tienen pelo y se alimentan de leche materna al nacer, y que despierta entre nosotros gran simpatía, es el de los lagomorfos, es decir, los conejos y liebres, que pertenecen a la familia de los Lepóri­dos, y las picas, que forman parte de la familia de los Ocotónidos. Estos animales se pueden encontrar en todo el mundo, como es­pecies nati vas o como especies introducidas, habitando desde los bosques tropica les hasta la región Ártica y ocupan do casi cualquier hábitat, incluso las áreas perturbadas o de cultivo, lo cual puede lle­gar a afectar esa activi dad.

son de crecimiento permanente, por lo que tienen que roer cons­tantemente, sin que esto signifique que sean roedores.

Las liebres que podemos observar en México son de ta­maño grande, en promedio de 1,500 a 3,600 gr, aunque en ge­neral al hablar de tamaño en los mamíferos, estos animales son considerados pequeños. Una forma fácil de identificarlas es por sus largas orejas que protegen un oído sumamente sensible, y por sus patas o extremidades muy desarrolladas para la huída a gran velocidad; al mínimo indicio de peligro, inician una frenética carrera que en algunas especies incluye constantes cambios de sentido y rodeos para confundir al posible depredador. Estas ágiles liebres no usan madrigueras y simplemente construyen camas de la misma vegetación que las rodea. Sus crías, llama­das lebratos, nacen ya provistas de pelo y con los ojos abiertos, y son capaces de valerse por sí mismas a las pocas horas de nacidas, aunque sus madres suelen permanecer con ellas hasta 30 días en promedio. Las liebres viven en zonas de terrenos pla­nos y abiertos, en regiones semiáridas con pastos o matorrales, principalmente en el norte y centro del territorio mexicano.

A diferencia de las liebres, los conejos que habitan en nuestro país son de talla menor, pesan en promedio 700 a 1,800 gr y tienen extremidades y orejas menos largas, su cola es re­dondeada, cubierta por una piel suave y densa y en algunas espe­cies, tiene apariencia de algodón, de ahí el nombre que se les da en inglés, cottontails o colas de algodón. Otra característica que diferencia a los conejos de sus parientes las liebres, es que és­tos sí construyen madrigueras, con el mismo pelo de la madre y algunas hierbas, y con pequeñas ramas que van encontrando en

Los lebratos, a diferencia de los gazapos, a los pocos días de nacidos están completamente listos para correr y explorar el mundo que los rodea, tal como lo muestra la imagen de esta cría de liebre de Tehuantepec

Ore essim vel esed diam eros aliqui blaor iriure dolummodo ea conummolore tat. Dui bla feu faci blametum quis enibh et, commy nullum ilit, velit wis non veliquisisi.

Las liebres en particular corren a grandes velocidades y lo hacen dando saltos, lo cual les ayuda a librarse de sus depredadores con mucha destreza, como esta liebre antílope. Poseen también una gran vista para poder moverse en la noche sin dificultad

Las picas (pequeños lagomorfos que pesan entre 100 y 150 gr, llamados también liebres silbadoras por su costumbre de emitir llamados en forma de chillidos, o conejos de roca porque suelen rea­lizar sus actividades sobre las rocas), no se encuentran en Méxi­co, debido a que sólo habitan en EE.UU., Canadá, Europa y Asia. Sin embargo, si de conejos y liebres se trata, en nuestro país contamos orgullosamente con una buena cantidad de especies de estos carismáticos animalitos.

los alrededores. Sus crías, llamadas gazapos, nacen sin pelo, con los ojos cerrados y permanecen con su madre en la madriguera, debido a que no son capaces de valerse por sí mismos antes de sus primeros 15 días de vida. Los conejos viven en lugares de ve­getación abundante preferentemente, como bosques e incluso en algunas selvas, aunque también habitan sitios semidesérticos a través de casi todo el territorio nacional.

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Los conejos (del desierto a la izq.), son más pequeños que las liebres (de cola negra a la der.), tienen orejas y patas más cortas y viven en zonas de vegetación más densa

JONES ZOOLOGY

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Otro aspecto que refleja su importan­cia como grupo, es que los conejos y las liebres han aparecido frecuentemente en el arte anti­guo y en las diferentes culturas prehispánicas, ya que convivieron por mucho tiempo con es­tas civilizaciones.

En la mayoría de los conejos y liebres difícilmente se puede distinguir entre machos y hembras, pero los prime­ros suelen ser de mayor tamaño.

Normalmente son animales solitarios, sobre todo en el caso de las liebres, excepto durante la temporada reproductiva. En general no podemos decir que tienen un comportamiento social muy reconocido, los conejos parecen bastante sociales y toleran la presencia de otros individuos de su especie en su territorio, excepto en la época reproductiva cuando podemos observar algunos movimientos y vocalizaciones caracte­rísticos. Son territoriales y marcan su territorio con orina y com­puestos químicos que secretan.

