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Tecnologías verdes como instrumentos de rehabilitación arquitectónica
Mariana Chanampa, Pilar Vidal, Javier Alonso, M. Isabel Touceda, Francesca Olivieri, Raquel Guerra, Javier Neila, César Bedoya
Grupo ABIO‐UPM (Arquitectura bioclimática en un entorno sostenible) m.chanampa@abio‐upm.org
1. INTRODUCCIÓN
En la actualidad, gran parte de las ciudades y sus centros históricos presentan deficiencias estructurales y energéticas que afectan a la calidad de vida de los ciudadanos, a la vez que disparan el consumo energético asociado a su climatización. Esto lleva a la necesidad de plantear acciones de rehabilitación urbana como alternativa de mejora.
En las últimas décadas, la continua expansión demográfica y el movimiento migratorio de la población rural ha desencadenado una construcción masiva de viviendas, generando barrios de baja calidad ambiental (1). En su desarrollo han primado tejidos urbanos de alta densidad en detrimento de una dotación de edificios eficientes que mejorasen la calidad de vida de sus habitantes. Este rápido proceso edificatorio unido a la reducción de los costes, han provocado que el urbanismo existente se encuentre lejos de modelos sostenibles de bajo impacto ambiental. El 40% del consumo total de energía se debe a la edificación, y dado que hoy en día se utiliza más combustible del que se genera, es necesario tomar medidas para ayudar a la reducción de este exceso en su consumo fruto de la ineficiencia(2).
Aunque la construcción de nuevos barrios sostenibles ha sido objeto de estudio durante los últimos años, la reconsideración de los entornos urbanos consolidados es también necesaria. Su rehabilitación es clave para reducir su consumo energético. Las herramientas clave para una ciudad sostenible según Salvador Rueda (3) son: compacidad, complejidad, eficiencia, y cohesión social.
En la mayor parte del parque edificado de Madrid, y en general de la ciudad española, se cumplen los dos primeros aspectos anteriormente citados. Por un lado, la ciudad es suficientemente compacta como para asegurar un uso del espacio público como lugar necesario de encuentro y relación. Y por otro, compleja en cuanto a la mezcla de usos, favoreciendo la diversidad y la riqueza del tejido urbano físico y social. A menudo las ciudades centran sus programas de rehabilitación en el valor cultural y patrimonial de sus centros históricos, desaprovechando la oportunidad de mejorar otros aspectos como pueden ser la rehabilitación energética o la introducción de vegetación en el espacio público, con los evidentes beneficios que esto supone.
La eficiencia, por tanto, es el gran tema pendiente de la ciudad consolidada. La ausencia de normativa al respecto durante muchos años, ha repercutido en las soluciones constructivas de la mayor parte de las edificaciones, que están muy lejos de los actuales requerimientos del Código Técnico de la Edificación de 2006. A partir de pequeñas transformaciones en los barrios existentes es posible adoptar modelos más sostenibles adaptados al clima, que controlen el consumo de recursos renovables. La durabilidad de las edificaciones se prolongaría adecuando soluciones arquitectónicas y urbanas que redujeran a la vez los costes de mantenimiento y el consumo energético durante la vida útil del inmueble.
2. LA VEGETACIÓN COMO INSTRUMENTO DE REHABILITACIÓN
La tendencia contemporánea a concebir ciudades a través de la ocupación incontrolada de suelo ha supuesto que los espacios verdes se hayan visto sustituidos por construcciones de hormigón, materiales
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de bajo albedo, como es el uso extensivo de pavimento poco permeable (4) o espacios poco sombreados por la inexistencia de superficie vegetal. Tal y como se ha demostrado en diversos estudios (5), existe una relación directa entre el incremento de la temperatura del aire en las ciudades y los flujos de calor generados por la maquinaria de acondicionamiento doméstico (sistemas de calefacción y refrigeración), transporte y uso industrial dentro de las ciudades. Junto al elevado índice de contaminación, los factores anteriormente citados son los responsables más directos del efecto “isla de calor” en el entorno urbano, fenómeno derivado a su vez de los cambios térmicos en la superficie de los materiales y la escasez de evapotranspiración.
