¿ecodesarrollo? el bajo delta del paranÁ otra
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¿ECODESARROLLO? EL BAJO DELTA DEL PARANÁ OTRA TERRITORIALIDAD EN 1
CONFLICTO. 2
¿ECOLOGICAL DEVELOPMENT? THE BAJO DELTA DEL PARANÁ ANOTHER 3
TERRITORIALITY IN THE CONFLICT. 4
5
6
Resumeni: 7
En las últimas décadas asistimos a la emergencia de conflictos sociales en torno a la 8
defensa de los territorios, de los “modos de vida” locales, de los “bienes comunes” o la 9
“naturaleza” que cuestionan el avance del capital en sus diferentes modalidades. En este 10
trabajo me propongo exponer un caso emplazado en la Primera sección de Islas del Delta 11
del Paraná, en el partido de Tigre, territorio con características ecológicas e histórico 12
sociales singulares. A partir del año 2009 surge en la escena pública un conflicto entre un 13
megaemprendimiento urbano, familias isleñas y organizaciones sociales- ambientales que 14
obliga a la intervención de organismos gubernamentales. Me propongo describir dicho 15
conflicto y los distintos sujetos sociales involucrados, sus discursos y las productividades 16
del mismo. 17
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19
Summary: 20
In the last few decades we’ve seen the emergence of social conflicts around the defense 21
of territories, local "ways of life", "common goods" or "nature" that question the advance of 22
capital in its different modalities. In this paper I intend to present the case placed on the 23
First section of Islands of the Delta of the Paraná River, in the party of Tigre, which has 24
unique ecological and social-historical characteristics. From the year 2009 it arises on the 25
public stage a conflict between urban mega-enterprises, island families and social-26
environmental organizations requiring governmental intervention. I propose to describe the 27
conflict, the different social subjects involved, their speeches and its productivity. 28
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Palabras clave: Delta, conflicto, territorio, ecologización, ecodesarrollo. 30
Keyword: Delta, conflict, territory, greening, ecological development 31
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Introducción: De la ecologización social al ecodesarrollo. 34
35
En el último siglo las “cuestiones” ambientales, la noción de crisis ambiental o ecológica, 36
etc., se han ido instalando en los discursos, percepciones y sensibilidad social, cobrando 37
primordial relevancia a nivel global tanto en las áreas de investigación científica como en 38
las agendas gubernamentales. La definición y percepción sobre los límites al dominio de 39
la naturaleza se ha vuelto ya no una alarma de los movimientos ecologistas radicales sino 40
el terreno donde se despliega la conflictualidad en torno a confrontadas modalidades de 41
relación humanidad-naturaleza asociadas a diferentes tipos de territorialidades históricas. 42
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Estas “cuestiones” ya tienen varios siglos. La consolidación de la modernidad y el 43
advenimiento del capitalismo significaron lo que a partir de Marx se denomina ruptura o 44
fractura metabólica entre la humanidad y la naturaleza. (Leff, 2004; Foster, 2004) Las 45
luchas campesinas e indígenas defendiendo sus modos de vida asociados a modalidades 46
de organización social con una particular relación con “la naturaleza” eran (y son) unas de 47
las contrapartidas de estos procesos. Pese a que han sido silenciadas e invisibilizadas en 48
las narrativas históricas dominantes estas luchas persisten y se actualizan, tal como 49
hemos observado en los procesos de “independización” o revoluciones latinoamericanas 50
en los últimos siglos. En sus discursividades lo ecológico no estaba mencionado en tanto 51
tal, sin embargo, en las últimas décadas se resignifican poniéndose de relieve esos otros 52
metabolismos sociales asociados a prácticas comunitarias y de co-existencias vitales, 53
etc. (Soto Fernández et all, 2007; Leff, 2004, Toledo, 1992). 54
A fines del siglo XIX en Europa y Estados Unidos aparece la primer vertiente de los 55
movimientos ambientalistas caracterizado por “el culto a la vida silvestre” (Alier, 1992) y el 56
conservacionismo aglutinados en torno a la idea romántica e idealista de la necesidad de 57
la preservación de la “naturaleza salvaje” o prístina frente al avance de la sociedad 58
industrial y de las ciudades (Reborati, 2007). 59
Varios autoresii señalan que el cambio histórico que le dio a lo ecológico o ambiental su 60
especificidad global se produjo en la década de los ´60 y ’70 con la emergencia de 61
movimientos de contracultura –europeos, latinoamericanos, hindúes y estadounidenses- 62
que empiezan a enunciar los límites al dominio de la naturaleza (Porto Gongalvez, 2004) 63
en el modo de producción capitalista. A partir de éstos se colocaba en la escena pública 64
problemáticas que requerían ser indagadas en tanto procesos y efectos globales e 65
históricos. Según Leff “la problemática ambiental emerge como una crisis de civilización: 66
de la cultura occidental; de la racionalidad de la modernidad; de la economía del mundo 67
globalizado.” (Leff, 2004). A partir de ello se hizo necesario revisar y reformular la relación 68
humanidad- naturaleza y construir alternativas en todos los campos sociales. 69
Contemporáneamente, con el suceso de “la llegada a la luna” se populariza a nivel 70
mundial la imagen del globo terráqueo flotando en el universo. Esta imagen “sería un duro 71
golpe para la visión antropocéntrica, la Tierra era un planeta finito en un espacio infinito” 72
(Porto Gongalvez, 2004), generando un cambio en el enfoque de la mirada o la 73
conciencia ambiental a nivel global, “algo que no era percibido como objeto comienza a 74
serlo. (…) La crisis ambiental, la economía mundo, los problemas del mundo tenían que 75
ser tratables.” (Hajer, 1995) La sensibilidad social y la percepción sobre “la Tierra” 76
comienzan a mutar. 77
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Simultáneamente, se popularizan varios libros que abordaban desde distintas 78
perspectivas las problemáticas ecológicas, o la “crisis ambiental” incipiente, tales como la 79
Primavera Silenciosa (1962) de Rachel Carson; Nuestro ambiente sintético de Murray 80
Bookchin (1962); Population Bomb (1968) de Paul Erlich; The Economic Process and the 81
Entropy Law (1971) de Nicholas Georgescu Roegen. En América Latina, una década 82
antes ya se venían investigando sobre las “cuestiones ambientales”, en el campo 83
científico Sejenovich, Leff, Hurtubia y Szekely “escribieron un trabajo fundacional pero que 84
tuvo dos limitaciones: fue publicado al sur del río Bravo y en castellano” (Pengue, 2009). 85
A partir de la divulgación de Los límites del crecimiento (1972) el debate sobre “lo 86
ambiental” entraba decisivamente en la agenda gubernamental internacional (Alier, 1992; 87
Porto Gongalvez, 2004) convocándose la primera Conferencia mundial sobre medio 88
ambiente en Estocolmo. 89
En definitiva, desde los ´60 se configuran nuevos modos de subjetivación asociados a 90
prácticas, discursos, percepciones y sensibilidades respecto a “la Tierra”, a “la 91
naturaleza”, protagonizada por la emergencia de movimientos de contracultura, 92
ambientalistas a nivel mundial produciéndose una ecologización o ambientalización 93
social.iii En esa búsqueda de otro modo de vínculo con “la naturaleza” se recuperan y 94
reinterpretan experiencias históricas invisibilizadas como las indígenas y campesinas. Es 95
decir, se genera un encuentro de estas luchas de larga duración con dichos movimientos 96
de corta duración cuyos efectos son discursividades, prácticas, sensibilidades, etc. 97
mixturadas que confrontan con el capital. 98
En las últimas décadas, esas luchas se resignifican en un sentido más amplio en tanto 99
luchas por y en el territorio. Svampa (2011) denomina estos procesos como giro 100
ecoterritorial, a partir del cual se potencia un “lenguaje de valoración” (Alier, 1992, 2004) 101
