Virginia Belén Toledo López, Inés Rosso, Marianela Miguel, Jeremías González, Agustina Toledo López.
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA).
Memorias y resultados del proyecto de Extensión Universitaria,“Aportes para la resolución comunitaria de problemáticas ambientales.
Cartografía Social y construcción colectiva del conocimiento”.Eje ‘Extensión e Investigación: Construcción colectiva del conocimiento’.
Virginia Belén Toledo López, Inés Rosso, Marianela Miguel, Jeremías González, Agustina
Toledo López.
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA)
Resumen
El presente trabajo recupera la experiencia de extensión universitaria realizada
durante el año 2015 en el barrio de Villa Aguirre de la ciudad de Tandil, a partir del proyecto
titulado “Aportes para la resolución comunitaria de problemáticas ambientales. Cartografía
Social y construcción colectiva del conocimiento”. Nuestro objetivo es poder aquí sintetizar
la metodología de intervención empleada y así presentar las cartografías sociales
resultantes.
En la primera parte se describe la práctica de extensión. A continuación se
presentan los primeros resultados obtenidos en forma de mapas particulares, según
características de los participantes en cada mapeo, detallando la metodología de trabajo en
cada caso. Finalmente se presentan dos cartografías que sintetizan la información
recuperada durante los mapeos colectivos y se plasman las conclusiones.
IntroducciónEste trabajo recupera la experiencia de extensión universitaria realizada durante el
año 2015 en el barrio de Villa Aguirre de la ciudad de Tandil, a partir del proyecto titulado
“Aportes para la resolución comunitaria de problemáticas ambientales. Cartografía Social y
construcción colectiva del conocimiento”. La misma se proponía como meta “generar un
espacio de intercambio de saberes que permita obtener un diagnóstico ambiental del barrio
en general, realizando a la vez un aporte a la construcción territorial de la organización” y
también “contribuir a la resolución comunitaria de las problemáticas ambientales del barrio
Villa Aguirre de la ciudad de Tandil a través del mapeo colectivo”. Con este fin conformamos
un grupo interdisciplinario, compuesto por docentes, graduadas y estudiantes de las
carreras de Gestión Ambiental, Geografía y Relaciones Internacionales, de la UNCPBA, con
miras a realizar una práctica de extensión bajo la perspectiva del modelo de extensión
crítica o alternativa (Tommasino et. al., 2006).
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Pretendemos que este trabajo logre sintetizar la metodología de intervención
empleada, presentando las cartografías sociales resultantes así como también las
reflexiones derivadas de las mismas. En la primera parte se describe la práctica de
extensión o metodología de intervención. A continuación se presentan los primeros
resultados obtenidos en forma de mapas particulares, según características de los
participantes en cada mapeo, detallando la metodología de trabajo en cada caso.
Finalmente se presentan dos cartografías que sintetizan la información recuperada durante
los mapeos colectivos y se plasman las conclusiones.
Metodología de la intervenciónComo primera instancia se realizó una búsqueda bibliográfica y se diagramó un taller
de formación en cartografía social e intervenciones participativas para los y las
extensionistas, a fin de compartir inquietudes y consolidar la metodología a aplicar durante
el desarrollo del proyecto. Luego, se realizaron diversos talleres de mapeo colectivo en
función de los distintos grupos existentes en la Casa Popular Darío Santillán (CPDS).
Considerando edades, inquietudes, posibilidades de mapear, etc. Se seleccionaron
metodologías específicas para cada grupo según sus características, tomando como
referencia el Manual de Mapeo Colectivo de Iconoclasistas (Risler y Ares, 2013).
A modo de ejemplo, en el Espacio de Jóvenes, se realizó un recorrido urbano en
grupos, a fin de registrar y recolectar insumos visuales y sensoriales para elaborar un mapa.
