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EL PRT-ERP:
CLAVES PARA UNA INTERPRETACIN DE SU SINGULARIDAD.
MARXISMO, INTERNACIONALISMO Y CLASISMO
Eduardo Weisz
PRLOGO DE MICHAEL LWY
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INDICE
Prlogo de Michael Lwy ... p. 3
Introduccin ... p. 6
Captulo I. La gnesis de la definicin poltico-militar del prt-erp: de grupo
provincial a partido nacional ... p. 17
-Parte I: Problemas polticos fundamentales ... p. 23
-Parte II: Discusiones en la constitucin y en la ruptura del PRT ... p. 35
-Conclusiones ... p. 57
Captulo II. Del indoamericanismo a seccin argentina de la cuarta internacional:
El internacionalismo del PRT ... p 68
- Parte I: De Santiago del Estero a Pars ... p. 72
- Parte II: De la Cuarta Internacional a la JCR ... p. 84
- Conclusiones ... p. 101
Captulo III. El PRT-ERP Frente Al Luche Y Vuelve ... p. 117
- Parte I: La apertura democrtica y la formacin del ERP-22 ... p. 122
- Parte II: Las caracterizaciones del PRT sobre el peronismo y el nuevo gobierno ... p.
162
- Conclusiones ... p. 173
Captulo IV. A modo de conclusin ... p. 188
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PRLOGO
Este hermoso libro es no slo una importante contribucin a la historia del PRT
argentino, sino una reflexin profunda sobre los grandes problemas de la izquierda
argentina - nueva o tradicional - en uno de los momentos mas crticos de su
trayectoria.
Evitando las tendencias denunciatorias o apologticas que ocupan mucho espacio en la
historiografa del PRT, nuestro autor trata de analizar, pacientemente, los aciertos y las
equivocaciones de lo que fue una de las mas importantes organizaciones armadas de
Amrica Latina. Entre las equivocaciones, la mas evidente fue la ilusin de una
adhesin masiva del pueblo a la guerra revolucionaria ; entre los aciertos, el anlisis
contundente y sin concesiones de las limitaciones del peronismo. Sin callar sus crticas,
Weisz no deja de afirmar su enorme respeto y admiracin por los personajes de esta
historia, que pelearon, y muchas veces dieron su vida por la construccin de un otro
mundo . Personajes que fueron derrotados, nunca es demasiado repetirlo, por una de las
mas infames, represivas e inhumanas dictaduras de la historia de Amrica Latina en el
siglo XX.
Uno de los aspectos ms interesantes de este estudio es el nfasis que pone en la
singularidad del fenmeno PRT-ERP ; sntesis original y explosiva entre
indigenismo y marxismo, guevarismo y trotskismo, izquierda tradicional y nueva
izquierda, socialismo y anti-imperialismo, lucha armada y lucha poltica, este partido se
distingue radicalmente del resto de las fuerzas de la izquierda radical argentina
(maoismo, peronismo progresista, trotskismo ortodoxo, etc.). Es cierto, esta sntesis
fue ms pragmtica que terica, y no resisti por mucho tiempo: en pocos aos,
desapareci el referente trotskista, en la medida en que predominaba el autoritarismo y el
militarismo, as como el acercamiento al llamado campo socialista . El anlisis de la
relacin del PRT con la Cuarta Internacional, y las discusiones entre las dos corrientes
-poco estudiadas en la literatura existente es otro de los aportes importantes del libro.
Viviendo en Francia, mi relacin personal con el PRT fue limitada: conoc algunos de sus
representantes en el 9 Congreso Mundial de la Cuarta, (1969), en particular a Daniel
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Che Pereyra, con el cual desde entonces mantengo una relacin de amistad y admiracin.
En septiembre de 1973 pas algunas semanas en Buenos Aires, en contacto directo con
los compaeros de la Fraccin Roja del PRT. Adems, como miembro de la Comisin
Amrica Latina de la Liga Comunista Revolucionaria de Francia, segua de cerca los
debates con el PRT. Pero muchos elementos de esta historia no me eran conocidos, y
otros ya los haba olvidado: es leyendo el libro de Eduardo Weisz que las piezas del
puzzle se ponen cada una en su lugar, haciendo aparecer un cuadro coherente de los
acontecimientos
A pesar de su singularidad, se puede considerar la experiencia del PRT como un capitulo
especifico del guevarismo latino-americano. Seria interesante, alguna vez, a partir del
ejemplo del PRT argentino y, quizs, del MIR chileno, estudiar la relacin entre
guevarismo y trotskismo utilizando el concepto weberiano de afinidad electiva
(Wahlverwandtschaft). Sea dicho entre parntesis, no comparto para nada la tesis de
Garmendia (a la que se hace referencia en el Captulo I de este libro) sobre la
minusvaloracin, por el Che, del papel de la teora en la poltica: la polmica sobre la
planificacin econmica y la ley del valor de los aos 1963-64, las notas crticas al
Manual de Economa Poltica sovitico, sin hablar de libros como El hombre y el
socialismo en Cuba demuestran la equivocacin de esta afirmacin. La paradoja fue que,
mientras que Ernesto Guevara, en sus ltimos aos de vida - 1964-67 - se alejaba cada
vez mas del modelo sovitico, y buscaba una va alternativa, el PRT, en su ultimo
periodo, buscaba acercarse polticamente al campo socialista .
Entre las singularidades del PRT, y en particular de su principal dirigente, Robi
Santucho, se sita su origen indoamericanista, aparentemente de inspiracin Aprista
(Haya de La Torre), aunque no se pueda excluir que Jos Carlos Maritegui y su
indigenismo marxista hayan sido conocidos por los fundadores del PRT. A pesar de la
progresiva desaparicin de esta dimensin en la cultura poltica del Partido, algo de este
origen se encuentra en la idea de la guerrilla rural basada en el campesinado.
El trabajo de Eduardo Weisz tiene todas las cualidades de una investigacin cientfica:
la riqueza y la diversidad de la documentacin, la bsqueda de una cierta objetividad, la
distancia crtica hacia los discursos fraccionales de unos y otros. Su punto de vista es
crtico, pero no neutral ni acadmico : su objetivo confeso es el de contribuir,
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modestamente, a la bsqueda de nuevas estrategias de subversin radical del orden
social . Este compromiso radical es lo que le da su fuerza y su coherencia al libro.
Michael Lwy
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INTRODUCCIN
El don de atizar para el pasado la chispa de la esperanza slo
toca en suerte al historigrafo perfectamente convencido de que,
si el enemigo triunfa, ni siquiera los muertos estarn seguros. Y
ese enemigo no ha cesado de triunfar. [Walter Benjamin, Sobre
el concepto de historia, Tesis VI]
El recurso de la violencia como instrumento privilegiado de los sectores dominantes en la
sociedad argentina, institucionalizado regularmente desde 1930, alcanz a partir del golpe
militar a Pern en 1955 una dimensin determinante. La irrupcin masiva en la poltica
de lo sectores populares urbanos, durante la dcada peronista, condujo a que la
intervencin militar devino en el nico camino posible para evitar que esos sectores se
expresen en el campo poltico-institucional. A partir de ese momento la sociedad qued
cruzada por una tensin que, tomando diversas formas, slo lograra ser obturada
mediante los cruentos mtodos utilizados por la ltima dictadura.
Dicha tensin irresuelta explica que los distintos regmenes, con la participacin o
anuencia de todos los partidos polticos principales -con la excepcin del peronismo-, se
haya bombardeado una Plaza de Mayo colmada de personas, se haya fusilado a quienes
intentaron oponerse a la ilegalidad del gobierno, se haya prohibido incluso pronunciar
pblicamente el nombre del lder proscrito o secuestrado al cadver de su esposa por
verlo fuente de peligros, o se hayan anulado elecciones en los que el resultado no haya
sido el esperado al favorecer a los seguidores de Pern.
Como sostiene Pilar Calveiro, el golpe de Ongana, en 1966, da cuenta de la inviabilidad
del proyecto de 1955: Ante la imposibilidad de desparecer al peronismo, que reapareca
en las alianzas polticas y la lucha sindical, se optaba por desaparecer la democracia e
incluso la poltica1.
El plan econmico puesto en marcha a partir de 1967 aument el descontento social,
sumando a la tensin de orden poltico un incremento de las luchas econmicas que
comenzaron a expresarse en un sindicalismo combativo que tens fuertemente la lucha de
clases. De este modo, como se manifest en mayo del 69 en Crdoba, la clase obrera y 1 Calveiro, Pilar (2005): p. 30.
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vastos sectores populares doblegaron los intentos de la Revolucin Argentina y los
intentos de hacer desaparecer la poltica de la vida nacional. La violencia de los sectores
dominantes comenz a ser enfrentada por sectores radicalizados, en un contexto social en
el que se impona el consenso de acabar con los ataques econmicos y polticos contra los
intereses populares.
Si bien en los primeros aos de la dcada del 60 el descontento poltico y la influencia
de los procesos abiertos en diferentes pases y entre ellos en particular la Revolucin
Cubana- se haban manifestado en la conformacin efmera de pequeos grupos
guerrilleros de poca trascendencia, la nueva situacin permiti que esta tendencia se
despliegue y de lugar, a partir de 1968, a organizaciones cuyo accionar militar
comenzaba a entroncar con el descontento social. Las propias divisiones dentro de la
clase dominante, y la estrategia de Pern que, legitimando la existencia de los grupos
armados, se preparaba para su retorno, contribuyeron a una situacin en la que, como
seala Ollier, en una cultura poltica como la diseada y en la peculiar coyuntura mundial
de efervescencia y de rebelin de los sesenta y setenta, en el conjunto y confluencia de
todos se consolida no slo emerge- la guerrilla argentina2. Taco Ralo, Garn, el
secuestro de Aramburu, y las acciones que comienza a realizar el PRT en 1969 y la
fundacin del Ejrcito Revolucionario del Pueblo en 1970- dan cuenta de un nuevo
escenario poltico en el pas, en el que las organizaciones armadas, peronistas o no, iban a
ocupar un lugar fundamental.
La renuncia de Ongana, luego la de Levingston y finalmente el llamado a elecciones de
Lanusse y el triunfo de Cmpora en las elecciones de 1973 estuvieron rodeados de una
situacin poltica y social de grandes enfrentamientos en el que las organizaciones
armadas jugaron, junto al movimiento obrero organizado, un lugar protagnico. Si bien
produciendo grandes desafos al movimiento popular, ni siquiera el retorno del General
Pern a la Presidencia de la Nacin logr desarticular la situacin poltica o poner a los
sectores en lucha a la defensiva.
