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VII. EL CIEGO 1' SLI EDtICACION EL PROBLE1lñA PSICOLOGICO E1 ciego ante el mundo del espíritu El mundo de los ciegos resulta, para que el que lo juzga de una manera objetiva, mejor, para el que nunca ha tenido contacto con él, un mundo desconocido, lejano, lleno de limi- tacionea e imposibilidades, tenebroso, al que da pereza asomarse porque se le cree hermé- tico, desprovisto de vida. Yo quisiera en este modesto trabajo desvanecer los errores que la Humanidad carga a sus espaldas, bagaje de muchos siglos, debido a la ignorancia y a la incomprensión, llevando al ánimo de mis lec- tores la idea de que la ceguera, por aí sola, no merma en absoluto las facultades mentales del hombre y de que no sólo el color vivifica el espíritu, porque el ciego compensa esta li- mitación con percepciones tenidas por otros sentidos, que al que ve normalmente le pasan desapercibidos y que al carente de vista le sirven para ensanchar sus horizontes cognos- citivos de una manera insospechada. Para aquel que tiñe sus percepciones de color, sus deseos de color, sentimientos de color, toda la vida de color, pensará que donde no hay coior no hay vida. Además intuirá que don- de no hay color hay oscuridad y pensará con horror en un mundo de tinieblas; es necesa- rio desterrar eata idea; donde no hay color hay sonido, hay voz humana. Y esta voz hu- mana, tan rica en sonidos, tan variada de ma- ticea, ofrece al oído, y por el oído al alma, una gama infinita de inflexiones que pueblan el espíritu de un mundo inefable de sensa- ciones. Piérre Villey, en su libro (1) "El mundo de los ciegos", nos habla de que Montaigne afir- maba: "Antes del oido preferiría perder la vista", y comenta :"sin duda porque amaba la charla más que otro placer; y porque este curioso, siempre insaciable de ideas nuevas y que encontraba tanta delicia en el libre jue- go de la inteligencia, sabía demasiado bien que, en general, el oído alimenta y estimula nuestros pensamientos más que la vista y en- contraba en la conversación el más fructífe- ro de los ejercicios. ^ Es paradójico pensar que el sentido del oído es un sentido más in- telectual que el de la vista? La vista, después de todo, no lleva al espíritu más que la ima- gen de los objetos exteriores; el oído aporta las ideas, todo el trabajo de reflexión que el pensamiento acumula sobre estos objetos. Aristóteles decía que: "de todas las faculta- des, la más importante para los deseos ani- (1) PiERRE VILLEY, "El mundo de los ciegos", pá- gina 20. males es la vista; pero para la inteligeneia, es el oído, y el oído es quien sirve de verda- dero lazo entre los espíritus". Por otra parte, al realizar la experiencia de taparse los ojos con las manos se llega a la sensación de que la falta de luz es oscuri- dad. Tampoco es eso; en el ciego, la falta de luz, la insensibilidad al color, no implica trá- gica negrura. El ciego no ve ni oscuro ni cla- ro; simplemente, no ve. Taha Husein-y con el testimonio de Taha Husein podría aducir muchos otros-dice, refiriéndose a él mismo: "nace la duda de que, en realidad, na sabe lo que es luz ni lo que es oscuridad". No quiero plantear en estas líneas una dis- cusión acerca de la superioridad del oído so- bre la vista, en lo que concierne al deaenvol- vimiento de las facultades mentales del hom- bre, pues no tengo la menor duda de que to- dos los sentidos le son útiles, pero sí quiero poner de manifiesto que la ceguera no impi- de por sí sola el desenvolvimiento intelectual. Si echamos una breve ojeada sobre la His- toria, veremos cómo en todo tiempo aparece un ciego notable que surge aislado, situándo- se a despecho del ambiente, dedicando toda su vida a quehaceres intelectuales, y en aque- llas ramas del saber en donde la especulación es más elevada, cuenta entre sus cultivado- res algún ciego : la literatura, la poesía, las matemáticas, la filosofía... Todo esto a pesar del ainbiente, como arriba decía; porque la sociedad hasta hace poco ha tenido a los cie- gos apartados de sí, considerándolos como se- res incapaces de reportarle utilidad y caren- te de responsabilidad cívica. Mas a pesar de esta dura realidad, Cicerón nos habla de cie- gos que en sus tiempos, y en tiempos ante- riores a los suyos, destacaron; en el libro V de Tusculanus, dice (2) :"El anciano Apio, que, aunque ciego desde hacía tiempo, ejer- ció las más altas magistraturas, sin faltar en nada a sus deberes públicos y privados. La casa de C. Druso, el jurisconsulto, estaba cons- tantemente llena de clientes que, poco clarivi- dentes en sus asuntos, tomaban para ellos su guía ciego. En mi niñez, C. M. Anfidio, que había sido pretor, no sólo emitía sus opinio- nes en el Senado y daba sus consejos a sus amigos, a pesar de haber perdido la vista, aino que escribía, además, la historia griega y era clarividente en literatura. Hace mucho tiem- po tuve a mi lado al estoico Diodoto. Después que perdió la vista, se dedicó más que nunca a la filosofía, sin otra interrupción que la de (2) CICERÓN, libro V de Tuaculanua.

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VII. EL CIEGO 1' SLI EDtICACION

EL PROBLE1lñA PSICOLOGICO

E1 ciego ante el mundo del espíritu

El mundo de los ciegos resulta, para que elque lo juzga de una manera objetiva, mejor,para el que nunca ha tenido contacto con él,un mundo desconocido, lejano, lleno de limi-tacionea e imposibilidades, tenebroso, al queda pereza asomarse porque se le cree hermé-tico, desprovisto de vida. Yo quisiera en estemodesto trabajo desvanecer los errores quela Humanidad carga a sus espaldas, bagaje demuchos siglos, debido a la ignorancia y a laincomprensión, llevando al ánimo de mis lec-tores la idea de que la ceguera, por aí sola, nomerma en absoluto las facultades mentalesdel hombre y de que no sólo el color vivificael espíritu, porque el ciego compensa esta li-mitación con percepciones tenidas por otrossentidos, que al que ve normalmente le pasandesapercibidos y que al carente de vista lesirven para ensanchar sus horizontes cognos-citivos de una manera insospechada. Paraaquel que tiñe sus percepciones de color, susdeseos de color, sentimientos de color, toda lavida de color, pensará que donde no haycoior no hay vida. Además intuirá que don-de no hay color hay oscuridad y pensará conhorror en un mundo de tinieblas; es necesa-rio desterrar eata idea; donde no hay colorhay sonido, hay voz humana. Y esta voz hu-mana, tan rica en sonidos, tan variada de ma-ticea, ofrece al oído, y por el oído al alma,una gama infinita de inflexiones que pueblanel espíritu de un mundo inefable de sensa-ciones.

Piérre Villey, en su libro (1) "El mundo delos ciegos", nos habla de que Montaigne afir-maba: "Antes del oido preferiría perder lavista", y comenta :"sin duda porque amabala charla más que otro placer; y porque estecurioso, siempre insaciable de ideas nuevas yque encontraba tanta delicia en el libre jue-go de la inteligencia, sabía demasiado bienque, en general, el oído alimenta y estimulanuestros pensamientos más que la vista y en-contraba en la conversación el más fructífe-ro de los ejercicios. ^ Es paradójico pensarque el sentido del oído es un sentido más in-telectual que el de la vista? La vista, despuésde todo, no lleva al espíritu más que la ima-gen de los objetos exteriores; el oído aportalas ideas, todo el trabajo de reflexión que elpensamiento acumula sobre estos objetos.Aristóteles decía que: "de todas las faculta-des, la más importante para los deseos ani-

(1) PiERRE VILLEY, "El mundo de los ciegos", pá-gina 20.

males es la vista; pero para la inteligeneia,es el oído, y el oído es quien sirve de verda-dero lazo entre los espíritus".

Por otra parte, al realizar la experienciade taparse los ojos con las manos se llega ala sensación de que la falta de luz es oscuri-dad. Tampoco es eso; en el ciego, la falta deluz, la insensibilidad al color, no implica trá-gica negrura. El ciego no ve ni oscuro ni cla-ro; simplemente, no ve. Taha Husein-y conel testimonio de Taha Husein podría aducirmuchos otros-dice, refiriéndose a él mismo:"nace la duda de que, en realidad, na sabe loque es luz ni lo que es oscuridad".

No quiero plantear en estas líneas una dis-cusión acerca de la superioridad del oído so-bre la vista, en lo que concierne al deaenvol-vimiento de las facultades mentales del hom-bre, pues no tengo la menor duda de que to-dos los sentidos le son útiles, pero sí quieroponer de manifiesto que la ceguera no impi-de por sí sola el desenvolvimiento intelectual.

Si echamos una breve ojeada sobre la His-toria, veremos cómo en todo tiempo apareceun ciego notable que surge aislado, situándo-se a despecho del ambiente, dedicando todasu vida a quehaceres intelectuales, y en aque-llas ramas del saber en donde la especulaciónes más elevada, cuenta entre sus cultivado-res algún ciego : la literatura, la poesía, lasmatemáticas, la filosofía... Todo esto a pesardel ainbiente, como arriba decía; porque lasociedad hasta hace poco ha tenido a los cie-gos apartados de sí, considerándolos como se-res incapaces de reportarle utilidad y caren-te de responsabilidad cívica. Mas a pesar deesta dura realidad, Cicerón nos habla de cie-gos que en sus tiempos, y en tiempos ante-riores a los suyos, destacaron; en el libro Vde Tusculanus, dice (2) :"El anciano Apio,que, aunque ciego desde hacía tiempo, ejer-ció las más altas magistraturas, sin faltar ennada a sus deberes públicos y privados. Lacasa de C. Druso, el jurisconsulto, estaba cons-tantemente llena de clientes que, poco clarivi-dentes en sus asuntos, tomaban para ellos suguía ciego. En mi niñez, C. M. Anfidio, quehabía sido pretor, no sólo emitía sus opinio-nes en el Senado y daba sus consejos a susamigos, a pesar de haber perdido la vista, ainoque escribía, además, la historia griega y eraclarividente en literatura. Hace mucho tiem-po tuve a mi lado al estoico Diodoto. Despuésque perdió la vista, se dedicó más que nuncaa la filosofía, sin otra interrupción que la de

(2) CICERÓN, libro V de Tuaculanua.

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tocar el laúd a la manera de los pitagóricos.Hacía que le leyesen de día y de noche, y, loque parece imposible, sin los ojos continuabaenseliando geometría, haciéndose comprendermuy bien de sus discípulos cuando hacía tra-zar las líneas. Se dice de Asclepiades, filóso-fo también distinguido de la secta eretrícia-na, que habiéndosele preguntado qué era loque más le molestaba al haber perdido la vis-ta, respondió: "que me haga falta un lacayopara acompañarme".

Y a finea de la Edad Media se pueden men-cionar los nombres de algunos prohombresciegos: Nicaise, de Malinas o de Verdún; Fer-nand, de Brujas; Pierre Dupont, de París. So-bre Ulrrich Schómberg tenemos un testimo-nio de Leibnitz. "Ha enseñado en Koeniaberg---dice Leibnitz-la filosofía y las matemáti-cas con la admiración del mundo entero." Di-derot nos habla de Saunderson, al que su do-minio de las matemáticas le llevó a desempe-ñar una cátedra en la universidad de Oxford.Mencionaremos también al escocés Moyses,que hacia fines del siglo xv^n fué profesorde Física y Química, y, por último, en el te-rreno de las matemáticas, haré mención dePenjon, que a principios del xrx fué profesorde la citada materia en el Liceo de Angers.

En el campo de la poesía, donde el caminode la vida interior abre a loa ciegos anchoscauces Ilenos de luminosos refugios, encontra-mos nombres como los de Malaval, en Fran-cia, y Blacklock, en Inglaterra, por no refe-rírnos a las épocas legendarias de Homero yTiresio. Por temor a hacer esta apologfa de-masiado prolija, omito aquí el éxito que cons-tantemente han alcanzado los ciegos en acti-vidades musicales ; los nombres de Cabezón,y Salinas en tiempos pasados, y en la actua-lidad otros muchos, podrían dar fe a mis pa-labras. Y en los tiempos que vivimos es fácilcomprobar que los ciegos alternan con los de-más alumnos en institutos de enseñanza rne-dia, en escuelas normales y universidades.

Lo que llevo dicho creo que será at^ficientepara poder afirmar, sin miedo a la controver-sia, que la ceguera no merma, en absoluto, lasfacultades mentales del hombre; antes bien,creo que facilita el camino que conduee al mun-do de la especulación. Esto, dicho asi, puedeparecer hasta una paradoja, pero téngase encuenta que el individuo ciego no vierte cons-+:antemente sus energías en la belleza ilumina-,ia del mundo que le rodea, y si es lícito reco-nocer que esto le priva de multitud de percep-ciones placenteras y, hasta según afirman al-gunos, de muchos sentimientos, hay que con-venir en que estas sensaciones visuales se que-dan siempre en el contorno del objeto, en suparte externa; la reflexión del objeto, refle-xión sobre lo que el objeto es, es patrimoniode la inteligencia : intus legere, leer haciaadentro; he aquí nuestro camino, el caminode los ciegos.

Recuerdo que en mis primeros años de Uni-versidad, un profesor, que por ventura con-servo, en el camino de mi vida, me decía :"Us-ted, debe estudiar Metafísica; yo, para expli-

car Metafísica, no empleo loa ojos, con fre-cuencia los cierro".

Sin embargo, el ingente cúmulo de prejui-cios amontonados a lo largo de la Historia hancreado en el común de las gentes, un conceptodel ciego que en nada nos beneficia; porqueeste concepto está fundamentado en un sen-timiento mezcla de respeto, de compasión, deminusvaloración en el sentido humano, de lí-mitación, de incapacidad, etc., que ha hechodel no vidente, en todos los tiempos, la estam-pa de la indigencia. Claro es que si noa para-mos a analizar los factores que han orfginadoeste sentimiento se encontrará hasta razona-ble la postura del individuo normalmente do-tado con respecto al ciego.

En primer lugar, la visión del individuo quecamina por la calle cori paso vacilante, contemor al encontronazo, con un gesto de abs-tracción en el semblante, porque la expresibnde su cara no se encuentra constantementesolicitada por los estímulos callejeros nf porla expresión de las otras caras que a su ladopasan, produce al primer golpe de vista unasensación poco amistosa.

En segundo lugar, se está acostumbrando aasociar al ciego con el mendigo, porque toda-vía no se ha borrado de la mente el cuadro ca-llejero del ciego que imploraba la caridad a lapuerta de una iglesia o del que hacía corro, en-treteniendo a los transqúntes con su violín osu guitarra con el propósito de obtener unaspiezas de calderilla. Gracias a Dios, en Españaestas estampas constituyen la cercana prehis-toria del mundo de los ciegos.

Por otra parte, insistiendo en algunas de lasideas arriba apuntadas, diré que la falta devista les parece a los que ven, acostumbradosa usarla para todo, como una aumersión en elvacío, como una total carencfa de vida; noconciben la existencia sin ella porque ella esla que les suministra casi la totalidad de suspercepciones. Supongamos una noche en queentró en su casa con la luz apagada; la impre-sión del primer momento fué sencillamente ea-tastrófica. Se encontró anonadado, incapaz deefectuar cualquier movimiento; pero a medidaque el tiempo iba pasando y se acostumbrabaa la oscuridad, empezó a tranquilizarse, por-que empezó a percibir, porque empezó a aco-modarse a su nueva situación.

Tengan en cuenta que el ciego se llalla aeo-modado y habituado a esta limitación, que hatenido que acostumbrarse a sacar el mayorpartido posible a este modo de estar; a tonocon estas consideraciones, dice Piérre Vi-lley (3) :"Detrás de estos ojos apagados, yesta cara sin expresión, el primer pensamien-to que asalta es suponer que todo se ha ago-tado en él, la inteligencia, la voluntad, las sen-saciones, y que las facultades del alma no sehan podido desarrollar. Por otra parte, comolos videntcs están habituados a no hacer nadasin la ayuda de los ojos, para ellos la vista

(3) PI^`RRF. VII^LF,Y, "El mundo de ]os ciegos", pg-ginas 11 y 12.

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viene a ser el principal sentido; se creen inca-paces de toda actividad al no poderse servirde este órgano ; no se imaginan que, aun pri-vados del sentido de la vista, los ciegos en-cuentran una cierta compensación en los otrossentidos no tenidos en cuenta por la mayorparte de los hombres, pero que tienen cualida-des preciosas que los privados de la vista sa-ben aprovechar".

Continuando nuestro análisis acerca de losmotivos que el que ve tiene para apreciar alciego, diremos que las producciones literariasdé todos los tiempos y de todas las latitudeshan contribufdo no en pequeña parte a divul-gar este concepto que de las personas afecta-das de la ceguera se ha tenido y se tiene en to-das las sociedades.

Aaí, vemos en la literatura griega cómo laceguera ea el signo del castigo y de la maldi-ción, gue recae, como execrable mácula, aobrelos individuos merecedores de culpa.

Tamiria pErdió la vista por osado al desa-fiar a las musas. Licurgo, rey de los Edoneos,fué cegado por Zeus a consecuencia de habermaltt^a,tado a Dionisios y a las Menadas; Rhoi-kos el centauro y Dafnis el pastor siciliano su-frieron su. ceguera por haber sido infieles alas musas; el cazador ^rión fué privado de lavista por Oinopión, padre de la bella Europa,por la^violencia que con ésta habfa hecho, etc.

En la literatura medieval, con la eoncepcióncristiana la ceguera carnbia un poco de signoen la apreciación de las gentes. Pero "por mu-cho que elevara el evangelio la idea de la ce-guera, dejó al ciego muy por balo en la socie-dad, en el último grado de la escala, en el oueno podía vivir aino en la mendicidad". La ideade mendigo y de coplero, pfcaro embaucador,amigo de cambiar sus ingresos por jarras devino, objeto de burlas y término de las chanzaspopulares, es el ciego que nos ofrece en suscuadros esta literatura medieval. Algunoaejemplos aclararán esta afirmación.

En el misterio de la Asunción, se encuadrala escena de cuatro judíos ciegos, que despuésde haber puesto sus manos en la caja de laVirgen, y de cons^derar en relato gráfico ygrotesco la miserable vida que les espera, sedan de golpes unos a otros,provocando la hi-laridad de los espectadores ; en los tres ciegosde Compiegne -relato debido al juglar Cour-tebarbe- se presenta el hecho de tres ciegosa los cuales un clérigo les ofrece una monedade oro y no se la da ; los ciegos, creyéndoseen posesión de ella, marchan a la taberna y seatiborran de vino; a la hora de pagar se per-catan de que ninguno de los tres la ha recibi-do, surgiendo así la situación de ridículo, quese resuelve con la intervención del citado clé-rigo, que abona el importe de la consumición.

De todos es conocido nuestro Lazarillo deTorrnes, en el que el ciego avaro y el lazarilloastuto son protagonistas de unas situacionesque no hacen otra cosa que poner de manifies-to el tipo de personaje al que hemos hechoreferencia.

Con la literatura moderna de carácter rea-lista, en la que los personajes suelen estar so-

metidos a un estudio paicológico y toda la obraa un espíritu crítico, es donde parece iniciar-se la reivindicación social del ciego, y aunqueen la observación de loa personajes y en lasreacciones vitales de los individuos ciegos nose llega, en ningún caso, a la justa valoraciónde los sujetos privados de la vista, puede afir-marse que, por lo menos, hay un acercamien-to al ciego como hombre capaz de sentir, depensar y de eonvivir con los demás hombres.Los casos de Marianela, de Pérez Galdós, y deLas armas mzran atrás, de Lajos Zilahy, pue-den servir de muestra.

No habrá dificultad en hacerse cargo de quémodo tiene que haber contribuído la historiade la literatura a formar en las mentes la ideadel ciego. Porque si ella registra las reaccionesmás escogidas por medio de las cuales se lograel progreso del pensamiento, fijando en cua-dros sucesivos las conquistas que esa sociedadva haciendo en el dominio de las ideas, tenien-do como centro de investigación al hombre quevive y piensa, fácilmente podrá colegirse supoder de infiltración en los espíritus, pueatoque su misión es reflejar las costumbres, elsentir y el obrar de generaciones sucesivas;mas hemos de tener en cuenta, que si bien esverdad todo lo que llevamos dicho, tambiénha,y que achacar, por lo común, al escritor, elafán de hacer concesiones al público, al que tie-ne que agradar, y por eso, en muchas ocasio-nes, se sale del estricto cauce de la verdad paraabultar y exagerar rasgos que traigan consigola consecucián de situaciones trágicas o cómi-cas que hagan más atrayentea sus creaciones.No niego que, a pesar de las excepciones deciegos que sobresalieron en los diversos cam-pos de la cultura, el tono general de vida delos privados de la vista fuera, en cierto modo,éste que reflejan las obras literarias; y creoque, en gran parte, estas obras contribuyerona que el individuo ciego se comportara comolo hacia.

Ahora bien, desde la luminosa aparición deLuis Braille, que contribuyó a que el ciego an-duviera los caminos de la cultura por sus pro-pios medios, estimo que debe ir desaparecien-do el concepto que de los ciegos se tenfa.

Después de lo que llevo dicho acerca de laintegridad de las facultades mentales en el in-dividuo ciego, creo estar en disposición deofrecer al lector un nuevo motivo, que paso aconsiderar: el ciego ante las bellas artes.

Pa ^emos por alto el reflexionar sobre si ^elciego se encuentra capacitado plenamentepara dedicarse al cultivo de la música, porquesi algo se ha creído que los ciegos podían ha-cer, y si se les ha reconocido alguna solvenciaartística a lo largo de la Historia en igualdadde condiciones a las demás peraonas, es esta dela actividad musical. El Dr. Font y Puig, enuna conferencia pronunciada en Barcelona conmotivo del primer centenario de la muerte deLuis Braille, decía, tratando de explícar laeficiencia del músico ciego :

"Es demasiado superficial la explicación dela afición de los ciegoa por la música fundada

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en la mejor finura de su oído, agudizado porun ejercicio perseverante y por ser el oído unsucedáneo de impresiones visuales, y porqueprivados de los placeres de la vista, es natu-ral que tiendan a los placeres del oído y en-cuentren en ellos ma,yor deleitamiento.

La afición de los ciegos por la música tieneuna explicación fílosóficamente más profunda.

La ceguera, al privar de la visión de las for-mas y colores, de distinguir unos cuerpos deotros, romge un poco el velo de malla fenomé-nico que hace parecer destacada las individua-lidades de los cuerpos, y a su vez la música, consu lenguaje íntimo y universal, de expresiónprofunda y penetradora, describe, como nin-gún otro arte, el sentimiento latente de modoinconsciente en el seno de la Naturaleza, lastendencias inconscientes del hombre, los sen-timientos subconscientes y conscientes de lanaturaleza humana, no en lo que tiene de cir-cunstancia, sino en lo que tiene de esencial.

De esta manera penetra, como ningún otroarte, en aquello que en el hombre es más natu-ral y en aquello en que la naturaleza humanaen todos los países y lugares es muy parecído.He ahí la unión entre ceguera y música ; unay otra acortan las distancias entre el 3•o y elno yo.