Durante el recorrido por el barrio se tomaron fotografías y se señalaron en un plano-base
lugares a partir de íconos facilitados y de algunas consignas como: señalar los lugares más
frecuentados por los/as jóvenes y aquellos sitios que les disgustaban, o bien eran
considerados “más peligrosos”. La sistematización de dicha información dio como resultado
el mapa que presentamos a continuación.
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Mapa 1. Cartografía social del Espacio de Jóvenes
En los Espacios de Autoproducción de Alimentos y Cooperativa de Trabajo Rural (CTR), integrados por mujeres adultas, se definió crear una mesa de mapeo. Esto es,
a partir de un plano-base del barrio con dimensiones amplias se identificaron por medio de
íconos y referencias, zonas con problemáticas ambientales, zonas de déficit de servicios
públicos (tendido eléctrico, gas, red cloacal), así como instituciones de salud, educación,
seguridad. El equipo de extensión proveía al grupo los insumos necesarios para el mapeo,
incluyendo íconos diversos que aludían a temáticas consideradas de interés por los
participantes. En los casos en que no se encontrara un dispositivo que representara lo que
se quería mostrar, se alentaba a crear una manera de significarla (generando un nuevo
“icono” en el mapa). Así logramos registrar problemáticas socioambientales significativas
para quienes habitan el barrio. A continuación presentamos las cartografías resultantes.
Los mapas generados por las mujeres de la CPDS nos hablan de la presencia de
fábricas que generan contaminación (del aire, del agua y de la tierra), así como también se
subrayan accidentes laborales ocurridos en algunas de ellas, las calles anegables y las
zonas de inundación en caso de precipitaciones abundantes -reseñando además momentos
en los que la inundación ha afectado seriamente algunas viviendas del barrio, agudizándose
en los últimos años-, la presencia de basurales a cielo abierto y otras zonas de peligro como
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zanjas abiertas -sin advertencia preventiva alguna por parte de la gestión municipal-,
acumulación de arenas de fundición, etc. También nos hablan de las instituciones presentes
en el barrio, de los lugares y las formas en que los problemas referidos obtienen o no
respuesta, de la falta de suministro de determinados servicios básicos, como gas de red y
cloacas. En fin, hablan de las condiciones de vida del barrio y de este espacio en tanto lugar
de vida, territorio de lucha y de dinámica-acción social.
Mapa 2. Cartografía social del Espacio de Autoproducción de Alimentos
El proceso de construcción de esta cartografía nos permitió tener una visión amplia
sobre la percepción de las problemáticas por parte de las vecinas y los vecinos,
considerando tanto los datos que han quedado plasmados en el mapa en tanto producto
final, como aquellos que quedaron como remanentes colectivos, generados a partir del
intercambio y el diálogo que esta metodología participativa permite. Al mismo tiempo,
pudimos apreciar la manera en que las vecinas y los vecinos se organizan para afrontar
estos problemas en el cotidiano y paliar situaciones de riesgo ambiental tales como:
inundaciones, zonas anegadas, basurales a cielo abierto, zonas de mucho peligro (como las
cercanías a la zanja abierta de un tamaño considerablemente alarmante, etc.). Así, las
mujeres enunciaban: haciendo alusión a los días de lluvia “cuando llueve mucho hay zonas
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donde ya se sabe que no se puede pasar porque se llena de barro”, por lo cual: “ellos
directamente no van a la escuela”, o refiriéndose a la zanja “esto es un peligro por los
chicos”. De este modo el proceso nos llevó a revisar y reflexionar en qué es lo que los/as
vecinos/as asumen como problema socioambiental. En tal sentido, consideramos pertinente
retomar la definición de Ascelrad (2004), para quien la “conflictividad ambiental” se origina
cuando las acciones de un grupo amenazan el uso y el acceso a los recursos del territorio
por parte de otro grupo.