El desarrollo del PRT-ERP tiene lugar en este contexto, y sus vicisitudes deben analizarse
con este trasfondo. Es en estos aos en los que la clase obrera organizada dio sus luchas
ms importantes, en los que el movimiento estudiantil tuvo su mayor grado de
2 Ollier, Mara Matilde (1986): p. 112 y ss.
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organizacin y combatividad, en los que, en sntesis, mayores sectores de la poblacin se
sintieron capaces de tomar la historia en sus manos y proyectarse en una sociedad ms
justa. En ese marco, las organizaciones armadas ganaron influencia en distintos frentes de
masas: sindicales, estudiantiles y barriales.
Sin embargo, como sostiene, Calveiro,
Amplios sectores de la sociedad apoyaron o aceptaron en silencio el golpe de 1976 porque desde
bastante antes el intento de constituir un proyecto alternativo haba perdido sustento poltico y haba
sido derrotado. Eso precisamente es lo que hay que analizar3.
El trabajo que aqu presentamos intenta analizar este proceso a travs de uno de los
grupos ms importantes del perodo y en el que creemos se manifiestan muy fuertemente
algunas de las problemticas polticas que no solamente se desprenden del interrogante
que plantea Calveiro sino que, dadas ciertas especificidades de esta organizacin, se
proyectan sobre gran parte de los proyectos emancipadores del siglo XX.
Singularidad del PRT
Ya desde el ttulo de este libro proponemos destacar la singularidad del PRT en relacin a
las corrientes de la poca. El recorte que aqu realizamos de su historia, est sesgado por
el intento de explicitar las particularidades que permiten destacar al PRT sobre el fondo
de las tendencias ms generales que se manifiestan en las organizaciones que se
desarrollaron en las dcadas del 60 y 70 en Argentina. Para desarrollar esta idea nos
basamos en una herramienta heurstica que, sin ser exclusiva de l, desarroll Max Weber
al analizar y discutir la labor de los cientficos sociales y tambin especficamente de los
historiadores: el tipo ideal.
Partiremos aqu de la posicin que las organizaciones polticas del siglo XX que han
intentado subvertir el orden social, enfrentando en mayor o menor medida al sistema
capitalista, pueden interpretarse desde dos modelos o tipos ideales: la Izquierda
Tradicional (IT) y la Nueva Izquierda (NI).
Hablar de tipos ideales supone asumir que estos modelos no existen en la realidad en su
3 Calveiro, Pilar (2005): p. 21.
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forma pura, sino que son modelos histricos que intentan sintetizar dos concepciones
diferentes. Apoyndonos en el uso frecuente de estas categoras uso en general poco
sistematizado y por otro lado no homogneo entre los diversos autores- las construimos
segn nuestro inters particular.
Como sostiene Jameson, una de las maneras en las que puede leerse el proceso que
comienza en los 60 es el nfasis en
la emergencia de nuevos sujetos de la historia de un tipo no encuadrable en clases
(negros, estudiantes, pueblos del Tercer Mundo). Esta lectura se relaciona, dice este
autor, con una crisis en la categora ms universal que hasta ese momento pareca
subsumir todas las variantes de resistencia social: es decir la concepcin clsica de clase
social4.
Las corrientes paradigmticas de esas dcadas, la NI, se caracterizan entonces por la
bsqueda de nuevos sujetos sociales capaces de enfrentar el orden establecido, en
contraposicin a la fidelidad clsica de la IT a la clase obrera como sujeto social
insustituible de todo proceso de transformacin social radical.
Esta sola distincin que plantea Jameson lleva implcita un quiebre de dimensiones
difciles de exagerar.
En la tradicin del marxismo el concepto de revolucin social es inseparable del de clase
social. Alrededor del lugar social que ocupa la clase de quienes deben vender su fuerza de
trabajo en la relacin social que condiciona al conjunto de la sociedad moderna, se
construy una teora poltica de la cual la revolucin rusa es su ms clara expresin. La
gua de esa teora revolucionaria y del modelo de soviets como alternativa de poder,
caracterizaron los procesos revolucionarios de la primer parte del corto siglo XX.
Creemos que la decisiva importancia histrica de estas concepciones en los procesos
sobre todo europeos de la primer posguerra permite hablar de la consolidacin de un
modelo poltico que denominamos IT. Bajo esta concepcin, a las corrientes trotskistas
que se reclaman heredera de ese pasado y de la revolucin rusa en particular, deben
considerrselas dentro de la IT.
La segunda posguerra, con probablemente la sola excepcin de la revolucin boliviana de
1952, produjo procesos muy diferentes a los que acabamos de mencionar. Las luchas
4 Jameson Fredric (1997): p. 20 y 21.
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anticoloniales, nacionales antiimperialistas, tuvieron en la lucha o resistencia armada uno
de sus aspectos tpicos. No obstante, uno de los procesos que sin duda est asociado al
concepto de NI fue el de las luchas juveniles en Francia y otros pases europeos, donde
pese a lo inusitadamente violento de las manifestaciones, no podemos hablar,
obviamente, de lucha armada. Otra de las singularidades del proceso europeo de fin de
los 60, y de la Nouvelle Gauche especficamente, es que all el trotskismo
cuartainternacionalista, que aqu nos interesa en particular, tuvo un papel muy
importante, y no solamente en Francia. Es decir que esta corriente, conformada como
consecuencia de la derrota poltica y social de la revolucin rusa en manos de la
burocracia estalinista, estrictamente asociada al modelo de la revolucin del 17 e incluso
a sus ms importantes dirigentes Lenin y Trotsky-, particip orgnicamente de un
proceso que, en esencia incluso por el lugar de los estudiantes en l-, remita a una
concepcin ya desplazada de los cnones de la IT. En el captulo II de este libro nos
referiremos a este proceso y especficamente a una posible explicacin de la participacin
de los trotskistas cuartainternacionalistas en el ascenso juvenil europeo de ese momento,
en el marco de desarrollar e interpretar la relacin que esa corriente sostuvo durante ms
de seis aos con el PRT.
Un aspecto distintivo del PRT-ERP en relacin a las corrientes de la poca est dado por
su adhesin al marxismo-leninismo, y por la apelacin a los principales referentes de la
tradicin poltica marxista. Las marcas de la relacin con el morenismo en este aspecto
son insoslayables. Los orgenes del PRT, que analizaremos en el primer captulo,
permiten detenerse en aspectos que lo diferencian del modelo de la NI. stos estn dados
por su relacin con el trotskismo morenista, al que consideramos parte de la IT. Pese a
que a nuestro entender estos aos formativos no han recibido la suficiente atencin por
parte de la bibliografa existente probablemente por el persistente discurso fuertemente
antimorenista de la organizacin despus de la ruptura con Moreno en 1968-, la
importancia en el desarrollo posterior del PRT de dirigentes formados en el morenismo,
as como el marco conceptual poltico y organizativo heredado del mismo, nos llevan a
detenernos en esos aos en comn.
Por otro lado, uno de los aspectos heredados de esta relacin diferencia particularmente a
esta organizacin de las otras que protagonizan la etapa: como ya hicimos referencia, el
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PRT-EC emerge de la ruptura con Moreno como seccin oficial de la Cuarta
Internacional mandelista, con centro en Francia. Este aspecto, apenas mencionado en la
literatura sobre el PRT, es sumamente emblemtico para nuestro inters. La lgica de una
organizacin internacional con centro en Europa nos parece ciertamente poco afn a lo
que consideramos tpico-idealmente como NI. Desarrollaremos en el segundo captulo
cmo se desarroll esa relacin, as como las distintas concepciones sobre
internacionalismo que se fueron planteando en el PRT. No desconocemos que tras un
discurso internacionalista de corte leninista muchas organizaciones de lo que
consideramos IT tuvieron posiciones fuertemente nacionalistas, frecuentemente
impulsadas por el estalinismo5. Sin embargo, en la medida en que la IT es para nosotros
un modelo terico podemos aqu, para el fin que nos interesa, obviar esto, puesto que la
concepcin desde la que en el marxismo tradicional se pens la revolucin apunt
inequvocamente a barrer las fronteras nacionales como estrategia y, lo que es ms
importante para nosotros, a considerar a todos los trabajadores del mundo unidos bajo
una misma bandera y una misma lucha.
En el tercer captulo nos detendremos en un perodo que creemos interpel
profundamente a la identidad poltica del PRT-ERP: el ascenso de los aos 1971 y 1972
que oblig al rgimen a la apertura democrtica. Ese ascenso tuvo a nuestro entender una
consigna que sintetiza la etapa: la radicalidad de las luchas en torno al Luche y Vuelve
logr efectivamente la vuelta de Pern al pas. A diferencia del modelo de NI, ms
cercano a los movimientos populares y, como veamos con Jameson, ajenos a la
centralidad puesta en la clase obrera, el PRT se sostuvo firmemente, aunque no sin
dificultades, en un anlisis de clase del peronismo que lo llev en todo momento a ver en
el regreso del viejo General un peligro para la independencia poltica de los trabajadores
argentinos. Como veremos en ese captulo, la presin del movimiento popular
fuertemente esperanzado en el regreso de ste, se manifest en una fraccin dentro de la
organizacin de Santucho el ERP-22 de Agosto- que dej la organizacin a fines de
1972 para posteriormente llamar a votar a la frmula peronista en las elecciones de marzo
del ao siguiente. En este proceso, creemos, las races del PRT en la IT fueron decisivas
para las posiciones que desarroll la organizacin.
5 Agradecemos aqu la observacin que nos hiciera al respecto Michael Lwy.
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Concepcin organizativa
A lo largo de los procesos que consideraremos en este trabajo, nos referiremos muy
frecuentemente a problemas ligados al tipo de organizacin que sostuvo y construy
efectivamente el PRT. Esto responde a tres motivos.
Por un lado, la concepcin leninista de partido, de la que se desprende su preeminencia y
la separacin orgnica entre ejrcito y organizacin poltica -la idea de que la poltica
debe dirigir al fusil-, es sin duda una caracterstica nica del PRT frente al resto de las
organizaciones armadas en el pas. Si bien esta distincin remite tambin a la concepcin
de los vietnamitas, no est presente, en general, en las corrientes que, a nivel
internacional, son desde los 50 expresiones concretas de la NI. Como mostraremos, la
concepcin organizativa es inequvocamente un legado del perodo en comn con el
morenismo. La organizacin original de los Santucho, el FRIP, completamente ajena a
dicha concepcin, no consisti en una organizacin celular y de cuadros hasta los
acuerdos de Frente nico con Palabra Obrera, la organizacin de Nahuel Moreno6. A
partir de all, el PRT no abandonar jams esta lgica y la sistematizar conceptualmente.