Por eso, la filosofía exalica que los ciegosamen la música y que el hombre que ama lamúsica, y goza con ella, al oír la música cierrelos olos y se sumerja, se abisme y hunda entransitoria ceguera. Paso asimismo por altolaa posibilidades de los ciegos para captar lapintura y la arquitectura, ^c^que estas posibi-lidades son bien escasas, aunque empleandoprocedimientos adecuados, la arquitectura, encierto modo, es asequible a la percepción delno vidente, porque el empleo de maquetasapropiadas, puede darle noción de los diversosestilos, de la proporción arrnónica de diversosmonumentos, de los elementos que componenel todo, etc.

Y voy a detenerme en el individuo afectadode ceguera, ante la escultura y la literatura.Mae antes de empezar, quiero advertir que laceguera no imprime al individuo una manera,de ser, no hace un tipo standard. Detráa de lavenda que anula el color, hay individuos, comoocurre entre los demás humanos, más o menosinteligentes, con aptitudes diversas para unau otra actividad, con matices personales quelea difiere entre sf, etc.; y por último, esto hade tenerae muy en cuenta, más o menos culti-vados.

Salvado eate inciso, empezaré por decir que,comúnmente, las dimensiones de las piezas es-cultóricas suelen ser asequibles al tacto; heaquí uno de los factores más importantes paraque el ciego pueda poner en marcha au facul-tad estimativa. Además, puede caer perfecta-mente bajo el control de su experiencia la ob-servación del rostro humano en loa diversosestados anfmicos, la observación de aí propioy de las personas cercanas a él. Con este cono-cimiento del material que el artista ha de utili-zar en la creación de su obra, se comprenderáfácilmente que una educación esmerada puede

poner a los ciegos en condicionea de apreciargran parte de la belleza que las obras ecultó-ricas encierran. No pretendo afirmar que elno vidente pueda apreciar solamente con eltacto lo que la persona que ve aprecia con lavista, porque la vista tiene posibilidades deque el tacto 'carece : perspectiva, percepciónglobal..., y además hay que poner a la verdaden su sitio, reconociendo que el tacto es nor-malmente más impreciso que el órgano viaual.Así, por ejemplo, el que ve podrá apreciar ainque nadie se lo diga (aiempre que esté cultiva-do, se entiende) en una sonrisa, un matiz deamargura, de desilusión, etc., y, al contrario,en unos ojos que lloran, una expresión radian-te de alegría. El ciego acabará percibiendo es-tos matices aiempre que tenga al lado otrapersona que se los haga notar. Ahora bien, lasactitudes que pudiéramos llamar extremas síque son asequibles a la senaibilidad del novidente : un gesto de ira, de rabia, de risa, yaun de sonrisa, de serenidad, pueden ser per-fectamente captados por el ciego, y no sola-mente captados, aino que pueden ser modela-dos. Esta afirmación podría refrendarla conmultitud de experiencias realizadas con losalumnos que en los colegioa de ciegos asistena las clases de modelado,

En lo que se refiere a los altos y bajos relie-vea, el invidente podrá apreciar aquellos deconstitucibn no muy compleja y aiempre quelas figuras tengan un tamaño adecuado. Esclaro que con la exposición que llevo hechaacerca del tema no pretendo dogrnatizar, puesen esto, como en todos los demás órdenes dela vida, hay casos que sobresalen por encimay por debajo del nivel. Y ahora voy a haceralgunas reflexiones en relación con el proble-ma del ciego ante la literatura en general y lapoeaía en particular.

En primer lugar, se convendrá conmigo enque la persona que no ve ae halla en disposi-ción de gustar plenamente la producción lite-raria en todos sus aspectos. Esta deducciónes obvia, porque si el ciego que convive cons-twntemente con las personas que ven es capazde entender su lenguaje, de aquí podremos in-ferir sin trabajo que eatará igualmente capa-citado para entender ese mismo lenguaje es-crito.

El problema adquiere mayor dificultadcuando se trata de considerar al invidentecomo productor de la obra literaria. A esterespecto quisiera hacer notar que, por una par-te, las imágenes visuales que el que ve usaconstantemente no son imprescindibles parala creación de la obra literaria. Puede escribir-se perfectamente ain echar a cada paso manode las imágenes netamente visuales. Don Emi-lio García Gómez, en las palabras que prolon-gan la versión castellana de Los Días, de TahaHuseín, dice : Con esa prosa, manelada por unalma ardiente e incisiva, se describe la vida,tanto material como espiritual, y se remuevencon maestría hasta los últimos posos del pen-samiento. Incluso en una traducción creo quese puede advertir que nada tiene esa prosa queenvidiar a las mejores de Occidente. Pero su

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cualidad de "obra maestra" no radica sólo ahí,no puede apreciarse plenamente más que ensu perapectiva histórica, cuando se sabe lo quepor tradición tiene esa prosa detrás; la admi-ración por el lápiz ágil o por el buril podero-so, por el escorzo captador o por la raya ex-presiva se reduplica al reflexionar en que esedibujante viene de una larguísima escuela quesólo hacía con compás y regla lavados arqui-tectónicos o composiciones geométricas.

Hablamos de lápiz o buril, y no de pincel;porque, por desgraciadas razones que todos sa-bemos, Taha Husefn no conoce ni puede dar elcolor. Su prosa es una prosa de ciego, y en elloradica su suprema originalidad, no ya dentrodel árabe, aino creo que -en ese alto nivel-dentro de todas las lenguas. ; Qué extraña unapintura de oriente ain color, cuando en nues-tras pinturas del oriente apenas hay más quecolor, y al deslumbrante color se sacrifica laexactitud del dibujo! Pero esa forzosa limi-tación tiene prodigiosas compensaciones, en-sanches literarios que son tal vez únicos en lalietratura universal; ensanches por el tacto,por el ofdo, por el olfato. Nosotros, gracias aDios, vemos lo que tenemos en torno ; perocuando Taha Huseín nos coge, en Los Días, dela mano para llevarnos por los caminos de Ma-gaga o por las calles de El Cairo, para hacer-nos aubir por la escalera del caserón o paramovernos entre los corros de oyentes en ElAzahar, aomos tan ciegos como él. Nunca he-mos viato la acequia lbrahimiy,ya, ni la escue-la de Sayydina, ni el callejón de los murciéla-gos. Los conocemos por el autor, a tientas, conlas manos extendidas, buscando las esquinaso las rugosidades de la pared, para saber sihemos de torcer a la derecha o a la izquierda ;con los pies alerta para amoldarlos a la cuestaarriba o abajo, para percibir dónde la alfom-bra de la mezquita tiene un roto por el cualasoma la refrescante lisura del mármol. Otrota.nto nos ocurre con los personajes, Nunca he-mos visto ni veremos a Sayydina, o a los estu-diantes del caserón, o a los cheija de El Aza-har. No sabemos sus facciones ni el color desus ropas. Como Taha Husefn, somos ciegos,y hemos de conocerlos por la voz, y a ciertocheija, primero por el tacto que por la voz, yaque antes de hablar ha tropezado con nosotrosy hemos puesto la mano sobre la áspera piel desus pies deacalzos. áabemos que estamoa cer-ea del tenducho del Hacheh Firuz porque ole-mos a manteca rancia; que entramos en el ca-serón porque nos da en las narices el tufillodel narguile; que en la escalera, subida a ten-tones, estamos cerca del cuarto del niño por-que oímos garrir al loro del persa. Es una ex-periencia literaria inolvidable.

Y también es de ciego la prosa de Taha Hu-aeín porque tiene la influencia del discursodictado (Taha no nos escribe, sino que noa ha-bla) ; del discurso largo tiempo embutido y re-presado por la memoria, y que luego se viertecaudaloso, rico, sin pausas, con unas repeti-ciones jamás enfadosas".

Por otra parte, hay que pensar que el indi-viduo ciego ae halla sometido desde que nace

a un aprendizaje constante del lenguaje de laspersonas que ven. Este aprendiza,je acaba pordotar a las palabras que escucha de un conte-nido propio para él, y puede afirmarse que sieste contenido no es intuitivo, a lo menos eshabitual y apto para ser empleado sin erro-res; porque si a un ciego se le habla de unperro azul o de un caballo verde, en seguidanotará que estos colores no son los apropiadosde la raza canina o caballar. Además, el ciegoante la descripción de un paisaje primaveral,de un dfa luminoso, cuajado de sol y de luz,podrá hechar mano de su experiencia en díasparecidos, en los que al salir a la calle su almase encontraba como aligerada, sus sentidosacariciados por la tibieza del ambiente, el tri-no de los pájaros y el perfume de las flores,y no le será difícil emparejar estas dos viven-cias.

En cuanto al ciego considerado como poeta,creo que estas objeciones que pudieran po-nérsele como creador de obra literaria, en ge-neral, se reducen consfderablemente, porquela poesía lírica es el reducto más fntimo de lacreación literaria, es la condensación más de-licada y más esencial de la personalidad, endonde tiene cabida la concepción más peculiardel individuo en relación consigo mismo y conel mundo que le rodea; es la emergencfa másvigorosa del yo que desborda al sujeto paraimpregnar todo lo que le rodea con el tintemaravilloso de la propia peraonalidad. Se hadefinido la poesfa diciendo:

Poesf a, pugna sagrada,radioso arcángel de ardiente espada,tres heroismos en con junción :el herofsmo del pensamiento,el herofsmo del sentímiento,y el heroiamo de la expresión.

Así, pues, si alguna disonancia a la forma oal color se observara en la producción poéticadebida a un ciego, esto podría y debería pasar-se por alto y como defecto sin importancfa ape-nas, porque no importa tanto la exactitud deuna descripción, como el sello que su espfritudeja en las cosas o personas descritas el poeta,al animarlas con el soplo vital emanado de lomás selecto, de lo más exquisito que su almaencierra.

Admitiendo que pudieran existir limitacio-nes para el ciego, como productor de la obrapoética en lo que ella tiene de descriptiva, hayun campo en el que estas desaparecen porcompleto. Cuando la mente se remonta en alasde la especulación o cuando el sujeto se paraa reflexionar sobre sus vivencias más íntimasabstrayéndose de todo lo que le rodea y con-centrando todo su ser para desflorar el capu-llo virgen de su pensar y de su sentir, aquídesaparecen todas las barreras, y el alma delpoeta se agranda para construir él solo unmundo Inatfzado de infinitos motivos.

Yo, que con una aildacia desproporcionadaa mis posibilidades he osado a veces penetraren el sagrado recinto de la producción poética,

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ALC,O 30BRE EL CIEGO Y BU EDUCACION

voy a ofrecer una muestra de cómo un poema,sin siquiera proponéraelo, puede prescindirperfectamente de las percepciones visuales :

Seííor, dame tu Cruzpara cruzar con ella mi exiatencia.Señor, quíero tu Cruzpara no deavíarme del aenderoy vivir una vidaque no me aplaste al recontar sua horas.

Se$or, dame tu Cruz, la neceaíto,que el barro ea deleznable,

y el dolor lo depura y lo hace menoa malo.La neceaito, aí, la neceaitopara intentar aeguir la huella lumínosade tu miaiŭn de amor entre loa hombreay entender un poquítola magnitud de tu figura humana.Tu Cruz, quiero tu Cruz...Y pido yo tu Cruz con IaCO empeñoaín querer darme cuentade que erea Tesucriatoy de que yo eoy yo, tan sólo yo.

LA EDUCACION Y SUS MEDIOS

Arrml•rio Acvano

Algo sobre el ciego y su educación

Empezaré estas líneas constatando que loque en ellas se afirma es producto de una ex-periencia personal, tenida como ciego y comoprofesor de ciegos ; y me veo obligado a trataralgunos aspectos del tema desde un punto devista más subjetivo del que serfa mi deseo,por no existir estudioa definitivoa acerca deellos.

En primer lugar, ea mi propósito abordarel tema de ai existe o no una psicología dife-rencial del ciego. A continuación, y dando poradmitidas, provisionalmente, tales diferencias,examinar hasta qué punto una educación ade-cuada puede reducirlas en cuanto al comporta-miento del ciego en sociedad. Como conclusióndel trabajo, deseo señalar algunos rasgos me-todológicos que deben tenerae en cuenta en laenseñanza de loa no videntes.

Abordando el primer punto que me he pro-puesto, afirmaré que efectivamente piensa queexisten diferencias psicológicas entre los in-dividuos ciegos ,y los individuos que ven. Loque ofrece, a mi juicio, mayor dificultad, esdeterminar cualitativa y cuantitativamenteestas diferencias; pues si quisiéramos dotar-las de un contenido y unos límites pisaríamossiempre en el terreno resbaladizo de la insegu-ridad, ya que está comprobado hasta la sacie-dad que eatas diferencias, muy acusadas an-tes de someter al ciego a una acción educativaadecuada, se atenúan en mucho cuando el cie-go se halla cultivado.

Si admitimos que nada hay en el entendi-miento que de alguna manera no haya pasadoantes por los aentidos, es indudable que habráque admitir igualmente diferencias percep-tuales, que originarán, por consecuencia, con-tenidos anímicos diversos que en ningún modojuzgo permanentes, pues ya he dicho que estadiversidad puede aminorarse en el seno de unaeducación apropiada y en la cordialidad de untrato social adecuado donde campee la com-prensión.

Así, puea, insistiendo en mis afirmaciones,

89

admito entre ciegos y videntea rasgos psico-lógicos diferenciales, pero juzgo propósito deun mayor empeño el concretar cuáles de estosrasgos podrían atribufrsele al individuo ca-rente de viata con la certeza exigida por unrigor cientffico. El ciego ae halla inmerso enel mundo de los videntea porque numérica-mente es infinitamente inferior y porque, aun-que se encuentra rodea^o de estf mulos visua-lea que no percibe, tiene que estar soportandoconstantemente las alusiones a ellos, ya que elmundo está hecho para las personas que ven.Y no sólo porque numéricamente sea infini-tamente inferior, sino porque el sentido de lavista ea un elemento que a él le falta y que in-dudablemente es una fuente de conocimientos.Consiguientemente, el ciego se encuentra eninferioridad de condiciones con respecto de laperaona que ve en cuanto a su actividad per-ceptiva; aun más, no sólo percibe menos, sinoque percibe distinto, o mejor, percibe incom-pleto; porque en sus percepciones falta laaportación del sentido de la viata.

Mas dejando a un lado este problema de raíznetamente epistemológica, lo que a mi propó-sito importa es examinar cómo el individuociego reacciona ante las diversaa aituacioneavitales planteadas por estae diferencias arri-ba mencionadas, porque según yo pienao ellasson el origen del desigual comportamiento deindividuos que ven y de individuos que no ven,al enfrentarse con el mundo que les rodea, yocasionan, precisamente, hábitoa que podríanconaiderarse como rasgos psicológicos carac-terizantes de los individuos afectados de ce-guera.

Mas a medida que el niño ciego va conocien-do loa objetos que utiliza y se va acomodandoal lenguaje perceptivo de las personas que conél conviven, va formando sua percepciones alas tenidas por los individuoa que ven, en parteporque se va familiarizando con ellas a fuerzadel uso y en parte porque van completando ausconocimientos las peraonas que le rodean. En

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90 EI. CIEGO Y SU EDUCACION. EL PROBLEMA PSICOLOGICO

conseguir un mayor grado de acomodación,en ampliar horizontes perceptivos dei ciego,hasta lograr que éste utilice con normalidadlas percepciones objeto de au mundo circuns-tante, es en lo que puede cifrarse el fruto deuna buena educación.

Es claro que a lo largo de estas considera-ciones me estoy refiriendo aI ciego de naci-miento o al que perdió la vista en los prime-ros años de su vida, y asimismo al cicg^o cu,yaceguera no ha sido or^ginada por taras degene-rativas como la sífilis, alcoholismo, consan-guinidad, o por traumatismos, que además dela cegtlera le causan otros males como des-equilibrios nerviosos, etc. Concretando. me re-fiero aquí al ciego que es distinto de las per-sonas que ven, sólo y exclusivamente porqueno ve.

Abun^lo en la opinión dP nue la educa,ción esun accidente que no modifica esencia.lmenteal hombre, v creo asimismo que es aleo auesirve para desenvolver todas sus fa,cultadesponiéndole en condiciones de comnortarse enla plenitud de su verdadero ser; estoy conven-cido, ya lo he expresado más arriba, de rtteun proceso educativo llevado a sus más ópti-mas consecuencias atenuaría las diferPnciasexistentes en la conducta entre el individuociego y el individuo gue ve.

Y si^uiendo el hilo de mi reflexión vuelvo apre^ttnta.rme: ;,clzál sería el límite de la re-ducción de estas diferencias, teniendo en cuPn-ta una acción eñur,ativa ideal? Puegtaa así lascosas, es fácil deducir que me hallo falto deexneriencias na^ra dar una respuesta a la solu-ción del problema.

Ma,s si el intento de fijar unos lím^+Ps, deegtablecer uná marca, me es inaseqnible, nolo es tanto, a mi ]uicio, el intentar discilrrircual sería el ftmdamento de una, buena educa-ción, cuáles serían los pilareq sohrP los mxe ha-bría de suatentarse una adecuada actividadeducativa. Indudablemente, esta acci^n debe-ria estar dirizrida a rellena,r en ló posible esasla^unas, ori^en de las diferencias en la con-ducta ; pornue a lo que hav que atender es acanacitar al ciego, aprovechando al máximolos recursos de aue dispone v poniéndole enlas meiores condiciones nos^blPs nara qup puP-da desenvolverse con normalidad en au vida derelación.

Así, pues, la tarea más urgente que el edu-cador deberá tener en cuenta es la de abrir depar en par las ventanas por donde el educandopueda asomarse al mundo que le rodea pa.racaptar ideas, para precisar conocimientos. Ensuma, para amueblar su espíritu al máximocon percepciones que hagan posible y ec^uili-brado el trabajo de su imaginación creadora.Para ello será nPcesario despertar en el niñociego una curiosidad aue, a ser posible, raye enla impertinencia, rodeándole de estímulos quele soliciten desde todos los puntos de su sen-sibilidad y que le obligixen a moverse, a tocar,a coordinar y a tener diversas sensaciones; acultivar, a ejercitar sus sentidos para que ellossuplan en cuanto sea posible a los conocimien-tos que pudieran llegarle por el aentido de la

vista. Ya dijimos que las diferencias psicoló-gicas existentes entre personas que ven y en-tre personas que no ven tenían un origen epis-temológico; pues bien, razonando del mismomodo afirmamos que estas diferencias seránmenores cuanto mayores sean los conocimien-tos que el ciego pueda adquirir. En consonan-cia con este criterio, Piérre Villey afirma quela educación de los ciegos deberá tener porfundamento estos cuatro puntos hegemóni-cos (1) :"1) gimnástica y juegos; 2) cultivode los sentidos y en particular del tacto, convistas a la sustitución; 3) educación de la ima-ginación por las lecciones de cosas, a fin deproporcionar nociones al espíritu; 4) educa-ción de la facultad de orientación".

Y como, en efecto, comparto la opinión delsensato pedagogo francPS, trataré de glosarsus afirmaciones con la esperanza de dejarun diseño de lo que en mi opinión debe con-sistir el quehacer de un educador de ciegos :

1.^ Educación gimnástica y juegos.-Esindudable que una de las preocupaciones pri-mordiales que debe tenerse en cuenta en laeducación de los niños ciegos es el desarrollarel at^arato motor, que debe poner al niño encondiciones de moverse con soltura y aeguri-dad. Para ello, nada más eficaz que una for-mación gimnástica que motivará: a) que losmúsculos caigan bajo el dominio de la volun-tad; b) que el niño aprenda a conservar acti-tudes ya enseñadas; c) que sea disciplinadoen sus movimientos; d) que sepa mantener latensión de sus músculos; e) que desarrollesu memoria muscular con la repetición de losejercicios, creando un hábito que hará posiblela reproducción de estos movimientos en to-das las ocasiones necesarias.

Todo lo cual le dará mayor control sobre susistema nervioso y hará que el educando tengauna exacta noción de sus movimientos, ,y alpropio tiempo noción de que los realiza biensin tenerse que preocupar par^ ello de que lefalta ^la vista.

Para completar esta educación girnnástica,el profesor deberá actuar como iniciador yorganizador de los juegos que los niños rea-licen, porque los juegos deben ser el comple-mento. el colofón ju^oso de la gimnasia. Laactividad lúdica dará flexibilidad y vida a lasenseñanzas gimná,sticas, les dará naturalidad,y les hará servibles y utilizables, pues, comodice Carlas Groos, la actividad lúdica es unejercicio preparatorio no de manera precon-cebida o premeditada, no de un modo siste-mático y reflexivo, sino en el sentido de queel niño juega con los objetos que le rodean,ejercita sus músculos y desarrolla su sistemanervioso preparándose de una manera incons-ciente para la vida. Así, pues, el niño realizaal jugar una especie de dominio progresivo so-bre los objetos que caen bajo su campo de ac-ción lúd^ca, y trata de vencer en ellos los obs-táculos y las dificultades de la realidad.

Es evidente que el juego produce en todoniño una educación excelente del movimiento,

(1) PIERRE VILLEY, "Pedagogia de los cíegos", p$-gina 9.

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ALCO SOBRE EL CIEGO Y SU EDUCAC16N 91

del gesto, de la actitud física. En nuestro caso,la evidencia de esta utilidad se acrece consi-derando lo necesario que es para el niño ciegola adquisición de esta soltura y movilidad.

El niño ciego debe adquirir por la vía deljuego la agilidad e intuición que le falta acausa de su escaso poder de imitación por de-fecto del órgano visual, el más importantepara facilitar este aprendizaje mimético. Esdecir, debe adquirir gracia y armonía en loamovimientoa, en la acción de los músculos yen el dominio de los órganos, y por otra par-te adquirir lo que yo llamaría "síntesis delespacio", eato es, una comprensión pronta ylo más completa posible de las situacionea.

El juego, que precisamente se caracterizapor esta exigencia de rnovimientoa y gestoaespontáneos y hábiles, llevará así al niño cie-go a conaeguir esa prestancia dinámica deque hablamoa.

En cuanto a la intuición del espaĉio, la lo-grará máa fácilmente por medio del juego quepor medio de ningún otro procedimiento, yaque el juego obliga al niño a desplazarse conrapidez, a atender, a coordinar lugar y aitua-ciones : aituación de los lugares, de loa com-pañeros de juego, de él mismo en relación conel conjunto.

Eato educa inmejorablemente ese aentidode sínteais eapacial y apunta a otro de los másimportantea aspectos que debe cuidar todapedagogías de ciegos : el aentido de la orien-tación.

Toda eata prontitud de movimientoa y estafacilidad de orientarse y captar la aituacióntiene una repercuaión de suma importanciaen la conducta aocial del ciego.