Los conejos son usualmente un símbolo de fertilidad por su gran capacidad reproductiva y, por el mismo motivo, repre­sentan también la Pascua, época en que se inicia la primavera y la naturaleza se vuelve fecunda. Son fértiles durante todo el año, pero la mayor cantidad de nacimientos se dan durante la primera mitad del año. El periodo de gestación dura 32 días y las camadas oscilan normalmente entre 4 y 12 crías.

A las liebres se le puede ver peleando durante la época de celo o a los machos exhibiéndose para atraer a las hembras; estos comportamientos pueden resultar cómicos en algunos ca­sos, debido a que llegan a pasar el día luchando con sus rivales, golpeándose con las patas delanteras en una especie de ritual de boxeo. Su periodo de gestación es de 36 a 50 días y sus camadas son más pequeñas que las de los conejos (menos de cinco crías).

Hay un conejo que no se reproduce como tal, nos referi­mos al conejo zacatuche (Romerolagus diazi), ya que su periodo de gestación es alto, de 39 días y el promedio de tamaño de camada es de sólo dos gazapos. Aunque el periodo reproductivo para el zacatuche comprende todo el año, se vuelve óptimo du­rante los veranos que son tibios y húmedos.

Los conejos y liebres forman parte importante de la dieta de linces, como el que se observa en la fotografía, además de coyotes y pumas

Los lagomorfos me xicanos juegan un pa­pel muy importante a nivel ecológico, ya que existen poblaciones de carnívoros, sobre todo de felinos como linces y pumas, que dependen de los cambios en las den­

sidades de población de liebres y conejos, además de que son animales que constituyen la base de la alimentación para ser­pientes y aves rapaces.

La actividad excavadora, caracte rís ­tica de estos cu riosos animalitos al cons­truir sus madrigueras, contribuye significa­tivamente en la aera ción, mezcla y reciclaje del suelo. Sus excretas sirven de abono y proveen de nutrientes a los suelos, permi­tien do el buen desarrollo de muchas espe­cies de plantas. Son también especies aca­rreadoras de semillas que quedan atoradas en su pelaje y patas, ayudando a la disper­sión de éstas. Debido a que su dieta incluye grandes cantidades de partes reproductivas y vegetativas de pastos, hierbas, arbus tos y hasta árboles, por medio de sus excre tas también ayudan a su ger minación. Como to­dos los herbí voros, pueden provocar cam­bios en la diversidad vegetal en ambientes tropicales, templados y desiertos, y modifi­car el crecimiento de las plantas al reducir la supervivencia y fecundidad de muchas especies vegetales. En general, los conejos y liebres contribuyen con su “granito de arena” y de manera positiva, a la dinámica de los ecosistemas.

La cópula en los zacatuches toma apenas segundos posteriores a conductas de aproximaciones y saltos semejantes a una “pelea”. Estas peleas provocan en muchas ocasiones que, sobre todo los machos, salgan lastimados por parte de las hembras

Por sus hábitos de cavar en la tierra, los lagomorfos ayudan a la aeración del suelo. En esta imagen del conejo del desierto, se observa la diversidad de hábitats en los que pueden vivir estos animalitos

A diferencia de otros conejos de distribución más amplia, el zacatuche se encuentra restringido a una pequeña zona de las altas montañas del sur y suroeste del Valle de México, muy cercanos a la Ciudad de México

Las culturas pehispánicas utilizaban lagomorfos con frecuencia en su arte, como este glifo de un

conejo y la luna en el Códice Borgia 55

La liebre antílope es la más grande de México y de las más grandes en Norteamérica. En temporada de lluvias, suele alimentarse de hierbas ayudando, junto con otros animales con el mismo tipo de alimentación, a su control. En temporada de sequía su alimentación cambia a mezquites y cactos de los que obtienen una gran cantidad de agua

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NATURALIA, A.C. / NJPOSCAR MOCTEZUMA O.OSCAR MOCTEZUMA O.

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Es importante aclarar que muchas de las espe­cies endémicas o nativas de nuestro país, se loca­

lizan en áreas de distribución muy restringi­das o de difícil acceso, y a pesar de la abun­dante diversidad de especies y endemismos, algunas de las poblaciones silvestres de lago­morfos han estado disminuyendo a un ritmo acelerado y sus hábitats están siendo dete­riorados severamente día con día por causa de la pérdida, fragmentación e introducción de especies exó ticas, así como la caza ilegal. De­bido a esto, seis especies están ya cataloga­das en alguna categoría de riesgo de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM­059­SE­MARNAT­2001. Otras especies, aunque no se encuentran enlistadas en la Norma Oficial, sí tienen amenazadas algunas de sus poblacio­nes, por lo que no se pueden descartar por completo para quedar incluidas en esa lista en un futuro cercano, debido al escaso cono­cimiento de la especie o a las malas condicio­nes de los ecosistemas en los que habitan.