En segundo lugar, de nuestra investigacin surge que el funcionamiento concreto de la
organizacin, las posibilidades de disenso, la construccin de lealtades en las luchas
fraccionales, tuvo un papel determinante en cada una de las etapas que analizamos, y
especficamente en las tres rupturas que surgen como consecuencia de cada una de ellas:
con el morenismo, con la Cuarta Internacional y la Fraccin Roja, y con el ERP-22 de
Agosto, tratadas en los captulos 1, 2 y 3 respectivamente. An cuando no hubiramos
atendido a este aspecto por lo planteado en primer lugar, los procesos analizados nos
hubieran conducido a l.
En tercer lugar, y esto escapa al caso particular que aqu trabajamos, creemos que la
concepcin organizativa envuelve problemas que van ms all de la forma de organizarse
para enfrentar al rgimen. La organizacin revolucionaria alberga embrionariamente
6 Probablemente con cierto grado de exageracin, Pozzi caracteriza al FRIP como una mezcla de organizacin poltica
y de grupo de amigos. Lo que es indudable, y tambin seala este autor, es que la concepcin organizativa del pequeo
grupo regional distaba mucho de la de la IT, lo que realza el rol del morenismo en la concepcin que se desarrollar
posteriormente. Cfr. Pozzi, Pablo (2001): p. 47.
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nuevas formas de relaciones sociales, en su estructura jerrquica pueden leerse
potenciales modelos alternativos de sociabilidad y en su concepcin del militante trazos
del lugar que el hombre y la mujer pueden ocupar en una sociedad de nuevo tipo, en una
sociedad comunista. Es tambin, entonces, debido a esto que intentaremos detenernos en
las caractersticas organizativas que se desprenden de los procesos que analizaremos: late
all una concepcin de nueva sociedad. El propsito de este trabajo sobre el PRT es
entonces tambin colaborar en la comprensin del sentido que la revolucin tuvo para
miles de compaeros que lucharon con un enorme compromiso por la transformacin de
esta sociedad.
La revolucin, ayer, hoy y maana
Los militantes del PRT-ERP formaron parte de una generacin que dio hombres y
mujeres que se involucraron por completo en acabar con una sociedad basada en la
explotacin y en la miseria. Ese compromiso tuvo una forma particular, que sin duda
debemos interpretar para criticar y superar. Pero partimos de que la subversin de lo
existente requiere de una franja social una clase, una generacin- que acompae con
gran pasin y compromiso a grandes sectores populares en pos de acabar con este sistema
que tie el globo con todo tipo de injusticias y reduce al hombre a un instrumento de una
maquinaria deshumanizada. Es evidente que la sola existencia de ese sector, incluso en
momentos de convulsin social, no alcanza para producir un acontecimiento que d lugar
a una nueva historia, o, en trminos de Engels, que acabe con la prehistoria de la
humanidad para comenzar a construir una historia verdaderamente humana. Pero sin la
presencia de una generacin como la de los 60 y 70, que dej de lado mezquindades
individualistas para abocarse a la construccin de otro mundo, nada de eso es posible.
An cuando debamos ser muy crticos con las experiencias del pasado para poder
construir nuevas alternativas polticas, ese slo hecho nos hace referirnos a todos los
personajes, annimos o no, que dieron vida a esa porcin de la historia de este pas, con
un enorme respeto y admiracin.
La reflexin terica y poltica sobre el pasado para apostar a la construccin de nuevas
herramientas para intervenir sobre la realidad social debe ser un proceso colectivo. Con
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esto queremos enfatizar lo provisorio de las conclusiones que cerrarn cada seccin, as
como el captulo cuarto con el que cerraremos este trabajo. La superacin de las
experiencias pasadas es inseparable de la claridad que slo el tiempo y las nuevas
experiencias radicales encaradas por los sectores populares puede aportar. Slo pretenden
abrir discusiones que puedan ser procesadas socialmente para dar lugar a alternativas
contrahegemnicas radicales.
Por ltimo ...
Este libro es el producto de una investigacin de varios aos. Como todo producto
individual, ste tiene un contexto social que permite su existencia. En primer lugar
queremos agradecer al Centro Cultural de la Cooperacin, de cuyo rea de
Investigaciones Interdisciplinarias formamos parte, no slo por la ayuda econmica que
nos ha dado la institucin en estos aos sino porque siempre encontramos un clima de
fraternal camaradera, fundamental para cualquier actividad en el cual el intercambio de
opiniones es constituyente. Queremos destacar nuestra gratitud, por un lado, con los
compaeros del Departamento de Historia del CCC, y con su Director, Miguel Mazzeo.
En el Departamento, y en particular con el grupo de estudio de los 60 y 70 que
constituimos con Mariano Andrade, Daniel Campione, Dbora DAntonio, Ariel
Eidelman y Paula Halpern, conformamos un ambiente de trabajo del cual todos nos
favorecimos y con el que, sin duda, nuestro propio trabajo se ha beneficiado
enormemente. Por otro lado, queremos agradecer tambin a los compaeros de la Unidad
de Informacin del CCC, que siempre se mostraron ms que dispuestos a conseguir la
bibliografa que nuestra investigacin, y en general las del grupo de estudio, fue
requiriendo.
A su vez, a lo largo de estos aos hemos discutido aspectos de este trabajo con muchos
camaradas que nos hicieron repensar diferentes cuestiones aqu planteadas, leyendo
partes de este trabajo y hacindonos sus sugerencias. Queremos expresar nuestro
afectuoso agradecimiento para con ellos y ellas.
Como en la mayora de los trabajos que se detienen en organizaciones polticas o
culturales de izquierda, debemos aqu agradecer muy especialmente al CEDINCI y a los
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compaeros que all trabajan. La falta de inters y de recursos para que el Estado
albergue un archivo con documentos de las organizaciones que, no alinandose con ste,
son parte insoslayable de la historia del pas, realza el esfuerzo de los compaeros que
dan vida a esta institucin y que la constituyen en un lugar de paso obligatorio para
cualquier historia desde abajo.
Tambin queremos agradecer muy especialmente a todos nuestros entrevistados. Las
largas charlas sostenidas con todos ellos no solamente nos permitieron comprender
muchos aspectos no visibles en el estudio de documentos, sino que en algunos casos
dieron lugar a relaciones duraderas y afectivas que trascendieron por completo el tema de
investigacin y enlazaron proyectos, sueos y utopas tan presentes en los 70 como en
nuestros das.
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BIBLIOGRAFA
-Calveiro, Pilar (2005): Poltica y/o violencia. Una aproximacin a la guerrilla de los
aos 70. Grupo Editorial Norma, Buenos Aires.
-Jameson, Fredric (1997): Periodizar los 60. Alcin Editora, Crdoba.
-Ollier, Mara Matilde (1986): El fenmeno insurreccional y la cultura poltica (1969-
1973). Biblioteca Poltica Argentina N145. CEAL, Buenos Aires.
-Pozzi, Pablo (2001): Por las sendas argentinas .... El PRT-ERP. La guerrilla marxista.
Eudeba, Buenos Aires.
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CAPTULO I
LA GNESIS DE LA DEFINICIN POLTICO-MILITAR DEL PRT-ERP:
DE GRUPO PROVINCIAL A PARTIDO NACIONAL
Siendo una de las organizaciones armadas de mayor importancia en la Amrica Latina de
los aos 60 y 70, el Partido Revolucionario de los Trabajadores tuvo caractersticas
especficas dadas por su inscripcin en el marxismo. Esta organizacin presenta un
inters particular para analizar la articulacin entre las prcticas polticas especficas del
perodo y las de la izquierda tradicional, pues surge de la fusin de dos organizaciones,
una de las cuales trotskista- tuvo sus orgenes en el perodo inmediatamente anterior al
primer gobierno peronista.
Centraremos temporalmente este captulo entonces, en el perodo formativo del PRT,
especficamente en la relacin que se constituy entre la corriente trotskista liderada por
Nahuel Moreno denominada entonces Palabra Obrera- y el Frente Revolucionario
Indoamericano Popular FRIP-, la corriente fundada por los hermanos Santucho. Esta
relacin se prolong desde 1963 hasta enero de 1968, incluyendo el perodo en el que
ambas organizaciones se unificaron a partir de enero de 1965, luego de varios meses de
funcionar como Frente nico.
En este intervalo de tiempo, la organizacin de los Santucho se convirti, partiendo de
una pequea organizacin regional con presencia en unas pocas provincias del noroeste
argentino y con ligazones muy vagas con el marxismo, a una organizacin con presencia
nacional y con un discurso anclado en una perspectiva marxista, y con referentes tericos
que provenan ya de esa tradicin, a la que incorporaron las experiencias revolucionarias
de las ltimas dcadas. Resulta destacable, sobre todo, que el PRT-El Combatiente sali
de la etapa de unificacin con el morenismo con la conviccin de la necesidad de encarar
la lucha armada, la que hizo explcita a los pocos das de la ruptura -en el IV Congreso
del PRT, primero del PRT-EC-, conviccin de la que dio muestras muy pocos meses
despus. En 1970, en el V Congreso, esta poltica se iba a plasmar en la fundacin del
ERP.
La importancia en la evolucin posterior del PRT de este perodo en comn con la
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organizacin de Nahuel Moreno puede tambin apreciarse en que, en el momento de la
ruptura enero de 1968-, el documento central a la sazn, constituyente del PRT-El
Combatiente- llevaba la firma de Santucho y de dos dirigentes que provenan del
morenismo. Las definiciones de ese documento tienen una fuerte marca de la tradicin
trotskista, como por ejemplo el carcter internacional y permanente de la revolucin.
Resulta tambin significativo que de los 25 miembros que conformaban el Comit
Central antes de la ruptura, 16 se quedaron con Santucho para formar el PRT-EC. Por
otro lado, si nos detenemos por ejemplo en la composicin del Bur Poltico del PRT en
1973-74, de sus ocho miembros tres eran de origen morenista, y otros dos haban sido
acercados a la organizacin en el perodo en comn a travs de uno de los dirigentes ms
importantes del morenismo. Podemos ver, por lo tanto, que para analizar a esta
organizacin, los aos formativos junto a la corriente morenista resultan insoslayables.