2.° Cultivo de los sentidos, y en particu-lar del tacto, con vistas a la sustitución.-Creono pecar de exagerado diciendo que la perso-na que ve obtiene un ochenta o un noventapor ciento de sus percepcionea valiéndose delaentido de la vista, circunstancia que colocaal ciego en posesión de una limitación que aprimera viata parece insuperable ; nada tienede extraño que las personas que ven (y queno conocen los recursos que el tacto y el oídoproporcionan en orden a la percepción) creanque el ciego ea un ser incapaz de desenvol-verse y de adquirir unos conocimientos quele pongan en condiciones de convivir racional-mente con sus semejantes; los que así pien-san no cuentan con que la ceguera no dismi-nuye en absoluto las facultades intelectualesdel hombre, y no se aperciben de que estainteligencia ordena las actividades del restode los sentidos y les exige un rendimientoexhaustivo. Ello hace posible que los sentidosde que diapone el no vidente austituyan en nogequeña parte la actividad absorbente delsentido de la vista, ensanchando inaospecha-damente el horizonte co^noscitivo de las per-sonas que no ven. He oído muchas veces de-cir a mi alrededor :"; Ha,y que ver !; Fulani-to no ve y hace tal o cual cosa'., ; parece men-tira! ;,Has viato cómo ha conocido o construf-do tal o cual objeto? Convendrás conmigo enque Fulanito es un prodigio." Estas o pareci-

das expresiones, que uatedes habrán oído tam-bién muchas veces, parecen rodear el queha-cer del ciego de un halo miaterioso, de algoque parece traspasar los límites de lo ordi-nario ; no hay tal ; no hay sino unos sentidosforzados a un ejercicio que les impone aervirlas exigencias de un ser menos dotado, quese afinan y multiplican en sus servicios y aca-ban prestando ayudas que las personas queven no requieren porque no las necesitan.^ Quiere decir esto que los sentidos que el cie-go posee son más perfectos que los paseídospor una persona con viata? De los reaultadoaobtenidoa de múltiples experiencias ae des-prende que no existen tales diferencias; loúnico que ocurre es que la educacibn, reaul-tante de un mayor ejercicio, los ha pueato encondiciones de ser utilizables en mayor gra-do; no es lo mismo oír que escuchar, na ea lomismo tocar que palpar, y el ciego ae ve obli-gado en un mayor número de ocasiones a es-cuchar y a galpar que las personas con vista.Es posible, dice Piérre Villey, que el tacto deloa ciegos no aea superior al de los viden-tes (2) ;"pero ello no impide que au índicellegue a percibir hasta'dos mil o dos mil qui-nientos puntos de Braille por minuto; y per-cibirlos con claridad auficiente para conatruirletras, palabras y frasea, mientraa que el ín-dice del vidente no experimentado diatfnguecon trabajo el número de puntoa de que secompone una letra". Es necesario, puea, aten-der de un modo primorc^ial a la educación deltacto y sobre todo de la mano, que es au ór-gano más perfecto, porque "la mano es a lavez un agente y un intérprete del desarrollodel espfritu" (3). Kant llama a la mano "elcerebro externo del hombre". Katz va aúnmás lejos al preguntarse ai el cerebro huma-no se creó en la mano, "o ha sido la artícula-ción finísima senaomotora-dice--cle la ma-no la que, por au parte, ha eatimulado al ce-rebro a nuevas produccionea"; y más adelan-te agrega :"Lo cierto ea que a partir de de-terminado estado de evolución, debemos ima-ginar estrechfsima relación de acción y reac-ción entre ambos."

Estas observaciones abogan en favor de latesis aegún la cual el cerebro con sus exigen-cias estimulantes obliga a la mano a conti-nuos progresos en su labor. Ya dijo Anaxá-goras :"El hombre es inteligente porque tie-ne manos."

Son las manos quienes permiten al cerebromayores concepciones, porque ."la mano suple-según el decir de Gerardo Hauptman-a to-dos los instrumentos, y por concordancia conel intelecto presta a este último dominio uni-versal". Lo cierto es que una gran parte dela cultura humana se la debemos a las manos,cuya estructura lea permite sinnúmero de mo-vimientos.

"El hombre es lo que es-expresa Bartri-na-por la refulgente luz de su cerebro, porla potente habilidad de las manos."

(2) PIf:RRE VILLEY, "El mundo de los ciegos", pá-ginas 65 ,y 66.

(3) J. S. SIM6N, "El cíego y eu educación", pági-nas 103 y 104.

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9Z EL CIEGO Y SU F.DUCACIÓN. EL PROBLEhtA PSICOLAGICO

3.° Educación de. la imaginación por Zasleeciones de cosas, rz fin de, proporcionar nn-r,iones al espíntu.-A lo largo de todo estetrabajo he venido insistiendo en que la acti-vidad preferente de un educador de ciegosdebe encaminarse a proporcionar a sus alum-nos el mayor número de percepciones que ]esean posible, pues ellas han de scrvir de baseal trabajo que se verá forzada a llevar la ima-ginaeión creadora. Es claro que cuanto ma-yor sea el número de percepciones, cuantomayor sea el número de realidades, de datosconcretos sobre los que el ciego pueda ope-rar, menos deformados, más naturales ser'ansus conocimientos.

De cómo deban proporcionarse a los ciegosciertos tipos de conocimientos hablaré en otrolugar.

4.° Educa,c,ión. de Za f acultad de oriPnt,a-r,ión.-El horizonte del ciego es auditivo, lomismo que el del vidente es visual; por ello,habrá que tener en cuenta, cuando se tratede cultivar la facultad de orientarse del cie-go, la necesidad de dotar este horizonte audi-tivo de señales, de hitos, que puedan servir-le de referencia. Además de estos datos pro-porcionados por el sentido del oído, le seránmu,y útiles al ciego los que puedan proporcia-narle el sentido del olfato, así como les ad-quiridos por lo que ha da.do en llamarse sen-tido de los obstáculos. Teniendo en cuentaestas circunstancias, la éducación del sentidode la orientación será más eficaz cuanto ma-,yor sea la educación de los elementos que laintegran; así, pues, será muy conveniente:1) hacer que los alumnos ejerciten su oído,discriminando el sonido peculiar que emitenlos objetos que con más frecuencia utilice ;2) procedimiento parecido ha de seguirse conlos datos suministrados por el sentido del ol-fato, porque el ciego en su caminar se veráorientado infinidad de veces por olores habi-tuales que será preciso distinnuir; 3) si pre-guntan ustedes a un ciego diestro por qué seha introducido con precisión en un portal opor qué ha esquivado un árbol o una colum-na, les dirá que en el primero de los casosha notado un vacío y en el segundo ha no-tado un obstáculo ; ello es verdad, mas 1, dedónde proviene esta facultad? Hay quien afir-ma que tiene su origen ^n el sentido del oído;otros dicen que se debe a las diferencias enlas sensaciones térmicas, y algunos aleganque su raíx se asienta en los conductos semi-circulares. Lo cierto es que su existencia esuna realidad y que la mejor manera de des-arrollarla, a mi modo de ver, es la actividadlúdica. Señala Piérre Villey corno fa.etor inte-grante de la facultad de orientación a la mP-moria muscular; su papel no estriba en su-ministrar datos de referencia, sino que pro-cede de otro modo (4) :"no supone ningunadeducción ni siquiera inconsciente. Sus efec-tos se limitan a fijar los movimientos por 1acostumbre de encadenar unos a otros y ha-cer mecánica la orientación".

(4) PI^;RRF, VILLEY, "El mundo de los ciegos", pá-gina^ 95 y 96.

Cada uno puede reconocer en sí señales deesta memoria muscular. Ella hace que, sincontar los escalones y sin mirarlos, sepamoscuándo hemos llegado a lo alto de la escale-*_^a. Nuestras piernas han registrado de algu-na manera las contracciones que debían dehacer. Del mismo modo que la altura de unaescalera, retienen muy bien las dimensionesde una habitación y la separación de dos pa-redes. La memoria muscular invita al ciegoa repetir con una perfecta regularidad los mo-vimientos que en él han llegado a ser habi-tuales.

Uno de los ejemplos más sorprendentes delo que es la memoria muscular nos lo da laescritura corriente. Escribir una frase es unaoperación muy complicada que lleva consigoun número considerable de movimientos ycada uno exige una delicada precisión. Sabe-mos con cuánto trabajo un niño comienza aescribir y cuánta perseverancia le es necesa-ria para llegar a hacerlo correctamente. Es-tos miamos movimientos, cuando la memoriamuscular los ha registrado, llegan a ser parael hombre tan espontáneos y tan rápidos, quees capaa de escribir sin fatiga horas enterasa una velocidad vertiginosa.

La gimnasia y la repetición de movimien-tos que puedan engendrar hábitos útiles se-rán elementos que habrá que tener en cuentaen vista a una educación de esta memoriamuscular.

Abordando el tercer punto que me he pro-puesto al empezar estas líneas, intentaré di-señar algunos rasgos caraeterísticos que llande tenerse en cuenta para una metodologíaen la enseñanza de los ciegos; mas antes quie-ro advertir que un buen maestro que tuvie-ra que dedicarse a esta enseñanza daría conellos sin un conocimiento previo especial, por-que, a mi juicio, un buen educador se adap-taría casi sin darse cuenta a este tipó de en-señánza; como ya de alguna manera quedaindicado, esta especialidad tiene más reali-dad en lo especulativo qué en lo práctico.

A1 hacernos cargo de la entidad que nosofrece el educando ciego, hemos de contar conque la ceguera impone limitaciones que con-dicionan un ritmo ,y un tiempo en la activi-dad educativa; a lo menos, en aquellas ma-terias en las que por no poder utilizar la pi-zarra, mapas murales, etc., que facilitan almaestro la mostración de sus enseñanzas deun modo simultáneo a la totalidad de la clase,imposibilitan a éste realizar con sus alumnosuna acción colectiva.

En aquellas otras disciplinas en cuya didác-t.ica predomina el elemento verbal sobre elelemento gráfico-^ales como lengua, literatu-ra, religión, etc.-, puede afirmarse que des-aparecen las diferencias metodológicas entrela enseñanza de niños ciegos ,y niños con vista.

A1 empezar a constatar diferencias meto-ciolól;icas es necesario notar que entre el tacto,y la vista existe una diferencia f.^tndamental,que consiste esencialmente en la diferenciade los espacios abarca.dos. La vista abarcagrandes extensiones; el tacto posee una ac-

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LVÍ9 BRAILLE Y 9U 9I9TEMA

ción muy limitada y controla pequeñas par-celas espaciales. Alguien ha dicho que el tactoes una vista de cerca, y ea posible que seaverdad; pero con esta miopía los ciegos no re-sultamos, ciertamente, favorecidos. Así, pues,ante la imposibilidad de abarcar grandes to-talidades o totalidades complejas de una ma-nera global, en la enseñanza de los ciegos ha-brá que proceder por análisis y no por sínte-sis, como se procede normalmente. Por tan-to, cuando el maestro de ciegos se enfrenta conel prob^ema de mostrar a sus alumnos obje-tos inadecuados al tacto-bien por su tama-ño, bien por su complejidad, bien porque sehalla fuera del limitado alcance de los dedos-,procederá ir mostrando o descubriendo losdistintos elementos que componen el todo, afixl de que el educando se haga cargo de suconstitución; mas a fin de evitar las conse-cuencias de aquel fainoso cuento oriental delelefante, habrá que coronar este proceso ana-lítico con otro sintético, que completará lapercepción. LY cómo resolver esta dificultad?La solución al problema vendrá dada por elempleo de maquetas que proveerán a nues-tros educandos de representaciones totales yde percepciones que por su dispersión, leja-nía, estructura delicada... no serían cognos-cibles de otro modo. En la constitución de es-tas maquetas habrá que tener en cuenta : queel horizonte visual mediante la perapectivapuede representarse por el pláno, en tantoque la realidad táctil impone una representa-ción tridimensional del objeto; y que siendoen multitud de ocasiones el objeto demasiadocomplejo deberá tender a simplificarse se-ñalando los detalles en que se quiera fijar laatención del alumno. Así, será altamente apro-vechable la utilización de este procedimien-to en materias tales como: historia del arte

Louis Braille y su sistema

DATOS BIOGRÁFIC45.

Louis Braille, a quien deben los ciegos sualfabeto, vió por primera vez la luz en el pue-blo de Coup-Vray, departamento de Seine etMarne, el 4 de enero de 1809. Fué en Coup-Vray, el domingo siguiente al de sii nacimien-to, 8 del mismo mes, donde recibió las aguasbautismales. Asimismo fué tarnbién en el ce-menterio de Coup-Vray, donde a los cuaren-ta y tres años de su nacimiento fué inhumado^su cuerpo.

Cuando el pequeño Braille contaba tres añosde edad, 1812, se ignora la fecha exacta, sehirió en un ojo con una lezna, herida que fuéorigen de una oftalmia simpática que causósu ceguera total, pues del ojo herido el malpasó al sano. En 1819 ingresó en la Institu-

A.

ción de "Jóvenes Ciegos". El método de lec-tura usado por entoncea para la enseñanza delos jóvenes huéspedes de la calle San Víctorera el ideado por Valentín Hauy (1774), fun-dador de la escuela y primer educador de niñosciegos. Consistía este método en la grabaciónde los tipos uauales de imprenta en alto relievey con trazo coritinúo. El recién llegado cono-ció la amargura de las dificultades que el mé-todo Hauy entrañaba y sin duda esta expe-riencia triste, que según parece, fué constantepreocupación en la corta vida del ilustre cie-go, fué el germen f.ecundo que fructificó enel glorioso alumbramiento del sistema.

Por su aplicación, su habilidad y su inteli-gencia pronto empezó a hacerse notar eI nué-vo alumno entre sus camaradas. Pignier, di-rector por entonces de la Institución, nos ha

93

-reproducción de los diversos órdenes arqui-tectónicos, de un templo egipcio, de una ca-tedral-. En historia general: disposición tác-tica de una batalla, representación de un cas-tillo feudal, de una galera, etc. En geografía :maqueta de un puerto, de un faro, de un po-blado de tales o cuales condiciones o caracte-rísticas. En las ciencias naturales: figuras deanimales, de plantas, etc.

Para completar y vivificar este procedi-miento didáctico de maquetas, y en conso-nancia con las exigencias de la escuela acti-va, se procurará que los alumnos ciegos rea-licen por sí mismos eatas reproducciones enla medida que ello sea posible, sirviéndose dela plastilina, el barro, el papel, el cartón, lamadera. Actividad que podrá desarrollarse sise dota a nueatra enseñanza de clases de mo-delado, dibujo y trabajos manuales, Además,estas enseñanzas aportarán ventajas talescomo la de que el educando ciego se haga per-fecto cargo de las proporciones, de la expre-sión; en suma, de la constitución íntima delobjeto que reproduce.

A riesgo de ser reiterativo, y como puntofinal de mi trabajo, quiero hacer reaaltar elhecho de que si tomamos la enseñanza de cie-gos como enseñanza especial, eata eapeciali-dad deberá cifrarse exclusivamente en am-pliar el horizonte cognoscitivo del ciego enla mayor medída que al educador le sea po-sible, pues repito : la ceguera no disminuyeni altera en absoluto las facultades intelec-tuales del individuo.y, por conaecuencia, parael cultivo de. estas facultades el educador notendrá otro problerna que los que ordinaria-mente pueden presentársele al tratar con losniños que ven.

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94 EL CIEGO Y sV EDUCACIAN. FJ, PBOBLEMA PSICOL6GIC0

legado una lista de las recompensas que el jo-ven eatudiante alcanzó entre los años de 1820y 1828, que dejan constancia de las brillantesdotes eacolares de Louis Braille. En la mencio-nada lista se encuentra citado anualmente enuna o en varias de las enseñanzas cursadasen la Institución por entonces : Tricot, confec-ción de calcetines, lienzo y trenza, gramáticageneral, retórica lógica, geograffa, álgebra,piano y órgano. Dada la diversidad de estasdieciplinas y los escasos medios de aprendi-zaje con que loa ciegoa contaban es de aupo-ner que dichos conocimientos no fueran muyprofundoa; pero así mismo el éxito alcanzadoei^ todas ellas hace pensar que Braille fueraun alumno superdotado. Con toda seguridadeatas eircunatancias fueron laa que movieronal señor Pgnier a designar a Louia Braille en1823 para el cargo de "contramaeatre", em-pleo otorgado en la Institución a los alumnossobresalientes y que implicaba una situacibnde privilegio con respecto a sus compañerosy cuyo cometido era el de guiar y aconsejar asus camaradas. Consecuencia de au incesanteactividad y acertada labor en el mencionadocargo fué la de que en 182$ fuera nombradoprofeaor auxiliar o "repetidor", designacióncon que se conocfa este nuevo empleo, y con elhaber anual de trescientos francos.

Si se atiende a lo económico, la situaciónaleanzada por Louis Braille en la Instituciónno ^uede calificarse de boyante, pero no cabedecil' otro tanto en cuanto al reconocimientode aus méritos y al verse inveatido de una au-toridad de que hasta entonces había carecido.El nuevo empleó le poriía en disposición de sereacuchado y le dotaba oficialmente de unapersonalidad de que anteriormente no habíagozado. Fué esta, ciertamente, su gran opor-tunidad, pues cuando escasamente llevaba unaño desempeñando su nuevo quehacer (1829)apareció la primera edición de au sistema, im-preso en el método Hauy y titulada "Procedi-miento para escribir las palabras, la músicay el canto llano por medio de puntos". Es muyprobable que este sistema tuviera varios añosde existencia cuando salió a la luz, pero sólo lacircunstancia de haber sido Braille nombrado"repetidor" fué la que hizo posible ŝu recono-cimiento. Como es lógico este primer ensayoresultó con algunos defectoa de que él mismose dió cuenta, y despuéa de múltiples experien-cias y prudentea reflexiones, publicó su aegun-da edición, ya madura, genial, en 1837. Segúncuentan sus biógrafos el período comprendidoentre 1829 y 1837 se caracteriza por una granactividad, por una realización de constantesexperiencias entre los jóvenes alumnos que dealguna manera queda reflejada en la nota queencabeza la nueva edición: "Aprovechamosesta circunatancia (el agotamiento de la prime-ra edición) para añadir aquí observacionesútiles y aplicaciones ingeniosas debidas a laagudeza de varios ciegos diatinguidos.

Alternaba con su ocupación de Profesor dela Inatitución de Jóvenes Ciegos, la de orga-nista, que desempeñó aucesivamente en Saint

Nicoláa de Chardonet, Saint N i c o 1 á s deChamps, Capilla de los Lazaristas.

Debido, seguramente, a la insalubridad deledificio, en que estaba instalada la Instituciónde referencia, Louis Braille enfermó de tuber-culosis, y murió e15 de enero de 1852.

Poco más resta por decir de su vida; hu-mildes, modeatos, los añoa transcurrieron singrandes acontecimientoa en la Real Institu-ción de Jóvenes Ciegos, de la cual dice PiérreHenri "que fué su patria adoptiva.

PRECEbENTE$ DEL $I$T^^11íA BRAILLE.

Pueden remontarse estos precedentes a unlibro publicado por un fisico italiano, el PadreLana (1631-1687) cuyo tftulo: Prodomo OveroSaggio di Al.culne Invenzioni Nuove. Brescia,1670. Y en su segundo capftulo "De como unciego de nacimiento puede, no sólo aprendera escribir, sino también a guardar au secretobajo una cifra y a entender la respuesta conotra", expone un aistema que consiste en lo-calizar las letras por medio de puntoa, cuyasletras van encuadradas en una caailla. Eatemétodo resultaba realmente impracticablepara loa ciegos, porque previamente hay queconatruir la casilla en que ae encuadra la le-tra ; no obstante tiene su importancia, porqueaparece por nrimera vez el punto como ele-mento tangible.

Un siglo más tarde nace, en Valennciense,Nicolás Maria Carloa Barbier, 1767, que cursólos estudios de la carrera militar, y en 1808publica au "Cuadro de Expediograffa", quellamó también "Escritura Nocturna". TrataBarbier, mediante au invención, de obtener unmétodó para leer y escribir en la oscuridad,con el propósito de enviar mensajes en cam-paña. Percatándose más tarde de que este pro-cedimiento puede ser de utilidad para los cie-gos, preaenta a la Academia de Ciencias, el28 de junio de 18^J9, una memoria, en la quehabla de una máquina que graba sin necesidadde la vista. Su sistema consiste igualmente enlocalizar en un cuadro las letras por medio depuntos. Como se ve la idea no es nueva y mássi se tiene en cuenta que en 1803 Coste D'Ar-nobat publicó una obra titulada :"Ensayos so-bre algunos pretendidos experimentos nuevos,cuya mayor parte tienen una existencia de va-rios siglos" ; uno de cuyos capítulos, páginas87-99, no es más que la traducción del capf-tulo II del libro del Padre Lana. Nada de ex-traño tiene, pues, que Barbier conociera estapublicación de Coste D'Arnobat. Sea comoquiera, el clásico sistema Barbier ea el prece-dente inmediato del sistema Braille.

,SI$TEMA BRAILLE.

Carlos Barbier obtuvo el permiso del Di-rector de la Institución de Jóvenes Ciegospara hacer algunas experiencias con los alum-nos de dicha Institución. Fué entonces cuandoLouis Braille se puso en contacto con la lla-

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LtJIB BItAILI.L Y SU SISI^MA

mada "Sonograffa Barbier", que no era sinouna signografía fonética que tenía los incon-venientes de no tener en cuenta la ortografía,ni los signos de puntuación, y le aervía exclusi-vamente para el francés. Sobre esta base tra-baja Louis Braille, reduciendo el generadorBarbier, para cada signo que constaba de docepuntos, a seis que era la única forma de adap-tar las dimensiones de la letra a las exigenciasdel tacto. De la combinación de estos aeis pun-tos, dispuestos en dos filas verticales de a tres,Braille obtuvo no aólo un alfabeto, sino unossignos de puntuación, una musicagrafía y unanotación matemática. Las dimenaionea del ge-nerador Braille aon de dos con cuatro milíme-tros de anchura, por siete con cuatro milíme-tros de longitud. Para mayor comprenaión deloa lectorea se inaerta a continuación el alfa-beto Braille :

t b:

e d s i p h. .. ... .^ . ;• .. ..

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k 1 m r► o p q r t !. . . .. . .. .. . . .. . . .. .. . ..• . . .' . . . . . .

u v x Y z. . .. .. ... :. .. .s .:

Aobien II rt ch. .. .

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Aar►tuadan ^ 6 i ó d. . ... . • .... .. ^ . .. ..

Nnmemci^n. Se reprecents por laz disz primernc latttu,anteponiendo ects zigno ^ ^

I s s 4 ^ e.. .. . .. ... . . ,.... .. . . . . . .... .. .. .. .. ..

^ e q o.. .. . . . ..: . .. . . . ...: .. .. ..

puniuación. Se pone ezte cigno ^^ pern deternoinar le pociCidAde loc dem4.

Loc punfoc iinoc raprecenrsn loc ceic puntoc en 1a eccriture de clegot

y loc gruswc coA loz qua lotmsn la leipc que iitr► da greberre.

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Lsc mayúcculsc ce obtienen en ln pccriture de e1eQo^ eAisponleAdo

al. Uçno ^

La escritura de este alfabeto ae realiza. me-diante una plancha de madera o metal en lacual ae graban aurcos paralelos en sentido ho-rizontal, a esta plancha ae superpone otra queestá constitufda por filas de rectángulos, queabarcan tres surcos y que constituyen los ge-neradores de las letras. Entre estaa dos plan-chas se coloca el papel y mediante un punzóno estilo se graba en cada rectángulo de los arri-ba mencionados una letra.