La aplicación de vegetación en la envolvente del edificio se fundamenta en la concepción del elemento vegetal como un material vivo, cuyo comportamiento higrotérmico en una aplicación constructiva constituye una herramienta eficaz para combatir la problemática citada (6). Por un lado, su aplicación repercute en el balance térmico, actuando como un elemento refrigerante del aire próximo a la superficie vegetal. A su vez, constituye un eficaz aislamiento orgánico, que optimiza las condiciones de confort térmico y la protección de la envolvente frente al sobrecalentamiento, reduciendo en consecuencia la necesidad de instalaciones de climatización (7). Por otro lado, su impacto positivo en la mejora de la calidad del aire es consecuencia del proceso de la fotosíntesis, donde se absorbe CO2 y se proporciona O2 a la atmósfera; así como de la capacidad de fijar en sus raíces ciertas sustancias contaminantes en suspensión (plomo, cadmio u otros metales pesados) que posteriormente son metabolizadas a través de la microflora del sustrato (8).
El retorno a la naturaleza en las ciudades es una necesidad tanto de carácter estético como una herramienta orgánica de actuación en favor de ciudades más sostenibles (9). En el presente artículo, se plantean estrategias de rehabilitación como envolvente que mitiguen el consumo energético excesivo dentro del ámbito construido y las emisiones contaminantes del entorno urbano. A fin de reducir costes de mantenimiento y facilitar su transporte, puesta en obra y montaje, se proponen sistemas constructivos industrializados con elementos modulares prevegetados.
3. CATÁLOGO DE HERRAMIENTAS VERDES
Cubierta aljibe prevegetada modular
La cubierta es el punto más vulnerable en cuanto a fluctuaciones térmicas se refiere. Durante el día, la cubierta de un edificio suele alcanzar elevadas temperaturas por su exposición directa a la radiación solar, siendo durante la noche la parte constructiva que más calor pierde. Este fenómeno habitualmente, deriva en un alto porcentaje de usuarios insatisfechos en los espacios bajo cubierta, acudiendo a medios mecánicos de refrigeración con su consecuente contribución altamente contaminante al medio. La vegetación es capaz de absorber el 80% de la radiación solar mediante diferentes procesos naturales.
Las especies vegetales actúan como aislamiento y protección del impermeabilizante, de la radiación solar, frente a los cambios bruscos de temperatura y de los esfuerzos mecánicos (10). Se minimizan los flujos energéticos entre el exterior y el interior de la vivienda, y se aumenta el aislamiento térmico, debido a que la vegetación retiene aire en su interior y filtra agua de lluvia. La cubierta se convierte entonces en una superficie útil a través de la cual se evitan pérdidas energéticas, multiplicando los usos del cerramiento horizontal. El aljibe de pluviales, al aumentar la masa del sistema constructivo, también absorbe parte de la onda sonora del ruido de la ciudad, aumentando el aislamiento acústico.
Además, las cubiertas vegetales son una herramienta de control del agua de lluvia y de mejora del grado de humedad ambiental, posibilitando el uso del agua filtrada y almacenada en el aljibe como reciclada para necesidades urbanas.
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El sistema desarrollado se compone de dos módulos. El primero es un palé plástico de 1 x 1 x 0.14 m cuya doble función es crear el aljibe y ser soporte estructural. El segundo módulo es una rejilla de plástico reciclado en la que se prevegetan las plantas. Sus dimensiones (0.33 x 0.33 x 0.05 m) permiten una fácil y rápida colocación, pudiéndose cortar sin problema para un perfecto ajuste. Tiene un sistema de fijación de alta seguridad que garantiza una total estabilidad. La rejilla se caracteriza por una alta resistencia de carga, haciendo posible que el sistema sea transitable.
Figura 1. Detalle en sección de la estrategia Figura 2. Planta del sistema
(01) Vegetación tipo Sedum según clima. (06) Membrana impermeabilizante y anti‐ (02) Panel plástico. raíces. (03) Fieltro sintético de fibra de poliéster. (07) Membrana antipunzonamiento de fieltro (04) Pieza portante‐drenante‐ Palé plástico. de poliéster. (05) Aislante térmico de poliestireno extruído. (08) Forjado/Estructura.
Figura 3. Simulación en régimen transitorio de la cubierta aljibe prevegetada en un módulo experimental. Comparación entre las temperaturas exteriores del módulo con vegetación y del módulo sin vegetación. Cada palé es cubierto por nueve rejillas prevegetadas, alcanzando un peso aproximado de 190 kg por metro cuadrado, cuando el aljibe está lleno. Entre ambas piezas se dispone un fieltro de fibra de poliéster que actúa como mecha, alimentando por capilaridad a la vegetación.