Creemos que esta investigacin puede ser hecha desde diferentes abordajes pues son
mltiples y combinados los aspectos cuya evolucin puede rastrearse en esta etapa.
En el marco de lo ya sealado en la Introduccin, el objetivo de este captulo ser sealar
las discusiones centrales entre ambas corrientes, especficamente alrededor del problema
de la lucha armada. Creemos que es posible leer en ellas tanto la evolucin a la que
hicimos mencin la adopcin de una posicin guerrillerista por parte del santuchismo-,
como la absorcin por parte de la joven organizacin de un tipo de marxismo particular,
dominante en el siglo XX entre las corrientes polticas marxistas, caracterizado por una
importante impronta de pragmatismo.
Un aspecto que aparecer frecuentemente entrelazado a las discusiones en las que nos
detendremos es la concepcin de organizacin. Fue indudablemente un elemento
distintivo de esta corriente que la diferenci de las otras organizaciones guerrilleras con
alcance nacional de la poca- la proclamacin de la necesidad de separar entre la
organizacin poltica y la militar sta supeditada a la primera-, an cuando esto sea
ciertamente relativo en la trayectoria del PRT-ERP. Esta relatividad no ocluye sin
embargo la persistente defensa de esta distincin, en mltiples documentos. Por ejemplo,
en lo que hace a la concepcin guerrillera, el PRT contrapona fuertemente la necesidad
de construir una slida organizacin de tipo leninista, a las estrategias de guerrilla de los
primeros aos de la dcada, inspiradas en general en las perspectivas propuestas por el
-
Che y por la experiencia cubana. Lo que nos interesa sealar aqu es que esta concepcin
organizativa singular del PRT -que en el discurso no se modificar en toda su existencia-
estuvo fuertemente marcada por la relacin con el morenismo.
Nos anticipamos en sealar que creemos necesario considerar en todo momento al PRT
de este perodo, 1965-1968,como un frente entre dos fracciones que en ningn momento
dejarn de lado su autonoma ms o menos relativa-. Esto se desprende, como veremos,
de mltiples signos tanto en las discusiones durante el proceso en comn, como de los
testimonios de los protagonistas y de los documentos oficiales de las corrientes despus
de la escisin. Sin embargo, es de particular importancia para comprender la lgica
organizativa comn el que esto nunca haya sido dicho abiertamente, ni siquiera a los
propios militantes de la organizacin. Slo cuando la relacin entre ambas fracciones, ya
en 1967, deviene en explcito enfrentamiento, se hacen crticas a la otra fraccin que
involucran posiciones anteriores, pero que no haban sido cuestionadas oportunamente.
Al analizar la relacin entre el PRT y la Cuarta Internacional, en el prximo captulo,
volveremos a encontrarnos con un problema de similares caractersticas.
Por otro lado, al hablar de fracciones no podemos soslayar que nos referimos a dos
organizaciones-fracciones con un fuerte componente personalista y un incuestionable
liderazgo obviamente al interior de cada una- de Mario Roberto Santucho por un lado y
de Nahuel Moreno por el otro. Este funcionamiento fraccional encubierto, organizado
alrededor de estas dos figuras, se mantuvo desde sus orgenes en el acuerdo de Frente
nico firmado entre el FRIP y PO el 17 de julio de 1964 que incluyera el intercambio
de delegados en el organismo de direccin-, pasando por lo que se denomin Partido
Unificado FRIP-PO a partir de enero de 1965, pero tambin a partir del 25 y 26 de mayo
de 1965, das en los cuales sesion el Congreso Unificado que votara la constitucin del
PRT.
Como veremos, no puede sin embargo considerarse a las fracciones como estancas
porque a lo largo de los aos en comn se produjo un importante flujo de militantes e
incluso dirigentes de la fraccin de Moreno a la de Santucho. Un dato significativo al
respecto es que el IV Congreso del PRT, das despus de la escisin, tendr lugar en
Buenos Aires y con representantes de gran parte de las provincias, habiendo sido el FRIP
al comenzar la relacin con Moreno un grupo exclusivamente regional, con militantes
-
solamente en las provincias de Tucumn y de Santiago del Estero.
En cuanto a la lucha armada, nuestra hiptesis es que, enmarcada evidentemente en el
clima poltico de la poca, la corriente dirigida por Santucho consolid, como dijimos, un
camino guerrillerista en la relacin con Moreno, y que en ese proceso tuvo suma
importancia tanto la ambigua posicin desarrollada por este ltimo frente a los
movimientos armados continentales durante aquella dcada posicin fuertemente
impregnada de pragmatismo-, como la contraposicin desde la corriente de Santucho a lo
que el PRT-EC es decir, despus de la ruptura- caracterizar persistentemente como una
posicin espontanesta del morenismo. En efecto, segn el balance que el PRT-EC hizo
de la experiencia en comn con la corriente morenista, sta se caracterizaba por ceder a la
conciencia sindical de las masas sin proponer una alternativa revolucionaria. Como
sabemos, sta iba a ser finalmente interpretada como alternativa armada.
Aun cuando este perodo aparece poco desarrollado en los trabajos publicados sobre el
PRT, creemos que las marcas que all se gestaron son insoslayables para entender el
proceso posterior. Es indudable que la decisin de formar el ERP se desarroll en
Santucho durante el proceso en comn con Nahuel Moreno. En el documento del
congreso del PRT que tuvo lugar en febrero de 1968, unos das despus de la ruptura, la
posibilidad de organizar ya mismo grupos armados es inmediata y en septiembre de ese
ao, es decir ocho meses despus de haberse escindido, Santucho organizaba ya los
primeros ncleos de guerrilla rural en Tucumn. Resultar relevante, entonces,
preguntarse por la influencia del morenismo en la evolucin de la corriente de Santucho.
Para ello, deberemos precisar qu aspectos de la poltica llevada en comn y qu
discusiones desarrolladas en relacin con las tendencias continentales a favor de la
guerrilla en el perodo permiten entender esta trayectoria.
A su vez, deberemos detenernos en el proceso poltico que tuvo lugar en la provincia de
Tucumn, pues es alrededor de esta situacin que se consolidan las posiciones en la
discusin. Ya desde los primeros meses de 1966 se abre una discusin sobre esa
provincia, en la que para la fraccin de Santucho exista una situacin prerrevolucionaria,
lo que fue rechazado por la an mayoritaria fraccin morenista. Despus de la
intervencin de los ingenios por el gobierno de Ongana el 22 de agosto de ese ao-, las
perspectivas entre ambas fracciones se diferenciaron radicalmente. Mientras el
-
morenismo enfatizaba el despido de 40.000 trabajadores y la consecuente situacin de
derrota, el santuchismo vea crecientemente en la situacin regional el escenario propicio
para desplegar una estrategia guerrillera.
Dividiremos este captulo en dos partes. En una primera parte nos abocaremos a los
problemas polticos centrales que se desarrollan entre las dos corrientes. En primer lugar
trataremos el problema del espontanesmo, tanto por ser claramente la crtica ms
recurrente hecha por el santuchismo al morenismo como por ser central para la ulterior
evolucin guerrillera del PRT. Intentaremos profundizar sobre esta crtica, pues alrededor
de ella se podr ver en qu medida la concepcin guerrillera se plante como alternativa a
lo que se cuestionaba. Para ello nos detendremos tambin en dos aspectos que
consideramos paradigmticos para comprender esta discusin.
Por un lado, las posiciones alrededor del problema del foquismo, insoslayables durante la
dcada del 60, teida por la influencia de la revolucin cubana y por la estrategia
guevarista. Por otro, nos detendremos sobre la estrategia morenista de entrismo en el
peronismo. Esta estrategia antecede en varios aos a la relacin de Palabra Obrera con el
FRIP tiene su origen en el apogeo de la Resistencia Peronista-, pero se mantuvo hasta
estar consolidada la relacin entre ambas corrientes, siendo motivo de discusiones al
realizarse los primeros acuerdos entre ellas. Por otro lado, creemos que en esta estrategia
del morenismo se sintetizan concepciones especficamente asociadas a lo que el
santuchismo cuestionara como espontanesmo.
En la segunda parte, nos detendremos en las principales discusiones que se fueron
planteando alrededor del problema de la lucha armada, tanto en el perodo que culmina
con la unificacin como en el que concluye con la escisin entre ambas corrientes.
Abordaremos los desplazamientos en las posiciones, intentando reflejarlos a travs de los
documentos centrales, pues creemos ver cierta ambigedad que devino tanto en un
elemento nodal en la evolucin de las posiciones del santuchismo, como una causa de
que gran cantidad de militantes provenientes del morenismo hayan roto junto con
Santucho para formar el PRT-EC.
Por ltimo al igual que en los captulos que siguen-, esbozaremos algunas reflexiones
que extraemos de este aspecto de la investigacin. stas sern retomadas en el captulo
final del libro, fundamentalmente, como sealamos en la Introduccin, con el objetivo de
-
abrir problemas que permitan futuras investigaciones y profundizaciones sobre este
perodo singular de la historia de Argentina y sobre una estrategia de transformacin
radical de la sociedad, en el que tantos y tantas aqu nombrados o annimos-
comprometieron su vida.
-
PARTE I: PROBLEMAS POLTICOS FUNDAMENTALES
El espontanesmo: Definiciones y alternativas
Rubn Batalls, que haba sido un militante del PRT-ERP, deca en una entrevista que le
realizamos que el morenismo tena trabajo sobre el movimiento obrero pero con poltica
economicista7. Nos detendremos aqu en el anlisis de esta caracterizacin que, como
veremos, fue utilizada una y otra vez para delimitarse del morenismo. En esta
delimitacin nos interesa particularmente detenernos en qu es lo que Santucho construy
como alternativa.
El Libro Rojo8, documento de 1968 inmediatamente posterior a la ruptura entre el PRT-
El Combatiente y el PRT-La Verdad, caracterizaba como espontanesta a la trayectoria
del morenismo, con la excepcin de la poltica desarrollada en el perodo 1961-1962
considerada como positiva-. Luego de sta, se habra dado un apresurado retorno a la
concepcin espontanesta de la toma del poder:
... olvidando sus propias proposiciones de La Revolucin latinoamericana, Moreno vuelve sin ningn
rubor a la vieja idea espontanesta de que el movimiento obrero se plantear en base a sus experiencias
y a las nuevas formas organizativas el problema del poder9.