acerca de la territorialidad que disputa con las vertientes ecoeficientistas y desarrollistas 102
dominantes. 103
Respecto de la vertiente ecoeficientista (Alier, 1992) podemos ubicar su surgimiento como 104
efecto de esos movimientos de contracultura y de que las problemáticas ambientales 105
comenzaran a ser problematizadas a nivel científico y gubernamental. A partir del Informe 106
Brundtland (1987) la noción de desarrollo sustentable se presenta como la salida a la 107
“crisis ambiental”. Sachz (2001) sostiene que a partir de allí el planteo del problema se 108
define en tanto que “continuidad del crecimiento no depende de la forma que asume el 109
capital o la mano de obra capitalizada sino de la disponibilidad de recursos a largo plazo. 110
De modo que empieza a ser objeto de regulación y control el uso de la naturaleza, sus 111
efectos”. 112
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El ecodesarrollo, el desarrollo sustentable, la modernización ecológica, la responsabilidad 113
social empresaria serán las propuestas para “internalizar lo externo (el ambiente) al 114
sistema (la economía) dentro de los paradigmas teóricos prevalecientes- dominados por 115
la economía neoliberal” (Leff, 2007). Estos conceptos sugieren incorporar la “dimensión 116
ambiental” a la racionalidad de la producción y a las políticas gubernamentales, con el 117
objetivo de corregir los “costos sociales” del desarrollo y las “malas prácticas” sociales de 118
uso de los “recursos naturales”. 119
En la actualidad, en los mundos rurales latinoamericanos el desarrollo sustentable o el 120
ecodesarrollo se enuncian como una salida frente a las crisis locales ocasionadas por las 121
reconfiguraciones territoriales y productivas de la década del ´90, así como por el avance 122
de los procesos de acumulación por desposesión (Harvey, 2005), presentándose como 123
nuevo estilo de desarrollo basado en el potencial ecológico de las diferentes regiones y en 124
las capacidades propias de los pueblos. (Leff, 2007) Estas propuestas son impulsadas por 125
empresas privadas u organismos gubernamentales que, como veremos, incorporan el 126
ecodesarrollo para reproducir las relaciones sociales capitalistas en el territorio y, por 127
ende, las tensiones y conflictos sociales consecuentes al capitalismo. 128
129
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En sintonía con estos procesos históricos globales, voy a indagar un caso local en la 131
Primer sección de Islas del Delta del Paraná, partido de Tigre, provincia de Buenos Aires, 132
Argentina. Estas islas también son escenario de un acelerado proceso de urbanización y 133
cambios en la matriz productiva que han alterado el ecosistema y, por ende, el paisaje 134
rural, las actividades productivas y forma de vida de sus pobladores. 135
La metodología utilizada para realizar este artículo ha sido cualitativa, tomando la 136
perspectiva de los sujetos locales, sus enunciados y percepciones. Para lo cual se han 137
realizado entrevistas, observación participante en eventos y situaciones significativas 138
locales; registro en periódicos locales y nacionales (en papel y web) y en páginas web de 139
los sujetos involucrados. Además utilizo una cronología del conflicto que hemos realizado 140
para un informe de un proyecto UBANEX 2012 que es crucial para situar temporalmente 141
los hechos. 142
En el año 2009 emerge en la escena pública un conflicto entre el megaemprendimiento 143
urbano Colony Park S.A.; las familias isleñas que vivían en el arroyo Anguilas –La paloma 144
y las organizaciones sociales y ambientalistas locales. 145
Para ordenar la exposición, explicito algunas características ecológicas e históricas, luego 146
describiré los sujetos involucrados, sus enunciados y las territorialidades que construyen; 147
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Primera Sección de Islas
después tomaré una cronología del conflicto entre 2007 al 2012. El relato cronológico 148
permite dar cuenta de las situaciones previas al conflicto, es decir, las condiciones que 149
posibilitaron su emergencia en la escena pública, visualizando el juego de las relaciones 150
de poder: las acciones territorializantes de unos implican las desterritorialización de otros 151
y a su vez, en ese choque de procesos de territorialización emergen re- 152
territorializaciones. Finalmente, daré cuenta de las productividades del conflicto y las 153
nuevas situaciones conflictivas que se desencadenan. 154
155
1. Territorio singular: co-existencia sedimentaria. 156
157
Al igual que el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el partido de Tigre está 158
situado sobre la Cuenca hidrográfica del Plataiv, específicamente en su Cuenca Baja o 159
Inferior. Esta tiene características excepcionales ya que desemboca en un gran estuario de 160
aguas dulces, el estuario del Río de la Plata, donde se forma un Delta. Sobre éste se 161
encuentra la Primera sección de Islas del Delta del Paraná de Tigre. Tiene una superficie 162
insular de 224 kilómetros cuadrados, con más de 350 ríos y arroyos, con cerca de 20.000 163
km2 representa el 60% de la superficie del partido de Tigre. (L. Fernández, 2002, Kalesnik, 164
1997). 165
166
Fuente: Hernan Laita en Guatahá Guazú (2011) 167
168
Desde la ecología y ecología urbana se señala que la estructura ecosistémica corresponde 169
al humedal, el cual cumple servicios ecológicos fundamentales.v Este humedal presenta un 170
régimen de crecidas y bajantes o de inundaciones y sequías que es fundamental para el 171
funcionamiento de los ciclos biogeofísicos y la conformación de las islas.vi La metáfora de 172
“naturaleza sedimentaria” (Astelarra, 2011) pone de manifiesto este proceso dinámico y 173
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continuo a partir del cual sedimentación tras sedimentación se forma y transforma el 174
humedal. 175
Estas características han sido revalorizadas socialmente en las últimas décadas, siendo la 176
noción de humedal recientemente incorporada por las organizaciones sociales y algunos 177
pobladores isleños, en otros períodos históricos se reconocía la zona como “el Delta” 178
asociada a la producción local en interacción con la ciudad o como zona de flujo de 179
mercancías. 180
La región del Delta desde la ocupación criolla y europea (siglos XVIII - XIX) hasta 181
mediados del siglo XX se consolidó como el espacio que proveía a la ciudad de 182
productos, primero carbón y leña; más tarde, además, como productora de frutas y 183
hortalizas, cestería de mimbre y cortinas de junco. A principios del siglo XX también se 184
constituye como espacio recreativo para las personas que gustaban del remo y del río, 185
siendo uno de los primeros destinos turísticos locales reconocido a nivel provincial y 186
nacional en el cual los sectores de altos ingresos tenían sus casas de fin de semana e 187
incluso todos los sindicatos tenían –hasta estos días- un espacio para la recreación o 188
para las vacaciones de sus trabajadores y familiares. Desde entonces la “identidad” isleña 189
se asocia a la imagen del Delta repleto de canoas con frutas, canastos de mimbre o junco 190
y cortinas de junco. El Puerto de Frutos era el mercado al cual llegaban los productores 191
directos a vender sus producciones de frutas, juncos, artesanías de mimbre o pescado. 192
Hasta 1960 el Delta era el principal productor de mimbre del país, Galafassi (2005) define 193
como unidad familiar isleña al sujeto encargado de producir frutales y mimbre,vii que si 194
bien modificó el monte blanco (Kalesnik, 1997), característico del ecosistema deltáico, 195
dejaba zonas sin intervención como los centros de islas donde se ubica el pajonal y se 196
reproducen diversas especies “nativas”. Además, construían- hasta la actualidad- sus 197
casas de manera palafítica, realizando zanjas para “secar” el terreno, es decir, para 198
agilizar el escurrimiento de las aguas en crecidas y sudestadas en las zonas aledañas al 199
hogar y los montes de frutales. Estas prácticas de uso del suelo permitían la reproducción 200