El conjunto del sistema está diseñado para ser colocado sobre cubiertas aisladas y tratadas con membranas antipunzonamiento. Las especies vegetales son de bajo porte, desarrollándose con mínimos recursos hídricos y en sustratos limitados, sin requerir mantenimiento continuo, podas ni abonados. Diversas especies de plantas de carácter autóctono conforman los módulos (sedum, festucas o romero rastrero), a fin de que aquella especie que mejor se adapte al clima colonice la cubierta.
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Fachada vegetal modular
La fachada opaca pre‐vegetada formada a partir de celdas drenantes es un sistema constructivo modular, concebido para ser utilizado como capa externa de fachada ventilada.
Los módulos vegetados en celdas drenantes están formados por paneles de polipropileno (52 x 260 x 480 mm) con una porosidad del 90%, que pueden ser machihembradas entre sí formando módulos del tamaño más conveniente para la adaptación del despiece al soporte. Las oquedades se rellenan con sustrato cuya composición ha de ser específica para cada caso y clima, pudiendo variar las proporciones de turba, perlita, humus de lombriz, etc. El conjunto se envuelve con fieltro de poliéster (2 mm de espesor y 0.55 g/cm³ de densidad), obteniendo un paquete compacto colocado en paralelo a la fachada, de forma que la cara amplia del mismo quede vista. Sobre esta cara se practican incisiones en el fieltro para introducir las especies vegetales.
Las especies vegetales son elegidas en función del lugar y de un limitado desarrollo radicular, con el objetivo de que no requieran un importante mantenimiento. El inconveniente que puede tener la utilización de algunas plantas aéreas es relativo al peso, pudiendo llegar a tener demasiada agua almacenada en las hojas en comparación con su escasa raíz, debilitando así su fijación al panel.
Al estar el panel relleno de sustrato, la vegetación se desarrolla de forma natural: la planta se alimenta de los organismos y bacterias que se adhieren a sus raíces, captando la humedad e iniciando los procesos que proporcionan nutrientes a las plantas. A diferencia del cultivo hidropónico, cada planta se desarrolla hasta que las raíces colmatan los paneles, no siendo necesaria la poda de las mismas. El sistema de irrigación es automático mediante circuito de riego por goteo.
Los paneles se pueden colocar sobre un soporte rígido que aguante el peso, o bien, sobre una subestructura fijada al elemento resistente. Los paneles pre‐vegetados se apoyan sobre perfiles fijos, que pueden ser tanto puntuales como continuos. El vuelco se evita mediante pasadores verticales que permiten una sencilla y rápida colocación, así como el desmontaje o sustitución de cualquiera de los módulos. Un módulo base (52 x 260 x 480 mm) vegetado y húmedo puede llegar a pesar hasta 6 kg, es decir, hasta 50 kg por metro cuadrado.
Tras la primera capa vegetada se localiza una cámara ventilada. El flujo de aire disipa la humedad proveniente de los módulos vegetados y sustrae calor de la superficie posterior de los módulos por convección. A pesar de estar protegido tanto del sol como de la lluvia directa, el interior del cerramiento debe ser hidrófugo o estar impermeabilizado.
(01)Panel de polipropileno. (02)Estructura bastidor en fachada. (03)Perfiles soporte de paneles. (04)Tubo de riego de polietileno. (05)Pasador metálico de sujeción al panel. (06)Cerramiento interior.
Figura 4. Sección constructiva de la solución Figura 5. Axonometría del sistema
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35Tª interior ºC sin vegetación Tª interior ºC con vegetación Tª exterior ºC
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Figura 6. Monitorización mediante sensores de una fachada vegetal modular en el edificio experimental de Intemper S.A en Colmenar Viejo. Comparación entre las temperaturas interiores de un módulo con vegetación y sin vegetación.