Este documento, citando a Moreno sosteniendo que toda huelga general es insurreccional,
describa a esta idea como espontanesmo puro. Moreno -se sostena en este folleto-,
partiendo de que ni la clase obrera ni su vanguardia se plantean el problema del poder, en
lugar de sealarle las etapas que debe recorrer ilusiona a los obreros con la posibilidad de
que burcratas y sindicatos tomen el poder. Esto se argumentaba- est en contra de la
imposibilidad sealada ya por Trotsky de que los sindicatos puedan tener una poltica
independiente en la poca del imperialismo.
Como parte de la desviacin sindicalista, sostenan los autores del documento, el partido 7 Entrevista a Rubn Batalls, Julio de 2002.
8 Nombre con el que se conoci el documento del IV Congreso del PRT primero bajo el nombre PRT-El Combatiente
para distinguirse del PRT-La Verdad de Moreno, elaborado por Santucho y otros dos compaeros Oscar Prada y Helio
Prieto-, cuyo ttulo era El nico camino hasta el poder obrero y el socialismo. Nos referiremos a este documento de
ambas formas.
9 El nico camino hasta el poder obrero y el socialismo: p.34.
-
habra inventado el trmino de vanguardia sindical. As, siguiendo con el mismo
documento,
un obrero poda ser gorila, vandorista, anticomunista furibundo, estar a favor de los yanquis en
Vietnam, pero si era capaz de movilizar una seccin para exigir papel higinico en el bao, se era un
obrero de vanguardia10.
Para el Libro Rojo, en cambio, obreros de vanguardia son los que tienen conciencia de
que la misin histrica de su clase es luchar polticamente para derrocar al gobierno de la
burguesa. A los activistas sindicales, el partido deba acompaarlos en las luchas
econmicas, pero el deber de la organizacin era transformarlos en obreros de
vanguardia.
Un activo participante del PRT y el menor de los hermanos Santucho, Julio, seala
coincidentemente en su libro sobre el PRT de 1988, que la poltica de Nahuel Moreno se
caracterizaba por su sindicalismo, salvo en el perodo entre 1960 y 1962 en el que se
habra abierto hacia la guerra de guerrillas.
Este autor desarrolla retrospectivamente cul era a su entender- la concepcin
estratgica de Moreno: la influencia sindical alcanzada a travs del entrismo en el
peronismo le permitira a la corriente morenista tener un lugar de direccin en el proceso
espontneo por medio del cual los sindicatos culminaran una serie de huelgas triunfantes
con la insurreccin11.
Desde esta perspectiva, entonces, la mirada de Julio Santucho sobre el morenismo se
enmarca en la crtica ms importante y reiterada que haca la corriente a las posiciones de
Moreno. Intentaremos sealar aqu cules son las perspectivas que, desde la corriente de
Santucho, se antepusieron al espontanesmo morenista.
Entre las resoluciones del V Congreso, reunido el 29 y 30 de julio de 1970 y que fueran
10 El nico camino ...: p.70.
11 Los trminos espontanesmo y sindicalismo eran utilizados por el PRT indiferenciadamente, lo que responde a la
tradicin de la cual se extraen. En este sentido, sealamos que aunque Pittaluga ha cuestionado cierta imprecisin en el
trmino sindicalismo [Pittaluga (1999)] utilizado por Julio Santucho, en nuestra opinin, el sentido que se le daba a este
trmino est dado tanto explcitamente especialmente en el Libro Rojo- como por el marco terico ms general de la
corriente, al aludir explcitamente al uso hecho por Lenin en las discusiones al interior de la socialdemocracia rusa a
principios de siglo. En dichas discusiones, Lenin tambin utilizaba con el mismo sentido los trminos espontanesmo y
tradeunionismo (sindicalismo).
-
publicadas como folleto un ao despus, se haca un balance de la corriente y de sus
luchas internas en un apartado denominado La lucha de clases en el seno del partido.
All se planteaba nuevamente el carcter sindicalista y espontanesta de la corriente de
Moreno, explicndolo a partir de la presin del proceso de sindicalizacin masiva al
momento de la constitucin de la corriente en 1944. Si bien este documento, y este
apartado en particular, estaba dirigido contra el neomorenismo -como se denomin a las
corrientes opositoras a la direccin de Santucho entre el IV y el V Congreso12-, resulta
tambin de inters como la caracterizacin ms acabada ya finalizado el proceso en
comn- de lo que el santuchismo denominaba espontanesmo morenista, por lo que nos
permitiremos citarlo en extensin.
La estrategia morenista supona que el proceso revolucionario, comenzara por una huelga triunfante o
una serie de huelgas triunfantes (un alza) que seguidas por una huelga general, culminara en una
insurreccin de masas para cuya victoria al menor costo posible y con garanta de revolucin proletaria
era necesaria la direccin del Partido Proletario Revolucionario. Supona que las masas
espontneamente se orientaran hacia el programa del Partido y aceptaran su liderazgo. () Soaba
con una revolucin antisptica, sin ese ingrediente horrible de muertes y heridos, triunfante en base a
habilidad poltica. () Esta ingenua y aristocrtica pretensin empa durante aos al Partido y es la
causante de la ausencia total de moral de combate, de la alergia a los riesgos ms mnimos,
caracterstica de la mayora de los dirigentes del morenismo. () Esta idea origin la mentalidad tmida
que en todo ve grandes peligros, retrocede ante los riesgos, considera al menor movimiento positivo
una aventura () Todo el Partido debe grabarse con letras de fuego el principio revolucionario de que
no se puede destruir al capitalismo sin audacia y ms audacia, que una de las caractersticas ms
esenciales de un revolucionario es su decisin, que un revolucionario es un hombre de accin.
De su concepcin sindicalista viene tambin el fetichismo de las comisiones internas y cuerpos de
delegados como vanguardia obrera natural, la concepcin de que la actividad central del Partido
consista en la lucha por las reivindicaciones inmediatas de fbricas y que dirigir el proletariado era
tener la mayora en la comisin interna y cuerpo de delegados y orientar desde all la lucha de clases
concreta, estructural, es decir, la lucha sindical de los guantes y los aumentos. Para lograrlo los
militantes tenan necesariamente que ocultar su carcter de revolucionarios.
() Cada conflicto sindical se transformaba en eje de todo del Partido y su triunfo era una cuestin de
12 En el captulo siguiente nos abocaremos a las rupturas que se producen entre 1968 y 1972, ya que, lo dejamos
sealado, los diferentes grupos que rompen o son expulsados- del PRT entre estos aos, incluyendo el grupo de
Moreno, estarn presentes en el congreso de la Cuarta Internacional que tendr lugar en 1974. En las discusiones
previas al V Congreso del PRT, la corriente cuartainternacionalista de Ernest Mandel tiene un lugar destacado junto
con Santucho en la pelea contra dos tendencias que no participarn del Congreso an cuando constituan la mayora del
Comit Central antes de la separacin. Las diferencias son fundamentalmente alrededor de las urgencias de Santucho
en comenzar la lucha armada, para lo que Santucho se habra apurado en convocar al Congreso que fundara el ERP.
-
honor. En cambio, la propaganda y la agitacin revolucionaria era propagandismo.
() Intentar llevar las concepciones marxistas, el socialismo, a las masas, constitua una actividad
superestructural y por ende de segundo orden, cuando no provocadora13.
Podemos ver que si bien, como venimos destacando, hay una homogeneidad en cuanto a
la caracterizacin del espontanesmo en el morenismo, a sus caractersticas especficas y
formas de manifestacin, en cuanto a lo que se le opone aparecen dos posiciones de
distinto orden y con consecuencias diferentes.
En 1988, Julio Santucho, haciendo eco al Libro Rojo despus de 20 aos, contrapona el
espontanesmo a la concepcin de guerra de guerrillas sintetizado en el folleto de Moreno
al que se haca mencin en la cita que transcribimos del documento del IV Congreso, La
Revolucin Latinoamericana. La posicin del hermano menor de Robi est en
consonancia con los elementos del balance del PRT-EC de 1970 que acabamos de citar,
en el cual se le cuestionaba al morenismo su falta de accin, de moral de combate.
Pero por otro lado en la definicin de obrero de vanguardia en el documento para el IV
Congreso consciente de que su clase tiene que derrocar polticamente al gobierno de la
burguesa-, encontramos una posicin ms afn a la que se planteaba al final de esta cita
de La lucha de clases en el seno del partido, cuando las tareas del revolucionario se
plantean en trminos de propaganda, de llevar a las masas las ideas del marxismo.
Ambas posiciones responden a concepciones claramente diferenciables. En la primer
posicin la importancia de la actividad del partido reside en su capacidad de combatir, de
accin, de enfrentar militarmente al rgimen. En la segunda, el partido, en la tradicin
leninista de la conciencia inducida, procura mediante la propaganda marxista la
construccin de una subjetividad capaz de comprender la dinmica de la sociedad para
poder subvertirla.
Sin embargo, esta ambigedad tendi a resolverse en un sentido unvoco. Las crticas al
morenismo, ms all de estas tensiones, tenan una direccin precisa y contundente, tal
como se manifiesta en las palabras iniciales del documento del IV Congreso:
Nada estuvo ms alejado de las preocupaciones de los marxistas argentinos hasta el presente que el
problema del poder y la lucha armada14.
13 Resoluciones del V Congreso. Compilado en De Santis (1998): p. 148-150. (nfasis nuestro)
14 El nico camino ...: p.7
-
En el segundo nmero de El Combatiente, de marzo de 1968, en un artculo titulado:
Nuestras diferencias con la camarilla rupturista, la definicin de partido revolucionaria
est ya excluyentemente asociada a la lucha armada:
La actividad y forma organizativa esencial que hacen a que un grupo se convierta en partido
revolucionario es la preparacin, iniciacin y desarrollo de la lucha armada.
(...)La minora rompe por negarse a aceptar, clara y tajantemente y no en forma eclctica y diluida-
la necesidad de convertir al grupo de propaganda en un partido armado15.
El foquismo y Bengochea: ambigedades
En la historia del PRT elaborada por uno de sus dirigentes ms importantes hasta su
ruptura en 1980, Luis Mattini, ste seala que Santucho habra vuelto de su viaje a Cuba
en 1961 habiendo adoptado posiciones marxistas-leninistas. A su vez, las discusiones con
aquellos que leyendo en la experiencia cubana una manifestacin de foquismo queran
reproducirla aqu, lo habran llevado a sostener en ese momento que el foquismo era una
de las dos caras del espontanesmo.
