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TÚ, YO Y EL DESTINO
Esta es una historia que acabó con un gran problema...
Tomy, un muchacho de ojos marrones, cabello castaño, rico, alto, fuerte y
muy apuesto. 16 años. Era muy divertido, bromista y un poco pesado.
Nació en Inglaterra pero vivía en Italia.
Su mejor amigo era Nick, un chico de 17 años, ojos azules,
moreno…Bueno, el típico chico que aparece en los sueños de muchas
chicas. Sólo tenía un “pero”: era huérfano y pobre. También vivía en
Venecia, pero no en una gran mansión como Tomy. Nick tenía una
hermana llamada Flor, que tenía los ojos marrones y grandes, el pelo
largo, le llegaba hasta la cintura, y muy ondulado, también era pobre.
Tenía 15 años, era delgada y no demasiado alta. Tímida y un poco
pesimista, todo al contrario de su hermano, Nick. Ariel era la mejor amiga
de Flor. Tenía los ojos azules, era rubia, con el pelo corto y liso. Tenía 15
años y era muy cariñosa y alegre. Muy atrevida y de clase social media.
Un día, Flor y Ariel iban paseando por la calle cuando encontraron una
casa abandonada. Entraron. Dentro había telarañas, ratas y gusanos.
Estuvieron un rato por allí mirando lo que había y cuando oscureció se
fueron a cenar a casa de Flor.
A la mañana siguiente volvieron a esa casa, con Nick, el hermano de Flor, y
Tomy. Entraron en una habitación y Tomy, sin que los otros se enteraran,
cerró la puerta para asustarlos. Pero al cerrarla se rompió y vio una
sombra. Se alarmó, empezó a gritar y todos se pusieron a reír porque la
sombra que asustó a Tomy era la de un peluche que había lanzado Ariel.
Al poco rato se cansaron de estar en la casa y se fueron a tomar un batido.
Como Tomy era el más rico siempre le tocaba pagar a él.
Los padres de Ariel se habían ido de viaje y habían quedado en dormir
todos en su casa. Al llegar, Nick miró atrás y vio el peluche que Ariel había
tirado en la casa deshabitada. Pensó que sería otra broma y no le hizo
ningún caso.
El peluche era muy bonito, con dos botones por ojos y un pelo muy fino. A
todos les parecía precioso pero no les gustaba que no sonriera. En la
cabeza llevaba una flor roja con ocho pétalos.
Cenaron en casa de Ariel y después miraron una película. Flor le decía a
Nick que le pidiera para salir a Ariel porque se gustaban mucho desde
hacía tiempo. Él, vergonzoso, no quería hacerlo por miedo a ser rechazado
por Ariel. Al fin, Tomy se fue a la cocina con Flor para que la parejita se
quedara sola.
Se pusieron a recogerlo todo. Y fue entonces cuando Flor se dio cuenta
que quería a Tomy con locura. Como Tomy era muy divertido y no estaba
nunca quieto, cogió la leche y empezó a jugar. A Flor no le hizo ninguna
gracia, y al intentar que parase, derramaron la leche por el suelo. Ella se
puso a gritar como una loca porque se había ensuciado sus zapatos
nuevos. Tomy se puso a reír y la besó para que callase. Durante el beso,
Nick y Ariel aparecieron cogidos de la mano y se pusieron a gritar y a reír.
Flor se puso roja y se apartó de Tomy, los dos empezaron a dar excusas…
De repente se oyó como se cerraba una puerta, con un gemido, que les
puso los pelos de punta. Salieron a la sala principal, muy asustados. Se
quedaron quietos y observaron como el peluche cobraba vida. Un pétalo
de los ocho que tenía la rosa que estaba en la cabeza del osito, se volvió
de color blanco. Los chicos se asustaron mucho y se encerraron en el
baño. Éste era pequeño, claustrofóbico y con una estrambótica bañera
con la cortina corrida.
Ariel se cayó de espaldas en la bañera. Se oyó su grito y una salpicadura de
sangre ensució toda la cortina. Los otros gritaron y, lentamente, corrieron
la cortina, viendo a Ariel desangrada. Muerta. Sobre ella estaba el peluche
con un cuchillo en la mano. Se fijaron en la rosa de su cabeza; el pétalo
blanco había caído.