Trabajo le costó al aistema Braille impo-nerse, porque a pesar de que los ciegos le vef ancomo el método más asequible de lbs hasta en-tonces utilizados, los educadores con vista seresistían a aceptarlo, porque "dado su conven-cionalismo, el sistema Braille apartaba a loa

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ciegos del mundo de los videntes". Los queesto afirmaban no tenían en cuenta las ven-tajas que representa el punto sobre el trazocontinuo y la adecuación que aupone para e1tacto el elemento simple (punto) en relacióncon el elemento compuesto (entrelazadoa delíneas rectas y curvas) ; y de que el aistema

Braille (el contraste diario lo ponfa de mani-fiesto) era el único instrumento verdadera-mente eficaz que haata entoncea loa ciegoa ha-bían utilizado para su escritura y lectura.Nada tiene de extraña esta.poatura; para elque ve, las letras Braille reaultan demasiadograndes, no ae deatacan del papel aino por lasombra que proyectan los puntos en relieve.Comprendo que para el vidente reaulte faii-goso el leer esta serie de tipos uniformes y to-talmente deaprovistoa de color, Loa tipos Brai-lle aon igualea en su tamaño y ha de aentiraemonotonfa al ser captados por la viata. La per-sona habituada a leer en caracterea visualesse haya acostumbrada a la variedad que im-plica los signos en tinta : letra corriente, letramayúscula, letra cursiva, letra bastardilla, le-tra vertical, letra inclinada, etc. ; pero aquf delo que se trataba era de encontrar un mediopara el desenvolvimiento mental de loa ciegosy nadie mejor que ellos, los ciegos, podíanvalorar el inestimable legado de Louia Braille.Por fin, y después de una gran opoaición en1854, se adoptó como sistema oficial de ense-ñanza en la Institución de Jóvenes Ciegoa deParís, y en un Congreso Internacional, cele-brado en París el año 1878, ae adoptó el Braillecomo sistema universal para la enseñanza delos ciegos.

LECTUftA.

Antes de la aparición del alfabeto Braille ycoexistiendo con él durante muchos años, seutilizaban libros para la lectura de los ciegos,impresos en relieve, con caracteres ordinarioay con trazo continuo. La lectura de estos li-bros exigía a los ciegoa una agudeza táctil confrecuencia no alcanzada, e imponfa gran len-titud en la lectura; así, puea, el método Brai-lle, con au aistema discontinuo en puntos, vinoa dotar a los ciegos del arma de cultura que

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tanto anaiaban, Por el método Braille ae lo-gran lectorea que alcanzan muy corrientemen-te una velocidad en la lectura de ciento veinti-cinco a ciento setenta y cinco palabras porminuto. Debido a que el tacto ea el sentido queprocede por análisia, los métodos para enseñar

a leer Braille, han de ser eminentemente ana-líticos. Para dar idea de au expansión, dire-mos que algunas bibliotecas han llegado a re-unir alrededor de ciento cincuenta mil volú-menea, por ejemplo, Paría y Londrea.

A.

La educacibn de los ciegos

ESTUDIO PSICOLOGICO, PEDAGOGICO YPROFESIOLOGICO

sUMAxio

I

La ceguera y sus grados.Cansíderaclón social a la ceguera.Perturbacionea que la ceguera produce en el niSo de

edad preescolar.a) Pobreza de imágenes sensoriales.b) Falta de imitacíón.c) Pobreza de activídad fisíca.d) Perturbacionas afectivas.e) Perturbacionea del carácter.

II

La sustitución de la viata por el tacto y el oído.a) El tacto.b) El oído.

Educabílídad del nífío ciego.a) Educacíón físíca. 'b) l^ducación íntelectual.c) Educacíón moral y religlosa.d) )^ducación social.

III

I.a incorporacíón de loa ciegoa al trabajo profesional.Profeaiologia para los ciegos.Lieta de ocupaciones para loa ciegos.Biblíografía.

EL CIEGO, SU EDUCACION Y SU FORMA-CION PROFESIONAL ,

I

LA CEGUERA Y 3US GRADdB.

Todo individuo paciente de una deficienciavisual tal que, deapués de pueatos los mediosa.rtificiales de corrección, no alcanza a ver demodo suficiente para el normal desenvolvi-miento de su vida ordinaria o para el desem-p^eño de una actividad profeaional elemental,constituye un problema de adaptación a lavida social que hay que procurar medianteformaa especialea, tanto en su aspecto mera-mente pedagógico como en el de orden p.ro-fesiológico y social, no sólo porque así lo re-quiere ya la miama deficiencia óptica en su

aspecto meramente sensorial, aino porque taldeficiencia origina en lo paíquico, en lo carac-terológico y en lo moral, ciertaa alteracioneaa las que ea preciso prestar una atención edu-cativa adecuada. Desde el ciego total hasta elque aun pudiendo valerse de sus ojoa paramoverae de un lado para otro no alcanza aseguir con aprovechamiento normal la mar-cha de una escuela primaria ordinaria de vi-dentes o el desernpeño de una profesión a cau-sa de sus defectos viauales, hay toda una gamade deficientes ópticos que precisan una espe-cial atención pedagógica y aocial. De ell^s, ydentro del aspecto educativo, se han hechotres grupos bien definidos, talea son loa de"ciegos", "semiciegos" y "ambliopes", si bieneatos dos grupos últimos pueden reducirse auno solo. Comprende el grupo de ciegoa a to-dos aquellas individuos cuya capacidad vi-sual, despuéa de pueatos loa medios de correc-ción artificiales, no alcanza en el ojo mejordotado una agudeza igual a una décima de laordinaria; es decir, que la separación de dospuntos, que por un sujeto normalmente do-tado puede aer percibida a la distancia de diezmetros, no ea percibida por el que se conside-ra ciego a la distancia de un metro. Eato equi-vale prácticamente a la incapacidad de verlos dedos de una mano abierta en pleno diay a la distancia de un metro de loa ojos conau8ciente claridad para poder contarlos. Com-prende el segundo grupo a todos aquellos su-jetos que no perteneciendo al anterior no pue-den, ain embargo, servirse de au viata paralos fines normalea señalados más arriba. Ellímite de su agudeza visual, aunque no estápreciaado, puede estimarse como el espaciocomprendido entre el considerado ciego y lamitad de la agudeza, viaual normal.

El tercer grupo, que no es sino una varian-te del segundo, lo constituyen aquellos suje-tos pacientea de un proceao degenerativo dela potencialidad viaual que casi fatalmente lesconduce en plazo corto a la ceguera total o asus cercanías.

Dentro de cada uno de estos grupos, el pro-blema pedagógico que la diferente potenciali-dad visual plantea, se modifica por factorescronológicos, sexuales, etiológicos, etc., por-que no es lo mismo un ciego que nada, ve queel que ve, aunque sólo sean las sombras (engeneral, ciegos abaolutos hay muy pocos) ; ni

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ir► saUC.^ciOx n^ i.os cu,x^.os

es lo miamo quien nunca vió que quien vióampliamente durante algún período de suvida, pues mientras la mente de aquél carecede imágenes ópticas, la de éste ha adquiridoya una cierta estructura por la percepción delmundo a través de aus ojos, de modo que lasimágenes así adquiridas llegan a constituir unrico tesoro de extremada utilidad no aólopara su educación e instrucción eacolar, ainopara el ulterior aprendizaje de una profesión,aparte de que todos sus gestos y dinamismostienen ya el alto expoz}ente de imitación quela vista le ha proporcionado, haata el puntode que por la apoatura física, por el desarro-llo paíquico, por la capacidad adquisitiva men-tal y por la conducta aocial, ea fácil diferen-ciar el ciego que vió del que jamás percibióla luz.

El aexo plantea otro problema pedagógicode primer orden, no ya por las mismas razo-nea que se encuentran en la educación de losvidentea, aino porque en estos educandos exis-te la perspectiva de un celibato en la mujerde caracterea más delicadoa que en las viden-tes si no se provee a au protección económica,moral y aocial dentro del ambiente adecuadoa au sexo.

Las causas determinantes de la ceguera noaon indiferentes en modo alguno, antes al con-trario, son de extraordinaria importancia,porque estaa miamaa causas pudieron afectarotros órganos, sobre todo el cerebro, lo quepŭdo ser origen de otras alteraciones psf-quicaa.

Otros muchos factorea son dignos de aertenidos en cuenta en Ia educación y en la for-mación profesional de los ciegoa y aemicie-gos, con lo que el problema educativo ofrececaracteres que alcanzan a la consideración in-dividual de cada uno de los educandos. Estascaracterfsticas propias de la educación de losdeficientes bpticos nos obligan a hacer un de-tenido eatudio individual de cada uno de ellospara poder ajuatar en cada caso la metodolo-gía más adecuada y adoptar las normas pe-dagógicas que mejor puedan conducir a la so-lución de cada problema concreto en orden ala formación física, psíquica, espiritual, mo-ral, social y profeaional de cada uno de loseducandos.

CONSIDERACIÓN SOCIAL DE LA CEGUERA.

Deade los tiempos primitivoa de la Huma-nidad, la ceguera ha aido considerada coinouna incapacidad casi total para el libre dea-envolvimiento del aer humano en cualquieractividad, aiendo esta creencia la causa deque se haya tenido al ciego apartado de lavida aocial en cualquiera de sua manifesta-ciones. Si la experiencia no se hubiera encar-gado de poner de manifiesto la gratuidad detales creencias, que sólo proceden de la inca-pacidad que cualquier persona vidente expe-rimenta cuando de súbito ae siente aumida enla oacuridad, baatarfa un poco de reSexión y

de obaervación de la verdadera realidad paraver que, sin negar el importantísimo papel quela viata juega como elemento perceptor, con-ductor y protector de nueatra actividad, sonmuchos los elementos que quedan a quien per-dió la viata por medio de los cuales puede aersustituído eate aentido, ain contar el extensocampo de actividades en el que el empleo delos ojos no es absolutamente obligado.

Acaso aea en España donde se han realiza-do los más amplios estudios sobre la paicolo-gía de loa ciegos en sus aplicacionea a la edu-cación profeaional en los últimos veinte añoaen au laboratorio de Paicotecnia del ColegioNacional de Ciegoa, estudios que han guestode manifiesto multitud de valorea tanto ffsi-cos como mentalea y moralea que, coexi,stien-do con la ceguera, pueden ser muy útiles alindividuo y a la sociedad ai son conveniente-mente desarrollados y aplicados con acierto.Casos honroaísimos de ciegos sumamente in-teligentea y dotados de una extraordinariahabilidad manual, así lo confirman; como loconfirman igualmente aquellos que habiendoiniciado estudios superiores de la ciencia, delas letras o de lae artea, los han llevado a feliztérmino con abaoluta normalidad cuando nocon verdadero alarde de capacidad intelectualy superdotación, siendo para nosotros motivode satisfacción el saber que cuantas afirma-ciones han sido hechas por nosotros, deduci-das de nuestras observacionea y eatudioa so-bre la capacidad, residual de los que perdieronla viata y de sus aplica'ciones a la educacióny a la formación profesional, hayan sido re-cogidas más allá de nueatras fronteras y plae-madaa en realidades prácticas con la ocupa-ción de loa ciegos en 1aa más diversaa profe-siones, que lea han permitido hacerse un lu-gar honroso en el campo laboral comíxn, pu-diendo vivir dignamente de au trabajo comoloa demás ciudadanos mediante el aporte a lasociedad de su eafuerzo útil al bien colectivo ya la economía nacional.

No obstante, sin acudir a fuentea extranje-rae, aquí, en España, no han aido pocos losciegoa que han dado pruebae de una singulardotación psfquica y manual. Ya en tiemposde Felipe III fué famoso el organiata Cabe-zón, al que siguieron otros en épocas más re-cientes; pero sin volver tan lejana la viata, ennuestros tiempos, don Antolín Mayoral noedió pruebas de una aingular habilidad paralos trabajos manuales, en los que obtuvo mu3rmer;cidos premios. Don P. V. dedica una bue-na parte de su actividad a la construcción deaparatos de radio y gramófonoa eléctricos, aaícomo al montaje y manejo de radiotransmi-sorea, mostrando en ello una rara habilidadque le permite resolver los diferentea proble-mxs técnicos. Don J. O. ha llegado a construir,entre una multitud de aparatilloa de ffsica,una máquina de imprimir por el aiatema deescritura "Braille". Don p. G. es otro ciegoque ha inventado diversos aparatoa para laescritura de los ciegos, inventos que han me-recido el apoyo de los organiamo científicos,

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9Ŝ EL CIEGO Y SU ElltJCAC16N. EL PR¢BLEMA ISSICOL^GICO

siendo un ingeniero inventor que se ocu-pa actualmente en la fabricación de unamáqu:na que permitirá a los ciegos el escri-bir simultáneamente por el sistema de relie-ve y por el ordinario de tinta. Don Alfredo A.,es un habilísimo mecánico electricista, cuyasejecuciones han merecido un estudio especialque nos ha arrojado mucha luz sobre la ca-pacidad de los ciegos, y cuyos resultados hansido por nosotros publicados en la Revista dePaicología. Félix es un mecanógrafo tan sin-gular que lo hemos tenido a nueatro personalaervicio, porque en velocidad y perfección desu trabajo supera con mucho a la generalidadde los mecanógrafos. Recientemente falleci-da, podemos citar igualmente a don DionisioBodega, eatenomecanógrafo profesional conocupación en el Instituto Nacional de Previ-sión. Aaí podríamos ir mencionando a un ele-vado número de ciegos con cuya habilidadmanual y capacidad intelectual han desrnenti-do la vulgar y gratuita creencia en la incapa-cidad total del ciego para el trabajo.

Si del campo de estas actividades manualeapasamos a las paicofísicas, pfldremos mostrarun elevado número de profesores en discipli-naa diversas, tanto en la enseñanza primariacomo en la musical, literaria, etc. Lo mismolo encontraremoa en la dirección de empresas(los dirigentes de la Organización Nacional deCiegos son todos ellos ciegos por prescripciónreglamentaria, asf como todos los delegadosprovinciales) ; y si nos elevamos a las activi-dades superiores de orden intelectual, nos en-contraremos ya hoy con algunos licenciadosy doctores en disciplinas diversas, entre losque los hay profesores de Universidad. Final-mente, en las artea son muy abundantes losmítsicos ejecutantes, entre los que sobresalendos de los compositores famosos actuales, ta-lea como Joaquín Rodrigo y Rafael R. Albert.

Estos ejemplos, que sólo citamos en confir-mación de nuestras aseveraciones sobre la ca-pacidad de los ciegos para su incorporacióna la vida aocial, no constituyen en modo al-guno valores aislados, sino pruebas fehacien-tes de cuanto puede conseguirse mediante unaacción educativa que, tras desarrollar las cua-lidadea que rea.tan a quien perdió la vista, lasoriente hacia una adecuada aplicación ai biencomún.

Dos rutas para.lelas y complementarias hayque seguir para ello; una es la educación ge-neral básica del propio ciego emprendida des-de la más temprana edad y proseguida hastadejarlo incorporado a la sociedad; otra es lapreparación de esta sociedad para recibir ensu seno, sin prejuicios ni reservas gratuitas,a quien llevando en su mano el noble título deciudadanía plasmado en una profesión útil,tiene legítimo derecho a participar sin res-tricciones en la herencia común de la civili-zación.

Queremos, sin embargo, advertir que estasmanifestaciones que venimos haciendo a lolargo de nuestra ya dilatada vida, entregadacasi por entero a la educación y a la forma-

ción profesional de los ciegos, han sido toma-das con frecuencia- en dos sentidos extrema-dos que, por salirse de la órbita de toda reali-dad, desvirtuan la verdad que nosotros que-remos dar a conocer. Esto nos obliga a saliral paso de tales errores para reducir la ver-dad a sus justos límites, y eata verdad es quetan infundado resulta el creer que el ciego esincapaz de toda actividad social productiva yútil al bien común, como el entender que ennuestras manifestaciones sobre los valoreseoexistentes con la ceguera afirmamos la ple-na dotación fíaica y psíquica de quien carecede vista hasta punto menos que negar el va-lor que este sentido tiene para la vida del hom-bre. Este segundo error, del cual participanmuchos ciegos, aunque es disculpable por elafán de superación que ha estimulado muyfuertemente sus aspiracionea, lea ha llevadoen estos últimos tiempos a aeguir una conduc-ta demasiado ambiciosa cuando no temeraria,cuyas funestas consecuencias han sido ellosmismos los primeros en sufrir. Por esto, sicon espíritu de educadores queremos afrontarel problema educativo de los ciegos, no hemosde limitarnos a poner aolamente de relieve losvalores que, coexistentes con la ceguera, pue-den tener una utilísima aplicación a la vidasocial, sino que hemos igualmente de aeñalarlas perturbacionea que se producen en el cuer-po y en el espíritu de quien pierde la vista odel que jamás vió, para que, conociéndolas,podamoa orientar mejor nuestra acción edu-cadora. De aquí la necesidad de que nos de-tengamos un poco a considerar cuálea son es-tas perturbacionea, especialmente en loa ni-ños ciegos de edad preescolar, para que, cono-ciéndolas, podamos atender a su corrección.

PERTURBACIONES QUE LA CEGUERA PRODUCEEN EL NIÑO PRL^SCOLAR.

Nadie ignora que la falta de la vista creaen el sujéto una especial situación en relacióncon el mundo que le rodea si se la comparacon lo que es normal en el sujeto vidente, yque esta situación especial le obliga a unaadaptación que altera indudablemente su psi-cología, tanto en el orden perceptivo como enel afectivo, caracterológico, aocial, etc., paraacamodarse al nuevo estado. Esta modifica-ción no implica en modo alguno anulación devalores espirituales, ni de capacidad mental;sino en modo muy relativo, por lo que tan in-fundado resulta el afirmar la absoluta inca-pacidad del ciego para el intercambio socialo para su personal y propia auficiencia comola exaltación estimativa de los valores coexis-tentes con la ceguera hasta llegar a la casi ne-gación del que la vista tiene en la vida huma-na. Cada una de esta^ dos posiciones extre-mas es igualmente injusta, porque, si biencuando miramos a la capacidad táctil del cie-go, a la de su memoria y al perfecto funcio-namiento de su razón, nos atrevemos a afir-mar la total normalidad de de su dotación psí-

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LA EDUCAC16N DE L09 CIEG09 99

quica, olvidamoa el hecho de que en el meca-nismo mental no está toda la vida psíquica delsujeto, ya que prescindimos del valor que enésta tiene la telestesia y el sintetismo de lapercepción visual, y el intrínseco de las imá-genes ópticas como elementos constituyenteaen la elaboración de las ideas y de los concep-tos sobre el mundo cósmico. Es decir, mira-mos casi exclusivamente a la capacidad inte-lectual y aun en ésta al funcionamiento de la"máquina mental" más que a la pobreza cuan-titativa y cualitativa de la materia prima, sintener en cuenta que en el rendimiento intelec-tual ambos factores aon igualmente influyen-tes. De aquí que tan errada esté la gente vui-gar cuando conaiderando la pobreza de imá-genes ópticas o la dificultad de movimientoque ella misma siente cuando se encuentra su-mida en las tinieblas, considera al ciego unser aprisionado en su ceguera sin apenas vidainterior, como el propio ciego cuando menos-precia el valor de un aentido que él no conoce.Entre eatas dos posiciones extremas hemoade situarnos quienes, con sentido científico ycon finalidad educativa, hemos de estudiar loapropios valores del educando para que, cono-ciéndoloa, podamos orientar acertadamentenuestra acción educadora, bien sea para su-primir o modificar cualqiuer deformación con-secuente a la falta de la vista, bien aea paraavivar y estimular aquellas cualidades psíqui-cas de positivo valor, y así, del armónico en-lace de ambos elementos, ver el modo de con-seguir el óptimo rendimiento psíquico del niñociego encaminándolo derechalriente al cum-plimiento de su fin.

a) Pobreza de imcíqenes sensoriales.

Las dos vías principales por las que pene-tran en nueatra mente los conocimientos so-bre el mundo cóamico son ordinariamente lavista y el tacto. Ambos sentidos se encuen-tran de tal modo ligados entre sí, que mutua-mente pueden sustituirse en la captación demultitud de datos, los cuales pueden tener unaelevada riqueza informativa de la concienciasobre las categorías del mundo exterior. Sinembargo, las ^osibilidades informativas deltacto en aquello que es común a la vista, sonmuy inferiores a las de este sentido, no sóloporque el mayor número de datos sobre elcosmos lo proporciona la vista con su pecu-liar cualidad de percepción a distancia y sincontacto orgánico con el objeto, sino que lapercepción de la luz, con sus diversas tonali-dades de intensidad y colorido permite la per-cepción del mundo con tal perfección, ampli-tud y rapidez que hace innecesario al videnteel empleo del tacto para la adquisición de lainmenea mayoría de los conocimientos sobreel mundo de la materia. Esta inferioridad per-ceptiva del tacto se acentúa en quien carecede vista porque la privación de este sentidolleva consigo una gran dificultad en el tocar,determinando, en consecuencia, una pobreza

de imágenes táctiles con la aubsiguiente po-breza de elementos o datos para la elabora-ción de las ideas sobre el mundo exterior.

De otro lado, el campo de las posibilidadesprácticas de la percepción táctil por quien ca-rece de vista quedán bastante reducidas porser prácticamente intangibles multitud de co-sas; unas porque quedan fuera del alcance es-pacial de la mano, como ocurre a todos los ob-jetos alejados (los astros, las montañas, loagrandes edificios, etc.) ; otras por la peligro-sidad de tocarlos (el fuego, mecanismos enmovimiento rápido, líquidoa corroaivos, ani-malea dañinoa y peligrosos, etc:) ; otras por-que su fragilidád impide tocarloa ain romper-los (pompas de jabbn) ; otras por su extrema-da flexibilidad, que impide el tocarlos ain de-formarlos; otras por su tenuidad, como elhumo y los vapores; otras porque por su ex-tremada pequeñez escapan a la percepcióntáctil; otras porque au reconditez impide queel dedo pueda penetrar hasta ellas ; otras porsu dilatada extensión (montañas, el mar, gran-des edificios, etc.), los cuales exigen una per-cepción fragmentaria y una posterior recons-trucción en síntesis difícil y demasiado com-plicada; otras, en fin, porque la cosa misma ^inspira respeto el tocarla, como oçurre a lacara y al cuerpo de las peraonas, objetos sa-grados, etc., etc., todo lo cual viene a dismi-nuir notablemente el campo de las percepcio-nea táctiles y por tanto el conocimiento di-recto por quien carece de vista.

Agrégase a esto el que, como el niño ciegono puede percibir más que lo que llega al al-cance de sus manos, la presencia de los obje-tos puede ser por él ignorada, no estimulán-dole, por consiguiente, del modo natural y es-pontáneo a como estimula al niño vidente, porlo que la mayoría de sus percepciones han deser provocadas intencionadamente por otrapersona, salvo las que por azar caen dentrode su alcance. De este modo, mientras el niñovidente tiene su vida sensorial constantemen-te solicitada por estimulos exteriores quemantienen en actividad permanente su vidamental con la extraordinaria riqueza de datossuministrados por la vista y la infinidad dejuicios que pueden sugerirle al estimular demodo tan rico laa facultadea intelectuales, ladel ciego se mantiene en una actividad muchomás atenuada por la inferioridad, cuando me-nos cuantitativa, de los estímulos, lo que de-termina una mayor pobreza en el contenidosensorial de su conciencia, un funcionamientomás pobre de su mente y un más lento des-arrollo de su inteligencia.