La delimitacin del foquismo fue efectivamente uno de los ejes de la unificacin,
oponindosele la construccin de partido. Segn Julio Santucho, la concepcin de superar
el foquismo se plante en el FRIP desde el ao 1964. A partir de ah, sealaba, se
entenda que
el partido de la clase obrera era la nica forma de organizacin capaz de ejercer la direccin poltica
del proceso revolucionario. Que fuera imposible superar el foquismo sin dotarse de dicha herramienta
estratgica era el punto de partida del proyecto del PRT16.
Al evaluar este problema en 1990, la Direccin del pequeo grupo que conserv el
nombre Partido Revolucionario de los Trabajadores17 -en su Historia del PRT- planteaba
que Santucho sostena la necesidad de construir un partido revolucionario que se 15 El Combatiente. Ao 1. N2. 15 de marzo de 1968: p. 12.
16 Santucho, Julio (1988): p. 109.
17 Dirigidos, hasta su muerte en 1995, por Amilcar Santucho.
-
desarrolle entre las masas para luego, con la participacin de stas, iniciar la lucha
armada. Luis Mattini plantea en trminos similares la diferencia de Santucho con el
foquismo: la lucha econmica debe elevarse a poltica y la actividad militar slo podra
devenir de sta. Como podemos apreciar, ste pareca ser un punto de partida
fundamental.
En el documento del V Congreso del PRT, esta posicin sigue presente, aunque, como
veremos, ya bajo otra forma. No obstante, se destacaba el acuerdo, al momento de la
unificacin con Palabra Obrera, en que para encarar la lucha armada era necesario
construir previamente un pequeo partido revolucionario. Veremos, sin embargo, como
en ese momento ya el eje de la discusin se haba desplazado.
Como desarrollaremos en la segunda parte de este captulo, es en el ao 1967 y
especficamente a partir del proceso tucumano, cuando la fraccin de Santucho empez a
definir una estrategia armada. Resulta interesante, por lo tanto, un testimonio de un
compaero que se acercaba a la corriente hacia fines de ese ao, y que luego iba a formar
parte de la direccin del PRT. En una entrevista con Ollier, narraba en estos trminos una
reunin de captacin, en la que un militante experimentado del PRT explicaba las
posiciones frente a la lucha armada:
El tipo empieza a hablar de la lucha armada, que nada tiene que ver con el foco. Explica que la lucha
armada consiste en empezar a hacer operaciones un pasito ms delante de lo que la gente est haciendo.
Y empezar a armarse. Una lucha de vanguardia que dura slo un tiempo mientras las masas van
adquiriendo ms nivel de lucha. A m eso me convenci. A m lo del foco nunca me haba convencido.
Esto lo entenda porque tena que ver con mi experiencia sindical18.
Aunque puede deberse a un recorte de la memoria del entrevistado, no deja de llamar la
atencin que la discusin sobre el foquismo no haya estado asociada a la necesidad de
construccin de una organizacin. Esto ocurra en el momento en el que, a das de la
ruptura, Santucho avanzaba hacia comenzar la lucha armada.
El testimonio recogido por Ollier puede leerse a la luz del documento del IV Congreso,
escrito unos meses ms tarde, en febrero de 1968. En la evaluacin que se haca del
foquismo en el primer captulo de El nico camino , al discutir las concepciones de
Castro y Guevara, las polmicas que haba sostenido la corriente en contra de la 18 Ollier, Mara Matilde (1998): p.114 y ss.
-
concepcin del foco eran vistas como mezquinas, centradas en un problema tctico y
secundarias frente a la concepcin general del castrismo. A una delimitacin que haba
sido central en la unificacin, en el momento en el que Santucho pretende llevar a la
corriente hacia la lucha armada, se le quitaba relevancia.
Estas ambigedades pueden percibirse en el anlisis del santuchismo sobre las posiciones
desarrolladas por el grupo de ngel Bengochea. El Vasco Bengochea, uno de los ms
importantes dirigentes histricos de la corriente de Moreno y director del peridico,
lider una fraccin que rompi con Palabra Obrera en 1964 para abocarse a la
preparacin de la guerrilla rural en Tucumn, proyecto que fracas antes de que sta
pudiera comenzar a operar19. Antes de la unificacin PO-FRIP, hay una aparente
coincidencia entre ambas corrientes en el cuestionamiento a las posiciones del Vasco.
Como veremos, la dursima crtica a sus posiciones por parte del morenismo coincide
temporalmente con el acercamiento entre Moreno y Santucho. Pozzi afirma que, segn la
tradicin oral del PRT-ERP, los Santucho se habran unido a Palabra Obrera con la
conviccin de que las posiciones de Bengochea seran las de la organizacin. Como este
autor sostiene, esta versin tiene escaso correlato con los hechos en s20. Si bien debemos
sealar que, como veremos ms adelante, los primeros militantes de Palabra Obrera con
los que los Santucho comienzan a relacionarse iban a participar posteriormente de la
fraccin de Bengochea, y que aparentemente, segn Seoane, militantes del FRIP habran
colaborado con su grupo21, lo cierto es que el FRIP no opuso resistencia a la fuerte crtica
de PO al fraccionamiento que encabezaba el Vasco.
Tampoco se enfrentaron a Nahuel Moreno cuando ste decidi, a los fines de
salvaguardar su legalidad, presentarse en 1964 en el Ministerio del Interior para dejar en
claro que su organizacin no tena relacin alguna con la de Bengochea, cuyos
preparativos de lucha armada acababan de hacerse pblicos con la explosin de un
pequeo arsenal que estaban preparando para enviar a Tucumn, y que cost la vida del
Vasco y la de todos sus compaeros all presentes.
Al momento de la ruptura con el morenismo, en cambio, el PRT-EC reivindicaba a
19 Volveremos a referirnos infra al grupo de Bangochea, cuyo desarrollo est tratado en Nicanoff, Sergio M. y
Castellano, Axel (2004).
20 Cfr. Pozzi, Pablo (2001): p. 58.
21 Cfr. Seoane, Mara (1997): p. 68.
-
Bengochea como mrtir de la revolucin, junto a Trotsky, Guevara y Van Troi. Se lo
proclamaba:
el dirigente de nuestro partido que ms abnegadamente intentara preparar e iniciar la lucha armada
contra el capitalismo en nuestro pas22.
La necesidad original de crear una organizacin, para recin luego encarar la lucha
armada, se haba transformado en el IV Congreso en que las clases revolucionarias
construyen su partido en el curso de la guerra civil prolongada, cuyo comienzo es
responsabilidad de los revolucionarios. Como puede apreciarse, la concepcin ya no
difiere esencialmente de la del foquismo: el partido ya no es un requisito previo, sino que
un producto del comienzo de la lucha armada a cargo de los revolucionarios. No obstante,
como sostiene Mattini, el Libro Rojo era un gigantesco paquete de generalidades, por lo
que, aunque valorndolo como positiva en general, la posicin de Bengochea era
caracterizada tambin de putschista23.
En el V Congreso las diferencias con el foquismo y con Bengochea en particular se
planteaban en el marco de lo que se consideraba una nueva situacin objetiva:
El Codobazo ayud tremendamente al triunfo del V Congreso, la lucha interna hubiera sido mucho ms
difcil, la radicalizacin de las masas defini a muchos compaeros24.
En esta situacin, deca el documento de ese Congreso, la presin por avanzar hacia la
lucha armada habra provenido, no de estudiantes o intelectuales revolucionarios
influidos por la experiencia revolucionaria de otros pases, sino que de la experiencia
directa de las masas obreras argentinas.
En este congreso, en el que se funda el ERP, el eje de la discusin en lo que atae a este
problema parecera haber estado en la relacin entre el partido y el ejrcito, para lo cual
22 El Combatiente. Ao 1, N1. 6 de marzo de 1968: p.1. Cabe sealar, en el mismo sentido, que poco despus, en
1971, Bengochea fue elevado al nivel de otros hroes cuyos nombres se utilizaron para denominar Comandos del ERP.
23 Helios Prieto, uno de los firmantes de este documento, lo caracteriza como un documento transasccional, es decir,
en el que intentan expresarse diferentes posiciones. (Cfr. Prieto, Helios (2000): p. 64). El hecho de que l y Prada, el
otro firmante aparte de Santucho hayan sido considerados por el PRT como neomorenistas pocos meses despus,
permite suponer que los aspectos ms putschistas del documento expresaban las posiciones del ala de Santucho.
24 Entrevista a Rubn Batalls, Julio de 2002.
-
se remita a las enseanzas de Giap, principal dirigente militar de Vietnam, en las que se
destaca la subordinacin del ejrcito al partido. Segn el documento del V Congreso, la
concepcin militarista de Regis Debray principal terico del foquismo-, basada en una
exaltacin de las deficiencias y particularidades del proceso cubano, y ajena por completo
al marxismo, habra causado mucho dao al movimiento revolucionario latinoamericano
al sostener que el ejrcito se encuentra por encima del partido y lo dirige.
La crtica al foquismo, entonces, ya no es al momento del V Congreso porque algunos
revolucionarios inicien la lucha armada antes de la existencia de una organizacin
poltica, sino que el eje est puesto en asegurar el dominio del partido sobre el ejrcito.
La misma posicin puede observase en el testimonio al respecto de Batalls:
El foquismo fue un latiguillo con el que nos castig primero el PC y PO, despus el propio morenismo.
Nosotros nunca estuvimos de acuerdo con eso, la preocupacin era para desmentirlo, por eso de
Miente, miente, que algo quedar. (...) Mi visin es que el tema de Bengochea es un foquismo
atenuado, haba sido el director de Palabra Obrera [nombre del peridico del morenismo antes de la
fundacin del PRT, E.W.], tena claro cul era la construccin del partido en el movimiento obrero. El
Vasco puede haber cometido un error, pero el FRIP mismo reivindic a Santilli en un artculo. Fueron
compaeros que trataron de abrir un nuevo camino, y a veces se paga un precio muy alto.
La preocupacin por la construccin del partido es permanente en el PRT ... La idea de que el partido
dirige el ejrcito y no al revs demuestra que no hay ningn foquismo ni siquiera inconsciente. Para m
Bengoechea es un precursor del partido y de la lucha armada, y en ese contexto un foquismo atenuado.
Lamentablemente no tuvo tiempo de hacer la experiencia. Lo mismo el Che, siempre estuvo
preocupado por el partido e hizo relaciones con muchos partidos, busc apoyarse en organizaciones.
