ecos de la palabra · ese horizonte, ese norte que da sentido a mi vida eres tu, señor. no puedo...

2
ECOS DE LA PALABRA Por Javier Castillo, sj Eres tu Reflexiones sobre el Evangelio de Mateo 16, 13-20 (21 er Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo A – 23 de agosto de 2020) La cristología es, sin lugar a duda, una de las asignaturas principales en los estudios de teología, en ella, indagando a fondo las palabras de la Escritura, escrutando la aportación de la Tradición viva de la Iglesia tejida a lo largo de su historia milenaria y del diálogo con quienes se han dedicado a elaborar sesudos y sistemáticos estudios sobre la persona y el mensaje de Jesús de Nazaret como Walter Kasper, José Ignacio González Faus, Jon Sobrino y Julio Lois, entre otros; quienes hemos estudiado esta asignatura intentamos contestar a la pregunta que el Señor hace a los discípulos al llegar a Cesarea de Filipo: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”. Para la segunda pregunta, “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”, aunque tengamos como telón de fondo las enseñanzas de la teología, conviene utilizar el recurso a la experiencia de los encuentros amorosos y creyentes con el Señor Jesús. Permitidme poner un altavoz a mi corazón para compartir mi respuesta e invitaros, si os ayuda, a hacer lo mismo. Al ver las montañas o el mar que me rodea, mis ojos se embelesan contemplando el horizonte que se me dibuja a lo lejos… Ese horizonte, ese norte que da sentido a mi vida eres tu, Señor. No puedo entender mi vida sin ti, sin participar de tu sueño para la humanidad, para la vida y para la historia. Mis desvelos y mis cansancios, mis lágrimas y mis sonrisas, mis éxitos y fracasos no tendrían sentido si no están entrelazados y hechos una sola madeja con tu vida, con tus proyectos, con tu sed de dar vida en abundancia para todas y todos. En la noche oscura, cuando todo parece más difícil e incierto… Eres la luz de mis ojos y el faro que pone rumbo cierto a mis andares. Contigo las largas noches se llenan de paz, esperanza e ilusión por la certeza del amanecer de tu eterna presencia. Mis pasos, que a veces se aferran tercamente a la oscuridad y a los caminos tortuosos, son

Upload: others

Post on 15-Oct-2020

4 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: ECOS DE LA PALABRA · Ese horizonte, ese norte que da sentido a mi vida eres tu, Señor. No puedo entender mi vida sin ti, sin participar de tu sueño para la humanidad, para la vida

ECOS DE LA PALABRA

Por Javier Castillo, sj

Eres tu

Reflexiones sobre el Evangelio de Mateo 16, 13-20 (21er Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo A – 23 de agosto de 2020)

La cristología es, sin lugar a duda, una de las asignaturas principales en los estudios de teología, en ella, indagando a fondo las palabras de la Escritura, escrutando la aportación de la Tradición viva de la Iglesia tejida a lo largo de su historia milenaria y del diálogo con quienes se han dedicado a elaborar sesudos y sistemáticos estudios sobre la persona y el mensaje de Jesús de Nazaret como Walter Kasper, José Ignacio González Faus, Jon Sobrino y Julio Lois, entre otros; quienes hemos estudiado esta asignatura intentamos contestar a la pregunta que el Señor hace a los discípulos al llegar a Cesarea de Filipo: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”. Para la segunda pregunta, “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”, aunque

tengamos como telón de fondo las enseñanzas de la teología, conviene utilizar el recurso a la experiencia de los encuentros amorosos y creyentes con el Señor Jesús. Permitidme poner un altavoz a mi corazón para compartir mi respuesta e invitaros, si os ayuda, a hacer lo mismo. Al ver las montañas o el mar que me rodea, mis ojos se embelesan contemplando el horizonte que se me dibuja a lo lejos… Ese horizonte, ese norte que da sentido a mi vida eres tu, Señor. No puedo entender mi vida sin ti, sin participar de tu sueño para la humanidad, para la vida y para la historia. Mis desvelos y mis cansancios, mis lágrimas y mis sonrisas, mis éxitos y fracasos no tendrían sentido si no están entrelazados y hechos una sola madeja con tu vida, con tus proyectos, con tu sed de dar vida en abundancia para todas y todos. En la noche oscura, cuando todo parece más difícil e incierto… Eres la luz de mis ojos y el faro que pone rumbo cierto a mis andares. Contigo las largas noches se llenan de paz, esperanza e ilusión por la certeza del amanecer de tu eterna presencia. Mis pasos, que a veces se aferran tercamente a la oscuridad y a los caminos tortuosos, son

Page 2: ECOS DE LA PALABRA · Ese horizonte, ese norte que da sentido a mi vida eres tu, Señor. No puedo entender mi vida sin ti, sin participar de tu sueño para la humanidad, para la vida

pacientemente iluminados por el amor de tu luz sin ocaso. ¡Tu luz, Señor, me hace ver la luz! Cuando me lanzo al camino con la intención de aportar un grano de arena a la construcción de un mundo distinto, nunca voy solo… Tu, Señor, eres mi compañero de camino, la brújula que me indica el rumbo cierto y el amigo que, respetando mi libertad, celebra mis aciertos y, con ternura, me señala las equivocaciones. Siempre, aunque yo algunas veces no te perciba, vas conmigo. Cuando me miro al espejo y descubro las arrugas y las manchas que mi fragilidad y mi vulnerabilidad van tallando en mi ser me encuentro con tu mirada llena de paciencia, ternura, compasión y misericordia... Eres el Señor de la mirada que libera, perdona y ama sin límite. Desde la trinchera de mi ambigüedad y desde el mar de mis incoherencias me acojo con humildad a tu amorosa mirada que serena mis afanes y remienda mi corazón herido. Sin tu mirada acogedora e inclusiva no podría, a pesar de mi pequeñez, levantar mi mirada y otear con esperanza el futuro. Cuando las imágenes de los nuevos crucificados vienen a mi memoria y a mi corazón con sus gritos y lamentos… Eres el Señor que inquieta mis horas, interrumpe mi pasividad y me llama a hacerme cargo de la realidad y, sobre todo, del dolor de las víctimas. Jesús no es un tranquilizante para justificar mi silencio o avalar mi comodidad so pretexto de largos rezos, al contrario, me interpela y demanda mi compromiso para que mi vida, como la suya, sea un don para los demás y, como dice el bello poema del jesuita Antonio Calle, no tenga más oficio que remendar corazones, cerrar la sangrienta herida que está manando dolor, aunque la mía entretanto, se vaya abriendo a jirones como el botón de la flor… Al llegar la noche, cuando el sol se ha puesto y las aves que canturrean junto a mi ventana guardan silencio… Eres el Señor de mi principio y fundamento. Eres el Señor que me ha robado el corazón y de quien me siento felizmente enamorado. Eres el Señor que me inunda de la pasión por la vida, la justicia, la paz, la inclusión, la libertad. Eres el Señor que me habita a pesar de los rincones de mi habitación que están sin barrer… Eres mi todo… ¡Sin ti, Señor, no sé vivir, no podría vivir! “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” … Os invito a auscultar vuestro corazón y desgranar palabras y sentimientos llenos del encuentro con Él. Os aseguro que es una experiencia agradable, consoladora y llena de sentido.