Fachada vegetal translúcida
La fachada vegetal translúcida es un sistema constructivo que funciona como ventilación higiénica, ventilación térmica y protección solar. La estrategia consiste en un cerramiento de fachada concebido como un invernadero extraplano que incluye vegetación en su interior. Tres capas o subsistemas correlativos lo componen mediando entre el interior y el exterior:
_Capa interior. Ventana corredera de dos hojas (1420 x 1410 mm) de carpintería metálica y acristalamiento doble de vidrio (espesor 14 mm) con cámara de aire (espesor 12 mm). _Capa intermedia vegetal. Sistema vegetal vertical compuesto por jardinera metálica (1.50 x 0.50 x 0.40 m) con sistema de riego automático por inmersión y control por temporizador, cableado de acero de desarrollo helicoidal como soporte de especies vegetales y bastidor metálico con ensamblajes mediante tornillería metálica. A modo de fachada pre‐vegetada, la vegetación se desarrolla en cajas conformadas con placas celulares rígidas de polipropileno (reciclado y reutilizable), donde se aloja el sustrato. _Capa exterior. Cerramiento basado en un entramado simple de lamas basculantes de policarbonato en masa de 5mm de vidrio, adosadas a un bastidor de aluminio. Las lamas son practicables a través de un sistema domótico, que se activa desde el interior de la vivienda. (01) Capa interior: ventana corredera
(02) Capa intermedia: vegetal. (03) Capa exterior: sistema de lamas.
Figura 7. Sección del sistema Figura 8. Alzados de las tres capas constructivas.
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La peculiaridad de que este sistema esté compuesto por tres capas, funcione como un invernadero extraplano e incluya un elemento vegetal intermedio, proporciona soluciones similares a sistemas de calefacción y refrigeración. En verano, el aire exterior atraviesa la lámina vegetal húmeda, enfriando unos grados el ambiente interior. En invierno, el conjunto del sistema constituye un invernadero para la vegetación, calentando el flujo de aire de forma pasiva, suponiendo en ambos casos, un ahorro energético. Además, la capa exterior regula las condiciones térmicas del invernadero, limitando el flujo de aire y la humedad según las necesidades.
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Figura 9. Monitorización mediante sensores de una fachada translúcida en el edificio experimental de Intemper S.A en Colmenar Viejo. Comparación entre las temperaturas interiores de un módulo con fachada translúcida con vegetación y sin vegetación.
Contraventana deslizante vegetada
Esta estrategia es una protección solar móvil para huecos de fachada que incorpora el soporte para el desarrollo de especies trepadoras, preferentemente de hoja caduca. El principal objetivo del dispositivo es lograr que las plantas incorporadas al panel actúen como protección contra las ganancias excesivas de calor, ya que la trepadora obstruye, filtra y refleja la radiación solar. Dichas cargas térmicas se reducen tanto por radiación como por conducción, ya que se sombrea la fachada y, al mismo tiempo, se reduce la temperatura del aire adyacente al muro.
El soporte para la vegetación consiste en una jardinera‐maceta instalada en la parte inferior del panel, solidaria al mismo de forma que deslicen en un solo movimiento. La jardinera alberga el sustrato de las diferentes especies vegetales viables según el clima, orientación o las características consideradas a generar en la fachada. Un sistema de cables helicoidales, atravesando el marco deslizante, posibilita el crecimiento de la trepadora de un modo tapizante. Para mantener la humedad del sustrato se propone un sistema de riego por capilaridad, por su facilidad de adaptación a un elemento móvil y por suponer un ahorro de agua considerable. En base a estos criterios, se considera adecuado el uso de especies como la hortensia trepadora (hydrangea petiolaris) y los jazmines amarillo y silvestre (jasminum nudiflorum y jasminum fruticans). En orientaciones norte no es tan acertada la colocación de especies de hoja caduca, siendo propuestas en estos casos especies perennes con reservas, como la hiedra de hoja pequeña (hedera helix).
Los componentes del dispositivo se han escogido en función de su industrialización, y del análisis de su ciclo de vida útil. El cuerpo de la contraventana tipo está formado por perfiles extruidos de aluminio de 42 mm de lado. En su parte inferior, la maceta‐jardinera se establece mediante el plegado de una chapa de aluminio anodizado, formando un cajón de 1500 x 280 x 65 mm. El canalón‐aljibe está conformado también con chapa de aluminio anodizado, plegada de tal forma que minimice el efecto de la evaporación del agua que ha de alojar. Al ser de sección abierta permite la entrada del fieltro que cuelga desde la jardinera y sirve como mecha en todo el recorrido de deslizamiento del panel. El canalón recibe agua directamente de un grifo en la fachada, que no obstruye el recorrido deslizante y acaba en una bajante conectada de tal modo que el nivel de agua en el canalón nunca rebose y se mantenga al menos
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entre 40 y 20 mm de profundidad. Si existieran varios huecos de fachada en los que instalar el panel deslizante vegetal, es posible hacer que un mismo canalón‐aljibe inferior sea compartido.