Mapa 3: Cartografía social de la Cooperativa de Trabajo Rural (CTR)
Por su parte, en este caso la falta de soluciones por parte de las autoridades
municipales frente a estas problemáticas socioambientales (lo cual refuerza la condición de
marginalidad del barrio), tuvo como consecuencia la conformación de espacios
autoconvocados, de organización social en el barrio y con otras organizaciones sociales y
políticas de la ciudad. La generación de estos vínculos nos arrojó la posibilidad de expandir
nuestra cartografía hacia tales organizaciones e instituciones de seguridad social, a fin de
visualizar su presencia y distribución, en pos de contribuir a fortalecer lazos comunitarios de
acción frente a demandas comunes; Lo cual puede ser considerado para futuras
intervenciones en el territorio.
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Finalmente, destacamos que no es un dato aislado ni menor que la totalidad de las
participantes de los espacios de autoproducción y de la CTR hayan sido mujeres, y que
hayan sido estas mismas mujeres las que hayan podido mapear las problemáticas
ambientales del barrio y las organizaciones e instituciones presentes, dado que son estas
mujeres quienes a diario se ocupan de la satisfacción de la alimentación y cuidado del
bienestar familiar. Esto confirma una vez más el rol destacado que tienen las mujeres -
además de encargarse de realizar una “doble jornada laboral” tanto en el espacio doméstico
como en el espacio público y de deber ciudadano-, en el despliegue de las luchas
socioambientales y en la defensa del territorio.
Figura 1. Cartografía Social del Espacio de Niñez: un proceso “inocente”.
En el Espacio de Niñez, la metodología de trabajo seleccionada para los/as
niños/as consistió en la elaboración de dibujos individuales a mano alzada en cartulinas
blancas con lápices de colores e íconos impresos. El punto de partida para dibujar el barrio
fue cada una de sus casas. A partir de éstas surgen los diferentes caminos que nos
muestran los distintos sitios más relevantes entorno a los cuales se construye su imagen del
barrio. Esto puede advertirse en las siguientes fotografías de los dibujos.
El proceso de cartografía permitió identificar recorridos habituales, vivencias y
percepciones del espacio, posibilitando que cada niño/a exprese su representación del
barrio. Representaciones de los mapas mentales que cada una/o identifica de su barrio. Por
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ejemplo, los espacios destacados fueron sus viviendas, la plaza, las calles, los kioscos, la
“Casita” (CPDS, lugar donde se realizaba la cartografía y donde habitualmente realizan
actividades de apoyo escolar, el Taller ReciclArte y la merienda dentro del espacio que
coordinan referentes del Movimiento Popular Patria Grande), y la escuela. Su hogar era
percibido como un “lugar de juego” y donde “se comparte el alimento”; también marcaron
quienes tenían mascotas y dibujaron corazones, además de señalar a los/as miembros de
su familia sin explicitar problemas. La plaza se asociaba a jugar, divertirse y hacer deportes,
marcando los juegos colectivos existentes y siempre viéndolos como escasos. Dibujaban el
playón como elemento distintivo del lugar, sitio que además fue indicado como aquel al que
no todos/as podían acceder fácilmente por la distancia, resaltando aquí la falta de árboles.
Respecto de la Escuela la mayoría la asume como una “obligación”, no señalando
estímulos propios para ir, ni sentimientos positivos (la mayoría lo identificó con sentimientos
de “aburrimiento” y “tristeza”). Se la señala como un lugar en el que pueden tomar la
merienda y hacer deporte, y pocos la marcaron como un lugar de aprendizaje. Solo
algunas/os lo marcaron como un “lugar de bienestar” (lo cual se advierte también en los
colores elegidos), y algunos/as otras/os marcaban que se “peleaban con sus compañeros”,
lo cual reforzaba su rechazo a ir allí.