Ha de entenderse bien que eata pobreza deejercicio mental del niño ci.ego de edad pre-escolar, consecuente a la pobreza de estímulosexteriores, que son los que caai exclusivamen-te hacen funcionar la mente en esta edad, sólodetermina una mayor lentitud en el funcio-namiento y un cierto retraso en el desarrollointelectual hasta alcanzar el nivel normal,pero en modo alguno niega la posibilidad deque llegue a alcanzarse este nivel. Antes al

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100 II. CIEGO Y 8U FJDUCACIaN. II. P&OBi.EMA P$ICOLÓGI(70

contrario, en aagunos de nuestros estudios, yapublicados, hemos mostrado no sólo que eatenivel es alcanzado con mayor o menor rapidezsegún la acción educativa, aino que con fre-cuencia nos encontramos con sujetos intelec-tualmente superdotados, sin que la pobrezade imágenes sensorialea sea un obatáculo paraeate desarrollo. La diferencia, puea, entre lavida intelectual del niño ciego comparada conla del vidente está en que mientras el prime-ro^ abandonado a•la espontaneidad, marchaen su desarrollo con gran lentitud por la po-breza de estfmuloa, haciéndose necesaria unaeducación activadora acertadamente dirigida,el nfño vidente, gracias a la, riqueza de eatfmu-los que su vista le proporciona,, mantiene sumente en gran actividad , y con una constan-cia que aviva su desarrollo intelectual.

b) Falta de ámitactión.

En el desarrollo psíquico de los niños laimitación juega un importantfaimo papel nosólo porque estimula su actividad, sino por-que la encauza. La mayoría de las actividadesinfantiles obedecen a un instinto de imitaciónde cuanto ven hacer a los demás, y este "verhacer" es cosa que penetra eaencialmente porlos ojoa, de modo que el niño vidente no sóloes estimulado por cuanto le rodea, en su as-pecto eatático, sino por el deseo de imitar lasactitudea, los movimientos y las actividadesde los demás, lo que contribuye de continuoa la eatructuración de su mente y a la orde-nación de eu conducta, en las distintas direc •ciones humanas.

e) Pobreza de actividad física.

La falta del eatfmulo que la vista propor-ciona es causa, entre otras, de que el niñociego se mantenga en una actitud pasiva quecontrasta con el natural dinamiamo de los ni-ños videntea. A ello ae une la falta de percep-ción a distancia que la vista proporciona y lade la acción protectora y conductora de losmovimientos que este aentido tiene, .por lo quequien de vista carece no sólo no se siente es-timulado por los objetos sítuados fuera de sucampo táctil inmediato, sino que carece de lalibertad indispensable para la traslación, tan-to por la carencia de orientación espacial yde la atracción indispensable a la actividadmotriz, como incluso por la peligroaidad quepuede suponer el moverae en un lugar desco-nocido y más o menoa lleno de obstáculos, in-hibición ésta incrementada por la conmixla-ción frecuente de las personas mayores paraque el níño restrinja sus movimientos trasla-torios ante el temor del peligro. Casos cono-cemos de niños que han pasado los primerosaños de su vida en la cama, sentados en una si-llita o atados a algún mueble pesado en unainercia terriblemente funeata para au des-arrollo ffsico y pafquico, mientras los cuida-

dos alimenticios les eran procuradoa "a laboca" o en forma impropia y las evacuacioneaeran realizadas en forma antihigiénica y de-testable.

Hay que reconocer, sin embargo, que eataquíetud, que además se acentúa por el aisla-miento en que loa niñoa videntes dejan al "po-bre cieguecito", quien no puede seguirlos enaus juegoa con la a,ctividad que éstoa recla-man, ea en su mayor parte debida a las per-sonas que rodean al niño, ya que éate, comotodoa los niños, aiente el natural impulso aldinamismo, de tal modo que tan pronto comollega a tener libertad, se lanza a la conquistadel espacio con la misma natural tendenciade los niños de su edad. Esta tendencia natu-ral es de una extremada utilidad para la edu-cación de estoa niños, quienes tan pronto comollegan a conocer el lugar en que se muevenllegan a asombrarnos tanto por su dinamismocomo por "la precisión de sus movimientostraslatorios, aun en el extenso y complicadotráfico de una ciudad como 1Vladrid, París oLondrea.

Como dato curioao en esta preciaión de mo-vimientos traalatorios queremos aeñalar el delas carreras pedeatres de obstáculoa que nos-otros solemoa celebrar a través del amplio yenredado parque de nuestro colegio de Cha-martín y que los muchachos vencen con unarapidez y facilidad verdaderamente asom-broaaa.

d) Perturbaciones afectivas.

Tan pronto como el niño comienza a darsecuenta de su ceguera, y por ella de su incapa-cidad e inferioridad junto a los videntes, em-pieza a apoderarse de él un sentimiento de-preaivo ante loa demás niños. Esta perturba-ción tiene dos manifestaciones : una de inhi-bición y timidez y otra de resentimiento y do-lor. ,Si el niño ciega después de haber vividocomo vidente durante varios años, el primerchoque ea de desamparo y desolación, que leaume en un estado de depresión y de angus-tia, cuya duración e intensidad están en rela-ción con su temperamento, su mentalidad, sueducación y el^medio aocial en que se mueva,especialmente de la posición económica de lospadres, hasta el punto de que este períododepresivo puede ser muy breve. Sin embargo,es muy frecuente que todos los niños ciegostengan una cierta tendencia al aislamientodel vidente y a buscar refugio junto a otrosniños ciegos, donde nadie le recordará su in-ferioridad, y allf, entre ellos, el optimismo, laalegría y la jovialidad aparecen como una re-acción de origen sobrenatural que atenúa losdepresivos efectos que la ceguera pudieraproducirles.

Hay que reconocer que a la reacción depre-siva contribuye, acaso sin proponérselo, lasociedad vidente; de un lado, porque desco-nociendo la verdadera capacidad ffsica e in-telectual del ciego le juzga muy por debajo

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LA EDUCAC16N DE LOS CIEG08

de la realidad, posición injusta que el ciegorechaza como una ofensa; de otro, porque des-estimando los valorea espirituales coexisten-tes con la ceguera, se resiste a eatablecer la-zos de amistad con los privados de la vista,conducta ciertamente injusta y de conŝecuen-cias funestísimas para las relaciones socialesentre ciegos y videntes, la cual viene conati-tuyendo uno de los problemas pedagógicos másimportantea y diffciles de resolver.

Ea tan delicado este punto dentro del ordeneducativo, que en él eatá sustancialmente todoel futuro social del aujeto, y asf, sí no se Ieatiende con el mayor tacto y prudencia peda-gógica, de este sentimiento de inauficiencia yaubestimación social aparece pronta una exal-tación del instinto de defenaa en todas susmanifeataciones, tales como deaconfianzas,temorea, recelos, agresividad defenaiva pre-matura, etc., etc., y que, según la edad y elmedio que rodee al niño, adquieren caracteresde intensidad diferente. Este hecho es per-fectamente explicable y bastará para com-prenderlo eI pensar cuáles serfan nueatras re-accionea defensivas, nuestros temorea y nues-tra conducta ai, repentinamente, nos encon-trásemos sumidos en una noche tenebrosa enun lugar completamente desconocido, ya fue-ra en una selva o en una ciudad, y cuyos peli-gros no nos fueran ignorados. Por esto, laexaltación del inatinto defensívo, que con tan-ta frecuencia se observa en eatoa aujetos, noobedece más que al reconocimiento de su in-ferioridad defensiva en medio de la extraor-dinaria complicación de la vida social ,y de Iasexigencias imperiosas que todo individuo tie-ne para la satiafacción de sus necesidades enla lucha por la existencia.

Es muy frecuente ofr decir a los propiosciegos que perdieron la fe en la sociedad, quesólo malea pueden eaperar de las peraonas vi-dentes y que su liberación aólo puede venirlesde los propios ciegos. Esta desconfianza, queacaso no encuentre más justi8cación que elindudable abandono en que durante mileniosae ha tenido a Ios ciegos por considerárselesincapaces de toda actividad social ,y profeaio-nal, ea terriblemente perniciosa en el ordeneducativo de la infancia, no sólo porque talcreencia no se ajusta a la verdad, aino porquees totalmente opuesta a los principios educa-tivos, psicológicos, morales y sociales, ya quela base de la educación social de estos niñoseatá en el fomento de la fe hacia las personasvidentes, de las que no puede en modo algunoprescindir en ningún momento de au vida, porlo que el fomento de la deseonflanza en ellasaerfa e1 mayor crimen de lesa infancia y delesa humanidad que cometerae pudiera en laeducación de estos muchachos. Por esto, Ialabor educativa en este aspecto habrá de seresencialmente socializadora; en los ciegos, defomento de la fe en las personas videntes, yen éstas, de comprensión hacia los problemasmateriales y espirituales del ciego; en aqué-llos, para que jamás pueda pasar por su men-te una sombra de duda sobre la buena fe con

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que siempre y en todo momento son tratadospor las personas videntes, y en éatos, paraque, haciéndose cargo de la verdadera situa-ción del ciego ,y de sus problemas, pueda com-prenderlos mejor y ayudarle a resolverlos den-tro de la justicia social y de la fraternidad conque unos y otros dek^en tratarse.

Toda nuestra alma de educadores eatá pen-diente, con ansiedad, de loa resultadoa que ental aentido socializante, profundamente hu-mano, tengan las actualea orientaciones peda-gógicas, y nosotros, en noĵnbre de eatas ^po-bres criaturas cuya educacit^n tenemoa enco-mendada, reclamamos desde a^^uf la noble co-laboración de todos; de los cieg»s y de lae nociegos, para que unos y otros, ^tevados delmás profundo sentimiento de fraternidad yponiendo a contribución la luz de ans cere-bros y el calor de sus corazones impídan conla máxima energfa el establecimiento de re-ductos sociales para loa ciegos. Nosotros, comoeducadores y aun como serea humanos, noqueremos jamás para nuestros educando, niahora ni nunca, un mundo aparte moralmen-te anguatiado y socialmente suicida, aino unvivir en el mundo de todos, en el único mun-do exiatente sin distinción de castas, en el queciegos y no ciegos enlacen sus vidas con esafraternidad noble y sana y con esa fe sin re-servas que nace de los más puros y eleva,dosaentimientos humanos, que no pueden dar ca-bida al reaentimiento, a la desconfianza ni alrecelo ni establecer entre los hombres dife-rencias estimativas sociales por razón de laceguera.

e) Perturbac2ones del earácter.

En la formación del carácter del ser huma-no hay una época de gran in$uencia, que esprecisamente la edad preescolar, durante lacual el niño va adquiriendo sobre el mundoy sua realidades socialea ciertos conceptosque, perdurando a lo largo de toda la vida,constituyen el núcleo alrededor del cual sevan agrupando después todos los demás, dan-do tonalidad a los sentimientos y motivando laconducta general. Por esto, en la formacióndeI carácter deI niño ciego tiene una extraor-dinaria influencia el género de vida que se lehaga llevar por parte de los padres o tutores.En las familias acomodadas, el exceaivo mimoy trato de protección y complacencia, nadarecomendables en el campo pedagógico, songeneralmente la causa de grandes perturba-cionea caracterológicas. El dolor y la desola-ción de los padres que ven cegar a su hi jo leslleva a exagerar su protección y complacenciamucho máe allá de toda necesidad y toda con-veniencia. De eate modo el niño crece en tuiaatmósfera artificiosa y ficticia, sin encontrardificultades ni obstáculoa no ya para la sa-tisfacción de aus necesidades primarfas, sinosiquiera para la de sus caprichos, ya que, enatención a su deagracia, los padres suelen mi-mar con exceso y conceder al hi jo cuanto éstegida con una condescendencia y tolerancia

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102 EL CIEGO Y SU EDUCACIGN. EL PROBLEMA PSICOL6GIC0

que nada favorec^ la formación de su perso-nalidad, y asf, habituándose a ser pronta ycumplidamente servido de todos y en todo,llega a forjarse un carácter autoritario, exi-gente, caprichoso e intolerante con todo lo queno satisfaga pronta e inmediatamente sus de-seos, hasta el punto de que no es extraño al-cance los grados de aoberbia insoportable.Este hábito de ser prontamente servido detodos y en todo sin reservas, crea en su menteuna imagen falsa del mundo y de la vida y uneg^ocentrismo que chocará pronto al enfren-tarse con la realidad social.

Si, por el contrario, el niño pertenece a fa-milfas más humildes, donde acaso la tonali-dad moral sea más deficiente, suele caer en elabandono. En muchos casos, la subestimaciónpersonal, unida a la escasez de recursos eco-nómicos de los padres, quienes han de sopor-tar al hijo como una carga demasiado pesa-da, llega prontamente a invadir el ánimo delniño, acentuando su sentimiento de inferiol•i-dad con todas sus desdichadas consecuencias.En tales casos el "pobre cieguecito", comosuelen llamarle en tono compasivo, quedaabandonado a su miseria, entregado en manospoco dispuestas para su educación, mientraslos padres atienden a sus trabajos, cuandó noes objeto de explotación de la caridad pública,último grado de miseria a la que puede lle-varae la educación y la vida de estos mucha-chos, porque las impresiones recibidas por to-dos los niños de esta edad son tan perdura-^hles que ni las imágenes recibidas del mun-do en esta edad ni la estructura que hayandado al carácter y a ia vida afectiva, logra-rán borrarlas por completo cualquier vida pos-terior ni aun la más acertada acción educa-tiva, sino que sus huellas quedarán perennesen el alma de quien las experimente, constitu-yendo en el transcurso de la vida un constan-te tormento y un serio impedimento para lasrelaciones sociales. Esta desdichada explotá-ción del ciego mediante la mendicidad, aúnsubsistente en muchos pafses, ha desapareci-do hoy por completo en los más avanzados,y entre éstos en España, gracias a la acciónprotectora de la Organización Nacional deCiegos.

Gran parte de las dificultades con que tro-^pezamos en el trato con muchos ciegos adul-tos obedecen a deformaciones caracterológi-cas consecuentes a aquellas deficiencias edu-cativas en su infancia; deficiencias que con-tribuyeron a hacer de aquellos niños unos in-adaptados sociales cuyas consecuencias en laedad adulta son ellos los primeros en sufrir.

De aquí el que para remediar estas deficien-cias de la éducación preeseolar, la acción pe-dagógica habrá de aer orientada desde el pri-mer momento y desde la edad más tempx^anaa fomentar en el niño su personal valimiento,estimulando sus facultades y su espíritu,como se hace con los niños videntes.

II

LA SUSTITUCIÓN DE LA VISTA POR EL TACTOY EL OÍDO.

Toda la posibilidad de redención social delciego descansa en la de sustitución del senti-do que perdió por otro que no sólo pueda in-formar a la conciencia sobre el mundo de lamateria, sino que le permita el enriquecimien-to necesario de la mente y le suministre losdatos precisos para su funĉionamiento e1i laelaboración de las ideas. De otro ladó, todo elvalor que la vista tiene como elemento de pro-tección y gufa de nuestra actividad debe deser igualmente sustitufdo por el de otro sen-tido en quien carece de la percepción óptica.Esta sustitución está ya realizada de modonatural y permanente aun en quien g^oza dela vista, por el tacto y por el oído, y de aquíque sean éstos los dos sentidos cuya educa-ción es absolutamente necesaria para que pue-dan suplir a la vista. Veamos, siquiera sea li-geramente, qué cualidades tienen talea senti-dos y qué posibilidades nos ofrecen para laeducación del ciego.

a) El tacto.

Es una creencia muy extendida la de que,al perderse un sentido, toda la pote^ICialidadsensorial correspondiente a éste se acumulaa la de los restantes, incrementándola. Talcreencia, que no tiene otra fuente que la vul-gar observación y el desconocimiento de laverdadera capacidad perceptiva de cada unode los sentidos, ha hecho creer en una super-sensibilidad táctil de los ciegos hasta contar-se de ello verdaderas fábulas. La realidad, em-pero, es muy otra, ya que hemos de comenzarpor afirmar que ninguno de nuestros estudiosde investigación dirigida a determinar lo quehubiera de verdad en tales creencias nos loha confirmado. Antes al contrario, la conclu-sión ha sido siempre la de que los ciegos, porel simple hecho de haber perdido la vista, nohan ganado nada en sensibilidad táctil. Encambio, hemos encontrado un notable incre-mento de esta sensibilidad en personas que, sinhaber perdido la vista, se han habituado, porrazón de su profesión, a ejercitar mucho eltacto.

El tacto es una función psicofísica comple-ja que implica dipersas modalidades, las cua-les, aunque independientes unas de otras ensu proceso anatomofuncional, contribuyen si-multáneamente con valor de complementa-ción mutua en la percepción ordinaria de losobjetos.

Los conocimientos obtenidos a través deesta vía perceptiva tienen, en ^general, una es-tructura diferente segíin el valor cuantitativode aportación de cada uno de los factores ele-mentales y de cuya integración resulta la"imagen táctil". El contacto, la presión, latemperatura, el dinamismo, etc., son modali-

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LA EDUCACIbN DE LOS CIECOS 103

dades que descubrimos en el tacto, pero no esel grado de desarrollo de cada una de estasmodalidades aisladas lo que interesa, sino elvalor cuantitativo de aportación proporcionalal acto complejo de la percepción. Cuando através del tacto llegamos al conocimiento deun objeto, es indudable que no obtenemos deél una imagen mental simple (salvo en casosmuy excepcionales analíticamente prepara-dos), ni tampoco diversidad de imágenes in-dependientes e inconexas de cada uno de losaccidentes, sino un complejo unificado de imá-genes que toman asiento en nuestra concien-cia por una aimultaneidad funcional y repre-aentativa consecuente a una simultaneidad deexcitaciones por los elementos que constitu-yén el conjunto formal, aunque en el procesopsicológico puedan distinguirse los compo-nentes.

Sin que hayamos de entrar aquí a hacer unestudio psicológico del tacto, estudio que yahemos publicado y cuyos resultados puedenverse en los lugares hacia los cuales encami-namos al lector en la nota bibliográfica quedamos al final de esta exposición, la experien-cia nos ha demostrado qu^ el rendimiento deeste sentido en el acto del conocimiento de-pende muy estrechamente de la atención queacompaña a su aplicaeión en el mornento de lapercepción, y de la educación adquirida porun ejercicio frecuente, juntamente con la for-mación en nuestra conciencia de núcleos deatracción asociativa y de estructuración delos datos que se perciben. Así, por ejemplo, elacto de leer con la vista, que debiera suponerla visión distinta de cada uno de los signosgráficos, tanto en su simplicidad como en suenlace, está muy lejos de realizarse con esterigor perceptivo, sino que hay un mínimo deexcitación que ea suficiente para poner enmarcha el mecanismo mental en la captacióndel contenido de la escritura. Esto mismo pu-diera decirse de la percepción de otras cate-gorfas sensibles, encontrando su paralelo enel acto de leer por medio del tacto la escritu-ra de puntos en relieve, habiendo quien la rca-liza incluso con los dedos cubiertos por grue-sos guantes de piel o de lana.

La, conclusión, pues, a la que hemos llega-do en el estudio de la sensibilidad táctil de losciegos comparada con la de los videntes, esque no existe diferencia anatómica ni fisioló-gica entre la mera sensibilidad de unos yotros, diferencia no ya cualitativa, sino de in-tensidad perceptiva. Antes al contrario, unciego que no haya ejercitado delicada y am-pliamente su tacto, muestra en él un embota-miento que acusa^una gran disminución en susensibilidad, cosa que no ocurre a quien lo haejercitado, y en quien se suele encontrar unasuperioridad paralela al grado de ejercicio.

En cuanto a la capacidad p, rceptiva quepuede adquirirse por este ejercicio, en nues-tro estudio sobre la expresión de las imá ĝe-nes táctiles de los ciegos por medio del mo-delado, hemos podido ver que es posible con-seguir por medio de la educación un gran in-

cremento de la capacidad táctil para la cap-tación de las formas simples de los objetos enestado de reposo ; para la reconatrucción sin-tética de los elementos suministrados por eltacto y para la ordenación mental en armo-nía del conjunto formal percibido, todo ellocon una exactitud y precisión bastante ele-vadas que permite la conservación en la me-rnoria de las imágenes obtenidas por percep-ción táctil con resultados eomparables a losde las obtenidas por vía óptica.

En cambio, la imagen de la forma dinámica,por su inestabilidad, escapa a la percepcióntáctil. Un ciego no tendrá jamás imagen al-guna de un galgo corriendo tras una liebre,de una lucha de gallos, de una eorrida de to-ros o del vuelo de una mosca, aunque a decirverdad, su imaginación puede suplir en buenaparte lo que aus manos no pueden tocar, comolo encontramos demostrado en muchas de lasversiones materiales del contenido de su men-te a través del modelado.

Del mismo modo, la captación de imágenespor recomposición imaginativa sugerida pordescripciones verbalea, es posible siempre quelas palabras expresen con la suficiente preci-sión y en el orden de composición estructuralnecesario, aquello que se trata de dar a cono-cer, y muy especialmente de la exactitud conque se describan las formas estereognósicas.Sobre este último aspecto, en nuestro estudiosobre la capacidad de los ciegos para la ver-sión material de compoaiciones figurativasmentales, hemos podido ver cuán grande esla del tacto para la adquiaición del conoci-miento de la disposición espacial de las cosasy para la realización de estructuras materia-les de gran complejidad, todo lo cual nos per-mite asegurar que, por medio de una educa-ción acertada de la mano para el "tocar", sepuede conseguir hacer de ésta un buen susti-tuto de la vista.

b) El oído.

Algo muy semejante a lo que ocurre con eltacto ocurre con el oído en guien de vista ca-rece. La atención prestada a la percepción au-ditiva y el poder discriminativo adquirido poreste sentido por efecto de un mayor ejercicio,permiten al ciego la captación de multitud dedatos que escapan a nuestra audición ordina-ria. El aujeto que carece de vista se encuen-tra en condiciones favorables no sólo para lamejor discriminación de la intensidad, to-nalidad y timbre de los sonidos y de los I^ui-dos, sino para el señalamiento de la orienta-ción y procedencia de la onda sonora, siendocapaz de diferenciar entre varioa sonidos oruidos simultáneos uno de ellos que suele es-capar a la percepción ordinaria del vidente.Esta sensibilidad y capacidad discriminativaestá estrechamente relacionada con el llama-do "sexto sentido" de los ciegos, o"sensibili-dad para el obstáculo". La resonancia que lasondas sonoras producidas por los golpes del

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bastón o por las pisadas producen al chocarcon los objetos, eŝ fácilmente captada en in-tensidad y dirección por el ofdo del ciegocuando aún no han sido percibidos por el vi-dente.

Hemos de declarar, sin embargo, que exa-minadoa los ofdos de ciegoa y de videntes nohemos encontrado diferencias especfficas, nien cuanto a la sensibilidad para la intensidadni para la tonalidad. En cambio, la hemos en-contrado muy acentuada en la discriminativa,aeaso influenciada también por la mayor con-centración de la atención.

Rssumiendo, pues, diremos que si bien noexiste un mayor desarrollo anatómfco ni fisio-lógico en el tacto ni en el ofdo del ciego conrespecto a los del vidente, existe la posibili-dad de que mediante una educación dirigidase me joren sus poderes perceptivos y discri-minativos hasta alcanzar un nivel muy supe-rior al que alcanzan en las personas videntes.

EDIICABILIDAD DEL NIÑO CIEGO.

La deflnfeión teleológica de la educación delciego no se difereneia en nada de la del vi-dente, ya que aquél es un ser humano que,como tal, tiene que cumplir sus fines terrenosy ultraterrenos. Sin embargo, el hecho de quese vea obligado a cumplirlos con menos ele-mentos que los demás hombre^ da a esta edu-cación un carácter especffico no ablo en cuan-to a sus modalídades metodológicas, sino in-cluso en sug directrices. Por eato vamos a pa-sar, aunque sólo sea una ligera revista, a loscaracteres que debe tener eata educación, a laamplitud en que puede conseguirse y la orien-tación que debemoa dar a nuestra labor do-cente, tanto en el orden ffsico como en el in-telectual, moral, religioso, profesional y so-cial.

a) Educación fásica.