Salieron corriendo, procurando cerrar bien la puerta para que no pudiera
salir el peluche. Nick llevaba una sudadera con una capucha muy grande.
Nadie vio como el maldito peluche se había escondido en ella. Estaban
muy, muy tristes por la muerte de Ariel. Nick la quería tanto que quería
suicidarse, no podía imaginar su vida sin ella. Así que corrió todo lo que
pudo hasta llegar al rio al que se tiró de cabeza. Murió ahogado sin que los
demás pudieran hacer nada. Todo por culpa del maldito y diabólico
peluche.
El peluche se puso tan contento que decidió no matar a nadie más hasta la
mañana siguiente, pero, de vuelta a su guarida pasó por delante de la casa
de Tomy, una ¡mansión de lujo de lo más grande!. Vio que Tomy se
preparaba para contarles la historia del osito asesino a sus padres. Debía
impedirlo como fuera. De repente, al osito, uno de los pétalos se le volvió
blanco y entendió que era el momento de matar a Tomy.
Cuando Tomy se disponía a contarles la historia a sus padres, que estaban
en otra sala, por la chimenea apareció el osito asesino, que le lanzó uno de
sus hechizos y lo dejó mudo. Así podía torturarle sin que dijera nada, ni un
simple gemido. Luego, lo inmovilizó y se lo llevó a su propia habitación,
donde lo ató a la cama y, con un cuchillo calentado al rojo vivo le fue
cortando dedo a dedo. Despacio, con tranquilidad, para que le doliera lo
mas posible. Primero los dedos de las manos, después los de los pies…
Terminó con el cuello.
Una vez terminada la faena, el osito estaba lleno de sangre. Se cerró en el
baño y se miró al espejo. Se sobresaltó ¡que rojo!
Ya había caído el pétalo de Tomy pero había otros dos blancos en la rosa
de su cabeza, los que correspondían a los padres de Tomy, que acababan
de descubrir el cadáver de su hijo.
Lo primero que hicieron fue intentar llamar a la policía pero el osito había
cortado la línea telefónica y los tenía acorralados en la habitación que
utilizaban de vestidor. El osito cerró la puerta con llave y los dejó mudos,
sin palabras, como a su hijo.
Empezó por ahorcar a la madre con una bufanda, su marido le suplicaba,
en gestos, que no lo hiciera, pero el peluche no le hizo ningún caso.
Cuando la tuvo muerta, mató al padre; cogió unos zapatos de la madre y
le clavó el tacón de aguja en el corazón.
Por la madrugada, fue a la cabaña donde vivían Flor y sus abuelos. Es
verdad, Flor era huérfana pero vivía con dos personas mayores. La habían
recogido de la calle cuando era muy pequeña y desde entonces les
llamaba abuelos.
Ella los quería mucho, muchísimo, y ellos también la correspondían.
El peluche empezó por espiarles, luego pensó un plan para poder matarles
a todos, incluida Flor. El plan era que: primero mataría al abuelo lenta y
dolorosamente. Después, de alguna forma, haría que la abuela matase a
Flor. Y suponía que entonces la abuela se mataría a ella misma porque no
podría vivir pensando que había matado a su nieta.
Y así fue, puso veneno en la comida del abuelo. Éste lo pasó fatal, estuvo
unos días con un dolor muy fuerte en el pecho y le era difícil respirar,
hasta que llegó el día en que el pobre hombre murió.
Después el peluche hipnotizó a la abuela: le miró a los ojos y, con una
fuerza sobrenatural consiguió que le obedeciera en todo lo que le
mandara.
Hizo que la abuela cogiera un cuchillo y que asesinase a Flor. Cuando se
despertó del hechizo, vio a la muchacha tendida en el suelo, moribunda, y
prefirió no hacerla sufrir más. Le clavó el cuchillo en el corazón y acabó
matándola.
Al ver lo que había hecho, decidió que no valía la pena vivir, después del
crimen que acababa de cometer.
Vivian al lado de la carretera. Aprovechó que venía un camión para tirar-se
en el asfalto y ser atropellada.
Al peluche se le cayeron todos los pétalos de la rosa, esto quería decir que
se le habían acabado los poderes y por tanto que volvía a ser un osito de
peluche de lo más normal, sin vida propia.
Pensad que en cualquier momento, todo lo que tenemos puede cobrar
vida y convertirse en un objeto diabólico.
Tened cuidado……………………………………