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CLASE DE 6ºC DEL CEIP
LAIMÚN
“LOS LECTONAUTAS”
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María y Manolo ya eran muy especiales desde el vientre de su
madre, pues eran muy inquietos y sus padres esperaban
ansiosos la llegada de sus pequeños. El gran día llegó entre
nervios y sonrisas y cuando les vieron por primera vez sus caritas,
sus padres comprendieron cómo era realmente el amor
verdadero.
Día tras día, María y Manolo
crecían, jugaban, daban sus
primeros pasos, pero siempre
interactuando juntos y
estableciendo un vínculo muy
estrecho y especial entre ellos.
No ocurría lo mismo con la
relación entre los niños y niñas
del parque.
Una tarde, estaban jugando en
los columpios cuando María se tropezó y cayó al suelo. Manolo,
en ese instante, imitó la caída de su hermana y los dos se
echaron a reír a carcajadas mientras sus padres preocupados
desde el banco corrían en su ayuda hacia los columpios.
- María, ¿has visto este tobogán de nubes de algodón?
- Sí, ¡vamos a verlo!
- Después podemos viajar al planeta rojo para visitar a nuestros
amigos marcianos. ¿Qué te parece?
- Sí, vayamos en nuestra nave espacial a visitar nuevos planetas.
Mientras, los padres asombrados, se miraban extrañados por el
comportamiento que sus hijos estaban teniendo en ese
momento. No sabían qué hacer ni cómo actuar. Se sentían
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desconcertados y se dieron cuenta en ese mismo instante que a
sus hijos les pasaba algo.
De camino a la guardería, María y Manolo viajaron a Marte. En
aquel planeta, había una extraterrestre que los trataba con cariño
y dulzura y a los que todos llamaban “seño”; y además, unos
seres diminutos llamados gublins que se acercaban a ellos y
empezaban a llorar desconsoladamente.
Empezaron a trepar por rocas gigantescas de cuatro patas y a
escalar el Monte Olimpo de arena. ¡Menuda aventura vivían
Manolo y María!
Extrañada su maestra, les regañaba por su mal comportamiento
en la guardería, aunque sus miradas no se encontraban y las
normas no las cumplían. Llamó a sus padres para recogerlos y
llevarlos a casa.
De camino, pasaron por diferentes rotondas en la carretera. Para
María y Manolo eran los grandes anillos de Saturno. Sintieron
mucho miedo y empezaron a gritar y a taparse los oídos por el
gran atasco de rocas, hielo y polvo que había. ¿Por qué habría
tantas naves espaciales en los anillos de Saturno? Se
preguntaban. No les gustaba nada el ruido de los motores ni de
los claxon. Les ponía irritados, pues algo que era molesto al
principio pasó a ser irritante para ellos después, pues ya no
podían soportar más todos esos ruidos a su alrededor.
Cuando llegaron a su casa, su madre les preparó un bocata de
queso para recuperar fuerzas. Saltaban y saltaban esquivando
cráteres en su hogar llamado LUNA.
Sus padres decidieron buscar ayuda para saber qué les ocurría a
sus hijos y por qué tenían esos comportamientos tan poco
usuales. Sentían miedo ante la respuesta que el médico pudiera
darles, pues el amor que tenían hacia sus niños era tan grande
que no querían que su felicidad se viera perturbada por una mala
noticia.
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Todos los fines de semana, los padres de María y Manolo los
llevaban de excursión a diferentes lugares muy interesantes. En
esta ocasión, tocaba ir al Desierto de Tabernas. Los hermanos
sentían entusiasmo porque su corazón latía a un ritmo especial.
Es una energía que nace desde dentro de tu propio cuerpo y te
hace actuar. Pero María y Manolo reaccionaban ante su
entusiasmo de una forma diferente. Creían que ese desierto que
se encontraba ante sus ojos era el planeta Mercurio donde
encontraron unas rocas muy interesantes que querían investigar.
Eran tan inteligentes que cuando se interesaban por algo en
concreto o se hacían una pregunta en su cabeza, no paraban
hasta averiguar la respuesta. Ese fin de semana, conocieron a
una familia muy simpática que tenían dos niños pequeños, de la
misma edad de María y Manolo. Los niños se acercaron a ellos
para jugar, pero María y Manolo estaban en su mundo y no
reaccionaron ante las insistencias de sus nuevos amigos. Éstos
se frustraron de tanto insistir y se fueron no queriendo jugar
nunca más con ellos.
Dos días después, los padres fueron a ver los resultados del
médico. Asustados y muy nerviosos llegaron a la consulta.
Cuando salieron, la tristeza y la inseguridad invadían sus cuerpos.
Tan solo resonaba en su cabeza una palabra...AUTISMO.