Por su parte, las calles son vistas como un “lugar de juego” (andar en bici, jugar a la
pelota, etc.) y por eso representa un espacio de libertad. Así se advierte que, al igual que el
resto de los/as vecinos, la calle es un espacio de socialización barrial. Algunos/as marcaron
que “hay calles y calles”, y por algunas les daba “miedo andar solos/as” (aclarando que no
era por los autos sino “por la gente que hay”). En relación a los problemas se mencionó que
el asfalto mejoraría su barrio porque no entraría tierra a las casas en verano, o bien porque
cuando llueve se dificulta la salida de sus casas (pese a que si llueve faltan a la escuela,
ello no era percibido como un problema). También se señaló problemas en relación al
manejo de la basura (que son rotas por los perros) frente a lo cual planteaban como
solución la alternativa del reciclado. En uno de los dibujos puede apreciarse la leyenda: “es
mejor que empieces a cuidar tu barrio ¡¡¡recicla!!!”.
Los kioscos del barrio identificados (tres o cuatro) eran asociados con la
“alimentación familiar”, siendo lugares de uso frecuente, accesibles (pese a que algunos
estaban más alejados), estando dentro de cotidianeidad del niño/la niña, dado que con
frecuencia son los/as que realizan o acompañan en el momento de los “mandados” para el
hogar. La familiaridad respecto de estos lugares se advierte también en las maneras en que
los mismos eran nombrados, asociados a la persona que vende. Finalmente, destacamos
que todos/as los/as niñas/os señalaron la presencia del transporte público, aunque no
todos/as lo usaban, considerándolo importante en tanto permite acceder a otros lugares
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relevantes (como el hospital, el trabajo de sus padres y madres, el centro comercial y la
escuela). Además conocían los recorridos y señalaban las paradas de uso más frecuente.
Intentamos sistematizar esta información en la cartografía que presentamos a
continuación.
Mapa 4: Cartografía social del Espacio de Niñez
Por último, pero no por ello menos importante, el equipo extensionista también
realizó un “mapeo al paso” en el “Festival de la Pibada”, realizado por organizaciones
sociales y barriales en la Plaza Independencia de la ciudad de Tandil, el 2 de mayo del año
2014. Se congregaron bajo la consigna “No dejés que te cuenten qué es la juventud, Vení y
contalo vos”, con el objetivo de mostrar las múltiples experiencias creativas, de construcción
ciudadana, de encuentro y solidarias existentes en la ciudad de las que son parte activa los
y las jóvenes. En este marco, nuestro equipo de extensionistas propuso la metodología de
la Cartografía Social como vía participativa de construcción de un mapa que sirva de
herramienta visual para dar cuenta de las diversas y variadas iniciativas populares. Así,
entre los puestos que difundían trabajos varios de la juventud (revistas, radios, graffitis y
producciones de talleres artísticos varios), se ubicó un atril con un plano de la ciudad -sin
intervenciones, y en colores blanco y negro-, invitando a las organizaciones participantes a
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plasmar sus actividades en el mapa. La propuesta tuvo mucha aceptación y la cartografía
resultante fue exhibida en la finalización del evento, hasta ser incluso traída a colación como
insumo en posteriores reuniones sobre la temática. A continuación presentamos algunas
imágenes del proceso.
Figura 2: Imágenes del Mapeo en el “Festival de la Pibada”
Resultados y reflexiones preliminaresUna vez realizados los talleres y digitalizada la información recolectada en cada uno
de los mapas elaborados, se procedió a realizar un análisis y síntesis del total de los datos
recabados. Desde el equipo de extensionistas elaboramos un primer mapa sistematizado
que muestra los lugares significativos de Villa Aguirre para la población que allí construye
cotidianamente el territorio. Tales significaciones fueron solicitadas en los talleres de
mapeo, siguiendo el modelo de mapas sensoriales y posteriormente interpretadas por el
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equipo extensionista con categorías conceptuales como “connotación positiva”, “negativa” o
“neutral”, tal como lo muestra el mapa de la Figura número 4.
Mapa 4. Sistematización 1. Cartografía Social de las “Connotaciones Socioambientales”
También se construyó un mapa con el detalle de las “problemáticas ambientales y
sociales” que la población señaló como existentes en su barrio (Figura 5). En este punto,
nos parece relevante señalar la importancia de lo generado en las instancias de mapeo y de
devolución de los mapas sistematizados. Los resultados obtenidos se constituyeron como
insumo para la reflexión colectiva, fundamentalmente a partir de hacerse visible (en un
mapa) la “connotación negativa” que los vecinos y vecinas -que constituyen la población de
Villa Aguirre- poseen de su territorio, y las múltiples y diversas problemáticas socio-
ambientales reconocidas.