del funcionamiento ecosistémico. 201
A fines de esta década se empieza a “agotar” este modelo productivo porque comienza a 202
desarrollarse la producción forestal que implicaba “mayor transformación del ecosistema y 203
un gran proceso de emigración de población y aparición de unidades productivas de tipo 204
"empresa".” (Galafassi, 2005). Otros factores intervinientes fueron una gran inundación de 205
1959 que afectó varios montes frutales incentivando la reconversión a la forestación. 206
Además, surgieron otras zonas de producción de frutales más especializadas y adaptadas 207
a estas nuevas formas de organización de la producción internacional, como el Valle de 208
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Río Negro. Este proceso impactó negativamente en el Delta por lo que la producción de 209
frutales se abandonó completamente decayendo también la producción de mimbre y 210
junco. A finales de 1990 la producción forestal era casi exclusiva, subsistiendo algunos 211
recolectores de junco y productores mimbre. 212
Este proceso de reorganización productiva generó un período de emigración y 213
despoblamiento de las islas (Galafassi, 2005). Un dato ilustrativo es que en 1950 había 214
alrededor de 30.000 habitantes y en 1990 sólo 3.000 habitantes. Las islas fueron 215
socialmente consideradas inhóspitas para la vida y la producción, quienes se quedaron 216
mantuvieron su modo de vida rural subsistiendo gracias a la diversificación productiva. 217
Estas capas de sedimentación histórico sociales coexisten y con- viven con la “naturaleza 218
sedimentaria” del humedal. En esta particular relación con el espacio se va tejiendo un 219
modo de vida rural de tipo isleño en el cual se constituye una subjetividad de islero o 220
isleño asociada a esa vida rural y en permanente contacto con los ríos y arroyos, la tierra, 221
el monte, etc. La territorialidad y modo de vida que se configuran más que idílicos, 222
esenciales o constructivistas, son dinámicas y cambiantes, entrañan una singular y 223
turbulenta relación con la “naturaleza” (Bartra, 2011). 224
225
2. Nuevos sedimentos: la urbanización y la ecologización social. 226
2.1 Las “oleadas” urbanizantes. 227
Distintos autores constatan que a partir de la década de los noventa el Partido de Tigre 228
comienza a ser escenario de un proceso de reorganización territorial que viene 229
transformando el patrón o modalidad de producción del espacio, caracterizado por el 230
avance del proceso de urbanización, efecto del mismo proceso a escala regional, nacional 231
e internacional. Para nuestro caso, según los censos nacionales, la población pasó en 232
1990 de 3.000 a 5034 habitantes en el 2001 y en la actualidad (2013) se estima que hay 233
más de 9000. En los últimos 20 años, la población se viene casi duplicando lo que permite 234
registrar dicho proceso de re poblamiento y de urbanización. 235
A partir del registro investigativo es posible establecer dos “oleadas migratorias”viii con las 236
que avanzó el tejido urbano (Lefebvre, 1972) en el Delta rural: a) de sectores de ingresos 237
medios y bajos asociada a una migración interna- mayoritariamente del AMBA- y de 238
países limítrofes- principalmente Paraguay-; b) de sectores de altos ingresos económicos 239
vinculados a la instalación de megaemprendimientos urbanos y turísticos. 240
Respecto de la primera llegaron personas en busca de “un lugar más tranquilo” para 241
vivirix, “en contacto con la naturaleza” dispuestos a modificar sus hábitos urbanos por un 242
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modo de vida rural. Otros llegaban a buscar mejores condiciones de vida conservando la 243
vida rural de sus lugares de procedencia. 244
Ríos y Pirez (2008) analizan el proceso de producción del espacio urbano en este partido 245
desde 1990 al 2000 señalan que antes de los noventa el loteo de los terrenos eran “loteos 246
populares”, es decir, de sectores medios y bajos generándose un submercado legal de 247
ocupaciones ilegales. Esta urbanización y “loteos populares” estaban motorizados por la 248
necesidad de vivienda de sectores medios y bajos ante la dificultad de acceder a la 249
propiedad de un lote en el conourbano bonaerense, por la búsqueda de mejorar la calidad 250
de vida y dejar atrás la vida citadina. Además, estas migraciones paulatinas tenían como 251
rasgo el mantener el modo de vida rural isleño. 252
Este tipo de avance del tejido urbano no destruye “lo rural” y “la naturaleza”, se mixtura 253
con éstos; imprime una huella urbana fuertemente condicionada, creándose un nuevo 254
paisaje que no artificializa a “la naturaleza” para hacerla a imagen y semejanza, sino que 255
afirma la territorialidad histórica singular en convivencia con el humedal y dicho modo de 256
vida rural. 257
En cuanto a la segunda “oleada”, siguiendo a Ríos y Pirez (2008) a partir de los noventa 258
se rediseña y amplía la red de transporte metropolitano y se facilita gubernamentalmente 259
las inversiones inmobiliarias e industriales. Esto motiva el proceso de reorganización 260
territorial propiciando la consolidación de un mercado de suelos destinado principalmente 261
a la construcción de nuevos espacios residenciales, vinculados al advenimiento de 262
modelos de desarrollo y consumo ligadas al “estilo americano”: los megaemprendimientos 263
urbanos o urbanizaciones cerradas (UC) tales como: countries o barrios privados 264
cerrados, clubes de campo, torres, etc. Fenómenos que generan un acelerado proceso de 265
urbanización y una modificación completa del paisaje urbano- rural. Consolidándose el 266
“loteo vip” asociado al predominio del capital inmobiliario en la producción del espacio. 267
En la zona continental de Tigre fue importante la convergencia de intereses públicos y 268
privados para transformar una gran cantidad de tierras consideradas “improductivas” o 269
“baldías” en un formidable negocio urbano. Esta articulación y cooperación generó las 270
condiciones de posibilidad para que se desarrollaran las UC un factor clave fue el cambio 271
del régimen de zonificación de rural a urbanizable. (Ríos y Pirez, 2008) 272
Otro factor fue la innovación técnica del relleno de los terrenos inundables (Ríos y Pirez, 273
2008). Estos posibilitan realizar un movimiento de suelos que eleva el terreno 274
aproximadamente unos 3, 95 metros sobre la superficie. El impacto ambiental es 275
descomunal, de un lado, se rellena el ambiente costero y ribereño, y del otro lado, se 276
genera una cava destruyéndose el hábitat de distintas especies y el funcionamiento 277
9
ecosistémico. A su vez estos ambientes forman parte de la zona de anegamiento del río 278
generando que la masa de agua que aumenta en las crecidas y sudestadas necesite 279
desplazarse a zonas aledañas para poder escurrir. Esto genera una externalidad negativa 280
sobre los barrios lindantes ya que sufren mayores inundaciones y, al igual que en las 281
islas, aumenta la contaminación del agua porque las UC vierten los desechos cloacales y 282
domiciliarios sin tratamiento al Río Luján.x 283
En el plano de los discursos, los actores públicos y los económicos privados promovieron 284
la realización de UC sobre rellenos y de obras conexas porque en tanto “desarrollos 285
sustentables” permitirían una “recuperación ambiental” de esas áreas inundables. 286
Instalaron la necesidad de realizar inversiones (públicas y, sobre todo, privadas) como 287
promoción del “bien común”, de la oferta de trabajo, del beneficio para el “conjunto” de la 288
población local, etc. (Ríos y Pirez, 2008) Esto fue configurando un lenguaje de valoración 289
que resignifica la sensibilidad ambiental a un “maquillaje verde” (Leff, 2007) que permitía 290
otorgar un plus económico sin realizar acciones ambientalmente sustentables, sino más 291
bien, rentables económicamente. 292
La presión por la tierra y suelo urbanizable no tardó en avanzar sobre las islas del Delta. 293
Encontrada la tecnología adecuada para “rellenar” solo era necesaria la mirada 294