La principal meta que debemos al ­canzar en lo referente al estudio de los la­gomorfos mexicanos, es la realización de monitoreos constantes de estas especies, sobre todo de aquéllas que se encuentren en alguna categoría de riesgo, que son en­démicas, emblemáticas o prioritarias para su conservación, como es el caso del cone­jo zacatuche, la liebre de Tehuantepec, el conejo de Omiltemi y el conejo de las Islas Marías. Aunque pareciera difícil de creer, para muchas de estas especies no existen o son escasos los traba­jos de este tipo que ayuden a fijar los antecedente para trabajos posteriores e incluso ni siquiera se tiene un registro fotográfico completo y actual de sus poblaciones en vida libre.

Otra meta es generar programas de investigación y de conservación, que involucren a las personas que conviven con éste y otros grupos. Para ayudar a la sobrevivencia de las especies silvestres, es urgente reducir las actividades de los cazadores furtivos por medio de la regulación y vigilan­cia por parte de las autoridades locales, así como el control de animales domésticos introducidos por el hombre, que de igual manera perjudican, no sólo a los conejos y liebres, sino a todos los animales silvestres.

Como meta final y en respuesta a lo que se ha venido dando en todo el mundo, se debe hacer un planteamiento para promover el uso racional de algunas especies de lagomorfos, que por sus características así lo permitan, con el objetivo de crear conciencia de la importancia de estos mamíferos como un recurso de gran valor en México. En conclusión, aunque se han hechos grandes esfuerzos para la conservación de los lagomorfos de México, todavía falta mucho por hacer.

Gracias al conjunto de caracterís­ticas físicas, su historia geológica, su ubicación geográfica y la varie­dad de climas que sitúan a México

como uno de los países con una gran biodiversidad en el mundo, podemos hablar también de que es uno de los cinco países con ma­yor diversidad de lagomorfos en todo el planeta. Contamos con 15 especies, 10 de las cuales son conejos (nueve pertenecientes al gé­nero Sylvilagus y una al género Romerolagus) y las cinco especies restantes representadas por las liebres (género Lepus).

Aunado a esto, la República Mexicana alberga al mayor nú­mero de especies de lepóridos en el continente americano, de las cuales siete son especies endémicas o exclusivas de este país (cin­co especies de conejos y dos de liebres) y una especie de liebre –la liebre torda (Lepus callotis)– es considerada cuasi endémicao casi endémica ya que una pequeña área de su distribución seencuentra en Nuevo México, EE.UU.

Ya hemos mencionado algunas características de la distribu­ción de las especies de lagomorfos mexicanos y no podemos dejar de mencionar que tienen una interesante forma de habitar nuestro país.

Existen por un lado, especies de amplia distribución, es de­cir, que las podemos encontrar en una gran parte del territorio nacional, como la liebre de cola negra (Lepus californicus), la liebre torda, el conejo del desierto (Sylvilagus audubonii) y el conejo cas­tellano (Sylvilagus floridanus), que habitan desde el norte hasta la parte central y sureste de la República Mexicana.

Por el otro lado, se encuentran las especies de distribución restringida o reducida, como el conejo zacatuche o conejo de los volcanes, el más pequeño que tenemos en el país, de apenas 30 cm de longitud y en promedio 400 gr de peso, con cola casi invisible, patas cortas y orejas pequeñas y redondeadas, que habita exclu­sivamente en los alrededores de los volcanes Popocatépetl, Iztac­cíhuatl, Pelado y Tláloc en el sur de la cuenca de México, en bosques de pino y pastos llamados zacates –es por tal motivo su nombre en náhuatl, zacatochtli: zacatl (zacate) y tochtli (conejo)–. El conejo de Omiltemi (Silvilagus insonus) por su parte, que fue visto varias décadas atrás, en el Parque Nacional de Omiltemi, en Guerrero y a la fecha no se tiene un registro reciente de esta especie. También

tenemos a la liebre de Tehuantepec (Lepus flavigularis), que es la especie más sureña del género en el continente americano, que ha­bita en un clima tropical y se encuentra en el Istmo de Tehuantepec en el estado de Oaxaca.

Por último, hay que destacar a las es­pecies de distribución insular como el conejo de las Islas Marías (Sylvilagus graysoni), el co­nejo de la Isla San José (Sylvilagus mansuetus), y la liebre negra de la Isla Espíritu Santo (Lepus insularis). Estas últimas dos especies se en­cuentran en las islas antes mencionadas en el Golfo de Baja California, quedando como espe­cies muy vulnerables a cualquier alteración que se presente en su hábitat.