(01)Herrajes de cuelgue y guías de deslizamiento de aluminio extruido. (02)Cuerpo del panel formado por perfiles de aluminio extruido. (03)Tutores‐guía para trepadora formados por cable helicoidal. (04)Cajón‐jardinera de chapa de aluminio, relleno de sustrato. (05)Canalón aljibe de chapa de aluminio.
Figura 10. Detalle constructivo Figura 11. Vista general
El soporte para el sustrato posibilita una sustitución y una colocación rápida y fácil de las plantas traídas desde el vivero. Para ello, se plantea un sistema de placas rígidas de polipropileno (reciclado y reciclable) celulares, rellenas con el sustrato y envueltas con un fieltro que lo retenga.
Dado su carácter industrializado, es una herramienta óptima para la intervención en entornos degradados; con una instalación poco agresiva funciona como una capa más del cerramiento, siempre que éste posibilite el cuelgue del panel y las guías. También es aplicable a particiones móviles exteriores e interiores y, con leves modificaciones, el sistema es válido para jardines y espacios públicos. Además, su colocación es posible en superficies horizontales, tales como lucernarios y cubiertas móviles, siendo de mayor repercusión los efectos de la obstrucción solar.
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Demanda en refrigeración sin panel
Demanda en refrigeración con panel
Figura 12. Simulación en régimen transitorio de la contraventana deslizante vegetada en un módulo experimental. Comparación entre la demanda de refrigeración.
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4. CASOS DE ESTUDIO: DOS BARRIOS DE MADRID
Como en la mayoría de las grandes ciudades, en Madrid es inmediato identificar, tanto en el centro histórico como en el extrarradio, entornos degradados que presentan un gran potencial para su rehabilitación, bien por presentar un peor estado de conservación o bien por la iniciativa social que la demanda. Se estudian a modo de ejemplo dos fragmentos de la ciudad de Madrid: Lavapiés como caso de optimización energética en el centro histórico, y Vallecas como caso de zona excluida tradicionalmente de actuaciones de rehabilitación.
Lavapiés
Lavapiés fue desarrollado en su origen como arrabal extramuros y ocupa en la actualidad una zona céntrica de la ciudad, formando parte del casco antiguo madrileño. Su extensión es de 34.5 hectáreas y engloba unas 11878 viviendas. Se caracteriza por una trama urbana densa e irregular, formada por una red de vías estrechas (de 6 a 12 m), pequeñas parcelas y escaso espacio público. Su tejido urbano se complica aún más por la presencia de pendientes pronunciadas en orientación N‐S. La ocupación de las parcelas varía arbitrariamente en altura y superficie, produciendo una amplia variedad de situaciones urbanas como retranqueos, medianeras o plazuelas, junto a un elevado número de infraviviendas y edificios deteriorados, ya que gran parte del caserío fue construido antes del siglo XX (45.40%) (11).
En 1997, este barrio fue declarado como “Área de rehabilitación preferente”. Lavapiés era quizás, de todas las áreas del centro urbano de la capital, la que mejor se correspondía con la imagen de zona urbana degradada. La rehabilitación del barrio se planteó entonces como una tarea absolutamente urgente y necesaria. Una tarea cuyo objeto se definía ambiciosamente como la centralización de Lavapiés. Algunos de los objetivos prioritarios de este plan eran: recuperar la vitalidad del barrio, evitar la expulsión de la población tradicional, mantener y mejorar los equipamientos, recuperar la calidad ambiental de la zona, enriquecer su imagen urbana, reducir las situaciones de marginalidad existentes…
Socialmente el barrio se caracteriza por sus asociaciones vecinales históricas y la multiculturalidad, donde la población extranjera triplica la tasa media de Madrid (32.53% frente al 16.90%). Varios han sido los movimientos sociales y vecinales de ocupación reclamando espacios públicos confortables y donde se pudieran desarrollar actividades lúdicas, culturales, educativas y ambientales. Medidas que ayudasen a la interacción y, por tanto, a la mejor comprensión de los vecinos con los que se comparte barrio, pero con los que generalmente no se convive.