El entrismo en el peronismo
A los fines de comprender las posiciones crticas de Santucho hacia Moreno,
intentaremos sealar algunos aspectos que nos parecen relevantes de las posiciones de
este ltimo. En la segunda parte de este captulo nos detendremos en los aspectos
cambiantes de estas posiciones. Nos centraremos ahora sobre una estrategia que el
morenismo sostuvo durante casi una dcada, y que creemos permite exponer los
problemas que cuestionaba la corriente de Santucho.
En el ao 1974, Ernesto Gonzlez, dirigente de la corriente morenista, public un folleto
-
en el cual explica la poltica de entrismo en el peronismo. All se reivindicaba el haber
sido parte de ese frente nico antiyanqui al que sin embargo, dice, nunca vieron como
partido obrero revolucionario. El entrismo estuvo determinado por el hecho de que las
masas obreras estaban en ese movimiento. Segn Gonzlez, no depositaban confianza en
la direccin del peronismo, aunque el peridico reconociese pblicamente que estbamos
bajo la disciplina del general Pern25.
Segn la historia de la corriente que escribe el mismo Gonzlez en 1999, esta poltica le
permiti al morenismo ganar mucha influencia sindical. Sin embargo, de su balance se
desprende que no hubo una lucha poltica e ideolgica confrontando las concepciones
peronistas, explicando las posiciones polticas de la corriente y dando una perspectiva de
clase, marxista, a los trabajadores sobre los que influa sindicalmente. Por eso, reconoce
Gonzlez,
Al no consolidar polticamente la influencia alcanzada por Palabra Obrera en las luchas gremiales entre
1957 y 1959, despus fue imposible mantener una fuerte organizacin en el retroceso26.
Gonzlez cita incluso un informe de un compaero que haba sido enviado a Crdoba, del
que se desprende que compaeros muy importantes de la periferia de la organizacin ni
siquiera saban que Palabra Obrera era trotskista. Julio Santucho ratifica este aspecto, al
sostener que el morenismo rehua el debate poltico, y por tanto, los obreros que entraban
en contacto con PO seguan siendo peronistas27.
En el mismo sentido, en el perodo en el que el castrismo comenzaba a extender su
influencia, se llamaba desde el peridico a que el peronismo encabece un frente castrista,
desdibujndose los contornos ideolgicos y polticos de la organizacin28.
La delimitacin confusa del peronismo se profundiz durante el ao 1962, en el que
directamente se caracterizaba a este movimiento en bloque como revolucionario, sin
sealar su carcter de clase. Este perodo especfico fue sujeto a una autocrtica de la
organizacin a los pocos meses, ya que en l se borraron casi todas las distinciones entre
el peronismo y la corriente morenista. Los militantes distribuan el peridico 25 Cfr. Gonzlez, Ernesto (1974): p.38 y ss.
26 Gonzlez, Ernesto (1999): p. 101.
27 Cfr. Santucho, Julio (1998): p. 125.
28 Palabra Obrera N179. (8/6/1961) Citado en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 188.
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Democracia, del sector de Framini, candidato peronista electo para la gobernacin de la
Provincia de Buenos Aires, e incluso en un documento de diciembre de ese ao, del
Secretariado de la organizacin, se lleg a plantear que el peronismo tiende a convertirse
en el Partido nico de la Revolucin Argentina29.
Finalizado este perodo, Palabra Obrera sigui sin embargo refirindose al peronismo en
primera persona, y extremando los cuidados para no enfrentarse con l. Por ejemplo, en
julio de 1963, analizando la situacin nacional, se deca desde el peridico:
Entindase bien, cuando incluimos a nuestro propio gobierno peronista entre aquellos que dificultaban
el ejercicio de las libertades democrticas, no entramos a determinar si ello era correcto o no, sino
sencillamente sealamos el hecho30.
La poltica de entrismo comenz a revertirse lentamente a partir de fines de 1963, pero
todava en noviembre de 1964, a raz del Operativo Retorno -con el cual la dirigencia
sindical intent que Pern vuelva al pas-, en nombre de nuestro movimiento peronista se
le peda a Pern desde el peridico que levante un claro programa revolucionario31.
Para explicar el cambio de poltica, Gonzlez seala que el foquismo se haba basado en
la no integracin del peronismo al rgimen desde 1955, as como en la imposibilidad de
constituirse como aparato partidario burgus debido a la proscripcin a la que estaba
sujeto. Debido a ello, explica, los verdaderos organismos de masas habran sido las
organizaciones obreras y no el aparato partidario. Por eso, los avances del peronismo en
su integracin al rgimen habran definido el fin de la tctica32.
En lo que acabamos de desarrollar, se manifiesta claramente uno de los dos aspectos de lo
que el santuchismo consideraba como espontanesmo. Efectivamente, las crticas a las
carencias en la propaganda, en el llevar a las masas las posiciones del marxismo,
encontraban en la poltica del entrismo un blanco incontrovertible. El concepto de
vanguardia sindical, cuestionado por la corriente de Santucho por carecer de contenido
poltico, parece estar exacerbado en esta tctica llevada adelante por varios aos por el
morenismo, en los que la identidad peronista de dicha vanguardia no parece haber sido
29 Cfr. Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 288.
30 Palabra Obrera N343. (29/7/1963)
31 Palabra Obrera N373. (24/11/1964) Citado en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999a): p. 41.
32 Cfr. Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999a): p. 51 y ss.
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cuestionada.
Mientras que la Direccin del actual PRT, Luis Mattini, Julio Santucho y Mara Seoane
coinciden en que Moreno habra abandonado el entrismo como parte de las negociaciones
hacia la unificacin con Santucho33, Gonzlez seala que la decisin de Palabra Obrera
de abandonar esta tctica es anterior a la unificacin. Sin embargo, las fechas que l da
-fines de 1963- son posteriores al comienzo de las discusiones entre ambas corrientes. Lo
que es innegable es que todava a principios de 1966 el PRT ya unificado- participaba
de las luchas de la FOTIA en Tucumn como Comit Obrero de la Juventud Peronista de
San Jos, lo que no parece haber encontrado resistencia por parte de la fraccin de
Santucho. Esto no quita que en el momento de los primeros acuerdos, Santucho
cuestionara y presionara para que se abandone- la poltica de entrismo.
33 Probablemente basndose todos en el documento del V Congreso del PRT-EC, el que explica de este modo el
abandono por parte del morenismo de la tctica entrista.
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PARTE II: DISCUSIONES EN LA CONSTITUCIN Y EN LA RUPTURA DEL PRT
El camino hacia la unificacin
a) Palabra Obrera
En enero de 1959 tuvo lugar la revolucin cubana, decisiva para comprender los procesos
guerrilleros posteriores en Amrica Latina y, en particular, el desarrollo de las posiciones
alrededor de la lucha armada que se desarrollaron en las corrientes que estamos
analizando.
En su reciente historia de la corriente morenista, Ernesto Gonzlez destaca el carcter
sectario con el que la organizacin acogi la revolucin cubana, basado en la relacin
entre Fidel y el gobierno norteamericano, y en las caractersticas pequeo burguesas de la
direccin cubana34. Hasta diciembre de 1959, segn este autor, la corriente no haba
cambiado su posicin.
En enero de 1960, en el peridico morenista Palabra Obrera, su director ngel
Bengochea saludaba calurosamente el camino abierto con la revolucin cubana.
Se ha abierto un nuevo mtodo de lucha en Amrica: la guerrilla. (...) El hambre y las persecuciones de
este gobierno de patrones nos llevar indefectiblemente a la guerrilla como nica salida ...Alguna vez
hemos dicho que las guerrillas simbolizan cierta desesperacin; pero ocurre que en estos momentos
comienza a empalmar con lo que siente el pueblo...35.
Dos meses ms tarde, puesto en vigencia el Plan Conintes del gobierno de Frondizi,
Palabra Obrera deca que no es extrao que surjan caminos extremos cuando a la mayora
no se le permite expresar legalmente su posicin36.
A estas posiciones, nuevas para la corriente, las acompaaba una nueva caracterizacin
34 La mejor prueba es, dice Gonzlez en su libro, que, salvo alguna mencin al pasar, no hay notas sobre Cuba en
Palabra Obrera sino a partir de octubre de 1959... Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 42.
35 Citado en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 134. Hemos completado la cita con Seoane, Mara (1997): p. 47 y
ss., donde aparece con mayor extensin, aunque esta autora la atribuye a un peridico de marzo de 1959. La autora no
slo no repara en que esta posicin de Palabra Obrera fue posterior a la fecha que da, sino que tampoco en que esta
nota del peridico estaba centrada en el grupo Uturuncos, el que, asociado a John William Cooke, hizo su aparicin
varios meses despus de marzo, hacia fines de 1959.
36 Palabra Obrera N125. (19/3/60) Citado en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 135.
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del rgimen cubano, como dijimos, a partir de fines de 1959. Luego de la proclamacin
del carcter socialista de la revolucin por parte de Castro, abril de 1961, Cuba pas a ser
para Moreno un estado obrero, con una direccin revolucionaria no burocratizada, la que
se comparaba con los mximos referentes de la corriente, Lenin y Trotsky.
En el congreso que tuvo lugar en mayo de 1961, el eje de la discusin fue el surgimiento
del castrismo como movimiento continental, el que era evaluado muy positivamente, an
cuando se tomaban ciertos recaudos:
Al mismo tiempo (...) se adverta contra la aplicacin mecnica de la consigna de guerrillas que haca
el Che Guevara para cualquier situacin o pas. Si bien esos mtodos podan ser correctos en la mayora
de los pases centroamericanos (...), en los pases con mayor peso del movimiento obrero y de la clase
media urbana con respecto a la poblacin rural, los mtodos de huelga general insurreccional, en
donde se pueden aplicar los mtodos de las guerrillas o muchos de ellos- pero slo en ese momento
preciso seguan siendo los ms eficaces dentro de la luchas revolucionarias. Pero se agregaba que,
dentro de esos pases, como por ejemplo Brasil, podan haber zonas de caractersticas similares a los
pases centroamericanos, donde se puede dar situaciones parecidas a las que el Che Guevara
plantea37.