discrecional del sector gubernamental en todas las escalas pertinentes: provincial y 295
municipal. 296
A partir del 2003- 2004 se instalan varias UC en la Primer sección, tales como: Isla Santa 297
Mónica, Poblado Isleño, Isla del Este, entre otros. Todos comparten la particularidad de 298
ser creadas como segunda residencia, como lugares para descansar de la ciudad, en un 299
“marco natural” que le otorga un plus de valor económico que garantiza una renta 300
diferencial respecto de otras UC continentales. 301
302
2.2 Ambientalismo en Tigre y las islas. 303
En la primer “oleada migratoria” las personas no sólo encontraron en el Delta la 304
satisfacción de su necesidad vital de cambiar de estilo de vida, sino que comenzaron a 305
percibir y vivenciar el efecto de las transformaciones en otros partidos de la Cuenca del 306
Plata. Me refiero al impacto ambiental de la instalación y crecimiento de los parques 307
industriales de partidos como Pilar, Moreno, etc., industrias que vierten sus desechos sin 308
tratamiento a los afluentes de dicha cuenca (Fernández y Herrero, 2008). Sumado a esto, 309
observaron el impacto ambiental y social que produjo el avance de las UC en el partido. 310
Paulatinamente emergieron distintas organizaciones ambientales, según relata Martín 311
Nunziata reconocido ambientalista de la zona: “Desde mediados de los ´80 veníamos. 312
10
Una organización previa a la asamblea es Pro- Delta, que hacía años venía trabajando en 313
torno a cuestiones ambientales y que terminamos por formar junto a otras personas la 314
Asamblea Delta y Río de la Plata.” (Entrevista, 2012) 315
Desde el 2006 la Asamblea Delta y Río de la Plata (ADRP) ha sido el espacio que ha 316
aglutinado a personas de continente e islas preocupadas por las problemáticas que 317
afectan al territorio. Desde sus inicios viene realizando distintas acciones tendientes a 318
hacer públicas las diferentes problemáticas ambientales asociadas al modelo de 319
desarrollo urbano. Este repertorio de acciones ha implicado: acciones directas tales como 320
movilizaciones, festivales, marchas náuticas, corte de ríos; denuncias en los medios de 321
comunicación y en ámbitos legales; elaboración de materiales informativos de difusión 322
respecto a las características del humedal y las amenazas de su conservación; 323
propuestas de políticas públicas. A nivel discursivo refieren a la caracterización ecológica 324
del humedal, la definición de problemáticas que se identifican como amenazas a su 325
preservación y a la forma de vida asociada. Estas son la contaminación ocasionada por la 326
industrialización y el proceso de urbanización, ambos acelerados en las últimas décadas. 327
Respecto a esto último caracterizan que el impacto socio ambiental principal es resultado 328
del avance de la especulación inmobiliaria asociada al incremento en la radicación de las 329
UC en el partido, las cuales no cumplen con los pasos previstos para su instalación, ni 330
son ambientalmente aptas para la zona. 331
En su repertorio de acciones y sus discursos ponen en juego sus experiencias vitales, 332
saberes locales respecto al ecosistema, estos no se presentan bajo la forma argumental 333
moderna de la ciencia, sino imbricada en percepciones, experiencias y prácticas sociales 334
e históricas. Esto no significa que porten un relato romántico o esencialista respecto al 335
modo de vida en las islas y Tigre continente, sino que construyen una problematización 336
ambiental (Sabatini, 1996) de los procesos que vivencian, cuestionando las prácticas no 337
sustentables de otros sujetos sociales locales y aquellas situaciones que consideran de 338
injusticia y desigualdad social. Además esta organización se relaciona con especialistas 339
en humedales y articula políticamente con otras organizaciones ambientalistas en un 340
espacio metropolitano denominado Intercuencas y en otro ámbito de coordinación 341
nacional como la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC). 342
En el espacio Intercuencas se produce conocimiento y discursividad en torno a pensar el 343
territorio en término de Cuenca, es decir, no sólo los procesos que se dan sobre el suelo 344
metropolitano sino comprendido como unidad biogeográfica interrelacionada. Al igual que 345
en las UAC el territorio es entendido en su sentido amplio como señalamos anteriormente. 346
347
11
348
3. La Isla Privada: Colony Park S. A. 349
350
En el año 2008 la empresa Colony Park S. A. inicia sus obras entre canal Vinculación, Río 351
Luján y Arroyo Anguilas que preveían la construcción de una UC de elite, una “isla 352
privada” de aproximadamente 300 hectáreas, con shopping, estacionamiento y amarras 353
exclusivas, canchas de tenis, internet, calles pavimentadas para la circulación de 354
automóviles, el ingreso de los mismos se haría a través de un ferry desde las costas de 355
San Fernando. El diseño espacial de esta UC es similar al de otras: lagunas artificiales 356
con canales de navegación internos y privados; con tablestacados para protección de las 357
costas; relleno del terreno para evitar las inundaciones y construir las casas al ras del 358
suelo. 359
360
Fuente: Imagen del Esquema del Emprendimiento propuesto en la página web de Colony Park. Las 361 restantes imágenes son de Google Earth durante el año 2011, en Informe UBANEX, 2012. 362
363
Esta UC enuncia como novedosa la propuesta de desarrollar un Proyecto urbanístico 364
“pensado primordialmente en el Sustento de la Diversidad Biológica y el Bienestar 365
Humano. Un máster plan urbanístico que contemple en la planificación urbana al medio 366
ambiente.” xi Enuncian una preocupación por el desarrollo sostenible, el uso racional y la 367
adecuación a normativas internacionales. 368
12
Promueven una nueva promesa de seguridad y armonía con los semejantes, “un cambio 369
en la calidad de vida”, garantizada por la exclusividad de clase social de altos ingresos. La 370
necesidad de ese cambio tiene que ver con la caracterización epocal de que la vida en las 371
ciudades atraviesa un límite, ya no es segura, ni funcional, ni accesible, más bien, es 372
peligrosa. Esta UC se presenta como territorio artificial exclusivo, seguro, funcional, 373
confortable, accesible y en un “marco natural”. 374
El slogan publicitario del emprendimiento era “Desurbanizá tú vida en 5 minutos. 375
Bienvenido a la Isla Colony Park Isla privada, llegar a una isla y olvidarse de todo”xii 376
Lo novedoso respecto de otras UC es la posibilidad de “desurbanizar tú vida en 5 377
minutos”. Esta promesa de desurbanización en nada implica un retorno a la vida rural, 378
considerada como atrasada, fatigosa, llena de condicionantes no dominables (como las 379
inundaciones o “los otros”), sino más bien, como señalé significa la construcción de la 380
urbanidad ideal y exclusiva, que permite mejorar la calidad individual de vida conservando 381
la forma de vida urbana en un “marco natural”. A su vez, conservando la temporalidad 382
urbana, en tan solo 5 minutos se llega al paraíso exclusivo. 383
Finalmente, es interesante la parte final del slogan: “Bienvenido a la Isla Colony Park Isla 384
privada, llegar a una isla y olvidarse de todo”. Siguiendo a Adorno (1998), quizás ese 385
olvido nos hable de la realización de la segunda naturaleza, en la que la relación que se 386
instaura es una relación necesaria de dominio sobre la “naturaleza”, ya que esto garantiza 387
liberar a la humanidad del miedo frente a “lo otro”: la naturaleza “natural” y la “naturaleza 388
humana”. 389
Estos enunciados pueden inscribirse dentro del discurso de la ecoeficiencia (Alier, 1992) y 390
modernización ecológica (Harvey, 1998), en donde uno de sus supuestos es la creencia 391
en la lógica del todos ganan, es decir, que se puede lograr un desarrollo económico 392
amigable con el ambiente. Esto se alcanza con planificación, uso racional de los recursos, 393
tecnologías destinadas a ello, control y eficiencia. Una actualización de la lógica 394
capitalista donde la sensibilidad ambiental forjada en las últimas décadas comienza a ser 395