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Mapa 5: Sistematización 2. Cartografía Social de las “Problemáticas socioambientales” del Barrio Villa Aguirre, Tandil.
Teniendo en cuenta que las representaciones mentales del territorio condicionan el
accionar, la metodología puesta en práctica posibilitó la concientización colectiva respecto
de las características del espacio vivido. Ello porque al objetivar las percepciones que se
poseen, se crea la posibilidad de “desnaturalizar” lo que aparece como “dado naturalmente”,
permitiendo acciones horizontales y conjuntas que tiendan a transformarlo en pos de la
construcción colectiva en mejores condiciones y modos de vida, con el concepto “digno”, el
“Buen Vivir”, y la “dignidad” como horizonte. Además, puesto que se promueve una acción
que parta del diálogo y la puesta en común de tales representaciones (incluyendo las del
mismo equipo de extensionistas), consideramos que tales situaciones influencian los límites
y las posibilidades del territorio a partir de un “proceso de concientización crítica”.
Por ello, concebimos nuestra práctica, a decir de Freire (1974) en términos de
“comunicación”, tomando así posición en el debate general sobre “la extensión”. En este
sentido, retomando los esfuerzos de Tomassino et. al. (2006:122) por organizar la discusión
teórica, “entendemos conveniente denominar como ‘modelo extensionista clásico’ a lo que
Freire y Bosco Pinto entienden como ‘extensión’ y Alencar como ‘educación tutorial o
vertical’ y designar como ‘modelo extensionista alternativo o crítico’ lo que Freire designa
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como ‘comunicación’, Bosco Pinto como ‘educación’ y Alencar como ‘educación
participación’. Así, el modelo clásico se desarrollaría desde una concepción que parte del
monólogo como práctica unipersonal y unidireccional, perdiendo toda capacidad de relación
empática con los/as sujetos sociales vinculados. Según Cardoso “es caer en una postura
comunicacionalmente autocentrada, cerrada, corporativista. Es hablarle a un círculo cerrado
-la vanguardia o los esclarecidos” (Página 12, 27/01/2016). Al contrario, el modelo crítico
postula que “la educación es comunicación, es diálogo, en la medida en que no es la
transferencia del saber, sino un encuentro de sujetos interlocutores, que buscan la
significación de los significados” (Freire, 1974: 77).
En síntesis, con base en una perspectiva crítica (Bosco Pinto, 1973; Alencar, 1990;
Freire, 1974) asociamos la extensión a una actividad de intercambio de saberes y de
construcción colectiva de conocimiento, que especialmente contribuye a la resolución de
problemáticas socioambientales caracterizadas por su complejidad. Así, consideramos que
esta praxis aporta a promover la ruptura del “perverso circuito de dominación del
asistencialismo, prebendismo, manipulación, dirigismo y consecuente dependencia de las
estructuras de poder (…), particularmente cuando se trata de sectores más vulnerables”
(Tommasino et. al., 2006: 76).
En este sentido, la Cartografía Social constituye un gran aporte al conocimiento del
“espacio vivido” y, por ende, a la apropiación del territorio en pos de un Buen Vivir. Y así, es
una herramienta fundamental para el desarrollo de una práctica de extensión crítica.