Abrumados y desconcertados empezaron a investigar sobre las
características de los niños y niñas autistas para poder ayudar lo
mejor posible a sus hijos. El próximo año comenzarían el colegio
y querían que llevaran una vida lo más normalizada posible. Pues
todos somos diferentes y eso es lo que nos hace especiales.
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Desde que conocieron la noticia, la familia llevaba una vida
normal y corriente, pues comprendían que sus hijos no tenían
que sentirse rechazados, simplemente tenían un mundo paralelo
muy estructurado y organizado que debían comprender y asumir.
En una ocasión, sus padres fueron invitados a la finca de unos
amigos que tenían una piscina enorme. María y Manolo iban en
su nave espacial con destino a Urano. Cuando llegaron estaban
deseando explorar ese nuevo planeta. Sus padres les colocaban
los trajes espaciales rellenos de aire y sus lentes para ver a través
del traje espacial.
Cuando comenzaron su aventura, encontraron unos marcianos
muy grandes y desconocidos que, aunque por alguna extraña
razón estaban hablando con sus padres.
Se adentraron en las profundidades del planeta buscando más
extraterrestres y más secretos sobre Urano. Encontraron piedras
cuadradas de colores muy valiosas. Después, entraron a un lugar
plano donde había satélites y su aventura terminó allí, cuando
papá y mamá dijeron que debían irse a la LUNA a descansar.
María y Manolo siempre han sido maravillosos, aunque sus
emociones son inestables. No soportan los ruidos fuertes, pues
les estresa de tal forma que pueden sufrir una crisis y así, aislarse
aún más y adentrarse con mayor énfasis en su propio universo
de emociones. No son tolerantes, pues no entienden las
emociones de los demás. Si ven a alguien sufrir, no sienten
tristeza, a no ser que tengan un gran lazo con ellos de
afectividad.
Poco a poco, sus padres iban comprendiendo y entendiendo
cada vez más las emociones y reacciones de sus hijos, y eso les
hacía poder ayudarlos con sus rutinas diarias, las cuales les
presentaban todos los días a primera hora de la mañana
mediante dibujos llamados “pictogramas”.
El primer día del mes de mayo, tenían en su agenda la fiesta de
cumpleaños de un gublin de su clase.
Cuando se encontraban en el cumpleaños de su amigo en la
playa, observaron profundamente la arena de color rojizo y
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creyeron que se encontraban en el planeta más caluroso de
nuestra galaxia: Venus.
De repente, comenzó a llover, María y Manolo esquivaban las
gotas de lluvia pensando que eran cometas que se chocarían con
ellos. Intentaban esquivarlos sin éxito.
- Ahora estamos en Neptuno. ¡Mira cuanto hielo!
Cuando comenzaron a saltar incontroladamente en los charcos,
sus padres decidieron que era la hora de volver a casa.
Su viaje por la galaxia continuó en sus excursiones y aventuras
que vivían en su interior, Júpiter, Plutón y otros planetas
imaginarios convivían con ellos en sus grandes viajes interiores.
Manolo y María llevaron una infancia feliz, tenían amigos y amigas
en el colegio que los querían y comprendían. Además, su maestra
trabajaba con ellos diariamente para que aprendieran a ser más
autónomos cada día. A pesar de que no sabían gestionar muy
bien sus emociones, eran queridos por todos y todas. A veces,
sus amigos también se adentraban en su universo emocional
para recorrer grandes aventuras de astronautas.
Somos diferentes, sí. Pero cada uno de nosotros tiene la
responsabilidad de ayudar para que este mundo sea más humano
e inclusivo.
FIN
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AUTORES Y AUTORAS
Jorge Cantón Martínez
Luis Cara Nikishin
Jesús Carreño Villegas
Carlos Castillo Torcuato
Daniel Lirola Samorukov
Jorge López Fernández
Paula Martín Ruiz
Lucía Moreno Morales
Silvia Morón Mateo
Marta Oliver Ramírez
Laura Palmero Moreno
Andrea Ramírez Gómez
Ángeles Ramos García
Adrián Robles Marte
Paula Ruiz Codina
Eva Ruiz Olea
Kevin Salmerón Morozova
José Manuel Sánchez Echevarría
Pedro Pablo Serrano Taguas
Francisco Serrano Yebra
David Téllez Sánchez
Pedro Teruel Egea
Laisa Tipantaci Chisaguan
Adrián Valverde Manzano
Helio Vega Fernández
Francisco Javier Villacreces Filonov
Maestra: Sonia Sánchez Barranco
Ilustraciones: Ángeles Ramos García
Dedicado a los alumnos y alumnas del aula TEA y aula Específica del CEIP Laimún