un enunciado vacío que permite otorgarle un plus de valor económico al emprendimiento. 396
Así, la rentabilidad está garantizada por apelar al discurso ambiental; porque, dada la 397
anuencia gubernamental, se externalizan los costos sociales y ambientales y porque es 398
una Isla privada emplazada en un humedal. 399
En el Informe UBANEX dirigido por Kalesnik (2012) se ha investigado los impactos 400
ambientales de la construcción de esta UC, algunos son: “el sepultamiento y degradación 401
de los albardones naturales y bajos, el sepultamiento de la cobertura de vegetación 402
natural y del suelo, la generación de canales artificiales sobre las zonas deprimidas, 403
13
alteraciones en los drenajes naturales y por último cambios en el ancho de los cursos por 404
dragado. En especial, el canal Anguila fue desviado y su cauce ensanchado de 6 a 40 405
metros.” Ocasionados por el movimiento de suelos del relleno, el dragado del Arroyo 406
Anguila y Canal Vinculación, el desmonte y la construcción del tablestacado. El agua 407
también se ha contaminado por la remoción de los sedimentos barrosos del fondo de los 408
ríos y arroyos. Además, dado que comenzaron a circular embarcaciones de gran porte 409
esto genera erosión de las costas. En definitiva se destruyó el hábitat de distintas 410
especies y se alteró el funcionamiento del ecosistema en su conjunto. 411
412
413
Fuente: Comparación del Arroyo Anguilas en la zona del emprendimiento Colony Park según imágenes 414 satelitales de los años 2006 y 2010 (a y b, respectivamente). Durante el año 2006 se observa al Arroyo en 415 estado natural y año 2010 el Arroyo completamente alterado (fuente Google Earth en Informe UBANEX, 416 2012). 417
14
418
Fuente: a) Zona del arroyo Anguilas como era antes de su alteración; b) Zona alterada por el 419 ensanchamiento y rectificación del arroyo Anguilas. Se observa la construcción de la empresa Colony Park 420 y tablaestacado en las márgenes del arroyo (fuente: Jerónimo Valle en Informe UBANEX, 2012). 421 422
En esta oleada urbanizadora los actores impulsan la modernización ecológica asociada a 423
“una urbanización que se expande y destruye para construir.” (Lefebvre, 1974). 424
Construyen una territorialidad donde el vínculo con la “naturaleza” se rige por la lógica de 425
las relaciones capitalistas y su lenguaje de valoración economicista. La representación de 426
la “naturaleza” actualiza el sentido de ésta como objeto separado de la humanidad, objeto 427
abominable, dominable y moldeable a las necesidades y deseos humanos. Lo abominable 428
aparece en las características ecosistémicas de inundabilidad, para lo cual se rellana y 429
destruye el ecosistema. Luego de esto la “naturaleza” aparece dominada y se representa 430
como ornamento, marco pintoresco, como paraíso que está “al servicio de la comodidad, 431
tranquilidad y la calidad de vida humana”. 432
Podríamos seguir conjeturando que en la creación de esa segunda naturaleza primero se 433
destruye y niega al humedal y a sus habitantes, a su modo de vida; para luego construirla 434
a imagen y semejanza del capitalismo reciclado de sustentable. Segundo se constituye 435
una subjetividad que desea olvidarse de todos los miedos y gozar de los privilegios de la 436
propiedad privada, del entorno “natural” artificializado, la seguridad y el control de los 437
cuerpos y de “la naturaleza”. Gozar del paraíso exclusivo all inclusive. 438
439
4.Familias isleñas 440
441
El arroyo Anguilas lleva ese nombre porque el recorrido de su cauce y sus costas eran 442
similares al pez anguila, característico del Delta. Sobre el albardón y a lo largo de sus 443
márgenes vivían alrededor de 16 familias isleñas algunas ya eran tercera generación de 444
isleños que habitaban el lugar. Estas vivían de la recolección y venta del junco, de la 445
pesca, de la forestación a pequeña escala y de algún trabajo temporario.xiii 446
15
447
Fuente: Fotografía de junqueros en la “cancha de juncos” en el A° Anguila, 2009 448
449
Los modos de uso del suelo de las familias isleñas implican una adaptación al humedal, a 450
las potencialidades del mismo ya que tienen sus chacras y pescan para autoconsumo o 451
para la venta local y junquean. La relación con el espacio responde a una lógica de la 452
necesidad de reproducción familiar, la intervención sobre el mismo es la necesaria para 453
realizar las distintas actividades productivas y vitales que si bien alteran el funcionamiento 454
del ecosistema dejaban espacios sin intervenir, permitiendo que la estructura 455
ecosistémica también se reproduzca. En esta adaptación e intervención se generaba un 456
saber asociado al reconocimiento del funcionamiento del ecosistema.xiv 457
En sus enunciados es posible rastrar el lenguaje con el que se refieren a las islas: “A las 458
islas las hicimos nosotros”. “Y la mayoría de las islas se han armado porque nosotros, la 459
mayoría de los isleros iban armando una trampa. Y qué se usa? Una estaca. Y qué 460
hacía? Cuando terminaba de cazar la dejaba clavada ahí. Y qué se armaba? Un monte. Y 461
así se armaron la mayoría de las islas” (Entrevistas a dos isleños del A° Anguila, 2012). 462
Los/as isleños han aprehendido el funcionamiento del ecosistema a partir de su 463
experiencia práctica con éste. La actividad de recolección de junco implica conocer en 464
términos prácticos que el juncal es el primer ambiente formador de islas, la plantación de 465
estacas de sauces en los juncales favorece la fijación más rápida de los sedimentos 466
barrosos que carga el río. El resultado es que donde se plantan sauces u otros árboles “va 467
creciendo la isla” la sedimentación se acelera y se va formando la isla. Esto denota un 468
modo de relación y producción del espacio en términos de coexistencia con el ecosistema: 469
los isleños colaboran con el proceso de formación de las islas, a la vez que éstas han de 470
albergarlos para vivir y realizar sus actividades vitales. La introducción de estacas de 471
sauce (especie exótica) implica una intervención e impacto ambiental sobre el ecosistema 472
16
pero dada la escala micro en la que se encuentran no altera el funcionamiento general del 473
mismo. Otra práctica que altera el ecosistema es la realización de zanjas o sangrías en el 474
terreno para que el agua drene rápidamente luego de las crecidas o inundaciones, esto 475
permite que la plantación de frutales o huertas para autoconsumo. Las zanjas en general 476
no llegan hasta el fondo de isla dejando el pajonal sin intervenir.xv 477
En estos relatos puede leerse la fuerte ligazón afectiva a las islas y un notable sentido de 478
pertenencia, “a las islas las hicimos nosotros”, sin embargo, esto no implica un sentido de 479
propiedad en términos privados sino que denota un modo de apropiación: la relación con 480
las islas está constituida a través del trabajo propio sobre las mismas, entonces este 481
sentido de pertenencia y propiedad es resultado del trabajo, el uso y habitar el espacio 482
para realizar las actividades productivas y vitales. 483
Otros enunciados de las familias: “Al monte lo tenés que andar limpiando seguido, si no 484
se te viene encima”; “Acá el río te impone, si hay agua muy baja no podés salir, si hay 485
sudestada agarrate que te lleva” (Entrevistas a “Roque”, 2010). 486
Las maneras de referirse al río, el monte, a las islas denota un lenguaje de valoración 487
(Alier, 2004) en el que predomina el respeto o la adaptación al humedal marcando zonas 488
donde se realizan las actividades vitales, a su vez un sentido de pertenencia y arraigo a la 489
tierra. “Los lenguajes de valoración de los indígenas o de los campesinos son silenciados 490
en favor del lenguaje de la valoración monetaria. Esos otros lenguajes incluyen la 491
aserción de los derechos territoriales contra la explotación externa” (Alier, 2004). Tal 492
como veremos más adelante, estos lenguajes de valoración fueron visibilizados a la vez 493
que se constituyeron unos nuevos a partir de la emergencia del conflicto con Colony Park, 494