ConclusionesLa recepción tanto de la metodología propuesta como de los resultados obtenidos,
ha superado ampliamente las expectativas con las que se inició el proyecto. Respecto a los
talleres desarrollados, han servido como instancias de compartir inquietudes, pareceres y
perspectivas de los lugares que cotidianamente transitan en común los/as habitantes del
barrio, identificando sensaciones que motivaron debates sobre cómo hacer para
transformarlos. En cuanto a los resultados (mapas sistematizados que devolvimos a las
instituciones con la síntesis de los mapeos realizados en los diferentes talleres), notamos
particulares respuestas que coincidieron con lo sorpresivo de los elementos que los mapas
contenían, objetivados, pudiendo ser visibilizados por quienes habitan el barrio. Por ello los
estimamos como aportes importantes, en tanto pueden motivar acciones transformadoras,
que posibiliten mejorar el lugar de vida, el territorio que los/as ciudadanos/as -de las
distintas categorías etarias- construyen habitualmente con sus dinámicas-acciones
sociopolíticas. Acciones que esperamos poder acompañar, entendiendo que cuyo desarrollo
depende estructuralmente de los/as protagonistas y creadores de esta información espacial:
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las/os miembras/os de las distintas instituciones de Villa Aguirre, con quienes estuvimos
trabajando.
En definitiva, nuestra praxis nos permitió revalorizar la práctica científica como
instancia de diálogo de saberes en pos de la transformación social. En este marco,
destacamos a la Cartografía Social como metodología en su aporte a la construcción
colectiva del conocimiento, al promover la generación de síntesis entre el saber académico
y el saber popular. A través suyo se ponen en valor los saberes populares, generando
instancias de socialización y sistematización de los conocimientos (subjetividades y
vivencias de sus protagonistas). Los mapas que generamos, entonces, son el resultado de
una acción social sobre el territorio, una representación surgida de los/as actores que
diariamente lo habitan y construyen, y un insumo para su transformación. Permite
enriquecer el “diagnóstico territorial” para aportar a la resolución de problemáticas comunes,
generando imágenes colectivas del espacio de vida. Valorizamos entonces a la Cartografía
Social como complemento del análisis territorial, especialmente de aquellos que busquen
aportar a la resolución de problemáticas socioambientales de carácter complejo, al tiempo
que invitamos a reflexionar sobre los modos de recolección de información y sobre la
génesis de las elaboraciones cartográficas. Por ello, destacamos su potencial para
convertirse en una herramienta transformadora, al contribuir al empoderamiento de la
población y a la defensa de sus sueños desde otra forma de conocer y construir su territorio.
Finalmente, recuperamos la idea de que la tarea de la extensión no es la de “llevar
un conocimiento técnico o cultural” al “pueblo ignorante”, sino comunicarlo a través del
diálogo. Es decir, hacer del hecho concreto al cual se refiere el conocimiento, el objeto de la
comprensión mutua entre el pueblo y los/as universitarios/as. Por ello, la extensión tiene en
potencia una dimensión educativa de importancia excepcional. La extensión crítica,
entonces, es el instrumento ideal para conseguir la Universidad que pretendemos construir,
transformadora y al servicio del poder popular.
Por todo ello, alentamos a replicar la metodología para nuevas prácticas
extensionistas, acercando todas estas potencialidades descritas a nuevas instituciones,
nuevos actores sociales, nuevos territorios.
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Referencias bibliográficasAcselrad, H. (Org). (2004). Conflitos ambientais no Brasil. Rio de Janeiro: Relume Dumará.
Bosco Pinto, J. (1973). Extensión o educación: una disyuntiva crítica. Desarrollo rural en las
Américas. Vol 5, Núm. 3, pp. 165-186.
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http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-291186-2016-01-27.html
Freire, P. (1974). La educación como práctica de la libertad. Buenos Aires: Siglo XXI.
Risler, J. y Ares, P. (2013). Manual de mapeo colectivo: recursos cartográficos críticos para
procesos territoriales de creación colaborativa. Buenos Aires: Tinta Limón.
Tommasino, H., González Márquez, M. N., Guedes, E. y Prieto, M. (2006). Extensión Crítica: los aportes de Paulo Freire. En Tommasino, H. y de Hegedüs, P. (ed.). Extensión: Reflexiones para la intervención en el medio rural y urbano. Montevideo: Universidad de la República.14
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