En cambio las plazas públicas de Lavapiés, que habían funcionado históricamente como espacios de relación vecinal, han perdido su carácter estancial espontáneo. Comercialización y endurecimiento definen los nuevos espacios y modelos de relación. Los espacios públicos han sido transformados de estanciales a representativos, comerciales y de tránsito.
El grupo “Operarios del Espacio Público” detectó la falta de un espacio verde en Lavapiés y consiguió la cesión municipal (Expediente Autorización De Ocupación 7119/2009/16364) del solar en la calle Doctor Fourquet 24, para su transformación en un jardín compartido, un huerto, una zona de deportes, un teatro, zonas verdes con senderos y zonas de descanso.
Existe por tanto una demanda real de espacios públicos‐comunes ligados a actividades sociales que devuelvan la conexión con la naturaleza, recuperen el contacto con la tierra e interactúen de otra manera con el entorno.
Por ello se toma como foco o punto de partida para el ejemplo de la rehabilitación la parcela anteriormente citada, estudiando en profundidad las distintas posibilidades adaptadas a este barrio y el potencial de mejora en calidad ambiental que supone (Figura 13). Doctor Fourquet 24 puede ser considerado el espacio educacional y modelo de esta necesidad urbana regeneradora, siendo un
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ejemplo de cooperación y convivencia social en actividades comunes, huertos urbanos, áreas de descanso y senderos o realización de compost.
Figura 13. Ejemplo de intervención en el barrio Lavapiés.
Como criterios de actuación se plantea tapizar con fachadas vegetales opacas la gran cantidad de medianeras vistas, así como sustituir las contraventanas convencionales por deslizantes vegetales donde no existan salientes. En aquellas tipologías de balcón que se encuentran en fachada sur (orientación óptima para captación, debido a que los valores de irradiancia en invierno son mayores) se transforman en pequeños invernaderos acumuladores de energía. Las calles estrechas sin posibilidades de vegetación arbórea incorporan superficies verdes verticales. Se han detectado numerosas cubiertas planas aprovechables como sumideros de contaminación y nuevos espacios comunes. (Figura 14)
Figura 14. Área de estudio de aplicación de estrategias en Lavapiés.
Vallecas
Al sureste de Madrid, el distrito Villa de Vallecas presenta el menor porcentaje de suelo dedicado a zona verde de toda la ciudad, el 1% de la superficie total frente a una media del 43.20%. El casco histórico de Vallecas es el barrio con una mayor densidad de edificación, presentando una trama urbana consolidada
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compacta y compleja. Su densidad y diversidad hacen de él una zona cuya transformación es potencialmente sostenible mediante actuaciones puntuales. La mayoría de los edificios de viviendas han sido construidos después de 1950 (97.93%), por lo que no presentan un deterioro tan notable como en el caso de Lavapiés, pero el desarrollo entre los años 70 y 80 ha generado un espacio urbano deficiente en cantidad y calidad. Es evidente la pertinencia de la mejora de la eficiencia energética de sus construcciones.
El barrio tiene profundas carencias de vegetación como se ha mencionado anteriormente. La integración de la misma se ve limitada por las dimensiones de las calles, que son estrechas y de tráfico moderado, en las que colocar árboles de alineación afectaría a la circulación peatonal, y en las que no existen espacios de esponjamiento intercalados en el tejido. Reflejo de esta situación son los planes municipales propuestos, como el Plan de Acción hacia el Desarrollo Sostenible de 2005 (12), consensuado con las asociaciones vecinales, en el que se priorizan las acciones de mejora ambiental y docente orientadas a la re‐naturalización del barrio. El casco histórico de Vallecas cuenta con asociaciones vecinales muy activas, que han propuesto desde la FRAVM (Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid) un programa de puntos de recuperación y conservación de áreas naturales al Ayuntamiento de Madrid para el Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad de 2010. Dichas aspiraciones vecinales comprenden, entre otras, la realización de pasillos verdes de conexión, la recuperación de jardines destruidos o la dedicación de suelo a huertos urbanos con fines didácticos.