S.A. 495
Otro rasgo de la relación con “la naturaleza” o su modo de apropiación social y de la 496
territorialidad impulsada es que ese vínculo con la tierra no implica una apropiación en 497
términos de propiedad privada, sino de uso socialmente necesario para las actividades 498
vitales de la organización familiar. Esto se observa también en que los juncales donde 499
trabajan ya que el mismo corresponde a quien lo usa mediante su trabajo; pero si en otro 500
momento otra familia lo necesita puede usarlo. 501
En este sentido, Ferrero (2012) señala sobre la gestión comunitaria de la pesca en el Bajo 502
Delta del Paraná que: “en la gestión que los pescadores hacen del río es central 503
considerarlo como un espacio libre y abierto. El río es visto por los pescadores como un 504
espacio sin dueño, sobre el que todos tienen iguales derechos, sin restricciones a su 505
acceso y circulación.” (Ferrero, 2012) 506
17
En la Primer Sección de Islas esa percepción respecto al río es similar y se relaciona 507
también a ese uso común de las costas, ríos, arroyos e incluso de algunos montes de los 508
cuales extraer madera. Coincidiendo con Ferrero, “En el caso del bajo Paraná, por 509
décadas, se desarrolló una modalidad particular de gestión de los recursos naturales 510
basada en relaciones comunitarias.”(Ferrero, 2012) 511
Lo que caracteriza este modo de vida es que la organización del territorio está dada por 512
una “gestión comunitaria” o lógica social comunitaria de uso del mismo en función de las 513
necesidades vitales y las dinámicas del humedal. Como vimos, estas familias isleñas han 514
ido constituyendo una particular relación con el espacio o el humedal, han ido tejiendo un 515
modo de vida rural de tipo isleño en el cual se constituye una subjetividad de islero o 516
isleño asociada a esa vida rural y en permanente contacto con las aguas, el monte, las 517
islas, etc. 518
519
5. Crónicas de un conflicto que se hace público 520
A finales del año 2007 se comienza a difundir en Tigre la noticia de que se realizaría un 521
proyecto de UC llamado Colony Park para el que se deberían instalar la terminal para un 522
ferry. A principios del 2008 la ADRP detalla en un comunicado lo que se conocía del 523
proyecto. Comienzan a realizar denuncias por el incumplimiento de normativas 524
ambientales a diferentes organismos municipales: a prefectura, a la policía de Islas, al 525
Municipio y Concejo Deliberante de Tigre y San Fernando; y al Organismo provincial para 526
el desarrollo sustentable (OPDS). 527
Uno resultados fue que en junio de ese año se produce un fallo de la Cámara 528
Contencioso Administrativa de San Martín que hace paralizar las obras sobre la ribera de 529
San Fernando. 530
A inicios del año 2008 el megaemprendimiento desembarcó en el Arroyo Anguilas con 531
una orden de desalojo a las familias isleñas, argumentando que éstas no tenían los títulos 532
de propiedad y proponiéndoles la firma de un “Convenio de desalojo” en el cual para irse 533
les otorgaban una indemnización de aproximadamente 1.500 pesos argentinos. xvi Varias 534
familias no aceptaron la indemnización y buscaron asesoramiento legal con el abogado 535
Dr. Enrique Ferreccio Altube para defender su derecho posesorio. En julio del mismo año 536
se antepuso una denuncia penal contra Colony Park. 537
Pese a tener ese proceso judicial en marcha la empresa aprovechó los momentos en que 538
varias familias se ausentaron de sus hogares por motivos de salud o porque iban a 539
recolectar o pescar río arriba y comenzó las obras. En agosto de 2008, en unos pocos 540
días pasaron con topadoras destruyendo el monte y las casas de las familias isleñas, 541
18
dragaron el Arroyo Anguilas, cambiando su curso de agua y usando los sedimentos para 542
rellenar 4 metros tapando todo. Al volver muchas familias no encontraron nada de lo que 543
habían dejado más que su territorio destruido. 544
Estas familias junqueras no se habían organizado políticamente con anterioridad ni tenían 545
un discurso ambiental o ecológico, “la necesidad de supervivencia hace a los pobres 546
conscientes de la necesidad de conservar los recursos. Esta consciencia a menudo es 547
difícil de descubrir porque no utiliza el lenguaje de la ecología científica sino que utiliza 548
lenguajes locales, como los derechos territoriales indígenas o lenguajes religiosos.” (Alier, 549
2004) 550
Esta necesidad forzó a algunas familias a “salir hacia afuera, a sacar el conflicto afuera” 551
(Entrevista a Jorge, 2009) La noticia comenzó a circular por las islas y llegó a las 552
organizaciones sociales y ambientales locales. Así fue como comienza a darse una 553
sinérgica relación entre la Asamblea Delta y Río de la plata, las familias isleras, el Centro 554
Cultural Casa Puente y luego el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI). 555
En consecuencia, en agosto de 2009, la jueza Silvina Mauri dictó una medida cautelar 556
que ordenaba la suspensión de las obras por la falta de la correspondiente declaración de 557
impacto ambiental, decisión que fue apelada por la empresa y ratificada el 3 de diciembre 558
de 2009 por la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de San Isidro. Pero las 559
máquinas seguían allí, lenta y silenciosamente moviendo el suelo. 560
Las familias isleñas deciden organizarse en una cooperativa, que llamaron “Isla 561
Esperanza”, obtuvieron en octubre de 2009 apoyo del INTI (Instituto Nacional de 562
Tecnología Industrial) y volvieron a su actividad junquera, produciendo además cortinas 563
para la venta. Retornaron al arroyo para construir un galpón en una zona donde la 564
empresa no había llegado a destruir el monte ni a rellenar. Iniciaron una lucha por la 565
defensa de su territorio, articulada con las organizaciones ambientalistas locales que 566
venían realizando acciones en defensa del humedal. 567
Luego de que se iniciara la construcción del galpón las retroexcavadoras de Colony Park 568
volvieron a taponar con toneladas de tierra y árboles el arroyo. “Al día siguiente los 569
isleños reabren el arroyo, luego de trabajar durante más de nueve horas con palas y 570
hachas. Por su parte el organismo estatal-INTI- le inicia causa judicial a Colony Park por 571
destrucción de material gubernamental.” (Informe UBANEX, 2012) 572
El presidente del INTI inicia gestiones con el intendente de Tigre y el gobernador 573
provincial para el cumplimiento de la medida de paralización de las obras sancionada 574
varios meses antes. Las distintas organizaciones sociales y ambientales, junto a Ong’s 575
19
nacionales e internacionales realizan un comunicado en repudio de las violentas acciones 576
de Colony Park y vuelven a afirmar la defensa del modo de vida isleño. 577
En diciembre de 2009 ADRP organiza una Caravana náutica en defensa del Humedal, a 578
la que asisten Casa Puente, Amigos de la Tierra, el Movimiento Nacional Campesino e 579
Indígena, y organizaciones ambientales integrantes del Espacio Intercuencas, más un 580
centenar de vecinos y vecinas de la Primera Sección de Islas y Tigre continente. La 581
manifestación en la vía pública implicaba difundir información sobre el Delta, el conflicto 582
con Colony Park y la contaminación del Río. Un cántico que se escucha era: “Basta ya de 583
urbanización el Delta está muriendo que lo sepa la nación”. 584
En marzo de 2010 la ADRP presenta al Concejo Deliberante de Tigre un Régimen de 585
Protección socio ambiental del Delta (RPSAD) con el objetivo de que se establezca un 586
ordenamiento ambiental del territorio acorde a las características del humedal y la forma 587
de vida local. No obtuvo respuesta gubernamental. 588
El conflicto a través de la presión de las organizaciones sociales y ambientales, 589
organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación trasciende la escala 590
local. Se comienza a denunciar que el emprendimiento no tenía aprobada la Evaluación 591
de Impacto ambiental presionándose al OPDS que intervenga en el conflicto dadas las 592