La variedad en los tipos de distribución de los lagomorfos mexicanos, los hacen espe­cies admirables y un modelo ideal para el estu­dio de diversas disciplinas en la biología, ade­más de que también nos invitan al interesante reto del planteamiento de diferentes estrate­gias para su conservación, de acuerdo con la especie que tengamos como objetivo.

La Asociación Mexicana para la Conservación y Estudio de los Lagomorfos (AMCELA, A. C.), es una organización orientada al estudio y conservación

de los conejos y liebres mexicanos cuyos objetivos son promover su investigación científica; fomentar la conservación de las especies que

están en alguna categoría de riesgo, y de sus hábitats; y realizar, organizar o participar en actividades que promuevan la protección de las especies.

ADRIANA ROMERO-PALACIOS. Maestra en Ciencias Biológicas. Sus estudios de posgrado los realizó en la Colección Nacional de Mamíferos del Instituto de Biología, UNAM. Área de interés: Sistemática con caracteres dentales y conservación de lagomorfos de México. Actualmente, es Presidenta de AMCELA y pertenece a la Dirección de Evaluación de Proyectos de la CONABIO.FERNANDO A. CERVANTES. Doctor en Ciencias, Investigador y Curador de la Colección Nacional de Mamíferos del Instituto de Biología, UNAM. Área de interés: Sistemática, Ecología y Conservación de Mamíferos de México. Es miembro fundador de AMCELA.

LECTURAS RECOMENDADAS• RABBITS, HARES AND PIKAS. Status Survey and Conservation Action Plan. Chapman, J. A and J. E. C. Flux. IUCN/SSC Lagomorph Specialist Group, 1979. 168 pp.• LOS MAMÍFEROS DE MÉXICO. Villa, B. y Cervantes, F. A. Instituto de Biología, UNAM y Grupo Editorial Iberoamerica. 2003. México D. F.• EL CONEJO ZACATUCHE. TAN LEJOS DE DIOS Y TAN CERCA DE LA CIUDAD DE MÉXICO. Romero, F. J. y Velázquez, A. Instituto Nacional de Ecología y Consejo Nacional de la Fauna. México D. F. 1994. 63 pp.• HISTORIAS DEL PASTIZAL. LA LIEBRE DE TEHUANTEPEC. Lorenzo, C., Carrillo, A.Reyes, Rico, Y. y Rioja, T. ECOSUR, CONABIO, OIKOS. San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 2009. 148 pp.• LOS CONEJOS Y LIEBRES SILVESTRES DE MÉXICO. Cervantes et al., Ciencia y Desarrollo Mayo/Junio 1993. No. 110. 58-69 pp.

El conejo castellano es una de las especies más comunes de México. Los adultos se pueden observar durante el día, pero prefieren realizar sus actividades durante la noche, cuando buscan pareja para reproducirse y recorrer su territorio para conseguir su alimento, principalmente pastos y hierbas. Procura moverse siempre entre el follaje de la vegetación para protegerse de sus depredadores, como lechuzas, linces y serpientes

Debido al difícil acceso a las Islas Marías, el conejo endémico de esta ínsula parece haber tenido poco contacto con los humanos, además de que tiene pocos depredadores naturales entre ellos el gavilán de cola roja y el mapache, por lo que tiene un comportamiento manso al ser atrapado. Aún así, se encuentra vulnerable a cambios drásticos en su hábitat por actividades humanas

Nombre común

Zacatuche

Conejo del desierto

Conejo matorralero

Conejo tropical

Conejo mexicano

Conejo castellano

Conejo de las Islas Marías

Conejo de Omiltemi

Conejo de la Isla San José

Conejo de monte

Liebre antílope

Liebre cola negra

Liebre torda

Liebre de Tehuantepec

Liebre negra

Nombre científico

Romerolagus diazi

Sylvilagus audubonii

Sylvilagus bachmani

Sylvilagus brasiliensis

Sylvilagus cunicularius

Sylvilagus floridanus

Sylvilagus graysoni

Sylvilagus insonus

Sylvilagus mansuetus

Sylvilagus robustus

Lepus alleni

Lepus californicus

Lepus callotis

Lepus flavigularis

Lepus insularis

Endémica de México

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No

No

No

No

No

Cuasi

Estatus(NOM-059-SEMARNAT-2001)

En peligro de extinción

No enlistada

Poblaciones sujetas a protección especial

No enlistada

No enlistada

No enlistada

Amenazada

En peligro de extinción

Sujeta a protección especial

No enlistada

Poblaciones sujetas a protección especial

Poblaciones sujetas a protección especial

No enlistada

En peligro de extinción

Sujeta a protección especial

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FOTOGRAFÍAS DEL CUADRO: CONEJO MATORRALERO (IZQ.): DAN WILLIAMS, LIEBRE ANTÍLOPE (DER.): DONALD MATHIUS

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