A tres aspectos fundamentales ha de aten-der aquf el educador: al desarrollo orgánicoen general para corre^ir los vicios consécuen-tes a la quietud preescolar; a la educación delos sentidos, principalmente el tacto y el oído,y a la educación de la mano hasta conseguirdarle una gran soltura ,y habilidad, especial-mente para lo que en el lenguaje de los ciegosse llama "ver"; esto es, hasta hacer de laa ma-nos unos verdaderos "ojos táctiles" a fin deque sean capaces de percibir con propiedady precisión.

b) Edueación intelectual.

El desarrollo que las facultades intelectua-lea de los ciegos pueden adquirir medianteuna metodologfa adecuada es muy elevado.La atención, la memoria, la imaginación y lasfacultades superiores de la inteligencia llegan

a alcanzar un nivel normal. El contenido dela conciencia, si bien resulta alterado por lafalta de las imágenes ópticas con traacenden-cia a los productos menta.les elaborados conlos datos de procedencia aensorial, es bastan-te rico, porque el procéao constructivo del jui-cio y del ra.zonamiento es perfecto.

La percepción táctil es, en cambio, más len-ta y penosa que la óptica, aun para aquellosdatos que pueden ser percibidos por ambossentidos, tales como la forma y la posiciónespacial de los objetos. El carácter analftico-sintético del tacto que obliga a percibir prime-ro los elementos de las cosas para reconstruir-los después mentalmente, constituye una com-plicación perceptiva de que está libre la vista.Por esto, los datos suministrados por la per-cepción táctil sobre la figura y la disposiciónespacial de los ob jetoa resulta siempre máspobre que la óptica. No obstante, es posiblemediante una accibn educativa dirigida con-seguir una gran precísión de los datos táctilessobre las categorias mencionadas.

La instrucción mental, que en el ciego tie-ne su peculiar metodologfa, puede llegar agran altura en todas las ramas del saber hu-mano y en muchas de ellas igualar a la delvidente. Entre nuestros alumnos se cuentahoy un elevado número de bachilleres, maes-tros de enseñanza primaria, peritos y profe-sores mercantiles, licenciados y doctores endiversas ramas universitarfas. La Líteratura,la Filosoffa, la fteligión y en general todas lasciencias del espíritu pueden ser penetradaspor ellos sin ninguna diñcultad. En la Mate-mática hemos llegado a una altura insospe-chada. Asf, la Aritmética razonada, la Geome-trfa métrica y la analitica; el Algebra elemen-tal y superior, la Tri^gonometrfa y amplias no-ciones de cálculo infinitesimal aon hoy del do-minio de nuestros alumnos, avanzándoae enestos estudios a medida que se me joran losmedios didácticos. Incluso en las ciencias dela Naturaleza y sus afines se ha llegado a granaltura, y entre ellas en la Física, Qufmica yCriatalograffa. Estos éxitos, que no constitu-yen quimeras, sino verdaderas realidades, nospermiten confiar en que mediante una accióndocente adecuada ea posible que los ciegos lle-guen a adquirir un nivel cultural concordan-te con la época en que viven, que al par queforme sus mentes les capacite para el inter-cambio espiritual con los hombres todos enel campo de la ciencia, de las artes o de lasletras.

c) Educaci6n religiosa y moral.

En el aspecto religioso la educación del cie-go no presenta ningún carácter especial. Elespf ritu humano se manifiesta en toda su in-tegridad y en la plenitud de sus valores, ylas creencias religiosas adquieren todo su vi-gor. La fe religiosa del ciego es algo que noprecisa estimulo si el medio en el que viveno se la hace perder, y en eate sentido nadahay que lo diferencia del vidente. Incluso

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LA EDUCAC16N DE L08 CIEGOa

quien además de ciego es sordomudo mantie-ne viva en su espfritu la llama de la fe, y nos-otros, como educadores, hemos de cuidar deeata fe como del más preciado tesoro de quienhabiendo perdido la luz de sus ojos ha de ilu-minar su vida con la de su espíritu; con esaluz sobrenatural que el Supremo Creador pusoen el alma humana, y que ai en todo hombrees fuente de vida y punto de salvación, en elciego es además refugio y consuelo.

Poco tiene, pues, que hacer aquí el educa-dor, que no sea proteger esia manifestaciónnatural del espfritu de sus educandos, porqueestas miamas creeneias le llevan fácilmente ala práctica de las devociones y de los Sacra-mentos al igual que a cualquier vidente.

En el orden moral, en cambio, el educadortendrá que poner sus mayores cuidados, por-que eI ciego, como todo hombre, se encuentraexpuesto a deformaciones viciosas de las quees preciso cuidar mediante una educación pul-cra y muy vigilada.

La ceguera ha constitufdo siempre y cons-tituye aún hoy, pese a todos los avances con-seguidos y a las afirmaciones que venimos ha-ciendo en contrario, una deficiencia que nosólo excita hasta las fibras menos sensiblesdel sentimentalismo humano, sino que ofre-ce, sin duda, a todo vidente la perspectiva másterrorffica que ofrecerle pudiera cualquierotro defecto ffsico. Para quien no está acos-tumbrado a tratar a los ciegos, aunque co-nozca la verdadera realidad que constituye laceguera ,y los grandes valores eapirituales queae esconden tras unos o]os sin luz, la presen-cia de una persona sin vista le impresiona tanprofundamente que, de modo instintivo, sesiente alterado en toda su afectividad, apare-ciendo como primera y más sobresaliente ma-nifestación la de conmiseración y, en conse-cuencia, una tgndencia instintiva a dar al cie-go un trato de excepción, de tolerancia y decompIacencia inusitados, cosa que no ocurreen igual grado con la presencia de ningún otrodeficiente aensorial ni físico ni psíauico. Estetrato de excepción rompe automáticamenteel equilibrio moral que para el. ciego reclama-mos, porque en lugar de ser tratado en pari-dad, como un miembro más de la colectividad,en la que acaso no ha,ya uno solo ffsicamenteperfecto, ya que son infinidad los mutilados,enfermos y otros deficientes, lo trata comoun ser excepcional ; unas veces porque a causade la subestimación de su capacidad real Ieniega derechos que en justicia le correspon-den, tratándolo como a un menor; otras, por-que tiene con éI tolerancias y condescenden-cias que tras ser igualmente injustas y noci-vas para su formación moral y social, el mis-mo ciego está muy le.los de recibír con placer.

Es evidente que, desde el momento que elmundo tiene para con el ciego un trato de ex-cepción por la sola razón de su ceguera, secorre el rieago de que este trato lo sea mu-chas veces de injusticia, la cual, sentida comotal por quien lo recibe ha de producir unaperturbación moral. Toda negación gratuita einjustificada de derechos sociales, como todo

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trato injustificado de favor es perturbadoradel sentimiento moral, y el ciego normal, tén-gase esto muy presente, es un ser que, por na-turaleza, mantiene muy alto el sentimiento dela justícia, de la dignidad y del honor, y losvalores éticos no sólo son para él discernidoscon plena inteligencia, sino respetados con lamáxima pulcritud. El peligro está precisaxnen-te en que el ciego sabe que por la simple im-presión que au ceguera produce en las gen-tes puede conseguir un trato de favor en cual-quier situación en que se encuentre, pudiendo,al amparo de ella, conducirse en forma queno serfa tolerada a una persona vidente. Esdeeir, eI ciego sabe que puede explotar social-mente su ceguera; pero así como al ciego nor•mal, de recta personalidad y de pulcra con-ciencia moral repugna esta explotacíón y tra-to de favor, se corre el riesgo de que por unaeducación descuidada nuestros alumnos cai-gan en la tentación y sigan caminos torcidos,sobre todo allf donde la unión espiritual ,y so-cial con el vidente no ha sido aún consolidada.

Es precisamente de la falta de conocimien-tó de los verdaderos valores del ciego y de lapobreza. de relaciones sociales con el videntede donde nace este peligro que tanto nos pre-ocupa a los educadores.

Sobre este peligro hemos de contar con elque se deriva de la falta de conocimiento deImundo ,y sus realidades por parte de los edu-candos, quienes por vivir en internado diezdoce y aun más años, con escasas relacionessociales es preciso dota^ de una sólida con-ciencia moral que les prote^a en su trato conlas gentes, contra los vicios humanoa y con-tra todos los peligroa del mundo, ese mundodesconocido por ellos en el que tienen que lu-char con nobleza, pero con menos elementosque los demás hombres; ese mundo que lesespera a la salida de las instituciones de edu-cación y cuya perapectiva ensombrece con fre-cueneia el ánimo de nuestros jóvenes, espe-cialmente en el momento decisivo de lanzarsea la vida en la que tras un choque violentíaimohan de regir por sf mismos sus propios des-tinos.

Por esto, la educación del ciego debe hacer-ae en aproximación al vidente para que estasrelaciones favorezcan un mejor y más com-pleto conocimiento que permita dar a aquélel trato social que en justicia merece, al parque le facilite el conocimiento de un mun-do en el que habrá de intercalar su actividad.Esta educación debe comenzar desde la infan-cia. De este modo la desorientación con quelos jóvenes ciegos se lanzan a la vida antela oscura perspectiva que ésta les ofrece, seatenuarfa, muy especialmente, si de su tratocon las personas videntea nacieran perdura-bles lazos de verdadera amiatad y mutua com-prensión.

d) Educación social.

Si en la parte ffsica y en la intelectual sehan alcanzado muchos y muy satisfactoriosresultados, en el orden socia,l queda aún mu-

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106 EI. CIF.GQ Y SiI I;DUCACIÓN. EL c'ROIŜLEMA P^ICOLbGICO

cho por conseguir hasta hacer del ciego unhombre plenamente integrado en el comúnvivir de la Humanidad.

Por esto, nosotros hemos creído que el úl-timo paso de la educación infantil ha de serel de la orientación y formación profesional,única forma de vida que debe esperarle a lasalida de las escuelas, con no menores garan-tías de ocupación que las de las personas vi-dentes. Esta aspiración no es en modo algu-no quimérica si consideramos que ella es laúnica forma de vida admisible en la sociedadactual para quien no está tota.lmente incapa-citado para toda clase de trabajo. La, acciónpara conseguírla habrá de ser doble y simul-tánea; de un lado habremos de capacitar anuestros alumnos para el trabajo medianteuna acertada orientación profesional y unaamplia formación técnica, y de otro, habremosde realizar una activa propaganda entre laspersonas videntes que ponga de manifiesto losauténticos valores que pueden coexistir con laceguera y la capacidad de aportación, de quiencarece de vista, a las actividades comunes; ypuesto que un hecho vale por todas las razo-nes, nosotros podremos derrumbar con unosolo todos los erróneos y gratuitos argumen-tos por los que hasta ahora se han tenido ce-rradas a los ciegos las puertas del trabajo,creando así para ellos un futuro que no trai-ga sobre su dorso otras inquietudes que lasque inevitablemente se ciernen sobre los de-más trabajadores, pues por fortuna son mu-chas y muy variadas las ocupaciones profe-sionales que, dada la actual división de1 tra-bajo en la industria moderna, pueden ser rea-lizadas sin el obligado emlaleo de la vista, sien-do ya numerosísimos los ciégos que están pro-bando con los hechos su capacidad para lasmás diversas actividades profesionales tantocientíficas como literarias, artísticas o sim-plemente manuales.

III

LA INCORPORACIÓN DE LOS CIEGOS AI^ TRABAJOPROFESIONAL.

La integración del ciego en la vida del tra-bajo, última etapa de la acción edttcativa ypunto fínal de su preparación escolar, cons-tituye el tercer problema del que queremosocuparnos, el cual, por su trascendencia, nopodemos eludir en esta exposición de proble-mas pedagógicos que la educación del ciegonos plantea, si bien, dados los estrechos lími-tes de este estudio, nos limitaremos a señalarlas grandes directrices que, por su importan-ci.a, creernos deben ser conocidas de cuantosse interesan por la suerte de los privados dela vista.

La definición más completa que se da deltrabajo profesional eu la que lo considera como"una ocupación habitual, permanente, retri-buída y útil a la colectividad humana". Yaraque cualquier actividad pueda considerarsetrabajo profesional es preciso que reúna estas

cuatro cualidades fundamentales; es decir, hade ser ejercida con hábito y, por lo tanto, conconocimiento y dominio de ella; ha d.e ejer-cerse en permanencia y con valor de actuali-dad; ha de ser retribuída económicamente yen razón del esfuerzo realizado en su ejerci-cio ,y la prestación social que ella supone; ylIa de ser útil a la colectividad, esto es, a lavida de los demás. Esta consideración de uti-lidad social es, sin duda alguna, la que carac-teriza y define más fuertemente a una profe-sión, porque cualquier actividad humana quecareciera de utilidad para alguien o que sólolo fuera para el propio que la realizase, care-cería del valor consustancial y trascendentecomo intercambio de servicios que en la orde-nación social histórica dió origen a las pro-fesiones, sobre el que se sustenta y por elcual se justifica.

Cuidando la satisfacción de estas exigen-cias, la ocupación profesional de los ciegosconstitu,ye uno de los problemas más delica•dos y difíciles no sólo porque ha,y que ven-cer los obstáculos consecuentes a la carenciade ^zn sentido tan importante como la vista,sino por la resistencia ancestral de los hom-bres a admitir en los privados de este sentidouna capacidad suficiente para el desempeñode una acupación profesional determinada enla, que pueda dar un rendimiento estimablecuantito.tiva ,y cualitativamente considerado.Para resolverlo hay que atender a cuatro gran-des factores fundamentales que constituyena.su vez otros tantos problemas parciales, asaber: el reconocimiento de la capacidad per-sona.l disponible o aptitudes qlle restan a quienperdió la vista; lo que el trabajo (cada ocu-pación) pide al trabajador, esto es, la posi-bilidad de que una profesión pueda ser ejer-cida sin el obligado empleo dé la vista; lacoordinación subjetivo-objetiva de las ener-gías físicas y psíquicas de cada individuo conlas exigencias de cada profesión, ,y, finalmen-te, la aquiescencia social a admitir sin reser-vas gratuitas la mano de obra de los ciegos ya aceptar, estimándolo en su justo valor, elrendimiento de su trabajo. Cada uno de estoscuatro problemas se subdivide a su vez enotros varios cu,ya previa solución es precisapara la del conjunto. Acaso por esta comple-jidad, la ocupación profesional de los ciegost.enga en e.l orden histórico una vida aún muycorta, limitada a los países de gran solvenciaeconómica y social.

Dos hechos reales, frenadores de la incorpo-ración ]aboral apetecida, parecen ser los res-ponsables. El primero es la verdad indiscuti-ble dc que la pérdida de un sentido tan impor-tante como la vista resta siempre capacidadfísica y psíquica a quien la sufre, y la Huma-nidad tiene arregladas las cosas para uso ymanejo de los que gozan de Ia plenitud de lasfacultades humanas. Es la segunda, el quelos hombres en gencral y por su propia natu-raleza, viviendo más atentos a sus persona-les necesidades o a las de la mayoría, se des-preocupan sistemáticamente de los deficien-tes no sólo por ser una minoría apenas influ-

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LA EDUCACIÓN DE LOS CIEGOS

yente en la ordenación social, sino por estimarque tal atención constítuye un problema debeneficencia social que a los poderes públicostoca resolver, cuando no a la caridad públicacallejera, en lugar de considerarlo como unacuestión de justicia social que cae dentro dela ordenación laboral colectiva aunque con suscaracterísticas especiales emanadas de, la de-ficiencia padecida por el ciudadano en cues-tión; es decir, un problema de orientación yselección profesionales en el que la ceguerano constituye sino una contraindicación par-cial al igual que la constituyen la multitud dedeficxencias e inaptitudes ffsicas y psiquicasde que ae encuentran afectados la casi tota-lidad de Ios hombres. Tan sólo cuando debe-res sociales emanados de conflagraciones bé-licas han obligado a los Estados a dar satis-facción racíonal a aquellos que perdieron Iavista en ellas, han podido los hombres perca-tarse de la gran importancia individual y so-cial que el problema entraña, y dirigiendo suatención a resolverlo han podido encontrarsin grandes dificultades puestos de ocupaciónacertados para quienes habían entre.gado elpreciado y caro tributo de sus ojos en la de-fensa de su patria.

Pero he aquf que, salvo estas atencionescircunstanciales prestadas a una minoría, lasuerte de Ios privados de la vista de casi todoel mundo sigue constituyendo un problema so-cial, con frecuencia entregado a la caridadpública o a Instituciones benéficas, en las queel ciego recibe en pasividad una forma deatención económica limitada al sustento ma-terial. Incluso en muchas ocasiones en las queesta atención se procura como pago a unaprestación social profesional, ésta no consti-tuye, en realidad, más que una aparente jus-tificación encubridora del carácter deprimentede la asistencia unilateral, bien porque la cor-tedad del rendimiento no alcance a cubrir eco-nómicamente la remuneración que el obrerorecibe, o bien porque la tal ocupación no cons-tituya, en realidad, un trabajo profesional.Por esto, nosotros, quc por nuestra dedica-ción hemos tenido posibilidad de conocer elproblema espiritual y social del ciego, cuálesson sus anhelos y nobles afanes y cuáles sonIos verdaderos valores físicos inteIectuaIes yespirituales de todo orden que pueden escon-derse tras unos ojos sin luz, no cesamos ennuestra pretensión, afortunadamente seguidaya ,y cumplida en algunos países, de incorpo-rarles plenamente a,l trabajo en una actividadreal y verdaderamente útil a la colectividadhumana, sin simulaciones hipócritas ni acti-tudes esquivas, en lo que puedan dar un ren-dimiento efectivo al igual que cualquier otrociudadano. Esta es la finalidad que nos mue-ve a dar a conocer al mundo los valores coexis-tentes con la ceguera y las posibilidades quela profesiología actual ofréce a su aplicacióncon un rendimiento eficiente y económico, pocoy mal conocidas todavía por la ancestral creen-cia de que la vista es indispensable para elejercicio de cuaIquier actividad profesional.

Bien es verdad que, junto a eate descono-

107

cimiento existe el hecho real de la superabun-dancía de Ia mano de obra de sujetos normal-mente dotados, lo que hace prácticamente di-fícil la competencia del ciego, aparte del te-mor que las empresas sienten de incurrír enresponsabilidad por el mayor peligro en quecreen situado al ciego frente a posibles acci-dentes que éste evitaría más difícilmente queel vidente; pero tales obstáculos pueden sersalvados por una acertada ori.entación profe-sional, con una formación técnica suficientey con disposiciones protectoras del trabajo delos ciegos que en nada forzarían ni la liber-tad del ejercicio profesional ni el derecho delas empresas a elegir a sus productores conlas garantfas éticas y profesionales indispen-sablea, y, en último extremo, con la instala-ción de talleres especialmente destinados aabsorber la mano de obra de los ciegos en for-ma y condiciones acomodadas a la capacidadde cada uno.

Así aituados, veamos qué panorama se ofre-ce a nuestra vista de educadores y de orien-tadores de ias actividades de los deficientesópticos y qué medidas podemos tomar paracontribuir del modo más acertado y garantea que la vida de estos hermanos nueatros seencamine por la ruta de una laboriosidad fér-til, útil a la Humanidad y suficientemente re-muneradora que les redima diglla y plenamen-te con la coparticipación en las actividadescomunes a todos los hombres.

PROFESIOLOGÍA PARA LOS CIIĴGOS.

La base objetiva sobre la que descansa todaposibilidad de ocupar a los ciegos en el tra-bajo es lá de que éste pueda ser realizado ainel obligado empleo de la vista, sustituyendoIa íntervención de este sentido por el tacto 0i^or el oído, o por medios materiales más o me-nos automáticos, ,y en nuestra comunicaciónpresentadá al Congreso Internacional de Psi-cotecnia de Berna en 1949 ,ya dimos a conocercuáles eran estas exigencias y los diversosproblemas que planteaba el trabajo de losciegos.

Hasta época relativamente próxima, la. fa-bricación de cualquicr artícttlo era realizadaíntegramente por una sola persona (artesa-nía) o por un número muy reducido de ellas.Esta necesidad obligaba al trabajador a re-unir un número elevado de cualidades físicasy psíquicas para poder realizar por sí solo lasdiversas operaciones que la obra total. recla-maba, siendo poco probable que entre ellas nose encontrase la vista. Sin embargo, hoy, con laorganización científica del trabajo, con la es-pecialización y aun con la mecanización ,y au-tomatización, cada operación ha quedado detal modo simplificada que la tarea de cada tra-bájador es casi siempre elementalísima, porlo que habiéndose reducido las exigencias de la.persona que ha de realizarlas, el número depuestos de trabajo accesibles a los cíegos hacrecido de modo considerable. La tarea, pues,

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108 II, CIF^ Y SU EDUCAC16N. EL PROBLESiA PSICOL8QIC0

buscar en eate océano de actividades cuálesson aquellas que pueden ser realizadas sin eloblígado empleo de la vista, tarea que ae re-duce un tanto porque el número de ciegos áocupar en cualquier país es siempre pequeñoen relación con la población total del mismo,por lo que bastará encontrar un número pru-dencial de ellas suficientemente amplio parasituar con un adecuado ajuate de aptitudes aquienea ae encuentren en edad de trabajar.Así lo hemos llecho naaotros en Eapaña, y delresultádo queremos dar aquí aunque sólo seaun breve resumen por la utilidad que su co-nocimiento puede tener para nuestros propó-S1t08.

Ninguno de loa grandes aectorea en que or-dinariamente ae encuentra dividida la profe-siología general deja de ofrecer puestoa detrabajo para quienea carecen del aentido dela viata. Aaí, los encontramos en los clásicosgrupos de profesionea intelectuales, intelecto-manuales y preferentemente manualea, y ennuestra comunicación preaentada al CongresoInternacional de Londres en el año 1955, he-mos podido ofrecer una lista de más de qui-nientas distribufdas en loa trea grupoa clási-cos, fruto de nuestro eatudio realizado juntoa los propios trabajadores videntea en más decien induatrias ^grandes y pequeñas) que tie-nen pleno desarrollo en España y que puedentenerlo en cualquier país. Estas profeaionea,que pueden ejercerae bien aea libremente, bienaea en pequeños talleres domésticos, en me-dianas industrias y en grandes empresas, ofre-cen un amplíaimo panorama de poaibilidadesde ocupación a quienes, privados del sentidodé la vista, quieran incorporar su actividadal mundo del trabajo. De ellas damos a con-tínuación una relación, que sin agotar las po-aibilidades exiatentes en la actualidad, ponede manifleato la amplitud del campo laboralque se lea ofrece gracias a la extraordinariadivisión del trabajo moderno.

LISTA DE PROFEáIONES PARA CIEGOS ESTUDIADASEN ESPAÑA.

PRIMER GRUPO: Profesiones prejerentemcnte dnte-lectuaies.

AbogadaCompositor de música.Filósofo.Literato.Poeta.Proleaor de Enaeñanza Medía y Superíor (en Filo-

soPía, Literatura, Lenguas, etc.).

SEGUNno cRUro: ProJesdones dnteloctomanuales.

Maestro de EnsePianza primaria.Masajísta.Múaico ejecutante (organiata, píanísta, violinísta,

etcétera).Telefoniata.Impresor en "Braille".Esteno-dactildgrafo en relieve.Vendedor de productos diversos.Jefe de pequeiias empreaas o de aeccíones admínis-

trativas.