irregularidades con las que se avanzaba con las obras. 593
En este contexto a finales del 2010 la municipalidad de Tigre decreta una Medida de 594
Protección Cautelar para la primera Sección de Islas clausurando a Colony Park y otros 595
UC. 596
A inicios del 2011 las organizaciones sociales y ambientales junto a la Cooperativa Isla 597
Esperanza y otras organizaciones de medios de comunicación alternativos realizan un 598
festival en continente difundiendo el conflicto. Aparece el lema de “No Colonyzarán, 599
defendemos el modo de vida isleño”. 600
En julio de 2011, ante las denuncias públicas y luego de suspenderla durante cinco 601
meses, OPDS lleva adelante la audiencia pública por Colony Park. Asistieron alrededor 602
de 300 personas y participaron cerca de 60 oradores representantes de las 603
organizaciones sociales y ambientales; representantes gubernamentales; expertos y 604
académicos; vecinos de Tigre y las Islas y una representante de Colony Park. De la 605
totalidad de los oradores, solo 2 (la representante del UC y un vecino) se enunciaron a 606
favor del megaemprendimiento. 607
Finalmente, OPDS resuelve denegar el Informe de Impacto Ambiental presentado por 608
Colony Park, paralizar las obras por los impactos ambientales ocasionados y por impedir 609
20
el desarrollo del modo de vida deltáico. Intimando a la firma a resarcir económicamente a 610
los afectados y realizar un plan de recuperación de las islas. Esto no ha sido efectuado. 611
En noviembre de 2011 la municipalidad de Tigre presenta públicamente el Plan de 612
Manejo Integral del Delta, elaborado por: Fundación Metropolitana, la Universidad 613
Tecnológica Nacional Regional Pacheco, Fundación Integrarse y financiado por el 614
Municipio de Tigre. Utilizaron de base la propuesta de Régimen de Protección de ADRP. 615
Durante mediados del 2012 se difunde que Fundación Pro Tigre presentó una medida 616
cautelar para la Primera Sección de Islas en el Departamento Judicial de San Isidro. A 617
partir de la cual se clausuran legalmente los UC, la causa judicial sigue en vigencia. 618
A principios de 2013 el Municipio de Tigre reglamenta tres normativas del Plan de Manejo, 619
comenzando la implementación de una de ellas: la normativa de construcción que tenía 620
por objetivo reglamentar y regularizar la actividad de construcción, los materiales 621
utilizados para ello, el traslado de los mismos, etc. Implementando nuevas tasas 622
impositivas a los emprendedores turísticos y frenando obras de construcción isleña. 623
El 1 de junio se realiza la primer marcha isleña en continente, denominada por los medios 624
locales la “Marcha de las Botas”, 500 personas enunciaron públicamente el rechazo a la 625
normativa de construcción, a las nuevas tasas impositivas y expresaron la defensa de la 626
autoconstrucción isleña, la idoneidad de los constructores locales y del modo de vida 627
isleño. Este nuevo conflicto permanece abierto. 628
629
21
630
Fuentes: Imagen y fotografía de la Caravana Náutica de 2011. 631
632
6. El accionar gubernamental luego del conflicto público. 633
En la presentación oficial del Plan de Manejo Integral del Delta el intendente local (Sergio 634
Massa) señaló que el conflicto de Colony Park fue la amenaza que motivó la elaboración 635
del Plan de Manejo. La propuesta del PMID es defender: “Insularidad, inundabilidad, 636
transparecia hidráulica.” y promover “+ Desarrollo + Identidad Isleña + Progreso + 637
Desarrollo Sustentable.” 638
En el discurso de presentación S. Massa señaló que “la diferencia entre un Estado 639
ausente y uno presente es la de un Estado que marca reglas de conductas. Rol activo y 640
pasivo del Estado son las que marcan el camino para la sustentabilidad y la convivencia”. 641
“El Plan de Manejo tiene una finalidad de control social y recaudatoria, generar reglas 642
claras acorde a nuestro humedal”. 643
Es interesante la discursividad que se construye a nivel estatal, se asocia el desarrollo 644
sustentable con el progreso, la identidad isleña y el desarrollo de manera conjunta, el 645
aumento de uno lleva al aumento de otro. A su vez, se enuncian los fines en términos de 646
reglamentación, control social y recaudación impositiva, todas acciones “ausentes” hasta 647
ese momento. Lo problemático de esto es que no se diferencia entre los 648
megaemprendimientos y la forma de vida local, atribuyendo a esta última el carácter de 649
irregular, incontrolada e insustentable. Además, el PMID se propone un ecodesarrollo y 650
control del turismo aprovechando las características locales, sin evaluar los impactos 651
socio- ambientales que ya está ocasionando. En este sentido es posible ubicar estos 652
enunciados dentro del ecodesarrollo (Leff, 2007) y la ecoeficiencia (Alier, 1992) en el cual 653
el estado controle y regule. 654
22
Por otro lado, en su declaración y en la reglamentación de las distintas normativas no se 655
reconoce el modo de vida rural isleño, el tipo de tenencia de la tierra local, ni que dicho 656
conflicto tuvo una resolución como resultado de la presión y capacidad de acción de las 657
distintas organizaciones sociales. Actualizando la negación de la otredad mencionada. 658
Como señalé en la crónica en mayo de 2013 se hizo una marcha en contra de la 659
implementación de las normativas por no haber consultado a la población, ni contemplar 660
los saberes locales sobre la construcción, ni el modo de vida isleño. Surgió de allí una 661
Asamblea de Trabajadores en la que confluyen isleños e isleñas “de toda la vida” y 662
personas recientemente llegadas, en ésta se manifiesta públicamente su rechazo a la 663
construcción de megaemprendimientos urbanos y turísticos y propone una normativa 664
escrita por los mismos isleños e isleñas. La municipalidad pospuso la implementación del 665
PMID hasta diciembre. Este conflicto sigue abierto. Nuevamente el conflicto tiene que ver 666
con el tipo de territorialidad a impulsar en la Primer Sección de islas. 667
668
7. Conclusión: el conflicto y sus productividades 669
La cronología permite visualizar el despliegue y devenir de las relaciones de poder y 670
fuerza entre los sujetos sociales involucrados. Estas condicionan si los problemas 671
sociales se expresan como conflictos públicos, cuál es la forma de su resolución y su 672
productividad. (Sabatini, 1996; Azuela y Mussetta, 2008) 673
A través de la presión y organización social el conflicto con Colony Park empieza a tener 674
difusión en los medios de comunicación nacionales trascendiendo las fronteras del 675
humedal. Así, en el espacio público se configura como problema ambiental definiéndose 676
las externalidades e impactos sociales, económicos y culturales asociados. El conflicto 677
adquiere públicamente el carácter de conflicto socio-ambiental. 678
Varios autores coinciden en que lo que define este tipo de conflictos es la disputa en torno 679
a la distribución, acceso y manejo de los recursos naturales y de los servicios ambientales 680
que se perciben como esenciales para la reproducción de la vida. (Alier, 2004; Soto 681
Fernández et. al. 2007) En términos de Alier (2004) son conflictos ecológico distributivos 682
que hacen visibles diferentes lenguajes de valoración que al expresarse en distintas 683
escalas son inconmensurables. Por su parte, Sabatini (1996) los define como conflictos 684
sociales por el control del territorio, ya que las comunidades locales no sólo cuestionan la 685
desigual distribución de las externalidades y riquezas sino, fundamentalmente, el control 686
sobre el modo de uso del territorio y de vida. 687
23
En este conflicto se hicieron visibles en la escena pública diferentes modos de vida, 688
lenguajes de valoración y territorialidades, basadas en diferentes representaciones, 689
cosmovisiones, racionalidades y práctica sociales históricas y situadamente construidas. 690
Una productividad del conflicto es que a partir de la mixtura y encuentro entre las familias 691
isleñas del A° Anguila y las distintas organizaciones locales en la defensa del territorio se 692