En relacin a Argentina, el congreso caracteriz que en la provincia de Tucumn haba
una situacin prerrevolucionaria y con posibilidades de lucha armada. Ya desde 1959 la
organizacin haba empezado a enviar cuadros a esta provincia, entre ellos el Vasco
Bengochea y Hugo Santilli. Este ltimo, enviado a radicarse en la provincia a fines de
1960, entrara en contacto con Santucho antes de dejar la corriente morenista junto con
Bengochea. En ese momento, seala Gonzlez,
No se descartaba que surgiese en ella [en la provincia, E.W.] un frente guerrillero con apoyo de masas,
como forma de resistencia del proletariado y el campesinado a la pavorosa crisis regional38.
Al calor de las luchas en la provincia, la corriente morenista comenz a ganar
importantes dirigentes de la industria azucarera, como Leandro Fote, dirigente del
ingenio San Jos que estaba a la cabeza de las luchas contra el cierre de ingenios.
Es en este contexto en el que Nahuel Moreno publicar en marzo de 1962 un folleto 37 Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 169. Los encomillados pertenecen a las Tesis sobre situacin nacional, de
abril de 1961.
38 Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 172.
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denominado La Revolucin Latinoamericana, al que ya hicimos referencia en la primer
parte de este captulo. ste es en realidad un agrupamiento articulado en seis captulos, de
intervenciones orales y escritas de Moreno en cursos, reuniones y congresos. Desde el
prlogo de este trabajo, se saludaba que desde la Revolucin Cubana, la Revolucin
Mundial ha comenzado a hablar idioma espaol39.
All se sostena que las etapas de la revolucin cubana, deben ser estudiadas
cuidadosamente ya que en cada pas del continente, el proceso se cumplir en forma muy
parecida40. Esta revolucin confirmara que el dogma de que la nica clase que puede
cumplir las tareas democrticas es la obrera, es falso41.
Sin embargo, se sostena en el folleto que la guerrilla no era el nico mtodo de la lucha
armada, ya que, en ciertos lugares y circunstancias, otros seran ms tiles:
Es un hecho indiscutible que est planteada la lucha armada. Pero ella debe encararse de distintas
formas: una forma debe adquirir cuando hay huelgas generales u ocupaciones de fbricas, otra cuando
hay sindicatos campesinos u ocupaciones de tierras, y otra cuando no pasa nada de eso. Muy
rpidamente debemos despejar el error de confundir guerrillas con lucha armada, y perfeccionar la
aplicacin de todas las formas de esta ltima. El terrorismo, las formas de lucha urbana, la defensa de
fbricas ocupadas, la defensa de las tierras, los ataques a reaccionarios, rompehuelgas y polticos
burgueses, etc., etc., son algunos de los mtodos que hay que aplicar en Latinoamrica, acompaando
las luchas y la organizacin de las masas42.
Este folleto significaba la plasmacin de una orientacin nueva. Se reformulaban aqu las
posiciones tradicionales de la corriente, lo que Moreno, por otro lado, sostena
explcitamente:
El marxismo est enfrentado a una nueva situacin objetiva que le obliga a quitarse su antiguo velo
europeo. Desde Marx a Lenin y Trotsky, dicho velo era correcto, pues la revolucin era europea. Pero
desde la ltima posguerra, el velo nos dificulta y entorpece la visin43.
O unas pginas ms adelante:
39 Moreno, Nahuel: La Revolucin Latinoamericana. Ediciones po, Buenos Aires, 1962: p. 3.
40 Ibd: p. 48.
41 Ibd: p. 55.
42 Ibd: p. 59.
43 Ibd: p. 69.
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... el marxismo occidental, llevado por circunstancias objetivas, se olvid de la lucha armada. (...) Las
armas del marxismo occidental eran meramente intelectuales: propaganda, agitacin, y teora... Y la
teora de la guerrilla ha tenido el valor histrico de replantear la necesidad de la lucha armada. Ha sido
el soplo vivificante imprescindible. Hemos comprendido que la lucha armada es un mtodo permanente
de las masas y los revolucionarios, y que siendo la tcnica ms compleja e importante de la lucha de
clases, debemos dominarla y aplicarla tanto o mejor que las otras tcnicas convencionales: agitacin,
propaganda, etc.44.
Aunque para algunos autores que comentan este perodo de la corriente, este folleto haya
sido ni ms ni menos que la teora del foquismo45, creemos que el problema es ms
complejo pues el propio Moreno escriba en enero de ese ao 1962-, sobre la necesidad
de formar el partido, criticando la idea que la accin militar, armada, crea todo: el
partido, los cuadros, los dirigentes, la revolucin en s46.
Parece indudable, sin embargo, que este documento consolid una posicin que se vena
desarrollando en la organizacin, en la que las presiones de la situacin abierta por la
revolucin cubana no parecen haber encontrado demasiada resistencia: a partir de marzo
de 1962, mes en el que se publica el documento que acabamos de analizar, Palabra
Obrera iba a entrar en lo que meses ms tarde denominara una severa desviacin
putschista. Esta caracterizacin sobre la poltica de la organizacin en el perodo que va
de marzo a julio de ese ao fue hecha autocrticamente por la propia organizacin a
posteriori, en el III Congreso, realizado en marzo de 196347.
Durante los meses que siguen a la decisin de no entregarle el gobierno de la provincia de
Buenos Aires a Framini, PO consideraba que la situacin de Tucumn se habra
extendido a todo el pas, por lo que convocaba a iniciar acciones armadas, y a actuar
desde fuera del movimiento de masas para golpear sobre l48.
Es al calor de las posiciones de este perodo, y especialmente en esos meses de 1962, en
el que se profundizaron las posiciones de Bengochea, uno de los mximos dirigentes de 44 Ibd: p. 72.
45 Coggiola, Osvaldo (1986): p. 42.
46 Carta de Nahuel Moreno de enero de 1962 a compaeros en Per, cit. en Gonzlez, Ernesto (1999): p. 243.
47 A su vez, entre julio de 1962 y el congreso de 1963 se desarrollan las posiciones exacerbadamente acrticas frente al
peronismo a las que hicimos alusin en el apartado anterior.
48 La situacin nacional despus de las elecciones del 18 de marzo, documento aprobado en un plenario de marzo
de 1962. Cit. en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 272-275.
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la corriente morenista. En abril de ese ao, en pleno perodo luego evaluado como
putschista, se resolvi enviar un contingente de cuadros a Cuba para recibir instruccin
militar. Si bien algunos autores atribuyen esta decisin a Moreno -Julio Santucho, por
ejemplo-, Gonzlez seala que por estar preso en Per, ste no habra tenido injerencia en
la discusin49. Segn este ltimo, al regresar Moreno se rediscuti este viaje decidindose
que el fin no sea el entrenamiento militar sino que conseguir apoyo del rgimen cubano
para el proceso campesino que encabezaba por esos das Hugo Blanco en el Per. Ante
este cambio de objetivo, se resolvi que el viaje no poda durar ms de dos meses. En
junio de 1962, el Vasco Bengochea parti entonces para Cuba con otros cuatro cuadros
de la organizacin. Su ausencia iba finalmente a durar, pese a lo decidido, hasta entrado
el ao prximo, y el apoyo a Hugo Blanco, segn Gonzlez, ni estuvo entre los objetivos
del contingente que, por el contrario, comenzaba a consolidar posiciones propias.
Pese al cambio de posicin que, como plantea Gonzlez, se dio luego del regreso de
Moreno, en enero de 1963 la direccin vota una resolucin en la que se sostena que la
principal tarea es desarrollar el aparato tcnico y la lucha armada en nuestro pas,
reforzada con la decisin de iniciar cursos militares en todo el pas50.
A su vuelta de Cuba, Bengochea y su grupo se mantuvieron en el partido hasta marzo de
1964. En este perodo se le permiti hacer una experiencia independiente, mientras se
avanzaba en la discusin. La argumentacin de Bengochea se centraba en que su posicin
era la de La Revolucin Latinoamericana, la que habra sido abandonada por la
organizacin51. Resulta significativo que, en la respuesta de Moreno, se negaba que la
organizacin no tenga una estrategia insurreccional, que no se plantee la lucha armada o
que est en contra de la guerrilla52. En este perodo en el que FRIP y PO estaban
avanzando hacia la unificacin, podemos ver, por la resolucin de 1963 y la respuesta a
Bengochea de 1964, que mucho despus de la supuesta desviacin putschista se
mantenan posiciones de fuerte simpata con la guerrilla.
Sin embargo, es indudable que en Palabra Obrera se estaba produciendo un cambio de
49 El III Congreso, meses despus, atribuira incluso la desviacin putschista de conjunto a la ausencia de Moreno.
Retomaremos este aspecto en el captulo IV de este trabajo.
50 Cfr. Resolucin del Secretariado de enero de 1963. Cit. en Gonzlez, Ernesto (coord.) (1999): p. 333.
51 Cfr. Gonzlez, Ernesto (1999): p. 351.
52 Cfr. Informe del Plenario del 28 de marzo de 1964. Cit. en Gonzlez, Ernesto (1999): p. 352.
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posiciones.
En julio de 1963, por ejemplo, se publica una carta de Hugo Blanco, ya encarcelado en el
Per en el que se convoca a admirar la revolucin cubana pero sin copiarla. El camino,
deca Blanco, es la sindicalizacin de los campesinos, aunque a la pequeoburguesa le
parezca lento53.
En ese mes de julio, Moreno escribi sobre las elecciones en las que haba sido electo
Illia. Ese anlisis, segn Gonzlez, sera la base para un documento de gran importancia
que iba a ser publicado en abril de 1964. Tambin en ese mes de julio, Moreno viaj a la
capital tucumana a reunirse por primera vez con Santucho y otros dirigentes del FRIP,
reunin de la cual salieron los acuerdos que llevaran a la unificacin. Sin embargo, el
documento cuyas bases habran sido elaboradas por Moreno en ese momento, Argentina,
un pas en crisis54, iba ser el blanco principal de la crtica de Santucho a Moreno en el
momento de la ruptura.
Este documento constaba de tres informes sobre la situacin nacional, el primero de julio
de 1963, el segundo de noviembre de ese ao y el ltimo de marzo de 1964, perodo
caracterizado tanto por la discusin con Bengochea que iba a culminar con la ruptura,
como por la sostenida con los Santucho, que terminara en la unificacin.
Se criticaba en este documento a sectores de la izquierda, que desesperados por encontrar
una salida inmediata a la situacin, hablan de la creacin de un foco guerrillero,
reflejando la pequea burguesa desesperada o los viejos activistas sindicales fatigados
por su ardua lucha contra la burocracia sindical55. Se subrayaban las caractersticas