TERCER GRUPO: ProJesdones preferentes manuaTea.

Relación de dn^lustrdccs:

Abanicos.Abarcas de cuero y de goma.Aceitunas (manipulado).Acuíiación y eatampacidn de metales, cart ŭn, pláa-

ticos, etc.Aeroplanos.Aglomerados de corcho, serrtn, mármol, carbdn,

etcétera.Alumbrado (montaje de lámparas díversas).Alambre (operacionea y objetoa diversoa).Alfileres.Algodón en rama e hilado.Alpargatas.Apósítos antiaéptícoa.Armazdn y cubíertaa para pantallaa.Armonios y órganoa (reparación y atínacíón).Aaíentoe y reapaldoa de síllas, butacas, etc.Automdvíles (induatria en general).Azúcar (estuchado).Bandejas de cartdn, piástico, etc.Bicicletas.Bisuteria.Bolsas de papel, hule, pláatico, etc.Bombonea y caramelos.Botonea.Brochea metálicos para usoa diveraos.Brochas de afeitar, de pintar, etc.Cajas de cartdn.Calcetínes y medias.Calendaríos.Cepíllería en general.Cedazos.Cerillas ,y fósforos.Cestería en general.Confettí, serpentinaa y artlculos de verbena.Corchetea.Cordeleria.Coronas y Plores artificiales.Cortínas y persianae de eaterilla.Cubíertas de alambre para botellaa.Chocolatea.Colchoneria en general (colchonea, edredones, al-

mohadas, etc.).Cajas de corcho para usos diversos.Carpetas.Dentífricos.Dientes (palillos de)Efectos militarea y navalea diveraos.Electricídad (montaje de aparatos diveraos).Empajado de botellas.Embotellado de vínoa y otroa productos.Envases de aluminío, cartón, pláatíco, hojalata, et-

cétera.Envasamiento de multitud de productos comer-

cialea.Encuadernacidn.Eacobas.Eaparterfa en general.Faroles y globoa de papel.Fideos y paata para sopa. .Fondgrafos.Forramíento de botonea.Fotografia (manipuladoa diversoa de laboratorio).Galletas.Géneros de punto de algodón, lana, etc.Hilados díversos.Horquillas para el pelo.Herrajes diveraoe (montaje, empaquetamiento, et-

cétera).Imperdiblea (alfileres).Jabón de tipos diveraoa.Jaulas.Jugueteria en general.Lápícea.Limpiabarros de diversos tipos.Maletas.Mangaa de fíltrar.Mantas de lana y algodón.Maquínaria en general.Mazapanes y turrones (envoltura, empaquetamíen-

to, etc.).

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LA IDUCACION DE IAa CIEGOa 1O9

MuSecoa ^Faraguaa.Plumeroa.Papelería en general.Productos químicoa y Parmacéuticos.Planchado mecánico.Pláatico (manipulaciones diversas).Raquetas.Ratoneras.Relojeria en general.Redes y mallas.Radiotelefonía.Rosarios.Sacoa de papel, yute, etc.sillería en general.Sombreros.Sobrea de papel.Tabacos.Tejidoa.Tapones diversos.Toldos.Veatiduras de garrafones.Velas y círíoa de cera.Válvulas diversas (montaje. incluso laa electró-

nícas).Zapatos (reparación).Zuecos.

A esta lista de cien induatrias, que no ago-ta las exiatentea, puede agregarse el empa-quetamiento y envoltura de toda clase de pro-ductoa de infinidad de ellas y de las que aquíno se hace especial mención por considerarestas operacionea comunes a caai todas.

En cada una de eatas industrias y merceda la división del trabajo, es posible encontrardiversas operaciones que pueden ser realiza-das sin el obligado empleo de la vista, siendopor ello susceptibles de ocupación para los cie-gos de uno y de otro sexo. En confirmaciónde lo que decimos, y a modo de ejemplo, cita-remos solamente la per f umería, en la que he-mos encontrado las siguientes operacioneapropias para dar trabajo a loa ciegos. Helasaquí :

Pr^,RF[lMER1A: Operacionea que pueden realizar loscieqos.

1.^ Troquelado da las pastíAas de jabón.2.^ Pulído de eatas pastillas..3! Taponamiento de loa frascos de perfume.4.^ Llenar loa tuboa de dentífrícos.5.^ Envoltura de lae paatíllas de jabón.8.^ Etíquetado de los frascos de perfume.7.^ Etiquetado de loa demás productos.8.^ Forramiento de lae cajas envase.8.^ I.lenar envasee de jabón en polvo y otros pro-

ductoe de tocador.10! Precíntado de las cajas.li! Empaquetamiento de todoa los productoe.12.^ Encajonamíento de los productos para la ex-

portacíón.

Ninguna de estas operaciones exige modifi-cación de la forma del trabajo ni ofrece peli-gro alguno para el ciego, pudiendo éste hacer-lo con un rendimiento semejante en todo al decualquier vidente.

Considerando, pues, que en ninguna de es-tas industrias existen menos de cinco opera-cionea por término medio, susceptibles de serr^ealizadas por los ciegos, podrá claramenteverse que solamente en la lista que acabamosde dar hemos señalado más de quinientas pro-fesiones apropiadas a los cieqos, dentro de lostres grandea sectorea de las actividades labo-

rales, sin que le neguemos capacidad para in-troducirse en cualquiera de éstos, de canfor-midad con las naturales disposiciones y apti-tudes de cada uno.

Nuestra preteñsión no es ninguna quimera,porque más allá de nuestras fronteras hemosencontrado plasmadas en realidad nuestrasafirmaciones. Así lo hemos visto en las em-presas inglesas "Philipa Lamps Ltd.", "lkiar-coni Wirelesa Telegraph Co.", "AutomotiveEngineering" de Twickenham, "The GeneralElectric Co. Ltd." de Londrea, "Morris Mo-tors Ltd." de Oxford, "International ModelAircraft Ltd." de Wimbledon, "The WorldMoulded Metal Co. Ltd." de Romford, "KodakLimited" y otras muchas, las cualea tienenempleados a gran número de ciegoa de uno yde otro sexo, quienea realizan su trabajo conun rendimiento normal que lea permite llevaruna vida semejante a la de cualquier traba-jador, ocurriendo lo mismo en Alemania, Nor-teamérica y otroa paíaes induatriales.

Eatas realidadea, verdaderamente alenta-doras, noa traen la grata eaperanza de unavida mejor para los ciegoa de todo el mundoen un futuro próximo, riaueño y alentador.Poco importa que la eolución ae dé a travésde trabajoa libremente ejercidos, en tallerescorporativoa o de leyea protectoras, can talde que dejen a salvo la realidad, autenticidad,eficiencia y utilidad del trabajo dentro de lalibertad humana y de la di^gnidad personal,porque lo que verdaderamente importa es con-seguir que en sincroniamo con la actual civi-lización, el ciego salga de su postración, iner-cia pasiva, apartamiento y subestimación so-cial, aituaciones hoy injuatificadas, para in-corporarse a la vida ciudadana con e^ ejerci-cio de una actividad útil a los demás, hacien-do así su aportación a la Humanidad en for-ma noble, honrada y digna del ser humano.

Quiera Dios que las verdades aquí expues-tas muevan los corazonea de los hombrea eiluminen sus inteligencias para que estos her-manos nuestros, que dispersos por todo el hazde la tierra esperan anhelantes nueatra syudagenerosa, encuentren en eata incorporaciónr•acional, noble y digna al ejercicio de una pro-fesión útil y remuneradora el más adecuadoempleo de su actividad para el cumplimientode su humano destino.

J. PLATA.

Pelcotécnico del ColegioNaolonnl de Caego®.

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La enseñanza de los ciegos en Eepaña

UN POC,o DE HISTORIA.

Muy poco despuéa de que el francés Valen-tín Haiiy iniciara por vez primera en el mundala enseñanza de los ciegos, doloroaamente im-presionado por el eapectáculo tristemente cb-mico que ofrecfan varios de éstas, vestidoa demamarrachoa simulando una orquestina conpapeles en los atriles y grandes gafas de cartónen los ojos, Eapaña, que jamás fué la últimaen adoptar cualquier medida que redundaraen beneficio de los necesitados, y que ya te-nía atendida desde hacía muchos años la ense-ñanza de los sordomudos, ae aprestó a cuidarde la de sus ciegos con el mismo afán y de-ciaión que la iniciativa de Haiíy habfa des-pertado en los demás pafaea, allá por los fina-lea del siglo xvlu.

Como todas las ínnovacíones cuyos resul-tados no se han patentizado, los comienzoa deesta educación en Eapaña ae deben a la ini-ciativa privada y a la benemérita acción dediversos filántropos que poniendo en la obrasu corazón, su ingenio y au dinero trataronde inatruir en el arte de la música y en el dela lectura y eacritura, por medio de grandealetras en relieve, a varioa ciegos más allega-dos, principalmente en Cataluña, donde, se-

gún parece, un relojero de Barcelona llama-do José Ricart llegó incluso a abrir a aua ex-pensas una escuelita en la que él mismo seocupaba de la enseñanza de un grupito de cie-gos allá por el primer cuarto del siglo xlx.

El gran invento del francés Carlos Barbier,perfeccionado por el ciego Luis Braille, tam-bién francés, que permitía a los ciegoa escri-bir y leer empleando vn alfabeto de signosformadoa por puntitoa en relieve (el actual al-fabeto "Braille"), permitió dar a la enseñan-za de loa ciegoa, un gran impulso, a partir delaño 1$25, de este invento, y así, nuestros fi-lántropos y pedagogos fueron creciendo enentusiasmo por la enseñanza de los ciegos, lo-grando entre unoa y otros en pocos años in-teresar a los poderes públicos, hasta que alfin, don Manuel Ballesteros, que era por aque-Ila fecha profesor del Colegio Nacional de Sor-domudos, logró que la R.eina Gobernadora, do-ña Marfa Criatina, otorgase un crédito, con elque se abrió la primera escuela oficial de cie-gos aostenida con fondos del Eatada en elaño 1842.

A partir de esta fecha, una corriente favo-rable a la enseñanza de los ciegos se extiendepor todo el país. Autoridadea adminiatrativaa,filántropos y pedagogos rivalizan en au entu-

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LA ENŝk:,.CAtiZA UF LOS CIEGOS E.`: F.SPAICA 111

siasmo por esta cducación, de mado tal que alterminar el siglo x^c casi todas las provinciastenían alguna escuelita de ciegas sostenidacon fondos de laa Diputaciones, dc los Muni-cipios, de Congrogaciones rcligiosas y de lospartículares. Madrid, Barcetona, Vaiencia, AIi-cante, Santiago, Salanzanca, Burgo:e, Tarra-gona, Zaragoza, Sevilla, Badajoz, Deusto, Gi-jón y Castellón de la Plana las tenían ya poraquella feeha, y continuaron abriéndose, aun-que en pequeños grupitos, en los orfelinatosde casi todas las provincias.

Hemos de decir, sin embargo, que la mayaría de eata,a escuelitas limitaban su enseñan-za a la elemental primaria y a alguna queatra musical. Algunas de ellas tenían talle-res de aprendizaje de profesiones manuales,siendo con todo las más importantes, ademásdel Colegio Nacional de Madrid, la EscuelaMunicipal de Madrid, la Fundación privadade Santa Catalina de los Donado^, tambiénen Madrid, y las instituciones de Barcelona,Sevilla, Valencia, Alicante y Deusto.

La educación de los ciegos permitib que sunivel cultural se elevara rápidamente, y asísurgieron pronto asociaciones culturales deciegos en casi todas las provincias, con biblio-tecas, talleres y alguna escuelita de primeraenseñanza. En 1936 existían en España hastatreinta y dos de estas asociacionea, todas lascuales contribuían en mayor o menor grado alincremento de la cultura de los privados de laviata.

En el año 1938 un Decreto de nuestro Cau-dillo Generálísimo Franco dispuso que todasestas asociaciones se reunieran en una sola,que es ]a actual Organización Nacional de Cie-gos, la cual tiene como finalidad principalocuparse de todos los problemas que puedanintereear la vida de los ciegos, tanto de pro-filaxis y euración de las afeeciones de la vista,educación y enseñanza de niños y de adultos,ocupación profesional, etc., etc., y en virtud deello han sido refundidas en grandes inatitu-ciones casi todas las escuelitas que antes exis-tían, de modo que en Ia actualidad existen,además del Colegio Nacional que sostiene elEstado (Ministerio de Educación Nacional),que es el centro matriz y formador de educa-dores de ciegos, cinco grandes institucionessostenidas por dicha Organización Nacionalde Ciegos; ta,les son : uno femenino en Madrid,dos en Sevilla (uno ma^sculino y otro feme-nino), uno mixto en Alicante y uno masculi-no en Pontevedra, además de proteger algu-noa otros, y de varios que aún existen soste-nidos por las Diputaciones o por Congregacio-nea religiosas.

De todas estas instituciones, el Colegio Na-cional de Madrid es el más completo y el quetanto en su organización como en su metodo-logía y directrices pedagógicas asume todo elcontenido de la enseñanza de ciegos en nues-tro país, por lo cual vamos a.referirnos prin-cipalmente a él en el entendido de que los de-más le asemejan según la importancia y elnúmero de aIumnos que en ellos se educan.

ORDE,;A( ISh' CE'r^RAL DE I.A EN3EÑANZA.

La educación y la ensei^anza de los niñc>sciegos españoles se realiza en régimen de in-ternado. En las instituciones los educandos re-cihen, además de las enseñanzas propias dela educación primaria, media y profesional,alimento y vestido, todo ello completamcntegratis, corriendo los gastos a cargo deI Esta-do, de las Diputaciones provinciales, de la Or-ganización Nacional de Ciegos y de donacio-nes partícuIares, entre las que se cuentan sI-gunas aportaciones de los Municipios y de lasCongregaciones religiosas, Cajas de Ahorrosy otras.

Estas inatituciones están dirigidas por per-sonal pedagógico y religioso; la dirección es-tá generalmente ílevada por peraona seglar,con la particularidad de que en las que sos-tiene por sí enteramente la Organización Na-cional de Ciegos, esta dirección es llevada porpersona ciega. En todas ellas se procura dara su instalación un ambiente de hogar dondelos educandos adquieran hábitos de conviven-cia social, de religiosidad y de pulcritud fí-sica y moral.

Por excepción, aquellos niños que tienensus padres en la misma ciudad en que la ina-titución se encuentra enclavada, adquieren sueducación en régimen de aemiexternado, estoes, hacen en la institución toda la vida esco-lar, incluso reciben la alimentación compleía,pero duermen en sus casas y son vestidos poraus padres, a fin de que, a ser posible, no pier-dan eI contacto con sus familiares, cosa quefavorece notablemente la educación social deestos educandos.

Fínalmente, en la actualídad, Ia educacíónde estos niños se hace con separación de sexos,al igual que toda la enseñsnza española.

Para el logro de sus fines, las institucionesde educación de ciegos en España recogen alos niños desde su más temprana edad y nolos sueltan hasta dejarlos integrados en lavida social y en una ocupación profesional.La edad escolar abarca desde los cuatro añoshasta los dieciocho, la cual puede ser prolon-gada si el alumno se encuentra realixanda es-tudios literarios o científicos de carácter pro-fesional.

Tomando como modelo el Colegio Nacionalc.le Ciegos que sostiene el Estado, los distin-tos grados de la enseñanza que en él se da,y Ios elementos de que consta son los si-guientes :

1.° Una escuela maternal y de párvulos.2.° Una eacuela primaria completa orde-

nada en régimen graduado con una aecciónpara anormales y otra para sordomudos-cie-gos.

3.° Enseñanzas complementarias diversas.4^ Una Escuela de Música en régimen de

Conservatorio exclusivo ^aara ciegos, con ex-pedición de los títulos clasicós de éstos y delde profesor de cantos escolares.

5.° Una Escuela Oficial de Masaje paraciegos.

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112 II. CIFAO Y 6U IDUCACIÓN. EL PBOBLEMA PBIOOL^iGICO

6.° Una eacuela de oficios con dos perío-dos, uno de preaprendizaje y otro de apren-dizaje.

7.° Una sección de estudios comerciales.8° Una sección de eatudios del Bachille-

rato.9.° Una sección de estudios del A^agiste-

rio para ciegos.1U. Un seminario para la formación de

maestroa especiales de ciegos (para ciegoay videntes de ambos sexos).

11. Una eacuela primaria de ambliopes.Como elemento técnico, la institución cuen-

ta con un laboratorio de paicotecnia y orien-tacfón profesional excluaivo para ciegoa yambliopes, y como elemento sanitario cuentacon un polielínico con diversas eapeeialidades.

Las seccionea de estudios del Bachilleratoy la del )^agisterío están sostenidas en la ac-tualidad por la Organización Nacional deCiegoa.

En cuanto a los escolares, la enaeñanza aeencuentra dividida en loa cuatro períodos si-guientes:

1.° Educación preescolar (deade los cuatrohasta los ocho años) .

2.° Educación general primaria {de ochoa catorce años).

8° Período preprofesional (de catorce adieciséis años).

4.° Período profesional (de dieciaéis adieciocho añoa y más, aegún los casoa).

La enseñanza prímaría es oblígatoria paratodos los que ingresen en la inatitución, seacual sea su edad, debiendo abreviarae en cadacaao aegún se juzgue conveniente.

Todoa los alumnos reciben al finalizar suenseñanza general primaria el certificado co-rreapondiente, no permitiéndose que por nin-gún motivo el alumno acometa estudios del.13achillerato sin tener completa esta primeraenseñanza: Del mismo modo precisan de eatecertificado para pasar al grado de ampliacióno sección de eatudioa comerciales y admilŭs-trativos, los cuales en la actualidad ae reali-zan para cubrir puestoa de administración enlas dependencias de la Organización Nacionalde Ciegos.

El paso de un grado a otro ae hace por rigu-roso examen peicotécnico y pedagógico segúnlo exigido en los cuestionarios escolares.

Para el ingreso en estas escuelas es necesa-rio aer ciego, salvo en el Colegio Nacional,que tiene establecida la enseñanza de los am-bliopes, Todos los aspirantea son reconocidosdeade el punto de viata sanitario y pedagógi-co y deatinados al grado correspondiente.

EL PROF^SORADO.

La plantilla de profesores de estas inatitu-ciones está integrada por los de cultura ge-neral primaria, por los de enseñanzas artís-ticas, por los de educación física, labores yenseñanzas del hogar, idiomas, trabajos ma-nualea y enseñanzas complementarias, y seclasifiean en numerarios y adjuntoa.

Para ser profesor de cultura primaria ge-neral se necesita ser maestro de prímera en-señanza o licenciado en Pedagogía y haber rea-lizado ademáa loa estudios de especiélizaciónde la enseñanza de ciegos, pudiendo ser viden-tes, ciegos o ambliopes de uno y de otro aexo,según haya de destmarse a la enseñanza devarones o a la de hembras, con excepción dela profesora de la escuela maternal y de pár-vulos, que estará a cargo de una maestra. Elingreso en este profesorado ae hace medianteconcurso opoaición, incluso en el de adjunto.Sin embargo, un turno de provisión en e! pro-fesorado numerario está reaervado a la anti-giiedad entre profesores adjuntos con más decmco añoa de servicios.

El nombramiento, tanto de loa profesoresnumerarioa como el de los adjuntos, es provi-sional durante un año, pasado el cual, si elnombrado reúne las condíciones pedagogicasy moralea necesarias es confirmado en sucargo. _

El profesorado de las enseñanzas artísticasy demáa complementarias eatá formado portitulares o diplomados en la Inateria de quetrate, sin que precisen el título de maestrosde enaeñanza primaria, y su ingreso es aiem-pre por concurso oposicion, eatando igualmen-te constituído por profeaores numerarlos y ad-juntos, ciegos o videntes.

Los maeatroa de taller de la escuela de tra-bajo habrán de ser sometidos a un período deprueba de su capacidad para la enseiianza, ysu ingreso ae hace igualmente mediante con-curso oposición, pudiendo aer ciegos o viden-tea. ^

A1 frente de cada institución hay un direc-tor, el cual precisa poseer título de maestrode Enseñanza prima,ria y de estudios auperio-res de Pedagogía, además de la especializa-ción en la enaeiianza de ciegos, si bien el Mi-nisterio de Educación Nacional puede deaig-nar para dicho cargo a uno de loa mismos pro-fesores del centro, Hay además doa jefea delinternádo, nombrados por concurao opoaiciónentre maestros nacionalea; un capellán deaig-nado por la autoridad ecleaiástica; un psico-técnico con tftulo superior de Pedagogía y deespecialización; un secretario necesariamen-te vidente, nombrado de entre los mismos pro-fesorea, y diversos médicos que forman elcuerpo facultativo con diatintas espeeialida-des (Odontología, Oftalmología, Pediatría,Otorrinolaringología, Cirugfa, Medicina gene-ral, etc. ) .

Además del peraonal docente señalado, hayque citar a este cuerpo médico que es tam-bién profesorado de la Eacuela Oficial de Ma-saje.

Para el servicio doméstico, cada institucióncuenta además con peraonal auxiliar, tales co-mo ecónoma, practicantes, enfermeras, auxi-liares del internado, etc. Estos servicios eatánhoy encomendados a religiosas de San Vicen-te de Paúl en unas instituciones, y en otrasa personal seglar.

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LA ENSEfdANZA DE LOa CIEC09 EN EBPARA 11S

PLAN DE ESTUDIOEt.

El plan de eatudioa comprende, según losgrados, las materias siguientes, conforme conlos cuestionarios y dispoaicioxtea oficiales :

A) Escuela de enseñanzas generalespr^i.marias.

1.° Lenguaje (escritura, lectura, gramá-tica castellana y literatura eapañola) .

2^ Cálculo matemático (Aritmética y Geo-metría).

3° Ciencias Sociales (Geograff a e Histo-ria eapañola y universal) .

4.° Ciencias de la Naturaleza (Física, Quf-mica, Historia Natural y Agricultura) .

5.° Religión (Doctrina Cristiana e Hiato-ria Sagrada) .

El aistema de escritura y lectura que seemplea en España es el "Braille", ttn poco mo-dificado para su adaptación al idioma espa-ñol. La escritura se realiza sobre una pautade canales seguidas con rejilla de cuadro lisoy no sobre pauta punteada, como se hace enotros pafses, por haberse notado la ventajaque aquel material tiene sobre éate. Tambiénae emplea en los cursos superiores la máqui-na de escribir en puntos de relieve.

Para la rotulación se emplea el sistema"Ballú", que consiste en hacer en relieve pun-teado las letras de la escritura latina. A1 mis-mo tiempo ae enaeña a escribir con lápiz so-bre la pauta "Braille" dentro de los cajeti-nes de la rejilla letras muy semejantes a laslatinas, con las que los ciegos pueden camu-nicarse con los videntes.

Los ejercicios de Aritmética se hacen dedoa maneras : por medio de signos de puntosen relieve, aietema "Braille" aobre el papel, ypor medio de una caja con casilleros y cifrastipo de imprenta, con la que los alumnos com-ponen sus operacionea como lo haría un tipó-grafo o cajista de imprenta.

La Geometría se estudia sobre figura^s demadera y de alambre, y el dibu.l'o geométricoae hace por medio de un punzón que hiendeel papel colocado sobre una almohadilla, apa-reciendo la línea en relieve por el lado opuesto.