logra paralizar la construcción de Colony Park. Constituyéndose como el primer caso en 693
el cual la presión de las organizaciones sociales hace público un conflicto con una UC y 694
frena las obras, 695
Otra productividad es que, tal como describí los isleños han mantenido un modo de vida 696
rural adaptándose al humedal. En su lenguaje no estaba presente la mirada ecológica, sin 697
embargo, por un lado, a partir de la necesidad de no perder su modo de vida, y por otro, 698
en el encuentro con organizaciones ambientalistas es que la defensa por el territorio se 699
enunció y se fue ecologizando. La conformación de la cooperativa también se consolidó 700
como una estrategia de defensa del territorio haciendo público y visible que el espacio de 701
vida y de producción no están separados en el modo de vida rural isleño. 702
A la vez, en la confrontación con el emprendimiento surgen en tanto sujeto social y 703
político. Así, en el conflicto se constituyen subjetividades que no estaban presentes en la 704
escena pública, aparecen las familias junqueras defendiendo la posesión de sus tierras y 705
su modo de vida en tanto integrada al humedal, visibilizando su histórica existencia y un 706
lenguaje de valoración que no era tenido en cuenta tanto por los desarrolladores del 707
megaemprendimiento como por los agentes gubernamentales que lo aprobaron. 708
Una tercer productividad es que en el encuentro con las distintas organizaciones sociales 709
emerge el lema “No Colonyzarán, defendemos el modo de vida isleño”. El mismo es 710
sumamente interesante ya que remite no solo a una negación a la instalación de Colony 711
Park, sino que se enuncia el rechazo a emprendimientos similares, se manifiesta que 712
estos impulsan una territorialidad urbana exclusiva. Ese “no colonyzarán” refiere a una 713
crítica a la colonización de una forma de vida que niega al “otro” y al humedal. La defensa 714
del modo de vida isleño no sólo referencia al conflicto particular de los junqueros del 715
arroyo Anguilas sino al modo de vida isleño en general. En síntesis, este lema se 716
circunscribe a la situación particular pero a la vez pone en la escena pública un conflicto 717
general entre una modo de vida isleño local que impulsa una territorialidad que coexiste 718
con el ecosistema y un modo de vida urbano de elite asociado al capital inmobiliario que 719
impulsa una territorialidad que despoja a los pobladores y destruye el ecosistema para 720
crear un territorio artificial a su imagen y semejanza. 721
24
Una cuarta productividad es que el conflicto se hizo público y obligó a los organismos 722
gubernamentales en sus distintos niveles a intervenir, lográndose que la obra se paralice 723
al igual que varios emprendimientos. El conflicto fue caracterizado como ambiental por lo 724
que la resolución propuesta por los organismos gubernamentales es que Colony Park 725
pague el costo ambiental ocasionado, cosa que aún no sucede. El efecto adverso que 726
resulta es que nominar el conflicto como ambiental y determinar su impacto ambiental no 727
significa reconocer el modo de vida rural de tipo isleño y el tipo de tenencia de la tierra 728
asociados. De manera que varias familias no pueden retornar a su territorio, muchas 729
viven en las villas continentales, varias personas han fallecido por problemas de salud 730
ocasionados a partir del conflicto. Mientras los empresarios de Colony Park apelan para 731
llevar adelante el megaemprendimiento. 732
En este sentido, retomando los aportes teóricos reseñados en el primer apartado, es 733
necesario repensar estos conflictos en términos territoriales, ya que son los modos de uso 734
y control del territorio lo que entra en tensión ocasionando una disputa por el tipo de 735
territorialidad a impulsar. Este caso nos permite visibilizar que los regímenes de tenencia 736
de la tierra son indisociables a las formas de producción y, por ende, a los modos de vida 737
y de la relación con la “naturaleza”. En este sentido, se observa el avance del proceso de 738
desposesión en las Islas, en el cual se privatiza la tierra y los cursos de agua, 739
destruyéndose el ecosistema y el modo de vida local asociado a éstos. A la vez que las 740
luchas por la defensa del territorio y por la determinación del tipo de territorialidad a 741
construir. 742
Para finalizar, tanto en el encuentro de las distintas organizaciones sociales ambientales 743
locales con las familias junqueras organizadas; como en el encuentro de isleños e isleñas 744
con recién llegados y llegadas se visibiliza que en la confrontación con aquellos que 745
excluye es que emerge y se legitima la diferencia de modos de vida y territorialidades. Se 746
disputa el derecho a ser (Leff, 2004), un “ser” histórico, social que co existe con las 747
“naturalezas”. 748
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i Este artículo ha sido financiado a través de una beca Tipo II de CONICET. ii Tales como: Leff, 1986; Alier, 1992; Harvey, 1996; Porto Gongalvez, 2004. iii Cabe agregar que el movimiento feminista también ha generado un ecofeminismo. iv Esta cuenca tiene una superficie de 3.100.000 Km2, es la quinta cuenca por su magnitud y la tercer reserva de agua dulce a nivel mundial, abarca parte del territorio de Brasil, Argentina, Bolivia y Uruguay y la totalidad de Paraguay. v Ver: Morello, 1996; Mateucci y Morello, 2006; Kalesnik, 1997; L. Fernández, 2002 vi Ver: Grupo de Educación Ambiental, Guatahá Guazú Delta del Paraná (2011). vii Ver: Astelarra, Sofía: 2012 y 2013. viii Ver: Suárez, Francisco and Rubén Lombardo (2004) y Astelarra, Sofía (2011) ix Según las entrevistas realizadas en el trabajo de campo, estas migraciones internas en
principio modificaron la localización de su vivienda manteniendo sus actividades laborales fuera de las islas, con el correr de los años, en algunos casos lograron reconvertirse a actividades productivas locales como el turismo a escala doméstica; mientras que en otros mantuvieron sus trabajos fuera de las islas.
x Al respecto ver, para el caso de Tigre, Fernández (2002); Fernández y Herrero (2008). Un análisis muy interesante y completo respecto al efecto del urbanismo privado en la cuenca baja del río Luján – que desemboca en la cuenca Baja del Paraná- se encuentra en Pintos y Narodowski (2012), Finalmente otro análisis general respecto al impacto de las urbanizaciones cerradas o privadas se puede consultar en Fernández, Herrero y Martín (2010).
xi Ver:http://www.islacolonypark.com/newsletters/Colony-Park_Newsletter_Agosto-2010.html
xii Ibíd. xiii Ver: Galafassi, 2005, Astelarra 2011, 2012 xiv Para un mayor acercamiento de la mirada de las personas que vivían en el A° Anguilas recominendo el libro “Isla Esperanza” con hermosas fotografías y relatos. Ver: “Isla Esperanza, 2013. xv La actividad de la recolección del junco está principalmente en manos de los hombres, aunque en los momentos de tendido del junco en la cancha participa toda la familia. La recolección implica un bajo grado de tecnificación al ser manual, la única herramienta utilizada es la hoz o el machete y necesitan embarcaciones o canoas isleñas a motor lo suficientemente grandes como para luego transportar los mazos de junco. La recolección es estacional, se corta una vez al año, permitiendo que vuelva a crecer, regenerándose. Sería interesante evaluar las externalidades positivas que genera ya que al estar cortando los juncales anualmente se va renovando y los componentes contaminantes del agua absorbidos son transformados sin liberarse al ambiente (Ver: Astelarra, Dominguez, 2013). Por otra parte, la realización de las zanjas no es una tarea sencilla ya que si no están bien hechas se pueden desarmar con la afluencia del agua y lentamente vuelven a taparse. Esto mismo sucede con los canales artificiales para transporte de producción, de manera que los isleños han ido generando un saber en torno a las técnicas adaptadas al funcionamiento del ecosistema para lograr que el trabajo no sea en vano. Aunque cada cierto tiempo es necesario mantener las zanjas abriéndolas.