Con el ensanche de la Villa de Vallecas diseñado en la década de los 90, situado a pocos metros de la zona escogida para el análisis, pueden apreciarse notables diferencias. Este nuevo ensanche es ejemplo de urbanización poco compacta y mono‐funcional. La baja densidad edificatoria hace que el espacio público, de dimensiones desproporcionadas y sin vegetación, sea un espacio carente de atracción para el vecindario. En 2006, la EMVS (Empresa Municipal de Vivienda y Suelo) se propone acondicionar bioclimáticamente el bulevar principal del ensanche (Eco‐bulevar o Bulevar de la Naturaleza), para tratar de compensar esta falta de actividad y atracción. El equipo de Ecosistema Urbano propone la construcción de tres árboles bioclimáticos que funcionan como dinamizadores sociales, siendo conscientes desde el principio que el mejor acondicionamiento para el espacio público sería una arbolado suficientemente denso, y tomando esta medida como una actuación de “urgencia”. Tras ofrecer un espacio con dimensiones apropiadas para propiciar el encuentro y las relaciones sociales, aportar vegetación, crear pequeños microclimas, fomentar el desarrollo sostenible y las energías renovables en el Eco‐bulevar, queda patente que la sociedad responde de manera positiva hacia este camino.
Partiendo de esta base, se extrapolan esas inquietudes demostradas de interés social para proponer y reproducir otros focos en espacios colindantes, utilizando la vegetación como herramienta rehabilitadora. (Figura 15)
Figura 15. Ejemplo de intervención en el barrio de Vallecas.
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Del análisis de las tipologías existentes, se encuentran edificaciones constructiva y estructuralmente sanas, con carencias en las envolventes (intervenciones sencillas como protecciones solares no son consideradas) que son mejoradas optimizando su comportamiento energético. El urbanismo heterogéneo y semi‐espontáneo de los años 50 muestra construcciones de planta baja y medianera vista sin protección adecuada, desestabilizando flujos de calor en el edificio, que pueden ser solucionadas a través de los sistemas vegetados verticales. Numerosas azoteas en desuso y asfaltadas pueden transformarse cubiertas aljibes prevegetadas. La orientación de las calles N‐S permite la incorporación de fachada translúcida para obtener ganancias energéticas en invierno. La protección móvil se aplica independientemente de la orientación (a excepción de la norte), modificándose la elección de las especies vegetales. (Figura 16)
Figura 16. Área de estudio de aplicación de estrategias en Vallecas.
5. CONCLUSIONES
Las estrategias mencionadas son soluciones constructivas aplicables en tramas urbanas consolidadas y compactas, que funcionan como instrumentos para incrementar las superficies verdes en las ciudades posibilitando envolventes que promueven el ahorro energético respondiendo a condiciones ambientales específicas.
Además de actuar como un material de construcción, la incorporación de elementos vegetales en la envolvente ofrece una respuesta térmica variable según las condiciones climáticas exteriores. Constituye en conjunto un sistema clave en la optimización de las cualidades de confort y reduce las necesidades de acondicionamiento interior. En los casos citados se produciría un ahorro energético aproximado en un rango de 15‐20%. Al mismo tiempo actúan como elementos bioclimáticos pasivos que mejoran el microclima urbano y que disminuyen el efecto invernadero de las ciudades.
En comparación con sistemas tradicionales requieren mayor mantenimiento, sin embargo son medidas de rehabilitación eficientes para intervenir sobre el parque edificado, debido a su carácter industrializado, modular y a su facilidad de puesta en obra, montaje y sustitución en caso que sea necesario. La vegetación absorbe y refleja parte de la radiación solar, sin recalentar el aire que la rodea, ya que tiene la propiedad de mantenerse siempre a temperaturas cercanas al ambiente, a diferencia de los materiales constructivos habituales.
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Mediante estas estrategias se satisface la demanda de espacios verdes en zonas ya construidas, mejorando la calidad de vida de los ciudadanos al vincularlos con la naturaleza y prolongando la vida útil de los edificios mediante verdaderos sumideros de CO2.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación en el marco del Proyecto Científico, Tecnológico Singular de Carácter Estratégico INVISO. Se agradece la colaboración de Intemper Española S.A, Almudena Miguel Borque, Lorenzo Olivieri y PROSOJARD S.L por sus importantes contribuciones.
REFERENCIAS
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