La Geografía se estudia aobre mapas de re-lieve hechos en escayola y aobre otros de pa-pel hechos con líneas de relieve punteadas.

Las ciencias de la Naturaleza ae estudian^obre los ejemplares naturales o artificialeao sobre el material convenientemente prepa-rado para poder ser percibido por el tacto, yla Religión se enseña en la misma forma que alos videntea, cuidándase de la práctica de losSacramentos y de las devociones con el mayoreamero.

B) Enseñanzas primarias complementartias.

1.° Educación fíaica y deportes.2.° Dibujo y modelado en barro.3 ° Lengua francesa.

4° Mecanografía ordinaria y eatenografiaen relieve.

5.° Solfeo y cantoa eacolares.6.° Trabajos manualea diversoa (en cartón,

madera, junco ) .7 ° Labores femeninas (costuras, eroehet,

punto de aguja).8.° Formación del Eapíritu Nacional y

Formación Política.9.° Formación familiar y aocial.10. Lecturas, conferencias, conciertoa, ex-

cursionea, etc.Todos los alumnos de la enaeñanza prima-

ria siguen éstas complementarfas, sin excep-ción. En la edt^cación física se practica ade-más de la gimnaaia sueca, la rftmíca, y enlos deportea la natación, el fútbol, el balonceato, el tiro al blanco, convenientemente gre-parado; la carrera, el patinaje y la gimnaeiade aparatos.

El dibujo que ae eatudia es el geométrico,empleándose para ello un tablero almohadi-llado sobre el que se coloca el papel y utili-zando el compás, la regla y el cartabán setrazan con un punzón laa líneas de trazo ae-guido hendiendo el papel de modo que aparez-ca el relieve por el lado inverso.

En la lengua francesa se enaeña la leetu-ra, la eacritura, ia gramática y la composicibn.La mecanograffa ea la corriente con máqui-nas usuales de tinta, y la estenograffa ea depuntoa en relieve aegún un aistema eap^afiolmixto de abreviación y signos eapeeiales.

El solfeo comprende, cuando menos, el pri-mer método de Eslava, y los cantos eacolarease haeen a coro de tres, cuatro y cinco vocea.

Loa traba jos manualea son diveraos, y porellos los niños aprenden a manejar las herra-mientas y el materia^, obteniéndoae de ellosuna elevada educación de la mano y del tac-to. Las niñas agregan lq.s labores propias desu sexo, incluao la economía doméstica, y. to-dos los alumnos realizan v Ssitaa a museos, ex-posicionea, lugarea artíaticos e hiatóricos, con-ciertos y conferencias, además de los que enprivado se realizan a diario en la inatitución.

C) Escuela-Conservatorio de Músiea.

Loa eatudios que oficialmente ae aiguen eneste Conservatorio son los siguientea:

1 ° Solfeo.2 ° Piano y brgano.3.° Violín, viola y chelo (instrumentos de

arco).4.° Instrumentos de pulso y púa.5.° Instrumentos de viento.6.° Armonía y composición.7.° Cantos escolares.

La enseñanza ciel solfeo y de loa cantoe ea-colares se extienc:e en su grado elemental atocar algún inatrumento, conatituyendo asíesta enseñanza un complemento de la gene-ral primaria.

Los alumnos que manifieatan relevantesaptitudes para la múaica siguen eatos estu•

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114 EI, CIDdO Y SU IDUCAC16N. EL PSOBLEMA PBICOL6GIC0

d^os cop carácter profesional haata termmarla carrera, ségún los planea de eatudios esta-blecidos para todoa los conaervatorios de Ea-paña, recibiendo al final, y mediante loa exá-menes correspondientes, el diploma o tftulode profeaor de música en el instrumento aque el alumno se haya dedicado, en la miemaforma que se hace en todoa los conservato-rioa del Estado.

La Muaicografía que en España ae empleaae deile a un esgat^ol, ciego, Gabriel Abreu,que nació en Madrid el año 1834 y murió enel año 18$1, deapuéa de haber aido profesordel Colegio Nacional de Ciegos y de otroa cen-tras. Sin embargo, a modo de ilustración sesuele enaQñar también la muaicografia por elsiatema "Braille", pero se prefiere la de Abreupor ofrecer mayores recuraos a la notaciónmusical.

Todos los alumnos que cursan los estudioeprofeaionales de la música eon constantemen-te llevados a los conciertoa que se celebran enMadrid, considerándose esta asiatencia comoparte de la vida escolar. Con la miama fina-lidad diaponen de aparatos receptorea de ra-dio oon independencia de los demá;e de la ins-titución, con el fin de que los alumnoa, por síaoloa, puedan oír a loa grandea intérpretes dela música en sus ratoa de descanso.

Ei profeaorado de eate Conaervatorio estáintsgrado por figuras destacadaa en sl artemuaical español, directorea de orqueata, so-liata^ y compositores, dividiéndose igualmen-te en numerario y adjunto.

D) Eseuela 0 f icial ^de Masaje.

E1 plan oficial de estudioa de esta eacuelaea el siguiente :

1° Anatomia y fisiologfa humanas.2° Higiené del cuerpo humano.3:° Fisica aplicada al masaje.4 ° Mecanoterapia y electroterapia.5° Aplicaciones diversas del maaaje.6.° Prácticas de masaje.

El ingreso en esta eacuela profesional sehace mediante examen pedagógico y de apti-tudes. Los estudios duran doa cursos acadé-micos normales y al final los alumnos reci-ben el tftulo oficial que les autoriza para ejer-cer la profesión con arreglo a las leyea.

EI profesorado de eata eacuela está inte-grado por médicos y licenciados en Cienciasy tiene aneja una consulta pública de tera-péutica y masaje montada con todos los ade-lantos modernos, la cual sirve de práctica alos alumnos.

E) Eacuela de o ficioa.

La eacuela de oficioa actualmente existenteconsta de los siguientea tallerea :

1 ° Cestería y sillería.2 ° Escobería y brochería.

3° Coronas y floreg de perlas.^.° Géneros de punto.5.° Afinación y reparación de pianoe.6 ° Imprenta "Braflle".7.° Encuadernación.

Laa enseñanzas de esta escuela eatán divi-didas en dos períodos: uno de preaprendiza-je, que sirve de complemento a la escuela pri-maria y de orientación profesional, y otro deaprendizaje profesional propiamente dicho.

Todos los alumnos de la escuela primariareciben alguna de eatas enseñanzas, al miamotiempo,que en ella ae manifiestan eus incli-

^ nacionea y sue aptitudes para una mejor orien-tación profesional.

Estos oficios tradicionalea en las ocupacio-nes de los ciegos de todo el mundo, eatán hoyen baja, por la introducción del maquinismo,que no admite cornpetencia con el trabajo ma-nual, por lo cual se estudia la manera de en-sanchar el campo de las posibles ocupacionescon aquellas más en concordancia con las ac-tuales directrices de la induatria, teniéndoaeen proyecto ampliar eata escuela de oficioshaata doa docenas de tallexea diveraos. Sinembargo,'por la dificultad de que el aprendiza-je d,e una multitud de pequeñas ocupacionea,de que la industria está llena, susceptibles deser desempeñadas ain el empleo de la víata,puedan ser aprendidas fuera del lugar miamodel trabajo, ae estudia la poaibilidad de exten-der el radio de acción de eata escuela hasta losmiamos talleres industrialea de las empresaspúblicaa o privadas donde los obréros ciegospuedan encontrar ocupación.

Como estrechamente ligado al problema dela enseñanza está el de la ocupación del obre-ro, que en loa ciegos necesita aún de ciertaprotección, tanto los talleres de las institu-ciones de enseñanza como los de la Organi-zación Nacional de Ciegos deben y se preten-de que tengan carácter de escuelas de apren-dizaje y talleres de producción. Así eatá plan-teado hoy el problema en Eapaña.

F) Sección de estudios adminiatrativos ycomerciales.

Las enseñanzas que comprende esta sec-ción son las siguientea:

1 ° Contabilidad comercial.2 ° Lenguas extranjeras. ^3.° Mecanografía y estenografía.4° Redacción de documentos comerciales

y adminiatrativos, eapecialmente de la Orga-nización Nacional de Ciegoa en sus diversoeservicios.

Los estudioa que ae realizan en eata sec-ción tienen dos direcciones profeaionales : una,la preparación del personal administrativo dela Organizaeión Nacional de Ciegoe, y otra, lade procurar a quien aienta vocación y posea ap-titudes para la vida comercial, los elementosculturalea indispensablea para el mejor dea-arrollo de sus negocioa, tales como corredores

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LA ENSEI^ANZA bE LOS CIEGOS EN ESPARA

y comisionistas de comercio, viajantea y re-presentantea comerciales, etc., ocupacionesque los ciegos pueden deaempeñar de modomuy eficaz.

A1 mismo tiempo, esta sección sirve de pre-paratoria para el ingreso de los alumnos enlas escuelas oficiales de Comercio del Esta-do, siendo aspiración el que se convierta enuna más de estas escuelas.

G) Sección de estudios del Bachillerato.

Aun cuando todos los Institutos de Ense-ñanza Media de España pueden admitir eomoalumnos a los ciegos y a los ambliopes, la con-veniencia de que éstos eatudien con materialy metodología adecuada y sean dirigidos porprofesorado especializado, ha hecho que seestablezca esta sección eapecial, donde losalumnos pueden seguir todos los eatudios delBachillerato, de donde pasan después a losuniversitaríos, a los del Magisterio o a otrosespecialea, según su vocación y aptitudes.

El inigreso en estos estudios ae hace po^ ri-gurosa selección psicotécnica, y durante lostres primeros cursos se procura contir.uarla,siendo eliminados quienes no han mostradosuficientes aptitudes intelectuales para se-guir los estudios auperiores de las Cienciaso de las Letras. La convalidación oficial sehace en los Institutos de Enseñanza Mediamediante los exámenes correspondientes.

Exigiéndose en España haber estudiado loscuatro primeros cursos del Bachillerato aquienes deseen seguir los de la carrera, delMagisterio, también aiguen estos curaos quie-nes con esta última intención orientan wu vidaprofesional.

H) Estudios del 112agisterio primario.

A1 igual que en los del Bachillerato, y aun-que todas las Escuelas del Magisterio de Es-paña pueden admitir como alumnos a los cie-gos, la conveniencia de que éstos sigan suseatudios con profesores especializados ,y conmaterial y procedimientos adecuados ha he-cho que se establezca esta sección, bien comocolaboradora de las Escuelas del Magisteriode Madrid, bien con carácter libre, debiendoser convalidados los estudios en ella realiza-dos, por medio de exámenes en las Escuelasdel Magiaterio del Estado.

I) Seminario de especialización de maestros.

Todos los maestros de enseñanza primariaque deseen dedicarse a la educación de losciegos o de los ambliopes necesitan estar es-pecializados en esta Pedagogía. Para ello ycon carácter permanente se dispone de un se-minario donde los aspirantes realizan sus es-tudios de especialización y laa prácticas ne-cesarias.

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J) Escuela primaria para ambliopes.

Como tal, esta escuela está destinada aaquellos niños que sin aer completamente cie-gos padecen grandes defectos de la vísión, demodo que no pueden seguir con provecho lavida normal de una escuela de videntes. Mu-chos de estos niños están condenados, por des-gracia, a la ceguera en plazo corto, por lo cualse hace necesaria una forma de enseñanzaque lea prepare para la vida de ciego quedesgraciadamente les espera, al mismo tiem-po que utilice los reatos de visión que poaeencon las debidas precauciones higiénicas parsevitar todo grado de fatiga, a fin de prolon-gar en lo posible su conservación.

Por esto, se dan en eata escuela las ense-ñanzas por el doble método : el ordinario detinta o viaual con material adecuado para evi-tar los esfuerzos de la vista, y el de relieve otáctil, tanto como auxiliar de la vista comopreventivo contra una posible pérdida totalde ésta.

E1 plan de enseñanza de esta escuela ea elmismo de toda la enseñanza primaria, varian-do únicamente el material . y la, metodología.A1 frente de ella se encuentran maestroŝ vi-dentes especializados, y sus alumnos puedenincorporarse deapués a las demás enseñanzastanto complementarias como profesionalesque se encuentran establecidas para los cie-gos, si bien los restos de visión que poseen per-miten extender considerablemente el campode sus ocupaciones profesionalea.

EI,EMENTOS TÉCNICOS PSICOPEDAG6GIC08.

Como elemento técnico psicopedagógico fun-ciona en España un Laboratorio Psieotée-nico, con finalidades clfnicas, pedagógicas yde orientación profesional, destinado exclusi-vamente a los ciegos y a los ambliopes.

Para cumplir su primera finalidad, estáasociado al cuerpo médico, teniendo estable-cida una consulta psicotécnica pública.

Para cumplir la segunda finalidad, está aso-ciado al profesorado de todoa loa grados dela enseñanza; realiza el examen psicopedagó-gico de todos los alumnos a su ingreso en lasinstituciones; lleva el registro paidológico yla ficha pedagógica de todos los alumnos decualquier grado de la enseñanza; intervieneen el examen pedagógico trimestral y anualde todos los alumnos, determinando el pasode grado. Se ocupa de la ordenación de losprogramas y de los métodos de enseñanza;de las modificaciones y adaptación del ma-terial; de la corrección de las deficiencias quese observen en la marcha escolar de loa alurn-nos, aconsejando al profesorado según con-venga para su me joramiento y cuida del des-arrollo psíquico de los educandos mediante láaplicación adecuada de cuantas medidas con-duzcan a ello dentro de la vida escolar.

Para cumplir la tercera finalidad, o sea, lade orientación y formación profeaional, est$^

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118 EL CIEGO Y 8U EDUCAC16N. EL PROBLEMA PSICOI.6GIC0

en íntima relación con el profesorado de ea-tas enseñanzas y de los maestros de talleres,a q^ auxilia con au consejo aobre el me-jor modo de obtener beneficio del aprendiza-je; realiza los exámenes de aptitudea y de^la, marcha psicopedagógica del alumno a tra-véa de au aprendizaje. Se ocupa del estudiode la profesiología para los ciegos y los am-biioges, del estudio paíquico de éstos, de susvac:a^ciones, de sua aptitudes y de las po-efhilidades de ocupación, tanto en las empre-aas públieas como en las privadas, mantenién-d^e ^en cantacto permanente con los educan-^,y oon 1aa esnpreeas para. asegurar no sóloel a^cierto de la orientación protesional, sinoel del aprendizaje y la eficiencia y rendimientoe^a el trabajo, y, en fin, lleaa cuanta$ eatadís-ti^cas aon'necesarias psra garantizar la mayoreficacia de la enseñanza profeaional y del em-pltt.ar^niento de los alumnos, asesorando a di-rectores y profeaores sobre lo más conveniente^, ^8te reapecto.

Este servicio eatá desempeñado por perao-aal psicopedagógico especializado, y sus estu-dios ae publican en diversas reviatas españo-1as y extranjeras.

SEiiVICIO SANiTARIO.

Por último, todas las instituciones cuentancon un servicio sanitario con diversae eape-cialidades y personal competente, de una clí-nica y de la correspondiente enfermería.

La constitución general de las inatitucionesespañolas de educación de ciegos, tal como laacabamos de deacribir, no es completa másque en el Colegio Nacional de Madr ►d, al cualnos hemoa referido fundamentalmente. Enlas demás se dan aólo las enaeñanzaa prima-rias fundamentalea y algunas de las comple-mentarias también primarias, careciendo delas superiorea y de las profesionales. A cau-sa de esto, los alumnos que hayan de aeguireatos últimos eatudios son trasladadoa al Co-legio de Madrid, por lo que éste se encuentraen la actualidad consagrado casi por enteroa los estudios de Enseñanza Media y a los decarácter profesional.

Tal es la actual estructura y orientación delas instituciones de educación y enseñanza delos ciegos en España.

J. P. G.

Sordomudos-ciegos

Lae estadfsticas acusan pocóa casos de sor-domudo-ciegos; por esa razón y por lo extra-ordinario de la superación de las dificultadesque supone la carencia de los doa más impor-tantea sentidoa para el aujeto, la literaturapedagógica resaltó siempre algunos casos ex-tra^c►►rdinarios de aordomudo-ciegoe, ensalzan-do juatamente a aus profesorea. A ello no po-ci®moe sustraernos, dada la fndole de este nú-zl^ero.

El ab^ate L`Epée escribía en 1774: "Ofrezcode todo corazón a mi patria y a las nacionesvecinas de eneargarme de la inatrucción deun niño (si ae encuentra) que siendo sordb-mudo se haya quedado ciego."

Sos.peehaba el profeaor francés la existenciade casos, mas al parecer no tenía noticias con-eretaa de ninguno a au alcance, fiin embargo,su espíritu apostblico indujo a a^. corazón aformt^lar el ofrecimiento.

Exiatieron y existen, desgraciadamente, ca-^ de eata elase, y en los archivos del viejoColegio nacional de sordom^udoa y ciegos en-contranws noticias interesantea de algunoaespañolea, debidos al cronista y profeaor desordomudos, don Miguel Granell, y a la eximiaprc^fesora de ciegos, recientemente fallecida,a edad avanzada, daña Rafaela R. Placer.

Inocencio Juncar, al perder a su padre en1864, contaba sólo trea añoa e ingresó en laCasa provincial de Ba,rcelona. Una oftalmiapurulenta y quedó ciego a los cinco años. El

profesor Rispa, de la Escuela municipal desordomudos y ciegos de aquella capital, se en-cargó de su educación, que continuó máe tar-de, a su muerte, Valls y Ronquillo. Con oca-sión de un viaje de loa Reyea de Eapaña aBarcelona fué preaentado a S. M. la reina, doñaMaría Criatina, que quedó maravillada delgrado de cultura que había alcanzado eate jo-ven, al que ^concedió reaidencia perpetua enla Casa Provincial de Caridad.

Martín de Martín, otro sordomudo-ciego,eapañol, nació sordomudo en Valladolid en1843, quedando ciego a los cuatro años. In-gresó en el Colegio Nacional de Madrid con16 años, con dispensa, y fueron aus profesoreslos señores Nebreda, Blasco y:Huertas quelograron aituarle en los primeros pueatos encuanto a cultura prim^ria, tanto entre loa sor-domudos como entre loa ciegos.

De César Torres, discípulo de la aeñora Pla-cer, dice su profeaora;

"Eate niño quedó ciego a loa 22 meses, deviruela; es muy inteligente e iluatrado y has-ta pronuncia y se expresa con más correcciónque Martín de Martín. Para zducarlo, en unprincipio di más importancia a la mímica. Almiamo tiempo le enaeñaba las letras Braille, enau regleta, en los cubaritmos o en el aparatode puntos móviles, y cada letra que escribíao leía, puea llevábamoa de frente lectura y ea-critura, cada aigno que eacribía o tactaba melo traducía por un movimiento de la mano, y

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gosnonsvnas y c^os 117

en poco tiempo nos encontramos con 29 pos-turas de mano, distintas, que representaban29 letras, es decir, que podfamos valernos delalfabeto manual."

La profeaora Cuervo, de sordomudos, ayudóa la señora Placer en su empeño, lo^rando ha-cer de César un hombre culto y útil en la so-ciedad. Esa ha sido la gran obra de eata ilus-tre profeaora.

Podríamoa citar otros varios casos intere-santes, pero ninguno es tan relevante como elde la narteamerfcana fielen Beller, ciei;a ysorda a los 18 meeee, que hace unos meses vi-aitó España.

Su anecdotar;o es interesantisímo. Poco apoco aprendió Helen a andsr nor qasa, a reco-nocer a las nersonas que le rodeaban, a hacer-se comprender con ayuda de signos que ellamisma inventó inspirada en geatos naturales.A medida que crecía, au carácter se hacfa máedifícil; sus terribleg cóleras, $1 verse incom-prendida, producían a sus padres t^enosa amar-gura, pues apsrte au triste existencia, preveíanun porvenir mucho más triste para su nueridahiia. Loa señorea Beller decidieron llevar aHelen a un instituto de ciegos por conseio deldoctor Bell, ,y he aauf cómo encontrh au fortu-na al encargarse de au educación Miss AnnieSullivan.

Esta ilustre profesora, mundialmente cono-cida, estuvo semiciega durante varios años, yeste sentim^ento v la propia exneriencia le in-clinaron a dedicarse a la enseñanza de los in-videntes, acogiendo con la mavor aimnatfa einterés el caso extraordinario que ae le presen-ta,ba. Helen, aunquQ sorda total, percibfa lasvibraciones producfdas por la persona que seacercaba a ella, eu tacto era aumamente deli-cado y el olfato rnuy sensíble. Poaefa, ademáie,,y posee, una inteligencia sumamente despier-ta.

Miss Sullivan la inata^b en su casa y con ayu-da del alfabeto manu'al coinenzó a enseñar lapalabra a au discfpula, procediendo de lo sim-ple a lo complicado y de lo fácil a lo diffcil,a base de objetos y aerea, y animalea domés-ticos, y personas que a la niña rodeaban; tam-bién la eiercitaba en sencillos trabaios ma-nualea. Misa Sullivan encontró muchas dificul-tadea, por ejemplo, que eatableciese Ia diferen-cia entre leche "milk" y taza "mug". Asf como

entre "agua" y"beber". Vencidos algunos deeatos obstáculos, gracias a la habilidad perso-nal de la maestra, el camino se presentó cadavez más fácil. Iba comprendiendo y su cara seiluminaba, au impáciencia, su amargura y de-caimíento se esfumaron, au cara tomó una ex-presión más animada. Bien pronto Miss Su-llivan le enseñó a escribir palabras, letras yfrasea, dándose el caso extraordinario de quea loa trea meaea de iniciada au instrucción He-len Keller eacribió algunas aencillas cartas asus familiares. .

En ^osesión ya de ua vocabulario, aunquereducido, Ia maestra le ensefió a leer y escri-bfr por el método Braille. Pero ansiaba poderhablar. En este empeñó, que ei díffefl es psrael sordomudo vidente, lo es infinitamentemás para el ciego, Miss Sullivai^ puso toáaau voluntad y espfritu vocacional. El tactohubo de euplir a la vista, pero Helen Iiellerlo consiguió con tenacidad y perseveraneia,y aún más, lo que parece inverosfmil, apren-dió francés, alemán, latfn y griego, como en•señara Ponce de León a su discipulo sordo-mudo.

Helen Keller, cuya vida es un ejemplo deeducaeión de la voluntad, ha escrito dos mbrasimportantes :"Historia de mf vida" y"El mua-do en que yo vivo".

Helen Keller fué recibida en variaas ocasio-nes por el Presidente Eisenhower, que la tie-ne en alta eatima, como simbolo de la volm^-tad y del carácter norte^rnericano, querer espoder. •

^ de ella ha dicho Mark Twain: "HelenKeller ea la mujer más maravillosa que haexistido desde Juana de Arco." "

Pero tanto ae ha dicho y°escrito aobre estainteresante figura, que bastan las anteriorespinceladas para rendir homenaje a eate afm-bolo, a este ejemplo del triunfo del eapíritssobre el cuerpo, a esta extraordinaria mujerque supo suplir los sentid,os que le negó la l^a-turaleza y en la que se pueden mirar comoen ^espejo vivo loa abúlicos, los débiles, losenfermoe de voluntad, que, inconscientea delos bienea orgánicos de que Dios les dotó, eu-cumben a la más trivial dificultad q,ue la vidales presenta..

M. y B.